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Espiritualidad que nos invita Tomáš Halík. Pantallazo de Tomáš Halík. Tomáš checo nació en Praga en el 1948, aún vive hasta la fecha. Es sacerdote, filósofo y teólogo católico. De profesión es licenciado en Sociología, Filosofía y Psicología de la Universidad de Carolina. Sus primeros estudios teológicos fueron llevados delante de monera clandestina en los años 70´. Lo mismo que su ordenación en 1978 en la ciudad de Erfurt en Alemania. 1 Sólo después del derrumbe del comunismo checo pudo iniciar sus estudios de postgrado en teológica, 1989 en la Universidad Pontificia Lateranense de Roma y en la Pontificia Facultad Teológica de Wroclaw de Polonia. Desde entonces fue profesor visitante y disertante de diversas universidades reconocidas entre ellas La Universidad de Oxford, La universidad de Cambridge y la Universidad de Harvard. Lo que respecta a su oficio de sacerdote, oficio durante más de 11 años de forma ilegal, en la iglesia subterránea durante el periodo comunista de Checoslovaquia. En este mismo tiempo realizó otras tareas diversas, profesor de filosofía en la «universidad volante», suerte de instituto clandestina, ya que los países del bloque comunista no permitían el acceso a muchas personas a estudiar en la universidad pública oficial. Mientras era considerado «enemigo del régimen», trabajaba como psicoterapeuta con adictos (especialmente alcohólicos y drogadictos). Actualmente, profesor de la Sociología en la Universidad de Carolina (Praga), al mismo tiempo y Capellán y Presidente de la Academia Cristiana Checa. Está comprometido en debates de cuestiones éticas como racismos, la intolerancia política y religiosa. El dialogo interreligioso e intercultural. 2 De la cual son testimonio sus dos obras 1 Si sirve de ubicación y para ironizar la cuestión nos encontramos en la misma ciudad en la cual Martín Lutero fue monje en el monasterio agustiniano de la localidad en el año 1505. 2 No sólo que ha sido reconocido y nombrado en 1992 por Juan Pablo II como consejero del Pontificio Consejo para el Dialogo con No Creyentes. También ha sido condecorado tanto en Estados Unidos como en Australia por sus méritos a favor a la tolerancia y la libertad religiosa. También Benedicto le concedió en 2009 el título de Monseñor y Prelado de honor de su santidad. Recibidos numerosos premios por su actividad literaria. Su trabajos han sido traducidos a más 11 idiomas. Y en 2014

Espiritualidad Que Nos Invita Tomáš Halík

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Espiritualidad que nos invita Tomáš Halík.

Pantallazo de Tomáš Halík.

Tomáš checo nació en Praga en el 1948, aún vive hasta la fecha. Es sacerdote, filósofo y teólogo católico. De profesión es licenciado en Sociología, Filosofía y Psicología de la Universidad de Carolina. Sus primeros estudios teológicos fueron llevados delante de monera clandestina en los años 70´. Lo mismo que su ordenación en 1978 en la ciudad de Erfurt en Alemania.1 Sólo después del derrumbe del comunismo checo pudo iniciar sus estudios de postgrado en teológica, 1989 en la Universidad Pontificia Lateranense de Roma y en la Pontificia Facultad Teológica de Wroclaw de Polonia. Desde entonces fue profesor visitante y disertante de diversas universidades reconocidas entre ellas La Universidad de Oxford, La universidad de Cambridge y la Universidad de Harvard.

Lo que respecta a su oficio de sacerdote, oficio durante más de 11 años de forma ilegal, en la iglesia subterránea durante el periodo comunista de Checoslovaquia. En este mismo tiempo realizó otras tareas diversas, profesor de filosofía en la «universidad volante», suerte de instituto clandestina, ya que los países del bloque comunista no permitían el acceso a muchas personas a estudiar en la universidad pública oficial. Mientras era considerado «enemigo del régimen», trabajaba como psicoterapeuta con adictos (especialmente alcohólicos y drogadictos).

Actualmente, profesor de la Sociología en la Universidad de Carolina (Praga), al mismo tiempo y Capellán y Presidente de la Academia Cristiana Checa. Está comprometido en debates de cuestiones éticas como racismos, la intolerancia política y religiosa. El dialogo interreligioso e intercultural.2 De la cual son testimonio sus dos obras traducidas al castellano. Paciencia con Dios: Cerca de los lejanos —traducida por Antonio Rivas— donde se intrica cuidadosa y abiertamente con cuestiones agustinianas y Un proyecto de renovación espiritual —Traducido por Fernando Venezuela Villaverde—.

Gloriosas palabras personales:

Lo más interesante aquí es la cuestión en primera persona narrada, en el prólogo de su obra Paciencia con Dios, donde el autor reconoce con concordar con el ateísmo en casi todo, salvo en la creencia de que Dios no existe, puede hasta compartir la percepción de la ausencia de Dios en el mundo,3 pero considera sin embargo que la interpretación del fenómeno es demasiado apresurada, y esto es una expresión de impaciencia. Mientras que en el bando de los teístas fundamentalistas, la misma impaciencia, ya que se busca una salida de inmediata, buscando una alivio inmediato a suerte de alienación. La paciencia por ende, es la principal diferencia o gran diferencia entre ateísmo y fe. Entre fundamentalismo y fe. El fundamentalismo y el ateísmo tienen una fe y un sin-fe demasiado fácil. Y lo son independientemente de sus buenas intenciones, que las hay en ambos bandos. El fundamentalismo quiere dominar el misterio, no convivir con él. El

1 Si sirve de ubicación y para ironizar la cuestión nos encontramos en la misma ciudad en la cual Martín Lutero fue monje en el monasterio agustiniano de la localidad en el año 1505. 2 No sólo que ha sido reconocido y nombrado en 1992 por Juan Pablo II como consejero del Pontificio Consejo para el Dialogo con No Creyentes. También ha sido condecorado tanto en Estados Unidos como en Australia por sus méritos a favor a la tolerancia y la libertad religiosa. También Benedicto le concedió en 2009 el título de Monseñor y Prelado de honor de su santidad. Recibidos numerosos premios por su actividad literaria. Su trabajos han sido traducidos a más 11 idiomas. Y en 2014 recibió el premio Templeton para el progreso hacia la investigación o descubrimiento sobre realidades espirituales.3 ¿Quién no? O caso Dios, el amador y omnipotente fue tan sátiro de contemplar el holocausto judío y no mover un mísero dedo.

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misterio no se resuelve. Las pruebas de la existencia de Dios, aunque pueden ser una manifestación genuina de una fe practicada, a mí tampoco me pudieron llevar a fe. Y escribe con genialidad «Si las señales de la presencia de Dios estuviesen tan banalmente al alcance, sobre la superficie de la tierra, como piensan algunos entusiastas religioso, la fe no sería necesaria». Es que lo patente y demostrable no requiere de la fe, la fe está aquí para los momentos de penumbra.

Es así como en esas horas oscuras, en esos momento donde tenemos tanto en común con el ateísmo, sino desesperamos si logramos esperar, podremos superar las horas oscuras, y así como teológicamente el ateísmo puede ayudar a preparar el camino al Seño, puede ayudarnos a purificar nuestra fe de ilusiones religiosas, que nos vuelven narcodependientes a drogas espirituales, porque no sólo ponen en juego drogas nuevas, sino también un mercado que pueda negociar esas drogas, el pecado siempre es mayor de lo que podemos llegar a pensar.

Problema el miedo al mercado de las ideas:

Se derrumba un sistema ideológico que mal que mal, nos aliviaba el proceso de elección, al desaparecer la propuesta impuesta el hombre queda libre de elegir, el hombre es inexorablemente libre y lleva consigo el peso de esta libertad que lo vuelve inexorablemente moral, porque la libertad siempre se usa, nunca puede ser una reserva. Y es así que ante los nuevos mercados ideológicos, surge la suerte de agorafobia, el miedo o la ansiedad ante los espacios abiertos, se traduce a apertura de ideas. Ante la diversidad confusión e inseguridad. Es aquí donde plantea Tomáš Halík que surge un sentimiento de nostalgia del blanco y el negro del mundo de ataño.

Teología de la liberación de la singularidad.

Luego de esta sobrada referencia, y tal vez demasiado ridícula, a exponer la sencillez y humildad con la que se expresa sus grandes ideas que podrían sintetizarse en una relectura de la Teología de la Liberación aplicada y en márgenes de la fe. Escribe literalmente «La teología de la liberación planteo un reto verdaderamente importante: es necesario leer el Evangelio con los ojos de los pobre. Sus protagonistas exigieron que se leyese la Escritura y el testimonio de la tradición desde la perspectiva de los pobres, como anuncio para los pobres, que solo puede entenderse auténticamente aquel que es él mismo pobre o activamente solidario con los pobres, y que en ese espíritu propusieron repensar y reinterpretar de nuevo toda la teología (…) Y es eso, precisamente lo que intentamos en este libro: es necesario leer la Biblia y experimentar la fe también desde la perspectiva de nuestra profunda solidaridad con la gente en búsqueda religiosa, o en su caso, de aquellos que viven desde el otro lado el ocultamiento de Dios y su trascendencia (Pág. 40)». Esta nueva teología de la liberación, o más justamente actualización para Tomáš Halík tiene una característica, es de liberación interior, es la liberación de la «singularidad» de la persona. Cómo expresa en más de una ocasión P. Tillich, no se trata de aquellos que se consideran o no creyentes, sino aquellos a los cuales Dios le resulta indiferente, es decir, los ateos convencionales y los creyentes «domingueros» fundamentalistas, y a los cuales la pregunta sobre Dios los afecta existencialmente. Y es en esta última categoría donde encontramos los que los buscadores místicos de Dios como el Maestro Eckhart y los combatientes con Dios como lo es Nietzsche [¿Y por qué no también Sarte?]; personas sedientas de fe, pero que no pueden hallar descanso en ninguna forma de religión. Y aquí viene a mi mente las palabras poéticas del joven Nietzsche. «¡Cómo deseo conocerte Dios incognoscible!»

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Una idea particular en Tomáš Halík.4

4 A continuación conservare el tono en primera persona con el que escribe, de forma tal que no se pierda la extraordinaria y sencilla oratoria del autor.