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introducción DIMENSION + MOVIMIENTO= ESPACIO Durante la niñez, el hombre suele pensar que el movimiento es una herramienta capaz de brindar alegría: correr, saltar, jugar, etc; sin movimiento no hay diversión y difícilmente un niño sea capaz de entender el mundo sin moverse a través del mismo. Desde temprana edad identificamos situaciones y lugares con una dimensión o dos o incluso tres, todas asociadas al movimiento permitido o no, en esos lugares. Podemos correr libremente y sin dirección fija en una llanura, o andar en bicicleta en un par de direcciones establecidas por la calle que circunda la urbanización. Podemos incluso caminar y por qué no, correr dentro de nuestra casa o habitación. Nos movemos por el espacio cerrado o abierto, y las limitaciones de movimiento nos permiten atribuir valores a ese espacio. El hombre primitivo entendía el movimiento en solo direcciones adheridas al plano bidimensional, hasta que se percató que podía subir un árbol o una colina, y fue entonces cuando comenzó a ocupar una dimensión más, construyéndose una percepción muy rudimentaria, pero válida, de trascender más allá de la bidireccionalidad (Hinton 1884). Descubrir la posibilidad de subir y bajar es un gran acontecimiento durante la niñez. Es el inicio de una comprensión tridimensional del mundo. Estar acostado boca arriba y soñar con escalar las paredes y tocar el techo, es una fantasía meramente tridimensional. Por naturaleza el hombre tiende a ocupar en lo posible, todas las dimensiones que le rodean, en todas las direcciones y con una variedad innumerable de movimientos. Esta condición exploratoria también la vemos en el pensamiento y en las actividades que el hombre desempeña. Una línea es el movimiento de un punto “A” a un lugar distinto o punto “B”. Un cuadrado es el desplazamiento de esa línea AB de forma paralela y a una distancia específica, produciendo a la vez dos líneas perpendiculares que completan la figura.

Espacio Tiempo FENELON

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Espacio tiempo teoria arquitectonica y de la ciudad

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Page 1: Espacio Tiempo FENELON

introducción

DIMENSION + MOVIMIENTO= ESPACIO

Durante la niñez, el hombre suele pensar que el movimiento es una

herramienta capaz de brindar alegría: correr, saltar, jugar, etc; sin movimiento no

hay diversión y difícilmente un niño sea capaz de entender el mundo sin moverse a

través del mismo.

Desde temprana edad identificamos situaciones y lugares con una dimensión

o dos o incluso tres, todas asociadas al movimiento permitido o no, en esos lugares.

Podemos correr libremente y sin dirección fija en una llanura, o andar en bicicleta

en un par de direcciones establecidas por la calle que circunda la urbanización.

Podemos incluso caminar y por qué no, correr dentro de nuestra casa o habitación.

Nos movemos por el espacio cerrado o abierto, y las limitaciones de

movimiento nos permiten atribuir valores a ese espacio.

El hombre primitivo entendía el movimiento en solo direcciones adheridas

al plano bidimensional, hasta que se percató que podía subir un árbol o una colina,

y fue entonces cuando comenzó a ocupar una dimensión más, construyéndose una

percepción muy rudimentaria, pero válida, de trascender más allá de la

bidireccionalidad (Hinton 1884).

Descubrir la posibilidad de subir y bajar es un gran acontecimiento durante

la niñez. Es el inicio de una comprensión tridimensional del mundo.

Estar acostado boca arriba y soñar con escalar las paredes y tocar el techo, es

una fantasía meramente tridimensional.

Por naturaleza el hombre tiende a ocupar en lo posible, todas las

dimensiones que le rodean, en todas las direcciones y con una variedad

innumerable de movimientos.

Esta condición exploratoria también la vemos en el pensamiento y en las

actividades que el hombre desempeña.

Una línea es el movimiento de un punto “A” a un lugar distinto o punto

“B”. Un cuadrado es el desplazamiento de esa línea AB de forma paralela y a una

distancia específica, produciendo a la vez dos líneas perpendiculares que completan

la figura.

Page 2: Espacio Tiempo FENELON

Pero lo más increíble ocurre cuando movemos el cuadrado en una dirección

no incluida en el mismo plano, es decir, en una tercera dirección, hacia arriba o

hacia abajo, apareciendo una figura de tres direcciones: un cubo.

Esta simple operación de movimiento en tres trayectorias fundamentales,

siendo una de ellas hacia un plano distinto de las otras dos, abre un mundo infinito

de posibilidades para la construcción del pensamiento humano: el concepto de

espacio.

¿Existe entonces el espacio sin movimiento?

La tridimensionalidad es la figuración básica para comprender el espacio,

cerrado o abierto, que nos rodea y donde nos movemos constantemente.

Nos movemos por el interior de los edificios en tres direcciones esenciales,

usando corredores, habitaciones, escaleras y ascensores. Pero también nos

desplazamos por las ciudades mediante carreteras, caminerías, elevados, puentes.

El movimiento nos da acceso a diferentes estancias del espacio y sus

características morfológicas y utilitarias. Y a medida que nos movemos, el espacio

mismo responde con una configuración física y tangible, que se adapta en la

medida de lo posible (mejor o peor) al movimiento en si.

Ahora bien, nuestra ocupación como usuarios la ejercemos en un espacio

interior o exterior. Muchas veces sin movernos, pero ciertamente esta

tridimensionalidad ha sido concebida por la dinámica de nuestras necesidades.

Pero es válido pensar entonces ¿Es posible una dimensión más en esta

dinámica? ¿Otra dirección permea la concepción del espacio además de las tres

conocidas?

En efecto.

El hombre no solo se mueve en direcciones físicas, sino que

simultáneamente se desplaza dentro de una dirección que cumple su propio

itinerario: el tiempo.

Cada estadio del tiempo contiene una serie de sucesos que se recrean en el

espacio, y la interacción del hombre con esa estructura tridimensional.

El tiempo se mueve independientemente de que el hombre lo haga o no. Y

esa movilidad temporal es cuantificable y por lo tanto dimensional.

Esta dimensión tiene la particularidad de no ser tangible, pero si

cuantificable, y esta medición se hace necesariamente en relación con las otras tres

dimensiones, las que estructuran el espacio, sea cual sea su morfología.

Page 3: Espacio Tiempo FENELON

Esta cuarta dimensión también tiene una direccionalidad, que siempre se

mueve en un vector constante hacia delante (Hawkings 2007) y que según la

segunda ley de la termodinámica, se conforma de tres vectores o flechas que se

mueven en una especialidad pero con mecánicas diversas.

Está entonces el espacio, en todas sus figuraciones, sometido a estas

variantes de la flecha del tiempo. El espacio se transforma y permanece, cambia su

morfología, se desvanece y vuelve a aparecer, se ve invadido por un uso o un

usuario, un hecho histórico, o es abandonado para volver a ser ocupado.

La cuarta dimensión, el tiempo, juega un papel importante en como el

hombre ejerce su dinámica en el mundo, misma que va inevitablemente acoplada a

ese vector constante que solo va hacia adelante.

El espacio y su concepción no solo deben verse como el resultado de la fina

composición de la tridimensionalidad, sino que también debe pensarse en su

relación con el tiempo y su perpetuo movimiento.