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¿Espacios reales en la ciudad de San José? Reflexión antropológica: por una ciudad inclusiva Elaborado Por: Natalia Aguilar Rowe A40107 2011 AT1148 Panorama General de la Antropología Urbana UCR Escuela de Antropología

Espacios reales para todos y todas

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¿Espacios reales

en la ciudad de

San José? Reflexión antropológica: por una

ciudad inclusiva

Elaborado Por: Natalia Aguilar Rowe A40107

2011

AT1148 Panorama General de la Antropología Urbana

UCR – Escuela de Antropología

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“Ni la rehabilitación será completa, ni la integración social una realidad,

sino modificamos, transformamos o adaptamos nuestras ciudades,

para que en ellas puedan vivir con absoluta independencia,

todos los que en ella moran, incluso aquellos que se vean precisados

de usar una silla de ruedas para desplazarse”

Le Corbusier, 1935

En algún momento ha hecho un alto en su camino y ha mirado a su alrededor… ¿Qué

puede ver en esta “gran” ciudad de San José? Pues la respuesta es simple: personas

caminando como yo, como usted, como cualquier otro. Le exhorto a que mire con

atención, ¿qué más puede ver? Si, es difícil dar una respuesta que abarque lo que uno

no experimenta día con día. Observar gente como usted y como yo podría ser una

respuesta simplista, sin embargo, si sacamos el lente antropológico descubrimos un

centenar de personas diferentes a nuestro alrededor. Mirando más detenidamente,

¿Cuáles son esas diferencias? Usted me dirá: Son altos, bajos, flacos, gordos,

extranjeros, locales, hombres, mujeres, niños y niñas, oficinistas, chanceros, indigentes

y personas con discapacidad. ¡Muy bien! que buen antropólogo. Y, ¿cómo se ven esas

personas de reojo? ¿Se sienten cómodas con el espacio urbano? ¿Es éste apropiado

para ellos o ellas?

Ya que estamos en este ambiente tan antropológico, propongámonos a visitar un

parque concurrido o mejor una plaza, podría ser la Plaza de la Cultura. Si excelente, la

Plaza de la Cultura, todo un ícono de la diversidad. Siéntase a observar, quizás en un

pollo de esos que dan hacia la avenida central, ¡cuánta gente!, ¡cuánta gente con

discapacidad también! Mientras más miras, más oscuro se vuelve el panorama,

¿verdad? Ves situaciones que no son parte de tu vida, no tienes que vivir el desprecio,

la lástima o el miedo de algunas personas porque tienes una discapacidad física y,

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aunado a esto, convivir con las vicisitudes que me presenta el paisaje urbano poco apto

para su libre desplazamiento.

Sin embargo, yo no quiero discutir sobre el “panorama oscuro” que sentimos nosotros

del “otro”. Por el contrario, el tema que me dispuso a realizar este ensayo es ¿cómo se

diseñan los espacios públicos en la ciudad de San José para personas con

discapacidad? Para entender esta pregunta a profundidad, uno tiene que pensar en la

raíz del meollo. Sin querer ser pretenciosa, propongo que ésta radica en la significación

errónea que se le ha asignado a la discapacidad y cómo ésta es interiorizada en la

sociedad. De ahí convergen otras interrogantes de interés y que se relacionan con la

temática. Primero, ¿quién diseña los espacios públicos en las ciudades? Segundo,

¿Para quién o para quiénes están pensados los diseños urbanos de las ciudades? Y

tercero, ¿Si los hay, son reales los espacios públicos adaptados para las personas con

discapacidad física?

Mucho se ha visto pero poco se ha discutido, y mucho menos pensado, sobre una

ciudad en donde todas las personas puedan disfrutar de espacios públicos dignos. A lo

sumo se han hecho adaptaciones para suplir las necesidades que contempla una ley

que vela por los derechos de las personas con discapacidad en Costa Rica. Sin

embargo, dichas adaptaciones no son más que “parches” de cemento para que la Ley

76001 no les sancione.

1Su principio fundamental es servir de instrumento a las personas con discapacidad para que alcancen su máximo desarrollo, su plena participación social, así como el ejercicio de los derechos y deberes establecidos en el sistema jurídico costarricense. Tomado de: Ley de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad y su

reglamento. Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. 2002.

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Por lo anterior, es de interés antropológico hacer una discusión en torno al tema de

accesibilidad y lo que éste representa en una ciudad. Debemos recordar que la ciudad

fue hecha para el disfrute de todas y todos. Es deber de todas las naciones ofrecer

calidad de vida, y más ampliamente, dignidad a todas las personas en las que en ella

moran.

En este tenor, se hace imprescindible mencionar algunos aspectos intrínsecos a la

concepción de ciudad, espacios públicos y accesibilidad. En un primer apartado, se

estará discutiendo lo que se entiende por espacio urbano / espacio público y cómo

estos son configurados en la sociedad. El segundo apartado, es más una reflexión del

tema de espacios públicos en Costa Rica (cómo han sido abordados) aunado a la

importancia de nuevos modelos de construcción de espacios públicos y de la (re)

construcción del imaginario discapacidad.

Los invisiblizados de los espacios públicos: Hacia un

cambio inclusivo de la ciudad.

Para tener un panorama más claro, es esencial detenernos por unos instantes en

conceptos que se estarán tratando a lo largo de este apartado, entre ellos: espacio

público, espacio urbano y accesibilidad.

Definiciones de espacio público hay un infinito, sin embargo, el que se plantea a

continuación es bastante significativo para el tema abordado. Para Saraví (2004) el

espacio público remite al sitio donde tienen lugar las interacciones y relaciones sociales

locales, las cuales se caracterizan por obtener atributos definidos por la vida pública

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local. Es decir, en el espacio público se reúnen las personas que atribuyen por medio

de la interacción entre sí, características propias de sí mismas, y al ser compartidas en

ese espacio van tomando nuevos significados.

En cuanto a espacio urbano tenemos la definición que versa Delgado (2007) y refiere

que es un espacio que genera y donde se genera la vida urbana, un espacio social el

cual existe gracias a la presencia de las y los ciudadanos. Es pues, un espacio que

trasciende un proyecto urbanístico.

Por último, entendemos accesibilidad2 como el grado en el que todas las personas

puedan utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente

de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas.

Como vemos los tres conceptos son variados, sin embargo, no es tan descabellado

imbricarlos en uno solo para hablar de integración, inclusión e igualdad.

Para abordar el tema de espacios urbanos accesibles para todos y todas, se hace

necesario mencionar el fenómeno urbano planteado por Henri Lefebvre3 en su

concepción más simple. Dicho fenómeno se presenta como una realidad total

afectando al conjunto de la práctica social.

Es decir, muchas veces los actores políticos presentan medidas de planificación

totalizadoras en donde no se contemplan muchos sectores de la sociedad. Haciendo

de la ciudad un espacio de paso en donde quedan vetados los distintos intercambios

sociales que se desprenden de ella. 2 Tomado de: Ley de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad y su reglamento. Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. 2002. 3 Llama la atención por su enormidad; su complejidad rebasa los medios normales del conocimiento y los

instrumentos de la acción práctica.

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A esto Lefebvre nos comenta: “No concebir el espacio sino como un vacío homogéneo

en el que se colocan objetos, individuos, máquinas, locales industriales, canales y

redes de distribución, etc., puede que sea muy lógico y racional, pero lleva a una

política que destruye los espacios diferenciales de lo urbano, impidiendo su

habitabilidad.” (Lefebvre, 1970, pág. 56)

Pues bien, siguiendo en esta línea la cuestión de qué tipo de espacios públicos

queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales,

estilos de vida, necesidades sociales y valores estéticos deseamos. Debemos entender

la cuestión urbana como un crisol de diferencias las cuales deben ser suplidas de la

mejor manera dentro del marco, por qué no, globalizado4. De aquí nace la interrogante,

¿estaríamos dispuestos en cambiar la percepción que se tiene de espacios para que

otras personas disfruten de ellos?

En este marco, Delgado nos comenta que: “De todas las definiciones que permiten

asignar a un espacio la calidad de público, uno debería ser innegociable: espacio

accesible para todos. La accesibilidad, en efecto, se muestra entonces no sólo como lo

que hace a un lugar capaz de interactuar con otros lugares –que es lo que se diría al

respecto desde la arquitectura y el diseño urbano-, sino como el núcleo que permite

evaluar el nivel de democracia de una sociedad”. (Delgado; 2007, pág. 196)

El derecho a una ciudad accesible es mucho más que la libertad individual de acceder

a los recursos urbanos, implica, hacer un cambio en nosotros mismos para extenderlo

a la ciudad. No está de más decir que es un derecho común antes que individual,

4 Entendiendo “globalizado” como un fenómeno que está inserto en una dinámica económica, social, política y

cultural; de la cual todos formamos parte y gozamos (en cierta medida) de ella.

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puesto que, ésta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder

colectivo para re (crear) espacios en donde todos y todas gocen de igualdad de

condiciones.

Para los que caminan en cuatro pies, tres pies o a oscuras…

Más de setenta años han pasado desde que Le Corbusier escribiera la frase colocada

como epígrafe en pro de la accesibilidad y, sin embargo, San José se ve en pañales en

cuanto al tema de igualdad de oportunidades de espacios públicos para las personas

con discapacidad5. Esto debe exhortarnos en realizar un balance para ver en qué

situación nos encontramos y evaluar lo que hace falta por hacer.

Hoy existe un marco jurídico a nivel nacional que propone la integración de la persona

con discapacidad. Dicha ley es publicada en la gaceta el día 29 de mayo de 1996 y

fuera aprobada por la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

Partiendo de la hipótesis principal, la inadecuada interiorización del concepto de

discapacidad en la sociedad, tenemos que históricamente se ha abordado el tema por

medio de la caridad y la filantropía. Hasta hace unos pocos años se crea la Ley 7600

que ampara (desde todas las aristas) a las personas con discapacidad. Sin embargo, la

ley no ha sido capaz de cambiar el significado de discapacidad que ella carga y no se

5 La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define la discapacidad como “la pérdida de la capacidad funcional

secundaria, con déficit en un órgano o función que trae como consecuencia una minusvalía en el funcionamiento intelectual y en la capacidad para afrontar las demandas cotidianas del entorno social.” Las consecuencias de la

discapacidad dependen de la forma y profundidad con que alteran la adaptación del individuo al medio. La discapacidad puede ser definitiva o recuperable (en tanto susceptible de mejorar en ciertos aspectos) o en fin, compensable (mediante el uso de prótesis u otros recursos). Por ello, es

importante analizar el grado de discapacidad (leve, moderada, severa o muy severa en relación cuantitativa con la disminución o alteración funcional), su evolutividad (progresiva, estacionaria o regresiva) y si es congénita o adquirida, puesto que las consecuencias en uno u otro caso han de ser diferentes, como lo serán también las

reacciones psicológicas del individuo y su entorno familiar.

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han llevado a cabo cambios grandes en cuanto a planificación accesible de los

espacios públicos.

En esta tónica, abordaremos las interrogantes imbricadas de la hipótesis principal.

¿Quiénes diseñan los espacios públicos y para quiénes están diseñados estos

espacios públicos? Es quizás ésta la pregunta que tiene mayor valor antropológico

cuando se aborda la temática de sociedad pública.

Partiremos de lo que Araya expone en su libro, “Históricamente, la estrategia que se

ha empleado para hacer el boceto de la ciudad es la misma: demarcar un corazón con

ejes cardinales, darles un valor y erigir en ellos construcciones consideradas en la

época emblemática. Esta lógica de ordenamiento es retomada por los distintos grupos

que dominan el espacio y la vida económica, social, cultural de la urbe a lo largo de su

desarrollo…” (Araya; 2010, Pp. 15-16)

Pues bien, desde que se empezó a planificar la ciudad costarricense ésta ha sido

llevada a cabo bajo pensamientos segregadores y bajo una economía globalizadora,

ligada a sectores élite pero, extrañamente, físicamente “sanos”. El afán de equipararse

con mega ciudades, hizo de San José una ciudad llena de infraestructura fina pero

desigual y poco inclusiva.

Las ciudades, desde una perspectiva social, se han construido para y por personas que

no presentan ninguna discapacidad, enmarcada en una lógica total de exclusión. Así

como también se ven afectados grupos minoritarios, este grupo de personas deben

luchar día con día con el espacio público poco apto para su desarrollo integral en la

sociedad. Por su parte, Delgado afirma: “…Esta cualidad casi demiúrgica de la

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ideología –la de su capacidad para hacernos creer que el mundo es tal y como según

quién se lo imagina- es convocada de una forma especialmente intensa por las

instituciones políticas y siempre alrededor de las mencionadas abstracciones relativas

a la “cultura propia” y la de los venidos de fuera”. (Delgado; 2007, pág. 215)

Esta afirmación aplica para este caso específico, ya que, el imaginario de una

colectividad élite hace que se dispongan (casi a su antojo) las normas que ellos

consideran apropiadas para planificar una ciudad.

En buena hora, en Costa Rica el enfoque sobre la discapacidad se ha venido

transformando en el transcurso de los años, dejando atrás el enfoque asistencialista y

retomando uno mucho más integral. Este enfoque se fundamenta en “la promoción de

los derechos humanos y la participación ciudadana de las personas con discapacidad”

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Tomando en consideración lo anterior tenemos que: “El reconocimiento de la identidad

de las personas con discapacidad, implica su adecuada visibilidad por parte del

conjunto de la sociedad. A partir de este reconocimiento, se empieza a operar la

gestión de la transformación del entorno, orientada hacia un efectivo ejercicio de los

derechos y las obligaciones ciudadanas. La visibilidad de las necesidades, las

expectativas y los derechos de la población con discapacidad implica, tanto para esta

6 La discapacidad en Costa Rica: situación actual y perspectivas. Ministerio de Salud, CNREE, OPS y Oficina

regional de la OMS. La elaboración en el año 2001 de las políticas nacionales en discapacidad por parte del Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial (CNREE) y la formulación de las Políticas Nacionales de

Salud 2002-2006 por parte del sector salud, se constituyen en un esfuerzo por racionalizar los procesos de planificación y ejecución de las políticas públicas, orientadas hacia la población con discapacidad. Tomado de: http://www.bvs.sa.cr/php/situacion/discapacidad.pdf

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minoría como para los diversos sistemas de la sociedad, que en su conjunto

constituyen lo que denominamos entorno, un importante impacto político, económico,

social y cultural.” (Mendieta et al; 2004, pág. 64)

Si recordamos en el apartado anterior la cita de Delgado, el eje central para poner en

marcha los cambios solidarios para visibilizar las necesidades de todos y todas, es la

democracia. Más allá de la democracia, es fundamental un compromiso real de todos

los ciudadanos sin discapacidad y con discapacidad.

Uno de los retos de la sociedad contemporánea es fomentar el bienestar de todas las

personas que en ella se desarrollan. Por tanto, se han dejado atrás paradigmas

excluyentes y poco dignos y re estructurado paradigmas en consonancia a la armonía y

bien común. Uno de los paradigmas recientes es la implementación de un diseño

universal. 7 Es pues, un concepto que nace bajo el lema de diseño accesible, sin

barreras en donde la accesibilidad es el tema central.

Este nuevo modelo integrador de diseño, es parte una medida estratégica para

acercarse a una sociedad en la que todas las personas pueden participar. Promueve

un modelo de sociedad que se (re) defina tomando como base la inclusión de todos y

que deriva, en gran medida, de la reflexión acerca del modo que la sociedad quiere

acoger a la persona en toda su diversidad. La discapacidad es un aspecto que el

diseño toma en cuenta. En este sentido, el diseño universal propone el diseño del

entorno, los edificios, los servicios, etc., de modo que puedan ser utilizados por el

7 Es un paradigma del diseño relativamente nuevo, que dirige sus acciones al desarrollo de productos y entornos de fácil acceso para el mayor número de personas posible, sin la necesidad de adaptarlos o rediseñarlos de una

forma especial.

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mayor número de personas, incluidas las personas con discapacidad y las personas

mayores, de la forma más autónoma posible.

A manera de síntesis, vemos como el concepto mal entendido de “discapacidad” ha

sido un detonante para abordar la planificación de espacios urbanos de una manera

poco integral. Si preguntamos en las calles qué se entiende por discapacidad

encontraremos un sinfín de no respuestas en torno a ello, permeadas por una carga

social negativa o ignorancia.

Elogiando el trabajo de algunos cuantos interesados en el tema de inclusión e igualdad,

vemos como poco a poco las vendas de la ignorancia se han ido cayendo. Propuestas

de planificación de espacios públicos accesibles es la tónica de lo que llamamos

“modernidad”, integrando no solo infraestructura adecuada (rampas, espacios amplios,

barandas, señales grandes) sino también transformando el concepto de discapacidad y

dando voz a los que por mucho tiempo caminaban callados a cuatro pies, tres pies o a

oscuras.

Consideraciones Finales

¿Por qué los espacios urbanos/públicos accesibles es un tema pertinente en la

Antropología Urbana? Pues sencillo, porque es un asunto de la ciudad. Así como se

estudian las migraciones, el campesinado y los cambios sociales; el tema de

discapacidad forma parte de procesos sociales que cambian la forma de pensar de

“ser” ciudad (si se me permite el término).

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Como ya se ha dicho, el espacio público debe ser para el disfrute de todos y todas; y,

para que esto sea posible debe existir una consonancia entre espacio urbano y

accesibilidad. Por tanto, es necesario hablar del espacio urbano y su adecuación para

poder satisfacer las expectativas y necesidades del conjunto de ciudadanos, sin que

nadie pueda sentirse discriminado por no poder utilizar este espacio en condiciones de

igualdad.

La movilidad, por una parte, y la percepción y comprensión de la información sobre el

entorno urbano, por otra, son aspectos que resultan más difíciles para las personas con

alguna necesidad especial (en especial para personas que utilizan sillas de ruedas o

personas que tienen una discapacidad visual)

Es asunto de todos los días que encontremos trabas en las vías públicas. Por lo

general, topamos con obstáculos que nos obligan a modificar el recorrido natural de

nuestro rumbo. Por ejemplo, andamios de obras que modifican el itinerario habitual,

mobiliario urbano situado incorrectamente (paneles informativos, bancos, señales de

tráfico, cabinas telefónicas) y por no decir, los huecos en las aceras.

Si nos afecta a nosotros como ciudadanos sin ninguna discapacidad física aparente,

piense por un momento cómo debe de afectar, toda estas barreras arquitectónicas, al

desempeño de una persona con discapacidad en su vida diaria.

Reconocer la discapacidad como una característica diferente y no como un problema,

es uno de los tantos retos que enfrenta la sociedad. Sumado a esto, las reformas

políticas que se han tenido que llevar a cabo para romper con el paradigma anterior

excluyente. Si hace necesario, pues, (re) construir el imaginario de discapacidad que

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marcó, y aun marca, el asistencialismo y la discriminación hacia las personas con

discapacidad. Imaginario que se ve reflejado en la forma de planificación de los

espacios públicos para el disfrute de las personas en una ciudad.

No está demás hacer hincapié en desarrollar un análisis exhaustivo desde un enfoque

de políticas públicas que contribuya a establecer las necesidades de las demandas de

todas las personas. Análisis que debe tener el sello de un profesional en Antropología,

entre otros, para garantizar un enfoque social integrador.

Bibliografía Consultada

Araya, C (2010). San José: De “París en Miniatura” al malestar en la ciudad. Medios de

comunicación e imaginarios urbanos. Editorial Universidad Estatal a Distancia. San

José, Costa Rica.

Delgado, M. (2007). Sociedades Movedizas. Pasos a una antropología de las calles.

Editorial Anagrama S.A. Barcelona, España.

Ley de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad y su

reglamento. Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. 2002.

Lefebvre, H. (1970). La revolución urbana. Ed. Cast: Alianza Editorial, S.A. Madrid,

España.

Mendieta et al. (2004). La discapacidad en Costa Rica: situación actual y perspectivas.

En colaboración de el Ministerio de Salud, CNREE, OPS y Oficina regional de la OMS.

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Edición Xinia Bustamante C. San José, costa Rica. Tomado de: www.netsalud.sa.cr y

www.cor.ops-oms.org.

Saraví, G. (2004). Segregación urbana y espacio público: los jóvenes en enclaves de

pobreza estructural. Revista de la CEPAL. nº 84, pp. 33-48. Santiago, Chile.

Tomada de: www.eclac.org/publicaciones/xml/1/15451/lcg2231e.pdf