Ésta que llamas mujer

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Habla una mujer, a quien pued inteesar

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Eso que llamas mujer.

Hay tanto nuevo que aprender,hermosos caverncolas que rescatar,nuevas maneras de amar que aun no hemos inventado.A nombre propio declaroque me gusta saberme mujerfrente a un hombre que se sabe hombre Gioconda Belli.

Puedo ser

Eva, cobijada de miles de rboles engaosos con manzanas tentadoras. Puedo ser Dulcinea, el sueo inalcanzable de un Quijote tan famoso como alucinado. Puedo ser Rahab la ramera, traicionar mis odiables compatriotas con una delgada cuerda carmes, sin que me tiemble el pulso . Puedo ser simplemente, la reina de Saba . Que un pretencioso Salomn valide mi extica belleza, se quede con mis mejores tesoros y satisfaga mi curiosidad de mujer inquieta, so pena de ser tildada como feminista de doble cara.

Tambin puedo ser Julieta, pero prescindir de la fatalidad cursi de un Romeo. Puedo preferir llamarme por mi nombre, o cambiarme el nombre para que nadie me llame a su manera. Puedo ser una Sor Juana, sensual, poeta, pero atrevida, audaz, aunque una bula papal me excomulgue. Puedo ser Isabel la Catlica, o luterana, ortodoxa, prebstera o slo Isabelita en la casa de los espritus. Puedo ser Dalila La Filistea y en vez de odiar la cabellera de un efebo, puedo pretender aniquilar la fuerza de un conjuro.

Puedo engendrar y ser engendrada, tal como pueden atestiguar parturientas y gineclogos. Puedo llorar mi desventura histrica, o defender estoica los estigmas con que me defines y etiquetas, quitarme las mscaras del odio, del anonimato, de la esclavitud incircuncisa y defender mi sino a capa y espada.

Puedo recoger uvas en el lagar de mi difunto esposo, y sin recato, venderle vino al mejor postor. Me puedes llamar Safo, Afrodita, Venus, Electra, Medea. O talvez quieras recordarme la triste y fatdica historia de la mujer de Lot, para que nunca mire hacia atrs, hacia el pasado que slo fue tragedia y violencia. Puedes invalidar mi apellido y cambiarlo por el tuyo con la firma de un papel. Puedes psicoanalizarme y reducirme a reflejos condicionados de tus propios miedos e inseguridades, de tu envidia, de tus celos, de tu vanidad.

Puedo hacerte creer que te creo cuando dices amarme, puedo pretender amarte sin que en realidad te ame. Puedo amarte de veras e inmolarme tranquilamente en aras de ese amor. Puedo aguantar otra quema de brujas, la fuerza salvaje de tu patriarcado, tus juegos con la vida y la muerte que nunca terminan.

He de sobrevivir, aunque todo me lo des y todo me lo quites. Aunque siempre me culpes de aquel pecado original, de haberte seducido en el paraso perfecto para que echaras tu suerte definitiva conmigo y con la muerte.

Ni me afecta, ni me importa.

Puedo ser tu caja de Pandora, tu ave fnix, tu paloma mensajera, tu fiel doncella, tu dama de las camelias, tu primera dama. Tu concubina, tu amada amante, tu costilla de la buena suerte, tu media mitad, tu Calle del Averacruz, tu imposible amor, tu juguete caro. Tu hada madrina, tu cenicienta, tu caperucita roja, tu ave de paso, tu taln de Aquiles, tu gatita con botas, tu Plyade, tu centaura, tu sexo dbil, tu mujer siempre oculta tras un velo negro (absurdo velo de sombras). Puedo ser tu arpa, tu libido, tu testosterona, tus altos y bajos instintos, tu rosa de los vientos, tu ltimo equinoccio, tu prxima desventura, tu desgracia o tu amuleto de la buena suerte. Puedes reducirme al tamao preciso de todas tus fantasas.

Adelante! Etiqutame si quieres, que ya no me importa.