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JOSEFINA DE LA TORRE
Me busco y no me encuentro
LOCALIZACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN
Autor: (Gran Canaria 1907- Madrid 2002).
Figura rica y polifacética de Canarias: actriz, cantante lírica, poetisa, novelista,
cineasta...
Nace en el seno de una familia de gran tradición erudita y de talante liberal:
hermana del escritor y cineasta Claudio de la Torre (Premio Nacional de
Literatura 1924), prima del pintor modernista Néstor de la Torre, sobrina del
barítono Néstor de la Torre y tía del pintor Manolo Millares.
Actúa en las representaciones que dirige su Hermano en las canteras (Teatro
Mínimo).
Se formó como intérprete musical y en canto por lo que viajo a Madrid para
terminar sus estudios.
Estableció estrechos vínculos (Residencia de Estudiantes) con la corriente
vanguardista hispánica de la primera mitad del siglo xx y con algunos de los
poetas más representativos de la Generación del 27, en especial con Pedro
Salinas, que prologó su libro Versos y estampas y con Gerardo Diego quien la
incluye en so obra Poesía española contemporánea.
La Guerra Civil la obliga a volver a Gran Canaria.
Tras el conflicto regresa a Madrid como primera actriz del Teatro Nacional
María Guerrero. Es reconocida como una de las actrices más destacadas de la
escena nacional.
Sus últimos años están marcados por su dedicación a proyectos televisivos
(Estudio 1, Anillos de oro).
Época: (1907-2002)
Vive en una España convulsa sumida en graves conflictos económicos, políticos
y sociales:
o Reinado de Alfonso XII (1902-1931).
o Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).
o Segunda República (1931-1936).
o Guerra Civil (1936-1939).
o Dictadura de Franco (1939-1975).
o Transición y la Democracia (1975 en adelante).
Movimiento literario:
En sus poemas aparecen influencias de los poetas canarios Alonso Quesada,
Saulo Torón y Tomás Morales (triada modernista canaria).
Influencia vanguardista representante canaria de la Generación del 27:
o Intimismo heredado de los autores románticos como Bécquer y Rosalía
de Castro.
o Nuevas temáticas propias de las vanguardias como el cine.
o Uso de la metáfora.
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o Josefina aporta al grupo la voz colorida y nostálgica, un tono particular y
un lenguaje propio marcado por la funcionalidad.
Obra:
Obra poética marcada por un doble vínculo: la tradición modernista insular
que aparece reflejada en su gusto por la sensorialidad del mundo natural; y los
logros de la vanguardia expresada por el gusto de lo popular y la expresión
poética de la propia experiencia vital.
Se tratan una variedad de temas (la infancia, la muerte, la soledad), sin olvidar
los recurrentes en la literatura isleña: el mar y el paisaje. Todos abordados
desde una aparente sencillez expresiva
o Primer poemario: Versos y estampas (1927), prologado por Pedro
Salinas, quien destaca la importante presencia de la insularidad,
contiene poemas en prosa (prosa poética) y en verso donde se advierte
la contención expresiva de su estilo. Los temas fundamentales son el
ámbito familiar, los recuerdos de su infancia y el mar.
o Segundo poemario: Poemas de la isla (1930), se insiste en el lirismo y la
expresividad poética, versos alejados de la retórica y cercanos a una
delicada sensibilidad. Fue una obra poco aplaudida, lo que lleva a
Josefina a dedicarse a otras artes (cine, teatro, música).
o Tercer poemario: Marzo incompleto (1968), no abandona el tono
intimista pero aborda además su reflexión y su itinerario por algunas de
las cuestiones universales del pensamiento lírico, aunque ahora desde
una perspectiva más trágica. El paso del tiempo, la memoria, la muerte,
los interrogantes sobre el misterio de la vida, la soledad, la melancolía y
el desasosiego ante aspiraciones incumplidas centran el interés de este
libro. Resalta el valor sensorial que constituye un imaginario de lo
femenino diverso (desde la maternidad a la sensualidad). “Me busco y
no me encuentro” pertenece a esta obra.
o Último poemario: Medida del tiempo (1989), es una recopilación de
poemas que incluyen romances y sonetos. El tema del recuerdo (tono
de su primer libro), la caducidad, la tristeza y el dolor por la
desaparición de seres queridos recorren este libro, entre la memoria del
paisaje isleño.
También escribió relatos cortos (desde 1930 hasta 1969) bajo el seudónimo de
Laura de Cominges. Son obras que revelan un carácter misterioso y romántico,
aunque también fueron escritas con un interés comercial: Idilio bajo el terror, El
enigma de los ojos grises, Alarma en el distrito sur… En 1954 publica Memorias
de una estrella, donde da cuenta de su experiencia cinematográfica.
Contextualización del poema:
o Pertenece al poemario Marzo incompleto que está dividido en cinco
partes.
o “Me busco y no me encuentro” cierra la cuarta parte del poemario.
o La obra se presenta como un torturado diario interior en el que la
autora parte desde la niñez y desemboca en su propio funeral.
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o Se aleja de los primeros poemarios debido a su oscuridad ambiental
muy distinta a la claridad preciosista de sus primeras obras.
o Se marca mucho la frustración vital (en el poema debido a su
esterilidad).
CARACTERIZACIÓN DEL GÉNERO LITERARIO
Tema:
Desarraigo de la autora consigo misma por no sentirse plena a causa de una
frustración vital, su esterilidad.
Resumen:
La autora busca un sentido a la vida y se siente perdida, rodeada de oscuridad;
se interroga constantemente y no halla la respuesta que busca.
Tono:
EL tono intimista del poema es muy evidente ya que expresa en palabras una
preocupación vital de su mundo, la autora se encuentra sumida en un
momento de desasosiego espiritual en el que se busca y no logra encontrar la
paz ni la satisfacción personal.
Estructura interna:
Dividido en dos bloques:
o Primer bloque (versos 1-5): se expone el tema o idea principal (el
inconformismo consigo misma) a través de la introspección (se observa
la influencia del intimismo de Bécquer y de Rosalía de Castro).
o Segundo bloque (versos 6-13):
Primera parte (versos 6-11): expresa una frustración personal y
los efectos que en ella produce (versos 6-9), esta angustia vital
es de carácter existencial (versos 10-11), pues la poetisa se
siente frustrada por su incapacidad de ser una mujer completa,
entendida como mujer creadora de vida (madre).
Segunda parte (versos 12-13): como si de una estructura circular
se tratase la autora retoma en los últimos versos la idea inicial
del poema: encontrarse a sí misma.
JUSTIFICACIÓN LITERARIA (USO LITERARIO DEL LENGUAJE)
Género literario:
Es una obra de carácter lírico que se caracteriza por una perspectiva subjetiva;
la obra gira en torno a un yo, que presenta la realidad desde su punto de vista.
El objetivo principal de la obra no es la descripción de lo externo, sino la
expresión de una interioridad: de los sentimientos, de las sensaciones y de los
pensamientos que evoca a ese yo del poeta.
A diferencia de los otros géneros, en el lírico no tienen un papel prioritario las
acciones ni el discurrir del tiempo; se detiene en los estados del alma y los
evoca. Debido a que persigue transmitir un sentimiento determinado y una
situación anímica, predomina la descripción como variedad del discurso.
Este texto pertenece al género lírico porque con una estética cuidada, con
abundantes recursos estilísticos, y en forma de verso, la autora nos transmite
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sus sentimientos y nos hace partícipes de su mundo interior manifestando las
sensaciones que la realidad despierta en él.
Métrica (estructura externa):
Poema de trece versos donde se combinan versos alejandrinos y dos (verso 1 y
5) heptasílabos.
Versos con rima (1, 2, 5, 7, 8, 9, 11 y 12), versos sueltos (3, 4, 6, 10 y 13).
Esta composición estrófica libre (sin estructura fija y con rima variante) reflejan
la influencia vanguardista de la poetisa.
Los cinco primeros versos recuerdan a la lira, por su combinación de
heptasílabos con endecasílabos (en este caso alejandrinos por la influencia
vanguardista), el resto del poema se presenta en dísticos o pareados
alejandrinos
Figuras literarias:
Paradoja: (verso 1) expresa la idea central del poema retomada de manera
intensificada en el verso quinto.
Aliteración (r): (versos 1-5) persigue mostrar la pesadumbre que vive la poetisa
e impregna al poema de un tono sombrío.
Metáforas: se dan a lo largo del poema y giran en torno a un mundo de
pesadumbre, dolor, angustia, desasosiego e, incluso, misterio. Sirven para
reflejar el ser, el alma de la poetisa (“oscuras paredes”), sus frustraciones y los
efectos de esto (“ahora voy como dormida en las tinieblas”, “no este
desalentado y lento desganarse”) así como su deseo de descubrirse así misma
(“esperando el momento de descubrir mi sombra”).
Personificación metafórica: (versos 3, 12 [también presenta sinestesia]) refleja
su obsesión por descubrir la causa de su frustración sin descubrir respuesta
alguna.
Símil: (verso 6) manifiesta su situación de encontrarse perdida en la vida.
Enumeración polisindética metafórica: (verso 8) referida a la frustración
maternal.
Enumeración asindética metafórica: (verso 9) referida a la maternidad.
Paranomasia metafórica: (verso 10) intensifica la negatividad de la situación ya
que hace referencia a la muerte en vida, por no sentirse una mujer completa.
Metonimia: (verso 10), la herida de la poeta es todo el dolor que la embarga
por su frustración vital.
Encabalgamiento: (verso 10) que favorece el ritmo lento y fija la atención en el
enunciado más críptico del poema.
Anáforas (y, no, que): realzan de nuevo la búsqueda incesante, por parte de la
autora, de sí misma.
Epítetos: (“oscuras paredes”, torpe vacío”, desalentado y lento desgranarse”)
denotan sugerentes connotaciones de soledad, frustración y tristeza.
Rasgos propios:
En su poesía tiene mucha importancia la memoria (especialmente la infancia y
la adolescencia isleña), el valor de lo sensorial, un imaginario de lo femenino
diverso, la reinvención del mundo a través de los objetos cotidianos o el
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paisaje, la sencillez y transparencia en su dicción poética y el uso del
versolibrismo.
Su poesía está modelada a partir de una sutil utilización de la metáfora, el símil
y la adjetivación.
Relaciones léxico-semánticas y morfosintácticas:
Uso de un léxico sencillo con alto valor connotativo que expresa sus más
profundos sentimientos en un mundo de pesadumbre y dolor.
Uso de adjetivos mayoritariamente explicativos usados como epítetos (“oscuras
paredes”, torpe vacío”, desalentado y lento desgranarse”) que denotan
sugerentes connotaciones de soledad, frustración y tristeza.
Uso sustantivos mayoritariamente abstractos (“incertidumbre”, “esencia”,
“armonía”) que ayudan a la autora a potenciar el desasosiego que le supone su
mundo interior. Se agrupan en dos campos semánticos: el de noche (tinieblas,
sombras, vacío...) y el de creación (fruto, universo, tierra).
Es claro el uso del presente de indicativo de forma paralelística, dispuestos
siempre al inicio de los versos, en la primera parte del poema (versos 1-5) y en
sutil crescendo (“”me busco”, “rondo”, “interrogo”, “no acierto”, “no me
encuentro”). Los verbos principales que estructuran esta parte y todo el poema
son “me busco y no me encuentro”. Esta acción enmarcada en el presente se
refuerza con el adverbio “ahora” (verso 6). En la segunda parte del poema
(versos 6-13) destaca el uso de los gerundios “tanteando”, “esperando” (verso
7 y 13) que insisten en la permanencia de la desazón, debido a que la tristeza
nunca acaba. También es significativo el uso de la forma verbal “pude” (verso 8)
que implica la posibilidad personal anhelada que nunca se cumplió (su
maternidad frustrada).
El yo poético se manifiesta claramente con el uso de la primera persona
singular (“busco”, “voy”, “encuentro”) que refuerza el carácter intimista del
poema con su gran carga de emotividad y expresividad (función emotiva).
Uso mayoritario de oraciones enunciativas, afirmativas y negativas (“Me busco
y no me encuentro”) que presentan la finalidad reiterativa y obsesiva por parte
de Josefina de alcanzar su objetico, que es la paz de su yo más íntimo.
PARTE MÁS LLAMATIVA DEL POEMA
RELACIÓN ENTRE LAS IDEAS DEL AUTOR Y EL TEMA SOLICITADO
POSICIONAMIENTO
CONCLUSIÓN Y CIERRE TEXTUAL