Entrevista Judit Miller

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Psicoanalisis

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Delicadeza

Delicadeza

Judith Miller

Entrevista realizada por Virginia Arce para el Diario La Nacin del Mircoles 8 de julio de 2008.

Es que a una verdad nueva, no es posible contentarse con darle su lugar, pues de lo que se trata es de tomar nuestro lugar en ella. Ella exige que uno se tome la molestiaJacques Lacan, La instancia de la letra en el inconciente Escritos 1, p. 206

Hay que adentrase en el campo social, en el campo institucional, y prepararnos para la mutacin de la forma del psicoanlisis. Su verdad eterna, su real transhistrico no sern modificados por esta mutacin. Por el contrario, se salvarn, si captamos la lgica de los tiempos modernosJacques-Alain Miller, Le neveu de Lacan, p. 124

El pasaje al siglo XXI, el 150 aniversario del nacimiento de Freud y el centenario del de Lacan condujeron a aquellos que inscriben su trabajo en el Campo Freudiano a interrogar cada vez ms el lugar del psicoanlisis en el mundo, as como la funcin que le toca a un analista. El mundo cambia y este lugar es en efecto cuestionado en el pas mismo en que Lacan ejerci y ense. Es decir en el pas donde no solo el filo de la invencin freudiana fue salvaguardado por Lacan, sino tambin donde la doctrina analtica conoci avances tan notorios que recin hoy comenzamos a tener una medida de las consecuencias de la ltima enseanza de Lacan, tanto en lo que respecta al Edipo como a los sntomas, para tomar solo dos ejemplos entre muchos otros.

Seguramente los cambios del mundo, y con ellos los de la clnica, exigen interrogar el lugar que tiene all el psicoanlisis y la funcin que le toca a un analista, sabiendo que desde el nacimiento del psicoanlisis este lugar debe defenderse y esta funcin delicada sostenerse. Hoy, lo son sin duda ms que nunca. A travs de los cambios, pocas cosas de la era victoriana han resistido que podamos encontrar en el mundo globalizado, donde lo propio se caracteriza por la ruptura que opera con los ideales y los valores tradicionales, de la familia especialmente, y una pltora correlativa de plus de gozar desechables, falsos objetos a, que ofrece al consumo pblico en el lugar de los ideales que se han vuelto obsoletos. No puedo ms que remitirlos al sitio de la ELP a este respecto que publica los trabajos de nuestros colegas elucidando el "estado de la civilizacin" de manera metdica y rigurosa y sus repercusiones sobre la "cuestin psi"

Sin embargo Lacan no dej de confiar en una conferencia de prensa de 1974, en el momento de "La tercera" (intervencin suya en Roma), que a sus ojos la religin (la verdadera, es decir la romana) tena todo lo necesario para triunfar ms all de las convulsiones que el planeta habra de conocer y los avatares de la civilizacin. (Un parntesis aqu: para cuando el ensayo de un psicoanalista consagrado al movimiento ecologista que se inquieta por los estragos destructores que amenazan a la Tierra y a los equilibrios naturales de su fauna y se sus climas?)

En 1974, Lacan sin embargo no invita al psicoanlisis a proponer otro sentido diferente del que la religin encuentra siempre para hacerlo abundar y mejor enmascarar lo real: todo sentido es religioso. l indica la brjula que especifica el psicoanlisis: orientarse por lo real que se desprende en efecto del psicoanlisis: lo que fracasa, lo insoportable que insiste. Tal es su singularidad y su razn de ser, a falta de lo cual estara destinado a deteriorarse Se tratara de condenarlo a una triste alternativa: el fracaso o la traicin?

Cmo puede el psicoanlisis encontrar su lugar en el siglo XXI sin traicionarse y sin auto segregarse? Es estrecha, seguramente, la va que supone que logre circunscribir siempre lo real y obtener por el mismo movimiento un saber hacer en su lugar. Lo imposible no es la impotencia. Es la tica del psicoanlisis lo que supera cualquier traicin y franquea todos los obstculos si se sostiene firme en el principio enunciado por Lacan "no ceder sobre su deseo". Si la puesta en marcha por cada uno de tal principio supone que la cura del sujeto haya sido conducida a su trmino, habita ella a todo analizante que se aferra a la ocasin de servir a la causa del psicoanlisis, autorizndose a ser un practicante debidamente formado?

El porvenir del psicoanlisis se sostiene seguramente en la formacin de los analistas. Nada sorprendente ni nuevo al decirlo, lo que es sorprendente y nuevo es la coyuntura en la cual este decir encuentra su efectividad. En este siglo XXI, la conferencia institucional de la ECF del 13 de septiembre de 2008 se da como tarea comenzar a encararla para desbrozar el terreno incluso extraer las minas.

No le toca al psicoanlisis pasar por compromisos para existir en el mundo, especialmente del tipo promocin o aceptacin de diplomas: est en su esencia misma el no ser pasible de diplomas. Su ejercicio implica que permanezca confidencial, el inconciente freudiano se constituye en una relacin de palabra de orden privado.

Por el contrario le toca al psicoanlisis salvaguardar el espacio de este orden cuando todo (la ideologa de seguridad, la tecnologa Internet, la poltica de la transparencia, la tecno-psi [1] etc) trabaja para su disminucin y para hacer olvidar a cada uno su soledad, su responsabilidad, incluso sus cogitaciones de ser hablante. En Francia, moviliza a los ciudadanos lcidos, un proyecto de decreto gubernamental que pone en jaque, en el nombre de su seguridad, a las libertades individuales. Tales decretos estn en el aire de nuestros tiempos en nombre de la "transparencia" y de la trazabilidad que la ley del mercado ha promovido y que la globalizacin intenta aplicar a las personas, a condicin de no ver en ellas ms que a consumidores- productores.

Es por ello que iniciativas tales como los Forums psi y Le nouvel ne se inscriben en la trama de la enseanza de Lacan en el momento particular de la civilizacin que vivimos. Luego del Seminario XVII, hemos sido esclarecidos sobre el "reverso" del psicoanlisis: este trmino indica que discurso del amo y discurso del analista estn hechos de la misma estofa, del mismo tejido [2]. Ciertamente se oponen, uno masifica cuando el otro permite a cada sujeto, uno por uno, leer el inconciente del que es el producto. Y esta oposicin dice la estrecha relacin, desde su invencin por Freud, entre la prctica del psicoanlisis y su poca. A diferencia del discurso de la histrica que, persiguiendo la verdad, pone al desnudo el semblante sin poder hacer otra cosa que reforzarlo, el discurso analtico, no denuncia los semblantes pero sabe servirse de ellos sin enredarse all.

Le corresponde, no obstante, al psicoanlisis determinar lo que es transmisible de la experiencia analtica y proseguir la elaboracin, inaugurada por Freud y cristalizada en sus matemas por Lacan. De all el tacto requerido en la exposicin pblica de esta experiencia privada. El testimonio del pase no sale de crculo restringido al cual se dirige, la publicacin oral o escrita de un caso y su discusin responden a exigencias con las cuales se miden las apuestas de la inscripcin del psicoanlisis en el mundo tal como va. A esta inscripcin contribuye un amplio abanico que va desde las enseanzas de los AE a las intervenciones pblicas, que se hacen oralmente, en papel o en lo que se ha vuelto imposible de soslayar: los sitios web.

Si no le compete al psicoanlisis alimentar ni la nostalgia de los ideales antiguos ni la queja sobre la dureza del mundo tal como es, le compete poner sus relojes en hora. Primeramente examinando en qu contribuy, si no es acaso al ascenso al cenit del objeto a, a la cada de los ideales, en qu sus xitos mismos dieron pretexto a los ataques de aquellos que anhelan asesinarlo. Luego desinflando los argumentos inconsistentes en nombre de los cuales el cientismo pretende que est muerto y enterrado. Finalmente explicitando las condiciones en las cuales un analista puede sostener su funcin, sin renunciar a su laicisismo. Como sabemos, no hay psicoanlisis sin psicoanalistas y no hay psicoanalistas sin formacin analtica y verificacin de esta formacin que solo una Escuela de psicoanlisis puede asegurar. En el primer rango de estos medios se encuentra el dispositivo del pase, pero tambin el control, la conversacin clnica, las enseanzas abiertas, el debate de doctrina y la "censura crtica" [3] No hace falta menos para que una Escuela de psicoanlisis cumpla sus finalidades de tal manera que "no se ahorrar nada para que (los que all vendrn) todo lo valioso que hagan tenga la repercusin que merece, y en el lugar conveniente"[4]Privilegio este punto a medida que percibo mejor la amplitud de las exigencias a las cuales responde su Escuela segn el deseo de Lacan. Hoy en efecto compartimos un cierto entusiasmo por la iniciativa inusitada del CPCT, tomada de los consejos reiterados a la Escuela de la Causa freudiana de Jacques-Alain Miller. Tuvo gran xito en Francia y en todas las Escuelas de la AMP. Hay seguramente all una prueba de que un analista formado en el psicoanlisis de orientacin lacaniana puede deshacerse de los significantes amos que lo conducan a Freud a distinguir oro y cobre. Se verifica que la prctica analtica no depende de un encuadre sino de un discurso y que ella puede en las instituciones, incluso los CPCT, no descuidar en nada el rigor de la prctica de consultorio, a partir del momento en que un psicoanalista por su formacin se orienta en el objeto plus de gozar.

La audacia de esta innovacin que las escuelas de la AMP asumen se sostiene seguramente en la fuerza que el rigor de la formacin asegura. Se verifican los efectos del psicoanlisis puro en el psicoanlisis aplicado. Se plantea entonces la cuestin de los efectos de retorno del segundo sobre el primero. No podran ser de obliteracin. Conciernen a cada instancia que se hace responsable del psicoanlisis, a las comisiones cientficas desde el evento ms pequeo hasta aquellas propuestas para acoger a alguien nuevo miembro o participante - en la comunidad de trabajo del Campo freudiano, y en las Escuelas en primer lugar.

La preocupacin del discurso del analista no podra poner entre parntesis esta dimensin, precisamente por el hecho de que clnica y poltica no son disociables: el mito de la atopa del psicoanlisis ha hecho agua, si esta atopa consiste en asegurar su retiro de los asuntos del mundo. Es incuestionable que la toma de posicin de un analista no es intrnsecamente deducible de la posicin de analista, la cual es fundamentalmente extranjera a las cuestiones de adaptacin a la marcha del mundo y est advertido de la dimensin de fracaso de muchos xitos; sin embargo no puede descuidar esta marcha del mundo si ella conduce directamente -.de manera homicida o serenamente a borrar del mapa las condiciones mismas del ejercicio del psicoanlisis. Su dejar hacer sera impostura, un analista no puede sostenerse de su retirada de la marcha del mundo, como lo demuestra la historia del movimiento analtico. Ella demuestra tambin que el psicoanlisis puede trabajar para su propia desaparicin a falta de una rigurosa vigilancia que no evite examinar las implicaciones de su xito. Hoy un analista es necesariamente un resistente a una mutacin de las entidades clnicas que tienden a reglarse solo por las novedades farmacuticas de productos llamados medicamentos (su nombre griego antiguo pharmakon significa tambin veneno). Resiste a una clnica cientista que impone la normalizacin y el marchar al paso general de aquellos en quienes no ve sino desviados que impiden que (el mercado y sus leyes) siga girando.

Llegamos aqu imperceptiblemente, a preocupaciones bien paradjicas aparentemente. Como hemos llegado a intitular el Encuentro internacional del Campo Freudiano desdoblado desde el 2002, de un lado del Atlntico: La clnica analtica hoy: sntoma y lazo social, y del otro. Clnica y pragmtica de la desinsercin en psicoanlisis? No tan paradjicos para quien sigue la huella de las etapas que han escandido la elaboracin del concepto de sntoma analtico hasta las iniciativas actuales.

Este recorrido es de peso. Su estudio es una condicin necesaria y no suficiente para que sepamos asegurar que el siglo XXI no cuente sin el psicoanlisis.

Muchos han credo que el instrumento de anlisis que Lacan propona era hacer reinar la "ley del padre". Esta deriva viene a socorrer a la religin. Lacan, lejos de pensar que el psicoanlisis organiza a la sociedad, hace de l, - como Freud.- no el medio del ejercicio de un poder, sino un instrumento permanente de anlisis y de alivio de los malestares que provienen del hecho que el orden social, cualquiera sea es siempre opresivo, siempre inadecuado a lo que sera una relacin sin falla de lo humano con la naturaleza y el sexo. El Seminario XVII, al que me he referido, pone de relieve el hecho de que la civilizacin contempornea promete siempre ms el goce y la felicidad para el consumo de los objetos, multiplica de este modo los efectos de alienacin y favorece el ejercicio de nuevas formas de poder.

Cuando Lacan declara: "todo el mundo delira", constata que en el mundo contemporneo es posible un lazo social viable, que tenga en cuenta las soluciones personales al malestar en la civilizacin. Algunos artistas ilustran bien el valor creativo y la soledad de este lazo, a pesar del atipismo de las soluciones que han inventado. El psicoanlisis, como ellos mismos, elige trabajar con el sntoma de cada uno para que un lazo social renovado sea posible. En el momento de dirigir este texto recibo el anuncio de la primera noche preparatoria Enapaol donde intervendrn Guillermo Belaga y Graciela Brodsky, el 4 de septiembre: "abordaremos la clnica actual a partir de las formas contemporneas del lazo social y de la concepcin que la orientacin lacaniana tiene del sntoma: como acontecimiento de cuerpo que singulariza al sujeto hacindole posible la adopcin de una posicin tica definida. Lamento no participar en esta noche que sin duda me hubiera permitido extraer otras apuestas que aquellas que he sealado, para contribuir a "lanzar el trabajo y poner al debate estas cuestiones que hacen a nuestra prctica dentro y fuera de los consultorios , y con el lmite de no clnico que es el mo ofertar el psicoanlisis, en la poca en que nos toca vivir .

Agradecemos a Judith Miller por su amable autorizacin, y a Hilda Vittar, directora de Mediodicho, por facilitarnos este texto.Traduccin: Silvia Baudini

Notas

*Dlicatesse (Delicadeza) querra decir: distancia y consideracin, ausencia de peso en la relacin y sin embargo calor vivo de esta relacin" Barthes R. Comment vivre ensemble, Sminaire au collge de France, 1976-1977, Seuil Imec, p.178.

1-Miller J.-A., Le Point, juillet 2008.

2-Miller J.-A, "La psychanalyse mise nu par son clibataire", Cahiers de la Section Clinique de Bordeaux 1992, p. 13.

3-Lacan J., Acte de fondation.

4-Ibid.