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Primer número de la revista Estudios del Patrimonio Cultural

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Revista digital de Estudios del Patrimonio Cultural

Edita SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C.

Acceso gratuito en: www.sercam.es

Nº 00. Enero de 2008.

ISNN: 1988-8015

Consejo editorial: Alicia Gómez Pérez, Pedro Javier Cruz Sánchez y Roberto Losa Hernández

Contacto: [email protected]

Foto portada: Cueva de la Virgen. Monasterio de la Armedilla, Cogeces del Monte. Cortesía del Colectivo Mâcres.

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2

ÍNDICE

EDITORIAL 3

J. Álvaro Arranz Mínguez

ETNOGRAFÍA

Notas acerca de las pallozas leonesas: estado de la cuestión y nuevas

perspectivas de estudio. 5

Pedro Javier Cruz Sánchez.

ARQUEOLOGÍA

En torno a los orígenes del monasterio de Santa María de la Armedilla,

Cogeces del Monte (Valladolid). 20

Roberto Losa Hernández

Un interesante conjunto cerámico del siglo XVIII procedente de la iglesia

de San Bartolomé de Basardilla (Segovia) 32

Pedro Javier Cruz Sánchez.

INTERPRETACIÓN DE PATRIMONIO

La Conservación del Patrimonio Histórico: Una experiencia educativa y

de difusión en Santovenia de Pisuerga (Valladolid). 48

Alicia Gómez Pérez

FRAGMENTOS ESCOGIDOS

Excursión a Numancia pasando por Soria. 1922. (I) 72

José Ramón Mélida

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3

EDITORIAL J. Álvaro Arranz Mínguez

ace quince años se formó la empresa que edita

ahora esta revista de divulgación del Patrimonio

Cultural. No podíamos imaginar entonces que

llegaríamos hasta aquí. No ha sido un camino de rosas, ni

mucho menos, todo lo contrario, la Cultura es la cenicienta de

todos los gobiernos, tanto autonómicos como centrales. Y lo

que estáis mirando en este momento es precisamente eso: una

revista cultural.

Ha pasado mucho tiempo desde aquel 1992. Ha pasado

mucho tiempo desde aquel verano en que un grupo de amigos

licenciados en “Geografía e Historia” en la Universidad de

Valladolid, sin experiencia ni formación empresarial, decidimos

crear una sociedad que ofertara servicios culturales. Los años

que vinieron fueron difíciles, muy difíciles, sin apenas trabajo y

con un panorama de futuro plagado de grandes y tenebrosos

nubarrones. Y, sin embargo, aquí seguimos al pie del cañón, a

base de esfuerzo y tesón, porque creímos que la Cultura era

una opción de vida.

Pero también quiero reconocer públicamente que

nuestros años oscuros iniciaron el camino hacia la luz cuando

un compañero, ahora buen amigo, creyó en nosotros, en

nuestra capacidad para llevar a cabo sus ideas de difusión del

Patrimonio a un público general. En aquellos años

prácticamente nadie en esta Comunidad creía en lo que

estábamos propugnando. El Patrimonio cultural era cosa de

sabios y estudiosos y debería seguir siendo así, pero nosotros

demostramos que de lo que en la revista se habla también

interesa al ciudadano de la calle, siempre y cuando la

H

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4

información ofrecida vaya filtrada y adaptada a su educación y

gustos de consumo. Nunca seremos ni estaremos lo

suficientemente agradecidos como para corresponder a la

generosidad de aquel “ángel de la guarda”. Desde estas líneas,

amigo, mi eterno agradecimiento.

Estos quince años han dado para mucho, prueba de

ello la revista que presentamos. Sin embargo, y lo digo con

enorme pesar, ¡han tenido que pasar quince largos años para

que pudiéramos ofrecérosla! Vivir de la Cultura sigue siendo

muy difícil. Los responsables políticos (de cualquier signo)

siguen pensando que no es más que algo anecdótico, incluso

decorativo. Queremos demostrar que no y lo haremos con

vuestra ayuda: en vuestra mano está ahora la lectura y

redifusión de estas páginas.

La revista es para vosotros, ciudadanos de la calle que

os ilusionáis con las pequeñas cosas, que os interesa o que os

apasiona el descubrimiento del pasado. Veréis que aborda

múltiples temas, eso sí todos relacionados con el Patrimonio

Cultural. Esta variedad es el reflejo tanto de nuestro trabajo

como de la propia evolución humana que estudiamos.

Queremos que os emocionéis ante una necrópolis antigua que

nos ofrece sus secretos mejor guardados, ante un hecho

histórico que nos revela las grandezas y las miserias del ser

humano, ante las pequeñas cosas cotidianas de nuestros

antepasados más próximos, ante la elaboración artesanal y las

últimas obras de vanguardia, lo particular y lo universal. Todos

los temas valen porque todos son nuestros, de la Humanidad.

Enero 2008

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NOTAS ACERCA DE LAS PALLOZAS LEONESAS: ESTADO DE LA CUESTIÓN Y NUEVAS PERSPECTIVAS DE ESTUDIO1 Pedro Javier Cruz Sánchez

1. Estado de la cuestión

unque el tema de las pallozas leonesas se haya convertido ya en un clásico de los

estudios de la arquitectura tradicional española, éste no se puede dar aún por

concluido, tal y como podemos comprobar al realizar un rápido vistazo a la historia

de las investigaciones. Del análisis a estas construcciones, prototipo de arquitectura primitiva

que algunos han querido entroncar con una raíz celta aunque hoy ya denostada, podemos

obtener nuevas visiones acerca de su tipos y de la evolución de esta particular vivienda a las

casas de lousa, epígono de la arquitectura tradicional con cubierta de palla. De la historia de

las investigaciones y del trabajo de campo, realizado por nosotros en fecha reciente, ofrecemos

las siguientes notas que no son más que una puesta al día de los datos existentes hasta la fecha

y un punto de partida de un análisis de tipo antropológico que aún está por hacer.

Son numerosas las referencias, directas o indirectas, relativas a las construcciones de

paja en territorio leonés. Es archiconocida la cita del magistrado Eugenio de Salazar, datada

hacia mediados del siglo XVI, al referirse a un cierto tipo de casa con cubierta de paja que

parece menos evolucionada que las casas de palla que ahora conocemos y que podría

1 El presente trabajo encuentra su razón de ser en el Inventario de pallozas de la provincia de León, promovido y costeado por el

Servicio de Planificación y Estudios de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, coordinado por Benito Arnáiz

Alonso, etnógrafo de dicho servicio.

A

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6

emparentarse con las edificaciones presentes en la alzadas de Villar de Acero o Campo del

Agua2. No lo es menos, toda la pléyade de referencias, más o menos precisas, de los numeroso

viajeros extranjeros que recorrieron el viejo reino de León entre los siglos XVIII y XIX; William

Dalrymple en 1724, John Adams en 1780 o Robert Southey, John Ford, George Borrow en 1842

o Hans Gadow, entre otros, que lo hicieron a lo largo del siglo diecinueve, ofreciendo

numerosas anotaciones tanto acerca de la arquitectura como de las propias formas de vida de

las gentes norteñas3. En todos ellos se da cuenta del primitivismo de las construcciones, más

próximas a las casas prehistóricas que a las del momento presente.

En el siglo siguiente se multiplican los estudios en los que encontramos aún ciertos

toques tópicos o folklóricos, si bien es manifiesta una mayor preocupación científica; al respecto

cabría mencionar los trabajos de Medina Bravo en los que ofrece una sucinta visión geográfica

pero también etnográfica de las comarcas leonesas4 o de Gonzalo de Cárdenas quien ofrece

algunos valiosos apuntes acerca de la casa en la Montaña de León5. Junto a éstos, encontramos

una serie de trabajos de mayor calado científico que son el germen de futuras investigaciones

que se llevarán a cabo hacia la segunda mitad del siglo pasado. Entre aquellos escritos durante

la primera mitad del siglo XX son de obligada referencia –y a los cuales volveremos

posteriormente-, los estudios de Krüger sobre las brañas, quien explica la palloza como fruto de

la adaptación de la sociedad a una economía de subsistencia o los de García Bellido, Torres

Balbás, García Mercadal o Von Richtofen quienes buscan un origen de estas primitivas

construcciones en las viviendas de los castros, tal y como lo demostrarían los hallazgos de la

Corona de Corporales o el castro de Coaña, por citar tan solo un par de ejemplos.

Otros autores como Luis Feduchi, Carlos Flores o Concha Casado, muestran su

preocupación por las morfologías y tamaños observando diferencias en las pallozas leonesas

que resultan más pequeñas que las gallegas. Pero es el trabajo del arquitecto inglés Mark

Gimson6 sobre las pallozas de Lugo y parte de León –municipios de Balouta y Suárbol-, el que

marca un punto de inflexión en los estudios sobre este tipo de arquitectura, ya que es quien

ofrece una primera “definición” de lo que es palloza, término que a partir de ahora se hará

extensible a todo el área de distribución de las mismas. Este autor viene a marcar la diferencia

entre las casas documentadas en los castros, en las que únicamente habitan las personas, de las

pallozas en las que conviven en el mismo espacio personas con sus enseres y animales; como

2 Citado en García Grinda, J. L. (1991): Arquitectura popular leonesa. 2 vols. León. 3 Ponga Mayo, J. C. y Rodríguez Rodríguez, Mª A. (2000): Arquitectura popular en las comarcas de Castilla y León. Junta de

Castilla y León. Valladolid. 4 Medina Bravo, M. (1926): Tierra Leonesa. Ensayo geográfico sobre la provincia de León. León. 5 Cárdenas, G. de (1944): La casa popular española. Bilbao. 6 Gimson, M. (1983): As pallozas. Ed. Galaxia. Vigo.

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7

expresa el propio Gimson, “…las casas de los castros eran versiones menores y más sencillas que

las pallozas (…)”. Aquellas “son descendientes de éstas y son un ejemplo de una tradición de

construcción que evoluciona poco a poco”.

A partir de los años ochenta del siglo pasado comienza, al hilo del futuro nacimiento de

la Comunidad Autónoma de Castilla y León, un interés por este tipo de vivienda y por el estilo

de vida inherente a la misma y, sobre todo, por su lento languidecer de ahí que asistamos a la

materialización de un buen número de inventarios y trabajos de calado etnográfico sobre estas

edificaciones.

Fruto de la creciente preocupación por el progresivo deterioro de la humilde

arquitectura de paja en la provincia de León, se llevó a cabo el primer catálogo de hórreos y

pallozas de la misma, con la finalidad de contar con un documento de primera mano sobre el

estado de la cuestión de este tipo de arquitectura en León7.

Acentúa el autor, en la introducción que precede al catálogo, en la problemática

existente para la continuidad de hórreos y pallozas; el sentimiento de vergüenza, atraso y

tercermundismo de sus moradores, la carestía de la paja de centeno y el elevado coste del

mantenimiento son factores que inciden en la conservación de estas construcciones. Así, el

número de pallozas existente en 1982 ascendía a algo más de un centenar repartidas en los

diferentes municipios de Ancares y Laciana.

Llama la atención como González Arpide censa construcciones que sensu stricto no son

pallozas: por un lado, los restos de Villablino, Vegarienza y Páramo del Sil se corresponden con

las típicas cabanas que se levantan en las brañas y, por otro, las evidencias del sector

nororiental, hacen lo propio con un tipo especial de casa de teito similar al que se puede

documentar en las comarcas de Cabrera o La Maragatería.

A pesar de estos detalles, podemos comprobar como las pallozas se disponen en un

ámbito concreto de la provincia, esto es, en el sector NO de la misma y más concretamente en la

comarca del Bierzo y, dentro de la misma, en los valles de los Ancares (51 construcciones),

Burbia (11), Valcarce (19), Balboa (3) y valle de Fornela (17 casas).

La dispersión que presentan nuestras construcciones y la similitud con aquellas otras

casas de paja gallega y asturiana, permitió que desde determinados organismos se buscase un

pretendido galleguismo para este tipo de arquitectura, desmentido poco tiempo después.

Un par de años después de que González Arpide llevara a cabo su censo, sale a la luz la

monografía de Alonso Ponga y Diéguez Ayerbe sobre la etnografía y el folklore del Bierzo. En

el mismo, se lleva a cabo una revisión del estado de la investigación sobre las pallozas, llevando

7 González Arpide, J. L. (1982): Censo y catalogación de los hórreos y pallozas leonesas. Informe inédito depositado en la

Biblioteca Regional de la Diputación de León. León.

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8

a cabo un dilatado trabajo de campo en el que se recoge de forma más o menos exhaustiva las

pallozas existentes hasta principio de los años 808.

Si bien no se inspeccionó la totalidad de los municipios –parece más bien que se acudió

donde aún quedaban en pie casas con teito-, se trata de un completo trabajo en el que se incide

en que la palloza responde a la necesidad de contar con una vivienda en la que impera la

economía de subsistencia, que utiliza materiales muy pobres. Este hecho provoca que las

construcciones adopten formas redondeadas u ovalares en las que no es preciso utilizar sillares

en las esquinas. Expresan los autores finalmente la idea de que no se trata de una arquitectura

gallega sino más bien un tipo de construcción que ocupa un ámbito determinado localizado

entre las provincias de León, Asturias y Lugo.

Poco tiempo después, salió a la luz un trabajo colectivo sobre los Ancares9,

eminentemente gráfico, en el que Joaquín Alonso González lleva a cabo un buen estudio sobre

las particularidades arquitectónicas de las casas de teito, mal llamadas pallozas. Lleva a cabo

este autor un análisis de las casas de teito y su evolución hasta las casas de lousa y las de alto y

bajo, siendo éstas ya un modelo notablemente evolucionado respecto a las primitivas de paja. A

primeros de los años 90 encontramos el trabajo del arquitecto José Luis García Grinda quien

llevó a cabo el estudio de la arquitectura vernácula de toda la provincia de León, incluyendo

numerosas ilustraciones sobre los tipos característicos de cada comarca. Para el caso que nos

interesa, García Grinda distingue las casas de lousa, con corredor y patín propias de la

arquitectura de la Montaña Occidental de las casas de teito, históricamente repartidas por

buena parte de la provincia, tal y como lo demuestra la presencia, por ejemplo, hasta hace unos

200 años de casas de paja en el municipio de Peñalba de Santiago. Dentro del segundo de los

tipos –las casas de teito propiamente dichas-, nuestro autor hace una nueva división entre las

casas de planta rectangular cuyas esquinas en ocasiones adoptan formas redondeadas hasta ser

confundidas con las casas de planta redonda o elíptica, forma ésta propia de las pallozas,

término éste adoptado del gallego10.

Una de las características principales de la casa de teito o palloza es, sin duda, la

compartimentación del espacio propia de una vivienda en la que conviven juntos animales y

8 Los autores citados daban constancia de la presencia de pallozas en las siguientes localidades: Balouta; Suárbol; Tejedo de

Ancares; Pereda de Ancares; Candín; Villasumil; Sorbeira; Cariseda; Faro; Fresnedelo; San Pedro de Paradela; Lumeras; Villarbón;

Burbia; Penoselo; Campo del Agua; Porcarizas; Villar de Acero; San Martín de Moreda; Veguellina; Ribón; Paradaseca; Pobladura

de Somoza; La Braña; Laballós; Pradela; Sotelo; Hermide; Moldes. 9 VV.AA. (1987): Los Ancares. Ediciones Leonesas. León. 10 Estas construcciones también son conocidas en Galicia como pallotas o pallazas (García Grinda, 1991[I]:118-119). Al respecto,

muchos de nuestros informantes nos han confirmado que la generalización del término palloza se hizo a partir del programa de

recuperación de las casas de palla de Campo del Agua, allá por mediados de los años 80 del pasado siglo.

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9

personas, junto con la propia forma de la construcción y su peculiar techado, a base de haces de

paja o palla de centeno.

La tipología de casas de teito resulta bastante variada y así hallamos en el NO leonés, al

decir de García Grinda, casas de teito o pallozas, casas de planta rectangular con los extremos

redondeados y pajares o palleiros de planta elíptica o con los bordes redondeados.

Como podemos comprobar en el listado anterior, la distribución de las casas de teito se

distribuyen por prácticamente la totalidad del NO, desde el valle de Ancares hasta la vega del

río Valcárce por el norte y sur respectivamente y el Sil y la raya con la provincia de Lugo al este

y oeste respectivamente. Su dispersión debió ser sin duda mayor tal y como, echando un rápido

vistazo al Diccionario de D. Pascual Madoz en donde se menciona como San Facundo, localidad

ubicada dentro del partido judicial de Ponferrada “Tiene 20 chozas con techo de paja en figura

cónica, para que puedan resistir el peso de las nieves”11.

Supone el trabajo de García Grinda, en definitiva, un paso más en el conocimiento de la

diversidad arquitectónica de esta parte de las tierras leonesas justo en el momento en que buena

parte se encuentran en franco declive, aún a pesar de los esfuerzos de ciertos sectores por

revitalizar estas construcciones, caso de las alzadas de Campo del Agua, objeto sin embargo de

un desgraciado incendio en verano de 1989.

En invierno de 2002 y como objeto de un curso enmarcado dentro del programa del

Fondo Social Europeo, coordinado desde la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de

Castilla y León, se llevó a cabo un inventario de pallozas y casas de teito en los Ancares

leoneses, centrado en el municipio y localidades de Candín, bajo la dirección del gabinete

arqueológico Aratikos12.

Se llevó a cabo una inspección intensiva de todos y cada uno de las localidades

pertenecientes a Candín, abriendo unas sucintas fichas de inventario de todas y cada una de las

casas de teito completas o ruinosas de las localidades pedáneas.

En los últimos años hemos comenzado a asistir a un cambio de enfoque en el estudio de

las pallozas, ya que se ha dejado un tanto de lado la cuestión arquitectónica –una mera

materialización de la sociedad-, para centrar el discurso en la complejidad social de los pueblos

que las habitaron. Aunque no se ha dejado zanjado el análisis de los restos constructivos en si13,

11 Madoz, P. (1991): Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar. León. (Edición

facsimil de la original de 1845-1850): 110. Valladolid. 12 Aratikos, S. L. (2002): Criterios y prácticas sobre Inventario del Patrimonio Etnográfico: Inventario de pallozas y casas de teito

en los Ancares leoneses. Informe inédito depositado en el Servicio de Restauración de la Junta de Castilla y León. Valladolid. 13 Buena muestra son los trabajos coordinados por F. Benito Martín (1998): La arquitectura tradicional de Castilla y León. 2 vols.

Salamanca o las numerosas aportaciones de García Grinda (2001): “Arquitectura Popular: la arquitectura en sus tipos básicos”, en

Álvarez Álvarez, C. y Alonso González, J. M. (Coords.): Guía del Patrimonio Cultural de las Comarcas de Cuatro Valles: 101-

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encontramos nuevas visiones en las que se atiende más a las sociedades tradicionales que

habitaron aquellas construcciones que a las casas propiamente dichas, aunque tampoco éstas se

encuentran desatendidas.

Estos nuevos puntos de vista, menos generalistas que los que le anteceden, se

encuentran dirigidos desde Galicia por un equipo dirigido por Xosé M. González Reboredo y

por Clodio González Pérez, integrantes de la Ponencia de Antropología Cultural del Consello

de Cultura Galega, quienes a lo largo de varias fases de campo llevaron a cabo sus trabajos en

el Valle de Ancares primero y Valle de Fornela después. Fruto de estas pesquisas han salido a la

luz sendas monografías14, publicada en gallego por el Consello da Cultura Galega.

Los trabajos de campo en el Valle de Ancares comenzaron en abril de 1993 y

concluyeron en julio de 1994 y en su confección, además de las fuentes bibliográficas utilizadas

para llevar a buen puerto las pesquisas se utilizaron, tal y como se expone en el prólogo,

diversas fuentes estadísticas y documentales entre las que fueron de obligada consulta diversos

Nomenclátores y Censos Agrarios, así como los archivos de las distintas parroquias del Concejo

de Candín y el Catastro del Marqués de la Ensenada y los Expedientes de comprobación de la

riqueza urbana de este concejo publicada en 1924. Así mismo, se desarrolló el trabajo de campo

recopilando datos por medio de la apreciación visual de los mismos en Ancares y la

contrastación de opiniones y textos recopilados con las gentes de este espacio geográfico y

cultural. Fruto de ello, encontramos una excelente monografía que se articula en dos partes muy

definidas: por un lado, se analiza la sociedad tradicional en el Valle de Ancares y por otra, que

es la que nos interesa, la arquitectura y la tecnología populares del mismo valle. De entre los

numerosos datos que incluye el apartado del libro, reflejamos un par de tablas en las que

cuantifica el número de casas de palla en 1753 y 1924, años de aparición del Catastro del

Marqués de la Ensenada y del Expediente de Comprobación de la Riqueza Urbana (González

Reboredo, X. M. y González Pérez, C., 1996: 187 y 203):

Localidades Pallozas- casas de teito Total casas Balouta 31 31 Candín 33 38 Espinareda de Ancares 36 44 Lumeras 55 56 Pereda de Ancares 50 50 Sorbeira 68 70

124. León; (2002): “La Arquitectura popular en sus cuestiones básicas”, en Arte Medieval en la Ribera del Duero. Biblioteca

Estudio e Investigación, 17: 44-70. Aranda de Duero. 14 Sociedade e tecnología tradicionais do Val de Ancares y Nos lindeiros da Galeguidade. Estudio antropológico do Val de

Fornela, publicados en 1996 y 2002 respectivamente.

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Suárbol -- -- Suertes -- -- Tejedo de Ancares 63 68 Villarbón -- -- Villasumil -- --

(Fuente: Catastro de Ensenada, “Real de Legos”, 1752-1753).

Localidades Nº de casas Paja Losa Teja Mixta Balouta 78 66 12 -- -- Candín 133 51 80 -- 2 Espinareda de Ancares 89 43 42 -- 4 Lumeras 109 83 26 -- -- Pereda de Ancares 133 27 101 -- 5 Sorbeira 106 58 48 -- -- Suárbol 67 50 12 -- 5 Suertes 120 73 46 -- 1 Tejedo de Ancares 134 77 49 -- 7 Villarbón 137 80 57 -- -- Villasumil 77 36 37 -- 4

(Fuente: Expedientes de comprobación de la riqueza urbana… 1924).

Número de casas según el Catastro de Ensenada y los Expedientes de comprobación de la riqueza urbana de Candín.

Como continuación del anterior, el estudio del Valle de Fornela, realizado por los

mismos autores más la colaboración de Luis Costa Vázquez-Mariño, quien firma el capítulo

relativo a las danzas de Trascastro, trató de seguir el camino comenzado en el Valle de Ancares

y en su vertiente de campo se llevó a cabo entre los años 1999 y 2000. La monografía sigue el

mismo esquema que su predecesora y para el tema que estamos tratando se incluye una tabla en

la que cuantifica el número de casas de palla existentes según una estadística de 1970; el estado

de la cuestión en aquello años de emigración era el siguiente, medido en metros cuadrados

(González Reboredo, 2002: 511):

Localidades Casas-viviendas Palleiros y cortes Otras construcciones Cariseda 92 m2 620 m2 74 m2

Faro Sin datos 179 m2 49 m2

Fresnedelo 100 m2 371 m2 155 m2

Guímara 206 m2 819 m2 115 m2

Peranzanes Sin datos Sin datos Sin datos Trascastro 203 m2 734 m2 79 m2

Chano Sin datos Sin datos Sin datos TOTAL 601 m2 2723 m2 472 m2

Metros cuadrados ocupados por las casas de teito en el Valle de Fornela.

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12

En todo el concejo se contabilizaba hacia 1970 un total de 4310 m2 de teito,

manteniéndose la palla únicamente para cubrir palleiros u otras construcciones auxiliares,

datos que habla bien a las claras de que ya en aquel momento la cubierta vegetal se encontraba

en franca retirada ante nuevas maneras de techar como la teja o la chapa de uralita o

fibrocemento.

Por fin, en el otoño de 2005 y promovido por el Servicio de Planificación y Estudios de

la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León la empresa Sercam15 llevó a

cabo un inventario de pallozas de la provincia de León, el cual pretendía poner al día tanto la

información existente sobre el tema como contar con un documento que reflejara el estado de

cuestión de las mismas, cuyo número parece mermar año tras año. En aquella ocasión

documentamos un par de centenares de construcciones de teito que responden al modelo de

pallozas, esto es, casas en las que conviven personas y animales en el mismo espacio. Así mismo,

dimos cuenta de una peculiar construcción que morfológicamente se asemeja a las pallozas si

bien su destino final era la de granero; nos referimos a los palleiros, especialmente abundantes

en el valle de Fornela. Comparecen en el mismo espacio además aquellas otras viviendas

denominadas de lousa, cubiertas de lajas de pizarra que articulan un espacio interior diferente a

las pallozas primitivas. Nuestra experiencia de campo nos ha permitido documentar en el

espacio comprendido en el cuadrante NO de la provincia toda una serie de tipos constructivos

que se encuentran a caballo entre las pallozas y las casas de lousa y que responden tanto a una

evolución de unas respecto a otras como a una serie de necesidades que surgen de una

economía con una clara base agraria.

2. Notas para un debate: la evolución de la palloza a casa de losa.

Tal y como reflejan los trabajos científicos existentes sobre la arquitectura vernácula de

la región y nuestra propia experiencia in situ, existe en el NO de León toda una serie de tipos

constructivos que supera el propio concepto de palloza o, más bien, de casa de teito; nos

referimos, tal y como ya lo hiciera en su día el arquitecto García Grinda, a la coexistencia dentro

de la excesivamente genérica denominación de casas de palla, de pallozas propiamente dichas,

palleiros o pajares y casas de planta rectangular con esquinas redondeadas cubiertas de teito

(García Grinda, 1991 [I]: passim). Forma parte del grupo de casas de teito, por tanto, las

propias pallozas, más bien los maltrechos restos de casas de palla que aún perviven, bien sean

15 Sercam, S. C. (2006): Inventario y Documentación de pallozas en la provincia de León. Informe inédito depositado en el

Servicio de Planificación y Estudios de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. Valladolid. El desarrollo

del inventario ha estado coordinado en todo momento por el Dr. Alonso Ponga, a quien agradecemos sus consejos y directrices a

seguir, sin las cuales este trabajo no podría haber llegado a buen puerto. Alberto Alonso-Ponga García fue nuestro compañero de

fatigas durante los meses de otoño que duró el trabajo de campo.

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13

pallozas, de las que en la actualidad apenas se conservan más o menos completas una treintena,

palleiros o las casas de planta rectangular con las esquinas redondeadas.

No obstante, de las pesquisas llevadas a cabo en el campo durante los trabajos de

recopilación de datos y de la conversación con los protagonistas de la historia creemos haber

dado cuenta, empero de la existencia de una realidad más compleja que la que conocíamos

hasta ahora la cual se simplificaba bajo la etiqueta de pallozas o casas de teito ya que, por un

lado, dentro de un mismo espacio conviven más de un tipo de construcción y, por otro, se atisba

una evolución en este tipo de construcciones, evolución que viene de la mano de los propio usos

de sus moradores. Por una parte, dentro del territorio de análisis englobado en nuestro trabajo

se pueden dar cuenta de los siguientes tipos arquitectónicos básicos del NO leonés encuadrados

siempre bajo las denominadas casas de teito o casas de palla:

◦ Casas de palla o pallozas, entendidas bajo la definición clásica de construcciones de

una sola altura de planta ovalar o circular en la que conviven animales y personas.

◦ Palleiros o corrales para el ganado y para guardar la paja y el heno; adoptan planta

ovalares o rectangulares con las esquinas redondeadas, cubiertas de paja de centeno.

◦ Casas de teito de una sola altura de planta por lo común rectangular o ligeramente

ovalar en la cual únicamente son ocupadas por las personas.

◦ Casas de planta rectangular con las esquinas redondeadas, tipo descrito por García

Grinda y que viene a responderse con una variante de la anterior que se da en el Valle

de Fornela con mucha asiduidad.

◦ Casas de lousa, o “casas de alto y bajo” con corredor en la segunda planta, lugar

donde se realiza la actividad humana, destinando la parte baja como corral o cochera

para los aperos agrícolas.

Aunque se viene dando la coexistencia de todos estos tipos en el territorio estudiado, su

presencia en mayor o menor número puede marcar las grandes áreas de distribución de unos y

otros.

La variedad de esta pléyade de tipos constructivos encuentra su razón de ser, al menos

así lo creemos nosotros, en la existencia de una evolución de unos tipos a otros, en función de

las necesidades domésticas y/o poder económico de sus moradores. Se detecta este progreso en

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14

la presencia en el Bierzo de unas construcciones que vienen a marcar una especie de “pasos

intermedios” entre las construcciones más sencillas –las casas de palla o palloza-, y las casas de

alto y bajo cubiertas de lousa, que muestran el penúltimo paso evolutivo, ya que el último lo

ocupa, con un mundo de por medio, las construcciones al estilo del de las ciudades.

Un primer estado en la evolución estilística lo acaparan las casas de teito o de palla. Su

característica principal es, por un lado, su planta bien circular bien ovalar o sus evoluciones

posteriores (rectangular o rectangular con las esquinas redondeadas) y, por otro, la

compartimentación horizontal de los espacios destinados a las personas y a los animales.

Un segundo estadio, representado por algunas casas de Villafeile, en el municipio de

Balboa, lo representan las casas de palla de planta rectangular con división vertical de los

espacios destinados a las personas (planta superior) y a los animales (planta inferior).

Un tercer paso evolutivo lo ocupan las casas de lousa que encuentran claramente

definidos los espacios, uno superior para uso de las personas y otro inferior para corral o pajar.

Sin embargo podemos plantear una hipótesis más respecto a la evolución de las casas de

palla a las de lousa en función de las necesidades y posibilidades económicas de sus

moradores.

1. Presencia de pallozas y palleiros con cubierta de paja de centeno, con o sin

coexistencia de casas de lousa.

2. Coexistencia de pallozas en las que se hace la vida cotidiana salvo el

dormir (matanza, comida, artesanía…) y casas de teito o lousa destinadas

únicamente para dormir por motivos de comodidad.

3. Coexistencia de construcciones de palla utilizadas como pajares, corrales o

incluso trasteros y casas de lousa en las que se hace toda la vida.

Si bien la inspección que hemos realizado en cada localidad ha sido lo suficientemente

exhaustiva como para creer haber analizado a priori buena parte de las mismas, existen ciertos

problemas que impiden que hablemos de un catálogo exhaustivo. La desaparición de estas

arquitecturas –la transición de casas a cuadras y finalmente a ruinas-, es tan acelerada que de un

año a otro que muchas pallozas literalmente se desvanecen y su transformación –de casa

tradicional a casa de nueva planta-, son dos de las causas fundamentales que imposibilitan la

materialización de un inventario todo lo completo posible.

Al respecto, la tipología y evolución por nosotros propuesta viene a coincidir en lo

sustancial por la que en su día propuso Clodio González Pérez a propósito del estudio de la

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15

arquitectura tradicional del Valle de Ancares. Señala este autor la presencia de hasta seis tipos

de viviendas presentes en el municipio de Candín (González Pérez, 1996:199-259):

1. Pallozas, dentro de las que se constata varios subtipos en función de sus

plantas: circular, rectangular con las esquinas redondeadas…, en las que sus

techumbres vierten en todos sus lados.

2. Casas de teito, como una modalidad más avanzada que la anterior. Nos

encontraríamos ante edificaciones de planta rectangular con caída de agua a

dos o tres lados. Como propone nuestro autor, tales construcciones llegaron

a Ancares desde el naciente como un tipo constructivo más evolucionado

que las pallozas, tal y como lo pondría de manifiesto la presencia de estas

casas en todo el Noreste de la provincia: Riaño; Valdelugueros; Laciana;

Omaña; La Cabrera; Maragatería… En este sentido escribía Krüger: “muy

antigua es la casa de un piso construida de piedras sin labrar y cubierta

de paja, que igual que las pallozas mencionadas, si bien más

accidentalmente, se encuentra en la zona montañosa del Noroeste. Por lo

regular es la morada de las gentes más pobres, pero a veces y con ciertas

modificaciones se puede convertir en el único tipo de ciertas aldeas”

(1949: 58).

3. Cuarto, cuartín o cileiro, que no son más que estancias auxiliares de las

anteriores y que a veces se llegaron a utilizar como auténticas casas, cuando

la economía no permitía otra cosa.

4. Casa baja de losa la cual, a su vez, se muestra como una evolución de las casas

de teito, si bien la distribución interior se mantiene igual que aquellas.

5. Casa alta, que habitualmente mostraban corredores orientados a naciente. En el

Expediente de Comprobación de la Riqueza Urbana de 1924 se citaban

algunas casas de alto y bajo cubiertas de paja.

6. Casas modernas.

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16

Finalmente García Grinda realiza una compleja división de tipos de las casas de teito

bercianas, en función de sus plantas (1991 [I]: 118-119), división tal vez excesivamente

compartimentada para una arquitectura en que precisamente se detecta una relativa ausencia de

normas:

1. Construcciones de planta redondeada:

◦ Casas de planta elíptica o redondeada (pallozas).

◦ Casas de planta elíptica truncada.

◦ Casas de planta en L.

◦ Casas de planta en L mixta.

◦ Casas de planta elíptica con pórtico o pendello.

2. Construcciones de planta rectangular:

Planta rectangular

◦ Casas de planta rectangular con cubierta a dos aguas.

◦ Casas de planta rectangular con cubiertas a dos aguas y doble

borde redondeado.

◦ Casas de planta rectangular con cubierta a dos aguas y un borde

redondeado.

◦ Casas de planta rectangular con cubierta a dos aguas, borde

redondeado y presencia de corredor.

Variantes de la planta rectangular

◦ Casas de planta rectangular con cubierta a dos aguas y zaguán

con panza.

◦ Casas de planta rectangular con cubierta a tres aguas.

◦ Casas en forma de L.

◦ Casas en forma de arco.

Con estas notas hemos pretendido, en definitiva, poner el acento en un tema que ni

mucho menos se ha de dar por agotado; simplemente hemos tratado de plantear una serie de

hipótesis que nos han surgido en el transcurso del trabajo de campo. Será necesario, por lo

tanto, volver sobre nuestros pasos y acometer el estudio de la palloza desde una visión holística

que integre tanto la construcción y sus variedades propiamente dichas como el contexto socio-

económico en el que se desarrollaron. Sin este análisis en profundidad, no podremos llegar a

entender en toda su dimensión el fenómeno.

Robleda, mayo de 2007

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17

Fig. 1. Palloza de Balouta (Candín).

Fig. 2. Palleiro de Burbia

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18

Fig. 3. Casa de teito de La Cernada (Vega de Valcárce)

Fig. 4. Casa de Lamagrande (Balboa)

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19

Fig. 5. Casa de Peranzanes.

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20

EN TORNO A LOS ORÍGENES DEL MONASTERIO DE Sta. Mª de la ARMEDILLA, COGECES DEL MONTE (Valladolid)

Roberto Losa Hernández

l monasterio de La Armedilla se localiza en el sector oriental de la provincia de

Valladolid, en el término municipal de Cogeces del Monte, área que desde el siglo XI

se integró en el sexmo de Valcorba, al norte de la Comunidad de Villa y Tierra de

Cuéllar16, en un espacio físico configurado por una sucesión de profundos valles de fondo plano

que parten las amplias extensiones de parameras y que otorgan al paisaje una singular belleza y

determinan un variado ecosistema. En uno de estos valles, el Valdecascón, sobre su amplia

ladera meridional, se despliega el complejo monástico, en un lugar sombrío y húmedo, harto

desacomodado -como pareciera al padre Sigüenza en el siglo XVI- y con presencia abundante

de afloramientos de agua.

El lugar ya debió ser frecuentado en épocas prehistóricas, como delata la presencia

cercana, en la ladera opuesta del valle, de un depósito de brazaletes de bronce, una punta de

lanza de hierro y un hacha pulimentada en el pago conocido como Los Poyatos de la

Armedilla17. Existen igualmente otras estaciones arqueológicas de cierta entidad situadas en las

proximidades del monasterio que suponen, hasta el momento, una desconocida articulación del

territorio durante la Edad del Bronce en torno a La Plaza, el gran yacimiento fortificado de la

16 Sobre estas cuestiones remitimos a la obra de Olmos Herguedas, E. (1998): La Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar a fines de la

Edad Media. Valladolid.. 17 Alonso S., Ruano M.A. y Escribano, C. (2006): “Estudio, caracterización y reconstrucción virtual del Monasterio de Ntra. Sra. de la

Armedilla, Cogeces del Monte (Valladolid)”, Actas del IV Congreso Internacional “Restaurar la memoria”. Arqueología, Arte y

Restauración. Arpa 2004

E

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21

zona. El catálogo cultural se cierra con huellas ciertamente cercanas de yacimientos romanos y

visigodos. No obstante, es imposible aún determinar una ocupación del solar del monasterio

más allá de la Plena Edad Media, si bien algunas intervenciones arqueológicas en el entorno e

interior de la cueva original que dio origen al monasterio podrían arrojar datos de importancia

al respecto, hasta, quizás, determinar un posible origen precristiano, dadas las especiales

condiciones de abastecimiento de agua y refugio natural.

En las siguientes líneas vamos a abordar el origen mismo del monasterio con el fin de

aclarar cual fue la orden monástica que se estableció en su solar de forma fehaciente y

decididamente permanente.

Como en tantas ocasiones, contamos con alguna leyenda que viene a pretender aseverar

la antigüedad del solar, y de nuevo, como tantas veces, nos encontramos con el supuesto

hallazgo casual de una imagen de la Virgen en el interior de una cueva, escondida -y aquí no

hay nada de original- de las incursiones de los musulmanes. Un peculiar párroco de Cogeces del

Monte, Juan de Rodrigo, dejó escrito en 1651, en un confuso revoltijo histórico, que estos lugares

estaban edificados cuando Cristo nació, que fue el año de la creación del mundo de tres mil

y novecientos y cincuenta y dos. Cómo estuvo en esta iglesia hasta el año setecientos y

catorce, que la llevaron los de Cogeces a la cueva de la Armedilla, por huir de los moros.

Cómo se apareció el año de novecientos y treinta, que sirvieron hasta el año 1147, cuatro

sacerdotes. 18

Estamos, en todo caso, ante un arquetípico ejemplo de cristianización de un espacio

rupestre con posibles antecedentes cultuales paganos, a lo que, hemos de suponer, se añaden otros

intereses territoriales o económicos para la explotación del solar, como más adelante veremos. La

imagen de la Virgen, una talla románica del siglo XII conservada en la actualidad en la parroquia

de Cogeces del Monte, pronto adquirió capacidades milagreras y la cueva se convirtió en un

popular destino de peregrinos. Tal era la afluencia de devotos que el concejo de la villa Cuéllar

hubo de dotar al lugar de algunas construcciones para albergar a los cofrades que allí se

establecieron y a los peregrinos que acudían a venerar la imagen de la Virgen. Hemos de precisar

que nos hallamos en una zona al sur del Duero cuya repoblación se consolida a finales del siglo XI,

lo que unido a las características estilísticas de la talla románica, parece indicar que este proceso de

conversión de la cueva en un centro cultual popular de un amplio territorio pudo tener lugar

durante la primera mitad del silo XII.

El padre Sigüenza, que visitó el monasterio en la segunda mitad del siglo XVI, definió la

cueva de la Virgen como grande, cavada en la misma peña viva en forma de capilla muy

18 Viloria García, J.M. (2006): Curiosidades Históricas. Personas e Instituciones. Diputación de Valladolid. De este mismo autor

reseñamos también Los pueblos del Sexmo de Valcorba. Diputación de Valladolid. 2002.

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22

honda, que con la oscuridad pone un santo temor y reverencia en el alma, y recogió por vez

primera la tradición de la aparición de la imagen, aunque apenas pudo descubrir ya nada sobre

cuestiones cronológicas: Quién la trajo allí, cuándo se puso, quién le labró capilla o en qué

tiempo, todo está sepultado en olvido. La mejor conjetura que de esto puede hacerse y se

tiene es que, desde aquella general ruina de España, estaba allí escondida. El lugar era

muy espeso de árboles y de malezas, fragoso y casi inhabitable. Los cristianos que iban

huyendo y se escondían y escondían las reliquias de su consuelo, la pusieron allí 19; y añade

que la afluencia de píos peregrinos obligó a la construcción por los de Cuéllar de unos

aposentos de buena proporción y traza, para que los que iban a visitar la santa imagen

tuviesen dónde guarecerse el invierno de los fríos y el verano del calor del sol y para que las

procesiones y cofradías que acudían de toda la comarca hiciesen sus juntas y cabildos.

Ofrecían allí los devotos mucha limosna, dineros, ropa, cera y otras joyas20.

Otras pruebas documentales parecen indicar de forma, eso sí, un tanto precaria, que todo

este proceso debió de ocurrir efectivamente en la primera mitad del siglo XII, como sugiere un

documento de mediados del siglo XVI recogido por García Flores21 en el que se menciona una

hermita en la qual estaba una ymagen de Nuestra Señora y la hermita e ymagen segun parece

por escripturas antiguas a mas de quatroçientos años que estan hechas. En esta hermita la

madre de Dios por ser servida y estar alli aquella su ymagen a hecho muchos milagros y en

toda esta to[ ]a en mucha veneraçion y se tiene mucha deboçion y concurren a ella con sus

neçesidades muchas gentes de la misma comarca.

Sin embargo, lo que hasta ahora parecía un proceso inteligible se enzarza con la cita al

lugar en un documento de mediados del siglo XII, por el que el concejo de Cuéllar entrega, el día

21 de marzo de 1147, locum illum de Sancte Marie Armidelle22 al monasterio cisterciense de Santa

María y San Juan de Sacramenia. Este dato ha desatado una soberbia cadena de supuestos que han

derivado en la tradicional, y en gran medida aún vigente, asunción del nacimiento del monasterio

de mano de los monjes blancos. No obstante, esta simple cita no implica en modo alguno la pura

construcción de un monasterio, algo que parecen haber obviado voluntariamente muchos

estudiosos con el único fin, aparenta, de aumentar la antigüedad de los restos del monasterio en

poco más de 250 años. En realidad, son muchos los indicios que determinan que el Císter jamás

19 Sigüenza, J. (2000): Historia de la Orden de San Jerónimo. Junta de Castilla y León. Valladolid. 20 Ibidem. 21 AHN. Clero, legajo num. 7521. 22 Concilium de Collar... volúntate spontanea, nemine cogente, pro Dei amore pro nostra parentumque nostrorum salute…

concedimus locum illum sante Marie de Armediella domino Raimundo eiusdem loci abatí qui et est abas sate Marie et santi

Johannis de Sacramenia ceterisque fratibus in eodem loco sub ordine santi benedicto in posterum mansuris et modo

manentibus. Con la importancia añadida de que se trata del primer documento en que se cita al concejo de Cuellar. AHN, Clero.

Carpeta 3411, nº1, recogido en Velasco Bayón, B. (1996): Historia de Cuéllar. Segovia.

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23

estableció allí casa alguna. García Flores, durante los trabajos de documentación archivística de

su tesis doctoral, no ha podido hallar ni una sola mención en los archivos de Poblet a Santa

María de la Armedilla, ni siquiera en los papeles asociados al monasterio de Sacramenia. Ello

hace suponer a este autor que en La Armedilla no hubo sino una de las fundaciones

cistercienses fallidas23. Estilísticamente, por otra parte, no podemos determinar ni un solo

elemento arquitectónico en todo el complejo que pueda estar relacionado con el estilo

románico imperante aún en esos mediados del siglo XII.

Dos son las fuentes de lo que creemos una confusión histórica repetida hasta la

saciedad. La primera nace de la escueta cita de donación al Císter, consolidada por Sigüenza

quien, a pesar de reconocer cierto desconcierto, relata que junto con la donación de la ermita

[a los de Sacramenia] se le señalan términos de heredad y pone por menudo las mojoneras.

No dice en esta donación cosa alguna de la antigüedad de la casa, cueva o ermita, ni de la

imagen24. Sin embargo, son algunos los autores que dudan de esta tradición cisterciense. Velasco

Bayón en su Historia de Cuéllar25 declaró que resulta también extraño que entre la

abundante documentación medieval relativa a la historia de Cuéllar no se haya encontrado,

hasta el presente, dato alguno que acredite la presencia de los cistercienses en la Armedilla.

Quedan, por consiguiente, serias dudas acerca de la existencia de la fundación. ¿Sería un

mero proyecto o una fundación efímera? También Martín Postigo en su estudio sobre el

Monasterio de Santa María de Contodo26 afirmó que no se ha consignado dato alguno ni

copiado ningún documento que hable de la fundación cisterciense que ellos hubieran

realizado en la Armedilla, ni de la posterior vida del mismo. Más recientemente, Escribano

Velasco se ha vuelto a decantar por esta opción27.

La segunda fuente del tradicional error ha sido la incorrecta interpretación de los restos

del monasterio, en especial los del claustro. Tanto las fotografías tomadas por Francisco Antón

en los años veinte del siglo pasado en que se apreciaba una de las pandas del claustro con sus

bóvedas aún en píe, como la lectura de las improntas actuales de los arcos en los muros

descarnados en las pandas norte, sur y este, han sido erróneamente descritas al definirlas como

obra indiscutible de la arquitectura cisterciense, de modo que se ha establecido una tradición

historiográfica que aún sigue vigente incluso en estudios muy recientes. El propio Antón

23 García Flores, A. (2002): “El Monasterio jerónimo de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): dispersión y pérdida de su

Patrimonio Artístico, Bibliográfico y Documental”, Iglesia y religiosidad en España. Historia y Archivos, vol II. Actas de las V

Jornadas de Castilla-La Mancha sobre investigación en archivos. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, 2001.

Guadalajara. 24 Sigüenza, op. cit.:I.186 25 Velasco Bayón, op. cit.: 93 26 Martín Postigo, Mª del la S. (1978 y 1979): "El monasterio de Santa María de Contodo, en Cuéllar". Cistercium, XXX y XXXI. 27 Alonso, Ruano y Escribano, op. cit.

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24

determinó que fueron los hijos de Sacramenia los que edificaron un primer monasterio, sobre

el que, reconoce, se realizaron a partir del siglo XVI importantes obras que hicieron desaparecer

prácticamente las estructuras originales, argumentando que fue lo accidentado del lugar lo que

obligó a romper la regla impuesta por el Císter, y no dudando en relacionar íntimamente el

estilo arquitectónico del claustro con el cercano monasterio premostratense de Santa María de

Retuerta (Sardón de Duero). Sin embargo, en un completo estudio documental depositado en

la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León28, demostramos que el

claustro de La Armedilla pudo tener sus orígenes a los pocos años de la llegada de los jerónimos

en 1402. El estilo gótico de las arquerías puede determinarse, quizás con unas connotaciones

ciertamente arcaizantes y conservadoras, en un marco cronológico amplio perfectamente

coincidente con los comienzos del siglo XV. En este sentido, las semejanzas con el claustro de

Santa María de la Estrella (San Asensio, Logroño) construido entre 1419 y 1443 hacen

perfectamente posible desde el punto de vista artístico la filiación de la casa jerónima con los

restos góticos, algo a lo que algunos autores parecían resistirse por suponer que un claustro tan

“medieval” necesariamente hubo de construirse antes del siglo XV. Si a ello sumamos el vacío

documental de esa supuesta fase cisterciense, al que más arriba nos referíamos, podemos

concluir que la presencia de los monjes bernardos quizás se redujo a la explotación económica

del lugar a través de la citada granja, con el aprovechamiento de los pastos o de las estructuras

agrarias, o, incluso, una posible administración de la ermita y sus instalaciones en sustitución de

los vecinos de Cuéllar. Sigüenza admite que no sabe por qué dejaron los religiosos bernardos

la casa, ni cuánto tiempo la tuvieron en su poder. No podemos rechazar, no obstante, una

posible intención inicial de fundar una casa que, lamentablemente, nunca llegó a establecerse.

En cualquier caso, el complejo de La Armedilla retornó a manos de los de Cuéllar que

eran quienes ostentaban su administración a la llegada de los jerónimos y la gobernaban como

suya. Encargaban la iglesia a algún ermitaño o santero para que tuviese cuenta de limpiarla

y encender la lámpara29. Posiblemente al hilo de esta nueva tenencia, sino antes, se

construyeron en el viejo solar de La Armedilla una serie de edificaciones por el concejo de

Cuéllar y los cofrades de la ermita, que pasaron a manos de los monjes jerónimos de la

Mejorada de Olmedo, cuando estos recibieron La Armedilla de Fernando de Antequera en 1401

–en 1402 de forma oficial-.

Así, a comienzos de 1402, aprovechando la titularidad única de don Fernando sobre los

señoríos de Cuéllar y Peñafiel, se intentó poner fin a un viejo problema de límites entre ambas

28 SERCAM S.C. Estudio Documental del Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla. Cogeces del Monte,

Valladolid. Informe inédito depositado en la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. 2007. 29 Sigüenza, op. cit.:I.186

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25

tierras que había ocasionado no pocas contrariedades, en especial en lo relativo a la demarcación

de los predios de aprovechamiento conjunto. Entre el 5 de enero y el 17 de febrero30 se señalaron

con mojones la raya entre los dos concejos y los terrenos comunales, en presencia de

representantes de las dos partes. Se menciona, así, cierto camino que unía Langayo con la

Armidiella, aunque las citas más interesantes de esas labores de instalación de hitos son las que

se centran en cierto punto del valle del Vadillana -hoy Valdecascón- en el entorno de lo que

luego sería el monasterio. La llegada de los jerónimos no parece que pueda desligarse de esta

nueva remodelación espacial pues, precisamente, toman posesión de La Armedilla el 19 de

febrero de ese mismo año31. En las actas de demarcación se menciona recurrentemente una granja

en el entorno de la cueva de La Armedilla que, tras continuas divergencias entre los

representantes de ambos concejos, finalmente quedó integrada junto con todas las tierras que

acababan de ser cedidas a los jerónimos en la comunidad de Cuéllar –como no podía ser de

otra manera dada la tradicional vinculación del santuario con la villa- perjudicando con ello a

los de Peñafiel que vieron reducida en esta parte la extensión de las tierras de uso común.

En todo caso, lo que más nos interesa de estos documentos es la mención a lo que

encontraron en el lugar de La Armedilla los jerónimos a su llegada: una ermita -la cueva de la

Virgen-, una iglesia -probablemente situada sobre la propia cueva, lo que nos sirve como fecha

ante quem para datarla con anterioridad al siglo XV- y una granja –relacionada posiblemente

con ciertos huertos y viñedos mencionados-; destacando poderosamente la evidente y decisiva

ausencia de construcciones que pudieran relacionarse con un monasterio cisterciense en La

Armedilla. Ello, definitivamente, parece determinar que, a lo sumo, del Císter en La Armedilla

no hubiera más que una granja –si no fue ésta construida por los collarenses-, entidad

económica menor tan común en los esquemas monacales del momento.

Las discusiones entre Peñafiel y Cuéllar tienen un trasfondo económico íntimamente

relacionado con el aprovechamiento ganadero de pastos y bebederos en las que se aprecia una

definitiva lucha por frenar el avance agrícola. Es, así, una zona minada de cañadas, bebederos,

zonas de pasto, majadas y corrales, de los que destaca un topónimo concreto: los corrales de

los monjes, del que, en todo caso, poco podemos precisar. ¿Se refiere esta mención a ciertos

corrales que se habrían adjudicado a los recién llegados monjes jerónimos; hay que relacionarla

con una tenencia antigua de las corralizas que evocaba la presencia cisterciense en la zona; o,

simplemente, se refieren a propiedades de algún monasterio más o menos cercano y plenamente

consolidado –San Bernardo, Retuerta, alguno de los de las dos villas,…-?

30 Cuéllar. Archivo de la Comunidad. Nº6, en Ubieto Arteta, A. (1961): Colección Diplomática de Cuéllar. 31. A.H.N., Clero, Carpeta n. 3.411, doc.3; publicado por Martín Postigo, Mª de la S., op. cit.

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26

Vemos como a la llegada de los jerónimos la cuestión territorial de las dos comunidades

fronterizas estaba de plena actualidad, con la problemática añadida de un intensivo

aprovechamiento pecuario que se veía amenazado por una incipiente agricultura. Es, sin duda,

en ese marco de cierta reorganización, o más bien de poner orden en un viejo problema de

límites, en el que hay que situar la cesión del lugar de La Armedilla a los jerónimos para la

instalación de una nueva casa y la integración del espacio en la comunidad de Cuéllar, debido

quizás a unas preferencias territoriales –no cultuales- que se nos escapan.

En 1401, pues, los jerónimos ya están presentes en La Armedilla según se determina en un

deslinde en el que se mencionan las tierras que poseía la orden en el valle de Vadillana32 -

Valdecascón- y, para el mes de septiembre del mismo año se conocen cinco excusados

concedidos por don Fernando que liberaban al lugar de cargas fiscales: que es iglesia muy

devota, en la cual iglesia y hermita de Nuestra Señora, Jesucristo por ruego de la gloriosa

señora, su madre, ha mostrado y muestra muchos milagros e yo habiendo devoción a la

gloriosa Santa María, porque ella sea abogada en todos mis fechos, otorgo dichos

privilegios33; privilegios que se repitieron instalada ya la comunidad jerónima en el año 1405,

con la concesión de tres excusados más el 20 de marzo, firmados en Medina del Campo34. En

1402, los monjes del Monasterio de la Mejorada (Olmedo, Valladolid) toman posesión

definitiva del lugar y de todas las construcciones que en él había -hermita e granja con todas

las cassas e edificaçiones della- para fundar allí un monasterio. La toma de posesión tuvo

lugar el 19 de febrero de 140235, aunque hasta el 22 de mayo el capítulo de La Mejorada no

concedió la licencia de fundación del nuevo monasterio, y hasta el 27 de enero de 1405 el papa

Benedicto XIII no confirmaría su construcción. Estos primeros monjes habitaron

temporalmente las construcciones que ya existían en el lugar y comenzaron la construcción de

un monasterio de nueva planta, cuyos restos son los que han llegado a nuestros días. El padre

Sigüenza, exquisito prosista, relataba así su llegada36:

Lo que hay muy cierto es que el año de 1402 el buen infante don Fernando, que como

se ha dicho fue rey de Aragón, siendo señor de la villa de Cuéllar procuró con buen

término, atrayendo con blandura a los cofrades de la iglesia de Nuestra Señora de la

Armedilla, que la diesen a la Orden de San Jerónimo, certificándoles que estaría bien

empleada y mejor servida por el cuidado y reverencia con que esta orden trataba estos

32. A.H.N., Clero, Libro n. 16.210. 33 Velasco Bayón, op. cit.:176 34 Velasco Bayón, op. cit.:167 35. A.H.N., Clero, Carpeta n. 3.411, doc.3; publicado por Martín Postigo, Mª de la S., op. cit. 36 Sigüenza, op. cit.:I.186-187

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27

lugares santos, trayéndoles algunos ejemplos de cosas que él sabía, por tener tanta

noticia de todas las de esta religión. Inclinólos fácilmente a ellos por la voluntad que

le conocieron y por el amor que le tenían como a tan buen príncipe y señor. El modo

como se trató esto y las condiciones con que vinieron en ello los de la villa de Cuéllar

y cofrades se ve por las escrituras que se hallan en esta casa de nuestra Señora.

No se detuvo mucho la ejecución del negocio, porque el devoto infante, que había

pocos años antes dado la ermita de Nuestra Señora de la Mejorada a la orden, mandó

que de aquella casa fuesen religiosos a tomar la posesión, como se ve en una escritura

que el prior y convento de la Mejorada dieron con sus firmas a Fr. Pascual de Pineda

para que fuese, como vicario, con otros cinco religiosos a la iglesia o ermita de Nuestra

Señora de Armedilla. Y los cofrades, en nombre de los vecinos de Cuéllar, los pusieron

en la posesión, entregándoles la imagen y la casa con todas sus heredades, términos y

posesiones que le pertenecían y las joyas y muebles de toda la iglesia, como se ve en el

inventario. No contento con esto, el infante procuró también con el Papa Benedicto XIII

que la ermita se levantase en monasterio y no tuviese dependencia de otra parte.

Otorgólo el Papa, dando para ello su breve el año 1405. Todo se lo debemos a este pío

y religiosísimo infante, tan aficionado a la Orden de S. Jerónimo, tan fiel servidor de

la Virgen María.

Circunstancias que se recuerdan en un documento de mediados del XVI: el ynfante don

Fernando por la devoçion a esta ymagen y hermita y horden tenia en el año de mill e

quatrocientos e dos años hiço la dar a la dicha orden y dio çinco mill y quinientos maravedis

de rrenta para que se hiçiese en ella y en el sitio y tierras della un monasterio37. Los monjes

jerónimos, como apunta García Flores, se hicieron entonces cargo de los libros e dos caliçes e una

cruz e un ençensario en que podria aver en todo fasta dies e seys marcos de plata, e otros y dos

campanas e vestimentos e otros ornamentos segund la dicha hermita los tenia.

Cuando se celebró el primer Capítulo General de la Orden de San Jerónimo el 26 de

julio de 1415 en la Capilla de San Martín del Monasterio de Santa María de Guadalupe, por

Santa María de la Armedilla acudieron el prior fray Tomás y el procurador fray Pedro de Roa,

ocupando en adelante el asiento correspondiente definido por la antigüedad de cada casa, en este

caso el décimocuarto38 o decimosexto39. En esta fecha, desconocemos que sector del monasterio se

encontraba ya edificado, aunque suponemos un lento proceso que se completaría durante todo el

37 A.H.N. Clero, legajo núm. 7521. 38 Ruiz Hernando, J.A (1997): Los Monasterios Jerónimos Españoles. Segovia. 39 Revuelta Somalo, J.M. (1982): Los jerónimos. Guadalajara.

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28

siglo hasta culminar en la segunda década del siglo XVI con la construcción de la gran iglesia

gótico-renacentista al norte del complejo. La articulación del nuevo monasterio hubo de quedar

determinada por dos circunstancias fundamentales que condicionaron su desarrollo: la propia

topografía del entorno y la existencia de la cueva, el centro cultual que había provocado la llegada

de ermitaños, peregrinos y monjes, y que debía quedar insertada en el esquema espacial de los

nuevos espacios. Así, el desnivel de la ladera provocó ciertas dificultades constructivas que se

solventaron mediante el aterrazamiento del terreno hasta en tres ocasiones40, una para asentar el

claustro y dependencias anejas, otra inferior para la edificación de la iglesia a partir del siglo XVI y

un tercer bancal, el superior, para acoger el complejo palacial de los duques de Alburquerque,

construido en la segunda mitad del siglo XV.

En estos momentos iniciales, surgen algunas incógnitas como es la existencia y

localización de un primer templo que daría servicio a la comunidad hasta la construcción de la

nueva iglesia. La pista sobre este templo inicial la recoge García Flores a través de una carta del

duque de Alburquerque acerca del traslado de la imagen románica de la Virgen hasta el nuevo

templo, en 1552, y en la que se lee que la primera yglesia que obo en esta casa estaba junto a

la capilla de Nuestra Señora y entraban por ella a la dicha capilla. Es decir, existía una

iglesia previa que la comunidad usó para sus liturgias y cuya fisonomía incluía la primitiva

cueva al suponer el acceso a ella. Este templo, es más que probable, se localizaría sobre la

propia cueva -a la que se accedía por más de treinta gradas, según el padre Sigüenza- donde

aún hoy es posible ver un amplio espacio rectangular orientado y presidido en el testero este

por un gran arco apuntado fruto, pensamos, de las reformas jerónimas sobre este edificio, que,

como más arriba precisábamos, ya debía de existir a la llegada de los monjes y cuya autoría hay

que relacionarla con las actividades del concejo de Cuéllar en el lugar. La definición estilística

del espacio, para lo que apenas podemos contar con la propia descripción del arco ojival

referido y cuyas trazas permiten una amplia cronología, nos hacen sospechar, a tenor de las

diferencias de aparejo, que se trata de una reforma posterior, posiblemente ya de época

jerónima, que algunos autores relacionan con las abundantes obras en el monasterio a

principios del siglo XVI41 bajo en patrocinio del II duque de Alburquerque y que nosotros

preferimos adelantar a los mediados del siglo XV, coincidiendo con las reformas en la cueva de

la Virgen.

Igualmente, la cueva de la Virgen sufrió a lo largo de la centuria ciertas mejoras

arquitectónicas definidas para dar mayor prestancia a este espacio rupestre y ofrecer ciertas

40 Antón, F. (1942): Monasterios Medievales, Valladolid.

41 Alonso, Ruano y Escribano, op. cit.:518.

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29

comodidades a los peregrinos. Una lectura actual de los restos, en grave peligro de ruina, nos

permite describir un espacio de dos naves, quedando al fondo una pequeña nave excavada

alargada y al norte, mediante el cerramiento con mampostería de caliza de las bocas de la cueva y

la construcción de bóvedas, una nave ligeramente más ancha, de planta rectangular y rematada en

la zona que coincidiría con el presbiterio del templo por un muro en el que se practicaron tres

pequeñas ventanas que actualmente se encuentran cegadas por la sedimentación exterior. Sobre

esta estructura se aplicaron otras mejoras como el forrado de las paredes o la construcción de falsas

bóvedas, que le otorgaron un aspecto más artificioso y de gusto gótico, probablemente

concordando con la construcción de la mayor parte de las dependencias del entorno del

claustro. Si bien F. Antón insiste en que en las obras de ornamentación de la cueva se aprecia la

huella cisterciense del siglo XIII, y García Flores las relaciona con las obras de patronato de don

Fernando de la primera mitad del siglo XV42, nosotros consideramos que el mecenazgo

definitivo no se debió al infante sino al doctor Juan Velázquez, Oidor del Consejo Real, a tenor

de unas noticias de 156343 que refieren la cuestión del traslado de la imagen de la Virgen desde la

cueva a la nueva iglesia, y donde queda patente que en virtud de la gran deboçion que tenia a

Nuestra Señora, Juan Velázquez adereço la dicha ermita y hiçola unos arcos de bobeda, antes

de su muerte en 1466.

En definitiva, la vieja cueva pasó primero a convertirse en una suerte de cripta de un

templo erigido sobre ella con anterioridad a 1402 por los cuellaranos, sufrió, después, algunas

transformaciones ornamentales en torno a los mediados del siglo XV, y, finalmente, cueva e

iglesia hicieron las veces de templo del monasterios hasta comienzos del siglo XVI44.

Hemos de concluir, pues, que el monasterio jerónimo de Santa María de La Armedilla,

es una fundación ex novo y plenamente jerónima, edificado a partir de los comienzos del siglo

XV en torno a algunos elementos ya existentes pero sobre los que no es posible determinar una

huella cisterciense. Una vieja cueva de arraigada devoción popular, una iglesia construida sobre

ella por los vecinos de Cuéllar antes de 1402 y las instalaciones de una granja -¿dependiente en

algún momento de los monjes de Sacramenia?- fue lo que recibieron los monjes llegados desde

Olmedo. A partir de ello se expandió un gran complejo monástico articulado en torno a un

claustro gótico construido desde comienzos del siglo XV, junto al que se levantó al suroeste el

42 García Flores, op. cit.: 31 43 A.H.N. Clero, legajo núm. 7521, en García Flores, op. cit. 44 García Flores plantea la duda de si, además, se llegó a construir otro nuevo templo en el mismo solar que ocupan los restos actuales de

la iglesia y que sería sometido a una severa reforma a principios del XVI. García Flores, A. (2000): “La iglesia del Monasterio jerónimo

de Santa María de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): documentos para la historia de su construcción y de otros objetos

artísticos”. Memoria Eclesial XVII. Oviedo.

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30

pequeño palacio de los duques de Cuéllar -segunda mitad del siglo XV-; un gran templo de la

segunda década del siglo XVI, al noroeste, tras el que se abría el amplio espacio de la huerta

que se desplegaba por la ladera hasta abarcar el curso del arroyo; y, al oeste, un claustro

secundario edificado probablemente a lo largo del siglo XVI45. Esta es básicamente la secuencia

constructiva en los dos primeros siglos de vida del monasterio jerónimo, periodo en el que se

establecen las claves espaciales y constructivas esenciales del complejo.

Fig. 1. Vista general del monasterio desde el S.O.

45 Según las conclusiones extraídas en un estudio preliminar de paramentos anexo al informe de excavación. SERCAM S.C. (2007):

Informe de los trabajos arqueológicos en el Monasterio de N.S. de la Armedilla. Informe inédito depositado en la Consejería de

Cultura y Turismo. Junta de Castilla y León.

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31

Fig. 2. Iglesia prejerónima.

Fig. 3 Vista general del claustro procesional desde el S.O.

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32

UN INTERESANTE CONJUNTO CERÁMICO DEL SIGLO XVIII PROCEDENTE DE LA IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ DE BASARDILLA (Segovia)

Pedro Javier Cruz Sánchez 1. Introducción.

urante los meses de noviembre y mayo de 2004 y 2006 respectivamente llevamos a

cabo la excavación arqueológica en la iglesia de San Bartolomé de Basardilla

(Segovia), a instancias del Servicio de Restauración de la Junta de Castilla y León

quien costeó dichos trabajos, el cual se nos muestra en la actualidad bajo la forma de una iglesia

de traza románica, si bien notablemente remozada en época moderna.

La excavación, realizada por miembros de Sercam, S.C. a cargo del que esto escribe, se

efectuó en el atrio de la iglesia, situado en el lienzo meridional y en el septentrional, resultando

un total de ocho sondeos de distintas dimensiones en los que documentamos la presencia de la

necrópolis de la iglesia, datada hacia finales del siglo XII o principios del XIII, la cual parece

que perduró hasta bien entrado el siglo XVII a tenor de las piezas numismáticas registradas en

los diferentes niveles de tumbas. Por su parte, en la esquina SE del atrio documentamos una

cubeta abierta en los diferentes estratos que colmatan aquel, la cual aparecía sellando parte de

la necrópolis parroquial bajomedieval, en la que la excavación arqueológica permitió

documentar una importante acumulación de cerámicas –platos de loza y fuentes de basto en su

mayor parte-, asociados a un osario que interpretamos a priori como procedentes de una

D

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33

reforma y limpieza de tumbas del interior de la iglesia, la cual hemos de recordar que sufrió una

importante remodelación en el siglo XVI y en adelante.

El presente trabajo trata de analizar de forma sucinta la colección cerámica rescatada en

la fosa; si bien nuestro interés se ha centrado en esta ocasión en el análisis ceramológico, no

podemos obviar, trabajo que lo dejamos para otra ocasión, el tema del significado de este

depósito, el cual encuentra numerosas concomitancias con los detectados en algunas iglesias

castellano-leonesas46. Aunque la interpretación se encuentra aún por hacer, parece que es

posible que nos encontremos ante los restos de un ritual, bien contrastado en el mundo rural

hasta no hace muchos años47 relacionado con las ofrendas de sal, ritual que no deja de

enmascarar una finalidad profiláctica que evitaba la rápida putrefacción de cadáver.

2. Algunas notas acerca de los resultados de las dos campañas de excavación

El grueso de los materiales arqueológicos recuperados en las campañas de noviembre y

mayo de 2004 y 2006 -casi todos ellos de naturaleza cerámica-, proceden de un sondeo

practicado en la esquina Se del atrio. Recordemos que este se encuentra incluido en un potente

nivel de relleno que colmataba parte del nivel cementerial de la iglesia en el que hemos

documentado junto con los restos cerámicos citados, una cantidad ingente de huesos humanos

sin conexión anatómica procedentes de alguna posible limpieza de tumbas dentro de la iglesia

efectuada ésta no más allá de principios del siglo XIX. La importancia cuantitativa y cualitativa

del conjunto cerámico del sondeo 1, practicado en aquella ocasión dentro del ancillo de la iglesia

de San Bartolomé permite que nos extendamos un tanto en los mismos, bien que a falta de un

análisis más detallado en el que andamos inmersos en la actualidad.

El depósito detectado en la esquina SE del atrio de la iglesia de San Bartolomé rindió en

noviembre de 2004, amén de varias piezas de carácter netamente simbólico –tres imágenes en

terracota del Crucificado y un par de limosneros-, y varios fragmentos de vidrio

correspondientes a copas, botellas y otros recipientes de tipología indeterminada, un lote

compuesto por casi un millar de piezas cerámicas –concretamente 902 fragmentos-, de los cuales

en la mayoría de los casos hemos podido reconstruir sin excesivos problemas su forma

completa. Dentro del lote, a su vez, podemos apuntar la presencia de dos conjuntos netamente

definidos: por un lado, las piezas de basto o de uso común y por otro las lozas, aquellas otras

destinadas a la mesa.

46 Las diferentes informaciones ofrecidas por los compañeros del oficio, permiten apuntar que este fenómeno se ha podido detectar

en puntos tan distantes como Salamanca (información de Rosa Lorenzo), Zamora (Strato, S. L.), Aranda de Duero (Unoveinte, S.

L.) o Urueña en Valladolid (Angel Palomino). 47 En el siguiente número de esta revista trataremos de adentrarnos en este fenómeno.

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Así las cosas, de los 902 fragmentos analizados, 721 corresponden al primero de los

grupos (80 %), mientras que 181 hacen lo propio con las cerámicas de mesa (20 %). pasemos,

con estos preliminares, al análisis somero de cada grupo.

Como ya apuntamos en la memoria de las excavaciones de la iglesia de San Bartolomé,

se trata del grupo mejor representado en la muestra con casi el 80 por ciento del total.

TIPO Nº DE PIEZAS PORCENTAJE Cazuela 280 38,8 % Fuente 374 51,8 % Lebrillo 3 0,41 %

Jarra 2 0,27 %

Olla 6 0,83 % Plato 14 1,94 %

Cántaro 1 0,13 % Ollita 5 0,69 %

Cuenco 1 0,13 % Indeterminado 35 4,85 %

TOTAL 721 100 %

Dentro del lote de piezas de mesa se documentan, por su parte, un total de 181 piezas

correspondiendo 180 a platos (99 %), completos o fragmentados y un solitario ejemplar de jarra

(1 %).

A falta de un estudio en profundidad de los mismos, dentro del lote de la serie plato,

encontramos sendas variantes en función de su mayor o menor profundidad; así, el grueso de

los mismos se corresponden con piezas que ronda los 35-45 mm de altura y un diámetro de 210-

220 mm. Aparecen en su mayoría decorados por medio de sencillas cenefas que recorren el

interior del labio y un característico motivo en el fondo, inscrito en un círculo o no, cual son una

especie de palmetas u hojas de palma, esquemáticas en mayor o menor medida. La siguiente

tabla muestra las tonalidades utilizados en los platos segovianos:

COLOR Nº DE PIEZAS PORCENTAJE Azul-morado 143 79 %

Tricolor 9 5 % Policromado 19 10 %

Amarillo 1 1 % Verde 4 2 %

Sin decorar 5 3 % TOTAL 181 100 %

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Respecto al primero tipo de evidencia, en la campaña de 2006 hemos recuperado por su

parte un total de 164 fragmentos dentro de los cuales nos topamos con una colección que poco

más o menos viene a corroborar las anotaciones que hacíamos del conjunto rescatados del atrio

un par de años antes.

Así, dentro del conjunto de la cerámica de basto encontramos grosso modo los

siguientes tipos:

TIPO Nº DE PIEZAS PORCENTAJE Cazuela 54 45,8 % Fuente 61 51,7 % Plato 2 1,7 %

Tinaja/orza 1 0,8 % TOTAL 118 100 %

3. Algunas apreciaciones a vuelapluma acerca de los restos cerámicos.

Entramos ahora a estudiar las características

formales de los tipos más representativos del

depósito rescatado en la iglesia de San Bartolomé

de Basardilla. En primer lugar, las piezas que hemos

dado en llamar cazuelas se corresponden con un

recipiente de forma troncocónica, dotadas

habitualmente con un pequeño repié y borde

biselado que lo separa del cuerpo; aunque no es la

norma aparecen dotadas de una o dos asas

verticales. Presentan estos cacharros un baño de

engobe anaranjado o parduzco e su cara externa

sobre el que se dispuso de forma parcial un

vidriado marrón que al interior cubre toda la pieza;

aunque no es frecuente algunos ejemplares de la

serie cazuela tornan estos vidriados oscuros en

amarillo al interior, manteniendo los baberos

marrones en la caras externa.

Las piezas de la serie que hemos

bautizado como fuente, por su parte, se acogen a

un tipo de producción más o menos estandarizada;

nos encontramos ante formas de cuerpo

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36

acampanado muy tendido habitualmente dotadas de pie macizo o anular y labio apuntado

ligeramente exvasado que aparecen bañadas con un fino engobe de color anaranjado, muy

tenue, sobre el que en la cara interna del recipiente se dotó de un vidriado de color marrón,

verde oliva, amarillo o jaspeado, el cual combina los dos tonos anteriormente listados.

Dentro de las cerámicas

comúnmente denominadas de

basto encontramos otro par de

tipos, si bien estos no son apenas

representativos, cuales son las

formas tipo plato y tipo orza.

Respecto al segundo de los tipos

citados cabe destacar, como

corresponde a este tipo de

recipientes, que nos encontramos

ante una pieza de buenas

dimensiones cuyas pastas aparecen

trabadas con desgrasantes micáceos

y, como encontramos en los

grandes cacharros de

almacenamiento de la alfarería tradicional, muestran sencillos baquetones horizontales

decorados con suaves digitaciones que lo cubren en su totalidad.

Dentro del conjunto de lo que podemos catalogar como cerámica de mesa aparece

formado casi con carácter de exclusividad por piezas de la serie plato y cuencos. Encontramos

lozas de varios tipos, tal y como lo hacíamos en la primera de las campañas; por un lado, damos

cuenta de una serie de recipientes vidriados en tonos blancos, entre las que destacan aquellas

piezas de la serie plato y de la serie cuenco. Documentamos una serie de características

comunes a todos: frente a la superficie interna que en todos los casos muestra un vidriado de

color blanco de mayor o menor calidad, la cara externa presenta por lo común una especie de

juaguete blanquecino que cubre parcialmente aquella superficie, si bien algunos de los

recipientes presentan bien vidriado blanco bien la pasta cruda.

En este lote de piezas vidriadas en blanco al interior, hemos de hacer constancia de un

tipo de plato hondo que muestra en su vientre una sencilla decoración mitad geométrica mitad

vegetal, muy esquemática, en color verdoso que ocupa la parte central y el ala que se encuentra

bajo el borde. Otros lo hacen con un sencillo motivo vegetal –una suerte de perejil, del que

toma nombre una serie talaverana de finales del siglo XVIII y principios del XIX-, en azul y

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37

viene a ocupar el fondo del recipiente. Este tipo de recipientes, de claro origen local, es muy

frecuente en contextos domésticos desde al menos el siglo XVI-XVII. Los alfares de Ávila,

Salamanca, Zamora o Valladolid, entre otros, tornearon en cantidad este tipo de piezas que en

el caso de Zamora se acogen bajo la denominación genérica aunque incorrecta de cerámica de

Olivares, barrio en el que se levantaron hasta principios del siglo pasado los obradores de este

tipo de piezas. Para el caso que nos ocupa es más que probable que saliesen de algún alfar

cercano, de la misma ciudad de Segovia, lugar donde Carlos de Lecea describía la presencia de

talleres alfareros desde al menos el siglo XVIII48.

No obstante, no son sino las piezas vidriadas en blanco en ambas superficies las que

capitalizan el grueso del depósito tanto en cantidad como en calidad. Y es que como ocurría

cuando comenzamos a excavar el depósito del ancillo de la iglesia de San Bartolomé, la mayor

parte de las piezas se corresponden con piezas de la serie plato que muestran decoraciones

tanto monócromas como polícromas. Como muestran las ilustraciones nos topamos ante platos

hondos con la base umbilicada que al interior nos muestran sencillos motivos vegetales –

palmetas en prácticamente todos los casos-, unas veces inscritas en tondos circulares otras

desplegadas por todo el fondo de la pieza. En los motivos decorativos de los platos

48 Lecea y García, C. (1896): Recuerdos de la antigua industria segoviana. Segovia.:139

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38

basardillanos se documentan numerosas variedades, si bien no son más que variaciones sobre

un mismo tema. La palmeta se nos presenta, como vemos, en numerosas variantes. Junto a las

más sencillas aparecen otras acompañadas de una especie de guirnaldas corridas, dispuestas

sobre el ala de la pieza, formadas bien por segmentos de círculo bien por trazos radiales

oblicuos rellenos, tal y como observamos en las ilustraciones que acompañan a esta página. Los

motivos vegetales de los fondos de los platos son, en todo caso, enormemente esquemáticos y

las más de las veces no son más que haces divergentes que nacen de otros horizontales.

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39

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40

En la muestra encontramos así mismo algunos pocos platos decorados con los típicos

colores y motivos de la talaverana serie Tricolor. La decena de platos de este tipo presentan

similares características: son piezas bastante planas y aparecen provistas de rebordes planos más

o menos desarrollados. En lo decorativo muestran, a

su vez, similares diseños; aparece en el fondo

pequeños tondos que contienen palmetas o plumones

y el borde, como lo más característicos ejemplares

talaveranos, aparece orlada con la tantas veces citada

orla o cenefa castellana.

Por fin, hemos de dar cuenta de un solitario

fragmento de loza de reflejo dorado que muestra en

ambas caras una serie de indeterminados motivos

geométricos; por las características del barniz dorado,

de intenso color rojizo, cabe datarlo entre el último

tercio del siglo XVI y principios del XVII.

Si las tumbas excavadas en la arenisca

centenera nos llevan a unas fechas que abarcan

grosso modo entre los siglo XII-XIII para los

momentos inaugurales del cementerio y el XVII para las últimas inhumaciones, con un

importante número de enterramientos en tiempos de los Reyes Católicos, la alcallería rescatada

en el agujero del atrio de la iglesia lo hace casi con total seguridad a los siglo XVII y XVIII, con

algún cacharro propio de principios del siglo XIX, momento en el cual se clausuró el cementerio

urbano para ser trasladado a las afueras de la población. Contamos con un par de evidencias

que permiten apuntalar esta cronología tan poco afinada; por un lado, la propia posición

estratigráfica del depósito el cual viene a sellar las tumbas bajomedievales y, por otro, la

comparecencia de algunas piezas numismáticas que en la secuencia de aquel bien pudieran

datar, eso si de una forma relativa los estratos. Nos referimos concretamente a una blanca de

los Reyes Católicos que aparece sobre uno de los niveles de enterramientos y una moneda de

Fernando VII fechada en 1825 que apareció en los niveles superiores del depósito de huesos y

cerámicas.

La cronología de las cerámicas cabalga pues entre principio del siglo XVII y mediados

del siglo XIX. La pieza más veterana parece corresponder con el fragmento de loza de reflejo

dorado recuperada durante la presente campaña, propia del la denominada etapa de

decadencia49 en la que los alfares valencianos de Manises y Paterna funcionaron desde el

49 Soler, Mª P. (1997): “Cerámica valenciana”, Summa Artis XLII: 135-178. Madrid.

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41

último cuarto del siglo XV hasta principios del XVIII; por su parte, la más moderna está

capitaliza por varios fragmentos de jarras salidas de los alfares talaveranos o de Puente del

Arzobispo50 decoradas con motivos geométricos propios de la serie de bandas de mediados del

siglo XIX, las cuales contaron con un claro sabor popular51.

El grueso de los cacharros analizados se corresponde pues, siguiendo a Pleguezuelo, con

lozas propias de la época del Manierismo y del Barroco, con fechas que grosso modo abarcarían

desde 1590 hasta 174052. Si bien no estamos seguros de hasta que punto son sincrónicos todos

los elementos que componen el depósito del ancillo, la comparencia de platos de la serie

tricolor, permite llevar a aquellos, al menos para las piezas más antiguas a los siglos XVI-XVII.

Las series tricolores de las talaveras53 del Manierismo contaron con un innegable éxito desde el

último tercio del siglo XVI y perduran a lo largo del XVII hasta al menos mediados del siglo

XVIII, momento en el cual las series azules y polícromas capitalizaron el interés de los usuarios.

El resto de los platos, los cuales cuentan con un innegable aire popular, si bien casan

perfectamente con estas fechas propuestas, para algunas de ellas se puede dilatar esta

cronología hasta, al menos, principios del siglo XIX. Asentamos esta afirmación tanto en la

propia presencia en la muestra de unos pocos fragmentos de jarras de Talavera o Puente de la

serie de bandas como en la innegable evolución estilística que percibimos en las decoraciones

de los platos que estudiamos.

Es llamativo el total predominio de las decoraciones de palmetas frente a otras

ornamentaciones, hecho que nos ha llevado a considerar la posibilidad de que este particular

tipo de documento cerámico se erigió en una manufactura propia de contextos funerarios sin

detrimento, eso si, de que fueran utilizados en ocasiones más o menos puntuales en ámbitos

domésticos. Como en San Bartolomé, la iglesia parroquial de Santa Eulalia en la localidad

palentina de Palenzuela encontramos un depósito abierto esta vez dentro de una de las naves

del templo en el que se hizo una reducción de huesos, procedentes de las tumbas que se

disponían en la misma iglesia, que rindió entre otros materiales, varios platos talaveranos de la

serie tricolor decorados con la famosa cenefa castellana y un tondo central que encintaba una

floreada palmeta54.

50 Recuperada durante la campaña de 2004. 51 Sánchez-Pacheco, T. (1997): “cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo”, Summa Artis XLII: 387-436. Madrid. 52 Pleguezuelo, A. (2002): “Luces y sombras sobre la loza de Talavera”, en Pleguezuelo, A. (Coord.):Lozas y Azulejos de la

Colección Carranza, vol. I: 231-272. Toledo. 53 Cuenta esta serie, a su vez, con variantes tales como la serie de las palmetas, la serie de las estrellas de plumas y la serie de la

cenefa oriental u orla castellana (Pleguezuelo, 2002). 54 SERCAM S.C. (2004): Informe de los trabajos arqueológicos en la iglesia de Santa Eulalia de Palenzuela (Palencia). Informe

inédito depositado en la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y león. Valladolid.

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42

A pesar de que en su momento ofrecimos una serie de posibles explicaciones acerca de

la funcionalidad del depósito, a día de hoy nos asaltan numerosas dudas sobre el mismo. Si bien

es verdad que en algunos lugares encontramos algunas referencias relativas a la existencia de

platos destinados a las ofrendas de sal a los muertos55, si bien cabe mantener ciertas dudas al

respecto, debido a que en la documentación no se hace referencia a este producto y si a pan o

cera, práctica que ha pervivido hasta nuestros días. Cabe otra posibilidad, y así lo planteamos en

la memoria de la pasada campaña, cual es la de encontrarnos ante los restos inutilizados del

“equipo” de mesa de alguna Cofradía basardillana. Es así como podríamos explicar la presencia,

casi reiterativa, de tres tipos de recipientes destinados a servir los diferentes tipos de alimentos:

los cuencos y cazuelitas para las bebidas y las fuentes y platos destinados a alimentos sólidos.

Hayan servido los cacharros para una u otra función, creemos que es preciso hacer una

breve referencia a la posible procedencia de los elementos recuperados en el atrio de la iglesia

parroquial. Piezas de basto y lozas parecen haber tenido, a priori un origen distinto. Mientras

que las cazuelas, cuencos y fuentes muestran una serie de rasgos que permiten buscar su origen

en un ámbito preferentemente local, las lozas cabe rastrear su origen en ámbitos más lejanos,

aunque no siempre.

La ausencia de rasgos distintivos en los cacharros de basto de la necrópolis de

Basardilla, como suele corresponder a piezas de carácter utilitario, deja escaso margen a la hora

de buscar los alfares de donde nacieron. Hasta bien entrado el siglo XX había alfares de

cerámica de basto en las siguientes localidades: Villacastín, Vegas de Matute, Segovia, Santa

María la Real de Nieva, Coca, Navas de Oro, Carbonero el Mayor, Lastras de Cuellar, Villaseca

y Fresno de Cantespino de los que apenas torneaban tres a principios de los años 80 del pasado

siglo56.

En el caso de las piezas vidriadas podemos rastrear con ciertas garantías sus posibles

lugares de procedencia. Contamos, como vimos con multitud de platos y cuencos de lo que se

denominó loza ordinaria y loza entrefina; nos referimos concretamente a aquellas piezas que

muestran baños estanníferos en blanco en la cara interna, a veces tan tenue que parece que se

ha perdido. En la misma ciudad de Segovia existieron en los siglos XVIII y XIX numerosas

fábricas de cerámica que estudió en su día Carlos de Lecea57. A partir de la segunda mitad del

siglo XVIII, impulsado por el movimiento ilustrado, florece una importante industria alfarera

que venía a renovar pequeñas fábricas de loza las cuales se habían quedado ya obsoletas. Así en

1752 los segovianos Tomás y Manuel Ledesma impulsaron su vieja fábrica con la finalidad de

55 VV.AA. (2003): Enseres. Museo Etnográfico de Castilla y León. Zamora. Junta de Castilla y León. Urueña. 56 Sanz, I. (1983): Guía de alfares de Castila y León. Ediciones de la Torre: 104-109. Madrid. 57 op. cit :131-147

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43

elaborar productos que pudieran competir con la vajilla de moda traída de Italia. A fuerza de

experimentar consiguieron elaborar piezas similares a las de Bolonia las cuales tuvieron en su

tiempo bastante fama tal y como refiere Lecea “… y que por su habilidad y su aplicación

habían conseguido dar á las obras una firmeza en el fuego que no tenía ningún otro barro y

un baño igual al mas perfecto que se conocía”58. Estos mismos empresarios, merced a las

ayudas de la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, construyeron hacia 1756 un

horno semejante a los hornos botella ingleses y elaboraron lozas por el procedimiento inglés. No

obstante esta y otras fábricas continuaron torneando a lo largo de este siglo y del siguiente lozas

ordinarias destinadas al servicio doméstico59.

Aunque no podemos asegurar a ciencia cierta si alguna de las lozas ordinarias del

depósito de Basardilla salieron de esta u otra industria segoviana, parece lógico pensar que al

menos algunas de ellas lo pudieron hacer, ya que como indica el citado autor decimonónico la

fábrica de los Ledesma “producía unas noventa cargas de barro fino y doscientas cuarenta

del ordinario”60.

Resulta interesante señalar, al hilo de lo que venimos apuntando, la exitosa pervivencia

de estas viejas instalaciones fabriles, ya que a principios del XIX se levantaban en la ciudad

entre 9 y 12 alfares de loza ordinaria para el servicio doméstico. De entre ellas destacamos la

fábrica de Murga, que bajo la dirección de Jules Beneche, elaboró “lozas de varios colores,

amarilla y verde en primer término, muy resistente y de formas agradables, con grecas,

medallones y otros adornos…” 61, ¿no se corresponderán algunos de nuestros platos ricamente

ornados en verde y amarillo con los que refiere Lecea?

No creemos empero que todos los cacharros del depósito de la iglesia de San Bartolomé

salieran de los hornos segovianos. Al respecto nos interesan dos tipos que bien pueden asegurar

esta afirmación. Por un lado, la presencia de unos pocos platos de la talaverana serie tricolor y

por otro lado, un buen lote de recipientes que creemos, a través de ciertos rasgos que luego

veremos, salieron de los alfares de la soriana villa de Almazán.

La actividad alfarera en Almazán, bastante mal conocida aún hoy en día, se puede llevar

a partir de ciertos documentos a época bajomedieval momento en el que encontramos una calle

Olleros en una serie de documentos del siglo XIV62. Parece que por influencia de los ceramistas

mudéjares llegados de la Corona de Aragón se asienta una actividad alfarera que con altibajos

58 apud Lecea, 1896: 141 59 ibidem, 142 60 ibidem, 140 61 ibidem, 143 62 Márquez Muñoz, J.A. (1992): “Panorama de la arqueología medieval en Almazán”, en Actas del II Simposium de Arqueología

Soriana, tomo II: 1115. Soria.

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44

perduró hasta los años 30 del pasado siglo, tal y como se refleja en el Anuario Comercial de

1931 en el que se listan cinco alfarerías; en el censo del año 1940, por el contrario, ya no figuraba

ninguno63. El mayor número de datos los encontramos en las Respuestas del Catastro del

Marqués de la Ensenada de 1753; de los 494 vecinos que habitaban Almazán, se contabilizaban

19 maestros alfareros, 24 oficiales y 20 aprendices. Conocemos incluso a través de una diligencia

fechada el 12 de agosto de 1725 los nombres de los alfareros y el número de hornos de éstos64:

Manuel de Roque 2 hornos Juan Martínez 1 horno Francisco Guerrero 1 horno Pedro de la Vega 2 hornos Martín Gandul, pedro Martínez y Juan de Arribas 1 horno Matías de la Vega 2 hornos Miguel Domingo 1 horno Francisco Latorre 1 horno Manuel Ramos Pintá 1 horno Gabriel Sanz 1 horno Juan Domingo 1 horno Matías de Lázaro 1 horno Matías Granada y Fco. Martínez Pajarillo 1 horno Francisco de Roque 1 horno Esteban Muñoz 1 horno José Guerrero y Joaquín Carrera 1 horno Juan de Roque 1 horno Bartolomé Gómez de Segura 1 horno Antonio Guijarro 1 horno Gabriel Pérez y Viuda del Calvillo 1 horno José Gaviria 1 horno M. Esteban Cateto 1 horno Marcos de Lázaro 1 horno

Hasta tal punto tuvo importancia la alfarería de Almazán que en el acta de una sesión

de la desaparecida Sociedad Económica Numantina de 1843 se expresaba que las producciones

de loza adnamantina son de la mejor calidad y pintura, suministrando a toda la región y

compitiendo con las producciones de la misma Talavera65.

La cerámica de Almazán, a lo largo de los siglos, contó con un innegable prestigio y la

loza fina o talaveras de Almazán, según se expresa en los documentos, se constatan no solo en

los ámbitos domésticos sino también en las vías públicas (placas de censo, sobre todo a partir de

1860) y en el ajuar litúrgico, preferentemente bajo la forma de pilas bautismales, siguiendo la

63 Almazán de Gracia, A. (1992): Guía de la artesanía de Castilla y León. Soria. Junta de Castilla y León: 39. Valladolid. 64 Márquez Muñoz, J. A. (1994): “La cerámica de Almazán”, Programa de Fiestas de la Bajada de Jesús: 8. Almazán. 65 Martínez Laseca, J. Mª (1983): Alfarería popular de la provincia de Soria. Arevacón. Revista de la Asociación de Amigos del

Museo Numantino 8: 10. Soria.

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tradición de las alfarerías aragonesas. De los alfares de Almazán salieron multitud de cacharros;

así encontramos platos, fuentes, bacías, jarras, escudillas, cuencos, saleros o pequeñas

jícaras, tinteros, albarelos, las pilas de agua bendita anteriormente mencionadas o benditeras,

entre otros. Fue importante, así mismo, la producción de azulejos destinados a frontales de

altar, tales como las que existen en la ermita de Ontalvilla de Almazán o en la Capilla de Santa

Teresa en la iglesia de San Miguel de la misma villa y la placas de Censo citadas.

La decoración sigue grosso modo los estilos propios de la época. Así cabe destacar lo

que podemos denominar una serie azul que es además la que predomina a lo largo de los siglos

XVII a XVIII, en la que encontramos tanto temas vegetales –palmetas o estilizaciones florales-,

como animales –predominio de águilas bicéfalas dispuestas sobre los botes de farmacia-,

geométricos o letreros, acogidos éstos a la serie de encargos. De los alfares adnamantinos

salieron piezas de la serie polícorma en la que, influenciados por los talleres de Talavera,

Villafeliche y Alcora en los últimos tiempos, se documentan tanto diseños figurados,

geométricos como vegetales, entre los que destacamos la presencia de la cenefa castellana o

diseños similares al ramito de las talaveras alcoreñas. Cabe destacar finalmente la presencia de

unos sencillos recipientes –pequeñas jícaras- decoradas con bandas concéntricas horizontales

de color ocre que hemos llegado a ver en tierras tan lejanas como Astorga o Salamanca.

De toda la producción adnamantina y dejando a un lado los barros rojos más propios de

la alfarería de basto tuvo notable éxito una serie de productos de carácter religioso, tales como

pilas bautismales o benditeras, o relacionados con los aspectos de las creencias, bien sea por su

cronología bien por los contextos de uso en los que se hallan. Nos referimos concretamente a

aquellos platos decorados con palmetas pero sobre todo a ciertas producciones con el anagrama

del Ave María y un letrero dedicado a las Ánimas Benditas, alguno de los cuales se conserva en

el Museo Numantino de Soria. A falta de los pertinentes análisis de pastas cerámicas a las

piezas de Basardilla y a las de Almazán, los cuales se encuentran encargados al Departamento

de Mineralogía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid66 y merced a las

evidentes similitudes entre los platos del depósito de San Bartolomé y los de los alfares de

Almazán, nos hace pensar que al menos buena parte de las piezas de Basardilla procedían de la

villa soriana.

Finalmente por lo que respecta a las series tricolores del depósito de San Bartolomé

cabe cuestionar si nos encontramos ante productos propiamente talaveranos o, por el contrario,

son contrahechas al estilo de Talavera. Como es bien sabido la palabra “Talavera” fue utilizada

66 A cargo del Dr. Alejandro del Valle.

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46

con gran frecuencia en el mundo hispánico como sinónimo de loza fina esmaltada en blanco67.

A su vez existieron, lejos del centro emisor de las piezas originales varios centros que imitaron

las lozas talaveranas, centros a veces bastante alejados tales como los de Lisboa (louça branca

de talaverira) o Coimbra (malega bramqa de talaveira). Entre la multitud de centros que

elaboraron productos que imitaban a los cacharros talaveranos, cabe destacar los de Zamora,

Valladolid o los de Muel, Villafeliche y Zaragoza68. A estos y otros tantos que listamos habría

que incluir los de Almazán, donde los documentos mencionan en multitud de ocasiones las

talaveras de Almazán69, las cuales muestran notables concomitancias con las talaveras

aragonesas, posiblemente por proceder de allí los maestros alfareros. Nos interesa este dato por

cuanto no cabe descartar que algunas de las tricolores del depósito de Basardilla pudieran venir

de aquellas tierras sorianas, junto con los platos decorados con las palmetas anteriormente

estudiadas.

Es interesante destacar que la conexión segoviana-adnamantina se realizó a través de la

Cañada Soriana Occidental, la cual baja de las tierras altas sorianas faldeando la Sierra de

Guadarrama a buscar las tierras llanas pacenses, pasando por término de Basardilla. No es

descabellado pensar, por tanto, que buena parte de los cacharros que nosotros hemos

exhumado llegaron de tierras sorianas a través de trajineros, arrieros o incluso trashumantes tal

y como se ha realizado hasta los años 50 del pasado siglo y de cuyas prácticas dio en su día

buena cuenta Cortés para el caso de la alfarería tradicional salmantina70.

67 Pleguezuelo, A. (2001): “Lozas ‘contrahechas’, ecos de Talavera en la cerámica española”, en Casanovas, Mª A. (Coord.):

cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo en la colección Bertrán y Musitu: 44. Barcelona. 68 ibidem, 48-49 69 Agradecemos a José Ángel Márquez, cronista de Almazán, las noticias referidas sobre las mismas. 70 Cortés Vázquez, J.L. (1956): Alfarería popular salmantina. Centro de Estudios Salmantinos. Salamanca.

Las ilustraciones que acompañan al presente texto son obra de José Ramón Almeida Olmedo y Laura Martín Bartolomé.

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LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO: UNA EXPERIENCIA EDUCATIVA Y DE DIFUSIÓN EN SANTOVENIA DE PISUERGA (Valladolid) Alicia Gómez Pérez

an transcurrido 12 años desde que, a finales de 1995, SERCAM S.C. iniciara en la

localidad vallisoletana de Santovenia de Pisuerga un proyecto de Conservación y

Difusión del Patrimonio Histórico basado en una Propuesta Educativa. Esta pro-

puesta, aún en vigor, contó desde el principio con la total colaboración y promoción por parte

del Ayuntamiento de la citada localidad, que inmediatamente mostró interés por conocer, in-

formar y formar en la comprensión del pasado propio.

Ocho cursos de formación dirigidos al sector escolar comprendido entre 11 y 18 años,

además de la reciente experiencia con alumnos de 8 años, varias muestras expositivas, el

proyecto de difusión para la creación del “Parque Histórico del Pisuerga” (aún en construcción)

y la creación en 2003 de una revista cultural de edición trimestral son el resultado de este

proyecto que, desarrollado hasta el momento en tres fases, se ha ido renovando y adaptando a

un amplio vecindario con la pretensión de conseguir la sensibilización por el conocimiento,

estudio y con-servación del Patrimonio Histórico.

Y todo, gracias a que en 1995 los trabajos de prospección para la revisión del Inventario

Arqueológico de la provincia de Valladolid registraron un yacimiento inédito de la Edad del

H

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Bronce en el municipio de Santovenia71. La explotación de una gravera próxima al Pisuerga en

el sector nororiental del término, enclave conocido como “El Nogalillo”, puso al descubierto 16

manchones cenicientos que presentaban variadas muestras de material arqueológico, en su

mayor parte muy deteriorado por las tareas de extracción mecánica.

Sensibilizado ante dicho descubrimiento el Ayuntamiento de esta pequeña población,

que apenas dista 5 Km. de la ciudad de Valladolid -y de la que como aldea ha tenido una total

dependencia desde 119172 - llevó a cabo en diciembre de aquel mismo año un programa de ac-

tividades navideñas en el que se incluyó el I Curso sobre Patrimonio Arqueológico, Histórico y

Etnográfico de la localidad dirigido a escolares con edades comprendidas entre los 12 y 14 años,

es decir los que cursaban el último ciclo de EGB.

La propuesta partió de la Concejalía de Cultura. Su titular, D. Germán Tejedor Quin-

tana, supervisó directamente el proyecto presentado por SERCAM, S.C., que contó también

con el apoyo incondicional del colegio público “Nicomedes Sanz” de Santovenia, cuyo director,

D. Sabino González Butragueño, asumió la divulgación de la actividad entre los escolares y

facilitó materiales y medios, entre los que cabe destacar, así mismo, la inestimable colaboración

y par-ticipación de Dña. Maura Rujas Sánchez, maestra por aquellos años en dicho centro y

respon-sable del área de Ciencias Sociales del ciclo superior de EGB. Igualmente debemos

destacar las tareas de divulgación y apoyo que llevó a cabo la Asociación de Padres de Alumnos

“San Juan”, así como la colaboración de la Junta de Castilla y León y la Excma. Diputación

Provincial de Valladolid.

Comenzó, pues, la 1ª FASE del Proyecto de Difusión durante el período navideño de

1995-96. Un amplio grupo de escolares se convirtió, junto a la propia documentación y registro

arqueológico del yacimiento, en uno de los objetivos principales e iniciales de esta novedosa

actividad. La manipulación de unos restos, es decir, el aprovechamiento de un recurso ar-

queológico in situ en el enclave de "El Nogalillo" podía incorporarse a su realidad educativa y

desarrollar, con ello, actitudes favorables a la valoración y conservación de los vestigios del

pasado.

71 Cruz Sánchez, P. J. y Del Río, B. (1995): "Ficha del Inventario Arqueológico de Castilla y León, Santovenia de Pisuerga,

Valladolid". Ficha inédita mecanografiada depositada en el Servicio Territorial de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y

León en Valladolid. 72 Castro Toledo, J. (1966): “Se vende la Villa de Santovenia”. Calle Real, no 35. Reeditado en facsímil en 1995: Lea Calle Real, es

única. VI Muestra de Cultura Tradicional, Santovenia de Pisuerga. Ayuntamiento de Santovenia de Pisuerga y Asociación Cultural

TRÉBOL. (1973): “Santovenia de Pisuerga: diez siglos de Historia”. Programa de fiestas de San Juan. Reeditado en 2007:

Santovenia programa sus Fiestas, 1970-1979. XVIII Muestra de Cultura Tradicional, Santovenia de Pisuerga, (págs. 55-57).

Ayuntamiento de Santovenia de Pisuerga, Asociación Cultural TRÉBOL y SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C.

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50

El programa diseñado por SERCAM, S.C.73 se basó tanto en el modelo en espiral como

estrategia educativa para enseñanza primaria propuesto por Bruner74, es decir, en la enseñanza

por descubrimiento, como en la propuesta del aprendizaje por asimilación de Mikel Asensio75,

quien señala que comprender y aprender información nueva sobre Historia, como sobre cual-

quier otro dominio, implica manejar, primero, un conjunto de procedimientos jerarquizados;

segundo, un conjunto de redes conceptuales; y tercero, un conjunto de actitudes, normas y

valores. Ambas propuestas se vieron complementadas con el modelo de enseñanza receptiva y

memorística, que, aunque menos activa, nos parecía imprescindible para el momento de

adquirir contenidos de tipo conceptual. Siguiendo, pues, las proposiciones anteriores, los

objetivos que previamente habíamos determinado presentaron los siguientes contenidos:

a) de tipo procedimental, mediante la excavación y documentación del yacimiento

arqueológico de “El Nogalillo”.

b) conceptual, a través del estudio y compresión de "la sociedad prehistórica y su

comparación con el mundo actual", teniendo siempre presente la experiencia vital de este

grupo escolar en su medio.

c) actitudinal, asumiendo la valoración del patrimonio histórico con objeto de promover su

conservación y estudio con rigor crítico y curiosidad científica.

La programación de estos contenidos se diseñó en relación con las capacidades

desarrolladas por los educandos en el área de Conocimiento del Medio al término de la

Educación Primaria, fundamentalmente en lo relativo a los conceptos de ESPACIO y TIEMPO76:

1) Respecto al concepto de Espacio: el alumno puede representar espacios mediante planos

elementales y utilizar planos y mapas, con escala gráfica, para orientarse y desplazarse en lu-

gares desconocidos.

2) Sobre el concepto de Tiempo: el alumno puede ordenar temporalmente algunos hechos

históricos relevantes y otros hechos referidos a la evolución de la vivienda, el trabajo, el

transporte y los medios de comunicación, a lo largo de la Historia de la Humanidad,

utilizando para ello las nociones básicas de sucesión, duración y simultaneidad (antes de,

después de, al mismo tiempo que, mientras). También puede describir la evolución de

algunos aspectos característicos de la vida cotidiana de las personas (vestido, vivienda,

trabajo, herramientas, medios de transporte, armamento) en las principales etapas históricas

73 Gómez Pérez, A. (1996): Proyecto didáctico contenido en el informe técnico de la “Actuación Arqueológica en el yacimiento de El

Nogalillo”, (volumen II). Depositado en el Ayuntamiento de Santovenia. 74 Bruner, J. (1988): Desarrollo cognitivo y educación. Morata, Madrid. 75 Asensio, M. (1993): "Secuenciación del aprendizaje del conocimiento histórico" en Aula de Innovación Educativa, nº 10. 76 M.E.C. (1992): Educación Primaria. Orientaciones Didácticas. Madrid.

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51

de la Humanidad, fun-damentalmente de las sociedades primitivas, de la antigüedad clásica,

de la época medieval y de la revolución industrial.

Sin embargo, la comprensión de los períodos históricos y, quizás en menor medida, de

conocimientos geográficos por parte de los alumnos de primaria aún no se halla consolidada, ya

que su reducida experiencia vital les entraña serias dificultades a la hora de establecer una

relación con el pasado o con espacios ajenos al entorno conocido77. Por este motivo, el I Curso

sobre Patrimonio Histórico de Santovenia de Pisuerga se organizó sobre un referente muy

concreto, como es la propia localidad, además de facilitar al alumnado la incursión en una

disciplina distante, a la vez que atractiva: la Arqueología. Así mismo, pensábamos -y seguimos

pensando- que esta experiencia educativa añadida al currículo escolar serviría de refuerzo en el

proceso de asimilación de contenidos tales como: el Paisaje, el Medio Físico, Población y Acti-

vidades Humanas y Cambios y Paisajes Históricos78.

Con todo, el desarrollo de la actividad se llevó a acabo en dos partes, atendiendo, por

un lado, a un volumen de participantes que doblaba en número al previsto y, por otro, condi-

cionados por una meteorología adversa que mantuvo pasada por agua la mayor parte de

aquellas vacaciones navideñas. Así pues, la parte teórica se acometió en las fechas señaladas,

pro-porcionando formación en metodología arqueológica y conocimientos de carácter

geográfico, histórico y etnográfico teniendo como eje referencial el pueblo de Santovenia de

Pisuerga. La práctica hubo de retrasarse hasta el siguiente período vacacional en Semana Santa,

acometiendo la propia intervención en el yacimiento arqueológico.

Antes de llevar a cabo esta actuación, y debido al tiempo transcurrido desde la rea-

lización del apartado teórico -prácticamente 3 meses-, se procedió a realizar un repaso general.

Seguidamente los escolares, organizados por grupos, debieron realizar un trabajo de

investigación previo sobre la localidad en que se ubica el yacimiento, esto es, sobre la situación

espacial y el conocimiento histórico de Santovenia de Pisuerga, indagando en las fuentes

documentales y bi-bliográficas referentes a esta población.

Finalmente fue abordado el ejercicio práctico de excavación en el yacimiento de "El No-

galillo". Para que los alumnos documentaran el proceso de excavación de las seis estructuras en

las que intervinieron, les fueron facilitadas unas fichas de registro especialmente confeccionadas

para este fin, así como copias de papel milimetrado, con todo lo cual llevarían a cabo su parti-

cular diario de excavación.

77 Piaget, J. e Inhelder, B. (1984): Psicología del niño. Ediciones Morata, Madrid 78 M.E.C. (1992): Educación Primaria. Área de Conocimiento del Medio. Madrid.

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52

Las anotaciones de campo, incorporadas al propio trabajo de investigación, les fueron

entregadas de forma individual en una carpeta con la copia correspondiente al grupo en el que

habían participado. Este acto se llevó a cabo en una ceremonia de clausura en la que repre-

sentantes del Ayuntamiento de Santovenia, de la Diputación Provincial y de la Junta de Castilla

y León les hicieron entrega de unos Diplomas acreditativos de su participación en esta singular

experiencia educativa.

Los asistentes a la ceremonia -entre los que cabe incluir familiares y amigos de los

participantes en el curso, representantes del colegio y vecinos de la localidad- fueron informados

de los resultados obtenidos en la investigación arqueológica mediante una proyección de dia-

positivas y la exposición de los materiales hallados durante el proceso de excavación. De todo

ello se hizo eco la prensa local, destacando el curso como una inversión en los jóvenes para la

preservación del patrimonio histórico y natural de la localidad79 y la sensibilización y preocu-

pación del Ayuntamiento de Santovenia y de su población por la protección del patrimonio

histórico80.

La valoración que podemos hacer de este I Curso sobre Patrimonio Histórico es que,

diseñado en esta edición para escolares del ciclo superior del colegio público local, trascendió a

otros grupos del mencionado colegio, así como a padres, otros familiares y amigos, con lo que

confirmamos nuestra tesis de que la transmisión de valores en actividades como la desarrollada

en esta ocasión, en la que además los alumnos contribuyeron al conocimiento y difusión de su

pro-pio pasado, constituyen para ellos un modo de integrarse en la sociedad en que viven.

Alumnos del I Curso durante la realización del apartado teórico

79 El Norte de Castilla, jueves 25 de abril de 1996, pág. 10 80 El Mundo de Valladolid, 3 de mayo de 1996, pág. 6

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53

Alumnos del I Curso realizando la práctica en el yacimiento de “El Nogalillo”

El resultado, pues, de esta experiencia fue sumamente positivo81, tanto que, meses

después, en octubre de 1996 se acometió un segundo curso y aún hubo de llevarse a cabo un

tercero durante la Navidad de 1996-97 82. En estas dos actuaciones fue ampliado el segmento de

edad de los participantes hasta los 18 años y, habiendo llegado a su fin la intervención arque-

ológica en el yacimiento de “El Nogalillo”, el III Curso se centró en el análisis de la Historia

local más reciente, la referida a los diez últimos siglos y, de forma especial, a la segunda mitad

del siglo XX, llevando a cabo un trabajo de investigación sobre documentos bibliográficos y

81 Gómez Pérez, A., (1996): “La Arqueología se acerca a la Escuela”. Revista de Arqueología, no 186. 82 Gómez Pérez, A. (1997): Proyecto didáctico contenido en la Memoria sobre el II y III Cursos sobre Patrimonio Arqueológico,

Histórico y Etnográfico, elaborado por SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C., para el Ayuntamiento de Santovenia.

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fotográficos referidos a Santovenia83. Los objetivos perseguidos en esta última ocasión

presentaban un conte-nido similar al planteado en el I Curso:

a) De tipo procedimental, mediante:

- La excavación y documentación de un yacimiento arqueológico.

- La manipulación de testimonios y documentos relativamente recientes: fotografías,

bibliografía y encuesta oral.

b) De tipo conceptual, a través del estudio y comprensión de:

- La sociedad prehistórica y su comparación con el mundo actual.

- Sociedades históricas y cambio en el tiempo.

- Sociedad y territorio.

c) De tipo actitudinal: propiciando el análisis y la observación directa de algunas de las

fuen-tes y documentos que constituyen la base de la investigación histórica se induce a

la valoración del Patrimonio Histórico como un bien propio que debe conservarse.

Igual-mente, de este modo se provoca la curiosidad científica del alumno, lo que hará

posible la defensa y estudio del Legado Histórico con rigor crítico.

Finalmente los alumnos de este último curso colaboraron en la realización de la

exposición “Santovenia desde la Edad del Bronce” (Navidad 1996-97), una muestra que preten-

día implicar y hacer partícipes de nuevo a los vecinos de la localidad de los contenidos

abordados en esta ocasión, presentando no sólo la información recogida a través de la actividad

práctica arqueológica, sino también los resultados de la práctica fotográfica. Había consistido

ésta en la búsqueda y el análisis de fotografías antiguas entre familiares y vecinos, fotos que se

consideraban ahora como un documento de notable importancia por cuanto preservan

instantáneas del pasado del Santovenia de mediados del siglo XX (años cincuenta a setenta),

permitiéndonos constatar de forma comparativa el cambio experimentado. Una vez se hubo

examinado este material grá-fico y reconocido sobre un plano del actual casco urbano la traza

urbanística de la población en el período citado, los alumnos callejearon por el pueblo y sus

alrededores para recoger ellos mis-mos nuevas instantáneas fotográficas. Esta actuación

83 Teniendo como base la investigación histórica aportada por Jonás Castro Toledo, (1972): “Santovenia de Pisuerga: un pueblo

sanjuanista”. Programa de fiestas de San Juan. (Reeditado en 2007: Santovenia programa sus Fiestas, 1970-1979. XVIII Muestra

de Cultura Tradicional, Santovenia de Pisuerga. Ayuntamiento de Santovenia de Pisuerga, Asociación Cultural TRÉBOL y

SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C.); 1973, op. cit. y 1995, op.cit. Y también el trabajo de recuperación y

catalogación de imágenes fotográficas de Santovenia realizado por Alicia Gómez Pérez y Germán Tejedor Quintana para la

Asociación Cultural Trébol, mostrado en 1994 en la Exposición " Fotografía Antigua de Santovenia" dentro de la programación de

la V Muestra de Cultura Tradicional, “En el Recuerdo”. Santovenia de Pisuerga, 23 al 31 de julio. Ayuntamiento de Santovenia de

Pisuerga.

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55

implicaba por su parte no solo la consi-deración de la fotografía como testimonio histórico, sino

la selección de ésta en función del ob-jetivo previamente establecido.

Cerrado este primer ciclo formativo, comenzó a trabajarse en 1999 en una 2ª FASE que

se concretaría en 2001 con la redacción del Proyecto para la creación del Parque Histórico del

Pisuerga. El borrador inicial contemplaba la creación de un Parque Arqueológico del Pisuerga

que estaría ubicado en un área ajardinada -recuperada de una antigua escombrera- que se

localiza a la entrada de la población y se halla próxima al río y al área recreativa de las piscinas

municipales y los campos de fútbol.

La idea se materializó inmediatamente en una propuesta que, a instancias del

Ayuntamiento de Santovenia, SERCAM, S.C. elaboró para que fuera incluida en una solicitud

de colaboración dirigida por dicho Ayuntamiento a la Dirección General de Patrimonio y Pro-

moción Cultural de la Junta de Castilla y León84. Desde la institución local se defendía la

creación de un Parque Natural y Arqueológico de Santovenia, con base en el Pisuerga en la

Edad del Bronce, alegando:

La trayectoria mantenida en el municipio con la promoción de proyectos e iniciativas que

han posibilitado la protección y conservación del Patrimonio Histórico y Natural, destacan-

do los tres cursos formativos en esta materia que ya se habían realizado y la repercusión que

tuvieron entre el vecindario.

El constante incremento de población registrado en la localidad en los últimos cinco años,

nutrido principalmente por pobladores que no son naturales de la misma y a los cuales se

quiere evitar o cubrir un posible desarraigo haciéndoles partícipes del Patrimonio Histórico

y Natural de Santovenia.

La necesidad de fomentar los propios recursos culturales para romper la imagen negativa de

la localidad asociada exclusivamente a la industrialización y a contenedor de residuos

tóxicos.

Aprovechar la oportunidad que un año antes había brindado D. Miguel Delibes citando

esta pequeña población en su novela “El Hereje” y promover la propia imagen cultural coor-

dinando una actuación complementaria a la ruta cultural “Conoce Valladolid con El Hereje”

presentada por El Ayuntamiento de Valladolid en la reciente edición de INTUR.

84 Ayuntamiento de Santovenia de Pisuerga (1999): “Solicitud de colaboración para la creación de un Aula de Arqueología sobre los

asentamientos de la Edad del Bronce”, incluida en la Propuesta de creación de un Parque Histórico y Natural del Pisuerga en

Santovenia, dirigida al Ilmo. Sr. D. Javier Toquero, Director General de Patrimonio y Promoción Cultural de la Junta de Castilla y

León.

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56

El emplazamiento de la localidad de Santovenia, con un marco natural modelado y regado

por el Pisuerga, río que ha condicionado también el propio devenir histórico.

El inicio de conversaciones con la Confederación Hidrográfica del Duero solicitando a

dicho organismo un proyecto para la recuperación de la ribera del Pisuerga en el término de

Santovenia

Croquis con la localización del Parque Natural y Arqueológico realizado por SERCAM, S.C. en 1999

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57

Ante la falta de contestación de la institución destinataria, el cambio de titular en la

misma en 2000 animó al Ayuntamiento de Santovenia a proponer de nuevo la petición y

solicitar, en esta ocasión, una entrevista con Dña. Begoña Hernández, Directora General de

Patrimonio y Promoción Cultural de la Junta de Castilla y León, quien atendió la solicitud y

escuchó de parte del Concejal de Cultura la propuesta que se hacía desde la Corporación

Municipal de crear un Parque Histórico del Pisuerga en Santovenia.

Vista idealizada del Parque Histórico del Pisuerga, diseñada por SERCAM, S.C. en 2000

En este Parque se mostraría de una forma amena y atractiva toda la variedad natural y

cultural relacionada con el Pisuerga, apoyada siempre por una base científica, para disfrute, en-

tretenimiento y conocimiento de vecinos y visitantes de la localidad. Estaría estructurado en dos

apartados:

Una exposición instalada en un espacio cerrado y dedicada a mostrar el río Pisuerga en sus

aspectos físico e histórico-cultural. En líneas generales, el guión expositivo destacaría como

puntos generales: el río como eje vertebral de un importante espacio medioambiental, como

foco de civilización, nudo de comunicación y base económica, destacando, finalmente, la

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posibilidad de ofrecer un recorrido visual, norte-sur, por las diferentes localidades que

comparten aguas y una raíz cultural común.

Una muestra expositiva al aire libre -que constituiría propiamente el Parque-, en la que, a

través de distintos recursos museográficos y didácticos, se recrearían algunos de los vestigios

legados por los diferentes grupos culturales que se han sucedido en sus orillas. Así, reco-

rriendo el trazado de un sendero curvado que simbolizaría el río con sus meandros, el pase-

ante podría visitar los hitos que lo situarían en su correspondiente momento histórico:

- El dolmen de los Zumacales (Simancas), único vestigio megalítico documentado en la ri-

bera vallisoletana.

- Las terrazas del Pisuerga pobladas en la Edad del Bronce en Santovenia.

- Algunas de las cabañas que formaban el poblado del Soto de Medinilla (Valladolid), da-

tado en la Edad del Hierro.

- Una torre del campamento legionario de Herrera de Pisuerga y la Villa de Santa Cruz

(Cabezón de Pisuerga), como manifestaciones de época romana.

- Y, finalmente, las aldeas medievales de Valladolid y Santovenia.

Concluida la presentación del proyecto, la nueva Directora General de Patrimonio y

Promoción Cultural de la Junta de Castilla y León manifestó que desde dicha Consejería aún

no estaba prevista una línea de colaboración con este tipo de iniciativas. El Ayuntamiento de

San-tovenia, no obstante, siguió con la propuesta adelante y decidió someterlo a la evaluación

pública vecinal aquel mismo año, presentándolo en la Exposición “Conocer y Disfrutar el

Patrimonio Arqueológico y Etnográfico” incluida en la programación de la XI Muestra Cultura

Tradicional, eso sí, debiendo prorrogar su apertura de julio hasta noviembre85.

85 Asociación Cultural “Trébol” (2000): Exposición "Conservar y Disfrutar el Patrimonio Arqueológico y Etnográfico". XI Muestra

de Cultura Tradicional, Santovenia de Pisuerga, 23 al 31 de julio.

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59

En esta Muestra también fue presentada la publicación “Santovenia desde la Edad del

Bronce”, donde con un texto asequible y atractivas ilustraciones se localizan y dan contexto los

vestigios arqueológicos documentados en el municipio86. En el texto se aprovechó el mismo

recurso que en 1997 utilizó un grupo de alumnas de III Curso de Patrimonio Histórico para la

presentación de su correspondiente trabajo de investigación: el discurso narrativo a través de la

conversación que mantienen dos cigüeñas; en aquella ocasión se ilustró con una cigüeña posada

en la torre de la iglesia de Santovenia, ahora dos cigüeñas sobrevolaban el término municipal,

86 Gómez Pérez, A. (2000): Santovenia desde la Edad del Bronce. Ilustrado por José Ramón Almeida Olmedo y maquetado por

Roberto Losa Hernández. Ayuntamiento de Santovenia de Pisuerga; Cetransa; SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C.

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60

descubriéndole una a otra los distintos pagos y lugares que lo conforman y los restos arqueo-

lógicos conservados.

Tanto la exposición, como la sencilla y vistosa publicación y, sobre todo, la propuesta

del Parque Histórico fueron altamente valoradas, y no sólo por los vecinos, ya que nuevamente

la prensa hizo pública la iniciativa más allá de los límites locales, como se refleja en la figura

adjunta:

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61

Con todo, la Corporación Municipal se centró en hacer realidad el Parque Histórico del

Pisuerga y en mayo de 2001 tomó la decisión de convocar la redacción de un proyecto. Éste se

materializó a finales de aquel mismo año, resultando de nuevo SERCAM, S.C. responsable de

su diseño y adaptación museográfica87. Aprovechó así mismo la citada Corporación una convo-

catoria de la Consejería de Industria, Comercio y Turismo que con fecha de 13 de junio de 2001

publicó una línea de subvenciones plurianuales para financiar proyectos de especial repercusión

turística en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. En esta ocasión la solicitud fue

aprobada, comunicándose al Ayuntamiento la favorable resolución con fecha de 15 de octubre

de 2001.

En el proyecto que SERCAM, S.C. presen-

tó, el Parque Histórico del Pisuerga se proyecta

como un espacio didáctico y participativo que

toma como base esencial en sus contenidos la fi-

gura del río Pisuerga y lo interpreta como eje vital

de las sucesivas culturas que se asentaron en sus

riberas. La figura del río se muestra básicamente

desde el punto de vista histórico, es decir como la

sucesión lineal de una serie de hechos, influencias

y modos de vida que en un lento proceso han ido

dotando al Pisuerga de unos rasgos característicos

que, si bien no son en rigor particulares única-

mente del mismo, hacen participar a las gentes

que a lo largo de los siglos han habitado sus riberas de unos planteamientos netamente

comunes, más allá de localismos casi anecdóticos.

Por lo tanto el planteamiento museográfico girará en torno al proceso histórico del río y,

como cuestiones generales, implícitas sin duda a lo largo de las exposiciones, han de sobresalir

una serie de conceptos que harán que el visitante logre adquirir una idea global histórica, social,

medioambiental, cultural en definitiva, del espacio natural conformado por el Pisuerga. En el

fondo se percibirá un planteamiento del río como foco de asentamiento humano, como corredor

de comunicación, como importante factor económico, como vertebrador de un espacio ecológico

uniforme…

87 Gómez Pérez, A. (2001): Proyecto para la dotación e instalación didáctica y expositiva del Parque Histórico del Pisuerga, en

Santovenia de Pisuerga (Valladolid), elaborado por SERCAM, Servicios Culturales y Ambientales, S.C., para el Ayuntamiento de

Santovenia.

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El Parque se ubicará en parte de la actual zona recreativa y de esparcimiento localizada

al sur del casco urbano de Santovenia de Pisuerga, junto a la vía de acceso a la población y a la

cercana carretera Valladolid-Cabezón, en el paraje conocido como “El Remuel”. Se estructurará

en torno a dos elementos esenciales: un Centro de Recepción y el Parque, propiamente.

1. el Centro de Recepción:

Localizado en un edificio de nueva planta que se ubicará en el extremo norte del

Parque. Constituye el punto desde el que se organizarán y dirigirán las visitas, así como

la puerta de entrada al recinto del parque en sí. El edificio, con un diseño de planta

absidal, se compone de: un área de recepción de visitantes, una sala de audiovisuales y

una sala de exposición permanente.

2. el Parque:

Abarcará la mayor parte del conjunto visitable, desarrollándose en un gran espacio al aire

libre de aproximadamente media hectárea. En él se encontrarán diferentes tipos de re-

creaciones históricas, maquetas y áreas de actividades didácticas o talleres, con el objeto

de ofrecer una muestra expositiva netamente participativa en la que el visitante no se

sienta mero espectador sino que se convierta en protagonista en cada uno de los

ambientes presentados, esto es, en cada uno de los hitos histórico-arqueológicos

seleccionados a lo largo de la ribera del Pisuerga.

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La 3ª FASE se desarrolla desde 2002, abarcando dos frentes: por un lado abordar la eje-

cución del Parque Histórico, destinado a un público mayoritario, y, por otro, retomar los cursos

formativos dirigidos a escolares, denominados ahora “Talleres”.

Aprobado el “Proyecto para la dotación e instalación didáctica y expositiva del Parque

Histórico del Pisuerga”, presentado en formato “power point” ante el pleno del Ayuntamiento,

comenzó por parte de esta Institución la ardua tarea de encontrar patrocinadores para afrontar

el presupuesto previsto, que superaba los 700.000 € entre la obra arquitectónica y el montaje

museográfico. Entre tanto, se decidió acometer con la subvención concedida desde la Dirección

General de Turismo de la Junta de Castilla y León las obras de la recreación de una Torre del

campamento romano de Herrera de Pisuerga.

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Esta Torre se localiza en la esquina suroccidental del Parque, punto en el que, además, se

erige como mirador hacia el Pisuerga y el gran meandro que describe desde “El Remuel” hacia

“El Soto de Medinilla”. Se le ha previsto una altura de 6 m y la recreación de un tramo de

muralla a cada lado de 6 m. de largo cada uno, todo en madera tratada para resistir las

inclemencias del tiempo. El acceso se dispone por la muralla oeste mediante escalinata metálica

de doble tramo y en el primer piso de la torre el visitante encontrará reproducciones de cascos,

escudos y armas propios de un legionario romano, todo dispuesto para ser manipulado. Las

obras se iniciaron en febrero de 2003, según proyecto dirigido por D. Miguel Ángel Ballesteros

Lara, arquitecto mu-nicipal, utilizando en el revestimiento traviesas del ferrocarril.

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A comienzos de 2003 el Ayuntamiento de

Santovenia ponía también en marcha otra actua-

ción directamente relacionada con el proyecto del

Parque Histórico: el Boletín Cultural “Calle

Real”, una propuesta de difusión destinada

Principal-mente a los vecinos de esta localidad,

establecien-do además un punto de conexión con

los habitan-tes de los municipios ribereños del

Pisuerga. En la realización de esta revista

participa SERCAM, S.C. desarrollando las tareas

de diseño, maque-tación y coordinación de los

diferentes artículos.

Distribuida de forma gratuita y con ca-

rácter trimestral, entre sus doce páginas se pre-

sentan noticias y artículos sobre la historia, las

tradiciones y la actualidad de Santovenia, reser-

vándose en cada número un espacio en el que “Desde el Colegio”, el Claustro de Profesores y

los propios escolares informan de sus actividades y dan a conocer algunos de sus trabajos. Esta

información va precedida de la sección denominada “Desde el Pisuerga”, presentada como una

invitación a visitar y conocer esos municipios regados por el Pisuerga y que, gracias a él,

conforman un “Itinerario Cultural Fluvial” con un caudal de intercomunicación que discurre por

un lecho de más de 280 Km. por tierras palentinas, burga-lesas y vallisoletanas88. En este

Itinerario, Santovenia participaría con la creación del Parque His-tórico del Pisuerga como un

lugar destinado no sólo a mostrar la herencia histórica que aflora a las orillas de este río, sino

también como un espacio destinado al intercambio cultural de todas aquellas poblaciones por

las que discurre.

Desde el nº 0, editado a modo de presentación en enero de 2003, hasta la publicación

del nº 20 en diciembre de 2007, han aparecido en esas primeras páginas las poblaciones

palentinas de Cervera, Herrera, Alar del Rey o Dueñas, las burgalesas Rebolledo de la Torre,

Melgar de Fer-namenal o Ítero del Castillo y, de Valladolid, Valoria la Buena, Cabezón,

Cigales, Arroyo de la Encomienda o Simancas. En esta misma sección también se ha podido

atravesar el río por cualquiera de los numerosos puentes que lo cruzan, llevados de la mano del

investigador J. I. Sánchez Rivera, quien desde septiembre de 2004 nos los ha ido mostrando en 88 Gómez Pérez, A. (2003): “Itinerario Cultural Fluvial”. Boletín Cultural “Calle Real”, nº 0, enero. Ayuntamiento de Santovenia de

Pisuerga. Valladolid

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cada revista de fin de año, desde los pontones y pasarelas de su cauce alto hasta llegar

precisamente a Santovenia. Así mismo, y rebasando los límites de las riberas del Pisuerga, en el

Boletín no 8 de diciembre de 2004, A. Castrillo Villamañán, alcalde de la población

vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, mostró el nacimiento y trayecto del Canal del Duero

que, inaugurado en 1886, sustrae agua de este río en la citada población y vierte el sobrante en

el Pisuerga, entre Santovenia y Simancas.

Por otro lado, y referido ya al propio ámbito local, “Calle Real” ha contado con la par-

ticipación de investigadores como J. Castro Toledo, G. Delibes de Castro, J. L. Alonso Ponga o

A. Rojo Vega, que han aportado artículos específicos sobre prehistoria, historia y tradición de

Santo-venia. Así mismo, la participación se ha hecho extensible tanto a los vecinos, como a los

nacidos en la localidad, entre los que los artículos de J. L. Garrido Martín, C. Vega Paredes u O.

Espinilla Garrido constituyen en su mayor parte aportaciones sobre tradiciones e información

oral con-cerniente a la historia más reciente.

Conforme esta revista cultural iba viendo la luz, las obras del Parque proseguían su

avance. A través de la prensa se puede hacer un seguimiento de las mismas, ya que bien sea por

lo atractivo de la idea o porque ésta se haya proyectado ejecutar en un pequeño municipio sin

mayores atractivos monumentales o paisajísticos, el Parque Histórico parece haber atraído su

atención desde el mismo momento en que fue presentado en 2000, como vimos en su momento.

Así, por ejemplo, “El Mundo, Diario de Valladolid” a través de sendos reportajes durante 200389

destaca el Parque Histórico del Pisuerga como elemento de relación turística con otros pueblos

y anuncia en junio el comienzo de la segunda fase de construcción del Parque con la

colaboración de la Consejería de Turismo de la Junta de Castilla y León, que financia con

90.000 €, y la Diputación de Valladolid, con más de 120.000 €, publicando nuevos

recordatorios en julio y septiembre, con el anuncio de la adjudicación de las obras para la

construcción del edificio de recepción.

Por su parte, el Ayuntamiento de la localidad, una vez finalizadas las obras de la re-

creación de la torre del campamento romano de Herrera de Pisuerga, decidió colocar un Tótem

Informativo en el entorno que acogería el Parque. Siguiendo el diseño presentado por

SERCAM, S.C., sobre una estructura de acero inoxidable de 3 m. de alto por 1’50 m. de ancho

se ve reflejada, por un lado, la imagen idealizada del Parque Histórico según la propuesta que

recoge el proyecto de 2001, señalando los principales elementos y recreaciones de las que consta.

Como texto complementario se indica: QUÉ ES EL PARQUE (espacio didáctico y

89 El Mundo, Diario de Valladolid (2003): “Comienza la segunda fase de la construcción del Parque Histórico del Pisuerga”, jueves

19 de junio, pág. 10; “Santovenia dedicará un parque temático al Pisuerga”, lunes 28 julio, pág. 26; “El Consistorio adjudica las obras

de la primera fase del Parque Histórico”, jueves 25 de septiembre, pág. 15.

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participativo que se convertirá en un elemento clave en la oferta turística provincial o incluso

autonómica), DE QUÉ TRATA (siendo protagonista esencial el río Pisuerga, en torno a él se

mostrarán algunos de los principales elementos históricos que vieron la luz a sus orillas),

CÓMO SERÁ (constará de dos partes esenciales: un edificio de recepción y exposiciones y

un amplio espacio abierto donde se mostrarán diferentes recreaciones históricas y será punto

de actuación de actividades didácticas variadas) y, finalmente, DÓNDE SE LOCALIZARÁ

(al sur del casco urbano de Santovenia, ocupando parte de la actual zona de esparcimiento

conocida como El Remuel). En el reverso de este nuevo elemento expositivo se muestra un

dibujo ideal de un campamento romano para dar contexto a la torre recientemente construida,

señalando: Lo que se puede contemplar en la actualidad es el comienzo de la materialización

del Proyecto museográfico solicitado por el Ayuntamiento en el año 2001. La primera pieza

del ambicioso proyecto que constituye el Parque Histórico del Pisuerga. Consiste en la

recreación de una de las torres y un pequeño tramo

de muralla del campamento romano de la Legio IV Macedónica en Herrera de Pisuerga.

Una vez que el Parque esté en pleno funcionamiento la torre estará dotada de las

reproducciones de las armas de un legionario romano.

Toda esta actividad relacionada con el Parque Histórico del Pisuerga se vio un tanto

frenada en 2004, lo que también se constata a través de la prensa, ocupada en este año más en

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las desavenencias entre los dirigentes políticos municipales que en la evolución de unas obras en

el Edificio de Recepción ralentizadas por problemas de cimentación. Con todo, la construcción

de este edificio llega a su fin en otoño de 2005, aunque su equipamiento, como el resto del

Parque, aún está pendiente de financiación. Entre tanto, desde principios de 2006 esta

instalación acoge y presta de forma provisional el servicio de la Biblioteca pública, cuya sede se

halla en pleno proyecto de remodelación.

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Sí continúa desarrollándose, por otro lado, la parte formativa que completaba esta 3ª

FASE del Proyecto de Conservación y Difusión del Patrimonio Histórico de Santovenia: los

Talleres de Arqueología y de Historia. Programados y dirigidos por SERCAM S.C., se destinan

al ciclo superior de escolares del C.E.I.P. “Nicomedes Sanz” de la localidad, esto es, al grupo con

edades comprendidas entre 11 y 12 años. Están planteados como una actividad extraescolar,

promovida por la Asociación de padres “San Juan” y financiada por el Ayuntamiento. Cuenta

también con el apoyo del profesorado, y, en ocasiones, con su participación90. En cuatro años,

desde su puesta en marcha en 2003 y salvando el paréntesis de 2004, han sido seis los Talleres

desarrollados y más de 70 los alumnos que por ellos han pasado.

90 Gómez Pérez, A. (2003, 2005, 2006): Memorias sobre los “Talleres de Historia de Santovenia”, elaborados por SERCAM,

Servicios Culturales y Ambientales, S.C., para el Ayuntamiento de Santovenia.

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La edición de 2007 ha contado con novedades importantes: por un lado, el Taller

dirigido a los alumnos de 6º daba la posibilidad de asistencia también a los padres; por otro, el

2º Taller fue programado para escolares de 2º curso, la mayoría de los cuales aún no había

cumplido los 8 años, y ha contado con una alta participación. La experiencia ha sido

francamente enriquecedora y es muy posible que se continúe un seguimiento con este grupo en

ediciones sucesivas. El con-tenido y programa de estos Talleres será desarrollado en un próximo

artículo.

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Fragmentos escogidos EXCURSIÓN A NUMANCIA PASANDO POR SORIA (I) José Ramón Mélida

osé Ramón Mélida Alinari (1875-1936) fue una de las mayores figuras de la Arqueología

española. Perteneció a las instituciones de mayor importancia de la época: catedrático de

la Universidad Central, director del Museo Arqueológico Nacional, miembro de las Reales

Academias de la Historia y de Bellas Artes, de la Institución Libre de Enseñanza, etc. Fue el

arqueólogo de su generación más reconocido fuera de España91.

Con Castilla y León tuvo una amplia relación pues desde 1906 hasta 1923 participó en

las excavaciones de Numancia, siendo nombrado presidente de la Comisión Ejecutiva de las

mismas a la muerte de Eduardo Saavedra en 1912.

El libro del que se han extraído estos capítulos fue publicado bajo el título de Excursión

a Numancia. En el proemio el autor invita a los lectores que aman el pasado o sienten

curiosidad por conocerlo a realizar una excursión por la Historia y la Arqueología. Nosotros, a

través de la recuperación de estas páginas, también animamos a ello aunque solamente sea un

recorrido virtual.

Mélida, J. R. (1922): Excursión a Numancia pasando por Soria y

repasando la Historia y las Antigüedades numantinas. Ruiz Hermanos

Editores. Madrid. Capítulo III. Historia de Numancia.

91 Para una información completa de este personaje puede consultarse el libro de: Daniel Casado Rigalt, D. (2006): José Ramón

Mélida y la Arqueología Española. Real Academia de la Historia. Madrid.

J

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