Ensayo sobre cómo construir un ensayo

Odontología, cultura y sociedad - ensayo

La vida nos da lecciones, oportunidades, opciones variadas e infinitas paracrear y expresarnos. La escritura es una de tantas formas creativas de res-ponder a esas demandas. Muchas veces es una necesidad imperiosa dictadadesde lo más profundo, desde la convicción del alma. ¿Si es que acaso existeun alma? Decía Faulkner que el fin del escritor era reducir la esencia de lavida a una frase. Y es que hay frases en las que se siente resumir la vida. Enmis oídos resuena con contundencia la sentencia de Ítalo Calvino: “la imagi-nación es un lugar donde llueve” pulseando sobre aquella que hizo célebrea Bartleby el escribiente de Herman Melville que me dicta “preferiría nohacerlo”.

Pero, ¿por qué tantos rodeos para escribir un manual de reglas sobre cómoescribir un ensayo y por qué tantas resistencias? ¿No basta con señalar queun ensayo es en esencia una composición libre? Si es así, ¿por qué crear unasreglas, por qué componer un manual? ¿Se trata de una antítesis, de unacontradicción, de una ambigüedad? ¿Existe la libertad?

En una entrevista a Augusto Monterroso a propósito del premio Príncipe deAsturias de las letras que le sería entregado, publicada en El Cultural el 25de octubre de 2000, señala que su género favorito es el ensayo porque setoma un tema cualquiera y uno expresa en él su pensamiento (cuando creetenerlo) y hasta sus emociones en ese momento, pero sin ánimo de demos-trar nada ni de convencer a nadie sobre cualquier punto y como remate,destaca Gabriel Vargas Acuña, que es “uno de los principales recursos de lacultura moderna”.1

Duque Naranjo C.*

* Od. Docente División de Humanidadesy Facultad de Odontología, Universi-dad El Bosque.

1 Vargas Acuña, Gabriel, “Un concepto de ensayo, redacción de documentos científicos,informes técnicos, artículos científicos, ensayos”, Escuela de ciencias del Lenguaje, ITCR,1996.

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REVISTA CIENTÍFICA • VOL. 10 • NO. 1 • 20048

Un ensayo es la expresión de un in-terés, la puesta en escena medianteun texto escrito de un objeto de in-terés. Para algunos, la puesta en evi-dencia del “yo”, de la subjetividadsobre una materia cualquiera. Perono se trata de cualquier subjetividad,de la simple expresión de una opi-nión personal. Proviene del verboensayar que significa probar, exami-nar, inspeccionar o reconocer. Sinembargo, no debe confundirse niasumirse el ensayo bajo la acepciónpobre de una forma especulativa,arbitraria o superficial (poco profun-da) de expresar unas opiniones ounas ideas. Aunque, desde la perspec-tiva social, la especulación y el arbi-trio como la contingencia hacenparte ineludible del quehacer inte-lectual, el ensayo es una com-posición rigurosa que admite estoselementos como opción marginal ycomo diría David Jiménez Panesso“todo hace parte de esta tentativa:lograr una poesía que exprese laamplia gama de contrastes que for-man lo que llamamos realidad, lo quevivimos como tal; una poesía entre-tejida con el hilo de las contradiccio-nes de nuestra hora y en palabrasque no por ser surgidas de lo másíntimo de la experiencia personal seniegan a ser de todos y para todos».2

Algunos señalan como característicadel ensayo, por oposición al textocientífico, la licencia para no presen-tar una prueba objetiva o una demos-tración estricta, pero hay que decirque en cambio tendría la exigenciade convencer mediante la fuerza dela exposición argumentativa sóliday bien estructurada. Se podría defi-nir como una disertación amena, es-

tética y concentrada de una investi-gación rigurosa. Quizás en el fondo,además de la manifestación explíci-ta del interés del autor, la mayor di-ferencia entre el ensayo y el textocientífico sea la f lexibilidad en laestructura y la forma de presenta-ción del texto en el primer caso, aun-que estas distinciones me resultandel todo odiosas. En ciencias socia-les, en general, por la fuerza de lacostumbre y de los imperativos esté-ticos que acompañan a los textos, losinformes de investigación se realizana manera de ensayo, lo cual no im-plica de ninguna manera que carez-can de un aparato metodológicocomo el que se utiliza en las cienciasbásicas (introducción, planteamien-to del problema, métodos, resultados,discusión). El aparato metodológicoes expresado y explícitamente for-mulado en los protocolos y proyec-tos de la investigación que susten-tan y que preceden al informe quese presenta a manera de ensayo. Nopuede confundirse pues, esta flexi-bilidad con una ausencia de rigor yde métodos.

Los ensayos tienen una serie de as-pectos formales y una de aspectosestructurales.

Los formales hacen alusión a las nor-mas y reglas sobre el estilo de la escri-tura, incluyendo entre ellas, los distin-tos esquemas para representar las re-ferencias bibliográficas y las notas apie de página que acompañan el tex-to, entre una infinidad de considera-ciones que no es propósito tratar.

Por ejemplo, en lo que va de este tex-to hemos utilizado varias formas de

llamado a pié de página —entre mu-chas otras posibles— y de referencia:

Autores conocidos de la literaturauniversal como Ítalo Calvino, WilliamFaulkner o Herman Melville van refe-ridos directamente en el texto, sinllamado a nota de pie de página, peroen cambio, otros menos conocidoscomo Jiménez Pannesso, llevan lareferencia a pié de página. SobreAugusto Monterroso, además del cri-terio del autor que se trae como sus-tento, quiere destacarse el evento apartir del cual se extrajo la expresióncitada y por lo tanto se incluyó lareferencia en el mismo texto y nocomo llamado a pie de página. Refe-rencias de textos técnicos que tra-tan el asunto objeto del ensayo vancompletas a pie de página porquepueden ser elementos útiles de lec-tura complementaria o de consultapara el lector. Es el caso de la refe-rencia a Gabriel Vargas Acuña.

Así pues, la variedad de criterios y laforma de expresarlos va en el gustodel escritor. Pero las referencias en-riquecen formal o estéticamente elescrito y por lo tanto son un elemen-to fundamental del ensayo. Hay algu-nos autores y corrientes que prescin-den de ellas por razones ideológicas,filosóficas o psicológicas, pero conanálogas motivaciones yo, de nuevocomo Bartleby, prefiero no hacerlo,por muy diversas convicciones: pri-mero, como acto de deferencia y gra-titud al autor que me ha “prestado”una idea o del cual me he servidopara expresar mi propia idea; segun-do, porque evito el plagio; tercero,porque comparto la responsabilidadfrente a lo escrito, frente a lo afirma-

2 JIMÉNEZ PANESSO, David, “Poesía colombiana, 1980-1989” en Magazín Dominical «El Espectador» #348 24 de dic. de 1989, pág. 9

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do; cuarto, porque comparto con ellector las fuentes de las ideas queacompañan el texto.

Sobre la extensión del texto, aunquela imposición de la máxima según lacual “lo bueno si breve, dos veces bue-no” ha hecho carrera, hay que seña-lar que en el caso del ensayo la exten-sión, el número de páginas que debecontener, es completamente libre.

Algunos señalan que como no haypor que evidenciar el proceso deinvestigación seguido no es necesa-rio subdividir detalladamente el es-crito. Pero, según la extensión y lamateria, las subdivisiones son útilesy necesarias para la buena presenta-ción al lector.

Auque la composición es libre y lasreglas tan variadas como discutibles,estructuralmente es importante queel ensayo contenga algunos elemen-tos que le dan coherencia y claridad:una introducción, un desarrollo yuna conclusión.

El primer elemento es una introduc-ción en la cual se plantea al lector elproblema o el propósito del ensayo—o ambos— de una manera tal quecautive su atención. El problema, co-mo en un artículo científico, puedeconducir a la formulación de una pre-gunta, la que el autor se hace y queva a intentar responder mediante unesquema argumentativo en el texto.Por consiguiente, a la introducción lesucede el desarrollo de la argumen-tación. Como se señaló antes, la argu-mentación, generalmente va apoyadaen diversas referencias, datos, estadís-ticas, estudios, opiniones, etc. Allí sedespliega toda la fuerza de convicciónque destaque la posición crítica delautor. El desarrollo refleja, por lo tanto,el talante y el rigor. Obedece a unaestructura, a una organización argu-mentativa cuya ilación lleva una piz-ca de belleza y otra de imaginación.Un ensayo puede decir cualquiercosa, pero en esencia dice, quién esel autor, es su expresión, es su reflejo,o mejor, cómo se quiere representarfrente a un público lector.

Finalmente, se plantea una conclu-sión que resume la postura del autorfrente a las evidencias y argumentosexpresados en la composición. Enella se puede aventurar una respues-ta a la pregunta inicialmente formu-lada, al problema planteado o sinte-tizar los objetivos propuestos atan-do los cabos de la argumentación.

En este ensayo, más que aportarunas normas técnicas o un manualde cómo escribir un ensayo, he que-rido poner especial énfasis en elproceso individual y creativo queconlleva la construcción de un tex-to, pero sujeto a unas condicionesmínimas que hacen posible que esetexto sea un aporte al lector. Peroen el fondo, debo advertir como Au-gusto Monterroso que “no he expe-rimentado nunca la sensación de sa-ber cómo se hace un cuento o unensayo, y tal vez por eso me he atre-vido a decir que la experiencia lite-raria no existe. Esto puede ser duropara el escritor; pero quizá buenopara la literatura”.