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    ENTRE LUCESY SOMBRASMEDELLN: ESPACIO Y POLTICAS URBANAS

    GLORIA NARANJO G.MARTA INES VILLA M.

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    Primera edicin

    Diciembre de 1997

    Edita:Corporacin ReginCalle 55 No 41-10 Tel: (57-4) 2166822, Fax (57-4) 2395544C.E.: [email protected] Areo 67146 Medelln-Colombia

    ISBN 958-96265-0-5Editora: Luz Elly Carvajal G.Mapas: Marta Villa y Mauricio HoyosIlustracin y diseo: Pregn Ltda. Tel: 2844849

    Para esta publicacin la Corporacin Regin recibe el apoyo econmicode Colciencias y Agro Accin Alemana.

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    Agradecemos a Colciencias y a la CorporacinREGION quienes hicieron posible la realizacin

    de este trabajo.

    A Sandra Muoz y Gonzalo Murillo por sucolaboracin en la recoleccin de informacin.

    A Javier Toro por la lectura aguda y paciente delos primeros borradores.

    A Ana Mara Jaramillo, Mara Clara Echeverra,Luis Dapena, Mara Teresa Uribe y Rubn

    Fernndez por sus comentarios y sugerencias.

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    PRESENTACIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7INTRODUCCIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11I. ORDENAR LA CIUDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

    Planear el Medelln futuro . . . . . . . . . . . . . . . 23Permetro: una estrategia

    de ordenamiento urbano . . . . . . . . . . . . . . . . 25El centro: entre lo sagrado y lo profano . . . . . 28Barrios extramuros, obreros y chalets . . . . . . 32

    II. LA COLONIZACIN URBANA . . . . . . . . . . . . 39Plan regulador: historia de un anacronismo . . 41

    Volver a planear: reconocer la ciudad . . . . . . 44

    Redefinicin de las fronteras:permetro y divisin sectorial . . . . . . . . . . . . 46El centro de la ciudad: deterioro sin fin . . . . . 49Erradicar tugurios: poltica para extraosy peligrosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51La vialidad: inclusin denuevas reas urbanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

    III. EXPLOSIN URBANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63Planeacin: tras los visos del Plan Director . . 65Cordn verde: barrera naturala la expansin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67El centro de la ciudad: una periferia central . 69

    Contenido

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    La incorporacin de periferias urbanas . . . . . 71Vialidad: conexin fsicacon sectores populares . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

    IV. LA CIUDAD GRIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81Planeacin: metropolizaciny descentralizacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84Permetro urbano: entre lo legal y lo ilegal . . 87Divisin territorial: barrios, comunas y zonas 89

    El centro en el limbo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93De asentamientos a barrios populares . . . . . . 97Obras pblicas: una cortina de humo . . . . . 102

    V. ENTRE LUCES Y SOMBRAS . . . . . . . . . . . . 109Nuevos referentes para la planeacin . . . . . . 111Inclusin en el permetro:

    el derecho a la ciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . 115Espacio pblico: referente fsicoy simblico de la ciudad . . . . . . . . . . . . . . . 118

    Asentamientos populares:la centralidad de la periferia . . . . . . . . . . . . 124Ciudad y ciudadana: . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

    VI. EPLOGO: HACIA LA CONSTRUCCINDE UN PROYECTO DE CIUDAD . . . . . . . . . 135

    BIBLIOGRAFA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

    MAPAS ANEXOSMapa N 1: Evolucin del permetro urbano. Medelln

    1905-1992

    Mapa N 2: Divisin territorial por comunas. Medelln1963-1993

    Mapa N 3:Densidad de poblacin por comunas 1988-1994

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    PresentacinEste trabajo hace parte del esfuerzo por hacer de la

    ciudad un lugar para habitar, un escenario para el ejer-cicio laboral y para la obtencin de satisfacciones, perotambin para hacer de ella un asunto de reflexin, deproblematizacin social, de revisin de sus prcticas so-ciales y de formulacin de derroteros posibles para sutransformacin poltica y cultural.

    Este estudio rompe con esquemas de lectura urbanaeminentemente tcnicos, que pretenden conocer la rea-lidad bajo fundamentos solamente cuantitativos; o con

    aquellos que la interpretan con parmetros esencial-mente tericos, adecuando lo real a marcos predise-ados y armnicos; o con los que buscan reconocerlaslo desde la praxis y la vivencia directa, sin que medienfundamentos empricos ni tericos. Logra, a su vez,salir de la expresin rida de mucha de la produccin

    escrita en la investigacin y plasma el proceso de urba-nizacin en Medelln mediante el anlisis fluido, com-prensible y accesible para diversos intrpretes.

    El texto, de manera fcil, mas no simple, incursionaa lo largo del presente siglo por el fenmeno de transi-

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    cin de la urbanizacin a travs de una seleccin de lasprincipales cualidades que caracterizaron la polticaurbana, mirada desde la relacin entre la planeacin y laconformacin de la ciudad. Se observan los enfoques dela planeacin y sus instrumentos, la delimitacin terri-torial y su ordenamiento en conexin con las dinmicasreales del centro y la diversidad de periferias ycentralidades, de los asentamientos populares y de los

    procesos sociales e imaginarios urbanos. Se condensanselectivamente cualidades especficas de cada uno de losperodos y su particular significado dentro de la trans-formacin de la ciudad.

    En la seleccin de las principales cualidades, se ob-servan fluidamente los cambios significativos que cadauna fue sufriendo, dando cuenta de la gradual transi-cin de Medelln: entre el brote de ciudad de principiosde siglo, la ciudad hegemnica de mediados y la proyec-cin metropolitana actual. A pesar de los cambios deenfoque y de tendencias sealados, el estudio evidenciaque, a lo largo del siglo, la poltica urbana, la planeacin

    y sus instrumentos de control territorial no logran eje-cutarse ni corresponden adecuadamente con las din-micas sociales de configuracin urbano espacial.

    Tambin se muestra como constante an no resuel-ta, que la historia de Medelln expresa el conflicto gene-

    rado por la expulsin de grupos, actividades y sectoressociales, estigmatizados en su mayora, sin que se evi-dencien propuestas no convencionales que aborden suscausas ni su dimensin social y cultural. Ello cuestionala capacidad incluyente de la poltica urbana y plantea lanecesaria revisin a fondo sobre el acumulado institu-

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    cional y obliga en un futuro a repensar, redisear y re-formar totalmente nuestra forma tradicional de pensary planificar la ciudad.

    La interpretacin sobre asuntos como centro y peri-feria e inclusin y exclusin, no slo espacial, sino so-cial, cultural y poltica, rebasan el reduccionismo fun-cionalista o marginalista. En tal sentido, cobra vigencia

    el anlisis sobre asentamientos populares, superando ladesgastada polaridad de formal e informal, que funda-menta a su vez la inadecuada fragmentacin en las dosciudades. As su cuestionamiento hace claro y formulanuevas pistas en torno a la pertenencia de todos al con-

    junto de una ciudad heterognea y diversa, donde loinformal y lo formal son hbridos, configurndose enuna ruta importante para la conceptualizacin de lapoltica y la planeacin urbanas.

    Se diferencia aqu, el planteamiento que mira la ex-clusin social como un asunto que debe abordarse bsi-camente desde la perspectiva de la ampliacin de cober-

    tura y expansin de servicios para los sectores no cubier-tos, de aquel planteamiento ms integral que propone nolimitarse a ello, sino ampliar la visin hacia la integra-cin poltica y cultural de los ciudadanos dentro de suciudad. He aqu un reto en el cual diversos sectores de laciudad han venido incursionando bajo prcticas concre-

    tas durante la dcada, mereciendo toda la atencin y res-paldo. Una clave es sealada por las investigadoras, pararedisear la poltica y planeacin urbanas, al resaltar quelos nuevos habitantes urbanos no han luchado en contrade la sociedad, sino por su inclusin en la estructura es-pacial, poltica y simblica de la ciudad.

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    Leer as la ciudad, desde la historia ligada a la pol-tica urbana y al desarrollo de su proceso real, social ycultural, para redefinir conceptos es asunto de todos.Ello cobra un nuevo significado cuando apuntamos a unnuevo reto urbano: construir permanentemente unproyecto colectivo de ciudad.

    MARA CLARA ECHEVERRA R.Arquitecta. Profesora Asociada Universidad

    Nacional de Colombia. CEHAP

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    1. Solano Castro, Franklin. Segregacin Urbana: Un acercamiento Conceptual.En: RevistaCiencias Sociales, N 61, Universidad de Costa Rica, septiembre de1993, p. 23.

    IntroduccinDesde finales del siglo XIX y durante la primera

    mitad del siglo XX, Medelln experiment cambios pro-fundos en su espacialidad, en la economa, las condicio-nes demogrficas, sus relaciones sociales y modos devida, ingresando de este modo, a los procesos de urba-nizacin y modernizacin en los que ya se encontrabanla mayora de las ciudades latinoamericanas. En lo queva corrido de este siglo, entre 1950 y 1994, estos proce-sos se han acentuado dejando como resultado una ciu-dad con singularidades, pero tambin con mltiples ele-mentos comunes a otras ciudades colombianas.

    Uno de los aspectos a travs de los cuales es posiblecaptar estas transformaciones es la del espacio urbano,entendido no slo como soporte fsico, sino como ellugar donde se construyen prcticas sociales, sujetoscolectivos y formas de representacin simblica de laciudad1 .

    La presente investigacin indaga por las condicio-nes fsicas, sociales y polticas de la espacialidad urba-

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    na en Medelln desde 1900 hasta 1994. Para ello, par-timos de concebir las polticas urbanas, como meca-nismos que articulan mltiples actores, racionalidadeseconmicas, polticas y sociales, dando lugar a conflic-tividades y consensos que definen la lgica poltica delespacio urbano.

    En este sentido, hemos realizado un seguimiento a

    las polticas enunciadas por el gobierno local, concejo yalcalda, entendiendo que el Estado no slo haviabilizado formas de espacialidad fsica mediante pol-ticas urbanas, sino que a travs de ellas ha constituidomodalidades de conformacin de la sociedad urbana,impulsando y haciendo posibles procesos de integracin

    y exclusin social.Partimos de considerar laplaneacin urbanacomo

    el lugar donde la administracin municipal ha construi-do un discurso y un pensamiento sobre la ciudad, a tra-vs de polticas que bien por su aplicacin u omisin,han incidido sobre la espacialidad y las imgenes de la

    ciudad. As, abordamos los discursos que enuncian im-genes del adentro y el afuera, de unidad o segregacindel espacio que se pretende ordenar y que nombran deuna manera especfica los problemas urbanos y sus so-luciones.

    Desde esta perspectiva presentamos una reconstruc-cin de los procesos de planificacin urbana y de lasdiferentes disposiciones administrativas que sustentanlas polticas referidas al ordenamiento territorial: espa-cio pblico, permetro urbano, divisin territorial yasentamientos humanos.

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    Con elEspacio pblicose hace referencia tanto a unespacio fsico congregante como al sentido de pertenen-cia y apropiacin que la ciudad hace de l. Nuestro an-lisis se centra en las polticas relacionadas con el centrode la ciudad como una nocin que condensa, en buenamedida, las representaciones y los usos de los espaciosque hacen parte del bien comn de la ciudad.

    ElPermetro urbanose aborda como un instrumen-to clave en el ordenamiento espacial y en la delimitacindel territorio; se trata de una poltica que define lo quees propio de una jurisdiccin y est incluido en su radiode accin y lo que es extrao y excluido de l. Las zonasque se han incluido o excluido con la definicin de los

    permetros y sus efectos en el desarrollo de la ciudad nospermite acercarnos al tipo de ordenamiento territorialde Medelln.

    LaDivisin poltico administrativaalude a las dis-posiciones que dividen el territorio de acuerdo con unascaractersticas sociales y fsicas, agrupando unos espa-

    cios y diferencindolos de otros; es un mecanismo decontrol y ordenamiento territorial. Indagar por estasmedidas, por la forma como han favorecido o no proce-sos de segregacin espacial y social, es otro parmetroen la configuracin del territorio urbano de esta ciudad.

    Con losAsentamientos popularespretendemos unacercamiento a las polticas del Estadoalrededor delordenamiento de estos sectores y los discursos e imge-nes que el Estado teje en torno a la periferia urbana. Enel recorrido hecho se da cuenta de los rasgos ms des-tacados de esta problemtica en la ciudad de Medelln.

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    Finalmente a travs de esta lectura pretendemos unaaproximacin a las imgenes construidas desde los esce-narios de la administracin municipal, una dimensinde la realidad, tan importante como las polticas urba-nas y con efectos tangibles en la conduccin de la ciu-dad2.

    El resultado de la investigacin se presenta en cinco

    captulos:En el primer captulo,Ordenar la ciudad, nos refe-

    rimos al proceso urbano de Medelln durante la primeramitad del siglo XX. All se muestran las diferentes inicia-tivas y proyectos de ordenamiento espacial y social,guiados por el inters comn de muchos sectores por

    propiciar el trnsito del pequeo pueblo que era, haciauna ciudad moderna. La elaboracin del Plan Pilotocierra este perodo y sintetiza en gran medida toda estamentalidad.

    En el segundo captulo,Colonizacin urbana, sepresentan las principales transformaciones ocurridas enMedelln durante la dcada del sesenta, tomando comoepicentro los procesos migratorios y la lucha de losnuevos habitantes por hacerse a un lugar en la ciudad.Se da cuenta de los cambios en la actividad planificado-ra, desbordada en todas sus predicciones, pero ahoracon mayores niveles de institucionalizacin a partir de

    la creacin de la Oficina de Planeacin.

    El tercer captulo,La Explosin Urbana, describe la

    2. Silva, Armando. Imaginarios Urbanos. Sao Paulo y Bogot: Cultura y Comu-nicacin en Amrica Latina. Santaf de Bogot: Tercer Mundo Editores,1992, p. 135.

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    intervencin del Estado en la dcada del setenta y losintentos por recuperar su capacidad reguladora. Mues-tra los nuevos enfoques sobre la subnormalidad y laperiferia urbana, que favorecen la presencia institu-cional en sectores hasta entonces ignorados o atendidosprecariamente. Termina el perodo con la aprobacindel Estatuto de Desarrollo Urbano y los nuevos requeri-mientos de adecuacin de los municipios a la planea-

    cin urbana.

    La ciudad gris, cuarto captulo, se refiere al oculta-miento de la ciudad tras una serie de paradojas vividasen la dcada de los ochenta. Entre ellas, la existencia denuevos mecanismos para la participacin y la descentra-lizacin, al lado de la agudizacin de demandas socialesacumuladas en dcadas anteriores, pero ahoraentrecruzadas con mltiples violencias. De otro lado, laconstruccin de grandes obras viales y arquitectnicascomo respuesta privilegiada de la administracin y laclase dirigente a los grandes problemas sociales, polti-cos y culturales de la ciudad.

    El quinto captulo,Entre luces y sombras, da cuen-ta de la ciudad de los noventa, haciendo un anlisis desus procesos y polticas hasta 1994. Se destacan algunosefectos de la aprobacin de la Ley de Reforma Urbana en1989, de la Nueva Carta Constitucional en 1991 y de la

    creacin de la Consejera Presidencial para Medelln; laconstruccin de nuevos referentes para la planeacin yla participacin y su contribucin a la construccin deespacios de reflexin sobre los problemas de la ciudad.Las propuestas de mejoramiento urbano y social, se ins-criben en este contexto.

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    En el EplogoHacia un proyecto colectivo de ciu-dad, recogemos las principales tensiones de la ciudadhoy y la perspectiva desde la cual deben serreformuladas las polticas urbanas. A manera de conclu-sin proponemos una reflexin en torno a dos ideas: laausencia de Estado y las dos ciudades en tanto expli-caciones causales de la crisis urbana contempornea enMedelln . Finalmente, proponemos los que, a nuestro

    modo de ver, son los aspectos fundamentales en el retode construir unproyecto colectivo de ciudad.

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    No se recuerda qu necesidad, orden o deseo, impuls a los fun-dadores de Zenobia a dar esta forma a su ciudad, y por eso no sesabe si quedaron satisfechos con la ciudad tal como hoy la ve-mos, crecida quiz por superposiciones sucesivas del primero y

    por siempre indescifrable diseo... Pero lo cierto es que si a quienvive en Zenobia se le pide que describa como vera feliz la vida,

    es siempre una ciudad como Zenobia la que imagina... UnaZenobia quiz totalmente distinta... Pero obtenida siempre com-binando elementos de aquel primer modelo.

    Dicho esto es intil decidir si ha de clasificarse a Zenobia entrelas ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividirlas ciudades en estas dos especies, sino en otras dos: las que atravs de los aos y las mutaciones siguen dando su forma a losdeseos y aquellas en las que los deseos o bien logran borra la

    ciudad o son borrados por ellaItalo Calvino

    Las Ciudades Invisibles

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    Iniciando el siglo XX, el territoriourbano de Medelln corresponda a loque hoy entendemos como el centrode la ciudad. Un espacio delimitadopor el ro Medelln al occidente; la

    calle San Juan al sur; la quebrada laLoca, y el barrio Villanueva, al norte;y al oriente con el antiguo camino aGuarne, hoy barrio Boston. Los de-ms asentamientos, que hacan partede la jurisdiccin del municipio, nopertenecan propiamente al rea ur-bana. En los censos se denominabarea rural o resto del municipio,que comprenda en 1900 a las fraccio-nes de Aguacatala, El Poblado; An,Robledo, Beln, Guayabal, La Granja,

    CAPTULO IORDENAR LA CIUDAD

    No hay una sociedad sin orden, significado,perceptibilidad, legibilidad sobre el terreno.El desorden urbano insina un orden...

    Henri Lefebvre. El derecho a la ciudadHenri Lefebvre. El derecho a la ciudadHenri Lefebvre. El derecho a la ciudadHenri Lefebvre. El derecho a la ciudadHenri Lefebvre. El derecho a la ciudad

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    La Amrica, Bello, Piedras Blancas, San Cristbal y SanSebastin. En 1913 Bello pas a ser distrito y en 1938fueron suprimidos los corregimientos de Beln, Guaya-bal, La Amrica, Robledo y Berln y anexados como ba-rrios urbanos a Medelln1.

    Medelln haba sido ordenada siguiendo los parme-tros de las fundaciones espaolas que crecan en forma

    de damero alrededor de una plaza principal, en estecaso, la Plaza de Berro. A pesar de ello, no era sta unarplica exacta y uniforme: haba calles que cambiabansu trazado recto al toparse con un rbol, o cuadras sus-pendidas por el encuentro con un riachuelo. Intentan-do crear una apariencia ms homognea, las adminis-traciones municipales de finales del siglo XIX y comien-

    zos del XX, expidieron una serie de normas tendientesa reglamentar la construccin de casas, calles y aleros,la circulacin de animales y carretillas, entre otros. Asmismo, la Sociedad de Mejoras Pblicas, fundada en1899, impuls una serie de campaas sobre higiene yornato que, al igual que las medidas de la administra-

    cin local, pretendan orientar el crecimiento urbano ysobre todo, ensear a vivir una ciudad que cada vez sealejaba ms de su pasado aldeano y pueblerino.

    Hasta mediados del siglo, Medelln fue escenario degrandes transformaciones urbanas. Se iniciaron impor-tantes procesos de industrializacin con la consecuente

    utilizacin de nuevas tecnologas; la poblacin creci engrandes proporciones principalmente por la llegada demigrantes de pueblos cercanos que venan, su gran ma-

    1. Archivo Concejo de Medelln. Acuerdo N 142 de 1938. Crnica MunicipalN 1032. Medelln, diciembre 17 de 1938, p. 3188

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    yora, a conformar la naciente clase obrera2; se expandiel territorio con la formacin de nuevos barrios, en es-pecial, hacia el oriente y norte de la ciudad, debido a unafuerte actividad urbanizadora impulsada por compaasprivadas; se inici la prestacin de algunos servicioscomo la energa elctrica, el telfono, el acueducto dehierro y el tranva, modificando todo ello, el espacio, eltiempo y el ritmo de la pequea ciudad. Medelln

    incursion as, por lo menos urbansticamente, en elmbito de las ciudades modernas.

    Todas estas transformaciones trajeron consigo laurgencia de planear el ordenamiento del desarrollourbano. Pero ahora esta idea estaba claramente influi-da por las imgenes de ciudades extranjeras, europeasprimero y norteamericanas despus, tradas a Medellnpor viajeros que constantemente las visitaban y veanen ellas un modelo a imitar. El resultado fue una ima-gen de ciudad moderna bastante eclctica queretomaba todo lo bueno de todas las ciudades im-portantes, sin tener en cuenta su estilo a veces contra-

    dictorio. Hubo un elemento caracterstico en la adop-cin de estos modelos: una idea de progreso que seopona a la historia y al pasado colonial; construir unaciudad moderna necesariamente remita a destruir loexistente; la ciudad moderna se levantaba sobre lasruinas del pasado.

    !Cuntos contrastes fecundos en enseanzapara la conducta y fuente inagotable de bajeza

    2. La poblacin de Medelln pas de 59.815 habitantes en 1905 a 358.189 habi-tantes en 1951. Medelln en Cifras. Ciudad Tricentenaria 1675-1975. DANE,Regional Medelln, Santaf de Bogot, 1976, p. 50.

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    para el arte, nos presenta ese cuadro de demoli-cin y creacin sucesiva en el afn de armonizarel ideal con la realidad de las cosas,

    expresaba un peridico local en 19123. Esta no era,ni mucho menos, una situacin particular de Medelln;fue la nocin de progreso y modernidad predominanteen la mayora de pases latinoamericanos que vean en

    la accin casi obsesiva de destruir cualquier vestigio delpasado colonial, un signo ms de la independencia po-ltica del reino.

    Una crnica brasilea describa as este fenmeno:

    ...al derrumbarse las paredes al caer las piedras

    y volar la tierra se hace presente un largo gemi-do. Era el gemido triste y lamentoso del pasado,del atraso, del oprobio. La ciudad colonial, in-munda, retrgrada, empeada en sus viejas tra-diciones, estaba sollozando en el sollozo de esosmateriales que se desmoronaban. Pero el himnoclaro de los picos acallaba esa imponente protes-ta con qu alegra cantaban los picos regenera-dores! Y cmo comprendan las almas de los queestaban all lo que ellos decan, su clamor ince-sante y rtmico, celebrando la picos regenerado-res! Y como comprendan las almas de los queestaban all lo que ellos decan, su clamor ince-

    sante y rtmico, celebrando la victoria de la hi-giene, el buen gusto y el arte4.

    3. PeridicoEl Progreso.Sociedad de Mejoras Pblicas. Medelln, 1912, p. 14.4. Olavo Bilac. Citado en: Needell, Jeffrey La belle poque carioca en concreto:

    Las reformas urbanas bajo la direccin de Pereira Passos. En:Cultura UrbanaLatinoamericana.Mxico, CLASCO, 1985, p. 131.

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    Planear el Medelln futuro

    Las normas sobre construccin, ornato e higiene,entre otras, se quedaron cortas ante las grandes trans-formaciones e intentos de ordenar, con visin de futu-ro, el desarrollo urbano de Medelln. Realizar planes quearticularan tales medidas y que sirvieran como carta denavegacin para la orientacin del desarrollo urbano,

    fue la intencin explcita de la administracin munici-pal hacia finales del siglo XIX.

    El primerPlan de Medelln Futurose formul en1890. Con ste se pretenda disponer ms racionalmen-te el espacio, regulando las calles futuras o las reas paraconstrucciones residenciales. Pero este intento tuvo

    poca vida; dos aos despus fue reconocida la imposibi-lidad de llevarlo a cabo ya que, segn el ingeniero mu-nicipal, la aplicacin de estas normas siempre se encon-traron supeditadas al predominio de los intereses parti-culares, lo cual impeda la aplicacin del plan tal y comohaba sido estipulado5.

    Por iniciativa de la Sociedad de Mejoras Pblicas, laidea fue retomada en 1913. Despus de la realizacin deun concurso al que acudieron los ms importantes in-genieros de la ciudad, el Concejo Municipal adopt y re-glament la implementacin de un nuevoPlan de Me-delln Futuro. Con l se proyectaron ms reas residen-

    ciales en la zona centroriental, una va circular por el l-mite oriental de la ciudad, amplias zonas verdes, y comoidea central, la canalizacin y rectificacin del ro Mede-lln. La vigilancia sobre el cumplimiento de toda la

    5. Archivo Histrico Municipal. Fondo Concejo, Tomo 247, 1892, folio 236-242

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    normatividad alrededor del plan, lo cual se refera bsi-camente a la expedicin de licencias sobre construc-cin, estuvo bajo la responsabilidad de la Oficina deIngeniera Municipal.

    Si bien hasta la dcada del treinta, todava se seguahaciendo referencia a este plano como instrumentogua para la ejecucin de obras y urbanizaciones, el

    balance final no dist mucho del realizado en 1892: laaplicacin delPlano de Medelln Futurofracas porquede nuevo el inters privado prevaleci sobre el pblicoy las instituciones polticas que decidieron sobre la ciu-dad estuvieron dominadas por dicho inters particular6.

    Ms que una incidencia real en la conduccin urba-

    nstica de la ciudad, estos planes y reglamentacionestuvieron un efecto en la mentalidad de la clase dirigente.En la dcada del cuarenta la idea de planear el desarrollode la ciudad y su crecimiento era ya generalizada.

    En este intento coincidieron de nuevo la administra-cin local y la Sociedad de Mejoras Pblicas y el encuen-tro no era casual. Hasta mediados de siglo un sector dela lite medellinense estuvo altamente comprometidacon el desarrollo de la ciudad lo que comprenda no slosu participacin en la industria y el comercio, sino enasuntos como educacin, salud pblica y urbanizacin;adems pertenecieron a diferentes instancias de la ad-

    ministracin municipal: el Concejo, las oficinas de inge-niera, higiene y valorizacin y las empresas de servicios

    6. Un anlisis sobre los obstculos para la implementacin de este segundo plan,es presentado por Botero Herrera, Fernando. Los primeros esbozos de la regu-lacin urbana en Medelln y sus principales obstculos. 1890-1950. Ponenciaal IV Congreso Nacional de Historia. Bucaramanga, 1992.

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    pblicos. Desde todos esos lugares se afianz un espri-tu cvico que pregonaba el amor por la ciudad y la im-portancia de nuevos hbitos urbanos.

    Para implementar esas iniciativas, tanto el Concejoy la Alcalda como la Sociedad de Mejoras Pblicas, im-pulsaron una serie de organizaciones comunitarias:comisiones permanentes de los barrios, Juntas de Fo-

    mento Urbano y Guardia Cvica con las que se pretendavigilar el cumplimiento de las diversas disposiciones ad-ministrativas creadas para tal fin7. A pesar de ello, losplanes de Medelln futuro no tuvieron el eco necesariopara que fueran proyectos representativos de todos sushabitantes. Mientras que la administracin municipal y

    un sector de la lite se ocuparon de hacer proyectos,promover debates y hacer reglamentaciones, otros po-bladores construyeron a su manera, otra parte de la ciu-dad, sin seguir los cnones de la planeacin, el cumpli-miento de las normas de higiene y construccin y lasimgenes de ciudad moderna promovidas.

    Permetro: una estrategiade ordenamiento urbano

    La definicin del permetro urbano fue otra medidapara intentar llevar a cabo esta regulacin. Delimitar el

    territorio es quizs una de las primeras funciones admi-nistrativas de las autoridades de una localidad en la

    7. Las Juntas de Fomento Urbano y las Guardias Cvicas fueron creadas por losAcuerdos Municipales N 64 de 1920 y N 142 de 1921. La creacin de comisio-nes permanentes en los barrios fue iniciativa de la Sociedad de Mejoras Pbli-cas en 1918.

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    perspectiva del ordenamiento urbano. Se trata de iden-tificar lo que le espropio, y por tanto est incluidoen su

    jurisdiccin, diferencindolo de lo otro, de lo distinto yen esa medida excluidode su radio de accin. Suponeentonces, un conocimiento previo del espacio, de lo queune y de lo que separa. El permetro ha sido un instru-mento para esta delimitacin del territorio, que tiene lapretensin de separar el rea urbana de la rural, cons-

    tituyndose as en una poltica clave del ordenamientoespacial.

    Desde 1905, cuando se estableci por primera vez elpermetro urbano sta, que aparentemente era una sim-ple medida administrativa para el cobro de impuestos,

    tuvo efectos tangibles en la poblacin. La inclusin enl incida en el acceso al equipamiento: apertura y am-pliacin de calles, recoleccin de basuras o construc-cin de viviendas de inters social y esto de manera in-directa, implicaba un sentido de pertenencia a la ciudad.Estar por fuera del permetro reduca ostensiblemente

    la presencia de la administracin municipal, ya que eranconsideradas zonas del rea rural con un nivel ms bajode demandas y de posibilidades de ser atendidas. Estoexplica por qu, desde muy temprano, encontramos so-licitudes de habitantes de algunos barrios para que fue-sen incluidos dentro del permetro urbano8.

    8. Fue el caso de los habitantes de los barrio Buenos Aires (parte alta), Guanteros,Los ngeles y La Asomadera, quienes, a pesar de hacer parte del rea urbanaestablecida en 1912, fueron excluidos en el permetro de 1916. Se incorporaronnuevamente al rea urbana en 1920. Sobre la evolucin del permetro urbanoen Medelln entre 1900 y 1930, ver: Villa Martnez, Marta Ins. Formas deocupacin y apropiacin del espacio urbano. Medelln 1900-1930. Tesis deGrado, Departamento de Historia, Universidad Nacional, Medelln, 1993.

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    En el transcurso de la primera mitad del siglo se hi-cieron seis modificaciones: 1905, 1912, 1916, 1921,1934 y 1945; cada una de ellas expresaba, en trminosgenerales, la expansin del territorio. Entre 1916 y 1934llama la atencin la reduccin de reas ya definidasdentro del permetro. A pesar de que en los consideran-dos de los acuerdos de creacin no aparece una susten-tacin para este procedimiento, en la mapificacin rea-

    lizada encontramos que estos coinciden con sectoresconsiderados en la poca como perifricos o extramu-ros, el caso de Guanteros, La Toma, y los alrededores delro, lo cual sugiere, desde esta poca, la existencia deuna funcin de control social ntimamente ligada conlos propsitos de ordenamiento territorial.

    De la primera definicin del permetro que bsicamen-te corresponda al rea central, se pas, en 1945, a una msextensa que ahora comprenda sectores recientementereconocidos como urbanos: La Amrica, Beln, Guayabaly Bermejal. El ro Medelln, lmite urbano natural hacia eloccidente, fue traspasado. Hacia el nororiente, el intenso

    proceso de poblamiento promovido por la accin de com-paas urbanizadoras con la formacin de los barriosManrique, Villa Hermosa, Aranjuez, Berln, Prado, Cam-po Valds, entre otros, tambin se vio reflejado en estaltima delimitacin. En el noroccidente, adems de unoscuantos asentamientos formados en el siglo anterior, co-

    menzaban a construirse barrios obreros con la participa-cin de algunas fbricas importantes de la ciudad9; all el

    9. Es el caso de Coltejer, Fabricato y Everfit, quienes invirtieron en la construc-cin de vivienda obrera en este sector. Ver: Hernn Daro Villegas. La forma-cin social del proletariado antioqueo. Medelln, Concejo de Medelln, 1990.

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    permetro lleg hasta los barrios Crdoba y el Cortijo.(Vase mapa N 1: Evolucin del permetro urbano. Me-delln 1905-1992).

    Adems de la expansin, se dieron cambios en ladistribucin y usos del espacio. Cuando se modifican loslmites de un territorio, cambian tambin las nocionesde centro y periferia; ambos son producto de un concep-

    to de distancia proximidad o lejana y ordenacinsocioespacial con respecto a, sealan al mismo tiem-po un lugar geogrfico y un contenido social10. La ideade centralidad se plantea en relacin con espacios que,de acuerdo a su mayor o menor distancia geogrfica,social o simblica, se llamarn perifricos. Nos referi-mos entonces a una jerarqua de la estructura social yurbana en donde es posible captar una gran diversidadde relaciones de dominio, subordinacin, intercambio,dependencia y representaciones, en constante movili-dad y desplazamiento.

    El centro: entre lo sagrado y lo profanoMedelln empez a crecer en este siglo alrededor de

    la Plaza de Berro, centro que congregaba el poder eco-nmico, poltico y eclesial de la ciudad. All habitaba lagente importante de la pequea Villa y los que no loeran, la visitaban en las fiestas cvicas y religiosas, en los

    das de misa y de mercado; esta ltima actividad le otor-g el carcter de centro comercial.

    La realizacin del mercado pblico en espacios

    10. Castells, Manuel. La Cuestin Urbana. Mxico, Siglo XXI, 1978, pp. 262-264

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    abiertos, donde se ofrecan productos trados de lasafueras de la ciudad, jug un importante papel en laconformacin urbana de las ciudades latinoamericanashasta comienzos del siglo XX. Generalmente estos espa-cios, que eran reglamentados por las autoridades loca-les, cumplan adems de la actividad comercial, unaimportante funcin social y cultural. All no slo seintercambiaban productos, tambin se intercambiaban

    vivencias, noticias, se conocan los nuevos vecinos ysobre todo, se mezclaban todos los grupos sociales. Laexplicacin era simple: todos, por alguna razn, necesi-taban acudir al mercado pblico, para comprar o venderproductos, conversar con alguien o idear un gran nego-cio. All, como en el carnaval, se levantaban los diques

    que separaban las clases sociales11.En la plaza de Berro, conocida a partir de 1895

    como parque de Berro12, ocurrieron los hechos ms sig-nificativos para la ciudad: los fusilamientos, la elevacindel primer globo, la instalacin de las primeras lmpa-ras de cebo, la visita de un presidente. All se vivi la

    11. Fernand Braudel dice a propsito del papel de los mercados en la formacin delas ciudades: No hay ciudad sin mercado y no hay mercados regionales o nacio-nales sin ciudades. Se habla a menudo del papel de la ciudad en el desarrollo y ladiversificacin del consumo, pero pocas veces de un hecho no obstante impor-tantsimo, a saber, que el ciudadano ms pobre pasa obligatoriamente por elabastecimiento del mercado, que la ciudad en suma generaliza el mercado.Civilizacin Material, Econmica y Capitalismo. Siglos XV-XVIII. Vol I: LasEstructuras de lo Cotidiano. Madrid, Alianza Editorial, 1984, p. 420.

    La Ciudad. Medelln en el 5 centenario de su fundacin. Pasado-presente-futu-ro. Medelln, Tipografa Bedout, 1925, pp. 99-101.

    12. La ubicacin all de la estatua de Pedro Justo Berro por decreto de la AsambleaDepartamental y un nuevo diseo rectangular realizado por Antonio J. Duque ylos alumnos de la Escuela de Minas, fueron los rasgos distintivos de esta nuevadenominacin. Betancur, Agapito La ciudad. Pasado Pasado-Presente-Futuro.Medelln en el Quinto Centenario de su Fundacin. Tipografa Bedout, Medelln,1925, pp. 99-101

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    poca de florecimiento comercial y financiero, se hicie-ron negocios importantes de minera o importacin demercancas, se vivi la crisis econmica de los aostreinta, se vieron levantar y derrumbar edificios en unabrir y cerrar de ojos, se vio nacer y morir el tranvaelctrico, smbolo de progreso en 1920 y de decadenciaveinte aos despus13.

    Pausadamente, otros dos espacios ampliaron el radiode este centro tradicional: El Parque de Bolvar al nortey Guayaquil al sur.

    El Parque de Bolvar fue construido hacia finales delsiglo XIX como complemento del parque de Berro y secaracteriz por ser un importante centro religioso y

    social. La magnitud de la Catedral Metropolitana cons-truida en su marco, desplaz la importancia de la anti-gua iglesia de La Candelaria ubicada en el Parque deBerro, pues en sta empezaron a realizarse los princi-pales actos religiosos de la ciudad. De otro lado, en elcentro del parque se realizaba el concierto de la banda

    de msica del municipio, la tradicional retreta, oportu-nidad de encuentro y roce social. Pero ste, a diferenciadel Parque de Berro, no tuvo el carcter comercial res-paldado en el mercado, edificios bancarios o en grandesalmacenes.

    Fue un lugar residencial rodeado de clubes, teatros

    13. Sobre la historia y evolucin del Parque de Berro, ver: Ochoa, Lisandro. Cosasviejas de la Villa de la Candelaria. Medelln, Coleccin Autores Antioqueos,Vol.8, 1984, pp.293-295; Arango Villegas, Gabriel Jaime, otros. Archivos de Ar-quitectura. Anexo N 1: Transformaciones del Parque de Berro. Medelln, Uni-versidad Pontificia Bolivariana, 1989. Arosemena M, Justo, otros. Medelln. GuaArquitectnica. rea Central. Tesis de Grado, Facultad de Arquitectura, Univer-sidad Pontificia Bolivariana, Medelln, 1981.

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    y cafs, que reforzaron su naturaleza de centro social ycultural14.

    Por el contrario, Guayaquil creci con una fuerteactividad comercial, disputando la preeminencia que enese sentido tena el Parque de Berro. La ubicacin de laPlaza de Mercado y de la terminal de los ferrocarriles de

    Antioquia y Amag, hicieron de ste lugar, el puerto de

    la ciudad. All llegaron no slo mercancas, sino perso-nas de todas las latitudes del departamento y el pas;llegaron nuevas costumbres y formas de vida a esta ciu-dad que auguraba, hacia mediados de siglo, un futuroprometedor. Guayaquil se convirti en un espacio claveque posibilitaba la transicin del pueblo a la ciudad. Allse aprendan los secretos y trampas de la vida urbana, lasformas de subsistir y los canales de ascenso econmicoy social15. La fuerza que tom, ampli los lmites delcentro tradicional, circunscrito a los parque de Berro yBolvar.

    Desde los aos veinte y a pesar de su vitalidad eco-

    nmica, Guayaquil empez a ser visto como nido demuchos males urbanos. Para un sector importante de laalta sociedad, las autoridades locales y la iglesia, all sefraguaban modos de vida que rompan con el pudor y la

    14. Sobre el parque de Bolvar ver, adems de los textos anteriores: Olano, Ricardo.Historia de la plaza de Bolvar y de la catedral de Villanueva. RevistaEl Progre-

    soN 1: Medelln, Sociedad de Mejoras Pblicas, septiembre de 1940, pp. 155-175; Posada de Griff, Luz. Historia del Parque de Bolvar. Mimeo. Medelln,Sala Antioquia, B.P.P; Ruiz Gmez, Daro. En el centro de la ciudad. Catlogoal ciclo: Recuperacin del Centro de la Ciudad. Medelln, abril de 1983.

    15. Sobre Guayaquil, vase: Pelez Alvarez, Jess. Brochazos del viejo Guayaquil.Medelln, Litogrficas Cosmos, 1990; Prez, Angela Mara. Guayaquil: puertode amor y comercio. Revista Credencial. Bogot, junio de 1988, pp. 69-72; UpeguiBentez, Alberto. Guayaquil: una ciudad dentro de otra. Medelln, Carpel, 1957.

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    vida monacal que aparentemente haba caracterizado aMedelln. La msica, el licor, el baile, la poesa, los jue-gos prohibidos, evidenciaban la existencia de otra moralque rpidamente se asoci con lo criminal, lo malevo ylo ilegal. Justamente esta asimilacin entre otros modosde vida, y si se quiere, otra cultura, con lo ilegal, lleva que al lugar se le diera un tratamiento excluyente, quedesconoca su representatividad e importancia para la

    vida de la ciudad.

    Estos tres espacios configuraron, hasta hace unosaos los lmites del centro de la ciudad: el Parque deBerro al centro, el Parque de Bolvar y Guayaquil, ensus fronteras: el centro entre lo sagrado y lo profano.

    Barrios extramuros, obreros y chaletsComo dice el historiador Fernand Braudel, una ca-

    racterstica intrnseca a cualquier ciudad es la existen-cia de los suburbios: No hay rbol vigoroso sin brotesal pie, ni ciudades sin suburbios. Son manifestacionesde su vigor, an cuando se trate de mseros arrabales,de barrios chabolas. Ms vale un suburbio leproso quenada16. Los suburbios ubicados en la periferia, estn re-lacionados como oposicin y complemento con un cen-tro. Ambos hacen parte de una dinmica de exclusin einclusin que atraviesa la ciudad y la vida urbana. Los

    suburbios, independientemente de la valoracin y el sig-nificado social que tengan, hacen referencia a un afue-ra o por lo menos a una frontera social y espacial deun territorio.

    16. Braudel, Fernand. op. cit. p. 440.

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    Desde las ciudades antiguas, estos espacios fuerondestinados casi exclusivamente a la poblacin marginal:mendigos, locos, delincuentes, vagos y leprosos; en elmedioevo, las murallas sirvieron, adems de proteger alas ciudades de las invasiones extranjeras, para separaresta poblacin de la ciudad del rey y de los nobles. Conel surgimiento de las ciudades modernas, estas zonascomenzaron a ser destinadas consciente e incluso en al-

    gunos lugares, planificadamente, como lugar de aloja-miento para la naciente clase obrera. Segn un ideal deciudad moderna, en las afueras deban ubicarse las in-dustrias y, a su alrededor, viviendas ocupadas por losobreros que servan de mano de obra para las mismas.La ciudad entonces se regira, social y espacialmente

    por la lgica del capital, de la industria.Paralelo a esto, tom fuerza la idea del suburbio

    como el lugar que permita a una poblacin que nocorresponda precisamente a las capas ms bajas de lasociedad, tomar distancia de la ciudad, del bullicio, de laconvulsin y del anonimato que acompaaban la vida de

    estas nuevas ciudades.

    En Medelln, uno de los problemas que arroj elcrecimiento demogrfico y espacial durante la primeramitad del siglo XX fue el dficit de vivienda para la nuevapoblacin, y particularmente, para los sectores de ms

    bajos ingresos. Entre ellos, un sector en cierto sentidoprivilegiado por el lugar que ocupaba en el proceso deindustrializacin, fue el de los obreros. Grandes discu-siones, campaas y propuestas se formularon en tornoa la importancia de dotarlos de viviendas ubicadas cercaa los lugares de trabajo; que por sus condiciones higi-

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    nicas, de aireacin, luz y espacio suficiente, permitieranel confort necesario para hacer de la casa un lugar atra-yente evitando as el contacto con la calle y las cantinasque eran vistos como lugares propicios para inducir enlos obreros conductas ajenas a la moral cristiana. Esafue la interpretacin local y parroquiana de una pro-puesta que durante la poca circul en las ms impor-tantes ciudades industriales del mundo, conocida como

    el modelo de la Ciudad Jardn, compuesta por barriosobreros construidos alrededor de la fbrica, con exce-lentes condiciones higinicas, lugares para la huerta yespacios colectivos destinados a la construccin de la es-cuela, la iglesia y los parques infantiles.

    La Sociedad San Vicente de Pal, diversas asocia-ciones catlicas, y unos cuantos filntropos de la altasociedad, participaron en la construccin de viviendapara obreros desde comienzos de siglo. En la dcadadel veinte, encontramos la primera intervencin de laadministracin municipal en este asunto17, con laconstruccin de viviendas en los barrios Manrique,

    Aranjuez y Gerona, todos ellos ubicados en las afuerasde la ciudad, es decir, en las laderas que apenas comen-zaban a ser lugares habitados. Si bien algunos de ellosinicialmente se construyeron con ciertas comodidadesfsicas en las habitaciones, jardn y solar, a medida quepas el tiempo, estas reas se limitaron de tal modoque el resultado final durante la primera mitad del

    17. Con ello se daba cumplimiento a la Ley 46 de 1918, que obligaba a los munici-pios que tuvieran ms de 15.000 habitantes a destinar el 2% de su renta, a laconstruccin de casas para obreros. Peridico La Defensa. Medelln, octubre 19de 1919, p. 1

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    siglo, dist muchsimo de la tan publicitada idea de laCiudad Jardn.

    Adems de los pequeos barrios obreros, comenz aregistrarse la existencia de asentamientos ilegales loca-lizados casi todos en las llamadas fracciones de El Pobla-do, Beln y La Amrica; algunos de ellos se convirtieronluego en barrios que mantuvieron durante mucho tiem-

    po la categora de ilegales; es el caso de El Salado, ElSocorro y Betania18. En el rea urbana tambin se cono-cieron barrios, no propiamente ilegales o invasiones,sino aquellos que por sus precarias condiciones higini-cas y por ubicarse casi todos en los lmites con la zonarural, fueron conocidos como barrios extramuros. Porejemplo, Niquitao, La Asomadera, Guanteros, La Toma,Las Palmas, El Salvador, Chagualo, Sevilla, Guayaquil yun sector de San Benito, frecuentemente afectados porepidemias que paradjicamente los hacan visibles parael resto de la ciudad19. Estos barrios eran otra versin dela periferia urbana, no planeada ni pensada como la delos obreros, opuesta si se quiere a la ambicionada Ciu-

    dad Jardn, pero de todos modos parte de la periferia es-pacial e imaginariamente construida durante esta pri-mera mitad del siglo.

    Finalmente, encontramos nuevos suburbios de laslites. El aumento de la actividad comercial del centro,desplaz la funcin residencial hacia otras reas. La

    18. Franco Restrepo, Nohemy y otros. Medelln 1889-1950. Resea histrica de suarquitectura y su esttica. Tesis de Grado. Facultad de Arquitectura, Universi-dad Pontificia Bolivariana, Medelln, 1984, p. 39.

    19. De esto dan cuenta los mltiples informes de la oficina del mdico municipal ode las diversas comisiones de higiene del Concejo. Sobre ello ver: Villa M. Mar-tha Ins, Op. Cit., pp. 187-205.

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    aristocracia residente en los parques de Bolvar y Berro,busc en las afueras de la ciudad el lugar ptimo paravivir por las condiciones higinicas que presentaban,porque de este modo se alejaban del bullicio y convul-sin del centro y, finalmente, porque era una moda enel modelo de barrios modernos europeos. Los nuevossuburbios, caracterizados por una arquitectura quepromocionaba el estilo chalets, ubicados en los barrios

    Miraflores, Aranjuez, Prado y hacia los aos cuarenta,Laureles, conformaron una nueva periferia urbana, dis-tante de la connotacin de marginalidad, pobreza e in-salubridad con la que fueron asociados los otros barriosya mencionados, pero partcipes tambin del delinea-miento y usos del espacio urbano de aquella pequea

    ciudad.

    Hacia mediados del siglo Medelln era una ciudadque distaba de la pequea aldea descrita hacia fi-nales del siglo XIX. A pesar de que no se haban realiza-do la gran mayora de las propuestas de ordenamiento,

    si haba quedado la conviccin de que era necesario elinstrumento de la planeacin para intervenir sobre eldesarrollo de la ciudad. El Plan Piloto fue en gran me-dida resultado de todo este camino.

    En los aos cincuenta encontramos una ciudad conun satisfactorio cubrimiento en servicios pblicos, si se

    mira comparativamente con otros lugares del pas; conuna administracin, una gestin pblica y una infraes-tructura aceptable, y sin mayores problemas de adecua-cin urbanstica. Se haban redefinido sus fronteras es-paciales y poco a poco comenzaban a saltar al centro

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    gran parte de los problemas sociales sobre los cuales sehaba ejercido un aparentemente eficiente control mo-ral. Se constataba adems, el afianzamiento de lazosentre el sector pblico y privado que influan en la rea-lizacin de obras y en los proyectos de ciudad futura.Todos estos aspectos otorgaron a la ciudad de Medellnde esta primera mitad del siglo, caractersticas especfi-cas y contrastantes con lo que ocurrir en las dcadas

    posteriores.

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    LA COLONIZACINURBANA

    CAPTULO II

    En 1951 Medelln contaba con358.159 habitantes y ya era reconoci-

    da como la primera ciudad industrialde Colombia. Aunque todava no se re-gistraban grandes cambios con res-pecto a las dos dcadas anteriores, al-gunos indicadores insinuaban nuevosretos en el ordenamiento urbano: el

    trfico vehicular se haba acentuadonotoriamente generando problemasde circulacin; aumentaron los ndi-ces de construccin en relacin conaos anteriores; se registr una nuevatendencia de crecimiento en sentido

    El inmigrante le permite a la ciudad pensarlos desarreglos de su presente fragmenta-cin, desorden, desaliento, descomposicin

    como el resultado contingente de una presen-cia monstruosa que hay que erradicar: lasuya.

    Manuel DelgadoManuel DelgadoManuel DelgadoManuel DelgadoManuel DelgadoFragmento la Ciudad LquidaFragmento la Ciudad LquidaFragmento la Ciudad LquidaFragmento la Ciudad LquidaFragmento la Ciudad Lquida

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    norte-sur rompiendo el eje oriente-norte que haba es-tructurado el espacio urbano durante la primera mitaddel siglo; se hizo manifiesta la insuficiencia en la pres-tacin de servicios, en especial por la carencia de unared de alcantarillado acorde con el tamao de la ciudad.Estos fueron algunos de los aspectos diagnosticados porlos urbanistas Wiener y Sert, a quienes la Oficina de Va-lorizacin encomend, en 1948, la tarea de elaborar un

    Plan Regulador para la ciudad de Medelln1.

    Empero, en la dcada siguiente ocurrieron cambiostrascendentales en el acontecer urbano de la ciudad ydel pas. La migracin, un fenmeno relacionado conproblemas de violenciay pobreza en el campo2, y con laatraccin generada por nuevas ofertas urbanas3, se con-virti a partir de los aos sesenta en una realidad con-tundente y descodificadora de lo que hasta ahora signi-ficaba lo urbano en el pas. A este proceso y la posteriorocupacin de zonas deshabitadas de las ciudades me-diante tomas, invasiones u ocupaciones, bien podramosdenominar, retomando la expresin de Jacques Aprille

    1. Wiener Lester, Paul y Sert, Jos Luis. Informe del Plan Piloto de Medelln. Vol.II. Traduccin de Alfonso Lalinde. Medelln, octubre 4 de 1950. En: RestrepoUribe, Jorge. Medelln: su origen, progreso y desarrollo. Medelln, Servigrficas,1981, pp. 350-359

    2. Segn Paul Oquist, en 1962 Antioquia ocupaba el primer lugar en cuanto anmero total de personas que emigraban debido a la violencia (116.500). Vio-lencia, conflicto y poltica en Colombia. Bogot, Instituto de Estudios Polticosy Relaciones Internacionales, 1988.

    3. En un estudio realizado en 1974 sobre la poblacin que habitaba en los ncleosde tugurianos se afirma que de la poblacin estudiada slo el 27.1% reconocecomo causa de la migracin la violencia, el 57.1% corresponde a la bsqueda detrabajo y mejores salarios, el 29.7% a la difcil situacin econmica en el campo.Vlez M. Patricia. Flujos migratorios a ncleos de tugurios y factores fsicos ysocioeconmicos que inciden en la formulacin y persistencia de este tipo dehbitat. Departamento Administrativo de Planeacin y Servicios Tcnicos, Me-delln, 1974, p. 75.

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    comocolonizacin urbana4, ejede la urbanizacin y es-tructuracin fsica y social de la gran mayora de ciuda-des colombianas.

    Estos pobladores trajeron consigo otras demandasde vivienda, educacin, salud, empleo y formas de vidapara las cuales ni el gobierno nacional, ni la administra-cin local, ni an los ya viejos habitantes urbanos, esta-

    ban preparados. A partir de la dcada del sesenta, lasgrandes ciudades colombianas recorrieron un caminotortuoso de aceptacin de esta realidad. Respondiendo aello, el gobierno nacional realiz una intervencin ur-bana mediante instituciones como el Instituto de Crdi-to Territorial ICT y el Banco Central Hipotecario

    BCH y cre instrumentos legislativos para la institu-

    cionalizacin de la planeacin y el control de las urba-nizaciones piratas, con la Ley 66 de 1968.

    La poltica urbana local, por su parte, estuvo centra-da en la infraestructura fsica y si bien algunas de estasinversiones se dirigieron hacia los sectores ms popula-res, la tendencia predominante fue la de incidir priori-tariamente en la adecuacin de zonas para sectoresmedios y en el ordenamiento de funciones en el conjun-to de la ciudad en torno a la estructuracin vial.

    Plan regulador:

    historia de un anacronismoCon la Ley 88 de 1947, se obligaba por primera vez

    a los municipios con presupuestos superiores a 200.000

    4. Aprille-Gniset, Jacques. La ciudad Colombiana. Siglo XIX y XX. Santaf deBogot, Biblioteca Popular, Coleccin Textos Universitarios, 1992, p. 558.

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    pesos, a elaborar planes reguladores que orientaran eldesarrollo futuro de las ciudades. Estos deban com-prender: las enmiendas y mejoras necesarias a la parteya construida, atendiendo posibles modificaciones; losnuevos barrios y la ubicacin de los edificios pblicos,sitios de recreacin y deporte, templos, plazas, reasverdes y escuelas5.

    En desarrollo de esta ley y tambin como continui-dad de las ideas de ciudad futura ordenada y modernaimpulsadas localmente en las dcadas anteriores, laJunta de Valorizacin y Urbanismo (nueva versin de laantigua Oficina de Ingeniera Municipal), autoriz la ce-lebracin de un contrato con los urbanistas extranjerosP.L. Weiner y J.L. Sert, para elaborar un Plano Regula-dor de Medelln.

    Ellos realizaron una serie de propuestas alimentadaspor el espritu de la Carta de Atenas e impulsadas en elCongreso Internacional de Arquitectura Moderna-CIAM-, segn la cual las ciudades deban ordenarse en

    torno a cuatro funciones bsicas: habitar, trabajar, re-crearse (cultivar el cuerpo y el espritu) y circular(transporte). De acuerdo con esto, se planteaba comouna de las principales guas del plan piloto la segrega-cin de estas funciones y la eliminacin de las reas deuso mixto6.

    Se propuso una zonificacin de la ciudad en reas deuso residencial, separadas con cinturones verdes paraaislarlas de la industria; reas de trabajo industrial al sur

    5. Restrepo Uribe, Jorge. Op. Cit., p.345.6. Ibid, p. 353

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    y comercial al centro y alrededor de las avenidas princi-pales, reas de circulacin, paralelas al ro, como ejeestructurante de la vialidad; y reas recreativas y par-ques. Adems, la construccin de un centro cvico puesera ste uno de los lugares ms congestionados y elsector representativo del orgullo cvico y emprende-dor7. Para esto se requera la reubicacin de la plaza demercado y de la estacin del ferrocarril localizados en la

    zona de Guayaquil. La misma racionalidad que se pre-tenda global, organizadora, unitaria y unificante, porotra va se orientaba hacia la separacin, el aislamientoy la segregacin8.

    En 1951 El Plan Piloto fue aprobado por el Decreto683 de 1951 y fue creada la Junta Asesora del Plan Re-gulador y su oficina por el Decreto 636 de 1951; poste-riormente, en 1959 fue adoptado por el Acuerdo 92 de1959 con algunas modificaciones con respecto a la ver-sin inicial, lo que se llam Plan Director 19599.

    Conceptualmente tena las mismas funciones del

    Plan Piloto, es decir, orientador y enunciativo; segn

    7. Segn Wiener y Sert, Medelln ha dado amplias pruebas de este espritu deempuje. Sus fbricas y rpido crecimiento son prueba de esto, pero como otrasciudades que han crecido rpidamente no tienen bien definido un centro quepersonificara este espritu de empuje de los antioqueos. Ibid, p. 366.

    8. Como dice Henri Lefebvre, una ciudad construida bajo este concepto de zonifi-cacin tiende a componerse de ghettos o de parkings, el de los obreros, el de losintelectuales, el de los estudiantes... ghetto en el espacio y ghetto en el tiempo.

    Lefebvre, Henri. El derecho a la ciudad. Barcelona, Pennsula, 1975, p.120.9. Existen algunas diferencias entre Plan Regulador, Plan Piloto y Plan Director.

    Segn lo expresaban los autores del Plan Piloto, este deba dar las directricesgenerales para la reorganizacin de la ciudad y su crecimiento; el detalle final,basado en la aplicacin especfica, era la funcin del plan regulador. Sobre estosconceptos vase: Departamento Administrativo de Planeacin y Servicios Tcni-cos. Departamento de Investigacin y estadstica. Conceptos sobre Plan Piloto,Plan Regulador, Plan Director y Plan de Desarrollo. Medelln, abril de 1969, s.p.

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    esto, qued faltando la elaboracin del Plan Regulador,al cual ya haban hecho referencia los autores, como unplan ms detallado y a un plazo ms corto; esto puedeexplicar, la poca concrecin de muchas de las propues-tas realizadas en la versin inicial.

    Volver a planear: reconocer la ciudad

    La dcada del sesenta inici con la constitucin de laOficina de Planeacin de Medelln como reemplazo de laOficina del Plan Regulador10. Ante las grandes transfor-maciones ocurridas en la ciudad, conocer su funciona-miento, la realidad del espacio que se quera adminis-trar, fue una de las tareas abocadas por dicha oficina.

    En funcin de ello, se realizaron una serie de estu-dios que intentaban dar cuenta de los problemascruciales de la ciudad como el dficit de vivienda, losncleos tugurianos, la normatividad sobre urbaniza-cin, entre otras11. Algunos de estos sirvieron comobase para la formulacin de reglamentaciones12 o de

    planes sectoriales13, pero escasamente condujeron a laformulacin de polticas urbanas coherentes para la ciu-

    10. Archivo Concejo Municipal. Acuerdo 46 de 1960.11. Algunos de estos estudios fueron: sectorizacin de la ciudad para prestacin de

    servicios y dficit de vivienda, 1963; estudio sobre zonificacin, cordn verde,parques y plazas de mercado, 1964; estudio socioeconmico del sector de SanAntonio, anlisis de inspecciones de polica, 1966; Ncleos marginados y focostugurianos, 1967; plan centro, 1968; estudio de la zona de Guayaquil, 1969;estudio plan vial de Medelln, ncleos piratas, venteros ambulantes y centroadministrativo la Alpujarra, 1970. Revisin de la Planeacin y el Desarrollo deMedelln. Medelln, Departamento Administrativo de Planeacin y Servicios Tc-nicos, 1977, pp. 71-72.

    12. Por ejemplo, los estudios sobre la sectorizacin de la ciudad (Acuerdo 52 de1963) o el de urbanizaciones (Decreto 354 de 1968)

    13. Plan de atencin hospitalaria, 1964; plan cuatrienal de construccin de aulasescolares, 1969; plan parques, 1969; y plan centro de la ciudad, 1968.

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    dad; no hubo un proyecto global que articulara todosestos estudios, excepto la perspectiva de elaboracin deun plan metropolitano y tampoco articulacin entre po-lticas y realizacin de obras.

    Es necesario resaltar esta labor ya que se hicieronanlisis bastantes realistas, crticas a polticas en mar-cha y propuestas reorientadoras de las intervenciones

    urbanas; desde los estudios podramos pensar que estalabor de re-conocer la ciudad fue efectiva en la medidaque pudo diagnosticar lo que ocurra en ella; pero no in-cidieron en la construccin de polticas y mucho menosen su gestin. De ah se desprende un balance realizadopor la propia Oficina de Planeacin, sobre la orientacinde esta actividad desde los aos sesenta:

    ...ante el coincidencial desplazamiento ver-

    tical del proceso urbanstico de Medelln,

    planeacin opt inexplicablemente por una

    lnea meritoria pero tmida y sin proyec-

    cin, referida a la especulacin acadmica y

    a la poltica correctiva, lo cual ha generadolentitud y apata de la actividad planificado-

    ra14.

    Como vemos, a la especulacin acadmica y la po-ltica correctivase adjudicaba la ineficiencia de la acti-vidad planificadora. Sin embargo, este resultado tam-bin tuvo que ver con la evidencia de fenmenos socia-les que no haban sido previstos a comienzos de la d-cada del 50 y con los cambios ocurridos en la clase po-

    14. Departamento de Planeacin. Informe 1979-1981. Medelln, abril de 1981,p. 18.

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    ltica y el sector privado: de parte de la administracinmunicipal no hubo voluntad poltica para dar continui-dad a las disposiciones que de modo disperso reglamen-taban este ordenamiento, y el sector privado, antes in-volucrado en los distintos mbitos de la vida local, seretir paulatinamente del espacio pblico concentrn-dose cada vez ms en sus intereses privados; su accionarse daba en aras a la privatizacin de polticas y no a la

    promocin de un espritu cvico como haba ocurridoaos atrs.

    Redefinicin de las fronteras:permetro y divisin sectorial

    En la medida en que el desorden urbano fue adjudi-cado a la falta de mecanismos legales para controlar elcrecimiento y funcionamiento de la ciudad, el perme-tro urbano se pens como un instrumento para su or-denamiento. El permetro establecido en 1945 se man-tuvo alrededor de 18 aos, hasta 1963, cuando nueva-

    mente fue modificado.Segn el Acuerdo 52 de 1963 fueron incorporados al

    rea urbana sectores del norte y el occidente de la ciu-dad hacia donde se haba dado con mayor fuerza la ex-pansin y los procesos de urbanizacin. Entre estos seencontraban algunos barrios construidos bajo la moda-lidad de invasin y loteo pirata o producto de la inter-vencin del Estado en soluciones de vivienda a travsInstituto de Crdito Territorial o Casitas de la Providen-cia. En el sur, el territorio correspondiente a los barrios

    Altavista, Campoamor, Las lomas de los Gonzlez,

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    Balsos y Los Parras en el poblado; al oriente, el Salvador,Loreto, El Vergel, Las Estancias y Villa Lilian; alnororiente, San Pablo, Santa Cruz, Villa del Socorro, LaFrancia, Playn de los Comuneros; al Noroccidente, Al-fonso Lpez, Francisco Antonio Zea, Bello Horizonte,Miramar, La Esperanza, Pedregal, Boyac, Florencia ySantander; y al centroccidente, los barrios 20 de Julio,Pradera y Belencito.

    Al mismo tiempo, quedaron excluidos barrios deantigua formacin ubicados en la frontera con el rearural. Encontramos aqu los barrios El Corazn y elSalado al centroccidente; Zafra en el sector de Beln; enla comuna de Robledo, los barrios La Quiebra, la Marga-rita, Blanquizal, El Cucaracho, Aures y Palenque. En elnorte, un gran territorio constituido por barrios de in-vasin o piratas, la mayora en proceso de formacin,entre ellos, los barrios Popular I y II, Santo Domingo,Granizal, La Esperanza y San Jos de la Cima; en la zonacentroriental, Versalles y Llanaditas.(Vase Mapa N 1:

    Permetro Urbano. Medelln 1905-1992)

    Pero adems de reflejar las reas de mayor expan-sin, esta medida se constitua claramente en un instru-mento para el control del crecimiento urbano; el per-metro urbano, as establecido, se considerar definitivo

    para controlar el crecimiento de la ciudad y no permi-tir planteamientos de reas exteriores que tiendan aadherir al sector urbano15. Unos aos despus esta ta-rea fue reforzada mediante la expedicin de una ley na-cional Ley 66/1968 que prohibi explcitamente a los

    15. Archivo Concejo Municipal. Acuerdo 52 de 1963. Crnica Municipal T1963-1964.pp. 141-145.

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    gobiernos locales dotar de infraestructura los asenta-mientos piratas y las invasiones ubicadas por fuera delpermetro.

    Del mismo modo que con estas medidas se definanunas fronteras hacia afuera, a travs de la divisin terri-torial se delimitaban administrativamente territorios yfronteras internas. En 1963 la administracin munici-

    pal aprob la divisin territorial de la ciudad, con lo cualse pretenda adjuntar al concepto de zonificacin -puessegua rigiendo la idea de ordenamiento urbano-, crite-rios geogrficos y socioeconmicos para la agrupacinde la ciudad alrededor de unidades barriales y comuna-les; se definieron seis comunas: comuna 1, Oriente; co-muna 2, Robledo; comuna 3, La Candelaria; comuna 4,La Amrica; comuna 5, El Poblado; y comuna 6, Beln.Cada una con barrios que compartan caractersticas deproximidad territorial y cierta homogeneidad socio-eco-nmica16. (Vase Mapa N 2: Divisin territorial: Mede-lln 1963- 1993)

    La descentralizacin que se buscaba con esta divi-sin hacia las diversas zonas fue bastante precaria, yaque no se llev a cabo la adaptacin de las diferentes de-pendencias de la administracin a esta nueva divisin,ni la dotacin de las comunas de todo lo necesario parasu funcionamiento17. Pero adems, fue evidente la ca-

    rencia de referentes sociales y culturales que permitie-ran una correspondencia de esta divisin con lasterritorialidades construidas a lo largo de los aos por

    16. Acuerdo N 52 de 1963.17. Segn el acuerdo, el alcalde estaba autorizado conseguir los terrenos y cons-

    truir los edificios necesarios para cada comuna. Artculo 10, Ibid.

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    los pobladores, en ese proceso cotidiano de hacer y vivirla ciudad.

    Ello hizo de sta, una medida con poco arraigo en lapoblacin y por tanto, poca eficacia incluso a nivel ad-ministrativo. Diego Londoo White, director de la Ofi-cina de Planeacin, haca el siguiente balance en 1979:

    El objetivo de ste acuerdo fue dar a la adminis-tracin municipal facilidades para la racionaliza-cin y distribucin de los servicios pblicos socia-les, institucionales y comerciales. Sin embargo,esta divisin es deficiente ya que no consulta laconformacin natural de las comunidades y la to-

    pografa de las zonas que ocupan dichos sectoresy adems para la definicin de lmites nicamen-te se tuvo en cuenta las barreras fsicas y las vas

    primarias existentes18.

    Se evidenciaba as la poca correspondencia entre ladivisin administrativa y las territorialidades construi-

    das por los propios pobladores urbanos.

    El centro de la ciudad: deterioro sin finCon la destruccin de la Plaza de Mercado Cubierto

    de Guayaquil, despus del incendio ocurrido en 1968,este sector vivi un progresivo deterioro. Un ao des-pus, comenz la demolicin de las ruinas de la plaza yel desalojo de los habitantes del sector.

    18. Londoo White, Diego. Sntesis descriptiva de la realidad urbana de Medelln.Departamento Administrativo Planeacin y Servicios Tcnicos. Medelln, marzode 1979, p. 13.

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    Una crnica de prensa describa as este cuadro: Enaras al progreso y la remodelacin urbana de la ciudad,la histrica plaza est siendo demolida desde fines de lasemana anterior, mientras se cumple el desplazamien-to de sus usuarios y de quienes, con menos capital,haban establecido puestos propios en sus alrededores.Hoy, Guayaquil, sin el bullicio de la plaza, es distinta yda la impresin de ser un sector muerto19.

    Los venteros que trabajaban all, se dispersaron porlas calles aledaas formando lo que desde entonces fueconocido comoEl Pedrero, sumndose ahora a la largalista de indeseablesque haban caracterizado este sec-tor: ladrones, prostitutas, vagos, buhoneros y bohemios.Para provocar su desalojo se ensayaron diversos meca-nismos de presin: decomiso de los productos, multas,destruccin de los puestos, supresin parcial de los ser-vicios pblicos de energa, acueducto, aseo y vigilan-cia20. Al mismo tiempo se fortalecan las organizacionesde venteros y sus respuestas con protestas, bloqueos devas y manifestaciones en el Concejo de Medelln21.

    Las basuras en las calles, los malos olores, la insegu-ridad, comenzaron a ser las imgenes ms caractersti-cas de este lugar, generando con ello una complicidadde toda la ciudad a favor de la destruccin y la cancela-cin definitiva del sector de Guayaquil; como dice Fer-

    19. Comenz demolicin de histrica plaza de Cisneros. El Espectador, octubre 29de 1969, p. 1.

    20. Jaramillo Leonor y otros. El Pedrero. Versin Preliminar. Medelln, Planea-cin Metropolitana, 1979, p.37.

    21. En 1979 existan las siguientes organizaciones de venteros: Sindicato de traba-jadores independientes del comercio de Antioquia, sindicato de venteros esta-cionarios, comit pro-defensa de venteros ambulantes, asociacin mayorista yminorista de pescado, frutas y productos alimenticios. Ibid, pp. 19-26

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    nando Viviescas, el abandono fue tan fructfero quesirvi, mediante la manipulacin descarada del caso deEl Pedrero, para que toda la ciudadana estuviera deacuerdo a principios los ochenta en que haba que des-truir a Guayaquil22.

    Si bien el desalojo y traslado de los venteros slo sehizo en los aos ochenta, durante esta poca el tema de

    las ventas ambulantes emergi como un problema nue-vo para la ciudad y se inici un camino progresivo y sinretorno de deterioro y negacin del centro de la ciudad.

    Los alrededores del parque de Berro por su parte,fueron objeto en esta poca de un proceso acelerado demodernizacin que incluy sin falta la construccin de

    grandes edificios bancarios, eliminando definitivamen-te las pocas huellas que an existan del pasado. En todocaso, en uno y otro lugar, estos nuevos usos dejaron lasensacin, finalizando los aos sesenta, que ste no eraun espacio representativo de la ciudad. Los habitanteshaban sido expulsados de su centro.

    Erradicar tugurios:poltica para extraos y peligrosos

    Finalizando la dcada del cincuenta encontramos enla ciudad de Medelln llamados alarmantes sobre lo que

    se denominaban losfocos tugurianoso barrios piratasen diferentes sectores de la ciudad.

    Hacia 1958 se calculaban alrededor de 54 ncleos

    22. Viviescas Fernando. Medelln: recuperar el centro?Revista La Ciudad, 1983.,p. 11.

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    ubicados fundamentalmente en las mrgenes del ro ode las quebradas y en los extremos de barrios antiguosde la franja oriental y occidental. En uno de los estudiossobre el tema, hallamos un anlisis bastante indicativode la frgil pervivencia de una mentalidad de beneficen-cia y caridad cristiana con la que se haba respondido alas demandas y problemas sociales durante la primeramitad del siglo. Segn Jos Mesa Velsquez, autor del

    estudio y jefe de la Oficina de Valorizacin,

    La erradicacin de los tugurios mueve la

    compasin y la caridad cristiana... el con-

    traste de esa gran miseria, expuesta a los

    ojos de todos, con el lujo de algunas clases,

    y por lo menos la relativa comodidad de la

    mayora de los habitantes de la ciudad, es

    caldo de cultivo para los resentimientos so-

    ciales, y un terreno abonado para las doctri-

    nas revolucionarias que predican la violen-

    cia para destruir el orden existente... La ca-

    ridad y la beneficencia deben procurar eli-

    minar cuanto antes esta lacra de los tugu-rios, y estamos seguros que los medellinen-

    ses sabrn cada uno a su medida dar su

    aporte a esta obra de redencin23.

    De acuerdo con esto, se hizo un llamado a toda laciudad y muy especialmente, a los sectores privadosque tambin deben tener inters en que el auge de susnegocios se vea reflejado en el campo socialpara quecooperaran en la erradicacin de los tugurios; al plan

    23. Mesa Vsquez, Jos. Estudio sobre los barrios piratas en el Municipio de Mede-lln. Medelln, 1958, p. 10-13

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    regulador para que incentivara la actividad urbanizado-ra en beneficio de los pobres; a las empresas pblicaspara que entendieran el sentido social de su misin,permitiendo el acceso de los ms pobres a los serviciospblicos; a Obras Pblicas para que no slo construyeraautopistas sino las vas necesarias en los barrios popu-lares; a la Oficina de Valorizacin para que realizaraobras de importancia tambin en los sectores popula-

    res24. Se trataba del mismo enfoque impulsado por laSociedad de Mejoras Pblicas para el fomento de obrasfsicas que insista en una responsabilidad de toda la so-ciedad sobre el devenir de la ciudad; an cuando el sen-tido fuera moral o esttico.

    No obstante, durante los aos siguientes, muchos

    cambios sucedieron, no slo en cuanto a la visin del pro-blema, sino a la magnitud misma del fenmeno. En eltranscurso de dos dcadas, -sesenta y setenta-, llegaron a600.000 los habitantes residentes en barrios ilegales de laciudad (el 50% de la poblacin). Se registraron asenta-mientos piratas e invasiones en casi todas las zonas excep-

    tuando El Poblado. Los ejemplos ms significativos de estasituacin fueron, en el sector nororiental, los barrios VillaGuadalupe, Santo Domingo, Popular, Granizal, Mosc, LaIsla; al noroccidente, El Diamante, San Martn de Porres,Castillita; en el centroriente, Villatina y el Vergel; y en elsector centroccidental, Los Alczares y Antonio Nario.

    El tema de la migracin y su efecto en la construc-cin de nuevos asentamientos populares en las perife-rias urbanas, se convirti en el principal problema apartir de la dcada de los sesenta. El tratamiento que dio

    24. Ibid, p. 10-113.

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    el gobierno nacional a este fenmeno fue, de una parte,controlar la migracin campesina, de ah la importan-cia para esta poca del tema de la reforma agraria; y enla ciudad, medidas represivas tendientes a erradicarlos tugurios de las laderas de la ciudad.

    En 1964 Medelln tena una poblacin de 740.716habitantes y se calculaban alrededor de 85 ncleos pira-

    tas, de los cuales 25 estaban ubicados por fuera del pe-rmetro urbano25. A nivel local se responde a esta situa-cin con una poltica de erradicacin y reubicacin defamilias a travs deCasitas de la Providencia, creada en1955 Acuerdo Municipal N 69 con aportes pblicos yprivados, con el fin de construir soluciones de viviendapara las familias de tugurios erradicados y de ste modoelevar el nivel moral, social e higinico de las personasque en condiciones infrahumanas habitan en ellos26.Esta pretensin, era indicativa de un sentido de limpie-zamoral, fsica y social, bastante arraigada en el espri-tu cvico vigente hasta mediados del siglo, pero tambinde una mirada sobre el migrante que lo asociaba de

    manera casi inmediata a malos comportamientosoconductas criminales27.

    25. Departamento de Planeacin.Anuario Estadstico de Medelln 1963-1964. Me-delln, Oficina de Planeacin, 1965, pp. 4-7

    26. A travs de este programa se construyeron viviendas en Villa del Socorro y San-tander para reubicacin de familias de la Iguan, tugurios de la Alpujarra, laInmaculada y Estacin Villa. Departamento Administrativo de Planeacin y Ser-vicios Tcnicos DAP y ST. Los ncleos marginados y su rehabilitacin. Po-

    nencia presentada al VIII Congreso nacional de municipalidades. Ccuta, febre-ro de 1968; anexo 1, p. 1. Vase adems: Archivo Concejo Municipal. 697 das degobierno municipal. Septiembre de 1968 a agosto de 1970. Medelln, agosto de1979, p. 9

    27. En 1968 se proponan como variables para el estudio de los ncleos formados apartir de procesos migratorios: estado de las comunidades a mejorar o erradi-car; tendencias de estas comunidades al deterioro fsico; causas de la descompo-sicin de los sectores; las razones de su presencia en la regin; ndices de crimi-

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    Desde comienzos de la dcada del sesenta ya se ad-verta sobre los efectos contraproducentes de las polti-cas de erradicacin. En un estudio realizado por planea-cin en 1963, se sealaba que

    las medidas tomadas para la erradicacin

    de los tugurios, como la accin policiva y el

    realojamiento, despejaron las zonas centra-

    les, pero el fenmeno continu en otrasreas de la ciudad a un ritmo de crecimiento

    posiblemente mayor al que haba trado

    hasta ahora. Investigaciones elaboradas re-

    flejan que a partir de las erradicaciones en

    las reas centrales aumentaron los tugurios

    en los barrios piratas lo que demuestra que

    el problema cambi de ubicacin conser-

    vando su dinmica y tendencia de creci-

    miento28.

    A pesar de ello se dio continuidad a la poltica deerradicacin. En 1967 se erradicaron los tugurios de La

    Alpujarra, Cementerio Universal, Estacin Villa. Y en1979, cuando ya Casitas de la Providencia se haba con-vertido en CORVIDE (1972), se reubican familias de losbarrios San Pablo, La Alpujarra y Pablo Sexto hacia elbarrio Kennedy29. Pero, la magnitud del fenmeno y en

    nalidad y clases de delitos, entre otros. Municipios Asociados del Valle de Aburr

    (M.A.S.A.). Plan de Desarrollo Integral, Regional y Metropolitano del Valle deAburr. Medelln, 1968, p. 7.28. Departamento Administrativo de Planeacin Municipal. El problema del dficit

    de vivienda en el sector urbano de Medelln. Medelln, Divisin de Investigacio-nes, diciembre de 1963, p. 8.

    29. Para esto el municipio aprueba una inversin de 5 millones de pesos a travs deCORVIDE. Se trasladan 143 familias. Archivo Concejo Municipal. Acuerdo N 21del 21 de mayo de 1979. Exposicin de acuerdos, mayo de 1979 y Discurso de

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    cierto modo la insuficiencia de esta poltica de erradica-cin llev a la necesidad de complementarla con otrasmedidas.

    Otra estrategia de la poltica urbana, consisti en lallamadahabilitacin de barrios. Se trataba de interveniren las condiciones de marginalidad de los sectorestuguriales o barrios piratas, a travs del equipamiento

    de servicios pblicos y vas, financiado en primera ins-tancia por medio del Fondo Rotatorio de Habilitacinde Barrios30.Las Empresas Pblicas de Medelln tam-bin jugaron un papel importante en esta labor. En

    junio del mismo ao crearon la Divisin de Habilitacinde Viviendas para el mejoramiento de sectores margi-

    nales mediante la dotacin de acueducto, alcantarilla-do y energa. En principio, realiz un trabajo conjuntocon la Oficina de Valorizacin, de tal manera queEE.PP.M.M. reciba prstamos del Fondo de Habilita-cin de Barrios y Valorizacin realizaba la administra-cin de los mismos. Entre 1964-1969 el programa deHabilitacin de Viviendas en coordinacin con el Insti-tuto de Crdito Territorial, dispuso de un plan de dota-cin de servicios a los barrios carentes de ellos a travsde una lnea denominada Fondo de Redes31.

    Para la realizacin de estas obras, el fondo esta-bleci una serie de inventarios sobre ncleos piratas

    que permitan definir un orden de prioridades; all seJorge Valencia Jaramillo (alcalde). Acta N 38, Instalacin de Sesiones, agosto1 de 1979.

    30. Adscrito al Departamento Administrativo de Valorizacin y creado por el Conce-jo de Medelln por acuerdo N 37 de 1964. Gmez Beatriz y otros. Op. Cit., anexo2 p. 1.

    31. Ibid, anexo 1, pp. 4-6.

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    descartaban: los barrios ubicados por fuera de la cotade servicios, los construidos en tierras invadidas, losque tenan menos de cinco aos de fundacin o losque tenan una poblacin poco numerosa; esto con elfin de no fomentar las actividades de los urbaniza-dores piratas32.

    Otra estrategia plante claramente el fomento de

    actividades de autoconstruccin, prctica ya frecuenteentre los sectores populares. Para ello, las Juntas deAccin Comunal, creadas en 1958, jugaron un papelfundamental, en algunos casos como continuacin delos centros cvicos creados anteriormente por la Socie-dad de Mejoras Pblicas. Ellas fueron vistas por el Esta-

    do como instrumentos para la integracin de los secto-res marginados; tal y como se planteaba en elProgramade Integracin Popular, el impulso y fortalecimiento delas acciones comunales tena como fin

    establecer y fomentar condiciones de todo

    gnero que favorezcan el desarrollo integral

    y acelerado de todos los sectores margina-

    dos del pas y que faciliten su incorporacin

    a la vida nacional tanto como su participa-

    cin en calidad de protagonista y beneficia-

    rios, todo ello con la movilizacin del esfuer-

    32. Teniendo en cuenta slo el criterio de la pertenencia al permetro urbano, para1970, de los 35 ncleos piratas existentes, 12 se encontraban por fuera de esteradio. El nmero total de ncleos piratas se encontraba discriminado por comu-nas as: comuna oriental: 11, comuna de Robledo: 6, Comuna de la Candelaria:2, Comuna de la Amrica: 6, Comuna de El Poblado: 5, Comuna de Beln, 5.Departamento Administrativo de Planeacin y Servicios Tcnicos -DAP y ST-.Estudio sobre los ncleos piratas en Medelln. Medelln, Departamento de In-vestigaciones y Estadsticas, abril de 1970, p. 1-32.

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    zo propio, la iniciativa y el apoyo mutuo de

    los mismos marginados y con la colabora-

    cin organizada del gobierno y de los secto-

    res privados33.

    Estas acciones comunales lograron consolidarse en ladcada del sesenta, como proyecto institucional que ase-guraba la presencia de los gobiernos en las comunidades.

    En una fase inicial, tuvieron que responder a las accionesde desalojo y represin a manos de la fuerza pblica ydespus de superada esta situacin, se dedicaron a la con-secucin de lotes y obtencin de agua, energa y alcanta-rillado. Ms adelante y, en gran medida gracias a los lazosclientelistas establecidos con los partidos polticos tradi-cionales, consiguieron apoyo financiero para abrir y pavi-

    mentar vas, canalizar quebradas o establecer rutas detransporte; la educacin, la salud, recreacin y deportes,tuvieron obligatoriamente un margen de espera34.

    Pero adems, las acciones comunales fueron un es-pacio que incluso a travs de las relaciones clientelistascon los partido polticos y a pesar de haber replicado lamisma lgica poltica de estos en sus barrios, contribu-yeron a la realizacin de ese trnsito entre lo rural y lourbano y sobre todo, a consolidar el tejido social de estanueva periferia urbana35.

    33. Decreto 2263 de 1966. Por el cual se organiza y estimula la integracin popularcon la participacin del pueblo, el gobierno y las entidades privadas. Bogot,

    setiembre 5 de 1966, p. 40.34. Desde esta perspectiva las JAC, son vistas ms como una prolongacin delcontrol estatal en estos sectores que como una opcin de transformacin de lasrelaciones Estado-sociedad. Vase: Gmez S., Beatriz y otros. Polticas Estata-les en el Hbitat Popular, 1968-1988: el caso de Medelln. Serie InvestigacionesN 15. Centro de Estudios del Hbitat Popular (CEHAP), Facultad de Arquitec-tura, Universidad Nacional de Colombia. Medelln, 1991, pp. 79-100.

    35. Basta leer los relatos de las historias de barrios de esta ciudad para constatar la

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    importancia y la heterogeneidad desde la cual debe ser visto su papel. AlcaldadeMedelln. Escriba la Historia de su barrio. Secretara de Desarrollo Comunita-ria. Medelln, 1986, 1990, 1992.

    36. Aprille-Gniset, Jacques, Op. Cit. p. 778.

    La vialidad: inclusinde nuevas reas urbanas

    En la construccin, transformacin y discontinui-dad de la estructura urbana, la vialidad ha jugado unpapel central. Las vas dan cuenta de conexiones fsicasy tambin de vasos que comunican o que por el contra-rio impiden la circulacin y la fluidez de relaciones so-

    ciales. Tal y como lo expresa Jacques Aprille, son instru-mentos fsicos que aseguran relaciones sociales. Son laexpresin en forma de canales materiales y medianteuna tecnologa de obras pblicas, de necesidades de re-laciones internas en un hbitat o entre varios. De ahque la naturaleza, la cantidad y la calidad de los nexos

    entre los integrantes de una comunidad, cualquiera quesea, implique que en su territorio opere una red adecua-da de rutas, recorridos e itinerarios36.

    Desde los aos sesenta hasta hoy, el enunciado de lavialidad como eje estructurante del espacio urbano, por elPlan Piloto, gui gran parte de las intervenciones urbanasy las inversiones pblicas de la ciudad. Para ello se contcon el mecanismo de valorizacin creado en Medelln en1939, aprobado por la Ley 63 de 1938 que autoriz a losmunicipios a establecer y recaudar la contribucin de va-lorizacin. La cobertura de la quebrada Santa Elena, la ca-nalizacin y rectificacin del ro Medelln y la construc-

    cin del Hotel Nutibara, fueron las obras ms relevantesrealizadas hasta mediados de siglo con este mecanismo.

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    El Plan incorpor en forma definitiva y planificada elsector occidental con una serie de obras viales. En 1956se decret la obra 203 de valorizacin que determin unplan integral para el sector suroccidente permitiendo laincorporacin de reservas de tierra al mercado de lapropiedad raz, lo cual motiv un gran crecimiento delos usos residenciales. El plan contemplaba la rectifica-cin y canalizacin de varias corrientes de agua, apertu-

    ra de avenidas y calles y ampliacin de las existentes. Yaen aquel entonces se haba decretado por el sistema devalorizacin la rectificacin y ampliacin de la carreteraMedelln-Itag, conocida actualmente como AvenidaGuayabal.

    Estas mismas obras se realizaron comunicando elcentro con el sector suroccidental; los barrios de laAmrica y Beln, se incorporaron al mercado de la pro-piedad raz impulsando un crecimiento urbanstico ace-lerado de este sector de la ciudad. Lo mismo ocurri conla apertura y ampliacin de la carretera Medelln-Pobla-

    do, construida con este mecanismo. De otro lado sehicieron ampliaciones en la avenida Juan Del Corral,Junn, Bolvar, San Juan, Colombia y Ayacucho37.

    37. Para un recuento detallado de las obras realizadas por el mecanismo de valoriza-cin hasta 1970 y su impacto en la ciudad, vase: Departamento de Valorizacin.Historia de Valorizacin de Medelln; progreso que da riqueza, 1940-1970. Me-delln, Bedout, 1970, 24 p. En: Restrepo Uribe Jorge. Op. cit., pp. 317-330.

    A

    l terminar la dcada del sesenta, la imagen de laciudad como catica, desordenada y peligrosa,

    circul por diversos sectores de la sociedad.

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    Si bien se constataron profundas transformacionesespaciales y sociales, no se alcanz a medir su verdaderamagnitud. Lo nico realmente identificable era quehaban llegado otros; grandes masas humanas amor-fas que se configuraron en las representaciones sociales,como portadores del desorden y causantes de la prdidade la supuesta armona y homogeneidad que hasta en-tonces haba caracterizado a Medelln.

    Pero esto no era, de ningn modo, una situacinparticular. En el conjunto de ciudades latinoamerica-nas, esta mirada frente a los migrantes constituy unapieza fundamental de los imaginarios urbanos.

    Se vea que la ciudad se inundaba, y el

    nmero de los recin llegados, de los ajenosa la ciudad, sigui creciendo a una velocidad

    mayor que la que desarrollaron para alcan-

    zar los primeros grados de la integracin...

    El nmero de quienes se incorporaban a la

    estructura urbana era siempre superior a lo

    que la estructura poda soportar. Era inevi-

    table que la explosin urbana nacida de una

    explosin sociodemogrfica, desencadenara

    a su vez grandes explosiones sociales en el

    seno de las ciudades38.

    La imagen de la ciudad como sinnimo de caos fue pre-

    dominante. Las comunidades instaladas en estos asenta-mientos fueron vistas como factor de descomposicin,cuando todava no se poda predecir que estos nuevos yextraos se instalaran definitivamente en la ciudad.

    38. Romero, Jos Luis. Latinoamr