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Valor compartido
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Valor Compartido: Lecciones aprendidas del caso BHP Billiton Tintaya
En mayo del año 2006 se anunció la venta del proyecto minero Tintaya por parte de BHP
Billiton a Xstrata plc. El motivo principal para la venta de este proyecto no fue por ausencia de
reservas, baja rentabilidad operativa esperada ni por carencia de recursos humanos o legislación
opresiva, sino por el gran pasivo social y ambiental que cargaba encima este proyecto. Entre los
años 2003 y 2005, BHP Billiton soportó incidentes violentos por parte de la población de la
provincia de Espinar, quienes reclamaban principalmente por supuestos impactos al medio
ambiente, y por una solución inmediata a sus problemas de carencia de servicios básicos en
infraestructura, salud y educación. Detrás de estos incidentes, surge la pregunta materia del
presente ensayo: ¿cuáles son las principales lecciones que deja el caso de BHP Billiton en el
proyecto Tintaya? La hipótesis principal a desarrollar, es que en todo proyecto minero debe
evaluarse de una manera estratégica e integral, interiorizando en todos los niveles de la
organización el concepto de valor compartido, pues este es el principal factor que definirá el éxito
o fracaso del proyecto.
Según Porter y Kramer (2011) el valor compartido “involucra crear valor económico de
una manera que también cree valor para la sociedad al abordar sus necesidades y desafíos” (p. 3).
La corriente del valor compartido es entonces una nueva forma de visión o conceptualización de
la empresa, que se contrapone a las teorías económicas clásicas, donde el objetivo primordial de
la empresa es generar utilidades a toda costa, para imponer la necesidad o responsabilidad a la
empresa, de velar por el desarrollo de la sociedad. Para el capitalismo clásico, las inversiones
que no estuvieran directamente relacionadas a producir más o a vender más se catalogaban como
“gastos necesarios”, es decir, desembolsos de dinero que no aportarán ningún tipo de retorno
económico. Al respecto, Porter y Kramer (2011) indicaron que “el concepto de valor compartido
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redefine los límites del capitalismo. Al conectar mejor el éxito de las empresas con los avances de
la sociedad, se abren muchas formas de atender nuevas necesidades, ganar eficiencia, crear
diferenciación y expandir mercados” (p. 7); es decir, se trata de que la empresa sea un motor de
desarrollo para todos su grupos de interés, a fin de generar un mercado mayor al cual atender, lo
cual se traduce finalmente en mayores utilidades para la empresa. En este sentido, Porter y
Kramer (2011) también indicaron que “el valor compartido no es responsabilidad social ni
filantropía y ni siquiera sustentabilidad, sino una nueva forma de éxito económico. No está en el
margen de lo que hacen las empresas, sino en el centro.” (p. 3). Resumiendo la idea: las
empresas deben tomar conciencia de que el desarrollo debe ser gradual e integral, tanto para
empresas como para grupos de interés, todos deben crecer de la mano, y todos deben ser
partícipes de los éxitos o fracasos de la empresa. Esta idea debe estar dentro del ADN de la
empresa, de lo contrario su actividad estará destinada al fracaso.
Regresando al caso de la mina Tintaya, aplicando el enfoque analítico desarrollado por
Elsa González Esteban, el cual fue mencionado por Guedez (2009, p.4), cuando un grupo de
interés concentra los tres atributos: poder, urgencia y legitimidad, es indispensable que se
encuentre dentro del mapa estratégico de la compañía, pues la empresa no podrá alcanzar sus
metas económicas ni de ninguna otra índole, ignorando a este grupo de interés. El caso Tintaya
lo ilustra claramente: los pobladores de la comunidad de Espinar reaccionaron por la fuerza pues
tuvieron una gran capacidad de convocatoria tanto de personas (pobladores enardecidos) como de
instituciones y medios para abrumar los intentos de defensa de la propiedad por parte de los
oficiales de seguridad de BHP Billiton y los policías asignados a la zona; sus demandas eras
urgentes por el grado de abandono en que vivían, y se enfrentaban a un acuerdo marco de Espinar
burocrático y lento; y finalmente, sus demandas eran justificables hasta cierto punto, puesto que
la mina se instaló en las inmediaciones de sus localidades y contaminó sus tierras y fuentes de
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agua. Guedez (2009) también comentó que “a la empresa le toca la responsabilidad esencial de
saber manejar múltiples intereses que interactúan desde el interior y en todo el entorno de su
realidad.” (p. 6), lo cual quiere decir que la empresa no puede ser evasiva ante el evidente
conflicto de intereses que se da entre la actividad minera no administrada correctamente, y el
deseo de las comunidades de mejorar su calidad de vida en todos los aspectos. El caso tangible
de la mina Tintaya fue que, al tomar una posición reactiva más que proactiva o de acercamiento
con sus grupos de interés, enfocándose más en sus metas de producción y proyecciones
económicas del precio del cobre y otros metales que a las condiciones de insatisfacción de
necesidades básicas de sus comunidades aledañas, confiando en que la firma del acuerdo marco
de Espinar era suficiente para dar por cerrado el tema social y poder concentrarse en la
producción, finalmente generó que el conflicto estallase y tuvo como consecuencia el abandono
de operaciones por parte de BHP Billiton y la consecuente venta de la mina.
Yendo más a detalle, las lecciones claras que deja el caso Tintaya, giran en torno a cómo
debe enfrentarse una empresa minera a un proyecto nuevo. Es indispensable realizar el mapeo de
grupos de interés, conocer cuáles son, qué necesidades tienen, qué intereses y aspiraciones tienen,
inclusive conocer su idiosincrasia, a fin de poder planificar una estrategia adecuada de
acercamiento y negociación. Debe también identificarse a los líderes de opinión formales e
informales, así como autoridades electas y expectantes, ya que es altamente recomendable tener a
estas personas como aliados antes que como enemigos. Kasturi Rangan y Reficco (2012)
indicaron que el detonante de la primera invasión violenta a las instalaciones de la mina fue que
los líderes de las comunidades de Ccañipia no fueron invitados a la audiencia pública donde se
realizó la presentación del proyecto de la construcción de la presa de relaves (p.10), lo cual
demuestra la importancia de realizar un trabajo de investigación, conocimiento y acercamiento
previo a la ejecución de todo proyecto minero nuevo o modificación de uno existente. En el caso
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de la relación con las autoridades, un factor crítico de éxito es estar alineado con el plan de
desarrollo de la región, provincia y localidad, y en los casos en que dicho plan no haya sido
elaborado, involucrarse en su elaboración. El trabajar con un plan de desarrollo permite tener
clara la línea de acción a seguir, poder establecer presupuestos de inversión realistas y oportunos,
y destinar los fondos invertidos a proyectos de desarrollo sostenible, es decir, no realizar
desembolsos de dinero de una manera improvisada, sino siempre alineada al plan trazado.
Otra lección aprendida es que, como luego de la identificación de la idiosincrasia de los
grupos de interés, debe analizarse tomando como base esta información , la implementación de
soluciones que hayan funcionado en otras compañías del sector o similares; ya que no
necesariamente tendrán éxito en un ambiente o comunidades con idiosincrasia distintas. En un
caso extremo, las comunidades podrían tomar como una agresión o invasión por parte de la mina
la presentación de una alternativa de solución al conflicto o un proyecto nuevo; es decir, no se
trata de replicar buenas prácticas a ciegas, sino que se debe realizar un análisis previo del impacto
esperado en los grupos de interés de la actividad específica que se planea realizar, a fin de prever
la aceptación o rechazo de la misma y diseñar estrategias de acercamiento específicas.
Una de las principales lecciones que deja el caso, es que la empresa debe mantener una
estrategia coherente de negociación con sus grupos de interés, la cual debe estar basada en el
respeto mutuo y comunicación. La empresa actuó reactivamente ante el grupo de pobladores de
Ccañipia firmando de manera relativamente rápida el acuerdo marco de Espinar, por temor a una
nueva incursión violenta. Kasturi Rangan y Reficco (2012) recolectaron el testimonio de Paul
Warner, ejecutivo de BHP Billiton, quien manifestó que efectivamente el descontento de las 5
comunidades que se encontraban en la mesa de negociación, se hizo notar (p. 11). El
levantamiento de esta población era previsible, ya que no se realizó un monitoreo de satisfacción
y conformidad con la construcción de la nueva presa de relaves cercana a su comunidad, la
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empresa se conformó con cumplir lo mínimo establecido por la autoridad ambiental, que era
realizar una audiencia y conseguir las firmas de la comunidad, no se preocupó por asegurarse que
la comunidad realmente entendiera el proyecto y sus implicancias, a fin de que puedan expresarse
antes de la ejecución del mismo. No se realizaron actividades de seguimiento ni inteligencia
respecto del pensamiento de los integrantes de la comunidad que no estuvieron presentes en la
asamblea. El otro punto aquí, es que BHP Billiton dejó un mensaje tácito: para aquellas
comunidades que se encontraban en una mesa de negociación pacífica y civilizada, el llegar a
acuerdos con la mina les tomaría mucho más tiempo y no serían tan provechoso para los
negociantes, que si buscasen negociar un nuevo acuerdo luego de una manifestación de violencia.
Por otro lado, la empresa se conformó con cumplir con los estándares establecidos por el
Ministerio del Medio Ambiente, cuando probablemente pudo haber implementado controles de
acuerdo a las leyes internacionales o de mayor exigencia. En materia ambiental y social es mejor
excederse en controles que incurrir en falta de ellos, debido a que las consecuencias de no tener
controlados los procesos críticos, son mucho más costosas que los costos de implementación y
mantenimiento de controles ambientales.
Resumiendo, el caso nos muestra una empresa preocupada por su producción,
desentendida de los problemas y carencias de las comunidades vecinas y de los impactos
ambientales que su operación produce. Una empresa que ve a sus comunidades aledañas como
obstáculos para la producción, a los cuales hay que complacer de alguna manera, pero siempre
cuidando no ejecutar un gasto excesivo, es decir, buscando llegar a un acuerdo que represente el
menor costo en el corto plazo para la compañía. Una empresa que carece de visión a largo plazo
para la región donde opera, pues finalmente todo se reduce a entregar dinero a cambio de
tranquilidad. Si bien en algunos momentos la empresa mostró signos de querer reaccionar, estos
momentos fueron motivadas por la presión externa de ONG, pobladores y los medios de
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comunicación, pero no nació de iniciativa propia de la compañía, ya que el valor compartido no
formó parte de su visión y valores corporativos.
Como conclusiones del caso Tintaya, se puede apreciar que es fundamental accionar de
una manera planificada en todo momento cuando se trata de hacer una inversión minera, puesto
que esta actividad con toda seguridad va a transformar la vida de las personas que habitan en las
inmediaciones del proyecto, esto es, los grupos de interés. Basta tomar conciencia de este detalle
para deducir que si estos grupos no son tratados como si fueran accionistas del proyecto, es decir,
que van a percibir beneficios que sobrepasan con creces la inversión o sacrificios, o en general,
cambios en su estilo de vida actual; si no se les incorpora como parte de la actividad que se
pretende desarrollar, haciendo que agreguen valor al proyecto, se tendrán consecuencias
negativas, las cuales se pueden apreciar con claridad en el caso. Finalmente, es indispensable que
la compañía interiorice en todos los niveles de su organización el concepto de valor compartido, a
fin de que se pueda realizar un análisis estratégico e integral, es decir, incluyendo a los grupos de
interés como parte fundamental del proyecto, pues finalmente este será el factor que definirá el
éxito o el fracaso del proyecto, como lo fue en el caso de BHP Billiton en Tintaya.
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Referencias
Guedez, V. (2009). Los grupos de interés: de lo transaccional a lo relacional y a lo consustancial.
Documento de Trabajo CIES (Centro de Investigación de Economía y Sociedad),
Barcelona: Universidad de Barcelona.
Kasturi Rangan, V., Barton, B., & Reficco, E. (2012). Corporate Responsibility & Community
Engagement at the Tintaya Copper Mine (A). Harvard Business School 9-056-023.
Boston, MA: Harvard Business School Publishing.
Porter, M. & Kramer, R. (2011). La creación del valor compartido por Porter y Kramer, Harvard
Business Review América Latina, Ene-Feb, 1-18.