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Página | 1 Enseñanza del número y el sistema de numeración Clase 1: Complejidades de nuestro sistema de numeración. Un poco de historia. ¡Hola colegas! Les damos la bienvenida a esta primera clase del módulo “Enseñanza del número y el sistema de numeración Segundo ciclo”. Sabemos que los números y el sistema de numeración aparecen muy tempranamente en la vida escolar y se extienden por varios años. Al tratarse de conocimientos que utilizamos todo el tiempo, tanto dentro como fuera de la escuela, en ocasiones los docentes perdemos de vista que se trata de un objeto de gran complejidad que demandará grandes esfuerzos por parte de quienes están intentando aprender cómo funciona y por qué. Coincidimos con Itzcovich et al. (2008: 31), quienes afirman: “Nuestro sistema de numeración es una creación cultural con características propias, que difieren de las de otros sistemas pertenecientes a otras culturas. Como cualquier objeto de construcción cultural, es una convención y, como tal, arbitraria; por lo tanto, la posibilidad de que este sistema pueda ser aprendido por las nuevas generaciones depende de la enseñanza”. El hecho de que las características de nuestros números y del sistema de numeración son arbitrarias es decir, son éstas pero podrían ser otrases uno de los asuntos que intentaremos tematizar en esta clase. Tomar conciencia del carácter convencional del sistema nos pondrá en mejores condiciones para analizar algunas de las propuestas de enseñanza que han surgido en los últimos años. Ideas infantiles que nos interpelan. Volver la mirada hacia la

Enseñanza del número y el sistema de numeraciónpostitulo.matematica.infd.edu.ar/...//1250/1477/ENS_2_Clase_1.pdf · Pensemos por ejemplo en los símbolos romanos. Estos números

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Enseñanza del número y

el sistema de numeración

Clase 1: Complejidades de nuestro sistema de

numeración. Un poco de historia.

¡Hola colegas!

Les damos la bienvenida a esta primera clase del módulo “Enseñanza del número y

el sistema de numeración – Segundo ciclo”.

Sabemos que los números y el sistema de numeración aparecen muy

tempranamente en la vida escolar y se extienden por varios años. Al tratarse de

conocimientos que utilizamos todo el tiempo, tanto dentro como fuera de la escuela,

en ocasiones los docentes perdemos de vista que se trata de un objeto de gran

complejidad que demandará grandes esfuerzos por parte de quienes están

intentando aprender cómo funciona y por qué.

Coincidimos con Itzcovich et al. (2008: 31), quienes afirman:

“Nuestro sistema de numeración es una creación cultural con

características propias, que difieren de las de otros sistemas

pertenecientes a otras culturas. Como cualquier objeto de construcción

cultural, es una convención y, como tal, arbitraria; por lo tanto, la

posibilidad de que este sistema pueda ser aprendido por las nuevas

generaciones depende de la enseñanza”.

El hecho de que las características de nuestros números y del sistema de

numeración son arbitrarias –es decir, son éstas pero podrían ser otras– es uno de

los asuntos que intentaremos tematizar en esta clase. Tomar conciencia del carácter

convencional del sistema nos pondrá en mejores condiciones para analizar algunas

de las propuestas de enseñanza que han surgido en los últimos años.

Ideas infantiles que nos interpelan. Volver la mirada hacia la

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historia de los números

En una investigación llevada a cabo en la década de 1990, las investigadoras

argentinas Delia Lerner, Patricia Sadovsky y Susana Wolman encontraron que niños

muy pequeños, incluso antes de ir a la escuela, habían construido ciertas ideas

matemáticas sobre las escrituras numéricas. En su artículo “El sistema de

numeración: un problema didáctico” analizan muchas de ellas, algunas de las cuales

pueden ponerse en relación directa con las características de nuestro sistema de

numeración. Muchas otras, en cambio, pueden parecer extrañas.

Tomemos como ejemplo algunas ideas que Pablo (6 años, primer grado), uno de los

niños entrevistados, pone en funcionamiento frente al problema de comparar dos

escrituras numéricas que no conoce:

“(…) [Pablo] dice en primer término que 112 es mayor que 89

(señalándolos, no conoce las denominaciones) “porque tiene más

números”, pero luego cambia de opinión: “No, es más grande éste (89)

porque 8 más 9 es 17, y entonces es más”” (Lerner, Sadovsky y

Wolman, 1994: 102).

Las autoras no encuentran una explicación acabada de por qué Pablo suma los

valores de las cifras para comparar los números. Sin embargo, vinculan esta

estrategia –que seguramente construye en su esfuerzo por resolver el problema que

se le plantea– con una dificultad que deben enfrentar todos los niños:

“(…) el criterio alternativo utilizado por Pablo da cuenta de un problema

que probablemente se planteen todos los chicos en determinado

momento de la construcción: ¿cómo se puede explicar que un número

cuyas cifras son todas bajitas (1110, por ejemplo) sea mayor que otro

formado por cifras “muy altas” (999, por ejemplo)?” (Lerner, Sadovsky

y Wolman,1994: 103).

Para quienes dominamos los números y el sistema de numeración, la idea de

comparar los valores “sueltos” de las cifras nos parece “naturalmente” un error,

producto de que no se han comprendido las reglas del sistema. Para la mayoría de

los chicos, en cambio, lejos de tratarse de una cuestión natural –entre otras– es

una de las grandes cuestiones a desentrañar en relación al funcionamiento de las

escrituras numéricas. Si miramos la historia veremos, efectivamente, que muchos

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sistemas de numeración antiguos funcionan atendiendo a criterios muy diferentes

del nuestro, y paradójicamente muy similares a los que usan los chicos en sus

razonamientos.

Les proponemos que en esta primera clase volvamos la mirada hacia la historia de

los números para analizar distintos sistemas de numeración que han existido en

diferentes épocas y culturas, y los comparemos con el nuestro. Las discusiones

matemáticas que les propondremos sobre estos objetos nos permitirán identificar

algunas de sus propiedades, a la vez que tomaremos conciencia de su complejidad.

Este trabajo nos ayudará también a desnaturalizar los conocimientos que tenemos

sobre nuestro sistema de numeración ya que repararemos en la matemática

subyacente a las reglas que lo rigen.

¿Dónde hay números?

¿Para qué los usamos?

Los números forman parte de

nuestro entorno cotidiano y

estamos en contacto con ellos

desde muy temprano en nuestras

vidas. Nuestra edad, la fecha de

nuestro nacimiento, el número de

nuestra casa, son sólo algunos de

los usos que les damos a estos

objetos en nuestra cultura.

En relación a nuestras escrituras

numéricas sabemos que su uso

está bastante extendido en el

mundo pero que en algunas

culturas se utilizan otras. Veamos

un ejemplo (Vilella Miró, 2006) en

el que una niña que cursa la

escuela primaria en España y que proviene de Paquistán le muestra a su maestra

los símbolos que usaría en su país.

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Efectivamente, observemos que el ocho de la columna de la izquierda coincide con

el símbolo que está en el cuarto lugar (correspondiente al número cuatro) de la

columna de la derecha.

Dada la naturalidad con que vivimos la presencia de las escrituras numéricas en

nuestra vida cotidiana, a veces perdemos de vista que se trata de un objeto

cultural, un invento humano que ha sido creado de muchas maneras diferentes a lo

largo de la historia y en distintas culturas.

Pensemos por ejemplo en los símbolos romanos. Estos números se utilizaron en

todo el Imperio Romano durante muchos siglos, hasta ser abandonados en favor de

las cifras indo-arábigas y sus reglas de funcionamiento. Actualmente solo utilizamos

escrituras de números romanos en contextos específicos: para registrar siglos; en

algunos relojes de aguja; para numerar capítulos de libros; para nombrar reyes y

papas; en películas, cuando se crean sagas o para registrar el año de su realización

al final de los créditos.

Los contextos, las costumbres e incluso los intereses de los pueblos han podido

influir en la necesidad de crear ciertos modos de contar, registrar cantidades y

calcular, así como en la decisión de cambiar en algún momento de su historia unos

números por otros.

Otras culturas además de la romana han desarrollado sistemas de escritura de

números que han sido estudiados hasta nuestros días y que nos ayudarán a

estudiar y comprender nuestro propio sistema. Analicemos algunos de ellos.

El sistema de numeración egipcio

En el Antiguo Egipto, alrededor del año 3000 a.C., se creó un sistema de

numeración jeroglífico del cual se conocen los símbolos que mostramos a

continuación:

Actualmente no hay acuerdos sobre las razones por las cuales se crearon estos

símbolos, pero en cambio existen varias hipótesis. Por ejemplo, algunos

historiadores creen que el símbolo que representa al 1000 –una flor de loto– podría

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provenir de la semejanza fonética entre las palabras mil y flor de loto en esa

cultura. Otros estudiosos postulan que dado que esta flor era la más abundante, con

ella intentaban simbolizar un número “grande”.

El sistema egipcio era aditivo y solo disponía de símbolos para las potencias de 10.

Para escribir otros números había que combinar los símbolos existentes repitiendo

los que fueran necesarios hasta nueve veces, para que la suma de todos ellos

alcanzara la cantidad que se quería representar. De este modo, para escribir el

número 19 debían utilizar un símbolo de 10 y nueve símbolos de 1; mientras que

para representar el 20, usarían dos símbolos de 10.

En la siguiente imagen podemos ver una escritura numérica utilizando este sistema.

Corresponde a una piedra tallada que se encuentra actualmente en el Museo de

Louvre (París , Francia):

¿Se animan a identificar la cantidad que está representada en la foto?

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El siguiente video les puede ayudar a llevar a cabo esta tarea: Sistema

Egipcio

https://www.youtube.com/watch?v=UuNtdldzSRg

Los egipcios no siempre siguieron un orden muy preciso para escribir los números.

Inicialmente dibujaban los símbolos uno a continuación de otro, pero luego la

notación se hizo más regular, probablemente para facilitar su lectura. Es así que se

formaban dos o tres líneas superpuestas de pequeños grupos de dos, tres o cuatro

signos idénticos.

Debido a que la cantidad total representada por una escritura siempre resulta de

sumar el valor que porta cada símbolo, su ubicación relativa no afecta el valor que

se quiere representar. De esta manera, podemos aseverar que estas dos notaciones

corresponden al número 3.453:

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El sistema egipcio es no posicional. Esto significa que los símbolos tienen siempre el

mismo valor, independientemente del lugar en el que se encuentren dentro de la

escritura. Por ejemplo, el número cuatro se representa así:

En este caso hay cuatro símbolos iguales en cuatro lugares diferentes de la

escritura, pero cada uno de esos símbolos vale uno. Esto es diferente de nuestro

sistema de numeración: si consideramos el número 1111, compuesto por cuatro

símbolos iguales uno al lado de otro, cada símbolo tiene un valor diferente. Así,

considerando las posiciones de derecha a izquierda, el 1 que está más a la derecha

“vale” uno, pero el 1 que está inmediatamente a continuación –en el lugar de las

decenas– no vale uno sino que vale diez; el que está a continuación, en el lugar de

las centenas, no vale uno sino que vale cien; y finalmente, el 1 que está más a la

izquierda no vale uno sino mil. Es decir, el mismo símbolo en distintas posiciones

toma valores diferentes, en contraposición al sistema egipcio en el que un mismo

símbolo en diferentes lugares vale lo mismo.

El sistema egipcio tiene base diez. Esto significa que cada diez unidades de un

orden se forma otra de un orden superior. En este caso, al agrupar diez “unos” se

forma un diez, para el cual se introduce un nuevo símbolo; al agrupar diez “dieces”,

se forma un cien que tiene un símbolo nuevo; etcétera.

Con estos símbolos y estas reglas de uso es posible escribir hasta el 9.999.999,

dado que para escribir el 10.000.000 se necesitaría un nuevo símbolo. Posiblemente

en la cultura egipcia no hayan sido necesarios los números mayores al orden del

millón, y por eso no se hayan ocupado de inventar otros símbolos.

Un sistema como el egipcio es casi una “traducción” de las acciones de contar y

agrupar. Otros sistemas inventados en otras culturas ocultaron algunas de estas

acciones, resultando en escrituras un poco más económicas y, a la vez, un poco

menos transparentes.

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El sistema de numeración chino

Hace más de seis mil años se inventó en China un sistema de numeración que

consta de los siguientes símbolos fundamentales:

Hoy en día existen notaciones que varían de una región a otra, y algunas reglas y

símbolos pueden cambiar. En su versión tradicional, las escrituras solían ser

verticales, y se leían de arriba hacia abajo. Pero actualmente también se utilizan

escrituras horizontales que se leen de izquierda a derecha.

Para los números del 11 al 19 se combina el símbolo del diez con los signos de las

unidades, de esta manera:

Es decir, se escribe a la izquierda el símbolo del diez y a la derecha la cifra que debe

sumarse al diez para obtener la cantidad correspondiente.

El veinte se escribe ubicando el símbolo del dos a la izquierda del símbolo del diez:

Y para los números que siguen, se procede así:

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Es decir, se forma en primer lugar el número veinte, combinando los símbolos del

dos y del diez escritos en ese orden de izquierda a derecha, para indicar que sus

valores se multiplican. Luego se agrega a la derecha la cifra que falta sumar al

veinte para obtener la cantidad correspondiente.

En este video se muestra la escritura de algunos números de la serie

numérica hasta el cien y su pronunciación en chino mandarín. En él puede

verse la presencia de una escritura para el cero. Es un símbolo de uso

actual pero cuya introducción fue muy posterior a la creación y el comienzo

del uso de este sistema en la historia de esta cultura.

https://www.youtube.com/watch?v=ckd4CbTo60Y

El sistema de numeración chino es aditivo y multiplicativo, puesto que para formar

números se utilizan sumas y multiplicaciones. Por ejemplo, para formar el 555 hay

que escribir el símbolo del cien precedido por el del cinco, de modo de obtener el

quinientos; luego, el símbolo del diez precedido del cinco, para formar el cincuenta;

y finalmente el símbolo del cinco. La escritura de todo el número quedaría de este

modo:

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A diferencia del egipcio, en este sistema el orden en el que se escriben los símbolos

resulta fundamental. Esto es así porque las operaciones involucradas en la

formación del número son diferentes dependiendo del lugar que ocupen respecto de

los demás símbolos.

¿Cuál de estas escrituras corresponderá al número 600? ¿Qué

número representa la otra escritura? ¿Cómo se dan cuenta?

a) b)

A pesar de la importancia en el orden de los símbolos dentro de las escrituras, este

sistema también es no posicional. Esto es, cada símbolo conserva su valor original,

independientemente del lugar que ocupe.

Para comprender esta diferencia volvamos a la escritura del 555 que analizamos

más arriba. En aquel caso utilizamos tres veces el símbolo correspondiente al cinco.

Lo distinto en sus tres apariciones dentro de la escritura no es el valor que toma

sino la operación en la que participa, siempre con su valor 5. Así, las dos primeras

veces que aparece, el lugar que ocupa indica que se va a multiplicar

respectivamente por 100 y por 10. En cambio, su tercera aparición indica que se ha

de sumar. De este modo, el orden dentro de la escritura indica de qué manera –a

través de qué operación– se combina con los demás símbolos para formar el

número.

La base de este sistema de numeración es 10, ya que cada diez unidades de un

orden se forma otra de un orden superior y se introduce un nuevo símbolo para

representar los números del orden siguiente.

El uso de la multiplicación en la formación de escrituras numéricas significó una

ventaja importante, no solo porque ahorraba la repetición de símbolos –como en el

caso del sistema egipcio–, sino porque posibilitaba la creación de nuevas reglas para

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poder escribir números más grandes. Efectivamente, los chinos tomaron el 10.000 –

el símbolo de mayor valor de su sistema– como nueva base para multiplicar, y

obtuvieron escrituras para potencias de diez mayores, que combinadas con los

demás símbolos servían para escribir números más grandes. Estas son algunas de

ellas:

Con estas nuevas reglas y las combinaciones de símbolos que habilitaba su sistema

fue posible escribir números hasta el 999.999.999.999.

El sistema de numeración romano

Seguramente conocen algunas características del sistema romano. Recordemos los

símbolos que se utilizan para escribir números.

I V X L C D M

1 5 10 50 100 500 1.000

Para formar otros números pueden repetirse los símbolos originales hasta tres veces

y se suman sus valores. Esta restricción en la cantidad de repeticiones hace

necesaria una nueva regla para la formación de otros números. Por ejemplo,

repitiendo el símbolo I se pueden escribir los números 2 y 3 –respectivamente II y

III–; pero para escribir el número 4 o el número 6, se combinan los símbolos del 5

y del 1, ubicados de tal manera que corresponde restar o sumar sus valores. De

este modo, los números 4, 5 y 6 se escriben respectivamente: IV, V, VI.

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¿Han notado que en muchos relojes el 4 se escribe IIII y no IV? En

este sitio hallarán posibles explicaciones para esta curiosidad:

¿Por qué se utiliza IIII en lugar de IV? Ver en:

http://www.inforeloj.com/spa/item/IIII_IV.html

Tenemos, entonces, que dependiendo del orden que tomen dentro de las escrituras,

los valores de los símbolos que se combinen se deben sumar o restar.

Para escribir números usando estos símbolos hay que seguir algunas reglas

adicionales. Una de ellas es que no se puede “restar” cualquier valor a un símbolo

dado. Por ejemplo, el número 99 no se puede escribir así: IC. Tampoco el 95 se

puede escribir así: VC. Esto se debe a que al cien solo se le puede restar diez. Del

mismo modo, al mil solo se le puede restar cien y por eso el 990 no puede

escribirse así XM ni el 995 así VM.

Con estos símbolos y estas reglas, los romanos podían formar números hasta el

3.999, que se escribe así:

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Para números mayores debieron inventar nuevas reglas que ampliaban las

posibilidades habilitadas por las sumas y las restas. De este modo, agregaron

ciertas marcas especiales a las escrituras para indicar que había que multiplicar. Por

ejemplo, el símbolo para el 5.000 no era un símbolo nuevo, sino el mismo que se

usaba para el cinco con el agregado de una raya horizontal arriba:

La raya horizontal por encima de la escritura indicaba que al valor que estaba

debajo de ella había que multiplicarlo por 1.000. Del mismo modo, el 4.000 se

formaba escribiendo el cuatro y agregando una raya encima de la escritura; el

6.000, escribiendo el seis y agregando la raya; y así sucesivamente.

A continuación, les dejamos un video que sintetiza algunas de las

ideas que hemos desarrollado sobre los números romanos:

La Eduteca-Los números romanos

https://www.youtube.com/watch?v=IAtWxaQLboY

El sistema de numeración maya

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Los sistemas de numeración

que hemos analizado hasta

aquí se caracterizaban por ser

de base 10 y no posicionales.

Analizaremos a continuación

el sistema maya, que es de

base 20 y posicional.

La numeración maya requiere

solamente del uso

de tres signos: el

“caracol” (o

semilla), que representa el cero; el "punto", que representa el 1, y la "raya", que

representa el 5.

Con la ayuda del siguiente video podrán aproximarse a unas primeras

maneras de interpretar y producir escrituras numéricas mayas:

SISTEMA DE NUMERACIÓN MAYA

https://www.youtube.com/watch?v=4jP8-6nNThM

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Si bien las escrituras se presentan

generalmente en sentido vertical, se han

encontrado evidencias de que también

utilizaban otras variantes:

Este sistema de numeración es posicional, lo

que significa que los símbolos cambian de valor según el lugar en el que se

encuentren dentro de la escritura. Por ejemplo, comparemos estas notaciones:

El punto vale 1 en la primera posición, pero vale 20 en la segunda posición y vale

400 en la tercera. Lo mismo ocurre cuando la raya cambia de posición. En cambio,

el cero vale siempre cero, independientemente de la posición que ocupe.

Según algunos historiadores de la matemática, las escrituras mayas tenían una

irregularidad en la tercera posición. Esto implica que en lugar de multiplicar por 400

a la cantidad de dicha posición, debiera multiplicarse por 360.

En el ejemplo que proponemos, y en rigor a estas versiones de la historia, esa

escritura correspondería a 360 y no a 400. Las razones serían astronómicas, ya que

los mayas utilizaban mayormente los números con estos fines. Sin embargo, en

esta clase consideraremos el estudio del sistema sin tomar en cuenta esta

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irregularidad.

¿Cuánto vale el símbolo en cada una de las posiciones de este

sistema? ¿Por qué el cero vale siempre cero, sin importar la posición

que ocupe en la escritura?

En el siguiente cuadro organizamos algunos números de la serie numérica

utilizando los símbolos y algunas reglas del sistema maya. Les proponemos

que completen los espacios vacíos del cuadro con las notaciones mayas de los

números que deberían aparecer e intenten identificar algunas regularidades de

estas escrituras que se les hagan “observables” a partir de esta organización.

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Es probable que algunos de ustedes hayan completado las escrituras ausentes

intentando “traducir” el número que faltaba del sistema decimal al sistema maya.

Por ejemplo, sabiendo que falta el 23, pensar cómo se escribe 23 usando los

símbolos y las reglas de este sistema. Pero también es posible que se hayan fijado

en algunas características de las escrituras que los espacios vacíos tienen “cerca”, o

lo que tienen en común las escrituras de la fila o la columna en la que se

encuentran. Efectivamente, el cuadro ha sido organizado para poner de relieve

algunas regularidades de las escrituras numéricas mayas.

Comparemos el cuadro anterior con uno que se propone usualmente en la escuela:

Aquí los números están ordenados de tal manera que las escrituras en cada fila y en

cada columna comparten algunas características. Entre otras, las escrituras de la

primera columna terminan con cero, en la segunda, con uno, etc.; la escrituras de

la segunda fila empiezan con uno, en la tercera fila empiezan con dos, etc.; en cada

fila los números aumentan de uno en uno; en cada columna, los números aumentan

de diez en diez.

Si les pidiéramos a los alumnos que completen el espacio vacío, podrían apoyarse

en cualquiera de estas regularidades y no necesariamente en el reconocimiento –

oral y/o escrito– del número ausente. En este caso, podrían pensar que “tiene que

ser 57 [nombrándolo o no] porque todos los números de esa columna terminan con

7 y el de adelante va cambiando de uno en uno”. O bien que “tiene que ser 57

[nombrándolo o no] porque está en la fila del 50 y contás uno, dos, tres, … seis,

siete”. O también “tiene que ser 57 [nombrándolo o no] porque el que está antes se

escribe 56 y el que está después, 58”.

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La disposición de los números en un cuadro de 10 x 10, y que reserva el primer

lugar de cada fila para los números que terminan en cero y el último para los que

terminan en 9 es intencional y se apoya en la organización decimal de nuestro

sistema de numeración así como en las regularidades de sus escrituras.

¿En qué regularidades de las escrituras mayas se fijaron –o se

podrían haber fijado– para completar los espacios vacíos de este

cuadro?

Notemos que al interior de cada posición el sistema maya es aditivo, ya que

“acumula” unidades de un determinado orden sumando los valores de los símbolos

que están involucrados. Analicemos, por ejemplo, la siguiente porción de la serie

numérica:

Al acumularse tres rayas horizontales en la primera posición se forma el quince, que

se transformará en dieciséis al agregarle un punto, en diecisiete al agregarle otro

más, y así hasta el diecinueve. Al llegar a veinte se ha de pasar a la segunda

posición, utilizando el símbolo del cero en la primera para comunicar que en esa

posición no hay unidades, mientras que se dispone un punto en la segunda para

indicar una “veintena”. Efectivamente, la base de este sistema de numeración es

20, ya que cada veinte unidades de un orden se forma otra de un orden superior y

se introduce una nueva posición para representar los números de ese nuevo orden.

A diferencia de los otros sistemas que hemos analizado hasta aquí, en este caso, al

“acumular” veinte unidades de un orden no introducimos un nuevo símbolo para

representar los números del orden siguiente; justamente la posicionalidad exime al

sistema de esta necesidad. Aquí se necesita de una sola posición para escribir todos

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los números hasta el 19; luego se agrega una segunda posición con la cual es

posible escribir todos los números desde el 20 hasta el 399, agregando una nueva

posición para escribir todos los números entre 400 y 8000, y así sucesivamente al

“llegar” a cada una de las potencias de veinte.

Con estos símbolos y estas reglas de uso es posible escribir números

indefinidamente: sólo hace falta agregar posiciones para representar números cada

vez más grandes.

Algunas ideas en torno a nuestro sistema de numeración

El sistema numérico que usamos en la actualidad fue creado originalmente en la

India, alrededor del siglo V, expandiéndose al mundo árabe y desde allí a Europa.

Armamos nuestras escrituras numéricas combinando las diez cifras 0, 1, 2, 3, 4, 5,

6, 7, 8, 9 en diferentes posiciones, y en cada una de ellas la misma cifra toma

valores diferentes. Por ejemplo, el número 32 está formado por los mismos

símbolos que 23; sin embargo, la cifra 2 tiene un valor diferente en cada uno de

ellos: en el primero vale dos, pero en el segundo vale veinte. Por esto decimos que

nuestro sistema es posicional.

La base de nuestro sistema de numeración es 10, ya que cada diez unidades de un

orden se forma otra de un orden superior. Al “acumular” diez unidades de un orden

no introducimos un nuevo símbolo para representar los números del orden

siguiente: lo que hacemos es agregar una nueva “posición” a la izquierda de

nuestras escrituras, la cual permitirá escribir todos los números de ese nuevo orden

de magnitud.

Por ejemplo, necesitamos de una sola posición para escribir todos los números

hasta el 9; luego agregamos una segunda posición con la cual podemos escribir

todos los números desde el 10 hasta el 99, agregando una nueva posición para

escribir todos los “cienes” y así sucesivamente cuando “llegamos” a cada una de las

potencias de diez –10, 100, 1.000, 10.000, etc.

Unas primeras comparaciones entre sistemas de numeración

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Hemos analizado que tanto nuestro sistema de numeración como el maya, a

diferencia de los sistemas egipcio, chino y romano, son posicionales. Esta

característica tiene ciertas “ventajas” que podrían explicar en parte el hecho de que

hoy sea un sistema posicional –el nuestro– el que predomina en el mundo.

Analicemos algunas ventajas de nuestro sistema de numeración en comparación

con otros no posicionales:

● En nuestro sistema, usando repeticiones y combinaciones de los

diez símbolos 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 es posible escribir un

número tan grande como se quiera, aun si no supiéramos cómo

nombrarlo. En cambio, no lo es en los sistemas no posicionales,

en los cuales las reglas de formación de las escrituras hacen

necesario agregar en algún momento un nuevo símbolo o una

regla especial para seguir adelante.

● En nuestro sistema decimal, los números que representan a un

cierto orden de magnitud se escriben con la misma cantidad de

cifras: los “unos”, con una cifra; los “dieces” con dos cifras; los

“cienes”, con tres cifras; etc. Esto no es cierto en los sistemas no

posicionales. Por ejemplo, esta es la sucesión del “veinte” en el

sistema romano: XX, XXI, XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII,

XXVIII, XXIX.

● rios simples para comparar dos números cuyas escrituras tengan

igual o diferente cantidad de cifras, lo cual no es tan sencillo en

otros sistemas por no poseer las mismas características. (esto

será trabajado en el foro de esta clase)

Estas ventajas de nuestro sistema por sobre otros tienen como contracara la falta

de transparencia a la que nos enfrentamos para interpretar sus escrituras. En

palabras de Lerner, Sadovsky y Wolman (1994):

“Un sistema posicional es al mismo tiempo mucho menos transparente y

mucho más económico que un sistema aditivo. Es menos transparente

porque el valor de cada símbolo depende de la posición que ocupa, y

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porque esa posición es el único rastro de la presencia de la potencia dela

base. A diferencia de lo que ocurre al interactuar con otros sistemas que

utilizan símbolos específicos para anotar las potencias de la base, para

interpretar un número representado en un sistema posicional es

necesario inferir cuál es la potencia de la base por la que hay que

multiplicar cada cifra.”

En esta sección analizamos algunas de las ventajas que nuestro

sistema presenta por sobre otros, gracias a la posicionalidad que

lo caracteriza. Sin embargo, esta propiedad la comparte con el

sistema de numeración maya. Repasen cada uno de los ítems

propuestos e intenten pensarlos en función del sistema maya y

sus características.

Para terminar…

En esta clase hemos estudiado algunos sistemas de numeración que se han creado a

lo largo de la historia al interior de culturas distintas y en momentos históricos

diferentes. La comparación entre los distintos modos de representar los números y

su funcionamiento nos ha permitido aproximarnos a unas primeras ideas sobre las

posibles ventajas que un sistema como el nuestro presenta por sobre otros.

Sabemos que el segundo ciclo es un momento de la escolaridad en el que se

recuperan los conocimientos numéricos que los niños han aprendido en el primer

ciclo y se los hace crecer. Asimismo, se presentan en esta etapa algunas propuestas

de estudio en torno a sistemas de numeración diferentes –especialmente, el

romano–. ¿Con qué objetivos se presentan dichas propuestas? ¿Con qué

conocimientos disponibles de los niños se pondrán en diálogo? ¿De qué maneras? Y

también, ¿qué cuestiones acerca de los números y el sistema de numeración decimal

se recuperarán y profundizarán en esta nueva etapa escolar? Sobre algunas de estas

cuestiones trabajaremos en la Clase 2.

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Actividades obligatorias

A continuación les presentamos las actividades para esta clase:

Foro de presentación

Para iniciar el intercambio con colegas en este módulo les solicitamos que

pasen por el Foro de Presentación. Allí, además de presentarse, incluyan

alguna reflexión acerca de su propia experiencia enseñando o aprendiendo

los números y el sistema de numeración, o bien algunas preguntas que se

formulen en relación a su enseñanza en el segundo ciclo.

Foro “Análisis del funcionamiento de distintos sistemas de

numeración"

En el inicio de esta clase realizamos un recorrido a través de los distintos

sistemas de numeración que se han creado y utilizado a lo largo de la

historia.

A continuación, seguiremos analizando y explicitando algunas características

del nuestro, para ello los invitamos a participar analizando las siguientes

cuestiones:

- ¿Qué ventajas ofrece trabajar con otros sistemas de numeración en

la enseñanza del nuestro en segundo ciclo? ¿Qué encontramos en los

NAP al respecto?

- ¿Cómo aprovechar esas ventajas para comprender el

funcionamiento de nuestro sistema, como ejemplo para la

comparación de dos números?

- En nuestro sistema de numeración se utiliza un símbolo especial

para representar al cero. ¿Por qué creen que en otros sistemas no se

utilizó? ¿Qué influencia tiene existencia en la comparación de dos

números? ¿Qué sucede en otros sistemas?

Si lo precisan, pueden escribir ejemplos “a mano” para construir sus

explicaciones. Si quieren compartirlos en el foro, pueden sacarles una foto y

subirlas.

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En este foro se valorará que sus intervenciones estén argumentadas desde

los aportes de las clases, que se retomen las participaciones de los colegas y

que busquen ampliar intervenciones de los mismos, evitando intervenciones

aisladas.

¡A trabajar!

Actividades optativas

Foro grupal

Además de los foros mencionados en el apartado anterior, observarán

también un foro grupal. Este foro solo puede ser visualizado por los

integrantes de cada grupo. Los invitamos a conocerse en este otro

foro anticipando que en la clase 2 deberán trabajar en forma grupal.

Foro de consultas

A lo largo de toda la cursada contarán con este foro para consultar y

evacuar todas las dudas que vayan teniendo.

Bibliografía de referencia

● Barriga, F. (2005): “La historia natural de los sistemas de numeración”. En

Alvarado, M. y Brizuela, B. M. Haciendo números. Las notaciones numéricas

vistas desde la psicología, la didáctica y la historia. México DF, Paidós.

● Broitman, C.; Grimaldi, V.; Ponce, H. (2013): El valor posicional. Reflexiones

y propuestas para su enseñanza. Buenos Aires, Ed. Santillana.

● Cepa (2004): Ficha de Sistemas de Numeración. Postítulo docente -

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Especialización Superior en Enseñanza de la Matemática para Nivel Primario.

Ciudad de Buenos Aires.

● Ifrah, G. (1987): Las cifras. Historia de una gran invención. Madrid, Alianza

Editorial.

● Itzcovich, H. (coord.) (2008): La Matemática escolar. Las prácticas de

enseñanza en el aula. Buenos Aires, Ed. Aique.

● Lerner, D.; Sadovsky, P.; Wolman, S. (1994): “El sistema de numeración: un

problema didáctico”. En Parra, C; Saiz, I. Didáctica de Matemáticas. Aportes

y reflexiones. Buenos Aires, Ed. Paidós. Disponible

en: http://www.mecaep.edu.uy/pdf/matematicas/2015/Jornada%20I/Maestr

os/lerner_sadovsky_sist_num_1.pdf / http://www.mecaep.edu.uy/pdf/mate

maticas/2015/Jornada%20I/Maestros/lerner_sadovsky_sist_num_2.pdf

● Unipe (2013): Ficha de Sistemas de Numeración. Seminario “Aritmética del

Primer Ciclo”. Licenciatura en Enseñanza de la Matemática para la Educación

Primaria. Buenos Aires.

● Vilella Miró, X. (2006): “Matemáticas y culturas: Una relación pendiente de

profundizar”. Revista Suma #52, Junio 2006, pp. 51-61. Disponible en:

http://revistasuma.es/IMG/pdf/52/051-061.pdf

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Cómo citar este texto:

Instituto Nacional de Formación Docente. Clase 01. Complejidades de nuestro

sistema de numeración. Un poco de historia. Módulo: Enseñanza del

número y el sistema de numeración – 2º ciclo. Especialización docente de Nivel

Superior en Enseñanza de la Matemática en la Escuela Primaria. Buenos Aires:

Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.

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Autores del material:

El diseño y escritura de las clases del módulo fue realizado por: Verónica Grimaldi,

Ruth Schaposchnik y Silvia Segal.