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INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO EMPRENDEDOR Nº 225 • Octubre • 2008 Capital Humano 24 Emprender es cosa de todos MERCEDES HERNÁNDEZ, gerente de operaciones del Club Excelencia en Gestión El Capital Humano de la empresa, es el potencial acumulado de todas las personas que trabajan en la empre- sa, sin exclusión alguna. Es en las per- sonas donde reside la capacidad de innovar, de mejorar, de emprender, de llevar a la práctica las ideas y los proyectos empresariales. El principal factor de éxito de una or- ganización empresarial es la calidad de su talento unida a la capacidad de ésta para obtener de él el máximo rendimiento. Es necesario por tanto conseguir que en nuestra empresa u organización anide y se desarrolle una cultura emprendedora donde el em- prendimiento, la mejora continua, la innovación y la orientación a la eficien- cia, la calidad y los resultados sean va- lores asumidos por todas las personas y éstos se traduzcan en un compromiso, actitudes y comportamientos. La clave del éxito, lo que distingue al campeón, es su capacidad de ser algo mejor que el resto; de dar algo más, de volar unos metros por encima de los demás. Esto depende en gran medida de la capacidad (potencial) de la empresa de generar ideas y de ponerlas en práctica para mejorar y para innovar. Para que en una organización sur- jan ideas es necesario que todas las personas, incluido el equipo directi- vo, se implique. El papel de los altos mandos tiene que ser el de orientar, apoyar, servir de modelo, animar y promover ideas de futuro. Hay mu- cha diferencia entre los líderes que consideran a sus empleados como fuente importante de ideas de me- jora a los que los ven como un cos- te a minimizar. Es clave un perfil de directivo muy atento a las personas y a sus capacidades y competencias, pero también a sus necesidades de desarrollo personal y profesional; un directivo que sea capaz de gestionar la diversidad y la paradoja; un directi- vo hábil en la navegación a vista pero a la vez que sepa alzar la cabeza y mirar al futuro con prospectiva, con- fianza y entusiasmo. El apoyo de la Dirección se traduce en acciones específicas que favorecen la involucración de los profesionales de la empresa en proyectos de inno- vación, creación o mejora. El apoyo continuado, visible y efectivo de estos proyectos suele plasmarse en el estí- mulo a las iniciativas, la asignación de recursos, el seguimiento continuo y el reconocimiento de los esfuerzos reali- zados y los resultados obtenidos. No sólo la investigación, el desarrollo, la innovación han de estar instalados en la cultura y funcionamiento de la empresa sino también los proyectos emprendedores, que deben estar apoyados y liderados por el más al- to nivel de la organización. Son los altos directivos de la empresa y, en general, sus líderes, los que están lla- mados a ejercer esta responsabilidad y para que ésta sea efectiva, deben ser los primeros en estar convencidos y adherirse a todos estos conceptos y nuevos modelos de gestión pues las personas captan inmediatamente cuando un directivo no está conven- cido de ello. Las organizaciones de- ben poner en marcha procesos para identificar el talento emprendedor y no perderlo, porque bien gestionado es una fuente segura de resultados y reconocimiento para la compañía. La implicación de los altos mandos tiene que ser tal que debe garantizar que, cualquier idea, venga de donde venga, se procese de manera rápida y, se disponga de los recursos ade- cuados para su implantación. Tendrán que implicarse de manera personal en la implantación de ideas cuyo impac- to sea significativo y afecte a distintas funciones de la organización. Para ello es necesario que, tanto empleados co- mo directivos, reciban la formación y el apoyo adecuados y, conviertan el tener ideas en parte fundamental de su trabajo. Para que esto ocurra es necesario un sistema que funcione bien y esté perfectamente integrado en el quehacer diario de la organiza- ción, un “sistema de ideas” que ga- rantice que las ideas de los empleados se gestionan de manera coherente e imparcial. Aunque cada organización debe di- señar su “sistema de ideas” según sus necesidades específicas, existen ciertas características comunes a to- dos ellos: se anima a los empleados a tener ideas y éstas son bien acogi- das, el proceso de comunicación de ideas es sencillo, se evalúan las ideas de manera rápida y eficaz, se da a conocer a la persona en qué estadio Es necesario conseguir que se desarrolle una cultura emprendedora donde la mejora continua, la innovación y la orientación a la eficiencia, calidad y resultados sean valores asumidos por todas las personas 024_s_innovacion y CH_225.indd 24 024_s_innovacion y CH_225.indd 24 22-sep-2008 10:40:02 22-sep-2008 10:40:02

Emprender es cosa de todospdfs.wke.es/2/1/4/7/pd0000022147.pdf · La actividad emprendedora puede materializarse en la empresa con dis-tinto grado de generalidad e intensi-dad. En

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  • INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO EMPRENDEDOR

    Nº 225 • Octubre • 2008Capital Humano 24

    Emprender es cosa de todosMERCEDES HERNÁNDEZ, gerente de operaciones del Club Excelencia en Gestión

    El Capital Humano de la empresa, es el potencial acumulado de todas las personas que trabajan en la empre-sa, sin exclusión alguna. Es en las per-sonas donde reside la capacidad de innovar, de mejorar, de emprender, de llevar a la práctica las ideas y los proyectos empresariales.

    El principal factor de éxito de una or-ganización empresarial es la calidad de su talento unida a la capacidad de ésta para obtener de él el máximo rendimiento. Es necesario por tanto conseguir que en nuestra empresa u organización anide y se desarrolle una cultura emprendedora donde el em-prendimiento, la mejora continua, la innovación y la orientación a la eficien-cia, la calidad y los resultados sean va-lores asumidos por todas las personas y éstos se traduzcan en un compromiso, actitudes y comportamientos.

    La clave del éxito, lo que distingue al campeón, es su capacidad de ser algo mejor que el resto; de dar algo más, de volar unos metros por encima de los demás. Esto depende en gran medida de la capacidad (potencial) de la empresa de generar ideas y de ponerlas en práctica para mejorar y para innovar.

    Para que en una organización sur-jan ideas es necesario que todas las personas, incluido el equipo directi-vo, se implique. El papel de los altos mandos tiene que ser el de orientar, apoyar, servir de modelo, animar y promover ideas de futuro. Hay mu-cha diferencia entre los líderes que consideran a sus empleados como fuente importante de ideas de me-jora a los que los ven como un cos-te a minimizar. Es clave un perfil de directivo muy atento a las personas

    y a sus capacidades y competencias, pero también a sus necesidades de desarrollo personal y profesional; un directivo que sea capaz de gestionar la diversidad y la paradoja; un directi-vo hábil en la navegación a vista pero a la vez que sepa alzar la cabeza y mirar al futuro con prospectiva, con-fianza y entusiasmo.

    El apoyo de la Dirección se traduce en acciones específicas que favorecen la involucración de los profesionales de la empresa en proyectos de inno-vación, creación o mejora. El apoyo continuado, visible y efectivo de estos proyectos suele plasmarse en el estí-mulo a las iniciativas, la asignación de recursos, el seguimiento continuo y el reconocimiento de los esfuerzos reali-zados y los resultados obtenidos.

    No sólo la investigación, el desarrollo, la innovación han de estar instalados en la cultura y funcionamiento de la empresa sino también los proyectos emprendedores, que deben estar apoyados y liderados por el más al-to nivel de la organización. Son los altos directivos de la empresa y, en general, sus líderes, los que están lla-mados a ejercer esta responsabilidad y para que ésta sea efectiva, deben ser los primeros en estar convencidos y adherirse a todos estos conceptos y nuevos modelos de gestión pues las personas captan inmediatamente cuando un directivo no está conven-cido de ello. Las organizaciones de-

    ben poner en marcha procesos para identificar el talento emprendedor y no perderlo, porque bien gestionado es una fuente segura de resultados y reconocimiento para la compañía.

    La implicación de los altos mandos tiene que ser tal que debe garantizar que, cualquier idea, venga de donde venga, se procese de manera rápida y, se disponga de los recursos ade-cuados para su implantación. Tendrán que implicarse de manera personal en la implantación de ideas cuyo impac-to sea significativo y afecte a distintas funciones de la organización. Para ello es necesario que, tanto empleados co-mo directivos, reciban la formación y el apoyo adecuados y, conviertan el tener ideas en parte fundamental de su trabajo. Para que esto ocurra es necesario un sistema que funcione bien y esté perfectamente integrado en el quehacer diario de la organiza-ción, un “sistema de ideas” que ga-rantice que las ideas de los empleados se gestionan de manera coherente e imparcial.

    Aunque cada organización debe di-señar su “sistema de ideas” según sus necesidades específicas, existen ciertas características comunes a to-dos ellos: se anima a los empleados a tener ideas y éstas son bien acogi-das, el proceso de comunicación de ideas es sencillo, se evalúan las ideas de manera rápida y eficaz, se da a conocer a la persona en qué estadio

    Es necesario conseguir que se desarrolle una cultura

    emprendedora donde la mejora continua, la innovación

    y la orientación a la eficiencia, calidad y resultados

    sean valores asumidos por todas las personas

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    está su idea, una implantación rápi-da y fluida, se revisan las ideas en busca de nuevas aplicaciones o be-neficios, se reconoce a las personas que generan ideas y el rendimiento del sistema de ideas se mide, revisa y mejora.

    Todas las empresas buscan contar con personas que trabajen y tomen decisiones con mentalidad de empre-sario. Profesionales con el liderazgo y la iniciativa necesarios para enfrentar cualquier reto que el mercado les pon-ga, capaces de involucrar a los demás en su proyecto. Y lo cierto es que este talento es escaso en nuestras organi-zaciones, por lo que hay que hacer un esfuerzo por aflorarlo y darle las oportunidades y el protagonismo que se merece.

    Todos y cada uno de nosotros en la empresa, estamos llamados a dar el máximo de nuestra capacidad, que es muchísima, para perfeccionar per-manentemente todo lo que hacemos, para desarrollar nuevas aplicaciones a partir de nuestros propios éxitos, para mejorar, para innovar, para llevar a la práctica nuevos emprendimientos. Pe-ro todo ello de un modo organizado, a través de un proceso sistemático so-portado por herramientas y modelos de gestión adecuados.

    Es imprescindible que seamos capaces de crear marcos de trabajo adecuados para detectar y potenciar a esos tra-bajadores que se pueden comportar como empresarios dentro de sus or-ganizaciones y al frente de sus depar-tamentos. Un ejemplo es el Marco de Capital Humano Emprendedor creado por el Club Excelencia en Gestión que ayuda a las empresas u organizacio-nes españolas a analizar y medir su capacidad emprendedora, comparar-la con la de otras empresas y diseñar planes para mejorarla, identificando competencias y habilidades así como líneas de acción a fin de desarrollar una cultura emprendedora dentro de la organización.

    El desarrollo del Marco de Referen-cia de Capital Humano Emprendedor (CHE) se ha realizado entendiendo

    por CHE el conjunto de comporta-mientos promovidos en las personas para detectar e implantar mejoras e innovaciones que aporten valor a la organización y a sus clientes.

    Contempla cinco criterios esenciales, cuatro de gestión y uno de resulta-dos: El emprendedor o persona que lidera la implantación de la idea em-prendedora; el equipo que desarrolla las ideas; el apoyo de la Dirección; el escenario organizativo y el impacto en los resultados, tanto económicos como en los clientes, empleados y procesos. Las iniciativas emprende-doras requieren de una persona que lidere el desarrollo de una idea en el seno de la empresa. Esta persona tie-ne capacidad para visualizar o asumir oportunidades de negocio (mejoras, transferencia de metodología, innova-ciones…) y afronta el reto profesional de traducirlas en una realidad tangible para la organización, involucrando al equipo y al resto de la compañía en su implantación. El papel del equipo

    en el desarrollo del emprendimiento es clave, dado que actúa como cata-lizador de todas las ideas y acciones propuestas, lleva a la práctica los pla-nes acordados y da estímulo y fuer-za a su líder para culminar con éxito el programa. El equipo Directivo es un potente motor de desarrollo del entorno emprendedor que, a través de las estrategias diseñadas, crea un escenario en el que se facilita un es-píritu de creación entre las personas, se gestionan un conjunto de factores que orientan las iniciativas para incidir de forma directa en la transformación del negocio.

    Además la actividad emprendedora en la empresa requiere un entorno organizativo donde el error no sea penalizado, donde las iniciativas no-vedosas puedan convivir con la acti-vidad tradicional de la organización, donde las líneas jerárquicas y fun-cionales permitan un cierto margen de actuación fuera de ellas, y donde la dirección apueste claramente por

    FIGURA 1 > MARCO DE REFERENCIA DE CAPITAL HUMANOEMPRENDEDOR (CHE)

    FUENTE > Club Excelencia en Gestión, 2008.

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    cuestionar las soluciones y formas de hacer tradicionales.

    Los esfuerzos de las organizaciones por propiciar, impulsar, apoyar y recono-cer los comportamientos emprende-dores han de tener, necesariamente, un impacto positivo en los resultados, tanto por lo que se refiere a la medida última del éxito empresarial –los resul-tados económicos– como en cuanto a variables intermedias clave para la gestión (relativas a clientes/mercado, eficiencia/procesos, y personas).

    El emprendedor y/o intraemprende-dor, en cierta medida, “se hace” y numerosos estudios han demostrado que con la capacitación adecuada y en un entorno propicio las personas pueden adquirir el sentido de riesgo y la iniciativa que se requiere para comenzar una aventura empresa-rial dentro o fuera de la empresa. La cultura, los valores o la estrate-gia pueden favorecer o entorpecer el desarrollo de las iniciativas, y sólo en organizaciones donde los siste-mas formales están orientados al emprendimiento o a la innovación, los emprendedores, las personas, son

    los que realmente conciben y consi-guen hacer realidad las ideas, mu-chas veces venciendo la resistencia encontrada en la organización.

    Cuando hablamos de que el empren-dedor adquiere el sentido de riesgo es que no teme a nada y mucho menos al cambio. Hoy en día el trabajador que nos encontramos es un trabajador del conocimiento capaz de asumir mayo-res riesgos. La formación ha dejado de ser un privilegio de unos pocos para tener una difusión extraordinaria; el porcentaje de personas de ambos sexos que acceden a una titulación universitaria es muy amplio y propor-ciona a estas personas capacidad de criterio y de elección como nunca en la historia. Nace así el trabajador del conocimiento bastante distinto en as-pectos fundamentales del trabajador de épocas pasadas.

    La actividad emprendedora puede materializarse en la empresa con dis-tinto grado de generalidad e intensi-dad. En su sentido más amplio y gené-rico podemos constatarla cuando sus profesionales se comportan como si la empresa fuera “suya”, e imprimen en sus acciones el compromiso, la dedi-cación, la imaginación y la ilusión que los verdaderos emprendedores ponen en sus aventuras empresariales. En su sentido más estricto, la actividad intraemprendedora se plasma en la creación de nuevos negocios que se añaden a la actividad tradicional de la compañía, amplían su impacto en el mercado e incrementan significativa-mente sus resultados.

    Quien sea capaz de generar ideas inno-vadoras que se traduzcan en proyectos emprendedores y los sepa liderar y lle-var a la práctica, cosechará el éxito.

    Es imprescindible que seamos capaces de crear marcos

    de trabajo adecuados para detectar y potenciar a esos

    trabajadores que se pueden comportar como empresarios

    dentro de sus organizaciones y al frente de sus departamentos

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