11
Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista Luis Zaldívar El presente ensayo es una presentación de la polémica indigenista con la intención de probar que mientras el indigenismo se ha discutido ampliamente en la historia peruana, las lecciones más importantes del debate generado por la generación del 20 no han sido asimiladas correctamente al día de hoy, llegando algunos a alimentar posiciones sectarias y opuestas al mestizaje y la democracia en el siglo XXI. En particular, tomo posición frente a los que caricaturizan el discurso del desarrollo como autoritario, totalizante, y contrario a la diversidad, mostrando como sus alegatos tienen más de intencionalidad política, simplificación argumentativa y complejo extranjerizante que de rigor académico.

Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El presente ensayo es una presentación de la polémica indigenista con la intención de probar que mientras el indigenismo se ha discutido ampliamente en la historia peruana, las lecciones más importantes del debate generado por la generación del 20 no han sido asimiladas correctamente al día de hoy, llegando algunos a alimentar posiciones sectarias y opuestas al mestizaje y la democracia en el siglo XXI. En particular, tomo posición frente a los que caricaturizan el discurso del desarrollo como autoritario, totalizante, y contrario a la diversidad, mostrando como sus alegatos tienen más de intencionalidad política, simplificación argumentativa y complejo extranjerizante que de rigor académico.

Citation preview

Page 1: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica

indigenista Luis Zaldívar

El presente ensayo es una presentación de la polémica indigenista con la intención de probar que mientras el indigenismo se ha discutido ampliamente en la historia peruana, las lecciones más importantes del debate generado por la generación del 20 no han sido asimiladas correctamente al día de hoy, llegando algunos a alimentar posiciones sectarias y opuestas al mestizaje y la democracia en el siglo XXI. En particular, tomo posición frente a los que caricaturizan el discurso del desarrollo como autoritario, totalizante, y contrario a la diversidad, mostrando como sus alegatos tienen más de intencionalidad política, simplificación argumentativa y complejo extranjerizante que de rigor académico.

Page 2: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Además, busco llamar la atención sobre cómo los estudios sobre la polémica indigenista de los 20´s no reconocen a todos los interlocutores del debate, considerando que el indigenismo fue un monólogo de algunos autores que luego han sido revalorados a desprecio de otros por la polarización entre apristas y comunistas durante el siglo XX . Tal es la situación, que mientras los artículos de José Carlos Mariátegui respecto a la problemática indígena han sido reproducidos en diferentes volúmenes, las replicas que le haría Luis Alberto Sánchez en reacción a estos artículos han sido poco reproducidas. Por este motivo, junto a este trabajo publicado en www.ojoizquierdo.pe, nos hemos tomado la molestia de publicar el libro completo La Polémica del Indigenismo (1976)donde se incluyen no sólo los artículos de Mariátegui y Sánchez, sino también la de otros intelectuales que participaron en la polémica, recopilados por Manuel Aquézolo Castro.

La situación es más preocupante de lo que parece, pues ni José Carlos Mariátegui ni los grupos radicales de la época constantemente caían en errores que hasta el día de hoy son repetidos por nada más que dogma. Un claro ejemplo es la creencia de Mariátegui que las comunidades andinas son la estructura social “natural” del hombre prehispánico, argumentando incluso que desde que se originó la agricultura “se constituyó un régimen de propiedad y usufructo colectivos de la tierra (…) estableciéndose la costumbre del reparto de la tierra según las necesidades de labranza”1, algo que Sánchez le recriminó en el intercambio de la polémica de los 20´s cuando le preguntó si “no ve en ella el rastro colonialista que tanto vitupera usted”23

1 José Carlos Mariátegui. Ideología Política. 1891. Décimatercera Edición. Biblioteca Amauta: p 62 2 Luis Alberto Sánchez. 1976- La Polémica del indigenismo. Mosca Azul editores: p 81 3 La creación de comunidades o resguardos significaron durante la colonia la demarcación territorial colonial usada para el tributo y la explotación indígena. Contrario a la versión indocumentada de Mariátegui, en Historia de las Indias, Bartolomé de las Casas nos cuenta que en las comunidades o encomiendas “a estos que se avecindaban repartía el Almirante tierras en los mismos términos y heredades de los indios y de las mismas heredades y labranazas hechas y trabajadas por los indios, que tenían para sustentación suya y de sus mujeres e hijos, repartía entre ellos a uno diez mil, a otro veinte mil, a otro más, a otro menos, montones o matas, y este repartimiento de las labranzas y tierras dábalas el Almirante por sus cédulas, diciendo que daba a fulano, en el cacique fulano, tantas mil matas o montones, de donde comenzó la tiránica pestilencia del repartimiento, que después llamaron encomiendas, que decía en la cédula que mandaba que aquel cacique fulano e sus gentes le labrasen aquellas tierras, esto era, que acabadas aquellas matas y montones de comer, le plantasen otras, sin reparar número, ni cuento, ni medida. Esta licencia daba por el Almirante , tenianse ellos cargo de gastar aquellos labranzas en las minas, forzando a los indios a que fuesen a coger oro, puesto que no iban sin otra licencia expresa del Almirante, dada por escrito”

. De la misma manera, el promotor de la corriente indigenista Luis E. Valcárcel diría por la misma época sobre el incanato que “la armónica concurrencia de ayllus autónomos, de tribus aliadas y fuertes, en admirable equilibrio, operaron el milagro del

Cristo Aimara, óleo de Cecilio Guzmán Rojas, 1939

Page 3: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Tawantinsuyu4 y la sabiduría de sus reyes perfeccionó e hizo invulnerable la organización imperial”5, lo cual dista mucho de lo que fue el incanato, el cual fue afianzado por el poderío militar de los quechuas6

Eso ha desenvuelto en posiciones que a falta de ningún rigor de análisis evocan a una nueva versión de lucha de clases entre los criollos y los indígenas. Para poner un ejemplo, luego de las protestas de Bagua del 2009, el catedrático Rodrigo Montoya afirma alegremente que el Perú “ya no puede ser visto como un país sólo de criollos puesto que los componentes andinos y amazónicos, excluidos por la república, salen de la exclusión y del mundo subterráneo para exigir

sus derechos políticos y reclamar la cuota de poder que les corresponde”

.

7

Además, al revalorar las posiciones del debate indigenista que muchas veces eluden el sílabo de generales letras de ciertas universidades es mi intención con este ensayo mostrar cómo el concepto de indigenismo es utilizado para justificar posiciones que tienen poco que ver con el progreso de los peruanos más necesitados y ensalzar algunos lugares comunes para evitar reconocer la complejidad de nuestra sociedad y al mestizaje como la fuerza cultural más importante de nuestro continente

. Como si el Perú estuviese dividido en etnias, que además vivirían

en un “mundo subterráneo, Montoya aboga por el conflicto sin considerar ambas partes en vez de reconocer a una sociedad compleja donde los intereses pueden ser identificados de maneras mucho más concretas que el viejo concepto de raza o el muy específico concepto de etnia, en particular en un país en donde gran parte de “indígenas” tienen apellidos españoles y están más preocupados en cómo hacer para obtener educación y protegerse de la informalidad que en regresar a las flechas y huaracas.

Uno de los libros insignes de la corriente milenarista contra el mestizaje es Buscando un Inca de Alberto Flores Galindo, publicado en 1988, en donde se intenta crear una historia

4 Valcárcel dixit. Tawantinsuyo 5 Valcárcel, Luis E. 1937. Mirador Indio: Apuntes para una filosofía de la cultura incaica. 1ª serie. Impreso en los talleres gráficos del Museo Nacional, Lima (1937): p 10-11 6 Contrario a la alianza de tribus a la que se refiere Valcárcel, las investigaciones más serias nos dicen que el Estado incaico se expandió con el triunfo de los quechuas sobre los chankas, los cuales prefirieron huir hacia la selva de Lamas “en vez de soportar las consecuencias de la dominación incaica” (Matos Mendieta, Ramiro. 1990. Etnias y Señoríos Andinos en el Siglo XVI. En “El Mundo Andino en Epoca del Descubrimiento. Comisión Nacional Peruana del V Centenario del Descubrimiento Encuentro de Dos Mundos) 7 Montoya Rojas, Rodrigo. 2010. Dos grandes momentos: luchas por la tierra (1888-1980) y por la cultura (2009 - ¿?) Puentes para unir los fragmentos

Organista en la capilla de Tinta (Martín Chambi, 1914)

Page 4: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

de la utopía andina a la vez de crear puentes entre el socialismo y el indigenismo. Parte importante de su argumento es el desprecio por el mestizaje y el concepto unitario de país; del mestizo hace una historia particular, argumentando que la primera generación mestiza fue compuesta por resentidos que pretenden ser españoles a pesar de ser rechazados, engrosando “las filas de los vagabundos a los que sólo quedaba la posibilidad cada vez más lejana de buscar nuevas tierras o de enrolarse en el ejército para combatir a indios poco sumisos como eran los araucanos ” y aquellos que no se dedicaban a eso, terminaban de ebrios vagabundos8. Esta visión no toma en cuenta que los españoles que llegaron al Perú ya eran mestizos andaluces, ni que durante la colonia los españoles siempre fueron una minoría que reconocía a sus hijos mestizos, no los segregaban; el cronista colonial Huamán Poma de Ayala veía en el mestizaje una gran esperanza para la población indígena, pues los mestizos estaban extentos de pagar tributo y los niveles de casamiento interracial aumentaban rápidamente9

Además, Flores Galindo afirma –otra vez, sin referencia alguna- que el mestizaje es un discurso de “los intelectuales de la clase alta” que avasallaba la diversidad, y que su máximo representante es el conservador José de la Riva Agüero

.

10

Nada más lejos de la realidad. Por un lado, considerar que el mestizaje empieza con la colonia es asumir que existía una sociedad homogénea que le precedía. Como sabemos, ni el incanato, y menos aún las sociedades pre incaicas compartían las mismas características culturales entre costa, sierra y selva; pero aún si quisiéramos hablar puramente del choque de la cultura occidental con la andina, tenemos que enfatizar que el mestizaje no es un concepto absolutista, sino más bien de complejidad. El mestizaje

.

nace a partir de la mezcla de culturas, fenotipos, lenguas y status, todas categorías que son esencialmente relativas11. El mestizaje no es una síntesis totalizante, como pretende Flores Galindo, sino el concepto que describe más efectivamente nuestra realidad, que no puede ser definida como un conglomerado de etnias autónomas en lucha por el poder. Por otro lado, tanto Riva Agüero como los otros intelectuales conservadores de la generación del 900 distan mucho de ser los promotores del mestizaje, sino son los baluartes del hispanismo y el extranjerismo. En vez, el mestizaje como discurso social es promovido por la crítica de González Prada a aquellos que querían pretender ser blancos aristócratas

Todo el que en Lima entre a un salón aristocrático donde se hallen reunidas unas diez o doce personas, pueden exclamar sin riesgo de engañarse: “Saludo a todas las razas y a

; en Horas de Lucha, el diría:

8 Flores Galindo, Alberto. 1988. Buscando un Inca. Instituto de Apoyo Agrario. Editorial Horizonte: p 48 9 Rolena Adorno. 2011. Guaman Poma and his illustrated chronicle from colonial Peru: from a century of scholarship to a new era of reading. Museum Tusculanum Press, 2001: p 48 10 Ibid p:411-412 11 Borricaud, Francois. 1954. Algunas características originales de la cultura mestiza en el Perú contemporáneo. En Revista de Museo Nacional. Tomo XXII. Compañía de Impresiones y Publicidad: p162-164

La Polémica Indigenista. Disponible en www.ojoizquierdo.pe

Page 5: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

todas las castas”. Somos una paleta donde se mezclan todos los colores, un barril donde se juntan los vinos de todos los viñedos, una inmensa cuba donde fermentan los detritus de Sem, Cam y Jafet(). En Lima, los más encopetados miembros de la high life son hipotéticamente blancos, no se imagina oprobio mayor que guardar en las venas un poco de sangre indígena o africana; y por eso, cuando riñen dos limeños y agotan el diccionario de los insultos, apelan a tratarse de zambos o de cholos: el zambo y el cholo equivalen a un cartucho de dinamita.12

Como se verá, es absolutamente falso que el mestizaje sea un discurso aristocrático. Todo lo contrario, es un discurso crítico originario del gonzalezpradismo, y no del conservadurismo como afirma Flores Galindo. Esto fuese fácilmente de comprobar, pero Galindo al igual que muchos otros prefieren remitirse a los lugares comunes del indigenismo, creando imaginarios sobre la literatura y sociología indígena sin ningún respaldo en pro de su tendencia al milenarismo étnico.

Queda claro entonces que el debate indigenista tiene una relevancia importante en el debate nacional, y sin embargo, no es la primera vez que se tiene ese debate. En los años 20, Luis Alberto Sánchez defendió puntos de vista similares frente a los primeros indigenistas en un artículo titulado Batiburrillo

12 González Prada, Manuel. 1904. Nuestra Aristocracia. En “Horas de Lucha”, 1924. Seg. Edición p:208-210

Indigenista. El resultado de las réplicas fue lo que hasta hoy es llamado “la polémica indigenista” que continúa el día de hoy.

Una promoción apta para el debate

El surgimiento de la generación intelectual de 1920 es sin lugar a dudas una de las etapas más importantes del pensamiento social de la historia peruana. Aún cuando la generación anterior tuvo grandes personajes, importantes obras, y una contribución importante a las artes y a lo que hoy llamamos ciencias sociales, la generación del 20 significó en muchas formas el inicio del siglo XX para el Perú. Su espíritu crítico, la elección de temas que se trataron, y el énfasis en llevar a la práctica sus ideas, hicieron que jóvenes que por cuya edad no hubiesen tenido mucha importancia en otra época surgieran como los referentes de una visión reformista de nuestra República. Así, personajes como Sánchez, Basadre, Mariátegui, Valcárcel, Haya de la Torre, Orrego y muchos otros, incluso antes de cumplir los 30 años, hicieron los méritos para que su trabajo intelectual y político sea la base del Perú que conocemos hoy.

Una de las razones por las cuáles la generación del 20 resaltó fue por ser los animadores de cambiar la temática intelectual del europeísmo a lo nacional. Mientras los intelectuales peruanos durante el primer siglo de vida independiente fungían de repetidores o hasta de extranjeros que visitaban el país, los protagonistas de la reforma universitaria de 1919 estaban decididos a crear un pensamiento propio para un país nuevo. Tal vez el ejemplo más claro de esta rebeldía intelectual es la tesis universitaria de Luis Alberto Sánchez sobre literatura peruana, en donde encara a sus predecesores diciendo:

Page 6: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

“Escasos escritores han logrado mantenerse o conseguir la originalidad, no ya de su estilo, sino de su pensamiento mismo. Los ha habido, mas son tan pocos, tan pocos, que se les puede contar con los dedos. Los ha habido y los hay, pero ¿Qué son ellos al lado del tanto imitador ramplón, de segunda mano, sin talento y sin recato? … La nuestra fue tierra propicia para los imitadores, y sobre todo para los imitadores de segunda mano. A Homero se le parodió a través de La Eneida virgiliana. Ercilla se ciñó a ésta, y a Ercilla se ciñeron infinitos rimadores americanos y peninsulares avecinados en nuestro continente; es decir, que estos infelices imitaron de tercera mano a Homero” 1314

Durante los debates de los años veinte en adelante, las referencias al extranjerismo contra el nacionalismo serían constantes, siendo también parte clave en la polémica que luego llevaría a la formación del APRA y el alejamiento entre José Carlos Mariátegui y Haya de la Torre

15

Es en este contexto de intercambio intelectual que se empieza a hablar seriamente de la reivindicación del indígena como parte importante de la reclamación por una nueva República. Por estas épocas es que surgen los primeros libros, ensayos, y artículos que hablan del “problema del indio” y cómo resolverlo. Es importante recalcar que una de las características de los actores en el debate es que muchos de ellos eran provincianos o tenían contacto directo con gente que había visto la explotación y niveles de servidumbre en las provincias peruanas. La generación del 20 dista de las anteriores no sólo en ideas, sino también en perfil demográfico, siendo principalmente jóvenes producto de la incipiente clase media que han disfrutado de alguna forma del auge que se vivió durante el gobierno de Leguía –aunque se opusieran muchos a éste pero tienen constatación directa de las profundas desigualdades que se vivían en épocas en que el gobierno publicitaba un desarrollo sin precedentes. Cuando esta generación nueva conoció la pluma de González Prada y su ataque al latifundio, no hubo vuelta atrás.

.

13 Luis Alberto Sánchez. 1998 (1920). La literatura peruana. Tesis Universitaria de 1920. Instituto Luis Alberto Sánchez : p 13 14 En el prólogo a la publicación citada, Hugo Vallenas afirma que Sánchez décadas luego se arrepentiría de algunos excesos verbales en sus ataques a otros escritores, pero que “estos sentimientos tienen un valor ilustrativo especial, ya que se trata del sentimiento imperante entonces en los estudiantes reformistas hacia ciertos temas y ciertos autores” (p:7) 15 Aunque las razones para el alejamiento entre apristas y socialistas tendrían cimientos más concretos –como la estrategia para la acción política-, Haya de la Torre insistiría mucho desde sus primeros escritos en la necesidad de una doctrina completamente autónoma de la Internacional Socialista Comunista, mientras que Mariátegui y los socialistas mantuvieron una posición que aunque heterodoxa quería ser parte del movimiento internacional. La temprana muerte de Mariátegui hizo que su partido fuera refundado por Eudocio Ravines como sección comunista oficial y que la creación heroica de la que hablaba el legendario Amauta terminara siendo sobre todas las cosas, sumisión poco memorable.

Propaganda aprista, 1933

Page 7: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

González Prada como la base del nuevo indigenismo

Es posible que la temática indígena hubiese quedado en la mayor esterilidad si no fuese por las ideas del pensador anarquista Manuel González Prada, quien fue el promotor de

cambiar la temática indígena de la supuesta diferencia racial a la de las causas socioeconómicas. En la segunda edición del célebre Horas de Lucha, se incluyó el ensayo Nuestros Indios (1904) en donde expuso sus ideas sobre este tema, y contrario al romanticismo e idealización que hasta hoy a veces parece querer ser parte el discurso nacional, Don Manuel diría:

“La cuestión del indio, más que pedagógica, es económica, es social. ¿Cómo resolverla? No hace mucho que un alemán concibió la idea de restaurar el Imperio de los Incas: aprendió el quechua, se introdujo en las indiadas del Cuzco, empezó a granjearse partidarios, y tal vez habría intentado una sublevación, si la muerte no le hubiera sorprendido al regreso de un viaje por Europa. Pero ¿cabe hoy semejante restauración? Al intentarla, al querer realizarla, no se obtendría más que el empequeñecido remedo de una grandeza pasada.”16

En un mundo en que el racismo era pan de cada día y la ciencia se dedicaba a fundamentarlo, González Prada empezó una severa crítica acusándoles a los científicos sociales de su época de anticientíficos

17

16 La referencia al alemán que llega al Perú y le venden la idea de regresar al incanato no es pura coincidencia en el año 2011. 17 En Nuestros Indios (1908) Don Manuel diría que “si Augusto Comte pensó hacer de la Sociología una ciencia eminentemente positiva, algunos de sus herederos la van convirtiendo en un cúmulo de divagaciones sin fundamento científico”.

. Pero tal vez su posición no hubiese sido tan importante para la generación del centenario si no incluyera un ataque frontal al formalismo de la República, la cual promulgaba leyes a favor del indio, y se le consideraba libre, pero no hacía nada frente a la explotación y el abuso del que era parte. En ese sentido, el argumento del maestro anarquista va en línea con el pensamiento liberal de otros ensayistas como el ecuatoriano Juan Montalvo, quien escribiera sobre el tema:

“La libertad moral es la verdadera, la fecunda. Decirle a un negro: "Eres libre", y seguir vendiéndolo; decirle a un indio: "Eres libre", y seguir oprimiéndolo, es burlarse del cielo y de la tierra. Para esta infame tiranía todos se unen; y los blancos no tienen vergüenza de colaborar con los mulatos y los cholos en una misma obra de perversidad y barbarie.” (El Espectador, 1887)

Manuel Gonzales Prada

Page 8: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Así, es importante reconocer que la polémica indigenista empezó con un reconocimiento de que el problema del indio era una cuestión que podía ser resuelta mediante la acción política. Para Gonzalez Prada, la respuesta estaba en una respuesta violenta, mientras que para la generación del 20 se tradujo en la formación de organizaciones que llevaran la reivindicación al Estado. En todo caso, lo que algunos despistados pueden ver como una influencia del marxismo o el socialismo en la generación siguiente, es en buena parte el discurso libertario que impulsaron sectores anarquistas que buscaron armonizar el universalismo anarquista con la explotación del indio, enfatizando principalmente la educación como medio para libertarlo18

La polémica del indigenismo toma fuerza con una serie de publicaciones en las revistas Mundial y Amauta. El hombre de leyes y periodista Enrique López Albújar escribe un primer ensayo titulado La Psicología del Indio en donde se dedica exclusivamente a descalificar al indígena como desconfiado, acomplejado, servil y voluntariamente ignorante

. Cuando llegó la hora del debate entre la posición socialista de Mariátegui y las diferentes formas de pensamiento de la época, todavía estarían difuminando esas ideas.

Puntos de vista sobre la polémica indigenista

19. Algunos intérpretes han señalado que la visión de López Albújar está basada en su experiencia como juez tratando al indio sentado en el banquillo de los acusados y que futuros trabajo demostrarían que López Albújar tenía una concepción similar de todos no sólo del indígena20

Mientras tanto, en el Cuzco, Luis E. Valcárcel ya había creado el grupo Resurgimiento, una asociación dedicada a la reivindicación indígena surgida desde las universidades. Valcárcel empieza a hablar de Andinismo como el concepto clave para la reclamación serrana, y se ubica en el campo de acción como el promotor de una élite ilustrada que amplíe los conocimientos a fin de lograr una “evolución creadora” para el indígena, oponiéndose a un regreso a lo incásico

; sin embargo, en la época provocó una airada respuesta de varios contemporáneos que no aceptaban la caricaturización ni que Mariátegui como director de la revista admitiera un ensayo de corte tan conservador.

21

Desde su propia trinchera, José Carlos Mariátegui empezó a dibujar el argumento sobre la relación entre el indígena y el socialismo, argumentando que dado que en el Perú la gran mayoría de trabajadores explotados eran indígenas, la posición correcta era su organización dentro de la lucha de clases. Frente a ésta posición, el leguiísta cuzqueño José Angel Escalante ataca a Mariátegui de querer utilizar al indio para su esquema comunista y no ofrecerle nada concreto, abogando por él sin nunca haberlo conocido. De la misma manera,

. Valcárcel tendría un rol importante en la difusión de ideas indigenistas, las cuales han servido de base para varias vertientes del pensamiento social andino, y a pesar de numerosas idealizaciones sobre la etapa incaica (ya citada antes) fue también propulsor de una acción concertada que no mire al pasado como un objetivo.

18Gerardo Leibner. La Protesta y la andinización del anarquismo en el Perú, 1912-1915. Universidad de Tel Aviv. Accedido el 19 de Noviembre del 2011 http://www.tau.ac.il/eial/V_1/leibner.htm 19 López Albújar, Enrique, «Sobre la psicología del indio»,Amauta, n° 4,1926, pp. 1 y 2. 20 José López Alfonso. Narrativa indigenista y racismo: Ventura García Calderón, Enrique López Albújar y Luis E. Valcárcel. Universitat de València: p 98 21 Valcárcel, Luis E. 1927. El Problema Indígena. Amauta No 5

Page 9: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

Escalante califica al Grupo Resurgimiento de “literario” y aboga por las reformas del leguiísmo como una forma real de ayudar la situación del indio. 22

La polémica llegó a nuevos niveles cuando Luis Alberto Sánchez escribe el 18 de Febrero de 1927 en Mundial el artículo Batiburrillo Indigenista reaccionando a las ideas de Mariátegui, acusándole de contraponer al serrano contra el costeño y al indio contra el mestizo y el criollo de forma dogmática en vez de intentar ofrecer una alternativa que comprenda las complejidades de mestizaje. Además, Sánchez le recuerda que mientras él se ha dedicado siempre a tratar temas nacionales, Mariátegui recién empezaba a preocuparse por el indígena luego de tener una filiación europeizante, radicalizando progresivamente la línea editorial de Amauta, la cual trató siempre de temas culturales sin mayor incidencia política. Luego de una aireado intercambio donde Mariátegui ataca a Sánchez de no definirse ideológicamente y de malinterpretarlo, Sánchez vuelve a insitir sobre lo negativo de las dicotomías creadas por el discurso mariateguista y lo incrimina respecto al solapamiento de la inefectividad de la creación de comunidades indígenas y el poco énfasis que le da la supuesta solución socialista a la educación. En el punto más incisivo de la polémica, Sánchez le recuerda a Mariátegui que el indio también puede ser explotador, lo cual es fácilmente verificable cuando uno ve la realidad del gamonalismo en vez de tener una visión lejana sobre una fantasía indígena.

Fruto de este debate, la posición de Sánchez se vio fortalecida tanto desde el grupo Resurgimiento como desde las bases organizadas en las universidades, quienes en general abandonaron la exaltación del incanato como un paraíso indígena y pasaron a soluciones integrales que enfatizaban más el problema del latifundio. Sin embargo, hoy en día es más común gracias al esfuerzo editorial de los seguidores de Mariátetui de que se cite a éste como el abanderado de la problemática del indio y de la tierra, a pesar de que los puntos de vista que se le atribuyen como propios pueden ser encontrados en los escritos de Gonzáles Prada. De esta corriente con implicancias políticas que ha formado buena parte de la conciencia nacional en la última parte del siglo XX, hoy aún escuchamos ecos que pueden confundirnos considerablemente.

Ecos de visiones erradas sobre la reivindicación indígena

De todas las opiniones que la generación del 20 y sus seguidores han expuesto sobre el indigenismo en los últimos 90 años, debemos preocuparnos más–por tratarse de las futuras

22 Escalante. 1927. Nosotros, Los indios… En La Prensa. 3 de febrero de

Page 10: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

generaciones - por las que han llegado al currículo escolar. Y como parte de los que hicimos la educación primaria en la última década del siglo pasado, puedo atestiguar de que fuera de tener una visión inclusiva, integral, y propositiva nuestra sociedad, miles de jóvenes y adultos el día de hoy llevan una visión revanchista, racista y llena de inexactitudes históricas sobre la sociedad rural en el Perú.

Una de esas equivocaciones olímpicas a la que recurren inclusive algunos congresistas cuando están en sus cinco minutos (u horas) de demagogia es la del incanato como una sociedad comunista agraria. En particular, podemos culpar al libro El Imperio Socialista de los Incas (1928) de tamaña desfiguración de la teocracia Inca, que más tenía que ver con un régimen fascista que con alguna forma de utopía socialista. Además, el argumento sobre el supuesto comunismo incaico va de la mano con la aseveración, repetida hace poco por el propio presidente Ollanta Humala23, de que la minería se inventó con la República. Más allá de las innumerables pruebas de que el oro y el cobre eran utilizados largamente por culturas pre incas y que tenía un valor específico más allá de su valor ornamental, este argumento tiene sus fundamentos en el debate de la naturaleza de la tierra y del indígena. Según Hildebrando Castro, fundador del Partido Socialista y sociólogo indigenista, el “curso biológico” del Perú sería la sociedad agrícola ganadera, y el gran problema del país la contradicción inevitable entre el “individualismo capitalista” del criollo y un comunitarismo del “alma milenaria de la raza indígena, forjada en el diario laborear de la gleba para arrancarle sus energías y transformarlas en productos que han de servir de sustento a toda su organización social”24

El desenlace de la polémica indigenista aún está por verse, pero lo cierto es que si bien la posición de una República unitaria que acepta su mestizaje y busca el futuro sin revanchismos fue la que predominó en su momento, hoy está en peligro de retroceso debido a la tarea de muchos políticos en función y otros que igual e políticos fungen de consultores y caen en la acusación que alguna vez hiciera Alcides Arguedas sobre el defensor del indio,

. Esta visión lírica no tiene cimientos en la realidad social y encasilla la naturaleza del indígena peruano en un tipo de producción en vez e asumir la diversidad afirmativa que debemos buscar.

De la misma manera, el indigenismo ha pasado también a ser capturado por una forma de milenarismo que aunque critica de forma efectiva el paradigma unilateral de desarrollo promovido por organizaciones internacionales que hoy en día son las culpables directas de una crisis económica sin precedentes, pretenden convertir a los países subdesarrollados en una suerte de zoológico que pueden visitar cuando están de vacaciones de su vida urbana. Como antropólogo, he sido expuesto al discurso contra el desarrollo desde mi más temprana formación académica, y aunque acepto sus premisas, no puedo más que denunciar las consecuencias políticas y la hipocresía de aquellos que en desmedro de una visión integral de país acentúan las diferencias y buscan crear naciones independientes, con lo cual el debate del indigenismo retrocedería casi 100 años.

23 En entrevista al diario El Comercio el 13 de noviembre del 2011, el presidente Humala afirmó que “en el pasado el Perú era agrario y no minero. Hemos entrado a ser mineros a partir de la República” http://elcomercio.pe/politica/1332861/noticia-presidente-humala-chehade-ya-dio-paso-al-costado 24 Hildebrando Castro Pozo. 1973 (1936). Del Ayllu al Cooperativismo Socialista. Biblioteca Peruana: 11-15

Page 11: Errores presentes: el ocaso conceptual de los perdedores en la polémica indigenista. Por Luis Zaldívar

cuando dijo que algunos indigenistas “toman la causa del indio como un medio de medrar y crear inquietudes exaltando sus sufrimientos, creando el desconcierto, sembrando el odio con el fin de medrar a u hora apoderándose igualmente de sus tierras” 25

25 Alcides Arguedas. 1988. Raza de bronce. Wata Wuara, Madrid. CSIC: p 295

.

Contra eso, aún debemos luchar hoy