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ESCENARIOS De LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI GALO ADÁN CLAVIJO CLAVIJO PRESENTACIÓN Este documento es el resultado de un proceso de investigación documental y se construyó con base en la lectura, análisis, reflexión e interpretación de fuentes impresas como libros, artículos, tesis y electrónicas encontradas en las páginas web Las megatendencias y los escenarios del mundo, de América Latina y el Caribe, de Colombia y de las universidades descritos en este ensayo, así como las recomendaciones, le permitirán a la Universidad Colombiana precisar los escenarios de su quehacer (funciones sustantivas, gobernanza, estructura académica y su relación con el Estado, la sociedad, lo local, lo regional y lo global) en las próximas décadas. En la antesala de la tercera década del siglo XXI, podemos tener una visión del futuro de la universidad, que no pretende ser adivinación ni profecía. Puede ser, más bien, el ejercicio de una responsabilidad prospectiva que debemos tener para acceder a los nuevos tiempos con una actitud creadora, aquella que se adelanta a los acontecimientos y no deja que estos la tomen por sorpresa. Dentro de esa visión global de la realidad, como se ha planteado en este ensayo se observan tendencias de cambio hacia el futuro en todos los campos, en lo económico, social, político, tecnológico y cultural. El escenario del mundo actual, algunas de sus más peligrosas tendencias, está ahí actuando para que adoptemos una actitud constructiva ante él. Se piensa que si quiere liderar el futuro, si se busca orientar la cultura y la educación en el horizonte del siglo XXI, se tiene que empezar por adoptar una actitud reflexiva, crítica y creadora (Ferro, 2014, pp. 43-44) La acción reflexiva nos lleva a tomar conciencia de la situación del momento, a estudiar las grandes y pequeñas tendencias del mundo moderno que nos afectan para que esa conciencia, que la hemos vuelto reflexiva, es decir, protagonista de su propio mundo y no víctima de los agentes externos, se libere de la presión de lo rápido, de la estridencia, de la violencia, del erotismo, del suspenso y del estrés para que impongamos nuestro propio ritmo, que es el ritmo humano, a todo lo que nos rodea: objetos, artefactos, mercancías, imágenes, ruidos, música, todo lo que va y viene en la galaxia de Gutenberg y en la galaxia de Marconi.

ESCENARIOS De LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI · 2019-07-12 · ESCENARIOS De LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI GALO ADÁN CLAVIJO CLAVIJO PRESENTACIÓN Este documento es el resultado de

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ESCENARIOS De LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI

GALO ADÁN CLAVIJO CLAVIJO

PRESENTACIÓN

Este documento es el resultado de un proceso de investigación documental y se construyó con base

en la lectura, análisis, reflexión e interpretación de fuentes impresas como libros, artículos, tesis y

electrónicas encontradas en las páginas web

Las megatendencias y los escenarios del mundo, de América Latina y el Caribe, de Colombia y de

las universidades descritos en este ensayo, así como las recomendaciones, le permitirán a la

Universidad Colombiana precisar los escenarios de su quehacer (funciones sustantivas,

gobernanza, estructura académica y su relación con el Estado, la sociedad, lo local, lo regional y lo

global) en las próximas décadas.

En la antesala de la tercera década del siglo XXI, podemos tener una visión del futuro de la

universidad, que no pretende ser adivinación ni profecía. Puede ser, más bien, el ejercicio de una

responsabilidad prospectiva que debemos tener para acceder a los nuevos tiempos con una actitud

creadora, aquella que se adelanta a los acontecimientos y no deja que estos la tomen por sorpresa.

Dentro de esa visión global de la realidad, como se ha planteado en este ensayo se observan

tendencias de cambio hacia el futuro en todos los campos, en lo económico, social, político,

tecnológico y cultural.

El escenario del mundo actual, algunas de sus más peligrosas tendencias, está ahí actuando para

que adoptemos una actitud constructiva ante él. Se piensa que si quiere liderar el futuro, si se busca

orientar la cultura y la educación en el horizonte del siglo XXI, se tiene que empezar por adoptar

una actitud reflexiva, crítica y creadora (Ferro, 2014, pp. 43-44)

La acción reflexiva nos lleva a tomar conciencia de la situación del momento, a estudiar las grandes

y pequeñas tendencias del mundo moderno que nos afectan para que esa conciencia, que la hemos

vuelto reflexiva, es decir, protagonista de su propio mundo y no víctima de los agentes externos,

se libere de la presión de lo rápido, de la estridencia, de la violencia, del erotismo, del suspenso y

del estrés para que impongamos nuestro propio ritmo, que es el ritmo humano, a todo lo que nos

rodea: objetos, artefactos, mercancías, imágenes, ruidos, música, todo lo que va y viene en la

galaxia de Gutenberg y en la galaxia de Marconi.

En un segundo paso, la conciencia reflexiva se vuelve crítica, somete al análisis tantos estímulos,

tantas ofertas del mercado, todo el menú que ofrecen los media, para que nuestra conciencia y

nuestro pensamiento puedan hallar los paradigmas que están a favor de nuestro crecimiento

humano y aquellos que son una amenaza para la humanización de nuestra vida y del contexto en

que nos encontramos. Pero para que nuestra actitud crítica tenga una orientación, tenemos que optar

por la cultura y la educación con sentido humano y tener una idea cada vez más afinada de lo que

significa una sociedad humanizada.

En un tercer paso, nos debemos proponer ejercer una acción constructiva frente al futuro. De nada

vale tomar conciencia de lo que pasa, hacer una crítica que distinga lo positivo de lo negativo, si,

al tiempo, no construimos nosotros mismos el mundo del futuro, en lugar de esperar que otros lo

diseñen y lo construyan por nosotros. Si recuperamos el camino de la vida, recuperaremos con él

el camino de la inteligencia creadora.

El origen y destino de la Universidad se entreteje en la compleja trama del tejido social porque la

educación superior es producto de fuerzas vitales que empujan al desarrollo, a la vez que impulso

intelectual y volitivo de transformación social. Contrariamente a la idea que se tiene de las

universidades como asientos y reservorios de la tradición, las universidades surgen a la vida con

el signo del cambio, lo cual nos compromete a asumir una nueva misión de la Universidad

congruente con las grandes innovaciones de nuestro tiempo.

La educación superior, como ocurriera en muchas ocasiones en el transcurso de su historia, está

viviendo un proceso de transformación estimulado por los cambios que experimentan las diversas

realidades mundiales y nacionales. Ese proceso, actualmente en desarrollo a escala mundial, tiene

manifestaciones peculiares en América Latina y el Caribe, cuyos gobiernos, avanzada la segunda

mitad del siglo XX, entre otras iniciativas y en términos generales, han venido revisando el rol del

Estado y reduciendo sus magnitudes y funciones, aplicando políticas macroeconómicas de ajuste

estructural, abriendo sus economías y profundizando múltiples iniciativas de integración

económica de alcance sub regional y regional

Uno de los aspectos más notables del proceso de transformación de la educación superior en la

región ha sido la pérdida de importancia relativa por parte de las universidades, al emerger

numerosas y disímiles instituciones que han originado un complejo y diversificado universo

postsecundario, que ha crecido de manera no controlada y disarmónica, afectando, por ello, la

calidad, la pertinencia y la equidad de los subsistemas nacionales

A partir de los años ochenta, junto con la restauración de la democracia en la mayoría de los países

de América Latina y el Caribe, se fue extendiendo por toda la región un debate sobre la educación

superior que ha permitido visualizar, entre otras, las siguientes tendencias (a) notable expansión de

la matrícula estudiantil, (b) restricción relativa de la inversión pública en el sector, (c) rápida

multiplicación y diversificación de las instituciones dedicadas a impartir distintos tipos de

educación postsecundaria, (d) creciente participación del sector privado en la composición de la

oferta educativa y (e) progresivo alejamiento del Estado de sus responsabilidades en el

financiamiento y la regulación de la educación superior

Estas tendencias, cuyas causas y consecuencias merecen ser estudiadas en profundidad,

posiblemente están relacionadas con los impactos negativos de los modelos de desarrollo

adoptados, sobre la economía de la región, entre los cuales cabe mencionar el incremento de la

deuda externa; el aumento del valor de las importaciones de bienes y servicios; la participación

relativamente débil en las exportaciones mundiales; y el bajo nivel de inversión; factores que

propenden a la inequidad social y educativa al contribuir a generar un notable aumento del

desempleo abierto y encubierto, sostenido incremento de la pobreza y creciente marginación de

grupos sociales desfavorecidos (poblaciones campesinas, minorías étnicas, etc.)

Sumándose al panorama brevemente expuesto, los efectos observados en la región como producto

del proceso de globalización, de las trascendentes consecuencias de la revolución científico-

tecnológica, y de la creciente presión de las nuevas tecnologías de la información y la

comunicación, han creado una situación análoga a la descrita por Federico Mayor, Director General

de la UNESCO, cuando en 1995 analizaba el problema a escala mundial diciendo “En los umbrales

de un nuevo siglo y de un nuevo milenio, somos testigos del extraordinario desarrollo de la

enseñanza superior y comprendemos cada vez mejor su importancia vital para el desarrollo

económico y social Pero la educación superior se encuentra en crisis prácticamente en todos los

países del mundo El número de alumnos aumenta, pero la financiación pública disminuye, y

aumenta también la distancia ya enorme que separa a países desarrollados y países en desarrollo

en materia de enseñanza superior e investigación”

Si bien es cierto que nos encaminamos hacia la "aldea planetaria" de que nos habla MacLuhan, o

la "sociedad mundial" descrita por Peter Heintz (1974, pp. 25-41), también es cierto que, como lo

observa en su informe el "Foro de Reflexión Ad-hoc" constituido por la UNESCO en 1992: "El

mundo que aparece ante nuestros ojos (que no sabemos si es unipolar) dista mucho de reproducir

siquiera en apariencia la unidad y la homogeneidad características de la guerra fría La cohesión

política y social cede ante la nueva emergencia de conflictos que considerábamos ya terminados:

vuelven a surgir nuevas etnias, idiomas y pueblos reclaman el derecho a la palabra, con un costo

de tremendas masacres La violencia, y sobre todo la valorización de la violencia, la intolerancia

y su acompañante la discriminación, el auge de los integrismos religiosos y de los

ultranacionalismos, son las manifestaciones más espectaculares de las rupturas que afectan al

tejido profundo de las sociedades A escala mundial, estas 'rupturas' vienen a tomar el lugar de la

guerra atómica que no se produjo "

Frente al panorama sombrío que se desprende de las aludidas "rupturas", cabe mencionar aquellos

desarrollos portadores de esperanzas para la humanidad, sobre los cuales se fincan las posibilidades

de hacer frente a los desafíos actuales Estos desarrollos podríamos agruparlos, como lo hace la

"Comisión Internacional sobre Cultura y Desarrollo" de la UNESCO, que preside Javier Pérez de

Cuéllar, en cinco revoluciones:

La revolución científica, caracterizada por la explosión de los conocimientos y su acelerada

diversificación, unida a su rápida obsolescencia y el predominio del tratamiento interdisciplinario

de los problemas La revolución científica ha transformado el planeta de un mundo finito de

certidumbres en un mundo infinito de incertidumbres y cuestionamientos Esta revolución ha hecho

del conocimiento el factor fundamental del desarrollo Pero también tiende a transformarlo en

simple mercancía, sujeta a las reglas del mercado y ajena a consideraciones éticas.

La revolución económica, consecuencia de la globalización de la economía y, a la vez, de la

formación de grandes bloques económicos y comerciales regionales De esta suerte, se advierte una

clara evolución de un mundo bipolar hacia un mundo cada vez más interdependiente y multipolar

Predominio de la economía de libre mercado, con sus efectos positivos y negativos, figurando entre

los negativos el fenómeno de la exclusión y el desempleo estructural.

La revolución política, producto de la renovada fe de los pueblos en la libertad y la democracia,

que dio lugar a los dramáticos cambios que siguieron al derrumbe del muro de Berlín y que

modificaron profundamente el contexto internacional.

La crisis del Estado-Nación, que lleva a la revisión de conceptos como el de soberanía, piedra

angular del sistema internacional del presente siglo, en aras de una mayor interdependencia y del

fortalecimiento de la comunidad internacional, capaz ahora de intervenir bajo la bandera de las

Naciones Unidas en los conflictos internos y regionales, de organizar, más allá de las fronteras

tradicionales, la lucha contra el narcotráfico y otros delitos de lesa humanidad Mientras se debilita

la noción tradicional del Estado, hay una tendencia al fortalecimiento de las entidades locales

(municipios, regiones) y de la sociedad civil organizada, de suerte que el Estado ya no es más la

fuente única y el destinatario exclusivo de la legitimidad.

La revolución tecnológica y, en especial, la revolución en el campo de la información y de las

comunicaciones. Dice el documento de la UNESCO, antes aludido, que hacia el año 2000 de una

población de 6 000 millones de habitantes cerca de un mil millones estará en capacidad de

comunicarse entre sí de manera instantánea La revolución tecnológica es la más promisoria de

todas las revoluciones en curso por su enorme potencial de innovación "La microelectrónica, la

informática, la inteligencia artificial, los bancos de datos, la comunicación por satélites combinada

con la tecnología informática y la transmisión por láser, la impresión robotizada global, el desktop

editorial, los video-discos interactivos, la multiconferencia a distancia, la robótica, la ofimática, la

optotrónica, el láser, el diseño industrial informatizado, la biotecnología, la ingeniería genética

humana, animal y agrícola, los nuevos materiales (superconductores cerámicos, biomateriales en

medicina y cirugía), la microscopía intracelular, la exploración del genoma humano, la

miniaturización progresiva, la progresiva sustitución de los recursos naturales por materias primas

sintéticas (cobre por fibra óptica, aleaciones por plásticos basados en resinas, metales por

cerámicas, azúcar por edulcorantes, etc ), la alta tecnología para la defensa militar, la tecnología de

las exploraciones espaciales y de los fondos marinos, los procesos de fabricación en la ingravidez,

etc Todas estas y otras muchas tecnologías están contribuyendo a los cambios masivos y rápidos,

sobre todo en las sociedades económicamente más desarrolladas, si bien cabe preguntarse en qué

dirección Cada una de estas y otras tecnologías exigen nuevas calificaciones y destrezas para usos

cada vez más productivos apoyados por los empleos de tecnologías convencionales y por servicios

en continua expansión Muchas de estas tecnologías también inciden en el propio proceso de

aprendizaje" (Diez Hochleitner, 1989, p. 15).

La revolución de las comunicaciones es la que tendrá posiblemente mayor influencia en una

próxima revolución de los aprendizajes La ya anunciada fusión del teléfono, el fax, la computadora

y la televisión ofrecerá oportunidades, que en este momento escapan a nuestra imaginación, a las

modalidades de educación a distancia El futuro, nos dice el documento de la Comisión

Internacional de Cultura y Desarrollo aparece pletórico de interrogantes, sólo comparable a la

metáfora de Jorge Luis Borges en "El jardín de los senderos que se bifurcan" Paul Kennedy (1993),

a su vez, nos dice, en su conocida obra "Hacia el siglo XXI", que lo que la Humanidad va a necesitar

es una reeducación

“La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es la suma de lo que hemos sido, sino lo que

anhelamos ser” José Ortega y Gasset

El estudio del futuro es una labor compleja y al mismo tiempo desafiante. Es difícil estudiar algo

que, según su raíz latina “futurus”, significa que ha de ser; pese a esta restricción, la humanidad

continúa en su afán de explorar el porvenir. Hoy en día, la evidencia y, sobre todo, el éxito de

muchos países y organizaciones, nos dice que el futuro puede construirse y no exclusivamente

pronosticarse. Bajo este enfoque, además de considerar el futuro “probable” (una consecuencia de

una realidad lineal que proviene del pasado), se analizan los “futuros posibles” (que aceptan la

posibilidad de ocurrencia de múltiples situaciones, ya sea como evolución del presente o como

ruptura de éste) (Mojica, 2005). De esta manera, se alcanza un nivel de complementariedad que

permite concebir el futuro también como una ventana de oportunidad con beneficios sostenidos,

el cual supera las barreras del corto plazo y sus réditos temporales.

Gaston Berger, el padre de la prospectiva, señala que todo lo que está sucediendo en el presente

tiene una explicación en el pasado (Berger, 1964). Asimismo, lo que va a ocurrir en el futuro se

está decidiendo en el presente. Estas ideas reafirman la importancia que tiene el tomar una decisión

adecuada; no sólo por sus efectos sobre una situación latente (o de corto plazo), sino también por

sus implicancias en el porvenir (largo plazo). Por lo expuesto, la toma de decisiones merece una

reflexión exhaustiva; en ese sentido, la prospectiva es una disciplina que coadyuva en esta tarea

orientando la toma de decisiones más acertadas en el presente para alcanzar el futuro deseado

(Mojica, 2005).

Como señala Ferguson (2011), “existen múltiples futuros, y todos colectivamente podemos elegir,

o al menos tratar de elegir, y es la combinación de nuestras decisiones la que produce el futuro

que ocurre”. Si para hacerlo posible hay que imaginar ese futuro, el conocimiento de la realidad

histórica amplía nuestra capacidad para pensar analógicamente y adelantarnos a los hechos. Esta

habilidad, según Ferguson, es similar a la de los inversionistas que, anticipándose a la guerra o la

paz, venden o compran bonos. Sus decisiones serán adecuadas si se basan en el análisis de fuentes

cuantitativas (estadísticas, etc.) y cualitativas (interpretaciones, etc.), que permitan captar la

complejidad de los fenómenos, y si han desarrollado su capacidad analítica en el estudio de

múltiples contextos.

MEGATENDENCIAS

“Si no sabemos a dónde vamos es posible que lleguemos a otro lado”

Megatendencias Son fenómenos sociales, económicos, políticos, de largo plazo y que definen el

futuro de personas, regiones, países en función de cómo responden a ellos. Son una dirección que

toman simultáneamente varios aspectos de la sociedad (tecnología, sistemas de producción, nuevos

productos, preferencias de consumo, comportamientos, etc.), cuyo impacto es perceptible a un

segmento importante de la sociedad por un largo tiempo.

El término “Megatendencia” fue acuñado por John Naisbitt en 1982 (Naisbitt, 1983) y describe

una tendencia que es especialmente de gran alcance en lo que respecta a la sociedad y la tecnología,

cambios y desarrollos. En contraste con las meras tendencias, las Megatendencias globales duran

muchas décadas. Las megatendencias globales cumplen con los criterios de marco de tiempo,

globalidad, alcance e impacto y son un marco analítico básico importante para analizar y evaluar

futuros desarrollos tecnológicos y sociales. Se pueden usar para la mejora de la planificación

estratégica y el ajuste de los conceptos comerciales y la formulación de políticas hacia futuros

desarrollos, necesidades y desafíos. (Kool, De Korte, Leis y Van Der Molen, 2010).

Las megatendencias son globales que duran muchas décadas y cumplen los siguientes criterios:

• Marco de tiempo: al menos una continuación esperada para los próximos 15 años

• Globalidad': afectarán a casi todas las regiones del mundo.

• Alcance: afectan a la sociedad en el nivel macro a micro; política, economía, ciencia y

tecnología, organizaciones sociales e individuos.

• Impacto: tienen un profundo impacto en la vida humana y una calidad transformadora, es

decir, implican cambios que son difíciles o incluso imposibles de escapar.

Las megatendencias son macrotendencias globales que abarcan la totalidad del planeta o bien una

gran parte de él. Identificarlas permite hacer proyecciones y predicciones acerca del futuro del

mundo globalizado en el ámbito geopolítico. Tras la publicación de Megatendencias (1982) y

Megatendencias 2000 (1990) de Jhon Naisbitt, proliferaron los estudios sobre megatendencias. Sin

embargo, la mayoría de estos estudios adolecen de varios inconvenientes: 1) No las clasifican ni

las jerarquizan; 2) No explican su esencia, su origen y posible evolución; 3) No formulan escenarios

posibles de las MT a nivel mundial y regional; 4) No se toma partido ni se enuncian y recomiendan

posibles políticas que pudieran desarrollar las MT más favorables para la construcción de espacios

democráticos más inclusivos, sociedades más igualitarias y formas de desarrollo económico

sostenibles (López Segrera, 2015, pp. 19-22)

En primer lugar, bajo el nombre de megatendencias mundiales agruparemos aquellas que tienen un

impacto global indudable: globalización; TIC e internet; desarrollo sostenible y contaminación

ambiental; hegemonía y contra-hegemonía; la centralidad de los países emergentes y en especial

de Asia y de China, y la explosión demográfica y su impacto en la pobreza. En más de un sentido,

son el trasfondo en que se mueven el resto de las megatendencias.

En segundo lugar tenemos las megatendencias económicas: el neoliberalismo; la creciente

globalización de la economía y la transnacionalización de los capitales; la crisis económica global

que se inició en 2007-2008; la crisis energética; la creciente importancia de los países emergentes

y en especial de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRIC); el alza de los precios de las

materias primas; el incremento en la demanda de recursos naturales; el creciente daño al

medioambiente, y la carencia de agua

En tercer lugar se encuentran las megatendencias geopolíticas, militares y políticas: unipolaridad

y multipolaridad; alianzas geopolítico-militares (OTAN), políticas (ONU), regionales (OEA,

ALBA, CELAC, Liga Árabe, Unión Africana), económicas (OCDE, TLC) y monetarias (UE);

geopolítica y caos; hegemonía y contra-hegemonía; formas del terrorismo: terrorismo hegemónico

de Estado (Guantánamo) y anti-hegemónico (Yihadismo), ciberterrorismo y narcoterrorismo;

guerrillas y paramilitares; crimen organizado y mafias; nuevos tipos de guerra (tecnológica,

asimétrica, en red, con drones, yihadistas suicidas, guerra sin fin) y los casos de Iraq, Afganistán,

Siria y Ucrania; el nuevo santuario de Al Qaeda en Mali; vigilancia electrónica y filtraciones

(Manning, Assange, Snowden); la rebelión global (indignados, Occupy Wall Street, París, Londres,

Suecia…); la primavera árabe (el incendio del Magreb); socialismo, neopopulismo y

neoliberalismo en América Latina y el Caribe; crisis de los partidos políticos tradicionales y

absentismo electoral; los nuevos liderazgos carismáticos, y la crisis de la socialdemocracia. (op.cit)

En cuarto lugar tenemos megatendencias sociales: disminuye a nivel global la pobreza pero

aumenta la desigualdad; incremento de la pobreza y el desempleo en las naciones ricas de

Occidente; emergencia de nuevas clases medias en los BRIC; ¿es sostenible a nivel mundial el

“modo de vida norteamericano”?; los nuevos tipos de familia y el incremento del orgullo gay; por

último, las TIC y la conectividad tecnológica que han transformado la manera como la gente vive

e interactúa.

En quinto lugar recibimos el impacto de las megatendencias culturales: ¿choque de culturas o

hibridación cultural?; el impacto de las TIC en las formas de trabajo, ocio y consumo;

¿consumidores en sociedades “shopping center” o ciudadanos?; la desaparición del 50% de las

lenguas actuales; ¿sobrevivirá la literatura en papel en sus formas tradicionales (novela, poesía,

teatro…) o tendremos que leer en soporte digital formas híbridas?; finalmente, la familia mono-

parental y la proliferación de la vivienda unipersonal en las grandes urbes es expresión de una

modificación de las pasiones tradicionales y de las formas típicas de la familia tradicional

En sexto lugar tenemos como principales megatendencias emergentes: la primavera árabe y su

crisis (solo Túnez parece haber logrado un cambio positivo); tsunami, terremotos y crisis nuclear

en Japón; epidemias y pandemias como el sida y el ébola; perspectivas de la crisis económica

mundial; ¿desplazarán los BRICS al G8?; ¿pueden ser controladas en el mediano plazo las fuerzas

internas que se están forjando en China?; ¿ganará Estados Unidos y Occidente la guerra contra los

yihadistas?; de las fallas geopolíticas existentes (China, Rusia, Japón), ¿seguirá Japón siendo un

aliado de EE.UU.?; ¿Cuál de los dos países, China o Rusia, es más probable que entre en conflicto

con EE.UU.?; ¿Cuál es el futuro de la Unión Europea?; ¿sobrevivirá el euro?; ¿fin de la explosión

demográfica?: la población solo se incrementa en 2 mil millones del 2011 (7 mil millones) al 2050

(9 mil millones); perspectivas del teletrabajo, de los ordenadores, las corporaciones y los bancos;

las fallas geopolíticas del siglo XXI: la Cuenca del Pacífico dominada por la armada

norteamericana, pero con el desafío de China y Japón; Eurasia: Rusia y la Federación Rusa,

peligros de una nueva fragmentación; el Mundo Islámico: ¿qué futuro le espera a Turquía y a otros

Estados Nación musulmanes?; relaciones entre México y EE.UU; en nuevas alianzas como las de

los BRIC, ¿pudieran incorporarse a ella Venezuela e Irán?; posibles consecuencias para Al Qaeda

y el yihadismo de la muerte de Bin Laden en mayo de 2011; los indignados y el libro de Stéphane

Hessel; Occupy Wall Street; calles y plazas tomadas por miles de personas que protestan contra el

gobierno y la situación del país; la “sociedad civil” como instrumento de desestabilización de

gobiernos electos democráticamente y de regímenes autoritarios; Libia: ¿un nuevo tipo de guerra

de los drones?; crisis alimentaria; ¿solucionarán el gas y el petróleo de esquisto la crisis

energética?; ¿qué consecuencias tendrá esto con respecto al desarrollo de fuentes alternativas de

energía no contaminantes?; aceleración continua de la ciencia y la tecnología y del acceso universal

al conocimiento científico y tecnológico, y la vertiginosidad del cambio científico y tecnológico

parece crecer más allá de los medios convencionales de evaluación ética.

En séptimo lugar, Colombia como país y las Universidades se verán afectados por el escenario

mundial y la alternativa que predomine. Entre estos escenarios visualizamos: hegemonía imperial,

ingobernabilidad global, democracia internacional consensuada, o las alternativas posibles con un

mundo cada vez más desigual y contaminado (con una crisis que podría culminar en la destrucción

irreversible) o solidario, igualitario, democrático y sostenible (op.cit).

ESCENARIOS MUNDIALES

Los escenarios que predominen a nivel mundial influirán decisivamente con respecto a qué

escenario predominará en la educación superior en los diversos países. También los procesos

nacionales serán decisivos al respecto. Se visualizan entre el 2014 y el 2030 tres escenarios

posibles: 1) Hegemonía Imperial. 2) Ingobernabilidad Global. 3) Democracia Internacional

Consensuada (López Segrera, 2015, p. 32)

Hoy estamos viviendo en el primer escenario, que podría agudizarse en conflictividad si se elige

un nuevo Presidente del Partido Republicano. El escenario 2 podría ser el resultado de un

cuestionamiento de la gobernabilidad imperial por potencias emergentes. Sería un escenario

distinto al actual intento de “pax americana” y al escenario de mundo bipolar que prevaleció entre

1946 y 1989. La Ingobernabilidad Global se caracterizaría por un debilitamiento aún mayor de la

ONU y por el creciente conflicto entre los polos tradicionales de poder de la Alianza Atlántica y

los nuevos poderes emergentes, por un lado, y por una fractura de la Unión Europea y EE.UU., por

otro. El escenario 3 podría ser el resultado de la victoria de las negociaciones a nivel global y de

transformaciones cualitativas esenciales en el sistema mundo capitalista actual. En este último

escenario prevalecería a nivel mundial la visión de la educación superior como bien público. En

los dos escenarios anteriores la visión de la educación superior como bien público seguiría teniendo

vigencia en los países de Europa occidental (y no de la Unión Europea en su totalidad), en algunos

países asiáticos (China, Vietnam) y en aquellos países que tiendan a desprenderse en sus políticas

de educación superior del main stream privatizador del sistema mundo, debido a procesos radicales

de cambio social, tal y como ocurrió en Cuba en 1959 y está ocurriendo hoy en otros países de

América Latina. En África seguiría teniendo mucha fuerza la visión de la educación superior como

bien público. Por otra parte, en el Informe del Foro Mundial de Davos (2007) se presentan tres

escenarios de riesgo global: 1) Pandemia: una pandemia con un virus que da lugar a miles de

muertos y revueltas que alteran la geopolítica global. 2) Cambio climático: las catástrofes que

origina el cambio climático dan lugar a una toma de conciencia y un afán de corregir las

desigualdades económicas globales. 3) “Shock” petrolero: se dispara el precio del petróleo, lo que

implica tensiones de envergadura en la geopolítica global, recesión económica y no priorizar la

lucha contra el cambio climático. Todos estos escenarios incidirán de forma diversa en los

escenarios de la educación superior. (op.cit)

A continuación se hace un análisis de cada uno de los tres escenarios.

Hegemonía Imperial

Al igual que muchas palabras políticas “técnicas” en idiomas europeos, “hegemonía” e “imperio”

tienen raíces griegas y romanas. Hegemonía proviene de una palabra griega que significa

dominación o liderazgo, particularmente de un Estado o nación en una liga o confederación, pero

sin un claro consenso sobre si es el resultado de la coacción, el consenso o una combinación de

ambos. Sin embargo y sin duda alguna, la dominación o el liderazgo ejercido no son

necesariamente territorial ni contiguo; puede ser difuso y generalizado o concentrado

geográficamente. Por lo general, implica algo más que una simple coerción militar y económica, y

depende del asentimiento activo y la cooperación.

Los conceptos de hegemonía e imperio ofrecen percepciones profundamente diferentes del poder

estadounidense y sus manifestaciones contemporáneas, especialmente en lo referente a las

posibilidades de enfrentarse a dicho poder. Curiosamente, a pesar de su uso frecuente, los dos

términos no se distinguen fácilmente el uno del otro; en general, suelen hacer alusión a un EE. UU

todopoderoso que reconfigura el mundo a su imagen. Desde este punto de vista, la hegemonía es

simplemente el poder coercitivo relativamente sin restricciones ejercido por un hegemón o sede

del imperio. Este uso es problemático, tanto histórica como analíticamente. Más específicamente,

los términos hegemonía e imperio tienen etimologías y significados contemporáneos

característicos en inglés y otros idiomas. Cuando se utilizan analíticamente, pueden ayudar a dar

precisión a lo que le sucedió a las relaciones de EE. UU. con el mundo como consecuencia, por

ejemplo, de la guerra contra Irak en 2003.

Es posible tener imperio sin hegemonía. Por ejemplo, ni España ni Portugal del siglo XVI tenían

mucho control sobre la política mundial después de 1600, pero sí tenían “posesiones” territoriales

producto de su rol temprano en la conquista europea del mundo. También es posible tener

hegemonía sin imperio, como cuando el Gobierno de EE. UU. ejerció una tremenda influencia

sobre la política mundial después de la Segunda Guerra Mundial, pero con poca o ninguna

extensión territorial simultánea. El Gobierno de EE. UU., en consonancia con sus propios orígenes

republicanos y anticoloniales, así como con un nuevo interés material en el libre comercio, se

identificó en gran parte con los movimientos anticoloniales en todo el mundo. La distinción entre

hegemonía e imperio puede ser útil en este momento para identificar si la búsqueda por

consolidarse como imperio fue la mejor manera de mantener la hegemonía después del fin de la

Guerra Fría. ¿La continuidad de la hegemonía de EE. UU. dependerá de la creación de un imperio,

parecido a como Gran Bretaña gobernó –a fines del siglo XIX– en lugar de seguir trabajando

multilateralmente a través de instituciones y alianzas internacionales, particularmente cuando los

problemas económicos de EE. UU. asoman la posibilidad de un orden mundial globalizado en el

cual EE. UU. ya no sea primordial? La distinción entre hegemonía e imperio también nos permite

ver dos impulsos distintivos dentro de la geopolítica de EE. UU. que históricamente han

caracterizado la autopercepción nacional estadounidense y su proyección hacia el exterior: lo que

puede llamarse “república” e “imperio” (Agnew, 2019, pp.44- 45)

La geopolítica de dominación de Estados Unidos a nivel mundial ha sido estructurada en tres

pilares fundamentales, desde que ese país desplazó a España de los remanentes de su imperio en

Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, a fines del siglo XIX.

Esos tres pilares esenciales son, la agresividad de su capitalismo fundamentado en el dólar, el

dominio de los medios masivos de divulgación y comunicación y su transnacionalización, y su

astronómico presupuesto militar en incremento año tras año.

Los hitos que han consolidado esta supremacía de Estados Unidos sobre los imperialismos

europeos, señalan los analistas, han sido las dos guerras mundiales y las consecuencias económicas

y políticas que trajeron consigo y, finalmente, su victoria en la llamada Guerra Fría.

Ahora que el dólar está recibiendo duros embates y está mostrando una creciente debilidad, como

consecuencia de las crisis estructural del sistema capitalista, Estados Unidos procura fortalecer sus

otros dos pilares imprescindibles: los medios de comunicación y primordialmente el inmenso

presupuesto de su aparato bélico.

Y es que no se puede pretender el dominio del mundo actual si no se logra una influencia persuasiva

sobre las mentes en los cuatro puntos cardinales, convencer a las grandes mayorías de que el camino

escogido por los dirigentes del país hegemónico y sus aliados es el correcto, para moverlas en

dirección de un objetivo de dominación preestablecido.

De ahí que uno de los objetivos de la primera potencia, Estados Unidos, es liquidar toda resistencia

en países de la periferia, básicamente aquellos que poseen recursos materiales, agua, hidrocarburos

y biodiversidad, entre otros elementos.

Ninguna nación que se encuentre en esta órbita de intereses del imperialismo está a salvo, según

señalan expertos.

La guerra de Irak no es, esencialmente, una lucha entre civilizaciones o culturas diferentes, entre

el mundo cristiano occidental y el mundo islámico fundamentalista o una lucha civilizatoria por la

democracia, sino una guerra imperialista por el control de una materia prima estratégica, lo cual

implica tener en aquel país un régimen neocolonial pronorteamericano que entregue el control de

ese recurso a las trasnacionales y asegure el control geopolítico de esa región.

La ocupación de Irak forma parte una estrategia imperialista integral de Estados Unidos. Tiene por

objetivo preservar su posición hegemónica aprovechando su supremacía militar. Refiriéndose al

escudo antimisiles que planea ahora instalar Estados Unidos en Europa, a pesar de la objeción de

Rusia, un alto militar de este país, Leonid Ivashov, señala que:

“Implantándolo, Estados Unidos procura asegurarse la hegemonía mundial. Su estrategia de

seguridad nacional indica explícitamente la necesidad de garantizar el acceso sostenible, es decir,

controlado, hacia las regiones clave del planeta, las comunicaciones estratégicas y los recursos

globales (…) Washington se empeña en construir un sistema capaz de neutralizar el potencial

nuclear de sus rivales estratégicos, Moscú y Pekín, para lograr un monopolio militar” (Citado por

Castro, 2007).

La guerra de 2003 en Irak trajo a luz la contradicción histórica en el razonamiento geopolítico de

EE. UU. entre república e imperio. Con el ascenso estadounidense al poder global después de la

Segunda Guerra Mundial, esta contradicción fue administrada con un énfasis en asegurar la

hegemonía sin imperio: reclutando aliados y construyendo instituciones internacionales. A pesar

de que la hegemonía estadounidense entró en crisis a finales de la década de 1960 y el

comportamiento del Gobierno de EE. UU. a partir de entonces se hizo cada vez más unilateral, EE.

UU. ha continuado beneficiándose del orden mundial que su hegemonía ayudó a construir. Luego

del 11 de septiembre de 2011, la tendencia del Gobierno de Bush hacia una creciente y descarada

estrategia imperial es indiscutiblemente fruto de un nuevo compromiso ideológico con el imperio

en lugar de otros medios para asegurar la hegemonía, partiendo de sus intentos sistemáticos por

desestabilizar un número de iniciativas internacionales que anteriormente estaban muy en

conformidad con intentos estadounidenses de gestionar los asuntos mundiales de forma

multilateral.

Pero para el dominio que construyó Estados Unidos, ahora el pilar decisivo lo constituye el poder

militar y las bases militares situadas en todos los lugares de interés geoestratégico y alrededor de

los países que potencialmente puedan ser amenazas futuras, como China y Rusia en primer plano,

e Irán seguidamente.

El colapso de la Unión Soviética aumentó el peso relativo del poderío norteamericano, haciendo

que los Estados Unidos pasaran a tener la posibilidad de intervenir prácticamente donde quisieran,

con la proliferación de intervenciones: la invasión de Panamá en 1989, la guerra del Golfo en 1991,

la intervención en Somalia en 1992, seguidas por las intervenciones en Haití, Bosnia y Kosovo,

valiéndose de nuevas tecnologías militares y de comunicación, que marcaron un salto cualitativo

de su capacidad de acción militar.

Esta superioridad militar norteamericana produjo, según Kagan (2003), la propensión a usar la

fuerza. Quedó claro en los últimos conflictos, en particular en las negociaciones previas al

bombardeo de Kosovo, cómo los europeos intentaron hasta último momento encontrar una solución

negociada, sin éxito, y cómo los norteamericanos entraron en escena para “resolver” militarmente

el conflicto. Para Kagan, la debilidad militar europea produjo lo que considera “una perfectamente

comprensible aversión a ejercer el poderío militar”.

En nuestra región, el incremento de las bases y la creación de la Cuarta Flota amenazan a cualquier

punto de tensión que pueda generarse, sin olvidar el método de desestabilización que quiere aplicar

en Cuba y en otros países que le está dando resultados en África del Norte y el Medio Oriente.

Entonces, como primer concepto estratégico, es necesario aclarar que Estados Unidos no domina

el mundo ni se constituyó en primera potencia imperial capitalista con los discursos de sus

administradores eventuales, sino con el aparato nuclear-militar más poderoso del mundo, siete

flotas con poder atómico surcando los océanos y cerca de mil bases militares rodeando los puntos

estratégicos del planeta.

La potencia norteamericana es y seguirá siendo la mayor potencia mundial. Cuenta con el mayor

gasto militar del mundo, con unos 700.000 millones de dólares, y un PIB de 14 billones de dólares,

el más elevado del globo con una participación del 25% del total mundial (Hass, 2008). Para

reforzar este poderío, Estados Unidos no solo cuenta con una gran capacidad de poder duro, sino

que también tiene la principal -aunque no exclusiva- capacidad de poder blando en el mundo, esto

es, una gran fuente de cultura (difundida por el cine y la televisión), la información y la innovación

(Nye, 2010, pp. 2-14).

Pero a pesar del poder de Estados Unidos, existe un relativo declive de su posición mundial, y con

ello un declive absoluto en influencia e independencia. Este aspecto del declive o las transiciones

hegemónicas tiene diversas explicaciones. Económicamente, la participación mundial de las

importaciones estadounidenses se ha reducido en un 15%, y su PIB ha disminuido en el corto plazo,

mientras que aumenta el de algunos países asiáticos dos o tres veces más que el de Estados Unidos.

El ascenso de los países con fondos soberanos de riqueza es, como se ve, un factor que contribuiría

a desplazar la preponderancia económica de los Estados Unidos; proveniente de los recursos

energéticos, países como China, Kuwait, Arabia Saudita y Emiratos Árabes suman en conjunto 3

billones de dólares, con un crecimiento proyectado de 1 billón anual, situación que se favorece por

el alza de los precios del petróleo y el gas, y la dramática demanda china e india de hidrocarburos.

El desplazamiento de los mercados de valores alternativos y en general de las finanzas

internacionales hacia lugares como Londres u otras bolsas, y la caída del valor del dólar, que entre

otras cosas podría dar paso a crisis inflacionarias y monetarias, contribuyen además a que las firmas

norteamericanas busquen liquidez en otras partes, como los referidos países que cuentan con los

fondos soberanos de riqueza (Haass, 2008; Brown y Ainley, 2009).

Es por ello que aunque la crisis económica se mantenga, el gobierno de Estados Unidos no

permitirá, que su presupuesto militar de más de 750 mil millones de dólares sea disminuido un

ápice. Le va en ello la hegemonía imperial.

El desplome de la URSS, y la exclusión de Rusia de la agenda internacional, permitió la expansión

de los Estados Unidos en el espacio centro europeo, y centroasiático a lo largo de los años noventa

y el inicio del siglo XXI.

Rusia está de regreso y su veloz reafirmación en el tablero mundial se debe a las iniciativas puestas

en juego por Vladimir Putin. En el frente interno, reconducir bajo el control del Estado las

industrias estratégicas del país, erradicar la criminalidad organizada, contener con firmeza el

secesionismo en el Cáucaso e infundir confianza a la población. En el frente externo alianzas que

ayudan a pequeños países a resistir con éxito a la hegemonía imperial.

Es preciso señalar que Rusia en muy poco tiempo ha recobrado un papel protagónico en la arena

internacional, cuando hace tan sólo 30 años estaba superando el proceso de disolución de la Unión

Soviética.

Utilizando como herramientas estratégicas al petróleo y al desarrollo armamentista, Vladimir Putin

corrobora mediante nuevos instrumentos y alianzas, que intenta relanzar a Rusia como la gran

potencia del siglo XXI en abierta competencia con EEUU y sus socios de la Unión Europea.

Favorecido por los altos precios del petróleo, y con su renovado sistema de armamento nuclear y

convencional, el gobierno de Putin comienza a desafiar a la hegemonía imperial estadounidense en

relación con Asia, Irán, Medio Oriente y América Latina.

En el curso de los últimos dos decenios en Rusia se han manifestado dos hechos geopolíticos tan

importantes que condicionan muy profundamente tanto la política internacional planetaria, los

cuales transformaron los paradigmas interpretativos utilizados por los analistas de cuestiones

geopolíticas y geoestratégicas.

Hoy en día Estados Unidos, Rusia y China afrontan una complicada tarea, la de desarrollar un

nuevo orden mundial que satisfaga a las tres partes sin que ninguna de ellas ocupe una posición

dominante. Hasta el momento Putin ha entendido que la tendencia del mundo es hacia un marco

multipolar en el que los intereses de EEUU no entran en conflicto con China o Rusia, pero en el

cual son necesarios los contrapesos.

Si bien China y Rusia no tienen la misma disposición a cooperar como lo hace el resto de Occidente

con Estados Unidos, cuando lo hacen tienen en mente intereses individuales que proteger o

promover, y no lo hacen por una actitud completamente multilateralista. China actúa promoviendo

su participación en el mundo subdesarrollado defendiendo otros valores, que no son precisamente

ni democráticos ni basados en la defensa de los derechos humanos, la intervención o ayuda

humanitaria, y ni mucho menos pregonando la implantación de reformas económicas amparadas

en las reglas del FMI. De hecho, China promueve una nueva política exterior expansionista, aunque

si bien es revolucionaria es al mismo tiempo prudente. Rusia sigue sumida en la convicción de que

debe promover su "destino manifiesto" después del derrumbe del zarismo y el fracaso de la

revolución socialista mundial. Sea que Rusia se sumerja más profundamente en la autocracia, es

decir, que su sistema político evolucione hacia una democracia más pluralista, el hecho es que su

política exterior y de seguridad nacional seguirán siendo "históricas", esto es, basándose en la idea

del imperialismo, el expansionismo territorial y los parámetros de la seguridad nacional clásica, no

colectiva.

A pesar de las grandes campañas de propaganda dirigidas a denunciar la ficticia “injerencia de

Rusia en las elecciones de Estados Unidos”, la supuesta “amenazada nuclear” que representa Corea

del Norte, el falso “apoyo al terrorismo” por parte de Irán, o la “crisis humanitaria” y “represión”

que sufre la población civil en Venezuela, el verdadero dolor de cabeza que sufren los

planificadores estratégicos estadounidenses se llama República Popular China. El resto de países

son un problema para Washington en la medida en que éstos se están relacionando estratégicamente

con China, que ya ejerce como la primera potencia mundial.

Michael Collins, subdirector adjunto y jefe del centro de misiones de la CIA en Asia Oriental,

pronunció las siguientes palabras en un foro sobre Seguridad celebrado en la ciudad de Aspen, en

Colorado:

“China representa una amenaza mayor que Rusia (…) China está socavando el orden

internacional dirigido por Estados Unidos que ha traído paz y estabilidad en Asia durante los

últimos 40 años. Beijing está tratando de usurpar el poder y la influencia estadounidenses en la

región” (…). [CIA analyst: Beijing poses a greater threat than Russia, Asia Times, 26/7/2017]

Posteriormente el ex - director de la CIA, Mike Pompeo, hoy Secretario de Estado; apuntaba en la

misma dirección que su subordinado y añadía:

“China, y no Rusia o Irán, es quien supone la mayor amenaza para Estados Unidos en materia de

Seguridad Nacional” (…) debido a su economía robusta y creciente poderío militar, ambos

dirigidos contra los Estados Unidos. (…) El ejército chino está construyendo fuerzas que tienen

como objetivo contrarrestar la proyección de nuestro poder en todo el mundo (…) En materia

tecnológica están intentando robar nuestras cosas, o asegurándose de que puedan derrotarlas”

(…). [CIA Gives More Power to Spies to Bolster Intelligence Operations, The Washington Free

Beacon, 26/7/2017]

Steve Bannon, ex-jefe de estrategia de la Casa Blanca, también dibujó el negro escenario futuro al

que se enfrenta Estados Unidos. Además reconoció abiertamente que las recientes tensiones con

Corea del Norte forman parte de un “espectáculo” político y mediático cuyo verdadero objetivo es

realmente frenar el crecimiento de China:

“Estamos en guerra económica con China. Uno de nosotros va a ser un hegemón en 25 o 30 años,

y van a ser ellos si continuamos por este camino” (…) tenemos que estar masivamente enfocados

en esto. Si seguimos perdiendo terreno, estaremos a cinco años de distancia, creo, diez años como

máximo, de llegar a un punto de inflexión del que nunca podremos recuperarnos” (…) nos están

aplastando. [Economic War With China is Everything,’ North Korea a ‘Sideshow’: White House

Chief Strategist, Tele Sur, 17/8/2017]

Irán es blanco de presiones y chantajes de EE.UU. por “desafiar con éxito” la hegemonía

estadounidense. (Chomsky, 2019)

“Irán viene siendo culpable del crimen de rebeldía exitosa desde el levantamiento de 1979 que

depuso al tirano (último Shah de Irán, Mohamadreza Pahlavi) al que había colocado Estados

Unidos”, escribe Chomsky en un artículo publicado el 22 de mayo en la revista estadounidense In

These Times.

El también lingüista y filósofo opina que los halcones de la Administración estadounidense andan

“contando historias e inventando pretextos para agredir” a Irán, a fin de poner fin a ese “desafío

exitoso”.

El artículo cuenta cómo Irán, “un pilar del control de EE.UU. sobre Oriente Medio, junto con

Arabia Saudí e Israel” durante la época del Shah, se convirtió tras la victoria de la Revolución

Islámica en 1979 en un elemento indeseable para Washington en un Oriente Medio rico de

petróleo.

Según Chomsky, existirían además muchas formas de poner fin a esa supuesta amenaza iraní. Una

de ellas era el acuerdo nuclear de 2015, del que Washington salió por considerarlo insuficiente. La

segunda vía sería avanzar hacia un Oriente Medio libre de armas nucleares, una propuesta

defendida por Irán pero rechazada por Washington para proteger el arsenal atómico de Israel.

En realidad, el analista cree que la cúpula gobernante de EE.UU. no está inquieta por el programa

nuclear iraní, sino que lo usa como pretexto para presionar a Irán y marginarlo en el oeste de Asia.

Cuando Irán estaba gobernado por el Shah, recuerda el lingüista, apenas hubo preocupación por las

intenciones de Teherán de desarrollar armas nucleares, aunque Mohamadreza Pahlavi afirmó

claramente que su país las fabricaría “sin duda y antes de lo que uno podría pensar”

Desde que la administración Trump se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear con Irán (un

acuerdo respaldado por la ONU; su sigla es JCPOA) ha impuesto al nación persa un bloqueo ilegal

de carácter financiero, comercial y de energía todo el mundo. Este bloqueo va desde petróleo y gas

hasta exportaciones de hierro, acero, aluminio y cobre. Para todos los propósitos prácticos, y en

cualquier escenario geopolítico, esta es una declaración de guerra.

El gobierno de los Estados Unidos ha violado el derecho internacional al retirarse del Plan de acción

integral de control nuclear (JCPOA) a pesar que Teherán ha cumplido escrupulosamente con el

mencionado acuerdo, según los inspectores de las Naciones Unidas.

Ahora que el gobierno de Teherán llegó a la conclusión que las sanciones de EEUU son sin vuelta,

ha decidido comenzar a retirarse parcialmente del acuerdo nuclear.

Rusia y China, pilares de la integración de Eurasia, a los que Irán se ha incorporado, apoyan la

posición de Teherán. El tema fue discutido ampliamente en Moscú por los ministros de relaciones

de ambas naciones; ruso Sergey Lavrov y el iraní Javad Zarif.

La cómoda suposición en Berlín, París y Londres (UE3) era que Teherán no podía permitirse el

lujo de abandonar el JCPOA, incluso si no recibía ninguna de las compensaciones prometidas en

2015. Sin embargo, ahora estás tres naciones se enfrentan a la hora de la verdad.

Es difícil esperar algo que provenga de un Berlín, en la mira de Washington, con una debilitada

canciller Angela Merkel; de una Gran Bretaña paralizada por el Brexit; y de una Francia con un

presidente tan impopular como Emmanuel Macron. Francia ya ha amenazado con imponer sus

propias sanciones a Teherán si no acepta limitar su programa de misiles balísticos. Pero, Teherán

nunca permitirá inspecciones en su industria de misiles, y para empezar, esto nunca fue parte del

JCPOA.

En la actualidad, la UE no está comprando petróleo iraní. Cumplen dócilmente las sanciones

bancarias y de petróleo / gas de EEUU que ahora se extienden a los sectores manufactureros. La

implementación del INSTEX (el nuevo mecanismo financiero para el comercio con Irán), la

alternativa al SWIFT(es una organización que tiene a cargo una red internacional de

comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades financieras. ), para el comercio con

Irán, está languideciendo. Además de expresar “lamentos”, por las sanciones de EEUU, la EU3

está jugando de facto al lado de EEUU, Israel, Arabia Saudita y los Emiratos; y por extensión

contra Rusia, China e Irán

Ingobernabilidad global

“Tanto en Fanon como en los chinos existe la certeza de la crisis que golpeará al mundo capitalista

si éste no anula el abismo entre sus riquezas y la miseria del mundo colonial, es decir, si no se

auto-elimina. La tesis del estrangulamiento del capitalismo por sus excesivas riquezas es idéntica

en Fanon y en los chinos, hasta en el uso de las imágenes exteriores…” (Geismar, Worsley et al,

1970).

La ingobernabilidad es un conjunto de condiciones disfuncionales que dificulta la capacidad de

gobernar, que se agudizan cuando las instituciones y actores políticos fundamentales (léase las

autoridades de todos los niveles) han perdido o no tienen ya el apoyo de la sociedad. Cuando se

habla de ingobernabilidad se hace hincapié en que el gobierno ha sido rebasado por las demandas

económicas, políticas o de cualquier índole que plantea la sociedad; y que las instituciones, actores

y mecanismos involucrados en la acción de gobernar han perdido o no tienen el apoyo y la

legitimidad que otorga la sociedad, ya sea mediante el voto o la aceptación tácita (Camou, 2000,

p. 163).

La actual crisis económica mundial y la creciente ingobernabilidad global que de ella se deriva

(con su cauda de agitación social en el mundo árabe, en el norte de África, en diversas zonas de

Europa, en varias ciudades de los Estados Unidos y en muchas partes de América Latina),

representan eslabones de una misma cadena o proceso actualmente en marcha, que conduce hacia

lo que algunos denominan “la desaparición de Occidente tal y como se conocía después de 1945”,

y a la acelerada desarticulación geopolítica mundial ahora en marcha (Es así como lo ven

numerosos analistas internacionales, entre quienes sobresalen los miembros del destacado

LEAP/2020, el competente “tanque de pensadores” que produce periódicamente el “Global Europe

Anticipation Bulletin (GEAB). Por ejemplo, en su boletín No. 14, sostienen literalmente: “de hecho

estamos asistiendo al peligro de un hundimiento de Occidente”).

Otros analistas (como Touraine), vinculan este proceso de disolución o recomposición del

capitalismo global a eventos históricos recientes, como la caída del Muro de Berlín y la

desintegración de la URSS. Mientras que otros observadores incorporan otro probable eslabón a

este largo proceso histórico, el cual denominan “la posible desintegración de los Estados Unidos”

(en el libro “La gran depresión del siglo XXI”, Michel Chossudovsky y Andrew Gavin Marshall

(2010) ven un posible paralelo entre la disolución de la URSS con la probable desarticulación de

los Estados Unidos”. Ver “La nueva fase de la crisis mundial: la amenaza de bancarrota de

Estados”. ( A. Jarquin P. Campanario, P. Nakatani et al, 2010).

Wallerstein(1979) por su lado, fiel a su perspectiva histórica, ha propuesto una mirada más extensa

en el tiempo, y ha definido este prolongado proceso de descomposición capitalista como una

“franja transicional”, entendida como una crisis integral del sistema-mundo capitalista, en la cual

se subsumen otros eventos internacionales más viejos, en particular, el gradual desmontaje del

“Estado de Bienestar” iniciado a fines de los años sesenta e inicios de los setenta, y su posterior

profundización en los años ochenta.

Fanon por su parte, también dedicó cierta atención a este problema de la descomposición gradual

del capitalismo, el cual él denominaba “auto-estrangulamiento”, mientras que Juan Bosch, ex –

presidente de la República Dominicana, quien fuera derrocado por una conspiración de los EEUU,

acuñó el término “Pentagonismo”, para dar cuenta del importante cambio histórico producido en

esos años (mediados de los sesenta), a través del cual el imperialismo norteamericano iniciaba su

conversión política y económica más importante de los últimos cien años (Fanon, 1969, p. 104-

105.).

La tesis principal de Bosch giraba en torno a la transformación del imperialismo (tal y como lo

había estudiado y descrito Lenin a principios del siglo XX), de ente político transnacional dedicado

a la exportación de capitales y a la conquista y ocupación militar de territorios (colonias o neo-

colonias), a una nueva tendencia, centrada ahora, en la extracción de plusvalía desde la periferia

hacia el centro capitalista, por la vía de la especulación financiera, la apropiación de recursos

energéticos y naturales estratégicos, y por medio del afianzamiento de la dependencia militar de

los países periféricos hacia el complejo industrial-militar norteamericano (vía contratos de ventas

de bienes y servicios militares, uso de contratistas y asesores, programas de entrenamiento y

capacitación militar, asistencia en inteligencia etcétera) (Planteamiento formulado por su autor en

“El Pentagonismo, sustituto del imperialismo”, el cual fuera presentado como tesis a la Tercera

Conferencia Interamericana de Ciencias Políticas y Sociales, la cual tuvo lugar en la Universidad

Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana, en noviembre de 1967).

Dicho en breve, si Lenin sostenía que el imperialismo era la fase superior del capitalismo, Bosch

planteaba que el “pentagonismo” era la fase superior del imperialismo (op.cit, p. 32)

El escenario 2 podría ser el resultado de un cuestionamiento de la gobernabilidad imperial por

potencias emergentes. Sería un escenario distinto al actual intento de “pax americana” y al

escenario de mundo bipolar que prevaleció entre 1946 y 1989. La Ingobernabilidad Global se

caracterizaría por un debilitamiento aún mayor de ONU y por el creciente conflicto entre los polos

tradicionales de poder de la Alianza Atlántica y los nuevos poderes emergentes, por un lado, y por

una fractura de la Unión Europea y EE.UU, por otro.

Aun así, la urgencia de conocer a fondo el fenómeno y de poder definir líneas de actuación

individual y colectiva para poder sobrevivir a esta gigantesca turbulencia, nos obliga a afinar el uso

de nuestras mejores herramientas científicas para hacer luz en la oscura complejidad del fenómeno.

A tono con lo anterior, vale la pena subrayar el trascendental papel que siguen jugando las

tendencias económicas en los procesos históricos, y bajo esa premisa de perenne actualidad (-Esta

premisa es de origen marxista y hace muchas décadas fue replanteada por Sweezy en los siguientes

términos: “Los sistemas sociales, como los individuos, recorren un ciclo de vida y abandonan la

escena cuando “de formas de desarrollo de las fuerzas productivas…se convierten en sus trabas”

(Sweezy, 1945, pp. 13-50), puntualizar que en la presente transición destacan dos procesos

singulares: el primero, la agudización de las contradicciones antagónicas del sistema-mundo

capitalista, y segundo, la profundización y extensión de la financiarización, un fenómeno

concomitante derivado de manera directa del anterior, y que en el actual período del capitalismo

maduro del siglo XXI, ha pasado de ser una consecuencia secundaria hasta convertirse ahora en un

rasgo central en este sistema.

En cuanto al primer proceso (la agudización de las contradicciones antagónicas al interior del

sistema capitalista), conviene señalar la profundización acelerada del problema de la

sobreproducción, en su triple aspecto: de capitales, de mercancías y de población.

El primer tipo de sobreproducción (de capitales), conduce a la autofagia (capitales devorando

capitales), un fenómeno permanente en la evolución histórica del capitalismo, pero que desde el

estallido de la crisis global en septiembre del año 2007, se viene acelerando con las numerosas

quiebras y reabsorciones de centenares de entidades financieras e industriales de regular tamaño,

devoradas por entidades y firmas poderosas que aprovechan el río revuelto de la crisis (Una

argumentación extensa, sencilla y detallada de este problema puede leerse en; “El Capitalismo

contemporáneo y el debate sobre la alternativa; contribución de la representación del Partido

Comunista Cubano –PCC- al debate del documento central a ser presentado en el IX Encuentro del

Foro de Sao Paulo; Managua, Nicaragua, del 19 al 21 de febrero, 2000)

El segundo tipo de sobreproducción (de mercancías), se produce como efecto directo e inmediato

cada vez que estalla una crisis económica. Ella desacelera el crecimiento y por ende el consumo,

provocando una saturación de mercancías-especialmente manufacturas-, estancando los stocks o

inventarios de las empresas, lo cual provoca a su vez, rebotes de impacto negativo sobre las

finanzas, la industria, el comercio, agricultura, transporte etcétera (Aunque en términos históricos

este problema de la sobreproducción de mercancías ha sido ampliamente discutido, no siempre hay

consenso sobre su naturaleza real. Por ejemplo, algunos analistas económicos argumentan que si

bien es cierto que hay una sobresaturación de mercancías, el problema no estriba en que estas no

se vendan en cantidades suficientes, sino más bien que las ganancias de los capitalistas decrecen

debido al estancamiento en los precios de las mismas. Este argumento tiene algo de cierto,

particularmente en lo relativo a los productos manufacturados del área tecnológica, que debido a

su acelerada masificación sus precios tienden a la baja, aunque también es cierto que el “tiempo de

vida” de los productos tecnológicos (en especial en el área de la comunicación e información), es

cada vez más corto, lo cual hace que en tiempos normales haya una constante demanda de

productos de nueva generación. Más detalles sobre esta discusión específica pueden leerse en; “La

crisis financiera: raíces, razones, perspectivas”. (Herrera y Nakatami, 2009, pp. 37 – 39)

El tercer tipo de sobreproducción (de población), hace que en numerosos países de la periferia

capitalista, el crecimiento poblacional corra parejo al crecimiento del PIB, e incluso, en algunos

países, el crecimiento demográfico anual se “coma” al crecimiento económico, impactando de

manera negativa el mercado laboral (Para el caso de América Latina, un aspecto importante de este

problema fue analizado por Raúl Prebisch. Entre otros argumentos, él sostenía que una de las

razones que explican el desempleo crónico en Latinoamérica, se relacionan con la tendencia de los

capitales de inversión (especialmente los capitales extranjeros), a integrarse preferencialmente a

los sectores más dinámicos de la economía, en particular, al sector financiero y bancario, el cual

por su propia naturaleza, absorbe poca fuerza laboral, dejando así al grueso de la creciente

población en edad de trabajar, sin posibilidad alguna de incorporarse a la población

económicamente activa. Más detalles al respecto pueden leerse en el ensayo de asombrosa

vigencia; “La Periferia Latinoamericana en el Sistema Global del Capitalismo”, publicado por la

CEPAL, en 1982.

Casi resulta innecesario decir que los tres tipos de sobreproducción arriba señalados, provocan

malestar e ingobernabilidad política, económica y social, incrementando geométricamente las

cifras de desempleo, carestía de la vida y las estadísticas de actividad delincuencia

A su vez, y con esto nos aproximamos al segundo proceso singular citado al inicio, relacionado

con la llamada financiarización de la economía, esta crisis de sobreproducción provoca una drástica

caída en la tasa media de ganancia, un problema que ya Marx estudió en momentos en los cuales

el capitalismo se encontraba en su primera fase de auge industrialista, llevándolo a formular su

famosa “Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia” (al respecto, Saúl Osorio Paz,

escribía lo siguiente: “Enfoques recientes sostienen que la raíz de la actual crisis, resultado de

muchos acontecimientos, es fundamentalmente un proceso secular (de largo plazo), de caída en la

rentabilidad (ganancias del capital) por un exceso de capacidad productiva y la subsecuente

sobreproducción manufacturera. (…) Desde otro punto de vista, esto significa dificultades para

lograr la tasa de explotación y ganancia anheladas” (“¿Se prolongara la crisis estadounidense?”: S.

Osorio Paz; El Periódico, 26/05/2001, p. 10). Sobre este problema específico y de carácter

estructural que afecta al sistema capitalista (muy vinculado a consecuencias negativas producto de

cambios en la composición orgánica del capital en busca de mayor rentabilidad), pueden leerse

diversos artículos, tales como; “Las crisis capitalistas”).

Democracia internacional consensuada

Los historiadores contemporáneos asocian el comienzo del siglo XXI con un suceso que ha

marcado el curso de las relaciones internacionales a lo largo de la primera década de esta nueva

centuria: me refiero a los ataques perpetrados, el 11 de septiembre de 2001, por una veintena de

terroristas suicidas que utilizaron aviones comerciales contra dos símbolos del poderío económico

y militar de la primera potencia mundial: las Torres Gemelas del World Trade Center, situadas en

pleno corazón de Manhattan, y el Pentágono (sede del Departamento de Defensa de los Estados

Unidos situada en Washington DC). La espiral bélica desatada en el Próximo y Medio Oriente a

partir de estos atentados ha suscitado un intenso debate doctrinal entre quienes proponen

unilateralmente la restauración de las viejas ideas del ius ad bellum y la legítima defensa contra el

terrorismo internacional (aunque sea a costa de transgredir las normas del Derecho internacional

humanitario), y los partidarios de reconocer la competencia del Tribunal Penal Internacional para

perseguir y juzgar estos actos como delitos de lesa humanidad dentro del marco institucional de la

ONU y de conformidad con el Derecho internacional (Staden, 2007, pp. 135 y ss., Ferrajoli, 2008,

pp. 327 y ss.). De la respuesta que se dé a este dilema entre el razonamiento geopolítico que

contempla los asuntos de la humanidad desde la perspectiva soberanista de los Estados, planteando

su resolución como si en realidad se tratase de un asunto doméstico, y la tesis universalista

multilateral, dependerá en buena medida la fortuna del desarrollo de la democracia y los derechos

humanos en el mundo contemporáneo.

Para lograr la paz ha habido siempre dos vías: la de la fuerza y la del Derecho. Apostar por la

primera (de acuerdo con el modelo fáctico que correspondería a una política de los hechos

consumados) condenaría a los Estados a seguir instalados sine die en el status naturalis propio del

tradicional sistema de equilibrio de potencias que no ha impedido en el pasado el estallido de dos

Guerras Mundiales. Si, por el contrario, nos decantamos por la segunda opción (según el modelo

jurídico que busca el establecimiento de una paz consensuada y definitiva), lo primero que

tendremos que hacer será admitir que los Estados ya no son los únicos actores de la vida

internacional (téngase en cuenta, a este respecto, el papel tan relevante que desempeñan en la

actualidad las ONGs y las empresas transnacionales); por otro lado, también habrá que aceptar que,

en un mundo tan globalizado, heterogéneo e interconectado a través de las nuevas tecnologías, cada

vez resulta más difícil discernir dónde se encuentran los límites que separan la política interior y

exterior de los Estados; pero, sobre todo, el compromiso más importante que deberemos asumir

será –como se ha podido advertir– la necesidad de revalorizar lo humano y lo humanitario como

valores compartidos por la comunidad internacional en su conjunto que sirven como referentes de

las relaciones internacionales (Carrillo Salcedo, 1999, pp. 111-112. Allot, 2002, pp. 132 y ss.) .

De esta reivindicación renovadora de los valores de la Ilustración y del paradigma de la

modernidad, se deduce precisamente la perentoriedad de alcanzar un nuevo consenso internacional

en torno a las nociones de derechos humanos y democracia como principales valores del nuevo

Derecho internacional (Häberle, 1994, pp. 94 y ss. Pérez Luño, 1996, p. 30)

La sociedad mundial exige, por consiguiente, ser regulada conforme a unos principios más sólidos

que los que hasta ahora han inspirado al Derecho internacional (a su vez anclado en nociones tan

decimonónicas y desfasadas como las de Estado, soberanía, territorialidad, diplomacia, o tratados

internacionales) (Domingo, 2008, pp. 141 y ss). Para los juristas humanistas contemporáneos,

resulta un compromiso ineludible hacer efectiva, dentro de un ámbito transnacional, la defensa de

los derechos humanos que fundan la democracia cosmopolita. A esta finalidad se orienta,

precisamente, el proyecto humanista-cosmopolita de raíz kantiana que en los últimos tiempos han

propugnado una amplia doctrina universalista.

La nueva fase en la geopolítica contemporánea se ve acompañada por múltiples formas de

desorden, con la proliferación de Estados frágiles, la violencia estructural derivada de las crecientes

desigualdades, el inicio de fuertes transformaciones derivadas del cambio tecnológico y de su

impacto en las redes económicas dirigidas por las empresas transnacionales y la importante

redefinición de la división internacional del trabajo contemporánea.

El análisis de los sistemas-mundo ha hecho aportes, de cuyas variables teóricas principales es

necesario partir. Estos elementos fundamentales de la economía-mundo según Wallerstein (1979)

se pueden abordar a partir de tres variables: la existencia de un mercado mundial único que es

capitalista; la existencia de un sistema de múltiples de Estados que constatan la existencia de varios

Estados políticos en la economía-mundo; y un tercer elemento esencial, la aparición de procesos

de explotación en la economía-mundo que “operan en pautas tripartitas” en torno a la estructura

Centro/Periferia/Semiperiferia.

Los sistemas democráticos se distinguen de los sistemas no-democráticos por ciertas características

fundamentales, tales como: el derecho al voto, el derecho a ser elegido, elecciones libres y justas,

libertad de asociación, libertad de expresión, entre otras (Dahl, 1971). Sin embargo, la literatura

indica que no existe un solo tipo de democracia, es decir, estos regímenes exhiben gran variación

en torno a su organización y formas de gobierno. Por lo tanto, no todas las democracias conllevan

a los mismos resultados políticos, sociales y económicos. Dicho de otra manera, las democracias

mayoritarias y consensuales generan distintos tipos de incentivos en la sociedad. En este artículo,

nos enfocamos en el contraste que existe entre el modelo mayoritario y consensual.

En el discurso de Abraham Lincoln, el 19 de noviembre de 1863 -en el contexto de la guerra civil

estadounidense-, el ex presidente señaló que el gobierno debe ser del pueblo, por el pueblo y para

el pueblo. No obstante, Lijphart (1999), en su afán de distinguir a los sistemas mayoritarios y

consensuales, se preguntó: ¿quién gobernará y a los intereses de quién responderá el gobierno

cuando el pueblo tenga preferencias divergentes? Una respuesta inmediata, es aceptar la decisión

de la mayoría. Otra alternativa, es no conformarse con mayorías estrechas e incorporar al mayor

número de actores posibles en la toma de decisiones. De este modo, a diferencia del modelo

mayoritario, el modelo consensual consiste en maximizar el tamaño de la mayoría. En palabras de

Lijphart: “El modelo mayoritario concentra el poder político en manos de una mayoría escasa,

mientras que el modelo consensual intenta dividir, dispersar y limitar el poder de distintas

formas”.

Los regímenes mayoritarios consideran que las decisiones de los gobiernos pertenecen

exclusivamente a la mayoría y no, a las minorías. Esta visión fue desafiada por Lewis (1965), al

considerar que la exclusión de partidos políticos (por ejemplo, de aquellos que no ganaron las

elecciones) de la toma de decisiones, quebranta el concepto democrático; debido a que la

democracia debe ajustarse al principio de la inclusión, y no al de la exclusión. En efecto, el sistema

mayoritario es particularmente peligroso en sociedades plurales como Bolivia y el Ecuador –

donde existe diversidad ideológica, cultural, étnica, etc.-, ya que impide que las minorías tengan

acceso al poder político; generando sentimientos de exclusión, discriminación y pérdida de

confianza en la democracia.

Adicionalmente, se asume que la toma de decisiones en las democracias mayoritarias es más rápida

y efectiva –la suposición es que menos actores, implica menos barreras en la toma de decisiones-

Sin embargo, ¿tomar decisiones rápidas es sinónimo de decisiones sabias? Por ejemplo, hay

medidas que necesitan ser analizadas y consensuadas entre varios sectores de la sociedad para que

puedan ser sustentables. De lo contrario, políticas impuestas por gobiernos mayoritarios pueden

ser eliminadas por el próximo gobierno si son elaboradas e sin consenso. Hay que tomar en cuenta

que los cambios abruptos en las reglas del juego de la economía pueden desembocar en menor

confianza empresarial, ciudadana y repercutir de manera adversa en la macroeconomía de un país.

Finalmente, un elemento clave para diferenciar a las democracias mayoritarias de las consensuales

radica en la forma de gestionar el poder ejecutivo. Por un lado, el principio mayoritario concentra

el poder en manos de un solo partido político. Por otro lado, el principio consensual busca

coaliciones y divide el poder entre diversos grupos políticos. Precisamente, este elemento

consensual ha sido reflejado en las decisiones del actual presidente del Ecuador, Lenin Moreno,

quien además de mostrarse abierto a un amplio diálogo con diversos sectores de la población, ha

incluido en su gabinete a representantes de más de un solo partido político. Sin duda, este estilo

permitirá consolidar una representación más amplia, protegerá de mejor manera los intereses de las

minorías e incluirá a un mayor sector de la población en la toma de decisiones.

La democracia consensual es la aplicación de la decisión por consenso al proceso legislativo de

una democracia. Se caracteriza por una estructura de toma de decisiones a la que se llega mediante

la concertación del mayor número posible de opiniones, lo que implica una transacción que no

requiere votación. Este sistema intenta impedir que las opiniones minoritarias no sean tenidas en

cuenta por sectores que tienen la seguridad de obtener un voto mayoritario. La democracia

consensual implica también una mayor participación de los ciudadanos a nivel comunitario en el

proceso de determinar la agenda política que satisfaga al grupo social así como en el propio proceso

de toma de decisiones en su entorno político. Algunos estudiosos han destacado la influencia del

desarrollo alcanzado en las tecnologías de la información y la comunicación para facilitar y

promover este sistema de negociación y transacción.

La democracia de consenso está ilustrada en la práctica de algunos países de Europa Occidental,

como son los casos de Suiza o Bélgica, en los cuales el consenso es una parte integral de la cultura

política, sobre todo con el propósito de prevenir la preponderancia de un grupo ligüístico o cultural

en el proceso político de la nación (Lijphart, 1999). La democracia consensual o "democracia de

consenso" es una variante de la democracia participativa.

Estamos ante la siguiente alternativa: un mundo cada vez más desigual y contaminado o bien más

solidario, igualitario, democrático y sostenible. Pero para que triunfe esta alternativa solidaria y

democrática es necesario llevar a cabo políticas que impliquen: modificar un estilo de vida

consumista; establecer políticas sociales y de acción afirmativa que brinden igualdad de

oportunidades, eliminen la pobreza e impidan todas las formas de discriminación, reduciendo a un

mínimo las desigualdades sociales y económicas mediante un adecuado sistema impositivo; lograr

que los países desarrollados cumplan el compromiso que hicieron de aportar el 0,7% de su PNB

como asistencia al desarrollo; adoptar políticas efectivas de erradicación de la pobreza; apoyar los

proyectos de ciudades inteligentes y la adecuada planificación urbana; dar prioridad al transporte

público; gravar con altos impuestos los autos de alta cilindrada y los vehículos más contaminantes;

priorizar inversiones públicas que tiendan a solucionar el desempleo y en especial el juvenil;

establecer y/endurecer legislaciones y políticas adecuadas contra la violencia de género; facilitar

la paridad tanto en los puestos de trabajo como en los de dirección de hombres y mujeres; llevar a

cabo políticas de acción afirmativa con relación a las mujeres, la igualdad cívica y civil, y hacia

todos aquellos que por razones de sexo, raza u otras sufren discriminación y exclusión social;

educar a los jóvenes y movilizar a los gobiernos en la lucha contra el tráfico de drogas y la

dependencia, sin dejar de valorar la legalización en algunos casos; brindar un mayor apoyo por

parte de los gobiernos al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y establecer

medidas punitivas en el ámbito de Naciones Unidas contra aquellos países y empresas que no

cumplan con las medidas que evitan que prosiga la degradación del medio ambiente y el cambio

climático; perfeccionar las políticas de preservación de los recursos hídricos y todas aquellas que

contribuyan a preservar la cantidad y calidad del agua; adoptar legislaciones y políticas que

impidan que la desertificación y deforestación siga avanzando; desarrollar iniciativas globales de

seguridad alimentaria teniendo en cuenta factores geográficos, demográficos y adoptando

legislaciones que regulen los altos precios de los alimentos básicos; aplicar la biotecnología en

todas aquellas áreas que sea posible siguiendo normas éticas; desarrollar la educación permanente

para todos para toda la vida a nivel mundial; vincular las formas más sofisticadas del saber de la

sociedad del conocimiento con formas ancestrales de saber propias de las comunidades indígenas;

lograr que las autopistas de la información e internet no den lugar a una brecha de información

entre info-ricos e info-pobres; favorecer el desarrollo de energías no contaminantes y penalizar con

altos impuestos las contaminantes; promover el acceso al libro y la lectura y celebrar concursos

que estimulen la creación literaria y artística; velar por aquellas culturas y lenguas que están hoy

amenazadas por la urbanización acelerada y otros factores; erradicar todas las formas de violencia

y de violación de los derechos humanos; y lograr desarrollar una cultura de paz a nivel mundial

que implique la solución negociada de los conflictos sin hacer uso de las armas. Si las clases

políticas no quieren seguir siendo percibidas cada vez más como cómplices y subordinados de los

círculos financieros deben adoptar medidas de regulación de los mercados tales como: eliminar los

paraísos fiscales con legislaciones adecuadas; los bancos rescatados deben pagar un salario a sus

empleados no mayor al de los empleados públicos; los políticos no cobrarán jubilación si pasan a

trabajar en el sector privado; los directivos de las empresas o bancos que quiebren no recibirán

ninguna remuneración y deberán afrontar personalmente estas pérdidas. (López Segrera, 2018, pp.

551- 566).

Retos que enfrenta la educación superior en este contexto de incertidumbre y crisis global

Los retos que deberá enfrentar la educación superior estarán condicionados por el escenario de

sistema-mundo que prevalezca. Pero es importante destacar que con nuestras recomendaciones y

acciones en el ámbito universitario podemos contribuir a construir el mejor escenario, esto es, el

escenario apuesta. Tenemos pendiente en nuestra Agenda de América Latina y el Caribe la

necesidad de una transformación profunda en las formas de transmitir, producir y aplicar el

conocimiento con el fin de formar una ciudadanía del siglo XXI y alcanzar sistemas productivos

de competitividad internacional. Esto debe lograrse en el marco de un proceso de consolidación de

la democracia en América Latina y el Caribe, de disminución de la pobreza y la indigencia, pero

de aumento de la desigualdad, en una coyuntura de cambio vertiginoso en los sistemas de educación

superior a nivel mundial y con una idea de la universidad en que se combinan el financiamiento

público y el privado y las funciones docentes, de investigación y del tercer sector (servicios,

extensión, difusión, consultorías,...). (op.cit)

Si predomina el escenario de un sistema mundo cada vez más desigual y contaminado y con

ingobernabilidad global, podrían prevalecer en la educación superior escenarios tales como:

• Mercado libre en el que imperan las fuerzas del mercado.

• Educación Superior Inc., en que las IES compiten globalmente para proveer servicios

educativos y de investigación sobre bases comerciales y no sociales.

• Predominio de la competitividad privatizadora versus la cooperación solidaria.

• En América Latina y el Caribe hoy prevalece el escenario de Globalización con

subordinación y mercado actual “indefinido”. La tendencia es a la privatización creciente

de la educación superior. Si predomina el escenario de ingobernabilidad global el escenario

actual podría evolucionar hacia un escenario de Globalización con subordinación y

mercado regulado por acuerdos comerciales (como GATS). Esto implicaría la

desnacionalización de la educación superior ante la llegada indiscriminada de proveedores

con ánimo de lucro.

Si predomina el escenario de “democracia internacional consensuada”, que implique paz mundial,

y políticas que garanticen la sostenibilidad del planeta, así como la reducción acelerada de la

pobreza y la desigualdad, pudieran prevalecer en la educación superior los siguientes escenarios:

• Universidades emprendedoras e innovadoras. Actúan con autonomía ante varias fuentes de

financiamiento.

• Red global de instituciones. Orientadas a la cooperación internacional y a la solución de los

problemas nacionales y locales con una visión local que aporta a lo global.

• Redes abiertas: la educación superior muestra un alto grado de internacionalización que

implica vínculos entre diversas redes y se basa más en la cooperación que en la

competencia. Es uno de los escenarios que propone la OCDE (2008), similar al anterior.

• Sirviendo a las comunidades locales. La educación superior es administrada y financiada

por el Estado y se enfoca la docencia y la investigación a los problemas nacionales y locales.

• En el caso de América Latina y el Caribe pudiera extenderse y perfeccionarse un escenario

que ha venido emergiendo, similar al anterior, de Globalización sin subordinación y con

cooperación independiente. Un creciente número de países – Cuba, Venezuela, Bolivia,

Ecuador, Uruguay...- establecen acuerdos de cooperación en el ámbito universitario sin

subordinarse a los acuerdos comerciales del GATS.

De acuerdo con López Segrera (2016), las tendencias mundiales y regionales de la educación

superior son:

• Masificación: la tasa bruta de matrícula (TBM) a nivel mundial pasó de 13 millones de

estudiantes en 1960 a 207 millones en 2014 (UNESCO.UIS, 2017).

• La educación se ha hecho permanente.

• La aparición de las TIC implica que el equipamiento de una universidad es más costoso.

• El incremento vertiginoso de la movilidad académica internacional y la “fuga de

cerebros”. Los estudiantes internacionales pasaron de 2.5 millones en el 2004 a cerca

de 5 millones en 2016.

• El financiamiento de la educación superior descansa en recursos públicos y privados y

estos últimos aumentan su proporción.

• La crisis de la profesión académica.

• ¿Cómo ser innovadores construyendo igualdad y sostenibilidad?

Retos claves que debemos enfrentar en los sistemas de educación superior y en las

universidades:

• El Reto de la Inequidad.

• El Reto del formalismo y la burocratización en los procesos de evaluación y acreditación.

• El Reto del mimetismo de las “World Class Universities”.

• El Reto de privilegiar los indicadores productivistas y de crecimiento económico (muchas

veces no sostenible) en detrimento de indicadores que miden calidad.

• El Reto de la “corrupción académica”.

• El Reto de la acreditación internacional.

• El Reto de Innovar en lo local, nacional y mundial partiendo del estado del arte del

conocimiento a nivel global.

Instituciones como UNESCO y GUNI (La Red Universitaria Global para la Innovación),

instituciones como IESALC UNESCO y sus redes, y otras redes y universidades de excelencia,

pueden construir interactivamente una importante masa crítica de conocimiento al respecto y en

esa dirección se está avanzando. (López Segrera, 2018)

Estas reflexiones nos llevan a la siguiente consideración: ¿Cuál escenario consideramos el ideal

para enfrentar los retos actuales en una coyuntura de crisis e incertidumbre a nivel mundial? ¿Por

qué razones? ¿Qué alternativas de políticas debemos apoyar para impulsar el mejor escenario

posible a nivel nacional, regional y global? ¿Acaso no es necesario construir un nuevo escenario

más deseable que los que existen o se han formulado? ¿Cuál sería el escenario que contribuiría a

qué nuestras universidades latinoamericanas den respuesta adecuada a las expectativas nacionales

de aporte al desarrollo, al tiempo que satisfacen los estándares internacionales? ¿Qué plan

estratégico y acciones hay que desarrollar al respecto? También podríamos plantearnos lo

siguiente: ¿no será que en el futuro coexistirán escenarios diversos de carácter heterogéneo de

acuerdo a las características diversas de naciones y regiones? ¿Hay alguna correlación a nivel de

país entre índice de desarrollo humano (IDH), predominio de la educación superior pública y

políticas para lograr un desarrollo sostenible? ¿Qué alternativas de políticas de educación superior

mejorarían el IDH y el desarrollo sostenible a nivel de país, región y mundialmente? ¿Con qué

políticas podremos construir los mejores escenarios? ¿Cuáles nos conducirán a los peores

escenarios? ¿No sería conveniente crear un proyecto como el de Salman Khan (la escuela al revés),

donde son los alumnos los que dirigen y desarrollan sus conocimientos guiados por el profesor en

el ámbito universitario, dando un paso más allá de los MOOC`S y de la educación superior virtual

tradicional? La situación que prevalezca en el ámbito geopolítico, será esencial al respecto.

LA AMERICA LATINA DEL SIGLO XXI

“El mundo cambió; América Latina no es la misma. El siglo XX se cerró con el colapso del

comunismo, el XXI se ha abierto con el sello de una guerra al terrorismo que prefigura escenarios

inéditos y que preanuncia un nuevo orden”. De esta forma comienza la obra del sociólogo, teólogo

e historiador uruguayo Alberto Methol Ferré y del periodista italiano Alver Metalli: una suerte de

entrevista que aborda temáticas tales como la crisis de valores en los cimientos de las sociedades,

los movimientos nacional – populares, la integración latinoamericana y la proyección global de la

Iglesia (Alberto Methol Ferré y Alver Metalli, 2006)

Los análisis de futuros tratan de predecir escenarios alternativos. Las secciones siguientes

presentan diversos escenarios alternativos para la región, teniendo como horizonte el año 2030.

Estos escenarios no son simples extrapolaciones del presente hacia el futuro ni tampoco son

“mejores pronósticos” sobre cómo evolucionará la región. Con una gama de incertidumbres y

complejas interacciones entre diferentes sectores y en el tiempo, así como entre los actores,

podemos imaginar un número infinito de escenarios posibles. Todos los escenarios tienen una muy

baja probabilidad de ocurrir exactamente cómo están descritos. Su objetivo, más bien, consiste en

estimular el pensamiento crítico acerca de cómo las actuales decisiones pueden configurar el futuro.

Jason Marczak y Peter Engelke con David Bohl y Andrea Saldarriaga Jiménez (2016) América

Latina y el Caribe 2030: escenarios futuros. Banco Interamericano de Desarrollo, plantean:

La publicación "Latin America and the Caribbean 2030: Future Scenarios" (América Latina y el

Caribe en 2030: Escenarios Futuros) parte de la base de que si bien América Latina y el Caribe

tiene un gran número de retos y desafíos por delante, precisamente a través de la prospectiva

estratégica, la previsión y la estrategia la región podría impulsar su posición en el mundo, como lo

ha hecho por ejemplo ya Asia.

El documento resalta el papel fundamental de la prospectiva estratégica para movilizar un territorio,

un país o una región e identificar los futuros posibles.

Los escenarios presentados aquí se basan en datos cuantitativos y cualitativos y abordan una o más

de las grandes preguntas presentadas en la sección anterior. Cada escenario presenta una historia

sobre cómo será la región en el año 2030, con una mirada retrospectiva sobre la trayectoria de la

región tal como evolucionó desde 2016 hasta 2030. Cada una integra lecciones de un amplio

análisis de tendencias de la región (centrándose en la demografía, el desarrollo humano y muchos

otros ámbitos). Este informe incluye un apéndice, Tendencias Críticas (que comienza en la página

xx), que los analiza en profundidad.

Prepararse para el futuro y mirar más allá del día a día es fundamental para que un país se oriente

en la dirección correcta. Los líderes de la región, como casi en cualquier otra parte del mundo, se

enfrentan a problemas urgentes que requieren una atención inmediata. Sin embargo, hemos visto

una y otra vez que centrarse únicamente en el presente es una receta para fracasar a largo plazo.

No se puede predecir el futuro únicamente extrapolando a partir de las condiciones actuales. ¿Serán

capaces los líderes de América Latina de prever las posibilidades y obstáculos a los que se enfrentan

y prepararse para el futuro?

Esta publicación analiza las diferentes trayectorias que América Latina y el Caribe podría seguir

hasta el año 2030. El objetivo consiste en proponer perspectivas novedosas sobre cómo podría

evolucionar el futuro y, es de esperar, una actuación oportuna de los gobiernos. A diferencia de

otras previsiones, analiza las tendencias globales y regionales amplias que darán forma al futuro

de América Latina.

Los escenarios en este informe esbozan varias maneras diferentes en que el futuro podría

evolucionar, y cada una se basa en una o más incertidumbres a las que se enfrenta la región. Estos

escenarios se basan en investigaciones cuantitativas y cualitativas amplias. Se esbozan tres grandes

escenarios, dos escenarios más breves de “corolario” (que reflejan grandes escenarios) y un mini-

escenario de Cambio Climático. Los escenarios 2030 son:

Salir del paso. El escenario de Salir del paso (o caso base) supone que tanto los sistemas globales

como regionales evolucionarán siguiendo una trayectoria consistente con su desarrollo histórico, y

que las decisiones de las políticas actuales se mantendrán en el futuro. Salir del paso es un punto

de partida para analizar cómo podría evolucionar el futuro de América Latina y el Caribe. Como

ocurre con todos los escenarios presentados aquí, Salir del paso se basa en datos cualitativos de

una gama de expertos, así como en el producto del modelo IFs (Modelo International Futures). De

todos los escenarios, éste es el que más se ciñe a lo que las tendencias por sí solas sugieren que

ocurrirá en la región

¿Gobernanza al Alza o Un mundo ilícito a flote? Hay numerosas incertidumbres en torno la

capacidad de los países de América Latina para aprobar reformas inteligentes con el fin de

posicionarse para un futuro mejor. La gobernanza se moverá en una de dos direcciones hacia 2030.

El escenario de Gobernanza al Alza imagina cómo las democracias fortalecidas en toda la región

podrían aprobar reformas políticamente difíciles pero necesarias. Se centra en los beneficios

económicos y sociales como consecuencia de una mayor transparencia del gobierno, instituciones

más sólidas y un aumento de la rendición de cuentas social.

Un mundo ilícito a flote, un escenario corolario, en cambio, imagina una erosión de la gobernanza.

El crimen global y los cárteles de la droga estarán profundamente imbricados en la sociedad. La

corrupción es persistente y el Estado de derecho debilitado reduce la capacidad del Estado y corroe

las redes de protección social. La inseguridad obliga a la fuga de talen- tos, y la inversión externa

directa disminuye.

¿Hacia la integración o Prevalece la fragmentación? Los experimentos en materia de

integración no son nuevos en Amé- rica Latina, y se remontan al siglo XIX y la visión de Simón

Bolívar de un único estado panamericano. Si bien falta mucho para que el sueño de Bolívar llegue

a concretarse, el escenario Hacia la integración explora un futuro en el que la coordinación regional

fomenta el crecimiento económico. Analiza el impacto de la integración fundamentalmente en

términos de una mayor inversión en infraestructura y capital humano. A la inversa, el escenario

corolario Prevalece la fragmentación analiza cómo un mundo globalizado y sus fuerzas políticas y

económicas asociadas pueden seguir empujando a los países de la región hacia diferentes polos

económicos. La falta de coordinación perpetúa las estrategias de comercio e inversión que hacen

de América Latina una región más sensible a los cambios globales de las materias primas y las

dificultades económicas

Cambio climático Este mini-escenario más breve imagina un futuro caracterizado por un clima

global rápidamente cambiante. Los países toman algunas decisiones inteligentes para prevenir los

peores efectos del cambio climático, e incluso para prosperar a pesar de él. Sin embargo, en 2030

también sufren las inevitables consecuencias.

El informe se puede leer en: https://publications.iadb.org/.../América-Latina-y-el-Caribe-2030-

Escenarios-futuros.p...

Escenarios de Carmen García Guadilla

Carmen García Guadilla (1995) plantea los siguientes escenarios:

Si algo hemos aprendido en este nuestro tiempo es que las respuestas simples y definitivas ya no

tienen el vigor que solieran exhibir. Aún (¿especialmente?) ante los fenómenos más abarcadores y

aparentemente más evidentes, el hombre ensaya múltiples respuestas.

Dondequiera que miramos se nos atraviesa el concepto de globalización. Pese a la continua

mención, son pocas las definiciones que se pueden hallar del concepto. En la intersección de los

conceptos de globalización y conocimiento, y en los escenarios que edifican los analistas para

esbozar una explicación se ubica el punto de inicio de nuestro trabajo. Para ello tomamos la

propuesta de Cármen García Guadilla de clasificar a los escenarios en tres: el del mercado, el del

desarrollo humano, y el de la solidaridad.

“Estos tres escenarios han sido construidos a partir de las imágenes de futuro que presentan los

discursos acerca de tendencias y preferencias societales. Los mismos no pretenden ser

exhaustivos, ni exclusivos, pues los fenómenos de la realidad, en su vasta complejidad, sobrepasan

cualquier clasificación de esta naturaleza...”, (García Guadilla, 1995).

La construcción de escenarios como herramientas para pensar sobre nuestro presente y anticipar

nuestro futuro no es ni más ni menos que el espacio que los académicos han erigido con el fin de

reflexionar sobre nuestro destino como comunidad global. Los escenarios representan la

contribución de los centros académicos al diseño de un desarrollo sustentable inspirado en los

principios de equidad, democracia, justicia y libertad (Bernheim, 1997). Es una manera de decir

que las cosas tal cual están no nos convencen.

Escenario de mercado: Mercado educativo. Tiempo de dilemas.

En este escenario, el aspecto económico es el eje de la organización de la sociedad, la cual se realiza

sobre la base de los avances tecnológicos y el dominio de la mano invisible del mercado. ("Lo

económico es el eje de la organización de la sociedad y la democracia política y la dimensión

cultural proveen la base para una evolución económica satisfactoria. Esta es percibida como la

suma de las satisfacciones individuales." (Yero, 1991, p. 188)) El desarrollo de cada país estará en

función de la proporción de población que podrá incorporarse al nuevo modelo dinámico y al papel

jugado por cada elemento del sistema en ese proceso de incorporación. Para los países

latinoamericanos -y para todos los países no avanzados en general- el escenario definido a través

de lo puramente económico -el desarrollo dejado a las leyes del mercado- es el más pesimista por

razones obvias. El retraso tecnológico acumulativo de la mayoría de los países no avanzados, no

les permitirá insertarse adecuadamente en la globalidad, ya que sólo pequeñas fracciones de

segmentos modernos de estos países podrán vincularse a la red de interdependencia global. En

efecto, la globalización en este escenario, está constreñida fundamentalmente a lo que se ha

llamado la "triadization" (Estados Unidos, Japón y Europa Occidental), tanto en el intercambio

económico, como en el intercambio financiero. En este sentido, se resalta el hecho que, de las 4.200

alianzas estratégicas que han tenido las empresas del mundo entero durante la década de los ochenta

(todos los sectores incluidos), el 92% han sido realizas entre firmas de los países de la tríada. De

la misma manera, las plazas financieras de Nueva York, Tokyo y Londres, controlan más del 80%

de las transacciones que se efectúan anualmente sobre los mercados financieros del mundo

(L'interpénétration (ou globalisation) des sociétés géantes est surtout, pour l'instant du moins, un

phénomène de "triadisation" de l'économie plutöt que de mondialisation (Petrella, 1992)

Dentro de este escenario los países no avanzados dejan de tener interés funcional y económico para

el sistema global, al ser la mayoría de esos países "demasiado pobres para constituir mercados y

demasiado atrasados para valer como fuerza de trabajo en un sistema productivo basado en la

información y donde las materias primas van a disminuir rápidamente su valor relativo". (Castells,

1995, p. 70). En este escenario, los países menos avanzados tienen poca posibilidad de lograr una

dinámica propia que interese al resto del mundo. Para las élites económicas y políticas de los países

avanzados, el hecho de que una gran parte del globo viva en atraso, les preocupa en la medida en

que ese atraso puede revertirse contra ellos. Es dentro de este escenario -calificado por algunos

autores bajo la figura de "la noche de los mercaderes" en el cual el peso de las culturas particulares

se verá reducido, ya que prevalecerá la cultura impuesta desde las cúpulas del poder económico.

En medio de la oleada de principios neoliberales, este es el escenario más conocido. (En tanto la

vivencia es una forma de conocimiento.) De modo que tal vez no necesite demasiada presentación,

aunque sí algún análisis...

“En este escenario, el aspecto económico es el eje de la organización de la sociedad, la cual se

realiza sobre la base de los avances tecnológicos y el dominio de la mano invisible del mercado.

El desarrollo de cada país estará en función de la proporción de población que podrá incorporarse

al nuevo modelo dinámico y al papel jugado por cada elemento del sistema en ese proceso de

incorporación”, (García Guadilla, 1995). De aquí a la idea de países o regiones no viables hay sólo

un pequeño paso.

Los teóricos del pesimismo, André Gorz (1998) por ejemplo, sostienen que para que a una minoría

le vaya bien debe haber una mayoría a la cual le vaya mal. Por lo cual la sociedad del futuro tiene,

según él, alto riesgo de segmentación. Proyectando su pensamiento: la sociedad tendría necesidad

de fragmentación. Según él un 25% de la población tendría acceso a formas plenas de participación

y desarrollo personal, un 25% quedaría a mitad de camino en lo que Gorz denomina periferia

estable, y el 50% restante tendría que resignarse a vivir como miembros de una periferia precaria.

Como puede apreciarse este no es un escenario que beneficie a los países no desarrollados. Pues el

énfasis está puesto en su principal debilidad: lo económico.

La globalización en términos de este escenario se encuentra restringida a lo que se denomina la

tríada: las plazas financieras de Nueva York, Tokio y Londres dominan más del 80% de las

transacciones financieras que se realizan en todo el mundo. En las visiones más pesimistas los

países no avanzados dejan, dentro de este escenario, de tener interés funcional y económico para

el sistema global, al ser la mayoría –según esta misma visión- demasiado atrasada para valer como

fuerza de trabajo en un sistema productivo basado en la información y donde las materias primas

van a disminuir rápidamente su valor relativo

Paralelamente, se sostiene que el énfasis en el valor económico del conocimiento. Así planteadas

las cosas, no es dable esperar otra cosa que así como en otras épocas las guerras eran por preciadas

especies, hoy día las guerras sean por la información y el conocimiento. En este contexto el

conocimiento constituye la brecha entre los países desarrollados y los no desarrollados.

Las transformaciones en el mercado repercuten en la concepción de todas las actividades humanas.

Educación incluida. “Una preparación adecuada en investigación tecnológica y la existencia de una

mano de obra altamente calificada se consideran hoy recursos económicos claves. Aunque pueda

parecer exagerado, puesto que las materias primas –petróleo del Medio Oriente, minerales de

Sudáfrica o de Rusia- siguen siendo esenciales, este análisis es el que predomina. Si bien ahora se

cuestionan las teorías aceptadas hace una generación que establecían una relación directa entre las

inversiones en educación y el crecimiento económico, y aunque ciertas formas de enseñanza

superior hoy se consideran más bien como artículos de consumo, la noción de sociedad del saber

gana terreno”, (Scott, 1998). Ya Lyotard había advertido sobre la equiparación de las mercancías

y los conocimientos: “Esa relación de los proveedores y de los usuarios del conocimiento con el

saber tiende y tenderá cada vez más a revestir la forma que los productores y los consumidores de

mercancías mantienen con estas últimas, es decir, la forma valor. El saber es y será producido para

ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en una nueva producción: en los dos casos

para ser cambiado”

El mercado no sólo contagia dinamismo, además transmite algunas deficiencias. “El concepto de

mercado de conocimiento adquiere relevancia para definir los intercambios educativos a nivel

internacional. Así se habla de mercado internacional de conocimientos y mercado educativo

internacional para referirse a venta de patentes y de investigaciones, así como de contratación de

personal calificado para industrias de alta competitividad”, (García Guadilla, 1995). Se calcula

que a comienzo de la década de los noventa había un millón de profesionales emigrados a países

desarrollados en los últimos treinta años, cifra que ha crecido en los últimos cinco

“Al igual que las empresas, las marcas Harvard y Stanford se exportarán con sus niveles de calidad

hacia Singapur o Nueva Delhi. En vista de esta privatización, ya no se podrá hablar de Norte

propiamente dicho, sino de sistemas universitarios autónomos...Las grandes universidades

funcionarán entonces como bombas aspirantes de los mejores estudiantes del mundo”, (Attali,

1998). Se trataría de un teatro de operaciones de la información.

Si todo se analiza desde la perspectiva economicista los países económicamente más débiles sólo

tienen la chance de dejarse someter por los poderosos. Estaríamos en una remozada versión de

dependencia. “En este escenario, la dinámica del acceso al conocimiento internacional se hace a

partir de la relación de unas pocas instituciones académicas de cada uno de los países no avanzados

con los centros de excelencia de los países avanzados, y tienen menor importancia las relaciones

de integración entre los países de una misma región, subregión o país ...Las instituciones más

importantes de estos países establecen lazos directos con sus homólogas en los países avanzados,

y no tienen o tienen pocas relaciones no solamente con sus homólogas de los países de la misma

región, sino que tampoco tienen relaciones significativas con las otras universidades del propio

país”, (García Guadilla, 95). Dos resultados negativos han producido esta postura economicista.

Por un lado la transferencia acrítica de conocimientos, mecanismo que sin duda no beneficia a los

países menos avanzados. Y por el otro, la fuga de cerebros de quienes logran romper el círculo

trágico y acceden a competencias que en países avanzados son los que permiten acceder a los

mejores puestos.

El mercado tiene vocación expansiva. La educación superior le viene como anillo al dedo.

Sospechada de ineficiente, despreocupada por los resultados (en tiempos de la entronización del

rendimiento), y poseedora del estigma de la crisis crónica es la candidata ideal sobre la cual

avanzar. Argumentos para el ajuste son los que sobran. “A causa del deterioro de la situación

económica en diversos países en desarrollo, la competencia entre los niveles de educación primaria

y superior se endureció en los años consecutivos a las independencias, aunque ambos fuesen

considerados prioritarios. Las intervenciones del Banco Mundial a menudo han provocado y

acentuado esta competencia”, (Scott, 98)

“El final de la guerra fría, el fracaso de las ideologías totalitarias (entre las cuales, digámoslo, la

odiosa doctrina del apartheid), la afirmación de la libertad, los derechos humanos y la democracia

en las regiones del mundo en que estaban proscritos, el apego reafirmado de la comunidad mundial

a la cooperación internacional a través de las Naciones Unidas, todas estas novedades y muchos

otros acontecimientos políticos han abierto nuevas perspectivas a la humanidad. Pero al mismo

tiempo que se abre así una era rica en esperanzas, el difícil aprendizaje de la libertad y la

democracia, la persistencia o el resurgimiento de los conflictos basados en diferencias religiosas,

culturales, éticas y, más aún, los dilemas que plantea el reto de un desarrollo sostenible, constituyen

motivos de profunda inquietud”, (Mayor, 95). El mercado no es autoportante. Las predicciones de

tropiezo se han ido cumpliendo una a una en este sistema que en un momento determinado pareció

explicarlo todo. Por eso aparecen otras explicaciones.

En este escenario, la dinámica del acceso al conocimiento internacional se hace a partir de la

relación de unas pocas instituciones académicas de cada uno de los países no avanzados con los

centros de excelencia de los países avanzados, y tiene menor importancia las relaciones de

integración entre los países de una misma región, subregión o país. Este ha sido el esquema que ha

predominado en los procesos de internacionalización de las universidades de los países no

avanzados en general. Las instituciones más importantes de estos países establecen lazos directos

con sus homólogas en los países avanzados, y no tienen o tienen pocas relaciones, no solamente

con sus homólogas de los países de la misma región, sino que tampoco tienen relaciones

significativas con las otras universidades del propio país. Este esquema ha producido en el pasado

dos tipos de efectos no deseables: a) transferencias acríticas de conocimientos (y formas de

producir conocimiento) no del todo pertinentes a los países receptores; b) fuga de cerebros. El

primer aspecto ha sido bien estudiado por los dependentistas de los años setenta.

El segundo aspecto, aunque mucho menos estudiado a pesar de que existen datos sumamente

preocupantes, surge en los actuales momentos con una gran relevancia por la presencia de un

"mercado educativo internacional" dispuesto a captar talentos vengan de donde vengan.

Escenario de desarrollo sustentable: Educación global. Nuevo pacto académico.

Paralelamente a la universalidad e ímpetu que indudablemente tienen y probablemente seguirán

teniendo las fuerzas que conforman el escenario anterior, otras alternativas están surgiendo, cuyo

principal desafío es imaginar y crear nuevos modos de modernidad en los que el desarrollo tome

en cuenta las necesidades esenciales del hombre y los límites del planeta. En este contexto se hace

una crítica fuerte a los estragos irreversibles que en la naturaleza y en el hombre causan las "fuerzas

ciegas del mercado". Este tipo de planteamiento ha tomado diferentes denominaciones: "desarrollo

sustentable", "desarrollo con rostro humano", "desarrollo cultural", "desarrollo desde la base",

"desarrollo endógeno" (este último pensado no como "independencia", como era la propuesta

anterior a la globalización, sino como interdependencia con autonomía).

Este escenario se diferencia por la importancia que da a la conservación de la naturaleza, a las

culturas locales, y a la solidaridad entre los pueblos. Su filosofía se fundamenta en el hecho de que

el consumo ilimitado y desigualmente distribuido, no solamente es injusto socialmente, sino que

además es incompatible con la permanencia del planeta tierra. Debido a esto, nuevos estilos de vida

deben ser propuestos, tomando en cuenta una distribución ordenada de los recursos del mundo, y

una distribución más justa de la riqueza para todos los hombres. Este es considerado un escenario

optimista pues se cree en que la solidaridad de la humanidad avanza hacia formas globales de

intercambio, donde es posible el florecimiento y la vitalidad de las diversas culturas y donde éstas

entran en diálogo crítico con la racionalidad científica y tecnológica. Sería la alianza del "mundo

de la razón" con el "mundo de la vida" de lo que pregonan los que creen en que hay que darle una

nueva oportunidad a la modernidad

A tal punto se considera nodal el carácter de la posibilidad de desarrollo para todos que fue incluido

como derecho en la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos en su sección III, artículo

11: “Todo pueblo tiene el derecho de darse el sistema económico y social que elija y de buscar su

propia vía de desarrollo económico, con toda libertad y sin injerencia exterior” ¿Alguien está en

condiciones de mantener a rajatabla el estandarte del desarrollo a cualquier precio?

“Están surgiendo otras alternativas, cuyo principal desafío es imaginar y crear nuevos modos de

modernidad en los que el desarrollo tome en cuenta las necesidades esenciales del hombre y los

límites del planeta. En este contexto se hace una crítica fuerte a los estragos irreversibles que en la

naturaleza y en el hombre causan las fuerzas ciegas del mercado...Este escenario se diferencia por

la importancia que da a la conservación de la naturaleza, a las culturas locales, y a la solidaridad

entre los pueblos. Su filosofía se fundamenta en el hecho de que el consumo ilimitado y

desigualmente distribuido, no solamente es injusto socialmente, sino que además es incompatible

con la permanencia del planeta Tierra”, (García Guadilla, 1995). El desarrollo a secas afecta la

calidad de vida y produce lo que Hopenhayn et. al (2005) denomina la inversión de la ecuación

histórica: “La progresiva frecuencia de catástrofes ambientales y psicosociales en nuestras

ciudades hace que los términos de modernización y de calidad de vida parezcan cada vez menos

armonizables en las evaluaciones silenciosas que hacemos todos. Se invierte la ecuación histórica

en que el mejoramiento de la calidad de vida aparecía como una variable dependiente-positiva del

proceso de modernización”.

No se trata de abandonar el concepto de competitividad. Muy por el contrario se va en búsqueda

de una competitividad genuina. Una competitividad que tiene como fin que toda la población esté

mejor. Y no que el bienestar de unos pocos sea subvencionado por los pesares de la mayoría. En

este sentido Bernheim discrimina lo que denomina auténtica competitividad y una competitividad

espuria.

Una de las ideas movilizadoras es que todos somos responsables de todo lo que nos pasa a todos.

Es decir, la realidad social es una construcción. “Desde el punto de vista cultural, se hace mucho

énfasis en que debemos ir hacia la búsqueda de nuevas identidades y de revalorización de la

diversidad cultural. El desafío en este contexto es cómo conciliar la necesidad de identidad sobre

el plano de los valores nacionales, locales y comunitarios, con la exigencia creciente de la

solidaridad a escala planetaria”, (García Guadilla, 95).

Aquí entra en escena la educación. Si la educación busca formas humanas de desarrollo debe

empezar por revitalizar el concepto de comunidad. “...La humanización que pretende la tarea

educativa sólo es posible en un mundo como comunidad. Y ello por la ‘acción de todos y cada

uno’- Hegel- y de este modo su fórmula más acabada es ‘un yo que es un nosotros y un nosotros

que es un yo’-Hegel-”, (Rebok, 88).

“La educación global enfatiza la noción de interdependencia y la necesidad de plantear aspectos

contemporáneos dentro de un contexto global. Los esfuerzos que los organismos internacionales

venían haciendo en educación para los derechos humanos, educación ambiental, etc, encuentran en

este contexto de educación global un asidero más actualizado”, (García Guadilla, 95). Ahora bien,

además de cambios en los contenidos son necesarios (en tanto que son todos subsidiarios) cambios

en la organización de esos contenidos: el curriculum. La educación global está basada “... en el

supuesto de que lo que una persona hace en un rincón del planeta afectará a los demás estén donde

estén. Existen ya experiencias que han llevado adelante propuestas de cambio de currícula. La

filosofía que subyace a estas propuestas se identifica con la inculcación de una ética de

cooperación a nivel local, que esté articulada con una perspectiva de lo global”, (García Guadilla,

1995). Otra vez: un yo que se hace nosotros y un nosotros que se hace yo

Siguiendo el razonamiento del documento de la UNESCO, se hace un análisis de las tendencias

actuales de la educación superior. Aquí algunas líneas sintetizadoras: “En los últimos tiempos, la

educación superior ha experimentado cambios numerosos y específicos en los contextos regional,

nacional y local. Más allá de sus diferencias, cabe definir tres tendencias principales que se

observan en los sistemas de educación superior y las instituciones de todo el mundo: la expansión

cuantitativa (aunque dentro de un país o de una región se sigan observando desigualdades de

acceso); la diversificación de las estructuras institucionales, los programas y las formas de estudio;

y las restricciones financieras. Es particularmente inquietante la distancia cada vez mayor entre

países desarrollados y países en desarrollo por lo que respecta a las condiciones de la educación

superior y la investigación”, (UNESCO, 1995)

Se perfila así a la educación superior como un ámbito emprendedor de viejos diálogos suspendidos

o apocopados y de nuevos diálogos necesarios. “Si se atreve a intervenir cambiando las mismas

modalidades que se aplican desde hace siglos, si se atreve a ir al encuentro de nuevos interlocutores,

la universidad podrá fomentar las innovaciones que son necesarias en tantos ámbitos en vísperas

del siglo XXI”, (Mayor, 1995). Las voces se unen para reclamar que, según el caso, la universidad

abandone completamente la torre de marfil (en los países desarrollados) o que no copie (en los

países no desarrollados) modelos infértiles. La educación superior debe aportar a la reflexión sobre

los grandes problemas actuales y el devenir del mundo. Comunidad y hombre esperan en el camino;

la universidad debe ir a su encuentro. La educación superior debe hablar, debe dialogar, debe

convertirse en una fuente de enunciados diestros.

“La UNESCO empeñada en el esfuerzo de renovación de la educación superior, considera esencial

que todos los sistemas y centros de educación previsores estructuren su propia misión teniendo

presentes estos criterios globales, que caracterizan lo que podría denominarse universidad

dinámica”, (UNESCO, 1995). Ese es el espíritu de universidad que se propone en el Documento

de Política para el Cambio y el Desarrollo en la Educación Superior. Con el debido cuidado de no

presentarlo como un modelo de universidad, se hace especial hincapié en las bases locales de la

educación superior junto con su inserción mundial. Una universidad dinámica “... supone su

adaptación creativa en el proceso de la búsqueda de modelos y prácticas institucionales específicos

que satisfagan las necesidades, las condiciones y las posibilidades de determinados centros de

educación superior, comunidades, naciones y regiones”, (UNESCO, 1995). Esto significa el

desarrollo de una nueva cultura de la educación superior que incluye el acuerdo de toda la

comunidad académica. La propuesta de responder a los problemas actuales con un pacto académico

Parece ingenuo invocar un cambio en las estructuras si uno de los protagonistas no está convencido

del papel que debe representar. “Para que la educación mundial se vuelva realidad, tenemos que

encontrar los medios –por conducto de las escuelas normales, desde luego, pero también de otras

maneras- de convertir a todos los profesionales en educadores mundiales”, (Mayor, 1995). Encarar

una reflexión transcultural es aspirar a un ambiente de estudio mundial. Un translugar donde

aprender y enseñar con una visión global. Donde las etnias representan el cimiento reconocido

desde el cual cada cultura enriquece a las demás y se enriquece a sí misma

“Si la riqueza de los países no avanzados es su gran potencial humano; y si a esta población se le

da la debida educación, es obvio que ello redundaría en una significativa forma de avance hacia

una competitividad basada en la preparación de recursos humanos...Lo que hace la diferencia entre

las empresas y entre los países no es tanto la tecnología, sino el dominio adecuado de esas

tecnología, donde las capacidades de aprendizaje, de adaptación y de creación de los individuos es

fundamental”, (García Guadilla, 1995). El escenario del desarrollo sustentable representa un

ámbito oxigenado para la expansión del conocimiento. En este escenario, el conocimiento es

considerado una fuente democrática de poder. El contraste queda evidenciado con lo que hemos

señalado es el conocimiento como mercancía que se plantea en el escenario del mercado.

Algunos expertos ven a la integración de los sistemas de educación superior más allá de las

fronteras nacionales como uno de los diques de contención a la fuga de cerebros hacia los países

más avanzados. “Hay que resistir esta tendencia creando espacios transnacionales capaces de

luchar contra la introducción de la lógica del mercado en la educación superior. El precio que ha

de pagarse por eso es la instalación de mecanismos de control de calidad de la función pública. Las

universidades estatales deben aceptar someterse a evaluaciones efectuadas por operadores

exteriores”, (Attali, 1998).

La idea de cooperación, otrora ligada al Estado asistencialista, ha ampliado su esfera y ha recobrado

su esencia. “La empresa moderna considera la concertación y la cooperación como base para elevar

la competitividad. Esto se da hacia adentro de la empresa, a través de la participación plena y

creativa de todo el personal, y hacia fuera, a través de la colaboración interempresarial. La

competencia internacional tiene lugar cada vez menos entre empresas individuales y más entre

grupos, países y cadenas”, (Tedesco, 1993).

Los principales escollos para desplegar una cultura de la cooperación son los prejuicios que se han

reunido en las teorías conspirativas y en las culturas opuestas a la vida. Las culturas de la violencia.

“Dado que la cultura de la guerra florece en la desconfianza, en el recelo, en la incomprensión entre

los pueblos, en la violación de los principios democráticos de dignidad, igualdad y respeto entre

los hombres, cabe a la UNESCO la enorme tarea de combatir los prejuicios y la ignorancia, hacer

florecer el intercambio de ideas y promover un acceso más equitativo al conocimiento”, (UNESCO,

1998).

El planteamiento de la educación global se presenta además en momentos en los cuales las nuevas

tecnologías de la información y la comunicación la hacen posible. En este sentido, la universidad

global del futuro que está emergiendo está utilizando intercambios electrónicos de información y

cursos, con estudiantes, profesores, e investigadores, en muchos países conectados por vía satélite,

a través de redes de computadoras, y otros avances de las telecomunicaciones. La electrónica hace

posible la presencia de lo que se ha llamado proyectos "hermanados", que unen a universidades

entre diferentes países para responder a necesidades de docencia e investigación. Todo esto facilita

el desarrollo de redes, como nuevas formas de cooperación entre individuos e instituciones, de

maneras más informales y menos burocráticas. A los organismos internacionales vinculados con el

área de la educación, les correspondería -en este escenario- ocuparse de elevar la conciencia

planetaria con valores de solidaridad hacia todos los pueblos del planeta, para lo cual la educación

global debería ser incorporada a los planes de estudio en todos los países, tanto avanzados como

no avanzados.

Escenario de la solidaridad: Los actores sociales y la educación superior

Los planteamientos de esta posición se basan en la necesidad de encontrar espacios de alteridad

frente al sistema, por ello que sus propuestas se identifican con un discurso contrahegemónico o

contrasistémico. (Entre los autores que se mencionan más frecuentemente, se encuentran: Gustavo

Esteva, Orlando Fals Borda, Patrick Dias, Ranajit Guha, Rajni Kothari, Ashis Nandy, Majid

Rahnema, Edward Said, D. L. Shet. Muchos de los trabajos de estos autores, se difunden en la

revista norteamericana "Alternatives".) La mayoría de los autores que podrían ubicarse en este

escenario parten de un cuestionamiento al concepto de progreso, ("La crítica de la noción de

progreso -idea medular del iluminismo- postula que la historia no marcha de manera ascendente,

y que su carácter discontinuo y multidireccional redunda en márgenes considerables de

incertidumbre respecto del futuro" (Hopenhaym, 1995), al sesgo etnocentrista que toma como

ideal emancipatorio la modernidad europea, y al papel de las vanguardias ideológicas.

((Hopenhayn, 1995) En este sentido, lo que se observa en los diversos planteamientos de las

posiciones que pueden ubicarse en este escenario es: o bien un cuestionamiento al paradigma del

desarrollo tal y como ha sido implantado en las sociedades no avanzadas; o un rechazo a ese

paradigma en su totalidad. (Escobar, 1992, 1998).

Este tercer escenario -cuyo énfasis consiste en el rechazo a la noción e implicaciones del desarrollo

como racionalidad y como modelo ha logrado hasta el momento poco nivel de elaboración en

relación a las propuestas. Ello puede ser debido a una mayor dificultad en cuanto al logro de

propuestas efectivamente alternativas, es decir, sustitutivas de lo que aparece cuestionado. Sin

embargo, resulta importante señalar algunos aspectos que son considerados relevantes para lograr

éxito en la formulación y en la posible cristalización de propuestas inspiradas bajo los supuestos

de esta posición. (Elementos que señala Hopenhayn (1995) en su planteamiento “Pensando lo

social con nuevas racionalidades: entre señales y conjeturas”.)

• Revalorización de la subjetividad social y de la dimensión cualitativa de la vida social. En

este sentido se considera que la identificación de las necesidades de la mayoría de la

población no debe dejarse exclusivamente en manos de los "expertos" como ha sido el caso

hasta el presente; sino que se hace necesario que sean los propios grupos de base los que se

responsabilicen en encontrar caminos cónsonos con su cultura y aspiraciones. Las

propuestas, por lo tanto, deben ser construidas sobre la base de un trabajo continuo y al lado

del pueblo; aprendiendo a trabajar con éste, interpretando sus necesidades, y promoviendo

su manera de ver el mundo.

• Revalorización de la democracia como expansión de la conciencia reflexiva en todos los

espacios de la interacción social, desde el ámbito familiar hasta el político, pasando por

todo tipo de instituciones (públicas, municipios, escuelas, etc.). Se concibe esta re-

valorización como el establecimiento de nuevas formas de alianzas entre el Estado y la

sociedad civil, privilegiando la participación social, la descentralización de decisiones, y la

afirmación de la cultura ciudadana.

• Revalorización de los actores sociales, de la sociedad civil, y de las organizaciones no

gubernamentales, como una manera de abrir espacios diferentes a la acción

homogeneizante del Estado. En este sentido se valorizan las lógicas políticas centradas en

las prácticas culturales de los actores, privilegiando los sectores informales, los grupos de

base y las organizaciones comunitarias.

• Revalorización de una nueva forma de producción de la verdad que tome en cuenta

elementos que han estado subyugados por la racionalidad científica.

Este escenario surge por la necesidad de alternativas al sistema neoliberal. De allí que el primer

rasgo que aparece dibujando su perfil es el constituir un discurso marcadamente antihegemónico y

antisistémico. “La mayoría de los autores que podrían ubicarse en este escenario parten de un

cuestionamiento al concepto de progreso, al sesgo etnocentrista que toma como ideal

emancipatorio la modernidad europeo, y al papel de las vanguardias ideológicas”, (García Guadilla,

1995)

El concepto de progreso liso y llano no deja de sumar voces de alerta. “Pero si los países ricos han

sido incapaces de destinar al desarrollo de los menos favorecidos el 0,7% de su PNB, ¿cómo

podemos esperar que ahora se realice esta empresa común llamada desarrollo sostenido, desarrollo

duradero? ¿Cómo alcanzarlo si hasta hace poco se estimaba que el desarrollo era poco más que el

simple crecimiento, cuando prevalecía la idea de que basta que aumenten los índices de la

producción industrial y el consumo de electricidad para que un país se modernice y mejore el

destino de sus habitantes?”, (Mayor, 1998). Las grietas del modelo de mercado son tan evidentes

que hasta los que ayer eran sus gurúes, hoy aparecen proponiendo ora modelos morigerados ora

sistemas mixtos

¿Cuál es el lugar del conocimiento en este escenario? La producción de conocimiento está ligada,

según este escenario, a los grupos de base.

En este tercer escenario, la producción de conocimientos está muy ligada a la cultura y a los grupos

de base, de ahí la importancia que adquieren las metodologías de investigación y acción

participativa, así como los profundos cambios en el orden prevaleciente del conocimiento. Puede

entenderse la importancia que para el escenario de la solidaridad adquieren los cambios en el orden

del conocimiento, ya que esos cambios implican también rupturas importantes con la modernidad

occidental. Entre las principales formas en que se manifiesta este nuevo orden del conocimiento se

pueden mencionar las siguientes:

• En lo epistemológico: desintegración de la ciencia unificada y pérdida de consenso en la

racionalidad científica;

• En lo organizativo: tendencia a conocimientos más integrados, transdisciplinarios

• En lo valorativo: nuevas formas de conocimientos no necesariamente legitimados por lo

considerado hasta ahora "científico", y que habían estado marginados del conocimiento,

como lo estético y lo ético.

• Cuestionamiento de nociones claves como objetividad, certeza, predicción, cuantificación;

Debilitamiento del conocimiento abstracto y fortalecimiento del conocimiento

contextualizado; Aumento de importancia del conocimiento ordinario o "popular"

(conocimientos subyugados) como fuentes de sabiduría acerca de la realidad social y el

entendimiento humano

Este escenario es el marco adecuado para hablar de la crisis de los modelos precedentes. En especial

de la que le toca al modelo de mercado. “En la mayoría de los países de América Latina pareciera

que si bien los oferentes no están claros en cuanto al nuevo tipo de producto (nuevo perfil

profesional y nuevos estilos de producir y transferir conocimientos); tampoco la demanda está

dando señales sobre los productos que necesita (tipo de perfil profesional, tipos de conocimientos,

etc.), así como tampoco está tomando ninguna iniciativa significativa en cuanto a establecer

relaciones con la universidad de manera productiva y deseable para ambas partes”, (García

Guadilla, 1995)

Como se ha dicho, este es el escenario con menos despliegue teórico por el momento. De manera

que su aporte no pasa por grandes andamiajes de pensamiento. Tal vez debamos reconocerle la

incorporación de algunas ideas nuevas o la potenciación de otras de vieja data que, en ambos casos,

sirven a los intelectuales de todas las posturas para provocar respuestas. Además la solidaridad

como concepto ha sido incorporada a las propuestas de transformación. Por ejemplo, La UNESCO

nuevamente hace una referencia explícita a ella en la Declaración Mundial de la Educación

Superior destacando que el principio de solidaridad y asociación de pares entre instituciones de

educación superior de todas partes del mundo es crucial.

En las últimas décadas América Latina, como región, se ha hecho más pobre y más marginal, salvo

los reducidos sectores privilegiados de las clases altas urbanas de las grandes ciudades vinculadas

con la economía internacional del mercado, que representan "islotes de modernidad en océanos de

pobreza" La paulatina marginación del comercio internacional es uno de los grandes problemas

que América Latina tiene que enfrentar como región

Existe el peligro real de que América Latina quede sensiblemente marginada de los circuitos

dominantes del comercio, las inversiones, los flujos financieros y los procesos tecnológicos Es lo

que algunos señalan como el proceso de "africanización" o sea el paso de la "dependencia" a la

"prescindencia" Frente a esta situación, América Latina tiene que elaborar una estrategia de

desarrollo que se proponga la reinserción más favorable de nuestra región en tales circuitos,

teniendo presente que en una era de conformación de grandes espacios económicos no hay

"salvaciones individuales", ni siquiera para los países grandes La integración latinoamericana

reclama así una nueva estrategia, un nuevo pensamiento, a fin de replantearla en el actual contexto

existencia de la Unión Europea, el dinamismo económico del Japón y los llamados "dragones" del

Sudeste asiático, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), etcétera.

El Segundo Foro Visión Iberoamericana 2000, celebrado en el mes de marzo de 1995 en Cartagena,

se pronunció por la convergencia de los actuales procesos subregionales de integración y por la

ampliación del concepto de integración latinoamericana a los aspectos culturales, educativos,

científicos y sociales Las universidades de nuestra región tienen el reto de contribuir a la

elaboración del nuevo pensamiento sobre la integración Éste debería ser uno de sus compromisos

principales en lo que resta del siglo y en las décadas del que viene

América Latina necesita elaborar una respuesta lúcida a los procesos de constitución de grandes

unidades macroeconómicas que adelantan los países desarrollados, cuyo motor es hoy en día el

conocimiento, la información, producto de la revolución científica y tecnológica No es posible que

mientras en el Norte se aceleran estos procesos, en el Sur sigamos en el aislamiento y la

fragmentación No se contraponen a esta concepción global los esfuerzos subregionales actualmente

en marcha (MERCOSUR, SICA, Pacto Andino, etc ) Estos esfuerzos, como lo ha señalado la

CEPAL, deberían ser, mediante su convergencia, pasos encaminados hacia un "regionalismo

abierto", que permita a la región pre pararse para una economía internacional abierta, sin renunciar

a utilizar la integración como mecanismo de defensa

La clave para reinsertamos favorablemente en una economía abierta radica en el mejoramiento

sustancial de nuestra competitividad. Competitividad implica conocimiento, tecnología, manejo de

información, destrezas, significa elevar la calidad de nuestros sistemas educativos y la preparación

de nuestros recursos humanos, tal como tempranamente lo entendieron los países del sudeste

asiático y se dispusieron a hacer caudalosas inversiones en su gente

En definitiva, competitividad significa incorporar el progreso técnico a la actividad productiva, a

fin de pasar de la "renta perecible", basada en los recursos naturales y la mano de obra barata, a la

renta dinámica, que incorpora valor agregado gracias al avance tecnológico Hoy en día, como lo

advierten los analistas, no sólo compiten los aparatos económicos sino también las condiciones

sociales, los sistemas educativos y las políticas de desarrollo científico y tecnológico Pero bien vale

la pena reproducir aquí la advertencia que el educador brasileño Cristovam Buarque hiciera en el

Foro Iberoamericano de Cartagena "Necesitamos competitividad económica pero, sobre todo,

necesitamos dignidad social Nada asegura que la primera lleva a la segunda" La competitividad no

debe conducirnos a dejar de lado la equidad

Francisco Sagasti (1992, pp. 615 y ss) señala, acertadamente, que "la agenda de temas por

examinar en el umbral del siglo XXI abarca aspectos tales como el carácter que debe adoptar el

esfuerzo regional de investigación científica, el diseño de estrategias para armonizar el acervo de

técnicas tradicionales con las tecnologías modernas, y las medidas para lograr que las actividades

productivas satisfagan la doble exigencia de competitividad y equidad" El Segundo Foro Visión

Iberoamericana 2000, subrayó la eficiencia económica de la equidad como principio rector de la

estrategia de desarrollo Esto implica promover una profunda reforma social, complementaria de la

reforma económica, que posibilite masivas inversiones en capital humano.

ESCENARIOS DE COLOMBIA

Destino Colombia proceso de planeación por escenarios

A mediados de los años noventa, Colombia vivía una situación de crisis profunda. En ese contexto,

se generaron diversas iniciativas de la sociedad civil para buscar soluciones tanto a la precaria

gobernabilidad política, como a la recesión económica y al escalamiento del conflicto armado

interno. Una de esas iniciativas fue Destino Colombia, que logró la participación de sectores

diversos (incluyendo a militares, sindicalistas, partidos políticos, la Iglesia Católica, empresarios,

académicos, campesinos, activistas indígenas e insurgentes de diferentes filiaciones) en la

planeación conjunta de escenarios posibles para el país.

La planeación estratégica y la planeación por escenarios componen el tercer elemento que informó

el ejercicio de Destino Colombia y que reverberan de manera más prominente en la mente de sus

participantes. Sus orígenes se remontan al sector de defensa, que la empleó en el diseño de las

estrategias y tácticas de guerra. Quienes han rastreado los orígenes de la planeación estratégica

sugieren que los griegos emplearon métodos afines contra sus enemigos varios siglos antes de

Jesucristo, pero la jerga de la planeación estratégica ocupa un lugar central en el lenguaje y la

práctica militar hasta hoy.

El trabajo conjunto de las cuarenta y tres personas diferentes culminó con la elaboración de cuatro

futuros posibles del país, sin evaluar si eran futuros probables. Como en Mont Fleur (Sudáfrica) y

Visión Guatemala, se buscaron nombres metafóricos para resumirlos. El primero, denominado

“Amanecerá y veremos” planteaba una incómoda continuidad en una situación de guerra estancada,

sin salida previsible. El segundo, resumido bajo el rótulo de “Más vale pájaro en mano que cientos

volando” planteaba un escenario de negociación con alguno de los grupos insurgentes. El tercer

escenario fue denominado “Todos a marchar”. Inspirado en el modelo del presidente Alberto

Fujimori (1990-2000) en Perú, este escenario recogía la mano dura que muchos colombianos

añoraron a finales de los años noventa. Finalmente, “La unión hace la fuerza” era el cuarto

escenario, en el que una ciudadanía madura se organizará por la paz

Primer escenario. Amanecerá y Veremos

“El cansancio, la pereza o la incapacidad para enfrentar los problemas se justifican con el

“amanecerá y veremos.”

La oscuridad se convierte en un pretexto para el sueño y la inacción, pero la claridad del amanecer

no garantiza la llegada de las decisiones sino un nuevo plazo para el azar. Ante las crisis del país

esa confianza irracional en los desenlaces imprevistos y milagrosos, ese recurso a las soluciones a

medias y esa generalizada actitud de dejar para después las acciones de fondo, han llegado a

convertirse en una alternativa colectiva. Ante la magnitud y multiplicación de sus problemas,

Colombia parece decir, “amanecerá y veremos.”

Es una actitud que produce unos altos costos difíciles de explicar y de justificar ante las

generaciones futuras y aún ante las de hoy. Sin embargo lo intenta un testigo calificado de la época

del “amanecerá y veremos” y en esta carta registra las razones y expectativas de los que., como

dirigentes se acogieron a esta norma de conducta. Es una carta que busca la comprensión y un

benévolo juicio de los críticos de hoy y del futuro

“Estábamos contra la pared y en un estado de ánimo parecido a una fatigada resignación. Desde

luego, no era la primera vez que nos arrinconaba una crisis. La que teníamos delante parecía la

monótona repetición de los conflictos resueltos a medias desde el nacimiento de Colombia como

nación. En los últimos tiempos se había intentado todo para detener el conflicto armado pero, por

el contrario, los agentes armados habían incrementado sus frentes y las cifras de muertes violentas

habían aumentado escandalosamente. Desalentados, después de 40 años de una guerra inútil, los

expertos concluyeron que en lo militar se había llegado a un empate de fuerzas y en lo político

ninguna negociación había dado resultado.

Como en un hospital de guerra, en el que las urgencias se atienden una a una a medida que surgen,

los gobiernos se limitaron a resolver los problemas de cada día y desechó las soluciones ambiciosas

y en profundidad. Así, a lo largo de varios años se produjeron hechos como estos: Las

negociaciones regionales con la guerrilla en las que se llegó a acuerdos limitados que aliviaron

temporalmente las presiones de la subversión y de la población, pero que en la realidad fueron

concesiones parciales de poder y de territorio. Los arreglos acomodaticios con los grupos de

presión en los que, a cambio de una paz pasajera, se cedió un poco cada vez. Esa política fue la que

se mantuvo a lo largo de varios períodos presidenciales y la que ocasionó una pérdida de autoridad

y una multiplicación de las demandas y de los conflictos.

En efecto, el manejo del poder para beneficio de pocos, la evasión escandalosa de impuestos, la

complicidad con la corrupción y el tráfico de influencias, la impunidad lo mismo que las

ocupaciones, los bloqueos de vías y de lugares públicos en todo el país, se convirtieron en los

instrumentos preferidos para obtener toda clase de reivindicaciones, generaron el desorden y el

caos.

Ese desorden y caos y la creciente incapacidad del gobierno central para enfrentar las causas de los

problemas, debilitaron los vínculos de los municipios y de los departamentos con el poder central.

Todos llegaron a pensar que les iba mejor solos que mal acompañados. Cuando nos dimos cuenta

ya se habían producido hechos tan graves como estos: A fuerza de transar nos habíamos quedado

bajo la ley del más fuerte, o sea, de los que más presionaran, sin normas, sin autoridad y sin

controles. En las negociaciones con unos y con otros se habían afectado los fondos públicos, el

patrimonio de la gente y sobre todo, la autoridad, la democracia y la equidad.

Y los gobiernos debilitados, habían tenido que acogerse a la práctica común de comprar respaldos

y adhesiones con la concesión de privilegios y favores, a un enorme costo. El más alto costo lo

impusieron los sectores de mayor influencia, que concentraron así poder y riqueza y aumentaron

las desigualdades y fomentaron la corrupción.

Esta debilidad de los gobiernos, el poder de los corruptos y la ineficiencia administrativa del

gobierno central convencieron a las regiones y a los municipios para exigir mayores transferencias

y montar sus propios sistemas de salud, de seguridad, de justicia y de educación. Cada uno organizó

sus finanzas y su régimen tributario para suplir las deficiencias del gobierno central. Cuando el

desorden pareció generalizarse e institucionalizarse, la autonomía local y regional se convirtió en

una garantía para sobrevivir que, sin embargo anarquizó y fragmentó al país. A cambio de una

transitoria supervivencia, se había puesto en peligro la unidad nacional.

Todo este desorden finalmente tocó la vida cultural, la social, la ética y la misma economía. El

desbarajuste fiscal había golpeado severamente la economía. No había garantías ni seguridad para

invertir y producir. Cuando faltaron inversiones suficientes en la industria petrolera y se intensificó

la presión guerrillera sobre torres de energía y sobre la infraestructura vial y férrea, así como sobre

oleoductos y campos de producción, terminó el autoabaste cimiento petrolero y se sintió, más que

nunca, la presión sobre la economía. En extensas y ricas regiones sometidas a la influencia de los

grupos armados, se redujo la inversión y se incrementó el desempleo con una sensible disminución

del bienestar de la población

La corrupción generalizada y la crisis económica influyeron en la situación financiera de las

empresas e inspiró un colectivo “sálvese quien pueda” que los narcotraficantes aprovecharon para

darle a sus dineros una cierta legitimación, mientras algunos empresarios y capitales legítimos

huían hacia el exterior. La depredación de los bosques provocada por los cultivos de amapola y

coca, puso a Colombia en la mira de las entidades internacionales defensoras de la ecología, que

promovieron el aislamiento del país

Estas estrecheces y problemas de la economía golpearon a los más débiles y multiplicaron los

problemas sociales.

El gobierno aprovechó esos problemas para hacer una política populista y de soluciones inmediatas

que dejaron satisfechas, por el momento, a las personas y entidades que reclamaban soluciones

urgentes para la población, pero a mediano plazo los problemas reaparecieron agravados

Fueron soluciones transitorias que se desarrollaron con el apoyo de algunos organismos

internacionales con los que se firmaron compromisos efímeros y débiles de protección a la infancia,

alimentación, empleo, agricultura, reforma agraria, educación o derechos humanos. Pero en ningún

caso hubo una solución de fondo, apenas si programas para atender los problemas del momento.

Así se comprobó cuando las estadísticas mostraron el crecimiento de los niveles de pobreza

absoluta que en los años 70 eran del 45% y llegaron a elevarse hasta el 60%

Un deterioro de esta magnitud encendió las luces de alarma en la comunidad internacional.

Colombia dejó de cumplir como socia comercial y dejó de hacerle honor a su palabra como

signataria de acuerdos. Episodios de nuestra vida interna como las detenciones de personas

sospechosas de vinculación con la subversión o la muerte de campesinos fuera de combate, o la

desaparición de sindicalistas o de militantes de izquierda bajo la responsabilidad aparente de

miembros de los cuerpos de seguridad, se convirtieron en asuntos de las agencias internacionales

por su relación con los Derechos Humanos. De ahí siguieron las acciones de censura y de

aislamiento que empeoraron aún más el prestigio del país

No fue casual que, al mismo tiempo se reavivaran antiguos conflictos fronterizos. Estábamos

proyectando hacia nuestros vecinos una imagen de debilidad institucional y de gobierno que nos

hizo vulnerables como lo habíamos sido a comienzos de siglo al perder a Panamá y que, un siglo

después, nos ponía en el peligro de perder a San Andrés y Providencia. Esos conflictos se

agravaron, además, porque hacia las fronteras afluyeron los grupos de desplazados y corrientes de

migrantes ilusionados con la posibilidad de una vida mejor en los países vecinos.

Todos estos factores, como afluentes de un gran río, fueron a engrosar el caudal de la violencia. Se

había perdido la fuerza de la ley y había aparecido, para sustituirla, la ley de la fuerza. La ciudadanía

optó por armarse y por crear sus grupos de autodefensa. Las cifras de homicidios se elevaron a

niveles inimaginables por cuenta de la práctica de la justicia privada y de la multiplicación de

personas armadas en todo el país

Los frentes guerrilleros que, entre 1978 y 1994, habían crecido de 14 a 105, y que en diez años

habían aumentado su presencia de 173 a 600 municipios, continuaron imponiendo su ley y

agravando su confrontación con las Fuerzas Armadas y las autodefensas, empeñadas en disputar a

sangre y fuego el dominio de esos territorios. Así se llegaron a registrar tasas de homicidios del

120 por 100 mil habitantes, que equivalen a 5 veces la de Brasil, y 6 veces la de México.

En río revuelto, ganancia de pescadores: el narcotráfico aprovechando el desorden institucional,

continuó corrompiendo con su dinero múltiples instancias de poder o sacando de su camino a todos

los que interferían, para convertirse en la razón fundamental del descrédito de Colombia ante el

mundo

Fue un proceso de desmoronamiento que transcurrió casi insensiblemente porque se cumplió

constante y gradual durante varios años sin que lo registrara la sensibilidad de los colombianos,

anestesiados por la multiplicación de sus tragedias.

Y cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde. Habíamos perdido unos preciosos años, sin

saberlo, habíamos copiado la historia vivida, y en parte ya superada, por otros paises del continente;

respecto de ellos y de nuestros vecinos teníamos un atraso de 20 años y le estábamos dejando a las

generaciones que vendrán, una herencia de errores y de tareas como la de acelerar el retrasado reloj

de nuestra historia. La falta de decisión para enfrentar los cambios necesarios nos había dejado sin

capacidad de reacción, porque lo peor que se puede hacer es no hacer nada.”

Segundo escenario. Más vale pájaro en mano que ciento volando

Ante la posibilidad de perderlo todo, por la violencia del conflicto armado, el país resolvió que al

menos una parte se podía salvar. Esa fue la tarea que se impusieron el gobierno y la sociedad civil

al aceptar las demandas de los grupos armados para ir a la mesa de negociaciones según sus

condiciones. Finalmente, ni unos ni otros obtuvieron todo cuanto esperaban ganar. Pero mirado el

asunto desde otro ángulo, tampoco perdieron todo, que era lo que muy probablemente podría

suceder. Fue una solución que se apoyó en ese sentido de las realidades concretas que se expresa

en el refrán popular: más vale pájaro en mano que ciento volando

Si uno de los protagonistas de esas conversaciones, 16 años después hubiera tenido que describir

en unas memorias los motivos, los alcances y las consecuencias de los acuerdos logrados, habría

llegado a estas ineludibles reflexiones y recuerdos.

“Bajo la presión de los actores armados, el Estado y la sociedad sacamos bandera blanca después

de una sucesión de enfrentamientos que dejaron al país convertido en un desolado campo de batalla.

Entre los colombianos se extendió el sentimiento de que durante 50 años se había librado una guerra

que nadie podría ganar y en la que todos estaban perdiendo”.

Ante el mundo, las organizaciones internacionales habían condenado a Colombia por la violación

de los Derechos Humanos y por el incumplimiento de sus compromisos con el Derecho

Internacional Humanitario. Las Fuerzas Armadas, desmoralizadas, comenzaban a dar síntomas

inquietantes de anquilosamiento y de corrupción, como el resto de las instituciones, mientras los

civiles comprobaban que ellos eran los grandes perdedores en la guerra, por el número de muertos

y por el impacto negativo y paralizante de la violencia en la vida nacional. Esa sociedad y ese

Estado, así arrinconados, tuvieron que aceptar, a pesar suyo, que había llegado la hora de dialogar,

por la razón o por la fuerza

Cuando se propuso el diálogo, nadie creyó que iba a ser fácil. La guerrilla exigió el despeje de

algunos municipios del país y rechazó la posibilidad de sentarse a la mesa con las autodefensas;

estos grupos armados, a su vez, exigieron garantías de la voluntad de paz de la guerrilla y parte de

la opinión pública, estimulada por algunos medios de comunicación, reclamó medidas de fuerza y

un ejercicio vigoroso de la autoridad, rechazó cualquier clase de concesión o de acuerdo, consideró

inaceptable que al guerrillero se lo tratara como negociador y calificó los arreglos como una derrota

y una debilidad, y no como una posibilidad de paz. Otro sector de la opinión, en cambio, vio los

diálogos como una salida; quiso que cesaran los enfrentamientos y entendió que para una paz

duradera se requerían concesiones económicas y políticas que modificarían, necesariamente las

relaciones de poder y construirían un nuevo marco institucional

Esos sectores, enfrentados en una ardiente pugna verbal, bajaron el tono cuando cinco años más

tarde se hicieron posibles los acuerdos que generaron una tregua. A partir de ahí siguió un proceso

largo, con una agenda extensa y con propuestas polémicas como la de reunir una nueva

Constituyente y la de constituir un nuevo gobierno con participación de la insurgencia. El gobierno,

puesto entre la espada de los insurgentes y la pared de una opinión pública desconfiada y exigente,

presionado por la realidad insoslayable de una economía golpeada y en crisis por la multiplicación

de los atentados y emplazado por la opinión pública internacional y por agentes de otros gobiernos,

optó por transar. Así se abrió el paso para cambios tan drásticos como una Constituyente, un

gobierno de coalición y cambios significativos en los distintos campos de la vida nacional. Fueron

medidas que tuvieron un impacto significativo en la vida del país y que generaron altos costos.

Fue evidente, desde el principio, que todos los interlocutores se sentían en la obligación de concluir

las negociaciones, por eso acordaron que ninguna de las partes abandonaría la mesa hasta agotar la

agenda y llegar a un acuerdo razonado y razonable. Esto los predispuso a hacer concesiones

Las dificultades se sortearon con la ayuda de los mediadores internacionales y de los expertos en

solución de conflictos. Se logró la presencia y la participación de todos los actores armados,

guerrilleros, autodefensas y junto a ellos, como asesores y testigos, los delegados de las Fuerzas

Armadas. Fue un proceso con significativos costos que implicaron reformas en el campo, en las

ciudades y en los sistemas tributarios y una mayor presencia del Estado en la dirección de la

economía.

Este hecho le abrió el paso a otros dos acontecimientos : la convocatoria de una Asamblea

Constituyente que consagró las reglas de juego exigidas por el nuevo pacto político, que incluyeron

beneficios legales de perdón y olvido para los alzados en armas, y un gobierno de coalición con

una activa participación de la guerrilla

Estos hechos provocaron una reacción de rechazo de parte de sectores de la población que

consideraron esas condiciones como una rendición y una entrega, y como un costo excesivo del

proceso de paz y se convirtieron en fuertes opositores de estos acuerdos.

Esos opositores ya se habían manifestado como reacción a la baja de los indicadores de la

economía. Los acuerdos de paz plantearon inicialmente el costoso reto de adelantar las reformas

agraria y urbana y de reconstruir la infraestructura productiva del país, estancada en unos casos, o

severamente deteriorada por la guerra en otros. Esos costos se elevaron cuando se acometió la tarea

de reintegración de un millón de desplazados. Garantizar su seguridad, la propiedad de sus tierras,

la comercialización de sus productos y la prestación de servicios básicos de educación y salud para

todos ellos fue una gestión a la vez costosa e impostergable. Entre las medidas que se adoptaron

para corresponder a estos requerimientos, estuvieron estas:

La adopción de un sistema mixto, estatal-privado- solidario, en que la iniciativa privada asumió la

prestación de algunos servicios que el Estado no podía tomar por su cuenta de modo eficiente. El

diseño de un estado con capacidad de gestión suficiente para convertirse en árbitro eficaz de la

relación capital-trabajo. La promoción de una justicia eficiente para enfrentar elevadas tasas de

criminalidad, intensificadas como consecuencia del conflicto y de la transición de antiguos

guerrilleros a la vida civil y un régimen de justicia con injerencia de exguerrilleros que actuaron

como jueces de paz en las regiones en donde habían consolidado su influencia...

Una vez culminada la negociación, la economía empezó a mostrar leves signos de recuperación

con un crecimiento económico lento, aunque el impacto en lo político y en la economía había sido

fuerte y de altos costos, la acción más urgente se impuso en lo social. Y fue comprensible, había

demasiadas necesidades insatisfechas y un cúmulo de problemas sociales resueltos a medias, que

fueron el caldo de cultivo para la generación de una nueva violencia. Por eso hubo que gestionar,

por parte del Estado, una provisión directa de servicios de educación y salud a los sectores más

pobres de la población

También se asumieron los costos de una política de redistribución de la riqueza, que implicó

reformas en materia de impuestos, de salarios, de seguridad social y de acceso a la propiedad rural

y urbana

Otra clase de costos fue la que se asumió para garantizar una democracia más participativa: la

reforma de los partidos y la activación de los instrumentos de participación ciudadana previstos en

la Constitución de 1991 y reforzados en los proyectos de la nueva Constitución. Fueron reformas

de alto costo económico, social y político que hicieron parte de los acuerdos.

Mientras tanto la opinión internacional pasó del estupor con que contempló a Colombia como un

caso perdido cuando la guerra llegó a sus más altos niveles de crueldad, a la expectativa que crearon

el comienzo de los diálogos y la participación de los mediadores internacionales, a una acción de

respaldo que, finalmente, se tradujo en una significativa presencia de la representación

internacional y en una calificación favorable del país en materia de derechos humanos.

En efecto, la causa de las descalificaciones, originada en la confrontación gobierno –insurgencias,

desapareció al iniciarse el proceso de los acuerdos. Los abusos de los grupos armados disminuyeron

hasta desaparecer, el número de muertos -debido a estos conflictos- se redujo hasta llegar a las

cifras normales en tiempos de paz y, como consecuencia de la recuperación del orden, el

narcotráfico quedó más expuesto al control de las autoridades

Hoy, pasados esos años tormentosos de graves decisiones, hay que reconocer que, en vez de

perderlo todo, todos ganaron algo cuando le aplicaron al pésimo pleito que destruía al país, la

sabiduría de aquella conocida sentencia que reza, es mejor algún arreglo que un mal pleito.”

Tercer escenario. Todos a marchar

Para reconstruir una nación rota y zurcir las rasgaduras hechas al tejido social del país y ante la

frustración de otros intentos para alcanzar la paz, se instauró un mandato firme para poner orden al

caos institucional.

Si un hombre de la generación que optó por esta alternativa, tuviera que explicarle a su hijo los

costos y logros de esta fórmula de solución, tendría que hacerlo en estos o en parecidos términos.

Tras el fracaso de los acuerdos de paz, nuestra esperanza se concentró en un gobernante que tuviera

la energía y la imaginación suficientes para aplicar medidas extraordinarias a una situación que no

tenía nada de ordinaria, como verás. Colombia tenía todo el aspecto de un país ocupado por fuerzas

no previstas en nuestras normas constitucionales. Las ramas del poder público sin autonomía,

porque estaban presionadas por el miedo, el chantaje y la corrupción, los narcotraficantes imponían

su ley y sus negocios, la subversión avanzaba en dominio territorial y en acumulación de recursos

económicos y de armas, los grupos de autodefensa, cada vez más fuertes sostenían una guerra por

el territorio, palmo a palmo, las Fuerzas Armadas estaban desmoralizadas, los programas para

combatir la corrupción habían fracasado, mientras ascendían los índices de pobreza y de desempleo

y la crisis fiscal se hacía más profunda

Observando este panorama de desolación y de desaliento, pensamos que la solución estaba en un

gobernante que pusiera al país a marchar. Y eso fue lo que hicimos.

Encontramos un líder que, desde la presidencia, y ante los repetidos fracasos, le impuso un límite

a los derechos fundamentales, amplió el pie de fuerza del ejército y de la policía, fortaleció la

economía y la institución de los militares y levantó todas las restricciones legales y constitucionales

que ataban las manos de las fuerzas armadas.

Esas medidas provocaron reacciones inmediatas en el interior y en el exterior del país. En nombre

de los Derechos Humanos se condenó la licencia de inhumanidad que, según los organismos

especializados, se le había otorgado a las Fuerzas Armadas. Tras las protestas llovieron las

sanciones y comenzó un proceso de aislamiento internacional.

Golpeados militar y financieramente, los grupos armados disminuyeron sus acciones y comenzaron

a considerar propuestas de diálogo. Las medidas de estímulo para la economía y para el sector

productivo, unidos a los triunfos militares, le aseguraron al presidente un segundo período,

autorizado por una oportuna reforma constitucional.

En ese segundo gobierno, la guerrilla derrotada y las autodefensas desmovilizadas fueron objeto

de distintos tratamientos y la economía empezó un período de recuperación. Al mismo tiempo se

agudizó el crecimiento de la tensión social. Esto le dio un final lánguido a este segundo gobierno,

al que tendrían que seguir otros períodos presidenciales dedicados a trabajar por un equilibrio de

lo social, por la recuperación del tiempo perdido para el país y por la revitalización de las relaciones

internacionales.

Los actos de autoridad provocaron en una parte de la población una sensación de seguridad y de

confianza, pero en otros grupos comenzaron a gestarse movimientos de oposición como reacción

a las limitaciones impuestas a las libertades políticas, a la eliminación de los grupos de izquierda y

a la persecución a todo aquel que expresara inconformidad con el régimen.

Regiones y localidades en los que se había comenzado a construir una tradición de autonomía y de

poder local, se opusieron a la acentuación del poder de la capital, y los sectores populares, afectados

por las medidas económicas y por el aumento del desempleo, hicieron más fuertes los grupos de

oposición. Así llegó a conformarse un movimiento sólido que alimentó su inconformidad con la

imagen negativa del país en el exterior, con los rezagos de la violencia política, con las sutiles pero

efectivas formas de censura de prensa, con la apelación constante al estado de emergencia, con la

negación sistemática de garantías ciudadanas como el habeas corpus y con los altos costos de los

cuerpos de seguridad.

Esos altos costos afectaron asuntos vitales como la educación y la salud, que tuvieron presupuestos

recortados mientras duró la alta prioridad concedida a la dotación militar.

El capital fue favorecido con bajos impuestos, con iniciativas de privatización y con políticas que

les dejaron un libre juego exclusivamente a las fuerzas del mercado. Así se llegó a un sistema

económico privado, con muy pocas regulaciones para la actividad de las empresas privadas y con

el Estado como gran promotor del libre mercado y de la iniciativa de empresarios e industriales.

En estas condiciones la economía alcanzó elevadas tasas de crecimiento, pero se mantuvieron

diversas tensiones sociales debidas a la brecha entre las distintas clases sociales.

Por eso los signos de lo social no fueron alentadores. La política social fue de coyuntura. El

gobierno respondió a las presiones y a las necesidades del momento, con medidas transitorias y

paternalistas que no cambiaron las estructuras de la sociedad.

La mala imagen internacional fue parte del costo que el país tuvo que pagar por esta política de

mano dura, que suspendió la vigencia de los Derechos Humanos durante la ofensiva militar. Ya

antes el narcotráfico y la violencia habían deteriorado la imagen del país y ahora se agregaron las

medidas del gobierno que provocaron la reacción de las organizaciones internacionales de

Derechos Humanos, de la Unión Europea, del Senado y el Departamento de Estado de los Estados

Unidos y de la OEA que denunciaron y propusieron medidas que ocuparon a los mejores

funcionarios de la cancillería años después, en una paciente y hábil campaña diplomática para

obtener, como en efecto se obtuvo, la reconciliación del país con la comunidad internacional.

Mucho más, cuando las acciones del orden y de cumplimiento de la ley, permitieron que se

combatiera decidida y frontalmente el tema del narcotráfico.

Al final se mantuvieron en Colombia la fiscalización y el control internacionales en materia de

Derechos Humanos.

Miradas a distancia, las acciones que emprendimos fueron la única respuesta que consideramos

posible para los enormes males que estábamos padeciendo. Fue una solución con grandes costos,

que tuvimos que asumir como pago de los numerosos errores y omisiones en que habíamos

incurrido. Para reconstruir una nación rota y zurcir las rasgaduras hechas en el tejido social del

país, resultó inevitable que nos pusiéramos todos a marchar.

Cuarto escenario. La unión hace la fuerza

Colombia empezó a abrir caminos, a construir aeropuertos y estadios, barrios, acueductos y

alcantarillados, escuelas, iglesias, y centros de salud con la unión de los esfuerzos de distintos

grupos en el campo y en las ciudades. Es una práctica enraizada en la cultura popular que cada vez

comprueba que hay una fuerza en esa aceptación de los otros como son, con sus diferencias porque

estas son riquezas que se ponen en común y que le dan solidez a la vida de la sociedad. También

han descubierto los colombianos en estas tareas comunes, que los intereses compartidos y las tareas

que se cumplen con el concurso de muchas manos, los fortalecen, porque más que las armas, o el

dinero, o las leyes, a las sociedades les dan vigor los sueños, los trabajos y los logros puestos en

común. Así lo han demostrado las reformas sociales y políticas y algunas de sus mejores

realizaciones. Esas experiencias son las que aconsejan volver a la sabiduría de la organización y de

las prácticas tradicionales en las que, en vez de la sola fuerza, se aprovechan todas las posibilidades

de la fuerza de la unión.

Al final de sus años uno de los participantes en la abrumadora movilización social que se desató a

finales del milenio, recogió los recuerdos de la etapa que llamó la más memorable de su vida,

porque había representado para él y para el país la demostración de las posibilidades de la unión

como fuerza.

“Esa protesta contra la violencia y la guerra, contra atrocidades como los asesinatos y masacres,

los secuestros y desapariciones, contra el desplazamiento forzado de pobladores, al principio

inspiró movimientos instintivos y desarticulados que, después, comenzaron a buscar cauce.”

Los países que habían respaldado los esfuerzos en busca de una salida, estimularon las actividades

que se emprendieron en busca de una organización de la sociedad civil. Se llegó a una organización

autónoma en unidades regionales y locales que tuvieron el propósito único de construir la paz,

recuperar la economía local y moralizar los sectores público y privado.

Al mismo tiempo continuó el proceso de las comunidades y territorios de paz. Fueron grupos de

vecinos, en centros de estudio o de trabajo, en municipios enteros, los que se fueron

comprometiendo en zonas urbanas y rurales con acciones concretas de convivencia pacífica y con

obras para el bienestar. Grupos de campesinos, atrapados entre el triple fuego de guerrilleros,

autodefensas y militares, proclamaron una neutralidad activa en el conflicto o simplemente

exigieron el respeto a la independencia e inmunidad de la población civil, acogiendo los convenios

sobre derecho internacional humanitario. En los principales centros urbanos y en pequeños

municipios como había ocurrido en La India, una vereda del municipio de Cimitarra en Santander,

los ciudadanos se organizaron para defender su derecho a la paz y para cumplir sus deberes como

constructores de justicia social.

Así lograron convertirse en grupos de presión para la disminución de la violencia y el fin de los

enfrentamientos armados y al mismo tiempo para controlar en mejor forma la gestión pública. Los

gobiernos obrando con realismo político decidieron apoyar ese movimiento y, dentro de un estatuto

de autonomía política, le dieron un eje y lo preservaron de la anarquía.

Los actores armados generaron altos niveles de violencia al comienzo, pero el rechazo creciente de

los ciudadanos ante cualquier acto de guerra o atrocidad, produjo un cambio de estrategias, las

iniciativas de contenido político reemplazaron a las de inspiración militar.

La intensificación de la participación y la organización de ciudadanos de base cada vez más

solidarios, fue erosionando a nivel local el sentido real de todo tipo de lucha armada y las prácticas

políticas convencionales. Las luchas político ideológicas locales - las armadas y las no armadas,

fueron cediendo el terreno en favor de respuestas concretas a las necesidades más urgentes de las

comunidades. La influencia del dinero del narcotráfico fue atenuándose con acciones de lucha

contra el narcotráfico, a medida que la moralización de la vida local se fue consolidando. Ya hacia

el final de este proceso de robustecimiento de la sociedad civil, fue notoria la fuerza de unas

organizaciones ciudadanas fuertes en muchas regiones del país. También fue notable la aparición

de gobiernos locales que, bajo la presión ciudadana y con el apoyo de grupos opuestos al sistema

derrotaron la corrupción y se comenzó a construir un país distinto.

La vida política tuvo un cambio lento. Fue necesario vencer el temor que tenían los ciudadanos

comunes de constituirse en actores políticos y superar la sospecha que esto generaba en el resto de

la población. Cuando grupos de la sociedad civil se organizaron, buscando representatividad en los

cargos públicos, fueron acusados de querer repetir los modelos desgastados de hacer política.

También hubo líderes políticos que quisieron tomarse esos movimientos sociales unificadores, para

convertirlos en sus banderas personales.

Sin embargo, el esfuerzo dio sus frutos y la sociedad civil pudo contar con un gobierno legítimo

que representara sus intereses. La presión ciudadana, aceptada como mandato ineludible en los más

altos niveles, indujo formas nuevas en la administración pública y en la organización de los partidos

y generó una nueva clase de liderazgo. Lo mismo sucedió en las relaciones con los actores armados,

los acuerdos no fueron el resultado de una intimidación sino de una intensa gestión y participación

de la ciudadanía. El clientelismo tradicional de la política fue arrinconado cuando las

organizaciones ciudadanas de las regiones y de los municipios hicieron sentir su presencia y su

presión.

Se lograron efectivos pactos de paz que ayudaron a asumir los retos de reconstrucción nacional y

a responder al acumulado histórico de problemas agrarios, sociales y de organización institucional.

Se fortaleció la democracia participativa y de solidaridad. Para los partidos como para las

organizaciones sociales llegó a ser claro que su supervivencia dependería de su capacidad para

ajustar su paso y sus actividades a los de una ciudadanía activa, organizada y cada vez más educada.

Esa participación ciudadana en los asuntos públicos redujo las tensiones en las conversaciones del

gobierno con los movimientos armados y obtuvo acuerdos favorables para la población. Se

multiplicaron las organizaciones sociales y de liderazgo cívico. Se fortalecieron los sindicatos, las

agrupaciones de campesinos, indígenas y mujeres, las ONG y las asociaciones de empresarios.

La dinámica impuesta por la presencia ciudadana , fundamentada y enriquecida por un proceso

educativo integral, repercutió en la economía y generó un sistema mixto con peso dominante de la

empresa privada y solidaria, y con una eficiente interacción del Estado para garantizar la mayor

competencia, la competitividad, la redistribución y la equidad. El Estado, bajo la influencia de

organizaciones civiles, garantizó y reglamentó la provisión eficiente de bienes y servicios con

énfasis en la educación para los sectores sociales menos favorecidos. Estableció unas relaciones

económicas y de participación entre el capital y el trabajo.

Los acuerdos restablecieron la confianza y, en consecuencia, el país pudo aprovechar en forma

eficiente y sostenible sus recursos naturales. Se logró un ajuste fiscal. Los capitales que, en los

primeros años, se habían ido al exterior, comenzaron a retornar.

Restablecida la confianza de la sociedad y garantizada la seguridad de inversionistas y empresarios,

los indicadores de la economía tuvieron una previsible evolución positiva y retornaron a las

tendencias de largo plazo que habían tenido antes de la intensificación del conflicto armado.

Al fortalecer efectivamente las regiones cambió lo social y que se puso en marcha el proceso para

hacer un Estado descentralizado con participación de la comunidad. El efecto más visible de esa

dinámica fue la participación creciente de la ciudadanía en los asuntos públicos. Se llegó a entender

que la preservación y defensa de lo público tiene que ver con la paz, y el resultado fue la puesta en

marcha de una política social , que permitió ampliar gradualmente el acceso de la población a la

educación y los demás servicios.

El interés internacional comenzó cuando la ciudadanía irrumpió en masivos pronunciamientos a

favor de la paz y en respuesta a cada acto atroz, exigiendo el respeto a los derechos humanos y el

fin de los conflictos armados. El repudio ciudadano a la narcoeconomía y a la narcopolítica

contribuyó a la valoración de Colombia en el mundo.

El prestigio internacional y la dignidad del país se elevaron con las acciones de la ciudadanía, en

armonía con las autoridades, para la consolidación de la democracia y con el fortalecimiento de las

políticas en defensa de los derechos humanos. Colombia se encaminó hacia una democracia sólida

con el apoyo de las naciones del mundo y de los organismos internacionales.

La sociedad civil consciente del daño tremendo que hizo a toda su estructura social la presencia

extendida del narcotráfico, recuperó su sentido ético y le cerró las puertas. Se combatieron, desde

las instancias legales y el mismo gobierno, los fortines políticos que estos habían instalado en el

poder, y las prácticas conexas, que como el lavado de dólares y el contrabando, habían deteriorado

tanto nuestra economía.

Los altos índices de muertes violentas, que habían escandalizado e inquietado a la opinión del

mundo, comenzaron a descender. Tanto las víctimas de la delincuencia política, como las de la

delincuencia común, se redujeron sustancialmente en este nuevo clima nacional.

Fue una tarea difícil como ninguna otra que requirió un esfuerzo de largo plazo y unos profundos

cambios en la mentalidad individual y colectiva. Ante los resultados obtenidos y al cambiar el mapa

de las relaciones entre los colombianos, comprendimos por qué había sido un proceso tan difícil.

Y por qué no se había intentado antes. Suponía una enorme fe en nosotros mismos y el cambio de

una vieja manera de ser. Pero este proceso nos reveló a la vez la gran causa de nuestros males: la

inclinación a trabajar divididos y aislados, y nos descubrió también nuestra verdadera fuerza: la

unión”.

El documento completo que contiene los escenarios se puede encontrar en este enlace:

http://www.generonconsulting.com/publications/papers/pdfs/ EscenariosDestinoColombia.pdf

Proyecto agenda Colombia

Con el proyecto Agenda Colombia Fedesarrollo (1998) busca plantear propuestas concretas sobre

algunos de los temas más importantes que debe contener el Plan de Desarrollo del nuevo gobierno.

Para cumplir este propósito, Fedesarrollo entrega esta serie de documentos, de alto contenido

académico pero de fácil lectura, que definen las prioridades y fijan las posiciones sobre los temas

de educación, salud y desempleo, infraestructura, orden público y relaciones internacionales. En

estos documentos se presenta un diagnóstico de los problemas específicos a ser abordados y se

señalan las estrategias más idóneas para solucionarlos. Este trabajo busca hacer un balance de la

situación actual de la salud en Colombia, así como de los obstáculos que la reforma enfrenta en la

actualidad para su cabal desarrollo. Esta introducción constituye la primera sección del trabajo. En

la segunda se hace una breve presentación de la situación del sector salud antes de la Ley 100. La

tercera sección presenta una síntesis de los aspectos más importantes de la reforma, mientras que

en la cuarta se hace un balance de sus logros. Finalmente se analizan los principales obstáculos que

enfrenta en la actualidad el desarrollo del nuevo sistema y se presentan algunas recomendaciones

al respecto. En este primer volumen se incluyen los diagnósticos y las recomendaciones para los

sectores de la salud, la educación y el empleo. En el segundo volumen se incluyen los diagnósticos

y las recomendaciones para los sectores de infraestructura, orden público y relaciones

internacionales.

El tomo I se puede consultar en: https://www.repository.fedesarrollo.org.co/handle/11445/1901

El tomo II se puede consultar en: https://www.repository.fedesarrollo.org.co/handle/11445/1902

Misión para la transformación del campo. Saldar la deuda histórica con el campo. Marco

conceptual de la Misión para la Transformación del Campo (Ocampo, 2014).

Así mismo debe indicarse que se ha introducido una visión prospectiva, de mediano y largo plazo.

La Misión Rural está analizando el futuro del sector agropecuario, y el papel que él desarrollará en

la sociedad colombiana.

El área rural colombiana ha sido uno de los ejes indiscutibles del desarrollo económico del país.

Al mismo tiempo, sin embargo, su atraso relativo en materia económica y social muestra los sesgos

urbanos que ha tenido nuestro desarrollo. El campo ha sido, además, el escenario principal del largo

conflicto armado. El objetivo central de la Misión para la Transformación del Campo será, por lo

tanto, proponer políticas de Estado para que el país salde su deuda histórica con el campo como

elemento esencial para construir la paz. Esta tarea debe entenderse, además, dentro de la

concepción de nuestra Carta Política, que define a Colombia como un Estado social de derecho. El

objetivo es, por lo tanto, garantizar oportunidades económicas y derechos económicos, sociales y

culturales a nuestros habitantes rurales para que tengan la opción de vivir la vida digna que quieren

y valoran. (Seguimos aquí el concepto de Amartya Sen de desarrollo como la expansión de

libertades y capacidades para que la población pueda llevar a cabo la vida que valoran y tienen

razones para valorar)

La Misión parte de tres ideas fuerza, que pueden entenderse también como los principios básicos

que deben regir las políticas de desarrollo rural:

• La necesidad de fomentar un enfoque territorial participativo, que reconoce una ruralidad

diferenciada y a los habitantes rurales como gestores y actores de su propio desarrollo.

• La concepción del desarrollo como un proceso integral, que busca la inclusión, tanto social

como productiva, de todos los habitantes rurales.

• Esta visión implica la necesidad de superar la visión asistencialista de las políticas rurales

y considerar a los habitantes rurales tanto como agentes de desarrollo productivo como

sujetos de derechos y, por ende, como plenos ciudadanos.

• La necesidad de promover un desarrollo rural competitivo y ambientalmente sostenible

basado, ante todo, en la provisión adecuada de bienes públicos que faciliten el desarrollo

tanto de actividades agropecuarias como no agropecuarias

El enfoque territorial participativo adopta la concepción de nueva ruralidad, que supera la

dicotomía rural-urbana y mira más a las relaciones, sinergias y complementariedades que permiten

aumentar la competitividad y cerrar las brechas de exclusión de la población rural.

Este enfoque busca, además, atender la diversidad socio-económica, cultural y ecológica de los

distintos territorios con enfoques específicos a las condiciones de cada uno de ellos. Aún más, parte

de promover las iniciativas de las organizaciones locales y las redes de cooperación entre agentes

públicos y privados, contribuyendo de esa manera a construir tejidos sociales más densos, es decir,

a construir sociedad.

El desarrollo como un proceso integral responde al concepto de desarrollo sostenible en su sentido

amplio, que abarca sus dimensiones económicas, sociales y ambientales. En tal sentido, busca

promover, ante todo, que los habitantes del campo tengan una vida digna, que garantice tanto sus

derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, como sus derechos civiles y políticos, y

muy especialmente su seguridad personal y su libertad para asociarse y participar sin miedo en las

decisiones de su comunidad y de la vida nacional.

Dadas las enormes desigualdades que caracterizan al país, esta visión implica la necesidad de

colocar la equidad en el centro de las políticas de desarrollo del campo y, por ende, reducir las

enormes desigualdades entre los habitantes urbanos y rurales, entre hombres y mujeres, entre los

propios habitantes rurales y entre las distintas regiones de Colombia. Esto implica tener políticas

de Estado que favorezcan a los más pobres y el desarrollo progresivo de una clase media rural,

dentro de un enfoque en el cual los habitantes rurales son los actores básicos de su propio

desarrollo, tanto humano como productivo. Acorde con el enfoque territorial, implica también que

se deben formular políticas que reconozcan la diversidad de condiciones sociales, económicas,

ambientales y culturales que caracterizan nuestro mundo rural.

En materia económica, es necesario garantizar un desarrollo que permita el progreso de pequeñas,

medianas y grandes empresas, incluyendo cooperativas y otras formas de asociación de

productores. Las políticas para apoyar el desarrollo productivo deben estar dirigidas a la provisión

de bienes públicos (en particular, programas de innovación, ciencia y tecnología, infraestructura

adecuada y protección jurídica) y una política económica apropiada (en especial en materia de

política cambiaria, crediticia y de comercio exterior). Debe superar, por lo tanto, la tendencia a

superar las dificultades del campo a través de subsidios temporales o asistenciales que no corrigen

los problemas estructurales que enfrenta el campo y, por ende, no tienen efectos de larga duración.

Estas políticas deben garantizar, en primer término, un sector agropecuario competitivo, que

responda a la vocación del país de ser una de las despensas del mundo. Sin embargo, la estrategia

productiva debe reconocer que si bien históricamente la zona rural era definida como aquella en la

que se realizaban actividades primarias, en particular las agropecuarias, debe trascender la óptica

de ligar la producción de manufacturas y servicios estrictamente a espacios urbanos. Hoy en día,

las actividades productivas, si bien mantienen cierta relación urbano-rural, han trascendido estas

barreras para pensar en las sinergias entre los sectores primarios, secundarios y terciarios y en

relocalizar muchas actividades a espacios que antes se consideraban como exclusivamente de

vocación primaria.

El desarrollo económico debe garantizar, a su vez, la protección del medio ambiente, en particular

del agua, los suelos y la biodiversidad como elementos constitutivos y fundamentales para el

desarrollo de actividades rurales. Además, por razones de equidad intergeneracional, el ritmo de

extracción de los recursos naturales no renovables debe garantizar el bienestar no solamente de la

generación actual, sino de las futuras

La visión expresada en estas tres ideas fuerzas reconoce que lo rural es estratégico para el

desarrollo, no subsidiario y no solamente por razones económicas sino también por la necesidad

de superar los factores históricos del conflicto y construir la paz. Esta paz parte de entender el

campo como un espacio donde caben y pueden convivir armoniosamente los grandes, los medianos

y los pequeños agricultores en conjunto con actores de otras actividades económicas. Para ello el

Estado debe garantizar la seguridad física y la seguridad jurídica de todos, reparar a aquellos que

se vieron afectados por el conflicto y apoyar preferencialmente a los pequeños y la población más

vulnerable, al tiempo que provee bienes públicos que beneficien al conjunto de actores rurales.

Todos los colombianos debemos entender que materializar esta visión empieza por saldar la deuda

histórica con el campo

La Misión ha propuesto unas categorías de ruralidad. Estas categorías respetan las divisiones

político-administrativas, parten del sistema de ciudades y utilizan la densidad, el tamaño de las

cabeceras y la distribución entre la cabecera y el área dispersa como criterios básicos de

clasificación.( Se viene trabajando en una definición de categorías de ruralidad más amplia donde

se incorporen mejor criterios de distancia a las ciudades y aglomeraciones al igual que usos del

suelo )De acuerdo con esta clasificación, la vida rural sigue teniendo un peso muy elevado: cerca

del 60% de los municipios que tiene Colombia deben considerarse como rurales y existe, además,

una población rural dispersa en el resto de municipios, con lo cual la población rural representa

poco más de 30% de la población del país. Además, muchas de nuestras ciudades intermedias e

incluso grandes siguen teniendo una relación muy estrecha con las actividades agropecuarias. La

“ruralidad” debe entenderse, así, como un continuo, que de hecho no desaparece aún en nuestras

grandes urbes. El informe se puede leer en:

https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Prensa/DOCUMENTO%20MARCO-MISION.pdf

ESCENARIOS DE LA UNIVERSIDAD

"Sólo las épocas criticas inventan utopías", ha escrito Octavio Paz, y agrega "las utopías son los

sueños de la razón" Alfred Whitehead sostiene que "la universidad es también imaginación o no es

nada" y que su tarea es "la creación del futuro" Es decir, no sólo preverlo sino contribuir a

prefigurarlo "El mejor modo de prever el futuro —nos dicen otras voces— es inventarlo" Y Sartre

ya nos había señalado que el hombre es como un vuelo que se escapa del presente y va hacia el

futuro Pero también hay quienes nos advierten que el camino más corto al futuro es el estudio del

pasado "La vida —escribe Kierkegaard— no se comprende sin volver la mirada hacia atrás, pero

no se la vive sin mirar el futuro" De ahí que la prospectiva se entienda como "una actitud frente al

presente, que integra futuro y pasado, una reflexión que permite imaginar futuros posibles"

Una de las características de la universidad en el siglo XXI, es la recomposición de su papel actual

en la sociedad. Ésta será más promisoria, si se produce como parte de la comprensión, del análisis,

y de las propuestas y consensos académicos, sobre su rol y objetivos en el actual mundo

globalizado.

La universidad puede ser, y ha sido, un espacio de generación de alternativas y de renovación de

las sociedades y de los países. Pero también ha sido un lugar que no se ha renovado de una manera

dinámica y reflexiva que, por ejemplo, siga el paso del tiempo histórico. Eso ha ocurrido en parte

en Colombia y también en otros países. La universidad ha ido cambiando, pero no como resultado

de un proceso de deliberación y reforma interna, sino más bien siguiendo la fuerza de los hechos,

sin que hayamos logrado hasta ahora imprimirle una dirección mucho más reflexiva y deliberada

y sin que, además, haya la posibilidad de que esa capacidad de innovación, que siempre existe en

la universidad, se convierta en una fuerza social que complemente la constitución de los sujetos

sociales y políticos que en los últimos tiempos han creado la posibilidad de renovación y

articulación del país.

Apuntar que la Universidad está cambiando resulta ya una evidencia más que una información

relevante. Estos cambios han sido analizados desde muy diferentes perspectivas e instancias y

han sido objeto de innumerables eventos y foros. Estos foros no hacen más que recoger una

tendencia ya formulada por la propia UNESCO (1998) al afirmar que los sistemas de

educación superior deberían aumentar su capacidad para vivir en medio de la incertidumbre,

para transformarse y provocar el cambio, para atender las necesidades sociales y fomentar la

solidaridad y la igualdad; preservar y ejercer el rigor científico con espíritu imparcial por ser

requisito previo para alcanzar y mantener un nivel indispensable de calidad; y colocar a los

estudiantes en el primer plano de sus preocupaciones en la perspectiva de una educación a lo

largo de toda la vida a fin que se puedan integrar plenamente en la sociedad mundial del

conocimiento

Todo indica que vivimos en el epicentro de un vertiginoso proceso de cambio, que afecta a la

institución universitaria y por ende al profesorado y a su gestión. Es pues, desde esa

perspectiva que analizamos tal cambio y sus implicaciones desde el punto de vista de los

responsables y administradores de la docencia y los docentes.

Claudio Rama (2010, pp. 73-88) plantea las siguientes megatendencias, ellas son: la masificación

y la tensión de la deselitización; las regulaciones y la tensión de la desautonomización; la

diferenciación y la tensión de la deshomogenización; la mercantilizacion y la tensión de la

desgratuitarización; la internacionalización y la tensión de la desnacionalización y la virtualización

y la tensión de la despresencialización.

Tres escenarios de cara al 2100

Innovar o perecer, es el reto que hoy día enfrentan las universidades La Universidad para el siglo

XXI debe asumir el cambio y el futuro como consubstanciales de su ser y quehacer, si realmente

pretende ser contemporánea El cambio exige de las universidades una predisposición a la reforma

permanente de sus estructuras, programas y métodos de trabajo, lo cual implica asumir la

flexibilidad y la innovación como normas de trabajo La crisis obliga al cambio Las crisis se

producen, se ha dicho, "cuando lo que está por nacer no nace y lo que está por morir no mucre" El

paradigma de la Universidad actual responde a la sociedad industrial, que está en proceso de

profunda mutación, pero que aún no da paso a la sociedad postindustrial o postmoderna que deberá

sustituirla ¿La "sociedad del conocimiento» ¿La "sociedad de la información"?

La instalación en el futuro y la incorporación de la visión prospectiva, harán que la educación

superior contribuya a la elaboración de los proyectos futuros de sociedad, inspirados en la

solidaridad, en la equidad y en el respeto al ambiente. Philip Coombs llega a sostener que las

universidades no tienen otra opción real sino atender estas nuevas necesidades porque, "si dejan de

hacerlo, se hallarán otras maneras de atender estas demandas y las universidades que funcionen

mal y no respondan a estas presiones terminarán, como los dinosaurios, siendo piezas de museo"

No olvidemos que hoy en día las universidades no tienen el monopolio de la enseñanza superior ni

de la investigación El conocimiento no sólo se elabora en sus recintos, sino que buena parte del

mismo se produce fuera de ellas En los Estados Unidos, las unidades de investigación y

adiestramiento que en su propio seno han creado las grandes corporaciones, están invirtiendo sumas

tan grandes que esas actividades no podrían ser absorbidas por las Universidades tradicionales.

La vocación de cambio implica una Universidad al servicio de la imaginación y de la creatividad,

y no únicamente al servicio de una estrecha profesionalización, como desafortunadamente ha sido

hasta ahora, en términos generales

La magnitud del cambio inherente a los nuevos paradigmas científicos, culturales y educativos es

tan grande que parecería irrealizable, pero la revolución científica se encuentra en marcha con la

consecuente transformación radical de la educación que conlleva. No es ocioso mencionar a este

respecto que la Comisión Internacional sobre Cultura y Desarrollo de la UNESCO, en un proyecto

de informe (Tunnermann, 1998, pp. 218 -219), prevé tres escenarios posibles para la humanidad

en periodos de cuarenta años, desde 1980 hasta el año 2100, referidos principalmente al ámbito

cultural.

Según este informe, el primero de esos periodos está teniendo lugar y se extenderá hasta 2020,

dominado El período 1980-2020 dominado por los medios masivos de comunicación social y las

imágenes. El flujo de información abrirá la conciencia de los pueblos sobre la sociedad global o

mundial, pero estará condicionado por la necesidad de persuadir o vender El anuncio, la

propaganda, la anécdota prevalecerán sobre la información de fondo Grandes masas de población

fluirán hacia los suburbios de las ciudades y la industrialización del campo hará aún mayor el éxodo

rural La exclusión, la pobreza y el desorden surgirán por todos lados y se incrementará el crimen

organizado.

En cambio, el escenario para 2020-2060 sería el de la sociedad educativa Esfuerzos realmente

serios e imaginativos, a nivel mundial, se harán para erradicar el analfabetismo, las drogas y el

sectarismo principalmente mediante la educación de las mayorías desfavorecidas Esto se logrará

mediante el uso intensivo de las nuevas tecnologías educativas y de la consagración prioritaria de

los medios de comunicación social a propósitos educativos Surgirá por todas partes un deseo de

orden. También serán lanzados, a nivel mundial, programas destinados a regular el uso de la tierra

y de los recursos naturales, principalmente forestales y para el planeamiento racional de las

ciudades Los impuestos serían reordenados en función de la preservación del ambiente Cada quien

sería obligado a pagar impuestos según el daño que cause al ambiente

Finalmente, del 2060 hasta el fin del próximo siglo, sería el reino de la "sociedad creativa' Como

una reacción al exceso de normas, la humanidad buscará cómo liberar plenamente su potencial

creador Toda persona será educada de manera permanente hasta los 80 años para adquirir una

cultura humanística y técnica La educación será una actividad que acompañará al ser humano

mientras viva Mientras a principios de nuestra década de los 90 el 87% de los jóvenes del mundo

no tiene acceso a la Educación Superior, en este período la inmensa mayoría lo tendrá El desarrollo

sustentable será por fin una realidad La creatividad, que combinará el aprendizaje con el placer,

será la gran fuerza que conducirá a nuevos logros en los campos de la ciencia, la técnica, las artes

y los deportes Toda la población participará en las actividades artísticas Prevalecerá el respeto

pleno a los valores femeninos y a todas las formas de vida El tejido social permanecerá unido ya

no por el dinero, la dominación ola violencia sino por la cultura, la educación, la creatividad y el

libre acceso a los valores del espíritu Será una especie de nuevo Renacimiento de la humanidad:

un Renacimiento humanístico y científico

Seis escenarios para el futuro de las universidades

Los escenarios que presentamos a continuación fueron formulados teniendo en mente a los países

de la OCDE (López Segrera, 2015, pp. 27- 29)

Escenario 1. Tradición: Las universidades conservan su perfil actual. Siguen practicando

simultáneamente la docencia y la investigación sin excesiva dependencia o involucramiento con el

sector privado. Los gobiernos de los países de la OCDE siguen desempeñando un papel clave en

el financiamiento de las universidades y en la regulación de su gestión. No se desarrollan muchas

iniciativas dirigidas a obtener ganancias y/o financiamiento y la equidad, al igual que la rendición

de cuentas, siguen siendo prioridades. La educación permanente y el e-learning se desarrollan

ampliamente fuera del marco tradicional de las universidades

Escenario 2. Universidades emprendedoras: Instituciones selectivas que proveen de

conocimientos a los jóvenes en su preparación inicial para la vida. La diferencia esencial con el

escenario anterior es que las universidades (públicas o privadas) pueden actuar con gran autonomía

ante una variedad de fuentes de financiamiento. Hay una mayor mezcla de los modelos de

financiamiento público y privado. Los recursos para la universidad provienen de gran diversidad

de fuentes. La investigación es considerada como una actividad importante y lucrativa. Sin

embargo, las universidades toman esta actitud “orientada hacia el mercado”, sin perder los valores

académicos básicos. Debido al prestigio e ingresos que recibe la investigación, el profesorado

mantiene un carácter elitista. La educación permanente se produce solo en universidades

meramente docentes con un estatus más bajo que las universidades de investigación. Las tres

misiones de la universidad, docencia, investigación y servicios a la comunidad (extensión), están

bien equilibradas, pese a la gran diferenciación entre IES. Se producen importantes acercamientos

a los mercados internacionales y a las iniciativas de e-learning. Los recursos de las universidades

mejoran al igual que los salarios y el prestigio del profesorado.

Escenario 3. Mercado libre: Las fuerzas del mercado imperan en este escenario. Este sector

privado está regulado por compañías privadas en lo que se refiere a la acreditación y garantía de la

calidad y financiado a través de mecanismos de mercado. Las fuerzas del mercado dan lugar a IES

especializadas por función (docencia, investigación), área disciplinaria (administración de

negocios, humanidades), tipos de audiencia (estudiantes jóvenes, a tiempo parcial, educación a

distancia, educación de adultos, educación permanente), mientras que las corporaciones otorgan

grados académicos a sus empleados mediante entrenamientos ad hoc. La jerarquía entre estas

diversas IES se enfatiza mediante los rankings, aparece una superélite global y se produce una gran

polarización en el estatus de los profesores. Se incrementa la competencia por captar estudiantes y

los ingresos de matrícula. Estos últimos adquieren gran importancia como fuente principal de

financiamiento de las IES. La tecnología tiene una alta presencia en los métodos de enseñanza. La

dimensión internacional del mercado educativo adquiere una relevancia alta. Debido a que la

mayoría de los estudiantes y sus padres no están interesados en la investigación (que aumenta los

costos de la matrícula), la investigación se traslada hacia centros de investigación públicos y hacia

las divisiones de investigación y desarrollo (I&D) de las corporaciones. La investigación que

permanece en las universidades adquiere un carácter aún más elitista, mientras que la docencia, en

tanto que dirigida a mercados masivos, tiende a la estandarización del currículo y de los métodos

docentes. La investigación tiende a responder a demandas específicas y suministra importantes

ingresos vía los derechos de autor y propiedad.

Escenario 4. Educación permanente y educación abierta: Las universidades se caracterizan por

el acceso universal, de acuerdo a la clasificación de Trow (1974), para todas las edades y mucha

menos investigación. La economía del conocimiento ha florecido y la educación superior es una

fuente a la que se acude reiteradamente para lograr el desarrollo profesional, financiado por

compañías o por los propios individuos que aspiran a un ascenso social. En una sociedad que

envejece, muchas personas cursan estudios universitarios como entretenimiento y no por razones

profesionales. Las universidades se orientan más hacia la demanda, los cursos cortos, la educación

a distancia y el e-learning. Los gobiernos o agencias independientes tienen a su cargo la

acreditación. La mayor parte de la investigación se realiza fuera del sistema de la educación

superior. Los investigadores se trasladan de las universidades hacia las corporaciones, los institutos

especializados o hacia las pocas universidades de élite (World-Class Universities) que subsisten.

Las corporaciones y las universidades corporativas como Phoenix adquieren gran relevancia e

influencia. La educación universitaria adopta un carácter profesionalizante lejano del modelo

humboldtiano. La receptividad hacia las fuerzas del mercado es elevada en este escenario, en el

que se produce una alta inversión en e-learning orientada a la ganancia.

Escenario 5. Red Global de Instituciones: Los estudios postsecundarios se ajustan a la demanda

y a las necesidades del mercado. Dos innovaciones principales son: 1) Los estudiantes definen y

diseñan sus propios cursos y grados académicos de entre los que se ofrecen. 2) Las IES forman

partenariados con la industria. El e-learning tiene un gran desarrollo en este escenario. Los

contenidos docentes tienden a la estandarización y modularización. La mayoría de la investigación

se desarrolla fuera del ámbito del sistema de educación superior. Se produce una gran polarización

del estatus académico, entre superestrellas hábiles en el uso y desarrollo de “herramientas de

aprendizaje” y profesores poco cualificados que imparten módulos estandarizados y que tienen un

estatus mucho más bajo que los gurúes. Los programas y cursos adquieren una mayor relevancia

que las instituciones. Los derechos de propiedad intelectual por aportes en la investigación y en los

métodos de enseñanza dan grandes ingresos a sus propietarios.

Escenario 6. Desaparición de las universidades: En este escenario, el sector formal de educación

superior terciaria desaparece. Las personas aprenden a lo largo de su vida —en el trabajo, en la

casa— de acuerdo con motivaciones personales y profesionales, compartiendo experiencias en los

mismos campos. Determinados conocimientos como la cirugía, por ejemplo, que requieren una

cierta práctica, se transmitirán a través de sistemas de aprendizajes ad hoc. Predominará la

educación abierta. El papel del aprendizaje mediante las redes tendrá un gran peso. Agencias

especializadas acreditarán los conocimientos adquiridos por las personas mediante la presentación

de credenciales específicas y pruebas a dichos efectos. La investigación tenderá a ser menos

especializada en aquellas disciplinas que no requieren grandes inversiones para obtener resultados

como las humanidades, mientras que la investigación que requiere grandes inversiones se llevará

a cabo en instituciones públicas y en las divisiones de I&D de las corporaciones.

La OCDE (2008) formula cuatro escenarios para la educación superior, ellos son: Escenario 1.

Redes abiertas; Escenario 2. Sirviendo a las comunidades locales; Escenario 3. Nuevo tipo de

administración pública y Escenario 4. Educación Superior Inc (López Segrera, 2015, pp, 30- 32)

Partiendo del compromiso de la universidad con la perspectiva de la educación permanente, la

universidad que se visualiza tendría las características siguientes (Tünnermann, 1999, pp. 36- 39)

• Sería una universidad que mantenga estrechas relaciones de coordinación con el Estado, la

sociedad civil organizada y el sector productivo, que forme parte de un proyecto nacional

de desarrollo sustentable y que contribuya, mediante su vocación prospectiva, a configurar

los proyectos de sociedad futura, a nivel nacional y regional

• Una universidad que haga realidad la definición de Jaspers de ser "donde la sociedad

permite el florecimiento de la más clara conciencia de la época", organizándose, como

propone Habermas, como una auténtica "comunidad crítica de estudiantes y profesores"

• Una institución forjadora de ciudadanos conscientes y responsables, de profesionales,

investigadores y técnicos formados interdisciplinariamente, dotados de una cultura

humanística y científica, capaces de seguirse formando por sí mismos, de adaptar sus

conocimientos a las transformaciones y de localizar la información pertinente, evaluarla

críticamente, juzgar y tomar decisiones

• Un centro donde se contribuya a conservar, defender, acrecentar y difundir los valores

culturales propios, fortaleciendo así la cultura e identidad nacionales, y se promuevan la

"cultura de la paz" y la "cultura ecológica".

• Una universidad donde docencia, investigación y extensión se integren en un solo gran

quehacer universitario, enriqueciéndose mutuamente, y se apliquen a la búsqueda de

soluciones para los problemas de la sociedad y la nación

• Una universidad que promueva la integración regional pero que, a la vez, incorpore en su

enseñanza una visión holística del mundo, auspicie la "educación global" y la comprensión

internacional Una universidad que sea, en palabras de Alexander King, capaz de "pensar

globalmente para actuar localmente".

• Una universidad consciente de la "globalización del conocimiento" y por lo mismo

integrada a las grandes redes telemáticas académicas y científicas (INTERNET, REDALC,

REDESLAC, etc) y que participe activamente en el mundo universitario internacional y

regional (AIU, OUI, UDUAL, UNAMAZ, CSUCA, UNICA, CINDA, Programa

UNITWIN y Cátedras UNESCO, etc) La integración de todas estas redes de investigadores

y académicos en una "red de redes" conducirá a crear, como ya ha sido señalado, una

verdadera universidad invisible o electrónica, de nivel mundial.

• Una universidad que acepte la evaluación por sus pares y que practique la autoevaluación

sistemática de todas sus actividades Además, que consciente de su responsabilidad social,

sin menoscabo de su autonomía, reconozca que está sujeta a la evaluación por la sociedad

de la eficiencia y eficacia de su desempeño "accountability", es decir, a la "rendición social

de cuentas".

• Una universidad que sepa emplear todos los recursos de la moderna tecnología educativa,

como apoyo a la docencia, pero sin permitir que la máquina reemplace al profesor, salvo

aquél que, según la frase de Skinner, "merezca ser reemplazado por ella" Tengo para mí

que el diálogo socrático sobrevivirá en el próximo milenio como el elemento clave del

proceso de aprendizaje.

• Una universidad que diversifique su población estudiantil y su oferta de carreras,

incorporando también carreras cortas de nivel superior, prestigiadas por su identidad

académica y por su posibilidad de permitir el paso a las carreras de larga duración y que

introduzca institucionalmente la educación a distancia.

• Una universidad inserta en la totalidad del sistema educativo, del cual debe ser "cabeza" y

no simple "corona", preocupada por los niveles de enseñanza que le preceden, a los cuales

debe aportar propuestas para su mejoramiento cualitativo, y que hace de la investigación

educativa una de sus tareas prioritarias.

• Una universidad incorporada plenamente en el subsistema de educación postsecundaria,

que debería comprender las universidades y todas las demás instituciones de rango superior

o no universitario, articuladas entre sí, de suerte que se ofrezca a los jóvenes y adultos una

rica y variada gama de oportunidades educativas y no únicamente profesionales.

• Una universidad edificada sobre la base de estructuras académicas y administrativas

flexibles, que propicie la reintegración del conocimiento y el trabajo interdisciplinario y

transdisciplinario.

• En fin, una universidad donde la innovación, la imaginación y la creatividad tengan su

morada natural, y "la barca del sueño que en el espacio boga" encuentre en ella un lugar

seguro donde atracar.

SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, EDUCACIÓN SUPERIOR VIRTUAL,

TRANSNACIONALIZACIÓN Y NUEVOS PROVEEDORES

Sociedad del Conocimiento y tecnologías de la información y comunicación (TIC)

¿Vivimos en una época de cambios, o un cambio de época? ¿Cómo caracterizar las profundas

transformaciones que acompañan la acelerada introducción en la sociedad de la inteligencia

artificial y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)? ¿Se trata de una

nueva etapa de la sociedad industrial, o estamos entrando en una nueva era? “Aldea global”, “era

tecnotrónica”, “sociedad postindustrial”, “era" o "sociedad de la información” y "sociedad del

conocimiento" son algunos de los términos que se han acuñado en el intento por identificar y

entender el alcance de estos cambios

La noción de "sociedad del conocimiento" (knowledge society) emergió hacia finales de los años

90; es empleada particularmente en medios académicos, como alternativa que ciertos prefieren a

"sociedad de la información".

En su artículo 12, la Declaración de la Conferencia Mundial de Educación Superior (CMES) (1998)

destaca las oportunidades que ofrecen las TIC para innovar y ampliar el acceso a la Educación Superior.

Atrás ha quedado el desprecio que el saber tradicional daba a la técnica, cuyos avances se ligan a

investigaciones científicas patrocinadas muchas veces con ánimo de lucro y no siempre con una visión

humanista. A su vez, la sociedad del conocimiento está produciendo cambios radicales en las teorías que

antes se consideraban explicaciones válidas del hombre y el mundo. El conocimiento y la información se

producen y circulan en una cantidad y a una velocidad nunca antes imaginada. El saber se fragmenta, se

super - especializa y muchas veces los dividendos que produce se priorizan por encima de las necesidades

sociales.

En un documento de la UNESCO relacionado con "los problemas educativos, científicos y

culturales de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación", se expresa:

"Otra cuestión importante es el mantenimiento de la diversidad lingüística y cultural en la

sociedad de la información. La mundialización que ha traído consigo la tecnología es considerada

por muchos como un peligro para las costumbres, valores y creencias locales; actualmente, por

ejemplo, el 90% de las bases de datos de Internet están en inglés. La tecnología también ofrece

posibilidades de desarrollar servicios especializados para satisfacer distintas necesidades

culturales, y cabe suponer que éstas florecerán cuando exista una demanda fundada de tipo

cultural, educativo o científico. No obstante, estas ventajas son contrarrestadas por la amenaza

de que los grupos de usuarios de los medios telemáticos prefieran su especificidad cultural a la

diversidad y al diálogo, corriendo por consiguiente el peligro de encerrarse en un gueto

cultural".(UNESCO, 1995, p. 10)

La UNESCO, en particular, ha adoptado el término "sociedad del conocimiento", o su variante,

"sociedades del saber", dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en

torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no ligado solamente a la

dimensión económica. Por ejemplo, Abdul Waheed Khan (subdirector general de la UNESCO para

la Comunicación y la Información), escribe (2003): "Information society is the building block for

knowledge societies. Whereas I see the concept of ‘information society’ as linked to the idea of

‘technological innovation’, the concept of ‘knowledge societies’ includes a dimension of social,

cultural, economical, political and institutional transformation, and a more pluralistic and

developmental perspective. In my view, the concept of ‘knowledge societies’ is preferable to that

of the ‘information society’ because it better captures the complexity and dynamism of the changes

taking place. (...) the knowledge in question is important not only for economic growth but also for

empowering and developing all sectors of society".

La sociedad de la información es el pilar de las sociedades del conocimiento. Si bien veo que el

concepto de 'sociedad de la información' está vinculado a la idea de 'innovación tecnológica', el

concepto de 'sociedades del conocimiento' incluye una dimensión de transformación social,

cultural, económica, política e institucional y una perspectiva más pluralista y de desarrollo. . En

mi opinión, el concepto de "sociedades del conocimiento" es preferible al de la "sociedad de la

información" porque capta mejor la complejidad y el dinamismo de los cambios que tienen

lugar. Como dije antes, el conocimiento en cuestión es importante no solo para el crecimiento

económico sino también para potenciar y desarrollar a todos los sectores de la sociedad. Por lo

tanto, el papel de las TIC se extiende al desarrollo humano en general, y, por lo tanto, a cuestiones

tales como la cooperación intelectual, el aprendizaje a lo largo de la vida y los valores y derechos

humanos básicos.

La educación, tanto en entornos tradicionales como nuevos, es la clave para crear sociedades de

conocimiento equitativas. Sin embargo, me gustaría identificar dos tipos de vínculos entre las TIC

y la educación. El primero es el uso de la educación y la capacitación, formal e informal, para crear

sociedades con conocimientos de informática. Permitir que todos los ciudadanos utilicen las TIC

con confianza, tanto en sus vidas personales como en sus entornos de trabajo, es una política

declarada en algunos países. (op.cit)

El segundo tipo de enlace es el uso de las TIC en los sistemas de educación y capacitación para

lograr objetivos de aprendizaje que no tienen necesariamente nada que ver con las TIC en

sí. Después de algunos años de resultados mixtos de estrategias impulsadas por la tecnología que

se enfocaron en equipar los sistemas educativos con las TIC, ahora necesitamos intercambiar

nuestras experiencias de enfoques basados en la educación donde el objetivo educativo o de

capacitación determina el uso de las TIC en lugar de al revés. Estoy seguro de que una conclusión

de este intercambio será que los antiguos métodos de prestación educativa no pueden satisfacer

adecuadamente la creciente demanda de aprendizaje. Los signos iniciales de esta incapacidad ya

han dado lugar a varias innovaciones: aprendizaje abierto, educación a distancia, aprendizaje

flexible, aprendizaje distribuido y aprendizaje electrónico

Lo que más nos preocupa es que los resultados de un cierto tipo de globalización en el mundo

universitario pudieran implicar el establecimiento de un modelo único impuesto por los países

desarrollados y alejado de las necesidades sociales de los países en desarrollo.

La globalización está teniendo un gran impacto en la educación en cinco grandes áreas: En la

organización del trabajo y en los tipos de trabajo que la gente desarrolla, que exigen un nivel más

alto de educación en la fuerza de trabajo y la recalificación permanente en cursos ad hoc.

Los gobiernos de los países en desarrollo están bajo la presión creciente de invertir más en todos

los niveles educativos para tener una fuerza de trabajo más preparada capaz de producir con

técnicas sofisticadas, única forma de competir en un mercado mundial cada vez más globalizado.

En el mundo, la calidad y el nivel de los sistemas educativos están aumentando. El currículo se

torna crecientemente complejo y la educación, en especial la superior, debe formar a los estudiantes

en el manejo de las nuevas tecnologías y de varios idiomas. Por otra parte, se tiende a exigir cada

vez más la rendición de cuentas acerca del manejo de los recursos y de los resultados alcanzados

con relación a objetivos predefinidos.

La virtualización de la educación tiende a desarrollarse vertiginosamente, aunque no siempre con

el objetivo de expandir la educación a un menor costo mediante la educación a distancia. La

educación por internet tenderá a convertirse en la forma predominante de educación y en especial

de educación superior.

Las redes de información globalizadas implican la transformación de la cultura mundial, pero los

excluidos de este “orden mundial” luchan contra los valores de esta cultura mundial de la apoteosis

del mercado, como se ha observado en las protestas de Davos, Seattle, Praga o Porto Alegre y en

todos aquellos lugares donde se reúnen los “maîtres du monde”, los líderes y responsables de las

políticas neoliberales y de sus consecuencias. Ellos mismos reconocen que es necesario atenuar

estas políticas por sus consecuencias desastrosas (Carnoy, 1999, pp. 15-17; Stiglitz, 2002; Soros,

1998, 2002, 2004).

La educación superior virtual: peligros y promesas

En el año 2020 el conocimiento se duplicará cada 73 días, esto conllevará cambios drásticos en el mercado

laboral. En el mundo existen unos 50 millones de sitios electrónicos en la red. En el año 2000, la red tenía

300 millones de usuarios; en 2005 esta cifra asciende a 800 millones. En estas condiciones no parece

que la universidad pueda mantener el monopolio de la información y el currículo, ni aun de la

certificación, ante la explosión de la educación virtual a distancia, que ya comienza a tener una presencia

importante mundialmente (De la Fuente, 2005, p. 3; Brunner, 2001, 2002; Silvio, 2000; Duart y

Sangrá, 2000; Harasim et al., 2000; World Bank, 2002).

En Europa, “la introducción de las TIC ha sido liderada, más bien, por instituciones que provienen del

ámbito de la educación a distancia, como la Open University”. El ex presidente de dicha universidad

y ex subdirector general de Educación de UNESCO, John Daniel (2001), ha afirmado que el dominio

de las nuevas tecnologías puede contribuir decisivamente a la renovación de las universidades, en

especial dando un mayor desarrollo a la educación a distancia. Pone el ejemplo de un conjunto de

megauniversidades que han tenido gran éxito con las TIC: la Universidad China de TV (CTVU), el

Centro Nacional de Enseñanza a Distancia de Francia (CNED), la UNED de España, la Universidad

Abierta del Reino Unido (UKOU) y otras de países como Sudáfrica, Corea, India, Indonesia e Irán. El

uso de la televisión, la teleconferencia, la audioconferencia, los videos, y la educación a distancia on line,

incluyendo las formas más sofisticadas de e-learning han dado en estas universidades una adecuada respuesta

al eterno triángulo de acceso, calidad y costo. A su juicio, sólo mediante las TIC se podrá enfrentar la

expansión cuantitativa de la matrícula universitaria, en especial en los países del Sur. Estos medios,

según demuestra con numerosos ejemplos, no implican en absoluto pérdida de calidad, sino por el

contrario, en muchos casos, su incremento. Según él, la presión que enfrentan las universidades para

incrementar la calidad, reducir costos y dar acceso a la educación superior a más estudiantes puede

solucionarse, como lo ha hecho la Open University (UKOU) del Reino Unido, mediante el uso de

materiales de aprendizaje multimedia de alta calidad; cada estudiante tiene un apoyo personal

importante, pues se asigna a un miembro asociado de la facultad por cada 20 alumnos; el inmenso sistema

de aprendizaje descansa en una buena logística y una excelente administración; por último, el alto

porcentaje de investigadores de la Open University es un estímulo clave para los estudiantes. El sistema de

aprendizaje de la Open University ha “hecho más para institucionalizar la innovación que ninguna otra

universidad que conozco. Si bien fue creada en la era de la televisión, hoy, con 110 000 estudiantes desde

sus casas [...] está liderando la academia en la era del e-learning”. La Open University opera en 21 países

con 30% de la matrícula fuera del Reino Unido.

En Europa, la Erasmus Virtual University aspira a abarcar toda la región. En España, las dos

universidades a distancia más importantes son la Universidad Nacional de Educación a Distancia

(UNED), y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). El Instituto Tecnológico de Mon- terrey

(ITESM) de México es la universidad virtual principal de América Latina. La National Open University

de Nigeria tenía en el 2003 en 18 centros 100 000 estudiantes. También la Open University de

Zimbabwe y la Open University de Tanzania han abierto centros regionales para ampliar el acceso de áreas

rurales. En los países de la Liga Árabe se han establecido en fecha reciente la Arab Open University (AOU)

y la Syrian Virtual University. Estos países participan en el proyecto UNESCO del Campus Virtual

Avicena, una red euromediterránea de e-learning (Bricall, 2000, p. 239; Daniel, 1998; Daniel, 2001, p. 5;

2004; UNESCO, 2004, p. 110; UNESCO, 2003b, p. 8).

Sin embargo, muchos cuestionan que la educación superior virtual tenga un costo económico más

bajo y que pueda alcanzar la calidad de la presencial. Si bien puede facilitar la cooperación

interuniversitaria, los países en vías de desarrollo no derivarán beneficios de ella, salvo que se

logren acuerdos de cooperación favorables y no con la visión que se está imponiendo guiada por

el ánimo de lucro.

En conclusión, el informe de lo expuesto por la Comisión de Seguimiento de la CMES ha señalado que

la brecha entre países industrializados y países en vías de desarrollo se ha incrementado desde la fecha de

realización de la CMES (1998) hasta la Reunión de Seguimiento (2003). También se refiere a una nueva

división que se ensancha entre “info-ricos” e “info-pobres”. Sólo 400 millones de personas usan internet,

lo que representa 7% de la población mundial. Su densidad es de 53% en Estados Unidos y Canadá,

mientras es sólo de 1% en Medio Oriente y de 0.4% en África. El 70% del contenido académico que

circula por internet proviene de Estados Unidos (UNESCO, 2004, pp. 7-8).

En las nuevas condiciones resulta difícil que la universidad pueda mantener su monopolio sobre la

información, el currículo o, incluso, la certificación; o que pueda erigirse, ella sola, en la institución

central del sistema intelectual de una nación, como todavía la caracterizaba un connotado sociólogo

hace sólo tres décadas. (Shils, 1976) Más bien, las instituciones de educación superior están

aprendiendo a competir—y en ocasiones a colaborar—dentro del nuevo escenario. Por ejemplo, la

famosa Open University inglesa bombardea diariamente a los jóvenes canadienses a través del

correo electrónico con un mensaje que dice: “le ofrecemos a usted grados académicos y en realidad

no nos importa si son reconocidos o no en su país, pues Cambridge y Oxford los aceptan. Y lo

hacemos a un décimo del costo” (Salmi, 2000 a). En Brasil, Colombia, Chile y República

Dominicana—igual como en Filipinas, Indonesia y Corea del Sur—el sector privado ha

conquistado más de un 50% de la matrícula de la educación superior. Incluso la investigación se

halla radicada hoy en diversos lugares y no sólo en las universidades, como lo muestra el hecho de

que en Canadá, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Singapur, Dinamarca y Alemania, la mitad

o más de sus investigadores trabajan vinculados al sector productivo, a diferencia de la mayoría de

los países en desarrollo donde el personal científico se encuentra altamente concentrado en las

universidades.

Algunos países en desarrollo caminan en la misma dirección. De hecho, las 6 mayores

universidades a distancia se encuentran localizadas en esta parte del mundo; en Turquía, China,

Indonesia, India, Tailandia, África del Sur e Irán (ITU 1999). También el sector privado—

académico y empresarial—ha incursionado exitosamente en este ámbito. La Universidad Virtual

del Instituto Tecnológico de Monterrey ofrece programas de maestría usando Internet y

teleconferencias, llega a miles estudiantes en México y cuenta con más de 100 centros de apoyo

repartidos en varios países de América Latina. Educor—empresa sudafricana—emplea en la

actualidad a más de 4 mil docentes que enseñan mediante computadoras e Internet a 300 mil

alumnos registrados en 160 sedes. Las transformaciones en curso alteran asimismo el escenario

competitivo en que se desenvuelven las instituciones (Salmi, 2000). No es este un hecho nuevo:

las universidades han debido adaptarse continuamente a su entorno a lo largo de casi ocho (8) siglos

de existencia. La diferencia reside en la magnitud y la velocidad de los cambios contemporáneos,

particularmente en los contextos de información, conocimiento y laboral.

Educación superior transnacional y nuevos proveedores

La transnacionalización de la educación superior, para muchos analistas, no constituye un

fenómeno nuevo. Nosotros distinguimos entre la internacionalización de la educación y su

transnacionalización. Los términos internacionalización sin fines de lucro y globalización

alternativa dan cuenta de las promesas y realizaciones no comerciales de la educación. Utilizamos

aquí el concepto de transnacionalización para referirnos al proceso de liberalización comercial de

la educación entre diversos países.

Este proceso tiende a consolidar la conformación de grandes empresas transnacionales que

controlarán el mercado mundial de la educación. Estas empresas profundizarán la mercantilización

y comercialización de la educación y afirmarán la concepción de la enseñanza como un proceso de

consumo más.

La internacionalización tampoco es un fenómeno reciente, pero se está desarrollado, en gran

medida, gracias a las nuevas tecnologías aplicadas a la educación.

Estas últimas, si bien han acelerado la multiplicación comercial de la oferta y la demanda

educativas, también han posibilitado el desarrollo de una globalización alternativa de la educación,

sin fines de lucro, que ha venido a enriquecer y a multiplicar las posibilidades y el intercambio

educativos.

Desde finales del siglo XX se están consolidando intensos movimientos de integración

geopolítica e internacionalización, impulsados por la necesidad de fortalecimiento

económico de los países frente a las constantes crisis del sistema. En el nuevo orden

mundial globalizado, las políticas públicas educativas son consideradas un importante

medio de regulación, especialmente por parte de agencias transnacionales como el Banco

Mundial, la OCDE y la UNESCO.

El proceso de transnacionalización educativa ocurre simultáneamente en un escenario de

globalización económica, política y cultural sin precedentes. Este movimiento está

asociado a los cambios en el papel del Estado y la dilución de sus fronteras, a los cambios

en el sector productivo, a la revolución tecnológica, al alcance de los medios de

comunicación, al intenso flujo de capital financiero y a la intensificación de las tendencias

de mercado en diversas áreas sociales.

En este contexto, existe un creciente interés por la Educación Superior, de modo que ésta

pueda dar respuesta a los cambios en el mundo laboral y favorecer la integración entre las

diferentes regiones del planeta.

La internacionalización de la educación superior, según Knight (2002, p. 6), se refiere al proceso

de integrar la dimensión internacional a las funciones de docencia, investigación y servicio que

desempeñan las instituciones de educación superior. En tanto esta dimensión se relaciona más con

el valor académico de las actividades internacionales que con la motivación económica, a menudo

se usa el término “internacionalización sin ánimo de lucro”, según Knight, para diferenciar la

educación internacional, del comercio de servicios educativos.

La OMC y en consecuencia el GATS, y los capítulos de Servicios en tratados de libre comercio

como el CAFTA o ahora el ALCA, identifica cuatro modalidades de suministro aplicable al sector

servicios siendo estos:

a) los suministros transfronterizos provenientes del territorio de un país a otro. En educación,

los programas virtuales o a distancia son ejemplo de esta categoría,

b) el consumo en el extranjero de un servicio: para el caso educativo el ejemplo son los

estudios en el extranjero,

c) presencia comercial: esta categoría permite a los proveedores dispensar servicios en el

exterior. En el caso educativo se tienen acá las actividades realizadas por universidades o

institutos extranjeros,

d) y la presencia de personas físicas, cuyo ejemplo es la movilidad de profesores o

investigadores que suministran servicios o cursos en el exterior (Knight, 2002).

Otra forma de clasificar este tipo de educación superior transnacional, la plantea la Global Alliance

for Transnacional Education (GATE), quien describe seis modalidades en que se realiza la

educación superior de carácter transnacional, de las cuales al menos cinco, nos parece que se logran

identificar en Centroamérica. Estas son: la educación a distancia, la educación a distancia apoyada

localmente, programas gemelos, programas articulados, sedes locales de instituciones extranjeras

y acuerdos de franquicia.

El surgimiento en escena de proveedores extranjeros de servicios de educación superior, que si

bien su presencia aun es marginal en la región, pero su tendencia es a incrementarse

independientemente de los controles del GATS y de la OMC, plantea interrogantes que tienen que

ver con temas que necesariamente se relacionan con el rol del gobierno y de las universidades

tradicionales, tales como: 1) procedimientos para la aprobación y regulación de proveedores

externos, 2) aseguramiento de la calidad y acreditación de los servicios educativos importados,

3)diferentes esquemas de financiamiento y 4)sistemas de reconocimiento de títulos y transferencia

de créditos.

La CMES (1998) dejó bien claro que si bien la ES para su desarrollo debía buscar también fondos en todos

sus beneficiarios, incluido el sector privado, los estados y gobiernos debían preservar plenamente su

compromiso y responsabilidad con relación a la ES y no abandonarla al único arbitrio de las leyes del

mercado. Lo que observamos, sin embargo, es que mientras en Europa, América Latina y África prevalece el

modelo de universidad pública, numerosos tipos de “nuevos proveedores” han aparecido en el ámbito

mundial, e incluso en las mencionadas regiones “que ofrecen educación superior privada con fines

comerciales” (UNESCO, 2004, p. 13). Se ha producido la formación de un mercado de servicios en los

ámbitos nacional y transnacional, con “nuevos pro- veedores” que compiten por la demanda de ES.

Mientras el modelo privado tradicional se caracterizaba por la exención de impuestos, cierta proporción de

subsidio público, donantes, fondos patrimoniales, y velaba por la calidad de los resultados, el modelo

empresarial con ánimo de lucro de los “nuevos proveedores” es una inversión privada de capital con

accionistas como en las empresas, orientado a un mercado y en busca de consumidores de un producto que no

siempre tiene la calidad requerida y que no se plantea ninguna responsabilidad social. En Estados Unidos,

en 1998 el número de este tipo de universidad (1600) superaba ya al de las públicas y privadas

tradicionales. Entre estas universidades corporativas están, por ejemplo, la Disney University, Motorola y

General Electric (Rodríguez, 2003)

Para las universidades de los países proveedores, la educación transnacional es una nueva

oportunidad de diversificar las fuentes de financiamiento, como el caso de las universidades

británicas que en los últimos años, debido a la estrechez del financiamiento público, han

incrementado su actividad exportadora hacia países asiáticos, Israel y al sur de Europa, mientras

que el amplio y diversificado sistema norteamericano de instituciones de educación superior ha

ganado espacios en el plano internacional y América Latina, según García de Fanelli (s/f), será uno

de sus mercados potenciales.

La transnacionalización de la educación superior que vivimos ahora tiene, además, nuevas formas

de expresión que podrían sintetizarse de la siguiente manera:

Estamos en el comienzo de una era de educación superior transnacional, donde instituciones

académicas de un país operan en otro, programas académicos son ofrecidos conjuntamente por

universidades de diferentes países, y la educación superior es enviada a través de tecnología a

distancia (Altbach, 2004, pp. 3 -6 )

Han proliferado los consorcios de universidades convencionales y virtuales con servicios de

educación superior a distancia: Canadian Virtual University, Finnish Virtual University, African

Virtual University. En Asia, la Indira Gandhi National Open University (IGNOU) ofrece

programas en los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Mauricio, Seychelles, Etiopía,

Singapur, Vietnam y Myamar. En China hay unos 700 programas de ES para el extranjero en

asociación con instituciones extranjeras. El comercio internacional en servicios educativos en la

ES se estima en US$ 30 mil millones en los países de la OCDE.

Ante esta realidad cabe preguntarse: ¿Es justo que la ES se comercialice como una mercancía y

pierda su carácter de bien público, de derecho ciudadano? ¿Quién controla la entrada de estos

“nuevos pro- veedores” —la calidad y “valores” de lo que ofrecen— en los sistemas nacionales de

ES?

¿Cómo proteger los Sistemas de Educación Superior de las naciones sin impedir el “libre flujo” de

conocimientos e informaciones? ¿Prevalecerá el criterio de la OMC de considerar la educación

superior como un servicio comercial regulado por ella? (La Organización Mundial de Comercio

(OMC) ha planteado incluir la ES como un bien de importación y exportación, regulado por las

normas de dicho organismo, conforme a las políticas del GATS (Acuerdo General sobre el

Comercio de Servicios). Ciertos países —los beneficiarios por lo general— están dispuestos a abrir

sus mercados. Las Convenciones de UNESCO sobre reconocimiento y convalidación de

calificaciones son el único marco regula- torio que existe para el mutuo reconocimiento

“transfronterizo” de calificaciones. La diferencia básica entre la propuesta de la OMC —qué cuenta

con 144 estados miembros, mucho menos que UNESCO— y las convenciones en vigor de

UNESCO, es que éstas tienen el objetivo de desarrollar la “internacionalización de un bien común”,

lo que Jane Knight ha denominado “non profit internationalisation”, mientras la OMC, mediante

el GATS, promueve la comercialización de los servicios de la educación superior. Esto amenaza

gravemente los SES de los países menos desarrollados. Cuando algunos de estos bienes se ofertan

gratuitamente —caso del MIT— no tienen la calidad de la educación presencial en dicha institución

ni de la virtual que se ofrece como mercancía por otros “nuevos proveedores”. (OCDE, 2002, 2003,

2004; Knight, 2004, 2005; Association of African Universities, 2004; Rodriguez Dias, 2003; Lynn,

2003; UNESCO, 2003a; WTO, 1998).

Para algunos estudiosos la comercialización y transnacionalización de la educación superior es

imparable: son las fuerzas del mercado las que determinan esta tendencia y las negociaciones

internacionales se limitan a acompañarla. Hemos visto ya como esta comercialización de la

educación superior es, de manera fundamental, el resultado de una serie de medidas impuestas por

los organismos financieros internacionales. Una vez habiéndose establecido este mercado, la

transnacionalización de la educación superior refleja también, en gran parte, el deseo de los

prestadores de servicios educativos de los países del norte para apropiarse de los mercados del sur

lo que, además de beneficios económicos, les permitiría reforzar su hegemonía en este mundo

globalizado. Este último punto, es motivo de una gran preocupación para muchos especialistas,

organizaciones sociales e instituciones educativas. Algunos estudiosos caracterizan este fenómeno

como la “Macdonalización” de la educación superior: representa la extensión e implementación de

una fórmula única del modelo hegemónico, del modelo occidental, también llamado del norte, es

decir, del modelo económico y cultural que domina al mundo. Ante esta situación, piensan que la

liberalización de los servicios educativos eliminaría los obstáculos que ahora frenan este proceso,

por lo que la “Macdonalización” se aceleraría, lo que significaría una merma de la riqueza que

representa nuestra diversidad cultural, y una amenaza para la soberanía de los Estados-Nación,

sobre todo, de los países del sur.

John Daniel, al referirse a este fenómeno, en 2002, señalaba:

La algarabía producida por la “Macdonalización” de la educación debería despertar nuestras

facultades críticas. Primero, a pesar de su ubiquidad, los restaurantes MacDonalds representan

una mínima proporción de la comida que la gente consume. Segundo, los MacDonalds tienen éxito

porque a las personas les agrada la comida que en ellos se ofrece. Tercero, su secreto está en

contar con una gama limitada de platillos disponibles en locales de idéntico aspecto y con el mismo

sabor y calidad en todas partes del mundo (UNESCO, 2002).

ADENDO. La molestia de algunos rectores con una invitación del viceministro de Ed. Superior

Junio 20/19 Como deslealtad y contradicción al fomento del sector, se ha valorado el llamado a que rectores inviten a estudiantes a tomar cursos on line de plataformas extranjeras.

Todo corresponde a la divulgación de la convocatoria MinTIC para cursos virtuales en Inteligencia Artificial, replicada por el viceministro de Educación Superior, Luis Fernando Pérez Pérez, en la que invita a los rectores a promocionar entre sus docentes y estudiantes la inscripción gratuita en cursos accesibles a través de las plataformas foráneas Coursera, EdX y Platzi.

“La meta para esta vigencia es capacitar 700 personas, quienes podrán certificarse de forma gratuita en máximo diez cursos ofertados dentro de la misma plataforma, y tendrán hasta el 31 de diciembre de 2019 como fecha límite para terminar los procesos de formación que hayan iniciado. Así las cosas, estamos haciendo extensiva esta invitación para que nos apoyen con la divulgación de esta convocatoria en la Institución de Educación Superior que usted representa, de modo que tanto los docentes como los estudiantes interesados se puedan inscribir”, dice la carta del viceministro a los rectores y vicerrectores académicos, en respaldo a una iniciativa del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (MinTIC).

Para varios rectores y académicos consultados, si bien es importante formar en estos temas, el propio Gobierno, y en concreto el Ministerio de Educación Nacional, poco contribuye con estos respaldos a realizar el fomento a las IES que misionalmente le corresponde.

Mientras que el sector enfrenta una contracción en la demanda y cada día se complica más para las IES cumplir sus metas de matrícula, el propio gobierno ayuda a poner una zancadilla, en un momento en que la virtualidad y la tecnología web adquiere más demanda por parte de los jóvenes, pero las IES deben enfrentar tortuosos trámites ante el Ministerio para aprobar nuevos programas.

Además, consideran varios, porque ya existen valiosos esfuerzos y programas virtuales relacionados en Colombia y no consideran justo que a proveedores extranjeros, que son empresas con ánimo de lucro, se les abra la puerta al mercado nacional por parte del Gobierno, sin contraprestaciones a cambio. “Ahora resulta que es más fácil ofertar programas -así sean cursos no formales- siendo un extranjero que un nacional”, señalan.

Observatorio de la Universidad Colombiana. Recuperado de: https://www.universidad.edu.co/la-molestia-de-algunos-rectores-con-una-invitacion-del-viceministro-de-ed-superior/

Políticas de educación superior, cooperación internacional e internacionalización

El análisis y estudio sistemático de la educación superior y su irrupción como disciplina autónoma apenas

tienen cuatro décadas. Este interés por las políticas de educación superior, asociado a la emergencia de

ésta como disciplina, constituye un campo de estudios que surge junto con la desaparición de la clásica

“universidad de élites”, al masificarse la educación superior a principios de los sesenta, cuan- do la

matrícula mostró un notable incremento cuantitativo. “La aparición de los estudios sobre enseñanza

superior como un campo autónomo [en torno a temas tales como el planeamiento estratégico, y los

estudios de calidad, cooperación, movilidad y evaluación] no significaba mucho más que extender

a ese ámbito aquellas perspectivas complementarias de la sociología y la economía de la educación

que ya se manejaban en la educación comparativa” (Neave, 2001, p. 15)

Los recientes énfasis en la importancia estratégica de la educación superior, tanto en la Unión Europea

(Delors, 1995; Dearing, 1997; Attali, 1998; Bricall, 2000) como en Estados Unidos (Boyer, 1998) y

en América Latina (México, ANUIES, 2000), así como a nivel mundial (UNESCO, Banco Mundial),

refuerzan la convicción de que la “intensidad del conocimiento” es la dinámica y el poder creador del

futuro desarrollo. Este poder, sin embargo, no es justo ni democrático en su origen y tampoco en sus

resultados. Los que tienen y los que no tienen agra- van su diferenciación por coincidir esa

discriminación con la de los que saben y los que no saben. Las universidades nos deberíamos preguntar

¿cuánta más exclusión se puede soportar que permita mantener la legitimidad y la gobernabilidad?

(Gorostiaga, 2000, p.151).

Con relación a los informes desarrollados por comisiones nacionales, debemos mencionar la

propuesta de ANUIES en México, que a partir de las recomendaciones de la Conferencia Mundial

de Educación Superior de UNESCO (1998) comprende 14 programas agrupados en tres niveles

El Informe Universidad 2000 de España, conocido como Informe Bricall, dado que fue coordinado

por el entonces rector de la Universidad de Barcelona, Josep Bricall, surgió de un encargo de la

CRUE, con el fin de que un grupo de trabajo elaborase un conjunto de recomendaciones para

mejorar la educación superior en España. El informe propone la constitución de un nuevo pacto

social entre la universidad, la sociedad y el Estado. “El déficit que el Informe ha querido contribuir

a corregir es fundamental- mente el déficit de reflexión que subsiste en torno a muchos de los

problemas universitarios actuales” (Bricall 2000, p. 3)

El informe de la comisión dirigida por Jacques Attali, consejero de Estado en Francia, denominado

“Pour un modelé europée d´enseignement supérieur”, trata de dar respuesta a cinco preguntas en

torno a temas claves de la educación superior francesa tales como misiones de los sistemas de

educación superior; cómo hacer evolucionar el sistema de educación superior francés, la relación

entre las universidades y las grandes escuelas; necesidad de becas y otras fórmulas para aumentar

la movilidad social; sistemas de evaluación, y medidas concretas para armonizar el sistema francés

de educación superior con el resto de los sistemas europeos para facilitar así la movilidad

académica. El informe propone tres principios para reorganizar el sistema: sistema homogéneo y

diversificado; sistema descentralizado y contractualizado (nueva gobernabilidad, gestión

democrática) y evaluación eficaz y transparente.

En el Reino Unido se elaboró el Informe Dearing por una comisión dirigida por Ron Dearing. Este

informe incluye un resumen con las recomendaciones claves, lo cual constituye a nuestro juicio la

parte de mayor relevancia del informe. Una de sus recomendaciones fue que el gobierno, en el

largo plazo, incremente el gasto público en educación superior conforme al crecimiento del PIB.

También se recomendó la creación de un Instituto para el aprendizaje y la enseñanza de la

educación superior. La recomendación número 41 se refirió a que todos los estudiantes en el

2000/01 deberían tener acceso libre a una computadora personal conectada a una red, con la

expectativa de que entre 2005 y 2006 todos los estudiantes tendrían este mismo acceso por medio

de una laptop.

En Estados Unidos se elaboró un informe patrocinado por la Fundación Carnegie y elaborado por

una comisión dirigida por Ernest L. Boyer, presidente de la Fundación, que, al igual que las demás

comisiones, llevó a cabo un diagnóstico crítico de la educación superior en dicho país. Se hace una

dura crítica al sistema de grado y se plantea como objetivo reinventar la licenciatura en

universidades de investigación.

El ex - director general de la UNESCO Koichiro Matsuura, afirma: “La educación superior nunca ha sido

opcional, un extra o un lujo. Especialmente hoy, en la economía del saber, es una parte absolutamente

esencial de la continuidad educativa. La educación superior es ahora, más que nunca, superior en la

programación del desarrollo” (Matsuura, 2000).

El “Documento de política para el cambio y el desarrollo de la educación superior” (UNESCO, 1995)

aboga para que los organismos internacionales y nacionales de financiamiento del desarrollo, así como las

organizaciones y fundaciones no gubernamentales y la comunidad universitaria en general, consideren

el apoyo a los centros de educación superior de los países en desarrollo como estrategia indispensable

para el desarrollo general del sistema educativo y para el fomento de la creación de capacidades

endógenas. “La UNESCO continuará, en estrecha cooperación con otras organizaciones internacionales y

con la comunidad de educación superior en conjunto, instando a un incremento del apoyo público a la

educación superior” (UNESCO, 1995, p. 49).

La “Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y acción” (París,

1998), resultado de la conferencia mundial convocada por UNESCO, afirma que existe una

demanda sin precedentes por una mayor diversificación de la educación superior, e igualmente un

grado creciente de conciencia de su vital importancia para el desarrollo económico y sociocultural.

Las líneas trazadas por esta declaración y por los documentos resultado de esta conferencia

implican un sólido cambio de paradigma, en lo que a recomendaciones de políticas de educación

superior se refiere (UNESCO, 1998a; López Segrera, 2001, p. 189)

En el Informe del Banco Mundial, “Higher education: the lessons of experience” (1994), se afirma

que “existe evidencia de que las inversiones en educación superior tienen tasas sociales de retorno más

bajas que las inversiones en educación primaria y secundaria”, por lo cual éstas“continuarán siendo

prioridades para los préstamos del Banco” (WB, 1994, pp. 84- 85). Sin embargo, en un informe

reciente—“Higher education in developing countries: perfil and promise” (2000), producido por un

grupo de trabajo del Banco Mundial y UNESCO, observamos que en este documento el BM ha cambiado su

posición tradicional sustancialmente.

Buen gobierno, instituciones fuertes, desarrollo de infraestructura son imprescindibles para el

desarrollo de los negocios y nada de esto es posible sin personas con educación superior. Por otra

parte, los estudios basados en la tasa de retorno no se percatan de la importancia clave de la

investigación de las universidades para la economía, lo cual es un beneficio social de largo alcance

que justifica el desarrollo de fuertes sistemas de educación superior (World Bank, 2000, p. 39).

Los estudios que se refieren a las tasas de retorno consideran a la gente con educación valiosa

solamente analizando sus ingresos, sin percatarse de que personas con educación superior tienen

otros muchos efectos beneficiosos para el desarrollo, son vitales para crear un ambiente en el cual

el desarrollo económico es posible. Este informe sostiene que sus recomendaciones son de dos

tipos: incrementar los recursos a la educación superior y mejorar la eficiencia con que esos recursos

son utilizados. Son necesarios mayores recursos para mejorar la infraestructura; diseñar e imple-

mentar nuevos currículos; reclutar profesores de alto nivel; aumentar el acceso para los sectores

desfavorecidos social y económicamente de la población, y desarrollar una mejor investigación

tanto básica como aplicada (WB, 2000, p. 94).

Estos informes, tanto los emanados de los organismos internacionales como de las comisiones

nacionales independientes, muestran la prioridad que se le otorga a la educación superior mundial

en una sociedad del conocimiento. Se reconoce su carácter clave para la formación de capital

humano y su dimensión estratégica para modernizar y dotar de competitividad a las economías

nacionales. Se hace énfasis en su valor en la formación de ciudadanía y en la adquisición de nuevos

valores de identidad en el marco del proceso de globalización. Se insiste en la necesidad de mayores

vínculos con el entorno social y se formulan recomendaciones viables de transformaciones

específicas mediante una educación superior de calidad (López Segrera y Maldonado, 2002).

Pese a la conciencia mundial de la importancia de la ES que refleja estos informes, las desigualdades

prevalecen. El Foro Mundial de Cátedras UNESCO (2002) expresó su consenso acerca de cómo los

beneficios de la internacionalización no están distribuidos equitativamente en los diversos países y regiones

del mundo. El compartir y transferir conocimiento es el objetivo esencial del Programa UNITWIN

( Programa de Hermanamiento e Interconexión de Universidades ) de Cátedras UNESCO, que a

través de la CUDU (Cátedra UNESCO de Dirección Universitaria) y la Red GUNI apoyamos en

la UPC (Chitoran, 1996; UNESCO, 2001; Ferrer Llop, 2004a, b).

Sin embargo, pese al éxito y difusión de programas como UNITWIN, los verdaderos beneficiarios

de la internacionalización son los profesores y alumnos de los países desarrollados y una parte

importante de los mejores talentos de los países en desarrollo que emigran al Norte para muchas

veces no retornar a sus países de origen. Incluso los que retornan, en ocasiones portan valores y

criterios no siempre compatibles con las necesidades de sus países.

Los programas con más actividad en la cooperación internacional en la década pasada entre América

Latina y Europa fueron el Alfa y el Columbus. Este último agrupa 80 instituciones, 50 de ellas de

América Latina. Existen también relevantes programas de movilidad académica en el Sur, como el de

la Asociación de Universidades del Grupo de Montevideo (AUGM) para el MERCOSUR.

En Europa, la Declaración de Bolonia de 19 de junio de 1999 —que tuvo como antecedente la Declaración

de la Sorbona de 25 de mayo de 1998— estableció los siguientes objetivos: a) adopción de un sistema de

grados académicos comparables; b) adopción de un sistema basado en dos ciclos principales; c)

establecimiento de un sistema de créditos —como por ejemplo el Sistema Europeo de Transferencia de

Créditos— con el fin de promover la movilidad académica; d) promoción de la movilidad mediante la

superación de los obstáculos al libre movimiento; e) promoción de la cooperación europea en

aseguramiento de la calidad, y f ) promoción de patrones europeos comunes en la ES. En la Declaración común

de ministros europeos de educación (Praga, 19 de mayo de 2001), se reafirmaron los principios de la

Declaración de Bolonia, y se enfatizaron adicionalmente los siguientes puntos: a) la educación

permanente para toda la vida (lifelong learning) como un elemento esencial del espacio europeo de ES; b)

se reconoció que las IES habían demostrado la importancia que atribuían a la creación de un espacio

europeo de ES —compatible, eficiente, relevante y atractivo—, en el cual la calidad era el elemento clave y

donde los estudiantes pudiesen participar e influenciar en la organización y contenido de la educación en

las universidades y otras IES, y c) se acordó promover los atractivos del espacio europeo de ES tanto para

los estudiantes europeos como para los de otras partes del mundo (Witde, 2004, 2005). (En Europa,

dos años después de la Declaración de Bolonia (1999) y tres años después de la Declaración de

la Sorbona se reunieron en Praga (2001) los ministros europeos a cargo de la educación superior,

para observar los progresos alcanzados en la construcción de un espacio común europeo de ES y

fijar las prioridades de los próximos años (Witde , 2004).

Una de las tendencias educativas más fuertes de las últimas dos décadas ha sido el desarrollo de

iniciativas para la construcción de Espacios Comunes de Educación Superior mediante la

armonización y la convergencia de los sistemas nacionales. Estos proyectos pretenden responder

a las nuevas exigencias de la globalización y la sociedad del conocimiento, siendo el Proceso de

Bolonia (PB) y el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) los ejemplos paradigmáticos.

Este proceso ha suscitado muchos debates sobre la viabilidad y pertinencia de su implementación

en otras regiones del mundo.

Varias iniciativas regionales de armonización han surgido como consecuencia del impulso del

Proceso de Bolonia, tal como la Comunidad de África Oriental, la región de África del Norte, la

Asociación de Naciones del Asia del Sureste y la región de Asia-Pacífico, entre otras. Aunque estas

iniciativas se encuentran todavía en la etapa de planificación, han provocado debates y dado lugar

a varias publicaciones como las presentadas en el sureste asiático y África; (Sirat, 2008)) en los

Estados Unidos de América; (Adelman, 2008) en Canadá;( (Association of Universities and

Colleges of Canada, 2008)) y en América Latina. (Malo, 2005), (Brunner J. J., 2008), (Brunner J.

J., 2009).)

El Proceso de Bolonia se percibe en América Latina y el Caribe como una tendencia y no como un

modelo acabado. Esta herencia de la cultura occidental que nos une fue lo que llevó “a los jefes de

Estado y de gobierno de la Unión Europea y de América Latina y el Caribe a declarar su interés en

trabajar conjunta- mente para crear, en analogía con el pro- ceso europeo, lo que en mayo de 2002 la

Declaración política de la reunión cumbre denominó el “espacio común de enseñanza superior

UEALC” (Malo, 2005, p. 31).

En esencia, estos diferentes estudios concluyen que el Proceso de Bolonia no debe tomarse como

modelo único para la armonización e integración regional, con base en los siguientes supuestos: a)

la armonización de los sistemas de educación superior (SES) significaría su estandarización; b) la

dificultad de implementar un proceso de este tipo en ausencia de un marco de integración regional

como el de la Unión Europea; c) las diferencias interregionales en materia de desarrollo social,

económico, político y educativo; y d) las diferencias intrarregionales, es decir, al interior de los

propios SES de una misma región en términos de tamaño, modos de financiación, arquitectura y

estructura de los títulos y diplomas, modos de enseñanza y enfoques pedagógicos.

En la década de los ochenta, los países desarrollados “pasaron de la ayuda al comercio”. Según la OCDE,

los niveles de la ayuda oficial al desarrollo de los países que la integran han caído como promedio de

0.33% en los ochenta y principios de los noventa a 0.22%, actualmente. En el extremo más alto de la

contribución se sitúan los países nórdicos (Dinamarca, 0.96; Suecia 0.83) y en el más bajo, Estados

Unidos, 0.13. Muchos de estos países, en especial los anglosajones, “ven la educación y la cooperación

como un pro- ducto de exportación”. Otras tendencias negativas son la instalación de universidades de

países desarrollados en países en transición o en vías de desarrollo, donde imparten los mismos cursos

que en sus países de origen, aunque esto no tenga que ver nada con el entorno. Algo similar ocurre con

los programas exportados vía internet. Un buen ejemplo, sin embargo, es el de Canadá, que financia con

los fon- dos de ayuda el desarrollo de proyectos conjuntos entre universidades canadienses y de países en

desarrollo (OCDE, 2003; El País, 21 de septiembre de 2004, p. 2; Rodríguez Dias, 2004, p. 4).

En conclusión, pese al desarrollo de la cooperación internacional y al consenso mundial que existe

acerca de la importancia de la Educación Superior, las desigualdades se agudizan. Aumenta el

“éxodo de competencias” de muchos de los mejores talentos forma- dos en la universidad pública,

del espacio público hacia el privado. Por otra parte, se incrementa cada vez más el “éxodo de

competencias”, también denominado “fuga de cerebros”, de los países en vías de desarrollo hacia

los países desarrollados. Si la universidad en los países en desarrollo no se implica en su entorno,

y si en cambio prioriza temas de investigación irrelevantes para la sociedad don- de radica, tenderá

a convertirse en una suministradora de élites que, una vez formadas, emigrarán hacia los países

desarrollados. Para sus países de origen, ésta es la peor descapitalización posible.

DECLARACIÓN Y PLAN DE ACCIÓN CRES 2018

Las Conferencias Regionales de Educación Superior (CRES) fueron convocadas por el Instituto

Internacional de la UNESCO para la Educación Superior de América Latina y el Caribe, con una

periodicidad aproximada de diez años. La primera Conferencia tuvo lugar en La Habana, Cuba, en

1996. La segunda se efectuó en Cartagena de Indias, en 2008. La tercera Conferencia tuvo lugar

en Córdoba, en junio de 2018. El Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior

de América Latina y el Caribe (IESALC), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el Consejo

Interuniversitario Nacional (CIN) y la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio

de Educación de Argentina dispusieron que se celebrase en el marco del centenario de la Reforma

Universitaria de 1918, cuyos ideales se extendieron por toda la región y constituyeron

transformaciones radicales para su momento: democratización, autonomía, libertad de cátedra,

gratuidad de la enseñanza y visión latinoamericana.

Los objetivos de la CRES 2018 reflejaron un constante proceso de estudio y reflexión sobre la

educación superior de Latinoamérica y del Caribe. En este sentido, la Conferencia de Córdoba tuvo

como propósitos (a) contribuir con la consolidación de los sistemas en la región y (b) generar

espacios de investigación e innovación para el desarrollo humano, la convivencia democrática y la

ciudadanía, sobre principios de tolerancia, solidaridad y compromiso social. De ella se derivó la

Declaración de la CRES 2018 como un instrumento orientador de los lineamientos y la hoja de ruta

del Plan de Acción.

La Declaración CRES 2018 propone una educación superior proactiva con soluciones a problemas

de orden social a partir de sus funciones de docencia, investigación y vinculación con el entorno.

Educación Superior y sociedad es la idea transversal que se desarrolla en los ejes temáticos desde

perspectivas técnicas para hacer de América Latina y el Caribe un espacio democrático, de

integración, de justicia social.

El Plan de Acción CRES 2018-2028 resultó de los debates y proposiciones que se llevaron a cabo

en la Conferencia y responde a los lineamientos definidos por la UNESCO para la organización

del Marco de Acción Educación 2030 y que hemos adaptado a los fines estructurales. El documento

contiene contextos, principios, áreas estratégicas, lineamientos: objetivos, metas, estrategias

indicativas, indicadores, recomendaciones y finalmente un sistema de seguimiento y evaluación.

Los objetivos para la CRES 2018 fueron:

• Reflexionar sobre el desarrollo de la educación superior en el último decenio, el estado

actual y los desafíos por venir, reconociendo las inequidades sociales de la región, en el

contexto de profundos cambios sociales y culturales que vive la humanidad.

• Analizar el sentido de las políticas universitarias contemporáneas y las estrategias de los

sistemas de educación superior en América Latina y el Caribe, considerando los

lineamientos de calidad, compromiso e inclusión social, diversidad cultural e

internacionalización, para enfrentar los retos y desafíos del siglo XXI.

• Promover, con el compromiso y la responsabilidad de los actores participantes, la

Declaración y Plan de Acción como instrumentos orientadores para los gobiernos, las

instituciones de educación superior y otras organizaciones de la sociedad, para garantizar

el desarrollo sostenible de la educación superior como bien público, derecho social

universal y responsabilidad del Estado.

• Reflexionar sobre el legado de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918,

resignificando el compromiso con una universidad autónoma, crítica, democrática,

participativa, con libertad académica y una visión latinoamericana sensible a los

requerimientos de nuestras sociedades. Este legado es marco de referencia para construir

una educación superior abierta a la cooperación y a la integración de América Latina y el

Caribe, para alcanzar un futuro de prosperidad y buen vivir para nuestros países.

El documento se puede leer en: https://universidad.edu.co/wp-

content/uploads/2018/10/PropuestaPlanDeAccionCres2018.pdf

Se recomienda leer:

La Declaración de Lima, 13, 14 y 15 de mayo de 2019 y está disponible en:

https://www.nodal.am/2019/03/rectores-de-universidades-de-toda-la-region-aprobaron-el-plan-

de-accion-de-la-cres-2018/

UNESCO. Educación 2030 Declaración de Incheon Hacia una educación inclusiva y equitativa de

calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos. Incheon, República de Corea 21 de mayo

de 2015. Se puede leer en:

http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/ESP-Marco-de-

Accion-E2030-aprobado.pdf, o, en https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000245656_spa

La Agenda Educación 2030 establece que la acción de los países será el motor del cambio, con la

financiación de múltiples interesados y el apoyo efectivo de iniciativas como hoy en día es

ProFuturo.

Posteriormente, en la Cumbre de las Naciones Unidas de Desarrollo Sostenible, los Estados

Miembros hicieron suya la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que se

comprometieron a “proporcionar una educación inclusiva y de calidad en todos los niveles –

primera infancia, primaria, secundaria, terciaria, y formación técnica y profesional”, e hicieron

hincapié en que todas las personas “deberían tener acceso a oportunidades de aprendizaje a lo largo

de toda la vida”.

La Agenda 2030 comprende un conjunto de 17 audaces Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

de alcance mundial. La Agenda, en la que se reconoce la importante función que desempeña la

educación, contiene un objetivo dedicado específicamente a este tema, (ODS 4) que incluye a la

iniciativa Educación 2030.

RECOMENDACIONES

Corresponde ahora formular algunas recomendaciones sobre el impacto de la globalización en las

universidades, y la relación entre acceso a la educación superior y equidad social que pueden llevar

a distintas propuestas y prioridades para la acción.

Para ello tomamos como punto de partida las recomendaciones de la Conferencia Mundial de

Educación Superior (CMES,1998) de UNESCO, y de los informes de la Comisión de Seguimiento

(2003, 2004) de dicha CMES, porque contienen algunos principios básicos que podrían orientar

las políticas de desarrollo de la educación superior (Tünnermann, 2000, pp. 212-217; Mayor y

Tanguiane, 2000; Mayor y Bindé, 1999; Matsuura, 2000; Seddoh 2002; López Segrera y

Tünnermann, 2002, pp. 173-213, López Segrera et. al, 2004; UNESCO, 2004, López Segrera,

2005):

1. Partir del criterio de que la educación superior es un servicio público. Independiente de cuál

sea su fuente de financiamiento. Esto implica que las IES, tanto públicas como privadas,

asuman un compromiso público con la sociedad en que están insertas.

2. El acceso ha de ser "igual para todos, en función de los méritos” respectivos tal y como

señala en su artículo 26.I la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

3. La universidad debe ser un centro de pensamiento crítico, como "una especie de poder

intelectual que la sociedad necesita para que la ayude a reflexionar, comprender y actuar",

como plantea el Informe Delors.

4. Debe imperar la dimensión ética. Esto implica no supeditar los valores de la cultura de paz,

democracia, desarrollo sostenible, equidad, solidaridad, y justicia, a fines bélicos o de

mercado que atenten contra la condición humana. Adoptar políticas que construyan equidad

y autonomía y que impidan la corrupción académica.

5. La universidad ha de aplicar capacidad prospectiva y anticipatoria que le permita, al

iluminar posibles alternativas y escenarios, construir la mejor opción posible de futuro.

Existen hoy dos tipos de dinámicas: por un lado, la de los mercados, tanto de nuevos

proveedores con ánimo de lucro en el ámbito educativo, donde la realidad del mercado

tiende a imponerse; como la de acuerdos comerciales en discusión que tienen el apoyo de

gobiernos que se beneficiarían. Por otra parte, diversos países y asociaciones del mundo

académico han formulado críticas con relación a los efectos de estas tendencias a la

mercantilización de la educación superior, qué afectarían en especial a los países en

desarrollo por su mayor vulnerabilidad. Lo más probable es que en el corto plazo se

combinen ambos escenarios. La regionalización pudiera, a nuestro juicio, constituir una

adecuada respuesta a la globalización lucrativa de la educación superior, enfatizando su

condición de bien público como se observa en Europa en el proceso de Bolonia. ¿Va en

esta dirección el Espacio Europeo de Educación Superior (Bologna)?

6. Los Sistemas de Educación Superior en ALC han de fortalecer la identidad cultural propia

ante la homogeneidad cultural que pudiera imponer un cierto tipo de globalización.

7. Establecer indicadores adecuados de una universidad nacional de investigación que

privilegien el desarrollo sostenible y el crecimiento para el bienestar, para dejar de ser

rehenes de los indicadores de productivismo impuestos por el mercado y los rankings.

8. Las Redes de ES en ALC están desempeñando un papel importante. Las universidades

deben fomentar políticas de asociación con organizaciones nacionales, regionales e

internacionales de redes de ES, con el fin de promover el intercambio de estudiantes,

profesores e investigadores, de acuerdo a las necesidades nacionales de desarrollo.

9. Si bien la movilidad académica y el intercambio ha sido una característica central de la

educación superior, históricamente, es sólo durante los últimos quince años en que este

nivel de enseñanza se ha convertido para algunos en una mercancía o en un servicio

susceptible de intercambio comercial entre los diferentes países. El término de

internacionalización de la educación superior sigue siendo omnicomprensivo. Por otra

parte, nuevos conceptos como el de "nuevos proveedores", y "educación superior

transfronteriza" adquieren un rápido desarrollo. Estos conceptos tienen un carácter

transfronterizo y una dimensión comercial destinadas a la obtención de beneficios de la

educación superior. En América Latina y el Caribe, el proceso de internacionalización de

la educación superior debe ser preservado a través de una adecuada reglamentación y evitar

su desplazamiento o sustitución por una internacionalización con ánimo de lucro. Esto

significa establecer reglamentos - de común acuerdo con otros países de la región- que

tienden a controlar, en función de las necesidades y los intereses nacionales, las ofertas de

ES de carácter transnacional.

10. La universidad en ALC debe cumplir la función social que espera la sociedad de ella, no

sólo en equidad en el acceso, sino también en lo que se refiere a estar en el estado del arte

en conocimientos, informaciones y propuestas de soluciones. Para esto es necesario crear

un clima innovador de carácter transdisciplinario. En las dos últimas décadas -y en especial

en los países en desarrollo- muchas de las IES emergentes, e incluso algunas de las

tradicionales, han perdido el carácter de instituciones y tienden a asemejarse organizaciones

del mundo de los negocios. Es el caso de las universidades corporativas que se asemejan a

una empresa. Esto implica una pérdida de su función social, ya que la universidad deja de

ser un eslabón entre la educación y el desarrollo, entre el individuo y la sociedad. Es

importante insistir en la reinstitucionalización de la universidad, o sea, en la recuperación

de su sentido social allí donde lo haya perdido, y no sólo en su reorganización o reforma.

11. Hay que garantizar una adecuada relación con el mundo del trabajo, lo que implica adaptar

sus planes y programas de estudios a los requerimientos de éste en ALC. En ALC,

prevalecen las carreras tradicionales en lugar de las nuevas necesarias con currículo

innovador. Por otra parte, la formación permanente a lo largo de toda la vida, implica una

formación universitaria que no sea de perfil estrecho, ajustada meramente a las necesidades

inmediatas de las empresas, del mundo del trabajo. Se trata, por el contrario, de dar una

formación amplia, que combine la especialización con una sólida formación general, que

permita a los graduados universitarios ser más útiles a la sociedad y continuarse

desarrollando de forma integral a lo largo de toda la vida.

12. La universidad en ALC ha de asumir el reto de contribuir a la educación cívica, esto es, a

la formación de ciudadanos conscientes y responsables. La educación superior debe formar

a los estudiantes para que participen activamente en la sociedad, para que defiendan los

derechos humanos, la democracia, el desarrollo sostenible, la cultura de paz, la tolerancia

y la equidad, entre otros valores esenciales.

13. Los profesores deben ser co-aprendices con sus alumnos y diseñar ambientes de

aprendizajes. Deben esforzarse por inculcar en ellos la afición al estudio y los hábitos

mentales que incentiven el auto-aprendizaje (aprender a aprender), a fin de que las IES en

ALC sean verdaderos "centros de educación permanente para todos durante toda la vida".

14. Es necesario integrar los sistemas nacionales de educación superior, como estrategia clave

en la formulación de políticas de educación superior en ALC. El lograr la integración

regional de sistemas de educación superior implica, previamente, su adecuada articulación

nacional.

15. La autonomía, que permite a la universidad cumplir en forma cabal sus cometidos, debe ir

acompañada de la rendición de cuentas a la sociedad y al estado, lo que implica un estilo

de rendición social de cuentas que trasciende lo meramente contable. Autonomía es la total

libertad que los miembros de una universidad tienen para, dentro de los criterios de calidad

explorar todas las áreas del saber y corrientes del pensamiento humano y trasmitirlos a sus

estudiantes, como parte del criterio de calidad académica y responsabilidad social. Esto no

significa evadir la legislación aplicable a las IES en ALC, eludir su responsabilidad

educativa, ni dejar de rendir cuentas ante la sociedad del uso de los recursos públicos

puestos a su disposición para cumplir sus tareas académicas.

16. Los procesos de evaluación y acreditación deben facilitar el tránsito de la cultura de la

evaluación a una cultura responsable, autónoma, pertinente y eficiente en las IES en ALC.

Incorporar a los procesos de acreditación a especialistas extranjeros de reconocida valía en

evaluación y acreditación, pero regirse por las normas nacionales y no por agencias

extranjeras de acreditación. Incorporar a los procesos de acreditación a especialistas

extranjeros de reconocida valía en evaluación y acreditación, pero regirse por las normas

nacionales y no por agencias extranjeras de acreditación.

17. Asumir en ALC una concepción estratégica de reforma - no de contrarreforma neoliberal,

que es la tendencia predominante en muchas IES de la región - y de cambio, en un marco

de planificación y dirección de carácter innovador, en las áreas siguientes: institucional,

académica, de organización y pedagógica.

18. La ES a nivel mundial y en ALC debería cumplir sus compromisos con los niveles

educativos precedentes, ayudando así a mejorar los niveles primarios y secundarios de

educación, aplicando distintas formas de cooperación como la investigación educativa para

mejorar los procedimientos de articulación entre la educación superior y los niveles

precedentes; la formación continua de docentes y directivos del sistema educativo básico y

medio; la alfabetización y formación continua de adultos de cualquier nivel educativo; la

formación continua de personal integrado al sistema económico en diferentes niveles y

áreas ocupacionales y como elemento común a todos estos esfuerzos de colaboración, la

implantación de las TIC, en especial la informática y la telemática.

19. Los Sistemas de Educación Superior deben articular fórmulas eficaces y que asignen la

igualdad de oportunidades para todos los universitarios, independientemente de si acuden

a instituciones públicas o privadas, y que permitan un retorno de la inversión educativa

realizada con recursos públicos, de tal manera que el estudiante devolviese a la sociedad y

a su país, en su totalidad o en parte, los recursos invertidos en su educación una vez

concluida su formación inicial e inserto en el mercado laboral. Habría que hacer un cálculo

en las universidades públicas de cuánto cuesta la formación de un estudiante en cada

carrera. Ese debería ser el importe de la matrícula, al que se aplicaría una escala de

reducciones. La primera de acuerdo con la renta familiar; la segunda por su capacidad o

currículo, y la tercera de acuerdo a la distancia que se encuentre su vivienda habitual. Esto

implicaría que los buenos estudiantes de estratos económicos desfavorecidos podrían tener

una exención del 100% e incluso una beca con un salario adicional. Mientras que los de

familias de los estratos acomodados tendrían que pagar el total de la matrícula. Sé que este

argumento no es muy popular en las universidades públicas de ALC, sin embargo lo que

hacemos es igualitario pero no equitativo y por ende, socialmente injusto.

20. Para hacer efectivas todas las recomendaciones formuladas en los puntos precedentes, es

urgente aplicar a los sistemas de ES de ALC la propuesta de la UNESCO en su Conferencia

Mundial de Educación Superior (1998) y en su Comisión de Seguimiento (2003, 2004) y

luego en su Conferencia Mundial de Educación Superior de 2009, acerca de la necesidad

de diseñar, en el siglo XXI, una educación superior proactiva y dinámica, que demanda

para su éxito una política de estado, una estrategia consensuada de largo plazo, que

trascienda el ámbito temporal de los gobiernos, un nuevo pacto social, o contrato moral,

como lo llama el Informe Delors, donde cada sector interesado comprometa recursos y

esfuerzos para hacer realidad las transformaciones.

Es el momento de reconocer que, a pesar de avances y de logros en unas pocas IES de excepción,

aún en ALC no hemos sido capaces de alcanzar la cristalización de un nuevo modelo de

universidad, en el cual la producción de conocimiento predomine, y no su mera transmisión. Una

prioridad en este proceso que deberíamos desarrollar, sería la socialización del conocimiento. De

este modo, las IES no se limitarían a ser meras instituciones académicas, pues las universidades se

convertirían en las líderes del cambio social.

Somos conscientes de que no hay un modelo único de universidad. Hay muchos ejemplos acertados

de reformas de universidad y transformaciones que, mediante la adaptación apropiada a las

condiciones de ALC, podemos generalizar y aplicar en nuestras universidades.

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