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1 SEMINARIO ESTADO Y SOCIEDAD EN LA ARGENTINA ACTUAL Les damos la bienvenida al Seminario Estado Y Sociedad En La Argentina Actual. A modo de introducción lo invitamos a repasar palabras del ex presidente Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, Discurso en el que asumía como Presidente de la Nación Argentina. …“Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniería que nos permita constar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa. Sabemos que el mercado organiza económica- mente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona. Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las des- igualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores. Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes responsabilidades que en representa- ción del pueblo nos confieren”. (Néstor Kirchner 25-05-2003. Discurso de asunción como Presi- dente) La Comunidad Organizada Como Ideal De Gestión Asociada, Articulación Intersectorial Y Participación Popular Introducción Las expectativas individuales y/o colectivas, el concepto de ciudadanía y el tratamiento de la frustración ante la distancia entre demandas cada vez más complejas y sofisticadas y las posibilidades de realizarlas no se mantienen inalterables a lo largo del tiempo.

Estado y Sociedad

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Teoria Política y sociologia. La relacion entre el poder y las personas.

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    SEMINARIO ESTADO Y SOCIEDAD EN LA ARGENTINA ACTUAL

    Les damos la bienvenida al Seminario Estado Y Sociedad En La Argentina Actual.

    A modo de introduccin lo invitamos a repasar palabras del ex presidente Nstor Kirchner

    el 25 de mayo de 2003, Discurso en el que asuma como Presidente de la Nacin Argentina.

    Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniera que nos permita

    constar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia

    social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construccin de una

    sociedad ms equilibrada, ms madura y ms justa. Sabemos que el mercado organiza econmica-

    mente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad all donde el

    mercado excluye y abandona. Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las des-

    igualdades sociales en un trabajo permanente de inclusin y creando oportunidades a partir del

    fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educacin, la salud y la vivienda, promoviendo el

    progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar

    los derechos constitucionales protegiendo a los sectores ms vulnerables de la sociedad, es decir, los

    trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores. Actuaremos como lo

    que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura

    de las circunstancias asumiendo con dedicacin las grandes responsabilidades que en representa-

    cin del pueblo nos confieren. (Nstor Kirchner 25-05-2003. Discurso de asuncin como Presi-

    dente)

    La Comunidad Organizada Como Ideal De Gestin Asociada, Articulacin Intersectorial

    Y Participacin Popular

    Introduccin

    Las expectativas individuales y/o colectivas, el concepto de ciudadana y el tratamiento de

    la frustracin ante la distancia entre demandas cada vez ms complejas y sofisticadas y las

    posibilidades de realizarlas no se mantienen inalterables a lo largo del tiempo.

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    Este proceso es inacabable. Por un lado el concepto de ciudadana universal no incluye a

    todos, y por el otro, la sofisticacin de las demandas hace surgir actores nuevos que deben

    ganarse un lugar en un mundo pblico que los ve como amenaza.

    La poltica es el espacio que articula el conflicto presente con actores heterogneos, que

    pugnan por la defensa, reconocimiento e imposicin de necesidades, demandas y visiones. La

    cuestin es entender cmo cada sociedad reconoce, procesa y resuelve sus conflictos, ya que

    no todos lo hacen igual.

    Adentrarse en estas cuestiones nos lleva a discutir la relacin entre el Estado y la sociedad,

    los fenmenos de las formas de hacer poltica, el tema de la representacin poltica, de lo que

    implica la representacin de intereses y de la participacin de los ciudadanos en el proceso de

    toma de decisiones.

    El debate no saldado: la tensin entre la Comunidad Organizada y el individualismo

    exacerbado

    Estado-Mercado-Sociedad son los vrtices de un tringulo que da forma a la vida comunita-

    ria. La manera como cada comunidad realmente existente resuelve quin ejerce la gobernan-

    za del proceso de asignacin y distribucin de los diferentes recursos disponibles, las define.

    Si se considera que la estructura econmico-productiva de un determinado momento hist-

    rico da por resultado una superestructura poltico-ideolgica, el Estado, como institucin super

    estructural cumple el rol de garante de las condiciones que facilitan ese cuadro de situacin.

    Si por otra parte, creemos que sin haber necesariamente una vinculacin directa entre el

    mundo material y las construcciones institucionales, consideramos necesario la existencia de

    alguna instancia que ordene los distintos intereses (no necesariamente contradictorios) y de-

    mandas, el Estado tiene un rol de moderador de esa tensin.

    En las sociedades modernas el Estado, ms all de posiciones tericas y polticas, es un ac-

    tor indispensable para definir el modelo de sociedad. En un delicado equilibrio entre individua-

    Se modifican en el marco de un proceso histrico no sin conflictividad, de reconocimiento y consagracin efectiva de demandas, actores y derechos impulsados por la lucha y la tensin entre los actores excluidos y/o no reconocidos para ser tomados en cuenta y los que s lo son.

    As, no es la armona sino el conflicto entre actores individuales o colectivos peleando (objetiva y/o simblicamente) por su reconocimiento, demandas y relatos simblicos lo que caracteriza a las sociedades modernas

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    lismo y materialismo a veces, como aparato burocrtico e ideolgico, hace punta de las trans-

    formaciones culturales y sociales, aunque en realidad est ms habituado a jugar el rol de con-

    servador de relaciones preexistentes en contextos determinados, ms all de cmo lo haga.

    Lo invitamos a visualizar un documento flmico en el que Juan Domingo Pern y Eva

    Duarte de Pern se refieren a la Comunidad Organizada:

    Comunidad Organizada

    As, frente a los extremos del individualismo exacerbado y el colectivismo estatizante surge

    la tercera posicin: la Comunidad Organizada.1

    Cmo hacer para que los dbiles tengan ms poder, hasta el punto de transformarse en

    poderosos sustituyendo a los sectores tradicionalmente dominantes, y qu tipo de sociedad

    resulta de ello, sigue siendo una de las principales preocupaciones terico prctica, tanto de los

    sectores comprometidos con la conservacin del statu quo como de aquellos que pretenden

    transformarlo.

    Carlos Marx demostr que la relacin entre el capital y el trabajo era profundamente des-

    igual y asimtrica, favorecindose siempre a los poseedores del capital y que los intereses obje-

    tivos entre las clases sociales resultantes eran contradictorios. Sin embargo esa situacin no

    era reconocida como tal por los desfavorecidos gracias a que el fetichismo de la mercanca en-

    cubra bajo un manto ficcional de igualdad la desigualdad estructural.

    Cuando esa situacin era reconocida por los poseedores del trabajo, stos tomaban con-

    ciencia de ser explotados y se organizaban para la lucha poltica revolucionaria, la nica posibi-

    lidad de cambiar estructuralmente esa situacin.

    1 La doctrina peronista, clave para entender nuestra identidad socio-poltico-cultural nacional y que es la base

    filosfica de la propuesta en ejecucin desde 2003, plantea un corpus que se resume en que el Gobierno debe hacer lo que el Pueblo quiere y defender un solo inters: el del Pueblo, para lo cual la accin poltica no es una finalidad de Gobierno, sino un medio para el bien de la Patria que es la Felicidad del Pueblo y la Grande-za de la Nacin unificando titularidad y ejercicio del gobierno del Pueblo para el Pueblo, un pueblo con conciencia, organizacin y personalidad social, para lo cual exige de las organizaciones sociales, econmi-cas, polticas y culturales de la comunidad una activa participacin en el gobierno, mnimamente como auxi-liares indispensables. El Gobierno, el Estado y las organizaciones libres del pueblo constituyen el cuerpo y la doctrina nacional, el alma de la Patria. Juan Domingo Pern La Doctrina Nacional. Esta edicin digital: El Ortiba, Buenos Aires 2006 www.elortiba.org

    En nuestro pas, desde la irrupcin del peronismo comenz un proceso poltico que in-tent llevar a la prctica una manera de estructurar esa relacin a partir de equilibrar los derechos del individuo y los de la comunidad (el individuo se realiza en ella y la comuni-dad lo hace cuando todos cumplen responsablemente con sus funciones).

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    El peronismo como doctrina2 no cree en la lucha de clases; plantea que es posible la coope-

    racin entre ellas, siempre que los poderes propios de cada actor social y poltico estn equili-

    brados.

    A su vez impulsa la organizacin popular como mecanismo permanente de participacin

    activa no slo de los individuos sino de los colectivos (organizaciones libres del pueblo), garan-

    tizando as que ese empoderamiento vaya ms all de la declamacin. O sea que si los que son

    muchos pero tienen poco poder se agrupan, su poder se potencia y con la organizacin ste

    puede perdurar ms all de los avatares de la coyuntura.

    As, al equipar sus poderes para que negocien, el trabajo y el capital (que se necesitan para

    existir) pueden reconocerse y as sus intereses dejar de ser contradictorios aunque s diferen-

    tes.

    El proyecto de comunidad organizada nunca termin de concretarse y desde su enuncia-

    cin cont con el rechazo explcito, ms o menos violento, de aquellas opciones polticas que

    en la ecuacin siempre priorizaron (y an lo hacen) al Mercado y al individuo, de aquellos que

    simplemente no aceptan que los dbiles mejoren sus condiciones y sean empoderados y de los

    que considerando la lucha de clases como el motor de la historia, acusan a este proyecto de

    retardatario de una revolucin que en teora eliminara las clases sociales y la desigualdad.

    Desde aquel lejano 1945 hay pugnas para que el Estado favorezca a algunos de los vrtices

    del tringulo Estado-Mercado-Sociedad.

    Hasta 1955 el Estado asuma ese rol equiparador, constituyendo un estado de proteccin

    social que perdur incluso mucho ms all del derrocamiento y proscripcin del peronismo.

    2 Es notable como el mundo acadmico nacional subestima el legado del peronismo en tanto doctrina poltica

    y hasta filosfica, no estudiando ni debatiendo con rigor un corpus de ideas y de prcticas de demostrada vigencia y de fortaleza conceptual. La falta de reconocimiento de la produccin terica de Juan Pern y sus continuadores no se corresponde con la calidad de lo formulado y menos con su relevancia poltica. Quiz haya que buscar la respuesta a esta cuestin en la colonizacin cultural de nuestras lites que hacen culto de universalismos eurocentristas sin dar crdito a los aportes al pensamiento universal generado desde nuestra propia praxis. 3 Tal como propona la Plataforma Electoral del Frente para la Victoria de cara a las elecciones presidenciales

    de 2007.

    Como los sectores poderosos no ceden parte de su poder salvo que crean que lo pueden perder, alguien tiene que obligarlos y para el peronismo esta es la tarea del Estado, inter-viniendo activamente para favorecer en la negociacin entre los actores, empoderando a los sectores populares con los poderosos.

    Cuando ese sucede, ahora si el Estado arbitra y certifica. 3

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    La dictadura cvico-militar que azot al pas entre 1976 y 1983 cambi el peso especfico y el

    sentido de la ecuacin Estado-Mercado-Sociedad. La supremaca que le cupo al mercado nece-

    sit de un Estado activo en el disciplinamiento de los actores sociales y polticos para garanti-

    zar el orden requerido por la economa de mercado.

    As es que los sectores dominantes que impusieron esta dictadura tuvieron que generar un

    Estado genocida que aplic el terrorismo de Estado con ese fin.

    Y vaya que lo logr! A sangre y fuego la Argentina se transform en el pas del yo, argenti-

    no (aludiendo a una ajenidad y descompromiso con lo que rodea a un individuo encerrado en

    s mismo), por algo ser y del algo habrn hecho (responsabilizando a la vctima por su

    situacin de tal), alumbrando una nueva era de predominio del individualismo y de profundo

    rechazo a toda accin colectiva en un contexto en el cual, acotada por el temor a perder la vida,

    la participacin colectiva era mnima, por lo que el faro de las rondas de las Madres de Plaza de

    Mayo alumbra con ms potencia todava. No casualmente el grueso de los detenidos-

    desaparecidos fueron trabajadores organizados y militantes populares.

    Lo invitamos a visualizar dos videos en los que se homenajea a las Madres y Abuelas

    de Plaza de Mayo a travs del canto:

    Mensajes del Alma Len Gieco

    Amor en Vida Chico Buarque

    El propio Estado aport a la construccin de un ideario de aparato estatal elefantisico, in-

    eficiente, obsoleto, en lnea con la desvalorizacin de lo local-nacional.

    Para que ese relato fuera viable, se parta de realidades objetivas como la ineficiencia de las

    empresas pblicas, sin importar que desde la misma organizacin interna del Estado se au-

    mentara esa percepcin con gestiones que abran paso a la necesidad de la privatizacin de lo

    pblico.

    Lgicamente la estructura de la organizacin interna del Estado, constituida bajo los par-

    metros de la continuidad de nuestro particular estado de proteccin y bienestar, no era funcio-

    nal a los requerimientos del nuevo modelo de acumulacin por lo que se propiciaba explicitar

    la contradiccin dejando en evidencia la necesidad de una profunda reforma del estado que

    ordene y sincere esta situacin.

    Ya estaba demostrado que ni la proscripcin del peronismo ni los intentos de generar un peronismo sin Pern, bastaban para barrer del inconsciente colectivo el recuerdo de po-cas en donde el Estado protega a los ms dbiles, por lo que el escarmiento deba ser fuerte para eliminar aquellos recuerdos y el neoliberalismo pudiera desplegarse en su esplendor.

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    En ese contexto todo el aparato comunicacional, pblico y privado, ayudaba a construir un

    sentido comn pro-mercado e iniciativa privada con una paradigmtica Doa Rosa expresin

    del ideario de los sectores medios urbanos.

    La recuperacin de la institucionalidad democrtica termin con la poca del terror pero

    profundiz el camino emprendido anteriormente. Ahora sin trabas formales a la participacin,

    la realidad de la insatisfaccin de las demandas la desalentaba, fenmeno potenciado por la

    literal falta de cuadros de una generacin diezmada.

    El peronismo post-dictadura era distinto al que supo ser y apareca funcional al modelo

    consolidado. Cuando Roberto Dromi pronunciaba el primer mandamiento del declogo mene-

    mista de la reforma del Estado que deca que nada de lo que deba ser estatal permanecer en

    manos del estado" consumaba lo que pareca el triunfo definitivo del ideario neoliberal de la

    mano de Carlos Menem que conduca la desarticulacin de los restos del estado de bienestar.

    Lo invitamos a ver un documento en el que el gobierno del Dr. Sal Menem anuncia

    las privatizaciones: Privatizaciones

    Imponer al mercado como el gran articulador olvidando el ideal de la comunidad organiza-

    da, propiciar una reforma del estado en clave privatizacin (pasar a manos privadas la gestin

    de empresas pblicas y funciones entendidas como pblicas), descentralizacin (traspaso a

    jurisdicciones sub nacionales de la responsabilidad de la ejecucin de determinadas polticas) y

    desconcentracin (traspaso de decisiones sin recursos), sumi al peronismo en una crisis de

    identidad.

    Le proponemos visualizar el siguiente documental en el que se analizan las polticas

    de los aos 90: Neoliberalismo en la Argentina

    Concomitantemente, la profesionalizacin de la gestin gubernamental que los gobiernos

    surgidos a partir de 1983 haban transformado en paradigma, tambin se profundiz, pero no

    en un sentido que significara sumar institucionalidad burocrtica para eliminar o disminuir

    discrecionalidades en la asignacin de recursos colectivos sino como separacin de la poltica

    del mbito de las decisiones sobre la gestin de gobierno concreta.

    En ese sentido, a nivel de los elencos de gobierno y plantilla de cuadros intermedios de ges-

    tin, el menemismo hizo una de las transformaciones ms estructurales por sus implicancias

    prcticas y simblicas: consagr la sustitucin de los cuadros tcnico-polticos en la gestin

    gubernamental por el saber tcnico-profesional de consultores independientes contratados

    ad-hoc.

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    Esta decisin se basaba en los postulados de un nuevo tipo de gerenciamiento pblico, una

    manera de gestionar lo pblico bajo el supuesto de que a la gestin estatal se le pueden adap-

    tar criterios de eficiencia y eficacia propios de la gestin empresarial privada.

    Esta subsuncin de la poltica a la tcnica gener profesionales supuestamente aspticos,

    puros,independientes de la poltica partidaria, reproductores de esquemas del pensamien-

    to hegemnico, ms all de sus posiciones polticas personales. Basado en una racionalidad

    burocrtica instrumental se separa el campo de la gestin del de la poltica, intentando hacer

    realidad el sueo de una burocracia autnoma de las decisiones polticas, en el entendimiento

    de que era un reaseguro ante los humores colectivos (especialmente ante el avance de los sec-

    tores populares) y garanta de la supremaca del mercado y de sus intereses.

    As se consagra una forma de entender el poder y la gestin como mera administracin ins-

    titucionalizada y no como ejercicio de relaciones de fuerza, consolidando una foto esttica de

    actores y demandas reconocidos para participar de los procesos, especialmente los de consti-

    tucin de las agendas pblicas y la definicin de polticas frente a otra dinmica que prioriza

    la movilizacin y el conflicto para lograr insertar demandas al sistema.

    Luego de aos de construir un sentido comn favorable a ello se impona casi naturalmente

    como simplemente metodologa de administracin.

    La crisis de 2001 rompi la hegemona del paradigma neoliberal que cuestionaba la inter-

    vencin del Estado en la economa por producir ineficiencias artificiales en el mercado y limitar

    Este paradigma presentaba como contradictorios los campos del saber tcnico y del saber poltico y consideraba positivamente sustituir de los mbitos de influencia gubernamental a los militantes tcnico-profesionales comprometidos polticamente con el proyecto de gobierno y con la gestin por individuos slo motivados por el saber tcnico y su salario, supuestamente libres de toda interferencia ideolgica, lo que lleg al extremo de una vir-tual privatizacin de la gestin pblica a cambio de garantizar estndares internacionales reconocidos.

    Se entenda a la gestin como administracin y a la poltica como consenso y conflicto y se postulaba que la poltica interviniendo en el espacio de los tcnicos de gobierno era un problema que se resolva quitndola de ese terreno.

    La paradoja era que esas definiciones no asuman slo un papel instrumental, eran ideol-gicas y expresaban la supremaca poltica del mercado sobre el Estado y la sociedad

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    la libertad de las personas, aunque necesitaba de l como aparato burocrtico que garantice

    ese estado de cosas.

    El proceso poltico abierto en mayo de 2003, y que contina con Cristina Fernndez, se pro-

    puso reconstruir un equilibrio entre Estado-Mercado y Sociedad que el neoliberalismo haba

    redefinido en funcin de la supremaca del mercado y lo hizo pensando en la Comunidad Or-

    ganizada, como base filosfica y esquema conceptual ordenador de las relaciones entre los

    distintos actores sociales.

    El da de su asuncin, Kirchner cuestionaba que el mercado fuera el asignador de recursos

    ideal que los defensores del paradigma neoliberal afirmaban, por lo que en su gobierno el Es-

    tado tendra un rol activo que iguale donde el mercado, que organiza econmicamente, pero

    no articula socialmente, excluye y abandona.3

    Lo invitamos a visualizar fragmentos del discurso de asuncin del Presidentes

    Nstor Kirchner:

    Discurso de asuncin de Nstor Kirchner

    Su llegada al gobierno supuso la paradoja de tener que hacerse cargo de un Estado quebra-

    do en un contexto de demandas sociales urgentes y desordenadas insertas en la segunda gran

    crisis de representatividad poltica de nuestra historia moderna,4 con la voluntad poltica de

    revertir ese proceso en la soledad de una dar la batalla sin cuadros tcnicos profesionales de

    gestin propios sino con una armada brancaleone de soldados convencidos de su misin, an

    sabiendo que no contaban con los recursos ni las capacidades adecuadas.

    Montado sobre la crisis del paradigma neoliberal y en un marco de poca legitimidad poltica

    aprovech la oportunidad que paradjicamente la debilidad de la situacin le brindaba, para

    correr los mrgenes de autonoma de la toma de decisiones para aumentar el poder de nego-

    3 Nstor Kirchner, Discurso de asuncin como Presidente de la Nacin 25-05-03

    4 El peronismo surge en el fin de la Dcada Infame, cuando el agotamiento de un particular modelo de inser-

    cin internacional del pas en un mundo en guerra produca nuestra primera gran crisis de representacin poltica. Su nacimiento es consecuencia del fracaso de la democracia liberal de entonces y de su sistema de partidos que propiciaba el fraude patritico para consolidar su estructura de dominacin y que tena una imposibilidad sistmica para reconocer a otros actores sociales y polticos ms all de los tradicionales. La irrupcin del peronismo resolvi la crisis de representacin poltica y abri otra: la de los proyectos en pugna.

    Ese estallido econmicamente signific el reconocimiento de su inviabilidad como modelo y su agotamiento, pero para este trabajo importa destacar la erosin que el desenlace de la crisis produjo en el sentido comn dominante y que permiti que, cuando Nstor Kirch-ner en el gobierno en el 2003 comienza a tomar decisiones contrarias al paradigma impe-rante y todava pretendidamente hegemnico, la sociedad lo avalara, lo apoyara y hasta lo incentivara a seguir en esa lnea.

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    ciacin de la poltica frente a los poderes fcticos y desmontar el andamiaje neoliberal impulsa

    con una activa participacin estatal un modelo econmico-productivo de desarrollo con inclu-

    sin social, mercado interno fuerte e integracin regional.

    La Argentina es un pas de tradicin hiper presidencialista, visin populista del liderazgo,

    modelo decisionista y democracia delegativa consolidada, por lo cual la voluntad poltica tiene

    un peso especfico alto para el ejercicio del poder, un poder que aqu no se administra sino que

    se ejerce.

    Este es un aspecto que las visiones republicanas y liberales suelen criticar de la calidad ins-

    titucional de nuestro pas. No reconocer las particularidades identitarias nacionales por parte

    de la academia y de la poltica es una deficiencia analtica grave que conlleva profundas conse-

    cuencias de ndole prctica.

    En un contexto de democracia representativa, liberal y de partidos, como la que define el

    rgimen institucional argentino hay distintas instancias de participacin de los ciudadanos en

    la vida de la comunidad.

    Sin embargo, la participacin electoral es la que asume un rol central en tanto manifesta-

    cin de una pertenencia colectiva e identitaria.

    La imposibilidad de dar respuestas a todas las demandas y/o necesidades y la distancia en-

    tre expectativas y sus concreciones, lleva al sistema al lmite de su resistencia, generando

    (cuando esa brecha es muy grande) un descreimiento hacia la poltica como herramienta de

    transformacin social, propiciando la deslegitimidad de la dirigencia y de las instituciones pol-

    ticas.

    Para los sectores dominantes, en el corto plazo esto puede ser una buena noticia en su in-

    tento por mantener el statu quo pero puede transformarse en un problema cuando esas de-

    mandas se logran articular o se cree posible su articulacin y estructuracin.

    La falta de respuestas a las demandas, el descontento con la actuacin y la capacidad de

    respuesta de las instituciones de gobierno, el bajo costo que pagan los que no los propician,

    lleva al ciudadano/individuo a la desmotivacin a participar en mbitos colectivos especialmen-

    te en los partidos polticos y a que slo recurra a ellos, espordicamente, cuando sus intereses

    o derechos particulares son o aparecen como posibles de ser cercenados

    En el espacio que deja vaco la poltica, la sociedad polticamente desmovilizada pero no

    aptica, con demandas insatisfechas, necesita encontrar canales para encauzarlas, so riesgo de

    generar una insatisfaccin permanente que pueda terminar en deslegitimidad y hasta en vio-

    lencia.

    As el carcter de la relacin entre gobernantes y gobernados marca el estilo y el contenido de la representacin poltica y la lgica de articulacin de las demandas sociales con sus realizaciones operativas.

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    Por un lado tratan de imponer la demanda en el espacio pblico (la visibilidad a travs de

    que la demanda sea levantada por los medios, lo que podra generar una respuesta de la polti-

    ca), por otro controlar individualmente la gestin (auditora como participacin ciudadana).

    Identidades poltico-culturales y la cuestin de la canalizacin de las demandas social

    comunitaria. La cuestin de la participacin y sus dilemas

    Ms all de las formas institucionales y organizacionales que adoptan, las demandas de los

    distintos actores intervinientes en una sociedad, pugnan de distintas maneras y de acuerdo a

    las caractersticas histricas e identitarias por ser reconocidos y satisfechos en un esquema que

    va del rechazo al procesamiento instrumental. Por ello la participacin en cantidad y calidad es

    fundamental.

    En todos los sistemas hay demandas insatisfechas y se diferencian en su calidad (su nivel

    de sofisticacin, supone que hay una relacin entre sofisticacin y carencias estructurales) y en

    como la procesa (institucionalmente o por presin).

    Si el sistema poltico institucional procesa las demandas, ms o menos automticamente,

    tienden a sofisticarse y a particularizarse. Pierde sentido pertenecer a grupos permanentes que

    peleen por ellas, estructurndose ms en funcin del control y la denuncia (el individuo como

    ciudadano auditor de la gestin gubernamental).

    El individuo, como sujeto universal portador de derechos universales abstractos, queda

    confinado a su propia individualidad privada, siendo convocado o se autoconvoca exclusiva-

    mente ante situaciones de riesgo, desincentivando la participacin en situaciones de normali-

    dad.

    Lo invitamos a visualizar un documental en el que se analiza el gobierno de Fernan-

    do De la Rua que finaliza con el estallido social del ao 2001:

    El gobierno de Fernando De la Ra

    El sistema procesa demandas por el hecho de ser tales y no parece haber trabas (aparentes

    o reales) para su acceso ms all de su concrecin satisfactoria.

    Esto puede ser visto simblicamente desde dos percepciones diferentes: por un lado los

    que consideran al individuo portador de la demanda como un cliente insatisfecho desarrollarn

    una ingeniera institucional para satisfacerlo al estilo empresa privada, por el otro los que lo

    consideran portador de derechos universales en su rol de ciudadanos quienes tendern a in-

    cluirlos individual o colectivamente en sus procesos de toma de decisin.

    Dependiendo de las caractersticas locales, identidades e historias, si el sistema tiene difi-

    cultades para procesar y/o no reconoce a los actores ni a sus demandas, cuando las tradiciones

    de lucha e inclusin son vagas o mnimas, podr tener un efecto de adormecimiento y de frus-

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    tracin colectiva que termina retrayendo ms an al individuo a lo privado ante la certeza de la

    imposibilidad de la accin colectiva destituyente, lo que dificulta su capacidad de organizacin

    y movilizacin. Sin embargo cuando aquella experiencia colectiva permanece vivas en algn

    recndito lugar del inconciente colectivo, generan una sensacin de despojo, de derechos cer-

    cenados y de bronca (an cuando se entienda la imposibilidad de transitar otros caminos dife-

    rentes), que pueden terminar, de acuerdo a una combinacin de factores, hasta en explosiones

    sociales si no se libera la presin contenida.

    En el primer caso el sistema con consenso y/o cohesin sigue teniendo fuerzas para no am-

    pliarse, en el segundo sus fuerzas se debilitan debiendo apelar ms a la coercin que al con-

    senso y sabemos que eso en el largo tiempo no es sustentable.

    El tratamiento de las demandas:

    participacin ciudadana y participacin popular en la Argentina

    La poltica simboliza tanto ordenar el conflicto propio de la bsqueda de la satisfaccin de

    las necesidades diferenciales y hasta contradictorias de la gente, el ciudadano, el grupo, la clase

    y/o el pueblo, como la mera administracin y gestin de bienes y recursos escasos.

    Estas dos maneras de entender la poltica son, en ltima instancia, opuestas aunque convi-

    van.

    En la Argentina, esas dos maneras de entender a la poltica dio por resultado la constitucin

    en el Siglo XX de dos grandes tradiciones poltico-culturales que a pesar de los avatares polti-

    cos y las performances electorales an subsisten como las grandes identidades polticas nacio-

    nales y que han logrado aglutinar detrs de s a las dems: una nacional-popular y otra liberal

    republicana.

    La tradicin nacional-popular cuya mxima expresin es el peronismo ampli la esfera de la

    ciudadana incorporando a obreros y pobres a la vida institucional reconociendo derechos so-

    ciales, tiene una particular relacin con el liderazgo y la definicin de que la conduccin e in-

    tenta amalgamar en un amplio movimiento de masas a la totalidad del pueblo asimilado a la

    nacin.

    La tradicin liberal republicana, cuya identidad poltica se asocia al radicalismo, tambin

    como expresin cultural, ms moderna, laica, defensor de una ciudadana individual abstracta,

    heredera no tanto de las revueltas populares de principios del Siglo XX sino de la sancin de la

    Mientras que para la primera es un instrumento para la transformacin, con el conflicto que eso supone, para la segunda, es una herramienta que reproduce el statu quo dando por sentado que ciertos lmites son inamovibles. Lo paradjico es que la segunda clara-mente aniquila la posibilidad de lo poltico mientras la primera es su esencia.

  • 12

    Ley Senz Pea, estructurados para representar a ese ciudadano a travs de un partido poltico

    clsico.

    Cuando las demandas son absorbidas individualmente por el sistema poltico, automti-

    camente asume un carcter instrumental, que llevado a su mxima expresin, reemplaza la

    poltica por la administracin. Cuando esto no sucede hay demandas que permanecen insatis-

    fechas, que no encuentran caminos para ser procesadas, pero que el hecho de no explicitarse

    no significa que no existan.

    La poltica como administracin supone necesariamente el reconocimiento de diferentes

    actores sociales y de sus demandas.

    Qu sucede cuando lo que est en discusin es justamente el reconocimiento?

    Si hay algo en lo que los sectores populares suelen tener problemas es en que sus deman-

    das sean consideradas en la agenda pblico-poltica de manera prioritaria. Suelen no tener voz

    pblica, estn invisibilizados, no acceden a los medios masivos, no tienen capacidad de inter-

    venir en la opinin pblica, no son representantes, siempre representados, son buscados por la

    poltica slo a la hora del voto, los canales para acercar demandas a la sociedad y a la poltica

    se les cierra.

    Su situacin de precariedad est ntimamente asociada a la falta de peso poltico que tie-

    nen en comparacin con su magnitud.

    De qu forma pueden ser reconocidos?, Cmo hacen para insertar sus demandas en la

    agenda?, se puede pensar seriamente que crean y utilicen el sistema de canalizacin de de-

    mandas institucionales cuando suelen quedar afuera?

    Los sectores reconocidos propician la canalizacin instrumental y la participacin ordena-

    da, institucional y ciudadana defendiendo su posicin privilegiada, mientras tanto aquellos que

    no lo son y/o que se encuentran en posiciones subordinadas, si no generan acciones que les de

    visibilidad como actores y a sus demandas, estas quedan ocultas por lo que o se desalienta la

    bsqueda de soluciones, perpetundose, al punto de naturalizarse dejndose de presentar

    como un problema o se busca desordenadamente su resolucin, avanzando sobre todos los

    frentes posibles apelando a cualquier recurso y en este caso la movilizacin, la pelea por la

    calle, la repercusin meditica aparecen como opciones.

    Esto fuerza al sistema institucional a la cuestin del reconocimiento de actores y demandas,

    lo que no es aceptado fcilmente por los sectores cuyas demandas son aceptadas y procesa-

    das, quienes critican como antidemocrticas formas de construccin poltica que a travs de la

    exteriorizacin del conflicto peleen por el reconocimiento y cuestionando su reduccin mani-

    Mientras para la primera prima una mirada confrontativa y lo colectivo, para la segunda la clave es el consenso y la apelacin al ciudadano libre.

  • 13

    quea dicotmica, defiende su derecho a elegir entre las mltiples expresiones de una paleta de

    colores en el fondo priorizan lo individual a lo colectivo.

    Con la fragmentacin poltico partidaria y la multiplicidad de canales abiertos de participa-

    cin, desde 2003 el Estado se ha propuesto tomar ciertas demandas, no necesariamente ingre-

    sadas de manera ordenada e impulsar su resolucin, mientras que se busca fortalecer la orga-

    nizacin colectiva y la participacin popular como metodologa.

    Algunas reflexiones finales

    Para muchos, el ensanchamiento de la distancia entre representantes y representados, ex-

    pectativas y concreciones asume una cuestin instrumental propia del desarrollo de nuevas

    tcnicas de comunicacin poltica, producto de la relacin entre los medios de comunicacin y

    la poltica. Para otros, este fenmeno es ms estructural y tiene que ver con la relacin entre las

    demandas de la sociedad y su respuesta, aduciendo que la falta de respuesta efectiva a los

    problemas que le importan a la gente termina por alejar a la gente de la poltica.

    Al inicio del siglo XXI pareca que el pueblo, la gente se haba transformado en ciuda-

    danos independientes que rompan con sus lealtades polticas y sus tradiciones definitivamen-

    te. Los que consideran que las decisiones que toma el hombre las hace apelando a criterios de

    racionalidad econmica y que prefieren el individuo a la comunidad y que consideran arcaico

    tener identidades y tradiciones polticas fuertes, lo vean como positivo.

    Teniendo en cuenta nuestra identidad colectiva, se necesitaba que ordenaran las demandas

    insatisfechas y las canalizaran ya que como se tena memoria histrica de participacin popular

    y de introduccin satisfactoria de demandas y actores a la vida social y poltica, la exclusin a la

    que se vio sometido el sector poda parecer definitiva, pero no. Las expectativas colectivas insa-

    tisfechas, al subsistir fragmentadas y desordenadas, por algn lado fluyen y cuando lo hacen

    sin canalizacin institucional orgnica se manifiestan brutalmente, por ende la cuestin de

    La cuestin es saber e identificar dnde se posiciona el Estado ante esta problemtica y qu tipo de participacin propugna.

    Sin embargo, el hecho de la desarticulacin poltica partidaria no significaba la desapari-cin de las identidades originarias. A pesar de la supremaca del individuo, lo colectivo segua estando all, aunque desarticulado e inorgnico.

  • 14

    cmo encarnar esas demandas pone sobre el tapete la cuestin de la representacin y la iden-

    tidad poltica.

    En definitiva la del sentido de la poltica. Y eso es precisamente lo que con, toda la dificul-

    tad de tener la voluntad y la conviccin sin los cuadros para hacerlo, hizo Kirchner.

    En la Argentina, pensar el tema de la canalizacin de las demandas sin hacer referencia a

    nuestra cultura poltica y a nuestra identidad, supone pensar la problemtica de manera abs-

    tracta, alejada a las posibilidades concretas de entender realmente lo que sucede.

    Esto no quiere decir que seamos lo suficientemente especiales para que revolucionemos la

    teora poltica y social, ni que nos movamos de manera muy diferente a lo que lo hacen los

    otros pueblos, pero el hecho de intentar comprender como somos polticamente, como actua-

    mos colectivamente para instalar demandas y buscar su satisfaccin con categoras analticas

    que den cuenta de la particularidad, es una obligacin intelectual.

    Si las demandas fueran procesadas automticamente, la poltica desaparece pero, eso es

    posible? Claro est que ciertas demandas, especialmente la de los poderosos, pueden ser pro-

    cesadas de esa manera, porque ya estn reconocidos como actores y sus demandas como leg-

    timas, lo que no sucede con las de los sectores populares, algo que no se corresponde de

    acuerdo a su importancia relativa. Y cmo hacer para que lo sean?, Hay otra posibilidad ms

    all del conflicto, de la lucha por el reconocimiento? Puede hacerse ordenadamente?

    Lo invitamos a escuchar un Candombe escrito en homenaje a Nstor Kirchner en el

    que se advierte el auge de la militancia:

    Nunca Menos de Horacio Bouchoux y arreglos musicales a cargo de Vctor Testani.

    Nstor Kirchner lo entendi y la etapa que inaugur recuper la poltica no slo como ges-

    tin administrativa sino como herramienta de transformacin social. Tom las demandas insa-

    tisfechas y desordenadas, las proces, les dio curso instrumental y hasta los descredos sintie-

    ron el impacto de una recuperacin no solo econmica, mostrando como en un rgimen

    presidencialista cuando se tiene voluntad poltica se pueden correr los lmites institucionales.

    Al asumir no tena equipos, plantas administrativas ni tcnicas propias capaces de confor-

    mar los elencos de gobierno que militaran la gestin, que tengan con ella un compromiso pol-

    tico-ideolgico, entendido como expresin de la voluntad popular no slo de decisiones admi-

    nistrativas. Y ese fue un gran cuello de botella.

    Desde el 2003 el gobierno se propuso reconstruir aquel proyecto de la Comunidad Organi-zada como un esquema de articulacin pblico-privada, como ideal de gestin asociada y de participacin popular no como slo como control de auditora sino como governanza integral del proceso de toma de decisiones.

  • 15

    Sin embargo, la herencia del proyecto neoliberal, especialmente en la dimensin operacio-

    nal del aparato estatal y en la dificultad de canalizar los esfuerzos participativos subsiste y eso

    es evidente cuando desde la gestin se apela a la participacin de la comunidad en pos de con-

    solidar gestiones asociadas y se encuentra con falta de capacidades, trabas burocrticas, difi-

    cultades de articulacin inter e intrainstitucional para hacerla realidad.

    El Estado siempre est enmarcado en un proyecto. La clave pasa por cmo hacer para

    adaptar, potenciar, resignificar sus recursos cuando fue formateado para otro proyecto.

    Por eso, si se quiere avanzar en la profundizacin y consolidacin del camino abierto en

    2003, la clave es impulsar la institucionalizacin del cambio, consagrando una administracin

    gubernamental que sienta orgullo de ser funcionarios del pueblo (en el sentido britnico del

    trmino people), articule las decisiones de la conduccin estratgica del proyecto y lleve ade-

    lante operativamente las transformaciones que se declaman e impulsan desde la voluntad pol-

    tica rompiendo la dicotoma entre gestin y poltica, en un marco de excelencia tcnico-

    profesional, transparencia burocrtica, mecanismos de intervencin eficaces e inteligentes y

    honestidad personal.

    Para cerrar ya lo dijo Kirchner cuando asuma la presidencia En este nuevo milenio

    () el xito de las polticas deber medirse bajo otros parmetros en orden a nuevos

    paradigmas. Debe juzgrselas desde su acercamiento a la finalidad de concretar el

    bien comn, sumando al funcionamiento pleno del Estado de derecho y la vigencia de

    una efectiva democracia, la correcta gestin de gobierno, el efectivo ejercicio del poder poltico

    nacional en cumplimiento de trasparentes y racionales reglas, imponiendo la capacidad regula-

    dora del Estado ejercidas por sus organismos de contralor y aplicacin. 5

    Esperamos, le haya resultados de utilidad y puedo a provechar los contenidos en su activi-

    dad poltico - social. Lo invitamos a resolver la trivia para afianzar sus conocimientos e imprimir

    el certificado.

    5 Nstor Kirchner Discurso de Asuncin 25 de mayo 2003.