Inter SportMagazineRevista de análisis deportivo. Especial Semifinales UCL 13/14@ISMagazine_

BAYERN MÜNCHEN • REAL MADRID • ATLÉTICO DE MADRID • CHELSEA

ESPECIAL

‘SEMIS’UCL

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HistóricosOnces TitularesCamino a Lisboa

ymucho más

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SOMOS ISM

Imanol Echegaray (@ima_etxega)Moha Gerehou (@mohagerehou)

Juan Esteban Rodríguez (@JuanesPREMIER)Jesús Javier Gay Pérez (@JesusJavierJJ)Alberto Gaitán (@albeR_gaitan)Wladimir Gutiérrez (@SharkGutierrez)

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Imanol Echegaray (@ima_etxega)

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Redacción

Edición

ESPECIAL UEFACHAMPIONSLEAGUE

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LAS SEMIS DE LA GENTE

Hay aficiones que se manifiestan como los cerezos, al llegar la primavera y, con ella, la

media docena de partidos grandes de la tempora-da. Esperan a que sus grandes estrellas pagadas a golpe de telefonazos a Bankia, les pongan en las situaciones propicias para excitarse. Otras, sin embargo, reman y luchan partido a partido, bra-zo a brazo con sus jugadores. Desgastan su físi-co y sus voces durante 90 minutos, dos veces a la semana, para poder llegar a momentos como los que nos esperan en los próximos días: las semis de la Champions. Las semis de la gente. Puerto de llegada de equipos sostenidos por multinacionales, grandes capitales rusos o árabes o bancos y cajas que forofean con el dinero de to-dos, las semifinales de la mejor competición del mundo suelen oler a perfume caro y restaurantes con reservados. Infatino y Platini son felices en esos escenarios. Les gusta el inglés de Butragueño y lo bien que da Figo en cámara. UEFA Style. Pero este año algo ha pasado, entre los transat-lánticos de Adidas (Bayern y Real Madrid) y el equipo del mayor oligarca ruso del mundo (Che-lsea), se han colado unos chicos que se dejan caer por Carabanchel para jugar al fútbol. Extensiones en el campo de las miles de piernas rojiblancas que juegan sus partidos en la oficina, el colegio o la fábrica. Esa personas que disfrutamos como niños cada vez que entre los salones azules de la UEFA aparece José Luis Pérez Caminero, para hacernos sentir que, ahora sí, el Atleti ha vuelto

por donde solía. En estas semifinales aparecen quince Copas de Europa y una “casi”. Un beso nunca dado. Y ese, como diría Sabina, es de los que calan hasta los huesos. Este Atleti quiere darlo. Quie-re que a Infantino le crezca el pelo del susto cuando vea acercarse al Mono Burgos a reco-ger su medalla de Campeón de Europa. Quiere provocar un boom de nacimientos dentro de, aproximadamente, nueve meses. Quiere, qué cojones, vengar a Luis, y a Reina, y a Gárate, y que Diego Simeone nos ponga, al día siguiente de la final, a pensar en que hay que jugar la In-tercontinental así que disipaciones, las justas. Estas son las semifinales de la gente que lle-va cuarenta años esperando esos momentos, que somos todos. Yo, que tengo treinta y uno, también llevo cuarenta años esperando este momento. Y mi hermano de dieciséis. Todos. Porque el fútbol también se juega en el pasado. Todo lo que le ha ocurrido a tu equipo, a tu Atleti del alma, te ha pasado a ti. Y has celebra-do la Recopa del 62 y has llorado con la jodida “casi” del 74. Quien no entienda eso, ni es del Atleti, ni le gusta el fútbol, ni tiene salvación posible. Llevamos todo el año remando para llegar a este momento. Para que los almendros florez-can en la Puerta de Toledo. Es primavera. Es la Champions. Es el Atleti. A por ese beso.

Juan Esteban Rodríguez (@juanesPREMIER)

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CONTENIDOS

REAL MADRID vs BAYERN MÜNCHEN

REAL MADRID

BAYERN MÜNCHEN

Cara a cara

El Real Madrid en Lisboa

El Once Titular

Partido Histórico

El Once Titular

Partido Histórico

El Bayern München en Lisboa

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ATLÉTICO DE MADRID vs CHELSEA

ATLÉTICO DE MADRID

CHELSEA

Cara a cara

El Once Titular

El Once Titular

Partido Histórico

Partido Histórico

El Atlético de Madrid en Lisboa

El Chelsea en Lisboa

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El Falso Tuit 56

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NO HACE FALTA DECIR NADA MÁS

“El rival másduro para elBayernhubiera sidoel Atlético”

- Jupp Heynckes

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Der KlasikerReal MadridvsBayern München

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Cara a caraAlberto Gaitán (@alber_gaitan)

Para creerme que de verdadel Madrid puede hincarle el diente al Bayern: que si el favorito no es el que suele ganar, que si este Madrid es capaz de lo mejor y de lo peor…La primera es la que más me cuesta creer, pues yo soy de los que se basa en los hechos. Y el Bayern es favorito por derecho propio. Eso sí, que luego viene el Cholo y te dice que “cada partido es una batalla” y te trastoca. Ojalá Carletto pensara igual. Lo mismo nos sorpren-de.La segunda. Por ver está, aunque aún no hayamos visto a este Madrid jugarse un título. Pero sí jugar con los grandes. Y “palmar”… o como mucho, empatar. Ahí está la duda, por la eliminatoria de Copa frente al Atleti, o por la ida de Champions ante el Dortmund. Ya no hablamos de juego elaborado. Habla-mos de individuos y de actitud.A falta de una identidad de fútbol clara, la victoria parte del orden y del cora-zón. Hacer lo que una plantilla de este nivel sabe hacer. Porque ahora, jugar y trabajar son conceptos que no necesa-riamente van unidos: asuman que juga-rán menos que el rival, pero trabajen el doble. Pico y pala. Hasta la final.

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Cara a caraWladimir Gutiérrez (@SharkGutierrez)

Pese a no llegar en el mejor momento de la temporada, los bávaros han demostrado ser un equi-po imparable y muy difícil de doblegar en su campo. Las últimas dos derrotas en el campeonato doméstico y su des-conexión con su fútbol habitual por haber ganado la Bundesliga con siete jornadas de antelación, no debe eximir el poderío de este equipo: su potencial ofensivo es enorme y, sus variantes, in-finitas. Una de las razones de porque el Bayern puede pasar contra el Madrid, es su infranqueable estadio. El hecho de ser la “bestia negra” y de que el Ma-drid (salvo partido frente al Schalke o el Werder hace unos cuantos años) en Alemania, sufre de lo lindo. Así se au-todenominan ellos: “la bestia negra”. A la bestia es muy difícil derrotarles en el ámbito futbolístico y psicológico. En este sentido, el Bayern es un equipo no solo más hecho futbolísticamente, sino anímicamente, capaz de ganar partidos sin haber hecho realmente nada para merecerlo. Ya sabes, la posesión no gana partidos; el uso de la misma, sí.

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ELMADRIDENLISBOA

Por Alberto GaitánTwitter: @alber_gaitan

A estas alturas de la temporada, lo único que deja claro el presente del Madrid es una

imagen de bonanza relativa. Me explico: sin hacer el mejor fútbol de lo visto a lo largo de esta cam-paña, habiendo perdido durante la misma a hom-bres de calado como son Khedira, Arbeloa, Jesé o Marcelo y Cristiano Ronaldo en última instancia, el conjunto blanco mantiene viva su candidatura en las tres grandes competiciones: campeón de la Copa del Rey frente al Barcelona, segundo en Liga a expensas de lo que haga el Atlético, y en Champions, alcanzando por cuarto año conse-cutivo las semifinales. Allí les espera, como hace dos años, el todopoderoso Bayern de Guardiola. Pero esta vez la vuelta de la eliminatoria se decide en Múnich, lo cual dificulta aún más la papeleta. Dicen que la venganza se sirve en plato frío y frío está el clima blanco en los últimos tiempos. Lesiones, dudas sobre el césped y una –cada vez más- evidente inestabilidad de grupo que de-muestra la superioridad de mando de los mari-

neros sobre su patrón. La grada, consciente de ello, tampoco ha tomado el mejor camino: en el partido de Liga frente al Rayo Vallecano un sec-tor llegó a silbar a Cristiano, al fin y al cabo, alma máter de este equipo. El destino, o los plazos de una lesión que no llegan a ser del todo concre-tados, nos dirán qué razón tenían aquellos que presidían el abucheo. A día de hoy, pocas luces en Chamartín brillan con más fuerza que la del luso. Ni Bale, ni Modric, ni Benzema. Llegados a tal punto, la decisión seguirá corriendo a cargo del estado físico y anímico de Ronaldo, líder de una república bananera que toma como lugar de actuación el propio césped. En tareas defensivas, hasta el último Clásico de Liga, la visita al Pizjuán y la vuelta de Champions en Dortmund, el equipo daba claras señales de seguridad. Es más, entre el primer y último de los partidos citados, todo lo malo que resultaba de la retaguardia era compensado con cuatro detalles de calidad de los hombres de arriba para equili-

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brar las cosas, aunque no en todos los casos fue-ra suficiente. De forma seguida, caerían frente a Barça y Sevilla, pasando de sentenciar una Liga a su favor, a acabar colocándose por detrás de azul-granas y atléticos en cuestión de una semana. Se encendían las alarmas; volvían aquellas dudas a las que me refería. Las dudas de principio de tem-porada, la confirmación de que este Madrid es capaz de lo mejor y de lo peor; de ganarlo, tanto como de perderlo todo. Y en esas nos encontra-mos, llegados a unas semifinales de Champions que en las tres últimas temporadas han supuesto el adiós prematuro de los blancos. Si dicen que las cosas llegan cuando menos las esperas, no veo razones para no entender éste, como el año definitivo. Pero la actualidad es otra: después de flojear en prácticamente todos los envites ante rivales de renombre, ya sea en Liga frente a Barcelona y Atlético -1 de 12 puntos po-sibles-, o en la propia competición europea, lle-gando casi a hacer pobre una ventaja de 3-0 so-bre un Borussia que “sólo” tenía como novedad a Lewandowski para la vuelta, son pocos los que esperan ver a un Madrid en igualdad de condi-ciones –al menos en pronósticos- que el Bayern. Siempre les quedará Ronaldo, en duda, Iker Ca-sillas (8 goles recibidos en 10 partidos, los mis-mos datos que Manuel Neuer, su próximo rival en la portería) y el espíritu sempiterno de aquel menudito que se haría famoso –para mal, en este caso- durante otro duelo, de los ya míticos, entre bávaros y madridistas. Me refiero a Juanito y su pisotón a Matthaus. Porque fue él también quien dijo que “90 minuti en el Bernabéu son molto longo”. Porque el Madrid, jugándose un título, como se lo jugará por adelantado frente a Pep y los suyos, se hace digno. Porque ya se vio frente al Atleti en

las semifinales de Copa, donde el partido de ida decantó el resto de la eliminatoria del lado de los de Ancelotti. Porque sus jugadores lo entienden así: puedo hablar de Sergio Ramos o de Benzema, tan cuestionados por su irregularidad. Precisa-mente ellos, hace un año, mantuvieron, con sus goles, las esperanzas de victoria hasta el último segundo de las últimas semifinales. Por esa sed de venganza que ya se han cobrado ante el Dort-mund. Porque este año, aunque el rival fuera el Schalke 04, ya se ha ganado en Alemania. Por-que hay muchos “porqués”. Porque está la duda de que con este Madrid nunca se sabe. Tan pronto capaz de lo peor… como de lo mejor.

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ONCE TITULAREL

Casillas. Los números no dan motivos para rebatir (8 goles recibidos en los 10 partidos que ha disputado). Frente al Dortmund muchos volvieron a ver en él la figu-ra del portero más determi-nante. Iker gana partidos.

Carvajal. Ante la ausen-cia de Arbeloa por lesión, el canterano, que conoce de más al rival que tendrá enfrente, se postula como pieza prácticamente sin alternativa. El balance es su asignatura pendiente.

Pepe. E esta temporada nos está devolviendo la mejor versión del central luso. Intensidad, rapidez, coraje y experiencia. Su partici-pación arroja menos incer-tidumbre que la de Sergio Ramos.

Sergio Ramos. Su presencia en el once titular despierta las dudas si pensamos en su temporada: bastante floja. La expulsión en el último Clásico de Liga, otro mal partido en Dortmund. Su li-derazgo está fuera de dudas.

Coentrão. Aunque los ha-ters se empeñen en decir lo contrario, el portugués está cuajando mejores actuacio-nes que el brasileño en las pocas oportunidades que ha tenido. Sería un suicidio ju-gar con Marceo y Carvajal.

Xabi Alonso. El rigor en la salida de balón, el orden y el equilibrio que pretende Ancelotti, no se entienden sin el “profesor” Xabi sobre el césped. Su presencia no admite ningún tipo de dis-cusión.

Modric. Para muchos el hombre más en forma del conjunto blanco en lo que va de temporada, Modric puede elaborar, ayudar en el repliegue e incluso marcar. Clave su aportación.

Di María. Con trabajo, cumpliendo arriba y abajo, Di María se ha ganado la confianza del técnico y de su público. Hoy en día, titular indiscutible en el trivote di-señado por Carlo Ancelotti.

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Bale. Jugando por y para el equipo, sabiéndose el líder natural que demuestran las cifras de su traspaso, al fin y al cabo, la losa que tiene que hacer de acompañante lógico si quiere llegar a ser reconocido del todo.

Benzema. Intermitente e irregular, el francés, en su mejor año como jugador blanco, demuestra caracte-rísticas de genio no tenidas en cuenta hasta la fecha por una mayoría, pero también momentos de bajón.

Cristiano Ronaldo. No se cono-cen plazos de lesión, ni siquiera nos aclaran la propia lesión. Hasta última hora no sabre-mos si estará disponible para el choque en el Bernabéu. Si alcanza un 50% de posibilidades, se intuye que jugará. Cristiano Ronaldo, con sólo estar presente, ya supone una baza incontesta-ble. Santo y seña de los blancos, ni los suyos ni él aguantarán otro partido así con el luso en el banco.

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Aquel Sant JordiBarça 0

Real Madrid 2

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En el fútbol no todo tiene explicación. No es fácil encontrar una respuesta razonable al

por qué se es de un equipo o de otro; a por qué se considera a uno o a otro como eterno rival. Muchos se cambian por el camino, los llaman “chaqueteros”. Esos unos y esos otros, tal vez, no recuerdan un momento de su vida consciente en el que decidieran rendirle pleitesía al blanco, al azulgrana o al rojiblanco. Vete a saber por qué, un día cualquiera, en el transcurso de un partido más de tu equipo, en el cual sólo cambia el color de camiseta del rival, los niveles de ruido señalan cotas altas, fuera de lo común, y las palabras sue-

nan peor que aquel otro día cualquiera. Tú te unes al griterío. Quizás te cortes a la hora de proferir o repetir una de esas letanías de pa-labras malsonantes a las que me refiero. Por la edad, porque a tu madre no le gusta y tampoco le cuesta soltarte la colleja. Por malhablado. No estamos aquí para explicar qué nos lleva a hacer eso, no. No sabríamos explicarlo, pues entre to-dos llegaríamos a una conclusión diferente: “Por-que toda mi familia es del Madrid”… “Porque me gusta la camiseta del Barcelona”… “Porque tuve la suerte de ir a los campos de los tres grandes y en el del Atleti fue donde mejor me lo pasé”. Lo di-

Por Alberto Gaitán (@alber_gaitan)

Aquel Sant Jordi

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cho: cada uno que lo explique como quiera. Que yo vengo a hablar de memoria. Memoria poca. Selectiva, digamos. En ella guar-do recuerdos significantes y otros muchos tantos, a priori, completamente insignificantes. Pero soy de los que piensa que si están ahí, por algo será. Tanto buenos como malos, como importantes y menos importantes. Así es que, echando la vista atrás, pensando y recordando, caí en la cuenta de que el próximo 23 de abril se cumplen doce años ya… Doce años de aquel famoso día de Sant Jordi –en Cataluña- en el que Zinedine Zidane abría la brecha y Steve McManaman sellaba, casi de for-ma definitiva, la eliminatoria de semifinales entre Real Madrid y Barcelona. Los blancos, con un 0-2 en el marcador, ponían pie y medio en la final de Glasgow. A posteriori, y tras el 1-1 en la vuelta del Bernabéu, también con el francés como pro-tagonista, tumbarían al Bayer Leverkusen para levantar la novena Copa de Europa. A la espera de relevo en las vitrinas, el recuerdo de la fecha, ya sea casual o simbólico –el destino dirá-, nos viene como anillo al dedo para encarar la ida de la presente semifinal frente al otro Bayer(n), el de Múnich. También el 23 de abril, de este 2014, se disputa el primero de los envites entre bávaros y madri-distas. Con una campaña de por medio, las semi-finales se vuelven a interponer en el camino de ambos hacia la conquista de la orejona. Las cir-cunstancias son diferentes: el Bayern de 2012 era potente, pero no llegaba al nivel de los dos últi-mos años. Por su parte, la versión del Madrid de hace dos temporadas puede ser recordada como la mejor con Mourinho al mando. En aquel mo-mento, la suerte de los penaltis se puso del lado

de los alemanes que, un mes más tarde, caerían en la final frente al Chelsea. También en penaltis.La situación actual da como favoritos a los de Guardiola, y más, jugándose –y decidiéndose, presumiblemente- la eliminatoria en Alemania. Un Madrid en cuadro, se ampara en esa diosa Fortuna que últimamente parece andar de mo-rros con ellos: más de un año sin celebrar títulos, dos seguidos quedándose a las puertas de la final europea; ahora las lesiones… Por delante, pensar en positivo: siguen vivos y con opciones de hacer triplete. El público, que no las tiene todas con-sigo, acude al recuerdo. Y de paso, piensa: a lo mejor este año toca. Y toca todo de golpe. Como la lotería, vaya. Pues oye, quién sabe. Nadie daba un duro por el Madrid hace doce años. Aquel partido de ida ante el Barcelona fue dominado sin discusión por el conjunto azulgrana hasta que, en el minuto 55, en una contra, Zidane rompía todos los planes enemigos. Más tarde, en el descuento, y aprove-chando otra contra, McManaman sentenciaba. La suerte de la que tanto hablamos, ahí, pintaba de color blanco: tres Copas de Europa en seis años, dos de ellas ganadas de forma agónica (1998 y 2002). Y es que hay quien dice, que “el favorito no suele ganar”. Tal vez haya que hacer caso al que lo dice, pues todo indica a que hoy un servidor de-fiende los colores que defiende por su culpa. Tan pronto confieso, como admito: que yo, a los seis años, fui uno de esos chaqueteros.

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“El Bayern es favorito, pero no es fácil jugar contra el Real Madrid”

- Carlo Ancelotti

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ELBAYERNENLISBOA

Por Wladimir GutiérrezTwitter: @SharkGuitierrez

Las palabras: “semifinales” y “Copa de Euro-pa”, no son ninguna novedad para el Bayern

Múnich. El club más prestigioso de Alemania –y una de las instituciones más grandes y gloriosas de Europa- quiere volver a repetir la experiencia de volver a ganar un triplete. Con la Bundesliga ya conquistada, los “Pep Jun-gen” han recibido toda clase de elogios. Sin em-bargo, la Champions es algo distinto, diferente y con algo más de dificultad (también con algo más de magia) que su torneo doméstico. No es que haya sido difícil su camino hasta las semi-finales, pero sí que encontraron complicaciones en los cuartos de final ante el Manchester United. Guardiola pretende implantar la horizontalidad, el uso –y disfrute- de la posesión, sin renunciar a esa verticalidad característica que se dibujan en las cualidades de sus jugadores. No es baladí, el 80 % del XI titular habitual ganaron tres títulos la temporada pasada y revalidarlos, es todo un reto. De conseguirse, serían los únicos en la historia en

hacerlo dos años consecutivos: tentador. Por esta razón, el cuadro bávaro ha tenido que reinventarse así mismo, para no caer en la clásica monotonía del ganador: perder todo lo ganado el año anterior. Es por esta razón, que la Bundesliga ha sido una buena prueba de fuego para poner en tensión a su extensa plantilla. Eso sí, todas las vir-tudes que tienen, ha sido gracias a que Guardiola ha sabido detectar los defectos de una máquina (supuestamente) bien engrasada. El centro de la defensa es la principal preocupación; tanto Dante Bonfim como Jerome Boateng, no son garantía de máxima seguridad. Los fallos en la salida de balón y el abuso del envío largo para salir desde atrás, ante equipos que suben sus líneas de pre-sión, han hecho que Guardiola trabaje más este aspecto. Aún sin conseguirlo del todo, Lahm pasó a ser el mediocentro y el lateral diestro Rafinha, ocupa su banda natural. La causa de esta modifi-cación, se debe a que Philipp apenas la pierde y garantiza un alto porcentaje de pases acertados:

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justo lo que necesitaba. Pero esto no es lo único: lo que la temporada pasada era un recurso fre-cuente, esta temporada se ha convertido en dis-curso, cuando el Bayern realiza ataques estáticos/posicionales. Los bávaros colocan a sus extremos en zonas interiores y a los laterales sobre la línea de cal, para así tener mayor amplitud y ventajas posicionales ante los rivales. Esto es lo que ocu-rría el año pasado con Heynckes y, este año, los laterales buscan más las zonas interiores, mien-tras que los extremos fijan sobre la línea de cal. Así tienen hasta 7 jugadores en campo rival y con infinitas posibilidades de llegar a puerta y definir. Así pues, el esquema o formación inicial marca un 4-3-3, alternando 2-5-2, con 4-2-3-1 y 4-1-4-1, dependiendo de las circunstancias de juego así como en alguna de las cuatro fases de juego existentes. La derrota ante el City en el último partido de la fase de grupos, fue solo casual. Durante esa época del año, al menos. No obstante, cómo todo equi-po, se ha pasado por verdaderas situaciones com-plicadas -que algunos llaman “montañas rusas”-, dónde lo importante era el resultado y no tanto la consolidación de una forma de jugar. A la parte decisiva del año han llegado en una racha no de-masiado positiva: la falta de motivación después de ganar el torneo doméstico, se ha transmitido al resto de la plantilla, algo que Guardiola no le ha gustado en absoluto. La derrota ante el Borussia Dortmund en el Allianz, no es más que un peque-ño resbalón y toque de atención, para que el equi-po no se duerma en los laureles. Las semifinales ante el Kaiserslautern y el clásico europeo que vivirá un (enésimo) duelo ante el Real Madrid, serán suficiente motivación para Bavaria sea el Bundersland más orgulloso de toda la república teutona. Los caballeros de la orden templaria de

Guardiola, no dejarán escapar la oportunidad de ser los primeros en ganar dos tripletes consecuti-vos; de ellos dependen refrendar el significado de la palabra “héroe”.

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ONCE TITULAREL

Neuer. Muy buenos reflejos, ágil y decisivo en momentos de importancia. Su caren-cia en los balones laterales y cierta falta de dominio dentro del área, no le priva de ser uno de los mejores guardametas del momento.

Rafinha. Su titularidad es como consecuencia del paso de Lahm al centro del campo. Es uno de esos laterales/carrileros largos que cumplen a la perfección con la función que le enco-miendan.

Boateng. Sin balón es un central fiable, rápido y con un marcaje generalmente férreo sobre sus rivales. Sin embargo, su carencia con balón es notoria. No es de los que sacan el balón de forma horizontale.

Javi Martínez. Como cen-tral, tiene todas las carac-terísticas de mediocentro, acompañado de los grandes defectos de los centrales alemanes. Más colocación y lectura que piernas. Buen trato de balón.

Alaba. El austriaco es un auténtico pulmón de la banda izquierda. Durante muchas fases del encuentro se le puede confundir con un extremo zurdo. Pudien-do también ocupar posicio-nes de interior.

Lahm. Su disciplina táctica, su buena lectura de juego y sus porcentajes de pase erra-dos, hacen del 21, uno de los jugadores más seguros con balón de la plantilla, tenien-do también un despliegue descomunal.

Schweinsteiger. En su declive físico, Schweinstei-ger se suma más al ataque de lo que defiende, pero su carácter disciplinado le hace cumplir con la función que se le encomiende.

Kroos. Interior con voca-ción organizativa, con lo que ha retrasado su zona de recepción, así como de iniciar la jugada. Ha dejado de ser mediapunta, para colaborar más en los ataques posicionales.

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Götze. Con constantes permutas en cualquiera de los tres carriles, Götze es un ejemplo de que habilidad, agilidad y frescura mental, puede ser complementado con conceptos asociativos y más horizontales.

Müller. Pep querrá descen-trar a los defensas blancos. Esencia germana: determi-nación, esfuerzo y gol. Sin ser un dechado de virtudes técnicas, cumple a la perfec-ción con su rol dentro del pasto verde.

Ribéry. Pese a no atravesar un gran momento de forma, Ribéry mantiene su grado de “casi” insustituible para el técnico de Santpedor. Muchas veces viene a recibir en la zona de interior izquierdo o derecho –según la banda por dónde se ataque- y hace gala de su mejor repertorio de regates, fintas de la más depu-rada técnica francesa: puro arte. Con Guardiola, Ribéry es un ele-mento menos vertical; ha sabido aunar sus características con una función de gran asistente.

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La noche de AnelkaBayern 2

Real Madrid 1

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Al igual que un Real Madrid-Barcelona en-frenta a los dos equipos con más solera del

estado Español, Europa también tiene sus clási-cos. Bayern y Real Madrid, son enemigos hasta en la forma de pensar. Nunca se cansan de cru-zarse, y casi siempre, en eliminatorias que daban el pase a una final. Más de uno tendrá en la me-moria aquél 31 de Marzo de 1976, como Rober-to “Larguirucho” Martínez se rompía la nariz, o como el “Loco de Múnich” saltaba al césped del OlympiaStadion. Eran otros tiempos, desde lue-go…pero fue entonces cuando la rivalidad nació y ha tenido grandes enfrentamientos en múltiples

ocasiones. Uno de los más recientes y –que más ha do-lido a los germanos- fue la eliminatoria que en-frentaron a ambos en la temporada 1999-2000. El Bayern había perdido la final en el Camp Nou ante el Manchester United, la temporada anterior, en una increíble remontada en el tiempo de des-cuento. Durante la temporada europea, el Bayern había quedado encuadrado en un grupo dónde parecía el principal favorito; Valencia, Rangers y PSV completaban un grupo en el que los chicos de Hitzfield eran claros favoritos. Sin embargo, clasificó segundo de grupo contra todo pronós-

Por Wladimir Gutiérrez (@SharkGutierrez)

La noche de Anelka

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tico y quedó encuadrado en una segunda liguilla de 8vos con el Real Madrid. El Bayern le había marcado 8 goles al Madrid en los dos partidos que le enfrentaron (2:4 y 4:1). Se cruzaría en ¼ ante el Oporto, a quienes eliminarían con ape-nas un gol de diferencia. Pese haber hecho una muy buena liguilla de grupos, la última derrota en Kiev ante el Dinamo, el empate ante el Oporto en la ida, y su situación en la Liga (a remolque del Leverkusen), hicieron pensar al Madrid que podrían derrotar a los bávaros. Los blancos les plantaron cara en el Bernabéu ganando 2:0. Sin embargo, la vuelta se presenta-ba bastante más complicada para los merengues; un centro de Jeremies buscando el segundo palo, encontró al brasileño Elber que en un escorzo y cayéndose hacia atrás, cabecea el balón al área, mientras encontraba al gigantón Jancker para ha-cer el primero de los alemanes. Se caía el Olym-piaStadion de Múnich, mientras un joven con el dorsal 26 llamado Íker Casillas, caería en desgra-cia. Los bávaros pensaron que harían bueno el “fac-tor campo” y que la maldición madridista conti-nuaría, llevándoles así hasta la victoria. Pero no sería así: un gol anulado a Elber no hacía presagiar una de las grandes tragedias para los alemanes: el gol del Madrid. El brasileño Savio Bortolini, fintó dos veces, como fino estilista brasileño y la puso con la izquierda, un joven Anelka voló ganándole la partida a Kuffour y Andersson, para que girara su testa y se colara por el palo más largo a dónde no llegaría el felino Oliver Kahn. Pese a que el Ba-yern no dejó de creer, el Madrid ya había dado su golpe de autoridad con ese gol. El segundo de los bávaros llegaría en la segunda parte, consumándose su derrota en la eliminato-ria y no pudiendo acceder a la final. Ese centro de

Effemberg a la cabeza de Giovanni Elber, que ca-beceó al fondo de la red, fue inútil para los báva-ros que lo intentaron hasta la extenuación para anotar dos goles más que dieran el pase. Aquél Bayern terminaría ganando la Liga, merced a un desgraciado autogol de Michael Ballack y al año siguiente, accederían a la final eliminando al Ma-drid, enfrentándose así al Valencia. Pero esa, ya es otra historia.

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Cuentas pendientesAtlético de MadridvsChelsea

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Cara a cara

Imanol Echegaray (@ima_etxega)

Este tiene que ser el año. No hay tu tía. Partidoa partido, el Atlético de Madrid se ha plantado en la fase final de la tempora-da con opciones reales de conseguir un doblete que podría ser histórico. Pero no pensemos en eso. Pensemos en la eliminatoria que toca. El Chelsea es un rival que será muy incómodo para los de Simeone. Los de Mourinho son una copia del estilo y la manera de jugar de los rojiblancos. Repliegue y a correr. Pero no puede haber excusas. Ni tam-poco hipocresía. A estas alturas y vien-do los rivales, el Chelsea era el equipo más apetecible. Las cosas claras.Estamos en el año2014, el año en el que, desgraciadamente, Don Luis Aragonés nos ha dejado para siempre. 40 años despues de aquella final que pudo ser y que, finalmente, no fue. 4 décadas que nadie ha coneguido olvidar y que, hasta los que no habían nacido, tienen tatua-da en el alma. Este puede ser el año. El rival será muy complicado, pero para los de Simeone no hay nada imposible. Nos han permitido soñar, no queremos despertar. Debe ir por usted, Luis. Re-cordemos aquella noche de Mónaco. ¿Por qué no? Sigamos soñando.

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Cara a cara

Jesús Javier Gay (@JesusJavierJJ)

A tres partidos de la gloria, así está el Chelsea. Una meta que ya logró alcanzar hace dos años en aquella épica final ante el Ba-yern Múnich. Otorgando el teórico favoritismo al vencedor de la otra eliminatoria (Real Madrid-Bayern), con Mourinho en el banquillo siempre hay opciones. Está más que demostrado. Y este equipo nunca se rinde. Tras la remontada ante el PSG, la moral está por las nubes. Y con Hazard al 100 % se puede soñar con la Champions. El belga, junto con Čech y Gary Cahill, forman la columna vertebral del equi-po. Ellos son los pilares de un conjunto que siempre es incómodo de enfrentar. El Bayern y el Madrid no llegan en su mejor momento, y al Atlético se le pue-de ganar. Con Di Matteo había menos opciones que ahora, tanto por plantilla como por entrenador, y el equipo acabó ganando el torneo. Así que, ¿por qué no soñar con la victoria final?

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Por Imanol Echegaray GarcíaTwitter: @ima_etxega

Un mes para que finalice la temporada 2013/14 y, la caida que los grandes agoreros

del fútbol y visionarios con pluma y papel veían con claridad, aún no se ha producido. Sigue el At-lético de Madrid peleando contra todo y contra todos. Un mérito indiscutible y que no admite dudas dentro de la hinchada rojiblanca, pero que ha costado valorar desde fuera. Quizás porque Si-meone no les ha dado el titular que llevan todo el año buscando o quizás porque vender periódicos con una clasificación que no encabezan Real Ma-rid ni Barcelona sea más complicado. Sea como fuere, el conjunto rojiblanco se ha plantado en las semifinales de la Champions Lea-gue, que le enfrentarán al Chelsea de José Mou-rinho. Un entrenador conocido por todos, cuyo último recuerdo del Atleti fue una Copa del Rey perdida. ¿Qué bonito, no? El encuentro será a cara de perro. Dos conjuntos que basan su fútbol en la velocidad en transicio-nes y en un buen sistema defensivo que dificule las comodidades al contrario. Repliegue y contra-ataque. Ninguno querrá el balón, por lo que ser

local en esta eliminatoria no será especialmente positivo. No obstante, un buen resultado en la ida para el Atlético dejaría la pelota en el tejado de los de Mourinho, obligados a controlar el balón y a ir al ataque. Un arma de doblefilo para los chicos del Cholo. Esta eliminatoria, a parte de todos los tintes tác-ticos, tiene bastantes cuentas pendientes y cosas a tener muy en cuenta. El primer momento emotivo lo pondrá Fernan-do Torres. El delantero nacido en Fuenlabrada no está pasando los mejores momentos de su carrera, pero con el Chelsea lo ha ganado prácticamente todo. Durante su etapa en el Liverpool tuvo la op-ción de visitar el Vicente Calderón hasta en dos ocasiones, pero dos lesiones le impidieron poder volver a pisar la que durante muchos años como jugador, y aún como aficionado, sigue siendo su casa. El recibimiento, imagino y espero, será el que se merece un hombre que portó el brazalete de capitán sin tan siquiera haber cumplido los 20 años y aguantó todo lo que pudo y más en una

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entidad que no se tomó nada en serio lo que, a lo largo de la historia, fue el equipo del Manza-nares. Un jugador del Chelsea que al llegar a su casa ve todos los partidos del Atlético, en directo o en diferido, se merecece una ovación cerrada (antes o después del partido). Además, el ya tiene una Champions League en su palmarés. Es hora de dejar que el Atlético vuelva a luchar por ella. Otro de los acicates que pondrá el morbo sobre el tapete de esta eliminatoria será la presencia de Thibaut Courtois en la portería rojiblanca. Tras desestimar la UEFA la cláusula del miedo entre Chelsea y Atlético, el belga podrá formar parte del once que se enfrente a los de José Mourinho. Enfrente tendrá a su rival en Stamford Bridge, Petr Cech. Una prueba de fuego para ambos en la que uno saldrá más victorioso que el otro. Con la presencia del guardameta de Bélgica la próxima temporada en el Vicente Calderón todavía en el aire, la oportunidad única que se presenta para los de Simeone hace que no puedan reservarse nada. Con el recuerdo de la Supercopa de Europa del año 2012 aún en la mente de unos y otros, y aque-lla victoria holgada del Chelsea sobre el Atlético en Stamford Bridge en la ultima temporada que el Atleti jugó Liga de Campeones (acabaría ven-ciendo en la Europa League tras caer en la fase de grupos) esta eliminatoria también servirá para saldar cuentas pendientes. Cuentas pendientes también entre los entrena-dores. Si bien Simeone tan sólo ha sido capaz de vencer en un partido a Mourinho, ese encuentro vino en el momento culmen de sus enfrentamien-tos, la final de Copa del Rey en el Estadio Santia-go Bernabéu ante el Real Madrid. Dos míster con una mentalidad relativamente parecida, donde el trabajo y el esfuerzo no se negocian y el balón sólo sirve para introducirlo en la red contraria sin

necesidad de andar conservándolo durante mu-cho tiempo. En un deporte en el que el esférico es el máximo protagonista, tanto el argentino como el portugués se sienten más cómodos sin él. Y así juegan sus equipos, a pesar de que los londinen-ses tienen en cartera una ristra de mediapuntas con la mayor calidad del Continente y en el At-lético, Arda Turan, Diego Ribas o Koke ponen la pausa y el fútbol que a veces el equipo necesita. Pero más allá de todo esto, ¿por qué el camino a Lisboa pasa por Londres? Por Luis Aragonés. No puede haber mejor momento que éste para rom-per con parte de la historia que ha catalogado, inmerecidamente, al Atlético de Madrid como el ‘pupas’ de España. 40 años de aquel gol, de aquel central, con aquel nombre impronunciable. 40 años del gol de falta directa de Luis Aragonés, celebrado metros antes de que éste entrase en la portería contraria. En el año del fallecimiento del Sabio de Hor-taleza, el Atlético está ante la mejor oportunidad en sus 111 años de historia para ploclamar a los chicos del Cholo como leyendas del club. Están ante la oportunidad que sólo los miembros de aquel conjunto que en 1974 perdió una Liga de Campeones que ya estaban tocando y disfrutan-do. El fútbol le debe una al Atlético y le debe una a Luis Aragonés. Tiene que ser esta. Tiene que ser en Lisboa.

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ONCE TITULAREL

Courtois. Podrá jugar. Y eso lo agradece el Atlético de Madrid. El belga se ha convertido en uno de los mejores porteros de Europa. Todos los ojos estarán pen-diente de él. Juega en la que en un futuro será su casa.

Juanfran. El lateral derecho se ha convertido en un fijo para Simeone. Sus subidas generan mucho en ataque y quizás su punto más débil es la espalda. El gol de Neymar en Cuartos llegó precisa-mente así. Duro papel.

Miranda. Es actualmente uno de los centrales más regulares y seguros del Con-tinente. Descomunal por tierra y aire, posee además una clase inaudíta en la zaga atlética para sacar balones a las delanteras rivales.

Godín. Forma una dupla junto a Miranda que es de lo mejor de toda Europa. Muy seguro durante todo el año tanto por alto como en los cruces ante delanteros con-trarios. Como su par, gran remate de cabeza.

Filipe Luis. El mejor del mundo actualmente en su posición. Lejos queda ya esa lesión que tuvo en su etapa en el Deportivo. Su sociedad con Koke, Arda y Diego Costa hace soñar a toda la hinchada rojiblanca.

Tiago. Descomunal para que el Atlético de Madrid venciese al Barcelona en el Vicente Calderón. En dos meses termina su contrato y está pidiendo a gritos la renovación con auténtico sacificio y rendimiento.

Gabi. El corazón de todos los atléticos. El capitán de capitanes y el alma del equipo a la hora de saber cuándo presionar o cuándo no. Un titán que, ojo, está a una amarilla de perderse la vuelta en Londres.

Arda Turan. Es la clase dentro de un equipo tan fí-sico. La sevidumbre del ego personal al bien de la enti-dad. Un hombre que sonríe tirando un caño o rebañan-do una pelota a ras de suelo. Imprescindible.

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Koke. Su bota derecha es una mezcla entre la seda y el oro. Tiene un auténtico guante a balón parado, una faceta que puede decidir la eliminatoria. Además juega. Y juega realmente bien. Fijo para Simeone.

Raúl García. No es un jugador que genere mucho fútbol. Pero en un partido contra el Chelsea es lo que menos habrá Clave en el juego aéreo para abrir cami-no a Diego Costa o para las jugadas a balón parado.

Diego Costa. El animal. La bes-tia. La principal amenaza para los de José Mourinho. El mejor jugador de un equipo que se ha comportado durante todo el año como eso, como equipo. Pero cuando las fuerzas han fallado, siempre ha estado él para re-solver el papel. No pudo jugar ante el Barcelona por una lesión, pero todos lo que entienden sobre fútbol aseguran que con el hispanobrasileño en el campo, el resultado de la vuelta no se hu-biese quedado en un 1-0. Lisboa pasa por sus goles. Y seguro que sus oportunidades tendrá.

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Dichoso último minutoBayern 1Atlético 1

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Por Imanol Echegaray (@ima_etxega)

Dichoso último minuto

Minuto 114 de la prórroga. Estadio de Hey-sel. Tras un encuentro en el que el mejor

Bayern de Múnich de todos los tiempos fue inca-paz de hacer un gol a un Atlético de Madrid que vivía con jolgorio aquellas fiestas de San Isidro, se comete una falta en el balcón del área muniqués. En esos lugares donde descansan los privilegia-dos del golpeo de balón. El gozo del esférico que suele ser acariciado con mimo y recelo para que descanse masamente en las escuadras de los por-teros. Allí apareció un jugador veterano, con cara de más veterano aún, para colocarle con mucho cui-dado sobre el tapete del terreno de juego. Con carrerilla desde el lazo izquierdo, para impactar a la pelota con su peculiar forma de golpeo, Luis

Aragonés ejecuta un lanzamiento prodigioso que parecía diseñado para seguir un patrón estable-cido en su vuelo, ya que antes de que ese esfé-rico blanco y negro se introdujese en la portería del conjunto alemán, el bueno de Luis saltaba y brincaba porque sabía de primera mano que su destino sólo podía ser uno. Ese golpeo ponía en ventaja al Atlético de Madrid a falta de seis mi-nutos para que el colegiado pitase el final. Europa estaba a un suspiro de proclamar, por primera vez en su historia, al equipo del Manzanares como mejor del Continente. Como rey de reyes. El equipo rojiblanco trató de hacer que en esos minutos que faltaban para la conclusión del due-lo no se jugase más al fútbol. Tenían ante ellos al gigante que dominaría Europa en la siguiente

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época, y sabían que esa oportunidad de ser cam-peones no se les podía escapar. Los ataques atléticos se resumían en apariciones en córners. Tres jugadores de blanco tratando de robar el balón a uno que trataba de protegerlo. Como su propia vida. Era todo o nada. Pero en-tonces... Entonces apareció él. El hombre que nadie se atreve a pronunciar. No sabemos si por la dificul-tad del mismo o porque trae a la mente atlética recuerdos de una pesadilla que aún creen que no pudo ser verdad, tratándose de algo tan cruel como lo que fue. Un central nada habituado a marcar goles, re-cogió un balón a 35 metros del area de Reina. Hasta 13 jugadores, se contabilizan en las imá-genes, estaban delante del campo de visión del guardameta rojiblanco. Chut seco que bota cinco centímetros antes de entrar en la portería. Rei-na se estira todo lo que le permite su físico y un poco más, pero el lanzamiento, la velocidad y la garra alemana hicieron el resto. Era gol y Arnold Schwarzenegger acababa de romper el sueño que ya parecía transformarse en realidad de miles y miles de atléticos que se llevaron las manos a la cabeza de incredulidad. No hubo tiempo para más. Por entonces, la tan-da de penaltis tras empate no existía, una pena, porque el destino quiso ser más cruel aún con el Atlético de Madrid. Dos días después se jugaría el partido de des-empate. La única vez que sucedería esto en la historia de la Copa de Europa (tiene guasa). Los veteranos rojiblancos en más de una ocasión han confesado que llegaron fundidos a aquel partido. No sólo físicamente, sino mentalmente. Y eso una losa demasiado pesada como para contra-

rrestar el brío y la potencia de la máquina germa-na, mucho mejor en lo físico que, además, tenía a su favor el factor mental. Y además tenían a Gerd Müller. 4-0 y poco más que comentar de aquel fatídico encuentro. Posteriormente el Bayern de Múnich se negó a participar en la Intercontinental y su lugar lo ocuparon los madrileños, que tienen el ‘‘honor’’ de ser el único equipo que ha sido campeón del mundo sin haber sido campeón de Europa. Ven-ció a Independiente de Avellaneda, ya con Luis Aragonés como entrenador. Este partido marca la memoria histórica colec-tiva de toda una generación de aficionados a los que se les escapó la orejona de entre los dedos. Algo que, de generación en generacion, se ha ido contando y admitiendo como propio para jóve-nes y adultos. Una final que jugaron los que ya es-taban y los que después nacieron. Un sentimien-to de derrota que, lamentablemente, impregnó el carácter atlético de algo que nunca habían sido, fueron y son: perdedores. Ahora llega Simeone y rompe todos los moldes, y está a dos partidos de hacer entrar al Atlético en una nueva final. Una final para vengar a todo y a todos. El primero, a Luis Aragonés, que quiso irse este año, quizás para ver desde más arriba la victoria final. Es hora de desterrar el maleficio de Heysel e instaurar Da Luz como el templo de la felicidad. Pero para eso, primero se deberá derrotar al Che-lsea de José Mourinho. Partido a partido hasta la victoria final.

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NO HACE FALTA DECIR NADA MÁS

“Reconocer quela liga está acabadaes un error. Asíperdimos una final”- Oliver Kahn a Pep Guardiola

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ELCHELSEAENLISBOA

Por Jesús Javier Gay PérezTwitter: @JesusJavierJJ

Una vez más, Mourinho se ha plantado en-tre los cuatro mejores de la Champions. Ya

son cinco semifinales consecutivas y ocho en to-tal, habiéndose convertido en el entrenador que más veces lo ha conseguido en la historia de la competición. Al igual que su Inter, que acabó lle-vándose el torneo, este Chelsea no partía entre los favoritos para estar entre los cuatro equipos que se lo van a disputar. No obstante, la plantilla del cuadro londinense tiene mimbres de sobra para pelear de tú a tú con cualquiera. El principal escollo en el camino de los de Mou-rinho hasta llegar a las semifinales fue el Paris Saint Germain. La fase de grupos no planteó de-masiados problemas al cuadro ‘blue’, y sólo la do-ble derrota ante el Basilea complicó una clasifica-ción que encarriló con cuatro victorias (dos ante el Schalke y dos ante el Steaua) para ser primero de grupo. En octavos de final se cruzó el Galatasa-ray de Didier Drogba, el gran héroe del título que consiguió el Chelsea hace dos temporadas. La eli-minatoria no trajo demasiados apuros para los de Mourinho, que consiguieron un valioso empate a

uno en Turquía para posteriormente sentenciar en la vuelta con un cómodo marcador de 2-0. Fue ya en cuartos de final cuando apareció el primer obstáculo importante en la senda del Chelsea: el Paris Saint Germain. El cuadro francés venía de arrasar, tanto en la fase de grupos como en su eli-minatoria de cuartos, en la que vapuleó al Bayer Leverkusen con una solvencia tremenda. Los de Blanc cuentan con algunos de los mejores juga-dores del planeta en sus puestos, como Thiago Silva o Ibrahimović, y en la ida dejaron claro que eran candidatos a llevarse el torneo. El 3-1 cosechado en el Parque de los Prínci-pes dejaba al Chelsea al borde de la eliminación, y sólo una remontada épica podía salvar a los de Mourinho. Fue entonces cuando Stamford Brid-ge rememoró las mejores noches europeas, y el cuadro ‘blue’ logró voltear la eliminatoria con un gol de Demba Ba en los instantes finales del cho-que. Pero antes de eso, Hazard había abandonado el partido por lesión, y Mourinho acabó el parti-do con Schürrle, Eto′o, Torres y Ba sobre el cés-ped para buscar la remontada. Y la valentía tuvo

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premio. El siguiente paso previo a la final de Lisboa es el Atlético de Madrid, que no es poca cosa. Te-niendo en cuenta los precedentes de ambos con-juntos, parece que será una eliminatoria muy competida y con pocos goles. Y conociendo a Mourinho, el planteamiento no distará mucho de lo que hemos visto hasta ahora a lo largo de la competición. El esquema es innegociable, 4-2-3-1, y sólo la baja de Ivanović por sanción en la ida obligará al técnico luso a modificar el once tipo. Salvo sorpresa, su sustituto será Ashley Cole, pa-sando Azpilicueta al lateral derecho. La pareja de centrales no genera ninguna duda, con Terry y Cahill como baluartes ante Diego Costa. El doble pivote, con permiso del eterno Frank Lampard, será para David Luiz y Ramires, asegurando el trabajo en la zona ancha. Y es en la parte de arri-ba donde más dudas puede haber con las piezas que elegirá Mourinho. Al menos en la ida en el Calderón, y al igual que hizo en París, la opción de Schürrle como nueve gana muchos enteros. El alemán aporta trabajo, va bien al espacio y tiene bastante movilidad. Sin duda, un jugador de los que gustan a Mourinho. Salvando las distancias, podríamos equipararlo a Callejón, al que el luso utilizó mucho en su etapa en el Real Madrid de-bido a su intensidad y a su polivalencia en el fren-te del ataque. Pero, sin duda, lo más importante para el Chelsea debe ser que Hazard se recupere y pueda ser de la partida. El mago belga es el futbo-lista diferente, el que debe desequilibrar. Su pausa y posterior aceleración, tanto física como men-tal, es una de las cosas por las que merece la pena pagar la entrada a un campo de fútbol. Las dos últimas piezas del puzle probablemente sean Os-car y Willian, el primero como enganche y el ex del Shaktar en banda derecha. La calidad de estos dos brasileños, unida al daño que puede causarle

Hazard a Juanfran, puede ser el factor diferencial que dé el pase al conjunto de Mourinho. Por último, otro aspecto que conviene no obviar son las jugadas a balón parado, de las que ambos equipos suelen sacar provecho de forma habitual. Estamos ante una eliminatoria apasionante, con dos equipos que no conocen la palabra rendición. O siendo más precisos, sólo está en su vocabula-rio si es para rendir pleitesía a los capitanes de la nave: Mourinho y Simeone. Dos de los mejores técnicos del planeta frente a frente. ¿Quién da más?

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Cech. A pesar de que mu-chos crean que ya no está al nivel de antaño, el guarda-meta checo sigue salvando partidos. En su duelo par-ticular con Courtois habrá muchos focos puestos.

Ivanovic. Ausente en la ida por sanción, el lateral serbio es uno de esos jugadores que siempre querrías tener en tu equipo. Polivalencia, agresividad y poder a balón parado son sus grandes virtudes.

Terry. Su experiencia y su oficio otorgan bastan-te seguridad a la zaga, al margen de su aportación en las jugadas de estrategia. Tendrá que lidiar con Diego Costa, en una pugna en la que saltarán chispas.

Cahill. Infravalorado como pocos, estamos ante uno de los mejores centrales del mundo. Contundente por arriba, con gol en las juga-das a balón parado, impeca-ble al cruce y muy rápido.

Azpilicueta. El español se ha ganado el puesto en el lateral izquierdo, relegan-do al banquillo a todo un defensor como Ashley Cole. El hecho de jugar a pierna cambiada no le ha impedido rendir a buen nivel.

David Luiz. Sus tiempos como defensa central han quedado ya prácticamente en el olvido, convirtiéndose en mediocentro defensivo para Mourinho. La ausencia de Matić no deja demasia-das alternativas a Mourinho.

Ramires. El brasileño es el pulmón del mediocam-po, un diésel no exento de calidad. Su despliegue físico es su principal virtud, pero no la única. Será titular tras cumplir sanción ante el Paris Saint Germain.

Willian. El brasileño no ha rendido aún al nivel que alcanzó en el cuadro de Donetsk. A pesar de ello, su calidad en tres cuartos de campo está fuera de toda duda, y en condiciones nor-males debería ser titular.

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Oscar. Está realizando una gran campaña, haciendo patente la afirmación de que Mourinho suele mejorar a los futbolistas que entrena. Buena prueba de ello es que Mata tuvo que marcharse en invierno.

Schürrle. Está rindiendo a un grandísimo nivel en este tramo final de la temporada. La polivalencia es su carac-terística principal, ya que le hemos visto como delantero centro, en la mediapunta o incluso en las banda.

Hazard. El mago belga deberá recuperarse de la lesión sufri-da ante el Paris Saint Germain, porque su equipo lo necesita. Es el mejor futbolista del Chelsea, y probablemente, el jugador joven con más talento de Europa. A pesar de su proyección, ya es toda una realidad, y además es el máximo goleador del cuadro ‘blue’ en la temporada. Por sus botas pasa buena parte de la eliminatoria.

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Por Jesús Javier Gay Pérez (@JesusJavierJJ)

La primera

Sitúense en la temporada 2011/2012. El pro-yecto del Chelsea comenzó con la llegada de

André Villas-Boas al banquillo de Stamford Brid-ge. El técnico portugués venía de conseguir la tri-ple corona con el Porto (Liga Zon Sagres, Europa League y Taça da Liga), lo que parecía suficien-te aval de cara a iniciar su etapa en Londres. Sin embargo, la campaña se empezó a torcer desde el inicio, y en un ambiente tan convulso como el que vivía el Chelsea, nadie podía imaginar el des-enlace que acabaría teniendo todo aquello.

El cuadro ‘blue’ logró el pase a octavos de final de la Champions, donde se cruzó en su camino el Nápoles de los tres tenores (Hamšík, Lavezzi y Cavani). La ida en San Paolo, con 3-1 en el mar-cador, fue la gota que colmó el vaso para Abra-movich, que tomó la determinación de despedir a Villas-Boas y colocar a Roberto Di Matteo como entrenador. El cambio surtió efecto, y el Chelsea remontó la eliminatoria en la prórroga con un 4-1 en Stamford Bridge. A raíz de ello, el prepa-rador italiano continúo como técnico hasta final

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de temporada, firmando una brillante trayectoria hasta ganar el torneo y eliminando por el camino a Benfica y Barcelona. Y es que el partido que nos ocupa supone el momento más brillante en la his-toria del Chelsea. El 19 de mayo de 2012, el fútbol le devolvió al Chelsea aquello que le había robado unos años antes con aquel célebre resbalón de Terry en la tanda de penaltis ante el Manchester United. Di-cha gesta dio al traste con todos los pronósticos hechos hasta la fecha, ya que la final de la Cham-pions se disputaba en el Allianz Arena de Múnich, y se enfrentaban al equipo de la ciudad, el Bayern. El Chelsea, consciente de su teórica inferioridad ante el equipo bávaro, planteó un partido bastan-te defensivo. Con Didier Drogba en la punta del ataque como llanero solitario, el cuadro de Ro-berto Di Matteo aguantó el tipo hasta el minuto 83, cuando Thomas Müller rompió el empate y dejó muy tocados a los ‘blues’. Pero cuando todo el mundo daba por muerto al Chelsea, apareció la cabeza del propio Drogba para igualar la con-tienda a la salida de un córner. Era el minuto 88 de partido, y el tanto supuso un aliciente anímico para el cuadro londinense. Así se llegó a la prórroga, con el Chelsea vol-viendo a apelar a la épica de la mano de un in-cansable Drogba. El tiempo extra siguió la tónica de los noventa minutos anteriores, con los de Di Matteo aguantando las embestidas del todopode-roso Bayern. Finalmente, los guerreros del téc-nico italiano consiguieron llevar el partido a los penaltis, donde la gloria les acabaría sonriendo. Pero no fue fácil, ya que el Bayern se puso 3-1 en la muerte súbita. Ahí emergió la figura de Petr Čech, que con dos paradas soberbias dio vida a su equipo para que posteriormente, el otro héroe del conjunto londinense, Didier Drogba, les diera el

título al batir a Manuel Neuer en el último lanza-miento desde los once metros. De esta forma, el Chelsea conquistó su primera Champions League, con una generación que lo merecía y a la que se le había resistido el torneo en las temporadas precedentes. Pero el espíritu de Drogba, que firmó un torneo excelso, y las inter-venciones de uno de los mejores porteros del pla-neta, acabaron con la mala fortuna de un equipo que se sobrepuso a las numerosas adversidades que se cruzaron en su camino y que rompió lo que marcaba la lógica.

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FALSO TUITEL

Por Moha Gerehou

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