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Reflexiones sobre el concepto Yoruba de Orí Buuruku.
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En tiempos de conflictos, discusiones y adversidad es importante mantener
un estado de conciencia fresca, calmada, que no se agite: Orí Tutu. Dicho
estado, nos da las herramientas y la espiritualidad necesaria para cultivar el
buen carácter: Iwa Pele. En su traducción, de Iwa Pele como buen
carácter, se pierde algo. Iwa Pele proviene de I wa ope ile que significa
yo vine a la tierra para tratarla con reverencia. Esto significa que el ser
humano desarrolla su Iwa Pele en la medida que pueda vivir en armonía y
balance con la tierra. En este sentido, para poder vivir en armonía con la
tierra, hay que cultivar el carácter personal, el desarrollo de una familia
saludable, buenas relaciones con la familia extendida, velar y trabajar por el
bienestar de la comunidad para así dejar un espacio de esperanza donde los
descendientes puedan vivir mejor que uno. Esto resume el verdadero reto y
la exigencia de la palabra Iwa Pele. El crecimiento y desarrollo individual
es en función del bienestar de la familia y la comunidad. De lo contrario
prevalece el egoísmo, raíz de tanto malestar.
Según el trabajo de Falokun Fatumbi, para los Yorubas todo ser humano
nace bueno. Todos somos Omo Rere, hijos de la bendición y buena fortuna
que nunca se agota Omo Ire Ire. Por qué, pues porque provenimos de la
casa del amor sin límites: Ile Ife. Ile Ife, a pesar de ser una localización
geográfica en Nigeria, también representa el espacio místico en el cielo
donde reside todo lo divino. La gran casa del amor en eterna expansión.
Nosotros para poder llegar a ese espacio divino tenemos que vivir desde el
amor hacia todo lo que vive y habita el universo. Para lograrlo necesitamos
desarrollar un estado de conciencia que nos conecta con la conciencia
elevada del todo: lai lai. Dicho desarrollo solo es posible mediante el cultivo
y desarrollo de Iwa Pele.
Ahora bien, ¿por qué se nos hace tan difícil vivir en ese estado de gracia
que emana desde el amor? Como muy bien plantea la canción de Ruben
Blades, "no se si soy yo, o el mundo que está al revés", lo que suele dominar
de manera colectiva nuestro mundo es un estado de guerra, batallas,
competencias por los recursos y estilos de vida que pone a los seres
humanos a pelear entre sí. Con el tiempo las idiosincrasias se ha
transformado de una lógica de bienestar comunitario a un individualismo de
sálvese quien pueda. Lo importante recalcar en este momento, es que la
lógica del individualismo competitivo asume que no hay cama para tanta
gente, hay escasez por lo cual hay que pelear por los recursos. Es por ello
que en el mundo, el otro, se percibe como malo, enemigo o potencial
amenaza pues me puede quitar lo mío. Aquí se pierde de perspectiva que la
tierra provee para todo el mundo, existe suficiente abundancia para que
todo el mundo viva en bienestar y armonía. Desafortunadamente, no es así,
porque de manera colectiva, suele dominar una conciencia que propicia
nuestra autodestrucción: Orí Buruku.
Orí Buruku proviene de Orí Buburú Iku que significa estado de
conciencia que trae consigo la muerte o destrucción. Mediante este estado
de conciencia, los individuos, familias, comunidades y pueblos viven una
desde una conciencia que los lleva a su propia destrucción. Orí buruku es
un estado de conciencia que influye en la manera que percibimos la
realidad, nos comportamos y tomamos nuestras decisiones. Por lo general,
desde el estado de conciencia de Orí Buruku, la razón de nuestros
problemas reside fuera de nosotros. Un otro siempre carga con la culpa.
Esta manera de pensar es peligrosa porque es el terreno donde se
manifiesta la deidad del obstáculo e infortunio: Elenini. Elenini vive de las
ilusiones y falsas conciencias nutriéndose de sentimientos como el egoísmo,
la rabia, la tristeza, la violencia, la soledad, la obsesión, el control, el
maltrato etc.. Ahí estriba su poder de distorsionar la manera que percibimos
la realidad donde con mucha facilidad, bajo el velo de una neblina, nos
topamos con ilusiones que se convierten en obstáculos u obstáculos que son
ilusiones. Es en esta distorsión que creamos nuestros propios demonios que
propician un estado de conciencia autodestructiva: Orí Buruku.
El antídoto a ese Orí Buruku es Orí Ire. Orí Ire es un estado de
conciencia que propicia el bienestar y buena fortuna. Para lograr este
estado de conciencia hay que sincronizarse a una conciencia elevada
conocida como Inponri que a su vez reside en Ile Ife en el cielo. Desde
aquí, todo es amor, abundancia y bienestar como fruto del sacrificio de
cultivar, perseverar y desarrollar el buen carácter: Iwa Pele. Este es el reto
que nos tocó vivir. Cómo, desde nuestras acciones, podemos propiciar las
condiciones y el espacio para nuestro propio bienestar y buena fortuna que
beneficia a nuestras familias, comunidades y pueblos. Orí Ire parte de la
premisa, si tu estas bien, yo estoy bien y a su vez si tu estás sufriendo, yo
estoy sufriendo. En la medida que trabajemos en esta dirección, nuestros
legados de vida contribuirán para un mundo mejor, de beneficio para las
futuras generaciones.