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1 MIGUEL HERNÁNDEZ Elegía a Ramón Sijé LOCALIZACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN Autor: (Orihuela, 1910 – Alicante, 1942). Familia humilde. Formación básica en la Escuela del Ave María, abandonada a los quince años para dedicarse al pastoreo de cabras. Educación autodidacta a través de lecturas de autores como Zorrilla y Rubén Darío; composición de primeros versos. Relación amistosa juvenil con Ramón Sijé, que le orienta en sus lecturas hacia los clásicos y la poesía religiosa, le corrige y alienta en su actividad creadora. Primeros poemas publicados en el semanario “El Pueblo” y el diario “El Día”. En 1931 realiza su primer viaje a Madrid, que resulta un fracaso y regresa a Orihuela. Tras la publicación de su primera obra Perito en lunas (1933) adquiere prestigio y realiza un segundo viaje a Madrid (1934). Trabaja como colaborador en las “Misiones Pedagógicas” y después como secretario y redactor en la enciclopedia “Los toros”, cargo ofrecido por José María de Cossío, gran admirador suyo Traba amistad con Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda entre otros. El ambiente literario madrileño (surrealismo y poesía revolucionaria) lo alejan del clasicismo de su Orihuela natal (separación con Ramón Sijé). Tras el estallido de la Guerra Civil (1936) se alista en el bando republicano (5º Regimiento) toma parte en algunos frentes. En plena guerra regresa brevemente a Orihuela para casarse (1937) con Josefina Manresa, con quien mantenía una relación desde 1934. Difíciles años: muerte de su primer hijo a los diez meses de nacido, penurias alimenticias de su mujer, nacimiento de su segundo hijo cuando la Guerra toca a su fin. Al finalizar la Guerra (1939) intenta cruzar la frontera de Portugal pero es apresado y devuelto a España, comienza su periplo por las cárceles de Sevilla y Madrid. Por las gestiones de Pablo Neruda es puesto en libertad, pero al regresar a Orihuela, es apresado de nuevo y condenado a muerte. Se permuta su condena a muerte por una de reclusión de treinta años, con el fin de no generar un nuevo Lorca (mártir del régimen republicano). Muere de una tuberculosis pulmonar en la cárcel de Alicante. Época: (1910 – 1942) Últimos años de la Restauración (1874 – 1931) y consecuencias del desastre del 98: motor del Regeneracionismo movimiento que se preocupa por desvelar los problemas reales del país, y por arbitrar soluciones, más o menos ambiciosas.

Esquema de Miguel Hernández Elegía a Ramón Sijé

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Page 1: Esquema de Miguel Hernández Elegía a Ramón Sijé

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MIGUEL HERNÁNDEZ

Elegía a Ramón Sijé

LOCALIZACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN

Autor: (Orihuela, 1910 – Alicante, 1942).

Familia humilde.

Formación básica en la Escuela del Ave María, abandonada a los quince años para

dedicarse al pastoreo de cabras.

Educación autodidacta a través de lecturas de autores como Zorrilla y Rubén

Darío; composición de primeros versos.

Relación amistosa juvenil con Ramón Sijé, que le orienta en sus lecturas hacia los

clásicos y la poesía religiosa, le corrige y alienta en su actividad creadora.

Primeros poemas publicados en el semanario “El Pueblo” y el diario “El Día”.

En 1931 realiza su primer viaje a Madrid, que resulta un fracaso y regresa a

Orihuela.

Tras la publicación de su primera obra Perito en lunas (1933) adquiere prestigio y

realiza un segundo viaje a Madrid (1934).

Trabaja como colaborador en las “Misiones Pedagógicas” y después como

secretario y redactor en la enciclopedia “Los toros”, cargo ofrecido por José María

de Cossío, gran admirador suyo

Traba amistad con Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda entre otros.

El ambiente literario madrileño (surrealismo y poesía revolucionaria) lo alejan del

clasicismo de su Orihuela natal (separación con Ramón Sijé).

Tras el estallido de la Guerra Civil (1936) se alista en el bando republicano (5º

Regimiento) toma parte en algunos frentes.

En plena guerra regresa brevemente a Orihuela para casarse (1937) con Josefina

Manresa, con quien mantenía una relación desde 1934.

Difíciles años: muerte de su primer hijo a los diez meses de nacido, penurias

alimenticias de su mujer, nacimiento de su segundo hijo cuando la Guerra toca a

su fin.

Al finalizar la Guerra (1939) intenta cruzar la frontera de Portugal pero es

apresado y devuelto a España, comienza su periplo por las cárceles de Sevilla y

Madrid.

Por las gestiones de Pablo Neruda es puesto en libertad, pero al regresar a

Orihuela, es apresado de nuevo y condenado a muerte.

Se permuta su condena a muerte por una de reclusión de treinta años, con el fin

de no generar un nuevo Lorca (mártir del régimen republicano).

Muere de una tuberculosis pulmonar en la cárcel de Alicante.

Época: (1910 – 1942)

Últimos años de la Restauración (1874 – 1931) y consecuencias del desastre del

98: motor del Regeneracionismo movimiento que se preocupa por desvelar los

problemas reales del país, y por arbitrar soluciones, más o menos ambiciosas.

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Golpe de estado y dictadura del general Primo de Rivera (1923 – 1930):

suspensión del régimen constitucional (rígida censura, prohibición de partidos y

sindicatos).

Grave crisis económica y la oposición de todas las clases pone fin al régimen

dictatorial y se instaura la Segunda República (1931 – 1936).

Golpe de estado por militares (Franco, Sanjurjo y Mola) y Guerra Civil española

(1936 – 1939).

Primeros años de la Dictadura de Franco (1939-1975): régimen autoritario y de

corte fascista.

Movimiento literario:

Generación del 27: es nombrado por Dámaso Alonso como el “genial epígono” del

al Generación del 27.

o Grupo que comparten las mismas preocupaciones estéticas: predominio

del formalismo, el gongorismo y la metáfora.

o Rinden homenaje a Góngora en el tercer centenario de su muerte.

o Quieren renovar la poesía, a través del sincretismo entre la tradición y la

vanguardia.

Generación del 36:

o Poesía más humana, personal y social.

o Los poetas pertenecientes a este movimiento están menos interesados en

la poesía pura (al estilo de Juan Ramón Jiménez) y más centrados en la

humanización, en los problemas del hombre en su contexto.

o Esta nueva estética cobrará más fuerza a raíz de la Guerra Civil y sus

consecuencias (muerte, exilio, miseria, cárcel…), ya que en unas

circunstancias como esas sólo se puede hablar del hombre, del ser humano

enfrentado a ellas.

o Temas: búsqueda de soluciones sobre la vida, la muerte, el destino del

hombre.

Miguel Hernández es el punto de anclaje entre el 27 y los grupos que le siguen.

Del formalismo inicial, pasa a la poesía impura, primero con sesgo surrealista,

después, con un claro eco de compromiso y finalmente, con el tono doliente e

intimista, que nos ilumina su personalidad humana, antes de que fuera sesgada.

Obra:

Etapa de formación(1930-1934):

o Poemas de adolescencia (pastoreo) influenciado por Ramón Sijé que lo

condujo al clasicismo y a la religiosidad.

o Perito en lunas (1933): tras regresar a Orihuela por su fracaso en Madrid.

Rigurosa disciplina poética orientada a la vanguardia.

42 octavas reales que describen objetos y escenas usuales y

humildes de la vida real: el gallo, el toro, la palmera...

Elaboración metafórica barroca, sigue el estilo de la Generación del

27.

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Etapa amorosa (1934-1936):

o Abandono del credo religioso y clasicista (Ramón Sijé), se centra en los

temas amorosos (Pablo Neruda)

o El rayo que no cesa (1936): colección de sonetos que pensaba titular El

silbo vulnerado que refundida y ampliada será su obra de mayor éxito.

Se presenta como un tríptico sobre la vida, el amor y la muerte.

Sobre todo trata el tema amoroso pero como un sentimiento

trágico: sus ansias vitales chocan contras las barreras que le salen al

paso.

La muerte de su amigo Ramón Sijé le inspira una de las mejores

elegías de la literatura española (“Elegía a Ramón Sijé”), poema que

se incluye en esta obra.

Poesías de guerra (1936-1939):

o Consolidación de su ideología social y política tras el estallido de la Guerra

Civil.

o Viento del pueblo (1937):

Uso de un tono épico dirigido a un protagonista colectivo.

Exaltación de lo humano.

o El hombre acecha (1939):

Dedicado a Pablo Neruda.

Poemas que constituyen un grito desgarrador entre muertos,

heridos, cárceles y desilusión.

Poesía intimista y carcelaria (1939-1942):

o Cancionero y Romancero de ausencias (1938-1941):

Inspiración en las formas más sobrias de la lírica popular.

Expresión depurada.

Trata el tema amoroso como un sentimiento de frustración

(separación de su esposa y de su hijo).

Otros temas son la situación del prisionero y las consecuencias de la

guerra.

Miguel Hernández es autor de varias obras dramáticas que destaca por la gallardía

de sus versos.

Contextualización del poema:

o Se incluye en la obra El rayo que no cesa.

o “Elegía a Ramón Sijé” es el poema número 29 de la obra que había estado

concebida como una colección de poemas a los amores del autor. Fue

introducida justo antes de su edición, tras la repentina muerte de su gran

amigo. El poemario estaba escrito con estilo medieval y de forma muy

similar al Cancionero de Petrarca.

o “Elegía a Ramón Sijé” no es un mero epitafio a la existencia terrena del

amigo, sino también a su presencia en el propio mundo poético: con él

entierra Miguel una parte de su propio yo.

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CARACTERIZACIÓN DEL GÉNERO LITERARIO

Tema:

Desespero y aflicción por la pérdida de un ser querido, manifiesta el dolor ante la

pérdida de un amigo.

Resumen:

Miguel Hernández se lamenta de la muerte repentina de su gran amigo Ramón

Sijé, especialmente la injusticia de haber sido arrebatado tan pronto (“temprano

levantó la muerte el vuelo”). Esta pérdida aflige al poeta y le llevará a un estado de

rebeldía ante esta situación, el poeta se encuentra en un estado en el que no

encuentra perdón (“no perdono...”) y desea vengarse (“en mis manos levanto una

tormenta...”), incluso se plantea desenterrarlo para reunirse con su amigo

(“Quiero escarbar la tierra con los dientes... y desamordazarte y regresarte”).

Aunque se siente solo, no se rinde y se consuela ante el posible reencuentro con

su compañero.

Tono:

Presenta un tono variante durante todo el poema: iracundo, frustrado, anhelante,

rabioso y ligeramente optimista en el final.

Estructura interna:

Dividido en tres partes:

o Primera parte (versos 1-18): manifiesta la resignación que siente ante el

dolor y tristeza que le produce la pérdida de su amigo, expresa su

lamentación ante la tumba del amigo que yace en un estado de

transformación típico de los cadáveres (versos 1-3) hasta formar parte de

la tierra misma, algo de lo que el propio Miguel Hernández será testigo

(versos 4-7). Además también expresa el gran dolor que le ha ocasionado

la pérdida de su amigo (versos 8-15) que le provoca un desasosiego

personal que nadie puede consolar (versos 16-18).

o Segunda parte (versos 19-33): el vacío que el poeta siente ante la

desaparición repentina del amigo se torna en rebeldía (versos 19-21), al

poeta le cuesta aceptar este trance vital, presenta un estado rebelión ante

lo inexorable de la muerte (versos 22-27), finalmente describe su anhelo

por rencontrarse con su amigo (versos 27-33) sin importar lo que les

separa, ya que incluso se plantea desenterrarlo para recuperar a su amigo.

o Tercera parte (versos 34-49): se asiste a la resurrección el alma del

compañero del poeta quien asimila la muerte de su amigo porque sabe

que finalmente se encontrarán, la calma se restablece en el desolado

espíritu del poeta porque el amigo, que al inicio del poema yacía inmóvil,

se ha fundido con la naturaleza (versos 34-42), Hernández no es ya el

hortelano que se lamenta ante la tumba del amigo, sino que, creyéndolo

libre, lo llama para dialogar como antaño (versos 43-49).

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JUSTIFICACIÓN LITERARIA (USO LITERARIO DEL LENGUAJE)

Género literario:

Es una obra de carácter lírico que se caracteriza por una perspectiva subjetiva; la

obra gira en torno a un yo, que presenta la realidad desde su punto de vista. El

objetivo principal de la obra no es la descripción de lo externo, sino la expresión

de una interioridad: de los sentimientos, de las sensaciones y de los pensamientos

que evoca a ese yo del poeta.

A diferencia de los otros géneros, en el lírico no tienen un papel prioritario las

acciones ni el discurrir del tiempo; se detiene en los estados del alma y los evoca.

Debido a que persigue transmitir un sentimiento determinado y una situación

anímica, predomina la descripción como variedad del discurso.

Este texto pertenece al género lírico porque con una estética cuidada, con

abundantes recursos estilísticos, y en forma de verso, el autor nos transmite sus

sentimientos y nos hace partícipes de su mundo interior manifestando las

sensaciones que la realidad despierta en él.

Métrica (estructura externa):

La elegía (planto) está formada por tercetos encadenados: quince estrofas de tres

versos endecasílabos, con rima consonante y esquema ABA, de manera que el

segundo verso de cada terceto se convierte en la base de la rima del siguiente

(BCB), y así sucesivamente. La última estrofa es un serventesio (OPOP), de forma

que ningún verso quede suelto, sin rima [11A 11B 11A, 11B 11C 11B, 11C 11D

11C,... 11O 11P 11O 11P]. Históricamente, los tercetos encadenados se han

empleado en epístolas, subgénero lírico con el que nuestro texto guarda relación,

pues el poema bien puede entenderse como una última carta de Miguel

Hernández a Ramón Sijé.

Figuras literarias:

Metáforas: con las que se refiere a la muerte (“Un manotazo duro, un golpe

helado, / un hachazo invisible y homicida, / un empujón brutal”) que tan

injustamente se ha llevado muy pronto al amigo, pero también se torna más

esperanzadoras en el final del poema, cuando la actitud del poeta se vuelve más

resignada (“Alegrarás las sombras de mis cejas” = sus ojos) sabiendo que es

posible el rencuentro entre ambos (“Tu corazón, ya terciopelo ajado, / llama a un

campo de almendras espumosas / mi avariciosa voz de enamorado”) en una

naturaleza idealizada (A las aladas almas de las rosas... / de almendro de nata te

requiero”).

Hipérboles: reflejan el dolor exagerado que siente el poeta ante la pérdida de su

amigo (“Tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler me duele hasta el

aliento”, “No hay extensión más grande que mi herida”, “y siento más tu muerte

que mi vida”. “En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos y hachas

estridentes / sedienta de catástrofe y hambrienta”).

Paradoja: (“siento más tu muerte que mi vida”) la aflicción del poeta es tanta que

se sufre, padece y se emociona más por la pérdida de su amigo que por su propia

vida.

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Aliteración: (r) manifiesta como el dolor del poeta se transforma en rabia (“Quiero

escarbar la tierra con los dientes, / quiero apartar la tierra parte / a parte a

dentelladas secas y calientes. / Quiero minar la tierra hasta encontrarte / y besarte

la noble calavera / y desamordazarte y regresarte”). Así como de la (r) y de la (a)

que consiguen el tono conciliador que el poeta presente al final de la elegía

(“Volverás al arrullo de las rejas / de los enamorado labradores”, “A las almas

aladas de las rosas / del almendro de nata te requiero”).

Polisíndeton: ralentiza el acto expresado por el poeta otorgándole mayor

pesadumbre (“Ando sobre rastrojos de difuntos, / y sin calor de nadie y sin

consuelo / voy de mi corazón a mis asuntos”, “Quiero minar la tierra hasta

encontrarte / y besarte la noble calavera / y desamordazarte y regresarte”),

además prepara al lector para el momento de serenidad que se da en el final del

poema.

Personificaciones: manifiestan como la muerte pareciera enamorada de Ramón

Sijé y se lo hubiera llevado con ella ante la falta de atención de la vida que no se lo

ha impedido (“No perdono a la muerte enamorada, / no perdono a la vida

desatenta”) a una edad muy temprana, siendo aún muy joven (“Temprano levantó

la muerte el vuelo”); también reflejan el estado emocional de rebelión ante lo

inexorable de la muerte (“En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos

y hachas estridentes / sedienta de catástrofes y hambrienta”).

Anáfora: presente en el séptimo terceto (“temprano”) insiste en la idea de la

prontitud con la que Ramón Sijé ha dejado este mundo.

Paralelismo: presente en la octavo terceto (“no perdono a la muerte enamorada, /

no perdono a la vida desatenta, / no perdono a la tierra ni a la nada.”) insiste en la

idea de no aceptación del suceso, del rechazo de la muerte de un joven y buen

amigo, se presenta de manera gradual (“muerte, vida, nada”).

Encabalgamientos: marcan la transición del tono en el poema, el vacío que el

poeta siente ante la desaparición del amigo se torna en rebeldía, en una

imprecación a la muerte (“a las desalentadas amapolas / daré tu corazón por

alimento”). También manifiesta cómo el amigo que yacía inmóvil al principio se ha

fundido con la naturaleza, por tal motivo, Hernández ya no es el hortelano que se

lamenta ante la tumba del amigo, sino que ahora, al creerlo libre de la muerte, lo

llama para dialogar como antaño(he aquí un nuevo tono, en el poema donde se

restablece la calma en el desolado espíritu del poeta, merced a la idealización de

la realidad (“Volverás a mi huerto y a mi higuera: / por los altos andamios de mis

flores / pajareará tu alma colmenera / de angelicales ceras y labores”).

Epanadiplosis: muestra como el dolor inicial que Hernández sentía ante la pérdida

de su amigo, se ha vuelto ahora esperanza (“compañero del alma, compañero”).

Epítetos: reflejan como el dolor inicial que Hernández sentía ante la pérdida de su

amigo (“desalentadas amapolas, noble calavera”), se ha vuelto ahora esperanza

(“altos andamios, angelicales ceras y labores, enamorados labradores, avariciosa

voz, aladas almas”).

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Antítesis: constante en el poema entre la muerte y la vida (“y siento más tu

muerte que mi vida”), el dolor y la esperanza, simbolizado también con el uso de

los elementos naturales, el rojo de la amapola, propia de cementerios y que se

nutre del corazón del amigo, se enfrente a la blancura de la flor del almendro, que

se encuentra en el huerto del poeta y que finalmente será el depositario del

corazón del amigo. El almendro es usado por Hernández como símbolo de la

temeridad y de la juventud.

Hipérbaton: logra un efecto altamente expresivo y potencia el profundo dolor que

siente el poeta (“alimentando lluvias, caracolas / y órganos mi dolor sin

instrumento, / a las desalentadas amapolas”; “y tu sangre se irá a cada lado /

disputando tu novia y las abejas”).

Rasgos propios:

Dada su condición de pastor, Miguel Hernández vive siempre impregnado de

naturaleza, y esta empapa toda su poesía, es decir, el carácter telúrico se refleja

en toda su poesía. Por eso es el poeta que devuelve la poesía de la época a la

naturaleza; la rescata de la desnaturalización del grupo del 27 y le da vida al tema.

Todo el universo está para él provisto de conciencia (“Yo quiero ser llorando el

hortelano / de la tierra que ocupas y estercolas”).

Ningún poema queda al margen del sentido amoroso: a la naturaleza, a la mujer,

al hijo, a los amigos, al pueblo, a la vida. El sentimiento pasional es el gran eje a

cuyo alrededor se articulan todos los demás temas.

Junto con el amor, la vida y la muerte son los otros dos vértices del triángulo

temático de la poesía de Miguel Hernández. En sus poemas, la vida y la muerte se

manifiestan en dos sentidos: por una parte, un sentido existencialista (“el hombre

es un ser nacido para la muerte”); por otra, la muerte como semilla de la

renovación (“porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos

piedras de futura mirada, y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la

carne talada”).

Aunque la utilización de sus símbolos es constante en toda su producción, en cada

etapa hace predominar algunos de ellos: la luna (expresión máxima de la

naturaleza) en la primera, el rayo (metáfora del amor y la existencia humana) y el

toro (símbolo de la pena amorosa) en la segunda, el viento (el valor épico de la

Historia, esperanzadora o destruida y la fuerza de la voz y la voluntad del pueblo)

y la tierra (imagen de la naturaleza y del trabajo) en la tercera y la luz y la sombra

(la alegría y la esperanza frente a lo trágico y funesto) en la última.

Relaciones léxico-semánticas y morfosintácticas:

El autor emplea un registro textual bastante elevado (culto), con el fin de plasmar

por escrito todo aquellos sentimientos y emociones que sintió ante la pérdida de

un buen amigo de forma tan prematura y repentina (“hortelano, estercolas,

homicida, minar, desamordazarte, ajado”).

La semántica del poema es eminentemente negativa, sobre todo en la primera

mitad. En los campos semánticos aparece el dolor que por derivación está

representado de diversas formas (dolor, duele, doler, … llorando, lloro, manotazo

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…) que comparte formas con el de la violencia (tormenta, herida, empujón brutal,

hachazo, …), sin esta denotación negativa aparece el campo semántico de la

naturaleza y del mundo rural (flores, almendro, hortelano, tierra, huerto, higuera,

rosas, abejas…); así como el del cuerpo humano (manos, dientes, dentelladas,

calavera, alma, corazón, …). La mayoría del léxico se usa de forma connotativa y

por medio de metáforas (corazón -> alma; labradores -> abejas;…) con el fin de

hacer hincapié en lo negativo de la muerte, sobre todo cuando actúa

injustamente, arrebatando la vida a alguien demasiado pronto.

Aparecen un gran número de sustantivos concretos que hacen la realidad más

cercana, perceptible y palpable, en este caso, la elegía es trasladada a un mundo

rural y en medio de él el poeta establece las correlaciones oportunas (“tierras,

caracolas, amapolas, corazón...). Frente a la gran cantidad de sustantivos

concretos, están los abstractos, es decir, aquellos que hablan de realidades que no

son percibidas por los sentidos y que resultan, por tanto, menos tangibles:

“dolor”, “aliento”, “desventura”, “muerte”, “vida”, “alma”.

Los adjetivos son abundantes. Todos ellos son explicativos aunque muchos vayan

pospuestos al sustantivo: “desalentadas amapolas”, “manotazo duro”, “golpe

helado”, hachazo invisible y homicida”, empujón brutal”, “muerte enamorada”,

“vida desatenta”, “rayos y hachas estridentes”, “la noble calavera”, “altos

andamios”, angelicales ceras y labores”. Esta proliferación de adjetivos aportan

subjetividad al texto y lo dotan de una fuerte carga expresiva y emotiva. Solo el

adjetivo “ajado” tiene un valor especificativo; ya que, añade una cualidad

imprescindible para identificar al sustantivo “terciopelo” y distinguirlo de otro.

Por lo que respecta a los verbos, la mayoría están en presente actual: “quiero”,

“ocupas y estercolas”, “lloro”, “siento”, “ando”, “voy”, “me duele”, “no perdono”.

Estas acciones tienen lugar en el momento del discurso y hacen referencia a lo

que está sintiendo el poeta. Las formas del pretérito perfecto simple: “madrugó”,

“levantó”, expresan hechos acaecidos en una zona temporal anterior a aquella

desde la que nos está hablando el poeta, ofreciéndonos los mismos como ya

terminados; sin embargo, la aparición inmediata de la perífrasis aspectual durativa

“estás rodando”, rompe con el aspecto perfectivo de las acciones de los pretéritos

perfectos simples, para ofrecernos una continuidad en la acción. No todo está

perdido, el poeta puede con su rabia y sus acciones contundentes devolverlo y

regresarlo a la vida. A ello responden los dos tercetos que aparecen un poco más

tarde, presididos por el presente de indicativo “quiero” y que parecen tener un

valor de futuro al emplearse seguidos de infinitivos. Por último, son importantes

los futuros “volverás”, “pajareará”, “alegrarás”, “irá” en los que está explícito el

deseo del regreso del amigo, si bien de una forma dulce y atenuada.

Como elemento de cohesión textual, se observa la alternancia constante entre la

primera y segunda persona del singular; es decir, entre el propio estado de ánimo

del poeta y la muerte del compañero.

En el nivel oracional, las oraciones que aparecen son simples (“Temprano levantó

la muerte el vuelo”), compuestas subordinadas de relativo (“Yo quiero ser llorando

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el hortelano/de la tierra que ocupas y estercolar”), subordinadas causales (“Tanto

dolor se agrupa en mi costado, /que por doler me duele hasta el aliento”),

coordinadas copulativas (“Quiero minar la tierra hasta encontrarte / y besarte la

noble calavera / y desamordazarte y regresarte”). La modalidad oracional utilizada

en el poema es la enunciativa, de esto se vale el poeta para dar un ritmo rápido al

poema.

PARTE MÁS LLAMATIVA DEL POEMA

RELACIÓN ENTRE LAS IDEAS DEL AUTOR Y EL TEMA SOLICITADO

POSICIONAMIENTO

CONCLUSIÓN Y CIERRE TEXTUAL