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La gastronomía de Estambul, lejos de alimentar el mito del encuentro de culturas, lo desmiente para construir un universo gustativo de un solo mundo mezclado sin límites. Aparecido en la revista Lonely Planet Magazine
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5/9/2018 ESTAMBUL, SABORES QUE NO CONOCEN FRONTERAS - slidepdf.com
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© Á
L V A R O L E I V A
Por una lira turca se puede tomar un delicioso zumo
de granadas exprimido en el mismo momento. Se trata
de uno de los refrescos favoritos de los estambulitas.
Sabores que noconocen fronteras
Texto de BRIGITTE VASALLO
G A S T R O N O M Í A
EN LA COCINA DE ESTAMBUL SE REÚNEN LAS CARNE S HEREDADAS DELOS PASTORES NÓMADAS CON LOS INGREDIENTES MEDITERRÁNEOS
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Hablar de Estambul como encruci-
jada o puente entre Oriente y Oc-
cidente significa otorgar a amboslugares estatus de realidad y reco-
nocerles, además, cualidades
monolíticas, homegéneas. Es ésta una visión po-
larizada del mundo, sin duda legitimada por los
viajes en avión, capaces de trasladarnos de punto
a punto sin mediación ni gradación alguna.
Pero hay otra manera posible de leer el mun-
do, la que entiende los devenires culturales, los
espacios de vecindad y contaminación mutua,
como una continuidad. Y lo hace sin distinguir
orientes ni occidentes, como un paseo ininte-
rrumpido por una línea de circunvalación infi-
nita, pues, maravillas de la geometría, se inscri-
be en un planeta esférico donde todo oriente es
el occidente de alguien. Es desde esta perspecti-
va como nos adentramos en las cocinas de Es-tambul, esa Bizancio-Constantinopla-Estambul
Los vendedores de
bocadillos debalik (pescado
fresco) proliferan en el
muelle de Eminönü, cerca
del puente de Gálata. En
el centro hay puestos de
platos preparados, entre
los que destacan los güveç
(estofados) de cordero y
diversosmeze (entrantes).
La autora...Brigitte Vasallo es mediadora intercultural. Ha dedi-
cado buena parte de su vida a viajar y a estudiar las
culturas de Oriente Medio. Colabora con medios es-
pecializados en música y viajes, y dirige el programa
de radio Perder el Norte (Ràdio Ciutat de Badalona).
que fue durante siglos un cuello de embudo por
el que tuvo que pasar todo aquél que quiso en-
trar en Europa procedente de Asia, y en Asiaprocedente de Europa. Pasar por allí, pararse a
comer, posiblemente pernoctar, hablar, ver,
contaminarse y contaminar. Hoy lo que pode-
mos degustar en cualquier hogar estambulita
tiene guiños y puntos en común con lo que po-
dríamos comer en Bulgaria, Serbia, Azerbaiyán
o Armenia. Un universo gustativo de geografía
difusa y ajeno a los malestares políticos.
Ingredientes traídos por los sefardíesLos dos primeros elementos tópicos de la cocina
estambulita son las berenjenas, de origen indio,
y los tomates, de origen ¡americano!, que fueron
llevados a Turquía por los judíos expulsados de
la península Ibérica en el siglo xv. Los sefardíes
fueron acogidos por un Estambul que se frotabalas manos ante semejante regalo: los castellanos
se estaban deshaciendo de su mayor riqueza, los
comerciantes, que se fueron instalando en el ac-
tual Karaköy, en los alrededores de la torre Gála-
ta. Y no sólo trajeron consigo los tomates y las
patatas, sino que, con los siglos, judíos y griegos
de Turquía regentaron los meyhane o tabernas,
los restaurantes populares donde se comen tapas
(meze) y se bebe alcohol. Los mezeler se comen
como las tapas españolas: llenando la mesa de
pequeños platos, picando todos los comensales © G O N Z A L O A Z U M E N D I
© J O R D I B U S Q U É
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de todo, animándolo con alcohol –raki a ser posi-
ble– y alargando una sobremesa a la que se incor-
poran grupos de músicos ambulantes, en su ma-
yoría gitanos. La variedad de mezeler es infinita:
alcachofas a la brasa, hojas de parra rellenas de
arroz y piñones (llamadas dolmaen Turquía, Bos-nia y Azerbaiyán, tolma en Armenia y warak inab
en el Oriente Medio árabe), crema de yogur con
pepino y ajo (caciken Tuquía, tzatzikien Grecia),
ensalada de calabacín, berenjenas cocinadas de
mil maneras (incluso se hace con ellas mermela-
da), carnes al horno y pescados a la brasa, por ci-
tar sólo algunas posibilidades. El barrio de Beyo-
glu está plagado de tabernas y es famoso el pasaje
de las Flores que nace en la avenida Istiklal.
Una dieta de carne y productos lácteosSi bien esta ciudad es toda ella mar y el pescado
es un elemento tan urbano como las gaviotas o
los autobuses, los orígenes remotos de sus pobla-
dores pueden más que el entorno inmediato y los
convierte en grandes comedores de carne en de-trimento del pescado. Originarios de Asia Cen-
tral, la dieta de estos pueblos nómadas se basaba
en los derivados de las reses que pastoreaban:
carne y productos lácteos. Cocinar los trozos de
cordero sobre una hoguera insertándolos en las
espadas sugiere un origen legendario para los
populares kebabs actuales, carne asada en un
bloque vertical o en pinchos horizontales, que
reivindica como propia medio mundo: los ira-
níes, bajo el nombre de shish kebab, los árabes de
Oriente Medio bajo el nombre de shawarma, los
serbios y croatas (que han eliminado el palo y lo
asan directamente sobre la parrilla) llamándolo
evap… Exportado por la diáspora turca y por los
viajeros, el kebab constituye la comida rápida
predilecta en lugares tan dispares como Pakis-
tán, Brasil, China o Finlandia.En Estambul, la comida callejera es toda una
institución, parte del paisaje: además de los ke-
babs, las pizzerías y, por supuesto, las cadenas in-
ternacionales de hamburguesas, a cada instante es
posible toparse con un vendedor ambulante ofre-
ciendo pequeños grandes manjares en plena calle.
Imprescindibles son los pescadores que se reúnen
en el muelle de Eminönü para ofrecer su pescado
(¡fresco, fresco!) frito en un fogoncill o sobre la bar-
ca e insertado en un trozo de pan, como lo son
tambien los vendedores de bocadillos de tomate,
queso feta y cebollino, de borek, una exquisita ma-
sa de hojaldre rellena de queso o espinacas que
constituye el plato nacional croata, o de simit, ros-
cas recubiertas de sésamo. Pero el plato callejero
más típico son los mejillones rell enos de arroz,g
La ‘boza’ es una bebida
cremosa elaborada con trigo
molido fermentado, canela y
azúcar que se suele tomar en
invierno. La tienda de Vefa,
fundada en 1876, es uno de
los locales típicos donde
se sirve este producto.
A la derecha, delicias turcas
(lokum ) en una tetería.
Leche fermentada de orígenes búlgarosEl yogur fue un invento de los antiguos búlgaros, cuando eran un pueblo
turcomano de Asia Central. En su peregrinación hacia los Balcanes (desde el
siglo ii hasta el vii), fueron asimilándose a cuantos pueblos encontraban a su
paso por el sur de Asia, las orillas del mar Caspio, Oriente Medio, Anatolia y
Grecia. El yogur industria l nació mucho más tarde, en 1919 y en Barcelona, de
la mano de Isaac Carasso, un judío turco de origen sefardí nacido en territorio
que actualmente es griego. ¡Más mestizo no podía ser!
!
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En algunos pequeños
restaurantes tradicionalesde Estambul es todavía
posible observar cómo
se cocinan los sabrosos
gözleme , unas grandes
tortitas enrolladas que se
rellenan con espinacas,
queso feta y huevo, entre
otros ingredientes, y se
cuecen a la plancha.
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Café oscuro y cremosoLa bebida se p opularizó en Turquía en el siglo xvi
© A L I K A B A S / G R A
N A N G U L A R
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La infusión se sirve directamente delcezve , un recipiente de cobre con mango largo.
Se puede recorrer Europa sin tener ni idea de historia, y
sin embargo reconocer los confines del Imperio otoma-
no sólo con pedir un café en un bar cualquiera y observar
qué tipo de bebida responde a esa petición. Si te traen una taci-
ta llena de un líquido cremoso, de textura cercana al chocolate,
sin posibilidad de añadir leche y posibl emente endulzado en
origen, ahí hay turco encerrado. Si bien la bebida nacional enTurquía actualmente es el té (con permiso del raki), la única que
lleva denominación de origen es el café turco, algo que reme-
diaron los griegos cuando, tras la invasión de Chipre en 1974,
empezaron a denominarlo café griego.
El café, originario de Etiopía, se fue extendiendo hacia Oriente
Medio a través de Arabia y Yemen, y no se popularizó en Turquía
hasta el siglo xvi. Pero su evolución fue meteórica. En 1554 se
abrieron los dos primeros cafés en Estambul; pocos años más
tarde los cafés (qahveh khaneh) invadían la ciudad.
Hervido en un cazo de cobre sin filtro algunoEn los primeros cafés estambulitas se cerraban transacciones
económicas y se dirimían asuntos sociales, ayudados por el aro-
mático café turco. La denominación de origen le viene por la for-
ma de prepararlo y no por la procedencia de los granos: es turco
aquel café que se prepara en un cazo de cobre de mango largodenominadocezve, en el que se mezclan sin filtro alguno el
agua y el café molido muy fino. Una vez hervido, se pasa a la
taza, en la que se deja reposar (nunca mejor
dicho) para que el poso del café caiga al fon-
do dejando limpia la infusión. Tradicional-
mente, el azúcar, en terrón, se mezclaba di-
rectamente en la boca pero hoy se suele poner
en el cezve. El poso que queda en el fondo de
la taza se vierte sobre el plato y queda así a
disposición de un posible nigromante.
Fumar con narguile frente
a un café o un té es un ritual
de relajación limitado a las
reuniones sociales. El restodel día, los estambulitas
prefieren los cigarrillos.
Desde 1996 está prohibido
fumar en los transportes
públicos y en los centros
sanitarios y educativos.
g parte imprescindible del paisaje de pequeños
vendedores (de calcetines, de pilas, de discos) que
se extienden a lado y lado del puen te de Gálata.
Para comidas rápidas, pero no tanto, la mejor
opción son los hasir restoran, muy numerosos en
las calles comerciales, donde los platos están ex-
puestos en recipientes al baño maría, y en los que
sólo necesitas ir señalándolos para llenar la mesa.
En ellos se puede encontrar una gran variedad de
sopas (çorbalar), potentísimas a base de lentejas, o
más ligeras, de tomate y yogur, y disfrutar de una
enorme variedad de platos elaborados con los in-
gredientes de un clima propicio a verduras y hor-
talizas, al aceite de oliva y a cereales como el trigo
y el arroz, combinados en sabores ricos y poco
saturados de especias. Como se ve, elementos co-
munes a toda la geografía mediterránea, pero in-
terpretados de maneras distintas: en Estambul, el
yogur no es un postre, sino un condimento o una
bebida para acompañar el pescado, y las ensaladas
de tomate no son un primer plato, sino parte esen-
cial de los desayunos al borde del Bósforo.
Para los golosos, en los postres no pueden fal-
tar las delicias turcas denominadas lokum, unos
pastelitos gelatinosos elaborados con fécula de
maíz, azúcar (abundante) y agua, cort ados en for-ma de cubo, de colores vivos y textura elástica,
muy cercana a la de las gominolas.
Platos con sabores más lejanosLos amantes de la sofisticación culinaria que no
se achiquen: en Estambul se pueden encontrar
desde excelentes restaurantes de sushihasta coci-
na minimalista, cocina experimental y todo lo
que nos pueda apetecer. La zona de Beyoglu con-
tiene toda la variedad de propuestas imaginable,
aunque no en todas partes se sirve alcohol: si
queremos acompañar nuestra comida con una
cerveza o una copa de vino, es mejor preguntar
antes de tomar asiento, o simplemente, renun-
ciar al alcohol y decantarse por un té, disponible
en todas partes y a todas horas. Aunque habitualmente imaginamos a los tur-
cos tomando café, en realidad en la Turquía ac-
tual se bebe mucho té, el famoso çay. Se prepara
en una tetera compuesta por dos recipientes su-
perpuestos, el de abajo lleno de agua hirviendo,
y el de arriba lleno de té concentrado; ambos lí-
quidos se mezclan en el vaso según la intensidad
deseada. Los vasos tradicionales para beber té
tienen forma de tulipán y se presentan sobre un
platillo decorado. El té se encuentra en cualquier
parte, constantemente, pero los establecimien-
tos especializados son los kahvehane, los cafés,
lugares tradicionales donde los hombres juegan
a cartas y al dominó, o los çay bahçesi, los jardines
de té, un poco menos masculinizados. En vera-no, lo ideal es beber ayran, un yogur líquido al
que se añade sal e incluso pimienta, y que se
acostumbra tomar con las comidas.
Pero Estambul tiene bebidas bastante menos
“piadosas” que el té y el yogur, pero igualmente
populares y extendidas, como la omnipresente
cerveza turca Efes Pilsen, o el rey de las bebidas
alcohólicas turcas: el raki, un aguardiente de altí-
sima graduación con regusto de anís, similiar al
ouzo griego, y cercano a la rakia bosnia y búlgara,
o incluso a la grapa italiana o al orujo español.
Ideal para entender el significado profundo de la
expresión “coger una turca”, el raki se puede to-
mar solo o mezclado con agua, lo que le da una
textura lechosa. A diferencia de otros de los lico-
res citados, no se toma como digestivo, sino co-mo acompañamie nto de la comida, de las tapas y,
por supuesto, del tabaco.
La web del Instituto Cervantes de Estambul
recoge la recomendación de un divertidísimo bar
en Kadiköy donde ofrecen el curioso menú “Es-
toy tan solo”, consistente en queso blanco, tres
copas de raki y ¡un paquete de Camel!, el punto
final imprescindible de la comida en Estambul.
Fumar y fumar, por mucho que la ciudad se vaya
llenando de carteles de sigara içilmez, que contra
todo pronóstico significa “prohibido fumar”, al-
go que en Turquía es tan exótico como ser vege-
tariano. Al igual que sucede con las bebidas, el
turco imaginado no se corresponde con el turco
de a pie: los otomanos del sigloxxi
no fumannarguile, sino cigarillos, sigara, en cantidades as-
tronómicas (121 paquetes al año por habitante,
en 2000). Para estos volúmenes de consumo, el
paquete de cigarrillos es una opción mucho más
manejable que el narguile, que va acompañado
de toda una ceremonia social. La pipa de agua no
se fuma solo, sino en las reuniones, en el momen-
to de descanso, y debe compartirse… Eso sí, con
boquillas individuales. Caída en desuso durante
los primeros años de la república, hoy reapare-
cen en los cafés jóvenes que fuman la pipa, devol-
viendo al paisaje un elemento esencial de los
tiempos dorados del Imperio otomano.0
Dulce ‘simit’El simit , una rosquilla de
pan con semillas de sésamo,
es muy popular en toda Tur-
quía, no sólo por su delicioso
sabor, sino también por ser
un producto muy barato (unos cuarenta kurus la unidad). En cualquier rincón de
Estambul podemos encontrar vendedores de simit , que normalmente se des-
plazan en pequeños carros o bien a pie con una bandeja de rosquillas en la ca-
beza. Suele tomarse en el desayuno, acompañado de té y queso o mermelada.
! © O R I O L A L A M A N Y