Ensayo Subcontratación [Sin Editar]

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Ensayo sobre el régimen de subcontratación y precariedad laboral en América Latina a raíz de la utilización de dichos sistema laboral.

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  • ENSAYODESINDUSTRIALIZACIN, SUBCONTRATACIN Y PRECARIZACIN EN EL EMPLEO: ANTECEDENTES GENERALES Y EL CASO DE AMRICA LATINA

    Santiago, diciembre de 2014

  • Desindustrializacin, subcontratacin y precarizacin del empleo: antecedentes generales y el caso de Amrica Latina

    La industrializacin moderna tiene sus comienzos en Reino Unido durante el siglo XVII; donde debido al alza de la productividad en el sector agrcola, se produjo una liberalizacin de la mano de obra, la cual fue absorbida -en parte- por el sector manufacturero, incrementando as la produccin de bienes y transformndose con el tiempo en un pas fuertemente industrializado. Con posterioridad a la postguerra, el empleo en manufactura comenz a declinar en relacin a su proporcin del empleo total, el cual fue absorbido mayoritariamente por el sector de servicios, fenmeno que se conoce como desindustrializacin. Este punto de inflexin ocurri durante la dcada de los 70s para el caso de los pases industrializados y durante los 80s para el caso de Latinoamrica (Palma, 2013). Se estima que en Unin Europea, el sector servicios representa en la actualidad al 75% del producto y es responsable casi de la totalidad del crecimiento del empleo (Landriscini, 2011).

    La transferencia de mano de obra desde un sector de alta productividad y con fuertes perspectivas de crecimiento de largo plazo, como lo es el de las manufacturas, a un sector de relativamente baja productividad y bajo crecimiento (servicios) ha producido impactos negativos en el PIB, generando adems una dinmica de pobre desempeo econmico. La literatura disponible sealaba -en un comienzo- cuatro hiptesis que pretenden explicar esta cada en el sector manufacturero (y seguidamente en el producto). La primera de estas seala que dicha cada corresponde en realidad una ilusin estadstica, que se explica porque la reasignacin del empleo entre el sector de manufacturas al de servicios se encuentra determinada principalmente por la subcontratacin de producto especializado (transporte, limpieza, seguridad, alimentacin, etc), el cual originalmente era absorbido por la misma industria manufacturera, pero que posteriormente fue externalizado hacia la industria de servicios. Una segunda hiptesis que busca explicar la cada en el sector manufacturero seala que esta viene dada por una reduccin en la elasticidad ingreso de demanda por manufacturas. La tercera hiptesis seala que la disminucin del producto manufacturero ha sido consecuencia de las mejoras en la productividad del sector, principalmente debido a las mejoras tecnolgicas. Finalmente, una cuarta hiptesis seala que la cada en el sector manufacturero se debe a una divisin internacional del trabajo (Palma, 2013).

    Dentro de las cuatro hiptesis antes sealadas, es necesario analizar la primera y la cuarta, las cuales guardan directa relacin con un fenmeno que es posible observar en el da a da y que tiene que ver con la subcontratacin de servicios por parte de empresas manufactureras (y de otro tipo). La subcontratacin como tal se puede entender de diversas formas, pero las predominantes corresponden a la tercerizacin de mano de obra y de las

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  • operaciones; dentro de stas se observa la intermediacin laboral, que bsicamente corresponde a la contratacin de mano de obra para que trabajadores externos laboren para una empresa contratante en una actividad temporal y que no forme parte del giro de dicha empresa (Viteri); tambin se puede encontrar el denominado empleo por cuenta propia, que corresponde a aquellos trabajadores que desarrollan una actividad de forma aparentemente libre (generalmente trabajos por proyectos), pero que no pueden desatenderse de las ordenes del empresario, de su control y subordinacin, manteniendo as una falsa libertad en la forma en que desarrolla sus funciones (Aez y Nava, 2012); adems existe el denominado outshoring que corresponde a aquellos servicios que son realizados en un pas, pero consumidos en otro (Gereffi et al, 2009). Otra forma de subcontratacin es la denominada maquila, que corresponde a empresas que importan insumos desde determinados pases para producir bienes que sern vendidos en los mismos pases desde donde provienen los insumos.

    Una de las consecuencias que se puede vislumbrar de la breve descripcin anterior, es que los efectos de la subcontratacin de servicios por parte de las empresas no solo significan problemas desde la comprensin del vnculo existente entre empleadores y trabajadores, sino que tambin se encuentra el hecho de que la subcontratacin se ha convertido en un problema en si misma, al promover mecanismos que han propiciado la generacin de trabajo precario tanto en el sentido econmico como social, situacin ltima que se analizar y demostrar en el presente ensayo.

    Para poder comprender el efecto de la subcontratacin sobre la calidad del empleo, es necesario conocer la lgica del funcionamiento y la evolucin tanto de los mercados como de la empresa durante el siglo XX, la cual, durante gran parte de dicho periodo, constituy una unidad dotada de mecanismos de autoridad y mando en la cual bsicamente ingresaba materia prima y salan productos terminados. Sin embargo, durante las tres ltimas dcadas del siglo pasado, la competitividad entre las empresas, as como la constante amenaza que suponen los pases asiticos desde una perspectiva de produccin y costos, provocaron que las empresas occidentales (principalmente) se enfocaran en el control de sus costos de produccin (incluyendo el laboral), elevando dicha variable a un nivel clave para el desarrollo y para la competitividad de la empresa, es decir, para poder competir en los mercados actuales, las empresas deban disminuir sus costos de produccin (Castello, 2009). Lo anterior ha dado lugar a la denominada descentralizacin productiva y a la reorganizacin flexible de la produccin, que buscan principalmente la optimizacin de los costos empresariales mediante la reduccin de riesgos (principalmente aquellos provocados por shocks de demanda), la optimizacin de los costos (flexibilidad laboral, subcontratacin de produccin en pases ms baratos) y adems a la racionalizacin de los recursos empresariales, pasando de la utilizacin del modelo de produccin del tipo fordista a nuevas formas de hacer empresa, destacando principalmente el denominado trabajo en red

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  • (networking), el cual bsicamente supone que la empresa debe enfocar todos sus recursos en el ncleo del negocio (core business), desplazando al resto de actividades hacia empresas externas; lo anterior basado en la premisa de que ello genera un mayor nivel de especializacin en las empresas, y por ende, les permite entregar productos con mayor valor aadido (Castello, 2009).

    Como consecuencia de estos cambios en las empresas y en el mercado, la industria ha ido cediendo terreno ante el sector de servicios, debido principalmente al incremento en la subcontratacin de estos ltimos, tanto en la produccin propiamente tal, as como en la tercerizacin de la mano de obra, orientndose principalmente a contratar empresas en pases menos desarrollados, los cuales mantienen ciertas ventajas competitivas, principalmente derivadas de los bajos salarios, as como de la poca y dbil regulacin laboral existente en ellos.

    Estas ventajas han generado grandes incrementos en la subcontratacin desde pases desarrollados a otros pases de menor tamao; siendo los asiticos quienes ms absorben produccin en la actualidad, funcionando principalmente como maquilas para productos norteamericanos y europeos, fenmeno que tambin se da para el caso de Mxico, aunque este ltimo produciendo casi exclusivamente para los Estados Unidos. En el caso de Latinoamrica, el flujo de subcontratacin o externalizacin de los servicios tiene tanto un componente extranjero como un componente local, estando el primero fuertemente ligado con los servicios del Call Center y el segundo con los servicios anexos de la empresa, como pueden ser los de seguridad y aseo, los cuales son utilizados y contratados a empresas locales.

    Habindose discutido previamente los motivos bsicos que han llevado a los incrementos en la cantidad de subcontratacin subcontratacin, resulta importante comprender adems el por qu dichos servicios ayudan a las empresas a protegerse de las fluctuaciones del mercado y a ser ms competitivas, pero tambin es necesario entender las consecuencias que este tipo de prcticas ha trado para el mercado del trabajo.

    Como ya se seal, el incremento en la competitividad mundial ha hecho que las empresas enfoquen parte importante de sus esfuerzos en su ncleo de negocios y en la optimizacin de costos, donde esto ltimo se encuentra vinculado al hecho que para mejorar la estructura de costos es necesario flexibilizar la produccin para as poder hacer frente a shocks de demanda con mayor velocidad y al menor costo posible. Para comprender mejor lo anterior supongamos que una empresa produce en la actualidad 100 unidades de un determinado producto y que para ello mantiene a 10 trabajadores en su planta (cada trabajador produce 10 unidades), asumamos tambin que durante el ao se produjo una contraccin de la demanda, habiendo solamente disposicin a comprar 10 unidades del

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  • producto; entonces, de acuerdo a los datos anteriores, la empresa solamente necesitara la productividad de un solo trabajador para cubrir la demanda, sin embargo tiene contratados a 10 empleados, lo cual le significa tener que pagar remuneraciones a 9 trabajadores que no se encuentran produciendo, o bien, despedir e indemnizar a esos 9 trabajadores, debiendo incurrir en altos costos en cualquiera de los dos casos. En este sentido es que la subcontratacin se transforma en un factor clave para optimizar la estructura de costos de las empresas, ya que sta podra subcontratar la produccin o mano de obra solo en la medida en que esta sea requerida, es decir, si se demandan 100 unidades del producto, se subcontrata la produccin para esas 100 unidades, mientras que si la demanda cae (o aumenta) se subcontratar la produccin (o mano de obra) necesaria para cubrir dichos requerimientos a una empresa externa, la cual en teora se encontrar especializada en dicha produccin, abaratando los costos tanto para la empresa principal, as como para la empresa subcontratista.

    Sin embargo, el abuso de este tipo de soluciones ha hecho que en la actualidad la subcontratacin se haya transformando en un catalizador para empleos de mala calidad, que ofrecen psimas condiciones laborales, as como bajos salarios e inestabilidad entre otros aspectos negativos, lo anterior provocado por la necesidad de abaratar costos -a cualquier precio- por parte de las empresas.

    Por su parte, la literatura coincide en el hecho que las empresas que prestan este tipo de servicios comparten ciertas caractersticas (Monsalve, 2013; Arrau, 2005; Poblete y Del Bono, 2013; Aez y Nava, 2012), las que resultan claves para comprender tanto la naturaleza como la problemtica subyacente a este tipo de servicios:

    Una primera caracterstica que se debe tener en cuenta para entender el mercado de la subcontratacin es que las empresas que prestan servicios de este tipo, generalmente son de tamao pequeo o mediano, lo que se debe -en parte- a la dificultad que tienen empresas de mayor tamao, estructura y burocracia interna para afrontar los cambios del mercado con la velocidad requerida por las empresas contratantes, pero adems tiene un componente propio de la dinmica de estos mercados, el que impone otras caractersticas y problemticas que se analizarn a continuacin.

    Siguiendo con la idea anterior, este tipo de empresas se caracterizan adems por el hecho de que comunmente mantienen un nico cliente al cual prestan servicios, o en el mejor de los casos solamente a unos pocos (Castello, 2009; Aez y Nava, 2012). Aquello constituye una poderosa fuente de inestabilidad para la supervivencia misma de la empresa, pero tambin para los trabajadores de esta, llevando a este tipo de empresas a ser extremadamente susceptibles a cambios en los contratos de prestacin de servicios y por ende a la prdida de su cliente; es decir, su supervivencia queda supeditada a las decisiones

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  • de la empresa contratante, dejando a las empresas subcontratistas y a sus trabajadores en desmejorables condiciones tanto para negociar mejoras a los contratos de servicios, como para exigir mayores garantas tanto comerciales como laborales a la empresa contratante. Lo anterior, sin siquiera tener en cuenta aquellos aspectos relativos al temor por parte del trabajador a perder su empleo u otros de orden personal que le puedan afectar y que sean derivados de la inestabilidad laboral a la que se enfrenta constantemente.

    Asimismo, y como una clara consecuencia de lo anterior, este tipo de empresas se caracterizan por mantener plantillas reducidas de trabajadores, quienes deben soportar comnmente grandes cargas de trabajo, as como extensas jornadas laborales para poder cumplir con los requerimientos de la empresa contratante de los servicios; cuestin que adems produce un segundo efecto negativo que es la generacin de focos de informalidad laboral, es decir, contratacin de trabajadores sin cumplir con las exigencias legales (Puig el al, 2011; Castello, 2009; ACRIP, 2013; Fujii, 2006), buscando con ello principalmente abaratar costos y eludir las obligaciones laborales y previsionales de sus trabajadores, todo en pos de ser ms competitivas en el mercado.

    Como se puede apreciar de lo anteriormente explicado, la tercerizacin puede ser vista como una forma de mercantilizar el trabajo, es decir, de generar un mercado de compra y venta de fuerza de trabajo, el cual se debe regir con la lgica de mercado (Aez y Nava, 2012). Esto ltimo resulta muy importante desde la perspectiva del trabajador subcontratado, habida consideracin del hecho que -como ya se explic- las empresas mandantes buscan optimizar sus costos de produccin, lo que sumado a la fuerte competencia que se genera en el mercado mismo de las empresas subcontratistas; hace evidente la existencia una purga entre estas ltimas por ofrecer los menores costos posibles con el fin de adjudicarse un contrato o ganar un cliente, lo que a la postre se traduce en que estas empresas ofertan sus servicios al menor precio posible, siendo traspasado este costo derivado de la competencia directamente a los trabajadores, ya sea mediante bajas en los salarios o bien mediante incrementos en la exigencia de productividad, cuestin ltima que se ve reflejada en la alta carga de trabajo fsico o las extensas jornadas de trabajo que deben soportar los trabajadores subcontratados. Es decir, es claramente posible concluir que este tipo de servicios generan empleos que se ejecutan en condiciones precarias y que adems son mal remunerados (Castello, 2009).

    Ahora bien, resulta imposible analizar completamente los efectos de la subcontratacin sin tener que introducirse al menos en una parte de la legislacin laboral y sus consecuencias sobre estos mecanismos de empleo. Para comenzar, es necesario comprender que las leyes laborales buscan principalmente tutelar las garantas, derechos y deberes de los trabajadores de los abusos por parte de los empleadores, procurando entregar un marco normativo confiable sobre el cual se debe desarrollar una relacin laboral

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  • (Viteri, Castello, 2009; Aez y Nava, 2012; Arrau, 2005; Puig et al, 2009); estas normas incluyen aquellas relacionadas con el salario mnimo, la proteccin social, las jornadas de trabajo, los derechos sindicales, colectivos e individuales del trabajador, entre otros. Sin embargo, la existencia de tercerizacin en el empleo, pone de manifiesto una falencia que trae consecuencias nocivas para el trabajador de este tipo de empresas y que adems resulta de suma importancia para que ste pueda ser protegido correctamente por la normativa laboral, y esta falencia subyace en el concepto mismo de la figura del empleador, pues cuando una empresa comienza a subcontratar servicios, surge la pregunta respecto de a quien en realidad le corresponde asumir la figura de empleador. Si bien lo anterior pareciese ser de simple solucin, al sindicar a la empresa contratista como la empleadora, un anlisis ms detallado de dicha circunstancia permite inferir que en realidad la solucin no es trivial, puesto que si bien el trabajador se encuentra contratado por la empresa subcontratista, los bienes y/o servicios que produce los hace para una tercera (mandante), quien se beneficia directamente de la produccin del trabajador y obtiene utilidades de aquello, siendo la figura de la empresa contratista un mero eslabn en el proceso productivo de la empresa principal. Lo anterior genera entonces una fuerte controversia sobre quien debiese responder y garantizar respecto de la seguridad y estabilidad laboral del trabajador (Monsalve, 2013; Castello, 2009, Aez y Nava, 2012). Dems est decir que la legislacin raramente prev esta situacin, y cuando lo hace, generalmente considera que la empresa mandante tiene una obligacin subsidiaria respecto de los derechos de los trabajadores subcontratados en la medida que cumpla algunos requisitos (exiguos por lo dems) y solidaria en la medida que estos no sean cumplidos, recayendo la responsabilidad directa principalmente sobre la empresa contratista.

    En lnea con lo anterior, y teniendo presente que la figura de empleador recae generalmente sobre la empresa contratista, no cabe entonces ms que cuestionarse dicha situacin, ya que aquello genera algunas cuestiones que rozan lo ilgico y en ciertos casos, lo tico; por ejemplo, por qu un trabajador subcontratado no puede percibir los mismos beneficios que reciben los trabajadores de la empresa contratante?, o ms an, por qu no tiene derecho a sindicalizarse y negociar colectivamente con la empresa, como si lo tienen los trabajadores de ella?, siendo que -al ser parte de la misma cadena productiva- contribuye de igual manera en la produccin de los bienes o servicios para esta, tal como lo hacen el resto de trabajadores de la misma. Es siquiera justa esa situacin?, pues a todas luces no, ya que genera un nuevo flanco de debilidad para este tipo de trabajadores, al dejarlos marginados casi completamente de la proteccin legal, beneficios y estabilidad laboral que puede proveer una empresa con mayor cantidad de recursos, como es el caso de la mandante.

    Si bien una solucin al problema anterior comprendera el fortalecimiento de la legislacin laboral para que esta considere a la empresa contratante como empleadora, o

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  • quizs un fortalecimiento a las polticas sindicales permitiendo la sindicalizacin y negociacin efectiva inter-empresas o inter-gremio para trabajadores de empresas contratistas, o en casos ms extremos la prohibicin de la tercerizacin; no es menos cierto que factores polticos pueden ser claves para truncar este tipo de medidas. Primeramente cabe analizar el nmero de puestos de trabajo generado por este tipo de servicios, el cual importa un gran porcentaje de la fuerza laboral de un determinado pas, as por ejemplo en India la industria de los Call Center (outshoring) por si sola es capaz de generar alrededor de 2,2 millones de empleos (Gereffi et al, 2009), mientras que para pases como Costa Rica esta industria genera un 40% de todos los trabajos creados por inversin extranjera directa (Sutter y Williams, 2011), mientras que en Chile el 37% de las empresas seala que subcontrata servicios (ENCLA, 2011). Como bien se puede apreciar, las cifras de empleo generadas por este tipo de servicios son considerablemente altas, lo que genera desincentivos para que los gobiernos provoquen mejoras en estos mercados, las que podran -a la postre, y segn las tendencias neoliberalistas- afectar la competitividad e implicar incrementos en las tasas de desempleo, cuestin que resulta socialmente indeseado e impopular. Asimismo, la aplicacin de polticas ms radicales como la prohibicin de la tercerizacin podran tener repercusiones negativas directas en la competitividad de los pases que las implementen, dejndolos fuera de los mercados internacionales. En razn de lo anterior, se puede presumir que los gobiernos no tienen mayores incentivos en producir cambios radicales en la forma que operan este tipo de empresas ni en la regulacin del mercado en que se desenvuelven.

    Una vez explicadas las principales caractersticas de la subcontratacin y de su relacin con la generacin de empleos precarios, resulta pertinente analizar el caso de Latinoamrica y su relacin con este tipo de empresas y trabajo.

    Como ya se introdujo vagamente en prrafos anteriores, el trabajo subcontratado constituye una gran fuente de creacin de empleos en Latinoamrica, continente que cuenta con algunas caractersticas bastante peculiares, como los son sus altas tasas de desempleo, grandes diferencias salariales, sumado a bajos niveles de crecimiento y altos ndices de pobreza (Fujii y Ruesga, 2006). Considerando lo anterior, uno de los objetivos principales de los gobiernos latinoamericanos ha sido el de combatir la pobreza, utilizando principalmente como herramienta para aquello la creacin de empleos.

    Una de las principales consecuencias que trajo para Latinoamrica el fracaso de los sistemas de sustitucin de importaciones, que fueron ampliamente implementados hasta la dcada de los 70s y la consiguiente crisis de deuda producida en el continente; fueron las radicales reformas comerciales, financieras y econmicas implementadas durante las dcadas del 80s y 90s (para el caso de Chile, comenzaron posteriormente al golpe de estado en 1973) (Berry, 1997). Con motivo de lo anterior se registr un fuerte ingreso de

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  • capitales e inversin extranjera en los distintos pases, quienes comenzaron a ver en las ventajas cambiarias, en los bajos impuestos, en la libre movilidad de capitales, en los bajos salarios reales y desproteccin laboral, grandes oportunidades de negocio, inversin y creacin de trabajo. Como bien seala Palma (2013), una de las caractersticas interesantes de Latinoamrica -aparte de su sostenida prdida de productividad- es su capacidad de crear empleos a tasas relativamente altas, principalmente en el sector de servicios personales, donde es posible incluir ciertos tipos de tercerizacin, lo cual puede tambin verse afectado por los cambios legislativos que buscaron mejorar la flexibilizacin laboral en los pases latinoamericanos durante dichos periodos (Puig et al, 2011). Si bien una vez implementadas estas reformas se observaron mejoras el crecimiento del producto en estos pases, as como en la cantidad de empleos, los impactos en la calidad de este ltimo, as como en la distribucin del ingreso han sido menos positivos (Berry, 1997).

    Por su parte, el sector servicios, popularizado primeramente en pases desarrollados, comenz a expandirse a pases en desarrollo durante la dcada de los noventa, convirtindose Latinoamrica, en conjunto con la India o Sudfrica, en una alternativa viable para la implementacin de este tipo de negocios, producto principalmente de sus bajos costos en recursos humanos, sumado a sus competencias en lenguaje y altas habilidades tecnolgicas (Gereffi et al, 2009), cuestin que motiv la creacin de variadas empresas de servicios tales como call centers, empresas de contabilidad, asesora legal, custodia de archivos, vigilancia, servicios de limpieza, etc. (Monsalve, 2013). Lo anterior fue acelerado adems por los avances producidos en las comunicaciones e Internet, razn por la cual se increment el ofrecimiento de trabajo extranjero para aquellos servicios que no requeran de contacto directo con el cliente, generando as un tipo de subcontratacin ms bien orientada al servicio que a las soluciones, siendo el denominado outshoring de Call Centers un claro ejemplo de aquello.

    Como bien se ha sealado en prrafos anteriores, la gran cantidad de tercerizacin offshore en Amrica Latina se encuentra vinculada a los servicios de Call Center. Sin embargo, existe tambin una creciente industria que se relaciona con la tercerizacin de servicios legales (Romagnino, 2011), es decir, la subcontratacin de asesoras en legislacin local e internacional para empresas de otros pases, adems de empresas de tercerizacin de servicios de contabilidad y de tecnologas de informacin, sector ltimo donde Argentina, Brasil y Mxico llevan la delantera al resto de los pases de Latinoamrica, producto principalmente de su mayor facilidad de idioma (Mxico y Brasil hacia Estados Unidos y Argentina hacia Europa), bajos costos de mano de obra en la operacin y adems por sus mayores destrezas en dicho mbito de la produccin.

    En adicin a lo anterior, se debe sealar tambin que en pases de Centroamrica, como es el caso de Mxico o Puerto Rico, existe una fuerte predominancia en la

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  • subcontratacin derivada de la maquila, comportndose estos pases principalmente como ensambladores de productos para los Estados Unidos, mantenindose actualmente en una dbil situacin debido al temor de que dicha produccin sea trasladada a Asia, India o pases menos costosos, sostenindose en la actualidad la relacin comercial entre estos pases solamente gracias a los tratados de libre comercio suscritos entre ellos (Palma, 2013). En la actualidad la industria de la maquila en Mxico genera alrededor del 900.000 de empleos, los cuales tienen como principales caractersticas que una gran cantidad trabajadores de esta industria son menores de 25 aos y cuyo salario promedio es de aproximadamente US$50 a US$60 por semana. Por su parte en pases como Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua esta industria emplea a ms de 200 mil trabajadores, la mayora mujeres jvenes que han migrado desde comunidades rurales y con salarios que bordean, para el caso de Guatemala, los US$25 a la semana (Lobatn). Como es apreciable a simple vista, la subcontratacin derivada de la maquila produce un efecto similar al predicho con anterioridad en este ensayo, es decir, un empleo inestable, con bajos salarios y de baja calidad, hecho ultimo que se ve refrendado por el hecho que en varios pases la industria de la maquila absorbe trabajadores jvenes que emigran desde comunidades rurales las cuales no pueden competir con las importaciones agrcolas baratas.

    Adems de lo anterior, es necesario comprender el comportamiento de la subcontratacin al interior de los pases latinoamericanos, es decir de aquella tercerizacin que no es requerida por empresas extranjeras, sino que es utilizada por empresas que operan internamente en el pas. En este contexto es importante sealar que esta se observa en dos sentidos principales; en primer lugar se puede apreciar aquella subcontratacin que asume partes del proceso productivo, es decir, aquella que opera como una parte ms de la lnea de produccin, destacando para este caso la subcontratacin de servicios bancarios, tales como cajeros, ejecutivos comerciales y otros similares, los cuales son propios del giro de estas instituciones, cajeros de supermercados (Viteri,), obreros de la minera, trabajadores de la construccin, etc.. Adems se observa, en pases como Colombia, una fuerte tercerizacin de la industria textil, la cual mantiene un 53% de empleo temporal de obreros (ACRIP, 2013), presumindose que una gran cantidad de ellos corresponde a trabajadores subcontratados. Por su parte, servicios como el transporte, la logstica y distribucin tambin se encuentran fuertemente subcontratados por parte de las empresas, pero esta vez con una figura un tanto distinta, pues comnmente se trata de empresas relacionadas las que prestan estos servicios a la mandante.

    Otra fuente de subcontratacin que es posible observar en varios pases latinoamericanos es la de servicios de seguridad, aseo, diseo y paisajismo, etc. En este caso, se trata de servicios anexos al objeto de las empresas, y que tienen como objetivo la optimizacin tanto de los costos como de la gestin del recurso humano; sin embargo, este tipo de empresas son las que ms sufren de los problemas sealados anteriormente, pues se

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  • trata de empresas pequeas, con poca capacidad de respuesta a los cambios en la demanda, dependientes de muy pocos clientes y que por lo mismo ofrecen (y entregan) un servicio mal remunerado, en condiciones de higiene y seguridad bastante deficitarias, con altas tasas de rotacin y con constantes quiebras o desaparicin de empresas. De acuerdo a la informacin que fue posible extraer de una muestra de 350 demandas presentadas en uno de los Tribunales Laborales de Santiago (Chile) entre los meses de diciembre de 2009 a octubre de 2014 se obtuvo la siguiente informacin relevante (elaboracin propia): un 42% de las demandas correspondan a despidos o cobros de prestaciones de trabajadores de alguna empresa subcontratada, los sueldos observados promedian los $380.000 para el caso de los guardias de seguridad (incluyendo el pago de horas trabajadas en exceso de la jornada y que equivalen aproximadamente a un 30% del sueldo) y los $212.000 para el caso del personal de aseo; lo cual permite concluir que efectivamente se trata de empleos mal remunerados (apenas sobre el mnimo legal) y con una amplia rotacin de trabajadores, determinada principalmente por el gran porcentaje de demandas respecto del total. Asimismo, fue posible observar varias quiebras o trminos de servicios de empresas de guardias, aseo y de Call Center, destacando particularmente el caso de estas ltimas, debido a que su cierre generalmente se encuentra determinado por el traslado de los servicios a otro pas, principalmente Per o Colombia, por cuanto ah se podra obtener menores costos para la operacin.

    Para el caso de Chile, es necesario adems estudiar la industria de la minera, cual es una de las fuentes de mayor subcontratacin en el pas, y que se caracteriza por abarcar todo el espectro de la explotacin minera, es decir, abarca la tanto el rea de proyectos, estudios, implementacin, ejecucin, explotacin y transporte; siendo una industria que por si sola genera relativamente poco empleo, ya que la mayor cantidad viene generado por empresas subcontratistas. De acuerdo a la informacin obtenida de la Direccin del Trabajo (2006) en el ao 1975 el porcentaje de empleo generado por las mismas empresas mineras equivala al 100% del trabajo, mientras que para el ao 1997, esta cifra haba descendido al 55%, finalmente, en el ao 2005, el porcentaje de trabajadores absorbidos directamente por las empresas mineras era de solamente un 39,4%. Lo anterior significa que para el ao 2005, un 60,6% del empleo generado en esta industria provena desde empresas subcontratadas, reforzando la tesis propuesta anteriormente en este ensayo.

    Finalmente, y para comprender aun ms la dimensin y el alcance del mercado de los servicios subcontratados en Amrica Latina, basta con sealar que se estima que este mercado alcanza una cifra cercana a los 50 millones de trabajadores en Latinoamrica y cuya participacin dentro del empleo formal se encuentra en un 37% para Chile, 38% para Mxico, 37% para Brasil, entre 30% y 40% para Argentina y Uruguay, adems de un 54% para Colombia y un 55% para Per (Puig et al, 2011), cifras a todas luces altas.

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  • Considerando la generalidad y el tenor del impacto tanto laboral, as como social y econmico producido por la existencia de un mercado de subcontratacin que se encuentra descontrolado, de alta competitividad y que adems carece de regulaciones que permitan proteger a los trabajadores que laboran en l, resulta dable concluir que la subcontratacin -en la forma en que se lleva a cabo en la actualidad- implica serios daos tanto para la calidad del empleo, as como para los salarios y la seguridad social de los trabajadores; mercado que si bien constituye una fuente de alta empleabilidad (generacin y crecimiento del empleo), es tambin culpable de ofrecer un trabajo precario y mal remunerado, el que en muchas ocasiones no cumple siquiera con los estndares mnimos deseados socialmente.

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