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ARA dar una carga por los liberta- dores y reve- renciar los primeros aæos de lu- cha (1868- 1902) por la indepen- dencia de Cuba, nació esta edición extraordina- ria, a la cual darÆ conti- nuación otra que abarcarÆ hasta el triunfo de 1959. El lector hallarÆ que las Carlos Manuel de CØspedes. Soberano de la libertad 4 Francisco Vicente Aguilera. Nada tengo mientras no tenga patria 8 La primera capital de la Revolución 10 Ignacio Agramonte. Avezado político y genio militar 13 MÆximo Gómez BÆez. Nunca abandonó a los cubanos 16 BaraguÆ en la trayectoria política de Maceo 20 Vicente García. Una justa valoración del hØroe 24 La Revolución en la Tregua Fecunda: 1879-1895 26 El mayor general JosØ Martí 30 Entrevista difícil y pÆginas perdidas 33 Dos grandes batallas 35 Principales jefes mambises 39 Estados Unidos contra Cuba Libre 44 Las expediciones mambisas 47 Artillería pesada de la Revolución 52 Los capitanes generales y la guerra 54 Las constituciones mambisas 57 Los presidentes del mambisado 59 La abolición: el sueæo de libertad 61 La diplomacia mambisa, raíces y horizontes 64 Concurso eficaz, constante y heroico de las mujeres cubanas 66 Calixto García. El poliorceta mambí 70 Integrismo versus Independencia 72 Manuel García y la guerra necesaria 74 El costo humano de la guerra 76 El rØgimen autonómico, realidad y leyenda 78 El Maine: un pretexto para intervenir 80 Los nombres de la guerra 82 1898 y el proyecto de JosØ Martí 84 Repœblica Universal 87 Poetas del 95 89 MÆs de 30 aæos de luchas independentistas 92 SUMARIO SUMARIO presentes pÆginas, aunque recogen hechos históricos y valoraciones nece- sarias a siglo y medio del inicio de aquella hazaæa, no solo reœnen textos de la historia vivida entonces, desde que el patriota Carlos Manuel de CØspedes diera el primer llamado a la libertad. Es, sobre todo, un acercamiento a sus principales protagonistas, quienes, segœn palabras del Apóstol JosØ Martí, despuØs de preparación gloriosa y cruenta iniciaron la revolución y se consagraron al sanea- miento y emancipación del país. Pese al rigor de la manigua, desven- tajas en los pertrechos, falta de destreza militar de las tropas, discordias, obs- tÆculos propios de la inexperiencia e intereses heterogØneos, el ejemplo de los mambises sigue aportando un arsenal de ideas y de acción. Lo que hicieron aquellos combatientes, casi desarmados, ha de ser siempre motivo de inspiración para los revolucionarios de hoy, aseguró el líder de la Revolu- ción Cubana, Fidel Castro, en la conme- moración del centenario del alzamiento de 1868, que tuvo su bautismo de fuego en Yara. Ese legado convocó a varios profe- sionales del país, en particular histo- riadores con una coordinación en la que BOHEMIA fue asesorada por el Instituto de Historia de Cuba y contó con el esfuerzo de los trabajadores poligrÆficos y los encargados de la distribución para que lleguen a sus manos las historias del heroísmo que cimienta a una nación forjada al calor de la lucha, y sigue siendo savia y aliento a quienes han venido despuØs. P Autor no identificado Director: JosØ R. FernÆndez Vega Subdirectora Editorial: Liset García Rodríguez Subdirectora de Información: BÆrbara Avendaæo PØrez Redacción y Edición: Tania Chappi Docurro Pedro Antonio García Correcciones: Aleida Isis Cabrera Martínez Ileana MenØndez Salvarrey Portada: `ngel Velazco Diseæo: Nelson GonzÆlez Rivas Víctor Manuel Falcón García Redacción: Avenida Independencia y San Pedro, Plaza, La Habana. Código Postal 10696. TelØfono: 7881-1464 Internet: www.bohemia.cu Impresión: EES Empresa Impresora de Periódicos Precio: 2.00 pesos

en Yara.bohemia.cu/wp-content/uploads/2018/10/Edicion-extraordinaria.pdf · CØspedes, JosØ Antonio Rubio y Salvador de Fuen-tes Aguilera; y por Camagüey, Salvador Cisneros Betancourt

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A R Ad a ru n a

carga porlos liberta-dores y reve-renciar losp r i m e r o saños de lu-cha (1868-1902) porla indepen-dencia deCuba, nacióesta ediciónextraordina-ria, a la cualdará conti-

nuación otra que abarcará hasta el triunfode 1959. El lector hallará que las

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Carlos Manuel de Céspedes. Soberano de la libertad 4Francisco Vicente Aguilera. Nada tengo mientrasno tenga patria 8La primera capital de la Revolución 10Ignacio Agramonte. Avezado político y geniomilitar 13Máximo Gómez Báez. Nunca abandonóa los cubanos 16Baraguá en la trayectoria política de Maceo 20Vicente García. Una justa valoración del héroe 24La Revolución en la Tregua Fecunda: 1879-1895 26El mayor general José Martí 30Entrevista difícil y páginas perdidas 33Dos grandes batallas 35

Principales jefes mambises 39Estados Unidos contra Cuba Libre 44Las expediciones mambisas 47Artillería pesada de la Revolución 52Los capitanes generales y la guerra 54Las constituciones mambisas 57Los presidentes del mambisado 59La abolición: el sueño de libertad 61La diplomacia mambisa, raíces y horizontes 64Concurso eficaz, constante y heroico de lasmujeres cubanas 66Calixto García. El poliorceta mambí 70Integrismo versus Independencia 72Manuel García y la guerra necesaria 74El costo humano de la guerra 76El régimen autonómico, realidad y leyenda 78El Maine: un pretexto para intervenir 80Los nombres de la guerra 821898 y el proyecto de José Martí 84República Universal 87Poetas del 95 89Más de 30 años de luchas independentistas 92

SUMARIOSUMARIO

presentes páginas, aunque recogenhechos históricos y valoraciones nece-sarias a siglo y medio del inicio de aquellahazaña, no solo reúnen textos de lahistoria vivida entonces, desde que elpatriota Carlos Manuel de Céspedes dierael primer llamado a la libertad. Es, sobretodo, un acercamiento a sus principalesprotagonistas, quienes, según palabrasdel Apóstol José Martí, después depreparación gloriosa y cruenta iniciaronla revolución y se consagraron al sanea-miento y emancipación del país.

Pese al rigor de la manigua, desven-tajas en los pertrechos, falta de destrezamilitar de las tropas, discordias, obs-táculos propios de la inexperiencia eintereses heterogéneos, el ejemplo delos mambises sigue aportando unarsenal de ideas y de acción. �Lo que

hicieron aquellos combatientes, casidesarmados, ha de ser siempre motivode inspiración para los revolucionariosde hoy�, aseguró el líder de la Revolu-ción Cubana, Fidel Castro, en la conme-moración del centenario del alzamientode 1868, que tuvo su bautismo de fuegoen Yara.

Ese legado convocó a varios profe-sionales del país, en particular histo-riadores �con una coordinación en laque BOHEMIA fue asesorada por elInstituto de Historia de Cuba y contócon el esfuerzo de los trabajadorespoligráficos y los encargados de ladistribución� para que lleguen a susmanos las historias del heroísmo quecimienta a una nación forjada al calorde la lucha, y sigue siendo savia yaliento a quienes han venido después.

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Director:José R. Fernández VegaSubdirectora Editorial:Liset García RodríguezSubdirectora de Información:Bárbara Avendaño PérezRedacción y Edición:Tania Chappi DocurroPedro Antonio GarcíaCorrecciones:Aleida Isis Cabrera MartínezIleana Menéndez SalvarreyPortada:Ángel Velazco

Diseño:Nelson González RivasVíctor Manuel Falcón GarcíaRedacción:Avenida Independencia y SanPedro, Plaza, La Habana.Código Postal 10696.Teléfono: 7881-1464Internet:www.bohemia.cuImpresión:EES Empresa Impresora dePeriódicos

Precio: 2.00 pesos

4 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

L 1º de enero de 1848, Céspedes fue electoSíndico Procurador General del Ayunta-miento de Bayamo. Desde este puesto debía

ocuparse de las quejas de la población y el cum-plimiento de las leyes. Por ofrecer protección alos esclavos, sus enemigos políticos le llamaban,despectivamente, �Síndico de negros�. A raíz deestos hechos las autoridades coloniales aumen-taron la vigilancia sobre tan peligroso intelectual.

Aunque nació en cuna rica e integró la capaprivilegiada de la sociedad esclavista, no vaciló niun instante en renunciar a su acomodo de aboga-do y los gustos de hombre aristocrático. Comobuen patriota escogió el camino sacrificado delsoldado de la libertad, de guía de un pueblo conansias de lucha y bienestar. En agosto de 1851 fuearrestado y acusado de ser un desafecto a la Co-rona española. El Gobernador de Oriente, maris-cal de campo Joaquín del Manzano, dictaminóencerrarlo en el Castillo del Morro de Santiagode Cuba. Por orden de esta autoridad, permane-ció confinado cinco meses en esa fortaleza.

CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES

Fidel reconoció en el héroe del 10 de Octubre el símbolo de la dignidad y la rebeldíade la patriaPor ALDO DANIEL NARANJO TAMAYO*

E

En una festividad en la Sociedad La Filar-mónica, el teniente gobernador de Bayamo, co-ronel Toribio Gómez Rojo, invitó a varios poetascriollos a improvisar. Carlos Manuel de Céspedesalzó la copa y declamó: Valen mucho los cuba-nos/en aquesta hermosa Antilla/y aunque seoponga Castilla/ellos serán soberanos. El coro-nel Gómez Rojo, en el acto, lo mandó arrestadopara Santiago de Cuba, junto con José Fornaris yLucas del Castillo. Permanecieron encerradosen el Morro durante cinco días; luego los envia-ron, desterrados, a Palma Soriano.

II

A partir de la evacuación española de Santo Do-mingo, en marzo de 1865, un mayor número decubanos abrazó la tesis de la insurrección. Inclu-so se logró sumar a algunos españoles honestos ylaboriosos, esquilmados por la política tributaria.Todos querían fundar en la Isla un pueblo verda-deramente libre, sin odios ni rencores. Por lapráctica de negocios, entre ellos la venta de ga-nado vacuno y de cerda, Céspedes realizaba via-jes a Camagüey en compañía de FranciscoNicolás Agüero Aguilera, donde estableció rela-ciones directas y fraternales con varios amantesde la libertad de esa rebelde comarca, entre ellosSalvador Cisneros Betancourt, Manuel de JesúsValdés, Eduardo Agramonte Piña y AugustoArango Agüero.

Pronto los grupos del valle del Cauto y deCamagüey se dieron cuenta de que tenían crite-rios similares sobre las cuestiones económicas ypolíticas y palpaban el malestar creciente en elseno del pueblo. Por eso, acordaron encontrarseen el pueblo de Guáimaro durante las fiestasdecembrinas de la Purísima Concepción y seguirintercambiando ideas. El 7 de diciembre de 1865acudieron a esa localidad Céspedes, PeruchoFigueredo, Lucas del Castillo, Francisco VicenteAguilera, Esteban Estrada y Carlos PérezTamayo, entre otros patriotas de Bayamo yManzanillo. A lo largo del intercambio de im-presiones afloraron las cuestiones políticas,siendo el punto nodal el futuro de la patria.

En el debate saltó a la vista la coincidencia decriterios, esencialmente en que había llegado lahora de lavar con sangre el oprobio de tantosaños sometidos al carro del despotismo ibérico.Los hijos de Cuba no podían seguir siendo explo-tados ni humillados en su propio suelo. Frente a

Céspedesy otros patriotasfundaron logiasmasónicas para

poder reunirsesin despertar

las sospechasde las autoridades

colonialistas.

Autor no identificado

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Soberano de la libertadSoberano de la libertad

5OCTUBRE DE 2018/Año 110

tantos males acordaron �ser sostenedores delas dificultades, guías y animadores agluti-nantes de los ideales revolucionarios de liber-tad�. No creían en las reformas ni soportaríanmás las cadenas oprobiosas.

Asociado a Francisco Vicente Aguilera yPerucho Figueredo, Céspedes estudió los méto-dos más adecuados para extender el fervor pa-triótico por el Valle del Cauto, donde había unacantera de excelsos criollos dispuestos a todoslos sacrificios por la libertad. Para lograr la uni-dad ideológica de los patriotas y reunirse sin des-pertar las sospechas de las autoridadescolonialistas, fundaron logias masónicas, depen-dientes del Gran Oriente de Cuba y las Antillas,cuerpo fundado por el médico y revolucionariotrinitario Vicente Antonio de Castro. En Bayamoapareció, en julio de 1866, la Estrella TropicalNo. 19; y en Manzanillo, en abril del 68, la BuenaFe. Los integrantes de esta última eligieron a Cés-pedes Venerable Maestro y presidente del Comi-té Revolucionario de Manzanillo.

Para llegar a conciertos sobre la hora del esta-llido revolucionario, los delegados de los comitésde Oriente y Camagüey se reunieron en la fincaSan Miguel del Rompe, Las Tunas, el 4 de agostode 1868, en la llamada Convención de Tirsán, quesignifica padre de familia. Por Bayamo asistie-ron, además, Aguilera, Francisco Maceo y Peru-cho; por Las Tunas, Vicente García y FranciscoMuñoz Rubalcava; por Holguín, Belisario ÁlvarezCéspedes, José Antonio Rubio y Salvador de Fuen-tes Aguilera; y por Camagüey, Salvador CisnerosBetancourt y Carlos Loret de Mola. En las elec-ciones para dirigir la junta salió presidente Cés-pedes y como secretario Pancho Maceo.

En la introducción, el preclaro luchador de-nunció los terribles males de la tiranía españolaen la Isla y apeló a que con el �recurso extremode las armas, y por la senda del honor buscaren medio de la incertidumbre sangrienta de laguerra la salvación de la patria�. En otro mo-mento dijo que Cuba debía ser tan libre en lopolítico como lo era en la naturaleza y abogópor el levantamiento inmediato, diciendo quelas armas y pertrechos sabrían arrancarlos alenemigo. Y concluyó con las palabras siguien-tes: �Señores: la hora es solemne y decisiva. Elpoder de España está caduco. Si aún nos pare-ce fuerte y grande, es porque hace más de tressiglos que lo contemplamos de rodillas ¡Levan-témonos!�. Pero los camagüeyanos pidieron unplazo de seis meses para preparar la rebelión ylos holguineros hasta un año.

Después de largas deliberaciones se acordóacelerar los preparativos y Céspedes, demos-trando una vez más su capacidad política dia-léctica, propuso que si cualquiera de los com-prometidos se veía amenazado de prisión porlas autoridades, quedara autorizado para levan-tase en armas, y los demás centros en la obliga-ción de secundarlo. La finalidad de Céspedes eraasegurar el estallido ante cualquier causa

imprevista y forzosa, así como la cooperaciónbélica entre los revolucionarios.

III

El 6 de octubre de 1868, en la junta del ingenio ElRosario, patriotas de Manzanillo y Bayamo eli-gieron a Céspedes Encargado del Gobierno Pro-visional Revolucionario y General en Jefe delEjército Libertador. Es decir, asumió tanto elmando civil como el militar, como lo había hechoel general Simón Bolívar durante la guerra porla independencia de Venezuela. Asimismo, aco-daron enarbolar una bandera diseñada por Cés-pedes, la cual combinaba los colores redentores:rojo, azul y blanco. Muy semejante a la banderade la República de Chile, este pabellón patrio nadatenía que ver con el que enarboló el anexionistaNarciso López en Cárdenas en 1850.

No es casual que Céspedes fuera el más deci-dido de todos en el empeño redentor. Acerca desu papel revolucionario, Fidel Castro señaló: �Esincuestionable que Céspedes tuvo la clara ideade que aquel alzamiento no podía esperar dema-siado ni podía arriesgarse a recorrer el largo trá-mite de una organización perfecta, de un Ejércitoarmado, de grandes cantidades de armas parainiciar la lucha, porque en las condiciones denuestro país en aquellos instantes resultaba su-mamente difícil. Y Céspedes tuvo la decisión�.

En virtud de ello, proclamó el grito de indepen-dencia el 10 de octubre de 1868, en su ingenio azu-carero Demajagua, frente a los patriotas blancosy mestizos y la dotación de sus esclavos. En unaspalabras introductorias a los sublevados denun-ció la sistemática violación de los elementales de-rechos humanos y anunció el deber de todos loshijos de Cuba de levantarse en armas contra unpoder tan despótico, injusto y opresor. Luego sedirigió a los esclavos: �Ciudadanos: hasta estemomento habéis sido esclavos míos. Desde ahora

Proclamó el gritode independenciael 10 de octubrede 1868, en suingenio azucareroDemajagua, frentea la dotación desus esclavos.

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6 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

sois tan libres como yo. Cuba necesita de todossus hijos para conquistar la independencia�.

De esta manera el hacendado se despojó dela gran iniquidad del régimen esclavista y ele-vó a los siervos a la más honrosa categoría so-cial, la igualdad entre todos los hombres. Nosería solo una lucha de liberación nacional, sinopor la abolición de la esclavitud, poniendo unrumbo completamente nuevo a la historia deCuba. Frente a la bandera tricolor, los reunidosjuraron vengar los agravios de la patria y pere-cer en la contienda antes que retroceder en lademanda. Particularmente, el líder de la Revo-lución subrayó: �Yo, por mi parte, juro que osacompañaré hasta el fin de mi vida, y que siluego tengo la gloria de sucumbir antes quevosotros, saldré de la tumba para recordarosvuestros deberes patrios y el odio que todosdebemos al gobierno español�.

En aquella jornada, Céspedes presentó elManifiesto de la Junta Revolucionaria de laIsla de Cuba, dirigido a sus compatriotas y atodas las naciones, en el cual exponía las cau-sas generales de la guerra, la política que debíaseguirse, las facultades del jefe de la Revolu-ción y el carácter transitorio de cada una de lasmedidas trazadas, pues la misma lucha se en-cargaría de irlas adecuando al momento histó-rico-concreto. �Cuando un pueblo �decía eldocumento� llega al extremo de degradación ymiseria en que nosotros nos vemos, nadie puedereprobarle que eche mano a las armas para salirde un estado tan lleno de oprobio [�]. La isla deCuba no puede estar privada de los derechosque gozan otros pueblos y no puede consentirque se diga que no sabe más que sufrir�.

El Manifiesto del 10 de Octubre postulaba elideario inmediato de la Revolución: todos loshombres eran hermanos; proclamaba la toleran-cia, el orden y la justicia; habría respeto a la viday las propiedades de los ciudadanos pacíficos,aunque fuesen españoles; se admiraba el sufra-gio universal, que aseguraba la soberanía delpueblo; se deseaba la abolición gradual y bajoindemnización de la esclavitud. Aunque desdemuchísimo antes se venían instituyendo las di-námicas republicanas, ahora con el documento

rector de la lucha anticolonial esas prácticassociopolíticas encontraron amplio espacio parasu legitimación y reproducción cultural.

La convicción de Céspedes de que Cuba teníasuficiente madurez política, económica, socialy cultural para gobernarse por sí misma, lo con-dujo a aquel feroz reto a la metrópoli española.No dejaba de percibir que con ese acto no soloenfurecía a España, la cual haría todo lo posiblepor no perder su posesión colonial más precia-da, sino también al poderoso sector de losnegreros, los esclavistas, los reformistas y hastalos anexionistas. Aquella Revolución venía a tras-tornar sus planes políticos. Pero Céspedes, comopocos, tenía una fe ciega en las reservas patrióti-cas y morales de su pueblo, esa coraza de hierroque lo animaba a la batalla sin cuartel contra unadversario poderoso y cruel.

Muchos momentos del accionar bélico puso aprueba la entereza revolucionaria del principallíder de la Revolución. Después del revés de Yara,el 11 de octubre de 1868, ante la primera muestrade cobardía, mostró su espíritu intransigente:�Aún quedamos doce hombres: ¡bastan para ha-cer la independencia de Cuba!�.

IV

El proyecto ideológico de Céspedes, declaradodesde los comienzos de la lucha, era forjar laRepública cubana, cuestión que legitimabajurídicamente en cada uno de sus documentospúblicos. Los principios republicanos formaronparte orgánica, insoslayable, de su prédica revo-lucionaria. Sin duda, era un político plenamen-te identificado con la necesaria radicalidad encuestiones vitales como la formación del Esta-do nacional, la abolición de la esclavitud, el su-fragio universal, la educación popular, el accesode todas las clases a la cultura, la confiscaciónde las propiedades de los contrarrevolucionariosy convertir los grandes dominios agrarios enpequeñas parcelas para ser entregadas por elEstado a los combatientes de origen campesinoy sus familias.

En la producción cultural de la Revoluciónen marcha se pueden apreciar esos saltos haciaadelante, por el progreso social, la justicia paratodas las clases mediante las votaciones popu-lares, la declaratoria de la enseñanza gratuitay obligatoria y la creación de las Milicias Cívi-cas, cuyo propósito era cuidar el orden en losterritorios liberados. En El Cubano Libre (7de noviembre de 1868), Céspedes establecióla estrecha relación entre educación, políticay libertad: �Es necesario que a la obra de des-trucción siga la de edificación; destruir sinedificar es preparar una ruina inevitable. De-rrocamos instituciones despóticas y aspiramosa gozar de la libertad; pues bien, procuremoseducar a los hombres para ese régimen�.

Algún escozor produjeron en Céspedes lasmurmuraciones en su contra por llevar el títulode capitán general del Ejército Libertador, por

Frentea la bandera

tricolor,los reunidos

juraron vengarlos agraviosde la patria

y pereceren la contienda

antes queretroceder

en la demanda.

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lo que en estos días declaró públicamente: �No-sotros no somos más que soldados decididos amorir defendiendo el estandarte que hemos le-vantado, y solo la necesidad de regularizar nues-tro Ejército y de atender a todos los ramos de laadministración pública que hemos instalado,nos obligó a aparecer ante los ojos de nuestroscompatriotas con distintivos y empleos que nocuadran con nuestro carácter ni se ajustan anuestras aspiraciones�.

V

Por fin, el 10 de abril 1869, se reunieron enGuáimaro delegados de Oriente, Camagüey,Las Villas y La Habana, para formar un solo Go-bierno revolucionario. Acerca de los aportes delHombre de Demajagua a la fusión de las partes,José Martí expuso: �Céspedes se plegó a la for-ma del Centro. No la creía conveniente; perocreía inconveniente las disensiones. Sacrifica-ba su amor propio, lo que nadie sacrifica�.

La Constitución elaborada en Guáimaro esta-blecía que el poder ejecutivo sería desempeñadopor un presidente; el legislativo residiría en unaCámara de Representantes, integrada por dele-gados de todas las regiones sublevadas; y el poderjudicial tendría carácter independiente. En cum-plimiento de sus facultades, la Cámara eligiópresidente de la República a Carlos Manuel deCéspedes, quien en todo momento mantuvo ladignidad de su puesto ante los jefes militares,muchos de ellos lastrados por el caudillismo, elregionalismo y el desdén ante el desorden y lasindisciplinas de sus subordinados.

A los que cometían errores en sus mandos loscriticaba de forma sincera y honesta, buscandoconsolidar la lucha en todos los frentes. De estemodo, muchas veces corrigió a los mayores ge-nerales Máximo Gómez, Vicente García, Manuelde Jesús Calvar, Calixto García y Carlos Roloff.Llegó a destituir al dominicano cuando este co-mandaba la División de Santiago de Cuba. Porsuerte, Agramonte comprendió en su momentola política centralizadora de Céspedes y la apoyóen buena medida.

A pesar de las negativas de algunos diputados,Céspedes dispuso la invasión a Las Villas y orde-nó a los mambises el empleo de la tea incendiariacontra los campos de caña y los cafetales, con elobjetivo principal de destruir la base económicaque sustentaba al Gobierno español en Cuba. Eluso de estas medidas le otorgó a la guerra uncarácter más general aunque con misiones espe-cíficas. Durante su administración se opuso a lacorriente anexionista y trató de impulsar la ac-tuación unida de la emigración en los EstadosUnidos, para el envío de expediciones con hom-bres y armas y la propaganda revolucionaria.

Contrario a lo esperado, el vecino norteño nomostraba ninguna simpatía con la causa cubanay negaba hasta el reconocimiento de la belige-rancia. A finales de julio de 1870, Carlos Manuelde Céspedes le advirtió a uno de sus comisio-

nados diplomáticos en sue-lo estadounidense, JoséManuel Mestre, la esenciaexpansionista y traicione-ra de Washington respectoa Cuba: �Por lo que respec-ta a los Estados Unidos talvez estaré equivocado,pero en mi concepto su go-bierno a lo que aspira esapoderarse de Cuba�.

VI

En Céspedes predominabala comprensión viva y direc-ta de la lucha anticolonial,llamaba las cosas por su jus-to nombre. Actuaba en co-rrespondencia con las cir-cunstancias palpables y loque tenía ante sus ojos. Suspasos en la dirección de laguerra, y la política aplicadaen ella, los estudiaba a fon-do, guiándose por el desarro-llo del proceso histórico-na-tural y el surgimiento de lasnuevas realidades.

En una proclama firma-da el 7 de febrero de 1871, rei-teraba que el pueblo cubanose lanzó a la lucha confian-do en sus propias fuerzas,pues jamás �pensó que elextranjero le enviase soldados ni buques paraque conquistase su libertad: Cuba sabe, porque loha dicho el filósofo, que la libertad es el pan quelos pueblos tienen que ganar con el sudor de sufrente y ella sabrá ganarlo, porque su propósitoes inquebrantable, porque lo ha jurado a la faz delsiglo XIX y porque así está escrito en el gran librode los destinos del Nuevo Mundo�.

No es de extrañar que Fidel reconociera enCéspedes el símbolo de la dignidad y la rebeldíade la patria. En su exaltación de la figura del hé-roe, el líder cubano elaboró una tesis fundamen-tal acerca de las raíces de los movimientosrevolucionarios en el país: �En Cuba solo ha ha-bido una Revolución, la que inició Carlos Manuelde Céspedes, y que todo nuestro pueblo lleva ade-lante en estos instantes�.

*Investigador del Museo Provincial de Granma.

Fuentes consultadas:La compilación Carlos Manuel de Céspedes. Escri-tos; los libros Francisco V. Aguilera y la Revoluciónde Cuba de 1868, de Eladio Aguilera Rojas; El pen-samiento político de Céspedes, de Rafael Acostade Arriba; Ignacio Agramonte, el Bayardo de la Re-volución Cubana, de Carlos Márquez Sterling; y LaRepública, de Antonio Zambrana; y la colección delperiódico El Cubano Libre.

Al caer encombateen San Lorenzo,el 27 de febrerode 1874,enfrentándosesolo al enemigo,cumplió lapromesa deque acompañaríaa su pueblohasta el fin desu existencia.

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8 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

A vida de Francisco Vicente Aguilera cons-tituye uno de los ejemplos supremos de en-trega a la causa por la libertad de los

cubanos. Perteneció a una de las familias máspudientes de la oligarquía bayamesa. Su padre,Antonio María Aguilera Tamayo, coronel de losReales Ejércitos y del Batallón de Milicias Blan-cas Disciplinadas de Infantería de Bayamo ySantiago de Cuba, contrajo nupcias con doñaJuana Tamayo Infante. Fruto de esa unión, elfuturo vicepresidente del Gobierno mambí na-ció en Bayamo el 23 de junio de 1821.

Como era usual en la época, el joven Fran-cisco Vicente halla esposa dentro de su ámbitosocial y la elegida es Ana Manuela Kindelán ySánchez-Griñán, joven proveniente de unaprestigiosa familia santiaguera, con quien tie-ne 10 hijos. Abogado de profesión, Aguilera he-reda el rango militar que ya había ostentado suprogenitor, responsabilidad que desempeña enBayamo, y el título nobiliario de Conde, que nun-ca reclama. Al fallecer su hermano Antonio, en

FRANCISCO VICENTE AGUILERA

Convencido de que para Cuba no existía otro camino que alcanzar la independencia,no duda en poner toda su enorme fortuna al servicio de esa causa

Por DAMIANA NIURKA PÉREZ FIGUEREDO*

él recae también el cargo de regidor y algua-cil mayor del ayuntamiento de su ciudad,aparte de asumir el de síndico en los hatos deVirama y Cabaniguán. Hereda, además, unaextensa fortuna monetaria en escudos oro,así como propiedades rústicas y urbanas quelo convirtieron en el mayor hacendado de laregión oriental.

En mayo de 1852, según el inventario realizadoa sus pertenencias, el patrimonio ascendía a untotal de 2 694 905 escudos, evaluado a partir de lasiguiente tasación: fincas urbanas en Bayamo,160 000; semovientes (ganado en pie) en ese te-rritorio, 53 000; posesiones rústicas en las ju-risdicciones de Bayamo, Tunas y Jiguaní, inclu-yendo antiguas haciendas reducidas a sitios,1 417 594; mientras que en Manzanillo poseíapropiedades urbanas; semovientes; y fincasrústicas.

No sería más grande su riqueza que su amora la patria. Sus coetáneos, al recordarlo, resal-tarían su nobleza de espíritu y bondad natural,humildad, modestia, gratitud hacia los seme-jantes. Convencido de que para Cuba no existíaotro camino que alcanzar la independencia, noduda en poner toda su fortuna al servicio de lacausa. Devendría, desde su ciudad natal, Vene-rable Maestro de la Logia Estrella TropicalNo. 19, vinculada al Gran Oriente de Cuba y lasAntillas (Goca), institución donde predomina-ban entonces las ideas independentistas.

Al asumir la presidencia del Comité Revolu-cionario de Bayamo, aparte de tejer una redconspirativa, estimula a su gran amigo PedroFigueredo Cisneros a componer una canción pa-triótica, La Bayamesa, nuestro actual HimnoNacional. Desde que se decide el levantamientopara octubre, Aguilera se prepara para apoyarlodesde su hacienda Santa Rosa, en Cabaniguán. Yparte para Bayamo una vez pronunciado el gritode independencia por Carlos Manuel de Céspe-des, a quien reconoce como el hombre capaz deliderar la Revolución y a quien sigue como el másfiel de los soldados durante la contienda.

Al frente de su tropa, integrada por 150 hom-bres, Aguilera jura el 17 de octubre de 1868 quelucharía hasta lograr la independencia de Cuba.Armados con fusiles, escopetas, trabucos y ma-chetes, van a encontrarse con el Héroe del 10de Octubre. Sería en el ingenio Santa Isabel,propiedad de Francisco Vicente, donde el

LA FranciscoVicente Aguilera,

Martí le llamaba�el padre de la

República�.

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Nada tengo mientras no tenga patriaNada tengo mientras no tenga patria

Ilustración: VALDERRAMA

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Padre de la Patria organizaría los preparativospara la toma de la ciudad de Bayamo el 20 deoctubre de 1868.

Luego de la derrota de la guarnición españo-la, durante 83 días la urbe es libre, convertida encapital de la Revolución. Se reorganiza el Ayun-tamiento con la promulgación de órdenes y de-cretos, entre ellos, la abolición de la esclavitud.Sin embargo, al no lograr detener el avance delEjército español, conscientes de lo que signifi-caría la llegada del jefe militar colonialistaValmaseda, los patriotas toman la decisión deincendiar la ciudad el 12 de enero, para no ren-dirla a los peninsulares.

Cuando Aguilera conoce que sus riquezas vana convertirse en cenizas, expresa: �Si esa es lavoluntad de los bayameses, destrúyase todo porel fuego. Yo renuncio a los mismos, porque yo notengo nada mientras no tenga Patria�.

La Asamblea de Guáimaro (10 al 12 de abrilde 1869) lo designa secretario de la Guerra. Di-mite a inicios de 1870, pero la renuncia no esaceptada por el Gobierno mambí. Pasa a servicepresidente de la República de Cuba en Ar-mas desde el 24 de febrero siguiente. Céspedeslo pone al frente de la jefatura del 1er. Cuerpode Oriente, en el campamento de Ojo de Aguade Melones, en Las Tunas, el 8 de marzo de 1870,con el grado de mayor general del Ejército Li-bertador. Las autoridades colonialistas le em-bargan los bienes que le quedaban.

El 21 de julio de 1871 sale Aguilera de loscampos de Cuba. Se le había asignado la res-ponsabilidad de atender la Agencia Generalde la República en el exterior, por lo que setraslada hacia los Estados Unidos. En el cum-plimiento del deber transcurrieron seis añosdurante los que lucharía incansablementepara organizar y lograr la unidad de los emi-grados cubanos. Aunque la tarea es difícil, pre-dica con el ejemplo, lejos de la compañía de suesposa e hijas, quienes viven en la más pro-

funda nostalgia, con grandes penurias y ca-rencias materiales.

Francisco Vicente Aguilera muere en 1877,en condiciones de extrema pobreza en EstadosUnidos. Al respecto escribiría el coronel y escri-tor mambí Manuel Sanguily: �Muchas veces, eldía que llevaba a su pobre habitación de una casade huésped las manos llenas de oro, no tuvo niun solo pan para comer, y cubanos y americanosle vieron a menudo, recorriendo a pie las callesde Nueva York, entre la nieve, con los zapatosrotos. Fue así un millonario que mendigaba porla libertad y la independencia�.

*Máster en Ciencias Históricas. Directora de la Casade la Nacionalidad Cubana de Bayamo.

Fuentes consultadas:El libro Guerra de los Diez Años, de Ramiro Guerra.El texto Francisco Vicente Aguilera, de ManuelSanguily (reproducido por el Diario de la Marina,22 de febrero 1948). El Diccionario Enciclopédicode Historia Militar de Cuba, de la Casa EditorialVerde Olivo.

Ruinas de la casa del prócer (tal como se encontraban a iniciosdel siglo XX), destruida por el fuego en el incendio de Bayamo.

Encabeza el monumento erigido a los héroes en Bayamo.

Estimula a su granamigo PedroFigueredo Cisnerosa componer unacanción patriótica,La Bayamesa,nuestro actualHimno Nacional.

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10 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

OS gobiernos han sido, a lo lar-go de la historia, la manifesta-ción máxima del dominio polí-

tico-jurídico de una clase sobre otra.No ha habido período histórico algu-no, después de la aparición de la so-ciedad dividida en clases, en que nohaya existido alguna forma de gobier-no. Y todos los pueblos modernos, alemprender el camino de su desarro-llo independiente, después de sepa-rarse de los poderes foráneos que losdominaban, se han dado un gobiernopropio; o al menos, lo han intentado.

En este sentido, el movimientonacional-liberador emprendido porlos cubanos el 10 de octubre de 1868no fue una excepción. El líder prin-cipal de aquel glorioso levantamien-to, Carlos Manuel de Céspedes y delCastillo, era un hombre de vasta cul-tura y de sólidas concepciones polí-ticas, en cuyo ideario destaca sobre-manera su proyecto de conquistar la

Por MIGUEL ANTONIO MUÑOZ LÓPEZ*

Al amanecerdel 12 de enero

de 1869 densascolumnas de humo

anunciabanla consumación

de la ciudad.

Tras disfrutar un período de 83 días de libertad, los bayameses prefirieronincendiar la ciudad antes que entregarla al enemigo. Fue la única vezque a Céspedes se le vio llorar

La primera capital de la RevoluciónLa primera capital de la RevoluciónP

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independencia absoluta de Cuba ydotarla, al mismo tiempo, de un apa-rato gubernamental soberano quegarantizara a sus habitantes el dis-frute de sus derechos ciudadanos ylos representara ante el resto de lasnaciones. Este objetivo primario deCéspedes y sus seguidores estaba yaclaramente plasmado en aquel atre-vido Manifiesto de la Junta Revolu-cionaria de la Isla de Cuba, dirigidoa sus compatriotas y a todas las na-ciones, el cual constituye de hechoel Acta de Declaración de la Indepen-dencia Cubana respecto a España.

Cuando, 10 días después del alza-miento, los insurrectos entrabantriunfantes a Bayamo, estaban crea-das las condiciones indispensablespara el surgimiento del primer Go-bierno soberano en la historia deCuba, que ejerció una notable influen-cia en el desarrollo de la Revoluciónindependentista. Este Gobierno po-

L dría denominarse como CapitaníaGeneral de Bayamo, a partir del car-go asumido por Céspedes y aceptadopor sus seguidores hasta la celebra-ción de la Asamblea de Guáimaro.¿Por qué el abogado bayamés esco-gió un título que sin duda resultabaodioso para muchos cubanos?

Él mismo lo explica en un docu-mento emitido el 30 de octubre de1868: �Solo la necesidad de regulari-zar nuestro Ejército y de atender atodos los ramos de la administraciónpública que hemos instalado nos hu-biera obligado a aparecer ante nues-tros compatriotas con distintivos yempleos que no cuadran a nuestrocarácter ni se ajustan a nuestras as-piraciones�. José Martí refrendó laactitud del Prócer de Demajagua, alescribir: �Temperamento revolucio-nario; fijó su vista en las masasde campesinos y de esclavos. A esenombre [Capitán General] están

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acostumbrados a respetar; pues yome llamaré con ese nombre�.

El territorio controlado por la Re-volución era extenso, ocupaba granparte de las actuales provincias deGranma, Holguín, Santiago de Cubay Las Tunas. Aunque la población to-tal que habitaba allí constituía ape-nas un 9 por ciento de la de todo elpaís, debe tomarse en cuenta queOriente era la región más explosivadesde el punto de vista político y conlas mejores condiciones topográfi-cas para que se produjera un levan-tamiento exitoso. En cuanto a lasfuerzas patrióticas, estas deben ha-ber rozado la cifra de los 10 000 hom-bres; aunque la mayoría de ellos, soloarmados con machetes, tenía poca oninguna experiencia militar.

Bayamo, primera ciudadlibre de Cuba

El 20 de octubre de 1868, aproxima-damente a las 11 de la mañana, el te-niente coronel Julián Udaeta,máximo representante del podercolonialista en la localidad, firmabala capitulación, con lo cual esa ciu-dad se convertía en la primera urbeque caía en manos de los insurrectos.En medio del desbordante júbilo po-pular, se produjo un hecho de ex-traordinario simbolismo: el abogadoPedro Figueredo, uno de los jefesprincipales del levantamiento, a ins-tancias del numeroso público allíreunido y sin siquiera desmontar desu caballo, escribió la letra de la co-nocida marcha La Bayamesa,devenida himno identificativo de lanación cubana.

Una vez tomada militarmente laciudad y asegurado el control de laregión circundante, competía a losvencedores activar al máximo posi-

ble las operaciones bélicas en todoel Departamento Oriental, el más ex-tenso del país y el único que se habíaalzado hasta aquel momento; y a lavez, organizar el Gobierno y la admi-nistración de las zonas liberadas.Entre las acciones militares más re-levantes del período inicial de la gue-rra, aparte de la toma de Bayamo, secuentan los combates de Babatuabay Tienda del Pino, el bloqueo terres-tre a Manzanillo, efectuado por lasfuerzas de Francisco Vicente Agui-lera, y los asaltos a Holguín, por Ju-lio Grave de Peralta y el venezolanoAmado Manuit, y Las Tunas, por Vi-cente García.

El 28 de octubre Bayamo se cons-tituyó Municipio Libre de Cuba, pri-mero con esas características en lahistoria insular. Consecuente con losprincipios expresados en el Manifies-to del 10 de Octubre sobre la obser-vancia de la legislación vigente, perointerpretándola en sentido liberal,Céspedes no introdujo grandes alte-raciones en el régimen del territo-rio. Así, los funcionarios del Gobiernoespañol fueron sustituidos por cuba-nos, salvo algunas excepciones. Elabogado bayamés perseguía el obje-tivo de procurar adeptos a la causarevolucionaria, ajustarse a los prin-cipios democráticos y hacer efecti-va la declaración de igualdad conte-nida en el Manifiesto.

Por tal motivo, a tres peninsula-res y a dos hombres �de color� seles dio entrada al Consejo Munici-pal. Los últimos fueron las dos pri-meras personas afrodescendientesque ejercieron funciones de regi-dores en la historia de Cuba. Amboseran naturales de Bayamo, se lla-maban Juan García, de profesiónalbañil, y Manuel Muñoz Cede-

ño, músico y director de la BandaMunicipal.

En emocionantes jornadas fuebendecida la bandera de Demajagua;se escuchó nuevamente el Himno deBayamo, entonado en esa ocasiónpor un coro de 12 jovencitas (seisnegras y seis blancas); se editó ElCubano Libre, primer periódicoindependentista que circuló en Cubalibre; y se adoptaron medidas de al-cance popular y democrático, entreellas, la enseñanza gratuita y obliga-toria, la apertura de escuelas de idio-mas y talleres con empleo para lospobladores y el establecimiento deuna guardia cívica para cuidar el or-den. De ese modo enfrentaron a unmismo tiempo tres graves lacras so-ciales: el analfabetismo, la vaganciay la delincuencia. Durante 83 días elpueblo respiró una atmósfera de li-bertad, democracia e igualdad, comonunca antes había experimentado.

En esos cerca de tres meses, Car-los Manuel de Céspedes redactó untotal de 70 documentos políticos, en-tre cartas, órdenes militares, decre-tos, proclamas, circulares y mani-fiestos; además, nombramientos defuncionarios civiles y militares, co-municaciones diplomáticas, avisos ydespachos telegráficos. De todas lasmedidas tomadas por el caudillobayamés, la más trascendental seríael célebre Decreto de Abolición Con-dicionada de la Esclavitud, fechadael 27 de diciembre de 1868, que crea-ba condiciones propicias para la in-corporación masiva de los negrosliberados a las filas mambisas. Cés-pedes estaba convencido de que notodos los grandes propietarios de es-clavos estarían de acuerdo con él,pero sabía también que muchos locomprenderían y secundarían. En

Estado ruinoso de la urbe tras el incendio.

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esta ocasión, como en tantas otras,la historia le dio la razón al gran pa-triota bayamés.

Bayamo libre y republicano, comosede fija de un Gobierno independen-tista, constituía un mentís rotundoa la propaganda integrista española,que presentaba el movimiento revo-lucionario como la asonada de unreducido grupo de aventureros y de-lincuentes. Cada día que Bayamo per-manecía en manos de los insurrectos,debilitaba el dominio español enOriente y alentaba a los patriotas deotras partes de la Isla, hasta ese mo-mento pacíficas, que se sumaran allevantamiento.

Por ello Francisco Lersundi, capi-tán general de Cuba, solicitó urgen-tes refuerzos a la Península, al tiempoque reclutaba a más de 80 000 españo-les residentes en la Isla, en su mayo-ría adultos y con alguna instrucciónmilitar, para nutrir, en lo fundamen-tal, el tenebroso Cuerpo de Volunta-rios, de tan funesto recuerdo en losanales de la historia nacional. Con lamovilización de tales elementos, sepudo prescindir de las tropas regula-res acantonadas en La Habana y des-pacharlas hacia Camagüey y Oriente.

Al frente de estos tres batallonesde infantería de línea, 240 jinetes yuna batería de artillería de campaña(en total, 2 700 hombres y tres caño-nes de 75 mm), estaba uno de los mili-tares más aguerridos y sanguinarios

con que contaba España en Cuba:Blas Villate de las Heras, Condede Valmaseda. Luego de numerosasperipecias, y no sin recibir fuerte hos-tigamiento por los patriotas deCamagüey y Las Tunas, arribó a losaccesos lejanos de Bayamo, el 6 deenero de 1869.

Los patriotas decidieron enfren-tarlo allá, pues la ciudad no contabacon fortificaciones ni defensas natu-rales seguras. La zona escogida seencuentra entre los ríos Salado yCauto, era un terreno apenas cubier-to de maleza, donde la caballería nopodía maniobrar y la artillería ten-dría visibilidad limitada, lo que ofre-cía a los cubanos posibilidades deemboscar a sus contrincantes, mé-todo que ya había probado su efecti-vidad en los primeros combates dela guerra. Pero el incumplimiento delas orientaciones de Céspedes, por elgeneral insurrecto Donato Mármol,y la superioridad en armamento ypericia militar de los españoles deci-dieron la cuestión, el 8 de enero de1869, en el lugar conocido como ElSaladillo (30 km al noroeste deBayamo). Luego de más de 10 horasde cruento combate, las fuerzas cu-banas fueron derrotadas. El caminohacia la capital de la Revolución que-daba abierto para la columna deValmaseda.

Lo que luego sucedió es historiaconocida. Convencidos de que la de-

Fuentes consultadas:La compilación Carlos Manuel de Cés-pedes. Escritos, de Hortensia Pichardo yFernando Portuondo. Las Obras Comple-tas de José Martí. El artículo �El gobier-no revolucionario de Bayamo�, de OnoriaCéspedes.

rrota de Mármol representaba unrudo golpe para la Revolución y per-suadidos de las crueldades que trae-ría consigo la llegada del Ejércitoespañol, los principales jefes mam-bises, con la sola excepción de Cés-pedes (por encontrarse en la ha-cienda Santa María), se citaron paradeliberar cerca de la medianoche del11 de enero, en los salones de la Casadel Ayuntamiento. Presidía PeruchoFigueredo, jefe del Estado Mayor re-volucionario. La decisión fue unáni-me: incendiar la ciudad antes quesometerse nuevamente al coloniaje,la primera capital de la Revoluciónno podía ser tomada por el enemigo.

Solo quedaba conferenciar con lamáxima autoridad de la Revolución:el capitán general Carlos Manuel deCéspedes. Hasta la finca se dirigieronlos representantes populares. La res-puesta no se hizo esperar: �Consul-ten al pueblo todo que reunirán allá,y si este, con abnegación sublime, loaprueba, ejecútese esa obra gloriosa,que ha de dar impulso a la Revolu-ción y convencimiento a España deque estamos dispuestos a toda prue-ba por el triunfo de nuestro ideal�.

Así, al amanecer del 12 de enero de1869 densas columnas de humo anun-ciaban la consumación del acto patrió-tico. Se cuenta que esa fue la únicavez que se vio llorar a Céspedes. Trági-cas consecuencias trajo consigo aquelhistórico hecho: desapareció la típicaarquitectura colonial bayamesa (en laactualidad, solo se conservan 12 edifi-cios de la época), se perdió mucho delesplendor económico de la ciudad,hubo epidemias a causa de las pésimascondiciones sanitarias; la poblaciónautóctona se redujo drásticamente,tanto porque las tropas opresorasmasacraron familias enteras, comopor la salida del país de otras. Peroquedó para siempre el ejemplo de sa-crificio de todo un pueblo, en aras deuna causa justa.

*Museólogo de la Casa Natal de CarlosManuel de Céspedes, en Bayamo.

Otra vista de las ruinas de la urbe.

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N fecha alegórica a los sucesos por el 10 deoctubre, José Martí refiere en 1888: �¿Yaquel del Camagüey, aquel diamante con

alma de beso? [�] ¿Aquel que, sin más cienciamilitar que el genio, organiza la caballería,rehace el Camagüey desecho, mantiene en losbosques talleres de guerra, combina y dirige ata-ques victoriosos, y se vale de su renombre paraservir con él al prestigio de la ley, cuando era elúnico que acaso con beneplácito popular, pudosiempre desafiarla?�.

Ignacio Eduardo Agramonte Loynaz habíanacido en Puerto Príncipe, actual Camagüey, el23 de diciembre de 1841, en el seno de una antiguafamilia adinerada. Luego de cursar estudios ensu ciudad natal y en la metrópolis, donde ingresaen la Universidad de Barcelona, regresa a Cuba yen la Universidad de La Habana estudia DerechoCivil y Canónigo, para graduarse en 1865.

El contacto con la sociedad cubana de media-dos del siglo XIX moldeó, en gran medida, su ca-rácter y pensamiento. El 1o de agosto de 1866contrae matrimonio con Amalia Simoni, quienfue el gran amor de su vida, una unión de la quegerminan dos hijos: Ernesto, nacido en la mani-gua, y Herminia, a la que no llegó a conocer.

IGNACIO AGRAMONTE

Avezado político y genio militarAvezado político y genio militarDesde una formación autodidacta alcanzó elevados conocimientos y méritos en el campode batalla. Según Máximo Gómez los soldados de Agramonte eran comparablescon los combatientes latinoamericanosPor JORGE MIGUEL PUENTE REYES*

Al regresar a Camagüey se vincula con elpensamiento criollo más radical de la época, elcual, unido a la influencia recibida en Europa,complementa su radicalismo revolucionario. Serelaciona con la Logia Tínima, creada con finesconspirativos, y es uno de los fundadores de laJunta Revolucionaria de la región. Participa enlas labores que conducen al alzamiento de lazona, el 4 de noviembre de 1868, en el paso del ríoLas Clavellinas, aunque en él no estuvo perso-nalmente, pues se había decidido que perma-neciera en la ciudad organizando el asegu-ramiento logístico de los alzados. Se suma a lainsurrección el 11 de noviembre, en el ingenio ElOriente, cerca de Sibanicú.

Poco después desenmascara la posición trai-dora de Napoleón Arango en la reunión celebra-da el 26 de noviembre de 1868, en Minas, al términode la cual se constituye el Comité Revoluciona-rio de Camagüey, al que queda incorporado. Tie-ne su bautismo de fuego en el combate de Bonilla,dos días más tarde. Elegido delegado porCamagüey para la Asamblea Constituyente deGuáimaro, el 10 de abril de 1869, es uno de losredactores de la primera Carta Magna mambisa.

El MayorAgramonte fue hombre de elevadas ideas políti-cas, pero también un gran jefe militar, cuyo tem-peramento no le permitió permanecer alejadodel enfrentamiento directo con el enemigo, porlo que días después de su nombramiento comosecretario de la Cámara de Representantes de laRepública de Cuba en Armas, presentó su renun-cia y pidió su incorporación a filas. Carlos Ma-nuel de Céspedes, en su condición de presidente,aprobó su solicitud, ascendiéndolo al grado demayor general y nombrándolo jefe del Cama-güey. Este territorio formaba parte del 3er. Cuer-po del Ejército Libertador, el cual comprendíatambién a Las Tunas, y cuya zona de operacionesiba desde el río Jobabo hasta la Trocha de Júcaroa Morón. Bajo el mando de Agramonte el territo-rio adquirió una estructura estable, alta capaci-dad combativa y férrea disciplina. Su primeraacción combativa como jefe de tropa la libró el3 de mayo de 1869, en Ceja de Altagracia.

Renunció al cargo por estar en desacuerdocon el Gobierno mambí en la distribución queeste hiciera del armamento traído en la expedi-ción del vapor Salvador, y desembarcado por LaGuanaja el 13 de mayo de 1869. Al aceptársele larenuncia, se le impuso la condición de que semantuviera en el puesto hasta la designación de

Agramonte organizó y disciplinó a las fuerzas mambisascamagüeyanas.

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su relevo. Y continuó combatiendo. Las dis-crepancias con el presidente Carlos Manuel deCéspedes lo mueven a reiterar su renuncia, el1º de abril de 1870, solicitud que fue aceptadael 17 de ese mes.

Sin tropas bajo su mando, pero con el grado demayor general, prosiguió la lucha acompañadopor su escolta y pequeñas fuerzas que se le fue-ron agregando. En esas condiciones realizó cer-ca de 19 acciones bélicas durante el año, entreellas, las de Caridad de Pulido, Puente Carrasco,La Gloria, Santa Brianda de Altamíra, IngenioGrande, Embarcadero de Vertientes y Múcara.Su madurez político-militar le permitió, valorarla importancia de la unidad como factor estra-tégico, y aceptó el ofrecimiento de Céspedes,de reincorporarse al frente de las fuerzas deCamagüey y reasumir el mando del Cuerpo delEjército, el 17 de enero de 1871. A partir de enton-ces se desarrolló el período más brillante de sucarrera militar.

Jefe sagazDesde una formación autodidacta, IgnacioAgramonte, alcanzó elevados conocimientos yméritos militares en el campo de batalla. Suconcepción estratégica de la guerra le permitiócomprender que sería prolongada debido a lascaracterísticas de los bandos beligerantes, y tra-zó como objetivo inmediato el ataque ininterrum-pido, tanto a las columnas españolas en movi-miento como a las pequeñas guarniciones.

Asimismo, en su práctica como jefe de las fuer-zas camagüeyanas concretó el mando único ypuso orden en la tropa, elementos necesarios paraalcanzar éxitos en el combate. Al respecto decía:�Organizar y disciplinar al Ejército es preparar-lo para la victoria�. Con ese fin amplió sus conoci-mientos acerca de la teoría militar de la época yordenó que los jefes, oficiales y soldados recibie-ran clases elementales sobre diversas materiasy efectuaran prácticas para elevar su prepara-ción, puesto que, aunque deseosos por combatir,carecían de la instrucción indispensable.

Con relación al abastecimiento material desus efectivos, desarrolló un excelente sistemade prefecturas; es decir, pequeños centros deproducción agrícola y artesanal que servían, ade-más, como puntos de correos, hospitales, alma-cenes y talleres en los cuales se reparaban lasmonturas, arreos y armas. Organizó destacamen-tos dentro de la tropa para llevar a cabo rápidasincursiones con el fin de obtener pertrechos.

Conocedor de las cualidades de los jinetes bajosu mando, de la riqueza caballar del Camagüey yde la topografía del terreno, organizó las fuerzaspriorizando la caballería, sobre la cual recaía elpeso en las acciones combativas al aprovecharsesu capacidad de maniobrabilidad, aparte de ase-gurar las comunicaciones entre las tropas. Conhabilidad y maestría, el Mayor conjugó métodostácticos que le permitieron vencer a un enemigosuperior en fuerzas y medios. En los combates deEl Salado, Jacinto, Molina, Cocal de Olimpo yotros, puso de manifiesto la experiencia, acome-tividad y disciplina de las unidades que se lesubordinaban.

En cada uno de los combates tuvo en cuentala concentración y desconcentración de sus fuer-zas. Para lo primero, operó con grupos de caballe-ría lo suficientemente numerosos como paraimpedir que el enemigo dividiese sus tropas enpequeñas unidades. Así lo obligaba a actuar engrandes columnas que eran hostilizadas durantela marcha. A la vez, al planificar el ataque a unobjetivo bien guarnecido, efectuaba una rápidaconcentración apoyada en la capacidad de ma-niobra de su caballería e infantería.

Su método preferido consistía en utilizar unpequeño grupo de hombres que hostigara al ene-migo, para luego simular una retirada y atraerlohacia el grueso de las fuerzas mambisas, conve-nientemente emboscadas. Durante las accionesla caballería camagüeyana iniciaba la carga enzig zag, y a medida que avanzaba se concentrabahasta constituir una formación cerrada que, alllegar a la línea enemiga, emprendía el ataque aun punto determinado. Los jinetes utilizaban elmachete en el combate cuerpo a cuerpo, perotambién poseían una excelente puntería a la horade realizar el fuego sobre la marcha, ocasionán-dole así grandes pérdidas al adversario.

Otro método táctico fue amagar a las localida-des urbanas o hacer llegar a ellas informacionesfalsas sobre los movimientos de los patriotas, paraimponer el combate en campo abierto, fuera delas fortificaciones. En ocasiones, asediabasorpresivamente los poblados y obligaba a las fuer-zas españolas a defender una posición determi-nada mientras los cubanos se aprovisionaban.

El rescateQuizás la acción que lo ubica decididamente enlos anales de la Guerra de los Diez Años fue ladesarrollada el 8 de octubre de 1871, cuando alfrente de 35 jinetes protagonizó la hazaña de res-catar al entonces general de brigada JulioSanguily, quien horas antes había caído en poderde los españoles. Ese día el Mayor, acompañadopor parte de sus fuerzas, se hallaba en el potreroConsuegra, al sur de la ciudad de Puerto Prínci-pe, cuando recibió la noticia de que el brigadierhabía sido hecho prisionero por una tropa de 120hombres, al mando del comandante César Matos,y era conducido al campamento del general SabásMarín, enclavado en Jimaguayú.

Para rescatar a su compatriota, Agramonteescogió menos de la mitad de sus fuerzas, con lasque formó un destacamento de 35 jinetes. Dispu-so como orden de marcha una pequeña vanguar-dia de cuatro hombres al mando del comandanteReeve, seguida por las fuerzas principales, a lasórdenes del comandante Emiliano Agüero, enlas que iba el propio Mayor con sus ayudantes ylos de Sanguily.

De esta forma la correlación era desventajosaa razón de cuatro hombres por uno, lo que pare-cía una locura. Tan pronto la tropa española fuelocalizada, el abogado principeño ordenó el ata-que, asestando el golpe principal contra el centrode la columna, a la vez que un pequeño grupo demambises cargaba contra la retaguardia. Paraapoyar el golpe de la caballería y desorientar alenemigo en relación con el número de fuerzas

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atacantes y la dirección del golpe, Agramontedecidió, además, desmontar a cinco jinetes, conlos cuales flanqueó las tropas españolas por laderecha y efectuó un nutrido fuego al amparo dela vegetación. La acción fue todo un éxito.

El enemigo sufrió 11 muertos y los cubanos leocuparon armas y pertrechos. El destacamentode Agramonte, en un derroche de coraje, cum-plió su misión al precio de dos muertos y cincoheridos. Él mismo afirmaría: �Los nuestros, sinvacilar ante el número ni ante la persistencia delenemigo, se arrojaron impetuosamente sobre él,le derrotaron [�] Mis soldados no pelearon comohombres: ¡lucharon como fieras!�.

El rescate de Sanguily elevó notablementela moral combativa del Ejército Libertador enCamagüey y tuvo amplia repercusión en todoel campo insurrecto. Desde el punto de vistamilitar, en esta acción sobresalen varias expe-riencias positivas, tales como la puesta enpráctica de una ingeniosa idea que logró des-concertar, neutralizar y desorganizar al ene-migo; el aprovechamiento de la sorpresa, y larapidez e ímpetu desplegados por la caballeríacamagüeyana.

VigenciaPara Agramonte la unidad de las fuerzas revo-lucionarias era factor determinante en el desa-rrollo de la guerra a favor de las armas cubanas,y dedicó grandes esfuerzos para lograrla. Mues-tra de eso son sus palabras durante un pase derevista a las tropas, al ser extendido su mando alterritorio de Las Villas, en mayo de 1872, ocasiónen la que exhortó a los soldados de esa provinciay a los de Camagüey a luchar como hermanos ya eliminar todo rasgo de regionalismo que lospudiera dividir.

Su muerte temprana en los potreros deJimaguayú, el 11 de mayo de 1873, fue un durogolpe para el proceso revolucionario. Sin embar-go, su obra quedó materializada en la acción delos jefes y soldados que se formaron bajo susórdenes, en los hombres que integraron su temi-ble caballería, y en los aguerridos infantes delCamagüey y Las Villas.

Múltiples criterios pueden encontrarse en es-critos, cartas, notas, que expresan y reconocenel mérito de este insigne patriota; al respecto, elcoronel mambí Manuel Sanguily subrayaba:�Creó un Ejército especial y observó un sistemade resistencia adecuado a aquellas singularescondiciones, levantó y fortificó el sentimientogeneral, reanimó la esperanza, y enseñó a lossuyos [�]. Sabio en el consejo, pronto en la aco-metida, prudente y acertado en el mando, elo-cuente en las asambleas, terrible en los combates�inflexible en el desorden�, cariñoso y bueno ensus íntimos afectos�.

El mayor general Máximo Gómez Báez, alocupar el mando militar del departamentocamagüeyano, el 9 de julio de 1873, comprobó elalto grado de organización militar y la capacidadcombativa de aquellas tropas, y en una misiva elo-gió la labor del gran jefe militar que las dirigió: �Enmedio de aquella lucha sin tregua, defendiendo atodas horas del día y la noche, Agramonte no

descuidaba ni el más pequeño incidente [�]¿Quién enseñó al General Agramonte todas esascosas? Nunca, que sepamos nosotros, en la pazse había él ocupado de asuntos militares, quizále fueron repulsivos. Él sabía acampar cubiertoa toda sorpresa enemiga, y en condiciones depoderse batir con ventaja cualquiera que fueseel número de sus contrarios. No le dejaba, nilugar, ni tiempo al enemigo para hacer uso de laestrategia, y era seguro que en el primer impul-so la ventaja estaba de parte de Agramonte�.

En la misma carta, el Generalísimo compara-ba al camagüeyano con otros gloriosos guerre-ros: �Hemos leído con interés los episodiosgloriosísimos de la guerra de la independenciade la América del Sur, que dirigió el genio delGeneral Bolívar, y donde los jinetes de la pam-pas con el intrépido General Páez a la cabezaazoraron al mundo con sus proezas de valor yarrojo, y nosotros, creemos de buena fe, pueslos hemos visto con nuestros propios ojos, quelos jinetes del Camagüey, los soldados deAgramonte, son los mismos de Las Queseras�[la famosa batalla en la que José Antonio Páezy 150 lanceros bolivarianos vencieron en 1819 amás de mil jinetes españoles].

No es de extrañar que Fidel, en la velada so-lemne efectuada el 11 de mayo de 1973, con moti-vo del centenario de la caída en combate del Ma-yor, expresara: �Y si queremos saber cómo debenser nuestros tanques en la hora del combate: ¡de-ben ser como la caballería camagüeyana de Ig-nacio Agramonte en el rescate de Sanguily!�.

*Profesor de la Universidad de Oriente.

Fuentes consultadas:Los libros Historia Militar de Cuba, Primera par-te,(1510-1898), tomo 2 (1868-1878), de la CasaEditorial Verde Olivo; e Ignacio Agramonte, Docu-mentos, de Juan Jiménez Pastrana. El ensayo ElMayor. Uno de los más brillantes jefes militares denuestra gesta independentista, de Rolando Zulueta(Revista El Oficial, 1989). La compilación Historiade la Revolución Cubana.

Al frentede 35 jinetesprotagonizóla hazaña derescataral generalde brigada JulioSanguily, quienhoras antes habíacaído en poderde los españoles.

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16 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

OMINICANO de nacimiento, cubanode corazón�, era la expresión de JoséMartí cuando, al referirse al general

Máximo Gómez, reconocía la historia de unhombre comprometido, desde fecha bien tem-prana, con los destinos políticos de la Cuba colo-nial. Aquel joven amante del baile, la buenamúsica, la poesía y de todo su entorno natalbanilejo, decidió enrolarse en un proceso de li-beración que lo llevó a convertirse, según suspropias palabras, en �revolucionario radical�.

Desde entonces luchaba, no por sostener losintereses de un caudillo militar en busca delpoder político, sino por un ideal consistente en�cambiar cosas y hombres viejos, por cosas yhombres nuevos�.

La primera referencia formativa del jovenGómez se remite a la educación que recibiera desus padres, Andrés Gómez y Clemencia Báez,�tan honorables como severos y virtuosos�. Unadisciplina férrea, propia del campo dominicano,solo delegable en la figura de los maestros de es-cuela ��maestros de látigo y palmeta hasta poruna sonrisa infantil��, como los calificara Gómez.

MÁXIMO GÓMEZ BÁEZ

A pesar de las enfermedades y la muerte de algunos de sus hijos, las secuelas de la pobreza,los fracasos económicos y las contradicciones con importantes líderes revolucionariosPor YOEL CORDOVÍ NÚÑEZ*

Esta influencia familiar transcurrió en uncontexto marcado por la inestabilidad políticade Santo Domingo, que lo condujo a incorpo-rarse a los batallones dominicanos para enfren-tar al invasor haitiano en 1855, fecha en querecibió su bautismo de fuego en los campos deSantomé.

La incorporación a la vida política del país,con apenas 20 años de edad, fue clave en el pro-ceso formativo de su personalidad. El campode batalla le impuso otras reglas diferentes alas conocidas en su hogar; había acontecidoen su vida lo que él definió como �transicióneléctrica�.

Un lustro después, otro hecho político impac-taría en su existencia: el general Pedro Santana,presidente de República Dominicana, proclamóla anexión de ese país a España en 1861. El jovende 25 años de edad se alistó en las Reservas Domi-nicanas como Secretario de la Tenencia de Go-bierno de Baní. Años después en una de sus notasautobiográficas, subrayaría: �Tan inexplicablelocura más tarde debía pagarse muy cara. Aque-llo fue un aturdimiento nacional que dejó a lajuventud dominicana huérfana, sin guía ni di-rectores; Santana, jefe de un Partido, capitaneala anexión, pues se hallaba en el poder, Báez,caído y fuera del país, viste la faja de Mariscal deCampo del Ejército español�.

Jefe mambí

El triunfo de la Revolución Restauradora do-minicana contra la anexión a España lo obligóa salir de su tierra natal en compañía de sumadre y dos hermanas. Los escasos cuatro añosque mediaron desde su llegada a Santiago deCuba, en julio de 1865, hasta su incorporación ala guerra de independencia, en octubre de 1868,comprendieron una etapa que podría denomi-narse �primeros descubrimientos�.

La impronta de la realidad colonial esclavistacubana condicionó rápidamente en Gómez unproceso reflexivo que giró en torno a la revalori-zación de su conducta en tierras dominicanas.

En sus primeras notas autobiográficas, fe-chadas el 28 de marzo de 1876, en plena contien-da independentista, se refirió al impacto de la�fatídica y degradante institución� de la escla-vitud: �Cuando poco a poco me fui informandosentía unas impresiones horrorosas y sentíaque se levantaba en mi alma un sentimientoque me hacía odiar a los españoles�.

Grabadopublicado en 1868

sobre la basede una fotografía

captadaen La Habanaun año antes.

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Nunca abandonó a los cubanosNunca abandonó a los cubanos

17OCTUBRE DE 2018/Año 110

Años después agregaría: �Muy pronto mesentí yo adherido al ser que más sufría en Cubay sobre el cual pesaba una gran desgracia; elnegro esclavo. Entonces fue que realmentesupe que era yo capaz de amar a los hombres�.

A partir de entonces hizo causa común conlos cubanos levantados en armas el 10 de octu-bre de 1868, al llamado de Carlos Manuel de Cés-pedes, quien no tardó en asignarle un puestoen la Revolución naciente a las órdenes delgeneral Donato Mármol.

Pronto su nombre quedó asociado a muchasde las más importantes acciones militares dela Guerra de los Diez Años. La primera carga almachete en Pinos de Baire, apenas fue el pre-ludio de su extensa carrera militar en Cuba.En circunstancias difíciles para las fuerzasmambisas emprendió la invasión y campañade Guantánamo (1871-1872) y tras la muerte delmayor general Ignacio Agramonte y Loynazasumió el mando del Camagüey.

La campaña en esa región (1873-1874) ten-dría como propósito esencial preparar lascondiciones para invadir Las Villas y de ahí con-tinuar la marcha hacia el extremo occidentalde la Isla. A pesar del exitoso cruce de la trochade Júcaro a Morón, el 6 de enero de 1875, facto-res diversos condicionaron el incumplimientode los objetivos tácticos y estratégicos del pro-yecto invasor de Gómez durante la GuerraGrande.

Años difíciles

Luego de la firma del Pacto del Zanjón, el 10de febrero de 1878, dejó la Isla, sin que por ello

Casa materna, en Baní, República Dominicana, tal como se conserva hoy.

Lugar donde estaba su finca en el Dátil (municipio de Bayamo) desde dondese unió a las tropas mambisas. Allí existe una tarja conmemorativa.

Con el Apóstoly otros cuatrovalientes, enun escuálidobote, rumboa Playita deCajobabo.

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abandonara el ideal independentista. Un perío-do arduo le esperaba: las enfermedades y lamuerte de algunos de sus hijos, las secuelas dela pobreza, los fracasos de sus empresas econó-micas, y las contradicciones con importanteslíderes revolucionarios. Pero los conflictos per-sonales fueron subordinados en todo momentoa su anhelo de libertar a Cuba, siempre con elapoyo de su esposa, Bernarda Toro, Manana.

Cuando José Martí viajó a República Domi-nicana, en 1892, a ofrecerle el cargo de Delega-do del Partido Revolucionario Cubano, algunosemigrados consideraron fracasada de antema-no la misión. Alegaban que Gómez, de seguro,le guardaría recelos al joven revolucionario, acausa de su separación del Programa de SanPedro Sula en 1884.

Pronto, el veterano de la Guerra Grande des-cartó los rumores, cuando en carta dirigida algeneral Serafín Sánchez expuso: �Porque Martíy yo somos dos átomos ante la grande idea de laredención de un pueblo y por la cual ambos nosencontramos fuertemente interesados. Cuan-do los hombres somos afines en sentimientos,el engranaje es un hecho, los pequeños estor-bos, de forma o de carácter, esos se allanancon el roce�.

Una vez más se despide de su familia, dejaatrás el hogar para enrolarse en la insurrec-ción que estalla en 1895, esta vez electo generalen jefe del Ejército Libertador, por la rama mi-litar del Partido Revolucionario Cubano (PRC).

Otra vez en la manigua

En la nueva contienda lo animan tanto laanhelada unidad alcanzada por el delegadoMartí, como la oposición de importantes secto-res y grupos de las �clases privilegiadas� o los�favorecidos de la fortuna� al ideal independen-tista: �Nos dejan solos. Ahí está mi fe, porquetodas las revoluciones que hacen los pueblosson las que principian por hacer temblar y con-cluyen con el triunfo. Solo el proletario tienecorazón bastante para llegar, donde quiera ypor cualquier camino�.

El 11 de abril de 1895 desembarca junto conMartí y otros expedicionarios por Playita deCajobabo, días después de haber firmado elManifiesto de Montecristi, redactado por el De-legado del PRC. Una vez más se imponía la con-tienda invasora. La audacia e intrepidez sinlímites se evidencian en cada una de sus campa-ñas: la Circular, en Camagüey (junio-octubre de1895); La Lanzadera, en La Habana (enero-febre-ro de 1896); hasta llegar a la impresionante cam-paña de La Reforma, en Las Villas, entre 1897 yabril de 1898. Un Ejército colonial muy superioren hombres y armamentos tras sus pasos y lamuerte siempre al acecho.

El 10 de diciembre de 1898 quedó firmado eltratado de paz acordado en París entre Españay Estados Unidos. Al igual que había sucedidoen el protocolo de paz suscrito en Washingtonal concluir las hostilidades, no se mencionabala independencia de Cuba.

Ante la ocupación yanqui

La crítica situación suscitó que el general Máxi-mo Gómez, hasta ese momento atento al desen-lace de los acontecimientos, rompiera el silencioy, en carta enviada desde Yaguajay a Edmond S.Meamy, manifestara sus criterios sobre la con-ducta �dudosa� de �los hombres del Norte�: �Pri-mero, contemplando indiferente por largotiempo el asesinato de todo un pueblo, y segun-do, y a la postre cuando se determinaron a inter-venir en la cuestión y suprimir el verdugo, yaexánime el Pueblo, se le cobra el tardío favorcon la humillante ocupación militar de la tierrasin un motivo racionalmente justificado�.

En Honduras,1879.

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19OCTUBRE DE 2018/Año 110

Durante la presencia del Gobierno interven-tor estadounidense, entre 1899 y 1902, la pers-pectiva del Generalísimo evidencia la con-cepción de una estrategia política orientada a laretirada de las tropas extranjeras en un plazobreve y el inmediato establecimiento de la Re-pública de Cuba.

Los proyectos para la creación de las Mili-cias Cubanas y la reconstrucción económicadel país, las gestiones realizadas con las autori-dades de ocupación y posteriormente con losalcaldes electos en las diferentes municipali-dades, orientadas a lograr la colocación de fi-guras procedentes del campo independentistaen los destinos públicos del país, formaban tam-bién parte de sus empeños políticos.

En el centro de ese accionar estaba la bús-queda de la unidad dentro del fragmentadoindependentismo. La concepción y defensa dela candidatura de Tomás Estrada Palma comopresidente y de Bartolomé Masó como vice-presidente de la República, se insertó entre suspostulados claves, consustanciales a sus defi-niciones estratégicas.

Sus consejos, publicados en la prensa de laépoca después de establecida la República el 20de mayo de 1902, continuaron hasta su muerteen La Habana, el 17 de junio de 1905. Nunca aban-

donó a los cubanos en su suerte, ni aun en lascircunstancias más difíciles, tal como le ratifi-cara al puertorriqueño Sotero Figueroa: �En elpueblo está la razón de nuestra existencia, y conel Pueblo y por el Pueblo estaremos, aun cuan-do agotemos toda la amargura del cáliz�.

Junto a Manana,su esposa, y sushijos Clemencia,Máximo, Bernardoy Margarita, ensu casa de la calleGaliano (marzode 1904). Ya habíacaído Panchitojunto a AntonioMaceo.

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En el centralNarcisa,del municipiode Yaguajay(octubre de 1898).

*Doctor en Ciencias Históricas. Vicepresidente delInstituto de Historia de Cuba.

20 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

S usual que a las grandes per-sonalidades históricas se lesvincule e identifique, casi ex-

clusivamente, con los momentoscumbres de su trayectoria. De estamanera al valorar la ejecutoria po-lítica y militar del mayor generalAntonio Maceo se le relaciona, conmucho énfasis, con la Protesta deBaraguá y la invasión de Oriente aOccidente realizada durante la gue-rra de independencia.

Si bien es cierto que el tratamien-to preferente a la ejecutoria militardel destacado revolucionario, dadopor la historiografía, ha influido enque su proyección política sea me-nos divulgada y que el prócer no sepropuso elaborar una teoría políti-ca, pues la mayor parte de sus ideassurgieron en el fragor de la luchapor la independencia nacional,como respuesta a imperativos del

Baraguá en la trayectoriapolítica de MaceoBaraguá en la trayectoriapolítica de MaceoCon su célebre protesta �como afirmara Fidel�, el general Antonio salva la bandera y sitúael espíritu revolucionario del pueblo en su punto más alto

Por ISRAEL ESCALONA CHADEZ*

empeño liberador de su pueblo,siempre en defensa de principiosfundamentales; no caben dudas deque el guerrero poseyó un consis-tente pensamiento político, y que laGuerra de los Diez Años resultódefinitoria en su formación.

La entrevista sostenida porMaceo con Arsenio Martínez Cam-pos el 15 de marzo de 1878, conocidahistóricamente como la Protesta deBaraguá, fue un hito en la acción ypensamiento patrióticos del Titán deBronce, pero esto no significa que seael momento de su iniciación ni deculminación con respecto a la cues-tión política.

Ascenso de su autoridady prestigio

Para calibrar la verdadera dimen-sión del suceso en el pensamiento espreciso analizar sus antecedentes,

La entrevistasostenida por

Maceo con ArsenioMartínez Campos

el 15 de marzode 1878, fue un

hito fundamentalen la acción

y el pensamientopolíticos del Titán.

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alcance y trascendencia. Por su ex-tracción social, condición racial y elmarco de su desenvolvimiento en lajurisdicción de Cuba �sólido baluar-te del coloniaje hispano�, Maceo noestaba en condiciones de liderar laobra redentora del pueblo cubano,pero con su inmediata incorporacióna la manigua demostró la formaciónpolítica revolucionaria que poseía.

Durante los primeros años de lacontienda su labor se caracterizó porel ascenso de su autoridad y presti-gio militares y por su respaldo a lasinstituciones establecidas en la Re-pública en Armas, y a sus decisiones,aun cuando no las compartiera to-talmente o las considerara inadecua-das. Es muy lógico suponer queconociera las interioridades del pro-ceso revolucionario desde sus iniciosy las dificultades por las que atra-vesó, �incluido el surgimiento de

21OCTUBRE DE 2018/Año 110

rivalidades entre los principales di-rigentes�, con posterioridad re-flejadas en la Asamblea y la Consti-tución de Guáimaro; sin embargo,no existe documentación que fun-damente una actitud de oposiciónal respecto, y aún más, que comotestigo de la deposición del pre-sidente Céspedes manifestaradiscordancias.

Al interpretar la posición de Ma-ceo a lo largo de la contienda debetenerse en consideración que si bienexistían discrepancias y habían sur-gido instituciones ineficaces paraconducirla, en los primeros añostodavía no se habían tomado decisio-nes que atentaran contra los princi-pios enarbolados por la Revolución,es decir, las circunstancias no reque-rían �ni le imponían� una participa-ción más protagónica en los asuntospolíticos.

Es entre los años 1874 y 1878 quese produce el ascenso de su partici-pación en la cuestión política y laradicalización de su postura hasta suencumbramiento en la Protesta deBaraguá y la actitud perseveranteen los meses posteriores al hecho.Durante este período la posición deMaceo se define por el conocimien-to y enfrentamiento a las discordiasinternas de la Revolución, el respe-to a los órganos gubernamentales es-tablecidos y a sus decisiones mien-tras no afectaran los principios y ladefensa de la Revolución, expresa-dos en la oposición al Convenio delZanjón, en la Protesta de Baraguá.

Dicha etapa se inició con la desig-nación de Maceo como jefe del con-tingente invasor, en la reunión deSan Diego de Buenaventura, efec-tuada el 30 de enero de 1874, lo cualno solo significaba el reconocimien-to a su ejecutoria militar, sino a sucapacidad de dirección y fidelidad ala causa patriótica.

Durante 1874 la Revolución obtu-vo importantes resultados, perotambién enfrentó dificultades, puesal retorno de Antonio Maceo aOriente, ante la oposición regiona-lista villareña, se unió la muerte deCarlos Manuel de Céspedes y elapresamiento de Calixto García.Esta situación se mantuvo en 1875,año que comenzó con el heroico cru-ce de la Trocha de Júcaro a Morón,pero en el que se agudizaron las ri-validades, el deterioro del Gobiernode la República en Armas y se ex-

presaron las funestas consecuen-cias del regionalismo.

Se introduce en lavida política

La sedición de Lagunas de Varona,encabezada por el líder tunero Vicen-te García el 26 de abril de 1875, propi-ció el ascenso de la actuación políticade Antonio Maceo, quien el 18 de ju-nio convocó a una reunión en Alcalá,donde consideró lógicas y necesariasmuchas de las demandas de los amo-tinados, pero rechazó el uso de la in-subordinación como camino parasolucionar los problemas de la Re-volución y reiteró la necesidad derespetar los órganos gubernamenta-les constituidos; así lo comunicó alpresidente Salvador Cisneros Betan-court en carta del 30 de junio.

Coincidimos con el historiadorJosé Abreu cuando subraya como im-portancia de que, por primera vez,Maceo �frente a la desmoralizacióne indisciplinas� se introdujera en losasuntos políticos, demostrando sucomprensión de las dificultades.

Esta posición fue ratificada en1877, cuando nuevamente VicenteGarcía se insubordinó en Santa Ritay expuso un programa de demandas.Ante la invitación del líder tuneropara que se sumara al movimiento,Maceo respondió negativamente yreiteró principios insoslayables,como la necesidad de no recurrir ala insubordinación para resolver losproblemas surgidos y sí obedecer

El Gobierno electo en Baraguá quedó presidido por Titá Calvar (izquierda), con VicenteGarcía como general en jefe.

El Titán desarrolla una gran actividadpolítica en el período posterior a Baraguáy expone la génesis de su ideario antillano,precursor de sus concepcioneslatinoamericanistas.

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las leyes y los órganos gubernamen-tales establecidos, y contar con elpueblo.

Hasta ese momento la represen-tación civil no había traicionado losprincipios de la Revolución, lo cualjustifica el respaldo del general An-tonio a la gestión gubernamental;pero cuando la Cámara de Repre-sentantes contactó con las autori-dades españolas y en el campo insu-rrecto comenzaron a predominar las

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posiciones conciliadoras, su acti-tud se tornó intransigente frente ala claudicación vergonzosa.

Trascendental entrevista

La firma del Pacto del Zanjón, en fe-brero de 1878, se produjo en un con-texto en el que Maceo desplegabauna intensa y exitosa campaña, concombates como los de la Llanada deJuan Mulato y el de Montes de SanUlpiano; pero no es esta la razón desu oposición al documento, sino suexacta comprensión de que se esta-ban excluyendo los principios supre-mos de la lucha del pueblo cubano:la independencia absoluta y la aboli-ción de la esclavitud. Frente a lo acor-dado en el Convenio del Zanjón, queconcedía una paz sin resolver la pro-blemática nacional, Maceo desplegóuna intensa actividad dirigida a le-vantar el espíritu patriótico de loscubanos y a expresar ante la más altaautoridad española la decisión decontinuar la lucha.

A tales efectos le solicitó una con-ferencia a Arsenio Martínez Cam-pos, con la advertencia de que �noserá para acordar nada, y sí para sa-ber qué beneficios reportaría a losintereses de nuestra Patria hacerla paz sin Independencia�.

La trascendental entrevista del 15de marzo de 1878 y los acontecimien-tos de los días inmediatos posterio-res significaron un hito en la trayec-toria de Antonio Maceo, quien consu intransigencia revolucionaria re-

presentó el ascenso de los sectorespopulares en la definición de los des-tinos del proceso redentor isleño.Pero si muy importante fue el en-cuentro con Martínez Campos, en elque, para sorpresa de los españoles,solo se solicitó una tregua de ochodías para reiniciar las hostilidades;igualmente lo fue que los hombresencabezados por Maceo dieran unanueva organización militar y legal ala Revolución.

El Gobierno electo quedó presidi-do por Manuel de Jesús Calvar y laestructura militar tuvo como máxi-mo jefe al mayor general VicenteGarcía. En la breve Carta Magnaaprobada �Constitución de Bara-guá�, quedaron recogidos principiosesenciales e inviolables como fue queel Gobierno quedaba facultado parahacer la paz sobre las bases de inde-pendencia y con el conocimiento yconsentimiento del pueblo.

Después de Baraguá

Sin embargo, cuando se reiniciaronlas acciones, varios factores se pre-sentaron en su contra, entre elloscabe señalar la doble política aplica-da por España de no presentar com-bate cuando atacaban los mambises,y al mismo tiempo, lanzar luego fuer-tes ofensivas para ocupar territorios.A esto se sumaba la creciente faltade pertrechos del bando insurrecto.

El Gobierno provisional mambíacordó enviar al Titán a la emigra-ción, a lo que Martínez Campos res-

Aunque 1875 comenzó con victorias militares cubanas, como el cruce de la Trocha, la situaciónse deterioró ante las fatales decisiones del Gobierno mambí y las consecuencias delregionalismo.

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do pondió positivamente accediendo aotorgar el salvoconducto, compren-diendo lo importante que era, parael logro de la �pacificación�, la salidadel líder.

En cumplimiento de lo acordadopor el Gobierno provisional, Maceoviajó en busca de apoyo en la emigra-ción, con lo cual ratificó su posiciónde respetar y acatar las decisiones delas instituciones legalmente consti-tuidas, pero sin que esto significarael abandono de sus ideas indepen-dentistas. Así expuso ante la máxi-ma autoridad colonial en la Isla quela orden de marchar al extranjerola obedecía �porque como soldadoestoy atado al poste del deber, sinque por esto se comprenda queabjuro de los principios que hastahoy he defendido�.

El líder político

No fueron satisfactorias las gestio-nes de Maceo en Jamaica y NuevaYork. No obstante, ese período poste-rior a la Protesta de Baraguá fue pro-picio para que desarrollara suactividad política, como polemista, alenfrentar las tergiversaciones de laprensa y al exponer la génesis de suideario antillano, precursor de susconcepciones latinoamericanistas,sintetizado en la proclama A los ha-bitantes del Departamento Oriental(1878): �Con nuestra política de darlibertad a la esclavitud, porque laépoca del látigo y del cinismo espa-ñol ha caducado, debemos formaruna nueva República asimilada connuestra hermana la de Santo Domin-go y Haití�.

Otro elemento que permite valo-rar el alcance del pensamiento po-lítico de Maceo al término de laGuerra Grande es su capacidadpara analizar los factores que con-dujeron al fracaso. Con respecto aeste asunto consideró: �Yo el primerculpable, por mi desinterés a la ele-vación de grados militares, que va-rias veces rehusé, que me hubieranpuesto en parangón con los Jefespromotores de las desavenencias po-líticas... He aquí la única responsa-bilidad patriótica, de que me acusami conciencia; pero no por eso mecreo autorizado para hacer incul-paciones a mis conciudadanos; lahistoria se encargará de juzgarlos,y yo de poner remedio en los nuevosacontecimientos políticos. Se bus-ca con afán, el verdadero culpable

23OCTUBRE DE 2018/Año 110

de nuestra caída, y algunos la hanencontrado en los llamados motinesmilitares y en los llamados movi-mientos políticos; otros, quizás sicon más o menos razón, la encuen-tran en el General Presidente Gar-cía, promotor de los citados moti-nes..., pero dígase lo que se quiera,todos fuimos culpables�.

Este criterio no debe ser inter-pretado como un intento concilia-dor e indefinido, debe enjuiciarse ensu dimensión táctica, pues se supo-ne que lo escribió a finales del año1878, en momentos en los que másque hurgar en los hechos recientesera necesario obtener la más com-pleta unidad.

Entre lo más glorioso

Con la Protesta de Baraguá la perso-nalidad de Antonio Maceo alcanzómayor dimensión. Aquel hecho re-basó los marcos de su época para con-vertirse en un símbolo de resistenciay continuidad revolucionaria. Quin-ce años después, en carta del 25 demayo de 1893, José Martí le escribió:�Tengo ante los ojos �La Protesta deBaraguá�, que es de lo más gloriosode nuestra historia�. Así resumió latrascendencia del hecho histórico yel valor de uno de los testimonios quemejor lo reconstruyó: el texto escri-to, desde su vivencia como testigopresencial, por Fernando Figueredo,luego incluido en su libro La Revo-lución de Yara.

Es simbólico que Maceo iniciara lacampaña invasora el 22 de octubre de1895 en el lugar donde había protago-nizado la protesta ante Martínez Cam-pos. Desde entonces la impronta delTitán de Bronce acompaña a los revo-lucionarios cubanos en su lucha.

La Protesta de Baraguá es un sím-bolo de la nación cubana, utilizado porsucesivas generaciones como para-digma revolucionario y objeto de re-creaciones artísticas en diversasmanifestaciones: la literatura, las ar-tes plásticas y escénicas, que perpe-túan el ejemplo inmortal de AntonioMaceo.

Deben resaltarse las valoracionessobre la extraordinaria significaciónde este hecho ofrecidas por Fidel endiversas oportunidades. En su alega-to La historia me absolverá, pronun-ciado en el juicio por los sucesos del26 de julio de 1953, al reconocer elenorme papel de la tradición pedagó-gica cubana, expresó: �Vivimos orgu-llosos de la historia de nuestra patria,la aprendimos en la escuela y hemoscrecido oyendo hablar de libertad, dejusticia, y de derechos� se nos ense-ñó que el Titán había dicho que la li-bertad no se mendiga, sino que seconquista con el filo del machete�.

Conservan mucho valor las ideasdel Comandante en Jefe expuestas enlos discursos pronunciados por elcentenario del inicio de las luchasindependentistas y de la Protesta deBaraguá, el 10 de octubre de 1968 y 15

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de marzo de 1978, respectivamente.En el primero argumentó que, enBaraguá, Maceo �salva la bandera,salva la causa y sitúa el espíritu revo-lucionario del pueblo naciente deCuba en su nivel más alto�; y en elpronunciado 10 años después, ratifi-ca: �Lo que sí puede afirmarse es quecon la Protesta de Baraguá llegó a supunto más alto, llegó a su clímax, lle-gó a su cumbre el espíritu patrióticoy revolucionario de nuestro pueblo; yque las banderas de la patria y de larevolución, de la verdadera revolu-ción, con independencia y con justi-cia social, fueron colocadas en susitial más alto�.

El optimismo, la decisión de con-tinuar la lucha, y la intransigenciade Antonio Maceo en Baraguá, y ensu brillante existencia, trasciendenen las nuevas generaciones, que ha-cen suyos sus ideales, con la convic-ción de que �el futuro de Cuba seráun eterno Baraguá�.

Fuentes consultadas:Las compilaciones Antonio Maceo. Ideo-logía Política. Cartas y otros documen-tos; Porque en Cuba sólo ha habido unarevolución y Selección de lecturas deHistoria de Cuba. Las Obras Completasde José Martí. El volumen La historiame absolverá, de Fidel Castro.

Los Mangosde Baraguáen la actualidad,convertidosen MonumentoNacional.

*Doctor en Ciencias Históricas. Profe-sor de la Universidad de Oriente.

24 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

S imposible la reconstrucción históricade la Guerra de los Diez Años sin anali-zar el protagonismo de Vicente García

González (Las Tunas, 23 de enero de 1833-RíoChico, Venezuela, 4 de marzo de 1886). Sinembargo, en buena parte de nuestra histo-riografía, incluyendo los textos escolares, yen la memoria colectiva del pueblo cubanoha perdurado una visión en la que, por lo ge-neral, solo se subraya la participación de esarecia personalidad en los motines militaresdentro de las fuerzas independentistas y susnefastas consecuencias para el desarrollo dela contienda.

En 1987 la profesora Carmen Almodóvarpublicó un notable artículo en la revista San-tiago, de la Universidad de Oriente, en elque, tras recorrer el tratamiento histo-riográfico al prócer, definió: �los matices seutilizan poco para conformar el carácter, lapersonalidad y la actividad práctica de nues-tros patriotas [�] Vicente García es enca-sillado como �el gran culpable� de la derrota

VICENTE GARCÍA

Deben revertirse las visiones simplistas y parcializadas sobre nuestros próceres,entre ellos el León de Santa Rita, aunque nadie cuestiona su valentía, sus grandesvalores como jefe y su fidelidad a la patriaPor ISRAEL ESCALONA CHADEZ*

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de los revolucionarios cubanos en la Gue-rra Grande�.

Una década antes el reconocido intelec-tual y dirigente revolucionario ArmandoHart había realizado un mesurado análisisde la personalidad del líder tunero, en un dis-curso donde insistió en que sus grandes erro-res �no deben llevarnos a disminuirle susméritos�, si bien reconocía que �estos erro-res se relacionan con la política que siguióen el seno de la revolución� Nadie puederefutar que las sediciones de Lagunas de Va-rona y Santa Rita, así como la política desocavamiento a la autoridad del Gobierno dela República en Armas y la Cámara de Repre-sentantes, auspiciadas por Vicente García,le causaron daño a la patria�.

Pero al mismo tiempo argumentó: �Vicen-te García es uno de los más grandes conspi-radores de 1868 y de los más importantes jefesque iniciaron la epopeya�. Y desde esa pers-pectiva, con una valoración desprejuiciada yequilibrada, debe enjuiciarse su intensa tra-yectoria política y revolucionaria.

Una preocupación y reto perenne para loshistoriadores radica en rectificar la visiónlegada, en la cual �por lo general� la incan-sable búsqueda de los factores que conduje-ron a la frustración del empeño redentorisleño condujo a un excesivo enjuiciamientodel acontecer político, lo que a su vez generódos elementos que afectan buena parte de laproducción historiográfica nacional: elreduccionismo y el esquematismo para ex-plicar los procesos históricos, una tendenciaperjudicial para la justa apreciación de su-cesos y personalidades. Las manifestacionesdel regionalismo, caudillismo, falta de uni-dad y de apoyo exterior se han erigido comolos grandes pecados capitales, sin que enmuchas ocasiones se adviertan matices.

En el análisis de nuestras gestas precur-soras se presenta la contradicción de quesiendo un contexto muy investigado hayantrascendido enfoques simplistas. En el casode Vicente García no basta con que los naci-dos en Las Tunas reverencien al más rele-vante líder mambí de aquellas zonas y queen su tributo se erijan sitios monumentales

Ilustración: ROMAY

Vicente García,como afirmara

Hart, es unode los más grandes

conspiradoresde 1868 y de losmás importantes

jefes que iniciaronla epopeya.

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Una justa valoración del héroeUna justa valoración del héroe

25OCTUBRE DE 2018/Año 110

e instituciones museísticas. Es preciso re-pensar la personalidad del León tunero, enun análisis en el que junto a su liderazgo enlos dañinos motines militares de Lagunas deVarona y Santa Rita se devele el patriota ini-ciador de la conspiración independentista yactivo protagonista de las reuniones preli-minares al estallido libertario; el hombrecomprometido con la causa de su pueblo,quien ocupó importantes responsabilidadesen el Gobierno de la República en Armas ylució una extensa hoja de servicios en la quesobresalen sus hazañas militares en accio-nes combativas como Río Blanco, Santa Ritay la toma de Las Tunas.

Es imprescindible rectificar el reduccio-nismo y que al analizar los factores que con-tribuyeron a la frustración del primer em-peño redentor cubano no se haga recaerúnicamente sobre uno o algunos los grandesyerros. Debemos reconocer el negativo im-pacto de las posiciones regionalistas en eldesenvolvimiento de la guerra, pero al mis-mo tiempo insistir en que tal actitud fue re-currente durante una contienda que, comoescribió Jorge Ibarra, aun �condenada al fra-caso, en el curso de su gestación se crearonlas condiciones que harían posible una nue-va gesta de liberación nacional�.

En el estudio justo de la personalidad deVicente García es preciso remarcar que antela claudicación del Pacto del Zanjón prefirióunirse a quienes, en una de las páginas másgloriosas de la historia de Cuba, protestaronjunto a Antonio Maceo en Baraguá y se dis-pusieron a continuar la lucha. Igualmentedebe resaltarse que no fue casual su designa-ción como jefe del Ejército, ni que el espio-naje metropolitano lo asediara insistente-mente hasta 1886, cuando murió envenenadopor un espía español.

Los caminos hacia la necesaria y definiti-va reinterpretación de la personalidad de Vi-cente García no podrán prescindir deldiscurso pronunciado por el Comandante enJefe Fidel Castro, en el acto por el centena-rio del levantamiento armado de la Demaja-gua. Igual valoración merece el ya citadodiscurso pronunciado por Armando Hart en1976.

El investigador cubano que con más sis-tematicidad ha develado los valores perso-nales y patrióticos del León tunero es VíctorManuel Marrero, quien en 1992 publicó el vo-lumen Vicente García, leyenda y realidad,una obra que ha devenido clásica para el acer-camiento al héroe y donde el Historiador deLas Tunas �dándole continuidad a ilustresprecursores en estos quehaceres, como Ar-mando Prat y Juan Andrés Cué, cuyas obrasquedaron mayormente inéditas�, reconstru-ye la trayectoria del prócer e incorpora abun-

dante información documental. Con poste-rioridad, Marrero ha continuado aportandoal conocimiento del líder, una labor a la cualcontribuyen otros historiadores, entre losque sobresalen el ya mencionado Jorge Iba-rra y el holguinero José Abreu Cardet.

Conmemorar el sesquicentenario del ini-cio de las luchas independentistas en Cubadebe incentivar los esfuerzos por revertirlas visiones simplistas y parcializadas so-bre nuestros próceres, entre ellos VicenteGarcía.

Fuentes consultadas:El discurso pronunciado por Armando Hart en elacto conmemorativo por el centenario de la Tomade Las Tunas. El libro Encrucijadas de la guerra pro-longada, de Jorge Ibarra Cuesta. El ensayo VicenteGarcía en la historiografía cubana (1873-1958):anotaciones al margen, de Carmen AlmodóvarMuñoz (Revista Santiago, No. 67, 1987).

Ante laclaudicacióndel Pacto delZanjón, prefirióunirse a los queprotestaron juntoa Antonio Maceoen Baraguáy se dispusierona continuarla lucha.

Así imaginóel documentalistaOtto MiguelGuzmánla reunión de SanMiguel de Rompe,donde el Leóntunero apoyóla propuestade Carlos Manuelde Céspedesacerca deinsurreccióninmediata.

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*Doctor en Ciencias Históricas. Profesor de la Uni-versidad de Oriente.

26 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

ERMINABA la Guerra Grande.La gloriosa Protesta de Bara-guá salvó a esta contienda de

un final bochornoso en el Zanjón.En todo caso, esos casi 10 años deheroica lucha, gracias a AntonioMaceo y a los valientes que lo acom-pañaron, culminaban con la mismagloria con que se habían iniciadoen la Demajagua.

Finalizaba la guerra, pero conti-nuaba la Revolución. Aún los camposolían a pólvora, y ya estaban loscubanos empeñados en un nuevo in-tento independentista: el mayorgeneral Calixto García organizaba,desde Nueva York, la que después seconocería como la Guerra Chiquita.

En la Isla tiene el concurso de otrosrevolucionarios, quienes, como Jo-sé Martí en La Habana, se encar-gan de coordinar las acciones dellevantamiento.

En Jamaica estaba Maceo,también dispuesto �como siempre�a volver a la manigua. En agosto de1879, Calixto viajó a la entoncescolonia inglesa y se entrevistó el día5, con el Titán de Bronce; intercam-biaron criterios sobre las formasmás útiles de hacer la nuevacontienda y, sobre todo, de coordinarlas acciones, dado que los gruposrevolucionarios de Oriente solose comunicaban con Maceo. Allítambién se acordó que este se in-

corporaría a la insurrección comosegundo jefe y formaría parte de laprimera expedición.

La Guerra Chiquita

Los españoles desataron una ferozcampaña difamatoria contra losrevolucionarios; entre otras men-tiras divulgaron que se trataba deuna conspiración de los negros, conel objetivo de fundar una Repúblicaen la que los blancos quedaríanpreteridos.

El 24 de agosto de 1879, con elalzamiento de Belisario Grave dePeralta en Holguín, se iniciaron lasacciones de la luego llamada GuerraChiquita. Dos días después comen-zaron los enfrentamientos en San-tiago de Cuba. Allí, Quintín Ban-dera, Guillermón Moncada, JoséMaceo y otros patriotas se fueron almonte, después de provocar unintenso tiroteo dentro de la ciudad.El 9 de noviembre se produjeronalzamientos en varias regiones deLas Villas, conducidos por los jefesFrancisco Carrillo, Serafín Sánchezy Emilio Núñez, entre otros.

La llegada de Maceo a Cuba, sinembargo, fue pospuesta por CalixtoGarcía, pensando que de esa formacontrarrestaría la campaña racistade desinformación organizada por losespañoles. Craso error: la ausenciadel Titán en el territorio orien-tal desestimuló el alistamiento demuchos luchadores de aquellaprovincia. Otros, ya incorporados,abandonaron las filas. El brigadierGregorio Benítez �quien al igual quePío Rosado, venía intrigando contrael general Antonio, ante Calixto� fuenombrado, por el general holguine-ro como jefe de Oriente, pero no teníala más mínima influencia ni pres-tigio en la región. En fin, la campa-ña mediática española cumplió susobjetivos.

Por MANUEL FERNÁNDEZ CARCASSÉS*

Etapa también llamada por Martí, del �reposo turbulento�, representóla continuidad de los intentos por la independencia

Apenas a 18 mesesde la Protesta

de Baraguá, yase estaba

combatiendonuevamente

en los camposde Cuba por

la independencia.

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La Revolución en la TreguaFecunda: 1879-1895La Revolución en la TreguaFecunda: 1879-1895

27OCTUBRE DE 2018/Año 110

El propio Calixto García tuvomuchos contratiempos para logrardesembarcar en Cuba, y cuando alfin arribó a las costas surorientales(7 de mayo de 1880) encontró que yalas condiciones no eran favorablespara una guerra. Luego de una breveresistencia y con la salud deterio-rada, capituló el 3 de agosto de 1880 yfue deportado a España.

Un proyectoinsurreccional fallido

Máximo Gómez y Antonio Maceo, en1884, se pusieron a la cabeza de otroesfuerzo revolucionario, conocidocomo el Plan Gómez-Maceo o Plande San Pedro Sula, en referencia allugar de Honduras donde fue pro-mulgado. Casi unánimemente losemigrados cubanos acataron y abra-zaron la jefatura del Generalísimo.

José Martí estaba entre los quecon más entusiasmo participaron,hasta que creyó observar ciertoestilo de mando unipersonal. Enton-ces se separó del proyecto, el cual noalcanzó sus objetivos, por problemasfinancieros que impidieron adquirirel armamento y demás pertrechos.

Cubanos acaudalados y gobiernoscentroamericanos que habían pro-metido cooperar, al final se re-tractaron. Por otro lado, el dictadormexicano Porfirio Díaz, en franca yreaccionaria postura proespaño-la, apresó en Isla Mujeres a unaexpedición al mando de ÁngelMaestre.

Según el historiador José Abreu,se presentaron otros inconvenien-tes: �un incendio en Cayo Hueso queafectó una de las bases de apoyo;cambios de Gobierno en RepúblicaDominicana que hicieron disminuirel sostén a Gómez, incluso la pérdidade una parte de las armas, ya que elCapitán del barco que debía de con-ducirlas a Panamá para la prepa-ración de la expedición las arrojó alagua ante la persecución de barcosespañoles�.

José Luciano Franco señala elsabotaje que Estados Unidos, �cuyosintereses financieros y comerciales

eran cada día más importantes en lavecina isla�, realizó contra los intentoslibertarios de los cubanos, debido alcual desaparecían �los armamentosadquiridos con el sudor de los trabaja-dores� o circulaban �rumores o noti-cias [que] sirvieran para dividir o sabo-tear los trabajos revolucionarios�.

En resumen, otro fracaso seeslabonó en la cadena de esfuerzospor la independencia. No sería elúltimo.

Un reposo turbulento

En 1884, simultáneamente con el PlanGómez-Maceo, Ramón Leocadio

El 26 de agosto, Quintín Bandera, Guillermón Moncada, José Maceo y otros patriotas se fueron al monte, después de provocarun intenso tiroteo dentro de Santiago de Cuba.

Calixto García se comprometió a que Maceo vendría a la guerra como parte de la primeraexpedición. Pero luego pospuso la incorporación del Titán a la manigua.

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28 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Bonachea había preparado una ex-pedición que desembarcó en Cuba,pero fue apresado y fusilado a iniciosde 1885, en Santiago de Cuba.

Bonachea había sido uno de losúltimos en abandonar el campo debatalla al finalizar la Guerra de losDiez Años, y antes de deponer lasarmas, sin aceptar ningún acuerdocon los peninsulares, redactó la virilProtesta de Jarao, el 15 de abril de1879 �después de 14 meses de heroicaresistencia�; en esta dejaba claro�que de ninguna manera ha ca-pitulado con el Gobierno español nicon sus autoridades ni agentes, ni seha acogido al convenio celebrado enel Zanjón, ni con este se halla con-forme bajo ningún concepto�.

El general Juan F. Fernández Ruz,desde Estados Unidos, intentó or-ganizar en 1887 una nueva expe-dición, pero no contó con apoyo entrela emigración cubana.

Es de destacar que todos esosmovimientos se realizaron enfren-tando no solo a las fuerzas colo-nialistas españolas, sino también ala burguesía de la Isla, atrincheradaen el Partido Autonomista �lega-lizado, en hábil jugada, por España�y enemiga de una contienda quepusiera en peligro el avance que el

desarrollo capitalista estaba experi-mentando, a la sazón, en Cuba, trasel cese de la Guerra Grande. Tal pro-greso tuvo momentos importantes,como la abolición de la esclavitud en1886 y el proceso de concentraciónde la producción, en especial la azu-carera y la tabacalera.

La venta del grueso de los pro-ductos cubanos a Estados Unidos yel incremento de las empresasyanquis en la Isla �indicadoresindiscutibles de dependencia eco-nómica hacia el Norte� son factoresque refuerzan la política norteame-ricana contraria a la independenciade Cuba.

La Paz de Manganeso

Frente a la explotación capitalista yal estatus colonial, se fue forta-leciendo, en el período interguerras,el movimiento obrero cubano, enton-ces con predominio de las tenden-cias anarquistas. Sin embargo, lasideas y las acciones independentis-tas seguían predominando en elpanorama revolucionario.

Con el propósito de alentar unnuevo levantamiento, Antonio Ma-ceo viajó a Cuba en 1890. Llegó a LaHabana el 5 de febrero y enseguidaestableció contactos con Julio yManuel Sanguily, José María Ro-dríguez (Mayía), Juan GualbertoGómez y otros patriotas. Pero elrecién nombrado Capitán Gene-ral de la Isla, Camilo Polavieja,tenía la firme intención de expulsaral Titán.

Maceo decidió trasladarse aSantiago de Cuba. Tratando de ganartiempo, se reunió en aquella ciudadcon líderes de todo Oriente, tantoveteranos del 68 (Guillermón, Quin-tín, Garzón, Flor Crombet, Ruenes,

Máximo Gómez y Antonio Maceo en 1884 se ponen a la cabeza de otro esfuerzo revolucionario,conocido como el Plan Gómez-Maceo o Plan de San Pedro Sula.

Área del municipio de Niquero, actual provincia de Granma, por donde arribó el general mambíRamón Leocadio Bonachea.

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29OCTUBRE DE 2018/Año 110

Rabí, etcétera), como representan-tes de la nueva hornada, casi todosintelectuales (Bravo Correoso, Pé-rez Carbó, Mariano Corona, MarianoSánchez, Emilio Bacardí, MiróArgenter, Lino D�Ou, Rafael Por-tuondo Tamayo, Desiderio FajardoOrtiz, Ambrosio Grillo y Miguel Ba-lanzó, entre otros), cuyos ímpetus ysentimientos revolucionarios alabóel general, como mismo había hecho,durante su estancia en la capital, alreferirse a los jóvenes de la haba-nera Acera del Louvre.

Finalmente, Maceo fue expulsadode Cuba por las autoridades espa-ñolas el 30 de agosto, lo que significóel fracaso de otro intento, conocidocomo La Paz del Manganeso.

Es cierto que el proyectado levan-tamiento de 1890 se centró dema-siado en una figura, la de AntonioMaceo, razón por la cual su expulsiónsignificó la paralización de los pla-nes. Pero revitalizó el sentimientoindependentista dentro de la Isla, yfortaleció la visión de Maceo comouna figura nacional, desbordada delos estrechos límites regionales que,a otros patriotas, les obnubiló el pen-samiento y la acción.

También le faltó a este intento lacoordinación precisa para recibirapoyo del exterior, pues como dijoEnrique Trujillo: �En Nueva York nose hizo nada práctico cuando laagitación de Maceo en Cuba. Esverdad que aquello fue una sorpresapara los emigrados�.

Indispensable fuerzacohesionadora

A la vista de estos �y otros� ejem-plos, no caben dudas de que el perío-do 1878-1895 fue de �Tregua Fecun-da�, como lo definiera el Apóstol,quien entendió también que lasfuerzas revolucionarias no podíancontinuar actuando de maneraaislada, huérfanas de una direcciónúnica �democráticamente elegida�y carentes de un plan orgánicamen-te concebido para que confluyeran,

Antonio Maceo viajó a Cuba en 1890,con el propósito de alentar un nuevolevantamiento.

cual concierto de brazos y corazo-nes, todas las voluntades.

La fundación, por Martí, del Par-tido Revolucionario Cubano (PRC),en 1892, es la materialización de esaindispensable fuerza cohesionado-ra, llamada no solo a preparar, conel concurso de todos los indepen-dentistas, la guerra que libertaríaa Cuba y apoyaría la redenciónnacional de Puerto Rico, sino quedebía, después del estallido de lainsurrección, dirigirla.

Poco a poco, se unieron al PRClos líderes revolucionarios y sus se-guidores. Aun así, continuaron algu-nos intentos insurreccionales sinnexo con este partido. Los hermanosRicardo, Miguel y Manuel Sartorio,el 11 de abril de 1893 dirigieron un le-vantamiento en Purnio, actual pro-vincia de Holguín, que se extendiósin trascendencia alguna hasta el 2de mayo. Similares pronunciamien-tos ocurrieron ese mismo año en laregión de Cienfuegos, en Cruces yLajas, igualmente improcedentes,por el desaliento y desgaste que pro-vocaban sus fracasos.

En lo sucesivo, el PRC y en espe-cial Martí, se encargarían de dotara la Revolución de las estructurasque viabilizaran el inicio de unaguerra capaz de desembocar en laindependencia de Cuba. También seintentaría armar a la vanguardiarevolucionaria con una ideologíaantimperialista que debía direccio-nar todos los esfuerzos a �evitar,con la independencia de Cuba, quese extiendan por las Antillas los Es-tados Unidos, y caigan con esafuerza más sobre los pueblos deAmérica�.

Cuando el 24 de febrero de 1895sonaban los primeros disparos de lanueva contienda, quedaban atrás los�años de reposo turbulento�, testigosde la continuidad de los intentosrevolucionarios cubanos por la inde-pendencia, no por fracasados menosheroicos; marco temporal de otrastantas hombradas de un pueblodecidido a no claudicar nunca; y pe-ríodo en el que se agiganta el geniode Martí para, puesto al frente de laRevolución, indicarle el caminocorrecto.

El PRC y en especial Martí, con el apoyo de los emigrados de Tampa y de otras ciudades,se encargaron de viabilizar el inicio de una guerra que desembocara en la independencia.

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*Profesor del Departamento de Historiade la Universidad de Oriente.

30 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

UÉ día el 15 de abril de 1895para José Martí! Era aquellasu quinta fecha en la patria.Había desembarcado el 11

por La Playita, un pequeño espacioarenoso con numerosas piedras alpie de las montañas guantanameras,y durante los días siguientes semovió por la agreste y entonces pocopoblada región en busca de fuerzaspatrióticas.

No pisaba tierra cubana desde el25 de septiembre de 1879, cuandozarpó del puerto de La Habana elbarco que lo condujo a Santander,deportado por segunda ocasión a lametrópoli por sus actividades cons-pirativas en pro de la independenciacubana.

Por eso al anotar su salto a tierraescribió en su diario: �Dicha grande�.

El mayor general José MartíEl mayor general José MartíEl otorgamiento del grado no fue un regalo halagador ni un sinsentido a una personaajena a los temas militares, sino el reconocimiento de sus condiciones de liderazgoen medio de una lucha armada de liberación nacional

Por PEDRO PABLO RODRÍGUEZ*

Aquel 15 de abril le acompañaban enel campamento levantado la nocheanterior sus cinco compañeros delarribo a Cuba, tres de ellos generales;los otros dos, sin experiencia militaralguna. Estos últimos eran hombresmás jóvenes que él: el espirituanoCésar Salas Zamora y el dominicanoMarcos del Rosario Mendoza. Losprimeros eran el mayor generaldominicano Máximo Gómez Báez,electo general en jefe del EjércitoLibertador; el general de brigadaholguinero Ángel Guerra Porro y elgeneral palmero Francisco BorreroLavadí, llamado por todos Paquito.

El 14 se habían encontrado con latropa mambisa al mando del enton-ces comandante Félix RuenesAguirre, el jefe de aquella zonabaracoense, quien les buscaba desde

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Martí destacó:�¡De un abrazo

igualaban mipobre vidaa la de sus

diez años!�.

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días antes. Y todos juntos hicieronnoche en el rancho de Tavera, a cuyaentrada Gómez colgó la hamaca deMartí.

Mayor general

El 15 de abril fue agitado: salieroncomisiones en busca de alimentosy parque, a conseguir un práctico,mientras Gómez y Martí escribíansus anotaciones sobre las recientesjornadas. �Al caer la tarde �cuentael Apóstol en su Diario de campa-ña, en fila la gente, sale a la cañadael General, con Paquito, Guerra yRuenes�. Alguien, obviamente Gó-mez, pregunta a Martí con cortesía:�¿Nos permite a los tres solos?�.Y Martí escribe: �Me resignomohíno�. Y se pregunta: �¿Seráalgún peligro?�.

31OCTUBRE DE 2018/Año 110

El relato martiano continúaexplicando que Ángel Guerra subede la cañada, lo llama, bajan. Y narraasí lo que encuentra: �Gómez, al piedel monte, en la vereda sombreadade plátanos, con la cañada abajo, medice, bello y enternecido, que apartede reconocer en mí al Delegado, elEjército Libertador, por él su Jefe,electo en consejo de jefes, menombra Mayor General. Lo abrazo.Me abrazan todos�.

La brevedad de la narración nopuede ocultar la grandeza e impor-tancia del acontecimiento y laemoción que embargó a sus prota-gonistas. Martí se convertía así,dualmente, en uno de los jefesmilitares y políticos de la Revoluciónque comenzaba por aquellas sema-nas. Si nadie le había disputado hastaese momento su liderazgo en elPartido Revolucionario Cubano,donde se le había elegido Delegadopor cuatro años consecutivos, desdeese 15 de abril figuraba en la más altaposición dentro del escalafón militarpatriótico.

Al escribir la narración del suceso,Martí detalla con cierta minuciosi-dad fotográfica la escena en que estetuvo lugar, claro indicio de cómoaquel instante le quedó grabado ensu mente. La persona del General enJefe, �bello y enternecido�, nossorprende con las mejores prendas

de su verdadera personalidad, casisiempre disimulada por el rígidoejercicio del mando militar.

Segundo relato de Martí,una acotación de Gómez

Al día siguiente, el 16 de abril, Martíretoma la extensa carta a Gonzalode Quesada y Benjamín Guerra, susmás cercanos colaboradores enNueva York en las tareas del PartidoRevolucionario Cubano, iniciada el15, en la que relata la salida hacia laIsla, el desembarco y los hechosacaecidos hasta entonces ya en lapatria. Y en esa misiva, luego dereferir que, desde su llegada, lellamaban general los soldados, títuloque lo avergonzaba por inmerecido,da otro relato de lo ocurrido con elconsejo de jefes, muy cercano al delDiario: �al caer la tarde vi bajarhacia la cañada al General Gómezseguido de los jefes, y me hicieronseña de que me quedase lejos. Mequedé mohíno, creyendo que iban aconcertar algún peligro en que medejarían atrás. A poco sube lla-mándome Ángel Guerra, con elrostro feliz. Era que Gómez, comoGeneral en Jefe, había acordado,en consejo de jefes, a la vez que re-conocerme en la guerra comoDelegado del Partido Revolucio-nario, nombrarme, en atención a misservicios y a la opinión unánime que

Aquel 15 de abrille acompañaban,además de MáximoGómez, otroscompañeros,dos de ellosgenerales,los restantessin experienciamilitar alguna.

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lo rodea, Mayor General del EjércitoLibertador. ¡De un abrazo igualabanmi pobre vida a la de sus diez años!�.

La emoción y la eticidad del gestoson resaltadas a seguidas por Martí:�Me apretaron largamente en susbrazos. Admiren conmigo la grannobleza. Lleno de ternura veo laabnegación serena, y de todos, grannobleza�.

Gómez, por su parte, recoge elsuceso de manera escueta en suDiario de campaña: �Grado a Martíde Mayor General�. Y lo apunta no el15 sino el 18 de abril. Quizás lasintensas y variadas actividades de losdías previos solo le permitieron antesescribir no más de dos o tres líneascada día.

Razones parael nombramiento

No cabe duda alguna de que, a pesarde haber consultado con dos gene-rales y un comandante del EjércitoLibertador, la decisión surgió de lacabeza de Gómez, quien, además,en aquel momento �dado que aúnno se había determinado dis-posición alguna acerca de lamanera de ejercer los mandos enesa institución armada�, teníatodas las facultades para otorgargrados y para repartir cargos yfunciones, puesto que ocupaba lamáxima jefatura militar.

32 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Gómez había sufrido en carnepropia las desavenencias entre elmando militar y civil durante laGuerra de los Diez Años y es sabidoque intentó una fórmula paramantener la unidad entre amboscuando se puso al frente del Plan deSan Pedro Sula en 1884, a pesar deque Martí se separó de él por estimarconsiderar que en la persona delGeneral se manifestaban posturascaudillistas. Pero la cercanía, yhasta la intimidad, de las relacionesy de ideas entre Martí y él alcanza-das progresivamente luego de la en-trevista inicial que tuvieron en 1892en República Dominicana, y losintercambios epistolares y persona-les durante los preparativos de lacontienda, más durante la incorpo-ración a la guerra en Cuba, permi-ten estimar, además, que fue suyala idea de concederle ese gradomilitar.

Probablemente también influyóen Gómez lo narrado por Martí enla carta mencionada antes a Gonza-lo de Quesada y a Benjamín Guerra,en cuanto a que los patriotas, porlos lugares que atravesaba, localificaban espontáneamente degeneral.

Así, pues, el hombre que a partirdel 15 de abril de 1895 se movió porlos campos orientales no fue solo ellíder político de la Revolución dadosu cargo en el Partido Revolucio-nario Cubano, sino que tambiénestaba plenamente investido de unaautoridad en el Ejército Libertador.

Pensamiento militar

La condición de mayor general,aunque Martí no la hiciera constaren documento oficial alguno anuestro alcance hasta hoy, favore-cía el acatamiento y la aplicaciónde los varios documentos que firmó

Durante los días siguientes al desembarco por Playitas, los seis expedicionarios se movieronpor la agreste y entonces poco poblada región en busca de fuerzas patrióticas.

Martí retoma el 16 de abril la extensa cartaa Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra,iniciada el 15, en la que cuenta la salida haciala Isla, el desembarco y los hechos ocurridoshasta entonces.

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dirigidos a distintos jefes, más lasinstrucciones acerca de la políticade la guerra, durante su marchahacia Camagüey para formar elGobierno y ante él, deponer su au-toridad como Delegado del Partido.

En tales documentos se evi-dencia, como han afirmado algunosde sus estudiosos, que Martí llegó aadquirir un pensamiento militar,fundamentalmente en el nivelestratégico.

Se han valorado positivamentesus juicios acerca de alternar losmétodos de lucha, no cejar enmolestar al enemigo y cortarle susbases de abastecimiento, manteneruna disciplina severa en las tropasmambisas, crear y preservar unaretaguardia adecuada y dominarvías de comunicación propias yponer en jaque permanente las delenemigo.

Fue Martí un estudioso de laGuerra de los Diez Años, sobre lacual acopió una enorme cantidad deinformación que, por las notasconservadas, iba a dar amplio es-pacio al examen de muchas accio-nes combativas. También se infor-mó ampliamente acerca de laGuerra Civil de Estados Unidos,como lo demuestra en su ampliotexto dedicado a la muerte delgeneral Uysses S. Grant, el jefe delos ejércitos del Norte, cuyapeculiar concepción y estrategiapara vencer a los confederados fueobjeto de una minuciosa explica-ción martiana en ese escrito.

En dos palabras: el otorgamientodel grado de mayor general no fueun regalo halagador, ni un sin-sentido, a una persona ajena a lostemas militares: fue el reconoci-miento de su condiciones de lide-razgo en medio de una lucha armadade liberación nacional, que él llamónecesaria, y que lo condujo a cum-plir su deber de pelear con las armasy de poner sus capacidades, talentoy conocimiento al servicio de esaempresa.

Por todo eso fue feliz aquel 15 deabril de 1895 cuando, humildemente,aceptó el grado de mayor general.

*Doctor en Ciencias Históricas. Vice-presidente del Centro de Estudios Martia-nos, coordina la Edición Crítica de lasObras Completas del Apóstol. Miembro dela Academia de la Historia.

33OCTUBRE DE 2018/Año 110

N el Séptimo Congreso Nacio-nal de Historia (La Habana,1948) el serio estudioso Manuel

Isidro Méndez, no tan recordado hoycomo merece, presentó la ponenciaAcerca de �La Mejorana� y �DosRíos�, que se publicó en 1954. En elladeploró que existieran �suposicio-nes impropias� y �versiones in-fundiosas� sobre los hechos que handado celebridad a los sitios men-cionados: la entrevista de José Mar-tí, Máximo Gómez y Antonio Maceoel 5 de mayo de 1895 �tema de esteartículo� y la caída en combate delprimero de ellos 14 días después,respectivamente.

Sobre esos acontecimientos noproceden conjeturas como las repro-badas por Méndez en su texto, queen edición más reciente aparece enel primero de los dos tomos de la re-copilación sobre Martí que la Casade las Américas publicó en su serieValoración Múltiple. Dicho volumenlo preparó el autor de este artículo,quien había tratado lo relativo a LaMejorana en el examen �incluido ensu libro Ensayos sencillos con JoséMartí (2012)� sobre la presencia deMaceo en el Diario de campañamartiano, y ahora, lejos de todo afánexhaustivo, resume aristas básicasdel tema.

El centro de la entrevista giró entorno a la organización de lo que de-bía ser el gobierno de la Repúblicaen armas, y corroboró discrepanciasque existían al respecto. Martí, en suDiario, testimonia que las planteó enparticular Maceo. En este no habíancalado como en Gómez las ideas mar-tianas dirigidas a evitar que se repi-tiesen las contradicciones quecondujeron al ahogo de la Guerra delos Diez Años y al Pacto del Zanjón.Para impedir tal asfixia no bastó laheroicidad con que Maceo y sus másfieles seguidores quisieron revertir-la en Baraguá, como en otros sitios

Las contradicciones son propias de las obras humanas, en especial quizásde las extraordinarias, como la reunión en La Mejorana

Por LUIS TOLEDO SANDE*

intentaron hacer Ramón LeocadioBonachea y los suyos.

Aunque sin pretender aquí eldetenimiento del aludido examen delarticulista sobre el desencuentro deLa Mejorana, es necesario tener encuenta algunos hechos. Uno de ellosconcierne al disgusto de Maceo des-de que Martí �por la información asu alcance, y con la certidumbre deque aquel era imprescindible en laguerra� se había visto obligado a con-fiar a Flor Crombet el mando de laexpedición en que el Titán se trasla-daría de Costa Rica a Cuba. Los su-cesos se cruzaban con un problemade fondo: las diferentes concepcionessobre la organización de la guerra.Decidido a superar tanto el civilismocomo el militarismo �tan nocivos enla anterior gesta�, Martí planeabauna Asamblea de representantes delas masas insurrectas, concepción

El centro de la entrevista giró en torno a la organización de lo que debía ser el gobiernode la República en armas, y corroboró discrepancias que existían al respecto.

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democrática y renovadora que seríadifícil entender entonces.

Al dirigente que había buscado darestructura institucional, libre decaudillismo, a la autoridad patrióti-ca, incluso la suya �afán del cualnació el Partido Revolucionario Cu-bano�, las discrepancias confirmadasen La Mejorana le ratificaron la ur-gencia de reunir con el mayor cui-dado no una junta de enviados de losjefes, sino la Asamblea que él proyec-taba. Hacia ella se dirigía cuandomurió, tragedia por la cual la reuniónya no sería como él la había planea-do. Pero nadie en La Mejorana teníaprerrogativas para decidir que élabandonara el terreno de operacio-nes, como han sostenido algunas delas conjeturas propaladas. Maceo,que reaccionaba contra pasados ex-cesos de civilismo, aspiraba a �unajunta de los generales con mando�.

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Entrevista difícil y páginasperdidasEntrevista difícil y páginasperdidas

34 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Lo que dijo sobre quiénes repre-sentarían, en la Asamblea que segestaba, a las tropas bajo su jefatura,lo recogió Martí en su Diario: �élmandará los cuatro de Oriente: �den-tro de 15 días estarán con Vds.�y se-rán gentes que no me las puedaenredar allá el doctor Martí��.

Para que la patria no parase enser una �secretaría del ejército�,Martí procuraba una solución políti-ca superior: �Mantengo, rudo: elEjército, libre,�y el país, como país ycon toda su dignidad representado�.En sus palabras se aprecia que lo hizosaber durante el intercambio aparteen que parece haber comenzado en-tre él y los dos generales el debate,extendido luego a la vista de las tro-pas: �Muestro mi descontento de se-mejante indiscreta y forzada conver-sación, a mesa abierta, en la prisa deMaceo por partir�.

No escatimó precisión sobre cómovaloraba los hechos ni sobre sus con-ceptos: �En la mesa, opulenta y pre-miosa, de gallina y lechón, vuélveseal asunto: me hiere, y me repugna:comprendo que he de sacudir el car-go, con que se me intenta marcar, dedefensor ciudadanesco de las trabashostiles al movimiento militar�. Noes la persona de Maceo �como a ve-ces se ha interpretado ese pasaje� loque hiere y repugna a Martí, sinoel asunto en discusión: el cargo conque el político revolucionario sienteque se le intenta marcar errónea,injustamente.

La pérdida de cuartillas de su Dia-rio ha dado pábulo a especulaciones,y se ha soslayado que ese texto noestá escrito en un cuaderno, sino enpequeños pliegos sueltos, sencillos odoblados al medio. Por tanto, era fá-cil que algunos de ellos se extravia-ran o alguien los sacara de su sitio,máxime tras la muerte del autor.

En el original se nota que el pro-pio Martí numeró las cuartillas. Ex-traviadas cuatro de ellas �de la 28 ala 31, tal vez dos hojas independien-tes o, lo que facilitaría aún más lapérdida de todo lo escrito sobre el 6de mayo, una sola hoja doblada�, seprodujo un salto del 5 al 7 de mayo, yeste día aparece relatado en papeldiferente. Cualquiera que haya sidoel destino de las páginas perdidas�y sin dejar de lamentar su extra-vío o sustracción, ni renunciar aldeseo de que algún día aparezcan�,nada obliga a creer que en ellasMartí retomó amarguras del 5 demayo, sobre las cuales fue rotunda-mente claro en la reseña de esa fe-cha. De haberlo querido, pudo haberañadido algo más en el espacio libreque le quedó al final.

Después de las cuartillas perdidas,el inicio de la 32 coincide con el delrelato del 7 de mayo, fecha escritapor el propio Martí. Tratándose de undiario, es razonable considerar quelas páginas perdidas tratarían sobrelos hechos del 6, y no tenían por quéser más enojadas o tristes que las deldía anterior.

En su Diario de campaña Martí narró los sucesos de La Mejorana entre las líneas finales del folio 25 y la totalidad del 27, donde se apreciaque redondeó su relato sobre los sucesos de esa fecha.

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En este punto es pertinente vercómo Gómez cuenta en su Diario loocurrido el 6: �al marchar rumbo ha-cia Bayamo, confusos y abismadoscon la conducta del general AntonioMaceo [el día anterior], tropezamoscon una de las avanzadas de su cam-pamento de más de dos mil hombresy fuerza nos fue entrar. El Generalse disculpó como pudo, nosotros nohicimos caso de las disculpas comolo habíamos hecho del desaire y nues-tra amarga decepción de la vísperaquedó curada con el entusiasmo yrespeto con que fuimos recibidos yvitoriados [sic] por aquellas tropas�.

Esa acogida de Maceo con sus tro-pas a Gómez y Martí habría sido eltema natural de las hojas perdidas delDiario. Pero lo que para Martí signi-ficó el imprevisto encuentro del 6 estárelatado eufóricamente en su cartade tres días después �dirigida a Car-men Miyares y los hijos de esta�, enla cual exclama: �¡Qué lleno de triun-fo y de esperanza Antonio Maceo!�.

¿Será necesario insistir en queMartí no cocinaba rencores? Su re-sumen del 5 en el Diario se ve bienmeditado, y muestra una estructuranarrativa que hace pensar en unasíntesis redonda y ya con más repo-so que ira o enojo. Con respecto a losucedido el 6, tendría la satisfaccióndel nuevo encuentro con Maceo. Noes necesario ceder a la tentación delucubraciones delirantes.

*Doctor en Ciencias Filológicas.

35OCTUBRE DE 2018/Año 110

A categoría de batalla sueleusarse de manera indiscrimi-nada para calificar cualquier

acción combativa, sin tener en cuen-ta su envergadura espacio-tempo-ral, el volumen de tropas participan-tes ni su trascendencia en el curso ydesenlace de la operación. En rigor,según el arte militar cubano, unabatalla es un conjunto de golpes ycombates dirigidos a alcanzar losobjetivos de la operación o misionesparciales en ella.

Ateniéndonos a esa definición, eneste artículo trataremos sobre dosacciones libradas por el EjércitoLibertador. En la Guerra de los DiezAños, la batalla de Las Guásimas deMachado, en la que durante cincodías se enfrentaron 1 200 patriotas,bajo el mando del mayor generalMáximo Gómez, y 5 400 realistas concuatro piezas de artillería, coman-dados por los brigadieres Armiñán yBáscones, y cuyo resultado, a pesar deser favorable a los independentistas,

pospuso por un año la invasión aOccidente.

De la Guerra del 95 examinare-mos la batalla de Tapia, pocas vecespresentada como tal, en la que gruposde mambises que apenas superabanlos 250 hombres, comandados por elmayor general Antonio Maceo,libraron 16 combates casi diarios enlas abruptas montañas de la Sierradel Rosario (Pinar del Río), contracolumnas de miles de soldados apo-yados por artillería. Así mantuvieronsus bastiones y obligaron al enemigoa retirarse.

Las Guásimas de Machado

Entre el 5 y el 19 de marzo de 1874,fuerzas del Ejército Libertador, bajoel mando del mayor general MáximoGómez, integradas por 900 infantes y300 jinetes mambises que debíanllevar la guerra a Occidente, libra-ron una de las más rudas batallasde nuestras guerras por la inde-pendencia. El enemigo principal en

Por ÁNGEL JIMÉNEZ GONZÁLEZ*

Dos grandes batallasDos grandes batallasEntre las más importantes acciones libradas por el Ejército Libertadorse hallan la de Las Guásimas en el 68, y la de Peleadero de Tapia en el 95

aquel lance histórico fue la columnadel brigadier Manuel Armiñán: unos3 000 infantes, de los batallones León,Rayo, Cortés, Aragón y Libertad; 700jinetes de los regimientos Pizarro yColón; dos contraguerrillas y cuatropiezas de artillería, que habían salidode Puerto Príncipe con el propósi-to de encontrar y derrotar el contin-gente invasor.

El encuentro se desarrolló en lafinca Las Guásimas de Machado,ubicada a unos 36 km al suroeste dePuerto Príncipe (Camagüey). Elcampo de la acción lo formaban dospotreros rodeados de frondosa vege-tación: en el centro del más grande,ubicado al norte, había una rústicarepresa, con un puente de madera,construida en un afluente del arroyoLas Piedras. El más pequeño, al sur,estaba unido al otro por un carril opaso para carretas no muy ancho.

La batalla que se libró en esteescenario no estaba en los planes deGómez. El gran dominicano quería

La carga almachete de los

jinetes cubanosen Las Guásimas(1874) ocasionógrandes pérdidas

a la caballeríaespañola.

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evitar un encuentro que comprome-tiera a las tropas encargadas de lainvasión, cuya guía le había sidoconfiada por el Gobierno. Pero elmando español conocía sus planes yhabía concentrado tropas en Cama-güey para impedirlos. Fuertes co-lumnas operaban en las principalesvías de acceso desde Puerto Príncipehasta la trocha de Júcaro a Morón.Una de ellas era la que conducía elbrigadier Armiñán y desde el ama-necer marchaba al encuentro de losinsurrectos por el camino de SanPedro a Jimaguayú y Cachaza.

Cuando Gómez tuvo la certeza deque el choque era inevitable, decidiótomar la iniciativa, elegir el terrenoy ocupar una posición ventajosa paradesarrollar su idea del combate. Estaconsistía en separar la caballería yla infantería de la columna enemiga,atraer la primera hacia una embos-cada, batirla con el fuego de los fu-sileros y aniquilarla con una cargade la caballería mambisa, después delo cual la tropa insurgente podríaalejarse, segura de que los infantesespañoles serían incapaces de darlealcance.

Para lograr tal objetivo, emboscóa sus hombres en el fondo del potrerogrande, de frente a la represa. Elcoronel Gabriel González �de origenmexicano�, con 50 voluntarios, re-cibió la arriesgada misión de servirde señuelo tiroteando desde suscabalgaduras a los jinetes peninsula-res, y haciéndose perseguir, llevar-los hasta donde los aguardaban,

ocultas, las fuerzas principales de losinsurrectos.

González fustigó a la vanguardiade la columna que avanzaba cautelo-sa, hasta conseguir que los integran-tes de una contraguerrilla y despuéslos jinetes de la caballería de líneapertenecientes a la tropa española,galoparan a rienda suelta en supersecución. Entonces los mambi-ses emprendieron una supuestahuida, seguidos muy de cerca por loshispanos, quienes pensaban habérse-las con una victoria fácil. Los cuba-nos atravesaron la presa por el puen-te de madera y cuando sus enemigoshicieron lo mismo, la infanteríahasta ese momento oculta abriófuego contra ellos: habían caído delleno en la emboscada.

De inmediato Gómez ordenó unacarga de caballería, la cual dio lugara la macheteada que Félix Figueredobautizó, en su Historia de la Revolu-ción de Cuba, como la �carga delcarril�. En ella los jinetes del Ejér-cito peninsular sufrieron grandespérdidas y los sobrevivientes no pa-raron hasta encontrar refugio detrásde su infantería desplegada alrede-dor de la presa. Los cubanos aguar-daron nuevas acometidas, pero a losespañoles se les habían quitado losímpetus y aprovecharon la pausapara organizar una firme defensa entorno al pequeño embalse.

Gómez decidió continuar tiro-teándolos y estrechar el cerco. Lasbajas españolas siguieron aumen-tando y se creó una situación críticaen su campo, pues había que atendergran cantidad de heridos e incinerarlos cadáveres de hombres y bestias.A pesar de hallarse en las cercaníasde la presa, el agua estaba en malascondiciones y el constante fuego delos cubanos hacía prácticamenteimposible moverse dentro del estre-cho círculo en que la columna esta-ba encerrada.

En esas condiciones, Armiñánoptó por enviar un práctico criollo apedir refuerzos a Puerto Príncipe. Elemisario logró burlar el cerco en lamadrugada del 16 de marzo y llegar ala ciudad. A la noche siguiente, unaparte de la caballería españolatambién logró escapar y reiterar elprimer aviso.

Tratando de decidir el encuentro,al amanecer del 17, Máximo Gómezordenó al brigadier Antonio Maceolanzar un ataque general contra laposición enemiga, que suponíadebilitada por la salida nocturna deuna parte de los cercados, pero elasalto del Titán fue rechazado. Esedía, mientras continuaba la lucha enLas Guásimas, avanzaba hacia alláuna columna de 1 700 hombres, delas tres armas, bajo el mando delbrigadier Báscones.

El mambí mexicano Gabriel González,con 50 jinetes voluntarios, recibióla arriesgada misión de servir de señuelotiroteando a los españoles.

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Pertenecientes a la Sierra del Rosario, las lomas de Tapia se yerguen altivas, a unos 10 kmal sur-sureste del pueblo de Cabañas.

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37OCTUBRE DE 2018/Año 110

El Generalísimo intentó impedirla llegada de aquel destacamento derescate, pero no podía sacar comba-tientes del cerco para hacerlo, puesse produjo una tentativa de escapeque fue preciso contener. Al mismotiempo, aunque la vanguardia deBáscones cayó en una emboscada ysufrió pérdidas, este continuó consus fuerzas principales hasta entraren Las Guásimas. Gómez supuso quela unión de ambas brigadas lasllevaría a pasar a la ofensiva, pero elataque no se produjo y en la mañanadel 19 de marzo, las dos columnasiniciaron su retirada en dirección aPuerto Príncipe, hostigadas por loscubanos en la medida en que sus es-cuálidos pertrechos lo permitieron.

La cifra exacta de las bajas es-pañolas no se conoce; sin embargo,algunas fuentes señalan 1 037, entremuertos y heridos, y la pérdida de 48caballos, 50 fusiles, 40 sables ymachetes, miles de cartuchos y otrosmedios. Las de los cubanos, según elparte oficial del mayor generalMáximo Gómez, fueron 29 fallecidos,de ellos ocho oficiales, y 148 heridos,incluidos 33 oficiales, la mayoríaleves y contusos. También perdieron40 caballos y 25 sufrieron heridas, yel gasto de municiones fue consi-derable. Aunque aquella batalla sig-nificó una brillante victoria táctica,Gómez anotó en su diario: �El movi-miento de invasión probablementepuede sufrir algún retardo con este,tan reñido combate; pero yo no des-mayo en mi propósito�.

Las lomas de Tapia

Pertenecientes a la Sierra del Rosa-rio, se yerguen todavía verdes yaltivas, a unos 10 km al sur-surestedel pueblo de Cabañas. Estas eleva-ciones fueron escenario de unacruenta contienda, debido al empe-ño de los españoles por expulsar aMaceo de allí y la firmeza de losmambises por conservar en susmanos aquel santuario.

Después de su encuentro conMáximo Gómez en Galeón, Matan-zas, donde se conformó el planestratégico para proseguir la con-tienda, el Titán retornó a Pinar delRío, con el objetivo de cumplir suparte desde el cuartel general del 60ºCuerpo, enclavado en las alturas deRubí. Allí dio muestras de su genio.�En táctica el terreno manda�, diceun viejo adagio militar, y para hacer

guerra de montañas, Maceo debiócambiar sus impetuosas cargas decaballería al machete por una luchadefensiva, de posiciones, organizandola resistencia escalonada en alturay profundidad, y acondicionando elterreno con fortificaciones. Asumióesa táctica con maestría y notableflexibilidad de pensamiento.

La batalla de Tapia abarcó 14reñidos combates librados desde el14 de abril hasta el 24 de junio de 1896,entre tropas del 60º Cuerpo del Ejér-cito Libertador, las cuales nuncasuperaron los 250 efectivos, bajo elmando del lugarteniente generalAntonio Maceo, y varias columnasespañolas, de miles de hombres.Estas últimas habían sido dotadascon el mortífero Máuser de repeti-ción y pólvora sin humo, y eran co-mandadas por los mejores jefes quehabía en la Isla; en ocasiones actua-ban independientemente, y en otras,realizaban elaboradas combinacio-nes desde varias direcciones.

El 20 de marzo el general Antonioya se encontraba en Rubí. El lugarescogido por él para desplegar supuesto de mando no podía ser mejor.Allí la Sierra del Rosario se elevaescalonadamente desde sus estri-baciones al pie de Bahía Honda, for-mando una maraña de repechos,terrazas, abismos, desfiladeros, caño-nes, estrechos senderos de montaña

y otros accidentes cubiertos por untupido follaje, ideales para una de-fensa móvil, rica en posibilidadesde maniobra e ideal para sucesivasemboscadas.

El 14 de abril de 1896, pasado el me-diodía, se inició la singular batalla,que dio lugar a lo que más tarde elHéroe de Peralejo llamaría Peleade-ro de Tapia. Unos 3 000 hombres delas tres armas, a los que se añadieronlos regimientos de infantería AlfonsoXIII, Cuba e Isabel la Católica, asícomo secciones de contraguerrillasmontadas �bajo el mando del generalJulián Suárez Inclán, los coronelesDevós, Villa, Pintos, Valcárcel y el te-niente coronel Francés�, sostuvie-ron encuentros contra los 250 héroesde Maceo, los días 14, 15, 18, 19, 20, 22,25 y 26 de ese mes, sin otro resulta-do que regresar a sus bases de parti-da quebrantados y hostigados por loscubanos.

Entre el 30 de abril y la mañanadel 10 de mayo se produjo el combatede Cacarajícara, en el que 175 insu-rrectos, encabezados por Maceo,derrotaron y pusieron en fuga haciaBahía Honda, con 87 bajas, la pode-rosa columna de 1 500 soldados delbrigadier Julián Suárez Inclán. Otrotanto sucedió a la columna de 1 200hombres y dos piezas de artillería,del brigadier Emilio Serrano Alta-mira, el 5 de mayo en Vega Morales.

El papel principal en la batalla de Tapia pasó de la caballería a la infantería y del macheteal fusil, y Maceo asumió esa táctica con maestría y notable flexibilidad de pensamiento.

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38 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

El 11 de junio el lugartenientegeneral Antonio Maceo regresó a sucuartel general en Tapia. Al llegarse encontró con que las fuerzas delbrigadier Quintín Bandera comba-tían contra tropas que avanzabansimultáneamente por San Claudio,en el camino de Cabañas, y por elrumbo opuesto, entre San Gabriel deLombillo y Buenavista. El Titán,quien se hallaba más cerca de Lom-billo, se dirigió hacia aquel sitio ehizo que el enemigo se retirara.

El 19 de junio se produjo el décimocombate: un asalto al cuartel generalde Maceo, por parte de seis batallo-

nes y cuatro piezas de artillería, bajoel mando del general GonzálezMuñoz; cuatro batallones y dos piezasa las órdenes del general Melguizo; ydos piezas del coronel Valcárcel,además de la ya veterana brigada delgeneral Julián Suárez Inclán, quemarchó en la vanguardia. Tan pode-rosa agrupación logró apoderarsedel campamento de Quintín Banderaal final del día.

Al amanecer del 20 de junio acae-ció el undécimo encuentro, cuandoel lugarteniente general salió al en-cuentro de los españoles, en un con-traataque que se generalizó en SanSebastián, adonde llegó el grueso dela tropa enemiga y fue recibida porel fuego de los cubanos. A las 4:00 p.m.Maceo ordenó el regreso a Tapia, pe-ro encargó a los hombres del tenien-te coronel Pedro Delgado continuarel hostigamiento desde el Rubí. Enesta acción los cubanos tuvieronocho bajas.

En las primeras horas del 21 dejunio, Maceo, con dos compañías deinfantería de los hermanos Ducasse,su escolta y Estado Mayor, asaltósorpresivamente el campamento delgeneral González Muñoz, quienefectuó una penosa retirada de tresdías hasta San Juan, durante la cualfue dejando un rastro de municiones,equipos, vituallas y acémilas.

A mediodía del 23 de junio, 10 ba-tallones de González Muñoz apare-cieron por el camino de Manuelita,

en busca de revancha, dando inicioal decimotercer combate. Se peleóen todo el escenario de Tapia: en Le-chuza, en Cerro Verde, en las lomasde Sacarraín y Medina, en Bejera-no� y hasta en el asiento de Reyes,sede del cuartel general insurrecto.El Titán fue herido en la piernaizquierda y tuvo que ser evacuado aun refugio donde se le practicó laprimera cura. No obstante, conti-nuó dirigiendo la lucha hasta quecesó al caer la noche. A la mañanasiguiente tuvo lugar la últimaacometida (decimocuarta) de labatalla: una acción en la que SuárezInclán tuvo que desplegar susbatallones y refugiarse en Ma-nuelita, junto con el grueso de susfuerzas.

El conjunto de combates libradosen la región del Peleadero de Tapia,constituye un caso singular en lahistoria de nuestras guerras deindependencia. Fueron 14 encuen-tros, librados en un mismo terre-no y ligados por un único obje-tivo, lo que tipifica una batalla. Loscubanos adoptaron la defensa ac-tiva, o sea, no se limitaron a re-chazar los embates enemigos, sinoque también hostigaron, atacaron ycontraatacaron cuando las con-diciones lo permitieron. Miró Ar-genter escribió que aquellos com-bates terminaron �por cansanciode unos y otros�, y no porque al-guno de los bandos beligeran-tes hubiera obtenido la victoriadefinitiva.

Valdría la pena otro examen.Cuando se evalúan los resultados deuna acción bélica se tiene encuenta, en primer lugar, cuál de laspartes alcanzó los objetivos que lallevaron a la contienda. En este casolo que buscaban a toda costa losespañoles era desalojar a losinsurrectos de las montañas, mien-tras los mambises procurabanrechazar las acometidas de los colo-nialistas y conservar su bastión.¿Quién logró su objetivo? Ese fueel vencedor.

Fuentes consultadas:El Diccionario Terminológico Militar, delMinfar. El Diario de Campaña de MáximoGómez.

Lugar donde se desarrolló la batalla de Cacarajícara, en Las Pozas, Bahía Honda, allíhoy se levanta un monumento.

Quintín Bandera, un bravo en la campañade Pinar del Río.

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*Investigador del Instituto de Historiade Cuba.

39OCTUBRE DE 2018/Año 110

A composición, origen y cuali-dades del alto mando del Ejér-cito Libertador han ocupado la

atención de historiadores y públicocubano en general. Despierta curio-sidad el conocimiento de los hombressobre cuyos hombros descansó laconducción de los destinos de la pa-tria naciente, en la guerra emprendi-da el 10 de octubre de 1868 por alcan-zar la definitiva independencia de laIsla.

Apenas concluida la contienda del98 y en plena ocupación militar esta-dounidense, el periódico La Luchapublicaría la lista de los principalesjefes cubanos de la Guerra Necesa-ria (1895-1898). En 1901 el mayorgeneral Carlos Roloff, ex secretariode Guerra del Gobierno de la Repú-

blica de Cuba en Armas, daría aconocer el Índice alfabético y dedefunciones del Ejército Liberta-dor, obra que recogería los integran-tes de todas las unidades, incluidossus jefes.

Años después, el doctor BenignoSouza, biógrafo del GeneralísimoMáximo Gómez, publicaría en elDiario de la Marina sendos artículossobre los generalatos de la Guerrade los Diez Años y del 95.

Con la misma intención, aparece-rían en la revista Cúspide, en 1939,tres trabajos del historiador AntonioIraizoz sobre los altos jefes militaresdel 95, y uno de Arturo G. Quijano,titulado Oficiales generales delEjército Libertador de Cuba. Tresaños más tarde, en ocasión del 10 de

octubre, el primero de estos autoresredactaría para el Diario de la Marinael artículo Los generales del 68.

Rafael Soto Paz compilaría paraBOHEMIA, con una amplia galeríade fotos incluida, Los verdaderosgenerales del 95 y Jorge Quintana,en su columna La forja de la nación,en la misma revista, entregaría unasaga de trabajos sobre los principalesjefes del Ejército Libertador. Comoanexo a una obra suya, el historiadorsantiaguero Joel James, publicó enla década de los 70 del pasado siglouna relación de los generales mam-bises del 95.

En el año 2004, la Casa EditorialVerde Olivo entregaría a los lectoreslos tres tomos del DiccionarioEnciclopédico de Historia Militar

Por RENÉ GONZÁLEZ BARRIOS*

Principales jefes mambisesPrincipales jefes mambisesAunque mayoritariamente los generales independentistas adquirieron experiencias en elcombate contra los españoles, algunos ya habían participado en anteriores conflagraciones

Mayores generalesiniciadores de las gestas

en octubre de 1868:Carlos Manuel de Céspedes,Francisco Vicente Aguilera,

Perucho Figueredo,Donato Mármol,Bartolomé Masó

y Titá Calvar.

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40 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

de Cuba, obra elaborada por el Cen-tro de Estudios Militares de las Fuer-zas Armadas Revolucionarias, cuyoprimer volumen contiene las sínte-sis biográficas de los generales y co-roneles de los 30 años de contiendalibertadora (1868-1898). Es esta, sinlugar a duda, la obra más completa yesclarecedora de la composición delalto mando mambí.

No todos eran bisoñosLa historiografía cubana asume, porregla general, que en el combatedirecto contra el Ejército españolalcanzaron experiencias los soldadoscubanos y que en la brega se forjó elgeneralato mambí. Mayoritaria-mente, digamos, esta afirmación esválida, aunque no absoluta. Al ini-ciarse la gesta libertadora del 68, lasriendas de la guerra las tomaron cu-banos y extranjeros que habían parti-cipado en otros conflictos bélicos.

Carlos Manuel de Céspedes fuesecundado, desde los instantes enque conspiraba, previos al levanta-

miento del 10 de octubre de 1868, porun grupo importante de militaresdominicanos que hicieron suya lacausa redentora. Luis GerónimoMarcano Álvarez, oficial veterano delas Reservas Dominicanas del Ejér-cito español durante la Guerra deRestauración, y sus hermanos Fran-cisco y Félix, fueron los principalesasesores militares del Padre de laPatria en los días iniciales de laguerra, secundados muy pronto porotros veteranos dominicanos comoModesto Díaz, Máximo Gómez,Francisco Javier Heredia, Manuelde Jesús Peña y Reynoso, ManuelAbreu, Gerónimo de Castro Báez,Santiago Pérez y Gómez, entreotros. A esa avanzada se unirían enBayamo algunos militares españolesque asumieron como propia la causade los cubanos.

El levantamiento en Las Clavelli-nas (Camagüey, 4 de noviembre de1868) contó con la presencia de cu-banos veteranos de la Guerra de Se-cesión, como los doctores Ángel del

Castillo Agramonte, quien peleócomo voluntario con las milicias dePennsylvania, y Antonio LuacesIraola, que alcanzara el grado decoronel en dicha guerra. El tambiénmédico Rafael Silverio Argilagoshabía combatido en México contrael imperio francés de Maximiliano,con grados de oficial. A ellos se in-corporarían muy pronto en esa re-gión de Cuba, tras la expedición delGalbanic, desembarcada en LaGuanaja, el 24 de diciembre de 1868,los también camagüeyanos Manuelde Quesada y Loynaz y su hermanoRafael, veteranos como Argilagos dela guerra de México y general y co-ronel respectivamente de los ejér-citos de Juárez.

En las Villas, encabezarían el le-vantamiento, entre otros, los herma-nos Federico y Adolfo FernándezCavada, teniente coronel y capitánrespectivamente de los ejércitos dela Unión durante la Guerra de Se-cesión. Serían acompañados por elpolaco Carlos Roloff, el alemán Otto

Ocuparon altos cargos en el escalafón militar cubano Máximo Gómez y Vicente García, generales en jefe; Antonio Maceo y Calixto García,lugartenientes generales; Ignacio Agramonte, jefe de Camagüey y Las Villas; Thomas Jordan (EE.UU.) y Manuel de Quesada, jefes del EstadoMayor del Ejército Libertador; y José Miguel Barreto, secretario de Guerra de la República de Cuba en Armas.

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41OCTUBRE DE 2018/Año 110

Smith, también veteranos de aquellacontienda y el venezolano SaloméHernández, oficial del Ejército de supaís.

Poco después del levantamiento deOriente, Camagüey y Las Villas, en lasexpediciones mambisas llegaron anuestras playas militares de AméricaLatina, Estados Unidos, Canadá, yEuropa. Los mexicanos José Inclán,José Lino Fernández Coca y GabrielGonzález Galván; los venezolanosJosé María Aurrecoechea, CristóbalAcosta, Manuel María Garrido Páez,Manuel Garrido Flores y José MiguelBarreto; los estadounidenses ThomasJordan y Henry Reeve; el canadienseWashington Albert Claudio Ryan y elfrancés Eloy Beauviliers; todos vete-ranos de otros conflictos, fueron enla primera guerra independentis-ta cubana, generales del EjércitoLibertador.

El bayamés Francisco LeónTamayo Viedman y el santaclareñoLuis Eduardo del Cristo, general ycoronel, respectivamente, del Ejér-cito Libertador, eran veteranos de la

lucha en tierras mexicanas contralos invasores franceses. El coronelvillaclareño Ramón Roa y el generalsantiaguero Limbano Sánchez te-nían la experiencia de haber partici-pado en la Guerra de Restauraciónen República Dominicana.

El español Manuel Suárez Delgadose había graduado de teniente en1861, en la Escuela Militar de Toledo,y combatido en África ese mismo añodurante la campaña de Marruecos.Sería de los primeros incorporadosal Ejército Libertador en la expe-dición del Perrit, en mayo de 1869.Concluiría la guerra como mayor ge-neral. En dicha expedición tambiénvendría el santiaguero EnriqueCollazo Tejada, graduado de alférezen la Escuela de Artillería de Segoviay años después general mambí.

De las conflagraciones en las quetomaron parte, aquellos hombrestrajeron a la Isla sus experiencias,no siempre acordes a la realidad delteatro de operaciones militares cu-banas, lo que trajo no pocas dificul-tades en la ejecución del mando y la

táctica. En Cuba, el terreno, el arma-mento y el enemigo, impusieron lasreglas del combate.

En el 68La política inicial del presidenteCarlos Manuel de Céspedes de so-licitar la presencia de militaresextranjeros en las expediciones paraque nos ayudaran a forjar el altomando militar, no siempre trajo losdividendos esperados, pues la guerrade Cuba en poco se parecía a lascontiendas de México, EstadosUnidos y Europa. Su referente máscercano fue la Guerra de Restau-ración de República Dominicana.

Inicialmente, la composición delos jefes mambises se correspondiócon el status social de los líderes delmovimiento. Los principales gradosy puestos los ocuparon los hacen-dados, abogados, médicos e ingenie-ros que lo encabezaron. El mayorgeneral Serafín Sánchez es un ejem-plo. Durante la contienda brotaronoficiales de origen humilde: campesi-nos, maestros, o simples jornaleros.

Muchos combatientes del 68 volvieron a la manigua al llamado de Martí en el 95, entre ellos, Guillermón Moncada, José Maceo, Flor Crombet,Serafín Sánchez, Mayía Rodríguez, Enrique Collazo, Agustín Cebreco y Paquito Borrero.

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Los jefes negros se fueron for-mando a lo largo de la conflagración,ganándose con su heroísmo y valor losmás altos puestos: Antonio Maceo,lugarteniente general del EjércitoLibertador, y los mayores generalesJosé Maceo y Pedro Díaz Molina,quienes comandaron el primer y sextocuerpos, respectivamente, en la úl-tima gesta independentista. RamónOrtuño, Guillermón Moncada, Quin-tín Bandera, Flor Crombet, JesúsSablón Moreno Rabí, los hermanosAgustín y Juan Pablo Cebreco, y JuanEligio y Vidal Ducasse, Dionisio Gil dela Rosa (dominicano), Cecilio Gonzá-lez, José González Planas, RafaelMaceo, Prudencio Martínez, DomingoMéndez Capote y Florencio Salcedo,negros y mulatos todos, fueron ge-nerales mambises.

En la Guerra de los Diez Años bri-llaron hombres de la talla de IgnacioAgramonte, Máximo Gómez, VicenteGarcía, Antonio Maceo y CalixtoGarcía, junto a Donato Mármol, JuanDíaz de Villegas, Julio y BelisarioGrave de Peralta, Francisco Villamil,

Pedro Figueredo, Manuel de JesúsCalvar, Gregorio Benítez, ArcadioLeyte Vidal, Juan Rius Rivera y JuanFernández Ruz. En Baraguá, durantela histórica protesta del generalAntonio Maceo, convergieron unospocos iniciadores del 10 de octubre conuna fuerza pujante de destacadosjefes forjados a lo largo de la contienda.Muchos de ellos figurarían entre loslíderes de la guerra necesaria organi-zada por José Martí.

En el período entre guerras hubogenerales impacientes que no espe-raron a que las condiciones estuvie-ran creadas para un levantamientogeneral y se lanzaron, acompañadosde pequeños contingentes, a la lucha.En ello les fue la vida. Ramón LeocadioBonachea, Carlos Agüero Fundora yLimbano Sánchez, fueron los princi-pales protagonistas de aquellos falli-dos intentos.

En el 95Surgiría, en la última etapa de la lu-cha emancipadora, una nueva gene-ración de jóvenes patriotas que en

unión de los veteranos de la GuerraGrande, conformarían el nuevo ge-neralato. José Martí, a pocos días desu desembarco, fue reconocido poruna junta de generales, presidida porMáximo Gómez, como mayor gene-ral del Ejército Libertador. Fue elúnico caso de esa etapa ascendido di-rectamente al mayor grado del esca-lafón militar cubano.

La hornada que se dio a conoceren la contienda organizada por elApóstol ganaría sus estrellas de ge-nerales por méritos de guerra. Seríanmayores generales sin haber parti-cipado en las gestas anteriores MarioGarcía Menocal Deop y Pedro Betan-court Dávalos.

Algunos veteranos de los DiezAños, como Manuel Suárez Delgado,Lope Recio Loynaz, Javier de la VegaBasulto, Periquito Pérez, José La-cret Morlot, Bartolomé Masó y JoséMaceo se destacarían nuevamenteen el 95, al ocupar la jefatura deCuerpos de Ejércitos. También laejercieron el general de divisióncolombiano Avelino Rosas Córdova,

Una nueva hornada de altos jefes militares, encabezada por el mayor general José Martí, se dio a conocer en el 95, en la que resaltaronJuan Bruno Zayas, Enrique Loynaz, Bernabé Boza, Carlos Rojas, Alberto Nodarse, Pedro Delgado y Periquito Pérez.

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amigo de Maceo en el exilio, náufragodel Hawkins y expedicionario delBermuda con Calixto García. JoséMayía Rodríguez fungiría como Jefedel Departamento Occidental.

Hubo en el 95 extranjeros con gra-dos de general en el Ejército Liber-tador. Mayores generales fueron elpolaco Carlos Roloff Mialofsky, elcanario Manuel Suárez y el puerto-rriqueño Juan Rius Rivera. Genera-les de división, el colombiano Rosas,el catalán José Miró Argenter y elcanario Matías Vegas Alemán. Ge-nerales de brigada, el venezolanoFernando Pedro Álvarez Saavedra,el colombiano Adolfo Peña, el chile-no Pedro Vargas Sotomayor, el do-minicano Dionisio Gil de la Rosa ylos también canarios Julián San-tana Santana y Jacinto HernándezVargas.

Contrario a la Guerra Grande,solo un general cayó prisionero delenemigo en esta última contienda:el mayor general Juan Rius Rivera,gravemente herido en combate en

marzo de 1897 en Pinar del Río,mientras fungía como jefe del SextoCuerpo.

Una cifra considerable de los jefesmambises, generales y oficiales, mu-rieron en acción. La práctica bélicacubana, marcada por la temeridad yel ejemplo, llevaba a los jefes a la van-guardia del peligro. En el 95, per-dieron la vida en combate los si-guientes generales: Adolfo FlorCrombet Tejada, José Martí Pérez,Adolfo del Castillo, Alfonso Goulet,Ángel Guerra, Francisco Borrero,Enrique Armando del Junco, An-tonio y José Maceo y Juan BrunoZayas. A consecuencia de heridas oenfermedades, fallecerían Guiller-món Moncada, José María Aguirre,Vidal Ducasse, Juan Fernández Ruzy Federico Incháustegui.

Generales como José Miró Argen-ter, Bernabé Boza, Francisco PérezGaroz, Antonio Varona, SilverioSánchez Figueras, Pedro Betan-court, Carlos Rojas, José MiguelCapote, Joaquín y Demetrio Castillo

Duany, José Gómez Cardoso, JuanBravo, José de Jesús Monteagudo,entre otros, se destacaron en lacontienda.

La occidental provincia de Pinardel Río tuvo en esta nueva etapa susprimeros cinco generales: AlbertoNodarse Bacallao, Eduardo GarcíaVigoa, Clemente Dantín Félix,Pedro Delgado Carcache y PedroSáenz Yánez.

Si bien hubo, como excepción,traidores, desertores, indiscipli-nados y criminales, sobre quienescayó, implacable, la justicia revolu-cionaria, predominó entre los másresueltos hijos de Cuba, el compro-miso fiel con la causa de la libertad,el sacrificio y el estoicismo.

Los jefes mambises servirían deejemplo, como maestros inspirado-res, a sus contemporáneos y futurasgeneraciones de cubanos.

Combatientes incorporados a la manigua procedentes de otras tierras: República Dominicana: Luis Marcano y Modesto Díaz;Polonia: Carlos Roloff; de Estados Unidos: Henry Reeves; Colombia: Avelino Rosas y José Rogelio Castillo;Cataluña: José Miró Argenter ; Islas Canarias: Manuel Suárez.

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*Coronel (r). Presidente del Instituto deHistoria de Cuba.

44 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

ESDE sus padres fundadores,las élites de poder en EstadosUnidos han considerado a Cuba

parte intrínseca de su esfera deinfluencia. Veinte años antes deconstituirse en nación, durante laocupación inglesa de La Habana,Benjamin Franklin cabildeaba en lacorte de Londres para preservar ala Isla, pues la necesitaba como cen-tro de su comercio con el resto deHispanoamérica.

No obstante, tras su independen-cia en 1783, la política exterior de-fendida por George Washingtonmantuvo a Cuba fuera de peligro, alestablecer como doctrina del inte-rés nacional no involucrarse en losconflictos de Europa para preservarla paz.

El viejo interés cobró vigor tras elascenso de Thomas Jefferson a la CasaBlanca en 1801, quien consideraba ala Isla la adición más importante quepodían hacer a la Unión, debido a queno necesitaban de una flota para

defenderla. Él la veía como el límitesur del imperio estadounidense (alnorte anhelaba Canadá). Nada pudohacer, porque Gran Bretaña no con-sintió que se despojara a España dela Perla del Caribe, y la Armada bri-tánica dominaba los mares.

La ocupación de España por unEjército francés en 1823, para apun-talar en el trono a Fernando VII�compartía su autoridad con ungobierno liberal en contra de suvoluntad�, puso otra vez el temaCuba en el centro de la política enWashington. El presidente JamesMonroe apreció que la Isla podía serel precio exigido por Francia enconcepto de pago; o por Gran Breta-ña, como retribución a su auxilio alrégimen constitucional. El represen-tante estadounidense en Londrestrasladó una advertencia al ForeignOffice (Ministerio de Relaciones Ex-teriores británico): Estados Unidosdefendería sus intereses a cualquierprecio.

En paralelo, al instruir al em-bajador en Madrid, el secretario deEstado, John Quincy Adams, leaseguraba: �casi es imposible resis-tir a la convicción de que la anexiónde Cuba a nuestra República fede-ral será indispensable para la con-tinuación de la Unión y el manteni-miento de su integridad [�] Hayleyes de gravitación política comolas hay de gravitación física: y asícomo una manzana separada de suárbol por la fuerza del viento, nopuede, aunque quiera, dejar de caeren el suelo, así Cuba, una vez sepa-rada de España y rota la conexiónartificial que la liga con ella, e incapazde sostenerse por sí sola, tiene quegravitar necesariamente hacia launión norteamericana, y hacia ellaexclusivamente�.

La proyección contenida en estecable trascendió a la posteridadcomo �la política de la fruta madu-ra�. El presidente Monroe se encargóde establecerla en su mensaje anual

Por ERNESTO LIMIA DÍAZ*

Estados Unidos contra Cuba LibreEstados Unidos contra Cuba LibreEl imperio norteamericano no tuvo ni un asomo de respeto ni un gesto de auxilioo solidaridad desde el inicio de nuestra independencia

Como afirmara Céspedes, a loque aspiraba el vecino norteño

era a apoderarse de Cuba sincomplicaciones peligrosas.

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al Congreso, el 2 de diciembre de 1823:�cuando se trata de gobiernos quehayan sido reconocidos como inde-pendientes por el Gobierno de losEstados Unidos, la intervención deuna potencia europea con el objetivode oprimirlos o de dirigir de algunamanera sus destinos, no podrá servista por nosotros sino como lamanifestación de disposicioneshostiles hacia los Estados Unidos�.

Tres años más tarde, el ya presi-dente John Quincy Adams empleótodos los recursos diplomáticos ypolíticos a su alcance para evitar queel tema de la independencia de Cubase tratara en el Congreso Anfictió-nico de Panamá en 1826, a pesar deque Bolívar lo ubicó como un puntocentral de la agenda.

Los anexionistas de la Isla

Tras concluir la guerra estadouni-dense de conquista contra Méxicoen el siglo XIX, muchos en Cubavieron a su vecino norteño como uncoloso capaz de derrotar a España ycontener a Europa. Recobró fuerzaentonces la corriente anexionistadentro de la Isla y se constituyó elClub de La Habana. A terratenientescomo Miguel Aldama y José LuisAlfonso se sumaron hombres de lavanguardia artística e intelectual yresolvieron combinar esfuerzos pa-ra conseguir su propósito.

Sin vínculos con La Habana, enTrinidad conspiraba el general deorigen venezolano Narciso López,veterano de la campaña contra Bolí-var. Su proyecto concebía levanta-mientos en varios puntos del centrodel país y al saber que en la capital setramaba algo, decidió coordinar lasacciones. Su coterráneo José Anto-nio Echeverría lo llevó a una reu-

en la recién finalizada Guerra deSecesión estadounidense, en Cubapresumieron que favorecería susesfuerzos emancipatorios.

Después de la pérdida de Bayamocomo capital de la República el 12 deenero de 1869, ante la impotencia porla falta de pertrechos y convencidode que los patriotas lo sacrificaríantodo antes que deponer las armas,Céspedes facultó, tres días más tarde,a negociar a su comisionado en Esta-dos Unidos, José Valiente, a quien elmilitar norteño había asegurado quecuando se instalara en la Casa Blan-ca, trabajaría para reconocer la in-dependencia de Cuba.

Una vez investido Grant comopresidente de Estados Unidos enmarzo, el bayamés le escribió paraacreditar al abogado José MoralesLemus como su representante enWashington, y le pidió ayuda para po-ner fin a los métodos sanguinariosde España. No obtuvo respuesta.

El 19 de ese mes, la Administra-ción Grant analizó por primera vezla situación de Cuba. John A. Raw-lins, secretario de Guerra, se incli-nó por reconocer la beligerancia; encambio, el secretario de Estado,Hamilton Fish, se pronunció por nohacerlo.

Posteriormente Morales Lemusle ofreció al primero $ 28 000 en bonosde la República en Armas, pagaderosal momento del triunfo de la Revo-lución, a cambio de que indujera alPresidente a otorgar el solicitado re-conocimiento, condición requeridapara adquirir armas y pertrechos ensu país, encontrar puertos de abrigoy abastecimiento, negociar emprés-titos y otras ventajas que facilitaranel aseguramiento logístico de lacampaña �beneficios disfrutados enCuba por las Trece Colonias durantesu guerra de independencia.

Quienes conocieron a Rawlinsatestiguaron acerca de su apoyo ala insurrección, debido a sus princi-pios liberales y sus simpatías por lagesta. No puede desconocerse queen aquellos días la tuberculosis learrancaba la vida. Sin bienes ni for-tuna para legar a su esposa e hijos,sentía pánico del futuro que podríaesperarles. Al margen de sus ideaspolíticas, esa razón parece habercondicionado su aceptación de losbonos.

Su primer paso fue conseguir querecibiera a Morales Lemus, a quien

nión en el Palacio de Aldama. Allí su-po que trataban de contactar conel jefe de la primera división delEjército estadounidense de ocupa-ción en México, general William J.Worth. Se proponían contratarlo por$ 3 000 000. Pero el mandatario JamesPolk quería adquirir Cuba median-te la compra y condenó la vertientearmada.

Su sucesor, el general ZacharyTaylor, mantuvo la misma postura.Sin apoyo de la Casa Blanca, NarcisoLópez fue capturado al comandaruna expedición mercenaria quedesembarcó en Pinar del Río y luegoejecutado al garrote vil el 1º de sep-tiembre de 1851. Ninguna adminis-tración posterior se decidió a transi-tar el camino del anexionismo.

Ante la insurrección cubana

Cuando Céspedes y sus compañerosse levantaron en armas el 10 deoctubre de 1868, el general UlyssesS. Grant marchaba a la cabeza en lasintenciones de voto para las presi-denciales de noviembre. Como sím-bolo de la victoria militar unionista

Thomas Jefferson.

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James Monroe.

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John Quincy Adams.

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el mandatario escuchó y despidiócon una promesa ambigua que alplenipotenciario cubano le parecióalentadora: �Sosténganse ustedesalgún tiempo, organícense y proba-blemente alcanzarán más de lo queesperan�.

El Presidente analizó por segundaoportunidad el tema con su gabinete,el 9 de abril de 1869. Fish reiteró surechazo y esta vez fue más específicosobre el motivo de su posición: Esta-dos Unidos debía permitir que conti-nuasen �la locura y la fatuidad de ladominación española en Cuba� hastaque todas las naciones civilizadasllegaran �a considerar el dominioespañol como una calamidad inter-nacional que es preciso suprimir, yentonces todas se alegren de quenosotros intervengamos y regule-mos el gobierno de la Isla�.

Pese a la negativa, el 19 de agostode 1869, el secretario de Guerra con-siguió que Grant firmara una pro-clama reconociendo la beligeranciamambisa, pero Fish la guardó en unagaveta y esperó por el curso naturalde la vida para dar un vuelco al tema.Rawlins falleció el 6 de septiembre.Y a partir de ese instante, EstadosUnidos persiguió todo intentocubano de organizar expedicionespara enviar pertrechos y armas a lamanigua.

En diciembre, Grant justificó ensu mensaje anual al Congreso elcambio de política: �Los cubanos sonineficientes y han hecho muy pocopor su causa; vienen aquí en grannúmero y nos buscan problemas�. Laperseverancia mambí frente a la

brutalidad española multiplicó, noobstante, las simpatías del puebloestadounidense y hacia 1870, se dabacomo un hecho la aprobación de unaResolución Conjunta en el Congresoa favor de la contienda.

Grant decidió enviar un mensajeal Capitolio el 13 de junio, dirigido adesprestigiar la Revolución: brindóun panorama desolador y subrayóque el estado de las relaciones conEspaña permitía garantizar laseguridad de las propiedades y losciudadanos estadounidenses enCuba. Vino en su ayuda la denunciade las actividades del lobby cubano,tendentes a comprar el voto de loscongresistas, descubiertas por elespionaje español.

El golpe resultó letal. Para acredi-tar su probidad los legisladores sevolvieron los peores enemigos de losmambises y la iniciativa a favor delos insurrectos fue derrotada en lasdos cámaras. Doce días después dela votación, falleció Morales Lemussin conseguir que Grant cumplierasu promesa. Para Céspedes, laactitud de la administración definiósus intenciones. Al respecto alertó:�Por lo que respecta a los EstadosUnidos, tal vez estaré equivocado;pero en mi concepto su gobierno a loque aspira es a apoderarse de Cubasin complicaciones peligrosas parasu nación y, entretanto, que no salgadel dominio de España�.

En su mensaje anual al Congreso,el 2 de diciembre de 1872, el presiden-te norteño reiteró su posición antela insurrección cubana. Ya Céspedesse había percatado de que nada podía

esperar de esa administración y dosdías antes del discurso en el Capito-lio, retiró la representación diplomá-tica cubana en Washington. Pocodespués, Hamilton Fish desarticulóel plan de Colombia de concertar unpacto continental para presionar aEspaña a reconocer la independen-cia de la Isla. El secretario de Estadomovilizó a sus embajadores en laregión, a fin de conocer la posicióndel resto de las cancillerías. Todasexteriorizaron una acogida favorableal proyecto en el entendido de queWashington mediaría. Ello condenóla iniciativa al fracaso.

No hubo ni un asomo de respetohacia una nación empeñada en eri-girse en República independiente,con garantía de orden democráticoen las más adversas condiciones deguerra; ni un gesto de auxilio o soli-daridad a la epopeya de un puebloque contribuyó a la independenciade Estados Unidos; ni una palabrade aliento para un Ejército que com-batía prácticamente en la indigen-cia y moría por convicciones revo-lucionarias �sin recibir salarios nirecompensas. El Norte esperaba aque la fruta acabara de madurar;era ese el destino. O acaso cavilabanya cómo arrancarla.

*Escritor e historiador.

Fuentes consultadas:Los libros Españoles e insurrectos.Recuerdos de la guerra de Cuba, deFrancisco de Camps y Feliu; El Mayor,de Mary Cruz; Historia de Cuba y susrelaciones con Estados Unidos, de PhilipFoner; En pos de la Revolución, de Ge-rald Horne; El mito de Monroe (1763-1860), de Carlos Pereyra; Historia de laGuerra de los Diez Años, de FranciscoPonte Domínguez; Historia de Cuba ensus relaciones con los Estados Unidos yEspaña, de Herminio Portell Vilá; Estudiohistórico sobre el origen, desenvolvi-miento y manifestaciones prácticas dela idea de la anexión de la isla de Cubaa los Estados Unidos de América, deJosé Ignacio Rodríguez; La guerra de in-dependencia de Cuba, de Miguel VaronaGuerrero; Carlos Manuel de Céspedes.Escritos (compilación de FernandoPortuondo y Hortensia Pichardo) y Diariode Francisco Vicente Aguilera en la emi-gración (compilación y estudio intro-ductorio de Onoria Céspedes) y El DiarioPerdido de Carlos Manuel de Céspedes.

Ejecución de Narciso López, quien pretendía la anexión de Cuba a Estados Unidos.

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A ausencia de un basamento lo-cal que permitiera asegurar loselementos necesarios para li-

brar la lucha armada contra las fuer-zas colonialistas, principalmentearmamento y municiones, constitu-yó desde el mismo comienzo de lashostilidades una preocupación paralos líderes independentistas cuba-nos. Aunque a lo largo de toda la lu-cha contra el régimen colonial seorganizaron sistemas de produccióny abastecimiento ubicados en remo-tas prefecturas, alejadas del alcancedel enemigo, lo escaso de los recur-sos con que contaban y lo limitadode sus producciones, obligaron a bus-car soluciones de otro tipo.

El imperativo geográfico de lainsularidad fue determinante en ladecisión de dónde recurrir para equi-par a los cubanos que se enfrenta-ban a las bien dotadas fuerzas delpoder colonial hispano. En conse-cuencia, se pensó en la posibilidadde adquirir una buena parte de lospertrechos en el exterior y hacerlollegar al país por vía marítima, me-diante expediciones organizadas alefecto.

Esa opción, como nos indica lacontinuidad histórica, se mantuvovigente en lo relativo al abasteci-miento de las fuerzas independen-tistas cubanas a lo largo de todas lascontiendas. El envío de armamentoadquirido en el exterior sería unafuente importante para el sosteni-miento de la capacidad combativade los insurrectos, si bien ello no ex-cluía la obtención de material béli-co de cualquier tipo en el mismocampo de batalla arrebatándoselo aladversario.

Las expediciones en 1868

Durante la Guerra de los Diez Añosno fue creada ninguna dependenciade la República en Armas que aten-diera la organización de las expedi-ciones. La ausencia de un aparato

Las expediciones mambisasLas expediciones mambisasEl armamento adquirido en el exterior, contra todas las vicisitudes, constituyóuna fuente notable para el sostenimiento de la capacidad combativa de los insurrectos

Por GUSTAVO PLACER CERVERA*

que dirigiera estas actividades enconsonancia con los recursos dispo-nibles, las necesidades de las fuer-zas en campaña y las prioridades delas diferentes regiones, incidió nega-tivamente en la puesta en prácticade los planes expedicionarios.

Por lo general, ellos se organiza-ban alrededor de alguna figura pres-tigiosa (Manuel de Quesada, suhermano Rafael, Francisco JavierCisneros y otros), quien colectabafondos y reclutaba el personal, man-tenía vivo el proyecto y lo consuma-ba. No obstante esas circunstancias

El buque idóneo para conducir las expediciones debía ser un vapor mediano, tiporemolcador, con velocidad promedio de unas 12 millas náuticas por hora, comoel Three Friends en la foto.

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desfavorables, a las que pronto seunieron la vigilancia española de in-teligencia, el incremento de las fuer-zas navales hispanas en aguascubanas, la persecución de los agen-tes federales estadounidenses y lasprofundas divisiones entre los emi-grados cubanos, no fueron pocas lasexpediciones que lograron hacersea la mar y desembarcar con éxito.Sobreponiéndose a dificultades y fra-casos, la insurgencia cubana perse-veró en el esfuerzo de allegarrecursos para continuar la lucha ar-mada contra el colonialismo.

Grabado que reproduce la captura en alta mar del vapor Virginius en 1873 por una naveespañola. De sus cerca de 150 tripulantes y expedicionarios, 53 fueron fusilados.

48 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

En la contienda las expedicionesemplearon un abigarrado surtido deembarcaciones. Junto a vapores demediano andar, se fletaron goletas rá-pidas, aunque con menor capacidadde carga y transporte de expedicio-narios. Algunos de los vapores men-cionados realizaron varios viajes ala Isla. Desde un inicio �y sobre todoa partir de que se comenzara a de-sechar el empleo de buques con ma-yor capacidad de carga�, se utilizaronembarcaciones menores que, a velao remo, recorrían largas distanciasafrontando condiciones muchas ve-ces riesgosas.

Puntos de embarquey desembarco

En la primera guerra era frecuenteutilizar lugares situados en la costadel Golfo de México, como NuevaOrleans, y hasta Charleston, en elAtlántico. Una importancia especial,por su ubicación, tuvieron los para-jes de la península de la Florida. Enel tránsito hacia Cuba, era usual ha-cer escala en alguna de las IslasBahamas. En el Caribe, el puerto pa-nameño de Colón y diferentes encla-ves del litoral venezolano fueronempleados como estaciones por lasexpediciones cubanas.

Como es sabido, la conflagraciónse concentró en la mitad oriental deCuba. En consecuencia, las expedi-ciones solían desembarcar en variostramos del litoral de esas regiones:Sector A: costa norte, desde Cayo Co-co hasta la Bahía de Levisa; incluíalas jurisdicciones de Puerto Prínci-pe (zona norte), Nuevitas, Tunas yHolguín. Sector B: costa norte y sur,desde Bahía de Levisa hasta la En-senada de Birama, en el Golfo deGuacanayabo; a él pertenecían lasjurisdicciones de Guantánamo, Cuba(Santiago) y Manzanillo. Sector C:costa sur, desde el Golfo de Guaca-nayabo hasta la Bahía de Cochinos;contenía las jurisdicciones de Puer-to Príncipe (zona sur), Sancti Spí-ritus, Trinidad y Cienfuegos. Losdesembarcos fueron más numerososen los sectores A y B.

Los puntos escogidos para efec-tuar los desembarcos eran poco fre-cuentados, protegidos por cayeríasy bajíos que ocultaban el trasiego, olocalizados al pie de las cadenas mon-tañosas de la Sierra Maestra y elEscambray, en caletas y ensenadascasi inaccesibles, que permitían rea-

lizar las actividades con un margende relativo ocultamiento y seguridad.En varias ocasiones, sobre todo al co-mienzo de las hostilidades, algunosbuques lograron burlar la vigilanciaenemiga y efectuar sus alijos engrandes bahías.

La coordinación y apoyo de lasfuerzas en tierra representó un fac-tor imprescindible para el éxito delas expediciones que lograroncumplir sus objetivos. Durante laprimera de ellas, la del vaporGalvanic, que arribó a la ensena-da de La Guanaja, en la costa nortede Camagüey, el 27 de diciembre de1868, los insurrectos garantizaronla seguridad del lugar de desembar-co. Igual proceder se siguió a la lle-gada del vapor Anna, el 19 de enerode 1870, en la zona de Manatí, alnorte de Oriente, y en las llegadasdel vapor Upton (24-26 de mayo y12-13 de junio de 1870). También elarribo de la segunda expedición delvapor Virginius (6 de julio de 1873)contó con fuerzas considerablespara su protección.

Influencia en el cursode las campañas militares

La crónica escasez de armamentoy municiones que padecieron siem-pre las fuerzas independentistashizo que por lo general, los carga-mentos transportados a Cuba con-sistieran en fusiles, carabinas yrevólveres así como machetes y mu-niciones de las más diversas proce-dencias y facturas. Este material deguerra desempeñó en no pocasoportunidades un notable papel

en el éxito de acciones combativasimportantes.

Veamos algunos ejemplos elo-cuentes: las armas y municiones (860fusiles Springfield, 360 fusiles Enfield,40 fusiles Remington, dos cañones decampaña, 50 revólveres, 80 000 cáp-sulas para Remington, 161 000 cartu-chos para fusil y 10 000 para revólver,2 000 libras de pólvora) desembarca-das por el vapor Anna, permitieronequipar a las tropas mambisas queoperaban en la zona Bayamo-Jiguaníy llevar a cabo la campaña con esenombre.

La denominada expedición vene-zolana de vanguardia o �de los bu-rros� llegada en el navío Virginius aBoca de Caraballo, actual Chivirico,en la costa sur de Oriente, el 21 dejunio de 1871, proporcionó 400 fusilesa las fuerzas comandadas por Máxi-mo Gómez, mientras otra parte delcargamento fue empleado porCalixto García en el asalto a Jiguaníel 15 de septiembre de ese año.

Los cerca de 800 fusiles, 1 400 000cápsulas y 2 500 libras de pólvora quetrajo el Virginius en su segundo via-je, hasta la ensenada de Mora, en Pi-lón, costa sur de Oriente, el 6 de juliode 1873, fueron determinantes en eléxito de los insurrectos al mando delgeneral Calixto en el combate deSanta María de Ocujal (también co-nocido por el nombre de Copo delChato), el 26 de septiembre de 1873, yen las operaciones realizadas en laregión de Holguín a partir del com-bate de Chaparra (2 de octubre de1873).

Las expediciones en el 95

Una vez reanudada la lucha armadapor la independencia, el 24 de febre-ro de 1895, volvió a plantearse antelos revolucionarios cubanos el gra-ve problema del abastecimiento, so-bre todo de material bélico. En vistade ello, el Gobierno de la Repúblicaen Armas, el 2 de agosto de 1896, apro-bó la constitución del Departamen-to de Expediciones, con una jefaturaradicada en Cayo Hueso (en abril de1897 se trasladó a Tampa) y plenospoderes para organizar y dirigir lasmisiones marítimas. Se designó parael cargo al entonces coronel EmilioNúñez (terminó la contienda conel grado de general de división),quien, desde inicios de ese año cum-plía esas tareas, sin estar nombradooficialmente.

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El general Emilio Núñez, jefedel Departamento de Expedicionesen la Guerra del 95.

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Tomando en cuenta las experien-cias de la Guerra de los Diez Años ylas nuevas condiciones de la lucha,el general Carlos Roloff elaboró unproyecto y lo presentó el 19 de marzode 1896; en él se establecían las ca-racterísticas básicas que debíanreunir las embarcaciones. Se le dabaimportancia primordial a la veloci-dad y maniobrabilidad. El buque idó-neo para conducir las expediciones�según la propuesta de Roloff� eraun vapor mediano, tipo remolcador.Su velocidad promedio debía ser deunos 12 nudos (millas náuticas porhora) para que pudiera evadir la per-secución de las naves de patrulla cos-tera, tanto estadounidenses comoespañolas.

Este vapor debía operar en com-binación con dos goletas que seríandestinadas a la carga de combusti-ble y pertrechos, respectivamente.Se planteaba que el buque no retor-naría a su base sin haber cumplido,al menos, seis misiones en Cuba yque cada cierto tiempo cambiaría deidentificación.

Asimismo, se disponían los puntosde reunión de las goletas y los vaporesen aguas de Bahamas, Yucatán o Amé-rica Central, siempre fuera del radiode acción de los buques enemigos.

Los sitios principales de salida ointermedios en el trayecto inicialeran Charleston, Jacksonville, Fer-nandina y Cayo Hueso. Asimismo, semantuvieron las recaladas furtivasen Las Bahamas. Como consecuen-cia de la extensión del conflicto ar-mado a todo el país después del éxito

de la Campaña de la Invasión, seampliaron las zonas de posible de-sembarco de expediciones a todo ellitoral cubano. De los antiguos tra-mos de arribada siguió siendo uno delos preferidos el comprendido entrelas bahías de Nuevitas y Nipe. Otroespacio utilizado con frecuencia,pese a estar situado en un área máspeligrosa, fue la franja comprendidaentre Bahía Honda y Cárdenas. Tam-bién la península de Guanahaca-bibes, sobre todo la ensenada deCorrientes.

Apoyo de tierraa las expediciones

De manera análoga a lo ocurrido enla Guerra Grande, la cooperación conlas fuerzas terrestres resultó decisi-va. Ejemplos de ello: el apoyo de lastropas del general Carlos Rojas al de-sembarco de la segunda expedicióndel vapor Comodoro, en Playa Ca-macho, al oeste de Varadero, Matan-zas, el 21 de junio de 1896; y la co-laboración del general José MaríaAguirre y sus hombres, determinan-te en el éxito de la cuarta expedicióndel vapor Three Friends, cuyo arribotuvo lugar el 7 de julio de 1896 en BocaCiega, costa norte de La Habana.

También el remolcador Daun-tless, en sus viajes culminadosexitosamente en la desembocaduradel río Sevilla, en el sur de Oriente,los días 22 y 24 de agosto de 1896, reci-bió la protección de las tropasmambisas comandadas por el gene-ral Higinio Vázquez. Las previsionesdel general Calixto García, al ocupar

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los alrededores de Banes y sitiar laguarnición, permitió la feliz llegada,el 21 de marzo de 1897, y por cuartavez, del vapor Laurada, víctima ensu trayecto hacia Cuba del hostiga-miento de un crucero y varias caño-neras españolas.

Aportes

Las expediciones organizadas por elgeneral Emilio Núñez y sus colabo-radores aportaron fusiles y carabi-nas, armas blancas, revólveres,abundantes municiones, así comoalgunas piezas de artillería que de-sempeñaron un papel determinanteen varias acciones de las fuerzas cu-banas en campaña. Debemos recor-dar que, en septiembre de 1896, elgeneral Antonio Maceo batió a losespañoles en Montezuelo, Pinar delRío, con un cañón neumático trans-portado en el sexto viaje del ThreeFriends, que había desembarcadodías antes. A su vez, la artillería re-cibida en la expedición del Dauntlessfacilitó al general Calixto García ba-rrer los fortines de Las Tunas en agos-to de 1896.

Dentro de la experiencia comba-tiva de las guerras cubanas por la inde-pendencia, las expediciones tuvieronsingular trascendencia, al constituirun importante factor en el asegura-miento material y un apreciable estí-mulo político-moral a la lucha que selibraba en el interior del país.

*Doctor en Ciencias Históricas. Miem-bro de la Academia de la Historia.

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Céspedes, Martí, Maceo y otros jefes concedieron gran importancia a la prensa mambisa

Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

Aparte de su función informativa, se proponía contribuir a forjar la unidad de los patriotascubanos y boricuas.

O fue casual que, a poco menosde un mes de la proclamación delPartido Revolucionario Cubano

(PRC), José Martí haya sacado a laluz el periódico Patria. En aquel nú-mero inicial (14 de marzo de 1892),puntualizaba: �Nace este periódico,por la voluntad y con los recursos delos cubanos y puertorriqueños inde-pendientes de New York, para contri-buir, sin premura y sin descanso, a laorganización de los hombres libresde Cuba y Puerto Rico�.

De esta forma dejaba aclarado que,aparte de la función informativa pro-pia de cualquier publicación, Patriase proponía contribuir, en estrecharelación con el Partido aún en perío-

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N do de organización, a la forja de la uni-dad entre los independentistas de lasdos islas y a la preparación de la gue-rra necesaria para emanciparlas yconstituir en ellas futuras repúblicassoberanas.

En otro de los artículos de aquelnúmero se alertaba que el periódicono tenía la misión de órgano del PRC,sino la de �decir lo que está en el co-razón de los revolucionarios de NewYork�. Era su propósito, como hansubrayado muchos estudiosos de suvida y de su obra, devenir excelentetribuna e idónea trinchera de ideas,consideradas por el Apóstol de másvalor incluso que los parapetos depiedra.

Inicialmente aparecía cada sába-do, al precio de cinco centavos, y cons-taba de cuatro páginas a cuatrocolumnas. Distribuido principalmen-te por correo, eran los tabaqueros deTampa y Cayo Hueso, e intelectualescubanos y puertorriqueños residen-tes en Nueva York, quienes fundamen-talmente sostenían esta publicación.

Martí la dirigió de 1892 a 1895. Enesa etapa escribió varios de sus ar-tículos antológicos, laboró a vecescomo corrector, ayudaba a liar los pa-quetes salidos de la imprenta y a lle-varlos a las oficinas de correo para sudespacho, sin importar nevadas oventiscas. Formaron parte de su re-dacción Gonzalo de Quesada, el puer-torriqueño Sotero Figueroa y losintelectuales cubanos Benjamín J.Guerra, Francisco de Paula Corona-do y Rafael Serra, entre otros.

Al incorporarse a la insurrección,el Héroe Nacional fungió como co-rresponsal de guerra y desde lamanigua enviaba, además de reco-mendaciones sobre la política edito-rial, materiales diversos para lasección ¡De Cuba Libre!, en la cualse incluían todas las disposicionesoficiales y circulares firmadas por elalto mando mambí.

Tras la caída en combate de Martí,el periódico devino órgano del PRC yfue abandonando poco a poco la líneaeditorial de su fundador, sobre todoen la posición ante Estados Unidos ysu posible intervención militar en elconflicto. Como acertadamente plan-tean varios investigadores, perdió laperspectiva acerca del peligro quesignificaba el vecino norteño para lastierras americanas y especialmentepara Cuba.

El Cubano Libre

Sin duda el antecedente directo dePatria es el periódico fundado porCarlos Manuel de Céspedes, quien tam-bién veía en la prensa una extraordina-ria tribuna para exponer las ideas

Artillería pesada de la RevoluciónArtillería pesada de la Revolución

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Una excelente tribuna para exponer las ideas independentistas.

Con la libertad de imprenta surgieron más de 100 publicaciones, entre ellas, estas dos,en las que Martí comenzó a ejercer la profesión de periodista.

independentistas. Surgió en Bayamo ycirculó en esa ciudad desde el 17 de oc-tubre de 1868 hasta el 12 de enero de1869. En una segunda etapa de su exis-tencia, ya en territorio camagüeyano,se editó desde julio de 1869 hasta 1871.

Encabezaba la publicación el edi-torial, al que acompañaban la secciónGacetillas �con crónicas de los suce-sos del momento�, una reseña sobrelas criminales acciones colonialistasy el permanente boletín de la guerra,que incluía los documentos emitidospor el Gobierno de la República deCuba en Armas. En ocasiones apare-cía un espacio poético; allí se publi-caron por primera vez las estrofasoriginales del Himno Nacional bajoel título de La Bayamesa.

Al promulgar el capitán generalDomingo Dulce la libertad de prensaen enero de 1869, aparecieron unas100 publicaciones y más de 25 hojasimpresas, muchas de ellas de corteindependentista. Fue el momento,exactamente el 19 de enero, en que losadolescentes Fermín Valdés Domín-guez y José Martí aprovecharon paraimprimir El Diablo Cojuelo, dondeel futuro Apóstol desempeñó porprimera vez el oficio de periodista,pues según su hermano del alma,quien costeó la edición, �el fondo es deMartí y algún suelto�. Cuatro díasdespués vio la luz La Patria Libre, enla que el Héroe Nacional dio a conocersu poema dramático Abdala.

Una vez revocada la libertad deprensa, ese mismo año, las publica-ciones independentistas solo pudie-ron aparecer en la manigua. Entreellas vale destacar El Mambí (1869-1871), del camagüeyano Ignacio Mora;La Estrella Solitaria, dirigida por Ra-fael Morales, Moralitos; y El Boletínde la Guerra, que al poco tiempo cam-bió su título por el de La República,ya como órgano oficial del Gobiernoen armas.

Tras el estallido de la Guerra del 95reapareció El Cubano Libre, por ini-ciativa de Antonio Maceo y bajo ladirección del notable periodista san-tiaguero Mariano Corona Ferrer.Otros exponentes de la prensa mam-bisa en esta nueva etapa insurreccionalfueron Las Villas, de la zona de SanctiSpíritus; La Independencia, en lajurisdicción de Manzanillo; y de nuevo,el Boletín de la Guerra, en Camagüey,al que sucedió La Verdad.

A lo largo de los 30 años de lucha porla independencia, la prensa revolucio-

naria actuó como combatiente de pri-mera línea contra la propaganda colo-nial y autonomista. No es casual que,al igual que Céspedes y Martí, Maceocomprendiera su importancia comotrinchera de ideas �llegó a calificarlade artillería pesada de la Revolución�,y en carta al periodista Corona Ferrer,le animara: �Bien, muy bien; siga us-ted así. El Cubano Libre es un cuerpode ejército compuesto de doce colum-nas, que se bate, se bate bien, diaria-mente por la causa de Cuba; y los

españoles darían algo por darle unacarga. Mucho ojo... y aprieten�.

Fuentes consultadas:Obras Completas, de José Martí. La com-pilación El periodismo como misión. Lostextos periodísticos �Prensa mambisaartillería de la Revolución cubana�, deCira Romero; �La prensa: un soldadomás�, de Narciso Amador FernándezRamírez; �Patria 1892-1895� y �Patriasin Martí 1895-1898�, ambos de Sab-diel Batista Díaz.

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N la larga data de dominaciónespañola en Cuba, el siglo XIX fue,por muchas razones, el más in-

tensamente vivido por quienes tuvie-ron sobre sus hombros la respon-sabilidad de velar, como capitanesgenerales, por los intereses de la coro-na en la Isla.

Para tan importante puesto, Espa-ña designó a reputados y distingui-dos militares, de gran influencia yprotagonismo en la vida política y eco-nómica de la península. Entre los años

Los capitanes generales y la guerraLos capitanes generales y la guerraSolamente en los 10 años de la primera contienda independentista, el Gobierno colonial dela Isla cambió 14 veces de titular

Por RENÉ GONZÁLEZ BARRIOS*

1800 y el 10 de octubre de 1868, fechaen que comienza la Guerra de Inde-pendencia de Cuba, 26 generalesfungieron como gobernadores. A par-tir de entonces, y hasta el 31 de diciem-bre de 1898, en que se produjo laevacuación de las tropas españolas,lo desempeñaron 39. Tal cifra nosbrinda una clara idea de la dinámicapolítica vivida en Cuba en las últimastres décadas del siglo XIX, tras de-cidir los cubanos independizarse dela metrópoli.

Aquellos años fueron para la Isla elvivo reflejo de la tensa situación de unaEspaña sumergida en revoluciones,monarquías �democráticas� en susti-tución de monarquías absolutistas, re-públicas efímeras, golpes de Estado,pronunciamientos militares, guerrasciviles, cantonales y coloniales, luchacontra el anarquismo, y profunda cri-sis económica, política y social. Duran-te el tiempo transcurrido en la Guerrade los Diez Años (1868-1878), por ejem-plo, Madrid tuvo dos gobiernos

El Palacio de los Capitanes Generales, sede del Gobierno colonial, tal como se conserva hoy.

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militares, dos monárquicos y cuatrorepublicanos. Semejante inestabili-dad político-militar necesariamentetenía que reflejarse en el desempeñode la Capitanía General de Cuba y enla carrera militar de los jefes de su Ejér-cito, quienes respondían a una u otracorriente política o grupo de poder.

Cada cambio de Gobierno en la me-trópoli implicaba, casi de inmediato, elremplazo del gobernador en la Isla.Este traía consigo sus hombres de con-fianza y una vez en su destino, comen-zaban los nuevos nombramientos y lasustitución de los jefes anteriormenteestablecidos. Hubo militares que, envarias oportunidades durante la Gue-rra Grande, fueron y vinieron de la pe-nínsula por esta causa. La falta decontinuidad en el mando militar, cons-tituyó uno de los mayores escollos parael Ejército español a lo largo de lashostilidades.

España envió a Cuba durante la con-tienda del 68, al menos, 151 generales,de ellos: tres capitanes generales deejército, siete tenientes generales, 36mariscales de campo, 91 brigadieres y14 generales de marina. El Gobiernocolonial de la Isla cambió 14 veces detitular; el de la capital (Segundo Cabo),en 22 oportunidades; y la jefatura delEstado Mayor, no menos de 21. Estemal se trasladaba a todos los nivelesjerárquicos de la cadena de mando. Enlos partes del Boletín Oficial de la Ca-pitanía General de la Isla de Cuba seobserva el constante ir y venir de je-fes y oficiales por diferentes departa-mentos militares, tropas, comisiones,etcétera.

Si bien el mantenimiento del con-trol y dominio de la situación político-militar de la Isla constituía un objetivoimportante, mientras duró la últimade las guerras carlistas, todos los inte-reses del Ejército se subordinaron agarantizar el logro de la paz en la pe-nínsula. Ello explica en gran medidael traslado de jefes, oficiales, y fuerzas�estas en menor cuantía� hacia Espa-ña, con el fin de fortalecer el mandoy las tropas en la campaña contra elcarlismo. Los jefes más destacados,los más capaces y mejor fogueadosen el laboratorio-escuela que consti-tuyó la conflagración de Cuba, eransacados de ella y enviados a servir enla península.

Otro elemento que influyó negati-vamente en la continuidad y estabili-dad del mando español fue la situaciónsanitaria de la isla colonia y los cons-

tantes brotes de enfermedades tropi-cales, que muchas veces obligaban alrelevo o sustitución definitiva o tem-poral, de los jefes y oficiales.

Por otro lado, cada Capitán Gene-ral trazaba a su llegada, su propio planestratégico, con el que pensaba aquie-tar la Isla y alzarse con el título de pa-cificador. En su casi totalidad, losnuevos gobernadores desechabanlas ideas, los métodos y las medidasaplicadas por sus predecesores, por loque sus estrategias solían significartambién una nueva estructura y orga-nización militar del país.

Desde el comienzo mismo de laguerra, los capitanes generales tuvie-ron que enfrentar un enemigo inter-no que los obligaba a distraer partede su atención de la contienda. Elcuerpo de voluntarios, el adversariomás recalcitrante de la RevoluciónCubana, fue a la vez el catalizador porexcelencia de la estabilidad del poderen la Isla, pues por las presiones queejercieron, muchos se vieron obliga-dos a renunciar a sus mandatos, entreotros factores.

Al analizar la conducción de las ac-ciones por el mando militar españoldurante la Guerra de los Diez Años, valedestacar que este se caracterizó, ensentido general, por la participacióndirecta de los propios capitanes gene-rales en las operaciones. Buena partedel generalato español obtuvo sus as-censos por méritos en los combates ylas maniobras efectuadas contra elEjército Libertador. Los jefes peninsu-lares, por regla general, salían con susfuerzas y enfrentaban al adversario.Los más osados se lanzaban personal-mente al combate, a riesgo de sus pro-pias vidas.

La llegada del general ArsenioMartínez Campos a Cuba, marcó elviraje de la guerra. Esto, unido al desa-rrollo de nuevas concepciones es-tratégicas y tácticas por parte de lajefatura militar ibérica, el arribo degrandes refuerzos de tropas y ar-mamentos, y, fundamentalmente, ladesunión de los insurrectos, propicióal Ejército colonial la victoria sobrelas armas cubanas.

Después del Zanjón

Tras el breve período de Martínez Cam-pos al frente de la Isla y dos meses deinterinato del general Cayetano Fi-gueroa, asumió la Capitanía GeneralRamón Blanco, quien tuvo que enfren-tar una nueva contienda: la llamada

Guerra Chiquita, entre 1879 y 1880, enla cual desplegó una intensa campañade espionaje y propaganda, haciendover que se trataba de una conflagra-ción de razas. Esto causó mella en laopinión pública y en la unidad de losrevolucionarios, provocando el fraca-so de la insurrección. El país vivió apartir de entonces un largo período deaparente calma, que los historiadoresdesignarían como tregua fecunda oreposo turbulento, pues en los campospermanecieron levantados en armassolitarios excombatientes, satanizadospor la propaganda como �bandidos�.

A Blanco lo sustituyó, el 28 de no-viembre de 1881, Luis Prendergast,cuyo mandato se hizo difícil por la po-larización de la sociedad y la presiónpolítica de los círculos de poder econó-mico en la Isla. El mariscal de campoTomás Reyna y Reyna, con su conduc-ta vertical, impuso durante algo másde un mes una administración recta,contraria a la corrupción y al com-padrazgo político. Ello provocó unaavalancha de críticas por la prensaconservadora. Su sucesor, el tenien-te general Ignacio María del Castillo,continuó su línea de rectitud política yadministrativa. Tras él, entre noviem-bre de 1884 y febrero de 1890, hubo seiscapitanes generales. Durante esteperíodo, proliferó el bandidaje en loscampos de Cuba.

El 24 de agosto de 1890 tomó el man-do el general Camilo García Polavieja,quien desplegó a lo largo del Caribeuna extensa red de agentes para que lomantuvieran informado del quehacerde Antonio Maceo y Máximo Gómez.Fue, sin duda, quien mayor empleo hizodel espionaje en esta época, en funciónde evitar una nueva guerra. Gobernócon mano dura, sobre todo contra elbandolerismo.

Nuevamente la tranquilidad se in-terrumpió, esta vez para el capitángeneral Alejandro Rodríguez Arias,cuando el 24 abril de 1893 los hermanosManuel y Ricardo Sartorio, se levan-taron en armas, por 11 días, en el po-blado de Purnio, de la jurisdicciónde Holguín.

En 1895

A pesar de los indicios que la actividadde José Martí y el Partido Revolucio-nario Cubano había desplegado en Es-tados Unidos, el levantamiento armadodel 24 de febrero de 1895 sorprendió alcapitán general Emilio Callejas, quienpor segunda vez ocupaba la titularidad

56 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

del mando (lo había ejercido del 30 demarzo de 1886 al 5 de julio de 1887). So-bre él pesaron acusaciones de liberalpoco resoluto y débil con quienes pro-fesaban ideas independentistas. Parasofocar la naciente insurrección, pen-só España en el vencedor de la pasadacontienda, Martínez Campos. El res-taurador había unido a sus lauros mi-litares la pacificación, en 1893, delenclave de Melilla. Ocupaba el puestode capitán general en Madrid, cuandole propusieron el nuevo destino.

Previa escala en Puerto Rico, adonde arribó el 13 de abril a bordo delvapor María Cristina, llegó a Caima-nera, Guantánamo, tres días después,y de inmediato se hizo cargo de susobligaciones. De Guantánamo pasó aSantiago de Cuba, donde ultimó deta-lles sobre la organización de las fuer-zas que de inmediato debía lanzar acombatir la insurrección.

Contra la voluntad del Gobierno ylos partidos políticos españoles quepedían la represión drástica del movi-miento revolucionario, decidió con-ducir la guerra bajo sus conocidosconceptos morales. Las posicionesasumidas por Martínez Campos hacialos cubanos llevaron a rumorar acer-ca de supuestas simpatías hacia losrevolucionarios. Fracasada su estra-tegia, renuncia; el 20 de enero zarpa deregreso a la península en el vapor co-rreo Alfonso XII, acompañado por sus

tres hijos que lo habían seguido en lacampaña cubana.

Valeriano Weyler, reputado en elEjército español como uno de los másrecios y batalladores de sus generales,arribó a La Habana en febrero de 1896.El solo anuncio de su presencia y susdeclaraciones acerca de hacer la gue-rra con la guerra, unido a los antece-dentes de su actuar en la Isla duranteel 68, estimuló la emigración de mu-chos cubanos. Dotado de un sustancio-so refuerzo en hombres y recursos,emprendió una intensa campañamilitar basada en el establecimientode trochas militares, la dislocación enel terreno de poderosas columnas deoperaciones, y la aplicación de una ne-fasta y cuestionada política de recon-centración de la población civil enpoblados y ciudades.

Miles fueron las bajas cubanas, enespecial civiles, a causa del hambre, ladesnutrición y las enfermedades, ymiles también las de soldados españo-les víctimas de las epidemias. Weylerllevó la contienda a los extremos. Comomilitar, su temeridad y acometividadno fue cuestionada por los principalesjefes insurrectos. Sí lo fue, sin embar-go, la política de guerra aplicada, muysimilar a la llevada a cabo por el Condede Valmaseda entre 1868 y 1869.

Desde el punto de vista bélico, si bienen los momentos iniciales el plan des-plegado por Weyler tuvo algunos

frutos, no logró pacificar el país. Losmambises cambiaron su táctica decombate y encontraron, en el accio-nar guerrillero, una nueva forma paraenfrentar a las columnas enemigas.

Fracasado el plan de Weyler, Espa-ña nombró como gobernador, por se-gunda ocasión al hombre que habíaconseguido poner fin a la Guerra Chi-quita. Ramón Blanco apostó por esti-mular el autonomismo y fomentarestrategias de paz y atracción de losjefes cubanos. Logró captarse algunos.Los insurrectos ocupaban cada díamás territorios en campos y montañas,y sus contrarios se concentraban enresguardar las plazas y mover sus po-derosas pero ineficientes columnas delas tres armas.

Con un valor quijotesco, los solda-dos y jefes españoles defendieron aultranza, ante la intervención yanqui,los restos de lo que fuera su antiguajoya de la corona, la siempre fiel Cuba.Sin embargo, perdió la guerra. Ennoviembre de 1898, Blanco regresó a lapenínsula, y ocupó la capitanía gene-ral, en condición de interino, el gene-ral Adolfo Jiménez Castellanos, quienasumió también como presidente dela Comisión de evacuación. Tuvo el tris-te privilegio, el 1º de enero de 1899, dearriar la bandera que durante casi cua-tro siglos gobernó la Isla.

* Coronel (r). Presidente del Institutode Historia de Cuba.

Para sofocar en 1895 la insurrección,pensó España en Arsenio Martínez Campos.

La cruenta campaña desplegada porWeyler entre 1896 y 1897 no logrópacificar al país.

Ramón Blanco apostó en 1898 porestimular el autonomismo y fomentarestrategias de paz.

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XISTEN en el siglo XIX cubanodos tendencias constitucionalesbien definidas en relación con el

estatus colonial: por una parte, laspretensiones descentralizadorasorientadas a lograr espacios de auto-nomía en beneficio de los sectoresdominantes; por otro lado, la de lospartidarios de una separación abso-luta. Fueron visiones que estuvieronen conflicto de manera ininterrumpi-da y cuando fracasaron los autono-mistas en conseguir las reformaspretendidas, se activaron las fórmu-las de lucha armada. Al final, despuésde vencer en dos guerras y como in-tento desesperado de conjurar la ter-cera, España otorgó una ConstituciónAutonómica en enero de 1898. Fueen vano.

Los separatistas en Cuba constru-yeron una tradición constitucionalis-ta. En 1810 el bayamés Joaquín deInfante elaboró un prolijo proyectoconstitucional como parte de un pio-nero plan independentista frustradoantes de estallar. Todo intento poste-

Todo intento de separar a Cuba de España por la lucha armada se hizo acompañarde la elaboración previa de textos constitucionales

Por REINALDO SUÁREZ SUÁREZ*

rior de liberar a Cuba de España porla lucha armada se hizo acompañarde la elaboración previa de proyec-tos de cartas magnas.

La precipitación del inicio de laGuerra del 68 impidió la maduraciónconstitucional de la conspiración pa-triótica. Pero muy pronto la Revolu-ción en armas se constitucionalizó, loque obedeció no solo a la alta culturapolítica de su liderazgo, sino a la nece-sidad imperiosa de la unidad. Los pa-triotas se habían levantado en armassin obedecer a un plan y una direc-ción comunes. Unirse no era sencillo.

A las características e interesespersonales y regionales de los man-dos insurrectos se unía una cuestiónextremadamente grave de solventar:las profundas diferencias de concep-ción en la forma de conducir la Revo-lución. Los orientales creían en lanecesidad de un mando concentradoy fuerte para hacer y ganar la guerra;en el resto del país, apostaban pormaneras más colegiadas. Se precisóde varios encuentros entre represen-

tantes de los frentes rebeldes paraproducir un momento constituyenteque dotara a la Revolución de una Car-ta Magna. Ocurrió en Guáimaro, el 10de abril de 1869.

En horas la Revolución adoptóuna Ley de leyes fruto de transaccio-nes diversas entre las partes, exac-tamente medio año después deiniciadas las hostilidades, para regirmientras durara la guerra. Constabade un texto reducido: un breve preám-bulo y solo 22 artículos. Se declarabaque la soberanía nacional residía enlos representantes del pueblo libre dela Isla de Cuba. Uno de los méritos in-dudables de esta Carta Magna, sin lle-gar a estructurar una parte dogmática,fue reconocer un grupo de derechosesenciales: libertad personal (esen-cialísimo en un país con una enormemasa de esclavos), política, de culto,imprenta, reunión y enseñanza.

La República en Armas, constitui-da para conseguir la independencianacional, quedó estructurada con laexistencia de tres poderes: ejecutivo,

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Tras variosencuentros entrerepresentantesde los frentesrebeldes,se logró convocarla AsambleaConstituyenteen Guáimaro,para dotara la Revoluciónde una CartaMagna.

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Las constituciones mambisasLas constituciones mambisas

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legislativo y judicial. Este último sedeclaró independiente. El segundo deellos residía en una Cámara de Re-presentantes de cada uno de los cua-tro estados en que fue dividida la Isla(Oriente, Camagüey, Las Villas y Oc-cidente), la cual nombraba al presi-dente de la República, a los secretariosde Despacho, al general en jefe y alpresidente de la Cámara. Tambiénpodía deponerlos y juzgarlos. En ver-dad, no hubo balance o equilibrio depoderes.

El presidente de la República os-tentaba el poder ejecutivo, pero conmuy escasas facultades; y el mandomilitar quedó atado a una doble su-bordinación: presidente y secretariode la Guerra. La estructuración depoderes fue expresión de un civilismoinoportuno e inconveniente para elpropósito de conseguir la independen-cia por la fuerza de las armas, y basede problemas políticos que tendríanun peso considerable en el fracaso delempeño heroico, nueve años después.El gran mérito de la Constitución deGuáimaro, no obstante, fue el haberinstitucionalizado la Revolución y darnacimiento en propiedad a la Repú-blica en Armas.

La capitulación de algunas fuerzaspatrióticas en el Zanjón tuvo carác-ter inconstitucional, toda vez que enGuáimaro se había proclamado quedebía ser objeto indispensable de leyla conclusión de la guerra. Otras uni-dades insurrectas, encabezadas por elgeneral Antonio Maceo, protestaroncontra la paz que ofrecía España por-

que no tenía por asiento la indepen-dencia nacional y el fin de la esclavi-tud, los dos propósitos base de lainsurrección.

Entendiendo derogada de facto laprimera Carta Magna, se elaboró unnuevo texto constitucional, que tras-cendió por el nombre del lugar glo-rioso en que se proclamó: Baraguá.De escaso valor técnico jurídico (sie-te artículos consagrados a establecerun gobierno provisional, con concen-tración de todas las facultades) ypráctico (solo rigió algo más de dosmeses), esta Ley de leyes tiene unextraordinario significado simbólicoy político, al ser reflejo de un cambiofundamental operado al fragor de lacontienda: su concepción y conducciónno era ya patrimonio de una élite blan-ca y burguesa, sino de un mosaicoétnico de diversos orígenes sociales.

A mediados de septiembre de 1895, alos siete meses de iniciadas las hostilida-des, la asamblea constituyente integra-da por representantes de los cuerposdel Ejército Libertador y reunida enJimaguayú, después de cuatro días dedebate adoptó una Carta Magna frutode la colisión de las contradiccionesentre concepciones civilistas y milita-ristas y de la búsqueda de una formula-ción intermedia que no reprodujera elerror de Guáimaro, o sea, depositaren la Cámara el peso fundamental de laadministración política de la guerra.

En la Constitución se adoptó la fór-mula de la separación del poder civil ymilitar. Habría un Consejo de Gobier-no (presidente, vicepresidente y cua-

tro secretarios de Estado) con con-centración de funciones ejecutivas,legislativas y administrativas; y auto-nomía total al mando militar bajo elcomando del General en Jefe �desig-nado por los constituyentes�, salvocuando fuera �absolutamente nece-sario� la intervención del Consejo deGobierno; el cual no podía destituirlo,solo nombrarlo en caso de vacante. Conla experiencia acumulada, los repre-sentantes plasmaron que la guerrase hacía para conseguir la indepen-dencia del país y crear una Repúblicademocrática. No se proclamaron de-rechos fundamentales que debían serprotegidos en la República de Cuba,denominación adoptada, y sí el deberde servir a la Revolución, como ya sehabía proclamado en Guáimaro.

Como la Constitución de Jimagua-yú tenía vigencia solo por dos años,fue preciso darle continuidad con unanueva Asamblea Constituyente en sep-tiembre de 1897, en el poblado deLa Yaya; a diferencia de sus predece-soras, los debates se extendieron porvarias semanas. Fue un texto muchomás extenso y acabado en su conteni-do y en su formulación técnica, orga-nizada en títulos y secciones, conpreámbulo, capítulo introductorio,partes orgánica y dogmática, y dispo-siciones generales, propio de la CartaMagna de un Estado constituido. Porprimera vez se describió el territoriode la República de Cuba y las formasde obtener su ciudadanía; y se desa-rrollaron de manera amplia los dere-chos individuales.

En los poderes públicos fue refren-dada la existencia del Consejo de Go-bierno, encabezado por el presidentede la República, como único y supre-mo órgano de poder, con facultadesejecutivas, administrativas, militares,legislativas y constitucionales, y unaadministración de justicia, ahora divi-dida en civil y criminal. Un retrocesodañino fue la subordinación del man-do castrense de la Revolución al podercivil, ya fuera en la designación o sus-titución de los jefes militares, la fija-ción de las líneas generales de laguerra, o la intervención en el desa-rrollo de las operaciones bélicas.

Un año después, la injerencia de losEstados Unidos en la contienda con-tra España como supuesto aliado delos independentistas, puso en acciónaquella prescripción constitucional,pero en sentido desfavorable para losdestinos de Cuba.

*Profesor de la Universidad de Oriente.

Facsímiles del acta de la Constitución de Jimaguayú. En el segundo, puede apreciarsela firma de los participantes en su redacción.

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Autor no identificado

59OCTUBRE DE 2018/Año 110

Los presidentes del mambisadoLos presidentes del mambisadoOcho personalidades ejercieron ese cargo durante las guerras independentistas

Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

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Carlos Manuel de Céspedes. Salvador Cisneros Betancourt. Juan Bautista Spottorno. Tomás Estrada Palma.

L 10 de abril de 1869, tras seismeses de insurrección, losmambises que representaban

a los cuatro estados existentes enla Isla �Oriente, Camagüey, LasVillas y Occidente� se reunieronen el poblado de Guáimaro, al estede la ciudad de Camagüey, pararedactar y aprobar la primeraconstitución mambisa, la cual, en

Francisco Javier de Céspedes. Vicente García. Titá Calvar. Bartolomé Masó.

su 7º artículo, determinaba que laCámara de Representantes elegíaal presidente de la República deCuba en Armas (RCA).

El primero elegido para esecargo fue Carlos Manuel deCéspedes, quien también habíafungido como presidente de laAsamblea Constituyente durantesus sesiones. Natural de Bayamo

(18 de abril de 1819), se pronunciócontra el colonialismo españolen su ingenio Demajagua, cercade Manzanillo, el 10 de octubrede 1868. Al frente de una tropa,tomó su ciudad natal (20 de oc-tubre) e instauró allí un Gobiernoinsurrecto en el que afrodes-cendientes desempeñaron altoscargos.

60 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Como mandatario de la RCAtrazó estrategias para extenderla guerra a toda la Isla. Partidariode la invasión a Occidente, nombróa Domingo Goicuría (junio de 1869)jefe de operaciones de Pinar delRío. Trató de llevar la contienda almar: designó oficiales de marinay otorgó patentes de corso. Intran-sigente independentista, el 15 defebrero de 1871 declaró traidor atodo el que entrara en negocia-ciones con los españoles. Desplegóuna extensa actividad diplomática,sobre todo en América Latina, ylogró que varios países hermanosreconocieran la beligerancia delpueblo cubano en su lucha por lalibertad.

Céspedes fue depuesto por laCámara de Representantes el 27de octubre de 1873. Privado desu escolta, cayó en desigual com-bate en las cercanías del caseríode San Lorenzo el 27 de febrerode 1874.

Salvador CisnerosBetancourt

Dos veces presidente de la RCA(1873-1875 y 1895-1897). Nacido enCamagüey (10 de febrero de 1828),sustituyó a Céspedes en calidadde presidente de la Cámara.Atravesó con grandes dificultadessu mandato, pues muchos no leperdonaban el haber sido uno delos que instigaron para deponeral Padre de la Patria. Presionadopor los participantes del movi-miento de Lagunas de Varona,tuvo que renunciar �el 29 de juniode 1875� y reincorporarse a laCámara. Fue el único diputadoen votar contra su disolución en1878. Se opuso al Zanjón.

Elegido presidente de la RCAen la Asamblea de Jimaguayú(1895), cesó en la de La Yaya.Delegado a la Constituyente de1901, se opuso a la Enmienda Platt.En la neocolonia fue electo se-nador por Camagüey. Fallecióen 1914.

Juan Bautista Spottorno

Presidente de 1875 a 1876. Nacióen la ciudad de Trinidad (13 de

septiembre de 1832). Se incorporóa la insurrección en febrero de1869 y participó en numerososcombates. Mayor general desde1873. Sustituyó interinamentea Cisneros Betancourt a raízdel movimiento de Lagunas deVarona. Cesó en sus funcionesel 21 de marzo de 1876 y sereincorporó a la Cámara. Fueuno de los promotores del Pactodel Zanjón.

En los años de la Tregua Fe-cunda involucionó hacia el auto-nomismo y se opuso a la guerranecesaria. En la República neo-colonial fue electo alcalde deTrinidad y representante al Con-greso. Falleció en 1917.

Tomás Estrada Palma

Presidente de 1876 a 1877. Se in-corporó a la insurrección en 1868aunque Céspedes afirmaba quesiempre se opuso a ella. En laCámara de Representantes ocupóvarias secretarías (ministerios).Tras sustituir a Spottorno, cayóprisionero el 19 de octubre de 1877.

Fue elegido delegado del Par-tido Revolucionario Cubano enjulio de 1895. Es incierto que Martílo señalara como su posiblesucesor. El 20 de mayo de 1902asumió la presidencia de laRepública. Se reeligió fraudu-lentamente en 1906 y provocóuna sublevación popular. Prefirióla intervención yanqui antes quedialogar con sus compatriotas.Murió en 1908.

Francisco Javier de Céspedes

Presidente interino de octubre adiciembre de 1877. Hermano deCarlos Manuel, nació en Bayamo(3 de diciembre de 1829). Ascen-dido a mayor general (1873),participó en el movimiento deLagunas de Varona. Vicepresi-dente de la RCA desde enero de1877, sustituyó a Estrada Palmaal caer este prisionero. Murióen 1903.

Vicente García González

Presidente desde diciembre de1877 �aunque asumió el cargo un

mes después� hasta febrero de1878. Nació en Las Tunas (23 deenero de 1833). Mayor general,presenta una de las más es-pectaculares hojas de servi-cio en el Ejército Libertador.Encabezó los movimientos deLagunas de Varona (1875) y SantaRita (1877). Participante en laProtesta de Baraguá. Exiliadoen Venezuela, murió envenenadoen 1886 por un agente del Es-tado español.

Manuel Titá Calvar

Presidente de marzo a mayo de1878. Nació en Manzanillo (8 dediciembre de 1827). Participó enel grito de Demajagua y la tomade Bayamo, así como en nume-rosos combates. Mayor generaldesde 1873. Estuvo con Maceo enBaraguá y el gobierno provisio-nal creado allí lo eligió parapresidirlo. En la emigraciónayudó a la causa independen-tista. Murió en 1895.

Bartolomé Masó

Presidente de 1897 a 1898. Nacióen Manzanillo (21 de diciembrede 1830). Participó en el grito deDemajagua y la toma de Bayamo,así como en numerosos combates.Rechazó el Zanjón. Terminó lacontienda como general de bri-gada. Durante la Guerra Chiquitalo deportaron a España. Estuvoentre los protagonistas del levan-tamiento simultáneo del 24 defebrero de 1895, la Asamblea deJimaguayú lo ascendió a mayorgeneral. En La Yaya lo eligieronpresidente de la RCA.

Se opuso a la Enmienda Platt.Iba de candidato presidencialcontra Estrada Palma en loscomicios de 1901, pero ante tantasirregularidades, fue al retrai-miento. Murió en 1907.

Fuentes consultadas:Diccionario Enciclopédico de la His-toria Militar de Cuba, de la Casa Edi-torial Verde Olivo.

61OCTUBRE DE 2018/Año 110

FIRMAR que la esclavitud esuna página sombría de nuestrahistoria y la principal contradic-

ción social de la Cuba colonial siem-pre es un recordatorio oportuno, enparticular por su protagonismo en laGuerra de los Diez Años y la huelladejada en el imaginario social cubanohasta el presente.

La contienda iniciada en octubrede 1868 contra el poder colonial espa-ñol actuó como catalizador en el pro-ceso abolicionista cubano, en tantoposibilitó un reordenamiento emer-gente de sectores sociales y fuerzaspolíticas que desbrozó el camino ha-cia la emancipación, con avances yretrocesos. Presumir la existencia enel mambisado de unanimidad frenteal problema dista de ser real. Las ac-ciones de una vanguardia no debenllevar a la idea de que siglos de explota-

El camino final hacia la supresión del sistema esclavista en la Isla se inicia en el ingenioDemajagua el 10 de octubre de 1868

Por ELDA CENTO GÓMEZ*

ción y discriminación se pudiesensuperar en semanas o meses y quelas medidas que prometieran la liber-tad o insinuaran la igualdad �en fran-ca imbricación unas con las otras�tuviesen la aceptación entusiasta detodos.

El camino final hacia la aboliciónse inicia en el ingenio Demajagua el10 de octubre de 1868, cuando CarlosManuel de Céspedes �tras llamar a lainsurrección contra la metrópoli es-pañola� concedió la libertad a sus es-clavos, 25 años después de que unmediano propietario camagüeyano,Joaquín de Agüero y Agüero hubieratomado similar decisión. La dicotomíacreada entre la actuación del bayaméscomo amo de esclavos y como líder dela insurrección, ha sido abordada conprolijidad por quienes se han acercadoal tema.

El manifiesto leído ese día �docu-mento complejo, pero no un programade gobierno�, tenía como principio ga-rantizar el muy liberal respeto a la pro-piedad, por lo cual el derecho de losdueños a decidir sobre la emancipa-ción se fija como principio. Para nadieera un secreto que la esclavitud po-día convertirse en el parteaguas de lainsurrección.

No obstante, las incorporaciones deesclavos fueron significativas desde losprimeros momentos. Tenían que serlo.Era el sueño, nunca antes vislumbra-do tan cercano y que les llegó, tal vez,en el rumoreo de sus hermanos queno sabían de leyes, pero sí de anhelos.Tantas debieron ser que Céspedes, el29 de octubre, prohibió la admisión deesclavos en las filas del Ejército Liber-tador a menos que tuvieran la autori-zación de sus dueños.

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La esclavitud,una abominacióndel régimencolonial en Cuba.

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La abolición: el sueño de libertadLa abolición: el sueño de libertad

62 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

El bando de 12 de noviembre dejaentrever el interés de no distanciar dela insurrección a algunos hacendados.De otra forma no se explica una san-ción de severidad extrema como lacondena a muerte a los que se introdu-jeran �en las fincas ya sea para suble-var o ya para extraer sus dotacionesde esclavos�.

El 27 de diciembre, Céspedes apro-bó el Decreto de abolición condiciona-da de la esclavitud, en el cual sedeclaraba: �Cuba libre es incompati-ble con Cuba esclavista�. No obstanteel radical enunciado, se mantuvieronfórmulas contemporizadoras como laindemnización y la voluntariedad delos amos, por lo que en lo inmediato,solo se convertirían en individuos li-bres los esclavos pertenecientes a �losconvictos de ser enemigos de la Pa-tria� y con �un desde luego� muy su-gerente, los apalencados.

¿Qué sabemos acerca de las deci-siones tomadas sobre la esclavitud enel Camagüey y en Las Villas tras susalzamientos? El documento más anti-guo localizado hasta el presente dondese aborda el tema que nos ocupa, es unacuerdo a través del cual las partidasdesplegadas en el sur de la jurisdiccióncamagüeyana reconocieron la autori-dad de la Junta Revolucionaria, firma-do el 20 de noviembre. Su punto tercero,dedicado a la esclavitud, establecía�como regla de conducta la no ad-misión de esclavos en las filas liber-tadoras y que se propendería por cual-quiera de los jefes y sus fuerzas aaquietar las dotaciones de las fincasque intentaran moverse�.

Como se aprecia, a la letra no exis-ten diferencias con los documentos delos orientales. No obstante, dos mesesdespués, el Decreto del Régimen Civilemitido por el Comité Revolucionariode Camagüey el 24 de enero de 1869,proclamó la libertad �para levantarpartida� y para �afiliarse en el Ejér-cito Libertador�.

El paso de mayor importanciapara la superación de la ambigüedadoficial de la Revolución con respectoal fin de la esclavitud, hasta ese mo-mento, fue dado por los cama-güeyanos cuando la Asamblea deRepresentantes del Centro decretóel 26 de febrero de 1869 su desapari-ción por un conciso primer artículoque prescribía: �Queda abolida la es-clavitud�. Poco después el Decretodel Servicio Militar Obligatorio, apro-bado el 1º de abril, definió como sol-

dados del Ejército Libertador a �to-dos los habitantes del territorio�,mayores de 18 años y menores de 50.

Los conspiradores villareños tran-sitaron sendas similares. La ausenciadel acta de su levantamiento deja enla sombra sus proyecciones con res-pecto al tema que nos ocupa, al me-nos en sus momentos iniciales. Labúsqueda de una definición sobre laesclavitud parece ser la causa funda-mental del encuentro en la finca DosHermanas, solicitado por los conspi-radores de Cienfuegos y Trinidad�cuyo jefe era Federico FernándezCavada�, no satisfechos �por ciertasomisiones� en el del Cafetal González.En consecuencia, se acordó �la admi-sión y libertad de los esclavos afilia-dos a la revolución�.

El gran triunfo en el camino de laabolición fue la Asamblea de Guái-maro cuando los constituyentistasconsagraron formal y tácitamente elfin de la esclavitud, mediante el ar-tículo 24: �Todos los habitantes de laRepública son enteramente libres�.Ahora bien, ¿cómo fue aplicada estadisposición? Asiste razón a CeperoBonilla cuando afirmó la imposibili-dad de �imprimirle un sentido prácti-co a ese precepto constitucional, quela influencia de los hacendados re-dujo, durante un largo período, a unamedida inoperante en el territorioinsurreccionado�.

Muestra de ese estado de cosas fuela aprobación, el 5 de julio de 1869, porla Cámara de Representantes, de laLey Orgánica del Servicio de Libertos.Con una factura conservadora, fijó lafigura del patrón �eufemismo sustitu-tivo del concepto de amo� y dictó laobligatoriedad del trabajo de loslibertos que no estuvieren �dedicadosal servicio de las armas�, el cual no seexplicita en la normativa como un po-sible destino. No se pierda de vista queconvertir a los antiguos esclavos ensoldados era una de las decisiones demayor impacto ideológico en el esca-broso camino de la abolición, tal comose evidencia en las palabras escritaspor un indignado general confederadodurante la Guerra de Secesión en losEstados Unidos: �Si los esclavos sonbuenos soldados, toda nuestra teoríasobre la esclavitud está mal enfoca-da�. De que lo estaba, no queda duda.

La guerra continuó su curso impla-cable. Los rigores de la vida en la ma-nigua y la ofensiva española iniciadaa principios de 1870 hicieron flaquear amuchos de los ricos propietarios incor-porados a la Revolución y disminuyóla posible influencia de los esclavistasen el mando mambí. Los exesclavos sehicieron cada vez más presentes en loscampamentos, al igual que los solda-dos y jefes de extracción popular. Nohabía espacio para más dilaciones yCarlos Manuel de Céspedes ratifica el

El camino final hacia la abolición se inicia en el ingenio Demajagua el 10 de octubrede 1868.

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abolicionismo radical de la Revolucióna través de una Circular de 25 de di-ciembre de ese año, en la que conside-ró llegado el momento de poner fin alas �consignaciones forzosas� de loslibertos.

Al otro lado, la Corona y las autorida-des españolas en la Isla no podían des-conocer el impacto del abolicionismomambí y maniobraron en consecuen-cia. Sus acciones más inmediatas seproyectaron con un carácter represi-vo; como primeras, las conducentes aimpedir la fuga de esclavos y para elloel Ejército colonial ayudó a los hacen-dados a fortificar sus propiedades.

La clemencia para los prisionerosfue uno de los pilares de la política depacificación desplegada por ArsenioMartínez Campos. Sin embargo, elrigor se mantuvo sobre quienes habíansido esclavos hasta su incorporaciónal Ejército Libertador. James J.O�Kelly asegura que un soldado hispa-no le comentó que no hacían muchos�prisioneros entre los negros: los ma-tamos si se les encuentra con armas;pero si se presentan, los devolvemosa sus dueños�.

El otorgamiento de la libertad comopremio por servicios al Ejército de lacorona, incluido en el articulado dela Ley Moret �respuesta colonialistaal reto abolicionista mambí�, no nive-ló las acciones. La guerra había colo-cado ante los ojos del Gobierno españoly de la sociedad colonial insular elmás revolucionario de los símbolos: elesclavo/liberto mambí.

El fin de la guerra, con el acuerdodel Zanjón, creó nuevos problemas,pues al conceder la libertad a los escla-vos que combatieron en los dos ejérci-tos contendientes (hasta una cifra

estimada en unos 16 000) reconoció ala sublevación �legalmente como pre-cursora de la libertad�; y se dieron nu-merosos casos de otros esclavos quereclamaron su manumisión.

Las contradicciones se exacerba-ron. No solo porque la paz lograda porEspaña en el Zanjón no satisfizo lasdemandas básicas que habían movidoa un pueblo a un terrible sacrificio 10años atrás. Circunstancias y experien-cias eran ahora diferentes. El 26 deagosto de 1879 un nuevo alzamientoseparatista estalló en el oriente deCuba. Sus primeras llamaradas hicie-ron recordar a centenares de esclavosque su obediencia en el pasado no ha-bía sido recompensada.

La decisión pues, no era difícil, peroahora el racismo ganaba la batalla. Lacasualidad de que en el oriente los prin-cipales jefes insurrectos eran negrosy mulatos posibilitó a Madrid atizarla propaganda acerca de una guerrade razas y en esa provocación cayeroningenuamente algunos cubanos. Elloprovocó la desunión entre estos, y su

posterior derrota. Pero la lección se-ría aprendida, en el futuro los líderesde la independencia hicieron del des-montaje del temor al negro uno de susprincipales caballos de batalla.

*Doctora en Ciencias Históricas.

Fuentes consultadas:La compilación Carlos Manuel de Céspe-des. Escritos, de Fernando Portuondo yHortensia Pichardo. El texto IgnacioAgramonte y el Acuerdo de Jobabo:unidad revolucionaria del Camagüey,de Ricardo Muñoz. Los libros IgnacioAgramonte. Documentos, de Juan Jimé-nez Pastrana; El general Candela, bio-grafía de una guerrilla, de Mary Ruiz deZárate; Hombres del 68, de Vidal Mora-les; Azúcar y abolición, de Raúl CeperoBonilla; La otra historia de los EstadosUnidos, de Howard Zinn; La tierra delmambí, de James J. O�Kelly; Cuba insur-gente. Raza, nación y revolución 1868-1898, de Ada Ferrer; y La emancipaciónde los esclavos en Cuba. La transiciónal trabajo libre 1860-1899, de Re-becca Scott.

Un mediano propietario camagüeyano,Joaquín de Agüero, al llamar a lainsurrección en 1851, le dio la libertada sus esclavos.

Acta originalde la AsambleaConstituyenteen Guáimaro.En el artículo 24de la Carta Magnaaprobada allíse consignaba:�Todos loshabitantesde la Repúblicason enteramentelibres�.

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64 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

A historia escrita sobre la luchasecular del pueblo cubano paraconquistar la independencia pri-

mero, y luego consolidar la soberanía,ha dedicado abundante atención a ladimensión bélica. Sin embargo, tal vezno ha hecho justicia suficiente a la la-bor diplomática desplegada al servi-cio del proyecto nacional liberador.

Revisitar aquella diplomacia �con-cebida como accionar político com-plementario del esfuerzo armado ydenominada indistintamente �de lamanigua� y �mambisa�� permite iden-tificar tanto las acciones de diálogo yconcertación al servicio de la liber-tad por alcanzar, como los principios,ideas y medios erigidos en anteceden-tes y referentes de la política exteriorde la Cuba soberana.

La gesta independentista iniciadaen 1868 necesitaba el reconocimientointernacional, a fin de disponer de losrecursos necesarios para enfrentar elpoderío de España. Carlos Manuel deCéspedes no escatimó esfuerzos eneste sentido. De cara a Europa, enviócomunicaciones a Francia; al reyVíctor Manuel II, ocupado por enton-ces en la reunificación italiana; y a la

Concertó el apoyo foráneo a la lucha armada e identificó los principios que debíanregir la política exterior de la futura RepúblicaPor ROLANDO GONZÁLEZ PATRICIO*

La diplomacia mambisa,raíces y horizontesLa diplomacia mambisa,raíces y horizontes

América Latinaera el campo másfértil para buscar

apoyo político-diplomático

para el esfuerzoseparatista y hacia

ella fue Martí,a entrevistarse

con mandatariosy ministros.

L reina Victoria, de Inglaterra. Peroaquellas iniciativas alcanzaron muylimitado impacto.

Es conocido el denuedo extraor-dinario desplegado por los cubanospara conseguir el reconocimiento delGobierno de Estados Unidos y cómolas administraciones de AndrewJohnson, Ulises Grant y RutherfordHayes se opusieron a la independen-cia de Cuba, con el propósito de man-tenerla en manos españolas hastaque llegara el momento de hacersecon ella. Si bien esta actitud tuvo con-secuencias nefastas para la causacubana, no menos costosa fue ladesunión dentro de la Isla y entre susrepresentantes en el exterior.

Con tanto o mayor interés que enEuropa y Estados Unidos, las manio-bras político-diplomáticas de Céspe-des estuvieron también dirigidas,desde el inicio, a obtener apoyo enAmérica Latina y los resultados fue-ron tangibles. A partir de 1869 unadecena de gobiernos de la región ad-mitió la beligerancia de los cubanos:México, El Salvador, Venezuela, Co-lombia, Chile, Bolivia, Honduras,Guatemala, Brasil y Perú. Mención

obligada es esta última nación, quereconoció el derecho a la independen-cia de Cuba, cooperó con su causa ynombró al enviado plenipotenciariode Céspedes como decano del cuer-po diplomático acreditado en Lima.

Los escenarios políticos internos yel estado de las relaciones con Españaexplican en gran medida esas pos-turas, las cuales, sin embargo, no tu-vieron mayor impacto debido a laoposición estadounidense.

La diplomacia del Delegado

José Martí, en sus escritos y en su ac-cionar como Delegado del Partido Re-volucionario Cubano (1892-1895), legóevidencia suficiente de su empleo delinstrumental diplomático al serviciodel proyecto político independentistaque encabezó. Sus iniciativas permi-ten advertir una estrategia de proyec-ción hacia Europa, Estados Unidos ynuestra América, que aspiraba al re-conocimiento y la ayuda internacionala la causa cubana.

De las tres áreas mencionadas, lagestión hacia Europa alcanzó un me-nor desarrollo, aunque hubo proyec-ciones específicas dirigidas a España,

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65OCTUBRE DE 2018/Año 110

Francia y Gran Bretaña. Al parecer,Martí no esperaba conseguir de Fran-cia mucho más que cierta simpatíapopular. Ya en los campos de Cuba,procuró entrar en comunicación conLondres para ofrecer determinadasgarantías a las propiedades y el co-mercio británicos.

Conocedor del poder creciente delos Estados Unidos, del interés en ha-cerse con Cuba, el Delegado entendióprudente aspirar a relaciones cordia-les y procuró lograr el respeto de aquelEstado y la ayuda, más moral que ma-terial, de su pueblo.

América Latina era el campo másfértil para buscar sostén al esfuerzoseparatista, aunque, a diferencia del 68,ya habían cambiado los intereses delos gobiernos y sus compromisos conEspaña y Estados Unidos habían cre-cido. No obstante, Martí no renunció aconseguir un reconocimiento de labeligerancia de los cubanos tan am-plio como fuera posible.

Con ese empeño, viajó a Santo Do-mingo, donde fue recibido por el minis-tro de Relaciones Exteriores y luegoobtuvo colaboración indirecta del pre-sidente Ulises Heureaux; en Haití loatendió extraoficialmente el secreta-rio de Estado, Antenor Firmín; en Cos-ta Rica fue recibido por el presidenteJosé Joaquín Rodríguez y por RafaelYglesias, ministro de Guerra y, luego,sucesor de Rodríguez; y en México,además del respaldo de importantespersonalidades, sostuvo una entrevis-ta privada y muy provechosa con elmandatario Porfirio Díaz. Sin embar-

go, en la Guerra del 95 no se alcanzó elmismo reconocimiento que durantela de los Diez Años.

De cara a la República

Es conocido que el proyecto políticomartiano no se agotaba en la conquis-ta de la independencia y aspiraba ainstaurar un Gobierno de nuevo tipo,que necesariamente asumiría retosinternos y externos. A lo largo delesfuerzo movilizador y organizativopara el reinicio de la lucha, Martí es-bozó múltiples ideas acerca de lafutura nación, en general, y de su pro-yección internacional, en particular.Más que ideas, devienen fundamen-tos estratégicos y principios para lafutura política exterior.

El primero es el internacionalismo.El compromiso con la causa de Puer-to Rico y la búsqueda de recursosforáneos para arrebatar a Espa-ña la soberanía sobre ambas islas eimpedir su traspaso a otro poder ex-tranjero son apenas dos de las múlti-ples expresiones de ese fundamento,extensivo a Asia y África. Véanse, porejemplo, sus comentarios sobre lalucha en el Riff y en Filipinas. Elantimperialismo es, tal vez, su dimen-sión más conocida, junto a la aspira-ción de conquistar la �segunda in-dependencia� de nuestra América, ypor ese camino alcanzar �el equilibriodel mundo�.

Otro principio martiano es la con-secuente defensa de la paz. La nociónde Martí se adelantó a prácticas su-puestamente inauguradas en 1917,

cuando por primera vez un Estado,el soviético, desplegó su política ex-terior tanto hacia los gobiernos comohacia las masas. En mayo de 1892 pre-cisaba en Patria: �Las alianzas quecontraen de sí propias las almas delos pueblos [�] son más duraderas yapetecibles que los contratos quesuelen ajustar las necesidades polí-ticas y los intereses� (Obras Comple-tas, tomo 4, p. 406).

El derecho a la autodetermina-ción, base de su propio accionar pa-triótico, era extensivo a toda lahumanidad: �Las manos de cada na-ción deben estar libres para desen-volver sin trabas el país, con arregloa su naturaleza distintiva y a sus ele-mentos propios� (O.C., t. 6, p. 153).

Finalmente, se impone subra-yar que desde el siglo XIX, cuando elescenario internacional se carac-terizaba por la imposición de lasvoluntades de las potencias impe-rialistas, al menos desde la Conferen-cia Monetaria de 1891, Martí proponíavínculos entre los Estados bajo el prin-cipio de igualdad soberana, base im-prescindible de la democratizaciónde las relaciones internacionales.Debían los pueblos �reunirse en amis-tad y con la mayor frecuencia dable,para ir reemplazando, con el siste-ma del acercamiento universal, porsobre la lengua de los istmos y labarrera de los mares, el sistema, muer-to para siempre, de dinastías y degrupos� (O.C., t. 6, p. 153).

*Investigador y profesor universitario.

Palacio de Gobierno en Lima (siglo XIX). Allí recibió a los enviados mambises el presidente José Balta, quien brindó apoyo a la luchadel pueblo cubano, al igual que otras naciones hermanas de la región.

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66 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

AS concepciones construidas enla sociedad cubana de la segundamitad del siglo XIX acerca de los

roles que correspondía desempeñara la mujer, limitados a las llamadas�tareas propias de su sexo�, no im-pidieron que se uniera a los movi-mientos conspirativos por la inde-pendencia de su patria.

Al producirse el estallido eman-cipador, muchas de ellas transgre-dieron las convenciones morales de laépoca y junto a los hombres des-plegaron importantes actividades,como enfermeras, combatientes,

Tanto en la manigua como en la emigración, ellas enfrentaron desafíos para estaren la primera fila de la lucha por la emancipación nacional

Por DAMARIS A. TORRES ELERS*

agentes de inteligencia o soldadosde fila, entre otros.

El investigador José Miguel AbreuCardet reconoce que los historiadores,�sedientos de luminarias, nos hemosido tras las huellas bélicas de los hom-bres�, sin tener en cuenta que lasesposas, madres e hijas, junto comoparte de sus familias, fueron �un me-dio de resistencia�. Se establecíancerca de los campamentos y formabanuna retaguardia segura de logística;por ejemplo, para curar heridos y en-fermos, tarea en la cual pusieron enpráctica sus experiencias, inteligencia

y creatividad para sustituir la ausen-cia de los recursos necesarios.

Mariana Grajales Cuello, �la madrede todos los cubanos�, representó unfuerte estímulo para sus hijos y losdemás combatientes, labor que hu-biera pasado inadvertida de no habersido la progenitora de los Maceo.Acerca de sus virtudes, José MaríaRodríguez (Mayía), quien confrater-nizó con ella en la manigua, expresó:�Pocas matronas producirá Cuba detanto mérito y ninguna de másvirtudes�. De la influencia maternaen su formación patriótica, su hijo,

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En la maniguaasumieron diversasresponsabilidades,

como cocineras,curando heridos,

sirviendo de correo,y no pocas veces,

participando en lascargas al machete.

Ilustración: LUIS LORENZO SOSA

Concurso eficaz, constante y heroicode las mujeres cubanasConcurso eficaz, constante y heroicode las mujeres cubanas

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el mayor general Antonio Maceo, es-cribió a José Martí: �A ella, pues, debola consagración de este momento�.

María Cabrales también se dis-tinguió por sus actividades como en-fermera en los hospitales de sangredurante la Guerra de los Diez Años.Martí señaló al respecto, en su artículoAntonio Maceo, que �no hubo en laguerra mejor curandera�.

En carta a su esposa Ana de Que-sada, Carlos Manuel de Céspedesrefirió: �Las mujeres son belicosas;no quieren sino marchar con las co-lumnas y llevar armas, que algunassaben manejar. Una, llamada IsabelVega, ha recibido dos balazos�. EnNajasa, Camagüey, Rosa Castellanos,conocida como �la Bayamesa�, cui-daba con esmero de sus heridos yenfermos �sin descuidar jamás lotocante a vigilancia�. Con estos finesBernarda Toro solicitó un rifle alcoronel y médico mambí AntonioLorenzo Luaces.

En las zonas costeras, insurrectascomo Felicia Mora contribuyeron aldesembarco de suministros. FernandoFornaris relató que �cuando abordauna expedición á nuestras playas,allí va ella inmediatamente con sushijas, á cargar el parque y las armasque pocos hombres se atrevieran aecharse sobre los hombros�.

Como agentes de inteligencia pusie-ron a prueba su habilidad y astuciapara acopiar información acerca delmovimiento de las tropas españolas,sus planes estratégicos y otras cues-tiones de crucial importancia para elEjército Libertador. El general Vi-cente García tuvo una fuerte red deespionaje, con la colaboración de variasmujeres, entre ellas Mercedes Varo-na, joven de 18 años, quien demostróuna �excelente fibra de luchadoraclandestina�.

Por sus actividades independen-tistas a numerosas propietarias, comoClementina Céspedes, AltagraciaPiña, Irene Figueredo, MercedesYero, Lucrecia de Palma, AntoniaSoler, Águeda de Castro, les fueronconfiscadas sus posesiones.

En el exterior surgieron organi-zaciones femeninas: la Junta Patrió-tica de Cubanas en Nueva York, laLiga de las Hijas de Cuba y las Hijasdel Pueblo, en Nueva Orleans, entreotras, que realizaron conciertos,veladas, tertulias, bazares, con elobjetivo de recolectar dinero, ropas,medicamentos, armas, tanto para los

miembros del Ejército y equipar lasexpediciones.

Siendo presidenta de la Liga de lasHijas de Cuba, Emilia Casanova deVillaverde emprendió una ampliacampaña para sensibilizar a la opiniónpública internacional, en especial elCongreso estadounidense, del cualdemandó el �reconocimiento de losderechos de beligerancia de los cuba-nos�. También escribió a personali-dades como el presidente venezolanoAntonio Guzmán Blanco, el escritorfrancés Víctor Hugo y el italianoGiuseppe Garibaldi. Al decir de lainvestigadora Ana Cairo, se convirtióen �la primera embajadora de la Re-volución Cubana�.

Sin duda, la Guerra de los DiezAños fue una gran escuela para laspatriotas. En su artículo La Déca-da gloriosa, Enrique José Varonaapuntó que la palabra heroísmo nobasta para expresar con exactitud eltemple de alma que dieron nuestrasmujeres.

Durante la Tregua Fecunda

Las concepciones patrióticas de lascubanas integradas a la lucha anti-

colonialista habían madurado debidoa la experiencia adquirida en la Guerrade los Diez Años. Y durante el períodode 1878-1895 las independentistasganaron más libertad de acción, yaque muchas debieron enfrentar solasla dirección del hogar sin el tradicio-nal sostén económico masculino. Alpropio tiempo, enfrentaron la crianzade los hijos en el exilio, en medio de pri-vaciones generadas por la pobreza, lasoledad y el poco dominio del idiomainglés, lo cual las obligó a multiplicarfuerzas y espíritu de resistencia.

Tal panorama fue apreciado porlos líderes masculinos, quienes lastuvieron más en cuenta en los nuevosproyectos revolucionarios. En octubrede 1878 el mayor general Calixto Gar-cía las llamó a prestar otra vez susservicios: �¡cubanas, contamos convuestro auxilio para que nos ayudéisa desinfectar nuestra patria de la epi-demia ibérica que la esquilma!�.

La respuesta femenina fue rápida,en menos de dos meses se organizóel club Hijas de la Libertad, en CayoHueso, liderado por Rosario La-madriz. Otros surgieron entre 1879y 1880 en diferentes enclaves de la

Mariana,paradigmade la mujercombatiente.

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emigración y en la propia Cuba, porejemplo en Regla, Guanabacoa y San-tiago de Cuba.

Al estallar la Guerra Chiquita enagosto de 1879, muchas regresaron ala manigua; así hicieron Cecilia Ló-pez y Dominga Moncada. Como en elperíodo anterior, fueron perseguidas,apresadas y se vieron obligadas a to-mar el camino del exilio.

Los reveses no las amilanaron, nopocas contribuyeron con las recau-daciones para otros intentos insu-rreccionales, entre estos el PlanGómez-Maceo (1884 y 1886). El fervordemostrado por ellas fue altamentevalorado por el mayor general AntonioMaceo en la proclama A las Hijas dela Libertad, en la cual alabó la obradesplegada en la Guerra de los DiezAños, y las llamó a desarrollar unatarea de extraordinaria importanciaideológica: �La Patria necesita más devosotras que de sus mejores hijos [�]Nosotros venceremos con las armas;pero a vosotras que, todo lo podéis conla razón, os corresponde la parte másdifícil de nuestra obra�.

Las mujeres ayudaron a manteneren alto el sentimiento patriótico edu-cando a sus hijos en el amor a la liber-tad y la independencia. Por eso enla contienda del 95, jóvenes nacidosdurante la Guerra Grande, en la ma-nigua o en la emigración, se incor-poraron al Ejército Libertador ointegraron los clubes del PartidoRevolucionario Cubano.

El año 1892 representó el iniciode un momento importante para elmovimiento revolucionario cubano,debido a la constitución, en enero,del Partido Revolucionario Cubano(PRC), por José Martí, y proclamadooficialmente el 10 de abril.

Esta estrategia unitaria e integra-dora reforzó el vínculo con las patriotasen la Isla y en la emigración. En Patria,el Delegado, legó a la posteridad sig-nificativas valoraciones sobre pro-minentes mujeres, en las que destacósu sacrificio y abnegación, como Ber-narda Toro (Manana), quien parió ycrió a sus hijos: �al paso de los com-bates en la cuna de sus brazos�.

Con estos ejemplos, reconocióen su justa dimensión la utilidad dela participación femenina en la con-vocatoria libertaria, y agregó: �Lascampañas de los pueblos solo sondébiles, cuando en ellas no se alistael corazón de la mujer; pero cuandola mujer se estremece y ayuda,

cuando la mujer, tímida y quieta desu natural, anima y aplaude, cuandola mujer culta y virtuosa unge la obracon la miel de su cariño la obra esinvencible�.

En vísperas del inicio de la GuerraNecesaria, existían unos 16 clubesque agrupaban a cerca de 300 patrio-tas, cifra que creció hasta aproxi-madamente 1 500 a finales de 1898,lo cual evidencia el apoyo a la labordel Delegado y a la organizaciónpolítica. En Cuba, a pesar de la vi-gilancia y medidas coercitivas delGobierno español, las mujeres tam-bién se vincularon con las tareas delPartido. Magdalena Peñarredonda,Inocencia Araújo y Josefa Pina sonejemplos elocuentes de la actividaden el país.

De nuevo en la manigua

Al producirse el estallido indepen-dentista del 24 de febrero de 1895, nofueron pocas las que mantuvieron unpuesto en los hospitales de sangre yprefecturas mambisas. Algunas, comoRosa la Bayamesa y Dominga Mon-cada, a pesar de su avanzada edad,volvieron a la manigua.

Muchas de las que solicitaron suingreso al Ejército Libertador, fueronincorporadas al Cuerpo de Sanidad encondición de enfermeras, y no pocas,combatieron como soldados de fila yobtuvieron en combate grados mili-tares. Se distinguieron, entre otras, lacomandante Mercedes Sirvén y las

capitanas Adela Azcuy �participanteen cerca de 49 acciones combativas�,María Hidalgo Santana �la abandera-da de Jicarita, o la Heroína de Jicarita,herida en varias ocasiones�, LuzNoriega, Luz Palomares, CristinaPérez, Paulina Ruiz; todas lograronsus grados militares en campaña yalgunas, como Isabel Rubio, entre-garon su vida en defensa del hospitalbajo su cuidado.

Sin embargo, a pesar de los hechosheroicos que protagonizaron, no hubouna política de ascensos consecuente,e incluso solo Mercedes Sirvén, llegóal grado de comandante, y unas po-cas fueron reflejadas en el Índice al-fabético y defunciones del EjércitoLibertador, y siempre vinculadas alCuerpo de Sanidad.

En cuanto a las actividades clan-destinas y de inteligencia, en Cubanumerosas mujeres estuvieron muyvinculadas al aseguramiento logís-tico de los campamentos mambises.En las ciudades y zonas urbanas sedesarrollaron redes de espionaje,algunas de las cuales alcanzaron talnivel de compartimentación que nofueron detectadas nunca por el ene-migo. Entre otros nombres, resultanfamiliares los de María Escobar yMagdalena Peñarredonda, agentedel mayor general Antonio Maceo;menos divulgados han sido los deInocencia Araújo y Elvira Cape. Estaúltima se convirtió en la agentePhociona, cuando su esposo Emilio

María Cabrales junto con sus compañeras del club patriótico José Martí, que ella fundóen Jamaica.

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Bacardí (Phoción) �con quien trabajópara el mayor general José MaceoGrajales�, fue apresado y deportado.

En cuanto a Inocencia, desarrollóuna encomiable labor de espionajeque permitió conocer el plan delEjército español contra Gómez yMartí poco después del desembarcode ambos en Playita de Cajobabo, conlo que facilitó la victoria en ArroyoHondo. El descubrimiento de una reden Santiago de Cuba, condujo a lasautoridades hasta la patriota, quienfue encarcelada en la fortaleza delMorro, donde la trataron como sifuera una gran delincuente y hastadesignaron guardias que custodia-ran su reja.

Otras mujeres también guardaronprisión, acusadas por infidencia. Va-rias fueron recluidas en la llamadaCasa de Recogidas o en diversascárceles. Solo entre el 17 y el 21 deenero de 1897 �valga la acotación�,ingresaron 35 en la cárcel de Santiagode Cuba, por el delito de subversión.

En el exterior, las cubanas volvie-ron a desplegar una meritoria tarea.Decenas de asociaciones, disemina-das en diferentes países promovieronconciertos, tertulias, bazares, entreotras acciones, con el propósito derecaudar dinero y materiales nece-sarios para las expediciones. MaríaCabrales tuvo una presencia prota-gónica en los clubes José Martí y

Hermanas de María Maceo, en Ja-maica y Costa Rica, respectivamen-te, aparte de asumir como presiden-ta y tesorera del club Cubanas ynicoyanas.

Las hermanas Concha y TomasaFigueredo Antúnez ofrecieron clasesnocturnas de piano para obtenerfondos. Desde París, Marta Abreufacilitó un abundante óbolo a la pa-tria. También, Elvira Cape, obligada aabandonar el país por sus actividadesen Santiago de Cuba, continuó su laborrevolucionaria y de propaganda enKingston, Jamaica.

Al estar los hombres en la guerra,muchas asumieron la dirección delhogar, casi siempre sin lo indispen-sable para vivir. La Delegación delPartido asignó varias pensiones, peroalgunas la rechazaron por considerarque ese dinero era más necesario a lapatria; así lo manifestó Bernarda Toroa Tomás Estrada Palma: �mientraspodamos entre mis hijos y yo ganarun pan, no tomaremos nada de Cuba[�] vaya todo para Cuba y viva lalibertad�.

La inserción en los clubes revo-lucionarios, brindó a las patriotasnuevas posibilidades políticas. Comoafirma el historiador Julio CésarGonzález Pagés: �El hecho de quepudieran presidir un club integradopor mujeres y realizar actividadesen apoyo a la futura República inde-

pendiente, creó en ellas una nuevaperspectiva de género�.

Si bien es cierto que la mayoríade las asociadas aceptaron ser re-presentadas por hombres ante losCuerpos de Consejo del Partido Re-volucionario Cubano, algunas recla-maron el derecho a participar en lavotación y representar a su club. Unade las que demandaron tal derechofue Cecilia Cohen, presidenta de Hijasde Martí en Haití, mientras en Cuba,Edelmira Guerra, presidenta del clubEsperanza del Valle, solicitó al Go-bierno de la República de Cuba enArmas instaurar el voto femenino.

Es indudable que la historiografíatiene una deuda con las cubanas ysu participación en las luchas por laindependencia, en las que fuerontransgresoras de los cánones de laépoca que les tocó vivir. Al decir delintelectual e historiador santiagueroJuan María Ravelo, su concurso �fueeficaz, constante y heroico�.

*Doctora en Ciencias Históricas. Pro-fesora de la Universidad de Oriente.

Fuentes consultadas:Los libros Las fronteras de la guerra:mujeres, soldados y regionalismo en el68, de José Abreu Cardet; María Cabra-les, de Nydia Sarabia; María Cabrales:una mujer con historia propia, de Da-maris Torres.

Bernarda Toro, Manana, esposa de MáximoGómez, solicitó un rifle al coronel y médicomambí Antonio Lorenzo Luaces, paraenfrentar al enemigo.

Rosa Castellanos, conocida comola Bayamesa, cuidaba con esmero de susheridos y enfermos �sin descuidar jamáslo tocante a vigilancia�.

Elvira Cape, la agente Phociona delmambisado, cuando su esposo EmilioBacardí fue apresado y deportado, mantuvoel trabajo clandestino y de inteligenciapara el general José Maceo.

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70 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

L historiador militar cubano René Reynaconsideraba que, en el Ejército Libertador,Máximo Gómez era el gran estratega; An-

tonio Maceo, el más genial de nuestros tácticos; yCalixto García, el �poliorceta� mambí.

Más allá de cuán discutible pudieran resultaralgunas de esas afirmaciones tan rotundas, nosinteresa más, por ahora, la palabra entrecomi-llada, cubanismo aún no aceptado por el Diccio-nario de la Real Academia de la LenguaEspañola (DRAE), aunque sí muy usado por mu-chos tratadistas militares hispanoparlantes paradenominar a quien cultiva el arte o ciencia de lapoliorcética. Este último concepto, sí asumido

CALIXTO GARCÍA

El poliorceta mambíEl poliorceta mambíEl jefe insurrecto reunía todas las características necesarias: buen estratega,excelente tácticoPor PEDRO ANTONIO GARCÍA

por el DRAE, designa al arte de atacar y defen-der plazas fuertes.

Un pequeño repaso a la trayectoria de CalixtoGarcía por nuestras gestas independentistas,nos corrobora lo acertado que estuvo Reyna endenominarlo �el poliorceta mambí�. Guáimaro,Las Tunas, Guisa, son algunas de las hazañas deeste jefe insurrecto, tal vez el que mejor combi-naba en sus acciones a la infantería, la caballeríay la artillería.

Una vez que pudo acopiar una dotación decañones, con vistas a futuros combates, probó laeficiencia de sus hombres el 21 de agosto de 1896,en el fortín 18, también llamado San Marcos oLoma del Hierro, el cual no pudo resistir la ava-lancha de fuego de las piezas cubanas. Con estaexperiencia exitosa, marchó a realizar nuevashazañas.

Guáimaro

El 14 de octubre siguiente, Máximo Gómez y elgeneral Calixto se reunieron para acordar el plande ataque a esa plaza fortificada, la de mayorimportancia estratégica para los españoles en elCamagüey. Tres días después, un cañonazo dioinicio al combate, al que sucedió una andanadade artillería contra el fuerte Mella. Las restantesfortificaciones sufrieron simultáneamente elasedio de los fusileros mambises.

Se ordenó entonces el asalto al mencionadofuerte Mella. En menos de 10 minutos la banderade la estrella solitaria tremoló victoriosa en lacima del fortín. Tras la captura de este baluartecolonialista, Máximo Gómez abandonó el lugary enrumbó hacia la ciudad de Camagüey, que-dando al frente de las acciones Calixto García,quien centró el fuego artillero mambí contra losfortines Paloma y Las Tunas. Solo la resistenciaheroica y desesperada de los españoles impidióla toma de estos dos objetivos.

El poliorceta mambí apeló a la guerra de des-gaste. Mantuvo un tiroteo incesante contra losbastiones militares enemigos en espera de la lle-gada de municiones para la artillería cubana. Alamanecer del 27 de octubre, un cañonazo mambícontra el fuerte Tarragona anunció el asalto fi-nal. El fuerte Monje, casi demolido por el fuegoartillero, no resistió el empuje de la infanteríaindependentista. Cayeron consecutivamentelos fortines Las Tunas, Catá, Serrano, Palomay Carbajal.

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Autor no identificado

Fue el jefe quemejor supo

combinarla infantería,la caballeríay la artillería

en los combatesque dirigió.

Un cañónHotchkiss

de 42 mm, similaral usado por

el poliorcetamambí en sus

asedios a plazasfortificadas.

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71OCTUBRE DE 2018/Año 110

En la mañana siguiente, ante un ultimá-tum del jefe insurrecto, el comandante de la pla-za de Guáimaro, Martínez Abella, se rindióincondicionalmente.

Las Tunas

En la última década del siglo XIX, esa ciudad cons-tituía un estratégico enclave militar al servir deenlace entre las tropas españolas acantonadasen Camagüey y las de la región oriental. No porgusto las autoridades colonialistas le habíanasignado un generoso presupuesto al plan defen-sivo de esa plaza, custodiada por nueve cuarteles,incluyendo el de Telégrafos, devenido comandan-cia general, así como varios fortines secundariosy puestos de defensa erigidos en lugares estraté-gicos, entre ellos, la Plaza de Armas, el HospitalMilitar y la Casa de la Guardia Civil. En total,unos 1 000 efectivos protegían Las Tunas.

En la mañana del 28 de agosto de 1897, elmayor general Calixto García dio a la bateríainsurrecta �compuesta de un cañón automáticode dinamita y dos pequeños cañones Hotchkiss�la orden de disparar contra los cuarteles de Ca-ballería y de las 28 Columnas. En este último,una precisa andanada silenció para siempre suspiezas de artillería. La batalla de Las Tunas habíacomenzado.

La infantería cubana, encabezada por los doshijos del general, que llevaban su nombre, GarcíaVélez y García Enamorado, secundados por elgeneral Mario García Menocal y sus jinetes, arre-metió contra el cuartel de Caballería; al medio-día caería en su poder. A Ángel de la Guardia, eljoven que acompañó a Martí en Dos Ríos, le en-comendaron el asalto y toma del fuerte Aragón,misión cumplida en menos de media hora. Al atar-decer, mientras Jesús Rabí capturaba el fortínConcepción, más de la mitad de la ciudad habíasido ocupada por los mambises.

Uno a uno, fueron rindiéndose los fortines. El30 de agosto, debilitados por el cañoneo incesantey preciso de la artillería mambisa, entregaronsus armas los defensores de los cuarteles de las28 Columnas y de Telégrafos. Quedaba demos-trado que ninguna plaza podía considerarsesegura ante el avance del Ejército Libertador.

Guisa

Ya en 1872, Calixto García había intentado rendireste enclave fortificado, entonces solo pudo to-mar el poblado, el cual incendió. Veinticinco añosdespués los colonialistas españoles habían trans-formado a Guisa en una plaza casi inexpugnable.Además de emplazar armas en sitios estratégi-cos de la iglesia y contar con el fuerte del helió-grafo, habían erigido otros siete fortines y loscuarteles de Infantería y de la Guardia Civil, paracompletar el sistema defensivo.

En la noche del 27 de noviembre de 1897, elgeneral mambí ordenó a los 1 000 insurrectos bajosu mando ocupar posiciones en las cercanías delpueblo. El jefe insurrecto disponía de un cañón

Hotchkiss, el cual colocó de forma tal que neutra-lizara con su primer disparo al heliógrafo e impi-diera así toda comunicación con Bayamo.

Al amanecer del día siguiente la pieza hizofuego y destruyó con formidable puntería alheliógrafo. Con el apoyo de la artillería mambisa,Saturnino Lora y su tropa tomaron los fortinesEl Pontón y El Aguacate; Adriano Galano y sussubordinados, el Don Panchito. Poco despuéscayeron en poder de los insurrectos el Tívoli, lasfortificaciones #7, #6 y #5, el cuartel de la Guar-dia Rural y los fuertes Pau y Cementerio.

El 29 de noviembre, certeros disparos obliga-ron a la rendición de la iglesia fortificada, dondese había atrincherado el jefe de la plaza. Laacción combinada de la artillería y la infanteríacubanas hizo cesar la resistencia del fuerte delheliógrafo, el último reducto peninsular.

Para ser un buen poliorceta, se requiere serun avezado estratega y un táctico experto. Elgeneral Calixto reunía ambas habilidades. Cuen-tan que en la Guerra del 98, cuando las tropasestadounidenses planeaban la toma de Santiago,los generales Lawton y Osgood le propusieron aShafter que el jefe mambí participara en lasreuniones. Según otro alto entorchado yanqui,Nelson A. Miles, el sitio a Santiago no fue un des-calabro gracias, tanto en el plan de ataque comoen su ejecución, a la eficaz cooperación de loscubanos, dirigidos por Calixto García.

Fuentes consultadas:Los libros Calixto García, su campaña en el 95, deAníbal Escalante Beatón, y Calixto García Iñiguez,pensamiento y acción militares, de José AbreuCardet y Elia Sintes. Los folletos Calixto García, deManuel Mesa Rodríguez, y Calixto García Iñiguez,estratega, de Luis Rodolfo Miranda. El DiccionarioEnciclopédico de Historia Militar de Cuba.

El general Calixtojunto al brigadiergeneral WilliamLudlow, tras eldesembarco detropas yanquis enOriente, las cualescontaron con elapoyo de fuerzasinsurrectas.

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72 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

N los primeros días del mes deoctubre de 1868, el capitán generalFrancisco Lersundi, ante la cons-

piración independentista que se fra-guaba en el oriente cubano, activó ypuso en alerta de combate, al Cuerpode Voluntarios, también denominadoCuerpo de Nobles Vecinos, que fun-cionó, en determinadas coyunturas,como fuerza paramilitar, auxiliandoal Ejército en la protección del ordeninterior en la Isla.

Los Voluntarios fueron empleadospara cubrir las bajas del Ejército regu-lar y para sostener un mayor flujo dehombres sobre las armas en la manigua,un reclamo de las tropas ante la faltade refuerzos desde la península. Noobstante, hubo un acuerdo tácito entreLersundi y los coroneles del Cuerpo,todos hombres ricos e influyentes,por el cual los altos mandos se com-prometían a cubrir el flanco citadino,para asegurarse de que la guerrano pasaría al occidente y que en lasprósperas ciudades el statu quo nosería alterado.

Integrismo versus IndependenciaIntegrismo versus IndependenciaLos partidarios de mantener el dominio español en la Isla derrocharon mucho dineroen las cortes madrileñas con el fin de malograr cualquier intento de reformas

Por MERCEDES GARCÍA RODRÍGUEZ*

Aunque Lersundi cesó en su cargoen enero de 1869, ello no implicócambio alguno para los Voluntarios,quienes encabezaron entre ese año y1871 los actos más turbulentos y do-lorosos de represión en las ciudadesy pueblos del interior, y aprobadospor el Capitán General de turno, quiendesde su palacio de Gobierno losincentivaba o toleraba.

Es conocido que los integristas máspoderosos de Cuba, peninsulares casitodos, trabajaron duro y derrocharonmucho dinero en las cortes parapenetrar la escena política española,con el fin de malograr cualquierintento de reformas insulares y sos-tener a toda costa el régimen colonial;traducido en una política de mono-polios y privilegios para empresas ynegocios comerciales de origen his-pano y también para sostener, sincompetencia posible, su cercanía ycontrol del poder político y el fisco. Porello, su maniobra principal �a travésde sus agentes en Madrid� era hacerque fracasaran los intentos refor-

madores y frenar el proyecto de espa-ñoles progresistas y republicanos quepretendían abolir de forma radical ysin indemnización la esclavitud.

El hombre de confianza del inte-grismo habanero, escogido para esoscabildeos en las cortes, fue ManuelCalvo y Aguirre. Él se encargaríade hacer, en la capital española,proselitismo a favor de su grupo, yde fundar, con dinero del Cuerpo deVoluntarios de la Isla de Cuba, unperiódico para defender sus intereses,creando estados de opinión contrariosa las reformas y al levantamientoindependentista.

Calvo también se ocuparía dereclutar y trasladar hombres desdeEspaña para reforzar numérica-mente los regimientos que iban alfrente de batalla. Para él y su socio,Antonio López, futuro Marqués deComillas fue un fructífero negocio,al obtener los contratos para latransportación de tropas y comoproveedores del Ejército y de losCuerpos de Voluntarios.

Algunos historiadores aseguranque entre 1869 y 1871 Calvo actuó comosi fuera el Ministro español de Ultra-mar, ya que el ocupante de esa carteraen Madrid seguía al pie de la letrasus instrucciones.

Pero, ¿quiénes conformaban elCuerpo de Voluntarios? Su base socialfue, en realidad, muy diversa sitenemos en cuenta la multiplicidadde estatus socio-económico de susintegrantes. En la cúspide estabala élite de la oligarquía comercial-financiera, en su casi totalidad deorigen español. De la metrópoli veníanlos voluntarios de enganche o de lasllamadas quintas, buena parte de ellosreclutados en pueblos muy pobres; notenían ni instrucción ni propiedades, ypor lo general vieron a Cuba como unaopción para mejorar su situacióneconómica y la de su familia. Ellosfueron los verdaderos soldados del

Los Voluntarios, un puntal del integrismo.

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integrismo insular, pues se destina-ron a los campos de batalla y muchosmurieron en una guerra que nuncacomprendieron.

Un conjunto heterogéneo fue elde los llamados dependientes decomercio, con cierta instrucción y,sobre todo, experiencia laboral en laesfera de los servicios. Algunos de-tentaban un pequeño salario comoempleados de una casa comercial,bodega o pulpería; otros eran carre-toneros, o carboneros por cuentapropia, actividad en la que habíaninvertido sus pocos ahorros.

Ese grupo por lo general funciona-ba como clientela política de algúncomerciante importador o propietarioespañol devenido coronel de Volun-tarios, que había ayudado a los tra-bajadores cuando llegaron a la Isla.Sus integrantes se mantuvieron en lasciudades, dedicados al sostenimientodel orden interior y la protección de suscentros de labor. Rara vez se les viocombatir en la manigua.

Hubo criollos que se sumaron alintegrismo, entre ellos, un sector im-portante con dinero y propiedades.Otros ingresaron como clientela dealgún español a quien debían favores,o por sus propias ideas asimilistas;incluso se sumaron hombres muy po-bres, sin oficios ni fortuna, pero con unsentimiento pro español, quizás debidoa sus orígenes.

No escasearon en los batallones�vagos, delincuentes salidos de prisióny desertores del Ejército e inclusoalgunos mulatos libres�, al decir de

historiadores de la época. Aunqueteóricamente, según el reglamentode Cuerpo, solo se admitían blancosde origen peninsular, entre los más de72 000 efectivos podían hallarse tantohispanos y criollos blancos, como ne-gros libres y algunos esclavos de zo-nas agrícolas que trataban de obtenersu emancipación. Estos últimos fue-ron usados como carne de cañón encampaña.

Los Voluntarios acumularon tantopoder e influencia que llegaron adeponer a capitanes generales queno les agradaban o convenían; estefue el caso del general DomingoDulce, a quien denominaron traidorpor su amistad y relaciones familiarescon los criollos, pese a que para com-placer al españolismo reaccionario,dictó la ley de embargo de bienes alos denunciados como infidentes, ymás tarde autorizó la venta de esaspropiedades.

No puede desconocerse en estaconfrontación integrismo-indepen-dentismo, el enfrentamiento exaltadode los partidarios de la colonia contralos ciudadanos civiles, para impedirsu apoyo a la insurrección, empleandola coacción y el terror.

Tal fue el propósito de los asaltos acasas y palacetes, como el de Miguel

Aldama, o los actos criminales per-petrados en la acera del Louvre y elteatro Villanueva, o el fusilamientode los ocho estudiantes de Medicina.Igual objetivo perseguían las campa-ñas genocidas en los campos, comola tristemente célebre Creciente deValmaseda.

No obstante, los insurrectos fueronradicalizándose en la manigua antelas adversidades de una guerra queya en 1871 se presagiaba larga y dedesgaste.

*Doctora en Ciencias Históricas. Miem-bro de la Academia de la Historia. Profesorae Investigadora Titular de la Casa de AltosEstudios Don Fernando Ortiz, de la Uni-versidad de La Habana.

Fuentes consultadas:Los libros Anales de la guerra de Cuba,de Antonio Pirala; Las insurreccionesen Cuba, de Justo Zaragoza; Revolu-ción Democrática. 1868-1874. Cues-tión social, colonialismo y grupos depresión, de J. A. Piqueras; y Cuba/Es-paña, España/Cuba. Historia Común,de Manuel Moreno Fraginals. Docu-mentos localizados en el Archivo Na-cional de Cuba (Fondo de Donativos yRemisiones). Colección de la Gacetade La Habana (ANC).

Francisco Lersundi, en octubre de 1868,activó y puso en alerta de combateal llamado Cuerpo de Nobles Vecinos.

Grabadoaparecido en laprensa españolaque reflejael embarquede los Voluntariospara Cuba, enel puerto de Cádiz,en noviembrede 1869.

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74 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

A guerra anticolonialista queel Apóstol de la independenciade Cuba, José Martí, consideró

imprescindible para instaurar unaRepública cordial, comenzó paraManuel García Ponce casi ocho añosantes del 24 de febrero de 1895. Sinembargo, solo en los inicios del sigloXXI fue reconocido oficialmente comopatriota quien se autodenominó Reyde los campos de Cuba en rechazo a lasoberanía española sobre la mayorde las Antillas.

Muy revelador es un informe con-fidencial al Ministerio español deUltramar, del Capitán General de laIsla, fechado el 20 de septiembre de1890, en el cual el funcionario devela laesencia de la resistencia irregulardesplegada por García Ponce en unaamplia zona del occidente de la colonia

Manuel García y la guerra necesariaManuel García y la guerra necesariaHombre de leyenda, está demostrado que desde su desembarco por Puerto Escondido (1887)hasta su fallecimiento mantuvo viva la llama independentista

Por JORGE PETINAUD MARTÍNEZ y RAÚL RODRÍGUEZ LA O*

caribeña: �No ha querido nunca per-der su significación de separatista queél mismo se atribuye y así se ve quemantiene correspondencia con los re-volucionarios de aquí y de Cayo Hueso,que casi todas las víctimas de los se-cuestros han sido personas que noprofesan tales ideas y que se han esfor-zado porque se divulgue que el dineroque obtiene por los rescates y el quepercibe de las fincas se emplea exclu-sivamente en adquirir armas y muni-ciones, en socorrer a los campesinos,en mantener el espíritu de los Comitésy en otras atenciones análogas�.

No obstante, escritores y perio-distas, en un principio al servicio de lapropaganda española y luego repi-tiendo superficialmente las calumniasde esta, contribuyeron desde el mismo24 de febrero de 1895 �fecha del ase-

sinato del Rey de los campos de Cuba�y hasta nuestros días, a falsear suverdadera imagen.

Un cubano legendario

Hijo de los inmigrantes canarios IsabelPonce y Vicente García, nació el 10 defebrero de 1851 en el barrio del Estante,término de Alacranes, provincia deMatanzas, en un hogar humilde. Losescasos recursos familiares solo lepermitieron recibir una educaciónrudimentaria. No fue bebedor ni juga-dor, quienes lo conocieron le des-cribían disciplinado, decidido, con unagran resistencia física y espiritual.

Durante la década iniciada en 1870,la familia se trasladó a Quivicán, hoyprovincia de Mayabeque. Allí el jovencontrajo matrimonio con la compa-ñera de toda su vida, Rosario Vázquez,Charito, (quien años después le siguióa Cayo Hueso y colaboró gratuita-mente como maestra de los hijos de losemigrados cubanos; más tarde seríaguía y ayudante en su vida guerrillera).A finales de ese decenio sufrió su pri-mera prisión, por amenazar de muer-te a un alcalde que faltó el respeto a suesposa. Con posterioridad, sorpren-dió al padrastro golpeando a la madrey lo hirió de un machetazo, por lo cualhuyó al monte.

Aprovechando las facilidades otor-gadas por el Gobierno colonial paraque salieran del país todas aquellaspersonas alzadas en armas (1885),Manuel García viajó a Estados Unidos.En Cayo Hueso se unió a los patriotasJosé Dolores Poyo y Juan FernándezRuz. Este último preparaba desde 1886una expedición con destino a Cuba, yteniendo en cuenta el valor, la astuciay la probada experiencia de García paraevadir la persecución de los cuerposrepresivos españoles, lo incluyó en undestacamento comandado por el jovencapitán Manuel Beribén.

Desembarcaron por Puerto Escon-dido, al nordeste de La Habana, y al

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El Rey delos campos

de Cuba, segúnla obra pictórica

de Carlos Enríquez.

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caer Beribén en combate contra laGuardia Civil, García Ponce asumió elmando del pequeño núcleo, segúntestimonio de Fernández Ruz. En talescircunstancias, comenzó a cumplir lasorientaciones recibidas de este bri-gadier y el Club Patriótico de CayoHueso, las cuales, en síntesis, consis-tían en crear una partida de 100 o 200hombres y dividirlos en guerrillas paramantener la beligerancia en las pro-vincias de La Habana, Matanzas y LasVillas. Igualmente, deberían destruirpropiedades enemigas y recaudar fon-dos para fomentar la Revolución. Suhostigamiento constante al poder colo-nial era de tal magnitud que el 20 de abrilde 1888 el Gobierno colonial decretó elestado de guerra desde Pinar del Ríoa Santa Clara.

Según documentos localizados enarchivos cubanos y españoles, el gene-ral Antonio Maceo, durante su estan-cia en La Habana en 1890, se entrevistódos veces con Manuel García. Si bienMartí rechazó los 8 000 pesos oro ob-tenidos por el secuestro de un promi-nente hacendado autonomista, del clanazucarero Fernández de Castro, perpe-trado por García Ponce, y aclaró queno tenía ninguna conexión con la �vidaactual� de este, no debe obviarse quetambién manifestó: �La Revoluciónsolicita el concurso de todos los cuba-nos; Manuel García es un cubano; simañana, pronunciado el movimiento,él se incorpora a las filas cubanas, alláserá lo que sea, al igual que cualquierade los creadores y fundadores de laPatria�. 

Es bueno precisar que, de acuerdocon un testimonio de Juan Gualberto

Gómez, a pesar del rechazo martiano,Pedro Betancourt y otros revolucio-narios matanceros decidieron utilizarel dinero en la conspiración.

Disciplinado, Manuel García respe-tó la decisión del Apóstol y, por encimade cualquier resentimiento, acató laorden de alzamiento en 1895. Al frentede unos 50 hombres armados y concabalgaduras partió el 23 de febreropara unirse a las fuerzas que se su-blevarían al día siguiente en Ibarra,Matanzas.

Existen varias versiones sobre sumuerte en Ceiba Mocha, pero los tes-timonios de algunos alzados, publica-dos posteriormente por autores comoEduardo Varela Zequeira, Álvaro de laIglesia y otros, coinciden en que, trasuna escaramuza en ese lugar, todos losintegrantes del destacamento salieronilesos y el jefe del grupo ordenó con-tinuar la marcha hacia Ibarra.

Como era su costumbre, despuésde cabalgar un rato, se adelantó condos de sus prácticos �Fidel Fundora yAlfredo Ponce� para reconocer la zonay evitar una emboscada. El trío deavanzada se perdió en la oscuridad;minutos después sonaron varios dis-paros de fusil. En zafarrancho corrióla tropa por el camino, y un poco másadelante, halló a Manuel García queagonizaba. No lejos estaba el cadáverde Ponce.

Según esta versión, Fundora desa-pareció con las bolsas de dinero y ladocumentación que llevaba el jefe dela partida en sus alforjas. Hay quienesaseguran que el brazo ejecutor delcrimen había sido comprado con larecompensa de 20 000 pesos oro, ofre-

cida por los Fernández de Castro.Según otros, el traidor cumplió órde-nes de conspiradores corruptos quie-nes, extinguido su espíritu revolu-cionario del 68, habían malversadoel dinero entregado por el Rey de loscampos de Cuba para comprar armasy municiones. Y hay quienes infierenque el escarnio que pesó a lo largo delsiglo XX sobre la memoria de ManuelGarcía e impidió su rehabilitación enla etapa republicana, estuvo vinculadoa los descendientes de esos elementos.No obstante, la verdad prevalece y estádemostrado que desde su desembarcopor Puerto Escondido (septiembre de1887) hasta el 24 de febrero de 1895,Manuel García mantuvo viva dentrode Cuba la llama independentista.

*Rodríguez La O es un acucioso in-vestigador sobre las guerras de indepen-dencia. Petinaud se ha destacado en elperiodismo histórico.

Fuentes consultadas:Documentos localizados en el ArchivoHistórico Nacional de Madrid (Fondode Ultramar) y en el Archivo Nacional deCuba (Fondos de Adquisición y de Do-naciones y Remisiones). Los libros His-toria del bandolerismo social en Cuba.Vida y muerte de Manuel García (Reyde los campos de Cuba) (1851-1895),de María Poumier de Taquechel; el en-sayo Julio Sanguily y Garrite (1846-1906) y los alzamientos de febrero de1895 en el Occidente de Cuba, de Ma-nuel de Paz Sánchez; y las Obras Com-pletas de José Martí. La compilación PorCuba Libre. Juan Gualberto Gómez. Elnúmero especial de la revista Moncadacorrespondiente a octubre de 1986.

Para las autoridades coloniales, ManuelGarcía Ponce siempre fue un peligrosoindependentista.

Sitio cerca de Ceiba Mocha donde fue asesinado.

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76 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

A guerra en Cuba de 1895 a 1898significó la continuación de unproceso revolucionario inde-

pendentista que se inició el 10 de octu-bre de 1868 y se prolongó por 30 años(1868-1898), para concluir con la ino-portuna y nefasta intervención de lasfuerzas armadas estadounidenses enlos momentos en que España práctica-mente había agotado las posibilidadespolíticas, económicas, humanas y mili-tares y no estaba en condiciones deprolongar por mucho más tiempoese conflicto.

Víctimas de la Reconcentración decretada por Weyler desde 1896. La mayoría de los másde 300 000 cubanos fallecidos durante la guerra se debieron a esta política genocida.

Nuestro país perdió en la última contienda por la independencia alrededor de 20 por cientode su población, en su mayoría debido a la política de Reconcentración decretada por España

Por RAÚL IZQUIERDO CANOSA*

Los gobiernos de Cánovas del Cas-tillo y Práxedes Mateo Sagasta esgri-mieron la política de que, para man-tener su soberanía sobre la Isla,invertirían hasta el último hombre yla última peseta de su tesoro. Y así lohicieron. Pero los más de 230 000 efec-tivos de su Ejército regular, los mejo-res y más experimentados generales yun costo superior a los 1 900 millonesde pesetas, no resultaron suficientes.

A diferencia de la Guerra Grande(1868�1878), en la que se reinició en 1895el escenario principal de la lucha ar-

mada fue el territorio de occidente,donde residía el 75 por ciento de la po-blación, la mayoría de los recursos(base económica-productiva) y la sedede la dirección política-militar del Go-bierno español.

El Ejército cubano al expandir lashostilidades al extremo más occiden-tal del país, logró insurreccionar todoel territorio nacional, lo que le permi-tió desplegar toda su estructura mili-tar �seis cuerpos�, es decir, movilizarentre 40 000 y 50 000 efectivos (en laanterior contienda se alcanzaronunos 7 000).

En los tres años y medio de guerrase registraron más de 8 240 accionescombativas. En 1895 se peleó con másintensidad en la región oriental (65 porciento de los enfrentamientos). Du-rante los dos años siguientes, 80 porciento de las acometidas se produjoen el territorio occidental y en 1898, laproporción fue del 54 por ciento en oc-cidente y 46 por ciento en oriente.

Como resultado, perdieron la vida5 525 militares españoles, de los cuales3 383 (61 por ciento) murieron directa-mente en el campo de batalla y 2 142(39 por ciento) fallecieron poco despuésa causa de las heridas recibidas en loscombates. El 55 por ciento (2 885) de loscaídos corresponde al territorio occi-dental y el 33 por ciento (1 806) perdió lavida en la parte oriental, mientras quedel 12 por ciento de los fallecidos sedesconoce el lugar de su muerte.

De los tres capitanes generales quetuvieron a su cargo la dirección políti-ca y militar de la guerra en la Isla en elúltimo lustro del siglo XIX, fue el pe-ríodo del general Valeriano Weyler yNicolau el de mayor intensidad: 6 440acciones bélicas, 3 000 bajas mortalesen ellas. Durante el mando del generalArsenio Martínez Campos, en 838combates hubo 900 muertos; en el delgeneral Ramón Blanco Erenas, 940acciones con 1 200 decesos.

El pueblo español tuvo que sopor-tar el sacrificio de cerca de 60 000

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El costo humano de la guerraEl costo humano de la guerra

77OCTUBRE DE 2018/Año 110

Soldados españoles esperando su repatriación en Cienfuegos. Cerca de 60 000 perdieronla vida a consecuencia de la contienda entre 1895 y 1898.

En el período del general Valeriano Weylerhubo 6 440 acciones de guerra, con 3 000bajas mortales para el Ejército peninsular.

jóvenes de 20 a 24 años, la mayoría defamilias muy pobres, enviados a Cubapara defender un decadente régimencolonial. En el último lustro del sigloXIX, España organizó el mayor Ejér-cito que potencia europea mandara acombatir a territorio ultramarino. Laquinta parte de esos soldados no pudovolver a su país, sus restos quedaronsepultados en el campo de batalla ofueron lanzados a las profundas aguasdel océano, al morir durante el viajede regreso a la península, en mediodel Atlántico.

La conflagración más costosa

Esas pérdidas no admiten compara-ción con las que sufrió el pueblo cuba-no. La lucha por la independencia deCuba, de 1868 a 1898, ha sido una de lasguerras más costosas en vidas huma-nas en el continente latinoamerica-no del siglo XIX. En la de los Diez Años(1868-1878) murieron 200 000 personasde ambos bandos. Entre 1895 y 1898 su-cumbieron unos 60 000 españoles. Ysegún el Censo de 1899, incluso con lafalta de datos sobre las defuncionesen muchos municipios, durante ese se-gundo período, se registraron 321 934fallecimientos de cubanos, equivalen-tes a 20 por ciento del total de la pobla-ción, la cual ascendía a 1 572 845 habi-tantes (74 por ciento residía en lasprovincias del Departamento Occi-dental). Fueron en su mayoría niños,ancianos y mujeres víctimas de la Re-concentración decretada por Weylerdesde 1896.

Debe añadirse que la tasa de natali-dad disminuyó bruscamente en la eta-pa. En los tres años precedentes alinicio de la guerra, los nacimientospromediaron anualmente 31 970, mien-tras que durante los cuatro años deconflagración (1895-1898) solo llegarona 7 204; ello significa que dejaron denacer unos 59 064 niños, en relacióncon el trienio anterior.

Sumando los fallecidos en trein-ta años en total murieron más de580 000 seres humanos. Haciendo unasimple comparación numérica, abs-trayéndose del desarrollo tecnológi-co que se produjo en el armamentoterrestre en el siglo XX, veremos quelas bajas peninsulares en la contien-da iniciada en el 95 fueron superioresa las del Ejército de los Estados Uni-dos en la guerra de Corea (1950-1953),en la que perdieron cerca de 54 000hombres, y en la de Vietnam (1964-1975), donde sucumbieron más de58 000 estadounidenses.

El 1º de enero de 1899, España tras-pasó su soberanía sobre la Isla deCuba, arriaba su bandera del Morroe izaba la de la nación norteña. A par-tir de ese momento la Isla pasó a serdominio yanqui. Máximo Gómez

Báez, general en jefe del Ejército Li-bertador, de manera profética escri-bió el 8 de enero de 1899 en su Diariode campaña: �Los americanos hanamargado con su tutela impuesta porla fuerza la alegría de los cubanosvencedores; y no supieron endulzarla pena de los vencidos. La situaciónpues, que se le ha creado a este pue-blo; de miseria material y de ape-namiento, por estar cohibido en todossus actos de soberanía, es cada díamás aflictiva, y el día que termine tanextraña situación es posible que nodejen los (norte)americanos aquí niun adarme de simpatía�.

*Doctor en Ciencias e Investigador Ti-tular, Académico Correspondiente de laReal Academia de la Cultura Valenciana.Fue presidente de la Unión de Historiadoresde Cuba (1999-2012) y del Instituto de His-toria de Cuba (2002-2012).

Fuentes consultadas:El Informe sobre el Censo de Cuba1900. El Diario de Campaña de Máxi-mo Gómez. Textos periodísticos publi-cados por La Correspondencia de Es-paña. Diario Político y de Noticias. Ma-drid, 1898.

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78 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

UIENES desconocen la impron-ta de la historia en la actualidad,se preguntarán las razones deque después de 120 años reflexio-

nemos sobre la instauración del régi-men autonómico en Cuba. Tal vez estecomentario los ayude a comprender,una vez más, que la historia no es unaciencia muerta, ni un relato de ficciónconcebido para enajenar, a las mayoríaspoblacionales, de las grandes tragediasde la contemporaneidad. Es, eso sí, unreferente obligatorio para el desarrollode la conciencia crítica actual.

Aunque para algunos resulte sor-prendente, en ciertos círculos de opi-nión contrarios al proceso revolucio-nario cubano, o escépticos sobre elsostenimiento futuro de la nación in-dependentista cubana, se discute laviabilidad o no, pasada y presente, delGobierno autonómico de 1898. Es decir,si es factible convertir a Cuba en unaprovincia autónoma de España o enuna colonia o protectorado de los

El descrédito interno y externo de la política weyleriana y el despliegue insurreccionalpor toda la Isla obligaron a España a adoptar esa fórmula

El régimen autonómico,realidad y leyendaEl régimen autonómico,realidad y leyenda

Por MILDRED DE LA TORRE MOLINA*

Estados Unidos. Todo es posible, en lasmentes de los modernos coloniza-dores y colonizados cuando se tratade tergiversar la historia para jus-tificar sus antinacionales proyectossociopolíticos.

El fin del siglo XIX albergó a los viejosy nuevos dilemas generados por lainestabilidad de un imperio imposiblede sostener aunque buscase desespe-radas fórmulas de supervivencia. Lacultura política se conformaba en mediode una aguda crisis de valores espiritua-les y, sobre todo, como resultado de unaprofunda lucha de contrarios. El camporevolucionario pugnaba por la aperturade su espacio vital mediante el triunfode las armas mambisas, aun cuandola angustia de los tiempos difíciles minaraalgunas esferas de su virtual unidad. Lasfuerzas opositoras se debatían, mirandohacia el norte o hacia el viejo continentecon las ansias propias de quienes veíansucumbir, tal vez para siempre, susraíces ancestrales.

La corona española, al designar,en octubre de 1897, a Ramón Blanco,marqués de Peña Plata, para la go-bernación general de Cuba, tuvo encuenta no solamente el descréditointerno y externo de la política weyle-riana, sino también la situación de lalucha armada y los propósitos mani-fiestos del intervencionismo nortea-mericano. Estaba claro que la expe-riencia de la reconcentración y eldespliegue insurreccional por todo elpaís (a pesar de las sensibles pérdidasde sus más preclaros líderes) imposi-bilitaban sostener el histórico ejercicioagresivo de subordinación colonial.

De ahí que el nuevo gobernantetuviese en su poder un paquete de ins-trucciones, precisas y coherentes, obrade varios especialistas en materia tandelicada y compleja de llevar a vía dehecho. En él, con fecha del 17 de octubrede 1897, se establecían dos líneas deGobierno. Una militar, orientada a laconcentración de las fuerzas bélicasen el oriente del país; y la otra dirigidaa garantizar el desarrollo de la zafraazucarera, las actividades restantesdel sector agrario, del comercio y laindustria. Igualmente recalcaban lanecesidad de utilizar a los autonomistaspara reprimir la insurrección. La prensano fue excluida, se precisaba su papelapologético en cuanto al orden jurídicoy colonial y de censor del movimientoindependentista.

Inmediatamente después de pro-mulgado el régimen autonómico losgrupos conservadores de Cuba y Espa-ña protestaron e insultaron al Gobiernoy a los autonomistas, a la vez que aler-taban sobre el inminente triunfo de laindependencia nacional. Tal fue el carizde los actos realizados en La Habana,Santiago de las Vegas, Cienfuegos, Ran-cho Veloz, por solo mencionar algunos.

El conservadurismo insistía en quelos cubanos se unirían a los EstadosUnidos porque eran incapaces de

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Al llegar a La Habana (octubre de 1897) para asumir como capitán general, Ramón Blancotraía entre sus instrucciones utilizar a los autonomistas para reprimir el movimientoinsurreccional.

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gobernarse a sí mismos, debido acuestiones de carácter cultural. Por suparte, los liberales de España y Cuba,argumentaban que de no instaurarsela autonomía, aquella nación se apo-deraría de la Isla con la anuencia delos insurrectos.

Sin embargo, no debe olvidarse quela relación entre los anexionistas y losautonomistas databa de la promul-gación de los partidos políticos, a fina-les de los años 70. Al crearse el régimenautonómico, sus máximos represen-tantes en el país norteño aconsejarona los líderes liberales que prepararanlas condiciones para la inmediataanexión mediante el establecimientodel sistema federativo. Cuestión que sehizo evidente, por parte de algunos au-tonomistas, al exaltar el poderío esta-dounidense y sus posibilidades de exter-minar el movimiento revolucionario.

Las fuerzas leales al independen-tismo expresaron con vehemencia surechazo al Gobierno autonómico, aun-que sin la fuerza teórica que caracterizóel discurso martiano de los años 80 y 90hasta los inicios de la nueva contiendalibertadora, pero con la misma vehe-mencia provocadora e incitante en arasde continuar por los derroteros que elgran Martí fue capaz de trazar. Ejemploselocuentes ofrecen varios artículos delperiódico Patria, publicados en lassiguientes fechas: 20 de enero; 12, 17, 20,26 de febrero; 7 y 14 de julio; 8 y 22 deseptiembre; 4 de noviembre de 1897 yel 10 de enero de 1898; así como las escla-recedoras palabras de Máximo Gómezal Herald, el 30 de enero de 1897.

En sentido general, el campo inde-pendentista alertó que la implantacióndel sueño autonómico coincidía con lasreclamaciones de los propietarios nor-teamericanos radicados en Cuba,quienes solicitaban el cese de las hos-tilidades entre los grupos conten-dientes. También resulta interesante elrazonamiento de muchos emigradosrevolucionarios, sobre el carácter anti-nacional de un régimen conformadopara la satisfacción de las exigenciasdiplomáticas de una metrópoli incapazde conceder la independencia a suscolonias. La revista Cuba y América(New York, 15 de enero de 1898) expresóque aquella denotaba su caducidad enel ofrecimiento de una modernidad queno poseía como nación europea.

Es conocido que la intervención nor-teamericana en el diferendo militarcubano-español destruyó la utopíaautonomista, que irónicamente erafruto de las imposiciones del Gobiernonorteño a la corona española. El apoyobrindado por el Ejército mambí alestadounidense estuvo avalado por di-símiles criterios en torno al papel quelos Estados Unidos debían o podíandesempeñar en el conflicto. Una visiónera anexionista; otra, aunque indepen-dentista, era escéptica en cuanto altriunfo revolucionario y su concreciónen Estado independiente, y una tercerarecelaba que el vecino pretendieraapoderarse de los destinos de Cuba.

Las crisis sociales y políticas revelanque las concesiones a los poderososacentúan los viejos males y crean lascondiciones para el desarrollo de nue-vos retos, difíciles de llevar a cabo.España intentó detener la intervenciónnorteamericana a través de la vagafórmula autonomista y logró abrirle laspuertas, sus consecuencias se hicieronsentir durante medio siglo de domi-nación neocolonial. Pero ante el dilemadel 98, civil y militar, cuando las fuerzascontendientes no mostraban supe-rioridad alguna, con una dolorosa re-concentración impregnando de cala-midades y miserias a una buena partede la Isla, ¿por qué no creer en el quese presentaba como amigo solidariocapaz de aliviar y hacer más breve elinfierno de la guerra? ¿Por qué des-confiar de su Gobierno cuando repe-tía que los tiempos del olvido y de laindiferencia habían quedado atrás yque Cuba merecía ocupar el sitio de lospaíses libres? ¿Por qué no desear sertan libres como aquel Gobierno afir-maba que era su pueblo?

Hurgar en las respuestas implicadescubrir la sabiduría de una so-ciedad que hizo posible el triunfo delideal independentista, muy a pesarde quienes impidieron su concreciónen 1898.

*Investigadora dedicada al siglo XIXcubano. Directora editorial de El Historiador.

La prensa de la península divulgóla constitución del Gobierno autonómico.

Máximo Gómezexpresó su rechazoa esta fórmula deGobierno adoptadapor Madrid.

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80 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Lo que le ha dado trascendencia histórica a este suceso ha sido su manipulaciónpara justificar la entrada de los Estados Unidos en la Guerra del 95Por GUSTAVO PLACER CERVERA*

las 9:40 de la noche, el martes 15de febrero de 1898, una poderosaexplosión destruyó al acorazado

estadounidense Maine, fondeado en labahía de La Habana. En el siniestro pe-recieron tres cuartas partes de la tri-pulación. Dadas las circunstancias querodearon el hecho y su trascendencia,ha sido objeto, sobre todo en EstadosUnidos, de múltiples especulaciones.

El Maine había llegado a La Ha-bana el 25 de enero con la excusa derealizar una �visita amistosa�. El as-pecto del buque fondeado en el cen-tro de la rada, era imponente. Sudotación estaba compuesta por 26 ofi-ciales y 328 alistados. El comandanteera el capitán de navío Charles D.Sigsbee. Para todos los conocedoresde la tirantez existente en las rela-ciones entre España y Estados Uni-dos, su presencia no era más que otroeslabón en la cadena de presiones queWashington venía ejerciendo sobreMadrid, en lo que constituía, claramen-te, la preparación para inmiscuirse,con propósitos expansionistas, en laguerra de los cubanos contra el régi-men colonial hispano.

A Inmediatamente después de la ca-tástrofe, la prensa sensacionalistanorteamericana arreció su campañaantiespañola, responsabilizando a lasautoridades ibéricas. Los círculos po-líticos más agresivos intensificaronsus demandas y apremios sobre elpresidente McKinley para que este sedecidiera a intervenir en Cuba.

En términos generales, el desas-tre tenía dos posibles explicaciones:la destrucción del buque se habíaproducido por accidente o por unacto premeditado; si la explosiónera �interna�, existía la posibilidadde que se tratara de una autoprovo-cación, pero resultaba factible tam-bién la hipótesis de un accidentecomo causa probable. De ser �ex-terna�, el acto era claramente pre-meditado y la culpa recaía sobreEspaña.

Dos días después del hundimien-to, las autoridades españolas crearonuna comisión investigadora a la queno se le dio acceso a los restos delbuque siniestrado, teniendo que limi-tarse a examinar los alrededores.Esta concluyó que la explosión ha-

bía sido, con toda probabilidad, inter-na. Entre sus argumentos estaban elno haberse observado una columnade agua en el momento de la defla-gración, la ausencia de peces muer-tos en la bahía y el que no hubieraocurrido ningún oleaje.

Los norteamericanos, quienes ha-bían rechazado la propuesta de crearuna comisión mixta, formaron la suya,presidida por el capitán de navíoWilliam T. Sampson. El ambiente po-lítico creado en Estados Unidos no erafavorable a una investigación impar-cial y objetiva. La prensa sensaciona-lista no cesaba de publicar artículos,declaraciones y testimonios que con-figuraban una atmósfera belicista.

La comisión encabezada porSampson fue una verdadera farsa. Seempeñó en explicar la destrucción delbarco como resultado de dos explo-siones: una pequeña, producida en elexterior, que había desencadenadouna enorme, interna. El presidenteMcKinley, en un mensaje al Congreso,que acompañó las conclusiones dela sesgada indagación, señaló comolo más significativo que España �nisiquiera podía garantizar la seguri-dad de un buque norteamericanoque visitaba La Habana en misión depaz�. Y pedía autoridad para termi-nar la guerra en Cuba, a la vez quesolicitaba emplear, con esos fines, alas fuerzas militares y navales esta-dounidenses. El hundimiento delMaine había cumplido así una fun-ción: servir de pretexto a los afanesinjerencistas.

Las dudas sobre las causas del si-niestro continuaron. El ataque másserio a la teoría de la explosión exte-rior provino del periódico profesionalbritánico Engineering. En ellas JohnT. Bucknill, experto altamente califi-cado en minas, refutó las conclusionesde la comisión Sampson, las cualescalificó de absurdas. Bucknill consi-deró como la más probable causa deldesastre, la combustión espontánea

El Maine había llegado a La Habana el 25 de enero con la excusa de realizar una �visitaamistosa�.

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El Maine : un pretextopara intervenirEl Maine : un pretextopara intervenir

81OCTUBRE DE 2018/Año 110

Labores de rescate tras el hundimiento del barco.

de una de las carboneras del buque, he-cho frecuente en las naves de la época.

Revelaciones

A principios de septiembre 1910, elCuerpo de Ingenieros del Ejército delos Estados Unidos comenzó los traba-jos para remover los despojos delMaine y hundirlos en alta mar. Esaslabores duraron hasta marzo de 1912 yfueron aprovechadas para recuperarlos restos humanos que contenía elcasco destruido, conducirlos a su paísy sepultarlos. Además, se formó unajunta de investigaciones cuyo dicta-men, como era de esperarse, fue muysimilar al de su predecesora.

Décadas después, en 1976, cuandolas relaciones entre Estados Unidosy España eran completamente dife-rentes, el almirante estadouniden-se Hyman G. Rickover, célebre porhaber dirigido el proyecto de cons-trucción del primer submarino nu-clear norteamericano, formó unequipo de expertos que revisó críti-camente la copiosa información ob-tenida en 1911 y llegó a la conclusiónde que la explosión fue interna, plan-teando varias posibilidades de inicio:incendio en una carbonera, sabotaje,accidente con armas, bomba coloca-da por un visitante. De ellas conside-raba como la más probable la primera,aunque no descartaba las otras. Es-tos resultados fueron plasmados en ellibro Cómo fue destruido el acoraza-do Maine.

No obstante, con posterioridad sehan publicado, tanto en Estados Uni-

dos como en España, libros, artículosy documentales, casi todos con unabuena dosis de sensacionalismo, loscuales resucitan viejas versiones queculpan a españoles fanáticos o a cu-banos partidarios de la intervención.Respecto a los primeros, los argumen-tos de Bucknill y de Rickover los exo-neran. Quedan, pues, los cubanoscomo presuntos autores.

Para que un compatriota tuvieraéxito en la voladura precisaba venceruna gran cantidad de dificultades prác-ticas; dominar la técnica de construc-ción de minas, contar con medios deconducción adecuados y con nadado-res o buzos muy bien entrenados, asícomo mantener el más absoluto secre-to y enmascaramiento para no serdetectados por las autoridades espa-ñolas ni por la vigilancia del buque.

De haber sido cubanos los autores,conociendo el fraccionamiento polí-tico que tuvo la causa independentistadespués de la intervención, y tenien-do en cuenta que un complot de tal

naturaleza necesitaba de los esfuer-zos coordinados de un grupo de perso-nas, ¿es de esperar que ninguna deellas cometiera alguna indiscreción?Razonando así, arribamos al criteriode que la hipótesis de la explosión ex-terna, aunque admisible en teoría, te-nía pocas perspectivas de realizaciónpráctica.

Queda pues, la posibilidad dela explosión interna, la cual pudo seraccidental o provocada. Esta últimano puede descartarse, dado el inte-rés que los círculos imperialistasmás agresivos tenían en precipitarsu país a la guerra. En todo caso, cual-quiera que haya sido el origen de lavoladura, lo que le ha dado trascen-dencia histórica a este suceso ha sidola manipulación de que fue objeto conel fin de convertirlo en el pretextopara la intervención militar en nues-tro país.

*Doctor en Ciencias Históricas. Miem-bro de la Academia de la Historia de Cuba.

El comandante del buque era el capitánde navío Charles D. Sigsbee.

La tripulacióndel acorazadoestaba compuestapor 26 oficialesy 328 alistados.

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ARECE que la denominaciónde la guerra desatada en 1898por Estados Unidos de América

contra España y también, aunque demanera indirecta, contra Cuba, PuertoRico, Filipinas y Guam, tiene impli-caciones que van más allá de lo pura-mente nominal. En efecto, el SegundoCongreso Nacional de Historia, cele-brado en La Habana entre el 8 y el 12 deoctubre de 1943, acordó: �En virtud deesa participación decisiva (del Ejérci-to Libertador en la guerra) no es posi-ble continuar denominando, comohasta ahora se ha venido haciendo,popular y oficialmente, Guerra Hispa-no-americana a la contienda de 1898,sino que fue y debe ser llamada �y a loscubanos nos toca imponer y populari-zar este nombre: Guerra Hispano-cu-bano-americana�.

En 1929 José Medel había tituladosu libro sobre este conflicto La GuerraHispano-Americana y sus resulta-dos. Enrique Collazo la llamó Guerra

Los nombres de la guerraLos nombres de la guerraAtendiendo a las formalidades del Derecho Internacional, se trató de una contiendaentre Estados Unidos y España, a la que fueron arrastrados cubanos, puertorriqueñosy filipinos

Por ÁNGEL JIMÉNEZ GONZÁLEZ*

Hispano-americana; Fernando Por-tuondo, �Guerra de los Estados Uni-dos y España�; Philip S. Foner, �GuerraHispano-Cubano-Norteamericana�,término al que se suscribió el Manualde Historia de Cuba del Ministeriode las Fuerzas Armadas Revoluciona-rias (Minfar); y Rolando Rodríguez,inconforme con el gentilicio norte-americano, se pronuncia por deno-minarla Guerra Hispano-cubano-estadounidense.

�Esta guerra, que debe nombrar-se hispano-norteamericana �dicenEduardo Torres-Cuevas y OscarLoyola en su libro Historia de Cuba,publicado en 2001� se libra, (lo que com-plica el análisis, de ahí la terrible con-fusión en la nomenclatura) en el mis-mo teatro de operaciones, en el mismoescenario geográfico en que transcu-rría desde hacía tres años una confla-gración anticolonial�.

La tradición ha hecho que algunasconflagraciones asuman el nombre

de sus protagonistas cuando sondos: Guerra Ruso-Japonesa, GuerraAnglo-Bóer, Guerra Franco-Prusiana.Otras adoptan el de la causa que lesdio origen: de la Sucesión Española,del Opio. Su duración también lasnomina: de los Siete Años, de los CienAños; y su orden: Primera Guerra delos Balcanes, Segunda Guerra Mun-dial, etcétera.

En el caso que nos ocupa, EstadosUnidos planificó las acciones militaresdesde 1894 y le declaró la guerra a Es-paña el 25 de abril de 1898, aunquedesde el día 22 ya había establecidoel bloqueo naval contra parte del lito-ral cubano. En esa declaración de hos-tilidades no aparecen en lo absoluto loscubanos, puertorriqueños ni filipinos,que también estaban involucrados enel conflicto. El propósito de excluirlosde los pasos oficiales se evidenciatambién en que el teniente AndrewSummer Rowan, a nombre del pre-sidente McKinley, para solicitar lacooperación del Ejército Libertador,se entrevistó con el mayor generalCalixto García y no con el Gobiernode la República en Armas.

De manera que, atendiendo a lasformalidades del Derecho Internacio-nal, se trató de una guerra entre Esta-dos Unidos y España, a la que fueronarrastrados en el anonimato �porqueles convenía a los yanquis�, cubanos,boricuas y filipinos, que sin saberlo,comenzaron a combatir a favor dequien se declararía su amo y en contrade su propia independencia.

El resultado del enfrentamiento asílo demuestra: como consecuencia delTratado de París, Cuba fue ocupadadurante tres años y convertida despuésen neocolonia en virtud de la Enmien-da Platt; Puerto Rico fue cedido a Es-tados Unidos y se transformó en �EstadoLibre Asociado� hasta nuestros días; ylas Filipinas, vendidas por 20 millonesde pesos a Washington, permanecie-ron bajo su control hasta 1946.

PGrabado de la época que refleja la entrevista del Aserradero. De izquierda a derecha,Castillo Duany, Shafter, Wheeler, un oficial no reconocible, Miles y Calixto García.

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Ese fenómeno fue denunciado porLenin cuando en sus textos alertó so-bre las conflagraciones de rapiña enlas que �dos o tres potencias rapaces,de poderío mundial, armadas hastalos dientes (Estados Unidos, Inglate-rra, Japón), que, por el reparto de subotín, arrastran a su guerra a todo elmundo�. No en balde Lenin calificó ala de Washington y Madrid como laprimera con carácter imperialistaen la historia.

Lo cierto es que la inmensa mayo-ría de la montaña de literatura origi-nada en Estados Unidos sobre laSpanish-American War, y en Españasobre el Desastre del 98, minimiza oignora el decisivo papel desempeña-do por los cubanos en el conflicto. Nose reconoce que el Ejército españolhabía perdido notablemente su capa-cidad combativa después de cuatroaños; que el cerco a Guantánamo,Holguín y Santiago tendido por loscubanos impidió a los peninsularesmaniobrar con miles de hombres (deno ser así habrían salido a la retaguar-dia del desembarco estadounidense).Tampoco se reconoce que el plan de laoperación anfibia fue el sugerido porDemetrio Castillo Duany y CalixtoGarcía, en la entrevista del Aserrade-ro, ni que las playas destinadas aldesembarco estaban aseguradas porlos mambises. Quienes fueron nues-tros supuestos amigos antes de la vic-toria, una vez alcanzada se trocaronen altivos amos. La respuesta arrogan-te y destemplada del general WilliamR. Shafter a la carta del mayor generalCalixto García lo dice todo: �Esta esuna tierra americana, conquistadapor nosotros�.

La intención de Emilio Roig de in-cluir el término �cubano� en la deno-minación de esa guerra, para salvarla malintencionada omisión y ponerde manifiesto el papel desempeñadopor el Ejército Libertador y nuestropueblo en ella, es muy loable, pero lle-va a la injusticia de omitir al resto delos protagonistas. Incluirlos a todossería caer en el ridículo de llamarlaGuerra hispano-cubano-puertorri-queña-filipino-estadounidense.

Entonces, la solución parece ser noaferrarnos a incluir en la denomina-ción a los participantes y en su lugarbuscar una alternativa. Si tenemos el

antecedente de la Guerra del 68 y de laGuerra del 95, ¿por qué esta no puedeser la �Guerra del 98�?

*Investigador del Instituto de Histo-ria de Cuba.

Fuentes consultadas:Los libros Imperialismo fase superior delcapitalismo, de V.I. Lenin; La Guerra His-pano-Americana y sus resultados, deJosé A. Medel; Los americanos en Cuba,de Enrique Collazo; Historia de Cuba, deFernando Portuondo; Cuba: Las másca-ras y las sombras, de Rolando Ro-dríguez; y Cuba-Estados Unidos. Crono-logía de una historia, de Jane Franklin.

Batalla naval de Cavite, Filipinas, entre buques de Estados Unidos y la Armada española.

Evacuación de soldados y oficiales españoles de San Juan, PuertoRico, al concluir la guerra.

Tropas yanquis desembarcaron en Oriente gracias a la cooperaciónde fuerzas mambisas.

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NO de los asuntos básicos en quese afirma la centralidad de JoséMartí para Cuba radica en su vi-

sión sobre los Estados Unidos. Ayudaa entender que el llamado diferendoentre estos países no es un conflictobilateral isométrico, ni brotó de lareacción de la potencia imperialistacontra la Revolución que desde sutriunfo en 1959 tropezaría con las am-biciones de la nación norteña.

Felizmente, parecen haber queda-do atrás ciertas tesituras inciertas,ni leninistas ni martianas, según lascuales Martí no podía ser antimpe-rialista, porque, en su tiempo, no esta-ba del todo formada la realidad queVladimir Ilich Lenin estudió en sulibro clásico El imperialismo, fasesuperior del capitalismo, de 1917. PeroMartí no esperaba a que otros halla-ran las respuestas que él necesitaba.

Su lucidez sobre la gestación delimperialismo tuvo una base decisivaen la radicalidad anticolonialista porla que, desde su temprana juventud,repudió la actitud de los Estados Uni-dos hacia la independencia de Cuba.Luego dispondría de su conocimientodirecto �en particular desde NuevaYork, donde vivió cerca de 15 años� deaquella nación y sus nexos con el mun-do. Con lo allí observado profundiza-ría cada vez más en una historiaque abarcaba el despojo a México demás de la mitad de su territorio. El paísque en la lucha por su independenciarecibió apoyo de diferentes pueblos�entre ellos el de Cuba�, despreciaríala independencia de otros.

Redactor de la Declaración de in-dependencia de los Estados Unidos,tempranamente Thomas Jeffersonexpresó, en 1805, el deseo de apoderar-se de Cuba, y en 1820, cuando ya presi-día la potencia en gestación, instruyóa su secretario de Guerra adelantarlas medidas necesarias para conse-guirlo. Desde su primera juventudMartí acumuló una información que

1898 y el proyecto de José Martí1898 y el proyecto de José MartíLa intervención con que los Estados Unidos frustraron la independencia de Cubano fue un hecho fortuito

Por LUIS TOLEDO SANDE*

En la tribuna, en la prensa y por todos los medios a su alcance, se pronunció Martí contra laspretensiones estadounidenses de uncir a los pueblos de la América Latina por medio de laeconomía.

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no cabe menospreciar. En el supues-to caso de que no conociera concreta-mente los designios de Jefferson, noignoraba la orientación dominanteen aquel país.

En 1871, año en que llegó como des-terrado a Madrid, no solamente se re-firió a las diferencias de idiosincrasia ycultura entre aquella nación y �másque Cuba en particular� los pueblos dela que luego él llamaría nuestra Amé-rica: �Los norteamericanos posponena la utilidad el sentimiento.�Nosotrosposponemos al sentimiento la utili-dad�. También anotó: �ellos vendíanmientras nosotros llorábamos�, lo cualremite al hecho de que los EstadosUnidos ignoraron la gesta de Cubapor su independencia y siguieron co-merciando con España, vendiéndolepertrechos.

Luego su visión la enriqueció el pe-regrinar que siguió por países de laAmérica Latina y el Caribe, y por lospropios Estados Unidos. En 1883 �unejemplo� señaló las falacias de la reci-procidad comercial ofrecida por esanación a México: era parte de una tác-tica que se ampliaría con el CongresoInternacional celebrado en Washing-ton entre los meses finales de 1889 y losprimeros de 1890, obra del Departamen-to de Estado de la nación sede.

Contra ese foro �que pretendía un-cir a los pueblos de la América Latinapor medio de la economía y, de esemodo, también en política� se pronun-ció Martí en la prensa, en la tribuna,en cartas y por todos los medios a sualcance. Escrutó en especial lo quesignificaba para Cuba, todavía colonia,y a Gonzalo de Quesada Aróstegui, co-laborador suyo �y, algo a lo que tal vezMartí mismo contribuyó, secretario dela delegación argentina, opuesta a laspretensiones del Congreso�, le hizo cla-ras advertencias al respecto.

En carta del 29 de octubre de 1889 lehabló del peligro de que la voraz na-ción, maniobrando con �sus propósi-tos, confesos o tácitos�, lograse queEspaña saliera de la Isla, para ellossustituirla: �Y una vez en Cuba los Es-tados Unidos ¿quién los saca de ella?�,se pregunta Martí. Si no se hacía bien,hasta la contienda contra el colonia-lismo español podía facilitarle las co-sas al codicioso vecino, que tenía de sulado la complicidad de anexionistas ydesplazaba cada vez más a España enel mercado cubano.

Al propio Quesada le escribe Martíel 14 de diciembre del mismo año, y le

advierte lo que se urde contra Cubamientras se celebra el Congreso: �So-bre nuestra tierra, Gonzalo, hay otroplan más tenebroso que lo que hastaahora conocemos, y es el inicuo de for-zar a la Isla, de precipitarla, a la gue-rra,�para tener pretexto de interveniren ella, y con el crédito de mediador yde garantizador, quedarse con ella. Cosamás cobarde no hay en los anales de lospueblos libres: Ni maldad más fría�. AúnCuba no había logrado la independen-cia, y podía tener reservado un lugarfatídico en los planes estadounidensesde �ensayar en pueblos libres su siste-ma de colonización�, como lo definióMartí en su crónica acerca del Congre-so fechada el 2 de noviembre de 1889.

Consumación

Martí era consciente de que no enca-raba hechos aislados, sino la orienta-ción sistémica de una voraz potenciaen desarrollo. La intervención de estaen Cuba tendría implicaciones plane-tarias, y para impedirla procuraba élque la guerra de liberación fuera �bre-ve y directa como el rayo�, para no daral agresivo poderío norteño ni tiemponi ocasión para frustrarla.

De su certeza sobre la posible inje-rencia imperialista recibió, en campa-ña, una confirmación concreta más.Por su carta póstuma a Manuel Mer-cado se sabe que el corresponsal de TheNew York Herald le había contado dela entrevista en que el militar y políti-co español Arsenio Martínez Camposle expresó que, antes que aceptar lavictoria de Cuba, España se entende-ría con los Estados Unidos. Fue lo queocurrió el 10 de diciembre de 1898 en elTratado de París, componenda capita-lizada por los Estados Unidos.

En carta del 25 de marzo de 1895, yaen tránsito por tierras de las Antillashacia Cuba para ocupar su lugar en laguerra, Martí le expresa al amigo do-minicano Federico Henríquez y Car-vajal, con particular claridad, una ideaque venía redondeando claramente deaños atrás: �Las Antillas libres salva-rán la independencia de nuestra Amé-rica, y el honor ya dudoso y lastimadode la América inglesa, y acaso acelera-rán y fijarán el equilibrio del mundo�.

Urgía impedir que los Estados Uni-dos alcanzaran la hegemonía que bus-caban. De ahí que, en la víspera de sumuerte en combate, Martí le confe-sara a Mercado que todo cuanto ha-bía hecho, y haría, era para cumplirel que, aún con el Ejército español

enfrente, consideraba su deber: �im-pedir a tiempo con la independenciade Cuba que se extiendan por las An-tillas los Estados Unidos y caigan, conesa fuerza más, sobre nuestras tie-rras de América�.

El 17 de abril de 1894 había publi-cado, en Patria, El tercer año del Par-tido Revolucionario Cubano, donde�con Puerto Rico presente en su pro-yecto� afirmó: �Es un mundo lo queestamos equilibrando: no son solo dosislas las que vamos a libertar�. Seexplica la certidumbre de su perspec-tiva: �Quien se levanta hoy con Cubase levanta para todos los tiempos�. Aeso, desde la pasión revolucionariay sin vanidad personal, se refiere ensu citada carta al amigo dominicano��Yo alzaré el mundo�, le dice�, y, dedistintos modos, en el Manifiestode Montecristi, que, también fecha-do el 25 de marzo de 1895, fue el pri-mer programa público de la guerrainiciada el 24 de febrero anterior.

Concepciones eurocéntricas, in-cluso bien intencionadas, ubicaríanel inicio simbólico del siglo XX en laPrimera Guerra Mundial. Pero loque esta hizo fue intensificar en ma-yor escala los replanteamientosgeopolíticos desatados en el mundomoderno con la que Lenin calificócomo la primera guerra imperialis-ta: la de los Estados Unidos en 1898

Con Puerto Rico presente en su proyecto,afirmó en Patria (1894): �Es un mundo lo queestamos equilibrando: no son solo dos islaslas que vamos a libertar�.

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contra España, y de hecho, o funda-mentalmente, contra Cuba, a la quese le negó representación en el Tra-tado de París y cuyos derechos engeneral se ignoraron.

El pensamiento positivista podrádictaminar que el propósito mar-tiano de frenar a los Estados Unidosera un imposible histórico. Pero gra-cias a ese �imposible� se aseguró,más que la posibilidad, la realidad deuna Cuba futura independiente. Enfecha cercana, alguien deseoso deavalar solamente metas basadas encálculos pragmáticos de factibilidadinmediata, le endosó a Martí la ideade que �la política es el arte de lo po-sible�. Esa es una máxima que se leha atribuido a pensadores diversos,de Aristóteles para acá: dígase Ma-quiavelo, Bismarck o Churchill, tandistantes todos de Martí, cuya políti-ca, basada en la ética, no cabe en se-mejante frase.

Frustraciones

Se ha discutido si Cuba tenía la po-sibilidad de ganarle la guerra a Es-paña en 1898, y no ha faltado laperspectiva �incluso de cierta lla-

mada izquierda española� según lacual no solo no podía ganarla, sinoque debió haberse mantenido comoparte de España. Ni hablar de losilusos que han deseado su anexióna los Estados Unidos. Pero si algohabla de la posibilidad de que Cubaderrotase a España es la acometidade los Estados Unidos �cumpliendoplanes para los cuales el hundimien-to del Maine, cualquiera que hayasido la causa, resultó un hecho anec-dótico, mero pretexto� para impedirla victoria cubana, desconociendoel papel decisivo de las tropas mambi-sas en la terminación del conflictoarmado.

Si en 1829 Simón Bolívar dictami-nó que los Estados Unidos parecían�destinados por la providencia paraplagar la América de miseria en nom-bre de la libertad�, los sucesos de 1898certificaron el acierto de El Liberta-dor, y más. El fortalecimiento delpoder imperialista no afectó solo aesta región, sino al mundo todo, don-de resulta cada vez más ostensibleel deshonor que los Estados Unidoscosechan con sus actos de barbariey genocidio.

En cuanto a Cuba, la potencia quede distintos modos aún sigue agre-diéndola, en el mismo camino en queno reconoció ni en el 68 ni en el 95 lasinstituciones que la representabanen sus luchas por la independencia,en 1898 escamoteó la victoria delEjército Libertador y luego propicióque se desmovilizara, para implantaruna República neocolonial, Enmien-da Platt mediante.

Pero la frustración impuesta des-de 1898 no lesionó solo a Cuba y otrasvíctimas directas de la expansión im-perialista, como Puerto Rico y Filipi-nas. Se extendió también a España,donde se acuñó una frase que hoyperdura: �Más se perdió en Cuba�. Enrealidad, para la vieja y derrotadametrópoli se agravó una decadenciaque venía de antes y fue testimoniadapor la generación que recibió comonombre, precisamente, el del 98.

Ímpetus de emancipación

La objetividad y el peso del proyectode Martí lo probaría su inagotablepresencia en el pensamiento revolu-cionario cubano, y más allá de este.Seguidores suyos que estuvieron jun-to a él, y otros venidos luego, se man-tuvieron fieles a su ideario como víapara salvar a Cuba del dominio forá-neo y de la descomposición internaque bajo él se entronizó.

Un ejemplo de ello �entre muchoscitables� es el artículo Resucita,Martí, incluido por el periodista Ju-lio César Gandarilla en su libro Con-tra el yanqui, de 1913. Otro, muchomás influyente, lo encarnó Julio An-tonio Mella, quien en 1925 tuvo a sulado en la fundación del primer par-tido marxista cubano a Carlos Baliño�uno de los que siguieron a Martí envida�, y en 1927 adelantó glosas dellibro en que quería presentar al ver-dadero Martí, no al que los poderososprocuraban despojar de su condiciónrevolucionaria.

Añádase, sin afán exhaustivo, lageneración que, guiada por Fidel Cas-tro, se identificó con el centenariomartiano, y en la estela de este inicióla etapa de luchas que condujeron altriunfo de 1959 y a la edificación deuna nueva Cuba. La historia no cabeen unas pocas líneas, por muy felicesque sean, pero mucho dijo en estosversos Nicolás Guillén del logro queel imperialismo no le perdona a Cuba:�Te lo prometió Martí / y Fidel te locumplió�.

En 1927 Mellaadelantó glosasdel libro en que

quería presentaral verdadero

Martí, no al quelos poderosos

procurabandespojar de

su condiciónrevolucionaria.

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*Doctor en Ciencias Filológicas.

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L capitán italiano Natalio Argen-ta, veterano garibaldino y desta-cado músico y poeta, había cau-

tivado a los emigrados revolucionarioscubanos en Estados Unidos por la pa-sión con que defendía la causa de laindependencia de la Isla. Inspirado enella, compuso un himno, que estrenóen el Instituto Patriótico y DocenteSan Carlos, en Key West, y varios poe-mas. Eran los días en que el mayorgeneral Calixto García preparaba laGuerra Chiquita.

Inmerso en su entusiasmo, Argentase enroló en la expedición de la goletaHattie Haskell. Fracasada esta, des-de Jamaica acompañó al general PíoRosado. En un bote se trasladaron al

República UniversalRepública UniversalDesde los albores de nuestra nacionalidad, nos hemos forjadoen los ideales de solidaridad y fraternidad entre los pueblos

Por RENÉ GONZÁLEZ BARRIOS*

Oriente cubano y desembarcaron cer-ca de Santiago de Cuba, a finales dejunio de 1880. Por una delación, ellos ysus compañeros, entre los que se en-contraba el mexicano Félix Morejón,fueron capturados y conducidos a laciudad de Bayamo. El 7 de julio de 1880,antes de ser fusilado, frente a sus im-placables verdugos gritó a todo pecho:�¡Viva la República Universal!�.

Aquellas palabras reflejaban el es-píritu de solidaridad y universalidad enque se forjaron los ideales de los revo-lucionarios cubanos desde la primeramitad del siglo XIX. Decenas de crio-llos se dirigieron a México y Venezue-la buscando apoyo para lograr laindependencia de Cuba. Inmersos en

la consolidación de la causa america-na, echaron su suerte con los patrio-tas de ambas naciones y ayudaron a laforja de la Patria Grande. Treinta cu-banos alcanzaron los grados de gene-rales peleando en suelo mexicanoentre 1821 y 1867, contra las invasionesextranjeras. Otros escribieron, juntoa Bolívar, páginas de gloria en Cara-bobo, Junín y Ayacucho.

La Guerra de Secesión vería a cu-banos luchando por la abolición de laesclavitud y el pueblo dominicano sen-tiría el apoyo de hijos de la mayor delas Antillas durante la Guerra de Res-tauración. En el ideario independen-tista cubano, Puerto Rico, siempre,formó parte del concepto de Patria.

Fragmentode un óleosobre la batallade Carabobo,en la cualparticiparonvarios cubanos,entre ellos,el bayamésManuel Cedeñoy el habaneroJosé Rafaelde las Heras.

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Los más grandes próceres de nues-tra independencia patentizaron suideal solidario. Carlos Manuel de Cés-pedes, en el Manifiesto del 10 de octu-bre, expresaba su pensamiento sobreel alcance de la naciente Revolución:�Cuba aspira a ser una nación grandey civilizada para tender un brazo ami-go y un corazón fraternal a todos losdemás pueblos�.

El mayor general Máximo Gómez,genio militar dominicano, y cubanopor derecho propio, con la nobleza desu espíritu magnánimo, dejaba explí-cito en carta al capitán general espa-ñol Ramón Blanco y Erenas la dimen-sión de su pensamiento: ��Yo solo creoen una raza: la humanidad��.

El general Antonio Maceo vivió pen-diente de los sufrimientos y la suertede la hermana gemela de Cuba, Puer-to Rico, la isla que latía al ritmo denuestras emociones, privaciones y vic-torias. Y para dejarlo ante la historia,como legado testamental, el 6 de juniode 1884 escribió desde San Pedro Sula,Honduras, al patriota cubano AnselmoValdés: ��Cuando Cuba sea indepen-diente solicitaré del Gobierno quese constituya, permiso para hacer lalibertad de Puerto Rico, pues no megustaría entregar la espada dejandoesclava esa porción de América; perosi no coronare mis fines, entregaréel sable pidiendo a mis compañeroshagan lo mismo�.

En 1880 brotaron en el Departa-mento Oriental de Cuba las prime-ras células de la Liga Antillana, conel propósito de crear ��la Federa-ción de Cuba, Puerto Rico y SantoDomingo�. En ella los patriotas cu-banos contaron con el espaldarazodel general dominicano Gregorio Lu-perón y de los patriotas puertorrique-ños Ramón Emeterio Betances yEugenio María de Hostos. Renacía elespíritu sagrado de la patria común,por la que se había constituido enNueva York, en 1865, la Sociedad Re-publicana de Cuba y Puerto Rico, conel apoyo dominicano.

José Martí fundó en 1892 el PartidoRevolucionario Cubano para organizarla contienda libertaria de su país y auxi-liar la de Puerto Rico. En el Manifiestode Montecristi, firmado junto a Máxi-mo Gómez en aquel poblado domi-nicano, patentizó: �La guerra de in-dependencia de Cuba, nudo del hazde islas donde se ha de cruzar, en plazode pocos años, el comercio de los con-tinentes, es suceso de gran alcancehumano, y servicio oportuno que el he-roísmo juicioso de las Antillas presta ala firmeza y trato justo de las nacionesamericanas, y al equilibrio aún vaci-lante del mundo. Honra y conmuevepensar que cuando cae en tierra deCuba un guerrero de la independen-cia, abandonado tal vez por los pueblosincautos o indiferentes a quienes se

inmola, cae por el bien mayor del hom-bre, la confirmación de la repúblicamoral en América, y la creación de unarchipiélago libre donde las nacionesrespetuosas derramen las riquezasque a su paso han de caer sobre el cru-cero del mundo��.

Esa guerra independentista y laRepública en Armas que forjaron lasbases del futuro Estado cubano, lleva-ban en su esencia el espíritu universalclamado por el capitán italiano NatalioArgenta ante el pelotón de fusilamien-to. De ello dio fe la presencia de más de3 000 extranjeros en el Ejército Liber-tador, 36 de los cuales alcanzaron elgeneralato mambí. En ese clímax cre-ció la juventud revolucionaria en laRepública neocolonial, que solidaria,fraguó en la lucha la Revolución victo-riosa del 10 de enero de 1959.

Cuba ha construido una nación nue-va, en la que la savia internacionalistaalimenta la cultura política de un pue-blo. El 26 de julio de 1978, expresaba elComandante en Jefe Fidel Castro Ruz:�El internacionalismo es la esenciamás hermosa del marxismo-leninismoy sus ideales de solidaridad y fraterni-dad entre los pueblos. Sin el interna-cionalismo la Revolución Cubana nisiquiera existiría. Ser internacionalis-ta es saldar nuestra propia deuda conla humanidad�.

* Coronel (r). Presidente del Instituto deHistoria de Cuba.

Natalio Argenta defendió con pasiónla causa de la independencia de Cubay ofrendó su vida por ella.

Manuel de Quesada, al ser invadido Méxicopor los franceses, se unió a la resistenciacontra los invasores. Luego asumió comogeneral en jefe del Ejército Libertadordurante la Guerra del 68.

El general dominicano Gregorio Luperón,patriota que apoyó la lucha por laindependencia de Cuba y Puerto Rico.

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POETAS DEL 95POETAS DEL 95

AL EXTRANJEROHoja tras hoja de papel consumo:

Rasgos, consejos, iras, letras fierasQue parecen espadas: Lo que escribo,

Por compasión lo borro, porque el crimen,El crimen es al fin de mis hermanos.Huyo de mí, tiemblo del sol; quisiera

Saber dónde hace el topo su guarida,Dónde oculta su escama la serpiente,Dónde sueltan la carga los traidores,

Y dónde no hay honor sino ceniza;¡Allí, mas solo allí decir pudiera

Lo que dicen y viven!, ¡que mi patriaPiensa en unirse al bárbaro extranjero!

Yo callaré, yo callaré: que nadieSepa que vivo: que mi patria nunca

Sepa que en soledad muero por ella:Si me llaman, iré: yo sólo vivo

Porque espero a servirla: así, muriendo,La sirvo yo mejor que husmeando el modo

De ponerla a los pies del extranjero.

SOLO dos volúmenes de poesía publicó nuestroApóstol en vida, pero con ellos, con su prosa va-

ria y magnífica y con otras páginas que dejó en revis-tas y diarios momentáneamente inéditas, fundó en laescritura como en política, así en sus letras melancó-licas, gentiles, como en sus fuertes pinturas de hom-bres y asuntos y en sus formidables letras fieras.

José Martí(1853-1895)

P ARTIÓ para la emigración en 1895 y se alistó en la expedición de Rius Rivera, que lo trajo a

la manigua. Antes de partir, publicó dos poemasen la revista El Expedicionario. Cayó en combateen Pinar del Río.

NO TEMOQue me alcance la muerte; no temo;solo quiero en mi tumba ignorada,condensando mi gloria y renombre,una lágrima amarga / Soy hombre,y a mi patria le ofrezco mi espada.

Que me alcance la muerte; no temo;combatiendo sucumben los bravos;es más grato caer en la arenaque ir sonando servil la cadenade los tristes sumisos esclavos.

Enrique M. Barnet(1876-1897)

CORONEL de caballería. Colaboró en El Yara,El Fígaro y América. Publicó el poemario Fu-

gitivas (La Habana, 1901). Tradujo a Byron y Car-ducci. Representó a Occidente en la Asambleade Jimaguayú.

MI PÁLIDALa virgen que los ojos soñadoresadmiran en mis lienzos idealesno reza en las vetustas catedralesni danza en los alegres corredores.

No juega enamorada con las flores,ni escucha tras las puertas ojivaleslas zambras de las guzlas orientales,el canto de los viejos trovadores.

Palpita donde choca la metralla,sonríe donde el rayo centelleay duerme sobre el campo de batalla.

Francisco Díaz Silveira(1871-1925)

Ilustraciones: VIRGILIO MARTÍNEZ

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DOMINGO MUJICAMurió de cara al mar aquel valiente,bañado por la luz de la alborada,noble, serena y firme la mirada,tranquilo el corazón, alta la frente.Cerca, la muchedumbre indiferentepara ver aquel crimen congregada,mejor hubiera estado arrodilladaque es la actitud que cuadra al impotente.¡Murió de cara al mar, en hora impía!Y no rugió de rabia el océano,ni en noche eterna convirtióse el día.Murió con el valor del espartano,mientras la libertad le sonreíaseñalándole al cielo con la mano!

D IRIGIÓ periódicos, entre ellos La Juventud Libe- ral. Emigró a Tampa en 1896 y fue uno de los

fundadores y secretario del Club Revolucionario. Co-laboró en Patria y en El Porvenir. Dramaturgo, na-rrador. Su primer poemario, Excéntricas, aparecióen 1893 en Matanzas. Su poema Mi bandera fueun célebre canto de protesta contra la intervenciónestadounidense en Cuba. Con el título de Poesía yProsa, Letras Cubanas imprimió parte de su obraen 1988.

SELVA CUBANAUn cálido perfume bajo la agreste fronda,envuelto de la tierra fecunda en la humedad,se alza, y vaporoso como un suspiro, rondaen torno del misterio de aquella soledad.Ni un pájaro que trine, ni un eco que respondade los vibrantes troncos a la sonoridad;y solo el viento a veces en su cansada ondaarrastra algún crujido hacia la inmensidad.

P UBLICÓ a partir de 1891 una veintena de cuen- tos en Camagüey. Sale en 1894 hacia México y

durante un tiempo su familia lo da por muerto. Seincorpora a la manigua con dos hermanos en 1898.En 1908 publica Voces Nómadas, el resto de suobra se encontraba dispersa en revistas y diarios,hasta que se recogió en Poesías Escogidas, LetrasCubanas, La Habana, 1985.

De las añosas copas, las gigantescas hebrasde los jagüeyes penden. Las tímidas culebrassemejan enroscadas, inmóviles raíces.Del sol un rayo cruza, temblando el verde tuly en una rama seca, metálicos maticesirisa en el plumaje de una torcaza azul.

Francisco JavierPichardo(1873-1941)

TENIENTE coronel del Ejército Libertador. Publicócon su hermano Federico el poemario Gemelas

(La Habana, 1894). Colaboró con El Expediciona-rio, de Tampa, y en la Revista de Cayo Hueso. Almorir en la manigua, llevaba consigo los versos desu novia, Juana Borrero, junto a su Última Rima.

Carlos Pío Uhrbach(1872-1897)

ÚLTIMA RIMAAspiraciónPara que compasiva la recojaqueda mi rima humilde en esta hojaque engaños melancólicos despierta;brinda calor tu libro a mis difuntosanhelos de pasión, guardando juntosmis versos y los versos de la muerta.Solo el recuerdo del amor perdura!Es mi estrofa ave herida, y se clausuradonde hallaron sus sueños dulce nido.Ya, desdeñoso de mundana gloria,quiero vivir con ella en tu memoriao perderme con ella en el olvido.

ESPERADA Diego Vicente TejeraDescansan en el seno de la patriaque con valor heroico defendieronoponiendo los pechos generososdel enemigo al sanguinario acero!Quizá nos culpen de mirar pasivosla agonizante convulsión de un pueblo,que pugna en vano por romper el yugoque lo mantiene a su pesar sujeto!Quizá ¡baldón mortal! nos juzgan cómplices

HIJA de Esteban Borrero Echeverría. Junto a supadre,comprometido en la conspiración inde-

pendentista, emigró en 1895. Editó ese año, antesde partir de Cuba, su poemario Rimas. Novia de Car-los Pío Uhrbach, murió de tifus en Estados Unidos.

Juana Borrero(1877-1896)

Bonifacio Byrne(1861-1936)

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del tirano, vendidos por el miedo,y al hijo espurio de la mártir Cubafulminan, ya terrible su desprecio!Nuestros hermanos los que sufren vivos,¿por siempre ¡ay! siempre gemirán abyectos?¿Será el país que defendisteisestéril ¡ay! al sacrificio vuestro?¡No es posible! ¡Esperad! ¡Quizá no tardede la batalla entre el confuso estruendode ¡Libertad! el anhelado gritoen conmover vuestros sagrados restos!

QUINTÍN BANDERADomina; es su dominio la arena del combate,la libertad su culto, su fe la rebelión;forjado fue su espíritu que el miedo nunca abate,en fragua de titanes, con alma de león.La cólera divina, cual bélico acicateque hostiga los gloriosos impulsos del campeón,arma el potente brazo que a los tiranos batey rudo abre una senda de fuego a la Invasión.El viene del Oriente; lo vieron las montañasen sus enhiestas cumbres grabar fieras hazañascon ímpetu soberbio, con fuerza colosal;él viene del Oriente diezmando el vilipendio,y en medio de las llamas, en medio del incendio,deslumbra a la asombrada región occidental.

COLABORÓ en varias publicaciones cubanas enla emigración. Fundó el semanario separatista

Los Azules. Publicó varios libros en prosa y verso,entre ellos Oro (La Habana, 1907), en el cual inclu-ye poemas póstumos de su hermano Carlos Pío.

CAPITÁN del Ejército Libertador en la Guerra de losDiez Años. Figuró en la colección poética Arpas

Amigas. Miembro fundador del Partido Revoluciona-rio Cubano. Escribió varios libros, entre ellos el poe-mario Cantos de la Patria (Nueva York, 1900).

Francisco Sellén(1836-1907)

EN MARCHAEl tambor redobla, llama:la corneta el toque da:a quien patrio amor inflamasordo al toque no estará.

Quien nació con alma libre,quien no quiera esclavo ser,el acero al punto vibrepara un noble alto deber.Donde Cuba su estandartehaga heroica tremolar,cada pecho sea un baluarteque su honor sepa guardar.Donde hiciere la sublimelibertad su voz oír,donde un pueblo se redime,gloria, hermanos, es morir.¡Pronto, en marcha! Los jinetes,los infantes, ¡a la acción!,y hablen solo los machetes,los fusiles y el cañón!

Federico Uhrbach(1873-1932)

FORMÓ parte como periodista de la redacciónde Patria y dirigió el semanario Cacarajícara. Fun-

dador de la Academia de Artes y Letras. Su obradispersa en revistas y periódicos se publicó pós-tumamente.

LA BORDADORACuando se oyó el grito en Yara,abandonando su hogar,su esposo se fue a pelear,el odio escrito en la cara.Ella, joven como era,llena de entusiasmo santo,bordó una rica bandera,en la que envuelto volviera,¡muerto!, aquel que amara tanto. IIEl hijo heredó la fieraansia por la redención;con fervorosa pasión,ella bordó otra bandera.¡Bandera que fue sudariode aquel expedicionarioque, desplegándola al aire,murió, mártir voluntario,en un manigual de Baire! IIIEn el antes dulce hogar,la viuda infunde respeto.¡Cómo cuida de su nietoque ha de saberse vengar!Crece el niño, y ella esperaque atienda Dios su plegaria�¡verlo triunfar, o que muera!�mientras borda otra bandera,con la estrella solitaria.

(Tomado del suplemento cultural Patria, enero de 1995)

Enrique HernándezMiyares(1859-1914)

92 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

1868:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmOctubre 10: Inicio de nuestras guerras emanci-padoras. En el ingenio Demajagua, Carlos Manuelde Céspedes proclama la independencia de Cuba,libera a sus esclavos y los incorpora al Ejércitomambí, así como da a conocer el Manifiesto de laJunta Revolucionaria de la Isla de Cuba, dondeexpone los principios de la lucha revolucionaria,entre ellos la igualdad de todos los hombres, fue-sen blancos o negros, cubanos o españoles.Octubre 11: Combate de Yara. Después de estaacción, Céspedes logra reagrupar a las tropasinsurrectas y planea el ataque a Bayamo.mmOctubre 13: Ataque a Las Tunas por Vicente García.Octubre 20: Toma de Bayamo. Perucho Figueredoredacta la letra de lo que luego devendría HimnoNacional, que fue cantado en una plaza pública por12 muchachas, entre ellas seis afrodescendientes.Octubre 25: Probable fecha de que se incorpora-ran a la contienda los hijos mayores de MarcosMaceo y Mariana Grajales, encabezados por Jus-to, Antonio y José.Octubre 26: Primera carga al machete de esta con-tienda, en Pinos de Baire, dirigida por MáximoGómez.Noviembre 4: Alzamiento de Las Clavellinas. Ca-magüey en pie de guerra.Noviembre 26: Reunión de Minas. Con su intran-sigencia, Ignacio Agramonte salva la Revoluciónen Camagüey.Diciembre 27: Desembarco de la goleta Galvanic,procedente de las Bahamas, con la primera expe-dición de ayuda a la insurrección procedente delexterior. 

1869:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 4: El general DomingoDulce llega a Cuba para asumircomo capitán general. Decre-ta la libertad de prensa y dereunión. Entre el 7 de enero y el28, aparecen 77 periódicos decorte independentista. Entre ellosEl Diablo Cojuelo y La Patria Li-bre, signados por la presencia deladolescente José Martí.

Enero 12: Los patriotas de Bayamo queman suciudad antes que entregarla al enemigo.Enero 22: En La Habana, voluntarios (parami-litares) españoles disparan a mansalva contra losasistentes a una comedia en el teatro Villanueva yluego imponen el terror en la urbe. Se reportantres muertos y decenas de heridos.Febrero 6-7: Alzamiento del Cafetal González. LasVillas se incorpora a la insurrección.Abril 10: Inicio de la Asamblea de Guáimaro, reunióncumbre de los patriotas cubanos alzados en armas.

Más de treinta años deluchas independentistasMás de treinta años deluchas independentistas

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Se adopta una constitución republicana, la cual aldeclarar que todos los habitantes de la Isla son ab-solutamente libres, abre las puertas a la aboliciónde la esclavitud. Elección de Céspedes como primerpresidente de la República de Cuba en Armas.1870:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmMarzo 4: José Martí es condenado a seis años detrabajo forzado.Agosto 17: Fusilamiento del mayor general Peru-cho Figueredo en Santiago de Cuba.1871:immmmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 15: Deportación de Martí a España.Julio 28: Comienza en los montes de La Estacadala organización, por parte de Máximo Gómez, delcontingente invasor a Guantánamo.Agosto 4: Combate del Cafetal La Indiana, dirigi-do por Gómez.

Octubre 8: Rescate de Julio Sanguily por parte deIgnacio Agramonte y otros 35 jinetes mambises,quienes derrotan a una columna española de 120hombres.

Noviembre 27: Fusilamiento de los ocho estudian-tes de Medicina en La Habana. Otros 41 son con-denados a distintas penas de cárcel.1873:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmnMayo 11: Muere en Jimaguayú, Camagüey, a los32 años de edad, Ignacio Agramonte, �El Mayor�.

Julio 9: Máximo Gómez asume el mando de la tro-pa camagüeyana.Octubre 27: Los miembros de la Cámara de Re-presentantes, convocados a una reunión en Bija-gual, deponen a Céspedes y eligen a SalvadorCisneros Betancourt presidente de la Repúblicade Cuba en Armas.

Noviembre 4: En Santiago, comienzan los fusilamien-tos a 53 de los expedicionarios del Virginius, inclu-yendo varios ciudadanos estadounidenses y britá-nicos. Entre los cubanos ultimados, algunos eranmenores de edad. La matanza continuó hasta el día8. Fue suspendida por las exigencias y amenazasde sir Lambton Lorraine, comandante de la fragatabritánica Niobe, quien dijo actuar en nombre de suGobierno.1874:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmFebrero 16: Batalla de Las Guásimas, el Ejércitomambí obtiene una nueva victoria contra fuerzasespañolas más numerosas.Febrero 27: Carlos Manuel de Cés-pedes muere en desigual combatecontra tropas peninsulares que in-tentaban apresarlo en el caserío deSan Lorenzo.Marzo 15-19: Batalla de Las Guásimas, dirigida porMáximo Gómez. La derrota más grande sufrida

94 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

por tropas regulares españolas en sus guerras co-loniales en América.Septiembre 6: En San Antonio de Baja los espa-ñoles logran cercar a Calixto García, quien antesque rendirse intenta el suicidio. Queda milagrosa-mente con vida y tras una larga convalecencia, esdeportado a cárceles españolas.1875:mmimmmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 6: El general Máximo Gómez cruza la tro-cha (línea fortificada erigida para prevenir el avan-ce de los insurrectos hacia el occidente) e inicia lainvasión a Las Villas.Abril 27: El general Vicente García llama a una asam-blea en Lagunas de Varona a todos los elementosdescontentos con el progreso de la Revolución. Estoda lugar a un movimiento que se torna en sediciónal declararse en rebeldía ante el Gobierno mambí.El presidente Cisneros renuncia (28 de junio). Lesustituye el 1º de julio Juan Bautista Spotorno.1876:mmmmmmmmmmmmmmmimmmmmMarzo 28: La Cámara de Representantes elige aTomás Estrada Palma como presidente de la Re-pública en Armas.

Agosto 4: Cae en combate, enYaguaramas, el internacionalista neo-yorkino Henry Reeve El Inglesito.Septiembre 23-26: Toma e incen-dio de la ciudad de Las Tunas, porVicente García.

Octubre 10 : Máximo Gómez le entrega el man-do de Las Villas a Carlos Roloff ante el mani-fiesto regionalismo de los jefes insurrectos dela provincia.1877:mnnnnnnnnnnnnnmmmmmmmmmmFebrero 22: Fallece en el exilio enNueva York el vicepresidente mam-bí Francisco Vicente Aguilera, sinhaber podido lograr su objetivo detraer una expedición a Cuba paraayudar a la insurrección.Mayo 11: El general Vicente García publica enSanta Rita un nuevo manifiesto exigiendo refor-mas al Gobierno revolucionario.Agosto 6: Combate de Mangos de Mejía. AntonioMaceo recibe ocho impactos de bala que lo man-tuvieron en sumo estado de gravedad durantealgún tiempo.Octubre 19: Estrada Palma es capturado y encar-celado por los españoles. Nombran como presi-dente interino de la República de Cuba en Armasa Francisco Javier de Céspedes.

Diciembre 4: La Cámara de Representantes eligea Vicente García como presidente de la Repúblicade Cuba en Armas. No asume el cargo hasta el 15de enero siguiente.1878: mmnnnnmmmi i i immmmmmmmmFebrero 4: En la Llanada de Juan Mulato, Maceoy 38 combatientes derrotan a una tropa enemigade unos 300 efectivos, ocasionándole más de 250bajas mortales.Febrero 7 al 9: Maceo alcanza una brillante victo-ria sobre el famoso batallón de San Quintín, en elárea de San Ulpiano.Febrero 10: En Camagüey, representantes de losinsurrectos suscriben el Pacto del Zanjón, que nocontempla la independencia de Cuba ni la aboli-ción total de la esclavitud.

Marzo 15: Protesta de Baraguá. Ante el generalespañol Martínez Campos y otros representantesde la corona, Antonio Maceo y oficiales insurrectosproclaman que en Cuba no puede haber paz sinindependencia ni abolición de la esclavitud. Seacuerda una tregua de ocho días. El Titán y suscompañeros redactan una nueva constituciónmambisa para reanudar la lucha. Manuel de JesúsTitá Calvar es elegido presidente de la Repúblicade Cuba en Armas.Mayo 10: Cumpliendo órdenes del Gobiernomambí electo en Baraguá, Maceo sale hacia Ja-maica con la misión de organizar una expedición.Mayo 21: El Gobierno insurrecto acepta los térmi-nos españoles para la paz, terminando oficialmen-te la Guerra de los Diez Años. Tregua fecunda (1879-1895)1879:mnmmmmmmmmmmmmmmmmmmmAbril 15: Protesta del Jarao, enSancti Spíritus. Protagonizada porRamón Leocadio Bonachea, unode los últimos oficiales cubanos dela guerra del 68 en capitular.Agosto 24: Inicio de la Guerra Chiquita.

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Septiembre 5: En Kingston, Jamaica, CalixtoGarcía y Antonio Maceo lanzan una proclama con-vocando a los cubanos a la guerra. Sin embargo,el compromiso de enviar a Maceo en una expedi-ción de vanguardia nunca se cumplió.Septiembre 17: José Martí es detenido en La Ha-bana al detectar las autoridades españolas suparticipación en actividades conspirativas. Luegoes deportado a España el 25 de septiembre.1880:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmMayo 7: Calixto García logra llegar a Cuba, pero laguerra agoniza en todas partes.Mayo 29: Ante la falta de recursos bélicos y laausencia de apoyo exterior e interior, GuillermónMoncada, José Maceo y otros jefes mambisesconvinieron en la capitulación si el Gobierno co-lonial se comprometía a que los patriotas queasí lo desearan podían salir hacia el extranjerocon seguridad para sus vidas. Este compromisono fue cumplido y Moncada, José y RafaelMaceo, junto con otros jefes mambises, fueronapresados en altamar y encerrados en cárcelesespañolas.Agosto 9: Calixto García se presenta ante lasautoridades coloniales, debido a la imposibilidadde proseguir la lucha.Diciembre 3: El último de los jefes insurrectos quepermanecieron en la manigua, Emilio Núñez, aban-dona el país y marcha a los Estados Unidos. Finde la Guerra Chiquita.1884:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmMarzo 30: Máximo Gómez redacta el Programade San Pedro Sula, cuya ejecución se conocecomo el Plan Gómez-Maceo, con el fin de organi-zar una nueva contienda independentista.Octubre 2: Por primera vez Gómez y Maceo sereúnen con Martí en Nueva York.Octubre 20: Martí se retira del Plan Gómez-Maceo.En carta al dominicano le expone su inconformi-dad con métodos y concepciones del movimientoque se gesta.Diciembre 2: Desembarca en Cuba la expedicióndel Roncador, dirigida, organizada y comandadapor Ramón Leocadio Bonachea.mmmmmmmmm1885:mmiiiiimmmmmmmmmmmmmmmmMarzo 7: El general Bonachea y otros dos expedi-cionarios del Roncador son fusilados en Santiagode Cuba.Mayo 18: Limbano Sánchez desembarca cerca deBaracoa con hombres y pertrechos de guerra. Esasesinado el 28 de agosto.

1887:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmMarzo 7: En la alocución A los cubanos, apareci-da en la publicación dominicana El Porvenir,Gómez expone las causas que impiden la conti-nuación del movimiento insurreccional que pre-para con Maceo.1890:mnnnnnmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 20: Antonio Maceo llega a Cuba con la au-torización del Gobierno colonial. Comienza a orga-nizar secretamente una insurrección. Detectadopor las autoridades, estas lo expulsan de la Isla el30 de agosto.1892:mmmmmmmmAbril 10: Proclamacióndel Partido Revolucio-nario Cubano, por JoséMartí.1895:mmmmmmmmEnero 10: Es delata-da la expedición de LaFernandina.Enero 29: Orden de al-zamiento suscrita porJosé Martí, Mayía Ro-dríguez (en nombre deMáximo Gómez) y Enrique Collazo a los patriotasde la Isla para levantarse en la segunda quince-na de febrero.

Guerra del 95

m m m m m m m m m m m m m m m m mFebrero 24: Levantamiento simultáneo en másde 35 localidades del país.Marzo 25: En Santo Domingo, Martí y Gómez fir-man el Manifiesto de Montecristi.Abril 10: Antonio y José Maceo, junto con FlorCrombet, desembarcan en Duaba, cerca deBaracoa.

96 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

Abril 11: José Martí, Máximo Gómez y cuatro com-pañeros desembarcan en Playita de Cajobabo,Guantánamo.Mayo 5: En La Mejorana, Martí, Gómez y Ma-ceo se reúnen para decidir la estrategia de laguerra.

Mayo 19: Muere José Martí en el combate de DosRíos.Mayo 25: Maceo inflige una aplastante derrotaa Martínez Campos en el cruento combate dePeralejo.Junio 6: Gómez cruza el río Jobabo y, ya en Ca-magüey, inicia la Campaña Circular.Septiembre 13: En Jimaguayú, Camagüey, la Asam-blea Constituyente mambisa se reúne para or-ganizar la República de Cuba y su Gobierno. Eligena Salvador Cisneros Betancourt presidente; Bartolo-mé Masó, vicepresi-dente; Tomás EstradaPalma, Delegado Ple-nipotenciario y repre-sentante en el extran-jero; Máximo Gómez,General en Jefe; y An-tonio Maceo, Lugarte-niente General.

Octubre 22: Comienza la invasión a occidente.Maceo parte de Mangos de Baraguá al frente deun contingente.Octubre 30: Gómez cruza la Trocha de Júcaro aMorón y comienza a ejecutar una serie de accio-nes en territorio villareño.Noviembre 30: En el potrero de Lázaro López, enCiego de Ávila, se encuentran Gómez y Maceo paracombinar sus fuerzas. Se conforma, con el contin-gente que Maceo trae de Baraguá y las fuerzasagrupadas en Camagüey y Las Villas por Gómez,el Ejército Invasor, el cual comienza la marcha ha-cia occidente.Diciembre 15: Combate de Mal Tiempo. Victoriade las fuerzas mambisas bajo el mando de Gómezy Maceo.Diciembre 23: Combate de Coliseo. El Ejército es-pañol no puede detener el avance del contingen-te invasor hacia el oeste.Diciembre 29: Combate de Calimete. Los penin-sulares no logran detener el avance de los inde-pendentistas hacia La Habana.1896:mmmmmmimmmmmmmmmmmmmmEnero 10: El contingente invasor entra en la pro-vincia de La Habana.Enero 7: Martínez Campos renuncia como capi-tán general, y España nombra al general ValerianoWeyler y Nicolau como su reemplazo. Hasta su lle-gada, Sabas Marín asume como capitán generaltemporario. Cerca del noroeste de La Habana,Gómez y Maceo acuerdan separar sus fuerzas:Maceo continuará hacia Pinar del Río y Gómezpermanecerá en La Habana para desarrollar laCampaña de Lanzadera.Enero 8: Maceo y sus tropas entran en Pinardel Río.Enero 22: A las tres de la tarde, las tropas deMaceo llegan a Mantua, la ciudad más occiden-tal de la Isla.

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Febrero 11: El general ValerianoWeyler arriba a Cuba. Su prioridadmilitar más alta es la destrucciónde Maceo.Febrero 17: Weyler anuncia la po-lítica de la reconcentración, geno-cidio que diezmó por hambre y enfermedades amás de un tercio de la población de entonces. Seles dan ocho días a quienes vivan afuera de lasáreas fortificadas para mudarse a las ciudadesocupadas por las tropas españolas. Después deese tiempo, cualquier persona encontrada fuerade las áreas señaladas sería considerada un sim-patizante del enemigo y fusilada.Marzo 5: Maceo regresa a Matanzas, burlandoa una columna muy fuerte enviada por Weylercontra él.Marzo 10: Gómez y Maceo se reúnen en El Galeón.Se acuerda que el Titán regrese a Pinar del Río yGómez continúe en la parte central de la Isla. Estees su último encuentro.Marzo 20: En El Rubí, a pesar de la falta de muni-ciones, la tropa de Maceo fuerza a un oponentenuméricamente superior a retirarse.Abril 14 al 26: Maceo y sus compañeros recha-zan en Lomas de Tapia acometidas diarias de lasfuerzas españolas.Abril 30: Combate de Cacarajícara. Maceo en-frenta con solo 175 efectivos una columna pe-ninsular de casi 1 000 soldados, dirigidos porel general Suárez Inclán, quienes tienen queretirarse.

Julio 5: José Maceo muere en elcombate de Loma del Gato.Septiembre 18: A Maceo le llegala expedición del internacionalis-ta boricua Juan Rius Rivera, la cualtrae 500 000 cartuchos, 1 000 ri-fles, 2 000 libras de dinamita, un

cañón con 100 balas y tres artilleros norteameri-canos. También viene con ellos Panchito, el hijomás joven de Máximo Gómez.Septiembre 24-25: En Montezuelo, Maceo derro-ta a fuerzas españolas más numerosas.Septiembre 25: Otro choque victorioso para lastropas de Maceo en las Tumbas de Estorino.Octubre 10: En Ceja del Negro, las tropas de Maceocombatieron contra una fuerte agrupación de tro-pas enemigas. Los españoles tuvieron más de 500bajas, mientras los cubanos acopiaron unos 100rifles y 14 000 cartuchos.

Noviembre 18: Cae en combateSerafín Sánchez, en Paso de Da-mas.Diciembre 4: Maceo y 17 hombrescruzan la trocha por el mar, por elpuerto del Mariel.

Diciembre 7: Antonio Maceo muere en el comba-te de San Pedro, Punta Brava. Panchito GómezToro, quien intenta rescatar el cadáver de su jefe,es asesinado.1897:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 27: Con el sitio al poblado de Arroyo Blan-co, Gómez inicia la Campaña de la Reforma.Octubre 31: Ramón Blanco y Erenas reemplazaal general Valeriano Weyler como gobernadorgeneral de Cuba.1898:mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmEnero 10: España otorgó autonomía limitada aCuba.

Enero 24: Los Estados Unidos envían al USSMaine a La Habana.Febrero 15: El acorazado Maine explota en el puer-to de La Habana causándole a su tripulación 266

98 EDICIÓN EXTRAORDINARIA

muertos. Los Estados Unidos culpan a España ycon ese pretexto intervienen en la guerra.Abril 19: Fue aprobada la Joint Resolution (Reso-lución Conjunta) del Congreso de los Estados Uni-dos: �Cuba es y de derecho debe ser libre e inde-pendiente�. Al día siguiente quedó convertida enLey al ser rubricada por el presidente McKinley.Abril 21: Estado de guerra entre Washington yMadrid, se suspenden las relaciones diplomá-ticas.Abril 24: Bartolomé Masó, presidente de la Repú-blica de Cuba en Armas, hace público el Manifies-to de Sebastopol, en el cual se reitera el lemamambí de Independencia o Muerte.

Junio 10: Desembarcan 600 marines estadouni-denses en la costa guantanamera con la cooperacióndecisiva de tropas cubanas.Junio 20: Entrevista de El Aserradero. El gene-ral yanqui William Shafter y el almirante Sampsonacuerdan el plan estratégico con Calixto García,aceptando notables sugerencias del general mam-bí Demetrio Castillo Duany.Julio 1º: Fuerzas cubano-estadounidenses al-canzan importantes victorias en El Viso, El Caneyy la Loma de San Juan.Julio 3: Batalla naval enSantiago de Cuba. Toda laflota española queda des-truida.Julio 16: El Ejército españolen Santiago de Cuba firmala capitulación ante los je-fes militares yanquis, en unacto en el que se excluyó alos patriotas cubanos. Al serarriada la enseña de la mo-narquía, no se iza la bandera cubana en los prin-cipales edificios públicos, sino la estadouniden-

se. Los funcionarios coloniales son ratificados ensus puestos por los ocupantes norteños.Agosto 12: Suspensión de las hostilidades entreMadrid y Washington.Diciembre 10: Tratadode París entre las dospotencias sin interven-ción de los cubanos. Enel documento suscritonada se habla sobre laindependencia de laIsla.1899:Enero 1º: Se efectúa el cambio de poderes entreWashington y Madrid. Comienza la primera ocu-pación estadounidense de Cuba.Noviembre 24: Conformación de la AsambleaConstituyente cuya Mesa Directriz preside Domin-go Méndez Capote.1901:Febrero 21: La Constitución de la futura Repú-blica queda redactada y aprobada.Marzo 3: El presidente estadounidense McKinleysanciona la Enmienda Platt.Junio 12: La Asamblea Constituyente aprueba por16 votos a favor y 11 en contra añadir la Enmien-da Platt como apéndice a la Constitución.1902:

Mayo 20: Arriada la bandera de Estados Unidos enel Morro. Inicio de la República neocolonial.

Fuentes consultadas:mmmmmmmmmmmmmHistoria de Cuba, de Julio Le Riverend y otros au-tores; Cronología crítica de la guerra hispano-cu-bano-norteamericana, de Felipe Martínez Arango;Diccionario de Historia Militar de Cuba, Casa Edi-torial Verde Olivo; Cronología de José Martí 1853-1895, de Ibrahím Hidalgo Paz.