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Filosofia de la música
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BOLETÍN No. 1
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Las inquietudes expuestas en las preguntas recibidas como reacción al tema “La música en el
marco del gran conflicto”, presentado el sábado 20 de octubre en el programa de la
Sociedad de Jóvenes, se tratarán de atender todas, pero valiéndonos de variados recursos.
Uno de esos recursos será este boletín, mediante el cual nos proponemos compartir los
conocimientos adquiridos a través de muchas horas de dedicado estudio, oración y
reflexión. El objetivo primario será el que cada uno de los interesados tenga la información
que necesita para formarse un sólido criterio personal que le permita hacer la selección
adecuada de la música que tendrá la virtud de realizar en su espíritu lo que Dios se propuso
que realizara...
“La música es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas
más nobles, y a inspirar y levantar el alma.” (Educación, 167,168)
En este primer número compartiremos una estrategia que puede ayudar a cualquiera que
lucha por abandonar algo que sabe que le está perjudicando, pero que ha fracasado vez tras
vez en su intento por dejarlo. En este caso, la inquietud tiene que ver con el deseo de
triunfar sobre el gusto por los estilos de música pop, regueetón, rock, hip-hop y géneros
similares. La pregunta es: ¿Cómo puedo esperar tener éxito en la determinación de dejar
este estilo de música cuando he fracasado en mis intentos por cinco años ya?
1. ¡Buenas noticias! el primer paso ya está dado. Deseas dejar esta clase de música y
aunque tu deseo sólo no garantiza el fin que te propones, es un elemento
indispensable para ganar la victoria; Dios necesita que quieras, para poder realizar en
tu vida el milagro de transformación prometido en Ezequiel.
“Os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros… Pondré mi
Espíritu dentro de vosotros, y haré que andéis en mis Mandamientos, que guardéis mis
normas, y las cumpláis.” Ezequiel 36:26 y 27
2. Decide: Así como Daniel y sus compañeros en la corte de Babilonia, tomaron la
determinación de no contaminarse con la comida del rey, decide que, con la ayuda de
Dios, dejarás de escuchar o ejecutar esta clase de música. Esta decisión podría
significar el cambio de amistades, y debería llevarte a deshacerte de CD´s, videos o
cualquier otro elemento o actividad que pueda hacerte volver sobre tus pasos y
fracasar.
3. Planea: Romanos12:21 dice: “No seas vencido de lo malo, antes vence con el bien el
mal”. Deberás incorporar a tu vida nuevas actividades, como ser un trabajo, tiempo
para lectura de buenos libros, tiempo para dar un servicio especial a otros menos
afortunados, etc., actividades que deberán llenar los espacios de tu día o semana, en
que solías escuchar o ejecutar esta música. Planea también iniciar un buen programa
devocional que incluya momentos para la lectura de la Biblia, la reflexión, la alabanza
y la oración y posiblemente también la búsqueda de un buen compañero (a) que
desee comprometerse a ayudarte, acompañándote en tus devociones, orando por ti y
contigo, y animándote cuando te vea desanimado. Satanás te acosará con fieras
tentaciones.
4. Sustituye: Busca que se te oriente para adquirir nueva y buena música; procura
aprender nuevos cantos. Escuchando y/o entonando desarrollarás gusto por estas
nuevas melodías. Al principio podría ser que ésta te resulte insípida y/o aburrida,
pero comenzarás con la ayuda de Dios a desarrollar nuevos gustos.
5. No te desanimes si en algún momento sientes que las fuerzas no te dan para seguir
luchando, o te enfrentas a fracasos repetidos. Estamos inmersos en una guerra, pero
Cristo ha salido vencedor en ella y su victoria es nuestra.
Nota: Si algo no ha quedado completamente claro o tienes algún comentario para
enriquecer lo antes expuesto, puedes dirigirte a [email protected]
BOLETÍN NO. 2
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
En este, nuestro segundo número, me gustaría que analizáramos juntos dos de las
preguntas formuladas, que son:
A ¿Qué lugar debería ocupar la música en nuestro quehacer cotidiano? ¿Qué tan
importante es en nuestra vida espiritual?
La música tuvo su origen en Dios mismo; Él es su creador y nos la ha otorgado como
un regalo con propósitos santos. El Espíritu de Profecía registra las variadas
maneras en que Jesús se valió del canto para hacer frente a la tentación y como
vehículo para conectarse con el cielo. Para nosotros también debería ser éste un
medio para elevarnos por encima de los problemas y tentaciones de la vida, hasta el
cielo donde está Dios.
Como medida práctica ¿por qué no hacernos el propósito de aprender de memoria
un himno por semana y durante ella, al realizar nuestras tareas diarias, tratar de
entonarlo teniendo como meta el poderlo cantar de memoria al final de la semana?
Sería una práctica espiritual muy saludable; produce gozo, el poder como Jesús, dar
con nuestros cantos la bienvenida a la luz de cada día. Nos ayudará, además, a
amenizar nuestras horas de trabajo con himnos de fe y quizá, en momentos del día,
cuando el ambiente que nos rodea se haga pesado, podamos alegrar y animar a
otros con la melodía y el mensaje de nuestros cantos. De esta manera
mantendremos comunión con el cielo, aún en medio de ambientes poco favorables y
los malos ángeles serán ahuyentados de nuestro lado.
Contestando entonces: entonar alabanzas a Dios debe ser para nosotros una valiosa
herramienta que nos permita elevarnos, por encima de las tristezas y tentaciones de
esta vida, hasta los lugares celestiales. Debiera formar parte importante de nuestras
devociones personales, de nuestros cultos corporativos y de toda nuestra vida. La
Palabra de Dios dice: “El que sacrifica alabanza me honrará.” (Salmo 50:23)
B ¿Es toda la música mala, en realidad? ¿por qué?
Aunque la música fue creada por Dios mismo como una gran bendición para sus
hijos, al igual que muchos de sus otros dones, ha sido pervertida y hoy no podemos
confiar en que toda la música que nos rodea sea la que nos eleva a Dios e inspire en
nosotros pensamientos espirituales. Satanás conoce el poder de la música y ha
sabido, a lo largo de los años, cómo se puede pervertir este don de manera que
nuestra espiritualidad se vea severamente afectada. Él sabe de que maneras puede
hacer que a través de ella, vayamos perdiendo el gusto por las prácticas
devocionales como ser: leer la Biblia, orar y reflexionar en torno a temas bíblicos.
“La música, cuando no se abusa de ella es una gran bendición, pero cuando no se
usa correctamente, es una terrible maldición” … “y muy a menudo se convierte en
una de las armas más atractivas de Satanás para entrampar a las almas.”
(Testimonios, Tomo 1, 497; 585,586)
En antaño, el filósofo griego, Aristóteles, enseñaba que la música representa
directamente las pasiones o estados del alma como ser: apacibilidad, enojo, valor,
templanza, etc. y sus opuestos; por lo tanto, decía, cuando uno escucha música que
promueve cierta pasión, es imbuido por la misma pasión. Si se habitúa a escuchar el
tipo de música que despierta pasiones innobles, su carácter tomará una forma
innoble. En relación a esto mismo la sierva de Dios señaló, “A menudo se pervierte
la música haciéndola servir a malos propósitos y de ese modo llega a ser uno de los
agentes más seductores de la tentación. Pero, debidamente empleada, es un
precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos a temas más nobles, a
inspirar y elevar el alma.” (Educación, 163)
La música que no procede de Dios tiene en nosotros un efecto debilitador de la vida
espiritual. Como medida práctica, hagamos una lista de las actividades de
esparcimiento (TV, deporte, música, etc.) que realizamos normalmente durante la
semana y añadamos a la misma las prácticas devocionales (lectura de la Biblia,
oración y reflexión); califiquemos entonces de 1 al 10, el gusto genuino que en este
momento sentimos por cada una de ellas. ¿Cuáles se llevaron el mayor puntaje?
¿Cuáles el puntaje más bajo? Cuidemos, de no usar música que tenga en nosotros el
efecto de matar el deseo de acercarnos a Dios. “ … porque ¿qué compañerismo tiene
la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿y qué
concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el creyente con el incrédulo? ¿y qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?” (2 Corintios 6:14-16)
Contestando entonces: la música, tal y como fue creada, constituye una gran
bendición para los hijos de Dios. Debido a la entrada del pecado ha sido pervertida
y debemos cuidarnos de seleccionar sólo aquélla que despierte en nosotros un gusto
cada vez mayor por las cosas espirituales.
Nota: Si algo no ha quedado completamente claro o tienes algún comentario para
enriquecer lo antes expuesto, puedes dirigirte a [email protected]
BOLETÍN No. 3
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Les invito para que analicemos juntos tres preguntas que tienen que ver con la
alabanza como medio de adoración a Dios. a) ¿importa la forma como alabamos si al fin
estamos adorando a Dios? b) ¿por qué no se puede reunir la juventud en una iglesia que
alaba a Dios, sin hablar de sus principios (leer Deuteronomio 6:6-9) y usar la música en favor
de la iglesia para que sea más atractiva a los jóvenes de hoy? y finalmente c) ¿por qué razón
impiden eventos donde se alaba a Dios con música que atraiga más a los jóvenes, con un
poco más de ritmo?
Contestando decimos que sí importa la forma como alabamos a Dios cuando nos
disponemos a adorarlo. En la Biblia encontramos alrededor de 250 referencias a la alabanza;
80 referencias a la adoración. Estas referencias estudiadas con oración nos ofrecen
principios guiadores muy importantes. En el libro de Levítico, están contenidas las
minuciosas instrucciones que Dios le dio a Moisés concerniente al culto y la adoración que se
le debían ofrecer en el santuario del desierto. El estudio de este libro y del libro de Números
nos deja con una convicción clara de que a Dios sí le importa lo que le ofrecemos y que no
deja nada librado al azar, cuando se trata de la forma en que Él desea que se le alabe y
adore. En el libro de Apocalipsis podemos leer en relación a los cultos y la adoración a Dios
en el cielo; inclusive se describe la adoración a la que los salvados nos uniremos por la
eternidad. Es nuestro deber estudiar cuidadosamente y obedecer para que nuestra
adoración y alabanza puedan ser aceptadas. El incidente registrado en Génesis en relación a
las ofrendas de Caín y su hermano Abel, nos enseñan que cuando Dios deja instrucciones no
aceptará sustituciones nuestras no importa cuan buenas puedan parecernos o cuan bien
intencionadamente hayan sido ofrecidas. La ofrenda de Abel fue aceptada porque él cuidó
de ofrecer exactamente lo que Dios había pedido y en la forma en que lo había pedido; la de
Caín no fue aceptada porque incluía elementos humanos que sustituían la perfecta
obediencia que Dios requería. En el libro de Amós, capítulo 5, se describe una situación en la
que Dios le dice a su pueblo rebelde, desobediente e inclinado a la idolatría, que no aceptará
sus ofrendas, sus cantares, su alabanza…. ¡Qué triste! Por esto decimos: Sí, es muy
importante lo que ofrecemos como alabanza y la forma en que lo hacemos.
Si se ha de atraer a los jóvenes a la iglesia para que se queden para siempre, no será a
través de la música; música la encuentran en muchos otros lugares. Lo único que deberá
atraerlos a la iglesia y a Dios es Dios mismo. El profeta Isaías señaló que el Mesías vendría
como “un retoño, como raíz en tierra seca. No tendría belleza ni esplendor para atraernos,
sin apariencia para que le deseáramos” (Isaías 53:2) “Jesús se propuso que ningún halago de
índole terrena atrajera a los hombres a su lado. Únicamente la belleza de la verdad celestial
debía atraer a quienes le siguieran”. (DTG, p.29) ¿Será que los jóvenes que se sienten
atraídos a la iglesia por su música, se sienten también atraídos a la devoción personal diaria,
a la oración, a la reflexión espiritual? ¿Acrecienta esta música su deseo de vivir
constantemente en la presencia de un Dios Santo? Jóvenes, recordemos que sólo la música
que procede de Dios nos conducirá a Dios.
El ritmo es un elemento importante en la música, pero no para ser puesto en primer
plano. Quizá en otro número abordaremos más extensamente esto; por ahora quisiera
dejar con ustedes una sencilla ilustración: la sal es un elemento importante para evitar la
deshidratación y para realzar el sabor de los alimentos, pero usada en exceso es
desagradable y hasta perjudicial. Tiene su lugar, pero no el primer plano.
Finalmente pregunto: Si decimos que la música que ofrecemos en nuestra devoción y
reuniones espirituales tiene el propósito de alabar a Dios ¿a quién debe agradarle? ¿a los
jóvenes? ¿a los niños? ¿a los adultos? ¿a los viejos? Creo que si la estamos ofreciendo en
alabanza debe agradarle a Él ¿no creen? Dada la responsabilidad que he tenido ya por
varios años en relación con la música, me he preguntado en repetidas ocasiones el por qué
Dios no habrá sido más específico para describir en detalle la música que desea que le
ofrezcamos como alabanza. ¿Por qué no existe una descripción precisa que pudiéramos citar
y así evitar un sin fin de discusiones? ¿O por qué no se nos dejó algún CD con ejemplos que
nos sirvieran de patrón para alinear todas nuestras composiciones y ejecuciones sacras al
modelo específico? Con el tiempo y mucho estudio he llegado a convencerme de al menos
una de las razones; creo que Dios quería que buscáramos conocerle; que nos
familiarizáramos con su Persona a través de la naturaleza, de la vida de su Hijo, de la lectura
de su Palabra, la oración y la reflexión espiritual. De esa manera íbamos a poder formarnos
un criterio que nos permitiera escoger, para alabarle, aquélla que más se adecuara al
concepto de Él mismo que se nos fuera revelando. ¿Cómo conocer a Dios? ¿Cómo es Él? En
una antigua concordancia personal conté más de 3,000 referencias a Dios y ya no seguí
contando; de entre estas referencias hay algunas que le describen por sus atributos: he
contado referencias a más de 180 diferentes atributos o cualidades que lo describen. Les
invito a conocer a Dios a través de la revelación que Él hace de sí mismo en su Palabra de
manera que podamos alabarle y adorarle en espíritu y en verdad.
Nota Si algo no ha quedado completamente claro o tienes algún comentario para
enriquecer lo antes expuesto, puedes dirigirte a [email protected]
BOLETÍN. No. 4
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Nos hicieron llegar tres preguntas en torno a la alegría en la música de alabanza. La
primera: ¿Por qué no se canta música que inspira mayor alegría?; la segunda es una
declaración, y dice: “deberíamos tener cantos más alegres… el pueblo de Dios cantaba cosas
alegres a Dios, y no cantos de funeral” (aunque la lección de esta semana nos está
enseñando que a veces nos tocará alabar a Dios aún en medio de la tristeza); y la tercera:
¿Por qué la música dentro de la iglesia debe ser toda con un mismo ritmo y no se utiliza
mayor alegría?
La música es un lenguaje en sí misma y cuando se la usa para acompañar a una buena
poesía, se convierte en un canto. Un buen canto, como forma de alabanza, es poderoso:
“Tiene poder para subyugar naturalezas rudas e incultas; para avivar el pensamiento y
despertar simpatía; para promover la armonía de acción y desvanecer la melancolía y los
presentimientos que destruyen el valor y debilitan el esfuerzo”. (La Educación, capítulo
“Poesía y Canto, pág. 163)
La música está cargada de emociones; puede ser alegre o triste, dulce o agresiva,
puede ser espiritual, sentimental o explosiva. Los diferentes elementos musicales (melodía,
ritmo, armonía, tempo), deben combinarse artísticamente para lograr que un canto denote
cualquiera de estas emociones. El tempo o aire, explicado de una manera sencilla, es la
rapidez o lentitud con la que es ejecutada una obra musical. Cuando éste no está
especificado, como en el caso de los himnos, el texto lo dicta de manera muy adecuada. Por
ejemplo, la mayoría de los himnos que tenemos en nuestro himnario invitan a la alabanza,
hablan de gratitud, de victoria, de entrega, sumisión o relatan momentos de vivencia
espiritual; debemos entonarlos con alegría ya que Dios, a través de su trato hacia nosotros y
la forma en que se nos revela, nos da sobrados motivos de gozo. Será entonces, la alegría
genuina del corazón la que se traducirá en una alabanza gozosa.
A veces me parece que decimos que buscamos alegría en la música religiosa cuando lo
que probablemente buscamos en realidad es que tenga alguna semejanza con la música
secular. ¿No será que nos hemos acostumbrado tanto a escuchar géneros seculares que
hemos desarrollado un gusto especial por ellos?
Yo les invito a que nos demos un tiempo hoy, sábado, para analizar nuestro himnario y
tratar de familiarizarnos con la gran riqueza musical (melódica, rítmica, armónica) y literaria
que tenemos en él. Hace unos años nos visitaba periódicamente un respetado maestro
jubilado de la Universidad Veracruzana de Jalapa, que estaba ayudándonos a elevar el nivel
de desarrollo auditivo y lectura musical de nuestros alumnos. Nos insistió mucho en que le
regaláramos un himnario y en repetidas ocasiones me habló de la gran riqueza musical que
teníamos los adventistas en él.
Creo que volvemos a lo que decíamos en nuestra primera plática: aunque fuimos
creados para vivir en completa armonía con la Santa Ley de Dios, con la entrada del pecado
nuestros gustos se pervirtieron dejándonos desde entonces en total armonía con el mundo
(Génesis 8:21) y alejados de Dios. En lugar de tratar de alinear la música de la iglesia a
nuestros gustos, lo que debemos procurar, si es que en realidad queremos agradar a Dios, es
que Él transforme nuestros gustos musicales para que estén en armonía con la música que a
Él le agrada (Ezequiel 36: 26,27). Si dejamos que nuestros gustos no santificados rijan la
selección que hacemos de la música que ofrecemos a Dios, seguramente ofreceremos lo que
apela a nuestra naturaleza carnal no santificada (Romanos 8: 5-8), por lo que no
agradaremos a Dios. Querido joven o hermano, ¿puedes decir con sinceridad que el oír o
ejecutar la música cristiana contemporánea ha ido acrecentando cada vez más en ti, el
anhelo por la presencia continua de Dios en tu vida? Contesta para ti mismo, y ora. El Señor
te invita a no conformarte a las prácticas de este mundo (Romanos 12:2), pero para ello,
necesitarás que el Espíritu Santo lleve a cabo el milagro de una transformación completa en
todos los aspectos de tu vida.
No olvides que sólo la música que procede de Dios, te conducirá a Dios.
Nota: Si algo no ha quedado completamente claro o tienes algún comentario para
enriquecer lo antes expuesto, puedes dirigirte a [email protected]
BOLETÍN No. 5
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Quisiera dedicar este boletín a tratar el tópico del uso de las pistas para acompañar la
alabanza en la iglesia. Recibimos siete preguntas en relación a este tema, una de las cuales
decía: ¿por qué es tan malo usar pistas? Quisiera responder que la acción (el uso de pistas)
en sí misma no es mala. Hay pistas que son buenas y pistas que no son buenas, así como hay
acompañamientos en vivo que son buenos y acompañamientos en vivo que no son buenos.
Lo que debemos cuidar siempre, ya sea en las pistas o en los acompañamientos en vivo, es
que estén bien ejecutados, hayan sido bien elaborados y sean adecuados para propiciar un
espíritu de adoración.
Sin embargo, aunque hemos dicho que el uso de pistas en sí mismo podría no ser
objetable, me permito presentar dos inconvenientes que considero necesario tomar en
cuenta. El primero, la amplificación. En lugares donde se necesita usar una pista y no existe
un sistema de amplificación adecuado, existe el peligro de que el volumen excesivo,
entorpezca la adoración. A la Sra. White, le fue revelado que antes de la terminación del
tiempo de gracia, se manifestarían, como parte de los cultos, cosas extrañas entre las que
estarían, el ruido (ella lo llama “vocerío”) y dice: “El juicio de algunos seres racionales
quedará confundido de tal manera, que no podrán confiar en él para realizar decisiones
correctas”, dice que esto se consideraría la actuación del Espíritu Santo pero sigue diciendo:
“El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante ese ruido desconcertante.
Esto constituye una invención de Satanás para ocultar sus ingeniosos métodos…”. “El ruido
desconcertante aturde los sentidos y desnaturaliza aquello que, si se condujera en la forma
debida, constituiría una bendición. El influjo de los instrumentos satánicos se une con el
estrépito y el vocerío, con lo cual resulta un carnaval, y a esto, se lo denomina la obra del
Espíritu Santo.” “Satanás trabaja en medio del estruendo y la confusión producida por esta
clase de música…” (La Voz, su Educación y su uso Correcto, Elena de White, págs. 464,465)
En segundo lugar; la mayoría de las pistas que se encuentran en el mercado religioso
han sido hechas con propósitos de venta y no necesariamente tomando en cuenta los
aspectos que deben conjugarse para que dicha música sea adecuada para la adoración. Esto
da lugar a que se presentan situaciones en las que, o abrimos la puerta para que se
introduzca cualquier clase de pista a nuestros cultos, cosa que sería terriblemente peligrosa
o nos disponemos a revisarlas y decidir las que sí y las que no debemos usar, tarea que es
difícil y muy poco provechosa dado a que provoca discusiones interminables y en ocasiones
tan “apasionadas” que crean un ambiente que Satanás puede usar muy bien para sus
propósitos.
En nuestro pequeño laboratorio de producción de música grabada, PROMUSIC,
tenemos a disposición la mayoría de las pistas de los cantos grabados en nuestros CD´s.
Éstas han sido bien elaboradas y están acordes a la filosofía de la música que promueve esta
Institución.
Debemos recordar, sin embargo, que la mejor forma de enriquecer nuestros cultos, es
a través de la alabanza que ofrecemos a Dios en vivo (Salmo 150:6). Cuando la atmósfera del
culto sensibiliza los corazones de los adoradores, los ejecutantes y acompañantes, al igual
que los demás miembros, son afectados por ella. En una pista, una de las partes no puede
verse sensibilizada por el ambiente del culto y, el mismo ejecutante se encuentra atado a un
acompañamiento que no podrá ser afectado en el momento por la acción del Espíritu Santo.
Nos recuerda la pluma inspirada: “El corazón debe sentir el espíritu del canto para darle
expresión correcta.” (PP, 645:1) la alabanza es la respuesta en palabras, cantos y oraciones
exhalada de corazones agradecidos y maravillados por la forma en que ve actuar a Dios en
su vida y a su alrededor. Son respuestas a una experiencia que sólo pueden expresar los que
se conectan con Dios. (Isaías 38:19; Salmo 111:1)
Resumimos diciendo: en lugares en los que no existen las condiciones ideales para la
alabanza acompañada en vivo, el uso de una buena pista podría enriquecer el culto, no
olvidando cuidar el que al usarla podamos controlar el nivel de amplificación, de manera
que la alabanza pueda escucharse a un volumen que permita la adoración y la reflexión
espiritual de los adoradores.
Nota: Si algo no ha quedado completamente claro o tienes algún comentario para
enriquecer lo antes expuesto, puedes dirigirte a [email protected]
BOLETÍN NO. 6
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Continuaré este semestre con la tarea que inicié el semestre pasado de dar respuesta
a las inquietudes que algunos de ustedes me hicieron llegar en relación al tema de la música.
Más que entablar una discusión, me gustaría compartir lo aprendido, por lo que estas
publicaciones no pretenden hacer cambiar al lector de la opinión personal que hasta ahora
haya tenido en relación al tema, pero sí invitarlo a buscar con dedicación, en las fuentes
inspiradas cuál sea la voluntad de Dios en este respecto.
La pregunta es la siguiente: ¿Cómo puedo saber si los himnos que estoy cantando y la
forma como lo hago están de acuerdo con la voluntad de Dios?¿Cómo puedo saber si mis
gustos están bien orientados según la filosofía correcta?
En el libro “La voz su educación y su uso correcto”, los últimos diez capítulos (págs.
451-520), encontramos, de la pluma inspirada de Elena G. de White, las características que le
fueron reveladas en relación a cuál es la música que agrada a Dios y la música que le
desagrada. Las descripciones extraídas de sus escritos, algunas tienen que ver con las
cualidades de la música misma y otras con la ejecución o interpretación que hacemos de
ella, por lo que, es organizado de esta manera, que presentaré el siguiente material.
Las características encontradas en relación a la música (canto) que agrada a Dios: Es
suave y melodiosa (VEUC, pág. 462:2; 471:2), es solemne (VEUC, pág. 471:1; 483:2); son
cantos dulces y puros (VEUC, 452:2) que se elevan con espíritu de oración (VEUC, 552:3).
Tienen una gloriosa armonía (VEUC, 461:2); su lírica está basada en el tema de la Salvación
(VEUC, pág. 482:2) y responde a sentimientos de gratitud (VEUC, pág. 454:1; 478:2), victoria
(VEUC, pág. 454:2) y santo triunfo (VEUC, pág. 477:3). Deben ser cantos que permitan una
conexión viviente con Dios (VEUC, pág. 453:1), que favorezcan nuestra comunión con el cielo
(VEUC, 478:1), y que ayude a profundizar la impresión de las palabras de verdad (VEUC, 472).
La ejecución debe ser cuidadosa (VEUC, 489:2), en forma sencilla (VEUC, 487:1), reverente
(VEUC 462,463) y en tono natural (VEUC 462:3; 491:2). Debiera cuidarse que la
pronunciación sea clara para que todos puedan entender (VEUC, 461:1,3) 482:3 y 483) y
debe ser acompañada por instrumentos hábilmente manejados (VEUC, 489:2). Debe brotar
de un corazón inteligente que reconoce su indignidad ante la Santidad del cielo (VEUC,
462,463; 473:1).
Podría pensarse que la música que desagrada a Dios sería lo contrario a lo que
describen las citas anteriores, sin embargo, se encuentran también en este material,
descripciones específicas que podrían ayudarnos a una mejor comprensión. En relación con
la música misma: no deberían ser cantos frívolos (VEUC, 467:1), propios de un salón de baile
(VEUC, 468). No deben ser cantos que aparten la mente de la verdad (VEUC, 467:1). No
debe poseer sonidos peculiares de la música secular (“de la ópera”), (VEUC, 462:3). En
relación con su ejecución pública, no debe ser ejecutada con errores (VEUC, 461:2), deben
cuidarse los movimientos corporales (VEUC, 471:1), las actitudes teatrales (VEUC, 484:1;
486:1); no debería contener elementos extraños y excéntricos que aparten de la seriedad y
la santidad del servicio religioso (VEUC, 471); no debe abusarse del volumen (VEUC, 464:3;
465; 471:2)
En un tiempo de tanta confusión, como el que nos ha tocado vivir, les invito
nuevamente a encontrar en Dios y su Palabra inspirada la guía segura para todas nuestras
decisiones y elecciones; no nos limitemos a aceptar lo que aquí está escrito; más bien
leamos con dedicación el material sugerido, con oración ye el sincero deseo de conocer la
expresa y santa voluntad de Dios. Hay mucha bendición prometida a cambio de prestar
atención y obedecer, ¡no nos la perdamos!
Seguimos a sus órdenes para cualquier comentario enriquecedor o pregunta en
BOLETÍN NO. 7
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Hay inquietudes en relación a los instrumentos que deben o no acompañar la alabanza
en los cultos de adoración. Comenzaré, en este boletín, abordando las primeras tres
preguntas y en el próximo trataré de contestar algunas otras más. Las preguntas dicen:
¿Por qué si la Biblia menciona en los Salmos que se pueden usar múltiples instrumentos de
percusión no se permite el uso de algunos de ellos? ¿Por qué en la UM el acompañamiento
instrumental se limita al uso de instrumentos de la orquesta…? ¿es la batería un instrumento
adecuado en la música de adoración?
Cuando la Biblia habla de instrumentos de percusión, se refiere básicamente a tres: al
pandero , traducción de la palabra hebrea tof , y que a veces se traduce también como
tamboril o tamborín (estos instrumentos tenían la forma de un tamborcito de mano); al
címbalo , de la palabra griega kúmbala y que en hebreo viene de un verbo que significa batir,
golpear, sonar y que eran una clase de platillos pequeños que se percutían en forma vertical
y horizontal con el fin de variar la intensidad de su sonido; y al sistro , palabra que se deriva
del verbo hebreo nua´ que significa sacudir y que era un tipo de sonaja metálica (CBA, T
3:31-44). Las diversas familias de instrumentos han ido evolucionando con el paso de los
años y hoy tenemos, como instrumentos de percusión que usan las agrupaciones
instrumentales en la iglesia, los timbales, los tambores militares, el bombo, los platillos, las
campanas tubulares, el xilófono, el triángulo y quizá algunos más.
El acompañamiento instrumental a los cantos congregacionales en nuestra iglesia lo
ofrecen instrumentos como el piano, el órgano y agrupaciones como el Ensamble de
Metales, la Banda y la Orquesta. Esta última es la agrupación instrumental más completa
que existe, ya que están representadas en ella todas las familias de instrumentos: cuerdas,
aliento, metales y percusión. Así, pues, si en nuestra iglesia se cuenta con una orquesta para
acompañar la alabanza en los cultos, debiéramos sentirnos privilegiados ya que estamos
siendo acompañados por una significativa variedad instrumental.
Quizá la inquietud mayor sea el saber las razones por las que no se ha permitido en
nuestra iglesia, la introducción de agrupaciones constituidas básicamente por instrumentos
de percusión para el acompañamiento de los himnos. Un manejo equilibrado de los tres
elementos constitutivos de la música, podría aplicar el siguiente orden de importancia: en
primer lugar debe estar la melodía como vehículo de un mensaje que apele al espíritu. En
segundo lugar, la armonía, consonante en general y que acompañe correctamente, apelando
a la mente. En tercer lugar, el ritmo, que por apelar al cuerpo, a la naturaleza física, basta su
presencia dentro de la melodía y dentro de la armonía. Los instrumentos de percusión,
tienen su lugar dentro de los ensambles instrumentales que son llamados a acompañar la
música en la iglesia, pero su aporte sonoro no debe ocupar el lugar preponderante en la
música. Como tradicionalmente estos instrumentos se han usado para marcar, enfatizando
el ritmo, instrumentos como la batería, han sido creados primariamente con el fin de
acompañar la música bailable. Los instrumentos y agrupaciones instrumentales que se usan
para acompañar la música en la iglesia, deben tener como objetivo primordial el enriquecer
la alabanza de los adoradores y esto se logra mejor a través del uso de instrumentos que
doblan y por lo tanto refuerzan la melodía, que es el elemento musical que todos
entonamos.
Es nuestro privilegio adorar a Dios, con alegre reverencia (Salmos 2.11), elevando
nuestras voces en alabanza perpetua por lo que Él es, por lo que ha hecho y continúa
haciendo en nuestras vidas. ¡Así sea!
Para cualquier comentario, aclaración o pregunta, dirígete a: [email protected]
BOLETÍN NO. 8
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
En este número trataremos de dar respuesta a las últimas dos inquietudes, en relación
al uso de ciertos instrumentos y/o agrupaciones instrumentales para acompañar la alabanza
en la iglesia. Las preguntas son:
a) Me crié en el sur de México, escuchando con marimba o con mariachi, himnos como “Más
allá del Sol” ¿por qué se excluyen estas alabanzas? b) ¿Por qué se juzga mal el uso de la
batería o la guitarra eléctrica? ¿sólo porque la usan los grupos de rock? c) En el Salmo 81:1,2
dice: Cantad con gozo a Dios… entonad canción y tañed el pandero, el arpa melodiosa y el
salterio… ¿basados en qué se cambió este tipo de adoración bíblica?
Aquí en la iglesia de la Universidad, hemos cantado más de una vez el himno “Mas allá
del sol” acompañados de piano y a veces de marimba. Aunque ésta última puede usarse
para interpretar diversos géneros de música, al igual que la mayoría de los instrumentos,
cuando es tocada de una manera apropiada puede ser servir también para la música de
adoración. Cuando se trata de agrupaciones instrumentales, hemos señalado que hay
algunas que han sido creadas con propósitos muy específicos. El mariachi es una agrupación
folklórica mexicana que ha sido diseñada para acompañar canciones de este género. La
batería al igual que la guitarra amplificada, son instrumentos que ensamblados están
fuertemente asociados con la música rock, que es música creada para el baile. Algunos
instrumentos y agrupaciones, pues, no resultan adecuados para acompañar la música en la
iglesia porque no fueron creados para tal fin. Podríamos tratar de ilustrar lo anterior con un
ejemplo muy sencillo. Entre las varias agrupaciones instrumentales que existen, tenemos el
cuarteto de cuerdas, y aunque lo consideramos sumamente propio para sus fines especiales,
nunca sería una agrupación elegida para amenizar los festejos patrios de un 16 de
septiembre (día de Independencia nacional). Hay, por lo tanto, agrupaciones e instrumentos
que se adecuan más a las necesidades de la música compuesta para la alabanza en la iglesia
que otras. Recordemos que será importante siempre que consideremos con sumo cuidado
la asociación secular que puedan tener algunas agrupaciones o ciertos instrumentos que
queramos incluir en la música de la iglesia (Ezequiel 22:26). Aquéllas que hoy en día están
fuertemente asociadas con la música secular, no las deberíamos incluir.
Finalmente, me gustaría resaltar, en relación con el Salmo 81, la actitud “gozosa” con
la que se nos invita a cantar. El gozo es un sentimiento de alegría y placer producido por
algo que impresiona vivamente nuestros sentidos, la sensibilidad afectiva o artística …
(Diccionario Océano). Es entonces algo que ocurre dentro de nosotros como respuesta a
algún estímulo positivo. Se produce como una respuesta y la música, los instrumentos, o el
entusiasmo pueden enriquecerlo pero no producirlo. Si nuestro corazón se siente triste o
indiferente, estamos desanimados o apesadumbrados no sería la música, como tal, la que
lograría disipar estos sentimientos. La invitación que hace nuestro texto es más bien a
mantener siempre presente, cuánto ha hecho Cristo por nosotros, para que valorando su
gran amor, la maravilla de su providencia y reconociéndolo como nuestro único Salvador,
podamos saturar de gozo nuestra alabanza. La adoración gozosa, pues, depende de cada
uno; nadie puede cambiarla a no ser nosotros mismos cuando vamos a la iglesia y
participamos de la alabanza sin ningún reconocimiento de quien es Dios y de lo mucho que
Él quiere y puede hacer en nuestra vida.
Les invito, pues, a mantener una comunión tal con nuestro Salvador, que nos permita
sentir y por lo tanto expresar el gozo permanente de su maravillosa amistad.
Para cualquier comentario, aclaración o pregunta, dirígete a: [email protected]
Boletín No. 9
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
En este boletín abordaremos preguntas que tienen que ver con la inclusión de la danza
en el culto a Dios. Las preguntas dicen:
¿Por qué en otros lugares la adoración incluye bailes o danzas? ¿es esto correcto ante los
ojos de Dios? ¿Acepta Dios la adoración cuando ésta incluye danzas y saltos? Si David
danzó al ritmo de la música ¿por qué actualmente ya no lo hacemos y sólo cantamos?
Quisiera comenzar diciendo que, aunque históricamente, en la iglesia Adventista, no
se ha aceptado la danza como forma de entretenimiento social o de culto, últimamente el
tema ha sido discutido por líderes Adventistas jóvenes que creen haber encontrado sustento
bíblico para el mismo (Case, Steve. Valuegenesis: Shall We Dance, 1996). Quizá sea esta la
razón por la que hay algunos que han decidido incluir esta forma de culto en sus iglesias. Las
discusiones sobre este tema son extensas, sin embargo, quisiera orientar mi exposición en
este boletín a dos expresiones, insertadas en las preguntas, que revelan el deseo genuino de
quien las hace, de saber si esta forma de adoración es aceptable ante los ojos de Dios y si
podemos estar seguros de que Él la acepta.
Hay en la Biblia 27 textos en los que se hace referencia a la danza. En ninguno de ellos
se presenta el hecho de que se haya danzado como parte del culto de adoración a Dios en el
templo. Dos de los textos (Salmos 149:3 y Salmos 150:4) parecen hacer una invitación a
alabar a Dios mediante la danza, sin embargo, el término está insertado en medio de una
lista de instrumentos mediante los cuales se nos invita a alabar, y estudios del vocablo
hebreo (machowal) del que se desprende el término en estos textos, y que ha sido traducido
como danza, viene de la palabra chuwl que alude a un instrumento de viento de la familia de
las flautas (KJV, lectura marginal a estos textos).
El resto de las alusiones bíblicas a la danza se dan en el contexto de un festejo social,
como cuando se celebraban las festividades después de la cosecha (Jueces 21:21,23); en
reuniones familiares (Lucas 15:25); era la forma en que las mujeres recibían a sus familiares
varones cuanto éstos regresaban victoriosos de la guerra (1 Samuel 18:6; 21:11). En el
contexto social-religioso, se celebraban con danzas las proezas que Dios realizaba a favor de
su pueblo (Éxodo 15:20); dice la Biblia que David danzó (aunque hay algunas versiones que
traducen el vocablo como “saltar”) delante de la procesión que traía el arca de regreso a
Jerusalén, como evidencia de su gratitud a Dios por haberles devuelto este símbolo de su
presencia (2 Samuel 6:5; 6:14; 1 Crónicas 13:8; 15:29). En otros textos, el término parece
usarse como sinónimo de alegría (Salmos 30:11; Eclesiastés 3:4; Jeremías 31:4, 13;
Mateo11:17; Lamentaciones 5:15). Siento que es riesgoso suponer que la Biblia, en estos
textos, nos autoriza la inclusión de la danza como parte de los cultos de adoración a Dios. Y
es que se necesita tomar en cuenta que las danzas, a las que hacen alusión estos textos
formaban parte de rituales que nosotros no practicamos. ¿A qué clase de movimientos
corporales se está refiriendo? El Comentario Bíblico Adventista, Tomo III, dice que no hay
semejanza de ninguna clase, entre los movimientos corporales a los que se refieren los
términos bíblicos, con lo que nosotros conocemos hoy por danza o baile. El Dr. Bachiochi
dice haber presenciado en Etiopía, donde muchas costumbres judías han sobrevivido, la
ceremonia de “La danza alrededor del Arca”, a cargo de sacerdotes Cópticos. El ejercicio
consistió en una procesión de sacerdotes que marchaban en un círculo con ciertas cadencias
rítmicas alrededor del arca. ¿Será que es a esto a lo que nos referimos cuando pensamos
que debemos “danzar” como parte de nuestra adoración a Dios?
A lo largo de todo el relato bíblico se registra cómo ha constituido una lucha constante
para el pueblo de Dios mantenerse separado de las costumbres del mundo y sobre todo
mantenerse haciendo lo que es la voluntad de Dios revelada. Tengamos cuidado de no
engañarnos, porque a nuestra naturaleza carnal puede atraerle este tipo de actividades,
pero se mantiene la inquietud: ¿le agrada a Dios? ¿lo acepta Él? En el libro La Voz su
Educación y su uso correcto, página 464, aparece una declaración en la que se predice lo que
estamos viendo suceder actualmente en muchos centros de culto. Dice: “Esas mismas cosas
que habéis explicado que ocurrían en Indiana, el Señor me ha mostrado que volverían a
ocurrir justamente antes del la terminación del tiempo de gracia. Se manifestarán toda clase
de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza.”
La actividad de danzar, como la conocemos hoy, no es usada como un ejercicio
espiritual que nos conduzca al enriquecimiento de las gracias espirituales. No nos
acercamos a Dios, a través de ella, ni recibimos la inspiración de pensamientos que nos
conduzcan a una vida santa. Al contrario, en la mayoría de los casos la forma en que es
llevada, nos degrada y corrompe; nos descalifica para la oración y el estudio de la Biblia.
Como cristianos en camino al cielo no debiéramos procurar las actividades que tienden a
debilitar nuestro amor por las cosas sagradas y a aminorar nuestro gozo en el servicio a Dios.
Busquemos siempre en la Biblia la voluntad de Dios para nosotros. No nos engañemos con
sugerencias que no conducen a una mejor relación con Dios. Desechemos las obras de las
tinieblas y busquemos agradar a Dios en todo lo que hacemos.
Para cualquier comentario, pregunta o aclaración, dirígete a: [email protected]
BOLETÍN NO. 10
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
Entre las inquietudes que se presentaron, hay cuatro que tienen que ver con el lugar
que tiene la música secular en la vida de un cristiano. Entendemos por música secular
aquella que ha sido compuesta para ocasiones distintas a las del servicio del culto de
adoración, la devoción familiar o privada. Las preguntas pues, dicen así:
Si estoy enamorado ¿es malo que lleve una serenata? ¿Puedo llegar a tener una vida
verdaderamente cristiana si a veces sigo escuchando y cantando música del mundo? ¿Es
lícito realizar eventos donde se entona música regional mexicana en una institución
cristiana? ¿… podemos escuchar música clásica de origen cultural o típico, aunque no alabe a
Dios directamente?
Los principios bíblicos que rigen nuestra selección de música para la alabanza a Dios
deberían regir también nuestra selección de música secular. Estos principios están
contenidos en dos citas bíblicas que a continuación se presenta. La primera: “Así, si coméis
o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1ra Corintios 10:31). La
segunda: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si
algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). En todo lo que hago, mi primer
objetivo ha de ser el agradar a Dios. Lo más loable, lo más valioso de la vida y de lo que me
rodea, deben ser la fuente de inspiración de todo mi quehacer, incluyendo la música.
Podemos, pues, valernos de estos dos principios para hacer una buena selección en relación
a toda la música que escuchamos o ejecutamos.
Aunque mucha de la música secular que se escucha hoy, tiene desde el punto de vista
de la transmisión de valores, sus objeciones, existe otra, posiblemente menos conocida, que
es apropiada y puede cumplir también la función de elevar y enriquecer nuestra vida. Dios
nos ha rodeado de muchas cosas valiosas y bellas y ha habido quienes se han inspirado en
ellas; de ahí la razón que haya canciones inspiradas en la naturaleza, la familia, la patria, el
amor filial, patrio o romántico, la libertad, etc., cuya poesía expresa ideales de alto valor
moral. Esta sería la primera característica de la música secular aceptable; canciones cuya
letra magnifique los grandes valores de la vida: todo aquello que es verdadero, honorable,
justo, puro, amable en este mundo; aquello que sea de buen nombre, si hay alguna virtud o
algo digno de alabar, de esto cantemos. Por el contrario, entonces, las canciones cuyas
letras encomian el vicio, la miseria, la corrupción, el amor ilícito, el despecho, la rebeldía,
etc., no constituyen el repertorio adecuado para un cristiano.
El segundo elemento que hemos de cuidar es la música en sí misma. Debemos evitar
aquellas canciones y/o piezas cuya música invita a bailar; esto es, música en la que el ritmo
es el elemento predominante y por lo tanto incita al cuerpo. Debemos evitar la música de
los estilos populares como el rock, el jazz, los blues y géneros similares ya que al escucharlos
o ejecutarlos pueden abrir nuestra mente a pensamientos impuros y llevarnos a una
conducta reprobable. Comentaré, para terminar, que el estilo de interpretación que
elegimos debe recibir también especial atención. Elementos a ser tomados en cuenta
serían: evitar la personificación de artistas, especialmente aquellos de dudosa reputación;
evitar los estilos sugestivos, el sentimentalismo enfermizo, los suspiros y otras distorsiones
de la voz; evitar también los niveles excesivos de amplificación al momento de escuchar o
interpretar la música, ya que además de deteriorar nuestro sentido auditivo, llegan a
cauterizar la sensibilidad y eventualmente destruirán la apreciación por aquello que es
mejor.
Creo que conforme nos vayamos acercando al fin de los días en este mundo, la
diferencia entre los hijos de Dios y los hijos de este mundo, será más marcada. Estaríamos
en el mundo, dijo Cristo, pero no perteneceríamos al mundo. Procuremos siempre que la
música que escuchamos o interpretamos sea de tal naturaleza, que nos permita hacer de la
presencia de Cristo, una realidad constante en nuestra vida.
Para cualquier sugerencia, aclaración o pregunta, dirígete a: [email protected]
BOLETÍN NO. 11
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
En este boletín, trataré de dar respuesta a las siguientes dos preguntas:
¿Tiene una mala influencia el ritmo en la música, aún si la letra del canto tiene un buen
mensaje? ¿Qué tan mala es la música cristiana con ritmos del mundo?
Comenzaré haciendo referencia a una de las ocasiones en las que Dios reprende a los
dirigentes de su pueblo porque, entre otras cosas, han dejado de hacer diferencia entre lo
santo y lo impuro. “Sus sacerdotes violentan mi Ley, y contaminan mis cosas santas; entre lo
santo y lo profano no diferencian, ni distinguen entre impuro y limpio.” (Ezequiel 22:26). En
el capítulo 44 del mismo libro, versículo 23, ya no como reprensión sino como encomienda,
se hace referencia a las responsabilidades de los sacerdotes, diciendo: “Enseñarán a mi
pueblo a diferenciar entre lo santo y lo profano, y a discernir entre lo limpio y lo impuro.”
De esto podemos desprender que es la voluntad expresa de Dios que sus hijos mantengan
una clara separación entre lo que es santo, consagrado a Él y lo que no lo es; entre lo que es
puro y limpio y lo que ha sido contaminado con las formas pecaminosas de este mundo.
Cuando se toman elementos musicales (ritmos, melodías, armonías) y aún formas de
interpretación y presentación, que son propias de la música secular, para incorporarlos a
cantos cuya lírica tiene un mensaje Cristo-céntrico, estamos dejando de hacer diferencia
entre aquello que es común y lo que hemos dedicado a un propósito santo. No existe, pues,
la música cristiana con ritmos del mundo; si una música tiene patrones rítmicos claramente
identificados con la música mundana, deja de ser sagrada (1ra Juan 2:15; Santiago 4:4)
Desde el principio, ha sido una estrategia de Satanás, combinar mucho de lo
verdadero y bueno, con “gotas” de mentira y maldad, consiguiendo así engañar a quienes no
alcanzamos a identificar claramente sus sutilezas. Así como una sola gota de veneno puede
echar a perder toda una olla de excelente comida, la importación de un solo elemento
secular a la música sacra logrará robarle a ésta su propiedad. Una lírica, aunque exprese
altos valores cristianos, no tiene el poder de “santificar” los elementos musicales tomados
de los estilos populares para convertir toda una obra en sacra. Para que un canto cumpla
con el cometido de ser un vehículo adecuado a través del cual podamos alabar a Dios, todos
los elementos que lo componen deben estar encaminados a obedecer a ese propósito.
El Comentario Bíblico Adventista, haciendo referencia al episodio de la muerte de los
hijos de Aarón (Levítico 10:1-3), quienes al estar oficiando en el templo ofrecieron fuego
extraño delante de Dios, dice: “Dios no ha cambiado. Es tan minucioso y exigente en sus
requisitos hoy como lo fue en los días de Moisés. Pero en los santuarios de culto en
nuestros días, con los cantos de alabanza, las oraciones y la enseñanza del púlpito, no hay
meramente fuego extraño, sino una positiva profanación…” (CBA/RH 25-3, 1875)
Una vez más lese invito a que nos conformemos a la voluntad expresa de Dios aunque
al momento sea contraria a nuestras preferencias. Dios puede y quiere cambiar nuestros
gustos; ha prometido hacerlo (Ezequiel 36:26). Preparémonos desde ahora para gozar de la
música celestial.
Para cualquier aclaración, pregunta o comentario diríjase a [email protected]
BOLETÍN NO. 12
ENCUENTRO CON LA MÚSICA
En este boletín trataré de compartir lo que creo en relación a la inquietud expresada,
de cómo saber que la música que promovemos hoy en día en la iglesia es la adecuada para la
alabanza, si a lo largo de la historia se ha visto que melodías que en un momento se
consideraron completamente inaceptables para el culto, con el tiempo se han llegado a
considerar aceptables.
Este hecho histórico ha sido tomado por algunos para defender la entrada profusa e
indiscriminada de elementos y estilos musicales seculares al culto de adoración a Dios,
arguyendo que el tiempo se encargaría de santificarlos. Como lo hemos comentado ya, esto
es imposible. La Biblia dice que hay enemistad entre Dios y el mundo (Santiago 4:4); nos
ordena a no mezclar lo sacro con lo profano (Ezequiel 22:26); nos pide que no tratemos de
conformarnos a este mundo (Romanos 12:2) y el consejo constante a los hebreos al entrar a
la tierra prometida fue: “no hagan como ellos hacen” (Éxodo 23:24).
La música, aunque de origen divino, ha sido entregada al ser humano como vehículo
de expresión, por lo que ha ido evolucionando con el hombre a través de los siglos. Hoy es
fácil notar las marcadas diferencias que han existido entre el canto gregoriano, el canto
sagrado de los judíos, los corales de Lutero, la salmodia Calvinista, los himnos de Isaac Watts
y la himnodia americana. Esta introducción de elementos tomados de melodías populares, a
los cantos religiosos, ha respondido a variados motivos. El lujoso estilo de la iglesia
bizantina hizo que Ambrosio creara los sencillos himnos antifonales, basados en melodías
que cantata el pueblo; la suntuosidad de la liturgia católica romana condujo a Lutero a
convencerse de la necesidad de componer himnos que estuvieran más cerca de la feligresía,
para que ellos también pudieran cantarlos. Esto produjo variadas reacciones; algunas
justificadas y otras quizá injustificadas. Los seres humanos reaccionamos al cambio. Por
otro lado, también es cierto que nuestros sentidos tienden a desensibilizarse con el paso del
tiempo y la constante exposición a las mismas experiencias, por lo que es preciso aceptar
que éstos (nuestros sentidos), por sí solos, no pueden ser una guía segura en la selección de
lo que es propio o no es propio para ser usado en la adoración. De la historia aprendemos
cosas muy valiosas; dice el libro La Educación, página 169, que podemos ver a través de ella
a los agentes de Dios ejecutando silenciosa y pacientemente los consejos de Su voluntad, en
el desenvolvimiento de los acontecimientos. Sin embargo, toda vez que nuestro interés sea
saber cuál es Su voluntad en relación a cualquier asunto específico, necesitaremos ir a la
Biblia, y buscar en ella, no los relatos de cómo se han conducido las generaciones pasadas,
ya que podrían haberse equivocado, si no los principios e indicaciones que ella contiene, en
relación a la cuestión que nos ocupe.
Como podemos ver, este asunto no es, ni ha sido sencillo. No se trata de preferencias
generacionales o de tomar a la ligera lo que nos relata la historia, resignados a que ésta debe
forzosamente repetirse. Aunque no podemos negar, que esta evolución musical, en algunos
casos ha resultado inofensiva, en otros casos, el mismo hecho le ha robado a nuestros cultos
mucho de la solemnidad y reverencia que nuestro Dios merece. Tristemente nuestra
sociedad no puede ser calificada como una sociedad orientada a la devoción y la comunión
con Dios. Pertenecemos a la iglesia de Laodicea, a la que se le aconseja que compre de Dios
el colirio que le permita ver con claridad en medio de tanta confusión (Apocalipsis 3:18).
Entonces, ¿cómo poder saber que la música que promovemos hoy es la adecuada para
la alabanza a Dios? Aplicando los principios bíblicos, a la adoración de hoy. Creo que cada
generación es responsable ante Dios, de buscar cuidadosamente la orientación bíblica y
aplicarla a sus días. Pienso que hoy más que nunca antes, necesitamos en cada una de
nuestras iglesias, un grupo de hermanos fieles y comprometidos, que constituidos en la
Comisión de Música de la misma, se mantengan estudiando este tema con oración y guiados
por el Espíritu Santo sean los responsables de orientar y dirigir al resto de la hermandad en
relación a esta actividad espiritual tan importante.
Permítanme quedar hasta aquí en este número, y concluir en nuestro próximo número
con el tema. Les invito, como siempre, a no aceptar a ciegas lo que aquí se expone, sino, a
buscar con oración en las fuentes inspiradas, cuál sea la voluntad de Dios para nosotros hoy.
Para cualquier aclaración, pregunta o comentario diríjase a [email protected]