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Es Verdad Que Todas Las Religiones Llevan a Dios

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¿Es verdad que todas las religiones llevan a Dios?

Enrique Chávez V.

Anteriormente el adagio rezaba: "Todos los caminos llevan a Roma". Ahora dice:

"Todas las religiones llevan a Dios". Se cree que esto último es verdad, puesto

que todas las religiones enseñan esencialmente lo mismo. Cualquier persona tiene

libertad para escoger sus creencias. Sin embargo, el hecho de que usted elija

libremente la creencia de su preferencia, no la hace necesariamente verdadera.

Sí, usted puede elegir creer lo que prefiera. Pero, considero que es muy

importante preguntarnos si lo que creemos es razonable.

Permítame en esta ocasión dirigirme respetuosamente a usted, amable lector,

para responder a esta pregunta: "¿Es verdad que todas las religiones enseñan

esencialmente lo mismo?". Les invito a que consideremos lo que enseñan las

religiones más prominentes en cuanto a los asuntos más representativos de cada

una de ellas. Consideremos el concepto de Dios, el problema del hombre y por

último la solución a ese problema. Una vez hayamos hecho esto, creo que nadie

razonable podrá decir nuevamente que todas las religiones enseñan

esencialmente lo mismo.

EL CONCEPTO DE DIOS

El hinduismo clásico, como los expertos saben, sostiene la creencia y devoción en

decenas (algunos sostienen cientos o miles) de dioses. Sin embargo, el concepto

de la divinidad ha sufrido varios cambios y adaptaciones a través de los tiempos,

de tal suerte que en el siglo VIII de nuestra era, apareció la idea de que sólo existe

una cosa: se llama Brahmán. Esta derivación del hinduismo clásico, pretende

enseñar que como "todo es dios" nosotros somos dios. Sí, nosotros somos Dios.

Sólo que no lo sabemos. Somos un dios olvidadizo (o ignorante, en el mejor de los

sentidos), pero al final de cuentas dios.

Budismo. Esencialmente podemos decir que en el budismo no hay Dios. Todo

intento del practicante de la doctrina del Buda, es llevado a cabo sin apelación a

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ninguna deidad que pudiera ayudarle en sus esfuerzos.

Islamismo. Si bien es cierto que el islam ("sumisión") es uno de los tres sistemas

monoteístas de la religión, el concepto de Dios que denota es el de una divinidad

inalcanzable. Se trata de un Dios inasequible, intolerante y estricto, a quien en

ninguna manera puede llamársele "padre". Alá no tiene hijos. No puede

establecerse con él una cercanía ni mucho menos confianza o amistad.

Cristianismo. Para los cristianos el concepto de Dios es básicamente el de un

Espíritu puro y eterno, infinito y personal, trascendente e inmanente, omnisciente,

soberano y bueno. Llevaría mucho tiempo explicar cada uno de los elementos que

componen este concepto de Dios. No obstante, en esencia podemos decir que si

bien es cierto que Dios es trascendente (distinto a su creación) también es

inmanente (alcanzable). Desea y se relaciona con sus criaturas a través de su

encarnación en Cristo. Es posible acercarse de manera muy estrecha a Dios,

llegando a tener una relación Padre-hijo. Es más, ese es Su deseo, el deseo de un

Dios justo pero también misericordioso.

EL PROBLEMA DEL HOMBRE

Hinduismo. Estrechamente relacionado con el concepto de Dios, encontramos el

concepto del problema del hombre en el hinduismo. Para este sistema de

creencia, el problema básico del hombre es pues, la ignorancia. El hombre no

sabe que es Dios.

Budismo. Para los seguidores de Buda, la raíz de todos los problemas del

hombre es el deseo. El deseo es el que provoca el dolor en todas sus

manifestaciones. De ahí las cuatro verdades nobles y el camino de ocho pasos

que propone el "iluminado" para extirparlo.

Islamismo. Para este credo, la problemática del hombre esencialmente es falta de

sumisión a la inexorable voluntad de Alá, de ahí el nombre islam.

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Cristianismo. Para esta religión el problema del hombre es el pecado. No sólo las

violaciones voluntarias e involuntarias y las omisiones a la obediencia de la ley de

Dios (1 Juan 5;17 y Santiago 4;17). Sino también, y principalmente, esa inclinación

innata que todos los seres humanos sin excepción llevamos en lo profundo de

nuestro ser. Por naturaleza sentimos una inclinación hacia lo malo. Algunos lo

desarrollamos más o menos que el resto de las personas, pero al final de cuentas

todos somos pecadores y esa condición nos separa de Dios (Romanos 3; 23).

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA DEL HOMBRE

Hinduismo. Hemos dicho ya que para esta religión el problema de la humanidad

es la ignorancia. Por tanto, la solución es que hemos de descubrir que somos dios,

a través de varios caminos entre los cuales se encuentra el conocimiento, los ritos

y la devoción o buenas obras. Cuando hemos caído en la cuenta que somos dios

y además hemos pagado nuestra deuda kármica, entonces nos hacemos "uno"

con el "todo".

Budismo. A través de la práctica de las "cuatro verdades nobles" y "el camino de

ocho pasos" (que incluye puntos de vista, aspiraciones, habla, conducta, vida,

esfuerzo, conciencia y concentración correctos), se logra romper el ciclo del

Karma y ya no "renacer" más. Similarmente al Hinduismo, se alcanza el Nirvana,

la fusión con el "todo" y ya no se es más (se funde la gota en el océano).

Islamismo. La solución que ofrece el islam es, como su nombre árabe lo indica,

sumisión a la voluntad de Alá. Estas sumisión se demuestra a través de la práctica

de la repetición del credo (Kalima), la oración ( ), las ofrendas ( ), el ayuno ( ) y el

peregrinaje ( ). En suma, el musulmán devoto deberá tener en su balanza de

buenas obras mayor peso en su balanza de malas obras para poder ingresar al

cielo donde estará acompañado de bellas doncellas y exquisitos placeres.

Cristianismo. La respuesta de Dios al gran problema del hombre, el pecado, es su

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propio sacrificio a través de su encarnación en Cristo. Cuando el hombre se

arrepiente y tiene fe únicamente en lo que hizo Cristo por nosotros en la cruz (y no

en sus propios méritos), el hombre es purificado de todo pecado, transformado

interiormente (nace de nuevo). En este acto, Dios cambia las inclinaciones y los

deseos que antes gobernaban la voluntad humana. No es en manera alguna el

resultado de los esfuerzos del hombre. Es la obra de Dios.

Como habrán podido apreciar, de ninguna manera se puede decir que estas

grandes religiones enseñan lo mismo esencialmente. Una vez que hemos

conocido los elementos esenciales de cada uno de estos credos, no es razonable

que sigamos sosteniendo esa idea. A todas luces sería absurdo. Hay algo especial

en el cristianismo que me impulsa a invitarle amable lector a que lo considere

seriamente. El sólo hecho de que es un camino que humilla el orgullo humano (no

es por obras, sino sólo por el favor inmerecido que Dios en su misericordia nos

otorga), debería hacernos pensar que no es una invención humana. Es el camino

de Dios. Para una consideración más detallada de la fe cristiana, le invito a visitar

el contenido de este blog, “CREER ES TAMBIEN PENSAR” y especialmente a

considerar el tema “Cómo acercarse a Dios”.