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1 Edificio principal, hall y vista posterior del Memorial de la Unidad 731; en el centro, el edficio de emperimentación con gases venenosos. Harbin, septiembre 2015. En el Memorial de las víctimas de la guerra biológica del Ejército imperial japonés (1932-1945): la siniestra Unidad 731 del doctor Ishiro Ishii, en Ha'erbin (Harbin), noreste de China

En el Memorial de las víctimas de la guerra biológica del Ejército … · 2017. 3. 4. · 1 Edificio principal, hall y vista posterior del Memorial de la Unidad 731; en el centro,

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  • 1

    Edificio principal, hall y vista posterior del Memorial de la Unidad 731; en el centro, el

    edficio de emperimentación con gases venenosos. Harbin, septiembre 2015.

    En el Memorial de las víctimas de la guerra biológica del

    Ejército imperial japonés (1932-1945): la siniestra

    Unidad 731 del doctor Ishiro Ishii, en Ha'erbin (Harbin),

    noreste de China

  • 2

    La visita y la recogida de datos,

    septiembre-octubre de 2015

    ÀNGEL LÁZARO

    Estaba en Harbin (Ha'erbin, en transcripción pinyin), capital de la provincia más

    septentrional de China, por otros motivos (recoger datos y tomar fotos para un

    estudio sobre las concesiones internacionales en China) y no tenía prevista esta visita.

    Teníamos poco tiempo, los edificios se encuentran en ruinas y el lugar no está bien

    comunicado con el centro de Harbin (a unos 20 kilómetros). Además, los crímenes de

    guerra y contra la humanidad cometidos por el Ejército Imperial Japonés (1931-

    1945) son motivo de aguda controversia política en Asia oriental, por lo que tenía

    mis reservas sobre el rigor expositivo y la objetividad del lugar.

    Sala final de la exposición del Memorial 731, con fotografías de las víctimas y testimonios de

    soldados y científicos arrepentidos. Harbin, septiembre 2015.

  • 3

    Sin embargo, la propia controversia acabó por suscitar mi interés, por lo que

    decidimos dedicarle la mañana del último día (martes, 29 de septiembre de 2015),

    antes de desplazarnos hasta el aeropuerto, para tomar el vuelo de la tarde. Tomamos

    un taxi hacia el distrito de Pingfang, en el oeste, actualmente uno de los grandes

    polígonos industriales del "Dongbei" (noreste de China), sede de grandes empresas

    aeronáuticas, como el fabricante de helicópteros Hafei.

    Llegamos muy pronto y ya de entrada me sorprendió muy favorablemente la

    alegórica elegancia contemporánea del edificio principal, donde se encuentra la

    exposición principal (aunque esto es siempre cuestión de gustos), en particular, el

    gran "hall" rectangular de paredes negras y techo traslúcido, atravesado

    simbólicamente por una línea roja cuyo objetivo, según los guías, es poner de

    manifiesto la revelación final de la verdad, alcanzada tras la apertura de la "caja

    negra" (símil muy apropiado) que la ocultaba. No tardamos en descubrir el sentido de

    aquella explicación

    No obstante la alegoría abstracta, y el efecto artístico resultante, nada de lo que

    hayas podido ver hasta entonces te prepara para lo que viene después. No hay

    truculencia fácil mediante desgarradoras fotos de dudoso origen (mi principal temor

    previo), sino exposición ordenada, pero desgarradora, rigurosa, pero emocionalmente

    insoportable, de documentos escritos y visuales, testimonios, objetos, pruebas

    abrumadoras del uso inhumano de cobayas humanos para la experimentación

    científica con fines militares.

    Tras casi 3 horas de visita, mi esposa y yo atravesamos la puerta de salida, hacia los

    restos del siniestro acuartelamiento de la Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés,

    con una emoción difícil de contener, y lagrimas en los ojos, incapaces de comprender

    no una violencia pasionalmente destructiva sino la fría y deshumanizadora crueldad

    de los científicos y militares que allí trabajaron.

    Aunque ya entonces, el detenido examen de la exposición me pareció muy

    convincente, decidí no escribir este artículo hasta comprobar, uno por uno todos los

    datos expuestos, en particular, las pruebas que, en mi opinión, avalan la existencia de

    los crímenes denunciados desde hace años por chinos y rusos,.

    Estas pruebas también demuestran el ignominioso encubrimiento de los Estados

    Unidos: los informes elaborados por militares, científicos y agentes de inteligencia

    sobre las actividades de la Unidad 731 para su propio programa de armas biológicas,

  • 4

    con sede en Fort Detrick, Maryland, documentos secretos desclasificados el año 2000,

    y abundantemente citados desde entonces (ver Anexo).

    Documento de inteligencia desclasificado del Cuartel General de las Fuerzas Armadas de

    Estados Unidos en el Pacífico, julio 1947, que acredita el conocimiento de los experimentos

    con seres humanos vivos de la Unidad 731. Christopher Reed, 2006.

    Estados Unidos no sólo utilizó datos obtenidos de experimentos humanos para

    desarrollar armas prohibidas por el Protocolo de Ginebra de 1925. Además, los

    obtuvo de los propios miembros de la Unidad, garantizando la inmunidad para todos

    ellos (aunque algunos miembros de segundo orden pudieron ser procesados por China

    y la Unión Soviética) y evitando que fueran juzgados por crímenes contra la

    humanidad.

    La recogida de datos me ha permitido comprobar que, aunque los documentos

    desclasificados, y los testimonios de arrepentimiento de varios miembros de la Unidad,

  • 5

    difundidos libremente en Japón, confirman las atrocidades, el gobierno japonés sigue

    negando su existencia, en la misma medida que los sectores negacionistas y

    revisionistas de Japón rechazan la comisión de crímenes de guerra por el Ejército

    Imperial Japonés entre 1931 y 1945

    Hubiera preferido no escribir este artículo porque me parecía alejado de la finalidad

    cultural y viajera del blog, pero comprendí que había algo de deber (hacia lo humano

    que nos caracteriza o debería caracterizarnos) en el hecho de escribirlo. Me confieso

    un gran admirador de las culturas china y japonesa, por lo que hay algo de desgarro

    también en el acto de escritura.

    Por una curiosa e involuntaria sincronicidad, la escritura de este artículo coincidió

    con la lectura de "Underground", de Haruki Murakami, uno de mis escritores

    preferidos, un libro/ensayo sobre el ataque con gas sarín cometido la secta "Aum",

    liderada por Shoko Asahara, en el metro de Tokyo, en 1995, desde la perspectiva de

    las víctimas que lo sufrieron. Buena parte de los fabricantes y atacantes que usaron

    sin miramientos la citada arma química contra sus propios compatriotas formaban

    parte de la élite de la ciencia japonesa.

  • 6

    Excavaciones del edificio del laboratorio y las celdas para los prisioneros objeto de

    experimentación biológica. Harbin, septiembre 2015

    El plan japonés de guerra biológica

    (1918-1945)

    El uso puntual de agentes patógenos en conflictos bélicos tiene siglos de historia, e

    incluso referencias bíblicas, pero la experimentación científica con métodos de cultivo

    masivo de gérmenes infecciosos no se convirtió en programa militar sistemático de

    guerra biológica ("Biological warfare") hasta los prolegómenos de la 1ª guerra

    mundial (1914-18), en la que los contendientes usaron sobre todo armas químicas

    (gas mostaza, gas cloro y gas sarín).

  • 7

    En el citado período, Alemania, Gran Bretaña y, especialmente, Japón, crearon

    unidades especiales para estudiar y desarrollar el uso de bacterias y toxinas como

    arma bélica y resolver el principal problema de su uso, su inestabilidad, centrándose

    específicamente en los gérmenes epidémicos más mortíferos, peste bubónica, ántrax,

    cólera "glanders" (muermo) y en la fabricación de los recipientes más eficaces para

    garantizar su efectiva dispersión.

    En 1918, el Departamento Médico del Ministerio japonés de Guerra encarga al

    Instituto de Investigación Científica de Tokyo el "desarrollo de una o múltiples armas

    biológicas mortales". El programa es formalmente suspendido en 1922, pero, aunque

    Japón firmó el "Protocolo de Ginebra sobre la prohibición del empleo en la guerra de

    gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos, de 17 de junio de

    1925", el mismo año, el Ejército decidió mantener el programa de investigación.

    El Protocolo, aún en vigor como costumbre de Derecho Internacional (fue ampliado y

    completado en 1972 por la " Convención sobre la prohibición del desarrollo, la

    producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y

    sobre su destrucción"), establecía la prohibición de uso de "gases asfixiantes, tóxicos o

    similares y de todos los líquidos análogos, material o dispositivo y medios

    bacteriológicos", pero carecía de regulación sobre la investigación, producción o

    almacenamiento.

    Este vacío legal y la autonomía del Ejército Imperial sobre el poder civil fueron

    aprovechados por la Academia Médica Militar de Japón para seguir trabajando en la

    investigación de armas bacteriológicas bajo el liderazgo de su principal ideólogo y

    ejecutor, y principal responsable de la experimentación con seres humanos en Harbin,

    el doctor Ichiro Ishii. La notoria influencia de los nacionalistas militaristas en el poder

    civil desde 1932 facilitaron el desarrollo de sus trabajos, con el decidido apoyo del

    entonces Ministro de la Guerra, Hadeo Araki.

  • 8

    Fotografías de Ishiro Ishii, junto con la reconstrucción de su antiguo despacho de mando en la

    Unidad 731 y el panel con su "Proposición de Guerra Biológica", documento clave del

    programa japonés. En el centro, arriba, con su hermano Takeo, jefe del escuadrón especial, el

    día que fueron condecorados por el uso de armas biológicas en la batalla de Nomonhan,

    Mongolia (1939). Debajo, la flecha señala a Ishii en una reunión médica en Tokyo. Harbin,

    septiembre 2015

    El líder e ideólogo de la unidad 731,

    el doctor Ichiro Ishii

    El programa japonés de guerra bacteriológica y los crímenes de guerra y contra la

    humanidad cometidos por la Unidad 731 y otras unidades similares en China no

    pueden entenderse sin la figura de su creador, Ichiro Ishii (1892-1959).

    Ishii, doctor en medicina, "doctoral degree" en enfermedades epidémicas y teniente

    general del Ejército ("Cirujano General"), ideó, organizó y ejecutó el programa

  • 9

    completo de guerra bacteriológica (1932-1945), incluyendo la experimentación con

    seres humanos y el uso de armas bacteriológicas sobre el terreno. Tras su doctorado,

    Ishii recorrió entre 1928 y 1930 más de 20 países recopilando toda la información

    disponible sobre armamento biológico.

    Científico brillante e inventor consumado (patentó desde incubadoras hasta filtros

    antibacteriológicos defensivos), Ichiro Ishii no sólo organizó y ejecutó, también elaboró

    en 1930 un discurso teórico de justificación sobre el uso de armas biológicas y la

    experimentación con seres humanos en el documento militar confidencial titulado

    "Proposición para una Guerra Biológica".

    De acuerdo con la traducción inglesa del documento, Ishii consideraba que "we have

    to understand the physiological characteristics of human beings. Only under the

    condition of studying the physiological characteristics of human beings can we figure

    out the condition of causing the epidemic diseases with artificial ways. We use living

    people for experiments in order to study physiological characteristics (....)"

    Fotografías históricas y actuales de las instalaciones de la Unidad 731 en Harbin. Septiembre

    2015

  • 10

    Asimismo, Ishii pensaba que "the era where the war only depends on strength has

    passed. Since we have invented large quantities of powerful weapons that can kill

    people without destroying the materials with the help of science (....) the wars in the

    future must be science wars, and the germ warfare is especially important. Therefore,

    we must make efforts to study the germ weapons"

    La creación de la

    Unidad 731

    del Ejército de Kwantung

    De acuerdo con el plan de Ishii, el Ejército Imperial Japonés decidió crear un sistema

    de guerra biológica, con el objetivo de preparar la guerra bacteriológica, en el que se

    integran unidades militares de combate desinadas en Manchuria, las dos

    universidades más prestigiosas del país (las Universidades Imperiales de Tokyo y

    Kyoto) y un gran número de centros de investigación (la Universidad de Kyushu, el

    Instituto de Salud de Dalian y el Laboratorio civil de Investigación sobre

    Enfermedades Epidémicas de Tokyo.

    La dirección del programa fue asumida inicialmente por el Instituto de Investigación

    y Prevención de Epidemias del Ejército, con sede en Tokyo, pero, dado que uno de los

    objetivos del programa de Ishii era experimentar con seres humanos, el mando

    militar toma muy pronto la decisión de instalar los futuros centros experimentales

    fuera de Japón, en la histórica región de Manchuria.

    Esta región había sido ocupada por Japón en septiembre 1931 tras el llamado

    "Incidente de Mukden" (hoy, Shenyang), un atentado con explosivos contra un tren

    civil de una compañía ferroviaria japonesa con sede en la concesión japonesa de

    Dairen-Port Arthur (actualmente, Dalian y Lüshunkou). El atentado fue ejecutado

    por oficiales ultranacionalistas del Ejército japonés, pero se atribuyó a soldados chinos

    para justificar la invasión de Manchuria, solicitada desde hacía tiempo por el bando

    militarista y ya planificada por las unidades militares de la zona.

    Tras el citado incidente, Japón creó en Manchuria un "estado títere" bajo el reinado

    formal de Pu Yi, el último emperador de la dinastía Qing en China, de origen

    manchú, pero lo mantuvo bajo el control civil y militar de las autoridades japonesas.

  • 11

    El Ejército japonés ya había mostrado anteriormente un manifiesto desprecio por la

    población civil china de la zona tras la guerra chino-japonesa de 1895, en la que

    unidades del ejército japonés masacraron civiles inocentes tras la toma de la ciudad

    de Port Arthur, hoy Lüshunkou (distrito oeste de Dalian, en Liaoning), hecho

    documentado por periodistas independientes

    El programa es adscrito al Ejército de Kwantung, unidad de élite del Ejército japonés

    con sede en Manchuria, tristemente célebre por los innumerables crímenes de guerra

    cometidos en el Norte de China, por el que la mayor parte de sus jefes entre 1931 y

    1945 fueron condenados tras la guerra. El Ejército de Kwantung albergaba además

    el grupo más numerosos de oficiales ulltranacionalistas, simpatizantes de los

    movimientos fascistas europeos, que posteriormente se harían con el poder en 1938,

    entre ellos su líder, y entonces Jefe del Estado mayor de la unidad, Hideki Tojo, uno

    de los pocos militares ejecutados tras la Segunda Guerra Mundial

  • 12

    Maquetas y restos de los edificios de la Unidad 731 Abajo, de izquierda a derecha, antigua

    estación de ferrocaril de Pingfang, distintivos de los prisioneros y permiso para residir en el

    área militar restringida. Harbin, septiembre 2015

    En una primera fase (1932-36), el programa se dividió en dos unidades, la "Kamo

    Unit", principal grupo de investigación, con sede en Harbin, y la "Togo Unit", grupo

    experimental con sede en la cercana Wuchang, donde se encontraba la prisión civil de

    Baiyinhe, en la que se iniciaron los primeros experimentos con presos.

    Un motín en la citada cárcel puso de manifiesto la necesidad de construir un centro

    de experimentación más grande y seguro, para el que Ishii eligió la cercana localidad

    de Pinfang, en la que Japón construyó, entre 1936 y 1938, un enorme complejo de

    edificios con oficinas, laboratorios de investigación (con celdas adjuntas para

    prisioneros), un aeródromo con barracones, una terminal ferroviaria, almacenes

    subterráneos, depósitos de gas tóxico, una "cámara de gas" para experimentación con

    seres humanos y un enorme edificación con incineradores y depósitos de agua, cuyas

  • 13

    tuberías de hormigón, aún en pie, son hoy el símbolo histórico del lugar. El área

    donde centenares de prisioneros sufrieron indeciblemente, víctimas de inyecciones

    masivas de gérmenes epidémico, vivisecciones, congelación o gaseamiento, dispuso

    incluso de un templo sintoísta.

    Equipamiento ordinario de los soldados del Ejército de Kwantung. Las fotos corresponden a

    una ofrenda en el templo sintoísta de la Unidad 731, y a una visita del alto mando del

    Ejército de Kwantung. Harbin, septiembre 2015

    La Unidad 731, creada por Decreto imperial en 1936 con el eufemístico nombre de

    "Departamento de Prevención de Epidemias y Purificación del Agua", disponía de

    unos 4500 efectivos militares y civiles, entre los que destacaba el grupo de científicos

    de élite, formado por 50 doctorados en prestigiosas universidades japonesas.

  • 14

    Mandos de la Unidad 731.

    De izquierda a derecha, Takeo Ishii (escuadrón especial), miembros de los servicios generales,

    Masaji Kitano (jefe adjunto), Kiyoshi Kawashima (condenado en la Unión Soviética por el

    bombardeo biológico de Changde), (ilegible)-Mitsuo Ishii-Yukimasa Yagisawa (laboratioro

    gérmenes); Equipo de tratamiento y diagnosis; Kozo Kamamoto-Tachiomaru Yishikawa-

    Mashakuro Kurumazawa (anatomía-vivisecciones y disecciones);Kinzo Nakatome, jefe de la

    seccion de servicios generales (en una actividad deportiva), Hisato Yoshimura (congelaciones)

    y bandera con firmas de miembros de la unidad. Harbin, septiembre 2015

  • 15

    La unidad estaba dividida en diferentes escuadrones o equipos con funciones

    específicas, administrativas y científicas (servicios generales, cinematógrafos,

    laboratorios de gérmenes, plantas e insectos, gas, vivisección, congelación....), e incluso

    un "escuadrón especial" y un "escuadrón aéreo" (2 equipos y 11 aviones), formado

    por soldados y encargado del uso y experimentación de armas biológicas sobre el

    terreno.

    La actividad del centro y las zonas civiles próximas fueron declaradas zona militar de

    acceso restringido (Orden 1330, de 30/6/1936) (los pocos residentes autorizados

    necesitaban un permiso de residencia especial) Los miembros de la Unidad anotaban

    con precisión todas sus actividades y se regían por protocolos estrictos.

    El Ejército Imperial Japonés dispuso otras unidades de guerra biológica en los

    territorios chinos y del resto de Asia ocupados desde 1937, bajo el liderazgo de la

    Unidad 731 de Harbin. En concreto, la Unidad Jia 1855, con base en Beijing; la

    Unidad Rong 1644 con base en Nanjing, que sirvió de apoyo en los bombardeos de

    Ningbo, Zhejiang y Jiangxi; la Unidad Bo 8604 con base en Guangzhou y, finalmente,

    una unidad en Singapur.En el Noroeste de China, la Unidad 731 disponía de bases

    auxiliares en los alrededores de Harbin para experimentos biológicos de campo

    (Sunwu y Mudanjiang).

    El objetivo de todas estas unidades era desarrollar y ejecutar un amplio programa de

    guerra biológica en las zonas de guerra. Los abundantes testimonios recogidos desde

    1945, sobre todo los procedentes de fuentes independientes, particularmente los

    citados informes de los servicios militares y de inteligencia de los Estados Unidos, ya

    desclasificados, y los valiosísimos materiales facilitados por los pocos miembros de la

    unidad que manifestaron público arrepentimiento por lo ocurrido, entre los años 80

    y 90, han permitido reconstruir con detalle las siniestras actividades de la Unidad

    731 en Pingfang entre 1938 y 1945.

    La selección de prisioneros y

    el protocolo de transferencia especial

    El programa de guerra bacteriológica del Ejército japonés incluía experimentos con

    seres humanos, concretamente prisioneros chinos "sanos y vivos". La Unidad 731

  • 16

    también utilizó prisioneros de guerra rusos y mongoles y, según datos expuestos en el

    museo, varios pilotos norteamericanos de bombardeos B-52 fueron víctimas de

    vivisección en la Universidad de Kyushu.

    Vehículo e instrumentos de tortura de la Policía Militar del Ejército de Kwantung, y dos de

    sus miembros (lado derecho). En el centro, espías chinos víctimas de tratamiento especial,

    fichas policiales y declaraciones de presos rusos supervivientes. Harbin, septiembre 2015

    Los prisioneros internados en las celdas del laboratorio de gérmenes y bacterias eran,

    en su mayoría, prisioneros de guerra del Ejército chino, que debían ser atendidos

    según los convenios de Ginebra, y espías civiles. El traslado de prisioneros desde

    diferentes lugares de china se regía por un "Protocolo de Transferencia Especial",

    ejecutado en Manchuria por la Policía Militar del Ejército de Kwantung.

  • 17

    Por ejemplo, la Orden 224 de 8/8/1939, expuesta en el Museo-Memorial,

    documenta el traslado de 90 prisioneros chinos desde la provincia china de Hebei.

    Muchos prisioneros eran previamente torturados para obtener información en los

    cuarteles del referido cuerpo policial, y en los sótanos del consulado japonés en

    Harbin, en el que se encontraron tras la guerra diferentes utensilios de tortura,

    también expuestos en el museo

    Descripción del "maruta" por un exmiembro de la Unidad 731, Seichii Monmura, Harbin,

    septiembre 2015

    La deshumanización de los prisioneros:

    el "Maruta"

    La destrucción física y moral de los prisioneros empezaba en el momento de su

    ingreso en las instalaciones de la Unidad 731. El registro inicial omitía su nombre y

    datos personales y es consideraba "materiales para experimentación" o "maruta"

    (indicativo en japonés).

    Los prisioneros eran identificados con un código de 3 números y distribuidos entre los

    diferentes escuadrones o equipos de experimentación (gérmenes, gas tóxico,

    vivisección, congelación) de acuerdo con el número asignado y las "necesidades" de

    cada equipo. La mayor parte de las personas ingresadas morían tras agonías muy

    dolorosas. El propio Museo ha estimado que unas 5000 personas murieron en los

  • 18

    diferentes experimentos realizados, basándose en los datos contenidos en los informes

    norteamericanos ya citados y en los testimonios de miembros arrepentidos de la

    Unidad 731.

    Reconstrucción del laboratorio de vivisecciones y disecciones, junto con una fotografía antigua

    e instrumental aportado por miembros arrepentidos de la Unidad 731. Fotografía de mandos

    y miembros de la unidad de anatomía , Kozo Kamamoto-Tachiomaru Yishikawa-Mashakuro

    Kurumazawa, Harbin, septiembre 2015

    La disección y la vivisección

    Los informes elaborados por los investigadores del programa de armas biológicas de

    Estados Unidos acreditan la práctica masiva de disecciones en prisioneros,

    previamente asesinados, y vivisecciones en prisioneros vivos para observar el

    funcionamiento de los órganos internos. El "Hill Report", una de las cinco documentos

  • 19

    norteamericanos desclasificados el año 2000, cita los "trabajos" de los doctores

    Tachiomaru Ishikawa (500 prisioneros) y Okamoto Kozo (1000 prisioneros). La

    vivisección es considerada tortura incluso bajo anestesia y, en el caso de los presos de

    la Unidad 731, producía invariablemente su fallecimiento.

    Tras la guerra, Ishikawa y Kozo se beneficiaron del acuerdo de inmunidad entre

    Ichiro Ishii y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Ishikawa fue profesor

    en las universidades de Kyoto y Tohoku, en la Escuela del Colegio de Medicina de

    Hyogo y en la Universidad médica de KInki, en Osaka. Kozo fue también profesor

    universitario de medicina, en la Universidad de Kanazawa.

    Material de laboratorios de experimentación biológica procedente de las excavaciones de la

    Unidad 731 y de otras unidades de guerra biológica (Nanjing, Shenyang y

    Mudanjiang), Harbin, septiembre 2015

  • 20

    Los experimentos humanos con

    gérmenes patógenos

    El Museo, de acuerdo con la documentación ya referida, expone el uso y la

    experimentación con 50 tipos de bacterias y virus altamente patógenos, entre los

    cuales se encontraban las bacterias asociadas con las denominaciones de sus

    enfermedades, la peste bubónica, el ántrax (carbunco), el cólera, la tuberculosis, la

    tifoidea y la disentería.

    La peste bubónica era la bacteria preferida como arma biológica por los científicos

    militares japoneses en aquel momento por su alta mortalidad, su capacidad de

    contagio, y la posibilidad de transmitirla mediante el uso masivo de pequeños insectos,

    como las pulgas, para cuyo cultivo existía un escuadrón específico en la Unidad 731,

    bajo el mando de Hideko Tanaka (Tanaka también se benefició del acuerdo de

    inmunidad tras la guerra y fue profesor en Osaka)

    La experimentación con patógenos era responsabilidad de la División 1 de la Unidad

    731, el equipo con mejor dotación de medios y personal de la institución, ya que la

    finalidad de sus experimentos era desarrollar armas biológicas con efecto de

    destrucción masiva sobre la población

    Con ayuda de los guardianes, los científicos administraban (por inhalación, o con

    aerosoles) e inyectaban dosis masivas y letales de las diferentes bacterias y virus en los

    prisioneros, encerrados en los barracones situados en el interior del edificio de

    experimentación. El objetivo era observar con detalle los efectos del patógeno en el

    cuerpo humano, y documentar la evolución de la enfermedad, hasta la muerte del

    preso.

    Las personas víctimas de esta indigna técnica de experimentación sufrían lo indecible

    hasta la muerte ya que, en su condición de "maruta" y faltos de la mínima

    compasión por parte de sus guardianes, no recibían ningún tratamiento paliativo.

    Tras su muerte, sus cuerpos eran incinerados en el crematorio situado en el edificio

    donde se encontraban la caldera y depósito de agua para tratamiento

    Por otra parte, la Unidad 731 también utilizaba animales (ratones, y también

    caballos), para sus experimentos más "convencionales", para lo que disponía de un

    escuadrón o equipo específico, liderado por Mitsuo Ishii. Mitsuo era hermano de Ichiro,

  • 21

    el jefe de la unidad, igual que Takeo, responsable del "escuadrón especial", encargado

    de las operaciones de guerra biológica en el campo de batalla.

    Maqueta, grupo escultórico y restos de las excavaciones de la zona de prisioneros de la

    Unidad 731. Foto y video de Naokata Ishibashi, miembro arrepentido de la Unidad de

    Patología, que facilitó voluntariamente información valiosisima sobre el tratamiento de los

    prisioneros, Harbin, septiembre 2015

  • 22

    Estos datos fueron minuciosamente recogidos en los informes A (Ántrax), G

    ("Glanders" -muermo-) y Q ("Plague"-peste bubónica), elaborados por el Comando

    Médico del Ejército de Estados Unidos, bajo la dirección de Norbert Fell, microbiólogo

    y jefe de división del Programa de guerra biológica de Estados Unidos, con base en

    Fort Detrick, Maryland, y del teniente coronel Murray Sanders.

    Páginas del "Report of Q", informe elaborado por Norbert Fell, jefe de división del programa

    de guerra biológica del Ejército de Estados Unidos en Fort Detrick, Maryland, sobre los

    experimentos con peste bubónica de la Unidad 731, que describen las actividades de

    experimentación con seres humanos, Harbin, septiembre 2015.

    Los informes, bajo los auspicios de la Inteligencia Militar (G-2) y con el

    consentimiento del Comando Supremo Aliado (bajo la dirección del general de 4

    estrellas Douglas Mac Arthur) incluyen 8.000 diapositivas microscópicas entregadas

    por el equipo de Ichiro Ishii y recogen mediante gráficos, explicaciones y estadísticas

    el número de experimentos humanos, los síntomas observados y evolución de los

    mismos. Los informes, desclasificados en 2000, están expuestos en papel y pueden ser

  • 23

    consultados en pantalla interactiva, en su versión original inglesa, con una traducción

    adjunta en chino mandarín.

    El Memorial también dispone de abundante material de laboratorio de diferentes

    procedencias, como botellas para líquidos bacterianos, cajas y cubetas con bandejas de

    cultivo de gérmenes, recipientes, microscopios, pulverizadores, máscaras antigás...

    procedentes no sólo de las excavaciones realizadas en el propio Campamento de

    Pingfang (en reducidas pero valiosas cantidades, dada la sistemática destrucción de la

    instalación realizada por el Ejército japonés antes de la llegada del Ejército soviético,

    en agosto de 1945) sino de otras Unidades del programa de guerra biológica japonés

    (Shenyang, Nanjing)

  • 24

    Grupos escultóricos y fotografía de las instalaciones en las que se practicaban

    experimentaciones forzadas de congelación con seres humanos vivos. Fotografía del

    responsable de la unidad, Yukimasa Yagisawa, Harbin, septiembre 2015

    Los experimentos humanos

    de congelación

    La congelación de seres humanos atados en postes en forma de cruz, de pie y con las

    manos extendidas, a la intemperie en el frío invierno del Noreste de China (de -20ºC

    a -40ªC), apenas sin abrigo, era una de las prácticas más crueles de la Unidad 731.

    La unidad también disponía de un laboratorio de congelación en el que duchaba o

    sumergía a los prisioneros en tanques con agua helada a diferentes temperaturas.

    Al igual que las vivisecciones, el objetivo de estos experimentos era recoger datos con

    "muestras significativas" (es decir, un elevado número de personas) sobre los efectos

  • 25

    de la congelación para diseñar tratamientos para los soldados japoneses expuestos a

    bajas temperaturas en los frentes de batalla.

    El jefe del equipo o escuadrón de congelación era el doctor Hisato Yoshimura, que

    tras la guerra, se benefició, igual que sus compañeros, del acuerdo de inmunidad

    entre Ichiro Ishii y los Estados Unidos. Como muchos de ellos, Yoshimura, que

    formaba parte de la élite de investigadores de la Unidad 731, trabajó como profesor

    universitario de medicina en las universidades de Kyoto y Nyogo, entre otras

    Grupo escultórico sobre la experimentación con gases tóxicos y testimonio de un miembro

    arrepentido de la Unidad 731, Yataro Ueda, sobre estas actividades, Máscaras antigás y

    restos reconstruidos del depósito de gas y las salas de experimentación. Harbin, septiembre

    2015

  • 26

    Los experimentos

    con gas venenoso

    Como en las otras "modalidades" de experimentación, el objetivo de la administración

    de gases tóxicos o venenosos (en este caso, armas de base química, no biológica, con

    las que también experimentaba el Ejército de Kwantung) era probar los efectos de

    este tipo de productos en personas vivas.

    El almacén de gases tóxicos, en forma esférica, y el edificio donde se administraba el

    gas venenoso sobre los prisioneros (civiles y militares) se encontraban muy cerca el

    uno del otro, a pocos pasos del incinerador y el depósito de agua. Las instalaciones

    han sido parcialmente reconstruidas y, en la actualidad, forman parte del itinerario

    de visita del Memorial. A pesar del tiempo transcurrido, y de lo inocuo de su uso

    actual, las actividades desarrolladas allí en un pasado no tan lejano no dejan de

    producir un cierto escalofrío, por la cercanía de las chimeneas de las calderas y los

    incineradores del equipamiento y el inevitable paralelismo con los crímenes nazis.

    Los informes elaborados por el Comando General Medico de los Estados Unidos

    documentaron la ejecución de al menos 2 experimentos con un total de 200

    personas

    Contaminación del agua

    y la comida

    El "Escuadrón Especial" de la Unidad 731 desarrolló innumerables experimentos de

    envenenamiento de agua potable y comida sobre el terreno, en la propia región

    noroeste y en otras regiones de China, no sólo para probar su posible uso bélico, sino

    también para experimentar con los ingenios defensivos de purificación del agua

    desarrollados por los científicos e ingenieros de la unidad

    Estos experimentos en campo abierto fueron detalladamente documentados por los

    propios científicos, con la ayuda de fotógrafos y camarógrafos adscritos a la unidad,

    algunos de cuyos fotogramas pueden ser observados en el Memorial. Las cercanas

    localidades de Chengzigou y Anda, en la provincia de Heilongjiang, fueron escenario

    de algunos de estos experimentos, tal y como recuerdan hoy los pequeños monolitos

    allí expuestos.

  • 27

    Material utilizado en los experimentos de campo para la contaminación de agua de consumo

    humano y cultivos en la zona de Mudanjiang, al este de Harbin, junto con los monolitos

    conmemorativos de Anda y Chengzigou y fotografías tomadas por la propia Unidad 731.

    Harbin, septiembre 2015

  • 28

    Recipientes de armas biológicas fabricados con cerámica, de acuerdo con los planos originales

    de diseño, junto con material de experimentación y cajas fuertes del edificio de

    administración, Harbin, septiembre 2015

    La fabricación de

    armas biológicas

    El objetivo final de los experimentos con patógenos era la fabricación de armas

    biológicas para conseguir el contagio masivo de los ejércitos enemigos y la población

    civil, en este último caso como parte de la estrategia de terror o "guerras terroristas"

    que ya practicaban casi todos los contendientes de la Segunda Guerra Mundial.

  • 29

    El principal "problema" de los científicos e ingenieros concentrados en Harbin era

    lograr, en primer lugar, la mayor virulencia posible de virus y bacterias que, de por sí,

    ya eran altamente contagiosos y, en segundo lugar, fabricar recipientes y agentes

    capaces de alcanzar una elevada dispersión focalizada de los gérmenes y, por tanto,

    una alta "eficacia" con los mismos.

    Maquetas, fotografías y material utilizado en la batalla de Nomonhan, en la que participó la

    Unidad 731. Arriba, a la derecha, aparece Ishiro Ishii en el campo de batalla, y recibiendo

    honores de Hideki Tojo. De pie, el jefe de la unidad militar japonesa en el campo de batalla,

    Michitaro Komatsubara, que solictó expresamente el uso de armas biológicas. Harbin,

    septiembre 2015.

  • 30

    Finalmente, los científicos también debían desarrollar mecanismos de auto-protección

    para evitar el contagio de sus propias tropas, riesgo que los científicos de la base de

    Pingfang conocían por propia experiencia (varios enfermaron o murieron en la base,

    recibiendo honores y ceremonias religiosas en abierto contraste con el trato

    deshumanizado recibido por sus víctimas), e ingenios y tratamientos de

    descontaminación, como los ya citados filtros de agua.

    La exposición, basándose en testimonios y en los documentos desclasificados por

    Estados Unidos, contiene muestras y maquetas de los principales prototipos y

    mecanismos de dispersión, como la bomba Uji50. Las bombas se fabricaban con tres

    tipos de materiales (acero, cerámica y cristal) que incorporaban un detonador

    adaptado, limitadas cantidades de explosivo -o un agente dispersor, si el soporte del

    patógeno eran micro insectos- y recipientes para los gérmenes en soportes diversos

    (p.ej. esporas de ántrax).

    El uso de armas biológicas en

    zonas de batalla y áreas civiles

    El Ejército Imperial Japonés utilizó armamento biológico en China mediante acciones

    terrestres y aéreas desde 1939. La primera acción de guerra biológica tuvo lugar en

    la batalla de Khalkin Gol o Nomanham, un conflicto fronterizo entre Japón, por una

    parte, y Mongolia exterior y la Unión Soviética, por la otra, en la frontera chino-

    mongola en Manchuria.

    Ante el bloqueo del frente de batalla, el Ejército de Kwantung, a petición del jefe

    operativo, general Michitaro Komatsubara, expidió el 7/7/1939 la Orden C78,

    ordenando la intervención de la Unidad 731 sobre el terreno para el lanzamiento de

    uno o más ingenios de armamento biológico, bajo el mando directo del propio Ichiro

    Ishii, entonces general de brigada, y de su hermano mayor Takeo, jefe del "escuadrón

    especial".

    El riesgo de contagio de las tropas japonesas era muy alto si se usaba armamento

    convencional (cañones "Howitzer" y aviones de combate), por lo que el mando decidió

    utilizar un comando suicida. Aunque loa efectos del ataque fueron limitados, los dos

    hermanos Ishii, que documentaron fotográficamente su intervención (que incluía

    acciones de descontaminación del agua) fueron condecorados por esta acción

  • 31

    Paneles con documentos, gráficos, mapas y fotografías de los ataques con armas biológicas

    sobre Changde y Quzhou, Harbin, septiembre 2015.

    En fases posteriores del conflicto en China, Japón utilizó armas biológicas en pequeña

    y gran escala contra la población civil, mediante el lanzamiento de bombas y otros

    recipientes sobre núcleos habitados, depósitos y vías de agua y campos de cultivo en

    las provincias centrales de Zhejiang y Jiangxi. El bombardeo de la zona situada

    entorno de la calle Zhangzhou Este, en Ningbo (1940) causó una epidemia entre la

    población civil, al igual que las acciones sobre Quzhou (octubre de 1940 y abril de

    1942).

    No obstante, la acción más destructiva sobre la población civil, según fuentes chinas,

    tuvo lugar sobre la localidad de Changde entre noviembre de 1941 y agosto de

    1942. La contaminación y las epidemias resultantes provocadas por el uso masivo de

    peste bubónica causaron decenas de miles de muertos durante un período prolongado

  • 32

    de tiempo, según las alegaciones chinas, basadas en series de estudios epidemiológicos

    expuestos en una conferencia en 2002, parcialmente avaladas por fuentes no chinas

    y pruebas presentadas en los Juicios de Khabarovsk (Unión Soviética) contra algunos

    miembros del Ejército de Kwantung (1949)

    Fotografías de las instalaciones de la unidad 731 tras su destrucción, junto con materiales

    recogidos en las excavaciones. harbin, septiembre 2015.

    La huida y destrucción del acuartelamiento

    La documentación disponible incluye otros actos inhumanos cometidos por la Unidad

    731 y otras unidades vinculadas, en menor escala, o respecto de las cuales apenas

  • 33

    existen evidencias contrastadas (violación y embarazos forzados, contagios forzados

    de sífilis, uso de seres humanos para probar armamento como granadas o

    lanzallamas...)

    El fin de las atrocidades y el principio de la impunidad datan del mes de agosto de

    1945. Tras las explosiones atómicas de Hiroshima (día 6) y Nagasaki (día 9) y el

    ataque a Manchuria del Ejército soviético (día 8), el Ejército anticipó la inminente

    rendición incondicional (día 15), por lo que el día 10 de agosto ordenó evacuar las

    instalaciones, destruir la documentación comprometedora y arrasar con explosivos

    todos los edificios.

    Los presos supervivientes fueron gaseados y rematados con disparos de fusil, sus

    restos, incinerados en la caldera, y, finalmente, las cenizas, arrojadas en el cercano

    río Songhua. La Brigada de Ingenieros de Ishihara voló con explosivos los edificios y la

    aviación japonesa hace el resto, aunque la solidez de los materiales de hormigón

    utilizados durante la construcción permitió que algunos de los edificios se

    mantuvieran parcialmente en pie.

    Las autoridades rusas (1945-50) y chinas no mostraron demasiado interés en

    conservar las instalaciones, entonces alejadas de los núcleos habitados, por lo que

    fueron los restos fueron abandonado y quedaron progresivamente sepultados hasta

    que en los años 90 se iniciaron las excavaciones con el objetivo de recuperarlas.

    La mayor parte de los militares y científicos de la Unidad escaparon el día 11 de

    agosto de 1945 por carretera hacia Corea, y desde allí alcanzaron Japón en barco.

    No obstante, algunos mandos de nivel intermedio y soldados fueron apresados por los

    soviéticos tras la caída de la ciudad fronteriza de Mudanjiang (13 de agosto), sede de

    una de las bases auxiliares de la unidad 731, por lo que pudieron ser jugados poco

    tiempo después.

  • 34

    Sala donde está expuesto, completo, el "Report of Q" (peste bubónica) y fotografía de su

    autor, Norbert Fell, junto con las portadas de los otros informes elaborados por Estados

    Unidos sobre las actividades de la Unidad 731, además de documentación de inteligencia

    militar desclasificada que acredita el conocimiento norteamericano de sus actividades, Harbin,

    septiembre 2015

  • 35

    La impunidad por encubrimiento

    de Estados Unidos

    Antes de la retirada, Ishii consideró seriamente ordenar el suicidio de los miembros

    de la unidad y sus familiares, de acuerdo con la tradición japonesa del "bushido", y

    para preservar el secreto de las actividades, pero la fuerte oposición del mando

    militar le disuadió. En su lugar, el jefe de la Unidad 731 ordenó la total destrucción

    de evidencias (aunque él mismo conservó abundante material que posteriormente

    utilizó en su negociación con los norteamericanos) y el absoluto anonimato de los

    miembros de la unidad tras su reinserción civil, lo que incluía no reunirse ni asociarse,

    ni trabajar en el sector de la investigación bacteriológica, para no llamar la atención.

    Los militares y científicos del programa de guerra biológica del Ejército japonés se

    instalaron entonces en diferentes ciudades japonesas como si nada hubiera ocurrido,

    y tras la guerra, apenas fueron molestados. El inicio de las investigaciones para el

    procesamiento de los criminales de guerra japoneses (los denominados "juicios de

    Tokyo") apenas supuso el arresto domiciliario de Ichiro Ishii, cirujano general, y otros

    líderes de la unidad, entre ellos, su segundo en el mando y sustituto ocasional Masaji

    Kitano, encarcelado en Shanghái

    Kitano es un perfecto ejemplo del posterior devenir de los miembros de la Unidad

    731, igual que otros ejemplos ya citados en apartados anteriores. El segundo de Ishii

    hizo carrera en el sector farmacéutico japonés, fue directivo de la empresa "Green

    Cross" e incluso organizó el funeral de su jefe tras la muerte de éste en 1958. Kitano

    falleció en 1986 sin ser procesado, ni mostrar arrepentimiento alguno por los

    crímenes cometidos en Harbin.

    La ignominiosa impunidad de Ishii y el resto de los miembros de la Unidad 731 sólo

    puede entenderse en el contexto de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión

    Soviética (1948-1989) y la escalada armamentística correspondiente, en particular,

    el impulso para la fabricación de armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y

    bacteriológicas) dado por las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. Estados Unidos ya

    estaba garantizando en ese momento la impunidad de científicos del programa

    nuclear nazi para usarlos en sus propios experimentos

  • 36

    En ese contexto, el teniente coronel Murray Sanders, miembro del programa de

    guerra biológica del Ejército de Estados Unidos, inició en 1945 una investigación

    sobre el programa japonés, en colaboración con la Inteligencia Militar, la OSS u

    Oficina de Servicios Especiales (antecedente de la CIA) y la oficina del general

    MacArthur, jefe de las fuerzas de ocupación.

    A medida de que se va haciendo visible el futuro alineamiento entre Japón y Estados

    Unidos por la guerra fría y el avance comunista en China, los interlocutores japoneses

    decidieron filtrar la existencia de la Unidad 731, desconocida hasta entonces.

    Sanders constata entre 1946 y 1947 el alto valor militar de la información

    facilitada inicialmente (según las fuentes, el más avanzado del mundo hasta la fecha),

    por lo que propone un acuerdo de inmunidad para todos los científicos y mandos de

    la Unidad 731, con el apoyo de la Inteligencia militar y la OSS

    Finalmente, el Gobierno de Estados Unidos aprueba el acuerdo. El 6 de Mayo de

    1947, el general Douglas Mac Arthur escribió el siguiente telegrama: "additional data,

    possibly some statements from Ishii probably can be obtained by informing Japanese

    involved that information will be retained in intelligence channels and will not be

    employed as 'War Crimes' evidence". Posteriormente, el 8 de septiembre de 1947,

    Mac Arthur recibe un telegrama (que se conserva en sus archivos, ya desclasificados)

    que ordena recopilar toda la información sobre el programa japonés de guerra

    biológica para su posterior uso militar y proteger a los miembros de la Unidad 731.

    Cinco investigadores, el propio Murray Sanders, Arles Thompson, el ya citado

    Norbert Fell, autor de los 3 decisivos informes sobre los experimentos bacteriológicos

    (identificados con las claves A, G y Q), Thomas Inglis y Joseph Victor recopilan en

    varios informes datos, gráficos, diapositivas y estadísticas sobre los experimentos de la

    citada unidad que son hoy en día la principal evidencia de los crímenes cometidos en

    Harbin

    Los procesamientos y

    las responsabilidades

    Estados Unidos decidió deliberadamente ocultar toda la información obtenida de la

    Unidad 731 e incluso su propia existencia, por lo que los datos obtenidos, pruebas

    evidentes de crímenes contra la humanidad, no fueron presentados en ninguno de los

    juicios de Tokyo, y, por tanto, tampoco en el juicio principal. El ocultamiento llegó

  • 37

    hasta tal punto que cuando las actividades de la Unidad 731 fueron objeto de juicio

    y condena en la Unión Soviética (1949) y China (1956), Estados Unidos consideró

    que se trataba de "propaganda comunista".

    Juicio principal del Tribunal Internacional Militar para el Extremo Oriente, en Tokyo, 1946.

    Los retratos corresponden a militares condenados, entre otros cargos, por los crímenes de

    guerra del Ejército de Kwantung, al que estaba adscrita la Unidad 731, aunque no por la

    guerra biológica. De aarriba a abajo y de izquierda a derecha, Hideki Tojo, Koiso Kuniaki,

    Araki Sadao, Jiro Minami, Yusijiru Umezu y Otozo Yamada

  • 38

    Antes de su desclasificación definitiva el año 2000 ("Japanese Imperial Government

    Disclosure Act of 2000"), la ocultación norteamericana fue revelada por primera vez

    en 1981 por el periodista John W, Powell en la revista "Bulletin of the Atmoic

    Scientists". El artículo contiene una declaración del juez holandés Bert Röling, único

    superviviente de Tribunal Militar Internacional para los crímenes en el Extremo

    Oriente: "as one of the judges in the International Military Tribunal, it is a bitter

    experience for me to be informed now that centrally ordered Japanese war

    criminality of the most disgusting kind was kept secret from the Court by the U.S.

    government".

    Los testimonios presentados en los juicios de Khabarovsk y Shenyang fueron

    cuestionados desde Estados Unidos y Japón, porque los prisioneros habían pasado

    varios años en campos de internamiento y reeducación de ambos países. El tribunal

    soviético dictó 12 condenas de entre 2 y 25 años de prisión para mandos y oficiales

    del Ejército de Kwantung y de la unidad 731 relacionados con el ataque. El principal

    condenado fue el Mayor General Kiyoshi Kawashima, que confirmó entonces el ataque

    biológico contra Changde.

    En consecuencia, las actividades de la Unidad 731 no fueron mencionadas en el

    Tribunal Militar Internacional para los crímenes en el Extremo Oriente contra 28

    líderes civiles y militares japoneses (1946-47). No obstante, las atrocidades

    cometidas no sólo encajaban en la definición de crímenes contra la

    humanidad elaborada para los juicios contra los criminales de guerra nazis en

    Nüremberg ("murder, extermination, enslavement, deportation, and other inhumane

    acts committed against any civilian population, before or during the war, or

    persecutions on political, racial or religious grounds in execution of or in connection

    with any crime within the jurisdiction of the Tribunal, whether or not in violation of

    the domestic law of the country where perpetrated"), sino también en la clasificación

    constitutiva del tribunal de Tokyo (crímenes de clase B: "crimes were reserved for

    those who committed "conventional" atrocities or crimes against humanity", -

    convencional se refiere a tratados internacionales en vigor durante la guerra-) y en

    el escrito de acusación (número 54: "ordered, authorised, and permitted inhumane

    treatment of prisoners of war and others").

    Además, los jefes del Estado Mayor del Ejército, los ministros de la Guerra y los jefes

    del Ejército de Kwantung con responsabilidades durante el desarrollo del programa

  • 39

    de guerra biológica de la Unidad 731 formaban parte de la lista de enjuiciados, en la

    que, particularmente, destacaban Hideki Tojo (pena de muerte), Jiro Minami (cadena

    perpetua), Kuniaki Koiso (cadena perpetua), Otazo Yamada (cadena perpetua),

    Yoshijiro Umezu (cadena perpetua) y Sadao Araki (cadena perpetua). Koiso y Umezu

    murieron en prisión.

    Los procesados, llegado el caso, hubieran podido ser condenados por la actividades de

    la Unidad 731 basándose en el criterio de prueba de cargo elaborado por el propio

    tribunal, acorde con la tradición jurídica occidental, según el cual "the prosecution

    had to prove three things: that war crimes were systematic or widespread; the

    accused knew that troops were committing atrocities; and the accused had power or

    authority to stop the crimes"

    El controvertido templo de Yasukuni, en Tokyo, donde están enterrados y son honrados,

    entre otros, los criminales de guerra, yen el que reiteradamente se ha negado la comisión de

    crímenes de guerra entre 1931 y 1945. Fotografía del polémico juez Rabhabinod Pal,

    honrado en Yasukuni, y miembro del Tribunal Internacional de Tokyo de 1946, en cuyo

    discutido voto particular se fundamenta la posición de los revisionistas japoneses.

  • 40

    La controversia

    en Japón

    Ante la inhumanidad de los actos cometidos por la Unidad 731 en Ha'erbin, el

    debate sobre los tecnicismos legales, las interpretaciones históricas o los intereses

    políticos carece de fundamento. No es relevante si los hechos eran o no delito en el

    momento de cometerse, o si Japón actuó en "legítima defensa", "víctima" del

    "colonialismo occidental", tal y como sostienen los llamados "revisionistas japoneses".

    Lo esencial es si sucedieron o no, porque, acreditada su existencia, ningún argumento

    fundado en la dignidad humana lo justifica y es por esa razón que desde instancias

    oficiales y no oficiales japonesas han sido reiteradamente negados. El gobierno japonés

    no ha admitido la existencia de la Unidad 731 ni de sus crímenes, basándose en

    formalismos ("no han sido probados en juicio"), incluso tras la desclasificación de los

    documentos oficiales del Archivo MacArthur y el Departamento de Estado

    norteamericano, aunque los tribunales japonenses, con amparo en la libertad de

    expresión, han autorizado la difusión en Japón de testimonios escritos y audiovisuales

    sobre la masacre, a pesar de los intentos gubernamentales de silenciarlos.

    Esta posición resulta sencillamente incomprensible, especialmente en un país con una

    cultura tradicional exquisita, un civismo extraordinario y una ciencia y una educación

    modélicas, cuya población civil fue terriblemente golpeada por 2 bombas nucleares, y

    que todavía mantiene en vigor de una Constitución pacifista.

    Ciertamente, la ausencia de un reconocimiento abierto de esas conductas en el

    discurso oficial y en el sistema educativo japonés no facilita su conocimiento ni su

    comprensión social. Por contra, las posturas revisionistas gozan de amplio acomodo y

    proyección en la sociedad japonesa. Su principal apoyo es el voto particular

    formulado el juez hindú en el juicios de Tokyo de 1946, Radhabinod Pal.

    Pal, que defendió la absolución de todos los juzgados, no sólo consideró la agresión

    japonesa contra China y otros países como un acto de "legítima defensa" por la

    presión "imperialista" de los Estados Unidos (ignorando, por ejemplo, que Japón

    participó con Occidente en el reparto de China entre 1895 y 1905 y se anexionó,

    entre otros, Taiwán, y Manchuria), sino que entendió que las atrocidades contra los

    prisioneras de guerra o la población civil, como la masacre de Nanjing (diciembre de

  • 41

    1937) o bien no estaban probadas, o bien no podían atribuirse a los dirigentes

    juzgados, sino que se trataba de excesos de los subordinados.

    En consecuencia, los crímenes de guerra del Ejército imperial japonés entre 1931 y

    1945 en Asia oriental siguen siendo motivo hoy de aguda controversia y ocasionales

    conflictos diplomáticos entre Japón y sus víctimas de entonces, especialmente la

    República Popular China y Corea. El traslado en 1978 de los restos de varios de los

    criminales juzgados y condenados hasta el templo sintoísta de Yasukuni, en Tokyo,

    donde son permanentemente honrados, no han ayudado mucho, como tampoco el

    monumento erigido allí en memoria del citado y controvertido juez hindú

    Radhabinod.

    Los gestores del templo se amparan en la libertad religiosa, ya que la religión

    sintoísta considera no sólo que hay que honrar a los que lucharon por la comunidad

    (acorde con el código de honor del samurái o "bushido"), bajo riesgo de que la

    comunidad se disgregue (el sintoísmo alberga los mitos fundacionales de Japón), sino

    que los "pecados" de los criminales creyentes desaparecen tras su muerte mediante

    los ritos de purificación. Sin embargo, el templo ha negado en alguna ocasión en sus

    publicaciones que tales personas fueran criminales de guerra, contraviniendo la

    sentencia del juicio de Tokyo, aceptada por Japón, lo que parece estar excediendo su

    posicionamiento religioso.

    La presencia en Yasukuni de los primeros ministros japoneses en los últimos años,

    especialmente la del liberal nacionalista Junichiro Koizumi (6 visitas entre 2001 y

    2006), y la del actual mandatario Shinzo Abe, en 2013, tampoco han facilitado la

    superación moral de aquellos hechos. Por las posturas enfrentadas, las atrocidades

    cometidas parecen estar todavía pendientes de que se haga justicia, y sobre todo, de

    que se lean como lo que realmente fueron, crímenes contra la humanidad en todo el

    sentido de la expresión, cuyo recuerdo debe servir para evitar futuras agresiones, y

    no para fortalecer o debilitar intereses nacionalistas.

    En este sentido, el Memorial de Ha'erbin merece un elogio porque, aunque no evita la

    reprobación de los actos cometidos por Japón, realiza un notable esfuerzo por

    explicar con rigor, mediante documentos y evidencias, y sin truculencias innecesarias

    (aunque buscando un impacto emocional) la inhumanidad de los actos cometidos, es

    decir, que, por encima de todo, fue la dignidad humana en su conjunto lo que fue

  • 42

    brutalmente agredida en las celdas, los laboratorios y las cámaras subterráneas de la

    Unidad 731.

    De arriba a abajo y de izquierda a derecha, caldera y depósito de agua, restos de las

    instalaciones ferroviarias, edificio de experimentación con gas tóxico y restos del antiguo

    depósito de gas, Harbin, septiembre 2015.

  • 43

    Edificio reconstruido del mando y los servicios generales de la Unidad 731, Harbin,

    septiembre 2015

    ANEXO

    Los materiales y referencias sobre la Unidad 731 y sus actividades de fuentes no

    chinas pueden encontrarse sin dificultad en internet. Esta es una muestra de las

    fuentes utilizadas, mayoritariamente en inglés:

    National Archives. Interagency Working Group

    http://www.archives.gov/press/press-releases/2007/nr07-47.html

  • 44

    Jeanne Guillemin, 2006,

    https://books.google.com/books?id=oMozCgAAQBAJ&pg=PA77&lpg=PA77&dq=Norb

    ert+Fell&source=bl&ots=7_NG_CXZ_h&sig=KA-

    UadRIvtueM3WK0bvVJNAdaOw&hl=es&sa=X&ved=0CCUQ6AEwAWoVChMIlvGx8cey

    yAIVSCaICh3jUAqk#v=onepage&q=Norbert%20Fell&f=false

    Richard Drayton, 2005

    http://www.theguardian.com/politics/2005/may/10/foreignpolicy.usa

    Christopher Reed, 2006

    http://japanfocus.org/-Christopher-Reed/2177/article.html

    Alliance for Human Research Protection (AHRP)

    http://ahrp.org/scholarly-analyses-confirm-u-s-complicity-in-creating-a-sense-of-

    collective-amnesia/