En la laguna más profunda.

Esta historia comienza cuando la abuela, MamaMenchu, comenzó a tener problemas de memoria, combinaba la ropa, zapatos rojos con amarillo, una prenda con otra, etc.Los fines de semana Alexandra iba a visitar a la abuela a su casa de campo, donde Ella siempre solía pasear muy temprano. Un día le pregunto a la abuela si la podía acompañar. Ella dejó acompañarla, mostró los árboles y decía que eran sus amigos. Desde ahí Alexandra acompaña a la abuela cada fin de semana.

Un día mostró un lugar hermoso muy frecuentado por Ella, cerca de un riachuelo, era donde se encontraba con el abuelo, su difunto esposo. Ella continuaba visitando aquel hermoso lugar hasta el día día que encontraron dos cadáveres desnudos de dos jóvenes de aproximadamente 22 años.

Desde ese día la abuela no volvió a dar otro paseo y prefería visitar a casa de Alexandra, tanto que le prepararon un cuarto para ella que seguro adoraba porque tenía un jardín hermoso y grande

Cuando le preguntaron por qué no volvió a pasear por aquel hermoso lugar, se sentó en su silla mecedora diciendo “Pobres muchachos, que manera tan cruel de matarlos”.

Pasaron los días, las semanas y MamaMenchu seguía olvidando las cosas, un día entró desnuda al cuarto de papás mientras ellos veían televisión, sacaba la ropa de mis papás y preguntaba enojada quién era el que le escondía la ropa y metía la de los papás en el armario. El papa no supo que hacer y se metió al baño, mientras que la madre la cubrió con una sábana y la envió a su cuarto.

MamaMenchu se fue a vivir un tiempo con la tía Esmeralda, sin embargo la tía Esmeralda mantenía a la abuela como una prisionera porque todos los días la sacaba a la misma hora, la sentaba en la misma silla y no la dejaba salir de su cuarto cuando llegaban visitas porque siempre interrumpía. No pienso que la tía Esmeralda sea mala, sino que las personas que quiere las protege tanto hasta que las asfixia con su amor. La abuela cada día se estaba sumergiendo más y más en su laguna de la memoria.

Cuando estaban viviendo en esta gran casa, se despertó asustada porque tenía arrugas, la madre le siguió la corriente y le compró cremas para la vejez y ella se quejó de no tener un espejo en su cuarto reconociendo que debía enfrentar la triste realidad que cada día estaba envejeciendo más y más.

La abuela de Alexandra comienza a olvidarse de todo y su familia piensa que, como la niña tiene doce años, no va a entender qué está pasando; por ello comienzan a ocultarle la verdad o a disfrazarla. Al principio a Alexandra le divierten las transgresiones de su abuela a las normas sociales, pero pronto comienza a preguntar sé si ese comportamiento es una manera de resistirse a envejecer o una enfermedad. A medida que el trastorno avanza y la abuela se sumerge en las profundidades de su laguna, la niña se propone que la abuela no olvide quien era: le muestra fotografías y le cuenta anécdotas de su vida pasada que ha oído de sus padres. El amor que une a nieta y abuela hará posible la

comunicación entre ellas.