Ensayo Sobre El Extranjero

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    Llegar, estar y partir. Ensayo acerca del extranjero, lo extranjero y la hospitalidad.

    Reflexiones desde un Centro para madres y padres adolescentesy sus hijos de la ciudad de Montevideo

    Lic. Andrs Peregalli1en: Revista Novedades Educativas N229, Buenos Aires, diciembre de 2009

    IntroduccinCarentes, peligrosos, sospechosos, pobres, marginales, excludos, desertores, expulsados,

    chicos de la calle, infractores, cartoneros, jvenes que no estudian ni trabajan, clasificadores,madres y padres adolescentes: extranjeros que portan la marca de la exclusin, de lo diferente;que irrumpen, incomodan y desacomodan la escena educativa con sus mltiples y variadasexperiencias y manifestaciones. Estos son algunos de los nombres o etiquetas con los culesdescribimos a los jvenes de sectores populares. En funcin de ello diseamos, justificamos eimplementamos planes, programas y proyectos educativos de la ms diversa ndole queprescriben la relacin y la mirada que acerca de los otros habita en nosotros. Son ellos quienesforman parte del colectivo de sujetos que habitan las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC),por algunos llamadas ONGs, y en relacin a los cules se desplegarn las reflexiones que siguen.

    La institucin educativa ms que frontera de exclusin parece ser puerta de entrada e inclusinpara que una serie de sujetos que portan la marca de lo diferente (incluso de lo que amenaza, delo que incomoda, de lo que no queremos ver, de lo que no soportamos) transiten un procesoeducativo que no experimentan en otro lugar. Es en este sentido que cobra fuerza la figura delextranjero, lo extranjero y la hospitalidad como concepto, idea, actitud, para pensar la relacinentre sujetos e instituciones. En las prximas pginas tomaremos e interpelaremos lo queexiste como discurso, lo que est instalado, lo que se etiqueta, lo que se rotula; desde allrecorreremos un camino que proponga nuevas coordenadas para resituar una tica de laalteridadque ofrezca otros nombres para construir al otro en m y en nosotros: nombresque nos orienten en la consideracin del otro como un igual, que posibiliten lo educativo yno lo clausuren o determinen a manera de biografas anticipadas. Se trata aqu de pensar loque no ha sido pensado an, asumiendo los riesgos que ello supone y tratando de traspasar los

    cercos cognitivos que nos encierran y nos impiden ver ms all de lo que conforma nuestroslugares y sentidos comunes.Se intentar balbucear reflexiones que nos permitan avanzar en laproduccin de un marco para el anlisis de estas instituciones educativas, buscando laparticularidad de un registro de construccin del saber sobre ella y la pertinencia de un estilo deintervencin.

    Lo terico (el extranjero, lo extranjero, la hospitalidad) se utilizar para reflexionar en laexperiencia, con la experiencia y acerca de la experiencia de una OSC de la zona Norte de laciudad de Montevideo llamada Casa Lunas. Centro para madres y padres adolescentes (menoresde 18 aos) y sus hijos (menores de 2 aos). Para ello desplegaremos tres escenasinterrelacionadas entre s que remiten al llegar, al estar y al partir en una institucin educativa. Lasreflexiones oscilarn entre consideraciones acerca de los jvenes, sus pares y los educadores,conceptos en profunda relacin. Pretendemos desde estas pginas construir un insumo quepueda ser tomado, profundizado y debatido en futuros encuentros, ensayos o discusiones.

    Invitamos entonces al lector a transitar el camino de la lectura, le presentamos el desafo derecorrer juntos un tiempo en donde pongamos en acto personajes, situaciones, imgenes yexpresiones que nos han resultado potentes para pensar lo educativo y la presencia del otro en elespacio. De llegadas, estadas, partidas, extranjeridades, extraezas y hospitalidades trata lo quehemos dado en llamar educativo, al abordaje de ello nos dedicaremos aqu: comencemos el viaje.

    1 El presente artculo tiene su origen en un trabajo monogrfico realizado para el Seminario Educacin: instituciones y

    sujetos. Sentidos y especificidades de un contexto de accin que dictara en el ao 2008 la Dra. Graciela Frigerio en elmarco de los cursos de Maestra en Educacin con Orientacin en Gestin Educativa de la Universidad de San Andrs(Buenos Aires). Andrs Peregalli: Lic. en Ciencias de la Educacin (FHCE-UdelaR). Educador de Casa Lunas. Centropara madres y padres adolescentes y sus hijos (Montevideo). Secretario Sector Social Obra Salesiana Juan XXIII(Montevideo). [email protected]

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    1) Primera escena: Llegar. Hospedar la pregunta del extranjero y de lo extranjero.

    Nadie me va a felicitar porque estoy embarazada?(Y., 17 aos, Montevideo, 2003)

    De imgenes, incertidumbres y acogidas trata la relacin primera entre el extranjero y el queno lo es para un determinado ethos. Entrar, instalarse, presentarse, darse a conocer, son algunosde los movimientos, situaciones y circunstancias que suceden cuando un otro se acerca porprimera vez a un espacio (educativo en este caso). La cita que encabeza esta pgina refiere a unaexperiencia que sucedi en la Organizacin que nos sirve de referencia prctica para realizar losensayos tericos acerca de la temtica que nos convoca. Dicha experiencia, que se sintetiza enuna pregunta que marc y marca profundamente la reflexin del equipo de educadores de lainstitucin acerca de las finalidades y la conceptualizacin del otro como sujeto del hechoeducativo, nos habla de extranjeras, de una palabra que llega desde un lugar que no era elnuestro, desde un lugar que desacomoda y rompe esquemas al alojarla, hospedarla, escucharla,incorporarla. Presentamos y desplegamos la experiencia:

    Un da del mes de junio del ao 2003 llega a la institucin una joven llamada Y. (17 aos) quien haca

    un ao que participaba del proyecto y nos cuenta que se ha confirmado su segundo embarazo. Ella not

    que en nuestras caras, ms que alegra por la vida que llega, estaba la angustia y hasta la frustracin. En

    un momento nos pregunta con tono de reclamo: Nadie me va a felicitar porque estoy embarazada? Esa

    pregunta sencilla, profunda, directa, aguda, sigue interpelando hoy al equipo de educadores y produciendo

    sus efectos. Al principio, el equipo percibi la reincidencia de la adolescente como un fracaso. La joven

    haba resuelto volver a estudiar en una institucin educativa, inscribir a su hija en un Centro de Educacin

    Inicial y ese era una estrategia perfecta desde nuestra perspectiva y en el medio qued

    embarazada.Sentimos, aunque no lo dijimos, que nos fall y que fallamos2

    En sintona con el pensamiento predominante de la poca partimos, como equipo de

    educadores de una visin del embarazo, la maternidad y la paternidad adolescente como unproblema social a resolver, a prevenir. Este pensamiento funcion como motor que impuls lacreacin de la institucin (ao 2000), pero luego nos result limitado y limitante para el encuentrocon las jvenes. Desde esa ptica, an vigente en nuestro contexto, se enfatiza el embarazo en laadolescencia como factor de reproduccin de la pobreza, como factor de riesgo para el desarrolloinfantil y del joven y hasta como epidemia social3. Sin duda se trata de dimensiones a consideraran hoy, pero que por s solas no abarcan la gama de situaciones que constituye la realidad deestas jvenes. Esta concepcin, en tanto asocia embarazo adolescente con enfermedad, alude aanomala, conduce y sostiene as actitudes que comportan niveles de juicio, crtica y valoracinnegativa. Pobrecita, te arruinaste la vida, No te da vergenza? Tan chiquita y con hijos! sonalgunas de las expresiones que escuchan cuando se embarazan. El contacto cotidiano con ellasfue rompiendo esquemas y fue hacindonos entender que tambin la maternidad es una eleccin,y reclaman el derecho a no ser enjuiciadas por esto4. El respeto inicial por sus creencias yprcticas fue el que posibilit la construccin de una relacin de confianza, la que permiti ampliarnuestro universo simblico, cuestin bsica para establecer el dilogo educativo. Estasconsideraciones nos llevaron a revisar los propios patrones y modelos conceptuales y a repensarla intervencin y la relacin educativa. La situacin de exclusin social es un denominador comn

    2 TRICCOTTI, L. et. al, Sistematizacin de la experiencia de Casa Lunas. Centro para madres y padres adolescentes ysus hijos, PNUD-Reaching U, Mastergraf, Montevideo, 2007, pg. 41. Por ms informacin acerca de la institucinpuede consultarse se pgina web: www.casalunas.org3 Si la figura del extranjero puede vincularse a las formas de alteridad y extraamiento, si puede ser fijado en sudiferencia y rechazado como enemigo es debido a que previamente hay una construccin poltica y jurdica de su figura.El extranjero es siempre concebido en trminos de poder poltico, y aunque el poder poltico le acuerde ciertos derechos

    legales, representa un elemento de consolidacin o de peligro para el poder determinado VILLAVICENCIO, S., Lafigura del extranjero en la construccin de ciudadana en la Argentina , en: Educacin y alteridad. Las figuras delextranjero. Textos multidisciplinarios, Ediciones Novedades Educativas, N 48, Buenos Aires, 2003, pg. 66.4 Numerosos testimonios fundamentan esta expresin. Ellos pueden consultarse, por ejemplo, en: Lpez, A., et al,Reproduccin biolgica y social de la poblacin uruguaya, Ediciones Trilce, Grfica Don Bosco, Montevideo, 2006.

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    en los jvenes que llegan a la institucin y se identifica como un claro factor de riesgo en lamedida en que coarta otros horizontes y dificulta la satisfaccin de las necesidades propias y de lafamilia, por tanto el riesgo ya existe y es previo a la situacin de embarazo, maternidad ypaternidad: La llegada de un hijo o hija en la adolescencia en este contexto puede s profundizarvulnerabilidades ya existentes que adquieren nuevas dimensiones5. Esta realidad no ladesconocemos, pero pretendemos abordar esta cuestin desde la situacin puntual quedescribimos ms arriba, que remite a otras y que signific un punto de inflexin en nuestro trabajo.Hasta aqu la experiencia que sirve como teln de fondo para esta primera escena y algunasreflexiones acerca de ella, centrmonos y retomemos la aguda, impactante, desestructurante ydesafiante pregunta que resuena an hoy en el colectivo de educadores y en cada unoperidicamente: nadie me va a felicitar porque estoy embarazada?.

    Pasemos entonces a conceptualizar lo extranjero. Para Laurence Cornu extranjero es elnombre del otro, el otro por quien nos llega, sea extrao o no, la sensacin de ser otro6. Laetimologa de la palabra extranjero viene del latn extraneusy quiere decir: de afuera, del exterior,el que no es de la familia, del pas. A decir de Daniel Korinfeld lo extranjero aparece comoemblema, como alegora, como smbolo, como uno de los nombres de la alteridad, como enemigo,como husped, como viajero, como el que es odiado, idealizado, sumiso, refractario, extremista.El extranjero es el de al lado, el vecino, el que aparece como fantasma y como utopa. Es l quiennos remite a experiencias de la alteridad7. Segn Derrida Extranjero se entiende a partir del

    campo circunscripto del ethos o de la tica, del habitat o de la morada como ethos en lafamilia, la sociedad y el estado, el que es recibido como husped o como enemigo8. Esjustamente la paradoja del trmino, que alberga lo propio y lo extrao, lo cercano y lo lejano, loque me produce atraccin y repulsin9 lo que evidencia la incertidumbre, la posibilidad de generarun encuentro con ese otro (joven que anuncia su embarazo) que llega a la institucin educativapara querer hacer algo all, para compartir algo significativo que le est sucediendo. La figura delextranjero, de lo extrao tal como lo hemos definido, nos lleva inmediatamente a la preguntaacerca de la hospitalidad, de la acogida del otro en nosotros, en nuestra casa, en nuestroequipo de educadores; como dice Derrida, en nuestro chez-soi. Y esta hospitalidad es un don:

    se ofrece, o no se ofrece a lo otro. Y lo otro, en la medida misma en que es lo otro, nos pregunta. Nos

    cuestiona en nuestros supuestos saberes, en nuestras certezas, en nuestras legalidades, nos pregunta por

    ellas y as introduce la posibilidad de cierta separacin dentro de nosotros mismos, de nosotros para con

    nosotros. Introduciendo cierta cantidad de muerte, de ausencia, de inquietud, all donde tal vez nunca nos

    habamos preguntado, o donde hemos dejado ya de preguntarnos, all donde tenemos la respuesta pronta,

    entera, satisfecha, all donde afirmamos nuestra seguridad, nuestro amparo. Amparamos, pues a lo otro, al

    otro, lo alojamos hospitalariamente, lo hospedamos y eso otro, ese otro ahora por nosotros amparado nos

    pregunta, nos confronta10

    Derrida despliega sobre todo la cuestin de la pregunta como esencial de lo extranjero ylo extranjero como esencial de la pregunta11 y afirma que sta puede o no ser acogida,

    hospeda, porque el que recibe se hace vulnerable cuando la aloja. Ese otro al que amparamos,desde nuestras diferencias y asimetras en la relacin educativa, con sus preguntas, miedos,incertidumbres, inseguridades y certezas fue quien nos interpel, nos cuestion, produjo inquietud,nos traslad el interrogante temible, intolerable12, justo all donde tenamos supuestas certezas de

    5 TRICCOTTI, L. et. al, Sistematizacin de la experiencia de Casa Lunas. Centro para madres y padres adolescentes ysus hijos, Op. cit. pg. 41-44.6 CORNU, L. El cuerpo extranjero, en: Educacin y alteridad. Las figuras del extranjero. Textos multidisciplinarios,Op.cit.pg. 42.7 KORINFELD, D. Educacin y alteridad. Las figuras del extranjero. Textos multidisciplinarios, Ediciones NovedadesEducativas, N 48, Buenos Aires, 2003, pg. 5.8 DERRIDA, J., DOUFORMANTELLE, A., La hospitalidad, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000, pg. 49.9

    BARBAGELATA, N, Lo extranjero entre la atraccin y la repulsin en: Educacin y alteridad. Las figuras del extranjero.Textos multidisciplinarios, Op. cit., pg 74.10 DERRIDA, J, DUFOURMANTELLE, A. La hospitalidad, Op. Cit., pg. 7-8.11 Ibdem, pgs. 7-8. El subrayado es nuestro.12 Ibdem, pg, 19.

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    nuestra intervencin. Donde creamos, en nuestros ilusos, prejuiciosos y hasta irreverentesmarcos conceptuales, que no haba lugar para felicitaciones, para buenos augurios, que nuestratarea consista en gran medida en prevenir segundos embarazos13 y que todo lo que no fuera esosera un fracaso, un error o un horror.

    La pregunta delextranjero es una pregunta venida del extranjero y dirigida al extranjero. Comosi el extranjero fuese aquel que plantea la primera pregunta o aquel a quien uno dirige la primerapregunta. Pero tambin aquel que al plantear la primera pregunta me cuestiona: Es quienanticipando la pregunta intolerable refuta y pone en duda el logos14. Derrida opta por la preguntahonestamente, ingenuamente, poticamente. La invitacin, la acogida, el asilo, el albergue, pasanpor la comunicacin, la lengua, por el mensaje al otro: la esencia de lenguaje es amistad yhospitalidad (ello lo podemos representar, por ejemplo, en la alegra que nos produce el que nosexpresen que somos bienvenidos algn lugar). Es el poder del lenguaje el que porta el mundo ypuede volvernos a todos extranjeros en todas partes y en todas partes en casa. Todos, encualquier parte, huspedes y anfitriones. Condicin para que la palabra extranjero no puedanunca ser usada como insulto, ni expresar desprecio, y devenga sinnimo de aquello quees potencialidad del ser, promesa de diferencia, hallazgo feliz de la diferencia en elencuentro con el otro15. Derrida expresa

    Nos ha ocurrido preguntarnos si la hospitalidad absoluta, incondicional, no consiste en suspender el

    lenguaje, cierto lenguaje determinado, e incluso el mensaje a otro. No hay que someter adems a unaespecie de reserva la tentacin de preguntar al otro quin es, cul es su nombre, de dnde viene, etc.? No

    hay que abstenerse de plantearle estas preguntas que anuncian otras tantas condiciones requeridas, lmites

    por lo tanto a una hospitalidad as constreida y confinada en un derecho y en un deber? Permanentemente

    nos acechar este dilema entre la hospitalidad incondicional que no toma en cuenta el derecho, el deber o

    incluso la poltica y por otro lado la hospitalidad circunscripta por el derecho y el deber16

    Es interesante atar aqu otro lazo con experiencias e interacciones que suceden en estaorganizacin en las que he tenido la oportunidad de participar directamente: las situaciones dejvenes infractores que estn delinquiendo, son padres o madres y participan espordicamente delas actividades de la organizacin. Basta aqu presentar la escena: la de un joven que ingresa enoctubre del ao 2007 a la institucin diciendo que la polica lo est buscando porque saben que elrob. l afirma y confirma que esto es cierto y en la relacin educativa se pone en juego lo quetericamente plantea Derrida, y que ilustra, aludiendo a Kant, en el libro que nos es til pararealizar este ensayo: qu se jerarquiza en una institucin educativa y con qu finalidad uobjetivo: la verdad o la acogida incodicional del otro?17 El ingreso de estos jvenes a la escenaeducativa, como tantos otros hechos, genera profundos cuestionamientos acerca de la identidaddel espacio educativo y del proceso a travs del cual se conforman las experiencias que en ellasuceden. Estamos en una Organizacin que intenta promover experiencias educativas, entendidolo educativo como el proceso de humanizacin, de oferta de lazos simblicos, de transmisin decultura18. Entendemos aqu la experiencia como

    un movimiento de ida y vuelta; de ida, porque salgo de m a encontrar eso que pasa y de vuelta

    porque me afect, afecta lo que soy, lo que pienso, lo que siento, al punto de mostrar que mi subjetividad se

    ha transformado Heidegger expresa hermosamente que la relacin con el otro no es de apropiacin sino

    13 Slo concurren a la institucin jvenes que estn embarazad@s (mujeres y varones) o con sus hijos ya nacidos.14 Ibdem, pg. 13.15 FRIGERIO, G., Las figuras del extranjero y algunas de sus resonancias , en: Educacin y alteridad. Las figuras delextranjero. Textos multidisciplinarios, Op. Cit. pg. 9. El subrayado es nuestro.16 DERRIDA, J, DUFOURMANTELLE, A. La hospitalidad, Op. Cit., pgs.133-135.17 Derrida afirma que el anfitrin kantiano trata a quien alberga como un extranjero y no. Para Kant ms vale rompercon el deber de hospitalidad antes que romper con el deber absoluto de veracidad, fundamento de la humanidad en:

    Ibdem. pg. 73.18 El hecho de tener en cuenta a mltiples agentes de la educacin relativiza la funcin de la institucin escolarahogndola, la educacin procede generalmente a travs de algunos individuos e instituciones, pares, hermanos,hermanas, amigos, pero tambin familias, iglesias, bibliotecas, museos, etc. (Cremin,1974:260), en BAUDELOT, Ch.,LECLERCQ, F. Los efectos de la Educacin, del estante editorial, Buenos Aires, 2008, pg 17.

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    de escucha: hacer una experiencia con algo significa que algo nos acaece, nos alcanza, que se apodera de

    nosotros, que nos tumba y transforma. Hacer experiencia significa: sufrir, padecer, tomar lo que nos alcanza

    receptivamenteQuiere decir dejarnos abordar en lo propio por lo que nos interpela, entrando y

    sometindonos a ello19

    Lo Otro nos transforma y marca; tambin transformamos y marcamos a lo Otro en la relacin

    educativa. La figura del extranjero y de lo extranjero nos remite a la alteridad, al Otro de laPedagoga, a aquellos alumnos y alumnas que, desde sus modos de estar en el mundo, lacuestionan, porque hacen tambalear sus principios con su sola presencia en las aulas20. El Otroes esta joven que enuncia su situacin vital y des-estructura buena parte del andamiaje terico yconceptual que sustentaba la prctica educativa. El eje de la educacin sigue estando en larelacin con los otros, para mediar saber y convivencia, conocimiento y vida y ejercen lahospitalidad esos educadores que reciben a los jvenes en la organizacin y son capaces derecrear ante cada uno de ellos miradas que posibiliten la relacin y oferten lazos de filiacinsimblica.

    El Otro, lo Otro en la educacin, se refiere a esos Otros especficos: los discapacitados, lospobres, la infancia, los que parece que no aprenden, los extranjeros, los de la villa, sobre los quetanto se ha hablado, informado, opinado, ledo y escrito, pero muy pocas veces pensado y sentido

    cada momento en que fuimos (y somos) incapaces de relacionarnos con ellos21. Es ese Otro queentra a un lugar desconocido y siente casi siempre una indefinible inquietud, hasta que comienzael lento trabajo de domesticacin de lo desconocido y poco a poco el malestar se esfuma. Entredesconocimientos, reconocimientos, registros y presencias sucede la llegada, esa llegada quetermina haciendo que al otro se lo advierta como un igual (porque lo es desde siempre), que elotro lo perciba y se quede, habite un tiempo y un espacio, lo transforme y sea transformado.

    2) Segunda Escena: Estar. El extranjero es un igual.

    Aqu, en Casa Lunas, encontr el tiempo de ser madre y el tiempo de ser adolescente.(F., 16 aos, Montevideo, 2005)

    Y sucedi que el extranjero y lo extranjero, lo que irrumpi como pregunta temible einsoportable, fue alojado, hospedado, recibido, se qued; instaur y habit un tiempo y un espacioque permiti acompaar y habilitar, en educadores y jvenes, nuevos sueos y proyectos, alumbrnuevos motivos para vivir. Presentaremos ahora algunas ideas que interpelarn lo que pensamosy habilitarn una posibilidad: la de sostener que lo educativo, la posibilidad, la inteligencia, est ysucede en los jvenes que habitan las OSC.

    Rechazamos aqu la cadena discursiva que asocia, a modo de trminos equivalentes, jovensocialmente excludo=extrao=hostil=sujeto de la amenaza=sujeto carente; para ensear (mostrar)una posibilidad terica sustentada en experiencias y evidencias prcticas: la de sostener que esposible que el otro sea algo diferente de lo que es ms all de biografas y contextos. En definitivaconsiderar al joven como sujeto de la educacin (sujeto de posibilidad) en contraposicin asu consideracin como sujeto de la amenaza para (y de) la educacin . Esta consideracinsupone una confianza en el otro, una creencia en sus potencialidades. En nuestro caso la miradadesprejuiciada permiti confirmar que las adolescentes tienen capacidades para desarrollar unbuen vnculo con sus hijos e hijas. Reconocer estas capacidades ha sido esencial para trabajardesde la potencia, apuntalando los aspectos dbiles y no enfocando la tarea slo desde lo quefalta. En palabras de Ins Dussel significa reclamar el lugar de iguales para nuestros alumnos,iguales no porque estn inmersos en la misma situacin desesperada y sin ley que noshorizontaliza, sino porque tienen un lugar de pares en la sociedad ms justa que queremos22. Esla consideracin de esa inteligencia lo que habilitar que lo educativo tenga lugar en estos jvenes,

    19 VI, N. Ejercer la hospitalidad. Diversidad y experiencia en Educacin, Revista Novedades Educativas, Ao 20,N213, Buenos Aires, Setiembre de 2008, pg. 44.20

    Ibdem, pg. 44.21 SKLIAR, C. Y si el otro no estuviera all? Notas para una pedagoga de la diferencia, Buenos Aires, Mio y Dvila,2002.22 DUSSEL, I., La escuela y la crisis de las ilusiones, en: Ensear hoy, una introduccin a la educacin en tiempos decrisis; FCE, Bs. As., 2003, pg. 23.

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    primero en nosotros en tanto educadores que veamos en ellos seres humanos con sueos porcumplir y potencialidades para lograrlos, que sepamos, creamos y difundamos que. Como diceRancire, todo hombre y mujer es una voluntad servida por un inteligencia. Se trata de partir de laigualdad, en el entendido de que todo hombre del pueblo pueda concebir su dignidad, tomarconciencia de su capacidad intelectual, y decidir su uso23. Segn Gonzlez "El extranjero debe seratendido, debe ser cuidado, como si fuera parte nuestra, ante l debo extremar el amparo24.

    Las OSC acogen continuamente un sin fin de situaciones de jvenes que deciden afrontarnuevos proyectos porvenir para sus vidas. Isla citando a Sartre expresa que El hombre esconsiderado capaz de ir ms all de una situacin dada mediante un proyecto, pero es necesarioaclarar que el dar ese paso o an establecer el proyecto es sin dudas posible para algunoshombres en determinados contextos sociales25. Parece ser que el contexto social limita lacapacidad de estos sujetos para ser y hacer algo diferente a lo que son y hacen; pero resultaimportante resaltar esto ya que no es lo mismo atribuir la falta de concrecin de un proyecto alcontexto social que a la inteligencia del cual el sujeto es portador. En la consideracin de que en elpunto de partida lo que existe es la igualdad de las inteligencias (Rancire) reside la idea mismade la posibilidad en trminos educativos, ah est el centro de todo el esfuerzo pedaggico;considerar al otro digno de descubrir el mundo. Tal como afirma Frigrerio para que las figuras delextranjero puedan desplegar su carcter estructurante para el sujeto y sean apertura del conocer ytambin condicin de un sabio cosmopolitismo, es necesario que los anfitriones no sean adictos al

    clonaje, que los visitantes del mundo renuncien al apoderamiento, se resistan a ejercer de amo, yaque todo amo reniega del otro como par26. Se trata de reinstalar en el lenguaje pedaggico y laconsideracin del Otro la nocin de igualdad

    no ya desde el proyecto propio de la fundacin del sistema educativo moderno que la entendi como

    homogenizacin, sino desde una perspectiva que habilite a pensarla como una conjuncin de lo que nos

    identifica y lo que nos diferencia en una misma operacin. Obviamente, esto supone renunciar a entender la

    diferencia como una amenaza e inaugurar la posibilidad de una lgica de articulacin de las diferencias

    sobre la base de un proyecto de inclusin27

    .

    Cuando aludimos a la igualdad, lo hacemos entendiendo a sta como una ficcin terica,cuyos efectos se encarnan en sujetos concretos, como el acto de reconocimiento poltico (al modoen que Paul Ricouer lo plantea) y el trabajo de las polticas que aseguren que ninguna diferenciaser la base, ni el argumento justificatorio, de una distribucin que pondra en una orilla a losherederos y en otra a los desheredados de antemano28.

    Este movimiento terico tiene en el concepto de hecho educativo su centralidad, aceptandocomo condiciones para que l exista intencionalidad, apetito de vnculo y promesa detransformacin del ser29. El hecho sucede en la estada de presencias que se afectan y sonmediadas por saberes, prcticas, actitudes, conceptos, valores y procedimientos. Es aqu dondeadquiere importancia la figura del educador, en tanto adulto responsable que pretende cuidar deotro, en tanto adulto autnomo, con pensamiento propio y con responsabilidad sobre s mismo y

    23 RANCIRE, J., El maestro ignorante, Editorial LAERTES, 2003, Barcelona, pg. 5424 GONZALEZ, H., Idiomas extranjeros, en: Educacin y alteridad. Las figuras del extranjero. Textos multidisciplinarios,Op. cit., pg. 45.25 ISLA, A., MIGUEZ, D., Heridas Urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa, Editorial delas Ciencias, Buenos Aires, 2003, pg. 254.26 FRIGERIO, G., Las figuras del extranjero y algunas de sus resonancias , en: Educacin y alteridad. Las figuras delextranjero. Textos multidisciplinarios", Ediciones Novedades Educativas, N 48, 2003, Buenos, Aires, pgs. 7-8.27 MARTINIS, P., REDONDO, P. (Comp.), Igualdad y Educacin. Escritura entre dos orillas, del estante editorial, BuenosAires, 2006, pg. 29.28 Ibdem pg. 8. En el Prefacio a la edicin espaola de El maestro ignoranteJacques Rancire destaca lo importantede saber si un sistema de enseanza tiene por presuposicin una desigualdad que debe reducirse o una igualdad quedebe verificarse. Instruir puede significar dos cosas opuestas: confirmar una incapacidad en el acto mismo de pretenderreducirla o, inversamente, forzar una capacidad que se ignora o se niega a reconocerse y a desarrollar todas las

    consecuencias de este reconocimiento. El primer acto se llama embrutecimiento, el segundo emancipacin (LANGON,Mauricio, Una pregunta a Jacques Rancire, en: Cuadernos de Pedagoga. Rosario, Talleres Grficos Nuevo Offset,Buenos Aires, 2003, pg. 139).ANTELO, Estanislao, Notas sobra la incalculable experiencia de educar, en: FRIGERIO, Graciela; DIKER, Gabriela(Comps.), Educar: ese acto poltico, Buenos Aires, Editorial del Estante, 2005, pg. 177.

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    sobre los alumnos30. Hacemos referencia al educador como adulto atento que se dirige a sumagnifico nio (un no-adulto) con el objeto de hacer algo con l (queriendo y esperando algo del).quien (expuesto) desea intervenir y provocar determinados estados en los otros, a travs delreparto sistemtico de conjuntos de significados pacientemente acumulados31. Educadores queen relacin a los jvenes rotulados, etiquetados y reales, se ven un poco deslumbrados, admitenno entender buena parte de lo que sucede y mientras trabajan se aferran a la tarea educativa.

    Resulta interesante advertir el mecanismo que opera en educadores y maestros, a modo desuspensin del juicio o del prejuicio cuando se relacionan con estos jvenes: eso tiene que vertambin con que el Otro encuentre un espacio que lo acoge y que porta un sentido para l, unespacio donde no sentirse enjuiciado. Los que son peligrosos, y portan una amenaza, entran enrelacin con adultos generndose ese encuentro en el espacio educativo que oficia de soportepara que los nuevos y diferentes dilogos surjan, para que la palabra hablada y escrita transite porlugares extraos y ajenos a los conocidos, que los proyectos y sueos surjan, salgan, circulen,aparezcan, afloren. Los que para un conjunto de la sociedad ocupan o han ocupado la categorade excluidos, salen en la televisin y aparecen en los diarios, para los educadores han sido y sonlos nombres y los rostros concretos de jvenes que da a da exponen su corporalidad marcadapor la desigualdad social y la privacin material y simblica y se aprestan a iniciar, a veces slollegan a intentar hacerlo, caminos de humanizacin y dignificacin. Es en este sentido que cobrafuerza la pregunta por la hospitalidad y la pregunta por lo que significa hospedar al otro en

    trminos reales: hospedarlo cmo?, hospedarlo por qu? hospedarlo para qu?. Porque es unigual, porque tiene derecho, porque le corresponde. La estada del Otro nos remite a la preguntaacerca de la hospitalidad absoluta. En este sentido Derrida se pregunta:

    debemos exigir al extranjero comprendernos, hablar nuestra lengua, en todos los sentidos de este

    trmino, antes y a fin de acogerlo entre nosotros? La hospitalidad absoluta exige que yo abra mi casa, y

    que d un lugar no slo al extranjero sino al otro absoluto, desconocido, annimo, que lo deje venir, lo deje

    llegar, tener lugar en el lugar que le ofrezco, sin pedirle ni reciprocidad (la entrada en un pacto) ni siquiera

    su nombre32

    .

    Es aqu cuando Derrida instala una lcida pregunta que nos interpela a todos: La hospitalidadconsiste en interrogar al que llega? O bien la hospitalidad comienza por la acogida sin pregunta,en una doble borradura, de la pregunta y del nombre?33 En los ltimos tiempos hemos asistido yejercido prcticas educativas que parecen sealar que cuanto ms conozcamos acerca de la viday del pasado del otro mejor podremos educar. Destinamos tiempos y recursos en informes queparecen resumir los hitos y sucesos ms importantes de la vida del otro y habilitaran un campofrtil para lo educativo. Acoger al otro, hospedarlo, recibirlo para querer hacer algo con l dese loeducativo implica suspender juicios, frenar imgenes, prestar ms atencin al presente y al futuroque al pasado. Adhiero entonces ms a Derrida que a Kant (recordemos la discusin planteada enla pgina 6 en el texto y en la nota 17), y junto con el primero digo s al recin llegado a lainstitucin educativa. Digo s radicalmente (e invito a reflexionar al lector acerca de estadeterminacin) se trate de un extranjero, de un inmigrado, de un invitado o de un visitante

    inesperado, sea este recin llegado, un ciudadano de otro pas, un ser humano, un vivo o muerto,masculino o femenino, homosexual, bisexual u heterosexual. Decimos sa los recin llegados almodo en que reciba San Benito en sus monasterios a los huspedes: Hoy es Pascua porque hesido digno de verte, as como sos, as como llegaste, no como me hubiera gustado a m quellegaras.

    Para la tica juda todo se enraza en la inmediatez de una apertura al Otro; el t se imponesobre el yo y ese es todo el sentido de la Ley: la tica es reconocimiento del otro34.Decir s alotro y a lo Otro no es decir que la institucin educativa todo lo puede, decir s ser alojar yhospedar lo que sea necesario y por el tiempo que sea necesario, ser ofertar un lazo, favorecer

    30 NARODOWSKY, M., Apuntes sobre la autoridad y la escuela, s/e, s/d.31 ANTELO, Estanislao, Autoridad, violencia, tradicin y alteridad. La pedagoga y los imperativos de las poca,

    Coleccin Ensayo y Experiencias, s/d, pg. 10.32 DERRIDA, J, DUFOURMANTELLE, A. La hospitalidad, Op. Cit, pgs. 21 y 31.33 Ibdem, pg. 33.34 BADIOU, A., Reflexiones sobre nuestro tiempo. Interrogantes acerca de la tica, la poltica y la experiencia de loinhumano, s/e, 1990, pg. 8.

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    una posibilidad, abrir una puerta, servir de nexo y de puente, para que se quede o para que sevaya a otro lado, porque si lleg es porque pretende estar, necesita habitar un tiempo y unespacio. Muchas veces la estada de estos jvenes en las instituciones educativas no estmediada, en una primera instancia, por convicciones o creencias acerca del valor de estudiar, sinopor la capacidad de ser afectado por una presencia. Como bien expresa Duschatzky:

    las modulaciones que progresivamente sufre la vida de estos chicos se produce por fuera del

    imperativo moral pero por dentro de las fuerzas afectivasentendiendo a los afectos como fuerzas capacesde afectar modos de existencia: el otro es lo que su presencia me puede generar

    35.

    La educacin es por definicin inclusiva, centra su atencin en lo que somos, pero mucho msle importa cmo podemos ser. Al adherir a estas consideraciones adherimos a la idea de que nopuede no haber educacin ni consideracin de imposibilidad de educacin en relacin a serhumano alguno. Se trata de advertir las variaciones que estn sucediendo en los formatosinstitucionales educativos actuales e intentar hacer algo terica y prcticamente con eso,esmerndonos en proveer las claves necesarias para vivir con otros: El extranjero, lo extranjerodeja de serlo cuando pasa a integrar desde lo que es, un lugar y una vida comn (integrarseen un ethos), y eso tiene que ver con estadas, presencias y tiempos compartidos,soportados, gozados y sufridos. Esta segunda escena refiri al estar del extranjero como un

    igual en el espacio educativo, es all donde toma contacto con sus potencialidades e intentadesplegar sus proyectos y sueos porvenir. Lleg, estuvo, tramit algo, marc y fue marcado, yahora parte se enlaza con otros y con otras.

    35DUSCHATZKY, S., Hilos artesanales de composicin social. Notas sobre la relacin entre escuelas y subjetividadesjuveniles, s/e, s/d, pg 12.

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    3) Tercera escena: PARTIR. Cuando el extranjero que devino en un igual se va

    Hoy me despido con un hasta luego y hasta pronto y hasta siempre. Porque hoy me voy de CasaLunas pero no de sus memorias y sus corazonesNos seguiremos viendo, les contaremos nuestras

    ancdotas y nuestros logros. Gracias porque ustedes nos ensearon que es importante seguir estudiando,tener un proyecto con uno o dos hijos, que no es imposible sino un poco ms difcil

    (J., 18 aos, Montevideo, 2008)

    El extranjero y lo extranjero ingres al espacio educativo, lo interpel, desaf, transform y sequed. Durante el tiempo que estuvo aprendi e incorpor saberes referidos a su embrazo, suparto, la maternidad y la paternidad, la nutricin infantil, lo educativo-laboral, sus derechos ydeberes, la sexualidad, el gnero, la relacin consigo mismo y con los otros Al cabo de untiempo parte, disea nuevos proyectos, sale, se enlaza con otras instituciones y con otros y quedaa su vez enlazado, no atado, a esta que lo acogi. Porque para que un nio, adolescente y jovenpueda nacer, crecer y desarrollarse tiene que romper un lazo, soltar algunos para que otros sepuedan atar. Las instituciones pueden pensarse desde esa imagen, como ofertas de lazos queposibiliten filiaciones simblicas, lazos ante los cuales el otro puede decir no quiero, no puedo, nome interesa. Pero el adulto tiene que ofertar, intentar, ya que la posicin adulta se juega tambinen el soltar, acompaar, para que el otro vuelva cuando quiera, cuando precise, cuando pueda.Como afirma Antelo: Al fin, el hombre es un animal que quiere salir, y es en la vinculacin entre elconocimiento y la salida dnde una lingstica del entusiasmo no desmesurada puede tenerlugar36. El aprendizaje, ha sido para estos jvenes un vnculo con el conocimiento, una relacincon lo conocido y lo desconocido: No hay conocimiento sin extranjeridad, sin trabajo del pensar,actividad intelectual de hacer presente lo ausente. Trabajo de conocer partes de lo ignorado y deno ignorar parte de lo que sabemosla educacin se entiende como el movimiento deextranjera, de volver familiar lo desconocido y encontrar en lo familiar el enigma quepersevera y moviliza37.

    En una actividad recientemente realizada con tres jvenes madres (menores de 18 aos) deCasa Lunas que estaban por egresar de la institucin invitamos que respondieran la preguntaacerca de lo que haban aprendido en su trnsito por ese espacio educativo. Algunas de lasrespuestas fueron:

    Aprend sobre la preparacin para el parto, sobre los partos y mi parto Aprend a perder y a no enojarme Aprend algunas cosas sobre la crianza de mi hijo Aprend cmo saber cuando la temperatura del agua es adecuada para el bao del nio Aprend a reconocer mis errores y ser un poco ms honesta Aprenda a desahogarme, a que es mejor contar los problemas y no guardrmelos Aprend que el llanto de un beb no es siempre por dolor Aprend que se aprende de los errores y los tropiezos Aprend que no hay que llegar primero sino que hay que saber llegar Aprend sobre anticoncepcin y sexualidad Aprend a hacer jabones artesanales y a manejar dinero Aprend a querer a los educadores y compaeros Aprend a querer y ser respetada Aprend a manejar la computadora Aprend a aprender y a escuchar Aprend que yo valgo Aprend, aprendo y sigo aprendiendo a tener metas

    Baudelot y Leclercq, al analizar los efectos de la educacin, relatan una investigacinrealizada por Austin (1986) en la cual se trataba de determinar el lugar de la autoestima como

    36

    ANTELO, E., Maestros polglotas: cuando educar es tener con quien hablar, Ediciones Novedades Educativas,Buenos Aires, 2003, pg. 125. Aqu se aplican tambin con justeza las palabras de Merieu cuando afirma que enseares una responsabilidad adulta pero aprender es una decisin del otro.37 FRIGERIO, G., Las figuras del extranjero y algunas de sus resonancias , en: Educacin y alteridad. Las figuras delextranjero. Textos multidisciplinarios, Op. cit. Pg. 11. El subrayado es nuestro.

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    efecto de la educacin. Remitiendo a esa investigacin afirman que los resultados presentadossugieren que la educacin tiene como efecto aumentar la autoestima o el valor que los estudiantesse conceden a ellos mismos38. Esos hallazgos parecen estar en consonancia con algunos de losefectos de la educacin que estas jvenes perciben, pero tambin parece ser que la institucinrepresenta el acceso a lo ajeno en rdenes complementarios a aquel. El acceso a un mundo deobjetos que escapa los lmites de lo conocido, (manejar dinero, utilizar la computadora, hacerjabones artesanales). El incierto, complejo y contradictorio39 campo de los efectos de laeducacin en general, y en las OSC en particular, hace que tengamos poco conocimiento de loque en ellas se tramita en estos trminos. Sera pertinente continuar la tarea de analizar que es logeneran y producen estas instituciones en los sujetos que la habitan para hacer que estasofrezcan cuestiones social y subjetivamente significativas (Frigerio)40. Parece ser que hayjvenes que no estudian ni trabajan que vivencian en las OSC procesos de humanizacin,aprendizajes, recorridos educativos que dejan marca. Parece ser que hay jvenes que searriesgan, contra todo pronstico, a intentar transitar caminos nuevos. Son ellos los que nosinterpelan y parecen decirnos: es posible, brndennos ms y mejor educacin. Esto suena raro,parece difcil de digerir, pero una y otra vez me encuentro con este razonamiento y no otro, conjvenes que, inteligencia mediante, parecen buscar en las instituciones educativas nuevos ydiferentes motivos para vivir. Aquellos nios que dejaron la institucin escolar o que luego definalizarla no se insertaron en la Enseanza Secundaria, en cursos de formacin o de

    capacitacin, vuelven a querer habitar un espacio educativo, un espacio de sentido. Ante eso quesucede no podemos huir de nuestra responsabilidad y esta cobra cuerpo en palabras tales comoorientar, guiar, registrar, albergar, hospedar, ofertar planes de orientacin, conducta y saberes. Yen el marco de esa tarea los educadores seremos transmisores, creadores, legadores, pasadores,donadores y derrochadores de saberes/sabores que le permitan al sujeto ocupar el lugar que porderecho tienen: aprender; aprender a aprender y aprender a vivir juntos. Al percibir y experimentarla dificultad de transmitir saberes, ante cualquier alumno en general, y en relacin a los jvenes desectores populares en particular, puede haber el peligro de caer en el abandono. Eso sera, adecir de Violeta Nuez, tomar la decisin de mantener deliberadamente a alguien fuera del crculode lo humano; condenarle, por otra va, a la violencia. Creer en que la educacin es posible, partede dos axiomas bsicos: la creencia en que todos los seres humanos somos educables y lacreencia en que el conocimiento puede tener un carcter emancipatorio41. Los jvenes que se

    acercan a las OSC tienen derecho a recibir, junto con cuestiones materiales y econmicasbsicas, los saberes atesorados por la humanidad, pero para ello debe haber un movimientoprevio creer y sostener que son dignos de recibirlos, que es justo y necesario entregrselos, queestamos ante seres determinados, como dira Paulo Freire, para aprehender. Se trata de vibrar yacompaar las ganas de vivir que habita en estos jvenes, cuestin esencial en tiempos desoledad y desidia. Se trata de promover procesos de extranjeras que sucedern en ellos mismos,entre ellos y sus pares, entre ellos y los educadores, entre ellos y los saberes. La creencia en queel futuro puede ser distinto al hoy debera ocupar un lugar importante en el imaginario de loseducadores que tratan de significar de modos novedosos las relaciones entre educacin ypobreza. En este sentido valen las palabras de Redondo y Thisted quienes afirman que:Recuperar la utopa, no como un concepto neutro, sino valorizado y valorizante, ubica a losmaestros que trabajan en zonas crticas no como voluntaristas reparadores de la carencia, sino

    como educadores que dirimen en la cotidianeidad de sus prcticas los sentidos de la educacin enla construccin de otros futuros posibles para sus pibes42. La tarea educativa en contextos depobreza se ubica muchas veces entre el desasosiego y la obstinacin (Redondo), a mediocamino entre el desagarro y la belleza43. El educador que da a da se enfrenta a situacionesdeshumanizantes, que ve que la vida asoma con toda su crudeza y todo su realismo, est a unpaso del abandono, de la desconfianza, del no se puede, del no es posible, del para qu. Eleducador y la educacin tendrn entonces la marca de la obstinacin en el ser humano, de la

    38 BAUDELOT, Ch. LECLERCQ, F. Los efectos de la Educacin, Op. cit., pg.67.39 Lo propio de la educacin es producir efectos contradictorios, en: Ibdem, pg. 34.40 Para efectuar ese anlisis puede sernos til lo que expresa Baudelot: la comprensin global de los problemaseducativos, incluidos los efectos de la educacin, ya no pasa por la bsqueda de un sentido unitario, sino por la

    reconstruccin de sentidos mltiples a partir de las historias de los diferentes individuos y grupos sociales Ibd. pg. 19.41 MARTINIS, P., REDONDO, P. (Comp.), Igualdad y Educacin. Escritura entre dos orillas, Op. cit., pg. 9.42 En: MARTINIS, P., Maestros trabajando en situaciones de pobreza: entre la frustracin y la posibilidad. Apuntes parauna investigacin, Publicado en: Revista "El Cardo", Ao 4, N 7, julio de 2001, pg. 9.43 SBATO, E. La resistencia, Seix Barral, Buenos Aires, 1998, pg. 198.

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    obstinacin en el rechazo de la idea de que por haber nacido en tal o cual lugar o estardesarrollando tal o cual actividad no sea digno ni capaz de aprender, no sea digno de desarrollarotro futuro, ni capaz de alcanzarlo. Un obstinado que en vez de dispensar Ritalina, se empee,una y otra vez, en la imposible tarea de educar (Freud). Educacin que es el nombre de unenorme esfuerzo por incluir a los recin llegados en el parque humano44, educacin que, a decirde Estanislao Antelo, su cumple cuando uno se va.

    Esta tercera escena nos ocup de la partida, de lo que implica y significa el partir de un igual,el partir de aquel que lleg, habit un tiempo y sigue su camino con otros y otras dentro, connuevas herramientas y elementos para el viaje. Tambin nos habl de aquel-aquellos que intentanhacer partir, que ayudan a parir nuevas posibilidades, sueos, proyectos y a su vez sontransformados en esos intentos. Es en esa relacin que sucede entre el que recibe y el quehospeda (que es a su vez recibido y hospedado), entre el que parte y hace partir, que lo educativoacontece, transcurre y vuelve a empezar una y otra vez.

    A modo de despedida

    Intent desplegar a lo largo de estas pginas aquellas reflexiones que crea relevantes parapensar tericamente la cuestin que nos convocaba y dejar planteadas cuestiones que meparecen tiles para pensar el porvenir en clave de una tica de la alteridad. Una y otra vez

    resuena en m el deseo, las ganas, las intenciones, las motivaciones, los miedos, los temores, lasinseguridades que expresan estos jvenes en relacin a su situacin vital y se euncian en frasescomo: quera quedar embarazada, quera tener a mi hijo, ac te respetan, ac podscompartir con otros lo lindo y lo difcil de ser madre y padre, hoy tengo un proyecto y s quepuedo salir adelante. Tambin las frases que expresan el difcil trnsito por el camino delaprendizaje de la maternidad y la paternidad: esto no lo esperaba, con este no puedo, nobuscaba este embarazo pero ahora que vino ya est, este pibe me supera no lo aguanto ms.Las reflexiones que aqu se presentaron intentaron poner en palabra escrita los movimientos yvariaciones que suceden en la escena educativa cuando se aloja la pregunta, cuando desde ellugar adulto (educadores) se da espacio a lo intolerable, cuando se presta atencin a lo Otro queirrumpe, incomoda, ensea: el extranjero es tambin aquel que aporta su riqueza y su cultura45.Fue esa pregunta inicial, la que encabez la primera escena de este ensayo, la que rompi

    esquemas, la que ampli nuestra comprensin acerca de esa situacin vital, la que nos permiti irms all de nuestros cercos cognitivos y prejuicios, la que posibilit comprender ms y mejor alOtro, a l le enseamos, de l y con l aprendimos y volvemos a aprender.

    Educar es abrir puertas, recibir, marcar, registrar, alojar, hospedar; supone transitar lasescenas del llegar, el estar y el partir. Constantemente ingresan a Casa Lunas sujetos queportan en sus cuerpos y existencias situaciones lmites, donde lo humano muestra su aspecto msdesgarrador, ms frgil, su borde casi inabarcable. Ellos evidencian que su infancia yadolescencia sucede tambin, aunque no slo, en medio del dolor y del desamparo. Pero estamosah, dijimos s a la tarea de educar, y ms que escandalizarnos nos preguntamos una y otra vezqu podemos hacer para alojar y hospedar aquello que llega?, cmo alojar a lo diferente queincomoda, irrumpe, desgasta, provoca dolor, alegra, sorprende, molesta?, de qu maneraactualizar la belleza que siempre supone el encuentro con un otro que, en este caso, porta y cargacon una vida humana a cuestas nacida o por venir?, cmo no alojar y dar la bienvenida a la vidaque llega?, por qu no hacerlo?

    Nos disponemos a suspender el tiempo de la urgencia, cuando la situacin lo permite, y abuscar con otros caminos humanizantes y humanizadores: a construir instituciones justas quealojen lo Otro y no pierdan de vista que es siempre y radicalmente un igual, que fue l quien nosinterpel con sus preguntas y quien nos ense a intervenir ms justamente, que fue l quien nosseal el camino que nos desestructur y nos oblig a repensar nuevas formas deconceptualizacin de lo Otro en nosotros. Ante eso que sucede, las preguntas que nosplanteamos y las certezas que generamos, tenemos la obligacin de seguir pensando las formas atravs de las cuales dar vida a los proyectos porvenir de estos jvenes. Se trata de hablar otraslenguas con ellos y en ellos, de entender al acto educativo como la extranjeridad que siempre

    44 ANTELO, Estanislao, Alarma en las escuelas, Miedo, seguridad y pedagoga, Op. cit., pg. 9.45 VDRINE, H., Figuras del Extranjero en el Renacimiento, en: Educacin y alteridad. Las figuras del extranjero. Textosmultidisciplinarios", Op. cit. Pg. 30.

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    comporta dirigirse a alguien para hacer algo con l, para hablarle de un mundo distinto al propio.El mundo de esta joven (Y.) entr en nuestro discurso y en nuestros saberes y ello, lejos de agotaro reducir nuestro universo, de naturalizar lo que sucede, nos oblig a pensar, nos ayud a resituarlas coordenadas desde donde intervenimos, a complejizar nuestra accin y nuestro pensar, aasumir el desafo de desactivar el juego de las expectativas recprocas y posibilitar asunciones deroles y riesgos inditos, generando lugares en los que se haga sitio al que llega y se le ofrezca losmedios para ocuparlo46.

    El pensar tericamente acerca de estas cuestiones educativas enriquece necesariamente laprctica con conceptos de mucha o poca aplicabilidad, pero lo que no podemos dejar de hacer eseso: pensarlos, arriesgarnos a hacerlo hacindolo, arriesgarnos a aportar nuestra mirada ycompartirla con otros, hacerla circular, ponerla en discusin. Para que nuevas coordenadaspuedan ofrecerse a la construccin de una tica de la alteridad desde la relacin pedaggica cabepreguntarnos, junto con Frigerio:

    Cmo alojamos a los extranjeros que somos todos en los hoteles de la vida? Cmo alojamos el

    pensamiento diferente? Cmo hospedamos la diferencia que reside en cada uno de nosotros como

    extranjeros?... Para un educador no habra otra forma que la prctica de la escucha. Es decir, no habra otro

    modo de ofrecer, distribuir y asegurar espacios de palabras En letra de Rancire se expresa as: todo

    esfuerzo, toda su exploracin tiende a esto: una palabra de hombre les ha sido dirigida, quieren reconocerla

    y quieren responder. Responder no como alumnos, ni como sabios, sino como hombres; como se responde

    a alguien que nos habla (no como quien responde a un examinador) bajo el signo de la igualdad47

    Fue la palabra, la escucha y el dilogo los instrumentos que permitieron alojar y hospedar lapregunta primera. En tiempos de polticas de-subjetivantes cabe alojar otras preguntas: qu lugarqueda para la hospitalidad, para alojar al Otro, al joven de sectores populares en m? Los nuevosparecen ser extraos y hostiles, lo diferente porta para algunos la marca de una amenaza y lasegmentacin entre grupos sociales es lo que impera. A lo largo de estas pginas pretendimosabrir ms que cerrar, ventanas que dejen entrar aire fresco para el pensar. Pretendimos hacer unejercicio de extranjeridad al salir de nosotros e ir a la bsqueda de nociones, imgenes, textos,referencias, coordenadas, que echaran luz, creatividad, color, dinamismo, a ese pensar, quepermitieran parir nuevas reflexiones. La hospitalidad supone hacer sitio al que llega y a lo quellega con l. Es hacer vida la leyde la hospitalidad (Derrida), supone asumir lo Otro sin preguntarquin es, de dnde viene, qu hizo o qu ha hecho. Es habilitar un espacio, en este acasoeducativo, que en nombre de la humanidad y del estado le corresponde al sujeto. Supone tambinir a ejercerla, ofrecerla, donarla, entregarla, derrocharla all donde el Otro y lo Otro est: en unhospital, en una comisara, en una crcel, en un psiquitrico, en la calle, ante la vida y ante lamuerte. Por qu? Por que por ser humano le corresponde, porqu alguna vez dijimos s a estatarea, porque ocupamos un lugar en la escena educativa, poltica y social. Es darnos y ofrecer laposibilidad de actualizar un lazo humano en lo educativo que genere la novedad del encuentro, laalegra de dar con lo diferente, que supone alojar en m al que llega de lejos, lo que est lejos,lejana que en este caso no remite tanto a las distancias fsicas sino a lo desconocido, a lo que no

    se haba hecho presente. Tal como escribi una de las psiclogas de la institucin se trata deengendrar, parir, nacer, tejer una idea, anidar una semilla, albergar un fruto, concebir un deseo,con la vida a flor de piel, con los recin llegados que son bienvenidos, con la vida que asomafuerte y frgil en la vida de estas madres y padres jvenes, como un nio recin nacido queesperaba dentro de la panza de su madre que alguien festeje y felicite su llegada a este mundo.

    46 MEIRIEU, Phillipe, Frankenstein Educador, Barcelona, 1998, pg. 81.47 FRIGERIO, G., Las figuras del extranjero y alguitas de sus resonancias, en: Educacin y alteridad. Las figuras delextranjero. Textos multidisciplinarios", Op.cit., pg. 12.

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