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66 El famoso magistrado español Baltasar Garzón, mundialmente conocido y respetado por los pedidos de extradición de Augusto Pinochet y de los repre s o res de la dictadura argentina, junto con el periodista de Vicente Romero, uno de los nombres más destacados del periodismo español, quien entrevistó hace más de 20 años a víctimas y represores, emprendieron juntos el trabajo de compilar todo el material testimonial para realizar un documental que el canal de televisión pública de España (tve) transmitió en abril de 2007. Del conmocionante material que no entró en el documental, nació un libro que sigue revelando emociones acerca de lo vivido por los sobrevivientes de los años de plomo. Las entrevistas echan luz sobre la inmensa violen- cia que en nombre de una creencia, una ideología o batalla política, y sin acusar arrepentimien- to alguno, perpetraron los verdugos, seres humanos como cualquiera de nosotros. Las pregun- tas, al igual que las heridas, continúan abiertas. — ¿Se puede comprender el modo de actuar de los verdugos? B. G. / Tendría que contestar con un doble sentido: lo que he visto en aquellos que en mi ámbito profesional han estado frente a mí y, por otro lado, lo que he podido percibir después de hacer el documental y el libro. Pero si quieres la unificación se trata de personas normales que, en un momento determinado, pasan esa línea de contención, esa barrera ética, moral, y se degradan amparados por una situación de represión, de impunidad, de ausencia de límites. Por tanto, dan vida a lo peor del ser humano que existe e históricamente lo hemos comprobado en infinidad de ocasiones. DESPUÉS DE LO IMPOSIBLE por Florencia Goldsman El alma de los verdugos es el título del libro realizado por el juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero que contiene entrevistas a las víctimas de los años de la dictadura militar 66

Entrevista a Baltasar Garsón y Vicente Romero

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Revista Quid nª 18

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El famoso magi s t rado español Baltasar Garzón, mundialmente conocido y respetado por lospedidos de ex t radición de Augusto Pinochet y de los rep re s o res de la dictadura arge n t i n a ,junto con el periodista de Vicente Romero, uno de los nombres más destacados del periodismoe s p a ñ o l , quien entrevistó hace más de 20 años a víctimas y rep re s o re s , e m p re n d i e ron juntos elt rabajo de compilar todo el material testimonial para realizar un documental que el canal det e l evisión pública de España (tve) transmitió en abril de 2007. Del conmocionante material queno entró en el documental, nació un libro que sigue revelando emociones acerca de lo viv i d opor los sobrev ivientes de los años de plomo. Las entrevistas echan luz sobre la inmensa violen-cia que en nombre de una cre e n c i a , una ideología o batalla política, y sin acusar arrep e n t i m i e n-to alguno, p e r p e t ra ron los ve rd u g o s , s e res humanos como cualquiera de nosotro s . Las preg u n-t a s , al igual que las heridas, continúan ab i e r t a s .

— ¿Se puede comprender el modo de actuar de los verdugos? B . G . / Tendría que contestarcon un doble sentido: lo que he visto en aquellos que en mi ámbito profesional han estadof rente a mí y, por otro lado, lo que he podido percibir después de hacer el documental y el libro.Pe ro si quieres la unificación se trata de personas normales que, en un momento determinado,pasan esa línea de contención, esa barre ra ética, m o ra l , y se deg radan amparados por unasituación de rep re s i ó n , de impunidad, de ausencia de límites. Por tanto, dan vida a lo peor delser humano que existe e históricamente lo hemos comprobado en infinidad de ocasiones.

DESPUÉS DE LO IMPOSIBLEpor Florencia Goldsman

El alma de los ve rd u g o s es el título del libro realizado por el juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero que contiene entrevistas a las víctimas de los años de la dictadura militar

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B . G . / Recordaba esa película de Spencer Tracy sobre losjuicios de Nüremberg, cuando el Ministro de Justicia es juz-gado y cuando es condenado, pide hablar con el juez y ledice: “lo que quiero que se sepa es que yo no sabía todo loque estaba pasando”, y el juez le responde: “cuando ustedfirmó la primera sentencia de muerte comenzó elHolocausto”. ¡Claro que él sabía lo que estaba pasando! Esesa mezcla de mesianismo, de esa compartimentación deresponsabilidades, de esa intención clara de autoprotección,de decir “yo no sabía todo lo que estaba sucediendo y portanto mi responsabilidad es menor”.— Tocan el tema de las relaciones de afecto entre el tor-turador y el secuestrado ¿a qué responden estos víncu-los a primera vista incomprensibles? B . G . / Quizás es elámbito de Vicente Romero pues lo conoce bien. A mí la re f l e-xión que se me ocurre es que en una situación de anu l a c i ó ntotal de la voluntad de las personas, sometidas en condicio-nes infra h u m a n a s , cualquier acción del captor, el secuestra-d o r, ve rd u g o, d e s a r rolla sobre la víctima, al único que env i l e c ees al que tiene esa posición de dominio o de dominacións o b re los demás. Por tanto, en la mente humana en una situa-ción ex t re m a , como en la que se encontraban la víctimas queal final re c u p e ra ron su libertad, podía suceder cualquier cosa.En el libro se da cuenta de alguno de esos casos y de que porp r i m e ra vez ha habido un supuesto reconocimiento físico, u n aespecie de confesión, catarsis hacia el público en ge n e ra l .

V. R . / Son muy difíciles de entender y sobre todo paraquienes las han viv i d o, es muy difícil y muy duro de ex p l i c a r-l a s , ex p o n e r l a s . De hech o, a h o ra mismo hay mu chas mu j e re sque sufren una violación y no se atreven a denu n c i a r l o. H ah abido un silencio sobre ese trato de intimidad, de intimidadf o r z a d a , e n t re la víctima y el ve rd u g o, y es lógico que no seh aya querido hablar de eso. En el rodaje del documental sec reó un clima de confianza y de confidencialidad e intimidad,que hizo que algunas de las víctimas habl a ran de ese tipo dere l a c i o n e s , de cómo se habían pro d u c i d o, y con eso se contri-b u ye ra a entender una de las partes más oscura s , de las zonasmás oscuras del comportamiento de los ve rd u g o s .— ¿Hay héroes en esta historia? V. R . / Pa ra mí, los héro e sde toda esta historia han sido las víctimas, tanto las quemu r i e ron como las que sobrev iv i e ro n . Son las que sufriero nen condiciones infrahumanas y después de eso han conseg u i-do re c u p e rar su vida, re h a c e r l a , m a l , bien o reg u l a r, p e ro encualquier caso con un esfuerzo espectacular. H ay otros héro e sque son las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo que sonvíctimas también, por tanto para mí son las hero í n a s . Son lasvíctimas que re c i b i e ron la ag re s i ó n , y que se defendieron sim-plemente llevando un pañuelo, yendo de puerta en puerta, yasumiendo críticas y pérdidas de su libertad, mes a mes y díaa día y que consiguieron que la historia cambiara , ellos sonlos auténticos héroes de esta historia. Los villanos sab e m o squiénes son.

B . G . / Los héroes en el caso de la A rgentina llevan faldas:los héroes han sido mu j e re s . Los que tenían que ser héro e s ,que fueron formados para ser héro e s , e n t re los militare smu chas veces el héroe es el soldado que corre en dire c c i ó nc o n t ra r i a , se equivoca al huir y ava n z a , y le acaban poniendouna medalla. En el caso de los que debían ser los héro e s , l o ss a l va d o res de la patria, educados para ser héro e s , pesa sobreellos una ve rgüenza histórica terribl e.

A q u í , en la época del proceso militar, en forma incom-p re n s i bl e, se desataron todas las tormentas, se ab r i e ron todaslas compuertas para dar salida a esa barbarie, que una ve zpuesta en march a , ya no se contuvo, s o b re todo porque teníanla sensación y la realidad de impunidad e importaba poco yaqué se hacía, cómo y hasta dónde se hacía, lo cual no quieredecir que no fuera sistemático y perfectamente urd i d o, p l a n e-ado y hecho con una finalidad muy concre t a , aunque defor-m a d a , de buscar una supuesta pureza ideológica social-cris-t i a n a , de contradicción y eliminación de aquellos que opina-ban distinto y sobre todo de aquellos en el ámbito de la ideo-l ogía comunista o atea.

V. R . / C reo que te encuentras con seres humanos, c o m ocuando te enfrentas a un criminal, a un asesino o a un ladrón,p e ro en este caso estamos hablando de seres humanos queademás mantienen un mu ro de silencio y hacen muy difícila p roximarse a ellos. Algunos incluso confiesan las consecuen-cias del ejercicio de la violencia, de esa práctica de lo peor queh ay en el ser humano, como decía Baltasar. Pe ro al final siguesiendo una incógnita, porque aunque se trate de seres huma-nos normales, con comportamientos delictivos y humanosab e r ra n t e s , nos resulta muy difícil poder comprender en defi-n i t iva , cómo el tipo que ha estado tortura n d o, después del avarse las manos acaricia a su mujer o a sus hijos, o l v i d a n d olo que ha estado haciendo durante todo el día. Más allá dec o n s i d e raciones políticas el ser humano es a veces un miste-rio insondabl e.

B . G . / Por otra parte resulta casi incompre n s i ble cómoalgunos de ellos carecen del sentimiento de arrep e n t i m i e n t o,siguen comu l ga n d o, siguen recibiendo los sacramentos católi-c o s , sin ningún tipo de re c a t o, siguen recibiendo la ab s o l u c i ó n ,se les permiten esos ritos. Si fuera sacerdote y esas personasv i n i e ran ante mí conociendo los hech o s , como se conocen,pues no sé si sería capaz de darles los sacra m e n t o s . Es que yoasumo esa re s p o n s abilidad también, ese arrep e n t i m i e n t o. S esigue creyendo que se actuó por inspiración divina y eso esmuy grave. Esas son las contradicciones que existen en lasmentes de los ve rd u g o s .— ¿Se puede comprender esa ruptura de los límites res-pecto de la integridad del otro? V. R . / Por lo que se sabe ohabía una mecánica que ayudaba a diluir la responsabili-dad, en el sentido de que unos ordenaban las detenciones,otros realizaban las detenciones, otros hacían los interroga-torios, otros tomaban la responsabilidad de quién debíavivir o morir, otros se encargaban de ejecutar esas decisio-nes, otros se encargaban de eliminar los cadáveres. Era unacadena.

B . G . / Una especie de justificación que buscaban, com-partimentación de responsabilidades, es decir “yo solamen-te llevaba agua para limpiar la sala de torturas”, “yo recibíaórdenes de trasladar detenidos desde capucha hasta lamesa donde se daba picana”, “yo era el que arreglaba lapicana cuando se fundían los plomos de la instalación eléc-trica”. De esa forma se buscaba la compartimentación deresponsabilidades, “yo no sabía que...”

V. R . / La cadena implicaba a todos de manera que cadauno de ellos pensaba que formaba parte de un conjunto,porque no fueron casos aislados, fueron todas las FuerzasArmadas. Los casos aislados fueron los poquísimos que senegaron a participar y que pagaron por ello.

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