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Ecología
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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=191019350008
Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal
Sistema de Informacin Cientfica
VICTORINO PREZ P.
ESPIRITUALIDAD ECOLGICA: UNA NUEVA MANERA DE ACERCARSE A DIOS DESDE EL MUNDO
Theologica Xaveriana, vol. 60, nm. 169, enero-junio, 2010, pp. 191-214,
Pontificia Universidad Javeriana
Colombia
Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista
Theologica Xaveriana,
ISSN (Versin impresa): 0120-3649
Pontificia Universidad Javeriana
Colombia
www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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THEOLOGICA XAVERIANA - VOL. 60 NO. 169 (191-214). ENERO-JUNIO 2010. BOGOT, COLOMBIA. ISSN 0120-3649
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Espiritualidad ecolgica: una nuevamanera de acercarse a Dios desdeel mundo*
VICTORINO PREZ P.**
RESUMEN
De una valoracin positiva del ecologismo, en su dimensinbio-social, es imperativo explorar una espiritualidadecolgica en conexin con la sabidura bblica y de las viejasreligiones. Esta espiritualidad tiene su fundamento en trespuntos: (1) Una conexin emptica con la realidad quesupere el antropocentrismo y vaya ms all de lamaterialidad de la materia para abrirse a su dimensinespiritual. (2) Una manera de concebir a Dios y la relacincon l, pasando del dominio del seor al cuidado deljardinero, del Dios dominador al Dios relacin trinitaria,Padre y compaero, madre, amante y amigo. (4) Ver elmundo en una perspectiva cosmotendrica.
Palabras clave: Espiritualidad ecolgica, interdependencia,armona, contemplacin, Dios
* Este artculo de reflexin tiene su origen en una conferencia pronunciada en la PontificiaUniversidad Javeriana de Bogot, con el mismo ttulo, el 12 de agosto de 2009. Es el fruto de untrabajo de investigacin y reflexin llevado a cabo desde hace quince aos, que ha ido viendola luz en diversas publicaciones y que ser tema de un prximo libro. Fecha de recibo: 15 dejunio de 2009. Fecha de evaluacin: 31 de octubre de 2009. Fecha de aprobacin: 16 de marzode 2010.
** Doctor en Teologa por la Pontificia Universidad de Salamanca, con la tesis Dios, el ser humanoy el cosmos: La divinidad en Raimon Panikkar; profesor en las universidades espaolas deSantiago (Facultad de Filosofa) y Corua (Facultades de Filologa y CC de la EE). Correo electrnico:[email protected]
ESPIRITUALIDAD ECOLGICA VICTORINO PREZ P.
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ECOLOGICAL SPIRITUALITY: A NEW WAY TO GET CLOSER TO GODFROM THE WORLD
Abstract
From a positive assessment of environmentalism, in its bio-social dimension, it is imperative to explore an ecologicalspirituality in connection with biblical wisdom and the oldreligious traditions. This spirituality is based on three points:(1) An empathy connection with reality that overcomesanthropocentrism and goes further from materiality ofmatter to open itself to its spiritual dimension. (2) A way toconceive God and the relation with him, passing from theLords ruling to the Gardeners care, from the dominatingGod to the Trinitarian God, Father and companion, mother,lover, and friend. (3) To see the world from a cosmoteandricperspective.
Key words: Ecological Spirituality, Interdependence, Harmony,Contemplation, God
A ESPIRITUALIDADE ECOLGICA: UMA NOVA MANEIRA DEAPROXIMAR-SE A DEUS DESDE O MUNDO
Resumo
Procura-se pesquisar uma espiritualidade ecolgica junto asabedoria bblica e as antigas religies. Esta espiritualidadese fundamenta em trs pontos: (1) uma conexo que seindentifica com a realidade que supera o antropocentrismoque vai mais alm da materialidade, da matria para seabrir a sua dimenso espiritual. (2) A maneira de ver Deus, ea relao com ele, passando do domnio do senhor aocuidado do jardineiro, ao Deus dominador, ou ao DeusTrinidade, Pai, companheiro, amigo,e amante. (3) ver omundo desde a perspectiva cosmotendrica.
Palavras chave: Espiritualidade ecolgica, interdependncia,harmonia, contemplao, Deus
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El amor es una accin csmica.
Martin Buber
Nuestra pobre e insignificante existenciaforma un bloque con la inmensidad de
todo lo que existe y de todo lo que llega a ser.
Teilhard de Chardin
Para ver algn da cara a cara al Espritude la verdad que penetra todo el universo, necesitamos
llegar a amar como a uno mismo todo lo que hay de ms insignificante en la creacin.
Mahatma Gandhi
Los seres humanos somos seres en la naturaleza.Esta es nuestra casa, nuestro lugar de trabajo
y nuestro lugar de contemplacin.
XV Congreso de Teologa
EL ECOLOGISMO, UNA NUEVA CONCIENCIAQUE LLAMA A UNA NUEVA ESPIRITUALIDAD
Ecologa, ecologismo y ecologistas
En los ltimos cuarenta aos ha ido naciendo una conciencia ecologista y eco-
pacifista. Fuimos cayendo en la cuenta de que los seres humanos actuales
cargamos sobre nuestros hombros una grave responsabilidad histrica en la
degradacin de la vida en la Tierra. Y no basta con saberlo; por eso, no estamos
dispuestos a cruzarnos de brazos, o a ceder ante las exigencias de la dinmica
economicista. Esta nueva conciencia quiere retomar en Occidente aquel amor
por toda la vida que manifestaba el jefe indio Seattle, al pronunciar un conocido
discurso ante Stevens, gobernador de Washington, que pretenda comprar las
tierras a su comunidad (1856):
Somos parte de la Tierra y ella es parte nuestra [] Las alturas rocosas, el aromade los prados, los cuerpos calientes de los ponies y del hombre, todos pertenecena la misma familia []. La Tierra no pertenece al hombre, es el hombre el quepertenece a la Tierra. Todas las cosas estn relacionadas []. Todo est unido...1
1 El discurso entero se puede ver en Boff, Ecologa. Grito de la tierra, grito de los pobres, 274-277.
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La ecologa (ciencia de la casa) no naci con las luchas ecologistas,
sino en el trabajo de los eclogos, los cientficos que la estudian y los maestros
que la ensean. Pero el ecologismo quiere ser ms que eso: es un movimien-
to social que, desde la preocupacin por la casa y su gente, lucha pacfica-
mente contra la degradacin de las condiciones de vida para conseguir una
armona entre el ser humano y la naturaleza, y entre los mismos seres humanos.
Y los ecologistas son los miembros activos del movimiento ecologista, que
toman muy en serio el paradigma bio-ecolgico, para ir apuntando a un nuevo
humanismo que d respuestas a los graves problemas de la humanidad y del
ecosistema.
El ecologismo es un nuevo humanismo y una nueva espiritualidad
Como los viejos profetas, los ecologistas manifiestan una actitud irreductible-
mente crtica frente al sistema injusto impuesto por el capitalismo liberal que,
adems de destrozar el hbitat terrestre, condena a grandes masas de la po-
blacin a una miseria que las hunde cada vez ms en un abismo que crece
da a da. Los ecologistas son los ms crticos frente al pretendido fin de la
historia que pregona el neocapitalismo en su apoteosis de finales del siglo XX
y comienzos del XXI. De este modo, el ecologismo es un nuevo humanismo.
Por eso, suele ir unido al movimiento pacifista (ecopacifismo) y feminista
(ecofeminismo). Considero que el ecopacifismo es hoy la ms grande con-
ciencia crtica de la sociedad occidental; por ello, es uno de los ms grandes
retos actuales para el cristianismo y las religiones: necesitamos una verdadera
espiritualidad ecolgica, aunque a algunos les parezca un concepto excesivo.
El ecologismo clama por un verdadero pacto de todas las personas de buena
voluntad, por la comunidad de hermanos, hijos del mismo Padre que defiende
el cristianismo.
Muchas veces se intent reducir el ecologismo a una caricatura ingenua
y buclica (hermosas flores y pequeos pajarillos) olvidando su militancia
global. Pero el ecologismo no es puro ambientalismo, ni puro naturalismo, ni
pura ideologa utpica, como se le ha acusado. Aunque estos trminos no se
utilizan de la misma manera en Espaa y en Europa que en Amrica Latina, tal
como hemos constatado en el dilogo de nuestra conferencia, con todo, creo
expresar bien lo que yo entiendo con ellos y no ser difcil hacerse entender
en contextos culturales diferentes. La mayor parte de los ecologistas no busca
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detener el crecimiento, sino redefinirlo; el progreso debe superar lo prag-
mtico, para reorientar su camino; no debe emprenderse nada irreversible.
El ecologismo es un anlisis crtico de la sociedad industrial, de su economa, sutecnologa, sus instituciones []. Es una sensibilidad tica que busca colocar a lapersona en el centro del movimiento de la sociedad. Llama a una verdaderarevolucin de los espritus para reconciliar la necesidad de la cultura con la na-turaleza []. El ecologismo es el humanismo del maana.2
En consecuencia, otro aspecto no menos importante es su relacin con
los pobres y el tercer mundo. Deca Indira Gandhi: El ms grande desastre
ecolgico es la pobreza. Cuando se va ms all de un ecologismo buclico,
uno se encuentra necesariamente con la gran masa de empobrecidos que
son las mayores vctimas de ese sistema: la realidad del tercer mundo. Defender
la naturaleza, atacar las causas que la degradan y contaminan tiene que estar
indefectiblemente unido a la causa de los ms pobres, que son los que ms
sufren la degradacin ecolgica.
Ecologismo es apostar por la defensa de los ms dbiles de esta hu-
manidad de desequilibrios insultantes. En un mundo que nunca tuvo tantos
medios para solucionar sus problemas vitales (alimentacin, vivienda, sani-
dad...), resulta mucho ms escandalosa la pobreza en la que est sumida la
mayor parte de la humanidad. Giulio Girardi habla del racismo ecolgico,
acudiendo a un nuevo concepto que fue surgiendo en la reflexin de los
pueblos indgenas, y que fue acuado pblicamente por Rigoberta Mench:
el delito de ecocidio.3
Hay an algo ms que destacar en el ecologismo, que resulta funda-
mental para sentar las bases de una espiritualidad ecolgica, y que nos ayud
a descubrir la sensibilidad holstica; es un nuevo paradigma surgido en los ltimos
tiempos aunque heredero de una sensibilidad milenaria que busca incluir
todas las formas de vida (holos = totalidad), al reconocer la interdependencia
de todas ellas, y buscar atenuar las divisiones absolutas entre los seres humanos,
entre estos y el resto de los seres, e incluso entre lo orgnico y lo inorgnico, o
los viejos dualismos espritu-carne, mente-cuerpo, sujeto-objeto...4
2 Simonnett, L'Ecologisme, 4.
3 Cfr. Girardi, Capitalismo, ecocidio, genocidio: el clamor de los pueblos indgenas.
4 La ecologa implica una actitud bsica: pensar siempre holsticamente, es decir, ver conti-nuamente la totalidad, que no es el resultado de las partes, sino de la interdependencia orgnicade todos los elementos []. La ecologa, o es holstica o no es ecologa. (Boff, Ecologa, 60)
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Es una idea muy sugerente que no debe ser anulada porque algunos la
hayan empleado de modo impreciso (un sinnimo de organicismo biologicista
o una nueva sacralizacin de la naturaleza). Ya escribi Teilhard de Chardin:
Nuestra pobre e insignificante existencia forma un bloque con la inmensidad
de todo lo que existe y todo cuando deviene.5 La actitud radicalmente ecolo-
gista propone que debemos abrirnos a un nuevo paradigma, para no estar
sobre la realidad natural, sino en la realidad natural, para volver a sentir de
nuevo la Tierra y el cosmos todo, como la sentan y amaban nuestros ante-
pasados. Somos tierra, hijos de Adam (de adam, tierra).
La visin holista del cosmos sita el ecologismo en un nivel ms alto y
profundo que el nivel biolgico y el sociopoltico, para llegar a la preocupacin
por una cosmovisin interrelacional que comprenda toda la realidad, desde el
aspecto biolgico hasta el cosmolgico, filosfico, teolgico, tico y espiritual:
Eco-tecnologa, eco-poltica... ecologa social y ecologa mental, pues si el mundo
est enfermo por nuestra culpa, eso es el sntoma de que nuestra mente
tambin est enferma.
Creo que est en esta lnea el equipo Ecoteologa de la Universidad
Javeriana de Bogot, formado por un grupo de profesores y estudiantes de la
Facultad de Teologa relacionados con Pastoral Ecolgica, Pastoral Rural y de la
Tierra, Ecoteologa campesina, Espiritualidad y Educacin Ambiental.
LA SABIDURA DE LA BIBLIA Y DE LAS RELIGIONES
Una palabra acerca de la sabidura oriental
Producir y nutrir, crear sin poseer,
multiplicar sin someter, ese es el misterio de la vida.
Lao Tse, Tao te king, X
Las palabras de Lao Tse reflejan, como otros muchos textos, la sabidura de las
religiones orientales y en general de las religiones antiguas: el ser humano
est totalmente inmerso en la naturaleza la madre Tierra, y por eso debe
vivir en armona total con ella. La salvacin de cada ser humano est inse-
parablemente unida a la salvacin de todo el cosmos.
5 Teilhard de Chardin, Escritos del tiempo de guerra, 37.
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Una sentencia hind dice sabiamente: La persona que ha visto a Dios
en el templo de su alma, lo ver en el templo del universo. Mahatma Gandhi
resuma magnficamente esta espiritualidad en la frase de que citbamos al
comienzo: Para ver algn da cara a cara al Espritu de la verdad que penetra
todo el universo, necesitamos llegar a amar como a uno mismo todo lo que
hay de ms insignificante en la creacin.
Es muy conocido el radical ecologismo del budismo; para ste, la natu-
raleza no es algo separado de nosotros, sino est ntimamente interrelacionada
con nuestros pensamientos y nuestra manera de hacer. Incluso, para la cos-
mologa budista la evolucin del mundo est muy relacionada con la conducta
tica de los individuos (Digna Nikaya). Para el Buddha, de hablar o actuar con
una mente machada, viene el sufrimiento, mientras que de hablar o actuar
con una mente sin mcula viene la felicidad (Dharmapada); y lo limpio es lo
que rechaz matar lo vivo, lleno de compasin, da a todos los seres amor,
porque la compasin no se refiere solamente a la relacin con otros seres
humanos, sino con todo lo existente.6
Por ello, en el budismo, conceptos tan fundamentales como compasin,
altruismo e interdependencia van intimamente unidos; por eso, su ecologismo
busca una ecologa profunda en el sentido ms valioso de la expresin. Como
escribe un maestro budista:
La ecologa en el buddhismo tiene que ser una ecologa profunda. Y no soloprofunda, sino universal, pues tambin hay polucin en la consciencia []. Esdecir, tenemos que practicar una ecologa de la conciencia. De otro modo, nuestrapolucin interna se derramar sobre las vidas de los dems.7
La tradicin judeo-cristiana. El verdor y las contradicciones de la Biblia
Frente a esta armona con la naturaleza de las religiones primitivas y las reli-
giones orientales, la tradicin judeo-cristiana fue acusada de estar en la base
ideolgica del atentado humano contra la naturaleza.
Ciertamente debemos aprender hoy de estas culturas y se hace nece-
sario un verdadero dilogo interreligioso para alcanzar una espiritualidad eco-
lgica ms sabia, en la que el cristiano se haga consciente de sus limitaciones
(el Occidente cristiano es la cultura ms depredadora de la historia). Pero, en
6 Cfr. Manzanera, Ecologa y espiritualidad, trabajo centrado casi exclusivamente en el budismo.
7 Thich Nat Hanh, Buddhism and Ecology, 102.
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primer lugar, no podemos caer en una visin demasiado ingenua; la vieja
inocencia primitiva llevaba pareja a su armona con la naturaleza una vio-
lencia dominadora en las relaciones humanas (vease las viejas civilizaciones
mayas y aztecas con sus sacrificios humanos). Adems, hoy no podemos
pretender volver al paraso perdido.
En segundo lugar, se hace necesario ver en qu medida es cierta o fal-
sa la dura acusacin de los ecologistas por haber creado en el hombre occi-
dental las actitudes que llevaron al desastre ecolgico. La causa sera haber
favorecido el antropocentrismo centrado en el seoro del hombre, que le
dara patente de corso para poder hacer con la creacin lo que le viniera en
gana, tal como denunci Lynn White en un conocido artculo, reiteradamente
citado.
Con todo, l mismo sugiere en este trabajo que San Francisco sea pro-
clamado el santo patrono de los ecologistas, porque quiso derrocar la
monarqua absolutista del hombre sobre la naturaleza para implantar una
democracia de todas las criaturas de Dios.8 Adems de ese antropocentrismo
prepotente, dominador tirnico de toda la creacin, el cristianismo despreciara
la materia en favor del espritu, que sera muy superior a aqulla. En fin, el
orgullo cristiano desencadenara, en ltima instancia, la tragedia de la des-
trucin ecolgica. As lo reconoca en su mensaje final el XV Congreso de
Teologa celebrado en Madrid el ao 1995 y dedicado a la relacin entre
ecologa y cristianismo:
Reconocemos con dolor que las iglesias cristianas han atentado gravementecontra la naturaleza a lo largo de su historia; desde su lectura anti-ecolgica dela creacin, considerando al ser humano dueo y seor de la Tierra.9
8 Cfr. White, The Historical Roots of our Ecological Crises. Con razn dice L. Boff que Franciscovivi el nuevo paradigma de la fraternidad, de la benevolencia, de la convivencia con la na-turaleza, vinculado ntimamente a cada cosa. Mientras del 1500 hasta hoy los cristianos somosdiscpulos de Pietro Bernardone, el padre Francisco, hombre de la burguesa y el dominiocomercial, ahora todos debamos hacernos discpulos de San Francisco, si queremos rescatarla sacralidad de la Tierra en un nuevo paradigma (Boff, Teologia della liberazione ed ecolo-gia: Una lotta comune per la sinfona del creato). Cfr. tambin Boff, Francisco de Ass. Ter-nura y vigor y Todas las virtudes cardinales ecolgicas: San Francisco de Ass, en Ecologa,253-272. Vivi una relacin nueva con la naturaleza de una manera tan conmovedora que setransform en un arquetipo de la cuestin ecolgica para la conciencia colectiva de la humani-dad (Ibid., 254).
9 XV Congreso de Teologa, Mensaje final, 1996.
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Sin embargo, lo cierto es lo que escribe el telogo anglicano Ian Bradley:
La fe cristiana es intrnsecamente verde; la buena nueva del Evangelio es promesade liberacin y plenitud para toda la creacin [] Aunque para encontrar elEvangelio verde [] necesitamos borrar siglos de pensamiento antropocntricoque colocaron al hombre, y no a Dios en el centro del universo y que hicieron de laIglesia occidental un cmplice de la explotacin indiscriminada y la contaminacinde la Tierra.10
Si acudimos al pensamiento bblico, hemos de reconocer que los textos
del Gnesis resaltan la superioridad del hombre sobre la naturaleza y que la
tradicin cristiana estuvo ms teida de la conviccin del dominio del hombre
sobre la naturaleza que del amor y respeto por ella. Pero tambin es cierto que
en la Biblia aparece la naturaleza como el reflejo de su Creador, que el creyente
debe respetar y cuidar, pues en ella se manifiesta el amor y la cercana de
Dios. Adems, en la corriente ms genuina de la fe judeo-cristiana no hay una
concepcin negativa del mundo, pues en su punto de partida est la salva-
cin de Dios metida en la realidad de la materia: se trata de una dinmica
encarnacionista.
En la sabidura bblica, Dios es trascendente e inmanente: est en el mun-
do, aunque no se reduce al mundo. Ms an, el Dios bblico no es nada es-
piritualista, sino ms ben materialista: se manifiesta ms preocupado por la
realidad material que por la espiritual. La concepcin cristiana de la realidad
no es dualista, sino unitaria: materia y esprito estn intimamente vinculados y
caminan juntos hacia la plenitud final. En el relato del Gnesis, aparece el ser
humano como adam (tierra), y no recibi del Dios creador y seor del cos-
mos el encargo de dominar-espoliar la Tierra, sino de cuidarla como un buen
jardinero. Por ello, pecado y destruccin de la naturaleza estn ntimamente
unidos:
Hoy pongo ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los manda-mientos [] vivirs y sers fecundo, y el seor te bendecir en la tierra []. Perosi tu corazn se desva [] no viviris mucho tiempo en la tierra. (Dt 30,15-20)
O el magnfico texto de Isaas, que en su stira contra el rey de Babilonia
escribe acerca de su cada y el fin de la guerra y la destruccin: La tierra des-
cansa tranquila y lanza gritos de jbilo; hasta los cipreses celebran tu runa y
los cedros del Lbano dicen: Desde que sucumbiste no sube a talarnos el
10 Bradley, Dios es verde. Cristianismo y medio ambiente, 15.
ESPIRITUALIDAD ECOLGICA VICTORINO PREZ P.
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leador (Is 14,7-8). O la catstrofe ecolgica, a causa del pecado manifestado
en el afn depredador de los hombres, que anuncia Ams (Am 4, 7-9).
De ah nace una invitacin a la contemplacin del mundo: la creacin
es el reflejo de la belleza y la bondad de Dios. As lo cantan los salmos 104,
147, 148; sobre todo, el 114, con su maravillosa danza de la creacin.11
Si saltamos hasta San Pablo, encontramos un magnfico y conocidsimo
texto en el ms denso captulo de su ms teolgico escrito, la Carta a los Ro-
manos, un texto expresivo que no se puede tomar slo poticamente:
La creacin vive en la esperanza de ser tambin ella liberada de la servidumbrede la corrupcin y participar as en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sa-bemos, en efecto, que la creacin entera est gimiendo con dolores de partohasta el presente. (Rm 8,20-22)
En fin, Jess de Nazaret, el retrato de Dios, es un ecologista que ma-
nifiesta un profundo conocimiento y amor por la naturaleza (Mc 13,28; Mt 6,
26-30). Invita a sus seguidores a admirarla, respetarla, trabajarla y disfrutar en
ella con justicia. Jesucristo es el mejor rostro de la compasin por los hermanos
y por toda la creacin. Y como escribi sabiamente Tomas Merton: La idea de
la compasin est basada en una intensa conciencia de interdependencia de
todos los seres, todo es parte de todo. El Cristo csmico realiza la unidad del
universo, terrestre y celeste (Ef 1,3-4; Col 1,15-20; Ap 21...).12
QU SUPONE UNA ESPIRITUALIDAD ECOLGICA CRISTIANA?
Toda perfeccin consiste en un corazn
lleno de piedad por toda la naturaleza...
Un corazn compasivo es el ardor del corazn
por toda la creacin: hombres,
pjaros, animales, demonios y todo el mundo.
San Isaac de Nnive
Deus meus et omnia.
San Francisco de Ass
11 Cfr. Prez, Ecologismo y cristianismo, 34-36; y ms ampliamente, Idem, Do teu verdor cinguido.Ecoloxismo e cristianismo, 111-148.
12 Cfr. Ibid., 139-148.
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Buscando mis amores
ir por esos montes y riberas,
ni coger las flores, ni temer las fieras
y pasar los fuertes y fronteras.
San Juan de la Cruz
Una espiritualidad ecolgica supone
una conexin emptica con la realidad
Las palabras sabias de San Isaac de Nnive (Isaac el Sirio, asceta, mstico y
escritor espiritual cristiano de fines siglo VII) son una magnfica expresin de
la sabidura cristiana. Para tener un corazn lleno de piedad, para alcanzar
la perfeccin que busca la espiritualidad cristiana, no es suficiente el amor a
Dios y los hombres, sino que debe estar ntimamente unido a ste un amor
compasivo, el ardor del corazn con toda la creacin, con todo el mundo.
Del mismo modo, el lema de Francisco de Ass, Deus meus et omnia,
es un eslogan csmico, toda una llamada al hombre y la mujer de hoy,
necesitados como nunca de esta armona rota, consigo mismos, con Dios y
con toda la realidad de la naturaleza amenazada. Su Cntico del hermano Sol
o Laudes creaturarum es la obra maestra de una mstica de la fraternidad
csmica. Se trata de un verdadero himno mstico, que expresa que la profunda
unin con Dios est intimamente relacionada con la unin con todas las criaturas;
con ellas, Francisco canta el amor de Dios que quiere un mundo en armona.
El canto revela la experiencia religiosa excepcional del santo de Ass, la
unidad y coherencia que tena en s mismo y con toda la realidad: Francisco
transfiere su honda experiencia de reconciliacin interior a su relacin con la
gente y con la creacin, eliminando todo dualismo.13 Esta joya de la poesa y
la literatura mstica es el himno de un poeta ontolgico y un mstico que lleg
a la transfiguracin del universo y al descubrimiento de la pan-relacionalidad
con todas las criaturas.14
Tambin Juan de la Cruz vive su experiencia mstica como un enamorado
de la realidad sensible, como manifiesta su Cntico espiritual. Juan de la Cruz
era un hombre enamorado de la naturaleza; por ella llega a la comunin con
13 Vetrali, S. Francesco Ecologista: Esteta o teologo?, Studi Ecumenici 4 (1987), 519.
14Boff, Ecologa, 264.
ESPIRITUALIDAD ECOLGICA VICTORINO PREZ P.
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Dios, su amado: se puede y se debe subir a Dios por las cosas sensibles, a tra-
vs de la naturaleza. La visin sanjuanista de la creacin es la mirada del hom-
bre sensible y contemplativo, pero al mismo tiempo, del creyente y el telogo,
que descubre la presencia de Dios en el universo.
Las cosas creadas han sido plantadas por la mano del amado, que
pas mil gracias derramando, y por eso quedaron vestidas de su hermosura.
En la contemplacin de Juan de la Cruz, toda la naturaleza est baada por el
amor de Dios, todo el universo est grvido de su amor, pues como dice el
mismo mstico, en su comentarios al Cntico: El mirar de Dios es amar y hacer
mercedes (Comentario Cntico 19, 6).15
Con estos grandes msticos, podemos y debemos considerar que el
compromiso ecologista, lejos de ser algo accidental en el cristianismo, es una
consecuencia fundamental de una manera autntica de vivir la fe cristiana, no
slo como personas agradecidas por el regalo de una creacin, sino porque
constitutivamente formamos parte de ella, y slo podemos vivir en paz si esta-
mos en armona con toda la creacin. Somos tierra y no slo habitamos sobre
la Tierra; participamos de de la realidad material, del cosmos, somos naturale-
za, porque somos cuerpo, no slo tenemos un cuerpo en el se sustenta nuestro
espritu.
Por ello, una espiritualidad ecolgica supone en primer lugar una co-
nexin emptica con la realidad; con todo el cosmos, no slo con la natu-
raleza viva, sino con toda la realidad de la materia. Formamos parte del
cosmos; nos es imprescindible vivir en armona con l para poder estar en paz
con nosotros mismos. Para ello, debemos superar el antropocentrismo
caracterstico del pensamiento ilustrado; un pensamiento que presupone que
el ser humano, con su podero tecnolgico, es el dueo del mundo, porque
es esencialmente diferente y superior a la naturaleza.
De este modo, la dignidad humana ya no se basa en el hecho de ser
humano, sino en la capacidad de dominar a la naturaleza, como escribe
acertadamente R. Panikkar. Pero, el hombre, por un lado, es parte del universo
y, por el otro lado, es la encrucijada de todo el cosmos; ms an, se vuelve
15 Un estudio de la dimensin ecologista de San Francisco de Ass y de San Juan de la Cruz, conun detallado anlisis del Cntico de las creaturas del primero, y del Cntico espiritual del se-gundo, en Prez, Do teu verdor cinguido, 149-172.
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tanto ms humano cuanto ms el destino de universo llegue a realizarse en
l.16 Por eso, tiene mucha razn Panikkar cuando escribe:
El cometido del hombre no es el de dominar la naturaleza, sino precisamente elde cultivar: cultivarse a s mismo y la naturaleza, precisamente porque no sepueden separar [] una cultivacin de m mismo que no sea al mismo tiempocultura de la naturaleza no es cultura del hombre.17
Adems, una espiritualidad ecolgica supone ir ms all de la materiali-
dad de la materia; ir ms all de la visin de la realidad material desde una
perspectiva puramente emprica, que nos sita ante sta como algo neutro,
ajeno al espritu, para abrirse a su dimensin espiritual: Tambin la materia,
incluso la materia inerte, est habitada por el Espritu! Es necesario ir ms all
de la visin que nos proporciona el primer ojo (el corporal-emprico, el sensible)
y el segundo ojo (el racional, el que nos permite analizar la realidad, com-
prenderla), para abrirse a la visin del tercer ojo (el ojo espiritual-contemplativo-
mstico, el ojo de la fe, que nos permite llegar a la realidad en su profundidad).
Este concepto de los tres ojos pertenece a Hugo de San Vctor y a la escuela
de los Victorinos, en el siglo XII.
Teilhard de Chardin expuso magnficamente esta perspectiva cristiana
de la naturaleza, la perspectiva contemplativa, en su Himno al universo, y
expres con ms fuerza que ningn otro escritor cristiano este amor por la
materia, para descubrir lo que l llama la potencia espiritual de la Materia.
La Materia, que Teilhard escribe con mayscula, es el medio divino cargado
de poder creador. El cientfico y mstico francs quiere ser fiel a Dios siendo
fiel a la Tierra. En una de sus ms impresionantes confesiones escribe:
Quiero dejar que exhale aqu mi amor por la materia y por la vida, y armonizarlo,si fuera posible, con la adoracin nica de la sola absoluta y definitiva divinidad[]. He descendido hasta lo ms escondido de mi ser, la lmpara en la mano y elodo al acecho []. Y he constatado, lleno de espanto y de embriaguez, que mipobre existencia formaba un bloque con la inmensidad de todo lo que existe yde todo lo que deviene. (Los tomos, las molculas y las clulas que constituyensu estructura orgnica conectan profundamente con el resto del universo)...18
16 Panikkar, La nueva inocencia, 121.
17 Panikkar, Ecosofa. Para una espiritualidad de la Tierra, 119.
18 Teilhard de Chardin, Escritos del tiempo de guerra, 26-38. Su gran estudioso, Claude Cunot,escriba hace aos: Teilhard elabora ante nuestros ojos una nueva mstica. A lo largo de milesde aos de vida, el hombre se sinti dividido entre sus aspiraciones elevadoras, hacia al Cielo,y los valores terrenales de la Tierra, entre la conquista del Cielo y la llamada a poseer la Tierra.A travs de la cosmognesis aparece posible una conciliacin entre la abscisa OX (abajo) y la
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En el Himno a la Materia, Teilhard escribe de manera rotunda:
Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unin mediante la cual seentrelaza la multitud de las mnadas y en la que todas convergen en el caminodel Espritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal puro de donde ha surgidola nueva Jerusaln.
Te saludo, Medio divino, cargado de Poder Creador. Ocano agitado por elespritu, Barro masado y animado por el Verbo encarnado.19
Dos textos manifiestan especialmente la sensibilidad genial de este mstico
cientfico ante la realidad del mundo: la Misa sobre el mundo y el Himno a la
Materia. El primero fue escrito por Teilhard en 1923, con ocasin de una ex-
pedicin cientfica, en el desierto de Ordos (China); ante la imposibilidad para
celebrar la eucarista en un da litrgico sealado (la transfiguracin), decidi
celebrarla meditando sobre la presencia eucarstica en el universo: Ms all
de la hostia transubstanciada, la operacin sacerdotal se extiende al cosmos
mismo... La Materia entera experimenta lenta e irresistiblemente la gran
consagracin.
El segundo texto, el Himno a la Materia, pertenece a su obra La potencia
espiritual de la Materia (Jersey, agosto de 1919). El Himno a la Materia viene a
ser la respuesta del hombre arrodillado ante la interpelacin que le hace la
materia, el medio divino, a travs del que va brotando el espritu creador de
Dios, manifestado sobre todo en Jess de Nazaret. Dios es el motor inmanente
de la evolucin y el origen transcendente de todas las fuerzas creadoras. La
misin del Espritu es la unificacin de lo mltiple mediante la renovacin de
la materia en un proceso de ascensin constante.
La materia viene a ser aquello de lo que se nutre el Espritu en su es-
fuerzo ascensional; esa es su potencia espiritual. El destino de la naturaleza
no est en ser dominada y utilizada arbitrariamente por el hombre, sino en
coordenada OY (encima), una via tertia, OR, hacia adelante. Para el hombre moderno, a travs dela diafana crstica de la materia, a travs del ascenso de la cosmognesis al encuentro de lagracia divina, la antigua pasin por lo divino puede sintetizarse con la antigua pasin por laTierra. Lejos de aceptar la idea de que la Tierra se est enfriando, podemos creer que se estinflamando y ardiendo con una nueva llama mstica. (Cunot, Ciencia y fe en Teilhard deChardin, 100-101)
19 Teilhard de Chardin, La potencia espiritual de la materia, escrito luego incorporado al Himnodel universo y otros escritos (que contiene los textos La misa sobre el mundo, Cristo en lamateria, La potencia espiritual de la materia, Pensamientos escogidos), 11-36.
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llevar al ser humano a Dios.20 De ah la necesidad que los seres humanos
tenemos de lograr un equilibrio armnico con todo el cosmos, equilibrio eco-
lgico integral, para conseguir un equilibrio personal.
En profunda relacin con el pensamiento de Teilhard, Raimon Panikkar
habla de la necesidad de una ecosofa, una sabidura de la Tierra, para que
los humanos nos podamos relacionar correctamente con la naturaleza y superar
lo que l llama homocentrismo. Esto supone una metanoia, un cambio radical
de actitud que lleve a la reconciliacin real entre el ser humano y la naturaleza:
Ms que una nueva actitud del hombre hacia la naturaleza, lo que se necesita esun cambio radical, una conversin a fondo que reconozca y haga suyo el destinocomn de ambos. Mientras el hombre y el mundo permanezcan enemistados,mientras insistamos en relacionarlos slo como se relacionan amo y esclavo,mientras no se vea que su relacin los constituye a los dos, mundo y hombre,nunca se encontrar un remedio duradero. Ninguna solucin dualista puedesostenerse.21
El ser humano y la Tierra son diferentes, pero no dos realidades se-
paradas; su relacin es advitica, para utilizar el riqusimo concepto hindusta
de no-dualidad. El ser humano y el mundo participan en el mismo dinamismo
csmico y divino. Por eso, el ser humano, hombre y mujer, se salva con el
mundo, teniendo una confianza csmica en la realidad de la que forma parte
en la aventura cosmotendrica de la que hablaremos luego. La sabidura de la
tierra debe ser una sabidura global, total:
Hoy parece que la intuicin totalizante vuelve a brillar como esperanza de unnmero cada vez mayor de personas. El hombre nunca qued satisfecho converdades parciales []. Lo que cuenta es la realidad entera, la materia tantocomo el espritu.22
En otro lugar dice:
La vida tiene ahora proporciones csmicas y una importancia divina. El futuro, yno slo nuestro futuro, depende de nosotros. El destino del mundo est por lomenos parcialmente en nuestras manos.23
20 Una reflexin sobre la perspectiva ecologista de Teilhard de Chardin, con las referencias ycomentarios a estos y otros textos, en Prez, Do teu verdor cinguido, 171-180.
21 Panikkar, La nueva inocencia, 40.
22 Idem, La intuicin cosmotendrica, 54.
23 Idem, El mundanal silencio, 38.
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Ms all de una simple ecologa, Panikkar expresa la necesidad de una
sabidura-espiritualidad de la Tierra que busque un nuevo equilibrio, no tanto
entre el hombre y la Tierra, sino entre materia y espritu. Su ecosofa no es
una simple ciencia de la Tierra, sino una sabidura de la Tierra que manifiesta
una experiencia mstica de la materia; una sabidura que ve la Tierra como
sujeto, como una dimensin constitutiva de la realidad.24 En esta aventura
espiritual quedan superados los dualismos contemplacin-accin y sagrado-
profano con lo que Panikkar llama secularidad sagrada, pues la contem-
placin es la respiracin misma de la vida; la persona contemplativa sim-
plemente es, vive intensamente25, vive la tempiternidad, con un neologismo
tpico del pensamiento panikkariano.26
Los contemplativos no necesitan cielo alguno en las alturas, porque
para ellos toda cosa es sagrada.27 La ecosofa, al relativizar el antropocentrismo
de la tradicin ilustrada, supone una espiritualidad de la Tierra, como subtitula
Panikkar su libro Ecosofa. En la lnea de la mejor tradicin mstica de todas las
religiones, la ecosofa viene a ser otra forma de decir que Dios-Hombre-Mundo
son interdependientes y se encuentran comprometidos en la misma aventura.
Representa una confianza y una fe csmica, para cultivarse a s mismo cultivando
el mundo; porque una cultivacin de s mismo que no sea al mismo tiempo
cultura de la naturaleza no es cultura del hombre.28
Una visin autntica de la espiritualidad debe ir ms all de una visin
reductora de la realidad; debe tender a una experiencia de la realidad plena,
de la realidad que se presenta en toda su plenitud, y de una experiencia
integral, una experiencia en la que est implicado todo nuestro ser. Por eso, la
ecosofa es, en definitiva, una invitacin a la mstica, a una mstica somo-
tendrica que incluye el mundo en la comunin Dios-hombre, como veremos
ms adelante. La misma mstica no es otra cosa que la experiencia plena de
la vida, con el subttulo de uno de los ltimos libros de Raimon Panikkar; es la
conjuncin armoniosa de los tres ojos de que hablbamos ms atrs.
24 Idem, De la mstica. Experiencia plena de la vida, 202.
25 Idem, La nueva inocencia, 63.
26 Para este y otros conceptos, en el contexto general del pensamiento de Panikkar, cfr. Prez,Ms all de la fragmentacin de la teologa, el saber y la vida: Raimon Panikkar.
27 Panikkar, La nueva inocencia, 67.
28 Idem, Ecosofa, 119.
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El conocimiento de todas las cosas en s mismo y de s mismo en todas las cosasimplica la unin no dual entre el miscrocosmos y el macrocosmos. Esta es la ex-periencia de la realidad del cuerpo mstico. Esta sensibilidad est abierta al mundoexterior como al interior, al cultivo de la poltica como al cultivo del espritu, a lapreocupacin por los dems como por s mismo
La visin mstica incluye tanto al Otro (alter) como a m mismo, tanto a lahumanidad y a la Tierra como a lo Divino. Es la experiencia cosmotendrica. Elresto son reduccionismos.29
Una espiritualidad ecolgica supone la invitacin a
una nueva manera de concebir a Dios y nuestra relacin con l
Pasar del dominio del seor al cuidado del jardinero:somos parte de la naturaleza
Mientras nuestra relacin con la naturaleza se rija por la conviccin de la ple-
na sumisin de sta al ser humano, como quera Descartes, no hay esperanza
para la naturaleza, ni para el propio ser humano.
La muerte de los bosques corresponde a la difusin de las neurosis psquicas; ala contaminacin de las aguas el sentimiento vital nihilista de muchos habitantesde las grandes ciudades []. Cada uno de nosotros lleva la crisis ecolgica en supropio cuerpo.30
Por eso, el cncer se convirti en la enfermedad smbolo de nuestro
tiempo: la sociedad humana se extiende como un tumor sobre los organismos
vivos de la Tierra.
Necesitamos una nueva manera de pensar el mundo. Ya es hora de
que abordar los temas de la naturaleza de forma complexiva, global, holstica,
teniendo en cuenta la interconexin existente entre todos los procesos na-
turales: Yo soy la vida que quiere vivir en medio de la vida que quiere vivir
(A. Schwitzer). Frente al viejo modelo mecnico del mundo de Newton y
Leibnitz, la perspectiva holstica nos descubri que lo que caracteriza la realidad
son estructuras de relacin y relatividad, procesos de transformacin y cambios
abiertos. En este nuevo modelo orgnico o mutualista, un ser no entra en re-
29 Idem, De la mstica, 186. Un detallado anlisis de la relacin del ser humano con el cosmos ycon Dios en Prez Dios, Hombre Mundo. La Trinidad en Raimon Panikkar; para un estudio msespecfico de la perspectiva antropolgica panikkariana, la tesis doctoral de Jos Luis Meza, Laantropologa de Raimon Panikkar y su contribucin a la antropologa teolgica cristiana, PontificiaUniversidad Javeriana de Bogot (2009).
30 Moltmann, La justicia crea futuro. Poltica de la paz y tica de la creacin en un mundoamenazado, 78.
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lacin con otro, sino que se encuentra de por s en relacin. Por eso, deberemos
aprender a pensar cada vez ms en nosotros como jardineros y amantes, co-
creadores y amigos de un mundo que nos da la vida y el sustento.
A este respecto, el ecofeminismo y la reflexin de la teologa feminista,
que quiere superar las relaciones patriarcales de dominacin son una ayuda
inestimable de cara a una nueva concepcin de Dios que supere este aspecto
dominador.
Pasar del Dios dominador al Dios relacin-comunin trinitaria,compaero, padre y madre, amante y amigo
Tengo urgencia de amigos, hijos, amantes que confen siempre en mi amor totaly sin reservas por ellos y por todos []. Necesito tu fe y tu confianza amigo/a(suspiro por ella!). Los amores de la gente son la mejor escuela para saber de miamor por t y por todos []. Cuanto ms ames, ms me conocers.31
1. Dios, como relacin-trinitaria, como comunin solidaria, frente a la con-
cepcin monrquico-imperialista-dominadora de Dios. Uno de los motivos ms
profundos del espritu desptico del ser humano sobre la Tierra est en una
imagen de Dios de ayer y de hoy: Seor Todopoderoso, el mundo es su pro-
piedad, y puede hacer con ella lo que quiera. Retirado este Dios todopoderoso
del mundo, con el proceso secularizador, qued el hombre como triste y
prepotente imagen suya: el ser humano todopoderoso. Vendramos a ser
semejantes a Dios, no por su bondad, sino por nuestro poder como capacidad
de dominio ilimitado.
En la indispensable conversin que necesitamos hoy, el reto cristiano
est en recuperar la sabidura de la mejor tradicin religiosa cristiana: Dios
como relacin, como comunin solidaria con todo y con todos, desde su misma
esencia trinitaria; Dios es amor: Padre-Hijo-Espritu Santo. La fe cristiana proclama
esta comunin y relacin ad intra y ad extra de Dios, con su fe en la Trinidad.
Dios no es un ser solitario, sino un ser solidario-comunitario, rico en relaciones
en su misma entraa; es relacin en s mismo. Un Dios que se manifiesta co-
mo un t en relacin intrnsecamente amante con todo lo que existe, par-
ticularmente con los humanos, que representamos la mxima relacin de
alteridad con l.
31 Migulez, Tenemos carta de Dios, 55. Este telogo gallego escribe en el mismo lugar: Dioses el ecologista que recicla nuestras miserias y nos lleva a la armona (Ibid., 70).
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La realidad del Dios Trinidad, Dios relacin, resulta ms fcilmente acce-
sible desde el discurso ecologista. Tanto el discurso ecologista, como el discurso
teolgico trinitario se estructuran con base en una trama de relaciones,
interdependencias e inclusiones, salvando las distancias.
2. Dios padre y compaero. A. N. Whitehead es el creador de una de las
ms hermosas imgenes de Dios: el gran compaero, el amigo fiel que
camina con nosotros, como camarada en el sufrimiento, profundamente
metido en el mundo y comprometido en la marcha de la historia, en relacin
personal y compromiso de amor.32 Esto rompe el esquema tradicional: Dios
encima de nosotros, mandando, exigiendo y juzgando, no como el compaero,
sino como nuestro rival y nuestro amo, un Dios fuera de la realidad; ahora
Dios es alguien inmerso en el mundo con un radical compromiso de amor en
la evolucin y la historia humana.
La idea de Dios como Padre es la expresin preferida de Jess de Nazaret
para hablar de Dios, y la cumbre de la revelacin de Dios hecha en la historia
bblica. El Dios de Jess quiere ser padre-madre de verdad. Pero si la paternidad
de Dios nunca fue negada en el cristianismo, e incluso es algo ya apuntado
en el Antiguo Testamento (sobre todo, en Oseas e Isaas), la realidad es que,
como confiesa Andrs Torres Queiruga:
No somos capaces de creer [verdaderamente] en el amor de Dios [] que espadre-madre sin lmites de egosmo, sin restriccin de trauma o necesidad propia[]. Precisamos mucho tiempo para ir alcanzando un mnimo convencimientode que, si Dios es amor, que todo su ser consiste en amarnos; que no sabe niquiere, ni puede hacer otra cosa []. No fuimos creados para dar gloria a Dios,sino que nosotros mismos somos su gloria.33
3. Dios madre, amante, amigo/a. Dios es Padre, pero tambin madre, co-
mo manifiesta ya hermosamente Oseas: Con cuerdas de ternura, con lazos
de amor los atraa; fui para ellos como quien alza un nio hasta sus mejillas
(Os 11,1-4). Es necesario y urgente superar la idea androcntrica de Dios, las
imgenes exclusivamente masculinas de la Divinidad. Dios-madre es la mani-
festacin del amor gratuito (agape), que se da sin esperar recibir. La madre
alumbra y cuida a sus hijos; los ama incondicionalmente, ms all de ser
buenos o malos, aunque no le sea indiferente su bondad o maldad. La
32 A. N. Whitehead, Proceso y realidad, 471.
33 Queiruga, El Dios de Jess. Aproximacin en cuatro metforas, 34.
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creacin es la actividad maternal de un Dios madre, y la justicia, su tica
maternal.
Pero, adems, podemos hablar de Dios como amante (eros), en osada
y revolucionaria metfora.34 Una metfora legtima que acerca el amor de
Dios a la dimensin del erotismo; una pasin amante que parecera conta-
minar la generosidad gratuita del amor de Dios. A pesar de lo novedoso que
nos suena este enfoque, el Dios bblico aparece tambin como un Dios amante;
sobre todo, en ese libro cargado de erotismo que es el Cantar de los cantares.
San Bernardo de Claraval toma las palabras que me bese con un beso
de su boca (1,2) como analoga de la encarnacin. Es conocida la carga er-
tica de los escritos msticos de Santa Teresa de Jess o de San Juan de la Cruz.
La imagen amatoria manifiesta con fuerza la pasin de Dios por su mundo y
su extraordinaria intimidad con l. Adems, esta imagen expresa tambin,
como ninguna otra, la realidad del amor recproco, de amar y ser amado. La
salvacin es la actividad amatoria de este Dios amante.
Finalmente, podemos hablar de Dios como amigo/a (fila), como en-
cuentro en el que se alcanza una relacin recproca y libre, en la que dejamos
al amigo o amiga ser el/a. Atraccin, alegra, libertad, confianza... La amistad
tiene un cierto parecido con el encuentro ertico, pero sin el componente
pasional-sexual. Por eso, es tambin una experiencia comn para los msticos,
en quienes su experiencia religiosa de proximidad con lo divino, con el misterio,
manifiesta el amor de fila y de eros muy mezclados. La providencia, el sus-
tento en el cuidado solcito del mundo, es la actividad amistosa de este Dios
amigo-amiga, y el compaerismo, su tica de amigo.
Dios y el mundo: del panentesmo a la perspectiva cosmotendrica
Todo lenguaje sobre Dios, incluso el ms sublime o el ms dogmtico, no es
ms que una construccin humana, y por tanto relativa. Nuestra manera de
hablar de Dios siempre es, necesariamente, en metfora, en imagen; incluso
cuando los cristianos decimos que Dios es Padre, Hijo y Espritu Santo. Ne-
cesitamos tener la osada de pensar imaginativamente para producir imgenes
de Dios que nos resulten significativas aqu y ahora, como otras lo fueron en
tiempos pasados.
34 Cfr. McFague, Modelos de Dios. Teologa para una era ecolgica y nuclear.
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Por eso, podemos hablar legtimamente del mundo como cuerpo de
Dios, como autoexpresin material de Dios, como sacramento de Dios; no
como algo extrao frente a l, sino expresin del Ser. El universo es la en-
carnacin de Dios, expresin de su verdadero ser. No es algo extrao o ajeno
a Dios, sino que procede de su misma matriz, formado mediante una ges-
tacin.35 Como sera nuestra forma de sentir y actuar si percibiramos el
mundo como cuerpo de Dios?
El mismo Dios entra en la debilidad de la materia. La accin de Dios en
el mundo procede ahora desde su interior, superando dualismos difcilmente
sostenibles y superando el autoritarismo del viejo modelo. Esta metfora hace
a Dios ms vulnerable, lo que nos ayuda a comprender mejor al Dios crucificado
e impotente de la cruz. Este modelo sugiere tambin que Dios ama los cuerpos,
lo que supone un fuerte desafo a la tradicin cristiana de oposicin a lo cor-
poral, a lo material; supone que los cuerpos son dignos de amor...
Un nuevo concepto que comienza a abrirse camino en la teologa, aun-
que no es nuevo, lo acu Krause desde comienzos de siglo XIX, es el de pan-
tentesmo36: Todo-en-Dios, Dios en todo y todo en Dios; Dios ntimamente
metido en el proceso de cosmognesis, aunque sin perderse en l. El concepto
tiene unas races muy paulinas: En l vivimos, nos movemos y existimos
(Hch 17,28). El pan-tesmo afirma que todo es Dios y Dios no es ms que ese
todo material: hay una identificacin entre Dios y el mundo, sin diferencia
entre ambos. En cambio, el pan-en-tesmo afirma que aun cuando Dios est
en todo, Dios es ms que esa realidad material; Dios no se reduce a la realidad
material, es ms que el mundo; pero estn abiertos uno al otro en ntima
relacin.
Raimon Panikkar ha elaborado un concepto todava ms rico que los
anteriores, que es clave en toda su teologa: la intuicin cosmotendrica o
teantropocsmica, a la que ya hemos hecho alusin. La intuicin cosmo-te-
ndrica es el conocimiento indiviso de la totalidad [] la intuicin, totalmente
35 Ibid., 187.
36 K.Ch. F. Krause (1781-1832) expresa este concepto, sobre todo, en su obra Ideal de la humanidadpara la vida (1811). Cfr. los trabajos de V.R. Radford Ruether y D. Tracy, en Concilium 287 (2000)y Concilium 256 (1994).
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integrada, del tejido sin costuras de la realidad entera.37 Es una visin totalizan-
te de la realidad en la que Dios-ser humano-cosmos aparecen totalmente re-
lacionados e implicados; los tres estn en ntima relacin formando la realidad.
Dios es la dimensin abisal, transcendente e inmanente a un tiempo,
el principio constitutivo de todos los seres, ms all y ms ac del mundo (la
materia) y de los seres humanos (la conciencia). Aunque la experiencia de la
totalidad es propiamente mstica, inefable, ms que analtica, se trata de des-
cubrir que Dios est en ntima relacin con el ser humano y el mundo; por su
parte, el ser humano lo es con el firmamento arriba, la tierra debajo y los
compaeros alrededor [] aislarlo de Dios y del mundo es estrangularlo.
Panikkar va muy lejos en esta mutua interconexin entre Dios, el mundo
y el cosmos, consciente de su osada, acaba diciendo: El hombre no es me-
nos hombre cuando descubre su vocacin divina, ni pierden los dioses su divi-
nidad cuando son humanizados.38
La propuesta de Panikkar es vivir de tal modo abiertos a esta triple
dimensin de la realidad, abiertos a los dems, al mundo y a Dios, que podamos
llegar a la comunin armnica con el todo: la reconciliacin cosmotendrica.
Lo que cuenta es la realidad entera, la materia tanto como el espritu, el bien
tanto como el mal, la ciencia tanto como el misticismo, el alma tanto como el
cuerpo.39
Podemos acabar con estas palabras de Teilhard de Chardin, que plantea,
como Panikkar el acercamiento a la realidad como un todo integrado:
Poeta, filsofo, mstico, apenas se puede ser lo uno sin lo otro. Poetas filsofos,msticos, el largo cortejo de los iniciados en la visin y el culto del Todo marca,en el flujo de la humanidad pasada, un surco central que podemos seguir dis-tintamente desde nuestros das hasta los confines de la historia. La preocupacinpor el Todo es de todos los tiempos... Est claro a los ojos de todos, que la cuestinvital del cristianismo hoy, est en saber que actitud adoptarn los creyentes antela preocupacin por el Todo. Le abrirn su corazn, o lo rechazarn como unespritu malo?40
37 Panikkar, La intuicin cosmotendrica. Las tres dimensiones de la realidad, 19. Con estaconcepcin, Panikkar quiere superar la tentacin monista de construir un universo modalsticosuper simplificado, donde todas las cosas no son sino variaciones y modos de una sustancia...[y]la tentacin dualista de establecer dos o ms elementos incomunicables (Panikkar, La intuicincosmotendrica, en La nueva inocencia, 54).
38 Ibid.
39 Ibid., 54.
40 Teilhard de Chardin, Pantesmo y cristianismo, en Como yo creo, 69 y 72.
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Esta visin totalizante de la realidad nos abre a una nueva espiritualidad
ecolgica radical, ya que su fundamento est en la armona de los humanos
con en Dios y el cosmos, superando todo dualismo. Esta espiritualidad est en
la mejor tradicin de la mstica cristiana y la de todas las religiones.
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