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ERWIN PANOFSKY. Renacimiento y Renacimientos en el Arte Occidental. 1960. Capítulo 1: “Renacimiento”: ¿Autodefinición o autoengaño? “La erudición moderna viene mostrando un creciente escepticismo frente a la periodización, esto es, a la división de la historia en general, y de cada uno de los procesos históricos en particular, en lo que el Oxford Dictionary define como ‘porciones distinguibles’. De un lado están los que sostienen que la ‘naturaleza humana tiende a mantenerse prácticamente invariada a lo largo del tiempo’, por lo que la búsqueda de diferencias esenciales y definibles entre generaciones o grupos de generaciones sucesivos seria una empresa yana por principio. De otro, los que opinan que la naturaleza humana está sujeta a una evolución tan irrefrenable, y al mismo tiempo tan individual, que ni se puede ni se debe intentar reducir esas diferencias a un denominador común. Según esta actitud, esas diferencias se originan ‘no es un espíritu colectivo de la época, sino más bien en la solución que cada individuo aporta a los problemas...‘. ‘Eso que llamamos ‘períodos’ no son más que los nombres de las innovaciones influyentes que constantemente se han sucedido en la historia...‘ y, por tanto, sería más razonable bautizar a cada período histórico con el nombre de un individuo (‘la época de Beethoven’), que intentar definirlo y caracterizarlo en términos generales”. “…no obsta para afirmar que cada período - tanto si se trata de un ‘mega- período” como de uno de los más cortos - posee una ‘fisonomía’ propia no menos definida, aunque no menos difícil de describir satisfactoriamente, que la de un ser humano”. “…valiosa obra de P.O. Kristellc: T. Classics and Renaissance Thoughr, publicada para Oberlin Coilege por la Harvard University Press, Carnbridge, Mass., 1955. Me complace observar que la visión general del Renacimiento que Kristeller expone en la pág. 3s. de su libro coincide con la mía no sólo en lo que respecta a lo límites cronológicos del período, sino también en la opinión de “que el llamado período renacentista tiene una fisonomía propia y distintiva y que la incapacidad de los historiadores a la hora de dar una definición sencilla y satisfactoria de él no nos autoriza a dudar de su existencia: si lo hiciéramos, y en la misma medida, tendríamos que poner en duda la existencia de la Edad Media o del siglo XVIII”. (nota 9 a un párrafo de la p. 35). “El objetivo principal de los ataques de aquellos a quienes, por devolverles el cumplido, podríamos llamar los ‘desperiodizadores’, es el Renacimiento, que en inglés y en las lenguas germánicas lleva el nombre francés de Renaissance porque fue en Francia donde el significado de ese vocablo pasó de lo limitado pero inconcreto (renovación de algo en cualquier momento dado) a lo concreto pero global (renovación de todo

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ERWIN PANOFSKY

ERWIN PANOFSKY. Renacimiento y Renacimientos en el Arte Occidental.

1960.

Captulo 1: Renacimiento: Autodefinicin o autoengao?

La erudicin moderna viene mostrando un creciente escepticismo frente a la periodizacin, esto es, a la divisin de la historia en general, y de cada uno de los procesos histricos en particular, en lo que el Oxford Dictionary define como porciones distinguibles.

De un lado estn los que sostienen que la naturaleza humana tiende a mantenerse prcticamente invariada a lo largo del tiempo, por lo que la bsqueda de diferencias esenciales y definibles entre generaciones o grupos de generaciones sucesivos seria una empresa yana por principio. De otro, los que opinan que la naturaleza humana est sujeta a una evolucin tan irrefrenable, y al mismo tiempo tan individual, que ni se puede ni se debe intentar reducir esas diferencias a un denominador comn. Segn esta actitud, esas diferencias se originan no es un espritu colectivo de la poca, sino ms bien en la solucin que cada individuo aporta a los problemas.... Eso que llamamos perodos no son ms que los nombres de las innovaciones influyentes que constantemente se han sucedido en la historia... y, por tanto, sera ms razonable bautizar a cada perodo histrico con el nombre de un individuo (la poca de Beethoven), que intentar definirlo y caracterizarlo en trminos generales.

no obsta para afirmar que cada perodo - tanto si se trata de un mega- perodo como de uno de los ms cortos - posee una fisonoma propia no menos definida, aunque no menos difcil de describir satisfactoriamente, que la de un ser humano.

valiosa obra de P.O. Kristellc: T. Classics and Renaissance Thoughr, publicada para Oberlin Coilege por la Harvard University Press, Carnbridge, Mass., 1955. Me complace observar que la visin general del Renacimiento que Kristeller expone en la pg. 3s. de su libro coincide con la ma no slo en lo que respecta a lo lmites cronolgicos del perodo, sino tambin en la opinin de que el llamado perodo renacentista tiene una fisonoma propia y distintiva y que la incapacidad de los historiadores a la hora de dar una definicin sencilla y satisfactoria de l no nos autoriza a dudar de su existencia: si lo hiciramos, y en la misma medida, tendramos que poner en duda la existencia de la Edad Media o del siglo XVIII. (nota 9 a un prrafo de la p. 35).

El objetivo principal de los ataques de aquellos a quienes, por devolverles el cumplido, podramos llamar los desperiodizadores, es el Renacimiento, que en ingls y en las lenguas germnicas lleva el nombre francs de Renaissance porque fue en Francia donde el significado de ese vocablo pas de lo limitado pero inconcreto (renovacin de algo en cualquier momento dado) a lo concreto pero global (renovacin de todo ene! perodo particular al que se consideraba introductor de la Edad Moderna).

Todava en 1933 encontramos este perodo confiadamente definido como la gran renovacin de las artes y de las letras que, bajo la influencia de modelos clsicos, se inici en Italia en el siglo XIV, para proseguir durante los siglos XV y XVI. Pero no cabe duda de que semejante definicin es sumamente vulnerable a lo que podramos denominar objecin de la vaguedad (los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre cul sea su carcter esencial, ni sobre cundo empez a manifestarse y cundo finaliz); y durante los ltimos cuarenta o cincuenta aos el problema del Renacimiento ha llegado a ser uno de los temas ms acaloradamente discutidos en la historiografa moderna.

ltimamente empero, el debate ha tomado un giro distinto. Hay una tendencia creciente, ms que a revisar, a suprimir el concepto de Renacimiento: a negar no solamente su unicidad, sino hasta su existencia misma. Cualesquiera reservas que un estudio ms amplio nos obligase a aceptar, leemos en el contexto de una argumentacin excelente, Slo viciada por el supuesto tcito de que lo medieval y lo cristiano sean necesariamente una misma cosa, no alteraran la conclusin bsica de que el humanismo clsico fue fundamentalmente medieval y fundamentalmente cristiano. Este perodo (el Renacimiento) no es otra cosa que el ejemplo ms famoso y espectacular de un renacer de la cultura que coincide y se desarrolla paralelamente a una renovacin de la cultura clsica; pero hoy da ya no es necesario demostrar la existencia de una constante tendencia renovadora a lo largo de los ltimos milenios de la civilizacin occidental. Hemos de admitir que el gran Renacimiento no slo fue tan nico ni tan decisivo como Quiz no sea casual que quienes con mayor empeo han impugnado la realidad del Renacimiento italiano hayan sido aquellos cuyo mbito profesional no abarca precisamente los aspectos estticos de la civilizacin: los historiadores de los procesos econmicos y sociales, del devenir poltico y religioso y, sobre todo, de la ciencia; slo excepcionalmente los estudiosos de la literatura, y casi nunca los historiadores del arte.

el historiador del arte ha de aceptar estos hechos bsicos: que recin inaugurado el siglo XIV tuvo lugar en Italia una primera ruptura radical con los principios medievales de representacin del mundo visible mediante la lnea y el color; que a principios del XV se inici un segundo cambio fundamental, nacido de la arquitectura y la escultura, ms que de la pintura, y caracterizado por una intensa preocupacin por la Antigedad clsica; y que en los umbrales del XVI comenz la fase tercera y culminante de todo el proceso, en la cual se sincronizaron al fin las tres artes y se elimin temporalmente la dicotoma entre los puntos de vista naturalista y clasicista.

Captulo 2: Renacimiento y Renacimientos

Podemos, pues, dar respuesta afirmativa al primero de nuestros interrogantes preliminares: hubo un Renacimiento que, iniciado en Italia en la primera mitad del siglo XIV, extendi sus tendencias clasicistas a las artes visuales durante el XV, y a partir de entonces dej marcada su huella en todas las actividades culturales del resto de Europa. Nos queda el segundo: es posible demostrar que fueran diferencias cualitativas o estructurales - y no meramente cuantitativas - las que distinguieron no slo a este Renacimiento de anteriores y aparentemente anlogos movimientos de renovacin, sino tambin a estos mismos movimientos entre s? Si as fuera, estara todava justificado el definir stos ltimos como fenmenos medievalesEl primero de esos rapprochements (...) es lo que conocemos con el nombre de renacimiento carolingio, o, si se prefiere emplear la designacin corriente en el propio crculo de Carlomagno, renovatio carolingia. Durante y despus de la desintegracin del Imperio Romano de Occidente, los procesos interrelacionados y traslapados de barbarizacin, orientalizacin y cristianizacin haban conducido casi a un eclipse total de la cultura clsica en general y del arte clsico en particular.

La realidad y magnitud de este movimiento son indiscutibles.