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Muchas veces desearíamos vivir en un mundo perfecto en donde todas las cosas que
hagamos nos beneficien sin que tengan consecuencia alguna. Pero ¿sería este un mundo
feliz, un mundo en el que en realidad todas las personas tengan la libertad de hacer lo que
realmente piensen y deseen sin presión de ser señalados por la sociedad?
(Huxley, 1931) En su obra “Un mundo feliz” señala que la perfección a la que se quiere
llegar como sociedad se puede salir de control y llegar a un contexto totalmente distinto, la
utopía con la que se sueña la sociedad llega a ser alcanzada, y se da sacrificando el
individualismo y el pensamiento propio de cada persona. En “Un mundo feliz” las personas
son enseñadas desde jóvenes en que los sentimientos son absurdos no pueden amar ni
sentir, sin embargo deben pensar de una cierta forma y disfrutar de los placeres de la vida
sin remordimiento ni conciencia alguna. En esta obra se señala lo peligroso que puede ser el
control de la sociedad en su extremo y la falta de individualismo.
Aunque actualmente no se está muy lejos de ese control y esa educación global que se da
en “un mundo feliz”, en la novela el lenguaje es el método con el que se desde jóvenes se
educaba a las personas y se les decía cómo debían comportarse y que podían sentir, hoy en
día en nuestra sociedad sucede lo mismo el lenguaje es una herramienta que condiciona
nuestro comportamiento. Muchas veces al igual que en la obra estamos condicionados a
renunciar a sentimientos o maneras de pensar pues para la sociedad está fuera de lugar. Si
pensamos o queremos actuar de manera distinta lo primero que sucede es que se nos vienen
a la mente aquellas palabras que desde jóvenes nos inculcaban de como debíamos
comportarnos y que debíamos hacer y hasta pensar.
Para llegar a esta “felicidad” se debe renunciar a la libertad, renunciar a poder expresar
nuestros sentimientos, a ser realmente felices con nuestros propios comportamientos y
pensamientos. En una sociedad por más avanzada y evolucionada que sea no se debe
condicionar el futuro de nadie, no se debe prohibir los sentimientos y el comportamiento de
las personas pues es el individualismo de cada quieren que hace que la sociedad progrese.
Cada quien tiene el derecho de planificar su vida como quiera y de proponerse lo que quiera
lograr, pues nuestras capacidades son muchas y no deben ser limitadas.