En Qué Difieren Los Géneros Electrónicos de Los Analógicos

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    pueda ser recargado; (3) es decir, puede trasladarse de un sitio a otro sin ordenador; (4) tambin admite

    anotaciones a mano al margen, aunque ahora hay sofisticadas aplicaciones de toma de notas en libros

    electrnicos; (5) es ms plstico o fsico, (6) se puede enviar por fax, (7) es preferible en ciertos entornos como

    la entrega de documentos en la burocracia y en el archivado y gestin de cuestiones judiciales; (8) con los textos

    impresos uno siente el paso de la pginas, (9) tenemos una clara evidenc ia de en qu punto del libro noshallamos; y, por ltimo, hasta hace poco, su lectura era ms fcil que en las pantallas de los dispositivos

    electrnicos, ya que no le influye la incidencia de la luz del sol, pero, de nuevo, los avances actuales en la

    fabricacin de pantallas para estos dispositivos ha acercado mucho su lectura a la que tendramos de un libro

    impreso.

    Respecto al discurso electrnico, todos tenemos, de nuevo, intuiciones respecto a sus cualidades

    diferenciales, como por ejemplo que (1) es ms manejable; (2) ocupa menos espacio; (3) es ms fcil de

    compartir; (4) se puede modificar o corregir con suma facilidad; (5) se puede copiar o transcribir; (6) se puede

    traducir mejor o automticamente; (7) se puede cortar, copiar y pegar en otros documentos electrnicos; (8)

    permite ms la multi-tarea; (9) es ms fcil integrar fotos, vdeos y texto en una misma pantalla; y (10) se ubica

    fcilmente en y se transfiere por la Red.

    En la perspectiva cognitiva que adoptar en este trabajo, al menos la que se basa en los estudios

    anglosajones sobre la relevancia (Sperber y Wilson, 1995), subyace una conceptualizacin de la cognicin

    humana basada en dos variables esenciales que se combinan en todo procesamiento de los estmulos visuales,

    verbales o multimodales:

    (1) Por un lado, la cognicin humana posee una capacidad evolutivamente perfeccionada para orientar

    sus recursos hacia la bsqueda constante del inters, de la relevancia. Tendemos a filtrar y desestimar todo

    aquello que no es potencialmente relevante y dedicamos nuestros recursos cognitivos a procesar todo aquello que

    puede, en principio o potencialmente, ser beneficioso para nosotros. Esta tendencia a la obtencin de inters se

    aplica tanto cuando prestamos atencin a determinados aspectos del mundo que nos rodea, como cuando

    creamos nuestros propios pensamientos, algunos de los cuales son siempre ms probables de ser producidos que

    otros en una situacin concreta. Y tambin aplicamos esta tendencia cuando establecemos comunicacin e

    interaccin con otras personas, generando en nuestros interlocutores expectativas de inters y relevancia. Entre

    estas comunicaciones e interacciones incluimos toda la gama de interacciones, obtencin de informacin y

    moldeado de identidad que pueden establecerse, fomentarse y sostenerse en entornos virtuales de Internet,

    incluidas las conversaciones sincrnicas (como los chats, los dilogos entre avatares tridimensionales, Skype,

    videconferencia), asincrnicas (como el correo electrnico), los usos sociales de la Red en el paraguas de la Web2.0, como ocurre con las redes sociales, Twitter, los blogs, etc., y tambin las consecuencias que estas

    interacciones pueden tener para el moldeado de la identidad de los usuarios.

    Por lo tanto, una de las variables a tener en cuenta es el inters o bsqueda de relevancia de la mente

    humana. La segunda variable es el esfuerzo mental. La cognicin humana muestra una clara tendencia hacia la

    bsqueda del mnimo esfuerzo o de un esfuerzo que se vea recompensado con un inters adicional que compense

    el gasto de recursos cognitivos. No se trata de que siempre busquemos el mnimo esfuerzo y rechacemos todo

    aquello que exija un gasto adicional de recursos, sino que, ms bien, lo que ocurre es que si existe una exigencia

    de esfuerzo adicional, ste debe ser compensado con algn inters adicional. Es lo que hacemos en nuestras

    conversaciones cotidianas, prefiriendo respuestas ms exigentes pero ms interesantes. Por ejemplo, ante una

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    pregunta como Te apetece una hamburguesa?, una respuesta como No, gracias es muy poco exigente en

    trminos de esfuerzo mental, mientras que la respuesta Soy vegetariana exige ms recursos cognitivos porque

    su interpretacin exige acceder a la informacin enciclopdica referente a que los vegetarianos no comen carne y

    concluir, de este modo, que ella no desea esa hamburguesa. Sin embargo, sin duda la segunda respuesta es ms

    interesante, ya que con ella no slo se declina el ofrecimiento sino que, al mismo t iempo, se explica el porqu delrechazo.

    El esfuerzo marca tambin la actividad interpretativa de todos gneros, tanto impresos como

    electrnicos. La profesora Deirdre Wilson, autora de uno de los libros seminales sobre la relevancia, lo ilustraba

    perfectamente en una de sus clases cuando deca lo siguiente:

    Imaginemos que nos presentan una informacin: (a) primero, en una pgina impresa, de forma muy clara; (b)

    luego, en una fotocopia borrosa; (c) luego, escrita a mano con una caligrafa ilegible; (d) finalmente, en una

    lengua que leemos con dificultad. Cualquiera de estas versiones exige una cantidad diferente de esfuerzo.

    Aunque aportan exactamente la misma informacin, tendremos que trabajar ms para obtenerla de unaversin que de otra y ello puede influir en nuestra mayor o menor disponibilidad para prestar atencin al texto

    y en nuestra estimacin de su inters. Del mismo modo, la dificultad para acceder a la informacin en los

    discursos electrnicos abiertos, ubicados en dispositivos conectados a Internet, y la dificultad para procesarla

    de una forma adecuada, pueden generar una prdida de inters en el usuario ante el gratuito esfuerzo

    suplementario que no se ve compensado por el inters suplementario de la informacin una vez que se accede

    a sta.

    Estos equilibrios entre inters y esfuerzo guan toda nuestra actividad interpretativa de los enunciados que

    procesamos en las conversaciones, pero tambin de los gneros impresos y los gneros electrnicos. Pero es

    importante subrayar que las cualidades de cada gnero, sea impreso o electrnico, inciden o influyen en la

    obtencin de los mencionados equilibrios entre inters y esfuerzo. Precisamente a explicar esta mediacin de los

    gneros o interfaces en la calidad interpretativa de los discursos interpretados y transferidos dentro de Internet es

    a lo que he dedicado mis ltimas investigaciones bajo el rtulo de ciberpragmtica, un trmino que acu en

    2001 para referirme al proyecto de analizar hasta qu punto la forma de presentar la informacin, la interfaz del

    acceso a la misma, la disponibilidad de la misma, etc en Internet juegan un papel determinante en el resultado

    final de las interpretaciones que los usuarios hacen de estos discursos de Internet (Yus, 2001, 2010, 2011a). Por

    ejemplo, la cognicin humana se queja cuando la cantidad de informacin disponible a golpe de clic excede a su

    capacidad de procesamiento generando infoxicaciones de informacin proveniente de la Red, es decir,

    intoxicaciones por exceso de informacin.

    Al mismo tiempo, la informacin que es difcil de encontrar tambin genera un aumento gratuito de

    esfuerzo mental que a menudo no se ve compensado por el inters que suscita la propia informacin interpretada,

    generando un resultado final negativo. Esto ocurre cuando obtener la informacin exige hacer clic en numerosos

    enlaces que estn disconexos unos con otros, hasta el punto de que el usuario acaba perdindose en la maraa de

    discursos vinculados por enlaces que hay en la Red; y tambin ocurre cuando la coherencia entre enlaces se

    pierde, llegndose, de nuevo, al extremo de perderse entre tantos enlaces y trozos de discurso vinculados en la

    Red. Por eso a menudo muchos internautas, ante la mirada atnita de los analistas, se refugian en pginas que

    ofrecen un inters mnimo porque aportan informacin poco o nada interesante pero que, al mismo tiempo,

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    exigen un esfuerzo mental de procesamiento mnimo o nulo. Por poner un ejemplo, hasta hace relativamente

    poco tiempo estaba disponible en Internet una pgina en la que se poda ver cmo un queso cheddar iba

    pudrindose, algo poco o nada informativo pero a la vez nada exigente en trminos de esfuerzo mental de

    procesamiento.

    2. Gneros

    El trmino gnero es esencial para una comparacin entre discursos impresos y discursos electrnicos abiertos.

    Hay muchas definiciones de gnero, entre ellas destacan las siguientes:

    (1) Un gnero es un acontecimiento comunicativo, cuyos propsitos son compartidos. Estos propsitos

    son reconocidos por los miembros expertos de la comunidad discursiva y por ello constituyen la razn de ser del

    gnero (Swales, 1990).

    (2) El gnero se caracteriza por tener un contenido y forma similar. Es una estructura organizativa que

    moldea cmo los miembros de una comunidad interactan unos con otros mediante ese gnero (Yates y

    Orlikowski, 2002).

    (3) Un gnero es un patrn de comunicacin creado por la combinacin de fuerzas individuales,

    sociales y tcnicas que estn implcitas en una situacin comunicativa recurrente. El gnero estructura la

    comunicacin creando expectativas compartidas acerca de la forma y el contenido, facilitando su produccin e

    interpretacin (Paolillo y otros, 2010).

    Figura 1

    Estas definiciones que hay disponibles sobre el trmino gnero nos indican que las dos cualidades

    ms inherentes del gnero son, por un lado, la de facilitar la identificacin de la forma y el contenido de un

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    discurso ahorrando esfuerzo mental, algo muy interesante para la perspectiva adoptada en este estudio. Esta

    identificacin genera lo que yo he llamado en alguna ocasin un esquema mental interiorizado de los usuarios

    respecto a las cualidades y propsitos del gnero. En efecto, como corroboran investigaciones como las de

    Santini y otros (2010), la identificacin y convencionalizacin del gnero reduce la carga de esfuerzo cognitivo y

    desencadena expectativas de forma y contenido, es decir, de la estructura y organizacin del discurso y del tipode informacin aportada por el gnero.

    Por otro lado, estas definiciones indican que el gnero se moldea y se asienta gracias al uso compartido

    que del gnero hace una comunidad de usuarios, que utilizan el gnero como un exponente de cohesin grupal y

    especificidad discursiva.

    Esta comunidad de usuarios es un motor de los cambios y ulterior estabilidad del gnero, pero en

    Internet se complementa con la innovacin y propuesta de cambios en el gnero consolidado por parte de las

    empresas que gestionan los contenidos en la Red. En efecto, cuando existe un gnero consolidado, ste se

    encuentra interiorizado en los usuarios en forma de esquemas mentales, y genera prcticas comunes acordadas

    por la comunidad, que se tornan repetitivas generando as un alivio del esfuerzo mental. Pero los usuarios pueden

    introducir alteraciones e innovaciones en el gnero que pueden ser usadas masivamente y llegar a formar parte

    de un esquema mental ms actualizado (figura 1). Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con Twitter en el uso de la

    almohadilla (#) para marcar temas de conversacin y el uso de la nomenclatura RT para re-enviar mensajes,

    ambas innovaciones creadas por los propios usuarios y que ahora son parte inherente del gnero del micro-blog e

    incluso incentivado desde la propia compaa. Al mismo tiempo, las compaas como Blogger, en el caso de los

    blogs, van introduciendo cambios en las interfaces y en las opciones de personalizacin de las mismas, algunos

    de los cuales llegan a ser de uso masivo y son incorporados finalmente a una nueva versin del esquema mental

    interiorizado que subyacer a las prcticas convencionalizadas de los usuarios de los blogs, tanto en los

    creadores como en los consumidores de los mismos.

    2. Gneros impresos frente a gneros electrnicos abiertos

    2.1. Los gneros electrnicos exhiben una gran variabilidad

    La ya mencionada variabilidad de los discursos en Internet es una interesante diferencia entre los gneros

    impresos, que cambian poco o muy lentamente (en paralelo a un esquema mental muy estable y poco dado a

    modificaciones entre sus lectores), y los gneros electrnicos, que continuamente estn evolucionando con laincorporacin de elementos nuevos que acaban siendo de uso comn en la comunidad de usuarios y con la

    eliminacin de otros elementos obsoletos, a menudo por la presin de los avances en el diseo de las interfaces.

    Esta cualidad es especialmente interesante teniendo en cuenta que los gneros se identifican y se

    convencionalizan por contraste y diferenciacin con otros gneros de cualidades similares. No en vano, las

    convenciones de gnero suelen definirse como reiteradas similitudes de forma y contenido que hacen que un

    gnero no se solape con los dems. En los gneros impresos, la diferenciacin de los mismos suele ser fcil

    porque su evolucin (y la paralela evolucin del esquema mental interiorizado de sus usuarios) es mucho ms

    lenta y contamos con muchos aos de asentamiento de gneros muy consolidados. Por contra, en el caso de los

    gneros electrnicos, la identificacin y la consolidacin es mucho ms dinmica y, a la vez, complicada, ya que

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    muchos discursos provienen de los medios impresos y son colgados en la Red sin cambio alguno de formato,

    mientras que otros son adaptados al potencial de las interfaces de Internet, y otros surgen, de forma autnoma, en

    la Red, sin un correlato de gnero impreso. Adems, en la Red coexisten muchos tipos de gnero que exigen

    lecturas diferenciadas y stas generan, a su vez, resultados interpretativos diferentes por la variabilidad de

    combinaciones de fuentes de inters y esfuerzo mental de procesamiento.

    Figura 2

    En este sentido, es ya clsica la tipologa de gneros electrnicos de Internet, tambin denominados

    ciber-gneros, propuesta por Shepherd y Watters (1998) (figura 2). Segn estos autores, los ciber-gneros se

    dividen inicialmente en transferidos (extant) y autnomos (novel). Los primeros estn basados en gneros

    que ya existen fuera de la Red, mientras que los segundos dependen por completo de las cualidades digitales de

    la interfaz.

    Los gneros transferidos se dividen, a su vez, en reproducidos ( replicated) y adaptados (variant).Los primeros fueron muy abundantes en los primeros estadios del desarrollo de Internet, cuando se pensaba que

    slo era necesario escanear y colgar los documentos en la Red. Hoy en da an se observan ejemplos de

    documentos que son colgados en la Red exactamente con el mismo formato con el que stos fueron impresos. Un

    ejemplo son las interfaces para leer en Internet peridicos impresos con exactamente la misma paginacin, el

    mismo texto y las mismas secciones que en la versin impresa, para lo cual se han ideado interfaces especiales

    bajo suscripcin. Tanto El Pas (figura 3) como The Guardian poseen este tipo de interfaz. Podra pensarse, en

    principio, que la calidad de las interpretaciones de estos discursos no debera variar en su lectura, ya est el

    documento impreso o bien est ubicado en Internet, porque el texto es el mismo... Pero la cualidad abierta de

    muchos aparatos para la conexin y el acceso a la informacin de Internet da lugar a que la complementacin deinformacin externa al documento mientras se leen estos discursos reproducidos puede provocar que los

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    equilibrios resultantes de inters y esfuerzo varen sustancialmente en un caso o en otro. Los gneros

    adaptados, por contra, aprovechan hasta cierto punto la especificidad de la s interfaces de Internet, como por

    ejemplo la inclusin de enlaces o el troceado del texto para adaptarlo al nuevo marco de lectura de la pantalla. A

    menudo, se trata del mismo texto que en la versin impresa, pero ya no se mantiene la fidelidad de formato. De

    nuevo, aunque la informacin sea la misma, al alterar la presentacin de la misma y otorgar al lector ms poderde decisin sobre dnde hacer clic y, sobre todo, si quiere o no mantenerse en la lectura lineal del texto o saltar

    hacia las sugerencias de enlaces propuestos desde la interfaz, los resultados interpretativos resultantes pueden

    diferir entre las versiones impresa y digital.

    Figura 3

    Siguiendo con el esquema, los gneros autnomos se dividen a su vez en emergentes ( emergent) y

    autctonos (spontaneous). Los primeros son evoluciones de los gneros adaptados hasta el punto de que

    apenas se parecen ya a su original impreso. Hay cambios sustanciales de forma y contenido y, por lo tanto,

    tambin cambios sustanciales en los equilibrios de inters y esfuerzo a la hora de acometer el procesamiento de

    la informacin contenida en ambas versiones. Finalmente, los gneros autctonos no poseen correlato impreso...

    Han nacido en el seno de la Red y sacan provecho de la tecnologa y del diseo de interfaces para generar

    diferentes modalidades de lectura e interaccin en la Red, como ocurre con los perfiles de las redes sociales

    como Facebook.

    2.2. Los gneros electrnicos se trocean, se enlazan, se dispersan

    Los gneros impresos poseen una materialidad que nos indica un recorrido de lectura, una acumulacinprogresiva de informacin cuyo inters va contrastndose con el esfuerzo que exige procesarla, pero sin el

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    esfuerzo adicional de tener que elegir la direccin de lectura y decidir en qu forma la nueva informacin

    procesada se podr adecuar a la informacin ya procesada anteriormente y que se encuentra an vvida en la

    memoria a corto plazo del lector. Es cierto que algunos textos impresos no imponen un procesamiento lineal de

    la informacin, como ocurre con novelas como Rayuela de Julio Cortzar. Pero en general, el papel impreso nos

    indica una direccin de izquierda a derecha, de arriba a abajo, condicionada slo por las expectativas de inters orelevancia contrastadas con las exigencias en esfuerzo mental. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el peridico

    impreso. Cuando le lector se detiene a leer un artculo cuyo contenido parece ser relevante, tender en general a

    ir procesando las diferentes partes de las que se compone (titular, entrada o lead, primer prrafo, resto de la

    noticia...) y se detendr cuando sus expectativas de inters o relevancia se vean satisfechas. Muchos lectores

    detendrn su procesamiento tras acceder a la informacin del titular, ya que stos suelen ser suficientemente

    informativos como para optimizar la relevancia. Entonces cerrar el peridico, ir a otra seccin, a otra noticia, a

    otra pgina. Otros lectores, por contra, leern el artculo hasta el final por el inters que, para ellos, suscita el

    mismo y con independencia del esfuerzo que exija su procesamiento.

    En los gneros electrnicos, por contra, es el usuario quien decide, a menudo, el orden de los trozos de

    texto haciendo clic en enlaces y completando la informacin proveniente del texto escrito con fuentes

    alternativas de inters como videos, imgenes, grficos, formularios de bsqueda, etc. Esta cualidad puede

    generar un esfuerzo suplementario al tener que tomar decisiones interpretativas que, en el caso de los textos

    impresos, ya estn tomadas de antemano por sus autores. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los usuarios

    de Internet estn cada vez ms acostumbrados a la cualidad no lineal y basada en enlaces de la informacin

    digital (si bien siguen esperando, como en cualquier procesamiento, que esa informacin compense el esfuerzo

    mental que exige su interpretacin). Esta cualidad es particularmente destacable en la creciente cualidad

    multimodal e hipertextual del contenido de la Red y la creciente desgana de los usuarios hacia formas

    tradicionales de procesamiento de la informacin en forma lineal y codificada slo como texto. La

    multimodalidad de los contenidos de la Red hace que la lectura de gneros electrnicos sea ms un abanico de

    opciones que una invitacin a un patrn de lectura determinado.

    En cualquier caso, algunos autores de pginas web s desean un recorrido de lectura ms o menos

    previsible y ofrecen a sus lectores una estructura ms o menos lineal y claramente jerarquizada, mientras que

    otros autores ofrecen una libertad de navegacin total, dejando a sus lectores toda la responsabilidad del

    contenido ledo y en qu orden. Todas estas posibilidades, combinadas con diferentes grados de dominios y

    hbitos de lecturas, generarn diferentes equilibrios de inters y esfuerzo y diferentes grados de satisfaccin en la

    lectura de los gneros electrnicos2

    . Y las consecuencias son claras: no es lo mismo leer mediante enlaces noprevisibles que bajo el cmodo paraguas de una secuencia prefijada. Y en este sentido las diferencias son

    notables respecto a la lectura de gneros impresos. Por ejemplo, se ha demostrado empricamente que los enlaces

    alteran la concentracin y el desarrollo de la lectura de textos literarios. Al menos en los textos impresos tenemos

    una pgina de inicio y una de finalizacin. El usuario de gneros electrnicos de la Red se pregunta cundo ha

    2. En estos grados tambin influye la propia arquitectura de los nodos, que puede variar desde una estructura previsible de

    enlaces que van llevando a trozos de texto que simulan la lectura lineal de gneros impresos, lo que se ha denominado

    modelo jerrquico de la organizacin de enlaces, hasta verdaderas redes de nodos sin comienzo ni fin que exigen toda la

    responsabilidad de eleccin y recorrido al usuario, lo que se ha denominado modelo topogrfico de la organizacin de

    enlaces.

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    acabado el texto? he llegado ya al final? Es su responsabilidad decidir estas cuestiones, porque a menudo no

    contar con la ayuda del autor para transitar por el marasmo de enlaces y trozos de texto que tiene ante s.

    Adems, la secuencia de satisfaccin cognitiva difiere tambin, en el sentido de que en los textos

    impresos la nueva porcin de texto que ya hemos procesado se contrasta con la informacin proveniente de

    porciones previas para decidir su inters y relevancia ulteriores. Con los textos mediados por enlaces, por contra,a menudo no hay nada que nos garantice que hacer clic en un enlace nos va a llevar a una porcin de texto que se

    imbrique de forma relevante con lo ya ledo. El enlace es, ms bien, una apuesta por una promesa de satisfaccin

    cognitiva.

    Algo similar ocurre con la cualidad multimodal de los actuales discursos electrnicos, que conlleva una

    forma diferente de acceder a una informacin que se encuentra esparcida en diferentes formatos y cuyas fuentes

    de satisfaccin cognitiva pueden ser independientes entre s o exigir una interrelacin en su procesamiento,

    aspectos stos que, en algunas ocasiones, generan una especie de pastiche heterogneo de texto, imagen, videos

    etc. que exigen una actividad cognitiva extra de creacin de coherencia entre estas diferentes fuentes de

    informacin en la pantalla. A esta actividad se sumara la necesidad de establecer congruencia entre la

    instantaneidad de lectura de la imagen y la necesidad de leer el texto escrito poco a poco, cuando ambos

    formatos coexisten en una misma pantalla, al igual que en otros discursos como el del cmic, tal y como se

    observa, por ejemplo, en muchos cuadros de Roy Lichtenstein, donde texto e imagen coexisten de una forma

    bastante tensa, ya que la imagen invita a un procesamiento instantneo mientras que el texto exige la linealidad

    temporal de su interpretacin.

    2.3. Los gneros electrnicos diluyen la autora y enfatizan al usuario lector

    Existe, desde hace muchos aos, un debate en torno a en qu lugar reside el significado de un texto y por lo tanto

    el significado de cualquier gnero. Por un lado, estn aquellos que opinan que el significado ltimo de un texto

    reside en la intencionalidad que posea su autor en su creacin, de forma que el autor espera un cierto patrn de

    lectura, una accesibilidad a determinada informacin contextual, etc. En el caso de los gneros impresos, es ms

    fcil determinar dichos parmetros debido a que suelen tener una direccin lineal de lectura, aunque abundan

    los textos impresos cuyos autores dejan total libertad a sus lectores o llenan sus escritos de guios slo

    accesibles a unos pocos eruditos. Pero muchos analistas han rechazado la posibilidad de tener en cuenta, en el

    anlisis del gnero impreso, la intencionalidad del autor en la creacin de su obra, como por ejemplo proclamaba

    Roland Barthes con la muerte del autor, y este hecho sera aplicable tambin a los autores de gneros digitales,tpicamente ausentes en el momento de la interpretacin de sus discursos, si bien las opciones de interactividad

    autor-lector son mucho ms amplias en Internet.

    En segundo lugar, hay autores que opinan que el significado ltimo del texto reside slo en la

    informacin que objetivamente puede extraerse del mismo, sin que medie el valor de las intencionalidades en su

    creacin o el de las inferencias en su fruicin. Para estos autores, los textos son muy estables como fuente de

    significado, por lo que merecen ser considerados como los verdaderos receptculos autnomos del significado.

    Sin embargo, es evidente que los textos siempre infradeterminan la informacin que sus autores desean

    comunicar con ellos (es decir, son sistemticamente menos informativos que la interpretacin pretendida por el

    autor). Siempre hay un hueco informativo que hay que rellenar mediante el uso de las estrategias de inferencia.

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    Desde este punto de vista, los gneros impresos y digitales seran ejemplos de representaciones pblicas que,

    de una forma ms o menos fiel, se asemejan a la informacin que el autor deseaba comunicar. Pero el que el

    texto, imagen o combinacin multimodal elegidos para tal efecto consigan este cometido no est en absoluto

    asegurado. A menudo, los lectores malinterpretan las intenciones de los autores, lo que se ve favorecido por el

    hecho de que los textos pueden comunicar mltiples interpretaciones, todas compatibles con el texto codificado.Finalmente, un tercer punto de vista, para m el ms adecuado, es el que centra la atencin sobre dnde

    reside el significado de un texto en las interpretaciones concretas del lector o del usuario, siendo stas ms o

    menos coincidentes con lo que el autor tena en mente cuando redact su texto.

    En lo que respecta a la diferenciacin de gneros impresos y gneros digitales, conforme los segundos

    van adoptando todos los recursos y aprovechan todo el potencial del diseo multimodal e hipertextual de la Red,

    mayor es la responsabilidad del lector en la direccin que toma su lectura haciendo clic en los diferentes enlaces

    que suelen aparecer como pestaas de opciones de similar importancia, y mayor es su responsabilidad en los

    equilibrios que va obteniendo entre el inters que los diferentes trozos de texto vinculados generan en el usuario

    y el esfuerzo que exige su procesamiento, incluido el esfuerzo de encontrar una congruencia entre los diferentes

    discursos vinculados. El autor, de esta forma, se va difuminando y a menudo ofrece contenidos, pestaas y

    enlaces, ms que recorridos de lectura previsibles o interpretaciones concretas de sus textos.

    Por supuesto, el lector que se enfatiza en esta nueva forma de procesar la informacin es un nuevo

    lector, con nuevos retos a la hora de obtener recompensas cognitivas a cambio de los esfuerzos suplementarios

    que exige el nuevo diseo multi-direccional no previsible de los gneros electrnicos. Se requiere, en suma, una

    nueva ciber-alfabetizacin en el lector, un lector que no slo decide sus patrones y direcciones de lectura, sino

    que a menudo incluso puede alterar el propio texto que est interpretando. Como correctamente apunta

    Fernndez Serrato (2011), en la Red somos una direccin de correo electrnico, un nick, un password,

    imgenes de un lbum de fotos editables en Facebook, escrituras provisionales que pueden ser modificadas,

    borradas, reescritas y no solo por el individuo que les dio origen, sino tambin por cualesquiera otros que

    interactan con l.

    En este sentido, en una reciente ponencia (Yus 2011b), present un estudio de comparacin entre varios

    tipos de discursos acadmicos de la Red. En primer lugar, 21 nmeros de una revista acadmica impresa que se

    cuelga luego en Internet sin modificaciones, Computers in Human Behavior, un ejemplo de gnero

    reproducido. En segundo lugar, 24 nmeros de una revista acadmica en lnea, First Monday, que fue creada en

    la Red pero siguiendo todos los protocolos de las revistas acadmicas pero, al mismo tiempo, aprovechando

    algunas cualidades de la Red como la mediacin por enlaces. Es, po r ello, un discurso adaptado. En tercerlugar, varias entradas de un discurso autctono de Internet, el blog Second Life New World Notes, que aprovecha

    todo el potencial discursivo de la Red (como por ejemplo enlaces, videos, fotos, categoras, etc). Y, finalmente,

    un discurso autctono popular, el blog de tecnologa del peridico The Guardian, que aprovecha tambin todo el

    potencial discursivo que ofrece la Red pero con un audiencia ms variada. La hiptesis inicial fue que conforme

    estos discursos acadmicos van dejando las cualidades tpicas de los discursos impresos y se adentran en las

    cualidades ms tpicas de Internet, donde el lector es cada vez ms protagonista de las decisiones de recorrido de

    lectura, los tpicos marcadores textuales que indican la presencia del autor y su implicacin en el texto irn

    perdiendo protagonismo y valor debido a la progresiva falta de certeza hacia quin va a leer esos discursos.

    Y en efecto, entre otras conclusiones, determin que en los discursos autctonos hay menor cantidad de

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    marcadores que indiquen un conocimiento mutuo entre el autor y el lector (est claro que..., es obvio que...,

    es bien sabido que..., es evidente que..., como se vio en investigaciones anteriores...), porque el autor ya

    no est seguro del tipo de lector que va a acceder a sus estudios, mientras que s son abundantes en los discursos

    acadmicos reproducidos. Al mismo tiempo, se concluy que en los discursos autctonos hay menos

    marcadores de certeza como decididamente, seguro que, es evidente que, etc, porque estos marcadoresindican la existencia de una comunidad acadmica claramente delimitada entre los lectores y el autor, como

    ocurre con la comunidad acadmica que lee textos impresos, mientras que, en las pginas populares de Internet,

    el autor es ms consciente de que no puede apelar a ese grado de cohesin comunitaria que poseen los textos

    reproducidos.

    2.4. Los gneros electrnicos comparten la atencin del usuario

    La multi-tarea es un trmino que inicialmente designaba la capacidad de los ordenadores para realizar varias

    actividades en paralelo, pero en la actualidad su campo semntico se ha estrechado para designar sobre todo la

    tendencia actual de las personas a realizar varias tareas simultneas mientras procesan la informacin de un

    texto, lo que constituye claramente un reto para nuestro sistema cognitivo de procesamiento y acarrea

    importantes implicaciones en el rendimiento de la mente y en la obtencin de los ya mencionados equilibrios

    entre inters y esfuerzo. Y tambin conlleva consecuencias a la hora de disear discursos y estrategias de

    enseanza para unos adolescentes que son nativos digitales y que no slo estn acostumbrados a la multi-tarea,

    sino que reniegan y se quejan cuando la informacin se les presenta de una forma uni-direccional, en un solo

    formato y exige concentracin nicamente en un nico discurso que hay que procesar.

    En este sentido, los gneros impresos poseen una materialidad que les otorga fronteras delimitables

    respecto a otras actividades simultneas que el lector puede estar realizando. Bsicamente, el gnero impreso

    ofrece recorridos de lectura lineales, en principio, si bien el lector puede saltar de una pgina a otra, de una

    seccin a otra, etc. Al mismo tiempo, el gnero impreso evita, en cierto modo, la multi-tarea del lector. Aunque

    el lector de, pongamos, un peridico, puede escuchar msica, contestar una llamada de mvil y beber una copa al

    mismo tiempo que lee un artculo, o al menos en teora, lo importante es que lo que podemos denominar el

    espacio discursivo donde tiene lugar el acto de lectura y procesamiento de la informacin est bien delimitado

    y ofrece opciones bastante concretas de multi-tarea.

    Es importante subrayar que un gnero impreso, como por ejemplo el peridico, es un objeto fsicamente

    delimitado y, por lo tanto, las opciones de multi-tarea dentro del espacio discursivo del peridico son menores,ya que iran desde el acceso a los grficos y las fotos adyacentes al artculo, pasando por alternar la lectura con

    otras noticias ubicadas en esa pgina, o saltar de la noticia a anuncios publicitarios que estn situados en esa

    pgina. Esta multi-tarea dentro del espacio discursivo es ms importante, a mi entender, que lo que podemos

    denominar una macro multi-tarea, que consistira en realizar varias actividades al mismo tiempo, algunas

    externas a ese espacio discursivo del discurso impreso, como seran el or msica, o el usar el telfono mvil.

    En los gneros electrnicos y, en concreto, en los gneros electrnicos abiertos (que comparten el

    espacio de la pantalla con otros discursos y actividades disponibles en la Red), la multi-tarea se expande y se

    reverbera hasta lmites insospechados. En el caso del ordenador, o de la tableta o del porttil conectado a

    Internet, el usuario puede alternar la lectura del texto con otras actividades informticas como hacer un

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    documento en el procesador de texto. Pero incluso el propio espacio discursivo donde est teniendo lugar la

    lectura del texto ofrece innumerables posibilidades de multi-tarea que exigirn, al mismo tiempo, la dedicacin

    de recursos cognitivos para obtener equilibrios parciales de inters y esfuerzo, del mismo modo que ocurre con

    la propia lectura del texto que el usuario est acometiendo. Tomemos el ejemplo del peridico El Pas, esta vez

    convertido en portal de noticias autctono que ya no reproduce fielmente las noticias tal y como fueron impresas.Cuando el usuario accede a un artculo de este portal que le ha parecido interesante, el propio espacio

    discursivo del artculo le ofrece un abanico de posibilidades de interaccin con la pgina web que favorece la

    multi-tarea y, en ltima instancia, la dispersin de recursos cognitivos y la alteracin de equilibrios ptimos de

    procesamiento. Entre ellos, podemos enumerar la utilizacin de un formulario de bsqueda, la audicin de

    ficheros de audio accesibles desde la propia pgina del artculo, la consulta de grficos estticos o animados que

    complementan la informacin textual del artculo, el acceso a valoraciones estadsticas, la bsqueda de material

    adicional en el archivo general de noticias del peridico, hacer clic en otras pestaas o secciones del peridico

    que estn resaltadas en una zona de la pgina, acceder a ficheros de video, enlazar con otras pginas del

    peridico que versan sobre un tema similar, ampliar conocimientos sobre los personajes citados en el artculo y

    leer los comentarios que otros usuarios han colgado opinando sobre el artculo. Aunque es obvio que a menudo

    esta oferta de estmulos para la atencin del usuario no son, en sentido estricto, multi-tarea, ya que el usuario

    salta del artculo hacia otras fuentes de inters y vuelve de nuevo al artculo, para la cognicin humana esta

    multi-oferta s reproduce los patrones de desconcierto cognitivo y dispersin de recursos para la obtencin de

    equilibrios parciales de inters y esfuerzo que s encontramos en la multi-tarea.

    Y el panorama se complica mucho ms si salimos de los lmites del espacio discursivo de la lectura

    del artculo en pantalla, que ya de por s ofrece un buen abanico de opciones para alternar la lectura del artculo

    con otras actividades propuestas desde la propia pgina del peridico, y nos centramos en lo que, con

    anterioridad, he llamado la macro-multitarea, incluso sin dejar los lmites de la pantalla del ordenador o del

    dispositivo de acceso porttil a Internet, como ocurre con el famoso iPad. Como bien conocemos por nuestros

    hijos adolescentes, tan acostumbrados a esta macro milti-tarea, no es difcil ver que el usuario est leyendo el

    artculo que est ubicado en el portal de noticias de El Pas pero, al mismo tiempo, est charlando por el chat del

    Facebook, mantiene una ventana en paralelo con un chat de Internet, est escribiendo un documento de texto en

    Word, est comentando entradas en diferentes foros de debate, est colgando algn post en su perfil de red

    social, charla por el Messenger, mantiene abiertas varias descargas de ficheros de msica y video, teclea micro-

    mensajes de Twitter, accede al formulario de bsqueda de Google, etc. Todas estas actividades exigen atenciones

    parciales y la utilizacin de recursos cognitivos que no slo han de estimar el inters concreto de realizar dichasactividades, sino que tambin recursos cognitivos suplementarios para volver a retomar la actividad inicial,

    una vez que la atencin del usuario ha sido enfocada en otra actividad paralela con el ordenador.

    Adems, se ha demostrado empricamente que los que se dedican a una multi-tarea intensiva son menos

    productivos en sus trabajos que los que hacen una actividad y luego pasan a realizar la siguiente. Si bien los que

    estn acostumbrados a la multi-tarea exhiben una mayor facilidad para cambiar de un entorno a otro, algo que es

    ms que notorio en nuestros adolescentes nativos digitales, la mente humana se queja cuando ha de dedicar

    recursos cognitivos en paralelo a estmulos de inters parcial y, por lo tanto, ha de determinar hasta qu punto se

    combinan para generar inters. Los cientficos insisten en que el cerebro humano no est preparado para ir

    saltando de una tarea a otra, pues se dispersa con facilidad y pierde la capacidad de estimar los equilibrios de

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    inters y esfuerzo. Es lo que se ha denominado ardillear, saltar de un discurso a otro gracias a las tecnologas

    del hipertexto sin llegar a tocar el suelo durante mucho tiempo. Y un trmino que tambin se ha aplicado a la

    moda de bajar informacin incesantemente y guardarla en el ordenador para su lectura futura, una lectura que, a

    menudo, nunca llega a producirse3.

    2.5. Los gneros electrnicos compiten por la atencin del usuario

    La pantalla del ordenador constituye un verdadero campo de batalla donde varias fuentes de informacin textual,

    visual y multimodal compiten por la atencin del usuario, como bien saben los creadores de anuncios para la

    Red, que intentan conseguir que el usuario les preste atencin a pesar de que estos usuarios no han entrado en esa

    pgina buscando aquello que estn anunciando. Por contra, el lector de textos impresos posee un menor abanico

    de posibilidades de distraccin a la hora de acometer su interpretacin, como ya he comentado.

    En la actualidad, mltiples discursos compiten por la atencin del usuario y evitan que ste se concentre

    en una sola tarea cognitiva, llegndose al extremo de que el cerebro se ha vuelto inquieto, vido de satisfaccin

    inmediata e inters mximo a cambio de esfuerzos mnimos, lo que ha hecho que el cerebro se queje cuando ha

    de acometer tareas cognitivas que conllevan satisfaccin a largo plazo, como por ejemplo la lectura de una larga

    novela.

    Esta es precisamente la teora de Carr (2010). Segn este autor, en la actualidad se lee mucho ms que

    antes, pero sin duda de otra forma. Los gneros electrnicos y, en concreto, los gneros ubicados en la Red y

    transmitidos por sta, favorecen un tipo de lectura que antepone la eficacia de lo instantneo y la inmediatez del

    estmulo por encima del sosiego y la reflexin. Y este hecho puede debilitar la forma de lectura sosegada y

    profunda que se inici con el advenimiento de la imprenta y con la popularizacin de los discursos impresos. Al

    mismo tiempo, los que a menudo leen gneros electrnicos en Internet tienden a fagocitarla y, por tanto, a no

    formar esos niveles de interpretacin profunda que se asienta luego en forma de conocimiento adquirido.

    Segn Carr, este nuevo escenario de procesamiento de la informacin posee un claro potencial para

    disminuir la capacidad de concentracin, reflexin y contemplacin, hasta el punto de que quizs el cerebro se

    est re-adiestrando para acometer esta nueva va de acceso al conocimiento, incluso a nivel fsico, y adquiriendo

    ese hbito pernicioso de recibir informacin de forma rpida y en pequeas porciones. Para este autor, lo que se

    ha perdido es nuestra capacidad para mantener una lnea de pensamiento sostenida durante largo tiempo.

    Y existe cierta corroboracin emprica de este hecho en experimentos que determinaron que muchos

    usuarios slo echan vistazos a la informacin, en vez de centrarse detenidamente en ella. Sa ltan de un artculoa otro, como picoteando el texto de la pantalla con el recurso del ratn y el clic en el enlace. Uno de los

    experimentos, citado recientemente en Grau (2008), concluy que est claro que los usuarios no leen online en

    el sentido tradicional; de hecho, hay indicios de que surgen nuevas formas de lectura a medida que los usuarios

    echan vistazos horizontalmente a travs de ttulos, pginas y resmenes en busca de satisfacciones inmediatas...

    3. Para algunos analistas como David Meyer (en Vzquez, 2011), el mundo vive una crisis de atencin que va a peor, much o

    ms de lo que la gente espera... Segn este analista, estamos ante una plaga cognitiva que tiene el potencial de borrar la

    concentracin y el pensamiento productivo de una generacin entera. Sus investigaciones muestran que cuando la gente

    salta de una tarea a otra la capacidad de inferencia de la informacin va decayendo poco a poco. Por eso no sorprende que el

    autor de ciencia ficcin Cory Doctorow haya bautizado Internet como un ecosistema de tecnologas de la interrupcin.

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    Casi parece que se conectan a la Red para evitar leer al modo tradicional.

    Carr resume toda esta tendencia en el trmino superficial, que es el tipo de lectura de gneros

    electrnicos que va popularizndose entre los ms jvenes, entre nuestros nativos digitales. Segn este autor,

    necesitamos transitar por los tranquilos espacios abiertos de la lectura de un libro, sostenida y sin distracciones, o

    por cualquier otro acto de contemplacin, para poder establecer nuestras propias asociaciones, extraer nuestraspropias inferencias y analogas, y dar luz a nuestras propias ideas, y esto es algo que el picoteo superficial

    sobre la pantalla impide. En este mismo sentido Maryanne Wolf, citada tambin en Grau (2008), apunta que la

    informacin sin gua puede crear un espejismo de conocimiento y, por ello, restringir los largos, difciles y

    cruciales procesos de pensamiento que llevan al conocimiento autntico. Es lo que Small y Vorgan (2008)

    denominaban atencin parcial continua, es decir, estar ocupado constantemente en tareas paralelas que no se

    terminan de realizar y resultan parciales. En ese mismo estudio hablan del agotamiento de la tecno-mente,

    irritable, distrada, demasiado atenta a un cmulo incesante de opciones paralelas de gratificacin cognitiva. La

    incgnita ser determinar si las nuevas generaciones, que ya han nacido con Internet plenamente integrado en sus

    vidas, desarrollarn una nueva forma de conexin neuronal que les permita enfocar la atencin, obtener inters,

    minimizar esfuerzos cognitivos y saltar casi de inmediato a otra fuente paralela que les llame la atencin. Si esto

    es as, las clsicas lecciones magistrales con toma de apuntes estarn abocadas a la extincin, al ser cada vez ms

    patente que los nativos digitales de hoy no procesan la informacin del mismo modo ni esperan rutas previsibles

    de satisfaccin cognitiva, sino ms bien a la carta y en paralelo. Como apunta Elola (2008), estos nativos

    digitales

    no soportan la espera, todo lo que quieran est a un clic de distancia. No quieren que les cuenten un rollo,

    huyen de la secuencia lineal de informacin, quieren intervenir en el proceso, hacer clic para ir adonde

    les interesa. No son consumidores pasivos de contenidos, sino activos: crean contenidos, se mandan

    vdeos, fotos que retocan, que editan, son muy creativos; por eso la tele les empieza a parecer una cosa un

    poco antigua, aunque sea en pantalla plana.

    Adems, en los ltimos aos se viene produciendo un fenmeno que tiene mucho que ver con estas ideas

    apuntadas por Carr. Se trata de que los usos cotidianos que los usuarios hacen de la Red ha ido asentando un tipo

    de equilibrio cognitivo entre inters y esfuerzo que genera una mente perezosa, sobre-excitada, que se queja

    cuando ha de dedicar recursos cognitivos a tareas a largo plazo y que exigen un esfuerzo mental suplementario.

    En efecto, en la actualidad los usuarios, sobre todo los ms jvenes nativos digitales, suelen interactuar con la

    Red mediante micro-mensajes, fogonazos de lenguaje que impactan sobre su cerebro generando un inters sbito

    sin apenas correlato en esfuerzo de procesamiento. Claros ejemplos de esta tendencia seran las micro-

    conversaciones con Whatsup o mediante Google talk entre telfonos mviles conectados a la Red, los micro-

    mensajes de Twitter, la rpidas y dinmicas conversaciones llevadas a cabo en el Messenger, los cortos vdeos de

    YouTube y los breves comentarios que stos suscitan, los mensajes de texto (SMS) entre mviles, y los breves

    comentarios a los posts de las redes sociales como Facebook. En todos estos casos, nos enfrentamos a breves

    fogonazos informativos que no slo inundan nuestro sistema cognitivo con promesas de satisfaccin inmediata,

    sino que generan una especie de adiccin al estmulo permanente, al fogonazo sin fin, lo que acarrea

    consecuencias tanto a nivel lingstico, como a nivel social, por ejemplo en aspectos como el moldeado deidentidad y la gestin de redes sociales fsicas y virtuales. Asimismo, acarrea consecuencias en entornos

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    educativos, donde algunos profesores insisten en la instruccin mediante largos textos de procesamiento

    unidireccional, mientras los alumnos de hoy estn acostumbrados a la multi- tarea, a la instruccin a la carta, y

    al procesamiento de fogonazos de texto, no de pginas y pginas de texto impreso.

    2.6. Los discursos electrnicos buscan a sus lectores

    Esta cualidad es especfica de los discursos abiertos a los que se accede desde un dispositivo conectado a la Red.

    En efecto, normalmente tenemos que buscar los discursos impresos. Compramos un peridico, cogemos un libro

    de un estante, etc. Por contra, los discursos electrnicos, sobre todo los que estn ubicados en la Red, disponen

    de tcnicas automticas para llamar la atencin y buscar a sus lectores. Es una llamada de atencin que

    comunica el mensaje de que un discurso potencialmente interesante est disponible en la Red para ser consultado

    o descargado, aliviando en cierto modo el esfuerzo de buscar, rastrear e identificar dichos discursos.

    Es lo que ocurre, por ejemplo, con los mensajes de correo electrnico enviados automticamente desde

    Facebook para alertar de que alguien ha comentado un post o de que hay algn mensaje nuevo de algn

    contacto. Es el caso tambin de los denominados RSS feeds. Los feeds (del ingls alimentar) constituyen una

    novedosa forma de acceder a la informacin de las pginas web en las que, en lugar de ser el usuario el que

    pincha en diferentes enlaces para buscar la informacin que necesita, es la propia pgina web la que la suministra

    (es decir, alimenta) al usuario con informacin segn una serie de pa rmetros establecidos, referidos en su

    mayora a los gustos e intereses del usuario. Adems, el archivo RSS se reescribe automticamente cuando se

    produce alguna actualizacin en los contenidos del sitio web. De este modo, el archivo RSS permite saber si se

    han actualizado los contenidos y con qu noticias o textos, pero sin necesidad de acceder a la pgina web de

    origen, excepto si se quiere leer la versin extendida de la noticia.

    Esta cualidad de bsqueda del usuario se encuentra tambin en las notificaciones dentro de Facebook

    que, de nuevo, alertan al usuario de la existencia de comentarios, mensajes o solicitudes de amistad. Algo

    parecido ocurre con las ventanas emergentes, tan tpicas en el Messenger y en determinados programas de correo

    electrnico que, una vez ms, buscan al usuario alertndole de que hay algn mensaje o de que algn contacto ha

    entrado en el sistema. Finalmente, en las nuevas versiones del sistema operativo de la tableta iPad, se ofrece un

    nuevo sistema de notificaciones que va alertando al usuario de diferentes discursos y de la disponibilidad de

    interacciones que van surgiendo en las diferentes aplicaciones instaladas por el usuario.

    2.7. Los gneros electrnicos se personalizan automticamente

    Ciertamente, nos encontramos ante una de las cualidades de los discursos electrnicos que ms incidencia puede

    tener a largo plazo sobre la capacidad y el alcance de la informacin que procesamos a partir de estos discursos.

    El caso ms paradigmtico es el del buscador Google, cuyos algo ritmos van aprendiendo de las bsquedas de

    los usuarios para ofrecer lo que, sobre el papel, puede resultar ms interesante y evitar esfuerzos cognitivos

    innecesarios. As, un antroplogo que haya realizado bsquedas reiteradas sobre su rea de investigacin y, con

    posterioridad, teclee Java, ver como resultados sobre todo entradas concernientes a la isla de Java y los aspectos

    antropolgicos de sus habitantes. Por contra, un usuario informtico que haya realizado bsquedas reiteradas no

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    se encontrar con este tipo de entradas, sino con aquellas que t ienen que ver con el programa informtico Java4.

    Muchos pensarn que esto es una ventaja, al recibir de Google precisamente las entradas que pueden ser

    interesantes y, de hecho, esta capacidad de personalizacin es una de las razones que han llevado a Google a ser

    el buscador preferido de los internautas. Sin embargo, Pariser (2008) expone una opinin diferente. El reverso

    negativo de esta capacidad de personalizacin automtica de los discursos es obvia, por ejemplo, en lapublicidad por Internet. Si el sistema va reconociendo y archivando los gustos del usuario a partir de bsquedas

    reiteradas sobre algn tema, entonces es ms fcil bombardearle con publicidad personalizada referente a esos

    mismos gustos.

    Pero el argumento de Pariser va ms all de esa queja sobre el control publicitario de nuestros gustos.

    Para este autor, el problema es que ya no decidimos qu discursos interpretamos, sino que accedemos a lo que

    Google dice que debemos leer, creando un universo discursivo personalizado para cada usuario. Pensamos que

    los resultados de una bsqueda son objetivos y sorprendentemente relevantes, cuando en realidad responden a

    una monitorizacin continua de nuestra conducta en Internet.

    En realidad, la personalizacin es agradable, un entorno gratificante poblado por las cosas y los

    discursos que nos interesan. Nunca nos aburrimos, nunca estamos disgustados, los discursos personalizados de la

    Red son un espejo perfecto de nuestros intereses. Sin embargo, al mismo tiempo este entorno de crculos

    viciosos, donde Google nos da lo que esperamos y esperamos lo que Google nos da, impide la consecucin de

    una importante fuente de informacin y desarrollo intelectual: el descubrimiento por azar, lo que los ingleses

    llaman serendipity. La creatividad est salpicada de encuentros fortuitos, de colisiones inesperadas entre

    disciplinas. En resumen, un mundo dominado por la personalizacin automtica de discursos es un mundo en el

    que hay mucho menos que aprender y mucho ms para regocijarnos en lo que ya sabamos de antemano. Y en un

    contexto ms amplio, saber cmo vivir es saber que hay una serie de opciones y elegir las que ms nos interesan.

    Al dejar que los algoritmos personalicen los discursos, estamos dejando que las compaas construyan ese

    mundo y decidan entre qu opciones podemos elegir. Nos adentramos de este modo en un camino vigilado en el

    que aquello sobre lo que hemos hecho clic determina qu vamos a encontrar ms adelante en el camino, una

    especie de ratonera donde nos regocijamos en la reiteracin continua de nuestros intereses.

    Pariser llega hasta el extremo de afirmar que la personalizacin automtica de discursos altera la forma

    natural de interactuar con el mundo, porque nos rodea de ideas e informacin con las que ya estamos

    familiarizados, haciendo que estemos sobre-confiados en nuestro punto de vista; y adems nos quita del entorno

    los acicates que nos impulsan a desear aprender. Navegar por un ecosistema repleto de discursos que nos gustan

    es placentero; cuestionar ideas preconcebidas y contrastar nuevos discursos es un reto frustrante a veces ymuchos terminamos volviendo al lecho confortable de la personalizacin automtica. Como apunta

    4. La personalizacin automtica de los gneros se da tambin en otros discursos. Por ejemplo, Facebook tiene tres formas de

    personalizar automticamente los documentos para el usuario. La primera es por afinidad: cuanto ms amigos se haga uno de

    alguien y cuantas ms veces entre en su perfil y entable conversaciones con l o ella, ms probable es que Facebook le

    muestre las actualizaciones de ese usuario o usuaria. La segunda es por el peso relativo del contenido. Por ejemplo, las

    actualizaciones de estado civil del usuario, si deja de estar casado etc, son ms valiosas y el programa las enfatiza sobre las

    dems, pero otros contenidos son tambin graduados segn el programa va detectando la reiteracin del usuario en ver ese

    tipo de contenido. Finalmente, la tercera es por tiempo. Las entradas publicadas ms recientemente adquieren prioridad sobre

    las ms antiguas.

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    Vaidhyanathan (2011), el aprendizaje es por definicin un encuentro con lo que no sabes, con lo que an no has

    pensado, con lo que an no habas concebido, y con lo que nunca entendas o preveas que fuera posible. Es un

    encuentro con lo distinto. El tipo de filtro que Google interpone entre el usuario y los resultados de la bsqueda

    asla al usuario de este tipo de encuentro con lo desconocido.

    3. Conclusin

    Las mencionadas diferencias entre gneros impresos y gneros electrnicos abiertos son slo algunas de las

    reflexiones que a mi me interesan personalmente ms all de las tpicas digresiones sobre la superioridad de un

    gnero sobre el otro. La evolucin de los diferentes gneros de la Red acarrear nuevas y novedosas diferencias

    y tendremos que estar alerta para analizar las consecuencias lingsticas, educativas y sociales de dicha

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