En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    Leon Trotsky

    En defensa del marxismo

    1942

    (Compilacin de textos)

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/index.htmhttp://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/index.htm
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    Carta a James P. Cannon

    12 de septiembre de 1939.

    Querido Jim:

    Estoy escribiendo un estudio sobre el carcter social de la URSS en relacin con el

    problema de la guerra. El escrito y su traduccin no estarn listos hasta dentro de una

    semana. Las ideas fundamentales son las siguientes:

    1. Nuestra definicin de la URSS puede ser correcta o no, pero no veo ninguna razn

    para que esa definicin dependa del pacto germano-sovitico.

    2. El carcter social de la URSS no est determinado por su amistad hacia lasdemocracias o el fascismo. El que adopte este punto de vista est atrapado por la

    concepcin stalinista del Frente Popular.

    3. El que diga que la URSS ya no es un estado obrero degenerado, sino un nuevo tipo de

    formacin social, debe especificar claramente cmo apoya nuestras conclusiones

    polticas.

    4. No podemos considerar el problema de la URSS aisladamente, fuera del proceso

    histrico actual, El estado stalinista es una formacin transitoria, la deformacin de un

    estado obrero en un pas aislado y atrasado, o un "colectivismo burocrtico" (Bruno R.,

    La Bureaucratisation du monde, Pars, 1939)[1]

    , un nuevo tipo de formacin social queest reemplazando al capitalismo en todo el mundo (stalinismo, fascismo, New Deal,

    etc.). Los experimentos terminol6gicos (estado obrero, o no; de clase o no de clase, etc.)

    cobran sentido slo si tenemos en cuenta su aspecto histrico. El que elige la segunda

    alternativa admite, abiertamente o no, que se ha extinguido todo el potencial

    revolucionario del proletariado, a nivel mundial, que el movimiento socialista est en

    bancarrota y que el viejo capitalismo se est autotransformando en "colectivismo

    burocrtico", con una nueva clase dominante.

    La enorme importancia de esta conclusin se explica por s misma. Implica, en el

    sentido ms amplio, el destino de la humanidad y del proletariado mundial. Tenemos

    derecho para implicarnos, simplemente por experimentos terminolgicos, en una nuevaconcepcin histrica que est en contradiccin absoluta con nuestro programa, tctica y

    estrategia? Un salto tan aventurado podra ser doblemente criminal en un momento de

    guerra mundial, cuando la revolucin socialista parece inminente y cuando el caso de la

    URSS puede aparecer a los ojos de todo el mundo como un episodio transitorio en el

    proceso de la revolucin socialista mundial.

    He escrito estas lneas muy rpidamente, lo que explica su insuficiencia, pero espero

    poder mandarte dentro de una semana una tesis ms completa.

    Saludos del camarada,

    V.T.O.[2]

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#n2http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#n2
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    ____________________________

    [1] Bruno Rizzi. [Nota del MIA]

    [2] Dadas las condiciones de los distintos pases en que vivi tras su exilio, Trotsky

    utiliz frecuentemente pseudnimos. Sus cartas suelen ir firmadas con el nombre de su

    secretario ingls.

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#2http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/01.htm#2
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    La URSS en guerra

    25 septiembre 1939

    El pacto germano-sovitico y el carcter de la URSS

    Es posible, una vez concluido el acuerdo germano-sovitico, seguir considerando a la

    URSS como un estado obrero? El futuro del estado sovitico ha suscitado, una y otra

    vez, discusiones entre nosotros. Tenemos ante nosotros el primer caso histrico de

    estado obrero. Nadie ha podido analizar antes este fenmeno. En el problema del

    carcter social de la URSS, los errores suelen proceder, como ya habamos previsto, de

    reemplazar el hecho histrico por la norma programtica. El hecho concreto se deriva dela norma. Esto no significa, sin embargo, que la rompa: por el contrario, la reafirma, en

    su aspecto negativo. La degeneracin del primer estado obrero, prevista y explicada por

    nosotros, ha demostrado grficamente lo que puede y debe ser un estado obrero bajo

    determinadas condiciones histricas. La contradiccin entre la norma y el hecho

    concreto no nos obliga a rechazar la norma, sino, al contrario, a luchar para construir un

    camino verdaderamente revolucionario. El programa para abordar el problema de la

    revolucin en la URSS est determinado, por un lado, por el hecho histrico objetivo de

    la existencia de la URSS y, por otro, por la norma del estado obrero. No decimos: "Todo

    se ha perdido, debemos empezar de cero otra vez", sino que indicamos claramente los

    elementos del estado obrero que, en el momento actual, pueden salvarse, perservarse e

    incluso desarrollarse.

    Los que hoy afirman que el pacto germano-sovitico debe cambiar nuestra posicin

    respecto al estado sovitico se basan en la postura del Comintern -o mejor dicho, de la

    antigua postura del Comintern-. De acuerdo con esta lgica, la misin histrica del

    estado obrero es la lucha a favor de la democracia imperialista. La "traicin" de las

    democracias a favor del fascismo despoja a la URSS de su condicin de estado obrero.

    De hecho, el tratado con Hitler no es sino un dato ms del grado de degeneracin de la

    burocracia sovitica, y de su desprecio por la clase trabajadora internacional, incluido el

    Comintern, pero no la base para una revaluacin de nuestra concepcin sociolgica de

    la URSS.

    Se trata de un crecimiento canceroso o de un nuevo rgano?

    Nuestros crticos han argido ms de una vez que la burocracia sovitica actual se

    parece muy poco a las burocracias burguesas' o sindicales en las sociedades capitalistas:

    que representan una nueva formacin social, en mucha mayor medida que el fascismo

    Esto es casi verdad y nunca nos hemos negado a reconocerlo. Pero si consideramos a la

    burocracia sovitica como una "clase", debemos reconocer inmediatamente que no se

    parece a ninguna de las clases basadas en la propiedad que hemos conocido en el

    pasado. Frecuentemente llamamos "casta" a la burocracia sovitica, tratando de

    simbolizar as su carcter cerrado, su gestin arbitraria y la altanera de su estrato

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    dirigente, que considera que sus progenitores proceden de los divinos labios de Brahma,

    mientras que las clases populares han nacido de sus partes ms groseras. Pero esta

    definicin no es estrictamente cientfica. Su relativa superioridad se basa nicamente en

    que el sentido general del trmino es claro para todo el mundo, sin que a nadie se le

    ocurra identificar la oligarqua de Mosc con la casta hind de Brahma. La vieja

    terminologa sociolgica no posee un trmino adecuado para un nuevo acontecimientosocial que est en evolucin (degeneracin) y que no ha tomado todava formas

    estables. Para nosotros, sin embargo, la burocracia sovitica puede seguir llamndose

    as, burocracia, sin privara de sus peculiaridades histricas. En nuestra opinin, esto es

    suficiente por el momento.

    Cientfica y polticamente -y no slo terminolgicamente-, la cuestin central es: es la

    burocracia un crecimiento temporal en un organismo social o se ha transformado ya en

    un rgano histricamente indispensable? Las excrecencias sociales pueden ser el

    producto de un conjunto "accidental" (por tanto, temporal y extraordinario) de

    circunstancias histricas. Un rgano social (y esto son las clases, incluidas las clases

    dominantes) slo puede comprenderse como el resultado necesario del desarrollo de lasnecesidades de la produccin. Si no respondemos a esta pregunta, la discusin se

    convertir en un mero juego de palabras.

    La temprana degeneracin de la burocracia

    La justificacin histrica de toda clase dominante consiste en afirmar que el sistema de

    explotacin que capitanea lleva el desarrollo de las fuerzas productivas a un nuevo

    nivel. Fuera de toda duda, el rgimen sovitico ha dado un gran impulso a la economa.

    Pero la fuente de este impulso fue la nacionalizacin de los medios de produccin y la

    planificacin econmica, y no el hecho de que la burocracia usurpara el mando de la

    economa. Por el contrario, el burocratismo, como sistema, ha sido el peor enemigo del

    desarrollo tcnico y cultural del pas. Durante algn tiempo, esto estuvo oculto por el

    hecho de que la economa sovitica tuvo que dedicar dos dcadas a asimilar la

    tecnologa y la organizacin de la produccin de los pases capitalistas avanzados. Este

    perodo de imitacin y trasplante se ha podido cubrir, para bien o para mal, con el

    automatismo burocrtico. El aguda y constante contradiccin entre ambos elementos

    conduce a constantes convulsiones polticas y a la eliminacin sistemtica de los

    elementos ms creativos en todas las esferas de actividad. De este modo, antes de que la

    burocracia haya conseguido producir una "clase dominante", ha entrado encontradiccin irreconciliable con las exigencias del desarrollo. La explicacin de esto

    debe basarse precisamente en el hecho de que la burocracia no es el portador de un

    nuevo sistema econmico peculiar e imposible sin ella, sino un parsito que crece en un

    estado obrero.

    Las condiciones para la omnipotencia y cada de la burocracia

    La oligarqua sovitica posee todos los vicios de las antiguas clases dominantes, pero

    carece de su misin histrica. En la degeneracin burocrtica del estado sovitico no seexpresan las leyes generales de transicin de la sociedad moderna del capitalismo al

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    socialismo, sino una refraccin especial excepcional y temporal de dichas leyes bajo las

    condiciones de un pas atrasado y revolucionario en un contexto capitalista. La escasez

    de bienes de consumo y la lucha generalizada por conseguirlos da lugar a un polica que

    se arroga la funcin de la distribucin. La hostilidad exterior confiere al polica el papel

    de "defensor" del pas, le dota de autoridad nacional y le permite saquear el pas por

    partida doble.

    Las dos condiciones de la omnipotencia de la burocracia -el atraso del pas y el entorno

    imperialista- tienen, sin embargo, un carcter temporal y transitorio y deben desaparecer

    con el triunfo de la revolucin mundial. Incluso los economistas burgueses han

    calculado que, con una economa planificada, los EE.UU. alcanzaran rpidamente un

    producto nacional de 200 billones de dlares, que sera suficiente para asegurar a la

    poblacin, no slo la cobertura de sus necesidades primarias, sino un elevado nivel de

    confort. De otra parte, la revolucin mundial suprimira la amenaza exterior, que es otra

    de las causas de la burocratizacin. La eliminacin de la necesidad de gastar una parte

    enorme del producto nacional en armamento elevara an ms el nivel cultural y de vida

    de las masas. En estas condiciones, la necesidad de un polica distribuidor caera por smisma. Una administracin similar a una cooperativa gigante suplantara rpidamente el

    poder del Estado. No habra lugar para una nueva clase dominante o para un nuevo

    rgimen explotador, situado entre el capitalismo y el socialismo.

    Y qu pasar si no tiene lugar la revolucin socialista?

    La desintegracin del capitalismo y de la vieja clase dominante ha alcanzado lmites

    extremos. La supervivencia de este sistema es imposible. Las fuerzas productivas deben

    organizarse de acuerdo con un plan. Pero, quin cumplir esta tarea, el proletariado o

    una nueva clase dominante de "comisarlos", polticos, administradores y tecncratas?

    En opinin de algunos racionalistas, la experiencia histrica demuestra que no se debe

    depositar ninguna confianza en el proletariado. El proletariado se demostr incapaz de

    impedir la ltima guerra mundial, aunque las precondiciones materiales para una

    revolucin socialista ya existan en aquel momento. Los xitos del fascismo tras la

    guerra seran una nueva muestra de la "incapacidad" del proletariado para sacar a la

    sociedad capitalista de su callejn sin salida. La burocratizaci6n de la RSS sera una

    nueva prueba de la "incapacidad" del proletariado para organizar la sociedad por medios

    democrticos. La revolucin espaola ha sido estrangulada por las burocracias fascistas

    y stalinista ante los mismsimos ojos del proletariado mundial. El ltimo eslabn de estacadena es la nueva guerra imperialista, que se prepara abiertamente, ante la impotencia

    del proletariado internacional. Si se adopta esta concepcin, esto es, si se reconoce que

    el proletariado no tiene fuerza suficiente para llevar a cabo la revolucin socialista, la

    urgente tarea de la estatalizacin de las fuerzas productivas deber realizarse por otros.

    Por quin? Por una nueva burocracia, que reemplazar a la decada burguesa como

    clase dominante a escala mundial. As estn empezando a plantear el problema algunos

    "izquierdistas" que no se contentan con discutir sobre terminologa.

    La guerra actual y el destino de la sociedad moderna

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    Dada la marcha de los acontecimientos, este problema se plantea ahora muy

    concretamente. La segunda guerra mundial ha comenzado. Esto confirma

    incontrovertiblemente el hecho de que la sociedad no puede subsistir ms tiempo sobre

    bases capitalistas. Adems, somete al proletariado a una prueba nueva y quiz decisiva.

    Si esta guerra provoca, como creemos firmemente, una revolucin proletaria, seproducir la ruptura de la burocracia de la URSS y la regeneracin de la democracia

    sovitica sobre bases econmicas y culturales ms firmes que en 1918. En este caso, la

    cuestin de si la burocracia stalinista es una "clase" o un cncer del estado obrero se

    resolver automticamente. Quedar claro que la burocracia sovitica era slo un

    episodio en el proceso de desarrollo de la revolucin mundial.

    Podemos suponer, sin embargo, que la presente guerra no va a provocar la revolucin,

    sino la decadencia proletariado. Queda, en ese caso, su progresiva fusin con el estado y

    la suplantacin de la democracia, all donde todava existe, por un rgimen totalitario.

    La incapacidad del proletariado para tomar en sus manos la direccin de la sociedad

    podra conducirnos, en las actuales condiciones, al crecimiento de una nueva clasedominante, de la burocracia fascista bonapartista. Sera, segn todos los indicios, un

    rgimen de decadencia, destinado al eclipse de la civilizaci6n.

    Se producira un resultado similar si el proletariado de los pases capitalistas avanzados,

    una vez conquistado el poder, se muestra incapaz de retenerlo y lo entrega, como en la

    URSS, a una burocracia privilegiada. En ese caso, nos veramos obligados a reconocer

    que las causas del burocratismo no son el atraso del pas ni el imperialismo circundante,

    sino una incapacidad congnita del proletariado para llegar a ser la clase dominante.

    Entonces tendramos que reconsiderar los rasgos caractersticos que hacen de la URSS

    la precursora de un nuevo rgimen de explotacin a escala mundial.

    Nos hemos alejado mucho de la controversia inicial sobre cmo denominar al Estado

    sovitico. Pero no nos critiquis; slo de una perspectiva histrica adecuada se puede

    uno proveer de elementos de juicio suficientes para decidir sobre una cuestin como la

    sucesin de un rgimen social por otro. La alternativa histrica, llevada al lmite, es la

    siguiente: es el estado stalinista un desgraciado incidente en el proceso de

    transformacin de una sociedad del capitalismo al socialismo, o es el primer paso hacia

    un nuevo tipo de sociedad basada en la explotacin? Si la segunda afirmaci6n es cierta,

    la burocracia se convertir en una nueva clase explotadora. Si el proletariado del mundo

    se muestra incapaz de cumplir la misin que le ha asignado el curso del desarrollo

    histrico, no nos quedar ms remedio que reconocer que el programa socialista, basadoen las contradicciones internas de la sociedad capitalista, es una utopa. Sera necesario,

    en ese caso elaborar un nuevo programa "mnimo", para la defensa de los intereses de

    los esclavos de la sociedad burocrtica totalitaria.

    Nos obligarn los datos objetivos a renunciar ya al proyecto de la revolucin

    socialista? Este es el problema que se nos plantea.

    La teora del "colectivismo burocrtico"

    Poco despus de la toma del poder por Hitler, un comunista de izquierda alemn, HugoUrbahns, lleg a la conclusin de que el capitalismo iba a ser reemplazado por un

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    nuevo, "capitalismo de estado". Los primeros ejemplos eran Alemania, la URSS e Italia.

    Urbahns, sin embargo, no elabor las conclusiones polticas de esta teora.

    Recientemente, un comunista de izquierda italiano, que formalmente se adhiere a la IV

    internacional, Bruno R., ha llegado a la conclusin de que el "colectivismo burocrtico"

    reemplazar al capitalismo (Bruno R.: La Bureaucratisation du Monde, Pars, 1939, 350

    pgs.). La nueva burocracia es una clase, su relacin con los trabajadores es laexplotacin colectiva, los proletarios se han transformado en los esclavos de los

    explotadores totalitarios.

    Bruno R. da igual trato a la economa planificada de la URSS, el fascismo, el Nacional

    Socialismo y el New Deal de Rooswelt. Todos estos regmenes poseen, indudablemente,

    rasgos comunes, que se basan, en ltimo anlisis, en las tendencias colectivistas de la

    economa moderna. Lenin, antes de la Revolucin de Octubre, formul as las

    caractersticas ms importantes del capitalismo imperialista; concentracin gigantesca

    de las fuerzas productivas, fusin progresiva del capital monopolista con el estado,

    tendencia orgnica a la dictadura descarada como resultado de esta fusin. La

    centralizacin y la colectivizacin determinan tanto la poltica revolucionaria como lacontrarrevolucionaria; pero esto no significa que el termidor, el fascismo o el

    reformismo americano sean equivalentes a la revolucin. Bruno queda atrapado por el

    hecho de que, a causa de la postraci6n poltica de la clase trabajadora, las tendencias a la

    colectivizacin hayan tomado la forma de "colectivismo burocrtico". El fenmeno en

    s es irrefutable, pero, cules son sus lmites y su peso histrico? Lo que nosotros

    consideramos una malformacin en un perodo de transicin, el resultado del desarrollo

    desigual de los mltiples factores que intervienen en un proceso social, es para Bruno

    una formacin social independiente en la que la burocracia es la clase dominante. Bruno

    tiene el mrito de llevar el asunto desde el crculo reducido de los ejercicios

    terminolgicos al terreno de las generalizaciones histricas. Esto nos hace ms fcil la

    tarea de divulgar su error.

    Como muchos ultraizquierdistas, Bruno R. identifica esencialmente stalinismo y

    fascismo. Por un lado, la burocracia sovitica ha adoptado los mtodos polticos del

    fascismo; por el otro, la burocracia fascista, que de momento se contenta con una

    intervencin "parcial" de la economa, est evolucionando rpidamente hacia la total

    estatificacin de la economa. La primera afirmacin es absolutamente correcta. Pero la

    creencia de Bruno de que el "anticapitalismo" fascista ser capaz de expropiar por

    completo a la burguesa es errnea. La intervencin "parcial" del estado difiere de la

    economa planificada en la misma medida en que "reforma" difiere de "revolucin".

    Mussolini y Hitler estn "coordinando" los intereses de los propietarios privados y"regulando" la economa capitalista y, adems, principalmente por razones de guerra. La

    oligarqua del Kremlin es algo ms: tiene la oportunidad de dirigir la economa como un

    cuerpo, porque la clase trabajadora de Rusia fue capaz de dar el mayor vuelco a las

    relaciones de propiedad conocido en la historia. Es una diferencia que no podemos

    olvidar.

    Pero aunque aceptemos que el stalinismo y el fascismo, desde polos opuestos, llegarn

    algn da a ser el mismo tipo de sociedad ("colectivismo burocrtico", segn la

    terminologa de Bruno R.), la Humanidad continuar ante un callejn sin salida. La

    crisis del sistema capitalista es tanto el resultado del papel reaccionario de la propiedad

    privada como del no menos reaccionario del estado nacional. Aunque los distintosgobiernos fascistas triunfasen en su empeo de construir una economa planificada en

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    sus pases respectivos, al margen de los inevitables movimientos revolucionarios del

    proletariado imprevisibles para todo plan, la lucha de los estados totalitarios por el

    dominio del mundo continuar e incluso se recrudecer. Las guerras devorarn los

    frutos de las economas planificadas y destruirn la civilizacin. Bertrand Russell cree,

    es cierto, que algn estado victorioso puede, como resultado de la guerra, unificar el

    mundo bajo un rgimen totalitario. Pero incluso si esta hiptesis se realizara, lo que esmuy dudoso, la "unificacin militar" no sera ms estable que el Tratado de Versalles.

    Los levantamientos nacionales llevaran a una nueva guerra mundial, que sera la tumba

    de la civilizacin. Los hechos objetivos, y no nuestros deseos subjetivos, nos muestran

    que la nica posibilidad de salvacin de la Humanidad es la revolucin socialista

    mundial. La alternativa es la vuelta a la barbarie.

    El proletariado y sus dirigentes

    Dedicaremos muy pronto un artculo entero a la cuestin de la clase y su direccin. Noslimitamos aqu a decir lo ms indispensable. Slo los "marxistas vulgares", que

    interpretan la poltica como un simple y directo "reflejo" de la economa, pueden pensar

    que la direccin refleja directa y simplemente a la clase. En realidad, la direccin, que

    se ha alzado sobre la clase oprimida, sucumbe inevitablemente a la presin de la clase

    dominante. La direccin de los sindicatos americanos, por ejemplo, refleja tanto al

    proletariado como a la burguesa. La seleccin y educacin de una direccin

    verdaderamente revolucionaria, capaz de soportar la presin de la burguesa, es una

    tarea extraordinariamente difcil. La dialctica del proceso histrico nos ha mostrado

    claramente como el proletariado del pas ms atrasado del mundo, Rusia, ha sido capaz

    de engendrar la direccin ms clarividente y valerosa que hayamos conocido. Por el

    contrario, el proletariado del pas con un capitalismo ms antiguo, Inglaterra, tiene,

    hasta el momento, la direccin ms servil y lerda.

    La crisis de la sociedad capitalista, que tom un carcter manifiesto en julio de 1914,

    produjo, desde el primer da de guerra, una profunda crisis en la direccin del

    proletariado. Esto viene durante 25 aos; el proletariado de los pases avanzados todava

    no ha sido capaz de producir una direccin a la altura de las tareas histricas de nuestro

    tiempo. El ejemplo de Rusia nos revela, sin embargo, que es posible (lo que no significa

    que haya sido inmune a la degeneracin). Por lo tanto, la pregunta a la que ahora hemos

    de responder es la siguiente: se engendrar, en el proceso de esta guerra y de las

    profundas convulsiones que se van a producir, una direccin autnticamenterevolucionaria, capaz de dirigir al proletariado en la conquista del poder?

    La IV Internacional ha respondido afirmativamente a esta pregunta no slo a travs de

    su programa, sino, y sobre todo, a travs del hecho de su existencia. Los desilusionados

    y aterrorizados pseudo-marxistas de todo tipo responden, por el contrario, que la

    bancarrota de la direccin "refleja" simplemente la incapacidad del proletariado para

    cumplir su misin histrica. No todos nuestros oponentes expresan con claridad su

    pensamiento, pero todos ellos -ultraizquierdistas, centristas, anarquistas, por no hablar

    de los stalinistas y los socialdemcratas- cargan el peso de sus propios errores sobre las

    espaldas del proletariado. Ninguno de ellos expresan claramente bajo qu condiciones

    ser capaz el proletariado de llevar a cabo la revolucin socialista.

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    Si aceptamos como vlido que la causa de los errores es consustancial a las cualidades

    sociales del proletariado como tal, hemos de reconocer que el futuro de la sociedad

    moderna se nos presenta sin esperanza. Bajo las condiciones del capitalismo en

    decadencia, el proletariado no crece ni numrica ni culturalmente. No hay razones, por

    tanto, para creer que alcance algn da la altura de su misin revolucionaria. Hemos

    clarificado el profundo antagonismo entre la necesidad orgnica, insoslayable ycreciente de las masas trabajadoras de escapar del caos sangriento del capitalismo y el

    carcter conservador, patritico y totalmente burgus de las direcciones sindicales

    existentes. Debemos elegir entre una de estas dos alternativas irreconciliables

    Las dictaduras totalitarias, consecuencia de una crisis aguda, no regmenes

    estables

    La Revolucin de Octubre no fue un accidente. Fue un anticipo del futuro. Los

    acontecimientos confirmaron su carcter de pronstico, y su degeneracin no lodesminti, porque los marxistas no creyeron nunca que un estado obrero aislado pudiera

    mantenerse indefinidamente en Rusia. A decir verdad, esperbamos la cada del Estado

    sovitico, no su degeneracin; ms exactamente, no habamos hecho diferencias entre

    estas dos posibilidades. Pero no son contradictorias. La degeneracin ha de acabar

    necesariamente en cada al llegar a un determinado punto.

    Un rgimen totalitario, sea del tipo stalinista o fascista, puede ser, esencialmente, un

    rgimen temporal y transitorio. La dictadura descarada ha sido, a lo largo de la historia,

    el producto y el sntoma de una crisis social especialmente severa, nunca un rgimen

    estable. Las crisis profundas no pueden ser una condicin permanente de la sociedad.

    Un rgimen totalitario es capaz de suprimir las contradicciones sociales durante cierto

    tiempo, pero es incapaz de autoperpetuarse. Las monstruosas purgas de la URSS son el

    mejor testimonio de que la sociedad sovitica rechaza orgnicamente la burocracia.

    Es asombroso que Bruno R. vea en estas purgas la prueba de que la burocracia sovitica

    se ha convertido en clase dominante, pues, en su opinin, slo una clase dominante es

    capaz de medidas a tal escala.[1] Olvida, sin embargo, que el zarismo, que no era de

    "clase", tambin realiz grandes purgas, y precisamente cuando estaba cerca de su fin.

    Stalin testifica mejor que nadie, con sus monstruosas purgas, sntoma inequvoco de su

    agona, la incapacidad de la burocracia para convertirse en una clase estable. No

    hubisemos quedado en ridculo si hubisemos dicho que la oligarqua bonapartista erauna clase pocos anos, o incluso pocos meses, antes de su vergonzosa cada? Con esta

    pregunta quisiramos advertir a los camaradas entregados a experimentos

    terminolgicos, y generalizaciones apresuradas.

    La orientacin hacia la Revolucin Mundial y la regeneracin de la URSS

    Un cuarto de siglo es muy poco tiempo para el rearme de la vanguardia proletaria

    mundial, y demasiado para mantener intacto el sistema sovitico en un pas aislado y

    atrasado. La Humanidad est pagando esto con una nueva guerra imperialista; pero lamisin fundamental de nuestra poca no ha cambiado, por la sencilla razn de que no se

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/02.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/02.htm#n1
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    ha realizado. La gran ventaja que tenemos ahora, y la gran promesa para el futuro, es

    que un destacamento del proletariado nos ha mostrado ya cmo llevar a la prctica esa

    misin.

    La segunda guerra imperialista concede a esta tarea por cumplir un rango histrico muy

    elevado. Pone de nuevo a prueba no slo la estabilidad de los regmenes existentes, sino

    la capacidad del proletariado para reemplazarlos. Los resultados de esta prueba tendrnuna importancia decisiva a la hora de considerar la poca moderna como la poca de la

    revolucin proletaria. Si, contra todo pronstico, la Revolucin de Octubre encuentra

    algn continuador en los pases desarrollados durante la guerra o tras ella: o si, por el

    contrario, el proletariado es derrotado en todos los frentes, tendremos que replantearnos

    nuestra concepcin de la poca actual y sus fuerzas motoras. No se tratara slo de un

    ejercicio literario sobre la denominacin de la URSS y de la banda de Stalin, sino la

    revolucin de la perspectiva histrica del mundo en las prximas dcadas, quiz en los

    prximos siglos; hemos entrado en la poca de la revolucin social y la sociedad

    socialista o, por el contrario, en la de la decadencia de la sociedad y el totalitarismo

    burocrtico?

    El doble error de simplistas como Urbahns y Bruno R. consiste, en primer lugar, en

    considerar este ltimo rgimen (el totalitario) definitivamente instalado; en segundo

    trmino, en creer necesario un largo perodo de transicin entre el capitalismo y el

    socialismo. Ahora es absolutamente evidente que, si el proletariado internacional, a

    pesar de la experiencia adquirida y de la guerra en curso, se muestra incapaz de llegar a

    ser el director de la sociedad, nos encontraramos sin ninguna esperanza de que la

    revolucin socialista llegase a realizarse, porque no podemos esperar condiciones

    mejores; en cualquier caso, nadie parece preverlas o ser capaz de especificarlas en el

    momento actual. Los marxistas no tienen el menor derecho (a no ser que el cansancio y

    la desilusin se consideren "derechos") a llegar a la conclusin de que el proletariado ha

    agotado todo su potencial revolucionario y debe renunciar a sus aspiraciones a

    conquistar la hegemona en los prximos aos. Veinticinco aos de historia, cuando se

    trata de profundos cambios econmicos y culturales, pasan menos que una hora en la

    vida de un hombre. Qu podemos pensar de un individuo que, por contratiempos de un

    da o una hora, renuncia a metas que se haba propuesto en base al anlisis de la

    experiencia de toda su vida anterior? En los aos de la peor reaccin rusa (1907-1917),

    nosotros nos apoybamos en la idea de que el proletariado ruso haba mostrado sus

    posibilidades revolucionarias en 1905. La IV Internacional no se denomina por

    casualidad "el partido mundial de, la revolucin socialista". Dirigimos nuestro rumbo

    hacia la revolucin mundial y, como consecuencia, hacia la regeneracin de la URSS

    como verdadero estado obrero.

    La poltica exterior es la continuacin de la poltica interna

    Qu defendemos de la URSS? No precisamente aquello en lo que se parece a los pases

    capitalistas, sino en lo que se diferencia. En Alemania apoyamos la ofensiva contra la

    burocracia dominante, pero slo para destruir la propiedad capitalista. En la URSS, la

    destruccin de la burocracia es indispensable para preservar la propiedad estatal. Slo

    en este sentido defendemos a la URSS.

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    Ninguno de nosotros duda de que los trabajadores soviticos deban defender la

    propiedad estatal no slo contra el parasitismo de la burocracia, sino tambin de todo

    tipo de tendencia hacia la propiedad privada, por ejemplo, por parte de la aristocracia de

    los koljoses. Pero, en definitiva, la poltica exterior es la continuacin de la poltica

    interna. Si en poltica interna consideramos que la defensa de las conquistas de la

    Revolucin de Octubre implica una lucha a muerte contra la burocracia, debemos hacerlo mismo en poltica exterior. Bruno R., tras asegurarnos que el "colectivismo

    burocrtico" ha triunfado en toda la lnea, nos quiere hacer creer que nadie va a atacar la

    propiedad estatal, porque Hitler (y hasta Chamberlain) estn tan interesados en

    mantenerla, sabe usted, como Stalin. Aunque nos duela, las afirmaciones de Bruno son

    frvolas. Si Hitler gana la guerra, empezar por devolver a los capitalistas alemanes todo

    lo expropiado; luego har lo mismo con los capitalistas ingleses, franceses o belgas, a

    cambio de un acuerdo con ellos a expensas de la URSS; por ltimo, har de Alemania el

    mayor cliente de las principales empresas estatales de la URSS, de acuerdo con los

    intereses de la maquinaria blica alemana. Hoy Hitler es amigo y aliado de Stalin; pero

    en cuanto consiga una victoria en el Frente Occidental con la ayuda de Stalin, volver

    sus armas contra la URSS. Y Chamberlain, en circunstancias similares, hara lo mismoque Hitler.

    La defensa de la URSS y la lucha de clases

    Los malentendidos en torno al asunto de la defensa de la URSS nacen frecuentemente

    de una comprensin incorrecta de los mtodos de "defensa". Defensa de la URSS no

    significa aproximacin a la burocracia del Kremlin, aceptacin de su poltica o de sus

    aliados. En este tema, como en todos los dems, permanecemos totalmente dentro del

    campo de la lucha de clases internacional.

    En el periodiquito francs Que Faire se deca no hace mucho que los "trotskistas" eran

    tan derrotistas con respecto a Francia e Inglaterra como con respecto a la URSS. En

    otras palabras: si usted quiere defender a la URSS, debe dejar de ser derrotista respecto

    a sus aliados imperialistas. Que Faire calculaba que las "democracias" deban de ser los

    aliados de la URSS. No s qu dirn hoy estos "listos". Pero es muy importante, porque

    significa que su mtodo est podrido. Renunciar al derrotismo respecto al campo

    imperialista con el que la URSS debe aliarse ms pronto o ms tarde significa empujar a

    los trabajadores del campo ene migo a ayudar a sus gobiernos: significa renunciar al

    derrotismo en general. Renunciar al derrotismo bajo las condiciones de una guerraimperialista que implica el rechazo de la revolucin socialista -el rechazo de la

    revolucin en nombre de "la defensa de la URSS"- sentenciara a la URSS a la

    descomposicin final y a la tumba.

    El Comintern interpreta la "defensa de la URSS", como ayer interpretaba la "lucha

    contra el fascismo", en base a la renuncia a una poltica de clase independiente. El

    proletariado se ha transformado -por diferentes causas y bajo circunstancias diversas- en

    una fuerza auxiliar de un campo burgus contra otro. En contradiccin con este hecho,

    algunos de nuestros camaradas dicen: como no queremos convertirnos en instrumento

    de Stalin y sus aliados, renunciamos a la defensa de la URSS. Pero con esto slo

    demuestran que entienden "defensa" igual que lo hacen los oportunistas: no piensan entrminos de una poltica independiente del proletariado. Como cuestin de principio,

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    defendemos la URSS como defendemos las colonias, como resolvemos todos nuestros

    asuntos, no apoyando unos gobiernos imperialistas contra otros, sino por el mtodo de

    la lucha de clases internacional, tanto en las colonias como en las metrpolis.

    No somos un partido de gobierno: somos el partido de la oposicin irreconciliable no

    slo en los pases capitalistas, sino tambin en la URSS. Realizaremos nuestras tareas,entre ellas "la defensa de la URSS" no a travs de los gobiernos burgueses ni del

    Gobierno de la URSS, sino a travs de la agitacin y la educacin de las masas,

    explicando a los trabajadores lo que deben defender y lo que deben destruir. Esta

    "defensa" no va a dar resultados milagrosos ni inmediatos. Pero no pretendemos ser

    milagreros. Tal y como estn las cosas, somos una minora revolucionaria. Nuestro

    trabajo debe consistir en hacer ver las cosas correctamente a los trabajadores sobre los

    que tenemos influencia, en ensearles a no dejarse engaar, y en preparar un

    sentimiento general de clase, para que en su da sea capaz de enfrentarse

    revolucionariamente a la tarea que le corresponde.

    La defensa de la URSS coincide, para nosotros, con la preparacin de la revolucinmundial. Slo podemos permitirnos mtodos que no estn en conflicto con la

    revolucin. La defensa de la URSS se relaciona con la revolucin socialista mundial

    como una tctica a una estrategia. La tctica debe subordinarse siempre al fin

    estratgico y en ningn caso pueden llegar a ser contradictorias en el futuro.

    La cuestin de los territorios ocupados

    Mientras escribo estas lneas, no est clara todava la cuestin de los territorios

    ocupados por el Ejrcito Rojo. Las noticias son contradictorias; las actuales relaciones

    en esa zona son, sin duda, muy inestables. Muchos de los territorios ocupados se

    convertirn en parte de la URSS. De qu manera? Cmo?

    Supongamos por un momento que, de acuerdo con el tratado firmado con Hitler, el

    Gobierno de Mosc deja intacto el derecho de propiedad en los territorios ocupados y se

    autolimita a "controlarlos" segn el modelo fascista. Esta concesin supondra un

    importante paso atrs y podra tener un carcter decisivo en la historia del rgimen

    sovitico; consecuentemente, sera un nuevo punto de partida para reelaborar nuestra

    concepcin del Estado sovitico.

    Es ms probable, sin embargo, que Mosc proceda a la expropiacin de los grandes

    terratenientes y a la estatificacin de los medios de produccin en los territorios

    ocupados. Y es ms probable no porque la burocracia permanezca fiel al programa

    socialista, sino porque no desea ni es capaz de compartir el poder con las viejas clases

    dominantes de los territorios ocupados. Salta a la vista una analoga histrica. El primer

    Bonaparte detuvo la revolucin mediante una dictadura militar. Sin embargo, cuando las

    tropas de Napolen entran en Polonia dicta un decreto aboliendo la servidumbre de la

    gleba. Napolen no tom esta medida por simpata a los campesinos o por sentimientos

    democrticos, sino porque su dictadura se basaba sobre las relaciones de propiedad

    burguesas, no sobre el feudalismo. Como la dictadura stalinista se basa en la propiedad

    estatal y no en la privada, el resultado de la invasin de Polonia por el Ejrcito Rojo serla abolicin de la propiedad capitalista, para poner el rgimen de los territorios

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    ocupados de acuerdo con el rgimen de la URSS.

    La medida, de carcter revolucionario -"la expropiacin de los expropiadores"- ser

    llevada a cabo por mtodos burocrtico-militares. La llamada a la actividad

    independiente de las masas en los nuevos territorios -y sin esta llamada, aunque se

    oculte con gran cuidado, es imposible construir un nuevo rgimen- ser sustituida por

    medidas polticas de rutina destinadas a asegurar la preponderancia de la burocraciasobre las desilusionadas masas revolucionarias. Esta es una cara del asunto. Pero hay

    otra. Para conseguir la posibilidad de ocupar militarmente Polonia mediante un acuerdo

    con Hitler, el Kremlin ha decepcionado una y otra vez a las masas rusas y del mundo

    entero, y ha conseguido la total desorganizacin de su propia Internacional Comunista.

    Nuestro criterio poltico primordial no es el cambio de las relaciones de propiedad en tal

    o cual rea, por muy importante que sea, sino el cambio en la conciencia y organizacin

    del proletariado mundial, el afianzamiento de su capacidad para defender sus conquistas

    y proponerse otras nuevas. Desde este punto de vista, los polticos de Mosc, en

    conjunto, constituyen el principal obstculo para la revolucin mundial.

    Nuestra concepcin general del Kremlin y el Comintern no debe, sin embargo,modificar nuestra idea de que el hecho particular de la modificacin de las relaciones de

    propiedad en los territorios ocupados es una medida progresiva. Debemos reconocerlo

    abiertamente. Cuando Hitler vuelva sus ejrcitos hacia el Este para defender "la ley y el

    orden" en la Polonia occidental, los trabajadores debern defender contra Hitler las

    nuevas formas de propiedad impuestas por la burocracia bonapartista sovitica.

    No cambiamos nuestro rumbo!

    La estatificacin de los medios de produccin es una medida progresista. Pero su

    progresismo es relativo: su peso depende de la suma de toda una serie de factores. Por

    lo tanto, debemos dejar sentado desde ahora que la extensin del territorio dominado

    por la burocracia autocrtica y parsita, acompaada de "medidas socialistas", puede

    aumentar el prestigio del Kremlin, engendrar ilusiones sobre la posibilidad de sustituir

    la revolucin por medidas burocrticas, etc. Esto contrapesara con mucho el carcter

    progresivo de las medidas stalinistas en Polonia. Ya que la nacionalizacin de la

    propiedad en las zonas ocupadas, igual que en la URSS, provee las bases para un

    desarrollo germinalmente progresista, es decir, socialista, se hace ms necesario destruir

    la burocracia de Mosc. Nuestro programa sigue siendo, por tanto, totalmente vlido.

    Los acontecimientos no nos cogen desprevenidos. Slo es preciso interpretarloscorrectamente. Es necesario comprender claramente que la contradiccin ms profunda

    est en el carcter de la URSS y en su posicin internacional. Es imposible librarse de

    esta contradiccin con artilugios terminolgicos (estado obrero no estado obrero).

    Tenemos que tomar las cosas como son. Debemos construir nuestra poltica sobre la

    base de las contradicciones y los hechos reales.

    No creemos que el Kremlin tenga ninguna misin histrica. Estbamos y estamos contra

    la apropiacin de nuevos territorios por el Kremlin. Estamos por la independencia de

    Ucrania Sovitica y, si los bielorrusos lo desean, por una Bielorrusia Sovitica

    independiente. Al mismo tiempo, en los sectores de Polonia ocupados por el Ejrcito

    Rojo, los partidarios de la IV Internacional estn jugando un papel decisivo:expropiando a los terratenientes y a los capitalistas, repartiendo la tierra entre los

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    campesinos, creando soviets y comits obreros, etc. Mientras tanto, deben perseverar en

    su independencia poltica, luchar en las elecciones de los soviets y comits de fbrica

    para que en el futuro sean independientes de la burocracia, hacer propaganda

    revolucionaria contra la oligarqua del Kremlin y sus agentes locales.

    Pero supongamos que Hitler dirige sus armas hacia el Este y ocupa los territorios en que

    se encuentra ahora el Ejrcito Rojo. En esas condiciones, los partidarios de la IV, sincambiar para nada su actitud hacia la oligarqua del Kremlin, sern los primeros en el

    frente porque considerarn que la tarea ms urgente del momento es la resistencia frente

    a Hitler. Los trabajadores dirn: "No podemos ceder a Hitler la destruccin de Stalin:

    esa es misin nuestra". Durante la lucha armada contra Hitler, los trabajadores

    revolucionarios tratarn de establecer una camaradera lo ms estrecha posible con los

    soldados del Ejrcito Rojo. Mientras luchan contra Hitler con las armas en la mano, los

    bolcheviques-leninistas deben hacer propaganda contra Stalin, preparando su derrota en

    la prxima, y quiz muy cercana batalla.

    Esta clase de "defensa de la URSS" es diferente, tan diferente como el cielo de la tierra,

    de la defensa oficial, que se est haciendo bajo el slogan: "Por la Patria! Por Stalin!Nuestra defensa de la URSS se lleva a cabo bajo el slogan: "Por el socialismo! Por la

    Revolucin Mundial! Contra Stalin!". Para no confundir estos dos tipos de "defensa de

    la URSS" en la conciencia de las masas es preciso elaborar slogans que corresponden a

    la situacin concreta. Pero, sobre todo, es preciso establecer claramente qu se est

    defendiendo, cmo y contra quin lo estamos defendiendo. Nuestros slogans crearn

    confusin entre las masas solo si nosotros no tenemos claras nuestras tareas.

    Conclusiones

    Por el momento, carecemos de razones para modificar nuestra posicin de principio con

    respecto a la URSS.

    La guerra acelera los distintos procesos polticos. Puede acelerar el proceso de

    regeneracin revolucionaria de la URSS. Por eso es preciso que sigamos

    cuidadosamente y sin prejuicios las modificaciones que la guerra va introduciendo en la

    vida interna de la URSS y que seamos conscientes de ellas en el momento en que se

    produzcan.

    Nuestras tareas en los territorios ocupados son bsicamente las mismas que en la URSS:pero como se derivan de acontecimientos planteados en forma muy aguda, nos permiten

    clarificar mejor nuestras tareas respecto a la URSS.

    Debemos formular nuestros slogans de forma que los trabajadores vean claramente lo

    que estamos defendiendo de la URSS (propiedad estatal y economa planificada) y

    contra quien dirigimos nuestra lucha sin cuartel (la burocracia parasitaria y el

    Comintern). No debemos perder de vista ni por un momento el hecho de que para

    nosotros la destruccin de la burocracia sovitica est subordinada a la preservacin de

    la propiedad estatal de los medios de produccin en la URSS; pero que la cuestin de

    preservar la propiedad estatal de los medios de produccin en la URSS est subordinada

    a la revolucin proletaria mundial.

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    25 de septiembre de 1939.

    ____________________________

    [1] A decir verdad, en la ltima parte de su libro, que contiene fantsticas

    contradicciones, Bruno R. refuta su propia teora del colectivismo burocrtico, y

    reconoce que el stalinismo, el fascismo y el nazismo son formaciones transitorias y

    parasitarias, castigo del proletariado por su impotencia. En otras palabras, tras someter

    los puntos de vista de la IV Internacional a la revisin ms profunda, Bruno se

    reconvierte a esos puntos de vista, aunque slo sea para lanzarse a una nueva serie de

    ciegos titubeos. No vemos razones para seguir los pasos de un escritor que, obviamente,

    ha perdido el norte. Slo estamos interesados en los argumentos con los que pretende

    demostrar que la burocracia es una clase.

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/02.htm#1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/02.htm#1
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    Carta a Sherman Stanley

    8 de octubre de 1939

    Querido camarada Stanley:

    Recib su carta a O'Brien en vista de su marcha. La carta me produjo una extraa

    impresin porque, al contrario de lo que sucede con sus excelentes artculos, estaba

    llena de contradicciones.

    No he recibido todava ningn material sobre el plano ni conozco el texto de la

    resolucin mayoritaria ni de la de M. S. [1], pero puedo asegurarle que no hay oposicin

    irreconciliable entre los dos textos. Afirma usted que el partido est al borde del

    desastre, por qu? Aunque hubiera habido dos posiciones irreconciliables, no sera un

    "desastre", sino la necesidad de llevar la lucha poltica hasta el fin. Pero si las dosposturas no son ms que matices del mismo punto de vista expresado en el programa de

    la IV Internacional, cmo puede llamar catstrofe a una divergencia "sin fundamento"

    (segn sus propias palabras)? Que la mayora prefiriese su propio matiz (si es slo un

    matiz) es natural. Pero lo que es absolutamente antinatural es que la minora diga:

    "porque vosotros, la mayora, prefers vuestra propia interpretacin y no la nuestra,

    nosotros, la minora, pronosticamos una catstrofe". Por parte de quin? Usted dice:

    "veo las cosas objetivamente, por encima de las distintas facciones". Mi impresin no es

    esa, en absoluto.

    Escribe, por ejemplo, que a mi artculo "por una razn o por otra, le faltaba una pgina".

    Expresa de esta manera una sospecha venenosa hacia los camaradas responsables. Lapgina faltaba a causa de un error en la oficina de aqu, y ya he mandado un texto

    completo para que lo traduzcan[2].

    Su argumento sobre el "imperio obrero" me parece una ocurrencia desafortunada. A los

    bolcheviques se les acus de tener un "programa de expansin zarista" desde el primer

    da de la Revolucin de Octubre. Hasta un estado obrero sano tiende a la expansin y

    sus lneas geogrficas coincidirn necesariamente con las de la expansin zarista,

    porque una revolucin no suele cambiar la geografa. Lo que criticamos a la banda del

    Kremlin no es la expansin ni la direccin de la expansin, sino los mtodos

    burocrticos y contrarrevolucionarios de la expansin. Pero, al mismo tiempo, y ya que

    como marxistas debemos ver objetivamente los hechos histricos, debemos reconocerque ni el Zar, ni Hitler, ni Chamberlain, han tenido la costumbre de abolir la propiedad

    privada en los pases ocupados y este hecho, tan progresivo, depende de otro: de que la

    Revolucin de Octubre an no ha sido totalmente asesinada por la burocracia, que en

    ltimo trmino se ve obligada a tomar medidas que debemos apoyar en ciertas

    situaciones contra los enemigos imperialistas. Estas medidas progresistas son,

    naturalmente, mucho menores que la actividad contrarrevolucionaria generalizada que

    lleva a cabo la burocracia; por eso es por lo que consideramos necesario destruirla...

    Los camaradas estn indignados por el pacto Hitler-Stalin. Es natural. Quieren tomarse

    la revancha con Stalin. Muy bien. Pero hoy todava no estamos preparados para destruir

    el Kremlin inmediatamente. Algunos camaradas se conforman con una satisfaccin

    puramente voluntarista: le quitan a la URSS el ttulo de Estado Obrero, como le quita

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#n2http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#n2
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    Stalin a un funcionario cado en desgracia la Orden de Lenin. A m esto me parece,

    querido amigo, un poco infantil. La sociologa marxista y la historia son absolutamente

    irreconciliables.

    Saludos del camarada,

    Crux (Leon Trostky)

    ____________________________

    [1] Max Shachtman [Nota del MIA]

    [2] El documentoLa URSS en guerra lleg mientras celebraba sesin plenaria el

    Comit Nacional del Partido Socialista Obrero (SWP). Faltaba una pgina. La lnea

    poltica del documento fue aprobada por la mayora del pleno. La minora arm unalboroto y protest por la pgina que faltaba, diciendo, entre otras cosas, que se haba

    suprimido deliberadamente.

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#2http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/03.htm#2
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    Una y otra vez sobre la naturaleza de la URSS

    18 octubre 1937

    Psicoanlisis y marxismo

    Algunos camaradas, o antiguos camaradas, como Bruno R., olvidando pasadas

    discusiones y decisiones de la IV Internacional, intentan explicar psicoanalticamente

    mi estimacin hacia la URSS. "Como Trostky particip en la Revolucin Rusa, le

    resulta difcil renunciar al concepto de estado obrero que implica para l la razn de su

    vida", etctera. Creo que el viejo Freud, que era muy perspicaz, hubiese fruncido el

    ceo ante un psicoanlisis de esta especie. No arriesgo nada hacindolo yo. Por lomenos, puedo asegurar a mis crticos que subjetiva y sentimentalmente estoy de su

    parte.

    La conducta de Mosc, que ha sobrepasado todos los lmites de la abyeccin y el

    cinismo, provoca fcilmente la rebelin en cada revolucionario proletario. La rebelin

    engendra necesidad de rechazo. Cuando no disponen de fuerza para la accin inmediata,

    los revolucionarios impacientes suelen recurrir a mtodos artificiales. As nace, por

    ejemplo, la tctica del terrorismo individual. Ms frecuentemente se recurre a los tacos,

    los insultos y las imprecaciones. En el caso que nos ocupa, algunos de nuestros

    camaradas se inclinan manifiestamente por el terrorismo "terminolgico". Sin embargo,

    e incluso desde este punto de vista, el mero hecho de calificar de "clase" a la burocraciaes intil. Si el batiburrillo bonapartista es una clase, resulta que no es, un aborto, sino un

    hijo de la historia. Si su saqueo parasitario es "explotacin" en el sentido cientfico del

    trmino, significa que la burocracia tiene un futuro como clase indispensable para

    determinado modo de produccin. He aqu el final feliz con el que se encuentran los

    rebeldes impacientes que se alejan de la disciplina marxista!

    Cuando un mecnico sentimental examina un coche en el que, pongamos por caso, unos

    gangsters han escapado de la polica por una mala carretera, y se encuentra con los

    neumticos reventados, el chasis roto y el motor medio gripado, puede exclamar: "Esto

    no es un coche, vete a saber lo que es esto!". Una estimacin de este tipo carecer de

    carcter tcnico o cientfico, pero expresar muy bien la legtima reaccin del mecnicoante la obra de los gangsters. Supongamos que el mecnico tiene que reconstruir ese

    objeto que ha denominado "vete-a-saber-qu-es-esto". En ese caso, tendr que empezar

    por reconocer que lo que tiene delante es un coche estropeado. Determinar qu partes

    estn todava bien y cules es preciso reparar, para decidir por dnde empezar el trabajo.

    El trabajador con conciencia de clase debe adoptar una actitud similar hacia la URSS.

    Tiene perfecto derecho a decir que los gangsters de la burocracia han transformado el

    estado obrero en un "vete-a-saber-lo-que-es". Pero en cuanto supera la primera reaccin

    y se enfrenta polticamente con el problema, se ve obligado a reconocer que tiene ante s

    un estado obrero estropeado, con el motor de la economa gripado, pero que todava

    anda y que puede arreglarse slo con cambiar algunas piezas. Claro que esto es slo una

    analoga. Pero no la peor que se puede hacer.

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

    20/168

    "Un estado obrero contrarrevolucionario"

    Dicen algunos: "Si seguimos considerando a la URSS como un estado obrero,

    tendremos que crear una nueva categora: el "estado obrero contrarrevolucionario". Este

    argumento intenta excitar nuestra imaginacin contraponiendo una buena norma

    programtica a una realidad miserable, repugnante incluso. No estamos hartos de vercmo, desde 1923, la URSS juega un papel cada vez ms contrarrevolucionario en la

    arena internacional? Hemos olvidado la experiencia de la Revolucin China, de la

    huelga general inglesa de 1926 o la tan reciente de la Revolucin Espaola? Hay dos

    Internacionales obreras completamente contrarrevolucionarias. Algunos parecen haberlo

    olvidado. Los sindicatos franceses, ingleses y norteamericanos apoyan totalmente la

    poltica contrarrevolucionaria de sus burguesas respectivas. Esto no nos impide

    llamarles "sindicatos", apoyar sus avances y defenderlos contra la burguesa. Por qu

    no podemos utilizar el mismo mtodo con el "estado obrero contrarrevolucionario"? En

    ltimo trmino, un estado obrero es un sindicato que ha conseguido el poder. La

    diferencia de actitud entre ambos casos es que los sindicatos tienen una larga historia, y

    ya nos hemos acostumbrado a considerarlos como realidades, no como "categoras" denuestro programa. Y el estado obrero es ya una realidad, que no depende para nada de

    nuestro programa.

    Imperialismo?

    Debemos llamar "imperialismo" a la actual expansin del Kremlin? Primero, hemos de

    establecer el contenido social de este trmino. La historia ha conocido el "imperialismo"

    romano basado en el esclavismo, el imperialismo de los seores feudales, el del

    comercio y la industria capitalistas, el imperialismo de la monarqua zarista... La fuerza

    motora de la oligarqua de Mosc es indudablemente el ansia de aumentar su poder, su

    prestigio, sus ganancias. Este es un elemento del "imperialismo", en el amplio sentido

    de la palabra, que caracteriz a las monarquas, oligarquas, castas dominantes,

    estamentos medievales y clases en el pasado. Sin embargo, en la literatura

    contempornea, al menos en la marxista, el imperialismo se define como una poltica

    expansionista para financiar el capital, con un contenido econmico muy determinado.

    Emplear el trmino "imperialismo" para la poltica exterior del Kremlin, sin especificar

    claramente lo que significa, equivale a equiparar la poltica de la burocracia bonapartista

    con la del capital monopolista, sobre la base de que ambos utilizan la fuerza militar

    como medio de expansin. Semejante identificacin, que slo puede crear confusin, es

    mucho ms propia de socialdemcratas pequeoburgueses que de marxistas.

    Continuacin de la poltica imperialista de los Zares

    El Kremlin participa en un nueva partici6n de Polonia, el Kremlin se apodera de los

    pases blticos, el Kremlin se vuelve sobre los Balcanes, Persia y Afganistn; en otras

    palabras, el Kremlin contina la poltica imperialista de los Zares. No tenemos

    derecho, por tanto, a calificar de imperialista la poltica del Kremlin? Pero este

    argumento histrico-geogrfico no es ms convincente que los otros. La revolucin

    proletaria, nacida en el imperio de los Zares, intent desde el principio, y lo consigui

    durante un tiempo, conquistar los pases blticos; intent penetrar en Rumania y enPersia y una vez lleg con sus ejrcitos hasta Varsovia (1920). Las lneas de expansin

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

    21/168

    de la Revolucin fueron las mismas que las del zarismo, porque la revolucin no

    cambi las condiciones geogrficas. Precisamente por esto, los mencheviques de

    entonces hablaron del "imperialismo bolchevique", calcado de la diplomacia zarista.

    Los demcratas pequeoburgueses repiten hoy este argumento. Repito: no tenemos

    ninguna razn para imitarlos.

    Agentes del imperialismo?

    Sin embargo, junto al problema de cmo denominar la poltica expansionista de la

    URSS, est el del apoyo que el Kremlin est prestando al imperialismo de Berln. Antes

    que nada, es preciso establecer aqu que -en ciertas condiciones, hasta un cierto punto y

    de determinada forma- hasta un estado obrero sano tendra que apoyar inevitablemente

    el imperialismo, porque le sera completamente imposible romper las cadenas de

    relaciones de un mundo imperialista. El pacto de Brest-Litovsk indudablemente reforz

    temporalmente a Alemania contra Francia y Gran Bretaa. Un estado obrero aislado no

    tiene ms remedio que maniobrar entre los campos imperialistas hostiles. Maniobrarimplica apoyar temporalmente a uno contra el otro. Saber en cada momento a quin

    puede resultar ms provechoso o menos peligroso apoyar, no es una cuestin de

    principio, sino de clculo prctico y de visin de conjunto. Las inevitables desventajas

    de prestar apoyo a un estado burgus contra otro se equilibran con mucho por el hecho

    de que esto permite al estado obrero aislado continuar existiendo.

    Pero hay maniobras y maniobras. En Brest-Litovsk el gobierno sovitico sacrific la

    independencia nacional de Ucrania a cambio de salvar el estado obrero. Nadie hablara

    de sacrificio de Ucrania, porque todos los trabajadores conscientes comprendieron su

    carcter forzoso. El caso de Polonia es completamente diferente. El Kremlin no ha

    planteado nunca la cuestin de que estuviese obligado a sacrificar Polonia. Por el

    contrario, se jacta cnicamente de su astucia, lo que atenta a los ms elementales

    sentimientos democrticos de las clases oprimidas de todo el mundo y debilita

    enormemente la situacin internacional de la Unin Sovitica. La transformaci6n

    econmica de los pases ocupados no compensa esto ni en la dcima parte!

    Toda la poltica exterior del Kremlin se basa, por lo general, en un pcaro adorno del

    imperialismo "amigo", y esto significa sacrificar los intereses fundamentales del

    movimiento obrero mundial a cambio de ventajas secundarias e inestables. Despus de

    haber drogado durante cinco aos a los trabajadores con slogans como la "defensa de las

    democracias", Mosc es hoy cmplice de la poltica de pillaje de Hitler, Esto noconvierte a la URSS en un estado imperialista, pero Stalin y su Comintern son, sin duda,

    los agentes ms valiosos con que cuenta el imperialismo.

    Si queremos definir exactamente la poltica exterior del Kremlin, debemos decir que es

    la poltica de la burocracia bonapartista de un estado obrero degenerado, en un entorno

    imperialista. Esta definicin no es tan corta ni tan sonora como "poltica imperialista",

    pero, en cambio, es ms precisa.

    El mal menor

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    La ocupacin de la Polonia del Este por el Ejrcito Rojo es seguramente un mal menor

    en comparacin con la ocupaci6n de otros territorios por los nazis. Pero este "mal

    menor" se obtuvo porque Hitler se asegur previamente un mal mucho mayor. Si

    alguien prende fuego, o ayuda a prender fuego a una casa y luego salva a cinco de sus

    diez ocupantes para convertirlos en sus propios semi-esclavos, se produce un "mal

    menor" que si se hubiesen quemado los diez. Pero no est claro que este pirmanomerezca una medalla por el rescate. Y si se la dieran, debera tirarla inmediatamente,

    como el hroe de una novela de Vctor Hugo

    .

    "Misioneros armados"

    Robespierre dijo una vez que a la gente no le gustan los misioneros con bayonetas. Pero

    lo que quera decir es que es imposible imponer a un pueblo ideas o instituciones

    revolucionarias por la fuerza de las armas. Esto no significa, sin embargo, que sea

    inadmisible intervenir militarmente en un pas para cooperar con la revolucin. Pero una

    intervencin de este tipo, derivada de una poltica revolucionaria internacional, debe serentendida por el proletariado internacional y debe corresponder a los deseos de las

    masas trabajadoras en cuyo territorio entran las tropas revolucionarias. La teora del

    socialismo en un solo pas no puede crear esta solidaridad internacional activa, la nica

    capaz de justificar y preparar la intervencin armada. El Kremlin plantea y resuelve el

    problema de la intervencin militar como hace toda su poltica; completamente al

    margen de las ideas y sentimientos de la clase trabajadora internacional. Por ello, los

    ltimos "xitos diplomticos" del Kremlin le comprometen monstruosamente y han

    creado la confusin en las filas del proletariado de todo el mundo.

    Insurreccin en dos frentes

    Pero, planteando as la cuestin -dicen algunos camaradas- es adecuado hablar de la

    defensa de la URSS y de las provincias ocupadas? No sera ms correcto llamar a los

    obreros y campesinos de toda Polonia a luchar, tanto contra Hitler, como contra Stalin?

    Naturalmente, eso es muy atractivo. Si surge simultneamente la revolucin en

    Alemania y en la URSS, incluidas las nuevas provincias ocupadas, se resolveran

    muchos problemas de un golpe. Pero no podemos basar nuestra poltica slo en lo ms

    favorable, en la mejor combinacin de circunstancias. El problema es: qu hacemos si

    Hitler, antes de ser aplastado por la revolucin, ataca Ucrania antes de que la revolucin

    haya destruido a Stalin? Debern luchar en este caso los partidarios de la IVInternacional contra Hitler, lo mismo que lucharon en las filas de la Espaa republicana

    contra Franco? Estamos totalmente, y en el ms amplio sentido, por una Ucrania libre,

    tanto de Hitler, como de Stalin. Pero, qu hacer si, antes de haber obtenido esa

    independencia, Hitler intenta apoderarse de esa Ucrania que est bajo el dominio de la

    burocracia stalinista? La IV Internacional contesta: defenderemos de Hitler la Ucrania

    esclavizada por Stalin.

    "Defensa incondicional de la URSS"

    Qu significa defensa "incondicional" de la URSS? Significa que no le ponemoscondiciones a la burocracia. Significa que, independientemente de los motivos o causas

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    de la guerra, defendemos las bases sociales de la URSS, si se ven amenazadas por el

    imperialismo. Algunos camaradas preguntan: y si maana la URSS invade la India y

    empieza a cargarse un movimiento revolucionario, les apoyaremos? Esta pregunta no es

    del todo coherente. En primer lugar, no est claro por qu implicar a la India. Es ms

    sencillo preguntar: y si el Ejrcito Rojo amenaza a los obreros y campesinos de la

    URSS que se pongan en huelga contra la burocracia, lo apoyaremos o no? La polticaexterior es una continuacin de la interna. Nunca hemos prometido apoyar todas las

    acciones del Ejrcito Rojo, que es un instrumento en manos de la burocracia

    bonapartista. Hemos prometido defender la URSS en tanto que estado obrero, y slo lo

    que hay dentro de ella, que es caracterstico de un estado obrero.

    Un casuista inveterado puede argumentar: Si el Ejrcito Rojo, independientemente de la

    clase de "trabajo" que est realizando en la India, es derrotado por los insurgentes

    indios, esto debilitara a la URSS. Le responderamos: La derrota de un movimiento

    revolucionario en la India, con la cooperacin del Ejrcito Rojo, significara un peligro

    mucho mayor para las bases sociales de la URSS que un contratiempo episdico de un

    destacamento contrarrevolucionario del Ejrcito Rojo en la India. La IV Internacionaldebe distinguir en cada caso cundo el Ejrcito Rojo no es ms que un arma en manos

    de la reaccin bonapartista y cundo est defendiendo las bases sociales de la URSS.

    Un sindicato dirigido por reaccionarios organiza una huelga para impedir el acceso de

    los negros a una determinada rama de la industria, apoyaramos una huelga tan

    vergonzosa? Naturalmente, no. Pero imaginemos que los amos, aprovechndose de esta

    huelga, tratan de aplastar los sindicatos y de impedir toda defensa organizada de los

    trabajadores. En este caso, defenderemos los sindicatos como cuestin de principio, a

    pesar del carcter reaccionario de su direccin. Por qu no podemos aplicar a la URSS

    esta misma poltica?

    La norma fundamental

    La IV Internacional ha establecido definitivamente que, en todos los pases

    imperialistas, estn aliados o en contra de la URSS, los partidos proletarios deben

    desarrollar durante la guerra la lucha de clases con el propsito de tomar el poder. Al

    mismo tiempo, el proletariado no debe perder de vista los intereses de la defensa de la

    URSS (y de las revoluciones en las colonias) y, en caso necesario, pronunciarse por la

    accin ms decisiva, por ejemplo, huelgas, sabotaje, etctera. Las relaciones de poder

    han cambiado sensiblemente desde que la IV Internacional formul esta norma, pero suvalidez permanece. Si maana Inglaterra o Francia amenazan Mosc, los trabajadores

    ingleses y franceses deben tomar las medidas ms decisivas para impedir los envos de

    armas y soldados. Si Hitler, obligado por la lgica de la situacin, tiene que mandar

    ayuda militar a Stalin, los trabajadores alemanes, por el contrario, no debern recurrir a

    las huelgas y los sabotajes. No creo que haya otra solucin.

    "Revisin del marxismo"?

    A algunos camaradas les sorprendi que yo hablase en mi artculo ("La URSS en

    guerra") del "colectivismo burocrtico" como de una posibilidad terica. Han visto enello una completa revisin del marxismo. Se trata de un malentendido aparente. La

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    concepcin marxista de la necesidad histrica no tiene nada que ver con el fatalismo. El

    socialismo no se va a realizar "por s mismo", sino que ser el resultado de la lucha de

    fuerzas vivas, clases y partidos. La ventaja crucial del proletariado en esta lucha reside

    en que l representa el progreso histrico, mientras que la burguesa encarna la reaccin

    y la decadencia. Esta es la fuente de nuestra fe en la victoria. Pero tenemos perfecto

    derecho a preguntarnos: qu suceder si vencen las fuerzas de la reaccin?

    Los marxistas han formulado un nmero incalculable de veces la alternativa: o el

    socialismo o la vuelta a la barbarie. Tras la "experiencia" italiana, se ha repetido miles

    de veces: o fascismo o comunismo. El paso al socialismo no puede dejar de parecernos

    ms complicado, ms heterogneo, ms contradictorio, de lo que se previ en el

    esquema histrico general. Marx habl de la dictadura del proletariado y su superacin

    posterior, pero no dijo nada sobre su degeneracin. Hemos observado y analizado por

    primera vez la experiencia de tal degeneracin. Es esto revisionismo?

    La marcha de los acontecimientos ha demostrado que el retraso de la revolucin

    socialista engendra indudables fenmenos de barbarie: desempleo crnico,pauperizacin de la pequea burguesa, fascismo y guerras de exterminio que no abren

    ningn camino viable. Qu nuevas formas sociales y polticas puede adoptar esta

    barbarie, si aceptamos tericamente que la humanidad es incapaz de elevarse hasta el

    socialismo? Estamos en mejores condiciones que Marx para responder a esta pregunta.

    La nueva era brbara est limitada por el fascismo y la degeneracin del estado obrero.

    Una alternativa de este tipo -socialismo o servidumbre totalitaria- no slo tiene una

    enorme importancia terica, sino tambin agitativa, pues a su luz la necesidad del

    socialismo aparece con mayor claridad.

    Si tenemos que hablar de revisin de Marx, es realmente la de esos camaradas que

    hablan de un nuevo tipo de estado "ni burgus ni obrero". Precisamente porque la

    alternativa que yo planteo les obliga a llevar su pensamiento hasta sus ltimas

    consecuencias lgicas, algunos de estos crticos, asustados por las conclusiones de su

    propia teora, me acusan... de revisionismo. Prefiero creer que es una broma.

    El derecho al optimismo revolucionario

    Demostraba claramente en mi artculo "La URSS en guerra" que la perspectiva de un

    sistema de explotacin ni obrero ni burgus, es decir, "colectivismo burocrtico", es la

    perspectiva de la total derrota y decadencia del proletariado internacional, la perspectivadel ms profundo pesimismo histrico. Existen razones autnticas para adoptar esta

    perspectiva? No est de ms inquirir sobre el asunto entre nuestros enemigos de clase.

    En el nmero semanal del bien conocido peridico France Soir, de 31 de agosto de

    1939, hay un reportaje muy instructivo sobre una entrevista entre Hitler y el embajador

    francs, Coulondre, celebrada el 25 de agosto. (La fuente de informaci6n debe ser el

    propio Coulondre.) Hitler se jacta del pacto que ha firmado con Stalin ("un pacto

    realista") y "lamenta" la sangre francesa y alemana que se desperdiciar.

    "Pero -objeta Coulondre- Stalin se expone por los dos lados. El verdadero ganador (en

    caso de guerra) va a ser Trotsky, no cree usted"?

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    "Lo s -responde el Fuhrer-, pero como Francia e Inglaterra dan a Polonia completa

    libertad de accin...", etc.

    Estos caballeros han tenido a bien ponerle un nombre individual a los que esperan la

    revolucin. Pero sta no es la esencia de esta dramtica conversacin, justo en el

    momento en que se rompan las relaciones diplomticas. "La guerra va a provocar

    inevitablemente la revolucin", dice el representante de la democracia imperialista,temblando de pies a cabeza y tratando de atemorizar a su adversario. "Lo s -responde

    Hitler-, lo s", como si se tratara de una cuestin decidida hace ya mucho tiempo.

    Sorprendente dilogo!

    Los dos, Hitler y Coulondre, representan la barbarie que avanza sobre Europa. Ninguno

    de ellos duda que su barbarie ser derrotada por la revolucin socialista. Las clases

    dominantes de todos los pases capitalistas del mundo son hoy conscientes de ello. Su

    total desmoralizacin es uno de los elementos ms importantes de la correlacin de

    fuerzas actual. El proletariado tiene una direccin joven y todava ilusionada. Pero la

    direccin de la burguesa apenas se tiene en pie. Al principio de una guerra que no

    pueden impedir, estos caballeros estn convencidos de antemano del colapso de surgimen. Este hecho debe de ser para nosotros fuente de un invencible optimismo

    revolucionario!

    18 de octubre de 1939.

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    El referndum y el centralismo democrtico[1]

    21 octubre 1939

    Pedimos un referndum sobre la guerra porque queremos paralizar o destruir el

    centralismo en el estado imperialista. Pero, podemos reconocer el referndum como un

    mtodo normal de decisin dentro de nuestro partido? La respuesta slo puede ser

    negativa.

    Quien est a favor del referndum reconoce que la democracia interna del partido es

    slo la suma aritmtica de decisiones locales, condicionadas inevitablemente por las

    fuerzas y la experiencia limitadas de cada seccin. Quien est en favor de un

    referndum debe estar a favor de los mandatos imperativos: es decir, a favor de quecada seccin local tenga derecho a exigir a su representante en el congreso del partido

    que vote de manera predeterminada. Quien reconoce el mandato imperativo est

    automticamente en contra de la concepcin del congreso como rgano supremo del

    partido. Es suficiente sustituir el congreso por un recuento de votos locales. El partido,

    como un todo centralizado, desaparece. Aceptando el referndum, la influencia de las

    secciones ms avanzadas y de los camaradas con ms experiencia o ms perspicaces se

    sustituye por la influencia de los menos experimentados, de las secciones ms atrasadas,

    etc.

    Naturalmente estamos por un examen a fondo y porque sobre cada cuestin voten todas

    las secciones locales del partido, todas las clulas. Pero, al mismo tiempo, cadadelegado elegido por su seccin debe tener derecho a sopesar todos los argumentos

    expuestos en el congreso y a votar segn le dicte su juicio poltico, y si, despus del

    congreso, no es capaz de convencer a su organizacin de lo correcto de sus

    apreciaciones, sta debe privarle consecuentemente de su confianza poltica. Casos as

    son inevitables. Pero son un mal infinitamente menor que el sistema de referndum o de

    voto imperativo, que destruyen por completo el partido como un todo.

    Coyoacn, D. F., 21 de octubre de 1939.

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/05.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/05.htm#n1
  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    Carta a Sherman Stanley

    22 de octubre de 1939

    Querido camarada Stanley:

    Contesto con un poco de retraso su carta del 11 de octubre.

    1. Dice que "no debe haber serios enfrentamientos ni diferencias" en la cuestin rusa. Si

    es as, por qu esa terrible alarma en el partido contra el Comit Nacional, es decir,

    contra su mayora? No debe sustituir sus concepciones personales por las de la minora

    del Comit, que considera la cuestin lo bastante seria como para provocar una

    discusin justo en el umbral de la guerra.

    2. Pero no estoy de acuerdo con usted en que mi argumento no contradice los delcamarada M. S. La contradiccin implica dos puntos fundamentales:

    a) La naturaleza de clase de la URSS.

    b) La defensa de la URSS.

    Sobre el primer tema, el camarada M. S. plantea una cuestin de principio, lo que

    significa que deja de reconocer la antigua decisin y toma una nueva. Un partido

    revolucionario no puede vivir entre dos decisiones, una aniquilada, otra adoptada sin ser

    previamente propuesta. En el problema de la defensa de la URSS y los nuevos

    territorios ocupados contra Hitler (o Inglaterra) el camarada M. S. propone unarevolucin contra Hitler y Stalin a la vez. Esta frmula abstracta significa negar la

    defensa real en una situacin concreta. Intento aclarar este punto en un nuevo artculo

    que mand ayer por avin al Comit Central.

    3. Estoy completamente de acuerdo con usted en que slo una discusin seria clarificar

    el asunto, pero no creo que votando simultneamente por la propuesta de M. S. y por la

    de la mayora vaya a clarificar nada.

    4. Afirma en su carta que el problema principal no es la cuestin rusa, sino el "rgimen

    interno". He odo esa acusacin bastante a menudo desde el comienzo de nuestro

    movimiento en EE.UU. Varan un poco las formulaciones y los grupos, pero siempre

    hay una parte de nuestros camaradas que est en contra del "rgimen". Estaban, por

    ejemplo, contra la entrada en el Partido Socialista (no hace falta irse muy atrs en el

    tiempo). Pero inmediatamente dijeron que el "principal problema" no era entrar en el

    Partido Socialista, sino el "rgimen". Ahora se repite la misma frmula en relacin con

    la cuestin rusa.

    5. Por mi parte, creo que la entrada en el Partido Socialista fue una medida muy

    saludable para la mayor extensin de nuestro partido y que el "rgimen" (o la direccin)

    que llev a cabo la fusin estaba en lo cierto, al contrario que la oposicin, que, adems,

    en este caso representaba la tendencia al estancamiento.

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    6. Ahora, al comienzo de la guerra, surge una nueva y aguda posicin, basada en la

    cuestin rusa. Afecta a la correcci6n de nuestro programa, elaborado a travs de

    innumerables discusiones, polmicas y disputas a lo largo de diez aos. Naturalmente,

    nuestras decisiones no son eternas. Si alguien de la direccin del partido tiene dudas y

    slo dudas, es su deber hacia el partido clarificarse mediante estudios y discusiones

    dentro de la direccin, antes de lanzar la cuestin a todo el partido, y no en forma denuevas decisiones, sino de dudas. Desde luego, desde el punto de vista de los estatutos,

    cualquiera, hasta un miembro del Comit Poltico, tiene derecho a hacerlo, pero no creo

    que este derecho se haya usado de tal manera que haya contribuido a mejorar el rgimen

    del partido.

    7. En el pasado, he odo a menudo acusaciones de camaradas contra el Comit Nacional

    en su conjunto -sobre su falta de iniciativa y dems-. No soy el abogado defensor del

    Comit Nacional y estoy seguro de que ha dejado de hacer muchas cosas que podra

    haber hecho. Pero insisto en que es preciso concretar las acusaciones. Me he dado

    cuenta a menudo que el disgusto con la propia actividad local, con la propia falta de

    iniciativa, se transformaba en una acusacin al Comit Nacional, que se supona debaser Omnipotente, Omnipresente y Omnibenevolente.

    8. En el caso presente, el Comit Central es acusado de "conservadurismo". Creo que

    defender las decisiones tomadas, hasta que no se tomen otras nuevas, es deber elemental

    del Comit. Creo que este "conservadurismo" est dictado por el instinto de

    conservacin del propio partido.

    9. Hay otros dos asuntos sobre los que los camaradas actualmente disconformes con el

    "rgimen" han adoptado, en mi opinin, una postura polticamente falsa. El rgimen

    debe ser un instrumento al servicio de la poltica adecuada. Cuando la incorreccin de

    su poltica es manifiesta, sus protagonistas tienden a decir que tal asunto no es tan

    importante como el rgimen en general. Durante el desarrollo de la Oposicin de

    Izquierda y de la IV Internacional me he opuesto cientos de veces a esta sustitucin.

    Cuando Vareecken, Sneevliet e incluso Molinier fueron derrotados en todos sus puntos

    de diferencia, declararon que el autntico problema de la IV Internacional no era tal o

    cual decisin, sino su rgimen.

    10 No quiero hacer una analoga entre los lderes de la presente oposicin en el Partido

    americano y los Vareeckenes, Snevliets y compaa. S muy bien que los lderes de la

    oposicin actual son camaradas muy cualificados y espero sinceramente que seguiremos

    trabajando juntos tan amistosamente como hasta ahora. Pero no voy a aportar nadapositivo inquietndome, porque alguno de ellos vaya a cometer el mismo error, a cada

    nueva etapa en el desarrollo del partido, apoyndose en un grupo de adherentes

    personales. Creo que en la presente discusin esta actitud debe analizarse y condenarse

    severamente por la opinin general del partido, que en este momento tiene enormes

    tareas que cumplir.

    Con los mejores saludos del camarada,

    Crux (Leon Trotsky)

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    P. S. -Como hablo de la mayora y la minora del Comit Nacional, y especialmente de

    los camaradas de la resolucin M. S., voy a enviar copia de esta carta a los camaradas

    Cannon y Schatman.

  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    Carta a Max Shachtman

    6 de noviembre de 1939

    Querido camarada Shachtman:

    Recib la transcripcin de su discurso del 15 de octubre [1] que me envi usted y la le

    con todo el inters que se merece. He encontrado un montn de excelentes ideas y de

    formulaciones en completo acuerdo con nuestra posicin comn, tal y como se expresa

    en los documentos fundamentales de la IV Internacional. Pero lo que no pude encontrar

    es una explicacin de por qu ataca nuestra posicin previa como "insuficiente,

    inadecuada e inactual".

    Dice usted: "Los acontecimientos, que han resultado ser diferentes de nuestras hiptesis

    y predicciones tericas, han cambiado la situacin". Pero desgraciadamente, habla ustedtan en abstracto de "los acontecimientos" que no soy capaz de comprender cmo

    cambian la situacin y cules pueden ser las consecuencias de estos cambios para

    nuestra poltica. Usted menciona algunos ejemplos del pasado. As, "vimos y previmos

    la degeneracin de la III Internacional"; pero slo despus de la victoria de Hitler

    consideramos necesario proclamar la IV Internacional. El ejemplo no est formulado

    exactamente. Habamos previsto no slo la degeneracin de la III Internacional, sino

    tambin la posibilidad de su regeneracin. Slo la experiencia alemana de 1929-33 nos

    convenci de que el Comintern estaba podrido y nada podra regenerarlo. Pero entonces

    cambiamos nuestra poltica radicalmente: opusimos a la III la IV Internacional.

    Pero no sacamos las mismas conclusiones respecto al estado sovitico. Por qu? La IIIInternacional era un partido una seleccin de personas en base a ideas y mtodos. Esta

    seleccin era tan opuesta al marxismo que tuvimos que abandonar toda esperanza de

    regenerarla. Pero el estado sovitico no es slo una seleccin ideolgica, es un complejo

    de instituciones sociales que persiste a pesar de que las ideas de la burocracia sean

    opuestas a las de la Rev6lucin de Octubre. Esta es la razn por la que no renunciamos

    a regenerar el estado sovitico mediante una revolucin poltica. Cree usted que

    debernos cambiar de actitud? Si no, y estoy seguro de que usted no quiere proponer eso,

    dnde est el "cambio" fundamental que se ha producido a raz de los ltimos

    acontecimientos?

    Veo con satisfaccin que acepta usted el slogan "por una Ucrania soviticaindependiente". Pero aade: "Yo siempre entend nuestra posicin bsica como opuesta

    a las tendencias separatistas en las Repblicas Soviticas Federadas". Ve con respecto a

    esto "un cambio fundamental en nuestra poltica". Pero: l) el slogan sobre Ucrania

    independiente se propuso antes del pacto Hitler-Stalin; 2) este slogan es slo una

    aplicacin a una cuestin nacional de nuestro slogan general de lucha contra la

    burocracia. Podra usted decir con el mismo derecho: "Tal y como yo entiendo nuestra

    posicin bsica, nos hemos opuesto siempre a todo acto de rebelin contra el Gobierno

    sovitico". Naturalmente, pero cambiamos esta postura bsica hace ya varios aos. No

    veo qu nuevo cambio propone usted ahora.

    Cita usted la marcha del Ejrcito Rojo en 1920 sobre Polonia y Georgia, y dice: "Ahora,

    si no ha cambiado nada en la situacin, por qu la mayora no propone apoyar el

    http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/07.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/07.htm#n1
  • 7/28/2019 En Defensa Del Marxismo - Leon Trotsky

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    avance del Ejrcito Rojo en Polonia, los pases blticos o Finlandia?". En esta parte

    decisiva de su discurso, usted establece que "algo ha cambiado" entre 1920 y 1939.

    Claro, hombre! La novedad es la situacin de bancarrota de la III Internacional, la

    degeneracin del estado sovitico, el desarrollo de la oposicin de izquierda, y la

    creacin de la IV Internacional. Los "acontecimientos concretos" han ocurrido

    precisamente entre 1920 y 1939. Y estos acontecimientos explican suficientemente porqu hemos cambiado radicalmente nuestra postura hacia el Kremlin, incluyendo su

    poltica militar.

    Olvida usted que en 1920 apoyamos no slo al Ejrcito Rojo, sino tambin al GPU.

    Desde nuestra concepcin del estado, no existe diferencia radical entre el Ejrcito Rojo

    y el GPU. Sus actividades estn estrechamente conectadas y son interdependientes.

    Podemos afirmar que en 1910 y los aos siguientes, apoyamos a la Cheka en su lucha

    contra los rusos contrarrevolucionarios y los espas imperialistas, pero que, cuando en

    1927 el GPU empez a arrestar, exiliar y perseguir a los autnticos bolcheviques,

    cambiamos nuestra apreciacin de esa institucin. Este cambio se produjo por los

    menos once aos antes del pacto germano-sovitico. Por eso me ha asombradoprofundamente que hable usted sarcsticamente de "el rechazo de la mayora a adoptar

    la misma postura que todos tomamos en 1920...". Todos nosotros empezamos a cambiar

    de postura en 1923 avanzando poco a poco de acuerdo con los desarrollos objetivos. El

    punto decisivo de la evolucin fue 1933-34. Si no somos capaces de ver qu cambios

    fundamentales se han producido ahora y por qu debemos cambiar nuestra poltica,

    segn propone usted, no significa que hayamos vuelto a 1920!

    Insiste usted fundamentalmente en la necesidad de abandonar el slogan de la defensa

    incondicional de la URSS, porque usted interpret en el pasado ese slogan como apoyo

    a toda accin diplomtica o militar del Kremlin, es decir, de la poltica de Stalin. No, mi

    querido Schatman, eso no corresponde "a los acontecimientos concretos". Ya en 1927

    proclama