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Giorgio Agamben: Dios no murió, se transformó en dinero “El capitalismo es una religión, y es la más feroz, implacable e irracional religión que jamás existió, porque no conoce ni redención ni tregua. Ella celebra un culto ininterrupto cuya liturgia es el trabajo y cuyo objeto es el dinero”, afirma Giorgio Agamben . Giorgio Agamben es uno de los mayores filósofos vivos. Amigo de Pasolini y de Heidegger, Giorgio Agambenfue definido por Times y por Le Monde como una de las diez cabezas pensantes más importantes del mundo. Según él, “el nuevo orden del poder mundial se funda sobre un modelo de gobernabilidad que se define como democrático, pero que nada tiene que ver con lo que este término significaba en Atenas“. Así, “la tarea que nos espera consiste en pensar integralmente, del principio al

Entrevista Giorgio Agamben

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Giorgio Agamben: Dios no muri, se transformen dineroEl capitalismo es una religin, y es la ms feroz, implacable e irracional religin que jams existi, porqueno conoce ni redencin ni tregua. Ella celebra un culto ininterrupto cuya liturgia es el trabajo y cuyo objeto esel dinero, afirma Giorgio Agamben. GiorgioAgamben es unode los mayores filsofos vivos. Amigode Pasolini yde Heidegger, GiorgioAgambenfue definido por Times y por Le Monde como una de las diezcabezas pensantes ms importantesdel mundo. Segn l, el nuevo orden del poder mundial se funda sobre un modelo de gobernabilidad que sedefine como democrtico, pero que nada tiene que ver con lo que este trmino significaba en Atenas. As,latareaquenosesperaconsisteenpensar integralmente, del principioal fin, aquelloquehastaahorahabamos definido con la expresin, poco clara en si misma de, vida poltica, afirma Agamben.El gobierno Monti invoca la crisis y el estado de necesidad, y parece ser lanica salida tanto de lacatstrofe financiera comode las formas indecentes que el poder habaasumidoenItalia. Laconvocatoria de Monti era la nica salida, o podra, al contrario, servir de pretexto para imponer unaseria limitacin a las libertades democrticas?Crisis y economa actualmente no son usadas como conceptos, sino como palabras de orden, que sirvenpara imponer y para hacer que se acepten medidas y restricciones que las personas no tienen ningn motivopara aceptar.Crisishoy en dasignificasimplementet debesobedecer!.Creoquesea evidente paratodosquelallamadacrisisyaduradecenios ynadams es sinoel modonormal comofuncionaelcapitalismo en nuestro tiempo. Y se trata de un funcionamiento que nada tiene de racional.Para entender lo que est pasando, es necesario tomar al pie de la letra la idea de Walter Benjamin, segn elcual elcapitalismo es,realmente, una religin,ylamsferoz,implacable eirracional religinquejamsexisti, porque no conoce ni redencin ni tregua. Ella celebra un culto ininterrupto cuya liturgia es el trabajo ycuyoobjetoes el dinero. Dios nomuri, se tornDinero. El Bancoconsus funcionarios grises yespecialistas asumi el lugar de la Iglesia y de sus sacerdotes y, gobernando el crdito (incluso el crdito delos Estados, que docilmente abdicaron de su soberania ), manipula y administra la fe la escasa, inciertaconfianza que nuestro tiempo todava trae consigo. Adems de eso, al hecho de que el capitalismo sea hoyuna religin, nada lo muestra mejor que el titulo de un gran diario nacional (italiano) de hace algunos diasatrs:salvareleuroacualquierprecio. Ases, salvaresuntrminoreligioso, peroqusignificaacualquier precio? Hasta el precio de sacrificar vidas humanas? Slo en una perspectiva religiosa (o mejor,pseudo-religiosa) pueden ser hechas afirmaciones tan evidentemente absurdas e inhumanas.La crisis econmica que amenaza llevarse consigo parte de los Estados europeos puede ser vista comocondicin de crisis de toda la modernidad?La crisis atravesada por Europa no es apenas un problema econmico, como les gustara que fuese vista, sinoque es antes de ms nada es una crisis da relacin con el pasado. El conocimiento del pasado es elnicocamino de acceso al presente. Es buscando comprender al presente que los seres humanos por lo menosnosotros, europeos son obligados a interrogar al pasado. Yo dije nosotros, europeos, pues me parece que,si admitimos que la palabra Europa tenga un sentido, l, como hoy aparece como evidente, no puede ser nipoltico, ni religioso y menos todava econmico, sino tal vez consista en eso, en el hecho de que el hombreeuropeo a diferencia, por ejemplo, de los asiticos y de los estadounidenses, para quienes la historia y elpasado tiene un significado completamente diferente puede tener acceso a su verdad nicamente a travs deuna confrontacin con el pasado, nicamente haciendo las cuentas con su historia.Elpasadonoes, pues, apenasunpatrimoniodebienesydetradiciones, dememoriasydesaberes, sinotambin y sobre todo un componente antropolgico esencial del hombre europeo, que slo puede tener accesoal presente mirando, de cada vez, a lo que l fue. De ah nace la relacin especial que los pases europeos(Italia, o mejor, Sicilia, sobre este punto de vista es ejemplar) tiene en relacin a sus ciudades, a sus obras dearte, asupaisaje: nosetratadeconservar bienes ms omenos preciosos, mientras seanexteriores ydisponibles; se trata, eso si, de la propia realidad de Europa, de su indisponible supervivencia. En este sentido,al destruir, con el cemento, con las autopistas y la Alta Velocidad, al paisaje italiano, los especuladores no nosprivan apenas de un bien, sino que destruyen nuestra propia identidad. La propia expresin bienesculturales es engaadora, pus sugiere que se trata de bienes entre otros bienes, que pueden ser disfrutadoseconmicamente y tal vez vendidos, como si fuese posible liquidar y poner en venta a la propia identidad.Hacemuchos aos, unfilsofoquetambineraunaltofuncionariodelaEuropanaciente, AlexandreKojve, afirmaba que el homo sapiens habia llegado al fin de su historia y ya no tena nada frente a si a no serdosposibilidades: el accesoaunaanimalidadpos-histrica(encarnadoporel americanwayof life)oelesnobismo(encarnado por los japoneses,que continuaban celebrando sus ceremoniasdelte,vaciadas, sinembargo, de cualquier significado historico). Entre una Amrica del Norte integralmente re-animalizada yun Japn queslosemantienehumanoal precioderenunciaratodocontenidohistrico, Europa podriaofrecer la alternativa de una cultura que continua siendo humana y vital, incluso despus del fin de la historia,porque es capaz de confrontarse con su propia historia en su totalidad y capaz de alcanzar, a partir de estaconfrontacin, una nueva vida.Su obra ms conocida, Homo Sacer, pregunta por la relacin entre poder poltico y vida desnuda, yhace evidentes las dificultades presentes en los dos trminos. Cul es el punto medio posible entre losdos polos?Misinvestigacionesdemostraronqueelpodersoberanosefundamenta, desdesuorigen, enlaseparacinentre vida desnuda (la vida biolgica, que, en Grecia, encontraba su lugar en la casa) y vida polticamentecalificada (que tena su lugar en la ciudad). La vida desnuda fue excluida de la poltica y, al mismo tiempo,fue incluida y capturada a travs de su exclusin. En este sentido, la vida desnuda es el fundamento negativodelpoder.Talseparacinalcanza suforma extremaenlabiopoltica moderna,en la cual el cuidado yladecisin sobre la vida desnuda se torna aquello que est en juego en la poltica. Lo que pas en los estadostotalitarios del siglo XX reside en el hecho de que es el poder (tambin en la forma de ciencia) que decide, enltimo anlisis, sobre lo que es una vida humana y sobre lo que ella no es. Contra eso, se trata de pensar enuna poltica de las formas de vida, a saber, de una vida que nunca sea separable de su forma, que jams seavida desnuda.El malestar, para usar un eufemismo, con que el ser humano comn se pone frente al mundo de lapolticatiene quever especificamente conlacondicinitalianaoes de algnmodoinevitable?Creoque actualmente estamos frente a unfenmenonuevoque va ms all del desencantoyde ladesconfianza recproca entre los ciudadanos y el poder y tiene que ver con el planeta entero. Lo que estpasandoes unatransformacinradical delas categorias conqueestbamos acostumbrados apensar lapoltica. El nuevo orden del poder mundial se funda sobre un modelo de gobernabilidad que se define comodemocrtico, pero que nada tiene que ver con lo que este trmino significaba en Atenas. Y que este modelosea, del punto de vista del poder, ms econmico y funcional est probado por el hecho de que fue adoptadotambin por aquellos regmenes que hasta hace pocos aos atrs eran dictaduras. Es ms simple manipular ala opinin de las personas a travs de los medios y de la televisin que tener que imponer en cada oportunidadlas propias decisiones con la violencia. Las formas de la poltica conocidas por nosotros el Estado nacional,la soberania, la participacin democrtica, los partidos polticos, el derecho internacional ya llegaron al finde suhistoria. Ellas continanvivas comoformas vacas, perola poltica tiene hoyla forma de unaeconomia, a saber, de un gobierno de las cosas y de los seres humanos. La tarea que nos espera consiste,por lo tanto, en pensar integralmente, desde el principio al fin, aquello que hasta ahora habamos definido conla expresin, ya poco clara en si misma, vida poltica.El estado de excepcin, que ud. vincul al concepto de soberana, hoy en da parece asumir el carcterde normalidad, pero los ciudadanos quedaron perdidos frente a la incerteza en la cual vivencotidianamente. Es posible atenuar esta sensacin?Vivimos hace decenios en un estado de excepcin que se torn regla, exactamente as como sucede en laeconoma en que la crisis se torn la condicin normal. El estado de excepcin que deberia siempre serlimitado en el tiempo es, al contrario, el modelo normal de gobierno, y eso precisamente en los estados quese dicen democrticos. Pocos saben que las normas introducidas, en materia de seguridad, despus del 11 deseptiembre (en Italia ya haban empezado a partir de los aos de plomo) son peores de lo que aquellas queestaban vigentes bajo el fascismo. Y los crmenes contra la humanidad cometidos durante el nazismo fueronposiblesexactamenteporel hechodeque Hitler, enseguidadespusqueasumiel poder, proclamunestado de excepcin que nunca fue revocado. Y con seguridad l no dispona de las posibilidades de control(datos biomtricos, videocmaras, celulares, tarjetas de crdito) propias de los estados contemporneos. Sepodra afirmar hoy que el Estado considera a todo ciudadano como un terrorista virtual. Eso no puede sinoempeorar y hacer imposible aquella participacin en la poltica que deberia definir la democracia. Una ciudadcuyas plazas y cuyas avenidas son controladas por videocmaras no es ms un lugar pblico: es una prisin.La gran autoridad que muchos atribuyen a estudiosos que, como ud., investigan la naturaleza del poderpolticopodrtraernosesperanzasdeque, dicindolodeformabanal, elfuturosermejorqueelpresente?Optimismoypesimismonosoncategorastilesparapensar. Comoescriba Marx encartaa Ruge: lasituacin desesperada de la poca en que vivo me llena de esperanza.Podemos hacerle una pregunta sobre la leccin que ud di en Scicli? Hubo quien leyera la conclusinqueserefiereaPieroGuccionecomosi fueseunhomenajedebidoaunaamistadenraizadaeneltiempo, mientras que otros vieron en ella una indicacin de como salir del jaque mate en el cual el artecontemporneo est involucrado.Setratadeunhomenajea PieroGuccione ya Scicli, pequeaciudadenquevivenalgunosdelosmsimportantes pintores vivos. La situacin del arte hoy en da es tal vez el lugar ejemplar para comprender lacrisis en la relacin con el pasado, del que acabamos de hablar. El nico lugar en que el pasado puede vivir esel presente, y si el presente no siente ms al propio pasado como vivo, el museo y el arte, que de aquel pasadoeslafiguraeminente, setornanlugaresproblemticos. Enunasociedadqueyanosabequhacerdesupasado, el arteseencuentraapretadoentrela Escila del museoyla Caribdis delamercantilizacin. Ymuchas veces, como pasa en los templos de lo absurdo que son los museos de arte contemporneo, las doscosas coinciden.Duchamp tal vez haya sido el primero a darse cuenta del callejn sin salida en que el arte se meti. QuhaceDuchamp cuando inventa el ready-made? l toma un objeto de uso cualquiera, por ejemplo, un inodoro,e, introducindolo en un museo, lo fuerza a presentarse como obra de arte. Naturalmente a no ser el breveinstante que dura el efecto del extraamiento y de la sorpresa en realidad nada alcanza aqui la presencia: nila obra, pus se trata deunobjetode uso cualquiera, producido industrialmente, nilaoperacin artstica,porque no hay de ninguna forma una poiesis, produccin y ni siquiera el artista, porque aquel que firma conun irnico nombre falso el inodoro no acta como artista, sino, como filsofo o crtico, o, de acuerdo a comole gustaba decir a Duchamp, como alguien que respira, un simple ser vivo.En todo caso, en verdad l no quera producir una obra de arte, sino desobstruir el caminar del arte, cerradoentre el museo y la mercantilizacin. Ustedes saben: lo que de hecho pas es que una colusin, infelizmentetodava activa, de hbiles especuladores y de vivos transform el ready-mad en obra de arte. Y el llamadoarte contemporneo nada ms hace repetir el gesto de Duchamp, llenando con no-obras y performances amuseos, que son meros organismos del mercado, destinados a acelerar la circulacin de mercaderias, que, ascomoel dinero, ya alcanzaron el estadode liquidez yquierentodava valer comoobras. Esta es lacontradiccin del arte contemporaneo: abolir la obra y al mismo tiempo estipular su precio.