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www.zeitgeistcostarica.com www.facebook.com/MovimientoZeitgeistCostaRica ¿Escasez o Egoísmo? El nivel del “valor” de un producto o servicio se deriva esencialmente de dos factores: 1) La escasez (disponibilidad) de los materiales utilizados. 2) El monto de trabajo humano requerido para producir un producto/servicio. Por ejemplo: Imagine el monto de tiempo y esfuerzo que tomaría crear una simple camisa antes de la electricidad y la tecnología industrial avanzada. El proceso en general sería: preparar la tierra plantar la semilla de algodón observar el periodo de crecimiento recoger el algodón extraer la semilla centrifugar el algodón en hilo coserlo en la ropa y darle la forma de camisa a la ropa. Dado el escenario de arriba, simplemente desde un punto de vista del trabajo humano, el valor de esa camisa sería relativamente alto y probablemente vendido por un precio respectivo a esa labor. El valor de la semilla de algodón (material componente) sería insignificante al ser producida como un subproducto de la cosecha primaria, haciendo su valor de escasez muy bajo. Por lo tanto, el valor real de esta camisa viene de la labor involucrada. Ahora, hablando hipotéticamente, ¿Qué ocurre si este proceso de producción no requiriera ningún trabajo humano, ya que la semilla de algodón, el agua, la luz del sol y la tierra mantuvieran su abundancia natural? ¿Cuál sería el valor de esa camisa entonces? Obviamente, no tendría valor en absoluto. Con el comienzo del siglo 21, las máquinas industriales han tomado el rol de plantar y cosechar productos de la agricultura, al punto en que un solo granjero ahora puede trabajar más de 1000 acres de tierra por cuenta propia. La invención de equipos textiles, como la desmotadora, redujo dramáticamente el esfuerzo humano, mientras con el moderno uso de la computación industrial, estamos viendo una constante gravitación hacia la próxima automatización completa de las industrias textiles y agricultoras, entre muchas otras. El punto es que la posición del “valor económico”, como una noción económica aparentemente estática, ahora está siendo revisada por su influencia económica (Aumentando la facilidad de la producción y abundancia de material), la cual podría, teóricamente, eliminar completamente la noción de “valor”. Cuando el trabajo humano es reducido/desplazado por la tecnología y automatización, el “valor” asumido, lo cual es equiparar ese “trabajo” al “precio”, cae respectivamente. El “valor” de la producción se movería entonces hacia la creación y el mantenimiento de la maquinaria, la cual ahora sirve al rol de trabajadora. Consecuentemente, mientras más eficientes, duraderas y sustentables sean estas máquinas trabajadoras, más lejos cae el “valor” de la producción.

Escacez o Egoísmo

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Habla sobre cómo con la tecnología de hoy en día se puede producir en abundancia.

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¿Escasez o Egoísmo?

El nivel del “valor” de un producto o servicio se deriva esencialmente de dos factores:

1) La escasez (disponibilidad) de los materiales utilizados.

2) El monto de trabajo humano requerido para producir un producto/servicio.

Por ejemplo:

Imagine el monto de tiempo y esfuerzo que tomaría crear una simple camisa antes de la

electricidad y la tecnología industrial avanzada. El proceso en general sería: preparar la

tierra – plantar la semilla de algodón – observar el periodo de crecimiento – recoger el algodón –

extraer la semilla – centrifugar el algodón en hilo – coserlo en la ropa – y darle la forma de camisa

a la ropa.

Dado el escenario de arriba, simplemente desde un punto de vista del trabajo humano, el valor de

esa camisa sería relativamente alto y probablemente vendido por un precio respectivo a esa

labor. El valor de la semilla de algodón (material componente) sería insignificante al ser

producida como un subproducto de la cosecha primaria, haciendo su valor de escasez muy bajo.

Por lo tanto, el valor real de esta camisa viene de la labor involucrada.

Ahora, hablando hipotéticamente, ¿Qué ocurre si este proceso de producción no requiriera ningún

trabajo humano, ya que la semilla de algodón, el agua, la luz del sol y la tierra mantuvieran su

abundancia natural? ¿Cuál sería el valor de esa camisa entonces? Obviamente, no tendría valor

en absoluto.

Con el comienzo del siglo 21, las máquinas industriales han tomado el rol de plantar y

cosechar productos de la agricultura, al punto en que un solo granjero ahora puede trabajar más

de 1000 acres de tierra por cuenta propia. La invención de equipos textiles, como la

desmotadora, redujo dramáticamente el esfuerzo humano, mientras con el moderno uso de

la computación industrial, estamos viendo una constante gravitación hacia la próxima

automatización completa de las industrias textiles y agricultoras, entre muchas otras. El

punto es que la posición del “valor económico”, como una noción económica aparentemente

estática, ahora está siendo revisada por su influencia económica (Aumentando la facilidad de

la producción y abundancia de material), la cual podría, teóricamente, eliminar completamente la

noción de “valor”.

Cuando el trabajo humano es reducido/desplazado por la tecnología y automatización, el

“valor” asumido, lo cual es equiparar ese “trabajo” al “precio”, cae respectivamente. El “valor” de la

producción se movería entonces hacia la creación y el mantenimiento de la maquinaria, la

cual ahora sirve al rol de trabajadora. Consecuentemente, mientras más eficientes,

duraderas y sustentables sean estas máquinas trabajadoras, más lejos cae el “valor” de la

producción.

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La comprensión es que el patrón de automatización de las máquinas, junto con las

modernas innovaciones que suponen encontrar sustitutos para los recursos “escasos”,

podría llevarnos a una posición donde ningún bien o servicio requiriera un “valor” o precio.

Eso simplemente no tendría ningún sentido, teóricamente. Para la mayoría, esto es algo muy

difícil de considerar, debido a lo que estamos acostumbrados a experimentar en nuestra

vida diaria. Sin importar su opinión, el hecho es que el patrón de constante desarrollo tecnológico

y la maquinaria automatizada podrían crear teóricamente un ambiente económico donde la

abundancia de materiales y medios de producción sería tanta y tan eficiente, que la

mayoría de los humanos tendría una necesidad mínima de “comprar” algo, y mucho menos

“trabajar para vivir”, en el sentido tradicional. Más específicamente, aún si las máquinas

desplazaran lentamente sólo a una minoría de personas en general, expandiendo el desempleo,

las ramificaciones serían sistémicas, y todo el sistema económico se volvería más y más inestable

e inoperante.

Año tras año, en los Estados Unidos, la automatización elimina cientos de miles de empleos.

Somos lo bastante ingeniosos como para construir fábricas que podrían producir enormes

cantidades de televisores, automóviles, refrigeradores, cepillos de dientes, alimentos

envasados, etc. pero no nos atreveríamos a dejar a estas fábricas operar a tiempo completo

porque producirían más mercancía de la que podríamos vender. De este modo, tenemos

fábricas que algunas veces están inactivas, aún cuando un gran número de personas

tienen necesidades todo el tiempo. Paradójicamente, parece ser que sólo cuando luchamos en

una guerra somos capaces de construir y mantener nuestras máquinas industriales funcionando a

su máxima capacidad.

Aunque la mayor parte de nuestra población puede usar la mejor ropa, tener la mejor

vivienda y los mejores alimentos, nuestras técnicas en la distribución de la abundante

producción en masa son permanentemente frenadas por enfermedades económicas a las que se

conoce con nombres como “sobrepoblación”, “desempleo” y “falta de poder adquisitivo”.