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En el siguiente ensayo abordaremos ideas generales en torno al tema de recursos naturales, para dar a conocer la gestión de los recursos naturales en la actualidad y las implicaciones que esto conlleva. Además, analizaremos la importancia, los aportes y las falencias de los modelos de gestión del bosque, así como herramientas en la asignación de recursos naturales, haciendo un énfasis en el caso del sector Forestal Colombiano. Primero que todo, los recursos naturales proveen a la sociedad de bienes y servicios, lo que permite a los individuos tener la facultad de asignarles un valor económico y tratarlos como activos económicos. No obstante, este es un enfoque netamente antropocéntrico, sin embargo no es el único. De hecho, podemos gestionar los recursos naturales desde un enfoque biocentrista y un enfoque que es muy nombrado en la actualidad, como lo es el desarrollo sostenible. Según (Kolstad, 2000) el biocentrismo logra diferenciar el valor del recurso derivado de la utilidad que genera para la sociedad y el valor intrínseco del recurso y Solow (1993) nos hace referencia a la sostenibilidad como el hecho de asegurar un nivel de bienestar igual en la sociedad actual y la de generaciones futuras. Uno de los recursos naturales de importancia económica y ambiental es el bosque, puesto que es un recurso de gran utilidad para la sociedad. Además, nadie puede negar que participe en una gran variedad de funciones ambientales. En realidad, las decisiones que tomamos como sociedad a la hora de gestionar el bosque determinara el futuro de la existencia del recurso. Por lo tanto, la gestión de un recurso natural como el bosque, se deberá hacer de una manera eficiente y para ello existen diferentes disciplinas como la economía ambiental y la economía ecología, que a lo largo de su existencia buscan superar los fallos de la economía clásica utilizada a lo largo de nuestra historia. En la actualidad se cuenta con herramientas que usan la lógica matemática y un conocimiento profundo, pero aun escaso, de los recursos naturales que permiten la gestión adecuada de los mismos. Una de estas herramientas son los modelos bioeconomicos que para Mohammadian (1999) hacen un acercamiento más real a la gestión de recursos naturales, ya que tienen en cuenta el aspecto biológico, pero buscan la eficiencia económica. En Colombia la regulación de los recursos forestales está a cargo de diferentes corporaciones, creadas con el fin de responder a las problemáticas presentes al hacer uso del recurso forestal. Igualmente el Congreso, mediante la ley 2 de 1959 declara siete zonas de reserva forestal con una superficie

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En el siguiente ensayo abordaremos ideas generales en torno al tema de recursos naturales, para dar a conocer la gestión de los recursos naturales en la actualidad y las implicaciones que esto conlleva. Además, analizaremos la importancia, los aportes y las falencias de los modelos de gestión del bosque, así como herramientas en la asignación de recursos naturales, haciendo un énfasis en el caso del sector Forestal Colombiano.

Primero que todo, los recursos naturales proveen a la sociedad de bienes y servicios, lo que permite a los individuos tener la facultad de asignarles un valor económico y tratarlos como activos económicos. No obstante, este es un enfoque netamente antropocéntrico, sin embargo no es el único. De hecho, podemos gestionar los recursos naturales desde un enfoque biocentrista y un enfoque que es muy nombrado en la actualidad, como lo es el desarrollo sostenible. Según (Kolstad, 2000) el biocentrismo logra diferenciar el valor del recurso derivado de la utilidad que genera para la sociedad y el valor intrínseco del recurso y Solow (1993) nos hace referencia a la sostenibilidad como el hecho de asegurar un nivel de bienestar igual en la sociedad actual y la de generaciones futuras.

Uno de los recursos naturales de importancia económica y ambiental es el bosque, puesto que es un recurso de gran utilidad para la sociedad. Además, nadie puede negar que participe en una gran variedad de funciones ambientales. En realidad, las decisiones que tomamos como sociedad a la hora de gestionar el bosque determinara el futuro de la existencia del recurso. Por lo tanto, la gestión de un recurso natural como el bosque, se deberá hacer de una manera eficiente y para ello existen diferentes disciplinas como la economía ambiental y la economía ecología, que a lo largo de su existencia buscan superar los fallos de la economía clásica utilizada a lo largo de nuestra historia. En la actualidad se cuenta con herramientas que usan la lógica matemática y un conocimiento profundo, pero aun escaso, de los recursos naturales que permiten la gestión adecuada de los mismos. Una de estas herramientas son los modelos bioeconomicos que para Mohammadian (1999) hacen un acercamiento más real a la gestión de recursos naturales, ya que tienen en cuenta el aspecto biológico, pero buscan la eficiencia económica.

En Colombia la regulación de los recursos forestales está a cargo de diferentes corporaciones, creadas con el fin de responder a las problemáticas presentes al hacer uso del recurso forestal. Igualmente el Congreso, mediante la ley 2 de 1959 declara siete zonas de reserva forestal con una superficie total de 65.280.321 Ha que en la actualidad solo son 51,3 millones y el Gobierno, mediante el decreto ley 2811 de 1974 establece que el derecho de propiedad privada sobre los recursos naturales renovables deberá ejercerse como función social, puesto que se considera que los recursos naturales renovables son propiedad de la nación, exceptuando solo un 5% que son de propiedad privada y que pertenecen a comunidades negras . No obstante, el país no cuenta con información actualizada respecto al recurso forestal, sumado a esto la situación interna de Colombia que está enmarcada en procesos violentos causados por el narcotráfico, los grupos armados, la constante corrupción, la mala gestión de nuestros gobernantes y la inequidad social respecto a la tenencia de la tierra. Como lo expone (Giraldo, 2011) en su artículo, donde afirma que la ONU en su informe sobre el país, describe que no basta con una reforma agraria y que se hace necesaria cambiar la estructura de la tenencia de la tierra, que según ellos a ocurrido porque Colombia es más territorio que Estado, proponiendo que debería ser mas Estado en el mercado y menos mercado en el Estado.

La anterior afirmación nos hace pensar que, en Colombia no existen derechos de propiedad bien definidos, lo que trae consigo una seria de complicaciones a la hora de gestionar el recurso. Así pues que imposibilita la asignación adecuada de un precio para el recurso dando como resultado, que no se haga un uso óptimo del mismo (David Pearce, 1995). En recursos de libre acceso como lo son los forestales, existe un desapego en buscar el mejor rendimiento desde las limitaciones del recurso, por lo general se busca maximizar el bienestar a costa de las generaciones futuras. Por lo tanto, no se pueda generar un mercado para el cuidado del recurso que acompañado de una mala gestión por parte de la misma sociedad, debido a hechos como

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los subsidios forestales, políticas asociadas con los recursos naturales contribuyendo al deterioro del recurso y el medio ambiente.

Hacer una asignación de los recursos de una manera eficaz y equitativa, implica que se debe tener en cuenta el funcionamiento e importancia del recurso. Si tenemos en cuenta que en la economía, el mercado es el principal mecanismos de asignación del recurso pero, también pueden intervenir otros factores como el gobierno, con el argumento de corregir y regular las condiciones y fallas de mercado. Sin embargo, el mercado quien define los precios luego de un acuerdo entre la oferta y la demanda, este permite asignar quien está dispuesto o alcanza a pagar por determinado bien o servicio. Si se desea tener una gestión eficiente y equitativa del bosque, es decir, con una producción y facilitación del consumo, que dependerá de la disponibilidad del recuro y una distribución equitativa de bienes entre los individuos buscando su sostenibilidad, se deberá hacer una administración coherente y medible. Ya que los recursos biológicos como el bosque, deben ser competitivos como activos productivos si se quiere ser una fuerza para que se conserven en un mundo de recursos escasos (Swanson, 1994). Pero el mercado también tiene sus errores, ya que al asignar precios de mercado a los bienes públicos o los recursos de libre acceso, estos no reflejan el verdadero valor, lo que origina la inexistencia del mercado.

Otro mecanismo de asignación de los recursos es la misma comunidad. Al hacer referencia a los recursos públicos, es la misma comunidad la que puede excluir o incluir a los usuarios del recurso pero su problemática, como lo plantea (Hardin, 1968) en "The Tragedy of Commons", es que existe poco estimulo de cuidar algo que no me está generando nada, ya que a simple vista, para algunos los recursos no me están reflejando ninguna utilidad directa, o lo vemos como algo que siempre a estado y estará presente. Si la comunidad pensara en el bienestar común se podría pensar que se lograría una buena asignación de los recursos, ya que se podría evitar la tragedia de los comunes, debido a que la mayoría de personas participarían en la toma de decisiones y se haría un manejo comunitario del recurso. El problema social que podría existir es al tener un regulador externo, ya que hace pensar a la comunidad que no es propietario del recurso y la comunidad pierde ese incentivo de cuidar lo que por derecho les pertenece. En general para tener un estado de equilibrio eficiente, el recurso debe ser mantenido en un tamaño poblacional que, en el margen, el retorno de dicho activo sea equiparable con el regreso de otros activos en la economía (tasa de descuento) dependiente totalmente de la cantidad extraída (Swanson, 1994).

Vivimos en una sociedad en la que se le da mayor importancia al bienestar individual que al colectivo, en donde existe una fuerte ruptura entre el medio ambiente y su relación con las dinámicas ecosistémicas que son tan diversas en el planeta. Esta idea resulta más enfatizada por (Passet, 1979) quien dice que la economía debería quedar unida a la Biología porque “si todas las actividades biosféricas no pueden ser reducidas al mercado, no obstante todas las propiedades del mercado pertenecen a la biosfera y deberían ser sujetos a sus leyes”. Igualmente, el paradigma económico dominante de estas últimas décadas ha sido una mezcla de las teorías Neoclásica-Keynesiana, basada sobre los mecanismos de mercado y la competitividad entre sus agentes por la utilización de los recursos biológicos escasos. A pesar de esto, no es posible, a través de la teoría clásica de la economía de mercado anticipar la magnitud del agotamiento de un recurso biológico, sino solamente examinar la dirección (DavidPearce, 1995). Esto es un fallo grave de la disciplina de Recursos Naturales que, por no tener en cuenta esta variable, ha conducido en nuestra ignorancia al agotamiento lento pero progresivo de los recursos biológicos.

Colombia, a mi modo de ver es una sociedad de extremos, que no hace bien a los procesos productivos y de desarrollo del país. Estamos tan marcados por la violencia e inequidad que ha llevado a la comunidad a desconfiar de casi todo el mundo. Si bien, esta situación tiene que ver con la falta de apoyo a la educación del país y la inversión hacia el desarrollo, se puede generar un equilibrio de trabajo y confianza entre el sector privado y las comunidades. Donde, se busquen objetivos conjuntos, lo que no resulta imposible si se tienen en cuenta la ética y la moral. Un ejemplo de esto tiene que ver con el otorgamiento de derechos de propiedad en

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territorios habitados históricamente por comunidades afrocolombianas e indígenas expedidas mediante la ley 70 de 1993 que en base a esto la región del choco, forja una alianza productiva donde se desarrolla el proyecto de maderas del Darién, donde la empresa maderas del Darién S.A que es orientada por Pizano S.A y apoyada por el programa Más Inversión para el Desarrollo Alternativo Sostenible (MIDAS) de la Agencia de los Estados unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Lo que podemos observar de esta situación es que se equilibran las partes, ya que la comunidad afrodecendiente no cuenta con el conocimiento técnico para poder hacer un uso adecuado del recurso boscoso y además vive en situación de extrema pobreza pero, cuenta con el territorio que es lo que le hace falta al sector privado. Y si tenemos en cuenta que la producción de madera del país se basa principalmente en la explotación de bosques naturales, y que tan solo existen 141.000 Ha de bosque plantado (Acevedo y Martínez, 2003) lo que indica que existe una gran carga al bosque natural. Pero lo que observo actualmente es que, este aprovechamiento se hace de una manera descontrolada y con una regulación no muy bien definida, haciendo que este recurso no aborde una visión sostenible. Especies de importancia comercial como el abarco, caoba, palosanto, palo rosa, entre otras, son sobreexplotadas hasta el punto de casi su extinción, no solo de la especie explotada, sino además aquellas que tiene relación directa con la especie, si tenemos en cuenta los aspectos ecológicos que rigen los ecosistemas boscosos, ya que la explotación de una especie puede llevar a la extinción de otra especie distinta que aparece como víctima accidental(David Pearce, 1995). Además, (Swanson, 1994) argumenta que en la economía la pérdida de biodiversidad y la disminución de la reserva genética a través de la perdida de especies desconocidas sumado a la extinción de especies conocidas por sobreexplotación son en sí, el mismo problema.

Es evidente que las herramientas teóricas para realizar una gestión adecuada de los recursos naturales ya existen, y en este proceso evolutivo de la sociedad la lógica de lo vivo y de lo económico se entrelazan para hacer compatible las racionalidades, tradicionalmente opuestas, que no han permitido llegar a una simbiosis coevolucionaria. La especie humana, distinta a otras especies, no es autosuficiente y nunca lo ha sido. Desde su origen, el ser humano ha tenido que aprender a comerciar e intercambiar mercancías esenciales para su supervivencia, esto lo ha conseguido principalmente a través de cooperación y comunicación, pero de vez en cuando su instinto animal salvaje e instinto de supervivencia se ha apoderado de él teniendo que recurrir a la competición y el uso de mecanismos como la violencia hacie la misma espececie y hacia el entorno que le provee los bienes y servicios. Si nos guiáramos hacia la utilización y gestión equitativa y duradera de los recursos naturales; es decir la gestión sustentable de la biosfera, se lograra, haciendo un trabajo conjunto entre el sector privado y la población de una manera eficiente se podría conseguir un planeta donde se mantenga la vida y la biodiversidad conforme a un desarrollo coevolutivo de la especie humana con el medio ambiente y con otras formas de vida. Puede que las masas forestales estén disminuyendo, que exista un calentamiento global y un cambio climático acelerado, que exista pobreza y una pérdida de biodiversidad. Pero el problema no radica en la economía ni en los métodos de asignación de recursos, Lo que vivimos actualmente es resultado de un problema netamente social y cultural, que por lo visto en Colombia deberá afrontar y corregir de manera progresiva y colectiva.

BibliografíaDavid Pearce, K. T. (1995). Economía de Los Recursos Naturales y Del Medio Ambiente. Celeste

Ediciones S.A.

Hardin, G. (1968). The Tragedy of Commons. Science, 1243-1248.

Kolstad, C. D. (2000). Environmental Economics. New York: Oxford University Press.

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Passet, R. (1979). L’Economique et le Vivant. Paris, France: Coll.Traces.

Swanson, T. M. (1994). The economics of extinction revisited and revised: a generalized framework for the analysis of endangered species and biodiversity losses. Environmental Economics, 800-821.