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    9 de enero de 1937

    En la clida maana tropical el buque tanque entr en el puerto de Tampico. Ignorbamoslo que nos esperaba. Nuestros pasaportes y revlveres seguan bajo la custodia del policafascista, quien, dentro de las aguas territoriales mexicanas, mantena el rgimen creado por elgobierno socialista noruego. Adverta al polica y al capitn que mi esposa y yo nosnegaramos a desembarcar voluntariamente si nuestros amigos no estaban all para recibirnos.Los vasallos noruegos de la GPU1 no nos inspiraban ms confianza en el trpico que en elparalelo de Oslo.

    Pero todo estaba dispuesto. El buque se detuvo y poco despus se aproxim una chalupacon representantes de las autoridades locales, periodistas mexicanos y extranjeros y -lo msimportante de todo- amigos dignos de confianza. Estaba Frida Rivera, esposa del famosoartista, el cual no haba podido acudir por encontrarse enfermo en un hospital; MaxShachtman, periodista marxista y camarada, quien nos haba visitado en Turqua, Francia yNoruega; y George Novack, secretario del Comit Norteamericano de Defensa de LenTrotsky. Tras cuatro meses de crcel y aislamiento la recepcin result sumamente cordial. Elpolica noruego, quien finalmente nos entreg nuestros pasaportes y revlveres, observabaavergonzado la actitud corts del jefe de polica mexicano.

    Desembarcamos y pisamos el suelo del Nuevo Mundo con cierta emocin. Aunqueestbamos en enero, la tierra misma exudaba calor. Las torres petroleras de Tampico nosrecordaban a Bak. En el hotel no tardamos en sufrir las molestias ocasionadas por nuestrodesconocimiento del idioma. A la diez de la noche partimos de Tampico hacia la capital en untren especial enviado por el ministro de Comunicaciones, General Mujica2.

    No slo el clima nos haca sentir el contraste entre la Noruega nortea y el Mxicotropical. Libres por fin de la atmsfera de repugnante arbitrariedad e incertidumbre enervante,encontramos hospitalidad y cortesa a cada paso. Nuestros amigos neoyorquinos nos hablaroncon optimismo del trabajo del comit, del creciente escepticismo frente al proceso de Mosc yde las perspectivas para un contraproceso. La conclusin general era que debamos escribir, loantes posible, un libro sobre los fraudes judiciales de Stalin. El nuevo captulo de nuestrasvidas se iniciaba muy favorablemente, pero... cul sera su desarrollo posterior?

    Con gran inters observamos el paisaje tropical desde las ventanillas del tren. En la aldeade Crdenas, a mitad de camino entre Tampico y San Luis de Potos, se acopl unalocomotora ms al tren para trepar la meseta. El aire refresc; no tardamos en perder esemiedo que sienten los norteos hacia el trpico, y que nos haba cogido al entrar en lacandente atmsfera del Golfo de Mxico. En la maana del da 11 llegados a Lechera,pequea estacin en los suburbios de la capital, donde abrazamos a Diego Rivera, quien habasalido del hospital. A l ms que a nadie debamos nuestra liberacin del cautiverio noruego.

    1 Polica poltica de Stalin, antecesora de la KGB.2 General Francisco Mujica (1884-1954): ministro de Comunicaciones y Obras Pblicas en el gabinete delpresidente Crdenas. Asegur la estada de Trotsky en Mxico.

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    Le acompaaban otros amigos: Fritz Bach, ex comunista suizo y ahora profesor en Mxico;Hidalgo, combatiente de la guerra civil mexicana en las huestes de Zapata; algunos jvenes.Al medioda llegamos a Coyoacn, suburbio de la ciudad de Mxico, donde nos alojamos enla Casa Azul de Frida Rivera, que tiene un naranjo en el patio.

    Desde Tampico haba enviado un telegrama de agradecimiento al presidente Crdenas,donde insista en que me abstendra de la menor interferencia en la poltica mexicana. Nodudaba por un instante de que los agentes responsables de la GPU iran a Mxico para ayudara los amigos locales de la URSS a hacer todo lo posible por dificultar mi estada en estepas hospitalario.

    Mientras tanto, desde Europa llegaba una advertencia tras otra. No poda ser de otramanera: Stalin tiene mucho en juego. Sus clculos primitivos basados en la sorpresa y larapidez, slo se cumplieron a medias. Mi traslado a Mxico alter sbitamente la relacin defuerzas en detrimento del Kremlin. Obtuve la posibilidad de apelar a la opinin pblicamundial. A dnde llegar todo esto? Los que conocan la endeblez y podredumbre de losfraudes judiciales se habrn planteado esta pregunta alarmados. Uno de los sntomas de laalarma de Mosc saltaba a la vista. Los comunistas mexicanos empezaron a dedicarmeediciones enteras, inclusive suplementos especiales, de su semanario, con materiales viejos ynuevos tomados de la cloaca de la GPU y de la Comintern. Mis amigos me dijeron No presteusted atencin. Este peridico goza de un merecido desprecio. Por cierto que no tena lamenor intencin de polemizar con los lacayos, cuando me esperaba una lucha contra susamos. Lo ms indigno de todo fue la conducta de Lombardo Toledano, secretario de laConferencia Nacional de Trabajadores. Diletante de la poltica, abogado de profesin,elemento extrao en las filas de la clase obrera y de la revolucin, este caballero fue a Moscen 1935 y, lgicamente, volvi convertido en un altruista amigo de la URSS. CuandoDimitrov dio su informe sobre el frente popular ante el Sptimo Congreso de la Comintern,este documento de postracin terica y poltica fue calificado por Toledano como lapublicacin ms importante que haya aparecido desde el Manifiesto Comunista3. Desde millegada a Mxico este caballero me calumnia tanto ms desvergonzadamente cuanto que mino intervencin en los asuntos internos del pas le garantiza la inmunidad por adelantado. Losmencheviques rusos eran autnticos caballeros errantes de la revolucin en comparacin conestos arribistas ignorantes y pomposos!

    Entre los extranjeros no tard en destacarse el correponsal Kluckhohn, del New YorkTimes4 . Varias veces quizo utilizar el pretexto de la entrevista para someterme a uninterrogatorio policial. No es difcil encontrar las fuentes de inspiracin de tanto celo. Encuanto a la seccin mexicana de la Cuarta Internacional, anunci a travs de la prensa que nopuedo asumir la menor responsabilidad por su trabajo: valoro demasiado mi nuevo refugio

    3 El Sptimo, y ltimo, Congreso de la Comintern: se reuni en 1935. Aprob la poltica del Frente del Pueblo (oFrente Popular), coalicin de los partidos obreros (Comunista y Socialista) con partidos burgueses con base enun programa capitalista liberal. En los aos veinte la Comintern haba repudiado la poltica de colaboracin declases, pero los partidos stalinistas la aplicaron desde 1935 hasta la firma del pacto Hitler-Stalin en 1939.Reapareci despus de la Segunda Guerra Mundial con distintos nombres (coalicin antimonopolista, etc.).4 Segn una carta enviada a Diego Rivera por dos secretarios de Trotsky, Frank L. Kluckhohn (1907-1970),corresponsal del New York Times, escriba artculos donde deca que las actividades revolucionarias de Trotskyle causaban grandes problemas al gobierno mexicano. Kluckhohn intentaba continuamente obtener declaracionesde Trotsky sobre problemas polticos generales, a pesar de que Trotsky se negaba a hablar de cualquier tema queno fuera los procesos de Mosc.

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    como para cometer una imprudencia. Al mismo tiempo, advert a mis amigos mexicanos ynorteamericanos que deban esperar medidas de autodefensa excepcionales por parte de losagentes stalinistas en Mxico y Estados Unidos. En la lucha por su reputacin y su poder lacamarilla dominante de Mosc no se detendr ante nada. Ni menos an ante el gasto de unasdecenas de millones de dlares para la compra de almas humanas.

    No s si Stalin vacil ante un nuevo proceso. Creo que s. Sin embargo, mi partida haciaMxico debe haber puesto fin a sus vacilaciones. Ahora deba ahogar las nuevas revelaciones,a toda costa y lo antes posible, mediante nuevas y sensacionales acusaciones. Los preparativospara el juicio Radek-Piatakov se iniciaron en agosto5. Tal como era de prever, se eligi a Oslocomo base de operaciones de la conspiracin. Se deba facilitar el trabajo del gobiernonoruego, que trataba de deportarme. Pero rpidamente se introdujeron nuevos elementos en elmarco geogrfico del fraude, que se haba vuelto anticuado. Por intermedio de VladimirRomm6, vean ustedes, trat de obtener los secretos de estado de Washington; al mismotiempo, por intermedio de Radek me preparaba a proveer de petrleo a Japn en caso de queste fuera a la guerra contra Estados Unidos. A la GPU le falt tiempo para concertarme unaentrevista con agentes japoneses en el parque de Chapultepec de la ciudad de Mxico.

    El 19 de enero lleg el primer cable anunciando el juicio. El da 21 respond con unartculo. El da 23 empez el juicio en Mosc. Nuevamente, vivimos una semana de pesadilla.A pesar de que, con la experiencia del ao anterior, el mecanismo del asunto resultaba clarode antemano, la atmsfera de horror moral aumentaba en lugar de disminuir. Los despachosde Mosc parecan los desvaros de un demente. Era necesario releer cada lnea una y otra vezpara convencerse que detrs de los delirios haba hombres vivos.

    Conoca ntimamente a algunos de estos hombres. No eran peores que las dems personas.Al contrario algunos eran mucho mejores. Pero la mentira los haba envenenado y el aparatototalitario los aplast. Mienten contra s mismos para permitirle a la camarilla dominantecubrir a otros de mentiras. Stalin se ha impuesto el objetivo de obligar a la humanidad a creeren crmenes imposibles. Nuevamente nos preguntbamos: es tan estpida la humanidad?Claro que no. Pero el hecho es que los fraudes judiciales de Stalin son tan monstruosos, quetambin parecen crmenes imposibles.

    Cmo convencer a la humanidad de que la aparente imposibilidad es una monstruosarealidad? Las fuerzas son desiguales. Por un lado: la GPU, el tribunal, la prensa, losdiplomticos, los agentes a sueldo, los periodistas a la Duranty, los abogados a la Pritt. Por elotro: un acusado aislado, quien, apenas salido de una crcel socialista, se encuentra en un pasextrao y lejano, sin prensa ni recursos propios.

    Sin embargo, yo no dudaba que los organizadores todopoderosos de la amalgama seencaminaban al desastre. La espiral de los fraudes de Stalin, que ya abarca un nmeroexcesivo de personas, hechos y lugares geogrficos, sigue amplindose. No se puede engaara todos. No todos se dejan engaar. Desde luego que la Liga por los Derechos del Hombre

    5 En enero de 1937 Stalin anunci un segundo juicio. En este caso fueron diecisiete acusados, encabezados porRadek y Piatakov. Trece de los diecisiete fueron hallados culpables y ejecutados. Iuri Piatakov (1890-1937)cumpli un papel destacado en la Revolucin de Octubre y en la guerra civil y ocup cargos claves en elgobierno. Fue militante de la Oposicin de Izquierda, expulsado en 1927, capitul poco despus. Ocup cargosimportantes en la industria, pero fue ejecutado despus del segundo juicio de Mosc.6 En su testimonio ante el tribunal, Vladimir Romm se declar corresponsal de Izvestia en Ginebra (1930-34) yluego en Washington.

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    francesa, con su ingenuo presidente Vctor Basch, es capaz de tragarse el segundo y el dcimojuicio tal como se trag el primero7. Pero los hechos son ms poderosos que el celo patriticode los dudosos defensores de los derechos. Los hechos se abrirn camino.

    Ya durante el proceso transmit a la prensa una serie de refutaciones documentales y leplante al tribunal una serie de preguntas concretas que bastaban para destruir los testimoniosms importantes de los acusados. Pero la Temis de Mosc no slo tiene los ojos vendados: sellen los odos con algodn. Lgicamente, no esperaba que mis revelaciones tuvieranconsecuencias inmediatas. Mis recursos tcnicos son demasiados limitados. La tarea delmomento consista en proporcionar una serie de hechos que llegaran a las mentes mspenetrantes y suscitaran crticas, o al menos dudas, en la capa siguiente. Tras conquistaralgunas de esas mentes, la espiral se abrira ms y ms. A la larga, la espiral de la verdadresultara ms fuerte que la espiral del fraude. Todo lo que ha ocurrido desde esa semana depesadillas de fines de enero confirma mis expectativas optimistas.

    7 La Liga por los Derechos del Hombre: asociacin francesa de defensa de los derechos civiles que exculp losjuicios de Mosc.