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DOS ENTERRAMIENTOS PREHISTÓRICOS SINGULARES DEL SECTOR 22 DE YUNCOS, TOLEDO. Estudio preliminar Rosa Barroso Bermejo / Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo Primitiva Bueno Ramírez / Armando González Martín Comportamientos funerarios contraídos como los que tenemos hoy en día, pueden extrapolarse al pasado. La preparación del difunto para su entierro, su traslado con su co- rrespondiente cortejo, el proceso de dar sepultura final, las ofrendas y los diferentes actos de conmemoración y recuerdo del fallecido, han dejado una huella más o menos visible en los restos arqueológicos. La arqueología es la única fuente que tenemos para rastrear el mundo funerario prehistórico de forma que el arqueólogo tiene que aprender a leer e in- terpretar si queremos reconstruir las formas de vida y pensamiento de sus comunidades. Al fin y al cabo el enterramiento es un acto de vivos. Dos enterramientos recientemente co- nocidos en tierras de Toledo nos van a permitir observar como se enfrentaban a algunos de estos pasos las comunidades que habitaron estas tierras durante la Edad del Bronce. La Arqueología de la Muerte y el valor de lo funerario para la reconstrucción so- cioeconómica e ideológica de las comunidades prehistóricas que defiende, han tenido un gran desarrollo en los últimos años. Gran parte de él se debe a enfrentarse a un registro pobre que hay que mejorar y analizar con todo detenimiento. Las asociaciones, símbolos y detalles antropológicos han sido algunos de los objetos de interés. Nuestro trabajo de es- tudio del yacimiento toledano del Sector 22 de Yuncos acaba de comenzar pero, sin duda, una buena forma de contribuir a su reconstrucción histórica es el análisis de su registro funerario que aquí abordamos. 1.- BREVE RESEÑA SOBRE EL YACIMIENTO Y SU CONTEXTO CRONOLÓGICO El yacimiento se localiza en la parcela 119 del polígono 011 del municipio de Yun- cos, y tiene 98.964 m² de extensión, hasta ese momento dedicados a usos agrícolas. Se excavó en el 2005 por la empresa que dirige uno de los firmantes (J.M. Rojas) con motivo de la urbanización del Nuevo Sector Industrial 22, codirigiendo los trabajos de campo Jaime Perea a quien agradecemos su colaboración en varias cuestiones que nos han surgido. Se encuentra a 2 Km al suroeste del casco urbano y muy próximo a la antigua ca- rretera Madrid - Toledo, que le sirve de delimitación por el este. Al Norte tiene también ac- ceso por el antiguo camino de la Magdalena, hoy integrado como vía municipal, que tiene La Muerte en el Tiempo Páginas 81 a 94

Enterramientos Sector 22

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Arqueología Toledo

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DOS ENTERRAMIENTOS PREHISTÓRICOS SINGULARES DELSECTOR 22 DE YUNCOS, TOLEDO. Estudio preliminar

Rosa Barroso Bermejo / Juan Manuel Rojas Rodríguez-MaloPrimitiva Bueno Ramírez / Armando González Martín

Comportamientos funerarios contraídos como los que tenemos hoy en día, puedenextrapolarse al pasado. La preparación del difunto para su entierro, su traslado con su co-rrespondiente cortejo, el proceso de dar sepultura final, las ofrendas y los diferentes actosde conmemoración y recuerdo del fallecido, han dejado una huella más o menos visible enlos restos arqueológicos. La arqueología es la única fuente que tenemos para rastrear elmundo funerario prehistórico de forma que el arqueólogo tiene que aprender a leer e in-terpretar si queremos reconstruir las formas de vida y pensamiento de sus comunidades.Al fin y al cabo el enterramiento es un acto de vivos. Dos enterramientos recientemente co-nocidos en tierras de Toledo nos van a permitir observar como se enfrentaban a algunosde estos pasos las comunidades que habitaron estas tierras durante la Edad del Bronce.

La Arqueología de la Muerte y el valor de lo funerario para la reconstrucción so-cioeconómica e ideológica de las comunidades prehistóricas que defiende, han tenido ungran desarrollo en los últimos años. Gran parte de él se debe a enfrentarse a un registropobre que hay que mejorar y analizar con todo detenimiento. Las asociaciones, símbolos ydetalles antropológicos han sido algunos de los objetos de interés. Nuestro trabajo de es-tudio del yacimiento toledano del Sector 22 de Yuncos acaba de comenzar pero, sin duda,una buena forma de contribuir a su reconstrucción histórica es el análisis de su registrofunerario que aquí abordamos.

1.- BREVE RESEÑA SOBRE EL YACIMIENTO Y SU CONTEXTO CRONOLÓGICOEl yacimiento se localiza en la parcela 119 del polígono 011 del municipio de Yun-

cos, y tiene 98.964 m² de extensión, hasta ese momento dedicados a usos agrícolas. Seexcavó en el 2005 por la empresa que dirige uno de los firmantes (J.M. Rojas) con motivode la urbanización del Nuevo Sector Industrial 22, codirigiendo los trabajos de campo JaimePerea a quien agradecemos su colaboración en varias cuestiones que nos han surgido.

Se encuentra a 2 Km al suroeste del casco urbano y muy próximo a la antigua ca-rretera Madrid - Toledo, que le sirve de delimitación por el este. Al Norte tiene también ac-ceso por el antiguo camino de la Magdalena, hoy integrado como vía municipal, que tiene

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el interés de ser parte de un tramo de una antigua cañada que desde Bargas iba a Toledo.Siguiendo por él, se encuentra la explotación de Minas Gador, contigua al sector 22. Su re-ferencia es un dato arqueológico relevante porque su construcción sacó a la luz una ne-crópolis prehistórica del III milenio a.C. (Ruiz, 1975) que nos pone en antecedentes del usofunerario de estas tierras. (Lam. 1)

El sector 22 se emplaza de este modo a los pies de la loma en la que se localizaronlas cuevas artificiales de Los Valladares (Ruiz, 1975) a finales de los años 60. Su suave la-dera, con pendiente de oeste a este, es realmente prolongación de la ladera descendentede la mesa que ocupaba la necrópolis, hoy destruida por los trabajos de extracción de ar-cillas.

Volviendo a la parcela 119, la limpieza y desbroce inicial del terreno delimitaron dossectores, la zona noreste y suroeste, con restos arqueológicos identificados como fondos,un total de 228.

De forma general, los fondos que forman el yacimiento tienen morfología y tamañomuy variado, como es pauta común en la mayor parte de contextos de este tipo. Aunqueaparecen mayoritariamente exentos, también en ocasiones se cortan mostrando una se-cuencia temporal superpuesta que se reproduce en el caso de uno de los fondos que va-mos a describir a continuación por contener enterramiento. Están excavados en la arcillao arenas naturales del terreno, y en su mayor parte poseen un relleno homogéneo, sin queen aquellos casos que existe estratigrafía ésta pueda relacionarse con cambios tipológicosde material.

Como siempre que se habla de este tipo de estructuras su funcionalidad puede serdiversa (Bellido, 1996), del mismo modo que en su amortización recogen desechos de ce-rámica, fauna y restos líticos bastante parejos. Su apertura o liquidación final como lugarde enterramiento es al que nosotros nos vamos a referir.

No tenemos fechas absolutas del poblado, pero la tipología cerámica, formas y de-coraciones se encuadran bien dentro de Cogotas I, y dentro de ella en el área en la que seencuentran los enterramientos, y en concreto los materiales que les acompañan, formandoparte del relleno, pueden adscribirse a su comienzos, lo que se conoce como Protocogo-tas. Para este momento contamos con algunas fechas radiocarbónicas obtenidas en ya-cimientos del entorno. La primera conocida en el Tajo fue la del Caserío de Perales del Río,en Madrid, donde se obtuvo una fecha C-14 sobre hueso del 3356 + 68 BP (Blasco et al.1995: 90) lo que nos lleva al siglo XVII a.C. en fechas calibradas. A ella se han unido en losúltimos años varias más semejantes como la obtenida en un fondo de La Fábrica del3340+70 BP (Liesau et al. 2004: 54) o en otro más de Yeseras en el que se asocia con-junto cerámico y faunístico (Liesau et al. 2008: 99). A ellas se suma un conjunto amplio demuestras de TL (Blasco, 2002: 233; López y Morín, 2007) de las que hay que destacar,por su proximidad, las procedentes del yacimiento toledano de La Velilla, Mocejón (López yMorín, 2007: 140), aunque con resultados un tanto dispares.

2.- LAS SEPULTURAS DEL SECTOR 22 DE YUNCOS TOLEDO.Los fondos que ahora nos interesan, los que contenían enterramientos forman parte

del sector sur delimitado en el yacimiento.

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2.1.- Fondo 13ASe trata de un fondo que corta a otros dos, que a su vez también se cortaron en-

tre sí mostrando un reiterado y sucesivo uso de los 4 m² que ocupa el espacio trilobuladoque los tres definen. El fondo A es una estructura circular de 2,16 m de diámetro de boca,que disminuye hacia la base, adoptando una forma ligeramente trapezoidal. Tiene una pro-fundidad de 1,09 m. y una base plana, siendo excavado en el terreno natural, arcillas de co-lor marrón grisáceo.

Su interior, estaba relleno por un sedimento arcilloso-arenoso semicompacto, conpequeños nódulos de carbón y yeso, así como restos materiales cerámicos y líticos frag-mentarios. Contenía además varios depósitos evidentemente relacionados de los que elfunerario ocupa la posición más inferior, sobre la base del fondo.

El primer depósito se localiza a unos 80 cm. de la boca del fondo y corresponde aun conjunto de cinco ovicápridos distribuidos en las márgenes del fondo y en su sectorcentral. Dos de ellos completos y en clara conexión anatómica ocupan, muy próximos unoal otro, el margen oeste del fondo. Un tercero se localiza al sur, junto a una piedra plana,de tamaño mediano, y el cuarto, más fragmentario, pero al menos con las vértebras enclara conexión, se coloca al norte. El más incompleto de todos ocupa la parte central conel cráneo del animal en posición invertida.

Apenas 15 cm por debajo se encontraron los restos de otros cuatro ovicápridos,al menos dos de ellos completos y en conexión anatómica, distribuidos por la pared nortey oeste de la estructura, asociados en esta ocasión a los restos de un individuo enterradojusto enfrente, dejando el sector central del fondo libre. (Lam. 2)

El muerto estaba colocado en decúbito prono y fuertemente contraído formandoun auténtico paquete aunque no cabe duda de que se trata de una inhumación primaria.La cabeza reposa entre los brazos y sobre las extremidades inferiores, paralelas y muyplegadas, reposa el grueso del cuerpo. El individuo ha sido, por tanto, literalmente dobladoy seguramente atado o colocado dentro de algún saco a modo de fardo forzando su pos-tura. Su cabeza esta orientada al suroeste. (Lam. 3)

El análisis antropológico preliminar identifica un individuo de unos 10 años y una es-tatura estimada de 1,35 m sin que sea posible determinar el sexo. Su buen estado de con-servación y su cuidadosa extracción, hizo que una buena parte de las piezas dentales se en-contraran in situ destacando además la completa ausencia de caries, muy frecuente enmomentos prehistóricos, incluso en los dientes de leche que aún conserva. El cráneo erala parte peor conservada localizándose extremadamente fragmentado. La zona recons-truida del mismo, por su forma globosa, aparenta una braquicefalia muy acentuada que hasido imposible certificar como patología pues no se ha podido reconstruir completo.

Ambos fémures presentan zonas de aspecto porótico, criba femoral (Polo, 2000),cuyo significado no es fácil de determinar, pudiendo ser tanto indicador de actividad física,como, quizás como más probabilidad, de malnutrición o algún tipo de infección ligada aesta.

Además de la deposición alimenticia, como ajuar asociado, aparece un cuencohondo, liso, colocado boca abajo a la izquierda de su cabeza.

Que el sedimento que rellene la estructura sea el mismo en toda ella aboga por un

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uso rápido de la misma que pudo ser originariamente el funerario pues los restos apare-cen depositados directamente en la base. De la asociación entre los restos faunísticos yel enterramiento no cabe duda pues no sólo parte de las deposiciones acompañan al indi-viduo, sino que las que le preceden en profundidad calcan la misma disposición espacial den-tro del fondo, superponiéndose, con una colocación cuidadosamente repetida, sin que lafalta de espacio justifique, ni el paquete humano al que ha quedado comprimido el cadáver,ni la proximidad vertical de los restos que al final se ajustan a una capa de unos 45 cm, delos 1,09 m de profundidad que tiene el fondo.

2.2.- Fondo 3Es un fondo de 1,15 m de diámetro de boca, alcanzando los 0,90 m. de profundi-

dad. Su mayor anchura se produce en la base, plana, de 2,10 m. de diámetro, dibujandoun perfil acampanado que se inicia en una boca circular.

Igual que el anterior esta excavado en el terreno natural, arcillas de color marróncompacto pero, a diferencia de aquel, presenta una secuencia estratigráfica relacionadacon los diferentes usos de la estructura más allá de la función funeraria. Así el fondo cuentacon un reducido nivel inferior (U.E.7) de carbones y pequeños fragmentos de cerámica que-mados que avala la realización de fuego a una temperatura elevada, una cuestión relacio-nada también con la presencia de adobes y fragmentos de barro rubefactados en todaella, o las huellas de fuego de sus paredes. Sobre él, una fina capa de arcilla de color rojo(U.E. 6) separa el nivel de base de los restos funerarios superiores, lo que podría estarmostrando, al contrario que en el fondo anterior, un uso previo de la estructura, quizá uti-lizada como silo, con su periodo correspondiente de abandono, antes de convertirse en lu-gar de enterramiento.

Los enterramientos se concentran en el nivel inmediatamente superior, en esca-samente 35 cm. La primera deposición corresponde a los restos de dos individuos sin co-nexión anatómica. De uno de ellos hay una clara selección intencionada de restos coloca-dos junto al borde sur de la estructura. Se trata de un cráneo completo con la frente apo-yada en el suelo contra la pared y sobre un fragmento de cerámica decorada, y a escasos20 cm su mandíbula inferior. (Lam. 4)

A la misma altura, el segundo muerto está prácticamente completo pero sin cone-xión anatómica, dispersos sus restos por la mitad este del fondo, aunque en un plano ho-rizontal, y concentrados hacia las paredes del mismo donde se acumulan desarticuladoshuesos largos y cráneo, así como algún restos de fauna. (Lam. 5)

Inmediatamente encima de este segundo enterramiento se localizó un tercero co-rrespondiente a un individuo completo, en cúbito prono, con los brazos flexionados sobreel torso y la mano derecha apoyada en el lado izquierdo de la cara, con el mentón perfec-tamente colocado sobre el pecho. Cabeza orientada al suroeste. Las piernas flexionadas,giradas hacia su lado izquierdo, y fuertemente contraídas llegando hasta la altura de los bra-zos, manteniendo los pies uno sobre otro lo que justifica pensar que fuera atado, al menoslas piernas, una vez perdido ya el rigor mortis. (Lam. 6)

Su informe antropológico confirma, como se observaba en el campo, que el cráneoera la parte peor conservada siendo posible su reconstrucción completa a excepción del

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occipital. No ha sido posible identificar su sexo, pero sí su edad, a partir del estado de cal-cificación y erupción de sus piezas dentales, en 10 años, siendo su estatura estimada de1,25 m.

Aunque los procesos postdeposicionales relacionados con los fondos, vaciados y re-llenos, son complejos de determinar, que los tres enterramientos se encuentren en elmismo nivel estratigráfico, en la misma matriz arcillosa aboga por el enterramiento si-multáneo o en breve lapso de tiempo de dos enterramientos secundarios y uno en cone-xión anatómica. Primero se depositan juntos, pero en dos sectores bien delimitados delfondo, el cráneo y un individuo desarticulado. Posiblemente su estado era de avanzada des-composición y no total esqueletización pues coxales, extremidades inferiores y las alas ilí-acas mantienen una posición ordenada más allá de la evidente manipulación post mortem.Después, con una escasa cubrición de tierra se coloca el tercer enterramiento, el mejorconservado, que nuevamente se ajusta al mismo espacio del enterramiento anterior, juntoa las paredes del este del fondo, dejando libre la parte central del mismo.

La estructura parece abandonarse un tiempo sin terminar de rellenar cubriéndosedel material rubefactado caído de sus paredes para finalmente colmatarse de sedimentocon abundantes restos de fauna y cerámica.

3.- LAS SEPULTURAS EN “HOYO” EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO PENINSULARDesde el punto de vista estructural el tipo de sepulturas que muestran los enterra-

mientos del Sector 22 es bien conocido en nuestra Península ibérica contando en la pro-pia meseta con uno de sus usos más antiguos a partir del enterramiento soriano de LaLámpara para el que se obtuvo una fecha del VI milenio a.C. (Rojo y Kunst, 1999). Se tratade inhumaciones en fosas, simples hoyos excavados en el suelo, cuyo uso como lugar deenterramiento, pervive a lo largo de toda la prehistoria. En realidad son muchos los ente-rramientos de este tipo que conocemos en el Tajo, y no es necesario mencionarlos todospara justificar la tradición bien conocida que repiten los restos del Sector 22, pero sí ex-poner que su uso común, en el área que nos encontramos, suele ligarse aún a un ente-rramiento fortuito, escasamente sistematizado o lo que es lo mismo escasamente ritua-lizado, cuando es quizá nuestra propia técnica de excavación, parcial, la que ha propiciadola puntual presencia de hoyos con enterramientos nunca bien ubicados en un mapa com-pleto del yacimiento.

Si observamos que en contextos como El Argar, con mayor tradición investigadora,e incuestionable relación hábitat / enterramientos, aún existen concentraciones espacia-les o ausencias funerarias en algunas unidades domésticas que hoy por hoy no pueden ex-plicarse bien (Lull et al. 2004: 238) parece aventurado afirmar lo poco organizado o la faltade referencia interna de los enterramientos en hoyos de la Meseta. En especial cuando enmuy pocas ocasiones tenemos diferencias de organización y uso del territorio dada la es-casez de viviendas documentadas.

Afortunadamente en los últimos años los datos de la Meseta permiten miradas másproductivas a un verdadero escenario funerario ligado a las áreas de habitación. En ese sen-tido, por ejemplo, se ha señalado la concentración de los enterramientos en áreas con-cretas del poblado, y realizando una minuciosa cuantificación de los restos recuperados sis-

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temáticamente en los fondos se diferencian distintos usos del espacio, espacios producti-vos y áreas domésticas, localizándose los enterramientos en aquellas (Díaz del Río et al.1997: 108; Diaz del Río, 2001: 154). Un buen ejemplo sería La Loma del Lomo donde sehan localizado 23 enterramientos.

La persistencia más o menos inalterable de estos sectores funerarios se erige enun argumento más de la continuidad y frecuentación de los mismos espacios y del papelde los muertos como auténtico reclamo y marca de propiedad del territorio que se ocupa,por mucho que bajo viviendas o en silos, no fueran visibles, y siempre sin contar con la ma-teria orgánica que puedo tener un mayor papel del que pensamos.

Por otro lado, se ha dado un gran avance en la caracterización de los poblados (Díazdel Río, 2003) y su territorio, mostrando organizaciones antes desapercibidas, como sonlos recintos de fosos. Cuesta creer que el paralelo mundo de los muertos no cuente conmás disposición que el mero aprovechamiento o amortización de estructuras creadaspara otros fines. Todo indica que nos falta descifrar como funcionan lo que sin duda sonnecrópolis, quizás con agrupaciones diversas, periferias y núcleos que con nuestras exca-vaciones parciales quedan distorsionados.

En el caso de los enterramientos del Sector 22, es imposible hacer una referenciaseria en lo que sin duda es un poblado de mayor tamaño, pero los enterramientos se reú-nen en la misma área, en sólo dos fondos muy próximos entre sí, que concentran restosde cuatro individuos. Su relación con la inmediata necrópolis de Yuncos, aunque previa enel tiempo, habla de una raíz no sólo poblacional, sino también funeraria por el entorno.

Esta agrupación de los enterramientos y la deposición sucesiva en un mismo fondotiene varios ejemplos de los que por su proximidad temporal es destacable el poblado deLa dehesa, en Alcalá de Henares. En él, seis de los siete enterramientos localizados se ubi-can en uno de los tres sectores en los que se estructura el poblado, ocupando los ente-rramientos 2, 3 y 4 sendos fondos comunicados entre sí (Macarro, 2000: 120-121).

4.- COMPORTAMIENTOS FUNERARIOS EN FONDOS DE LA CUENCA DEL TAJOEl rito inhumador, la posición contraída de los enterramientos primarios o, como

hemos visto, el fondo como contenedor funerario, son elementos comunes al conjunto delos yacimientos de mediados del II milenio a.C. peninsular. Sin embargo, aspectos como elrelleno material de los fondos usados para enterrar, en los que abundan desechos cerá-micos, faunísticos y líticos, su morfología estructural, así como datos específicos como laorientación del difunto nos enmarcan dentro de una gran variabilidad que también implicaal Sector 22 de Yuncos. Más allá de todos ellos, las sepulturas que nos ocupan reúnen al-gunos aspectos cuya singularidad conviene valorar en un primer momento de estudio delyacimiento como en el que estamos.

Los restos óseos de animales, en mayor o menor medida, forman parte asidua delcontenido de todas las estructuras que integran los yacimientos de fondos de cabaña. Susinterpretaciones han sido muy variadas y discutidas, desde desechos alimenticios, hasta al-macenaje de carne, depósitos votivos (Bellido, 1996: 46), o de comensalidad (Aranda yEsquivel, 2007). En el caso del fondo 13A, que se trate de restos articulados, es decir de-positados con su masa corporal, es suficiente para respaldar su intencionalidad y descar-

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tar su identificación como desperdicios. Incluso en algunos de los individuos incompletos,sus partes en conexión representadas, extremidades, son algunas de las más cárnicas.

La presencia de porciones o animales completos esta presente en la mayor partede los yacimientos de fondos de cabaña excavados con una cierta extensión. En el propiosector 22 contamos con varios fondos más, como el 69 y 85, en los que se han deposi-tado porciones completas de bóvido y ciervo, así como cráneos completos. La comparativanos lleva a una nómina cada vez más amplia de yacimientos de todo el Tajo, variando lasespecies o las partes enterradas siendo el vacuno uno de los principales protagonistascuando se trata de fondos sin uso funerario (Liesau y Blasco, 2006: 86). Uno de los másrecientemente documentado, a cuya fecha ya hemos hecho referencia, procede del po-blado madrileño de Yeseras recogiendo un depósito sucesivo de porciones en conexión debóvidos, ovicápridos, suido y perro, siendo un ovicáprido infantil el único incluido completo(Liesau y Blasco, 2006: 86).

Pendientes aún de un verdadero estudio zoológico de los restos, su organizaciónespacial, concreta y cuidada dentro de la estructura, y a la vez integrada con los restos hu-manos, parece suficiente para plantear que más allá de su valía económica, como recursoalimenticio, exista un claro papel social y simbólico de la fauna que acompaña al muerto enel fondo 13. Es difícil estimar el tiempo que media entre las sucesivas deposiciones, peroprecisamente su ordenada organización espacial apoya un periodo corto de tiempo, si-multáneo al enterramiento. Animales e individuo han recibido el mismo tratamiento aunquehemos de suponer la muerte natural de éste y el sacrificio de aquellos.

El depósito de restos animales junto a restos humanos en diferentes contenedoresfunerarios tiene una gran antigüedad en nuestra península, siendo un buen ejemplo el men-cionado enterramiento neolítico de la Lámpara Hacia la edad del Bronce la documentacióndisminuye (Weis-Krejci, 2006:38) aunque en las tierras del interior, quizás por la escasezde enterramientos neolíticos conocidos hasta el momento, tenemos un panorama inverso.Parece que en el II milenio a.C. los ajuares materiales, cuando existen, tienen una gran faltade entidad que en parte podría suplirse con el papel de las ofrendas cárnicas muy fre-cuentes. Incluso en el Argar la asociación de animales en los enterramientos parece sermás frecuente de lo que se pensaba (Aranda y Esquivel, 2007: 102).

Los suidos de corta edad se asocian a varios enterramientos de La Loma del Lomo,en Guadalajara, así como ovicápridos, aunque menos frecuentes y perro, que esta tam-bién presente en el Caserío de Perales, en un enterramiento doble de dos niños con un cá-nido colocado a sus pies (Blasco et al. 1991: 60). Que acumulaciones como las del ente-rramiento 11C1 de La Loma con dos suidos inmaduros y dos cráneos de perro (Valiente,1992: 71) sean excepcionales muestra la singularidad del fondo 13A del sector 22 deYuncos que reúne un conjunto faunístico aún mayor en número y contenido alimenticio.

Conviene también no olvidar que ese importante depósito cárnico se acompaña deuna ofrenda, podríamos decir más directa, pues se coloca junto a la cabeza del enterrado.La cerámica utilizada en los ajuares de estos momentos no suele ser demasiado indicativa,en su mayor parte sin decorar, y la pieza del fondo 13A cumple a la perfección con estosparámetros, sin mostrar una fabricación ex profeso para la sepultura sino más bien suuso doméstico y liquidación final. En este sentido es destacable que estaba incompleta y co-

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locada boca abajo, una cuestión que tampoco es del todo excepcional. Hay visibles restosde adherencias en su superficie interior, tuvo un contenido, y quizás éste es el realmenteimportante de ofrecer al difunto, más allá del contenedor. Por contradictorio que parezcaesto con su posición invertida no es el único caso, quizás buscando la protección del suelohasta ser cubierto por completo de tierra. También en La Loma del Lomo se documentóun fondo con un recipiente boca abajo que entorno a la boca presentaba un cerco de tie-rra de diferente coloración y ganulometría (Valiente, 1992: 129), sin duda relacionado consu contenido. Esperamos contar en breve con los resultados de los análisis de contenidodel recipiente del Sector 22.

El triple uso funerario del fondo 3 es también digno de subrayarse. A diferencia delsector 22, la mayor parte de los ejemplos al respecto corresponden a niños de corta edad,como ocurre en el enterramiento 11E-2 de La Loma del Lomo que reúne cuatro individuos,uno joven y tres infantiles que no superan los 5 años (Valiente, 1987: 116-120). El fondose convierte de este modo, por muy simple que sea estructuralmente, en una referenciainterna dentro del grupo, de su agrupación, que, no cuesta mucho creer, tendría una esen-cia familiar.

Se reúnen además, temporal y espacialmente, enterramientos primarios y secun-darios, estos últimos muy claros en el caso del cráneo y su mandíbula en el que se ha se-leccionado una parte del individuo. Evidencias de enterramientos en procesos avanzadosde descomposición se conocen en hoyos como los de Las Matillas, en uno de los enterra-mientos dobles (Díaz del Río et al. 1997: 104), y el cráneo es sin duda tradicionalmente unade las partes del cuerpo más requeridas con varios ejemplos de este mismo momento enque se ha seleccionado al margen del resto del cuerpo, e incluso se han dispuesto de ma-nera elaborada, entre piedras, o afrontados (Macarro, 2000: 110).

Los dos enterramientos secundarios y el primario del fondo 3 se suceden vertical-mente sin más separación física que escaso sedimento, pero en el relleno del estrato enel que se encuentran hay, como señalamos en la descripción de la estructura, varios res-tos de adobes y piezas de barro de gran tamaño, algunas con una cara plana que dan elaspecto de losa. Es probable que formaran parte de algún tipo de revestimiento relacionadocon la función inicial de la estructura que muestra sus paredes claramente rubefactadas,siendo vaciada para colocar los enterramientos. En todo caso, la cuestión es llamativa por-que son muchos ya los ejemplos de fondos con restos de manteados y adobes, frecuen-temente quemados, que también tienen enterramientos. El caso más numeroso es denuevo La Loma del Lomo, por su volumen de enterramientos. Ciertamente aquí los restosde pavimentos, algunos en clara posición horizontal, no son exclusivos de fondos con usosfunerarios, pero no sabemos si en algún momento llegaron a tenerlo. Los pavimentos pa-recen en ocasiones rotos por la colocación de los enterramientos (Valiente, 1992: 50),les sirven de apoyo (Valiente, 1992: 68), de sellado, siendo en este caso caracterizadoscomo propios del Bronce medio (Macarro, 2000: 119), o simplemente, fragmentados, for-man parte del relleno como ocurre en Sector 22.

Los restos son tan variados, algunos por ejemplo revistiendo los fondos, que es di-fícil argumentar su relación funeraria exclusiva o interpretar su significado en una única di-rección, pero en todo caso muestran signos constructivos más allá de los simples vacia-

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dos y rellenos que tradicionalmente asignamos a los fondos de cabaña, y con ello tambiénposiblemente mayores valores de visualización de las estructuras.

Finalmente otra cuestión remarcable es la edad de los dos enterramientos prima-rios, coincidente en unos 10 años y con un estado de erupción y calcificación dental simi-lar. Con esa década casi cumplida habían superado ya la etapa de mayor riesgo de muerte,los primeros años de vida y desarrollo a cuyo sesgo de edad corresponden buena parte delos restos funerarios que tenemos de este momento. Por ejemplo en La Loma del Lomo,15 de sus 23 enterramientos (Valiente, 1987: 208)

A diferencia de otras comunidades como la argárica (Aranda y Esquivel, 2007: 109),es precisamente este grupo de edad, el infantil, el que con más frecuencia aparece aso-ciado a ofrendas animales poniendo de manifiesto su valor social para el grupo (Díaz del Río,2001: 163). Un valor que no es apropiado, pues hay ofrendas incluso a neonatos, sino nor-mativo dentro de su comunidad, cuya reiteración la afianza como tal. Resta saber si es esacorta edad de los enterrados la que determina el repetido sacrificio de animales jóvenes.

El estudio paleopatológico no ha sido capaz de determinar la causa de la muerte delos individuos que en principio tendríamos que pensar que es natural. Es curioso que el in-dividuo del fondo 13 en el que se observa una forma anómala de su cráneo fuera ente-rrado boca abajo, como ocultando cuerpo y rostro, en una colocación poco usual, aunqueciertamente no podemos asegurar su deformación física. Respecto a los posibles síntomasanémicos, tenemos algunos otros registros de malnutrición en individuos del mismo mo-mento (Blasco et al. 1991: 60). Su naturaleza, evidentemente, puede ser muy variada,pero podría mostrar una mayoritaria alimentación cerealista, que cuente en menor medidacon las proteínas de la carne y la leche, las que se obtendrían de fauna como la que formaparte de su ofrenda en el fondo 13.

5.- NOTAS FINALESEn los últimos años son numerosos los yacimientos de fondos de cabaña Cogotas I

descubiertos a lo largo del valle del Tajo, especialmente Madrid y la provincia de Toledo,pero son pocos los que llegan a darse a conocer de forma adecuada. Los enterramientosestán presentes en la mayor parte de ellos, formando parte de un registro complementa-rio del de los vivos.

Un buen ejemplo es el yacimiento del Sector 22 que presentamos, cuyo estudio te-nemos la intención de continuar. Sus enterramientos en fondos se integran dentro unatradición de comportamiento con amplio recorrido temporal en la Meseta, cuyas singula-ridades o pautas reiterativas sólo podremos llegar a determinarlas bien cuando tengamosun registro más amplio.

Como ha quedado patente, nuestras comparaciones y referencias han sido funda-mentalmente hechas con yacimientos de la provincia de Madrid y Guadalajara, y es quelos enterramientos presentados son los primeros de adscripción Protocogotas publica-dos en la provincia de Toledo donde son escasos los ejemplos de poblados Cogotas I condigna publicación.

Esto no debe entenderse como un empobrecido registro funerario de la provinciade Toledo. Todo lo contrario, para estos momentos del II milenio a.C. conocemos en la pro-

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vincia una presumible importante necrópolis en Castillo de Bayuela, el Cerro del Obispo (Gilet al., 1988), pero su publicación es muy reducida como par poder establecer comparati-vas. También los trabajos que una parte de nosotros viene desarrollando en Huecas, en lanecrópolis de cuevas artificiales de Valle de las Higueras (Bueno et al. 2000) muestra eluso del cementerio hasta mediados del II milenio a.C. posiblemente en relación con losasentamientos Cogotas I localizados en el valle. Esto nos plantea otra cuestión que superalos propósitos de este artículo quedando abierta para futuros trabajos, la convivencia deenterramientos en fondos con otros de mayor complejidad estructural, que también podríatrasladarse a Yuncos, entre la necrópolis de Los Valladares y los yacimientos del llano.

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Lam. 1.- Situación del yacimiento del Sector 22 en el mapa topográfico Hoja 18-24 (604), y foto área conla delimitación de la parcela.

Lam. 2.- Ofrenda animal del fondo 13 A (UE3).

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Lam. 3.- Detalle del muerto del fondo 13A y el recipiente cerámico asociado.

Lam. 4.- Detalle del cráneo y la mandíbula desplazada de uno de los enterramientos del fondo 3.

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Lam. 5.- Enterramiento sin conexión anatómica del fondo 3.

Lam. 6. Enterramiento superior del fondo 3.

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