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Lujos
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HÉCTOR ABAD FACIOLINCE / GABRIELA ALEMÁN FERNANDO AMPUERO / MARTÍN CASARIEGOANA COLCHERO / JORGE EDWARDSCARLOS FRANZ / ISMAEL GRASA / CIUCO GUTIÉRREZERNESTO PÉREZ ZÚÑIGA / PEDRO SORELAVICENTE VERDÚ / LUIS ANTONIO DE VILLENA
EÑE 33 LUJOS
EÑE. REVISTA PARA LEER. 12€
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HÉCTOR ABAD FACIOLINCE / GABRIELA ALEMÁN FERNANDO AMPUERO / MARTÍN CASARIEGOANA COLCHERO / JORGE EDWARDSCARLOS FRANZ / ISMAEL GRASA / CIUCO GUTIÉRREZERNESTO PÉREZ ZÚÑIGA / PEDRO SORELAVICENTE VERDÚ / LUIS ANTONIO DE VILLENA
EÑE 33 LUJOS
EÑE. REVISTA PARA LEER. 12€
AAFFNotodo_matador n publi.indd 1 13/03/12 14:59
EñeRevista para leerPrimavera 2013
Primero el viento de las montañas. Hoy, también el del mar.Apostar por la mejor energía nos ha convertido en líderes mundiales en energía eólica. Hoy mantenemos esa apuesta con el desarrollo y explotación de parques eólicos marinos.Porque el mejor resultado de invertir en innovación es ése: una buena energía.
Revista EÑE 290x220.indd 1
Primero el viento de las montañas. Hoy, también el del mar.Apostar por la mejor energía nos ha convertido en líderes mundiales en energía eólica. Hoy mantenemos esa apuesta con el desarrollo
Porque el mejor resultado de invertir en innovación es ése: una buena energía.
25/02/13 16:05
C/ Fuencarral 3, Madrid.www.espacio.fundaciontelefonica.com91 580 87 00De martes a domingo de 10:00 a 20:00 h. Entrada libre.
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España posee y ha poseído una de las grandes culturas del mundo.
Sin embargo en los últimos tiempos el número de receptores no
posee idéntico nivel. La Fundación Loewe pretende, desde hace
años, subsanar ese desfase. Porque la cultura (la poesía que ha
sentado, literalmente, a la mesa de muchos) no es un adorno ni
un divertimento, aunque pueda y deba ser solaz; es el meollo, el
flujo espiritual que sostiene el vigor y la fortaleza de los pueblos,
comenzando por cada individuo. La cultura es vida subrayada,
autoconocimiento y ciencia del mundo. Un pueblo inculto es un
pueblo sin ánima. Con la cultura llega la perfección personal y con
ella, el gozo, la madurez, la hondura, la abundancia, el humanismo.
Palabras que a menudo oímos como buenos propósitos, pero que
muchas vidas cotidianas reflejan escasamente. Cultura es educación,
pero no tedio. Es excelencia, pero no desigualdad. Es júbilo de
fiesta y lujo, pero asimismo recogimiento inter ior. Es, en suma,
lo que hace al inviduo -hombre o mujer- ser llana y plenamente
‘humano’. Trabajar por la cultura, así entendida, es trabajar para
un humanismo futuro, sin el cual no habría -no podría haber-
Humanidad. ‘Ostinato rigore’, en voz de Leonardo.
La Fundación Loewe trabaja, con fértil vocación, en tal dirección
y con ese horizonte.
LUIS ANTONIO DE VILLENA
FUNDACIÓN LOEWE
25 años con la cultura
04/03/13 15:51
2012 fue el año de Mario Marín González, Mercedes Cebrián, Laura
Fernández, Gustavo F. Gros, Edson Lechuga, Javier Moreno, Santiago
Pajares, Edmundo Paz Soldán, Patricia Suárez y Norberto Zuretti. El
2013 puede ser tuyo.
Por octavo año consecutivo, y después del éxito de la anterior convoca-
toria, Eñe volverá a reunir la mejor cosecha de narrativa en castellano del
momento, sin distinción de nacionalidad, edad ni trayectoria. El premio
está abierto tanto a escritores inéditos como consagrados.
El resultado compondrá la revista de invierno de 2013, el mejor escapa-
rate de la literatura breve actual.
Cosecha Eñe asegura su calidad con un jurado de prestigio formado
por escritores y especialistas.
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El plazo de presentación finaliza el 31 de mayo de 2013.
La Fábrica Editorial Verónica, 13 28014 Madrid. Españawww.revistaparaleer.comwww.revistaeñ[email protected]
EÑE. REVISTA PARA LEER VUELVE A CONVOCAR A LOS MEJORES ESCRITORES DE RELATOS EN ESPAÑOL
COSECHA EÑE 2013
Diario de Vicente Verdú
Jorge Edwards. Biblioteca Particular
Autores
Editorial
Lujos
Carlos Franz
Martín Casariego
Fernando Ampuero
Ismael Grasa
Pedro Sorela
Ana Colchero
Ernesto Pérez Zúñiga
Gabriela Alemán
Luis Antonio de Villena
festival eñeHéctor Abad Faciolince
páginas naranjasAgenda
Ilustraciones de Ciuco Gutiérrez
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SumarioEñe. Primavera 2013
Diario de EñeVicente Verdú
El olor del muerto
Los japoneses de la firma Shiseido sacaron al mercado hace unos diez años un perfume recomendable para lo que llamaban el odor aging. La verdad no sólo abate, sino que huele mal. Rehuir su presencia requiere no sólo revestirse de nuevas pieles e injertos, sino taponar el humus que desprende y nos delata ante los otros. No se llega muy lejos curando sólo ese mal olor del ácido palmitoleico que comienza a segregarse nada menos que a partir de los treinta años y se intensifica cumplidos los setenta, pero cualquier oferta se abraza si con ella hacemos desaparecer alguna pista más. Una pista sucia en este caso, porque la vejez conlleva no sólo el quebrantamiento de los huesos y la pérdida de los dientes, las canas o el desequilibrio en el andar, sino una bandera odorífera que va presagiando el tufo que terminará envolviendo muy cerca de su piel al muerto.
El yo y los otros
Un buen psiquiatra con el que conviví varios años me decía que una fuente de felicidad es no esperar nada de los demás. En cuanto a dar a los demás, podía hacerse sin tasa, pero, a continuación, no debería esperarse contraprestación alguna. De este modo, el reconocimiento dejaba de tener la misión de apuntalar al yo y con ello eludíamos la situación de sentirnos en desequilibrio. ¿Cómo se estabiliza entonces el yo? Lo más eficaz es no pensar en estos arreglos egotistas, sino sacar al yo de uno mismo. Sin yo se vive estupendamente. Las
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La luz y la muerte
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necesidades decrecen de forma espectacular, y tanto el cuerpo como el espíritu vuelan. La ausencia del yo es una manera de ayuno profundo que conduce al punto de máxima lucidez. Porque, de otra parte, el yo es en sí mismo un tóxico que puede crecer hasta nublarnos, extraviarnos y acaso enloquecernos. El yo es una droga. Pero el yo es también una maldita sabandija o un veneno vegetal de primera clase. Todos queremos ser amados. Todos podemos ser amados. Esto es obvio. Lo aconsejable, sin embargo, consiste en no mantenerse a la espera de que llegue ese halago, ese mimo o ese amor, sino agradecer el afecto cuando un viento lo hace llegar inesperadamente.
Estar bien
A menudo recuerdo la contestación de un amigo al que le pregunté cómo estaba, y al contestarme que muy bien y yo preguntarle la razón dijo, simplemente, que porque «decidía» estar bien. ¿Le ayudaba la buena marcha de sus negocios? «En absoluto», respondió. Y me dijo: «Estar bien no vale gran cosa si las cosas van bien, cuando vale la pena estar bien es cuando las cosas van mal». Me quedé en silencio y, constatando mi desconcierto, remachó: «¿Tengo razón o no tengo razón?». Tenía razón, o al menos me dio una razón impagable. Cada vez que se me tuercen las cosas, celebro la oportunidad que me dan para pasar por encima de ellas. Demostrarme y demostrarles que, al cabo, lo importante está en mí, y que la felicidad o el buen humor me hacen más bien que la tendencia a la amargura.
El mal personal
¿Puede ser que existan unos días felices y otros aciagos para una mayoría de la población? Si fuera así, ¿sería un resultado astrológico o un genuino hecho teológico? Algo, sin duda, ocurre y merece estudio y atención a lo largo de la Historia. Porque de la misma manera que hay meses que pasan despacio y otros deprisa en la sensación de gran parte de la población, los días venturosos y sus contrarios poblarían el calendario sin que uno a uno pueda
VICENTE VERDÚ
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MATADOR O. VICENTE TODOLÍ Y RONI HORN
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Los viajes son enemigos de las bibliotecas. Los cambios de domicilio son enemigos mortales. Cuando partí a instalarme en Europa por primera vez, hace ya medio siglo, llevé los libros que amaba, o que necesitaba, y dejé los otros, la masa, la infantería de los libros, guardados en cajas, en un subte-rráneo del centro de Santiago. He bajado alguna vez a ese subterráneo, he rescatado algunos de los libros, entre telarañas y papeles amarillentos, pero supongo que ahora las cajas siguen ahí. A veces me hago preguntas, me digo que la memoria puede ser tramposa. Recuerdo la Antología de poe-sía chilena nueva, de Volodia Teitelboim y Eduardo Anguita: gran forma-to cuadrado, letras minúsculas a palo seco. Había poemas de Pablo de Rokha, de Vicente Huidobro, del Neruda de las Residencias, de Rosamel del Valle y Humberto Díaz-Casanueva. Fue un libro leído muchas veces y, no sé por qué razones exactas, abandonado. «Día domingo en noviem-bre —escribía Rosamel—, las palomas duermen en el aire…». También había, en esas cajas, volúmenes encuadernados y delgadas plaquetas, gran-des formatos, pocas páginas, de autores como Teófilo Cid, Braulio Arenas, Jorge Cáceres, Enrique Gómez Correa. En otras palabras, el grupo de La Mandrágora, el surrealismo chileno. Algunos le escribían cartas al maes-tro, André Breton, y otros se carteaban con la dulce y simpática Elisa, su mujer chilena, que antes había estado casada con mi profesor de Derecho Civil, famoso por el aburrimiento de sus clases y por su buena ropa, que nosotros, sus alumnos, descubríamos debajo de la mesa: zapatos ingleses, largos calcetines de lana, pantalones impecables.
Recuerdo una edición norteamericana de Walt Whitman (Modern Library, Nueva York), que todavía tengo frente a mi mesa de trabajo: Hojas de Hierba, que comprende todos los poemas escritos por Walt Whitman de
Biblioteca particularJorge Edwards
Libros con historia
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Una colección de libros concebida para conocer a través de sus obras a los nombres más importantes de la historia de la fotografía. Robert Frank, W. Eugene Smith, Man Ray, Cindy Sherman, Dorothea Lange, Paul Graham y un largo etcétera de autores esenciales para comprender la evolución del arte fotográfico. Una colección imprescindible.
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Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) es autor de Asuntos de un hidalgo disoluto, Angosta, Traiciones de la memoria y Oriente empieza en El Cairo, entre otros títulos. Con El olvido que seremos ganó el Premio Casa de América Latina en Portugal y el WOLA-Duke en Estados Unidos.
Gabriela Alemán (Río de Janeiro, 1968) es una escritora ecuatoriana, ex jugadora profesional de baloncesto y autora de libros de culto como Fuga permanente, Body time y Álbum de familia.
Fernando Ampuero (Lima, 1949), reconocido sobre todo como un maes-tro del relato corto, es un escritor que frecuenta también la novela, la poe-sía y la crónica. Paren el mundo que acá me bajo, Caramelo verde, Puta linda o su reciente Antología personal son algunos de sus libros emblemáticos.
Martín Casariego (Madrid, 1962), escritor prolífico y de varios registros, es autor de Algunas chicas son como todas, Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, La hija del coronel, Por el camino de Ulectra o La jauría y la niebla. Planeta anuncia ya su próxima novela: Un amigo así.
Ana Colchero (Veracruz, 1968) es actriz, economista y escritora. En 2006 publicó Entre dos fuegos, su celebrado debut literario. Con Los hijos del tiempo probó que había llegado a la literatura para quedarse.
Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931), Premio Cervantes y Nacional de Literatura de su país, es un clásico de las letras castellanas. Acaba de publi-car Los círculos morados, su sabroso libro de memorias.
Autores
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AUTORES
Carlos Franz (Ginebra, 1959) es autor de las novelas Santiago Cero, con la que ganó el Premio Latinoamericano de Novela CICLA; El lugar donde estuvo el Paraíso, llevada al cine por Gerardo Herrero; El desierto, Premio de Novela La Nación de Buenos Aires, y Almuerzo de vampiros.
Ismael Grasa (Huesca, 1968) es autor de las novelas De Madrid al cielo, Días en China, La Tercera Guerra Mundial y Brindis, y de un precioso en-sayo inspirado en sus clases de filosofía en un instituto, titulado La flecha en el aire. Con Trescientos días de sol ganó el Ojo Crítico de Narrativa.
Ciuco Gutiérrez (Torrelavega, 1956) irrumpió con sus coloridas metáforas visuales en plena Movida Madrileña y desde entonces se ha convertido en un nombre imprescindible de la fotografía española actual. Su obra se ha expuesto en los principales centros de arte de España y Europa.
Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) es autor del volumen de relatos Las botas de siete leguas y otras maneras de morir y de las novelas Santo Dia-blo, El segundo círculo, El juego del mono y El tercer sonido, con la que aca-ba de ganar el Premio Torrente Ballester. También escribe poesía, y bien.
Pedro Sorela (Bogotá, 1951) es escritor, periodista, dramaturgo y profesor en la Complutense de Madrid. En su obra destacan las novelas Viajes de Niebla, Ya verás o El sol como disfraz, y los ensayos El otro García Márquez y Dibujando la tormenta. Inventores de la escritura moderna.
Vicente Verdú (Elche, 1942) es escritor, periodista, artista plástico, miem-bro de la Nieman Foundation for Journalism de la Universidad de Harvard y autor de una prolífica obra. El capitalismo funeral, La ausencia, Apoca-lipsis Now y La hoguera del capital son sus libros más recientes.
Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) publicó su primer libro de poe-mas cuando tenía 19 años. Desde entonces su obra tanto poética como narrativa y ensayística ha sido galardonada con incontables premios, como el de la Crítica, el Azorín, el Sonrisa Vertical o el Generación del 27. Además, es impulsor del prestigioso Premio Loewe de Poesía.
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¿Qué hace un habitante de pueblo, cinéfilo compulsivo y objeto de burlas por su aparente estulticia, en cuanto recibe una herencia inesperada? Se va a «New York City» a filmar su propia película: he ahí el relato de Carlos Franz con el que abrimos este delicioso número dedicado a los lujos y a las fantasías personales que estos conllevan. A Franz le sigue en orden de aparición un tríptico de rabiosa actualidad firmado por la prosa directa de Martín Casariego. A continuación, la inquietante historia de un vesti-do dorado que una abuela ha reservado durante años para su nieta, en la pluma de Fernando Ampuero. El «pequeño inventario» de objetos de lujo vagamente extravagantes de Ismael Grasa. El viaje a un destino peculiar-mente paradisíaco de Pedro Sorela. La exploración de las necesidades que de verdad importan, en una historia fantástica de Ana Colchero. La fábula futurista de un robot/hijo cuya realidad quizá esté más cerca de lo que imaginamos, en el relato de Ernesto Pérez Zúñiga. La vuelta de tuerca del cuento policíaco, en una narración laberíntica de Gabriela Alemán. Y por último, pero como si fuese lo primero, tres poemas sobre los place-res mundanos del gran Luis Antonio de Villena.
Con todo lo anterior ya tendríamos una Eñe para enmarcar en pan de oro, pero aún hay más. Vicente Verdú hace suyo nuestro Diario y divide sus días en ideas, con su aguda forma de mirar la vida cotidiana. Héctor Abad Faciolince nos ofrece un ensayo brillante sobre lo que supone leer y escribir e incluso vivir en estos tiempos de primacía de Internet. Y Jorge Edwards, el maestro chileno del post Boom latinoamericano, pasa revista a su colección de «libros con historia». Por si todo esto fuera poco, las ilustraciones son obra de Cuico Gutiérrez, un clásico de las artes plásticas españolas. ¿Eres un hedonista irredento? Esta Eñe es para ti.
Editorial
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minerva 20REVISTA DEL
CÍRCULO DE BELLAS ARTESwww.revistaminerva.coms u s c r i p c i ó n t r e s n ú m e r o s
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ediCiones deL CÍrCuLo de beLLas artes
FredriC JaMesonEl realismo y la novelaprovidencial
Jean baudriLLardLa agonía del poder
FéLiX duque¿Hacia la paz perpetua o hacia el terrorismo perpetuo?
robert CasteL et al.Pensar y resistir
roGer CHartier [ed.]¿Qué es un texto?
JorGe aLeMán [ed.]Lo Real de Freud
vinCenzo vitieLLoBorges. Memoria y lenguaje
JuLián JiMénez HEFFERNAN [ed.]Tentativas sobre Beckett
serGe FauCHereau [ed.]En torno al Art Brut
vv. aa.Arquitectura y ciudad.La tradición moderna entre la continuidad y la ruptura
Jordi doCe [ed.]Poesía en traducción
pierre kLossoWskiCartas a Betty / Lettres à Betty
FéLiX duque [ed.]Heidegger. Sendas que vienen
sLavoJ zizek et al.Arte, ideología y capitalismo
vv. aa.Imagen y palabra
MiGueL Casado [ed.]Mecánica del vuelo.En torno a Aníbal Núñez
José ánGeL vaLentePalabra y materia
pHiLippe JaCCottetCantos de abajo
Henri MiCHauXIdeogramas en China / Captar / Mediante trazos
José ManueL Cuesta abad)clausuras( de Pierre Klossowski
andrés sánCHez robaynaUna lectura
antonio GaMonedaLa campana de la nieve / Escritura y alquimia
patXi LanCeros y FCo. dÍez de veLasCo [eds.]Religión y violencia
aLLen GinsberGMadrid 1993
Las noCHes bárbaras iiiTercera fiesta de músicos de la calle
santiaGo áLvarez CantaLapiedra y ósCar Carpintero [eds.]Economía ecológica: reflexiones y perspectivas
iGor sádaba [ed.] Dominio abierto. Conocimiento libre y cooperación
vv. aa.Los otros entre nosotros. Alteridad e inmigración
FéLiX duque [ed.]Poe. La mala conciencia de la modernidad
Juan barJa y JorGe pérez de tudeLa [eds.]Dante. La obra total
Juan CaLatrava [ed.]Doblando el Ángulo Recto. 7 ensayos en torno a Le Corbusier
FéLiX duque [ed.]Hegel. La Odisea del Espíritu
Jean starobinskiEl almuerzo campestre y el pacto social
José ManueL CabaLLero bonaLdPrefiguraciones
FranCisCo dÍez de veLasCo y patXi LanCeros [eds.]Religión y mito
aLberto bernabé y JorGe pérez de tudeLa [eds.]Mitos sobre el origen del hombre
MiGueL Casado [ed.]Las voces inestablesSobre la poesía de José-Miguel Ullán
Luis de pabLoA contratiempo
toMás MoroUtopía
robert burtonUna república poética
anóniMoSinapia
CLaude-Henri de saint siMonDe la reorganización de la sociedad europea
pierre de MarivauXLa isla de los esclavos
JereMy bentHaMPanóptico
ánGeL Ganivet Granada la bellaCon Mecanópolis de Miguel de Unamuno
JaCques FabienParís en sueños
aLberto bernabé y JorGe pérez de tudeLa [eds.]Seres híbridos en la mitología griega
ánGeL CrespoDeseo de no olvidar
Javier arnaLdo [ed.]Goethe. Naturaleza, arte, verdad
Juan MiGueL Hernández León [ed.]El museo: su gestión y su arquitectura
FéLiX de azúa [ed.]De las news a la eternidad
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Carlos Franz
Jesusito en New York City
Martín Casariego
Proceso (un tríptico)
Fernando Ampuero
El vestido dorado
Ismael Grasa
Pequeño inventario
Pedro Sorela
El caso del ahogamiento por lluvia
Ana Colchero
Un lujo que no me puedo permitir
Ernesto Pérez Zúñiga
Ahora cuéntemelo despacio
Gabriela Alemán
Quimera
Luis Antonio de Villena
Tres poemas
festival eñeHéctor Abad Faciolince
Escribir en los tiempos de Twitter
Ilustraciones de Ciuco Gutiérrez
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Carlos FranzJesusito en New York City
Y usted me pregunta quién es ese individuo extravagante. Ahí donde lo ve, con su metro y medio y esos andares de ganso, el culo gordo y las piernas descuadradas, Jesús Cuerbo Cuerbo, Jesusito, es el personaje más famoso de Pampa Hundida. Mundialmente famoso.
Quizás por eso a usted le pareció cara conocida. Claro, quien lo ve una vez ya no lo olvida. Cómo olvidar ese rostro granujiento en forma de zapa-tilla oriental, el mentón adelantado todavía más por un gran lunar de carne. Cómo borrar de la memoria esos anteojos tamaño peceras, al fondo de los cuales, aumentados, nadan inquietos sus ojitos verdes. Cómo olvidar esa frente trapezoidal y forunculosa, coronada por un penacho de pelo negro retinto que la gomina no consigue domar y que no le encanece. ¿Y qué le parecen la camisa de nylon, la corbata angostísima, los pantalones negros, bombachos, para que quepa en ellos su displasia de caderas?
Así y todo, enano y con esa facha, Jesús Cuerbo es el único pampahun-dideño que ha sido parte de la historia mundial. ¿Lo asombra? Bueno, mientras esperamos que lleguen nuestros buses, ¿dónde me dijo que va usted…? Yo, a la capital… Voy a contarle más.
Jesusito viene cada mañana al kiosco de esta estación rodoviaria, el mejor surtido de nuestra ciudad, donde compra y lee toda la prensa sentado en ese escaño bajo el pimiento, mientras agita las piernas cortas. Encajándose los anteojos sobre la frente y usando esa lupa grasienta que ahora está sacando del bolsillo del pecho, ¿la ve?, él examina los titulares, uno por uno, y luego sigue con las noticias interiores. ¡Toda la prensa, diariamente, con lupa!
Supongo que a usted le parecerá raro, excéntrico incluso. Y al mismo tiempo lo encontrará inofensivo, casi tierno. Eso nos pasaba a todos. Antes de que aprendiéramos, por dura experiencia, que Jesusito no es inofensivo.
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Martín CasariegoProceso (un tríptico)
compartirHabía pagado ya la barra de pan y estaba con un pie en la escalera cuan-do una conversación le detuvo.
—Es un lujo… Un verdadero lujo… Yo he viajado por todo el mun-do, casi, y no he visto nada igual.
El que hablaba con la panadera era un hombre de mediana edad, bajito y con un extraño acento.
—Todo el mundo tiene el mismo nivel, bastante bueno, y toda la gente es educadísima, muy amable… Un lujo… No he visto nada ni parecido en ninguna parte…
Se daba cuenta de que se hallaba en una posición poco airosa, con un pie en un peldaño, paralizado cuando estaba a punto de abandonar la panadería, escuchando una conversación ajena. Pero antes de salir no pudo reprimir su curiosidad.
—Perdone… ¿De qué sitio habla?El hombre le miró algo sorprendido por la intromisión.—Dubai.Como sospechaba, había escuchado un cuento de Las mil y una no-
ches. Lo que él sabía de Dubai no concordaba con eso. Los inmigrantes asiáticos, la mayoría de la población, apenas tenían derechos y se les requisaba el pasaporte al entrar.
Oír aquello le había servido, al menos, para pensar en qué era un lujo para él. Antes lo era viajar a Londres o cenar en un sitio caro. Aho-ra lo era comer de menú. Recordó un texto de un poeta: «El alma del salchichón siempre ha sido más elegante que el alma del caviar. Comer un bocadillo de salchichón encima de un campo nevado siempre ha
EÑE. PRIMAVERA 2013LUJOSTENGO UN CABALLO QUE ME ILUMINA EL CAMINO CIUCO GUTIÉRREZ
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La abuela estaba vieja, pero se mantenía lúcida y relativamente llena de energía. Había nadado y jugado al tenis toda su vida, logrando con ello un buen tono muscular que de algún modo subsistía y le permitía mo-verse con soltura y seguridad, aun cuando en los últimos meses camina-ra apoyándose en un bastón. Usaba zapatos de tacones medianos, como todas las reinas, y andaba siempre perfumada. Era, en efecto, una señora de otros tiempos: porte altivo y sereno, nariz aguileña, pelo canoso blan-quísimo, con ese ligero matiz azulino que se estilaba a mediados del siglo pasado. Tres veces por semana iba a la peluquería, pero, en la laboriosa alquimia de las apariencias, la pasión de su vida había sido la ropa; ado-raba la ropa.
Por lo tanto, el walk-in closet, la habitación más importante de su casa, era un espacio enorme de doce metros por dieciséis, con barras, estantes abiertos y cajonería que recubrían las paredes, a excepción de una, que te-nía adosado un espejo de cuerpo entero donde se veía a sí misma con todo lo que se probaba. Aquella habitación parecía más una boutique de lujo que un clóset. Colgaban allí capas, saquitos y vestidos elegantes de modas diferentes (muchos en herméticas y transparentes fundas de plástico), reposaban en formación militar hileras de zapatos, y se erguían, orde-nadas en pilas, blusas, polos y chompitas de colores, flanqueadas por cinturones y pañuelos de seda. Y había allí, también, un amplio compar-timiento para los abrigos de piel, visones y zorros, costosos regalos de su difunto esposo, adquiridos al azar en sus viajes de juventud por París y Nueva York. Tales pieles, dado los tiempos que corrían, no eran ya pren-das políticamente correctas. La abuela, no obstante, las usaba en las fiestas de invierno; y tanto parientes como extraños se encogían de hombros,
Fernando AmpueroEl vestido dorado
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Ismael GrasaPequeño inventario
Un día empecé a llevar corbatas. Me refiero a ponerme una corbata sin ser una obligación. Supongo que no siempre me quedan bien, ni son bonitas todas las corbatas que tengo, pero no es esa la cuestión. Todo empezó porque un día un amigo y compañero del trabajo, Daniel, apareció con una corbata puesta. En mi trabajo, salvo los directores, nadie viste corbata, por lo que fue algo que, por unos momentos, llamó la atención de todos. Las profeso-ras —trabajo en un colegio— le dijeron que estaba «muy guapo», aunque no siempre en el tono en que a un hombre le gusta que se lo digan: es decir, ese modo en que a un niño se le dice que está guapo cuando es su madre quien le acaba de peinar. Los demás profesores le hicieron comentarios más o menos divertidos o impertinentes. Pero lo que a mí me vino a la cabeza es que «se podía» llevar corbata, igual que los niños utilizan esa expresión, «se puede», en el contexto de normas en el que crecen, o «se vale», dentro de las reglas de un juego. Me di cuenta de que, pese a que acababa de cum-plir cuarenta años, en cierto modo seguía teniendo actitudes de niño, o de alguien constreñido y de poco mundo. Daniel se había puesto ese día una corbata con naturalidad, igual que haría de vez en cuando durante las semanas siguientes, dentro y fuera del trabajo. Y entonces busqué corba-tas mías entre las maletas donde guardo la ropa vieja. Estaban ahí, algo arrugadas, entre pantalones de pana y zapatillas de deporte que nunca me ponía. Había vestido esas corbatas en ocasiones especiales: en algunas bo-das y funerales, durante las misas del colegio mayor católico donde pasé el primer año y medio de carrera, o cuando presenté junto a mi familia, en mi ciudad, mi primer libro… Es decir, siempre había vinculado esta prenda a un contexto familiar o religioso. Pero las cosas podían ser dis-tintas, y esa mañana Daniel, que era bastante más joven que yo, lo había
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Pedro SorelaEl caso del ahogamiento por lluvia
Hasta los ingleses estaban impresionados con la lluvia, y más aun que ellos, sus perros, que no podían salir ni a pasear ni casi a hacer sus nece-sidades. Pues llovía con fuerza y «hasta con odio», me dijo Chantal, y eso me impresionó: ella es normanda, criada en un castillo sobre una roca, y es muy difícil que a un normando le impresione una tormenta.
Bueno, tal vez el problema es que ésta no lo era. Las tormentas exaltan, evocan conquistas de tierras demasiado lejanas y naufragios contra acan-tilados blancos, jinetes con capa galopando en una novela mientras el lim-piaparabrisas hace como de metrónomo de una sinfonía dramática. Pero la lluvia que me recibió en el aeropuerto de Bristol —desde el aterrizaje, incluso, cuando un latigazo de lluvia en mi ventanilla me pareció una ola en el ojo de buey de un camarote, un ojo que se quedó llorando— no se parecía ni a la Pastoral de Beethoven, ni a La tempestad de Shakespeare. Era sólo agua cayendo con tenacidad y sin respiro, un tipo de enconamiento que hacía pensar en que alguien pretendía ahogarnos… aunque no de golpe. Lamento la obviedad, pero hacía pensar en un caso para Hercule Poirot: el caso del ahogamiento por lluvia.
Sí, había una parte dramática en mi viaje, y es que yo llegaba huyendo. ¿Hay algo más dramático? Se puede huir de unos asesinos, de una hipo-teca, de la torre Eiffel, como hizo Maupassant, de la mediocridad de una vida… Yo llegaba huyendo de la Navidad.
O más bien, de esa Navidad española que es como una gigantesca cúpula y alcanza a todo el mundo y nos convierte en clones en una especie de cola. La gente puede evocar asustada la nieve y el frío de Suecia, el Jingle Bells hipnotizando a la gente en Nueva York para que compre más y más regalos, los niños cantores de Viena… y pensar que una vez que pase todo deberá
Ana ColcheroUn lujo que no me puedo permitir
Abrió con el portero automático al empleado del supermercado para que pusiera el aprovisionamiento de la semana en el ascensor. Desde que había empezado a ordenar la compra por Internet, David Klein sintió que su vida era ya casi perfecta. Aborrecía toda actividad que lo alejara de sus investigaciones. A sus cincuenta y seis años, era uno de los criminólogos más reconocidos del mundo, y sus ensayos habían sido traducidos a nueve idiomas. Durante décadas buscó alejarse de los centros académicos, y sólo con la llegada de la era cibernética pudo cumplir su sueño: trabajar en casa sin distracciones, con todo el material de estudio al alcance de sus dedos.
Salió al descansillo a esperar que se abriera el ascensor. Tomó las bolsas con viandas y algunas delicias que nunca faltaban en el pedido: marrón glacé, paté trufado y, mensualmente, una botella de xo. «Si los criminales se dieran unos cuantos disfrutes sibaritas como estos, quizá no se inclina-rían por el crimen». Aquella idea era una de las digresiones divertidas con las que solía distraerse durante sus escasos ratos de ocio.
En aquel momento, estaba inmerso en una investigación de absoluta vi-gencia: iba a demostrar no sólo de forma casuística, como varios de sus cole-gas, sino científica, que los nuevos asesinos en masa modernos, los jovencitos que matan a sus compañeros y maestros en las escuelas, no son producto de terribles infancias, alteraciones de personalidad o del dichoso bullying, sino de la proliferación y fácil acceso a las armas en sus propios hogares.
El milagro de la comunicación moderna le permitía, además, ver en casa las entrevistas a los criminales en prisión. Recordaba con desagrado sus visitas a las cárceles para aplicar sus concienzudos cuestionarios a algu-nos convictos. Pero lo peor, aquello que Klein nunca había podido superar, era su terror y repulsión hacia los cadáveres. Como criminólogo no había
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EÑE. PRIMAVERA 2013LUJOSTENGO UN JARDÍN EN MI JARDÍN CIUCO GUTIÉRREZ
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Ernesto Pérez ZúñigaAhora cuéntemelo despacio
Mejor se lo cuento de otra forma. Mi sueño ha sido siempre tener un perro. Algo tan simple. Un perro. Me ha pasado desde niño. Mi ma-dre me regalaba uno y a los tres meses se lo daba a alguien. Lo mismo con mi esposa actual, dos veces. No he logrado retener un perro. No sabe usted la cara que ponía mi suegra cuando lo hablábamos en la mesa. Que si fastidiaba las plantas de su terraza, que si babeaba a los nietos. Esa es otra. Mis cuñados tienen hijos, pero nosotros no. Lo hemos pro-bado todo. También la fecundación in vitro. Un trauma. Parece que el esperma no está bien. Por no vivir en el campo. Todos contaminados en esta ciudad.
Y aquí es donde entran las fantásticas ideas de mi suegro. Se entera por las revistas de los nuevos robots que han inventado los japoneses. ¿Los conoce? Él encarga uno por no sé qué contactos que tiene. Los in-genieros, ya se sabe. Y más si son aeronáuticos.
Pues resulta que lo trae un día en la comida de los domingos. Estába-mos en los postres y de pronto mi suegro grita algo, y viene desde el pasillo una niña rubia de unos cinco años, guapa, que se detiene a unos pasos de la mesa, con los brazos muy juntos, y algo raro en la mirada, y en la piel, como si fuera de mantequilla dura.
—¡El Infant! —dice alegremente mi suegro, presentándonos a aque-lla criatura.
El Infant, un niño de compañía. El regalo ideal para las parejas que no tienen hijos ni perros, pero los han deseado durante mucho tiempo.
Es un invento extraordinario. Su aspecto es el de una niña normal. Su piel tiene la frialdad del plástico, pero se puede acariciar, y el Infant te devuelve las caricias. En el fondo de sus ojos no hay nada: se trata de
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Gabriela AlemánQuimera
—Aló, aló.—Me mandaron que le avisara que no salga hoy.—¿Aló, aló?—Me mandaron avisar.—¿Qué?—Que no salga hoy.—¿Aló?La primera llamada de la mañana. No tenía ninguna razón, en realidad,
por la cual salir, así que me acerqué a la cama y prendí un cigarrillo. El quin-to de la madrugada. Me mandaron avisar. Me metí bajo las sábanas y traje el cenicero hacia el colchón. Rompiendo cualquier tipo de código contra in-cendios del hotel. Qué me podía importar. Debía ser el tipo más patético del planeta en ese momento. Un tipo patético quemado no debía hacer mayor diferencia. No debía significar nada. En una balanza, sólo otro tipo patético, quemado y enamorado más. Desbalanceando poco el grado de equilibrio universal, si eso. ¿Qué peso puede tener un tipo desnudo que mira por la ventana del piso trece del Hotel Guaraní? Esperando que el filo de su polle-ra girara por última vez en redondo alrededor de la esquina del edificio de enfrente. Sí. Como lo llevaba haciendo desde la una de la mañana hasta que sonó el teléfono. Las luces fosforescentes de la alarma señalando las cuatro, bajo las raídas sábanas del hotel, fumando en la oscuridad, imaginando su pollera girando en redondo alrededor de la esquina del edificio de enfrente.
—Aló.—¿Aló?Ando a la caza de un filtro. Me debió pensar un infeliz y, sin embargo,
no se delató. ¿Qué tipo?, me preguntó. Un filtro de amor. Tengo varios,
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Luis Antonio de VillenaTres poemas
rodrigoEs enormemente bello y está seguro de su belleza,de esa apolínea perfección morena de veinte años,surgida de no sé qué profundo estado del Brasil,pero canónica, suave, delicada, perfecta…Alguien le ha enseñado también al muchachoque la belleza es un alto bien cotizable (aún no sabeque fungible además, perecedero) y él usa esasartes con el esplendor de un hieródulo jovenobservado por la azulada clemencia de su dios.La sonrisa se abre poco a poco, como la boca y larecatada —sólo al inicio— lengua. El dulce cuerpo se va aproximando al tuyo con todo el fulgor de su exactitudy a medida que te abraza va siendo más caliente, mástuyo, más ardoroso. Unos instantes quema como esmeralda.Pero el mensaje es muy claro: no hemos hecho sino empezar.Si quieres, si sabes, si te lo puedes firmemente permitir,la preciosa orquídea selvática se abrirá más y más para tiy todo será púrpura de volcán y nada estará vetado.Si puedes, claro. Incluso haremos un viaje a Parísy cuando entres conmigo en el salón o en el comedor,cuando brillen los diamantes en mis lóbulos, cuandome quite el abrigo de leopardo forrado en castory te bese (mi dulce dueño) y sepan todos que soy tuyo,entonces dirán de verdad: el Arte es eso, señores. No más.
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Festival EñeESCRIBIR EN LOS TIEMPOS DE TWITTERHéctor Abad Faciolince
Últimamente, al amanecer, en la penumbra, sin encender la luz, lo prime-ro que hago es estirar la mano y, como antes los viciosos tomaban su ca-jetilla de cigarrillos, agarro mi teléfono inteligente, lo ilumino hundiendo un botoncito y voy al correo como quien aspira la primera bocanada de humo de la mañana. Leo las cartas nuevas que llegaron durante el sueño y las voy contestando así (hablándole al teléfono): «Querido Doménico Chiappe, querida Camino Brasa, dos puntos. De nuevo muchas gracias por haberme invitado al Festival Eñe, punto». Miro la pantalla, y si hay al-gún error, en la palabra «eñe» por ejemplo, o en el apellido de Doménico, lo corrijo a mano. Después sigo.
Esta nueva manera ya no de escribir, sino de dictar las cartas a un pro-grama que convierte mi voz en texto, me recuerda mi infancia. Mi madre estudió para secretaria y sabía taquigrafía. Cuando aprendí a escribir en letra cursiva y en letra despegada, me sorprendía no poder descifrar los cuadernos de taquigrafía de mi madre. Ella era secretaria del gerente de una aerolínea y a veces llevaba trabajo a la casa; su jefe le dictaba cartas durante el día y ella tenía que transcribirlas a máquina, copiando de sus extraños cuadernos de renglones anchos, llenos de garabatos y signos des-conocidos. A veces, también, llevaba un aparato a la casa, un dictáfono, y nosotros oíamos la voz de su jefe dictando cartas de negocios. Mi madre las oía y las iba pasando en limpio. Pues bien, eso que mi madre hacía con tanto cuidado y con tanto trabajo, ahora lo hace igual de bien una máqui-na. Parte del trabajo de mi madre ya no es necesario.
Después de despachar así el correo, y de desayunar, emprendo mi pri-mer ejercicio de escritura del día. Se trata de añadir una o dos frases, nada
más, a una noveleta que estoy escribiendo por Twitter. «Nulla dies sine linea», ni un día sin una línea, aconsejaba el pintor Apeles; hoy mi lema es un poco menos fino: «A tweet a day keeps laziness away». Son ciento cua-renta caracteres casi rutinarios que le añaden una o dos ideas a ese texto que he resuelto escribir durante mil y un días.
Luego, dependiendo del día, abro Internet o una libreta o un archivo de texto o un libro de papel. Es decir, leo o escribo; trato de combinar todas las formas de lucha, pero casi siempre la guerra me la gana Internet. No soy de los que creen que en esto que estoy diciendo hay sólo un cambio en el soporte, y que no importa cómo ni dónde leo o escribo. Así como no es lo mismo escribir a mano que a máquina o en computador (Twain fue el primero en entregar a máquina una novela; García Márquez, de los primeros en mandar un archivo de texto, sin erratas de los copistas), así también es muy distinto escribir con lápiz, con bolígrafo o con estilógrafo, ni es lo mismo escoger en el computador el tipo de letra Helvética (que es la que uso en este momento, pues es la que prefiero para tratar de pensar)que escoger Bodoni o Garamond o Times New Roman (que es la que prefiero para escribir sin pensar). Si uno va a escribir una carta de amor es mejor usar Bodoni que Helvética. No sé por qué, pero es así.
Hace pocos días estuve en el British Museum y vi por primera vez el original de la piedra Rosetta, la que le permitió a Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios. Cuando uno mira esa gran piedra, con la escri-tura cuidadosamente labrada en tres tipos de escritura y en tres lenguas (jeroglíficos según el antiguo uso egipcio, lengua demótica y griego clási-co), se da cuenta de que esas palabras no se escribieron de corrido, como se escribe un tuit. Uno no va escribiendo sin cuidado las palabras que se cincelan en piedra. Los antiguos decían: «Verba volante, scripta manent»; el habla vuela, lo escrito permanece. Se labra un escrito en piedra, cuatro siglos antes de Cristo, para que hoy pueda leerse todavía en el pabellón principal del Museo Británico. Pero ya no es así, cada vez es menos así, cada vez es más scripta volant, lo escrito vuela.
La gran ilusión humana, desde el principio de la civilización en la Gre-cia antigua, ha sido dejar una huella permanente de nuestras palabras, del habla, o al menos de la voz portentosa de los pocos que tienen verdade-ro espíritu, verdadero aire en la voz. El primer intento fue confiar esa voz
FESTIVAL EÑE
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ARTE
OBRAS MAESTRASCopenhague. La gliptoteca danesa presenta French Masterpieces: Delacroix, Courbet, Daumier, Degas, Manet, Sisley, Renoir, Monet, Van Gogh, Gauguin…Ny Carlsberg Glyptotek.Hasta el 30.04.
DOS VECES EUROPANueva York. We Went Back repasa la obra del fotógrafo polaco-americano nacido Dawid Szymin y conocido como David Seymour, Chim.International Center of Photography.Hasta el 05.05.
PROYECTO FAKEMadrid. De Elmyr de Hory, el gran falsificador de obras de arte, se dice que logró colgar en museos de todo el mundo cuadros con las firmas de Picasso o Modigliani. El CBA invita a examinar su magia.Círculo de Bellas Artes.Hasta el 12.05.
NUEVOS AIRESMadrid. De Corot a Van Gogh, un centenar de cuadros muestran el papel de la pintura al aire libre como motor de la renovación plástica del siglo xix.Museo Thyssen-Bornemisza.Hasta el 12.05.
VIRXILIO VIÉITEZMadrid. Obras inéditas junto al trabajo más conocido, en la retrospectiva de uno de los maestros de la fotografía española del siglo XX.Espacio Fundación Telefónica.Hasta el 19.05.
PARA UN ÚNICO INDIVIDUOLeón. En plena primacía de lo digital, la artista ítalo-alemana Rosa Barba propone un acercamiento físico al mundo del cine.MUSAC.Hasta el 09.06.
SANTIAGO SIERRATubinga, Alemania. El famoso museo de la inquieta ciudad universitaria alemana presenta Sculpture, Photography, Film, del artista madrileño.Kunsthalle Tübingen.Hasta el 15.06.
ARCHIVO BOLAÑOBarcelona. De Barcelona a Girona y de allí a Blanes. Roberto Bolaño vivió en Cataluña de 1977 a 2003. Valerie Miles y Juan Insua presentan las cartas, cuadernos, objetos y fotos inéditas de este escritor extraordinario.CCCB.Hasta el 30.06.
PHOTOESPAÑA, 16 AÑOSMadrid. Cuerpo. Eros y política es el tema del Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales 2013, comisariado por Gerardo Mosquera y con Shirin Neshat, Edward Weston o Cristina Lucas entre los artistas destacados.Varias sedes.05.06 al 28.07.
JAPÓN EN ESPAÑAVarias ciudades, España. Cultura, ciencia, tecnología y enseñanza: sobre esos ejes gira el impresionante programa de actividades preparado para el Año de Japón en España. 365 días para disfrutar los unos de los otros.Varias sedes.Junio de 2013 ajulio de 2014.
MATADOR OLa revista desembarca en los fríos territorios de Islandia. Vicente Todolí, ex director de la Tate Modern y una de las persona más influyentes del mundo del arte, une su prestigio al de la artista Roni Horn para coeditar este volumen. Poemas de Emily Dickinson, la serie Surtsey Island de Dieter Roth, cuadros del Dr. Atl, música de Ólöf Arnalds y un vino magnífico del portugués Álvaro Castro, entre lo mejor de Matador O.www.lafabrica.com
AGENDA EÑEPRIMAVERA 2013
ARTES ESCÉNICAS
LA FLAUTA MÁGICAValencia. La ópera de Mozart, con libreto de su «hermano» Schikaneder, en las voces de Grazia Doronzio, Daniel Johansson, Mandy Fredrich e In-Sung Sim, entre otros.Palau de les Arts.6, 13, 17, 21, 23 y 30.04.
PAISAJE SIN CASASBarcelona. ¿Qué fueron los ochenta en la historia de España? La compañía La Virgueria y el director Aleix Fauró llevan a escena esta pieza inédita de Pablo Ley.Teatre Lliure.24.04 al 05.05.
DON PASQUALEMadrid. La ópera bufa de Donizetti es nuestra apuesta de la temporada en el Real. Dirigen Riccardo Muti y Andrea De Rosa, e interpretan Nicola Alaimo y Alessandro Luongo, entre otros.Teatro Real.13, 15, 17 y 19.05.
RAYUELAValladolid. La compañía teatral vallisoletana celebra sus 25 años con una serie de presentaciones en su ciudad natal y el estreno absoluto de su nueva producción.Teatro Calderón.17 al 19.05.
VIVA LA IMPROVISACIÓNMadrid. De la mano de las mejores compañías de América, el Festim añade danza, cabaret y circo a la escena teatral madrileña.Teatros del Canal.28.05 al 02.06.
CINE
DOCUMENTAMadrid. El festival dedicado al cine documental, que cada año bate un nuevo récord de asistencia, cumple una década.Cineteca yFilmoteca Española.05 al 12.05.
FESTIVAL DE CANNESCannes, Francia. El cine hindú cumple 100 años y el festival de cine por excelencia lo celebra.Varias sedes.15 al 26.05.
JAMESON NOTODOFILMESTRodrigo Cortés, el director de Concursante, Buried o Luces rojas, preside el jurado del mejor festival de cortometrajes por internet. Lo acompañan Ernesto Alterio, Alberto Rodríguez, Mateo Gil, Claudia Llosa, Mariano Barroso y Javier Fesser. Ningún corto puede durar más de tres minutos.www.notodofilmfest.com
LIBROS
LA HORA DEL TÉLondres. Bajo el lema «Making words go further», la London Book Fair pone el acento en Turquía y en las nuevas formas de distribución editorial.Varias sedes.15 al 17.04.
LA NOCHE DE LOS LIBROSMadrid. El irlandés John Banville y el francés Laurent Binet encabezan el cartel internacional de esta noche de conferencias, lecturas, charlas, firmas, performances y encuentros con autores.Varias sedes.23.04.
SANT JORDIBarcelona. Antes, los hombres regalaban rosas a las mujeres y las mujeres libros a los hombres. Hoy, todo el mundo regala ambas cosas. Una tradición que data del siglo xv.Las Ramblas.23.04.
GUTUN ZURIABilbao. Margaret Atwood, Héctor Abad Faciolince, Margo Glantz o António Lobo Antunes son algunos de los invitados al Festival Internacional de las Letras bilbaíno, que este 2013 llega a su sexto año.Alhóndiga.11 al 21.04.
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EÑE. LUJOS
AUTORRETRATOEl más reciente libro de Alberto García-Alix reúne más de 150 imágenes de sí mismo, no pocas inéditas, que recorren la evolución de esa parte esencial del mundo «garcia-alixiano». www.lafabrica.com
EL TENTETIESOSigueleyendo publica libros en formato digital cuyos precios de venta van de 1 a 3,99 euros. Lo mejor es que su catálogo incluye auténticas joyas, como la edición bilingüe de El saltamartí / El tentetieso, de Joan Brossa.www.sigueleyendo.es
ROBERT ADAMSSi hay un fotógrafo que sabe encontrar la belleza de un lugar, a pesar de que dicho lugar cambia cada día, es Adams. ¿En qué podemos creer y dónde? es uno de sus libros definitivos. www.lafabrica.com
SŁAWOMIR MROŻEKEl autor polaco, todo un clásico de estos tiempos, abandonó su país en 1963. No sólo se refugió en el extranjero; también lo hizo en la palabra. Desde allí ha escrito una impresionante obra cargada de ironía y humor absurdo. La vida para principiantes. Un diccionario intemporal es otra prueba de ello.www.acantilado.es
DESDE BENJAMINConstelaciones, la exposición dedicada al filósofo alemán, partió del cba a recorrer Europa y América. Mundo escrito. 13 derivas desde… es el libro editado por Juan Barja y César Rendueles tras el debate propiciado por dicha exposición.www.circulobellasartes.com
QUICO VIDALSu think tank se llama Nadie. Él es uno de los más reconocidos diseñadores españoles, creador de la imagen de Camper, Vinçon o el Mercado de San Miguel. En 1989 empezó a dibujar sus ideas en cuadernos. Hoy las reúne en Fui yo, un volumen de arqueología autobiográfica.www.lafabrica.com
ALAN SILLITOEAtención, coleccionistas. Impedimenta ha publicado una nueva edición del clásico de la literatura inglesa La soledad del corredor de fondo. Traduce Mercedes Cebrián y Kiko Amat firma el prólogo. Un lujo.impedimenta.es
FIESTAS
SAN ISIDROMadrid. Chulapos, chotis y toros. Los madrileños celebran a su santo patrono.Varios días en torno al 15.05.Las Ventas, desde el 01.05.
MOLE POBLANOPuebla, México. ¿Has probado esta deliciosa especialidad mexicana? Junio es el mes ideal para hacerlo. En Puebla, claro, donde se prepara el mero, mero.Explanada de Analco.Cada domingo de junio.
MÚSICA
ARA MALIKIANMadrid. Música de Bach, Mozart, Paco de Lucía o Led Zepellin, interpretada por la misma orquesta de cámara. Teatro Español.31.03, 28.04, 26.05 y 30.06.
SONIDO PRIMAVERALBarcelona. Camera Obscura, The Jesus And Mary Chain, Dinosaur Jr, Nick Cave, Blur, My Bloody Valentine, Manel, Band of Horses o los míticos Swans, en el Primavera Sound.Poble Espanyol yParc del Fórum.22.05 al 25.05.
EL SÓNAR BRASILEÑOSão Paulo, Brasil. Los Pet Shop Boys, Explosions In The Sky, Jamie Lidell o Darkside son los nombres más conocidos en la siempre llena caja de sorpresas del mítico festival nacido en Barcelona.Parque Anhembi.24 y 25.05.
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ARCHIVO BOLAÑO / PHOTOESPAÑA, 16 AÑOS / MATADOR ONOTODOFILMFEST / LA NOCHE DE LOS LIBROS / AUTORRETRATOSŁAWOMIR MROŻEK / QUICO VIDAL / ALAN SILLITOE / ARA MALIKIAN
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HAY UN RELATO DE JOHN FULTON EN EL QUE EL PADRE DEL
PROTAGONISTA TIENE UN MUSTANG DE EDICIÓN LIMITADA AL QUE
NO SÓLO LE HA PUESTO DE NOMBRE VICTORIA, SINO AL QUE TRATA
COMO SI FUESE SU NOVIA O A VECES COMO SI FUESE UN CABALLO
PURA SANGRE. ¿QUÉ SIMBOLIZA UN COCHE MÁS ALLÁ DE SU
UTILIDAD COMO MEDIO DE TRANSPORTE? CIERTA IDEA DE DESEO
Y EROTISMO. AVENTURA, MAGIA Y FANTASÍA. ANSIAS DE LIBERTAD.
MITIFICACIÓN DE LA POTENCIA Y DEL PODER, SOBRE TODO VIRILES.
ESPIRITUALIDAD Y MATERIA. SUEÑO Y REALIDAD. CONFIGURADO
A LO LARGO DEL SIGLO XX COMO EL OBJETO POR EXCELENCIA, YA
DECÍA J. G. BALLARD QUE EL COCHE ERA «UNA METÁFORA TOTAL
DE LA VIDA DEL HOMBRE EN LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA». LOS
AUTORES DEL NÚMERO ESTIVAL DE EÑE CALIENTAN MOTORES.
EÑE 34. VERANO 2013. SOBRE RUEDAS
Esta revista ha recibido una subvención de la Dirección General del Libro, Archivosy Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año.
Director de ComunicaciónÁlvaro Matías
Directora ComercialChelo LozanoJefa de PublicidadPilar Amores
SuscripcionesSonia DuránT +34 91 360 09 24F +34 91 360 13 [email protected]ñe.com
Distribución en MadridAntonio MachadoT +34 91 632 48 [email protected]
Distribución en el resto de EspañaLes PunxesT +34 93 485 63 [email protected]
Consejo EditorialBernardo AtxagaMiguel García SánchezLuis García MonteroMargo GlantzAntonio Muñoz MolinaRosa RegàsJuan Villoro
Asesores literariosJorge Eduardo Benavidesy Doménico Chiappe
Socios ProtectoresIberdrolaTelefónica
Gracias a Marta Lozano
Ilustración de portadaLibrería,de Ciuco Gutiérrez
PapelesEñe utiliza papel Munken Purede 130 g/m2 de la página1 a la 32 y en las páginas del final (de la 97 a la 112),y Munken Print de 80 g/m2
de la 33 a la 96. La cubiertase ha impreso en MunkenLynx de 300 g/m2,y las ilustraciones, en RivesArtist de 170 g/m2. Papeles distribuidos por
Fotomecánica CromotexImpresión Brizzolis
ISSN 1699-58-56DL M-12803-2005
La FábricaVerónica, 13 28014 Madrid. EspañaT + 34 91 360 13 20www.revistaeñ[email protected]
Eñe. Revista para leerLa FábricaEspaña
EditorAlberto Anaut
Directora Camino Brasa
CoordinadorToño Angulo Daneri
Director de ArtePablo Rubio / Erretres DiseñoDiseño Wiebke Harzer / Erretres DiseñoMaquetaciónTMori
Directora de ProducciónPaloma Castellanos
Director de DesarrolloFernando Paz
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
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