Escándalo Sokal (Prensa Obrera)

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Alan Sokal y las preciosas ridculasAlan Sokal y las preciosas ridculas por Hernn Daz

Una tormenta acaba de sacudir los ambientes acadmicos de todo el mundo. El fsico norteamericano Alan Sokal se ha permitido tomarle el pelo a buena parte de los intelectuales posmodernistas, generando una polmica que ya se ha dado en llamar el affaire Sokal'.

Comenz hace dos aos, cuando Sokal envi a una revista acadmica de alto nivel un artculo titulado "Transgrediendo los lmites: hacia una hermenutica transformativa de la gravedad cuntica". El pomposo ttulo esconda una serie de disparates sin ilacin ni significado, mechados con citas de algunos popes del posmodernismo, y manteniendo un tono de alta reflexin filosfica' sobre un tema en realidad indeterminado. La revista lo public y cuando Sokal explic la artimaa, se gener un debate de alcance internacional. Se haba dado el gusto de demostrar, por el absurdo, que en el ambiente acadmico "est instalada la idea de que un texto, cuanto ms oscuro y hermtico, ms profundo es" (Clarn, 15/4).

En setiembre de 1997 public un libro, junto al fsico belga Jean Bricmont, titulado "Imposturas intelectuales", donde hace un repaso de la mala utilizacin que hacen algunos filsofos, psicoanalistas y tericos de las ciencias sociales, de teoras o conclusiones de las ciencias duras' (fsica, matemtica, etc.). All dedica captulos a Lacan, Baudrillard, Kristeva, Paul Virilio, etc. Por ejemplo, entre los ms comentados, estaba la afirmacin de Lacan de que el rgano erctil es igualable a la raz cuadrada de (1), lo cual, juzgado desde el punto de vista de las matemticas, carece de sentido. Sokal fue acusado de francofobia, ya que la mayora de sus ataques se dirigan contra intelectuales franceses. Pero es natural que sea as puesto que Francia es la cuna y la patria del posmodernismo. All prevalece, bajo distintas corrientes, el pensamiento impresionista, subjetivista, nacido de las ruinas del estructuralismo y del rechazo al marxismo, modalidad que hizo eclosin a comienzos de los aos 80. Por otra parte, y a diferencia de otros pases, Francia tiene la tendencia de mostrar, subvencionar y exportar a sus intelectuales, para pintarse frente al mundo con los colores de la cultura' (a diferencia de otros pases como Estados Unidos que los marginan y ocultan).

Como se puede observar, el affaire Sokal' implica dos frentes de ataque: por un lado, satirizar el estilo falsamente profundo, el hermetismo, la oscuridad retorcida, el subjetivismo estetizante (al punto que las obras del ltimo Barthes, de Foucault, de Derrida, son ledas ms como poesa que como teora crtica), todas tendencias que son innatas al posmodernismo en las ciencias sociales y que evidencian elitismo y desprecio hacia los no iniciados'. Quien se expresa en forma oscura y extravagante muestra que l mismo no tiene claridad o bien que tiene razones para apartarse de ella. Y no estamos hablando aqu de la fsica o matemtica pura, estamos hablando de ciencias que hablan del hombre, y que deben hablarle al hombre. La ciencia social, en estos ltimos 20 aos, se ha acercado a la mstica religiosa, inexplicable y esotrica, y se ha alejado del sentido que dio origen a la misma ciencia social.

Por otro lado, en su libro realiza una serie de crticas puntuales a la utilizacin inadecuada de elementos de las ciencias duras. Aunque esto aparezca como un problema menor, ya que establece una discusin sobre aspectos relativamente marginales de esas teoras, el objetivo va ms all: desmoronar una de las maneras como los pensadores posmodernos construyen su poder. Como afirman Sokal y Bricmont en su libro: "Creen sin duda poder utilizar el prestigio de las ciencias exactas para dar un barniz de rigor a su discurso. Por otra parte estn seguros de que nadie sealar la utilizacin abusiva de esos conceptos cientficos" (cap. 1, Impostures intellectuelles, Ed Odile Jacob, Pars, 1997).

A principios de los 80 todava se poda hablar de un posmodernismo asimilado' a la sociedad de consumo y un posmodernismo que parodiaba a la sociedad alienada y la combata (Hal Foster, "Introduccin al posmodernismo", en La posmodernidad, Kairs, Bs. As., 1983). Hoy ese supuesto posmodernismo de resistencia ha desaparecido y slo asistimos al detritus del posestructuralismo, un conglomerado de filosofa, crtica literaria y psicoanlisis, todo lo cual ha pasado a ser llamado "teora crtica" en forma indeferenciada, y cuya principal caracterstica es la reivindicacin del irracionalismo, el relativismo cognitivo y la reduccin de todo el anlisis social al anlisis del lenguaje. De todas maneras esta reduccin no se oper sobre la base de la ciencia del lenguaje (la lingstica), sino sobre una deformacin de ella, comenzando por una revisin y desfiguracin de las concepciones del lingista Ferdinand de Saussure. Algunos aspectos de este debate lo podrn seguir los lectores en un debate en curso en la revista

En Defensa del Marxismo. El clima asfixiante de hermetismo y esoterismo en las ciencias sociales slo lo podr comprender quien haya debido soportar durante algunos aos el ambiente universitario. Parafraseando a Jos Mart dira que he vivido en las entraas del monstruo, y que la alegra ntima que me produjo la lectura de las crticas de Sokal es directamente

proporcional a la fatiga ocasionada por el palabrero que es moneda corriente en los ambientes acadmicos de las ciencias sociales.

Pero acaso no hay nada sustancial en el pensamiento posmoderno? Hegel no es an hoy fuente inagotable de referencias y su estilo no es, acaso, enormemente abstracto, difcil de comprender? Pero el pensamiento posmoderno, irracionalista y subjetivista, no esconde ningn tesoro. Su complejidad' obedece a que es un saber invertido: el discurso prevalece sobre los hechos, la forma prevalece sobre el contenido, la estructura prevalece sobre los procesos, el anlisis subjetivo prevalece sobre una objetividad en la que ya no creen'. Para poder dar un barniz de cientificidad a estas concepciones han debido crear un lenguaje artificial, lleno de verdades innegables', credas por la cantidad de veces que son repetidas, que d cuenta' de esa nueva percepcin' del mundo, propia de nuestra poca, o de la poca de los posmodernistas.

La tarea de Sokal es una tarea destructiva, negativa. Llega en el momento en que el posmodernismo ha dado todo de s, no ha llegado a ninguna conclusin valedera y se ha dividido en infinidad de pequeas sectas' acadmicas que coexisten sin debate ni intercambio alguno entre ellas y con el resto de las ciencias duras'. La naturaleza misma del pensamiento posmoderno indic que el comienzo de su fin no llegar por una refutacin' sino por una ridiculizacin. Pero por simptica que parezca la tarea de Sokal, slo desde el marxismo se podr reducir a cenizas lo intil del pensamiento posmoderno y, a la vez, rescatar lo valioso que haya producido en algunos puntos parciales. Y la cuestin poltica no es ajena a este debate, ya que el mismo Sokal, maestro voluntario en la Nicaragua sandinista, ha salido a combatir los abusos del posmodernismo defendiendo la continuidad de una crtica de izquierda.

Hace algunos aos, Osvaldo Coggiola comenz un seminario en la Universidad de Buenos Aires sealando que los intelectuales estaban habituados a complejizar la realidad, cuando en realidad debieran simplificar aquello que en la misma realidad aparece como complejo. Eso es "comprender". Si hacemos un discurso' ms complejo que la realidad misma, nos volveremos analistas de textos, para comprender los complejos textos que explican esa realidad simple. A nuestro entender, eso es todo un programa cientfico, clave para volver a la superficie, despus de 30 aos de ahogo posmodernista. Mientras tanto, dejemos que los intelectuales la page' sigan, como las preciosas ridculas de Molire, tomando su t exclusivista, lleno de afectacin, hablando con metforas slo aptas para los iniciados, mientras se ve por la ventana bullir la rebelin y la bronca. Sokal acaba de arrojar un piedrazo, y un vidrio cae hecho trizas.

Publicado en Prensa Obrera 590 (25/6/98)