Espiritualidad Del Catequista Por Marcelo a Murúa

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Espiritualidad Del Catequista Por Marcelo A Mura

En la huella del buen pastopor Marcelo A. MuraLa figura de buen Pastor con la cual Jess se identifica puede ayudarnos a descubrir rasgos poco explorados de nuestra vocacin catequstica.Para un pueblo acostumbrado a la vida rural, como era el israelita, la imagen del pastor se asociaba fcilmente a una serie de tareas, rutinas, preocupaciones y cuidados propios de su oficio. La cotidianeidad del ejemplo que sealaba Jess permita reconocer de inmediato las situaciones que la comparacin sugera.Andando por el pas he tenido la suerte de poder contemplar pastores cuidando sus majaditas... Tanto en la Puna, al norte argentino, como en la estepa patagnica, al sur, la reflexin de la Biblia conjugada con la vida me fue enseando y descubriendo el gran tesoro de esta comparacin que Jess utiliza darse a conocer.Creo que como catequistas tenemos mucho que andar en la huella del Buen Pastor.El Buen Pastor, Jn. 10, 1-42Es recomendable leer el captulo entero, pues a las palabras de Jess, Juan opone la reaccin de los judos.1) Ir leyendo el evangelio y anotar las actitudes de buen pastor que Jess propone.2) Para cada actitud recordar situaciones de la vida de Jess donde podamos apreciar cmo la vivi l de manera concreta.3) Relacionar cada actitud con nuestra prctica de catequistas, cmo incorporar a nuestro ser catequista esta manera de ser de Jess?Te presentamos algunas actitudes para ir pensandoEl buen Pastor conoce sus ovejasConocemos la vida de nuestros catequizandos? Compartimos sus alegras, sus angustias, sus esperanzas, sus desalientos? Sabemos lo que estn viviendo las familias que tenemos a cargo? Nos interesamos por sus situaciones de vida?Las llama por su nombreTenemos un trato personal con nuestros catequizandos? Buscamos llegar a su interioridad? Somos portavoces para que el Seor llame a cada uno por su nombre a travs nuestro?Camina al frente de sus ovejasDamos testimonio de lo que enseamos? Intentamos vivir lo que creemos? Somos los primeros en cumplir lo que pedimos a los dems que cumplan? Vivimos en forma coherente como para ir al frente y de frente?Da la vidaEntregamos lo mejor de nosotros por los dems? Buscamos donar los talentos que recibimos de Dios para beneficio de los otros? Sus obras lo dan a conocerNuestras obras, nuestros gestos, nuestras actitudes de vida muestran a los dems lo que creemos y enseamos? Somos transparentes: los dems descubren y encuentran al Dios de la Vida a travs de nuestra prctica?Nuestra manera de estar con los dems... refleja y testimonia nuestra cercana a Dios?Para trabajar en gruposSer catequista, buen pastor - Salmo 23

Para reflexionar - Leer en silencio el salmo.- Elegir una frase y repetirla en voz alta.- Comentar con el grupo por qu elegiste esa frase.- A partir del salmo descubrir nuevas actitudes y caractersticas del catequista.Para la puesta en comn- Sintetizar en un dibujo las caractersticas descubiertas- Escribir entre todos el salmo como si hubiera sido escrito en nuestro tiempo, usando imgenes, situaciones y palabras de nuestra cultura.

Salmo de los Animadoresy Catequistas rurales de Humahuaca

El Seor es mi pastorEl Seor de la Vida es mi pastor,nada me hace faltaren mi vida de cada dadebajo de los saucesme hace descansar.A las aguadas de los cerros me llevay all alienta mi espritu.Por el camino de la vida me guapor el gran amor que nos tiene.Aunque pase por barrancos peligrososno tengo ningn miedoporque s que t eres mi compaerocon tu honda y con tu vioal verlos voy seguro.Un almuercito has preparado para nfrente a mis egosmos y rencorescon la yareta perfumas mi vida.Junto a m est tu alegra y tu compartirhasta que yo me muera.La pachamama es la casa de Dioses la que va junto a nosotros.Adaptacin del salmo realizada por los animadores y catequistas rurales de la Prelatura de Humahuaca en el Taller de Formacin para catequistas (junio 2000).Vocabulario:vio:pequeo bolso, del tipo de los morrales, que llevan los pastores de la Puna con su viandita para pasar el da en los cerros.yareta:planta perfumada de la Puna.pachamama:la madre tierra.

Dios nos llama a ser catequistas por Marcelo A. MuraEn San Salvador (de Jujuy), en un alto en el camino, saboreando la vida y la Palabra compartida con mis hermanos catequistas de la dicesis de Jujuy, abril 2000.Durante los meses de febrero y marzo iniciamos en la dicesis de Jujuy una serie de talleres de Formacin de catequistas. Estos talleres, que ya recorrieron muchas dicesis de nuestro pas, son espacios para compartir la Biblia y la vida, y aprender juntos sobre nuevos caminos en la catequesis.En ellos se trabaja con la vida y la Palabra y son siempre una fuente de agua viva para seguir descubriendo nuestra vocacin. Gracias a todos los catequistas que participaron y un saludo a los que participaron en el taller de El Carmen, a unos 50 km. de San Salvador de Jujuy, a quienes les promet que utilizara sus conclusiones y aprendizajes para un prximo artculo.Antes de iniciar la reflexin de este artculoIntenta recordar la manera en que Dios te llam a ser catequista Cundo fue? Cmo? De qu se vali Dios para irrumpir en tu vida y llamarte?Te acuerdas de personas que supieron transmitirte la Palabra de Dios en tu vida? Quines te ensearon las cosas de Dios, an sin tener un ttulo de catequista, pero viviendo la misin de un catequista?Busca en la Palabra de Dios los siguientes textos. Observa en ellos cmo llama Dios y cmo responden las personas. Abraham: Gn. 12, 1-5 Moiss: Ex. 3, 1-4, 17 Mara: Lc. 1, 26-38 Discpulos: Mc. 1, 16-20 Encuentras elementos en comn con tu vida? Descubres nuevas maneras de llamado que pueden ayudarte a pensar si Dios te sigue llamando hoy?Cuando compartimos nuestras experiencias de vida como catequistas, cuando somos capaces de revisar nuestra vocacin y descubrir la forma en que Dios nos ha llamado a cada uno... y meditamos nuestra vida a la luz de la Palabra siempre viva de la Biblia, aprendemos como:Dios utiliza distintos medios para llamarnos- nos llama a travs de personas- nos llama a travs de situaciones de la vida- nos llama a travs de seales o signosSentir el llamado de Dios, darse cuenta que Dios llama- Dios pasa por la vida de todos los das, hay que estar atento para escucharlo.- Tener la capacidad de descubrir la presencia de Dios.- Lo cotidiano, la vida de siempre, se es el lugar que Dios elige para revelarse, para correr el velo y descubrirnos que est pasando por ah.La vocacin es un proceso (tiene etapas, tiene momentos, se va viviendo)- el llamado de Dios es progresivo, nuestra vida es una historia de sucesivos llamados.- hay que aprender a mirar la vida con otros ojos para encontrar las huellas de Dios en nuestro caminar.- la vocacin es camino, ms que puerta de entrada, y se hace camino al andar...Todos recibimos dones para que podamos vivir nuestra vocacin- Dios no nos deja solos, su garanta es que l est junto a nosotros.- todos hemos recibido mucho, hay que descubrir que recibi cada uno, para ponerlo al servicio de los dems (parbola de los talentos).- Dios nos llama constantemente, tambin nos va mostrando nuevos dones que no sabamos que tenamos. A veces nos cuesta vivir la vocacin (dudas, miedos, incertidumbres)- el llamado de Dios siempre es un desafo, un cuestionamiento, un compromiso- decir s al Seor compromete la vida.- las dudas, miedos e incertidumbres son parte del camino, nos ayudan a seguir buscando, nos recuerdan que nunca podremos encontrarlo todo, nos descubren nuestra esencia vital de peregrinos...Leer la Biblia, la Palabra de Dios, nos ayuda a descubrir nuestra vocacin.- cuando leemos la Palabra encontramos ejemplos de personas que vivieron llamados parecidos a los nuestros.- sus vidas nos muestran que es posible responder al Seor e iniciar un camino de compromiso- sus experiencias tambin nos hablan de un lento descubrir que quiere Dios de nosotros y un camino de respuesta que pasa por la vida y no por decir, de palabra, Seor, Seor... (la respuesta se da con la vida).Nuestra respuesta al llamado de Dios es servir y ayudar con disposicin y alegra.- Dios llama para dar una misin, un compromiso, una tarea en bien de los dems.- la respuesta es estar disponible a la misin que l nos vaya mostrando.- la alegra en el servicio es signo de que nuestra entrega es sincera y fecunda.Transmitir el mensaje de Dios y el amor de El.- Dios nos llama para ser instrumentos de su mensaje y para colaborar con l en la construccin de su Reino- para mostrar con nuestro testimonio (porque a las palabras... se las lleva el viento) que nos ama y quiere que vivamos su amor construyendo la fraternidad real (porque nadie ama a Dios a quien no ve sino ama a su hermano al que ve).Para trabajar en gruposDios nos llama a ser catequistas

Para reflexionar con la Palabra y la vida - Trabajar en pequeos grupos con la preguntas y textos que aparece al principio del artculo.- Si se pueden formar cuatro grupos repartir un texto para cada uno.- Comentar con el grupo qu conocemos del personaje bblico del texto.- Hacer una lista de caractersticas de cmo Dios llama y cmo es la respuesta de cada persona ante ese llamado.Para la puesta en comn- Escribir en un afiche, en dos columnas, las caractersticas que observamos del llamado y respuesta en el texto bblico. - Escribir entre todos una oracin que relacione el texto ledo con la experiencia de catequista de los integrantes del grupo.Plenario- Compartir los textos y los afiches.- Qu encontramos en comn con nuestras vidas?- Compartir las oraciones.

Los frutos del Espritu en la vida del catequista por Marcelo A. MuraEl fruto del Espritu es caridad, alegra, paz, comprensin de los dems, fidelidad, mansedumbre y dominio de s mismo. Glatas 5, 22El tiempo de Pentecosts es un excelente momento para revisar nuestra vocacin y prctica de catequistas.Ser catequista es anunciar la Palabra de Jess, dar testimonio del Evangelio, y ensear a los dems con nuestra palabra y nuestra vida.El origen de la palabra catequista es hacer resonar. Siempre que pregunto en los talleres de espiritualidad del catequista, con qu imagen asociamos este significado tan motivador des ser catequista, me responden con una campana. En nuestros das se escuchan pocas campanas, pero para los que llevamos algunos aitos ms (yo ando por los 39 y recuerdo campanas en mi niez) por este mundo podremos recordar campanas que escuchamos sonar.Yo me acuerdo mucho de dos: La campana del colegio... Sealaba el comienzo (alegra!) del recreo, y tambin su finalizacin (no tanta alegra...) La campana de la parroquia... Marcaba las horas del da y sonaba con fuerza antes de cada misa dominical llamando a la comunidad.La campana era una seal, con su taido nos hablaba de otra realidad ms importante y trascendente que su sonido mismo.Ser catequista tiene mucho que ver con ser campana. Nuestro sonido (nuestra vida, nuestra palabra) debe ser capaz de evocar algo ms importante que nos trasciende: la Palabra de Dios, el encuentro con Jess.El sonido de la campana es signo... y tambin lo es nuestra misin de catequista. Signos de la vida nueva a la que Dios nos invita, signo de la compaa de Dios -que camina a nuestro lado-signo de la comunidad que nace en torno a la palabra, a la oracin, a la enseanza, a los sacramentos, al compartir.El catequista vive animado por el Espritu de Jess, pide su gua y su aliento para ser fiel a su misin y poder anunciar el Evangelio.- Cmo est sonando nuestra campaa en estos tiempos? - Estamos dando los frutos que el Espritu espera de nosotros?Para trabajar en gruposLos frutos del Espritu en la vida del catequista

Leemos el texto de Glatas 5, 22Recortamos siete campanas de cartulina y le ponemos a cada una el nombre de uno de los frutos del Espritu (conviene que las campanas sean grandes).Nos dividimos en parejas (y si somos pocos cada uno trabaja con una campana). A cada pareja se le da una campana y la siguiente gua: Qu significa ser campana de caridad, alegra, paz... (Cada uno completa segn su campana) en la vida de un catequista? Nombrar tres actitudes que como catequista ayudan a que suene esa campana. Nombrar tres actitudes que como catequista no ayudan a que la campana suene, actitudes que ahogan ese fruto, que no lo muestran, que no lo transmiten. Escribir una pequea oracin que comience con la frase: Espritu de Jess aydanos a ser campana de...Las actitudes y la oracin se escriben dentro de la campana de cartulina.Se pone en comn lo trabajado en los grupos (o individualmente si son pocos).En ronda realizamos una oracin compartida. Si es posible tener una campana de verdad, a medida que cada catequista va haciendo su oracin personal en voz alta, al terminar hace sonar la campana y se la pasa al de al lado.Entre todos escribir una nueva campana con un compromiso comn a intentar vivir como catequistas. Colgar esa campana en un lugar visible dentro de la parroquia, colegio o capilla.Terminar con un canto al Espritu Santo.

El catequista, artesano del encuentro por Marcelo A. MuraLa catequesis es espacio eclesial para el descubrimiento del Dios de la Vida y el nacimiento de la experiencia de fe y comunidad. A travs de un itinerario permanente (que no atae solamente a los aos de la infancia) busca desarrollar un proceso que conduzca a las personas a: conocer a Dios, amarlo y buscar su voluntad, fortalecer la fe en Dios, conocer las enseanzas de su mensaje, integrarse a una comunidad de fe para vivir lo que Dios propone, sumarse a la tarea de anunciar la Buena Noticia de Jess y construir su Reino de vida.Este proceso es un camino que se inicia en la familia, ncleo privilegiado para la transmisin de la fe, y contina con las distintas opciones que ofrece la comunidad eclesial, conforme a la edad de las personas y a su iniciacin en la fe. Todos esos espacios que la catequesis ofrece estn atravesados por una experiencia que los unifica y da sentido: el encuentro con Dios vivo y el encuentro con los hermanos. La catequesis puede ser el lugar que ensee y capacite a las personas para el encuentro con Dios y los dems. Si consideramos esto como el eje que vertebra toda accin catequstica de la comunidad, el responsable de animar esta tarea es el catequista que puede descubrir una misin profundamente enraizada en su vocacin: ser artesano del encuentro.Ser artesanoTodos conocemos, seguramente, algn artesano, ya sea por contacto directo o por referencia. A partir de esa/s personas que conocemos, reflexionemos algunas de sus caractersticas propias:- Ama profundamente lo que hace (le da sentido a su vida).- Aplica un saber nacido y acrecentado en la experiencia.- Busca nuevas maneras de hacer sus cosas (se renueva).- Es paciente, con s mismo y con su obra.- Lo que sabe lo aplica (hace con las manos).Puedes agregar otras caractersticas que hayas reconocido en artesanos?Artesano del encuentroApliquemos estas caractersticas a la tarea catequstica para descubrir nuevas luces que iluminen nuestro caminar:Ser artesano del encuentro, de Dios con los dems y de los dems entre s, requiere catequistas que: Amen profundamente a Dios y encuentren en la catequesis el llamado de Dios para sus vidas. Nadie puede dar lo que no tiene. Para ensear y transmitir las cosas de Dios hay que llevarlo muy adentro en el corazn. Para ayudar a otros a encontrar a Dios hay que partir de la propia experiencia de haber encontrado a Dios en la propia vida. La transmisin de la fe nace del testimonio vivo (recordemos los relatos de la iglesia naciente, en el libro de los Hechos de los Apstoles). El artesano es un innato investigador, busca, desarrolla, experimenta... El catequista que quiera provocar el encuentro debe vivir en permanente bsqueda, des-instalarse y estar abierto a lo nuevo. La capacitacin y formacin es una herramienta privilegida para crecer y aprender, para ensear y transmitir mejor. Dios ensea que nos espera siempre, y que, pacientemente, sale a nuestro encuentro con la alegra de la primera vez (Parbola del Padre Misericordioso). Sencillamente, si Dios es paciente... nosotros tambin... El artesano no es un intelectual terico. Sabe, posee un saber intelectual, pero no se queda en palabras, su obra es la obra de sus manos. De la misma manera el catequista muestra con sus obras su capacidad de generar encuentro.Para pensar y meditar

Piensa en la catequesis como en una artesana del encuentro con Dios: qu actitudes de un catequista favorecen su trabajo? El mismo Dios es un artesano de tu vida, relee el hermoso pasaje de Jeremas (18, 1-4) y aplicalo a tu vida. Qu caractersticas tiene el modelado de tu vida que va proponindote Dios? Piensa en dos actitudes que puedas comprometerte a vivir en tu misin de catequista para generar encuentro con Dios y con los dems.

El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad por Marcelo A. MuraQuiero compartir con ustedes una pequea reflexin surgida en un encuentro con catequistas rurales de la Prelatura de Humahuaca, a mediados de octubre de 2000. Este encuentro era la cuarta etapa de un proceso de formacin de dos aos que estamos realizando con los catequistas, rurales y urbanos de esta sufrida regin de nuestro pas. Los catequistas rurales son personas muy sencillas y llenas de Dios, pastores, campesinos, hombres y mujeres, jvenes y ancianos... en las desoladas tierras de la Puna son los arroyos que llevan el agua viva de la Palabra a sus comunidades.

La Biblia nos habla de las personas que anuncian la PalabraYo, por mi parte, era como un canal salido de un ro, como un arroyo que se pierde en un jardn del Paraso. Yo pens: voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores. Pero mi canal se convirti en ro, y el ro en mar. Entonces dije: Har brillar como la aurora la instruccin, llevar a lo lejos su luz. Derramar la instruccin como una profeca y la dejar a las generaciones venideras. Comprueben ahora que no he trabajado para m solo, sino para todos los que buscan la sabidura. Eclo. (Sir.) 24, 30-34La vida del catequista a la luz del texto bblicoComo catequistas somos servidores de la Palabra. Pequeos canales, sencillos y humildes, que surcan la vida de nuestra comunidad... Cuando tomamos conciencia de nuestra vocacin y decidimos emplear nuestro tiempo, nuestra capacidades y nuestros dones al servicio de nuestra gente, descubrimos, con alegra y sorpresa, que el Dios generoso multiplica nuestros esfuerzos. Si nos entregamos con confianza a Dios, sabiendo que somos simples canalitos para que su Palabra llegue con su frescura y novedad a los dems, El se encarga de hacer de nosotros arroyos y ros.El texto nos habla de la experiencia de un hombre sabio, que ha descubierto la obra de Dios en su propia vida y decide comprometerse en el anuncio de su Palabra. Como catequistas somos llamados a transmitir las enseanzas de Jess y promover el encuentro de los dems con el Dios verdadero, que cambia la vida y nos descubre el sentido profundo de la existencia.Qu alegra poder decir como el sabio del texto, he trabajado para los dems, para que los otros conozcan la sabidura, es decir la Palabra del Dios de la Vida!Para rumiar el texto y la vidaEl catequista, servidor de la Palabra en su comunidad

- Somos canales por donde circula el agua viva de la Palabra de Dios?- Qu actitudes de nuestra vida secan nuestro reserva de agua viva?- La Palabra es la Fuente donde nace nuestro canal, est presente en nuestra vida de todos los das? Acudimos a ella? Nos nutrimos con su lectura y oramos con ella? Estudiamos la Palabra para poder transmitirla mejor?- Compara las palabras del texto con tu vida, eres un verdadero arroyo para tu comunidad? Los dems se encuentran con el Dios de la Vida a travs de tu testimonio y enseanzas?- Qu puedes y debes cambiar de tu manera de ser para ser un arroyo ms transparente, ms caudaloso, ms fecundo?Ofrecele tus reflexiones a Dios a travs de una oracin escrita por tus propias manos.

La sabidura del catequista por Marcelo A. MuraEn todo el pas me ha tocado compartir talleres de formacin de catequistas con muchsimas personas de una profunda espiritualidad. Muchos de ellos, sencillas mujeres y hombres del pueblo, me ensearon con su testimonio y ejemplo la sabidura de una vida enraizada en la palabra de Dios.

Feliz la persona que busca la Palabra Feliz el que se dedica a la sabidura y puede responder al que lo interroga; que hace suyos los caminos de la sabidura y profundiza sus secretos; que sale a cazarla y acecha su paso; que mira a travs de sus ventanas y escucha a su puerta; que instala su tienda al lado de su casa y clava las estacas en sus muros. Pone su tienda en manos de la sabidura y se queda en esa feliz morada. Deja a sus hijos bajo su proteccin y se tiende al abrigo de sus ramas; lo protege del calor y l se instala en su gloria. Eclo. (Sir.) 14, 20-27 La Palabra, cimiento de la vida del catequistaEste pequeo texto, escondido en uno de los libros sapienciales de la Biblia, nos ayuda a pensar en el alimento que nutre la vida de un catequista. El autor alaba a la persona que se dedica a la sabidura, que para el pueblo de Israel estaba contenida en la Palabra de Dios. Ella brinda respuestas de vida y nos orienta para vivir el proyecto de Dios.El texto invita a acercarse a la Palabra, a profundizar en su lectura, para descubrir significados siempre nuevos. Quin puede decir ya conozco la Palabra! Si el mismo Dios nos sale al encuentro cada vez que la leemos con apertura de corazn y sencillez. La Palabra nos ayuda a comprender la vida que vivimos, nos devuelve la mirada de Dios sobre las cosas, nos introduce en la voluntad del Padre. Por eso es vital para la vida de fe el contemplar la realidad desde su lectura y oracin. La Palabra nos ayuda a discernir, nos permite conocer y adentrarnos en los misterios de Dios, siempre infinitamente Otro, cercano y compaero, pero tambin por descubrir, pura sorpresa y gratuidad.El texto nos propone instalar nuestra existencia a su lado, abrigarnos a su amparo, permanecer en su presencia: saborear su compaa. Para rumiar el texto y la vidaLa sabidura del catequista

Dedicale un tiempo a la evaluacin y discernimiento de tu tarea. A la luz del texto te invitamos a revisar tu espiritualidad de catequista:- Qu presencia tiene la Palabra de Dios en tu vida? - Haces tuyos sus caminos? Cmo mejorar?- Contemplas la vida a travs de sus ventanas...? Te ayuda la lectura de la Palabra a conocer la voluntad de Dios en los tiempos que vivimos? Te gua para interpretar la realidad que vivimos desde la mirada de Dios?- Dnde tienes instalada la carpa de tu existencia? Dnde buscas amparo y proteccin en los momentos difciles?- Como catequista, qu pasos puedes ir dando para dedicar ms tiempo a la Palabra de Dios?- Aprende a rumiar los textos y rezar la vida con la Palabra. Relee versculo por versculo la cita bblica sugerida y aplicala a tu propia vida. Qu aprendes? Qu puedes comentarle a Dios? A qu te puedes comprometer para crecer en la sabidura que nace de la Biblia?- Escribe un propsito concreto en el que expreses un compromiso de crecimiento con relacin a la Palabra de Dios en tu vida.

La importancia del testimonio por Marcelo A. MuraLa fe se transmite a travs del testimonio y el ejemplo. Si revisamos nuestra historia seguramente podremos recordar varias personas que, mediante su testimonio de vida, nos acercaron al misterio del Dios de la Vida. Muchas veces no han sido grandes intelectuales los que nos han enseado el rostro de Dios sino personas sencillas, muchas de ellas en el hogar, el colegio, el barrio, la misin... A la hora de transmitir la fe y contagiar a los dems la alegra del evangelio la herramienta ms eficaz es el propio ejemplo.

Con mis obras te mostrar mi feHermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, de qu le sirve? Acaso lo salvar esa fe? Si un hermano o una hermana no tienen con qu vestirse ni qu comer, y ustedes les dicen: "Que les vaya bien, calintense y alimntense", sin darles lo necesario para el cuerpo, de qu les sirve eso? Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita. Y sera fcil decirle a uno: "T tienes tu fe sin obras. Mustrame tu fe sin obras, y yo te mostrar mi fe a travs de las obras". Sant. 2, 14-18El testimonio de vida, principal recurso pedaggico del catequistaLa carta de Santiago es muy clara al plantear la necesidad de acompaar la fe con obras que la muestren y lleven a la vida prctica. El catequista, como servidor de la Palabra y pedagogo de la fe debe recordar siempre estas sencillas enseanzas.Lo que enseamos con el ejemplo no se olvida fcilmente. La pedagoga de Jess est llena de gestos y actitudes. Si recorremos los evangelios son muchas las ocasiones en que su manera de vivir despierta interrogantes en los discpulos, y esos interrogantes (profundos, existenciales) abren el camino al don de la fe. Es comn encontrar a muchos catequistas preocupados por la necesidad de actualizar sus recursos para ensear el evangelio. Y es muy bueno que as sea, pues implica una toma de conciencia de su misin y responsabilidad. Pero a veces los recursos estn ms cercanos de lo que esperamos.Por qu no planificar algunos encuentros de catequesis alrededor de acciones solidarias? Los frutos de la sabidura se aprecian en la conducta, nos ensea el mismo Santiago unos prrafos ms adelante que la cita sealada ms arriba (Sant. 3, 13) La forma de vivir del catequista, su manera de ser-para-los-dems, el ejemplo de su entrega y su servicio son herramientas privilegiadas para la transmisin de la fe. Quien ha de confiar y creer en una persona que no muestra con su vida lo que ensea con sus palabras. Vivimos un tiempo histrico en el que las palabras estn muy devaluadas. Estamos acostumbrados a escuchar grandes discursos y promesas de cambio... que quedan en la nada e incrementan el escepticismo de la gente. Por esto es tan importante ensear con los hechos y el testimonio. Adems de seguir los pasos del Seor, que pas haciendo el bien y nos ense con su vida, respondemos a una situacin histrica.En los cursos y talleres para catequistas, cuando hablamos de este tema, siempre dejo estos interrogantes: o Cuntos libros de la madre Teresa has ledo? o Qu recuerdas de ella? o Por qu su enseanza del evangelio es tan transparente?En la enseanza de la fe es necesario siempre volver a lo simple, a la sencillez del evangelio vivido todos los das... que tal vez sea mucho ms exigente y comprometido que hablar con palabras complicadas y difciles. Para rumiar el texto y la vidaLa importancia del testimonio

Rele las palabras de la carta de Santiago. - Qu te ha llamado la atencin? - Puedes relacionar el texto con tu vida personal y de catequista? - Tus obras... seran capaces de generar fe y adhesin a Jess en los dems? - Qu obras concretas debes vivir como catequista comprometido en el anuncio y transmisin del evangelio de Jess? - Qu cambios debes hacer en tu manera de hacer catequesis para incorporar lo que la Palabra de Dios nos seala?

Mis manos abiertas

Ensame Seora vivir mi fe todos los das,en las cosas sencillas y cotidianas.Ensame Seor a transmitir mi fe todos los dascon gestos sinceros, con manos abiertas.Ensame Seora contagiar a otrosel espritu del Evangelio.A hacer el bien para que venga el Reino.Ensame Seora ser un espejo de lo que creo.A mostrar con mis obrasLa fe que da sentido a mi vida. Que as sea, Seor.

La palabra que da vida por Marcelo A. MuraLa fuerza del catequista est en la Palabra de Dios. Como servidores de la Palabra y discpulos del Seor de la Vida debemos esforzarnos en recrear en nosotros una mstica que nazca y abreve en la lectura y reflexin de la Biblia. Y digo recrear porque en el camino de la fe siempre estamos recomenzando y empezando de nuevo. No deben desalentarnos los tropiezos, por el contrario, pueden ser momentos y espacios vitales que alumbren nuevos desafos y crecimientos. Seguramente muchas veces nos hemos propuesto releer la Palabra y mantener una rutina de oracin con ella, y con el tiempo la vamos perdiendo. Ahora que comienza el ao podemos recrear estos propsitos y sumar nuevas fuerzas para incorporarlo a nuestra vida. Porque la Palabra de Dios para el catequista tiene que ser su alimento diario. El contacto con ella despierta las ganas de conocerla ms e introduce en la intimidad con Dios. Se trata, simplemente, de hacer de la lectura de la Biblia un hbito cotidiano.Los grandes maestros de espiritualidad (y no hablo slo de los que son conocidos sino especialmente de los annimos que todos encontramos en nuestras comunidades) son personas de una profunda unin con la Palabra.Piensa en tus maestros en la fe... - Qu relacin con la Biblia descubres en ellos y ellas?- Qu puedes aprender para tu vida? La Palabra de Dios es la semilla que l mismo nos regala para vivir como discpulos. Nuestra tarea consiste en cuidar esta semilla para que crezca y de frutos.Cmo se cuida la semilla de la Palabra?- Con su lectura cotidiana o Orando con la Biblia - Estudiando y conociendo mejor las Escrituras- Compartiendo con otros la oracin y la reflexin de la Palabra- Buscando en ella la voluntad de Dios para nuestra vida - Descubriendo en ella las claves de una conducta que siga los pasos de Jess - Dejando que ella penetre y empape nuestra tierra (nuestra vida), aprendiendo a escuchar, saborear y rumiar la Palabra antes de dar respuestasLa Palabra, fuente de espiritualidad Bendito el que confa en Yav, y que en l pone su esperanza! Se asemeja a un rbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus races hacia la corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendr verde; en ao de sequa no se inquieta, ni deja de producir sus frutos.Jer. 17, 7-8Confiar en Dios es buscar en su Palabra el alimento. Poner en l la esperanza es descubrir la fuerza que nace de su Palabra viva en nosotros.Igual que los rboles, cuyas races crecen y se introducen en la tierra, abrindose paso hacia el agua que nutre, como catequistas debemos esforzarnos en buscar diariamente el agua viva de la Palabra de Dios en la Biblia.Si nuestras races estn bien cercanas a la Palabra de Dios tendremos fuerzas y nimo para superar las dificultades de la vida, los tiempos de sequa que todos tenemos (por ser humanos). Cuando sobrevengan estaremos preparados, protegidos, cuidados... y como la planta de la lectura, no dejaremos de producir frutos. Todos sabemos que pasa con las plantas que no regamos, en poco tiempo sus hojas se amarillentan, se marchita, se pone rgida y terminar seca, dura y sin vida. Que no nos pase lo mismo en la vida... que no perdamos el contacto con el agua que nunca deja de fecundar nuestras posibilidades. Para rumiar el texto y la vidaLa palabra que da vida

- Rele el pequeo texto del profeta Jeremas.- Ests plantado cerca del agua verdadera, o de otros arroyos?- Qu significa en tu vida el alargar las races? Piensa en desafos concretos que debas superar.- Qu representa en tu vida la tierra dura, las piedras, la profundidad que unas races decididas deben enfrentar?- Tu follaje espiritual se mantiene verde? Cules son tus rincones que se han marchitado o estn amarillentos? Cmo revivirlos?- Has pasado tiempos de sequa? Por qu? Cmo superarlos?- Puedes terminar orando con el Salmo 1, que nos invita a la oracin con palabras muy parecidas a las de Isaas. Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados,ni sigue el camino de los pecadoresni se sienta en la junta de burlones, mas le agrada la Ley del Seory medita su Ley de noche y da. Es como rbol plantado junto al ro, que da fruto a su tiempoy tiene su follaje siempre verde. Todo lo que l hace le resulta.Salmo 1, 1-3

El catequista, una puerta abierta para el encuentro con Dios por Marcelo A. MuraLa Biblia es rica en imgenes y smbolos para explicarnos las cosas ms profundas de Dios. El lenguaje bblico es un lenguaje sacramental, porque el mismo Dios nos habla de esta manera: con signos y seales que nos ayudan a descubrir su presencia en medio nuestro. Jess es el gran sacramento de Dios. A travs de su vida, sus palabras y su prctica conocemos al Dios de la Vida y nos encontramos con l."Si me conocen a m, tambin conocern al Padre" Jn. 14, 7

"El que me ha visto a m ha visto al Padre" Jn. 14, 9Hablar con imgenes permite recurperar el lenguaje sencillo de la Biblia, que llega al corazn e invita al cambio de vida.Hay muchas imgenes que podemos asociar para profundizar en la vocacin y misin del catequista. Una de ellas es la imagen de la "puerta". La puerta es un instrumento que comunica espacios, que abre a una interioridad. Las hay grandes, pequeas, de madera, metal, vidrio u otros materiales, pesadas, livianas, nuevas, antiguas... todas tienen en comn la capacidad de abrirse y dejar paso. La puerta tiene mucho que decirnos a nuestra vida de catequistas. Somos puertas abiertas para que otros se encuentren con el Dios de la Vida a travs nuestro? Nuestras palabras y nuestra prctica ayudan a los dems a abrir sus propias puertas al Seor que vive dentro de cada hombre y mujer? Cmo anda nuestra puerta? Est bien aceitada para su funcin? O sufre el paso del tiempo y est algo desvencijada, con sus bisagras herrumbradas, perezosa para ser abierta? Y en ese caso, cmo aceitarla para mantenerla en movimiento, y gil, y dispuesta para su funcin? Cul ser el aceite indicado y dnde conseguirlo?Ser puerta significa aceptarse como instrumento y tener claro que nuestra misin es quedar abiertos, ir perdiendo protagonismo para que el otro pueda encontrarse con Dios y su Palabra. Si en nuestro corazn anida el Seor, ser cuestin de abrir la puerta para ensear que El nos anima, nos da fuerza y esperanza. Abrir la puerta es dar testimonio, hablar desde el corazn y la experiencia. Invitar al encuentro y presentar al Dios que llena nuestros das. Estamos llamados a ser puertas abiertas, porque el Seor a quien seguimos nos dice que El mismo es puerta, para el encuentro y la vida."Yo soy la puerta: el que entra por m est a salvo. Circula libremente y encuentra alimento." Jn. 10, 9 Jess se presenta como la Puerta. El acceso a la vida. l, como buen pastor, nos conoce, nos quiere y busca lo mejor para nosotros. Juan lo expresa con imgenes tan delicadas como cuidar, proteger y dar alimento. Ese es nuestro Dios, el que nos abre su vida (nos da su vida) para que podamos vivir mejor. Para rumiar el texto y la vidaEl catequista, una puerta abierta para el encuentro con Dios

Relee el texto de Juan. Piensa en tu propia experiencia de fe, de qu manera Jess ha sido una puerta para tu vida? Piensa en tu tarea catequstica, cmo puedes ser "puerta" para que los dems encuentren a Dios? Qu caractersticas y actitudes de vida puedes proponerte cambiar en esta Pascua, para mejorar tu misin? Ofrcele tu oracin al Seor y pdele fuerzas para ser fiel a su Palabra y a su testimonio. Seor,que en mi misin de catequistasea como una puerta sencilla,abierta,para que otrospuedan pasar a travs de ellapara encontrar a Dios.Aydame a no endurecerme,a no "atrancarme",para que mis palabrasy mis gestosy mi persona toda, sepa hacerse a un lado,para dar paso a tu presencia, que con los brazos abiertosesperas y acudesal encuentro de todoslos que pasen por mi vida,hecha humilde puerta.

- Que as sea, Seor de la Vida -

Abrir la puerta, para que entre el seor por Marcelo A. MuraEl Jubileo del ao 2000 fue un tiempo de gracia para el encuentro profundo con el Dios de la Vida. Uno de los signos ms importantes de ese ao jubilar lo constituy la puerta. El Papa Juan Pablo II inici los festejos del ao Santo abriendo una puerta e invitando a toda la Iglesia a pasar por ella para acercarnos a Dios y comprometer nuestras vidas en el seguimiento de su hijo Jess, construyendo el Reino. La puerta, como smbolo, tiene mucho para decirnos en nuestra vida de catequistas. La puerta de nuestro corazn Como catequistas transmitimos lo que llena nuestro interior. Como la planta que orienta y mueve sus hojas hacia la luz que le da vida, tambin nosotros debemos orientarnos hacia el Dios bueno que vivifica y fortalece.La lectura de la Palabra, los sacramentos, la oracin personal y grupal, la experiencia de comunidad, el compromiso solidario, nos van renovando desde el interior y nos ayudan a mantener abierta la puerta de nuestro corazn.Pero no siempre abrimos la puerta para que Dios entre y empape nuestra vida. Todos tenemos rincones de nuestra existencia que permanecen inaccesibles a la presencia del Padre. El crecimiento de la vida de fe, orientada por el Evangelio, puede ir abriendo esas puertas cerradas, para que la brisa del Espritu llegue a toda nuestra persona. Y este es un trabajo de toda la vida, cunto ms para un catequista que busca transmitir a otros la fuerza de la Palabra!Mara, madre, modelo y maestra del catequista, es el espejo para mirar nuestra vida y tomar ejemplo. Ella, como ninguna, supo abrir la puerta de su corazn para que Dios habitara en su interior. Se hizo portadora de la Vida que no acaba, lmpara que nos ofrece la llama siempre viva de Jess. Como Mara, para engendrar al Dios del Reino y ayudarlo a nacer en nuestras comunidades, digamos s, al pedido del Seor de abrir el corazn.La puerta de nuestro entendimientoComo catequistas tenemos la responsabilidad de ayudar a otros a descubrir a Jess y a fortalecer su fe, transmitiendo las enseanzas del Seor, a la luz de la experiencia y gua maternal de la Iglesia. La formacin permanente, la lectura espiritual, el intercambio con otros, la asistencia a cursos-talleres-encuentros, ir permitiendo el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, para poder razones de ella y ensearla a los dems.Como la planta, que para crecer y ser fuerte necesita el riego cuidadoso, peridico y permanente, tambin nosotros precisamos la formacin que de cimientos slidos a nuestra fe. Abrir la puerta de nuestra mente para que la sabidura del Seor vaya impregnando nuestro entendimiento. Es una gran responsabilidad del catequista y de su comunidad: formarnos para crecer, para saber, para vivir, para transmitir con ms fidelidad.La puerta de nuestro entendimiento no es sencillo mantenerla abierta. Cuntas veces nos cerramos en posturas y formas de entender la vida y la fe que no encuentran su raz en el evangelio de Jess! Qu difcil es abrir nuestra mente para que el Dios Sabio sacuda nuestras ideas y nos invite a pensar las cosas desde su punto de vista!Una vez ms la virgencita es quien nos orienta en el caminar de nuestra espiritualidad. Ella vivi la apertura de mente al proyecto de Dios y nos muestra la manera de hacerlo tambin nosotros. Los textos de la infancia de Jess en el evangelio de Lucas, cuando hablan de Mara repiten dos veces una frase que suena a nuestros odos como letana de vida.Mara meditaba estas cosas y las guardaba en su corazn (Lc. 2, 19; 2, 51)La virgen nos ensea que para entender las cosas de Dios, primero hay que abrir la puerta del corazn. La puerta de nuestras manos Como catequistas somos testigos de lo que anunciamos. Es decir, transmitimos con nuestras vidas lo que presentamos con la palabra. Nuestro ejemplo es la mejor enseanza y ser ciertamente lo que ayude a enraizar el evangelio en los dems. Como la planta, que baada por la luz y regada por el agua, brota y da fruto, tambin nosotros, si abrimos la puerta del corazn y la del entendimiento, podremos abrir las manos para ofrecer las semillas de nuestro trabajo.Abrir las manos significa practicar lo que anunciamos, lo que anida en nuestro corazn. Abrir las manos significa vivir, como Jess, para mostrar con la vida, y con gestos concretos, que es posible una existencia distinta, ofrecida a los dems, generosa con todos, abierta al Padre y a los hermanos.Mara nos ensea con su testimonio que la verdadera transmisin de la Buena Noticia comienza con la prctica. Luego de la anunciacin sabemos que se dirigi en forma rpida y resuelta a colaborar con su prima Isabel, que necesita una mano pues era mayor y haba quedado tambin embarazada(Lc. 1, 39-56). El camino espiritual del catequista:Tener corazn, mentalidad y manos abiertas... para que Dios abra la puerta,y su Espritu habite en nosotros,y seamos testigos de Jess,enseando con nuestra vidalo que abunda en nuestro corazn. Para rumiar el texto y la vidaAbrir la puerta, para que entre el seor

- Cmo estn las puertas de tu corazn, tu mente y tus manos?- Cules son los cerrojos que impiden que se abran por completo?- Cmo puedes abrir estas puertas al Seor?Ofrecele a Dios un compromiso para abrirle la puerta en tu tarea y vocacin catequista.

Serie "La Persona del Catequista"1 Ser Catequista, Una vocacin que da sentido a la vida por Marcelo A. MuraDurante el ao 2005 los catequistas de toda la Argentina celebramos el Encuentro Nacional de Catequistas. Esta serie de reflexiones fueron escritas meditando sobre el tema "La persona del Catequista" para acompaar nuestro caminar de discpulos y servidores de la Palabra. Una vocacin: Ser Catequista"No damos catequesis, somos catequistas".En forma permanente resuenan en m estas palabras que vengo escuchando desde hace tiempo, en distintos lugares, junto a diferentes personas. Las recuerdo en reuniones de la Junta Nacional de Catequesis, en cursos y talleres que he compartido a lo largo de muchas dicesis del pas, hace muy poco en el Encuentro Anual de Catequistas de Buenos Aires (EAC, 12 de marzo 2005).Al escribirlas (y seguramente a ti al leerlas) me surgen del corazn y la memoria los rostros de tantas personas que el Dios Bueno me ha permitido conocer a lo largo de mi vida, que impregnaron en m mismo, con su testimonio fecundo, el perfume de una vida de Catequista.Pienso en mi mam, mi primer catequista, que me lea aquellas historias fabulosas de los personajes bblicos mientras almorzaba de pequeo.Pienso en los queridos y recordados hermanos y sacerdotes marianistas, mis catequistas de la escuela, primaria y secundaria.Pienso en doa Adela, la catequista del paraje "Costa del ro Azul", cerca de El Bolsn, en los tiempos de misin (tan llenos de Dios).Pienso en los nombres de mis amigos y amigas catequistas, con quienes he escrito, dado cursos, compartido reuniones diocesanas y nacionales.Pienso en los miles de rostros que he conocido en tantas partes, annimos, tan distintos, todos entrelazados por el mismo Espritu.Quiero hablar y compartir de lo que han visto mis ojos, y han escuchado mis odos. Lo que han palpado mis manos y estrechado mis abrazos. Lo que he aprendido por el ejemplo y el testimonio. Lo que me ha contado el Dios Vivo en la vida de tantos hermanas y hermanas, que me ensearon (y lo siguen haciendo) a descubrirme y re-conocerme en esta vocacin compartida, apasionante, de "ser catequista".Porque el Dios de la Vida ha tomado mi vida, y cambiado mi rumbo, para que me deje llevar (y tanto me cuesta) por su proyecto soy catequista.Porque el Seor Jess, mi amigo y compaero, camina siempre cerca mo (aun cuando yo me alejo), y me ha enseado a acercarlo a otros soy catequista.Porque la vida de tantos ha sido "campana" que ha hecho "resonar" la voz de Dios en mi existencia, y yo quiero tambin ser lo mismo para los que estn a mi lado soy catequista.Porque siento, como Mara (con ms miedo), que l ha llenado mi vida (tan pequea!!!) para que la entregue llevndolo a los dems y quiero que "se cumpla en mi persona su llamado (palabra)" soy catequista.Porque creo, con Jeremas, que "desde antes que naciera" el Seor ya me "soaba", me "preparaba" y soy catequista.Porque El me llam, pronunci mi nombre, y yo, desde entonces, lo intento pero todava me falta tanto!!! soy y quiero ser catequista!!!Magnificat del CatequistaLe canto con toda mi vidaal bueno de nuestro Dios,y quiero compartir con todosque estoy lleno de alegraporque el Dios Bueno me llampara ser catequista.Yo no saba nada ni lo mereca,nunca me lo haba imaginado!Pero l se acerc,me mir a los ojos,toc mi corazny me llam por mi nombre: Catequista.Todos los que me rodeany me conozcan,van a ver que soy feliz,porque l ha tomado mi vida,y la ha cambiado,no saben cuntas cosas buenas El hace en m!Es el Dios de la Vida,el totalmente Bueno, el Dios Amor!!!Su bondad es enormey acta en el mundopor los siglos de los siglos.A los soberbios y poderosos,que se creen sabios o fuertes,El no los tiene en cuenta.En cambio a los humildes,a los pobres, a los pequeos,a los que estn marginadosEl les abre sus manos para atenderlos,su corazn est con ellos.Es un Dios compasivo y lleno de misericordia.No quiere que nadie pase hambre,detesta la injusticia,aborrece la indiferenciay la falta de compromiso.El quiere cambiar el mundo,para que haya Justicia, Paz y Vida para todos.Es su Promesa de Siempre,desde Abrahn hasta nosotros.Es su Voluntady nos llama a construirla.Mi corazn est lleno de alegraporque me llam a ser Catequista.Quiero anunciar su Palabra,ser Testigo de su Presenciay Constructor de su Reino.Dios Bueno,aydame a serte fielen mi vocacin de Catequistatodos los das de mi vida.- Que as sea -2 Catequista, hasta la propia Pascua por Marcelo A. MuraEl 17 de Abril del ao 2005 mi mam se encontr con el Padre Bueno para entrar a la Vida que El promete para todos sus hijos e hijas. Ella fue mi primer catequista, quien desde pequeo, en la mesa del almuerzo familiar lea, para mi hermano y para m, esas historias tan bellas de los personajes bblicos que quedaron para siempre grabados en mi corazn. Mi mam tuvo muchsimos gestos de catequista a lo largo de su vida que mostraban una vida confiada en las manos de Dios, desde encender una vela a sus "santitos" cada vez que mi hermano o yo dbamos un examen en la facultad, hasta poner bien visible la Biblia abierta en la casa, o llevarme a la Eucarista dominical y a las "fiestas de guardar" (as se deca antes) en la parroquia, o colocar el Sagrado Corazn de Jess a la entrada de la casa, siempre con su florcita fresca Me evangeliz con la vida pues sin haber ido nunca a un seminario ni haber hecho "estudios catequsticos" llevaba en su interior un corazn de catequista.Quiero compartir con mis amigos lectores de BuenasNuevas.com, con quienes comparto la vida y el caminar, una carta que escrib a mis amigos ms ntimos un da despus de su fallecimiento, para compartirles la alegra de su partida hacia el Seor. Me han escrito muchas personas dicindome que les ha servido como una "catequesis de la Esperanza", y por eso se las ofrezco esperando que pueda ayudarlos.Queridos Amigos y Amigas:No suelo enviar mails grupales porque disfruto de escribirles a cada uno, pero esto quiero compartirlo igual con cada uno de ustedes, que de diferente manera y en distintos tiempos, siempre han sido una huella de Dios en mi vida.Estos ltimos das estuve totalmente dedicado a acompaar a mi mam en su pascua hacia el Seor.Ella enferm de metstasis de cncer del hgado en el ltimo mes y todo fue muy rpido, y gracias a Dios, sin sufrimiento para ella.En el da de ayer se la presentamos al Dios Bueno y se fue contenta con El a encontrarse con mi pap y todos sus seres queridos que la precedieron.La experiencia de acompaarla en estos das fue hermosa pues pude atenderla, rezar, abrazarla y estar con ella mucho tiempo.El sbado le dimos la Uncin en una celebracin bellsima adonde estuvieron todos mis hijos y esposa, junto a nuestro amigo el padre Alejandro, que es el director Nacional de Catequesis de Argentina.Ayer por la noche celebramos la Eucarista junto a ella con mi obispo (que estaba en Buenos Aires en la reunin de la Conferencia Episcopal Argentina) y el padre Alejandro y como te imaginaras fue hermosa y llena de vida y de signos, pues ambos tienen mi misma escuela. Con decirles que al final hasta Bernardo mi hijo menor espontneamente dijo delante de todos pidindole al obispo que "ahora que terminamos, como la abuela estaba llena de amor quiero pedirte que le hagas un corazn" (antes el obispo nos haba invitado a acercarnos a todos y con agua bendita cada uno le fue haciendo la seal de la cruz en el atad, por eso el Berni le pidi que no se olvidara de otro signo - ms significativo para l - que fue el trazar el corazn).La Misa fue alegre, con risas, recuerdos y hasta alguna broma cuando mi otro hijo Esteban hizo su oracin muy serio dando "gracias porque en mi comunin la abuela nos hizo la torta a Bernardo y a m". Claro cuando yo dije en voz alta que la torta era de chocolate y frambuesas, y Berni agreg con un gesto "y asiiii de grande" (abriendo los brazos), todos se rieron.Yo estoy muy contento porque el velatorio de mi mam y su despedida fue un hermoso encuentro de catequesis para mis familiares, amigos y conocidos, muchos de los cuales nos abrazaron luego porque nunca haban vivido algo as.Para m simplemente fue dar gracias por mi mam, que fue mi primer catequista, la de la vida, la que me hizo conocer el delicado aroma de Dios que llenaba su habitacin despus de que le dimos la Uncin, porque estaba a la puerta preparado para buscarla.Les pido una oracin por ella, para los que no la conocieron se llama Martha y me ha dejado grandes aprendizajes para la vida.Quisiera compartir los dos ltimos, que por haber sido en su lecho final, son grandemente significativos para mi.El sbado, ya internada, pidi constantemente con gestos que le sacramos la mscara de oxgeno. Me dijo en varias oportunidades, siempre con los ojos cerrados y una voz muy bajita pues estaba ya muy dbil y consumida "No es lo que corresponde".Estaba preparada para la partida y no quera esperar! Qu bella manera de enfrentar a la muerte. Con cario y decisin, dndose cuenta y enseando que no corresponde "estirar" la vida cuando el Seor est all tendiendo la mano. La hermana muerte no es sino el encuentro definitivo con el Dios de la Vida, la "frutilla del postre" de nuestra existencia. por qu entonces, resistirse, y ms bien, porque no acogerla con los brazos abiertos, para estrecharse en un abrazo con el Seor y dejarse llevar por l.Yo aprend esto de mi mam catequista en su lecho de muerte, que sera ms bello llamar, su escalera a la Vida (porque el paso exige esfuerzo).La ltima frase que le escuch de sus labios, y que constituye la segunda gran enseanza que me ha dejado, fue "levntame para rezar". Yo le haba dicho que vendra el padre Alejandro para darle la Uncin, y que bamos estar toda la familia a su lado para prepararla y acompaarla hacia el Seor. Tal vez suene "fuerte" que yo le hable a mi mam as pero que cosa ms bella que entregar en los brazos de Dios a quien nos ha dado la vida."Levntame para rezar" resume una vida vivida en las huellas de Dios. Con la espiritualidad rstica y autntica de nuestras madres, quienes sin haber estudiado "nada" de Dios, nos lo hicieron conocer con su ejemplo y testimonio. Mi mam, tal vez como la de ustedes, tena perfume a Dios, y lo supo transmitir e impregnar en quienes la rodearon.Su ltimo esfuerzo quiso dedicrselo a rezar, y recibir la Uncin, que como le dije al terminar, era la preparacin para que el Seor la buscara. Preparada y perfumada se le dejamos en sus manos y l la llev a las pocas horas.Yo tambin lloro, y la he llorado todos estos das, pero no puedo dejar de gritar lo que han visto mis ojos, han escuchado mis odos y han palpado mis manos acerca del Dios que es Vida. Estoy muy feliz y tranquilo porque mi mam est con l, y le doy gracias porque me quiere y me cuida tal vez demasiado... como hacen las madres. Pues permiti que llegramos a tiempo para estar a su lado, nos acerc la ayuda de amigos que nos prestaron el dinero para viajar pues somos muchos y en ese momento no lo tenamos (vivimos en Bariloche, a 1600 km de Buenos Aires, donde ella viva), me regal el cuidarlo un da y medio arreglando su cama, llevndola al bao, dndole de comer y los remedios. Y finalmente me ofreci a dos grandes amigos, el padre Alejandro y mi obispo Fernando, para darle los sacramentos y celebrar la Eucarista ms linda de mi vida.Mi mam se llamaba Martha, algunos la conocieron y otros no, pero todos respiraron alguna vez el aroma del Espritu que ella me fue transmitiendo desde que me trajo al mundo. No era mo, tampoco de ella, pero ella lo supo transmitir bien y por eso est con Dios.Que el Dios de la Vida los llene de paz.Los recuerdo con inmenso cario y s que van a rezar por mi mam. Marcelo3 Catequistas, hombres y mujeres de la Palabra y de la Escucha por Marcelo A. MuraUn don y una capacidad: Hablar como discpulo"El Seor me ha concedido el donde hablar como su discpulo,y ha puesto en mi boca las palabraspara fortaleces al que est fatigado.Cada maana l me despiertay yo lo escucho como hacen los discpulos." Isaas 50, 4La vocacin catequstica nace de un don de Dios. Como todos los dones que vienen de Dios tiene dos caractersticas propias:- Es gratuito, o sea Dios lo da con generosidad sin que lo pidamos, an, incluso, antes de que nosotros lo percibamos o seamos conscientes del don recibido (recordar las hermosas palabras de Yav a Jeremas: "Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre Yo te conoca y te consagr" Jer. 1, 4).- Es para la comunidad. Los dones de Dios son siempre para beneficio de la comunidad, son dones que pueden ser personales pero siempre referidos a la comunidad. Dios da capacidades, dones, talentos, para que quien los recibe los haga fructificar en la vida de su comunidad.Destacamos en negrita la primera parte del texto de Isaas que indica como la iniciativa nace de Dios, por eso ser catequista es una autntica vocacin, porque es el mismo Dios, quien nos llama a ser catequistas y nos revela que tenemos ese don, para hacer crecer, cultivar y dar fruto para la vida de los dems.Ser catequista es hablar como discpulo del Seor. Uno slo es el Maestro, y se es Jess, quien nos revel con su vida, sus palabras y su prctica el rostro de Dios y el camino para conocerlo y hacer su Voluntad (el Reino). Hablar como discpulo implica conocer y vivir las enseanzas del Maestro. No es nuestro mensaje el que proclamamos y anunciamos sino que transmitimos la Palabra del Seor.Una misin: Transmitir la Palabra"El Seor me ha concedido el donde hablar como su discpulo,y ha puesto en mi boca las palabraspara fortalecer al que est fatigado.Cada maana l me despiertay yo lo escucho como hacen los discpulos." Isaas 50, 4Si la misin del catequista es transmitir la Palabra (vida, enseanzas, prctica) del Maestro entonces nuestra vida debe estar "llena de Palabra" para poder anunciarla.El texto nos revela que el primer paso lo da Dios, quien siempre cuando llama para una misin antes (y sin que la persona lo sepa) da los dones necesarios para esa vocacin. Esto queda muy claro en los textos bblicos de vocacin. Observemos dos, como muestra:- Cuando Dios llama a Jeremas le anuncia que antes de nacer l ya lo haba consagrado y preparado para ser su profeta. Y realiza el gesto de tocar su boca para "poner sus palabras (las de Dios) en su boca" (Jer. 1, 9).- Cuando el ngel del Seor anuncia a Mara su vocacin de Madre del Salvador, sus primeras palabras anuncian el don de Dios: "Algrate Mara, llena eres de Gracia" (Lc. 1, 28)En ambos textos la sorpresa y temor de Dios (no miedo sino respeto ante la presencia de Dios, una actitud espiritual muy destacada en los personajes bblicos) nos ayudan a apreciar y entender que tanto Jeremas como Mara descubrieron en ese momento de llamado=vocacin los dones con que Dios los "haba llenado" (para respetar el lenguaje bblico) para vivir y realizar su misin.Para transmitir la Palabra hay que estar llenos de Ella, y esto es la Espiritualidad: aprender a dejarse "llenar" por la presencia, Palabra, Espritu del Seor.Una espiritualidad: Escuchar como Discpulo"El Seor me ha concedido el donde hablar como su discpulo,y ha puesto en mi boca las palabraspara fortaleces al que est fatigado.Cada maana l me despiertay yo lo escucho como hacen los discpulos."Isaas 50, 4Nadie puede dar lo que no tiene, y la boca habla de lo que est lleno el coraznSi la misin del catequista es transmitir la Palabra del Seor, la espiritualidad es su camino concreto y cotidiano para "llenarse" de esta Palabra y poder ser fiel a su misin.El texto de Isaas presenta una referencia de tiempo concreta: "Cada maana" Para vivir como discpulo del Seor todas nuestras maanas deberamos "dejarnos despertar" por Dios. Es interesante notar que la iniciativa, nuevamente, no est en el discpulo, sino en el Seor. La espiritualidad tienen mucho de dejarse conducir, guiar por el Seor y por su Espritu. El mismo Jess se lo anunci a Pedro "cuando eras joven ibas donde queras, pero cuando seas mayor Otro vendr y te llevar adonde no quieras" (Jn. 20, 18).Dejarse despertar por el Seor es una actitud del corazn que nos lleva a consagrar cada maana para El. Etimolgicamente "consagrar" significa "separar" y este es el significado que queremos ofrecer para reflexionar. Cada maana debemos "separar" un momento de nuestra vida para ser "despertados" por el Seor. El texto es claro en la actitud del discpulo al ser despertado: "escuchar como discpulo". Ser despertados por el Seor para escuchar como discpulos puede vivirse diariamente "consagrando" una parte de nuestro tiempo a la lectura diaria de la Palabra de Dios. All est el corazn de la espiritualidad de un catequista. Para transmitir la Palabra el momento vital (aunque el momento real sea cualquier hora del da, no necesariamente a la maana) para ser "llenados" es la lectura y oracin con la Palabra.Dejarse despertar por el Seor cada maana (tarde y noche de nuestras vidas) implica un camino de ascesis (sacrificio voluntario), entrega, y ofrenda a Dios; que, vivido con alegra y esperanza, nos llevar a descubrir en su Palabra el alimento diario para nuestra vida y vocacin. Entonces podremos proclamar, con el Salmista, y compartir su profunda experiencia espiritual. "Mis ojos estn despiertos antes de la hora del despertar, con el fin de meditar en su Palabra" (Sal. 119, 148)Mara, la modelo de discpula del evangelio, nos recuerda que para vivir nuestra vocacin de catequistas tenemos que consagrar (=separar) momentos de nuestra vida cotidiana para ponernos a los pies del Seor a escuchar su Palabra.Para reflexionar con la comunidad de catequistas1) Partir de la vida- Compartir brevemente qu nos sugiere la frase "Catequistas, hombres y mujeres de la Palabra y de la escucha".- Conocemos personas que vivan esta frase? Comentar brevemente quines y contarle al resto del grupo por qu.2) Escuchar la PalabraLeer el texto bblico Isaas 50, 4-5- Qu dice el texto?- Cules son las acciones de Dios? Cules las del discpulo?Leer el texto bblico Lucas 10, 38-42- Qu dice el texto?- Cules son las acciones de cada hermana? Qu ensea Jess?3) Pensar en nuestra vida- Aplicar ambos textos a nuestra vida de catequistas.- Qu es ser catequistas a la luz del texto de Isaas?- Cmo profundizar nuestra vocacin a la luz del texto de Lucas?- Compartir cmo vive cada uno en forma concreta el "escuchar la Palabra", qu tiempo le dedicamos? Cmo lo hacemos? Qu dificultades encontramos? Aprender de las experiencias de los dems. 4) Orar nuestra vocacin- Qu le pedimos y ofrecemos al Seor para vivir nuestra vocacin de catequistas?- Compartir las intenciones de cada uno y responder juntos:- Seor, aydanos a escuchar mejor tu Palabra.5) Un compromiso para vivir- Juntos buscamos un compromiso para intentar profundizar nuestra vocacin de "hombres y mujeres de la Palabra y de la escucha".4 Catequistas, testigos desde la experiencia de Dios en la vida por Marcelo A. MuraLa experiencia de Dios, ncleo vital del catequista "No temas, porque yo te he rescatado;te he llamado por tu nombre, t eres mo.Si atraviesas el ro, yo estar contigoy no te arrastrar la corriente.Si pasas por medio de las llamas,no te quemars,ni siquiera te chamuscarsPues yo soy Yav, tu Dios porque t vales mucho a mis ojos porque te amo y eres importante para m...Isaas 43, 1-4"Escchenme, islas lejanas,pongan atencin, pueblos.Yav me lam desde el vientre de mi madre,conoci mi nombre desde antes que naciera El me dijo: T eres mi servidor, Israel,y por t me dar a conocer" pues yo soy importante para Yav,y mi Dios se hizo mi fuerza..." Isaas 49, 1-4Conocer a Dios, en la Biblia, es tener experiencia de l. Reconocer su presencia en la vida personal, discernir su acompaamiento, percibir su Espritu en el corazn, apreciar su cuidado permanente, descubrir que nos ama y nos valora.Dios nos conoce desde nuestra concepcin, desde el amanecer de nuestra existencia y nos llama por el nombre de cada uno, porque tiene una misin personal para proponernos.La referencia al llamado personal, por el nombre, es una constante en la Biblia. Su significado profundo tiene que ver con la mentalidad semita del pueblo de Dios, que como muchos pueblos orientales, reconoca en el nombre de la persona lo ms profundo de su ser, su identidad, lo que estaba llamado a ser. El nombre expresaba la realidad ms ntima y profunda de la persona. Por eso, cuando Dios se revela, dice su nombre (releer la vocacin de Moiss en la zarza ardiente, Ex. 3, 1ss).Tener experiencia de Dios es reconocerlo cercano en la vida cotidiana. Saber que El nos valora enormemente, y tiene confianza en nuestra respuesta. Descubrir que nos cuida, siempre, con cario de madre y proteccin de padre. Ese es nuestro Dios, el compasivo y lleno de misericordia, lento para el enojo, y rico en amor y fidelidad. (Releer Ex. 34, 6).La experiencia de Dios, un fuego que alimentar siempre" la llevar al desierto y le hablar al corazn." Oseas 2, 16" el Espritu lo empuj al desierto" Mc. 1, 12"Por la maana, antes que amaneciera, Jess se levant, sali y fue a un lugar desierto; all estuvo orando." Mc. 1, 35A Dios nunca lo terminamos de conocer. El es el Totalmente Otro, el Santo, a quien conocemos en parte y siempre nos queda tanto por conocer!!!La experiencia de Dios se alimenta con el encuentro. La oracin, los sacramentos, el servicio al hermano que sufre, son los "espacios" privilegiados para conocer a Dios.En la Biblia, la figura que nos remite al "espacio" para el encuentro con Dios es el desierto. Esta imagen tiene un significado muy profundo en la espiritualidad bblica. Simplemente sealaremos que la iniciativa de ir al desierto siempre es del Seor. El nos invita a saborear momentos de intimidad y encuentro con El. El desierto ofrece ciertas condiciones especialmente apropiadas para estar con Dios: la soledad y el silencio son las ms transparentes.Por eso si uno quiere alimentar la experiencia de Dios debe saber mantener en su cotidianeidad (todos los das) un espacio de soledad y silencio.Jess nos ensea cmo la oracin, encuentro vital con Dios para conocer su Voluntad y discernir lo que El quiere de nosotros, debe ser un espacio en la vida de todos los das.La experiencia de Dios, raz de nuestro ser, saber, hacer y estar de catequista"Lo que hemos odolo que hemos visto,lo que hemos palpado con nuestras manos,lo que hemos experimentadoacerca del Dios que es Vida,es lo que les damos a conocer..." 1 Jn. 1, 1ssNuestra experiencia de Dios es la raz de nuestro estilo de ser catequista. Una persona con espiritualidad profunda ser un catequista profundo. Y la espiritualidad abreva en la experiencia=conocimiento de Dios.Lo que transmitimos de Dios es nuestra propia experiencia de l. Por eso la primera escuela, permanente, de formacin para un catequista, es su espiritualidad.Cuando hablamos, presentamos, transmitimos, enseamos las cosas de Dios desde la propia vida damos testimonio, es decir, compartimos la luz que el propio Dios ha encendido en nuestro corazn (a veces oculta por nuestros egosmos y mezquindades). Al hacerlo, cumplimos el mandato del Seor, "ustedes son luz para el mundo" (Mt.) y entonces somos capaces de "encender" experiencia de Dios (su luz) en otros corazones.Ser catequista es ser un buen encendedor de Dios en la vida de los dems pero para poder "encender" hay que tener el "fueguito" prendido, cuidado y alimentado en el propio interior. Como veremos lo tena El.Catequizar desde la experiencia de Dios"Samuel an no conoca al Seor, y la Palabra del Seor todava no le haba sido revelada.El Seor llam a Samuel por tercera vez. l se levant, fue adonde estaba El y le dijo: "Aqu estoy, porque me has llamado". Entonces El comprendi que era el Seor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: "Ve a acostarte, y si alguien te llama, t dirs: Habla, Seor, porque tu servidor escuchar. 1 Sam. 3, 7-9La historia de El me parece una de los ms hermosos espejos que hay en la Biblia sobre la misin y vocacin de un catequista.El tena experiencia de Dios lo conoca. Tena el "fueguito" prendido, y haba aprendido a cuidarlo para mantenerlo encendido y poder entonces, "encender" el mismo en los dems.Por eso se le haba confiado a Samuel para que lo que haba visto, odo, palpado con las manos, experimentado acerca del Dios de la Vida, lo pudiera compartir y transmitir.Como catequistas estamos llamados a ser, como Elas, animadores de la presencia de Dios en la vida de los dems. Eco de su llamado para ayudar a los que se inician a descubrirlo. Y solo puede ser "eco" de la palabra de Dios quien vive la experiencia de haber sido "tocado" por ella (releer la vocacin de Jeremas, Jer. 1, 4-10).Para orar junto a la comunidad de catequistas1) Partir de la vida- Compartir brevemente cul es nuestra experiencia de Dios. Cmo lo conocimos? De qu manera lo vamos reconociendo en nuestra vida? Qu rasgos de Dios son los que hemos visto, odo, palpado con nuestras manos? Cundo? Cmo?- Qu personas conocidas tienen una profunda experiencia de Dios? Por qu nos damos cuenta? Cmo la alimentan?2) Escuchar la Palabra- Leer los textos correspondientes a cada uno de los cuatro puntos, de a uno por vez.- Comentarlos. Qu dicen? Qu resonancia tiene cada texto en nuestra vida personal?3) Pensar en nuestra vida- Cmo alimentamos nuestra propia experiencia de Dios? Compartir con los dems. - Qu significa "catequizar desde la experiencia de Dios? Pensar actitudes y estrategias concretas para los encuentros de catequesis.4) Orar nuestra vocacin- Qu le pedimos y ofrecemos al Seor para profundizar nuestra experiencia y conocimiento de l?- Releer los dos primeros textos (los de Isaas) y hacer un momento de meditacin personal en silencio. Buscar una msica que pueda acompaar este momento.5) Un compromiso para vivir- Sobre una bandeja de metal encender un pequeo fueguito (o poner una vela grande). Repartir a cada catequista un papel pequeo en el cual cada uno pueda escribir un compromiso personal para profundizar su propia experiencia de Dios en el prximo mes. Dar un tiempo para que cada uno lo escriba y luego, de a uno por vez, acercndose al fueguito lo leen en voz alta y lo encienden (dejndolo caer en la bandeja) como gesto de compromiso personal con Dios.5 Catequistas, Llamados por Jess para estar con l, llamados por Jess para estar con los dems. por Marcelo A. MuraEleccin y llamado, iniciativa y gratuidad de Dios "Despus subi a la montaa y llam a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia l, y Jess instituy a doce para que estuvieran con l, y para enviarlos a predicar..." Marcos 3, 13-14La iniciativa del discipulado nace de Jess. l es quien llama y convoca al seguimiento y a la misin compartida (con l).El texto tiene una secuencia interesante:"Despus subi a la montaa""Subir a la montaa", "retirarse de madrugada", "salir a un lugar solitario" son sinnimos, en los evangelios, de la vida de oracin de Jess. Cada vez que tiene que tomar una decisin importante para su vida Jess se retira a orar al Padre. Los evangelios sinpticos coinciden en sealar, al comienzo de la vida pblica de Jess, su ida al desierto, "por iniciativa del Espritu" (los textos dicen "lo gui", "lo condujo", y hasta el provocador "lo empuj", ver Mc. 1, 12 y paralelos). Esta actitud de "retirarse" para discernir la voluntad (el querer, que quiere Dios para mi vida, cul es su proyecto) es una constante fcilmente verificable en la vida de Jess. Incluso el contenido de su oracin, el Padrenuestro, est centrada en la peticin "que se haga tu voluntad".Jess discierne en la presencia de Dios a quienes, de sus discpulos, debe convocar para compartir con El su vida y misin." y llam a su lado a los que quiso"Tras el primer momento de oracin, en el que "escucha" y discierne la voluntad de Dios, Jess toma la iniciativa y llama, convoca, invita. La vocacin es pura gratuidad del Seor que llama a los que l quiere. Cuntas veces hemos reflexionado, en nuestra experiencia personal, este momento, sin encontrar "razn" alguna! Por qu yo? Es a veces la pregunta sin respuesta que abre paso a la alabanza y gratitud" Ellos fueron hacia l"El texto es muy sinttico con respecto a los discpulos, porque est centrado en la persona de Jess. De ellos solamente se menciona "que fueron hacia l", y ms tarde, si continuamos la lectura del texto, se sealan sus nombres (Mc. 3, 16-18). El maestro llama y la actitud de los discpulos es "ir hacia Jess"" Jess instituy a doce para que estuvieran con lLos llamados son invitados a "estar con el Seor": "compartir la vida", "hacer experiencia", "encuentro profundo y vital".Lo primero es "estar con l". Nadie puede dar lo que no tiene (en su corazn, en su vida, en su persona), por eso la primera tarea del discpulo catequista es "estar con el Seor", y para ello debe responder a su invitacin, cotidiana, e ir hacia l.Estar con Jess es hacer experiencia de encuentro profundo. El salmo 34 dice: "Mrenlo a l y quedarn iluminados" (Sal. 34, 8). El que tiene experiencia de Dios refleja su luz a los dems." y para enviarlos a predicar"La experiencia de "estar con el Seor" se completa con el envo a predicar: repetir la prctica liberadora de Jess, que acerca a Dios a los hombres y mujeres de su tiempo (y de todo tiempo). Predicar a la manera de Jess significa "estar con los dems". Acompaar, animar, alentar, compadecer, sufrir con, alimentar, cuidar, consolar, proteger, ensearSer catequista es participar del misterio de comunin de Dios, prolongando con nuestras vidas, ejemplo, testimonio, accin, palabra la prctica reveladora de Jess, "Dios-con-nosotros".Para orar junto a la comunidad de catequistasLeer el texto un par de veces en voz alta.Meditar el texto cada uno en silencio durante un par de minutos.Leer una parte del texto, segn la secuencia sealada, y compartir:"Despus subi a la montaa"Recordamos otros momentos de la vida de Jess en que se retira a orar?Cmo vivimos esta actitud de Jess en nuestra propia vida? La oracin nos ayuda a discernir cuando tenemos que tomar decisiones?" y llam a su lado a los que quiso"Expresar en oraciones de alabanza y accin de gracias el llamado que Jess ha hecho a cada uno de nosotros." Ellos fueron hacia l"Qu significa ir hacia Jess en nuestra vida cotidiana? Qu obstculos tenemos, cmo podemos superarlos?" Jess instituy a doce para que estuvieran con lCul es nuestra experiencia de "estar con Jess"? Cmo hacemos para "estar con El"? Compartir desde la experiencia personal." y para enviarlos a predicar"A la luz del texto compartido y meditado, qu aprendemos y descubrimos para nuestra vocacin de catequistas? Cmo estar con los dems a la manera de Jess?6 Catequistas, Testigos de la comunin en Cristo. por Marcelo A. MuraDios, misterio de comunin que se comunica en Jess "Nadie ha visto jams a Dios;el que lo ha revelado es el Hijo nico,que est en el seno del Padre." Jn. 1, 18Dios muestra su rostro de amor en la persona de Jess. Como nos lo ensea de manera bellsima el prlogo del evangelio de Juan, es Jess quien nos ha revelado a Dios, y nos ha hecho participar de su misterio de comunin.Para comunicar a Dios y darlo a conocer es necesario, entonces, vivir la experiencia de comunin con Jess. Por eso en el artculo anterior decamos que como catequistas somos llamados por Jess para estar con El. La comunin es estar con el otro, compartir su vida, vivir con el otro. Y es Jess quien da el primer paso, al llamarnos al seguimiento y despertar nuestra vocacin, quien tiene la iniciativa de construir un lazo de comunin con nosotros.As es la dinmica del Espritu, el Padre comunica su misterio de comunin a travs de Jess, quien a su vez nos hace participar de su experiencia, la vida en el Espritu, para entrar en comunin con Dios.Un buen catequista debe profundizar su experiencia de comunin con Jess. La oracin, la Eucarista, la prctica de la solidaridad con el que sufre y el pobre, la lectura de la Palabra, la vivencia comunitaria nos ayudan a crecer en comunin con Jess.Comunin con Jess, vivir con Jess "Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jess" Flp. 2, 5La comunin con Jess implica vivir con Jess, participar de su experiencia del Espritu. Por eso el apstol Pablo recomienda a las primeras comunidades que conformen su vida con Jess. Exhorta a "tener los mismos sentimientos de Jess", que en lenguaje bblico se podra expresar como "tener un corazn como el de Jess", es decir, un corazn habitado, animado y conducido por el mismo Espritu de Jess. Es el gran mensaje de cada Cuaresma de nuestras vidas, en la cual, la primera lectura del mircoles de Cenizas (Joel 2) es una invitacin a "rasgar el corazn" para que Dios habite en El.Un buen catequista debe profundizar su experiencia de conversin personal para vivir con el Espritu de Jess en su corazn.Catequista, testigo de la comunin en Jesucristo " ya no vivo yo sino es Cristo quien vive en m..." Gl. 2, 20La experiencia, nuevamente de Pablo, nos indica el camino. La comunin con Jess nos lleva a conformar nuestra vida con El, hasta vivir con sus mismos sentimientos, opciones, esperanzas, de manera que sea Cristo quien empiece a vivir en nuestro interior.Cuando evangelizamos no hablamos de un tema, no hablamos de nosotros, sino que mostramos a los dems la vida de Cristo que hay en nosotros. Damos a conocer el misterio de comunin del que participamos, y en la medida que nuestro testimonio es coherente entonces es creble y somos capaces de dar a conocer a Jess con fidelidad. Como l lo hizo, es decir, sembrando vida en el Espritu en las personas que nos rodean.Un buen catequista es aquel a travs de sus actos, acciones, actitudes, sentimientos, gestos y ,tambin, palabras, hace presente a Jess en la vida concreta de los dems, y en especial de sus catequizandos. Un buen catequista es testigo de la comunin en Jess que experimenta en su vida personal y comunitaria."Todos los hombres son llamados a esta unin con Cristo, luz del mundo, de quien procedemos, por quien vivimos y hacia quien caminamos."Lumen Gentium 3Como catequistas estamos llamados a dar a conocer el misterio de comunin que es Dios, que se ha hecho cercano y ha revelado su rostro y su Proyecto en Jess. Nuestra vida, si est unida a Jess, y es una vida en el Espritu, ser entonces una vida re-veladora de Jess, vida testigo fiel del Dios de la Vida que mostr su luz en Jess para todos los hombres.Para orar junto a la comunidad de catequistas1) Leer el artculo en voz alta una vez.2) Qu experiencia de comunin con Jess tenemos? En qu momentos de nuestra vida nos sentimos ms unidos a El? Cundo nos distanciamos?3) Cmo alimentamos la vida de Jess en nuestro corazn? Compartir ayudas concretas.4) Como catequistas, qu significa ser testigos de la comunin con Jess?5) Cules seran los sentimientos de Jess que deberan caracterizar a un catequista?6) Releamos los textos bblicos de a uno por vez, y luego de cada lectura compartamos oraciones espontneas. Qu le decimos al Seor para profundizar nuestra comunin con El? Qu le pedimos para vivir con mayor fidelidad nuestra vocacin catequista?7 Catequistas, Hombres y Mujeres de oracin como Jess... por Marcelo A. MuraUn relato de Mamerto Menapace para abrir el corazn En una ocasin Jess estaba rezando, y cuando termin uno de sus discpulos le dijo: Seor, ensanos a rezar! (Lucas 11, 1).El Seor se iba de noche al cerro y all pasaba las horas, rostro al Padre. Seguramente esas horas habrn sido de rumia profunda. Y lo que Cristo rumiaba era el actuar de Dios en su pueblo. La realidad que se llamaba: Reino.Es decir, la manera cmo el Seor Dios su Padre haba ido santificando su Nombre en la historia de los hombres. Cmo su voluntad se haba ido realizando por esos complicados senderos de la historia de su pueblo y de todos los pueblos. Porque el Padres que estaba en los cielos haba estado comprometido con todo lo que estaba pasando aqu en la tierra. Saba que faltaba el pan; saba que haba ofensas con ofensores y ofendidos. Y que esa realidad no divida la mundo en dos grupos, sino que era una realidad que hera a todos los hombres. Que todos tenan necesidad de perdonar y de ser perdonados. Saba tambin que la tentacin era una realidad que amenazaba a cada hombre, y que cada hombre necesitaba que Dios Padre interviniera para librarlo de la tentacin y de las intrigas del maligno.All, en las noches de silencio, en la oracin y en la contemplacin, Jess se converta en minero de la historia y de la naturaleza. Del actuar del Padre que haba creado todo lo que hablaba en la noche: los grillos y las estrellas; las majadas en los cerros y la lmpara en la casa; y todo eso otro que pertenece a la vida concreta de los hombres: el ladrn que sorprende al dormido y la novia que no duerme esperando la sorpresa de su amado. All Jess llegaba a la esencia profunda y sencilla de las cosas, y encontraba las imgenes primordiales para hablar del Padre a los hombres sus hermanos.En el silencio de la noche Jess escuchaba el lenguaje elemental de las cosas, y a travs de l ese lenguaje se haca palabra y suba al Padre en forma de oracin. Y esa oracin daba espesor y fuerza vital a sus palabras y a sus imgenes que luego afloraban casi espontneamente en las parbolas. Y la gente las comprenda.Porque la gente sencilla reconoca en ese lenguaje sencillo y grvido, el antiguo dilogo de las cosas. Reconoca ese lenguaje tambin escuchado por ellos en su silencio, pero an no plenamente crecido como para ser captado como mensaje. All en cambio, en la boca de Jess, el profundo lenguaje primordial de las cosas simples llegaba a hacerse comprensible. Los hombres comprendan el lenguaje del Seor porque su lenguaje haba crecido en el silencio de la oracin al Padre, por las noches. De la misma manera que la sangre de la tierra crece hasta pan en el silencio a la madrugada en cada mesa y que es asimilado por los hombres sin dificultad. Porque es el silencio fiel de los trigales lo que permite a la sustancia de la tierra llegar hasta el lenguaje compresible del pan.Y pienso que es tambin el silencio contemplativo y fiel de nosotros, los hombres y mujeres de Dios, lo que puede permitir a las cosas y a los acontecimientos llegar a crecer hasta hacerse oracin al Padre en nuestras noches, y lenguaje comprensible para nuestros hermanos en las parbolas a la luz del da.El que tenga ojos para contemplar en la noche, que contemple. Por amor a Dios, a las cosas y a nuestro pueblo.Para reflexionar junto a la comunidad de catequistasEl cuento nos introduce en la vida de oracin de Jess. Ms all de explicar cmo Jess oraba nos invita a descubrir las races de su oracin y llevarlas a nuestra vida.- Cmo es tu oracin? Cundo rezas? Por qu rezas? Comparar con Jess - La prctica de Jess se cimentaba en su dilogo profundo con el Padre, qu puedes aportar a la construccin del Reino a partir de tu vida cotidiana? Haz silencio y siguiendo los pasos del Maestro, intenta escuchar la propuesta de Dios en la oracin. - Los siguientes textos nos muestran la vida de oracin de Jess, lelos y descubre qu tienen en comn, cmo oraba Jess? Ver Lc. 4, 1-12; 5, 16; 6, 12-13; 9, 18; 11, 1ss; 22, 39ss; 23, 46. - La historia nos muestra que la oracin contemplativa no est separada de la vida, por el contrario est enraizada en las situaciones de la vida del pueblo, qu seales del Reino descubres en la situacin de nuestra gente? Qu desafos? Qu situaciones de pecado y marginacin? Qu alegras y esperanzas? Cul puede ser tu aporte, nacido de la oracin y vivido en la prctica de todos los das? - Qu aprendes del cuento para tu vida? Cmo puedes aplicar el mensaje del cuento?Orar como JessDe cara al Padre,en el silencio del encuentro,con las manos vacas,y los odos bien abiertos,con la vida del puebloen su miraday el proyecto de Diosen su horizonteas oraba Jess.Buscando la voluntad del Padre,intentando discernir los signosdel tiempo en que viva,abriendo huellas para el Reinoy ocupndose de la vida del puebloas oraba Jess.Dedicando un tiempo y un lugar,escuchando y aceptando,pidiendo fuerzas para ser fiel,poniendo su vidaen las manos del Padre.Animado por el Espriturumiando la Palabra,as oraba Jess.Seor de la Vida,ensanos a orar as.- Que as sea, Seor -Serie "El catequista, buscador, servidor y testigo de la Palabra "El Catequista, buscador, servidor y testigo de la Palabra (1ra. Parte) por Marcelo A. MuraLa catequesis es uno de los servicios ms antiguos de la comunidad eclesial, sus orgenes se remontan a las primeras comunidades cristianas que nacieron de la predicacin apostlica del primer siglo de nuestra era cristiana.Naci con el compromiso y el objetivo de dar a conocer a Jess, su mensaje, el Reino. La catequesis nace de la Palabra viva de Dios, que es Jess, y camina en la historia, anunciando esa Palabra, guiada por el Espritu Santo.Ser catequista, una vocacin en bsqueda de la Palabra.Todo llamado de Dios es un encuentro cara a cara con su presencia. Un verdadero descubrimiento del sentido de la vida. Una apertura al proyecto de Dios para nuestra existencia. El encuentro con Dios es decisivo para el seguimiento y marca a fuego nuestra vida. As nos lo ensea el apstol Juan, quien al escribir su evangelio, despus de sesenta aos de su primer encuentro con Jess, es capaz de recordar hasta el detalle de la hora: las cuatro de la tarde."Al da siguiente, Juan se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discpulos. Mientras pasaba, se fij en l y dijo: 'Ese es el Cordero de Dios.' Los dos discpulos le oyeron decir esto y siguieron a Jess.Jess se volvi y, al ver que lo seguan, les pregunt: 'Qu buscan?' Le contestaron: 'Rabb (que significa Maestro), dnde vives?' Jess les dijo: 'Vengan y lo vern.' Fueron, vieron dnde viva y se quedaron con l aquel da. Eran como las cuatro de la tarde."Jn. 1, 38-39El dilogo entre Jess y los dos discpulos es una hermosa sntesis de la actitud de bsqueda, la necesidad interior de encontrar un sentido a la vida. Es interesante notar que la pregunta de los discpulos no apunta a una verdad intelectual, no le preguntan si es Dios, si es el Mesas, simplemente lo reconocen Maestro y quieren saber dnde vive, buscan compartir con l su vida y permanecer en su presencia.Ser catequista es en una continua actitud de bsqueda del Seor y su Palabra.En bsqueda de la Palabra...raz y cimiento de la propia vida.

Leer el texto Lc. 6, 47-49La Palabra de Dios, se encuentra en la base de mis creencias, de mis convicciones Qu ocupa su lugar?Qu debo cambiar para lograrlo?En bsqueda de la Palabra...para encontrar el pozo donde beber el agua de la vida.Leer el texto Jn. 4, 1-14La Palabra de Dios, es el pozo donde se alimentan mis actitudes, mis opciones? Qu ocupa su lugar?Qu debo cambiar para lograrlo?En bsqueda de la Palabra...para dejarnos modelar por su mensaje.Leer el texto Jer. 18, 1-6La Palabra de Dios, transforma mi vida? la renueva? la cambia radicalmente o es un simple barniz exterior que no llega a lo profundo?Estoy dispuesto a conformar mi vida a la propuesta de Dios?Qu debo cambiar para lograrlo?La Palabra de Dios es tambin,espejo, donde vemos reflejado nuestra vida, con lo que tenemos de bueno y lo que debemos cambiar...

fragua, donde, lenta y pacientemente, al calor del fuego del Espritu, se va separando lo que es malo, pecado, error, egosmo, dureza de corazn, para purificar nuestro caminar y marchar animados por su Presencia.

atalaya, que nos permite divisar el horizonte, la utopa en la que creemos, la realidad del Reino, presente hoy y a construir, tambin, con nuestro esfuerzo y entrega.El catequista, vocacin en bsqueda de la Palabra, para aprender a discernir, a optar por los camino de Dios y as, poder anunciarlo con alegra y coherencia de vida.Como Mara, nuestra madre y maestra en el camino, quien recibi en su seno la Palabra de Dios y la llev a los dems, para ser instrumento del encuentro entre Dios y los hombres.Mara, pedagoga de los catequistas, nos seala el camino, ella se conmova por la palabra que Dios le diriga en los acontecimientos que viva y los guardaba en el corazn para encontrar el sentido, el mensaje, el llamado de Dios.(Lc. 1, 29; 2, 19; 2, 51).Madre, aydanos a viviren bsqueda de la Palabra,para cambiar nuestras vidasy vivir, animados por el Espritu,anunciando y realizando el Reino de Dios.El Catequista, buscador, servidor y testigo de la Palabra (2da. Parte) por Marcelo A. MuraSer catequista es descubrir la vocacin de vivir en una actitud de bsqueda constante de la Palabra de Dios. Ella se revela como la raz y el cimiento donde asentar nuestras opciones, es el pozo donde vamos a encontrar el sentido de la vida y renovar las fuerzas para vivir con coherencia nuestro llamado, es el torno del alfarero donde el Seor modela nuestro proyecto de vida y entrega.Todo catequista es un permanente buscador de la Palabra de Dios.Ser catequista, una vocacin al servicio de la Palabra.La vocacin catequstica es una tarea principalmente evangelizadora. Nace de la comunidad que busca crecer en su proceso de fe e integrar a sus nuevos miembros (nios o adultos) y est orientada a la comunidad, para dinamizarla, fortalecerla, animarla a la esperanza y ensearle a vivir el amor concreto de Jess.El catequista se pone al servicio de la Palabra de Dios para servir a la comunidad que cree, espera y ama como el Seor nos ense.Siguiendo el ejemplo de Mara, maestra y modelo de los catequistas, el llamado suscita una respuesta que compromete la vida entera, para disponerla, con generosidad y entrega, al proyecto de Dios."Yo soy la servidora del Seor, hgase en m tal como has dicho" Lc. 1, 38 El catequista se compromete con un servicio que inicia, capacita, instruye y consolida la fe en la Palabra de Dios.Inicia...un proceso de conocimiento de la PalabraLa catequesis aborda los primeros pasos del camino de fe personal. Presenta la Palabra, la da a conocer y la propone como fuente viva para escuchar, descubrir y reconocer la voluntad de Dios.Capacita...para aprender a discernir desde la PalabraLa catequesis conduce a un proceso de crecimiento en la fe que lleva a la prctica del discernimiento en la fe. Ayuda y ensea a reconocer los valores del Evangelio de Jess y su presencia o ausencia en las conductas y actitudes personales y sociales. Ensea a confrontar la propuesta de Jess con otras maneras de vivir, para aprender a caminar en los caminos del Reino.Instruye...para fundamentar la fe personal y comunitariaLa catequesis aporta los elementos que van construyendo los cimientos de la vida de fe. Ensea las verdades que nos transmite la gran comunidad Iglesia, depositaria de la fe de Jess. Brinda conocimientos para hacer ms slida y fuerte la fe en Jess y la esperanza en el Reino.Consolida...la fe que contina en caminoLa catequesis fortalece los procesos de fe, para impulsar nuevos crecimientos y desafos. Mientras estamos en camino nuestra fe crece, hace sntesis, sufre conflictos y crisis, para iniciar nuevas sntesis y as crecer. La catequesis ayuda a consolidar estas etapas del proceso de fe, para abrir el camino a nuevas etapas, al crecimiento propio de los que peregrinan en bsqueda. Al servicio de la Palabra, para comprenderLa fe necesita conocer, entender, fortalecerse para crecer. El catequista acompaa a sus catequizandos en el proceso de comprensin de la Palabra de Dios, y sus propuestas de vida para todos. Y ensea a aprender los silencios de Dios, sus tiempos, su presencia a nuestro lado, an en aquellas cosas que no alcanzamos a comprender. Al servicio de la Palabra, para traducirla en actitudesLa fe viva se muestra en obras concretas, sino es una fe muerta (Sant. 2, 14-26). La catequesis ensea y prepara para vivir la fe a la manera de Jess, siguiendo y concretando su enseanza de "amar al prjimo como a uno mismo". Al servicio de la Palabra, para expresarla en lenguajes, signos y momentosLa comunidad que camina en la fe celebra la Palabra de Dios, para encontrarse, tomar fuerzas, orar, agradecer, festejar, pedir fuerzas. La catequesis ensea a descubrir, a crear y a vivir las expresiones comunitarias de la fe.Ser catequista al servicio de la Palabra implica hacer el camino de Mara.Madre, ensanos a compartir tu camino,ensanos a guardar la Palabra en el corazn,danos sabidura para comprender,dnos fuerzas para vivir con coherencia,dnos alegra para celebrar la presencia de Diosen la vida, en su Palabra, en la comunidad.El Catequista, buscador, servidor y testigo de la Palabra (3ra. Parte) por Marcelo A. MuraSer catequista es descubrir el llamado urgente a anunciar la Palabra de Dios y a ser testigo ante los hombres de su mensaje, de su amor y de su Reino. Somos catequista para brindar a los dems lo mucho que hemos descubierto: la fuerza renovadora del Espritu en nuestra propia vida, la presencia de Jess que camina a nuestro lado, el amor compasivo y fiel del Padre Bueno que nos acompaa siempre.El catequista est llamado a transmitir el Evangelio con su testimonio de vida: con sus actos, su palabra y su vida toda.Ser catequista, vocacin de ser testigo de la Palabra.La vocacin catequstica nos impulsa a la misin. Y la misin de los cristianos es principalmente testimonio de vida, entrega generosa al proyecto de Dios para vivirlo y anunciarlo.El testimonio comienza con la donacin de la propia vida, como nos lo muestra nuestra madre en la fe, la virgen Mara. Ella traza con su vida los pasos que debemos seguir y continuar para ser fieles transmisores de la Buena Noticia de Jess. La vida est para ofrecerla por a mor al servicio de los dems. Trabajando por el bien de los otros estamos anunciando la presencia real y viva de Dios entre nosotros. Esta presencia es fruto del Espritu y trae consigo la alegra, el sentido de la vida, la fiesta y la paz."Por entonces, Mara tom su decisin y se fue, sin mas demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Jud. Entr en la casa de Zacaras y salud a Isabel. Al oir Isabel su saludo, el nio dio saltos en su vientre. Isabel se llen del Espritu Santo y exclam en alta voz: 'Ben