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Estampas para el recuerdo - Parte II

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Se trataba, en su primitiva concepción, de hacer un libro de fotos en el que se explicase la vida del pueblo. Fue tal el éxito de la primera tirada que inmediatamente hubo que hacer más. Aquella primera edición la patrocinó Caja Rural de Extremadura y todavía hubo una segunda patrocinada por la Diputación de Badajoz con la que pudimos llegar a todas las bibliotecas de la provincia. Los Santos de Maimona ‘estampas para el recuerdo’ no pretendía agotar la materia pero sí servir de referente como libro de cabecera en las casas de nuestros convecinos; no es un libro de investigación que sirva para los investigadores, sino de entretenimiento; los hechos demuestran que ha cumplido esas expectativas.

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FOTO COLECCIÓN CARLO!! ALVARlZ.

Otra formación de la U. C. La Egtrella en fog añog 60 { camigeta rqja. pantalón azul}. Mas:ryigta. Camacho. Fugter. Pedro Rico. Pedro All!ón. Quico !1eco. Regti.

Exfremoñito. Carfog Alvarez. Jogé Amador. Juan Guerroro y Antonio Hornándoz .

. 493 .

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FOTO cou:CCIÓN .JO~[ FE.RRET.

Virijas glorias do La fsfrella.

fn pie. Resfi Monge; agachados. Carlos Alvarez y José Ferref «fxfremoñifo».

Años 60 .

• 4.94.

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~-

1

FOTO COLECCIÓN FRANCl~CO PACHÓN.

Año 1968. Formación dl! la U. C. La fgfrnlla. Pinto. Jogfl Mari Lavado. Gordillo. Jl!gúg, Rl!gfi. Quico. Camacho. Jogl!fifo.

!:l!QUl!da. Pachón. Chipl!ndi y Quico !:l!co.

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De caza

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FOTO COLECC'JÓN PIU DÍAZ.

fn 1880.

fgfog pernom!_je!: !:anfeño!: !:e hacen fotografiar en una cacería .

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La caza y los cazadores

Este relato entre dos viejos cazadores -Pepe Tovar y Leandro Carrasco- nos devuelve, con toda su frescura, la vida cazadora de muchos paisanos de Los Santos que disfrutaron de los bellísimos lances venatorios en una época de abundancia de piezas de caza. La conversación comienza evocando,

Los viejos tiempos.

Pepe.- Cuántos vieJOS y nos­tálgicos recuerdos, amigo Leandro, se nos fueron sedimentando, poco a poco, en la memoria hasta construir una historia, tan sencilla y sin importancia como se quie­ra, pero cuyos hechos, forjaron para no­sotros -a la par que una adolescencia y una juventud felices- unas amistades in­olvidables.

Leandro.- Así fue y así es real­mente; felicísimos, apasionantes recuer­dos y lamentablemente tan añejos, ami­go Pepe, que se remontan ya -¡ ay!- a la friolera de casi los sesenta años. Nada menos que de aquellas lejanas fechas datan nuestros primeros recuerdos cinegéticos y el comienzo de nuestra amistad; cuando la guerra civil no había llegado a su fin y mi hermano mayor, Pedro, m e regaló mi primera escopeta .

Pepe.- Desde un principio, nos picó fuerte el gusanillo d e nuestra afición y, cuando tuvimos ocasión, nos lanzamos al campo con la ilusión virgen de los ca­zadores noveles, para emprender <<nues­tras primeras armas». Teníamos sin em­bargo una servidumbre: tan «tiernos», no nos dejaban salir solos al campo; así es que había que buscarse compañeros. Pero cualquier ocasión la hacíamos buena para campear las flamantes escopetas. Los puestos de perdigón con Antonio Abad Garay y con tu padrino, José Poves Leal; las salidas conejeras con Vargas y su por­tentosa perra; en fin, los intentos «a lo que saliese» con aquellos amigos tan cé­lebres en este «negocio» como Angel Moreno -«el de Martín»- que nos decía intencionadamente ... «yo tiro muy bien, eso sí, sobre bicho parado ... ». O su cole­ga pescadero -Doroteo- que no tiraba los conejos que le salían para atrás.

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Decaz:a

« ... ¿cómo iba a tirarlos -decía- si el muy jodío ha salido al revés? ...

Leandro.- Sí que eran célebres. ¿Recuerdas a «Bisturí», el albañil, que se venía con nosotros algunos ratos y tenía las ocurrencias más imprevistas?. Una tarde me lo encontré a la salida del pue­blo; nos fuimos cazando por el Monte y Los Castillejos hasta Cabrera y, al vol­ver por el olivar, terminamos poniéndo­nos a las tórtolas en la rivera. Al rato, acude el hortelano de allí al lado y se pone en animada conversación con nues­tro amigo; llegada la hora de regresar, hi­cimos el reparto de la caza muerta -por cierto le tocó el mejor lote- y nos pusi­mos en camino. No habíamos andado cuarenta metros, me fijé en «Bisturí» que caminaba tan despreocupado con las ma­nos en los bolsillos.

Le digo: «¡Chacho, que te olvidas la escopeta en el puesto ... ! ... Y tan son­riente me responde: «¡Qué coño de olvi­do, se la acabo de vender al hortelano en veinticuatro duros»!.

Yo, no sabiendo como justificarle tal despego por su arma le dije: «Bueno, menos que la escopeta al hombro te van a pesar las dos docenas de duros en los seis kilómetros que nos restan para lle­gar al pueblo».

Pepe.- A pesar de todo -hoy pa­rece increíble- cazadores como estos, cuando se juntaban en un partida de ca­torce o dieciséis, ojeando viñas o posíos, llegaban a cobrar más de un centenar de liebres y, eso sí, acaso un par de colleras

de perdices. Recuerdo que el producto de aquellas cacerías se entregaba entonces a los servicios de Auxilio Social, encar­gado de remediar una parte de «las ham­

bres» que la guerra dejaba tras de sí.

Leandro.- Claro, eran los tiempos en que esa misma guerra había dejado los campos en soledad imponiendo así, involuntariamente, una drástica veda de tres largos años que repobló nuestra cam­piña con una riqueza cinegética jamás conocida. Eran tiempos en los que los galgueros empezaban a echar las prime­ras liebres del día en los cortinales y, a lo mejor, la carrera se terminaba por las ca­lles del pueblo. No se me olvidará aque­lla liebre que esquivó a los perros con un recorte a lrededor de la farola de Vistahermosa. Los tiempos en que ojeá­bamos las laderas del Castillo y entraban en las «puertas» perdices a barullo; creo, recordarás, Pepe, aquel macho: tras ha­cer la «torre» cayó en la «corcha» de la la­vandera que faenaba con su ropa en el regatillo de la fuente de la estación del ferrocarril.

En ratos perdidos tirábamos des­de los corrales de Río Verde y, nuestro amigo Alejo, él solo, nos empujaba por encima los alcaravanes y las aguanieves, ahí mismo en el «Arroito». Claro es que, durante aquella veda forzosa, casi nadie pudo cazar ni con escopeta -no había pól­vora ni munición- ni con perros. ¿A quién le sobraba un kilo de pan para mantener­los?.

Unos años después, empezamos a cargar aquellos cartuchos de artesanía,

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de pólvora mezcladas con las de guerra y munición casera -unos granos salían re­dondos y otros corno huevos-. Hubo vai­nas requemadas que se llegaron a cargar cinco y seis veces.

Pepe.- Todo andaba escaso; por eso «el boticario», un buen día, tiró de libro y en su rebotica fabricó una pólvo­ra negra -y tan negra- que cuando se de­cidió a dispararla se vió rodeado de una espesa nube de la que salió tiznado corno un congoleño, al tiempo que los perdi­gones rodaban mansamente hasta la boca de los cañones ... ¡Se había inventado la pólvora lenta!.

Leandro.- Cuando las fábricas comenzaron a producir con normalidad vainas de cartucho, pólvora de caza y munición, proliferaron los cazadores en­golosinados con aquella superabundan­cia de bichos que eran una buena ayuda para la cocina. Y claro está, el «maná» se_ fue agotando hasta que el campo llegó a quedar con una población normal de caza.

Entonces sólo siguieron cazando un grupo reducido de «cosarios» profe­sionales del oficio y una partida de exce­lentes aficionados.

Alternando con unos y con otros, dos locos adolescentes -rabiosamente enamorados de este deporte- y que, aho­ra, con agridulce nostalgia, evocan aque­llas sus placenteras y ya remotas viven­oas.

Los cosarios.

Pepe.- ¿Recuerdas a los compo­nen tes de aquellas partidas y cómo y cuándo cazábamos con ellos?.

Le-andro.- ¡Hombre, Pepe, corno si fuera hoy mismo!. Tenemos de ellos re­cuerdos imborrables.

Para los cosarios, la caza era su negocio, un oficio duro cuando se ejerce por obligación y cuando de su resultado depende el tener o no tener el hambre en casa. Lo practicaban respetando las leyes naturales del campo y, lo más prodigio­so -doy fe- con verdadera alegría que es la forma más hermosa de ganarse la vida. En el campo eran como brotes en la tie­rra cada uno con su personalidad perfec­tamente definida.

Pepe. - El número uno, sin duda, Serafín, era el «As». Una «escopeta» irre­petible, tan de excepción, que llegó a ser legendaria en la comarca. Soltero a la antigua, sin enredos de faldas, vivía con su hermana que le vendía la caza. Para definir mejor su categoría vayan dos anécdotas:

Celebraba nuestro amigo D. José Rico, en su finca del Potril, una batida de perdices, y en ella, como era habitual, Serafín dirigía a los ojeadores. Se le en­tregaron una veintena de cartuchos, en­tre ellos, por excepción, uno de 70 milí­metros que metió en el caño izquierdo de la escopeta por si se hacía necesario. Ter­minada la cacería, al hacer el recuento de

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piezas, Serafín aportó al montón dieci­nueve perdices; al ser felicitado por la proeza, nuestro hombre -con toda natu­ralidad- abre su escopeta y saca del ca­ñón izquierdo el cartucho de setenta mi­límetros que permanecía intacto.

En cierta ocasión, cazando al sal-. to en el Endrinal, coincidimos con Emi­lio, gran cazador y una de las más finas escopetas de Villafranca de los Barros. Al saber que éramos de Los Santos nos con­tó lo siguiente: «Cazaba yo un día de in­vierno en los Zancones, cuando vi cru­zar a la ladera que yo seguía, otro caza­dor quien, por la dirección que traía, su­puse era de vuestro pueblo. Para no es­torbarnos, le propuse que siguiéramos juntos la mano y, por curiosidad, le pre­gunté si conocía a un tal Serafín -famosa escopeta de su pueblo- a lo que contestó afirmativamente. Cuando dimos con las perdices, muy duras ya en ese tiemp_o, aunque salían despegadas, el colega co­menzó a derribarlas, con tal soltura, que no me daba tiempo a disparar -y creo que no soy manco-. Al final de la ladera nos despedimos y, al felicitarle por su exce­lente puntería, el hombre me dio cordial­mente las gracias, añadiendo: « ... y ya conoce V d. a Serafín».

A lo largo de nuestras cazatas, nos lo encontrábamos alguna que otra vez porque él cazaba a diario, incansa­blemente; si era el caso que siguiéramos un rato juntos, raro era que no surgiera la ocasión de mostrarnos sus portento­sas facultades. Recuerdo un día que lo

encontramos en el Cotito; mirando a los eriales de enfrente nos dijo: «En esos lla­nos llevo ya rociados esta temporada tres arro­bas de munición». Pero siempre al cabo, continuaba su camino, porque, de suyo, era un solitario que guardaba celosamen­te su independencia.

Leandro.- Los demás cosarios sí se unían en cuadrilla para ayudarse, pero raramente se mezclaban con cazadores aficionados; yo tuve la suerte de cono­cerles debido a mi amistad con los hijos del «Temor» y, cuando mostramos nues­tro apego a su oficio, quedamos admiti­dos a su grupo.

Recordarás, Pepe, las carencias de aquellos hombres en lo relativo a sus «he­rramientas»; sus espingardas pistoneras -con toscas soldaduras y ataduras de alambre- largas de casi dos metros y las mejores de cuatro duros ... ¡Vamos, a diez pesetas por metro de escopeta! .

Para nosotros fueron excelentes profesores: «Rejano» -José Pachón Rejano- era el aristócrata del grupo -me­nudo, sarmentoso- cazaba como un vie­jo zorro, con gran inteligencia y era ade­más, un excelente tirador. Cuando, en ocasiones, yo aportaba al grupo, para mejorar el armamento, alguna escopeta de las de casa, siempre se la entregaba a él con la aprobación general. En el arte del buen cazar, de nadie aprendimos más que de él. ¡Cuánta paciencia ponía en aconsejarnos!.

« .. . Muchacho, no rompas la mano pero tampoco vayas derecho como un taco;

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culebréate a las matas y junqueras que te caigan al paso, que si no te las quedas atrás ... !» ... ¿Cómo no te van a sorprender las perdices si encumbras con la escopeta mal colocá ... ? » .

Y así una y otra vez; aún me pa­rece que lo estoy escuchando. Envejeció prematuramente; al final -recluído en su huerta del Chapín- no podía ya cazar; si lo visitábamos al pasar, nos miraba, re­flejaba en sus ojos la melancolía. Enton­ces le engañaba el corazón y nos decía ... «No creáis, aún soy capaz de agarrar la esco­peta y ponerme en mano con vosotros cami­no de Cabrera».

De todos los demás componentes de este grupo -del que Rejano era el Jefe natural- podría decirse, en términos tau­rinos, que «cumplían»; ellos, más que con sus armas, mataban la caza con sus pier­nas y su astucia.

«Sequeína» era, tal vez, el más menudo y seco de ellos; quizá tambie n el más viejo. A veces le daba la lata el es­tómago pero aguantaba bien en la mano y a la hora de tomar bocado, junto al pozo o la fuente, arrugaba la cara y, señalán­dose el «sitio» decía: « ... Tengo formao aquí un queso y hasta que no se reparta no cazaré ni andaré a gusto». Se retiró del oficio an­tes que los demás entregándole los tras­tos al hijo quien, con su mismo nombre, siguió con los demás la historia.

Lorenzo «El m udi to» no era mudo, sino todo lo contrario: hablador y simpático; si era preciso, daba la nota de humor de la jornada; el mudo de verdad

era su padre, zapatero de profesión y al que ayudaba a ratos. Tenía unas faculta­des físicas portentosas que, de joven, ha­bía demostrado como defensa en el equi­po de fútbol del pueblo.

Vázquez, era pariente del «Te­mor»; alto, flaco y desgarbado. Sólo ca­zaba a temporadas con nuestro grupo ya que, de vez en cuando, se nos iba de «va­caciones» al manicomio de Mérida. En la mano era parsimonioso y siempre estaba sonriente.

Finalmente «El Calao». ¿Lo re­cuerdas?. Renegrío y duro como el peder­nal. Aún me parece oírlo quejarse -muy por lo bajo para no molestar a los demás­aquella noche que pasamos en el chozo; no quería ir al médico para no mentirle; al día siguiente le dijo: «Mire V d. que me he pillao con un carro». Y el doctor le con­testó: «No te preocupes que no diremos que el carro iba cargado de pólvora negra». Unos años después me decía Manuel: «Las dos noches peores que se han pasado en el chozo han sido la de tu fiebre con el espino infecta­do y aquella de la tarde en que el «Calao» le reventó la escopeta».

En los últimos tiempos se compró aquella pistonera de cañón tan estrecho y larguísimo. Decía: «A mí lo que me sobra es escopeta; el otro día volví a la fragua a cor­tarle otros cuatro «deos» de cañón y «entavía jace» tiros como balas».

Cazar con ellos era cazar con se­riedad, con orden y con reposo; forzosa­mente s~s armas lo imponían:

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D e caza

«¡ ... Párate chiquillo, que ha tirao el Vázquez; dale tiempo a recargar que él no puede meter, como tú, los cartuchos sobre la 111rzrcha ... ! »

Una forma de cazar, pura, rústi­ca, inolvidable.

La partida.

Pepe.- Nuestra partida dominguera, era otra cosa: alegre, bullan­guera. El lugar normal de reunión era el portal de la Iglesia, para empezar la jor­nada con la Misa de Alba; aún me parece oír el saludo a los rezagados: ... ¡Chacho, abreviar que la perdemos! ... ¡ Vamos que es­tará empezando!.

Después, hacia el cazadero, con toda la ilusión y siempre con el poquito de canchondeo. Todos a lomos de mulas; bueno todos, menos uno que yo me sé, quién «para descansar», se hacía el cami­no cazurreando, paralelo a la recua y sin perderla de vista; y no desaprovechaba el tiempo porque casi siempre «arrebañaba» algo: en una ocasión le vi­mos hacer un doblete de perdiz y liebre y en otra cobró tres tórtolas en el suelo y otra al volar, con el caño izquierdo; el Chancleto al verlo gritó: «Ese ha disfrutao más, ahora mismo, que si le dan la estrella de Coronel». Y aún le faltaba porque era ca­dete de primer curso.

Sólo el hecho de recordar aquél grupo de auténticos amigos -todos nos dejaron ya- constituye un verdadero y nostálgico placer.

José Poves era el auténtico pa­triarca que daba seriedad y categoría al conjunto, buena escopeta y entrañable amigo. Domingo Rubiales, Juan Felipe Muñoz y Pedro Rico, hábiles tiradores y rabiosos aficionados. Saturnino Alvarez, un grano de pimienta que daba picante al grupo. Paco Marcos que tenía «rachas de tiro» y, a veces, se distraía y se salía de la mano. Finalmente Manuel Rodríguez «El Chancleto», simpático, socarrón y un seguro intendente sobre la marcha -lo que hay en España es de los españoles- y para nosotros un fiel e inol­vidable amigo.

Cazábamos al salto, en mano. Las jornadas eran duras; el «jato» nos que­daba lejano y a él sólo se regresaba para comer una sola vez, ya tarde, al final de la cacería. Con la caza a las costillas, la sed sólo se mitigaba al paso casual por alguna fuente o cuando tú, echándole «bemoles», te bajabas a los pozos para lle­nar la zurrona de Manuel, que resultaba impermeable -no sabemos si por su dura lona o por el revoco que le proporciona­ban la sangre vieja y los orines de liebre y, chorreando, la subíamos a la superficie a base de cinturones y cananas unidos.

Leandro.-Aún me parece oír des­de el fondo del pozo vuestros comenta­rios: ... «Ese jodío, algún día se cae ... ¡Y a ver cómo lo subimos! ... ¡y nunca se acuerda na­die de traer un cacho de hiscal! ... ; Venga, bebed sin mirar que si la miráis no la be­béis!» ... Y es que el líquido, .demasiado tomado de color y con plumas flotando,

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olía además a todo aquello que se ha mencionado.

Pepe. - Normalmente los resulta­dos era buenos con perchas abundantes. Y al final, de regreso, volvían las bromas y, si por un casual existía el «bolo» de turno, tenía que aguantar la temida can­ción del «Bolo bolindrón» que no se re­cibía con agrado, sobre todo si había rein­cidencia.

Leandro.- En determinadas oca­siones no se podía reunir a toda la parti­da; lo habitual entonces era comprome­ter a Manuel, a tomar hacia la «Cañá» y establecer nuestra base de operaciones en «La Corcobá». Desde allí todo elMesegal, La Venta, el Moral ... eran nuestros. A veces, obedeciendo la indicación de nues­tro amigo D. José Rico, nos alargábamos hasta su finca del Potril que, generosa­mente, ponía a nuestra disposición.

A la memoria me viene aquella cacería navideña que organizamos ailí con Manuel a quien en aquella ocasión acompañaba su hijo Santiago, todavía sin edad para «empuñar las armas». Caza­mos intensamente con descanso a medio día para comernos un gallo que nos ha­bía preparado la guardesa; la jornada ves­pertina la prolongamos hasta muy tarde y, cuando ya a oscuras, nos retiramos a las habitaciones hacía un frío que pela­ba. Manuel y su hijo se arreglaron acos­tándose juntos en una de las dos camas que tenía la habitación y se echaron en­cima el colchón de la otra; nosotros no encontramos en el armario ropa de abri­go; nos acostamos también juntos, vesti-

dos y arropados con la colcha de la que, sucesivamente, tirábamos tú para tu lado y yo para el mío. Recordarás que sólo dormíamos los ratos que el sueño domi­naba a la tiritera. ·cuando Dios amaneció y la luz empezó a hacerse en la habita­ción, te llamé riéndome: ... «¡Pepe, ven a ver ésto!». Y efectivamente viste una si­lla, en un rincón a~n en penumbra, con media docena de mantas encima cuida­dosamente dobladas.

Pepe. - No tardamos mucho en re­cuperarnos de la «noche toledana» por­que nos esperaba el segundo día de caza. Después de calentar los huesos en la can­dela de encina, y ·el es tómago con el pla­to de migas con chorizo, poco tardamos en subir por aquellas cuestas que· nos eran tan familiares. ¡El paseo fue chico!. La Sierra del Calvo, los Arenales, El Chaparral y el Sotillo hasta el Bocarón. Yo creo que me cansé como nunca pero el resultado no fue malo: doce liebres, -creo que echamos más de cincuenta- y siete perdices, más un pato.

Siempre pasa alguna cosa curio­sa en las cacerías, pero en ésta ocurrie­ron varias: la primera, la liebre gigante que mató Manuel; él decía que tenía la cabeza como una cabra y tú que era de los tiempos del Antiguo Testamento. La segunda fue la perdiz albina que yo maté -el guarda decía «estas son mestizas de per­diz y palomo»- . El pato lo tiraste en el charcón de la Golondrina, más bien lar­go; acusó el tiro bastante pero se perdió hacia el Chaparral; te dije: «j No intenta­rás cobrarlo!». Y como siemore no me hi-,_

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ciste caso; cuando te alejabas corriendo, Manuel me dijo riéndose: ... «¡Ese trae el pato así tenga que cobrarlo más allá del ... !».

Las cacerías en pareja.

Leandro.- Cuando toda la hueste de nuestros amigos faltaba a la lista, allá nos íbamos solos a inventar otras cace­rías. Éramos más jóvenes y, en vacacio­nes, mucho más libres que nuestros co­legas, quienes alegaban: «Muchachos, que nosotros tenemos nuestras obligaciones; ade­más a vosotros no hay quien os «jarte de ca­zar», ni cristiano que os siga».

Entonces, Pepe, cogíamos aque­lla conocidísima mula de tu casa -que no tenía más remedio que aguantarnos- y nos «encajábamos» a La Jara, en donde el célebre «Canana» nos acogía amable­mente y nos divertía con sus inventos. Me parece que lo estoy viendo cuando llegá­bamos sudando de nuestras jornaaas agosteñas: ... «Bueno ya habéis cazado, aho­ra os toca pescar». Y nos íbamos a inten­tarlo en los charcos de las Tejoneras; no recuerdo que jamás cogiéramos un pez, con aquella vieja red, pero el baño y las bromas sí eran seguros; recuerda el día que salió chillando del agua como un ra­tón; se le había agarrado una sanguijue­la allá en donde él no quisiera y, mien­tras trataba de despegársela, decía:«¡ Es­cucha, escucha, se le oyen las tragantás».

Pepe.- Ese mismo charco, me re­cuerda otro baño tuyo que no fue preci­samente voluntario allá en unas lejanas

Navidades. Nos habíamos empeñado en tirar unas grullas que volaban por los al­tos de Valdivia. Me dijiste, «rodéalas y las empujas que esas se van a venir a la queren­cia del Moral». Vi que te metías en la caja del arroyo, que estaba helado, para tapar­te con las junqueras; mientras me aleja­ba oí el crujido del hielo y los tacos que soltabas; seguí sin darme por enterado y, efectivamente, las grullas te atropellaron a diez metros por encima; hiciste el doblete como estaba mandado y cuando llegué, con su poco de cachondeo, te dije: ... ¡Enhorabuena!, pero, ¿a qué venían esos tacos y lo del «agua hirviendo»?.

«El hielo era más delgado de lo que creía -contestaste- y me ha llegado el agua hasta los sentimientos. Pero ¡coño, ha me­recido la pena!».

Leandro.- Es que nuestro propó­sito, Pepe, no era en sí matar mucha ni poca caza sino, precisamente ilusio­narnos con ella; ofrecíamos a nuestro deporte el esfuerzo heróico que nuestras facultades juveniles nos permitían y aquello era verdaderamente vocación y la gozábamos plenamente; además, de ello, se derivaban a veces unos resulta­dos brillantes.

Pepe.- Sí, practicábamos una caza pura, romántica. Creo Leandro, que ca­zar contigo en todos aquellos tiempos, fue un lujo que duró toda mi juventud. Bueno un lujo con sus ventajas y sus in­convenientes.

Inconvenientes: había que parar el «cuentakilómetros», poner la directa y

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acelerar. ¿Y repostar? ... Todo lo más en una higuera que cayera al paso. ¿Venta­jas?. Todas las demás.

A veces, salíamos cazando desde el pueblo y era como si en el mismo pue­blo dejásemos el «jato» porque, en sesión matutina, nos íbamos por el Chapín a Ca­brera, al Rincón, a la Cazuela y regresá­bamos por la Sierra de los Olivos. Des­pués de comer nos preguntábamos ... ¿Por qué no damos una vuelta al Castillo? ... La vuelta ya se sabía, era por el Castillo, Sierra Gorda y el Almorchón y la llega­da al pueblo por la noche con la luna lunera, si es que la había.

Conocíamos entonces cada majano de la Sierra Gorda, cada carras­ca del Montuoso, cada retama de la Ven­ta y cada junquera del Endrinal; y las fuentes del Gitano, del Salado, del Cali­canto o de la Teja conservaban siempre frescas las huellas de nuestras botas.

Leandro. - Como debió y como debe ser; a mi juicio los vicios sanos hay que cuidarlos como a las niñas de tus ojos y practicarlos aún con exceso, con pasión. Ellos son tus ilusiones y además, si no qué leches íbamos a tener que recordar ahora ni qué contar a quienes vinieron después. Porque recordarás, Pepe, que, así, sin darnos cuenta -de ser los jóvenes de la partida- nos encontramos un buen día con que éramos los veteranos de ella. Habían pasado nuestros años mozos, desaparecieron los cosarios y también la partida del «maestro Poves». Un buen día nos encontramos cazando con otros jóvenes y buenos amigos.

La nueva partida.

Pepe Piñero, Antonio Fer­nández, Antonio Gómez -de vocación éste un poco tardía- Pepe Amador, Juan Gordillo; mis sobrinos José Martínez y Carlos Alvarez (creo que éste último me perdonará algún día el haberle envene­nado gravemente con el más activo vi­rus de la caza y haberle hecho pasar, con éste motivo, los más «amargos» ratos de su vida). Ellos fueron los que constitu­yeron al fin la nueva partida, con los her­manos Santi y Luci Poves y nosotros, los amablemente invitados a sus cacerías, en los cortos días de nuestros permisos; al fin la profesión nos había apartado, no sin dolor, del terruño y cada uno estába­mos por un lado. Recuerda, Pepe, cuan­do -en serio, en broma- me decías: «Lo peor que pudimos hacer en esta vida, Leandro, fue aprender a leer y a escribir».

Pepe. - Cierto es que estas cace­rías, fueron -casi desde sus inicios- de un nuevo estilo, con más medios, más como­didad; el ojeo sustituía al salto y el con­fortable automóvil al lento y paciente penco. Pero la rapidez de aquel no nos concedía ya el reposo necesario para or­ganizar por el camino los ocurrentes y agradables «cachondeos», ni a tí, Leandro, la ocasión de ir cazando a su compás, «fuera de madre»; y por supues­to estos mecánicos y mortales inventos del demonio nunca podrán ya interpre­tar aquellas jocosas y gratificantes esce­nas de amor equino surgidas sobre la

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marcha por un imprevisto flechazo en­tre nuestros semovientes.

De otra parte, el reducido coto re­emplazó poco a poco a la amplia magni­tud de nuestros antiguos terrenos libres de inacabables horizontes. Hoy los altos de la sierra -u otros mojones de los veci­nos términos- te obligan a volver la mano como quien dice, allí donde prácticamen­te comenzaban nuestras andanzas. Es natural, las escopetas se multiplicaron y aquello que muchos desean hay que re­partirlo justamente, y limitarlo, en espa­cio y en tiempo. La caza, de otro modo, no aguantaría la presión ni los agobios de tanta gente.

Galgueros y perdigoneras.

Leandro.- De siempre hubo en Los Santos mucha afición y una gran ac--­tividad en torno a los galgos y a la caza de la perdiz con reclamo.

Entre los más viejos galgueros -allá en los tiempos de Maricastaña- re­cordamos a Domingo el zapatero; era un gran entendido y sabía seleccionar sus perros; lo que no podía -ya hemos dicho que eran malos tiempos- era alimentar­los debidamente. Por tanto el «contrato laboral» de Domingo con sus perros era básicamente: casa, luz y ... muy poquito más. Por eso cuando sus canes cogían alguna liebre -que sí que las cogían- Do­mingo tenía que estar muy atento y ali­gerar para llegar al «reparto».

Por aquellos tiempos ejercía tam­bién este oficio, y con éxito, el doctor Don Román Franqueza; le recuerdo con sus buenos perros y su caballo tordo, cuan­do pasaba por la puerta de mi casa; yo le acompañaba a patas algunas veces ya que, por entonces, aún no nos dejaban salir con la escopeta.

Finalmente en posteriores y más amables tiempos conocimos a ilustres galgueros como Luis Galea, Cristóbal, Cristino Mancera, Juan Antonio «El Perrino» -con su famoso galgo «Espartero»- . Juan Antonio tenía fama de tirar muy bien las liebres -«siempre que estuvieran en la cama»- y, cómo no, «José el de la viuda» quien entre otros galgos tuvo una perra «de bandera»

Entre los amantes de la caza con reclamo, recuerdo desde mi niñez a mi padre y a mi padrino: ¡Cómo trataban a sus pájaros!. Con exquisito mimo dispu­tándose encarnizadamente el honor de poseer e] reclamo perfecto. Jamás olvida­ré aquella carambola en el puesto entre Cabrera y Cerro Pelado; fue mi primer tiro de escopeta, mi padrino me tapó con sus dedos los oídos porque era chico y me daba miedo el estampido. Angel el pescadero y Manolo Cidra, el zapatero, fueron también grandes aficionados y posteriormente Don Luis López, el Jefe de Correos, capitaneó durante mucho tiempo con gran solvencia a los devotos de este arte.

Hoy mismo, la afición al puesto está en pleno apogeo y aún se dice que

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hay más pájaros enjaulados que perdi­ces en el campo.

Otras cacerías.

Pepe.- Por supuesto que allá por nuestros primeros tiempos y en otros posteriores, se daban en Los Santos otras cacerías que, digamos, pertenecían a la «otra galaxia». Se celebraban en cotos muy bien cuidados, con disciplinados ojeadores y cómodos medios de locomo­ción. Yo asistí a algunas de ellas, genero­samente invitado por Don Juan Murillo en su finca de Sierra Ambragua. También nuestro amigo Don José Rico organizó lucidísimos ojeos de perdices, con invita­dos de postín, en los que no se omitía ningún detalle de exquisitez.

En unas y otras de estas cazatas, muchas de las escopetas eran punteras y aficionados de raza, aunque, claro está, era inevitable que no todos lo fueran tart­to. Los resultados, naturalmente, eran magníficos y el número de piezas cobra­das, extraordinario.

La separación.

Las postreras cacerías que hici­mos juntos, recuerdo, Leandro, fueron aquellas a las que me invitaste con tu peña de Madrid y las de La Florida con tu familia en Badajoz. Después ... yo tiré mi último tiro, hace unos treinta años; esas últimas piezas poca huella dejaron

en mi memoria pero, de nuestros prime­ros tiempos, sigo recordando, como si fuera hoy, mi primera liebre, conejo, per­diz o tórtola.

Ya sé que tú sigues con la FE y has educado en tu escuela a tus hijos y pretendes hacerlo con tus nietos, con los que sigues atropellando laderas con la escopeta al hombro.

Leandro.- Es cierto, no quiero ser capaz de dejarlo y doy muchas gracias a Dios que aún me permite hacerlo; cazo al salto con algún amigo, con m is hijos y, a ratos solo; esto a veces le preocupa a ellos, pero se ríen cuando, en broma, en serio, les digo: «¡Tranquilos! una de las mejores muertes que podría acontecer a un cazador es la de terminar -siempre en gracia de Dios- dulcemente recostado detrás de u na junquera ... y abrazado a una vieja Sarasqueta».

Pepe.- ¿Qué veneno tendrá esto de la caza que tira tan fuerte?. A veces es hasta obsesión; ahora recuerdo una vieja historia -no me acuerdo quien me la con­tó- de tu hermano José María. Asistían en cierta ocasión a un entierro en el que oficiaba el Padre Manolito; José María iba por lo bajini practicando con el recla­mo de la codorniz, mientras el cura can­taba sus responsos; pero al terminar és­tos, había entre-oido el «pri-pri-pri-pri» de tu hermano; le había mirado un par de veces de reojo haciéndose el sordo pero, al terminar con el «amén», ya rn­breado, se revolvió con la casulla y el ro­quete y, mirando al reclamo, le contestó

. 509.

Page 18: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caza

con un sonoro ... «miau, miau, gües-pe­de gües-pe-de».

En fin, hasta otro rato, Leandro, nunca dejará de ser un placer el recuer­do, más bien deshilvanado de aquellas, al menos para nosotros, hermosas andanzas.

¡Ah!, se me olvidaba: El otro día estuve charlando un rato con Santiago, el hijo del Chancleta. Por el gusto de re­cordar se había dado un buen paseo por aquellos lugares que, siendo un crío, y después un mozo, recorrió tantas veces con nosotros y con su padre. «Después de pasear por unos arroyos, beber en una fuen­te, y contemplar el sitio donde un día se ha­bía erigido un chozo ... «¿Querrás creer Pepe -me dijo casi con vergüenza- que se me vi­nieron las lágrimas a la cara?.»

Leandro.- Eso es lo normal, San­tiago, los cazadores, de siempre -aunque algunos ecologistas crean lo contrario­hemos sido hombres con corazón; las lá­grimas que nos pueden acudir al pensar en lugares y personas que un día contri­buyeron a nuestra felicidad, no hacen más que ennoblecer el rostro que hume­decen. Los críos de entonces, más jóve­nes que nosotros, volveréis más veces por La Corobá, y también por otros entraña­bles lugares. Por si os sirve de consuelo y alegría juramos por Dios que, por esos arroyos, fuentes, sierras y ruinas de chozos, no andaréis nunca solos; de al­guna manera, no os importe cual, las per­sonas que un día felizmente os acompa­ñaron, seguirán estando allí, con voso­tros, para siempre.

. 510.

Page 19: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO cou~:CCIÓN µ[µ[ TOVAR.

De caza

Año 1945.

FOTO COLloCCIÓN PE.PE. TOVAR.

Pepe T ovar volviendo de la caza al cortijo en 1943.

Leandro Carra!:co cazando en la ladera de. Bocarón .

. 511.

Page 20: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caza

COLE:C.CIÓN PE:PE: TOVAR.

José Poves Leal montado en el burro y Antonio Abad Caray -que sostiene la jaula y la escoprlfa- se dirigen por el camino de Cabrera al puesto del perdigón.

La foto fue hecha por Pepe T ovar a principios de los años 40 .

. 512 .

Page 21: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caz.a

COLECCION PEPE TOVAR.

Buenas perchas en un día de caza. De izquierda a derechas: Pepe Tovar. José Poves. Juan Felipe Muñoz. ~aturnino Alvarez y Paco

Marcos (el boticario). La llamada partida del «Maestro Poves». Esta fotografía la hizo Leandro Carrasco cerca de la Fuente del Mensogal on 1945 .

. 513 .

Page 22: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caza

FOTO C'.OLECCIÓN PEPE TOVAR.

«~erafín» el auténtico «Ag» de fag egcopetag ganteñag.

fgfa fotografía ge hizo con pogferioridad a gu «época dorada».

Ya egtaha cagi retirado de la caza .

. 514.

Page 23: Estampas para el recuerdo - Parte II

De c aza

COLECCIÓN PEPE TOVAR.

«Lm: co!:arimm de lo!: S!anfo!:. Año 1947. Con Leandro Carra!:co vomo!: a «Rlljano» y «S!oquoina» on el «Cuarto Monfll»

y a Valllnfín. o/ guarda de Obando.junfo al pozo. La fotografía la rnalizó Popo Tovar .

. 515.

Page 24: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLIJ'.CION PEPE TOVAR.

De caza

ManuºI Rodríguºz «fl Chanc1ºfo». y Pepº Tovar cazando ºn verano ºn /ag viñag dº «La Corcobá» {año 1946).

La fotografía la hizo foandro Carragco .

. 516.

Page 25: Estampas para el recuerdo - Parte II

1 COLECCIÓN µEµE TOVAR. ,.

~ierra del Calvo. Año 1946. Pepe Tovar y Manuel Rodríguez «fl Chancleta». La fotografía fue realizada por Leandro Carragco .

• 517 •

Page 26: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLt CCIÓN PEPE TOVAR.

Pf!pf! Tovar f!n f!I «Cuarto Monfo» {año 1947). La f!gcopf!fa quf! lfova al hombro f!g la df! pigfonf!g

dlll 1ºgf!ndario cogario «Rlljano» .

. 518 .

Page 27: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCIÓN JJEJ.IE. TOVAR

f./ hijo de «Ana». ayudante-morra/ero de leandro y Pepe en numerogag caceríag. la fotografía egfá hecha por Pepe Tovar en el «Horc~o» .

. 519.

Page 28: Estampas para el recuerdo - Parte II

..

De caza

FOTO COLECCIÓN PEPE TOVAR.

La partida del «Maes:tro Poves:» en una de las: múltiples: cacerías: de los: domingos:.

La foto la realizó Leandro Carras:co y en ella vemos: al «Boticario» Paco Marcos:. Juan Felipe Muñoz. ~afurnino Alvarez.

-los:é Poves: y Pepe T ovar. Los: burros: y las: mulas: atravies:an por un padrón que s:ale de «Marlindiente» .

. 520.

Page 29: Estampas para el recuerdo - Parte II

cou::ccróN P[P[ TOVAR.

1

l

De caza

fn los «altos do Cabrnra». un dosl!anso on lajornada do l!aza foandro Carrasl!o. Bonito Caloas. José Povos y Popo T ovar.

La fotografía fuo rnalizada por Pal!o Marws.

. 521.

Page 30: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLlCCION µ¡yl !OVAR.

S!impáfica instantánea de la «Partida del Maestro Poves» saeando agua de la villja noria. en una huerta entre el Chapín y el Monte.

fra el regreso tras una durajornada de eaza .

. 522.

Page 31: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLE:C.CION PEPE TOVAR.

De c a z a

Cacería d<J con'?jO!:

en «fl Coto Murillo».

Page 32: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caza

FOTO cou~:CCIÓN PEPE TOVAR.

la !:arlón l!on la «prn!:a l!alfrmfll». -l!odornfoll!:- fll botijo. lm: al!llifllrog dll l!uerno.

la fl!:l!Opllfa. fll pllrro.junto al l!hozo dº pfodra dº «La Corl!obá».

Manufll Rodríguflz. «rl Chanl!fllfo». y !:u hijo l!antiago al amanfll!flf

ante!: de l!Omflnzar la jornada de l!aza. La fotografía la hizo Pepe Tovar .

. 524.

Page 33: Estampas para el recuerdo - Parte II

··-De caza

~ANDRO Carrasco ha tenido la feliz idea de escribir «un

Diario de Cazador». En las siguientes páginas reproducimos, con su letra original, algunas de aquellas inolvidables jornadas y recorda­mos a sus protagonistas .

. 525.

Page 34: Estampas para el recuerdo - Parte II

De caza

• 526.

Page 35: Estampas para el recuerdo - Parte II

~-0/L 6_ ~, AMl ~~ '1e MA,\, j~~ j UM_ ~uf {lfLi 'Y ,WM-

M ~\ÁJGUANCbw' ~e AMi ~evM, ~ ~tie. ~ DOMlri~O 1i. - 5 PER1)1CES 1• 5ATURNINO - 3 PERDICES

. 527.

PACO M. - 3 PERDICES

J. PovES - 6 PERTIJCES

MANUEL-~ PERDICES

JuAH fEuPE-{ 1 LIEBRE 13PERDICES

{

{LIEBRE PEPE- {3 PERTiiCES

1 CoDoRNl:Z

Yc { {LIEBRE

o-?- PERTiiCES

'\

EL AÑO ES BUENO DE

" PEQDICES EN TODAS -PAR-•1

t''fj,,,.. TE:S- ·-·----Y EN LAS Pt:-'

DRllAS y C1EN°FANEC;ílS

Í [xTRAORDli~AR10 !

Page 36: Estampas para el recuerdo - Parte II

. 528.

Page 37: Estampas para el recuerdo - Parte II

. 529.

Page 38: Estampas para el recuerdo - Parte II

V e c:ciza

Page 39: Estampas para el recuerdo - Parte II

COlt:CCIÓN P[P[ TOVAR.

Un día de galgos: en «fl C.Oto Murillo» {años: 50-60} Juan Murillo de la Calzada. uno de los: guardas: del C.Oto {f~a. rifle y bandolera}

Jos:é Poves: y Jos:é González .

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Page 40: Estampas para el recuerdo - Parte II

COL~CCIÓN RAFAEL ~NTIAGO.

Otra hmma «percha» de caza en fog añog 60.

Rafael Rando. ~anfiago «fl Chanclefo» y Rafael ~anfiago que gogfiene un buen zorro .

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Page 41: Estampas para el recuerdo - Parte II

COL~CCION CIPRIANO TINOCO.

Una cacería de liebres: con galgos: en la finca de Pepe Rico. «fl Hornillo». f n ella participaron:

Juan Murillo. Jos:é González. Antonio Rando «Cano». Cipriano Tinoco. Luis: Zamhrano. fmilio Gordillo y el hijo de «Redondo» entre otros: {años: 70) .

. 533 .

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COLRCJÓN JO~É FERRU.

Un buen día de caza en tiempo!: má!: cercano!: {año!: 70). Entre otro!: aparecen en la fotografía:

Eduardo !1equera. Rafael «El de Milagros:» y !:U hermano Juan. Antonio Ferret y Diego .

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Page 43: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO COLH'.CIÓN JO!!É. f[RRIT.

Final de una cacl!ría en el término de lm: !1anfos.

fntrn otros: Juan y Rafal!/ «los de Milagrm>. Joselifo Ferref. Paco Marcos. Rafal!/ Rando. {Añm: 70) .

. 535.

Page 44: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

Page 45: Estampas para el recuerdo - Parte II

Los nombres del agua

EXISTEN lugares -tanto en la zona urbana como en la rural- que siem­pre nos traen imborrables imágenes por­que, alrededor de ellos, hemos vivido mo­mentos de felicidad junto a familiares y amigos. Nos referimos a los pilares, las fuentes y los pozos que se jalonan a lo lar- -go y ancho de los caminos del término municipal de Los Santos y en calles, pla­zas y plazuelas de él.

¿Quién no se refrescó en el caño de agua de la fuente del Cortijo de los Rome­ros en uno de aquellos días de campo cele­brado a la sombra de la alameda?. Seguro que estos lugares mantienen los secretos mejor guardados de labradores, cazadores, cabreros y porqu~ros o parejas de novios que, junto a ellos se profesaron amor eter­no y, en fin, de quienes nos acercamos para saciar nuestra sed, abrevar al ganado o buscar su frescura.

De entre los «puntos públicos de agua potable» en aquellos tiempos -hoy ya no se recomiendan para su bebida por aquello de las normas sanitarias aunque siguen siendo tan finas como siempre- es­tán, el Pilar de Vistahermosa -auténtico símbolo popular de Los Santos- el de Mariaño que da carácter a los vecinos de todo un barrio, el de «Espantaburros» -al final de la calle del «Agua»- el del «Pilarito», en la Charca, unido a una am­plia población de Los Santos que lo tienen como seña de identidad del barrio.

En cuanto a las fuentes, recorda­mos con verdadero cariño la ya desapare­cida de «la Iglesia» sustituida por otra ar­tística con la célebre «niña de la tortuga» del genial escultor de Los Santos, Mauricio Tinoco, en la que ya no se pueden llenar los cántaros y los botijos. La popular fuen-

. 538.

Page 46: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

te «garrafa» junto a Vistahermosa -hoy al menos, «salvada» precisamente por la verja que rodeaba a la de «la Iglesia»- y la «Fuentecita del Moral».

También los pozos artesanos de carácter público, jalonaban el casco urba­no: el de «las Pilitas», la famosísima «bom­ba de la Virgen», toda una institución en el patio del Santuario de la Estrella con un agua riquísima y lugar de peregrinación de todos los santeños presentes y ausentes. También recordamos la «Bomba de San Lo­renzo» junto .a la Ermita del mismo nom­bre y hoy desaparecida.

En el campo.

Y, si nos adentramos por los cami­nos que serpentean por el término munici­pal de Los Santos nos encontraremos con un buen número de «puntos de agua ~ carácter público» en forma de pozos, fuen­tes o pilares.

Camino de La Puebla, el «Pozo de la Cortapisa». En la carretera de tierra a Usagre, primero el de «La Nava», muy cer­ca del pueblo y, allá por la «Cañá Real», el «Pozo Gordo». Por el camino de «La Estacá», el pozo que lleva su mismo nom­bre y, en el de los Cabreros, el tradicional «Pozo de los Cabreros» lugar de parada obligada tras la larga caminata desde el pueblo.

En el camino del Lomo -que sale justamente de las canteras del Castillo -el

pozo de «Las Lagunas», donde los rome­ros de San Isidro hacían cola al lado de la alameda de eucaliptos en el día de la «jira». Más adelante «El Pozo del Pajarito» y tras él, el de «Valdeloberos».

No podemos olvidarnos del «Pozo de la Dehesa Nueva» en la carretera de Hinojosa, ni de los dos que jalonan el ca­mino de los «Barreros»: el primero con el mismo nombre del camino y el segundo el de la «Serrana». Algunos tornan el nom­bre de los lugares donde están instalados, corno el «Pozo de la Jolla» -casi hundido­y el de «Arbuja», ambos en el camino de la Mata o el renombrado pozo de la «Meda­llita» en el camino de su nombre. En el de Villafranca, que discurre paralelo a la ca­rretera, el de « Vallehermoso», y en el ca­mino del Romeral el pozo del «Romeral» y el de «Jarambuco».

Por la carretera -aún de tierra- que une La Fuente con Los Santos encontrarnós el «Pozo del Molinito» y en el camino de Cabrera, la famosa «Fuente del Chapín» de aguas riquísimas, y otras fuentes -ya al pie mismo de la Sierra de Cabrera- la del «Gi­tano» y la «Fuente Esta» .

Otras fuentes se mantuvieron y utilizaron, a pesar de que el ferrocarril casi las arroyase, corno es el caso de la «Fuente de la Estación» otra en la cerca de Murillo, la del Portazgo o el Pozo del Romeral.

. 539.

Page 47: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

En cañaditas y arroyos.

Los «puntos de agua» para usos públicos aparecían otras veces en cañaditas y arroyos corno el Pozo en la «Cañadita de la Puebla» al sitio de Los Mochuelos, el «Pozo del Jediondo» y el «Pilar de Don Julián» en la «cañadita del Jediondo», «El Pilar Quebrado» ...

Las más evocadoras y sorprenden­tes son las fuentes que se nos aparecen en los mismos arroyos como la de «La Teja»

FOTO LUCIO POI/U!.

en el arroyo del Gallinero junto al «Coto Murillo», la «Fuente del Calicanto» en el sitio del Tocón -junto a la carretera de la Hinojosa cerca ya del Moral- y el «Pozo del Zarzillo» en el arroyo que lleva su mismo nombre.

Fuentes, pozos, pilares, norias, al­bercas -la del Fino o la peseta, la del Huer­to Santísimo o la del Peregrino- por no seguir hablando de arroyos o viejos moli­nos de agua; lugares todos de entrañables recuerdos.

El pilar de Mariaño con sus torrentes de agua. Aunque se trata de una fotografía reciente. el aspecto del pilar es el mismo

de hace 50 años .

. 540.

Page 48: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pi fa res, fuentes

FOTO COLE.CCION PE.ORO CARRM:CO.

Antigua Fuente de la Iglesia. hoy ya desaparecida. A ella se bé!_jaba por unas escalinatas y sus tres chorros de agua. muy fina. servían para llenar los cántaros y los botijos.

Por entonces. y hasta la llegada del agua eorriente a las casas del pueblo. era una de las fuentes que abastecían a la población. la fotografía data de los años 20 como demuestran las ropas de las

vecinas que posaron para el fotógrafo -una de ellas con su perrito en brazos-. fn la actualidad la futmte ha sido sustituida por una estatua -la niña de la torfuga-

del escultor santeño Mauricio Tinoco .

. 541.

Page 49: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

COLlCCION ANDR~ GUTIÉ:RRU.

E!:ta e!: una de fag egtampa!: má!: caracferí!:tica!: de Lo!: !:antos do Maimona en la 6poca de la po!:tguerra. cuando aún no oxistía el agua corriente en fag ca!:a!:.

Era nece!:ario acudir a las fuentes y pi/aros del pueblo. con fog cántaro!: de !:alvatierra a por el agua. Los ocho «caño!:» del popular «Pilar do Vistahermosa» vertían -inclu!:o en verano- abundante agua.

En fog do!: pilones. fag be!:fiag -tambión abundante!: entonce!:­saciaban su sed a la vuelta de las tareas camperas.

En la fotografía tomada a principio!: de fog años cincuenta. se ve el popular «Faro de Chipiona» que no era otra cosa que una farola .

. 542 .

Page 50: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLH'.C.IÓN ANDRE!;! GUl IERREZ.

Pila r es, fuentes

-·~

Otra pernpecfiva de detalle del «Pilar de Vi!dahermm:a»

con un buen número de vecino!: !:urliéndo!:e de agua. f n lo!: burro!: apreciamo!: la!: ya ca!:i de!:aparecida!: «aguadera!:>> de e!: parlo en donde ge

tran!:portaban fog grande!: cántaro!: .

. 543 .

Page 51: Estampas para el recuerdo - Parte II

~ ~

, ;. ~ --'\ :;.._-- _1

COLECCIÓN FE:RNANDO ACEDO.

Pilares, fuetites

=

cou:CCIÓN FERNANDO ACWO.

la «Bomba de ~an Lorenzo» rodeada de vecino!:. Año!: 40.

Una fotografía de detalle del «Pilar de Vigfahermosa» en los años 50. De!:facan los chorros de agua que se arrqjan por fog caños .

. 544.

Page 52: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCIÓN ANDRÚ! GlJTIE:RR!oZ.

Portada y e!:padaña de la «Ermita de !!an Lorenzo». A la derecha de la puerta de entrada !:e ve -aunque algo difuminada­

/a antigua «bomba dº !!an Lorenzm>. dondº lo!: vecino!: de la zona !:Q aba!:focían de agua. preci!:amQnfo en la migma e!:quina de «la calle del Agua» .

. 545.

Page 53: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

A.unquº Q!:fa fotografía no Qg dº buQna calidad. Qn Ql/a gº puºdº apreciar la antigua

«ÍUQnfo garrafa». gituada al pfo dº la antigua carrnfora dº S1ºvilla quº atravQgaha el pueblo. Unag nirfag con gug cántarog, degf!anganjunfo a la fuente a la que ge

accedía por una ºgcalinata. La fofo gº hizo a principiog de fog añog treinta .

. 546.

Page 54: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, f uentes

FOro LUCIO PQ\/U!_

El agua -corlada en el «Portazgo»- ya no cae al pilón y esde ge encuentra cagi cubierto por la vegetación.

!1e trata del antiguo «Pilar Quebrado» .

. 547.

Page 55: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilcires, {ue11/e.o.;

FOTO LUCIO 1-'0VU:.

El pilar de «E~panfaburrm:» al final de la l!alle del Agua últimamenfo l!enfro do reunión do la movidajuvoni/.

. 548.

,

Page 56: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

FOTO LUCIO POI/U!.

Ahora ya no ge ve la fuente cubierta por la vegetación. pero ge gigue egcuchando el rumor del agua.

fg la popular «Fuente La T tija» en la «cañá» junto al Arroyo del Gallinero .

. 549.

Page 57: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

FOTO LlJl'.10 iJOVtf:

~~fo e~ el actual a~pecfo del «Pi/arito» en La Charca .

. 550.

Page 58: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUC:IO POV~.

El pozo do Lo~ Cabrero~ en ol camino del mi~mo nombre. Otro punto do agua para !Jaciar la !Jed del ganado .

. 551.

Page 59: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUCIO POVU!.

Pilares, fuentes

Ahora no tiene ni cadena. ni cuba ni tampoco la tapadera. ~u abandono es evidente.

~e trata del pozo «Valdelobero» en el camino del Lomo. la pila donde abrevaba el ganado está oculta b~o las: hierbas .

. 552.

Page 60: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

FOTO LUCIO POVU!.

Uno de lm: vi'!}os: pozos: públicos: de los: que s:e abas:feeían labradores: y ganaderos:. !1e eneurmfra en el ((Camino del Lomo» y s:e le eonoee popularmente eomo ((El Pozo del Pé!_jarifo» .

• 553.

Page 61: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLH'.CION CA~IMIRO GORDILLO.

f/ pilar de Vi!:fahermos:a fué «mutilado)) de s:us: pilones: que. afortunadamente.

han s:ido repues:fos: con poderioridad.

La fotografía nos: mues:fra una imagen fris:fe de es:fe monumento

con s:us: caños: s:in agua en época de s:equfa fofa/ .

. 554.

Page 62: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUCID µovu:.

Imagen de la fradfoional «bomba» del pafio de la Virgen cuya agua e!: muy apreciada

por lo!: s:anfoños:. Junto a ella s:iempre hay niños: jugando .

. 555.

Page 63: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

COLECCION CM!IMIRO GORDILLO.

La fu(mfe del «Chapí» a la que todavía se acerl!an los santeños en busca de su fresca y fina agua. El aspecto -l!on los ladrillos blanqueados- es dºplorable.

Esta fuente bien mernce una restauración .

. 556.

Page 64: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

----

COLlCCION CM.:IMIRO GO Rl>lllD.

f/ pilar de Mariaño con un agpecfo muy ga/udable rncién pintado {añog 80). Pero también afectado por la frnmenda gequía .

. 557.

Page 65: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO UJCIO POVU:.

fgfe <W el al!fual agpel!fo del antiguo pozo públil!o de «Lag Pilifag» a la galida del pueblo por la zona de la Charl!a .

. 558 .

Page 66: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUCIO POVH!.

Donde ahora crecen la!: cañas junto al camino- brotaba el agua en la antigua «Fuentecifa del Moral» .

. 559 .

Page 67: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUCIO POVU:.

Noria que aún s:e cons:erva en la huerta de «La Morenita» junto al camino del «Amarillo» .

. 560.

Page 68: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilare.o;, fuentes

FOTO LUCIO µ011[!:.

La migma noria anterior en pleno funcionamiento: gu agua eg finísima .

• 6fi7 •

Page 69: Estampas para el recuerdo - Parte II

FOTO LUCIO PO~.

Pozo dlll «Molinillm' lln lll camino dll Fullnfll dlll Mallgfrn.

al fondo. la gillrra dll !!. Crigfóbal y el cor!_junfo del

f!anfuario de Ntra. f!ra. de la fgfrnlla .

. 562 .

Page 70: Estampas para el recuerdo - Parte II

Pilares, fuentes

COLE:CCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

fsfa fulmte luminosa representó todo un hito en la «cultura del agua>>. Fué ingfa/ada por el alcalde Francisco Murillo en los años 70 y contaba con lul!es de.colores.

Por su remate es conocida como «Fuente de la Bellota». fs de granito y se hizo en Quintana de la !1erena .

. 563.

Page 71: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

Page 72: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCIÓN JUAN MURILLO TOVAR.

D. Jo!:ó Gómez de Terán y Boza, Alcalde en 1868. Fue catedrático de Hi!:foria del Derecho.

?t-o podían faltar en este libro sobre fotos antiguas san teñas la de aquellos hombres -ninguna mujer- que rigieron los destinos del Ayunta­miento de Los Santos en etapas de mayor o menor turbulencia política. Nos hubiera gustado hacer la galería completa de alcaldes de este siglo XX, pero ello es imposible porque, en muchos casos, no hemos encontrado la fotografía correspondiente. Para suplir estas ausencias ofrecemos la relación de todos los alcaldes que ha tenido Los Santos en este siglo con expresión del período concreto de su gobierno -a veces sólo meses-. Del siglo pasado hacemos refe­rencia a los que gobernaron de 1875 a 1900 y de uno anterior tenemos la suerte de poder reproducir su figura. Hemos sentido una especial emoción al referirnos a Antonio José Hernández, el alcalde socialista fusilado en la gue­rra civil. Ahora una plaza de Los Santos lleva su nombre .

• 1)66 .

Page 73: Estampas para el recuerdo - Parte II

Relación de los diez últimos alcaldes del siglo XIX.

NOMBRE

D. Cayetano Carrasco Carrasco

D. Juan Antonio Rodríguez González

D. Antonio Bueno Casillas

D. José Martínez Ortiz

D. Alvaro Carvajal Liaño

D. Manuel Contreras Murillo

D. Serapio Saavedra Lemos

D. Francisco Tinoco Poves

D. Cristóbal Rubiales Carretero

D. Jacinto Guerrero Villafruela

. 567 .

FECHA ACTUACIÓN

De 1 a 1-7-1881

De 1-7-1881 a 1-7-1883

De 1-7-1883 a 31-1-1885

De 31-1-1885 a 1-1-1890

De 1-1-1890 a 1-7-1891

De 1-7-1891a12-8-1892

De 12-8-1892 a 1-7-1895

De 1-7-1895 a 1-7-1897

De 1-7-1897 a 1-7-1899

De 1-7-1899 al año 1902

Page 74: Estampas para el recuerdo - Parte II

Relación de alcaldes desde el año 1900.

NOMBRE

D. Jacinto Guerrero Villafruela

D. José Tovar y Sánchez Arjona

D. Milagros Tinoco Pachón

D. Francisco Rodríguez Castilla

D. Angel Durán Candalija

D. Francisco Alvarez Panizo

D. Cristino Acedo Rejano

D. Andrés Gutiérrez y Gutiérrez

D. J ulián Gordillo Díaz

D. Alejandro Martínez Aliaga -

D. Narciso Rico Durán

D. Marcelino Flores Mena

D. Alejandro Martínez Aliaga

D. Fabián Zapata González

D. Enrique Martínez Chalons

D. Francisco Flores Mena

D. Juan Murillo Rico

D. Narciso Rico Durán

FECHA ACTUACIÓN

1900-1902

1903-1905

1906-1908

1909

1910-1911

1912

1913

1914-1915

1915-1917

1918-1920

1920-1922 (desde 16-4-1920)

1922-1923 (desde 28-4-1922)

1923 (desde 17-1-1923)

1923-1924 (desde 2-10-1923)

1924 (desde 5-8-1924)

1924-1929 (desde 29-12-1924)

1929 (hasta 14-3-1929)

1929-1930 (hasta febrero 1930)

. 568.

Page 75: Estampas para el recuerdo - Parte II

j

NOMBRE

D. Maurico Gordillo Romero (Concejal mayor edad)

D. Marcelino Flores Mena

D. Saturnino Gordillo Pachón

D. Fernando Pachón Gordillo

D. Antero Mancera Pérez

D. Antonio José Hernández Castilla

D. Antero Mancera Pérez

D. Saturnino Gordillo Pachón

D. Lorenzo Romero Pérez

D. Antonio José Hernández Castilla

D. Juan Blanco Gordillo

D. Juan Murillo Rico

D. Joaquín Obando Montero

D. Juan Blanco Gordillo

D. Luis Lemus Caray

D. Francisco Murillo de la Calzada

D. Cipriano Tinoco Gordillo

D. Antonio Zapata Llerena

D. Cipriano Tinoco Gordillo

Alcaldes

FECHA ACTUACIÓN

1930- 1931

Noviembre 1930

Desde 12-4-1931hasta30-9-1931

Desde 3-10-1931hasta4-4-1932

Desde 11-4-1932 hasta 7-11-1932

Desde 16-11-1932 hasta 20-4-1933

Desde 23-12-1933 hasta 6-10-1934

Desde 8-10-1934 hasta 8-11-1935

Desde 14-11-1935 hasta 21-2-1936

Desde 21-3-1936 hasta agosto 1936

Creación Comisión Gestora el 5-6-1936

Comisión Gestora hasta 10-11-1938

Comisión Gestora hasta 21-8-1940

Desde 21-8-1940 hasta 2-10-1962

Hasta elección de nuevo Alcalde

Desde 8-3-1963 hasta 27-2-1971

Desde 27-2-1971hasta30-6-1987

Desde 1-6-1987hasta 17-6-1995

Desde 17-6-1995

. 569 .

Page 76: Estampas para el recuerdo - Parte II

La obra municipal de «Paco Murillo».

Don Francisco Murillo de la Calzada -popularmente co11ocido como «Paco Murillo »­fue uno de los alcaldes de este siglo que estuvo -como él dice-

el tiempo justo para hacer justamente lo que el pueblo necesitaba después de mios en los que las estrecheces económicas marcaron la España de 1 a postguerra.

Se dice de él que enterró muchísimo dinero en la infraestructura necesaria para el crecimiento armónico del pueblo:

alcantarillado, agua corriente, proyecto de emisarios de aguas residuales, etc. Es ade­más, el ex-alcalde más veterano que vive; por eso, su testimonio, puede aportarnos

interesantes datos sobre la evolución de nuestro pueblo.

TOMÉ posesión el 8 de marzo de 1963 y cesé, a petición propia, el 28 de febrero de 1971.

Esta etapa comienza cuando se empieza a vislumbrar un cambio en t,p­dos los condicionantes tanto sociales como económicos a nivel nacional y eu­ropeo, toda vez que empiezan a superar­se las consecuencias de nuestra postgue­rra y la postguerra mundial con todas las secuelas de ·escasez y pobreza que traje­ron aparejadas (las cartillas de raciona­miento, intervenciones, estraperlo, etc). La lucha principal en esa época fue por las subsistencias y la satisfacción de las necesidades primarias. Pero a mediados de los años cincuenta, con el Plan Badajoz, la instalación de la fábrica de cementos Asland en Los Santos, con el

Francisco Murillo de la Calzada LOS SANTOS DE MAIMONA

plan de estabilización del año cincuenta y nueve y primer plan de desarrollo de principios de la década de los sesenta, el nivel de vida comienza a subir y el hori­zonte empieza a aclararse.

Mi propósito, cuando tomé pose­sión de la alcaldía, fue cubrir un período de ocho años: uno para enterarme, dos para proyectar, cuatro para ejecutar y uno para despedirme.

Entre las obras y servicios que se llevaron a cabo figuran:

Muros y paseos laterales: Trave­sía de la carretera de Badajoz desde la Aldeita a la salida para Sevilla.

Abastecimientos de aguas: El pozo de la Cortapisa estaba ya alumbra-

. 570.

Page 77: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

do. Se construyeron los depósitos regu­ladores, se instalaron las tuberías de dis­tribución, acometidas particulares, el pozo de La Nava, etc.

Alcantarillado: Se completó la red que supuso el 70% del total del pue­blo. Dejamos terminado el proyecto téc­nico y de financiación de los emisarios para una futura estación depuradora.

Pavimentación: Una vez termina­das las obras anteriores se procedió a pavimentar las calles Capitán Carrasco (baldosines), Aurelio Montaño, Franco, Plazoleta de San José y riego con aglo­merado asfáltico en algunas otras.

Ornamentación: Parques de los pozos, fuente luminosa de la calle Fran­co, plazoleta de San José, diversos jardi­nes, plantación de árboles, blanqueo y revoco de fachadas, etc.

Iluminación: Varios circuitos con las calles Ramón y Cajal, Teniente Valle, San Miguel, Sevilla, Franco y plazoleta de San José.

Cementerio: Se construyeron va­rios cuarteles de nichos y el camino se convirtió en carretera de macadam.

Enseñanza: Con arreglo a la orientación de la enseñanza en aquella época se construyeron cinco microescuelas (cinco grupitos de dos au­las cada una repartidos por los barrios

más alejados del centro), el colegio Mauricio Tinoco, con ocho aulas, el cole­gio Libre Adoptado de Segunda Ense­ñanza (embrión del actual y magnífico I.E.S. Dr. Fernández Santana).

Cultura: Carroza Diana Cazado­ra, construida y adornada con pinturas de nuestros principales pintores; ganó el primer premio en un concurso celebra­do en Almendralejo con motivo del V Centenario de la ciudad. Cuando se des­armó, los ricos faldones pintados se col­garon en el vestíbulo del colegio Alcalde Juan Blanco.

Festivales de España y Fiesta de la Vendimia: Desde aquí quiero rendir un sincero homenaje de cariño y gratitud a D. Miguel Díaz Coello, verdadero promo­tor e impuls.or de estas fiestas que tanto nombre dieron al pueblo y nos hicieron pasar tan buenos ratos en la primera de­cena de septiembre. Cuando se marchó don Miguel continuaron regidos por unos cuantos vecinos entusiastas que constituyeron la Junta de Festivales apo­yada por el ayuntamiento y todo el pue­blo.

Recogida domiciliaria de basu­ra: Se creó con carácter voluntario.

Todas estas cosas fueron posibles por contar con una corporación munici­pal modelo representada por los compo­nentes de la Comisión Permanente que no puedo por menos de nombrar: Anto-

. 571.

Page 78: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

nio Martínez Galán, Antonio Obando Carvajal, Andrés Teodoro García Rodríguez y al frente de ellos J9sé Poves Aguilar, un fuera de serie que lo tuve a mi lado los ocho años de mi etapa.

Tuve la suerte de contar en la par­te ejecutiva con un extraordinario plan­tel de funcionarios tanto administrativos como de policía local, subalternos, recau­dadores, etc. coordinados por Manuel Montaño Vergara, un organizador nato. Gracias a todos.

Ordenanzas municipales: Es la parte desagradable. Hubo que retocar los tipos de las existentes y crear otras nue­vas para los nuevos servicios: lo mismo las fiscales que las tasas con fines no fis­cales, contribuciones especiales, etc. Pro­vocaron las protestas de algunos, por ejemplo, las que tenían por finalidad SH­

primir las llantas de hierro a los carros de labranza. Otra protesta se produjo porque el pozo de la Cortapisa había se­cado el manantial del Pilar de Vistahermosa (eran el mismo manantial) sin darse cuenta los vecinos que tenían el agua, lo más lejos, detrás de la puerta. Todo fue muy pasajero.

En aquellos años en los que de­sarrollarnos una tarea apasionante, hubo otras instituciones que hicieron una la­bor muy seria y eficaz, tanto desde el punto de vista económico, como social:

La Caja Rural de Los Santos con su cooperativa del campo y la promoción de viviendas.

La Cooperativa de Viviendas Santo Angel.

La Cooperativa de aceite y vino Virgen de la Estrella.

El Banco Bilbao que abrió en Los Santos la primera sucursal bancaria des­pués de la guerra del 36.

En nombre de todo el pueblo doy las gracias al Alcalde Honorario Perpe­tuo de Los Santos, Excmo. Sr. Tte. Gene­ral D. Miguel Rodrigo Martínez que des­de Madrid tanto nos ayudó en nuestra gestión.

. 572.

Page 79: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCION PE:PE: TOVAR.

D. Jogé Tovar S:ánchez-Arjona. Alcalde de [og S:anfog, añog 1903-1905.

Page 80: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

FOTO COLE:CCIÓN JUAN MURILLO.

D. Angel Durán. {Afoalde en 1909). fsfa fotografía !W realizó en año posterior al que ocupara su cargo .

. 574.

Page 81: Estampas para el recuerdo - Parte II

COLECCIÓN FERNANDO ACEDO.

D. Cristino Acedo R[!jano. fue Afoalde de los !:anfos en 1913.

Page 82: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

FOTO CbDIDA FAMILIA VACM! BLANCO.

Julián Cordillo. Alcalde de los: !1anfos: des:de 1915a1917 .

. 576.

Page 83: Estampas para el recuerdo - Parte II

J

FOTO COLl~CC I ÓN J UAN MURILLO TOVAR.

D. Narcü:o Rico Durán, fue Alcalde en fog períodog: 1920- 1922 y 1929-1930.

Page 84: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

/

FOTO COLECCION FAMILIA MURILLO TOVAR.

D. Juan Murillo Rico. Afoalde de lo!: !Janfog de Maimona en el año 1929. También pre!:idió una Ge!:fora Municipal en el año 1938 .

. 578 .

Page 85: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcalde.•

FOTO BIOGRAFÍA DE DIEGO HIDALGO.

Mitin do/ 1 do Mayo do 1931 on la «Finca f/ Rincón». Junto a Diogo Hidalgo {con gafag), o/ alcalde rnpublicano do fog S!anto!J,

S!aturnino Gordillo quo gobornó on do!J poríodo!J 1931: y 1934-35 .

. 579.

Page 86: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

FOTO COltCCIÓN .JOf![ MANCtRA.

D. Antero Mancera ocupó el sillón de la Alcaldía en plena 2. ª República. {años 1933-34) .

. 580.

Page 87: Estampas para el recuerdo - Parte II

Alcaldes

COLECCION MANUEL HlRNANVlZ CANDUARIO

D. Antonio Jogfl Hernández. All!alde f1ol!ialida de [og S1anfm: de Maimona. fugilado por «log Nacionaleg» .

fn la acfuadilidad una plaza del pueblo lleva gu nombre. Gobernó en el período: 1932-1933 y degde Marzo a Agogfo de 1936 .

. 581.

/

Page 88: Estampas para el recuerdo - Parte II

,

FOTO COLE:CCIÓN JUAN MURILLO TOVAR.

fl Alcalde D. Juan Blanco (1940-1962). en ~eptiembre de 1950. entregando un trofeo de Tiro de Pichón a quien degpu6g gería gu gucegor en la alcaldía.

D. Francigco Murillo de la Calzada ( 1963-1971 ) .

. 582 .

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FOTO COLECCIÓN CA!!IMIRO GORDILLO.

D. Cipriano Tinoco Gordillo. Alcalde de Los: ~anfos: de Maimona. {años: 1971-1987).

Diputado Provincial: 1979-1991. Vicepres:idente Diputación: 1979-1983. y actual Alcalde .

. 583 .

/

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COLECCIÓN FAMILIA ZAPATA.

D. Antonio Zapata Llerena, Alcalde de fog ~anfog { 1987-1995) .

. 584 .

Page 91: Estampas para el recuerdo - Parte II

\

Colección Ayuntamiento

& N los pasillos del Ayuntamiento de Los Santos de Maimona han estado colgadas -hasta hace poco- unas interesantes fotografías que debieron hacerse a finales de los años 50 en las que se nos ofrece una interesante información gráfica de edificios y rin­cones muy populares para todos los santeños. Aquella colección se merece un capítulo especial en este libro y, por eso, en las próximas páginas, las recogemos tal y como las recordábamos.

Page 92: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección Ayuntamiento

La Puerta del Perdón en la Iglesia de Ntra. !!ra. de los Angeles. Una aut<lnfil!ajoya plaferesl!a y postal de Los !!antos que se repite en l!Uantas

pub/foal!iones se refieren a la arquitel!tura dásfoa de nuestro pueblo. Esta es la «puerta Mayor» de la Iglesia y. por ella. se entra y se sale

en los grandes al!ontel!imientos .

. 586.

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Colel.'<"ió11 A_yuntantif'nlo

Otra pernplH!fiva de la lgle!:ia Parroquial. fn e!:fe ca!:o una vi!:fa de la forre.

cuya cúpula no !:e corre!:ponde con la primitiva. de!:fruida por un rayo

en el !:iglo pa!:ado.

Ademá!:. en la in!:fanfánea vemo!: una ca!:a que. durante año!:. fue

«la Fonda de la!: Rodríguez>> -e!: la que aparece a la derecha con maceta!:-.

La inmediatamente !:iguienfe fue la ca!:a donde nació D. Diego flidalgo Durán

-quien fuera Mini!:fro de la Guerra en la 2 . ª República-

y que má!: farde !:e convirtió en notaría: hoy e!: la !:ede del Ca!:ino de lo!: !1anfo!: .

. 588 .

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. 589.

Page 96: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección Ayurita1niento

Otra de las «postales de Los !::anfos». La airosa vista de la Iglesia Parroquial en la espaciosa Plaza de ~spaña.

Destaca en el «paseo de las baranda» la frondosidad de los árboles que lo adornan .

. 590.

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Page 98: Estampas para el recuerdo - Parte II

Gul<•c<·1011 ,.\yu11tu11Lien.to

Hermosa instantánea del Altar Mayor de la Iglesia de Ntra. !1ra. de los Angeles con sus antiguas «arañas» encendidas y el altar de mármol

que aún no se había adelantado al centro del Presbiterio. Aún permanecían -a un lado y a otro del gran arco- los cuadros. ya retirados.

y colgaban de las bóvedas las dos grandes lámparas. f/ púlpito tampoco se había aun desmontado .

. 592.

Page 99: Estampas para el recuerdo - Parte II

. 593 .

Page 100: Estampas para el recuerdo - Parte II

( ol1 1' '"" ,t\,·1111fu11,;,.,,111

fgfa eg una compogición fotográfica realizada en bage a la forre de la lglegia. la farola de hierro forjado del «pageo de fag barandag»

y uno de fog frondogog árboleg que lo adornaban. ~e aprecian lag campanag principafeg y un ventanal con gu vidriera .

. 594.

Page 101: Estampas para el recuerdo - Parte II

/

-r . 1

J

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Page 102: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección Ayunta11iie1tto

Esta es la Capilla del ~agrario donde. en aquella época. se daba la Comunión. En esta Capilla

-aparte del retablo donde se venera a Ntro. Padre Jesús Nazareno-destacaba la lámpara de aceite permanentemente encendida que colgaba de la cúpula. Toda la

Capilla estaba revestida de terciopelo nijo .

. 596 .

Page 103: Estampas para el recuerdo - Parte II

:.

. ~- .

. 597.

Page 104: Estampas para el recuerdo - Parte II

( 'u/1 'tT fllll , \\Ullf(ltlllt'llfO

Una aproximación de detalle de la mis:ma Capilla del ~agrario en la que s:e aprecian con nitidl!z l!I gran reclinatorio dondl! los: fil!les:

s:e ponían dl! rodillas: para tomar la Comunión. los: ángl!fl!s: qul! adornaban l!I recinto y las: pinturas: l!n la cúpula .

. 598.

Page 105: Estampas para el recuerdo - Parte II

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Page 106: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colecci6u A;yu1Llamién /o

[n egfa fotografía panorámica del Centro urbano

degfacan el edificio de la lglegia y algunag cagag, agí como la

recién inaugurada Fábrica de Cemenfog.

La telovigión aún no había llegado y. por tanto. fag antenag en log fqjadog no exigfían .

. 600 .

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Page 108: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección A_yuntantiento

Una pergpecfiva del pafio del !:anfuario de Nfra. !:ra. de la fgfrella

de!:de uno de lo!: corredore!:. ge de!:faca. el campanario y lag farola!: de madera que ge colocaban para iluminar el pafio

en lo!: día!: de fag fiegfag de la Virgen de la fgfrella .

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Colecci ón Ayunta11iiento

Una mág amplia panorámica del pafio y del S:anfuario de la Virgen de la Egfrella. con lag bombi/lifag que lo adornaban en lag fiegfag,

la bomba del agua.

balaugfrada. cúpufag blancag y el empedrado a la porfugueS1a .

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Page 112: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección Ay unta11iie11to

Así lucían en los días grandes de la Fiesta la espadaña y las cúpulas del !:antuario de Ntra. !:ra. de la Estrella con su iluminación de gala.

Una imagen que se ha venido manteniendo con el paso de los años .

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Page 114: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colección Ayunla111ie11to

Nave central del f:anfuario de Ntra. f:ra. de la E~:frella en la que degtaca la extraordinaria verja. al fondo el Camarín de la Patrona.

la pintura de paredeg y bóvedag. el púlpito vegtido. la lámpara central y. en fog bancog -como giempre-

la permanente vigila de fervorogog devofog ganteñog .

. 608.

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Colección Ayun.la 111ie11to

fgcalinata de entrada al Camarín de la Virgen de la Estrella con la familiar presencia del Cristo de la Flagelación. pintura gifuada sobre un pequeño alfar.

Destaca tamhíen la verja que cierra la entrada. las macetas de «pilistras» que adornan la egcalera y la alfombra .

. 610.

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Colección Ayunta111ie r1to

f/ Pilar de Vi!:fahermO!:a en pleno verano: junto a !:U!: ocho caño!: lo!: !:anfeño!: !:e afanan en llenar lo!: cántaro!: de !:U finí!:ima agua.

fn lo!: pilone!: burro!:. mula!: y vaca!: completan una e!:cena muy corriente en la década de fog cincuenta.

cuando aún no había llegado el agua corriente a la!: ca!:a!:. Al fondo !:e puede contemplar el llamado <<Íaro de Chipiona» que. en realidad.

era una gran farola con banco!: a !:u alrededor .

. 612.

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. 613 .

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Colección Ayuntaniienlo

fn esda fotografía de !a l!alle Teniente Valle y Nueva -al fondo- llama la atención la augencia total de cocheg aparcadog

junto al al!erado. fl gol eg dejugfif!ia. un grupo de vecinog charla a la puerta de una caga y unogjóveneg ge proponen

arreglar una mofo a la puerta del antiguo comercio de Morenag .

. 614.

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Colección Ayuntamiento

Pl!rnpl!cfiva dl! las: dos: l!nfradas: a la l!rmifa de !!an Lorenzo con la «bomba dl! agua»

l!n la l!S:quina dl! la ca/fo Nul!va qul! aún prns:enfa l!f antiguo empedrado.

fs:fa «bomba» ofrncía agua muy buena y a ella acudían los: vecinos: dl! las: calll!s: cl!rcanas: para

proveernl! dl! l!lfa .

. 616 .

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--

• 617 .

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( 'o fn·,· 1u n A \' t111/01ui, •11/ o

Entrada principal al antiguo convento de la Purú:ima Concepción por entonces ya convertido en harinera y panificadora.

Por esta misma puerta salían -todas las mañanas­fm: carros del reparto de pan tirados por mulas .

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Il~ELLA

. 619.

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( 'o f.~tTiun A\111tlu1111eu lu

Este edificio situado al principio del Camino de la Virgen. fue convento. colegio. asilo y. en la época en que se realizó la fotografía.

orfelinato de niñas regido por las popularmente conocidas como «Moryas Azules». En su capilla -a la izquierda de la fotografía- se oficiaba una misa a diario:

y en f!emana f!anfa se colocaba uno de los Monumentos al f!anfísimo y se celebraban los Oficios del Jueves y Viernes f!anfos .

. 620.

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Page 128: Estampas para el recuerdo - Parte II

/

La contemplación de egta fotografía aérea. nog permite averiguar la expangión de Los !1anfos de Maimona

desde Jog finales de los cincuenta a nuestros díag. Ya humeaban Jog fogoneg de la Fábrica de Cemento y egtaba construido el Cine Monumental.

También se había abierto la nueva carretera que bordeaba al pueblo. pero ge echan en falta manzanas enferag de edificiog que hoy darían una pergpecfiva

muy distinta a la de esta instantánea .

. 622 .

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Page 130: Estampas para el recuerdo - Parte II

Colet·cián Ayu11.la111iento

Otra «vigta» de detalle de fog S:anfog en donde ge puede contemplar el trazado de lag calfeg -igual al acfual-

/

pero con augencia de edificiog que ge comenzaron a congfruir pogteriormente como el C-Olegio Juan Blanco o el Mauricio Tinoco.

ti amplio egpacio gin cagag que aparece a la derecha eg la antigua «huerlecilla» de la caga de Murillo .

. 624 .

Page 131: Estampas para el recuerdo - Parte II

Cuja Rural

/

Presidente ................................................... D. Francisco Martínez Calvet.

Vicepresidente ........................................... D. José Tovar Sánchez Arjona.

Director-Gerente ........................................ D. Macario Serrano Sevillano

Interventor .................................................. D. Juan Felipe Fernández.

Consejero l.º ....................................... ....... D. Ezequiel Fdez. Santana

Consejero 2. º .............................................. D. Alvaro Carvajal Liaño

Consejero 3. 0 ...................................... . ....... D. Manuel Contreras Murillo

Consejero 4. º .............................................. D. César Durán Murillo

Consejero 5. º ...................................... .. ...... D. Milagros Tinoco Pachón

Consejero 6. º ............ ... ............... .. .............. D. Juan Rico Durán

Consejero 7. º ..................................... ......... D. Santiago Rico Gómez

Consejero 8. 0 . . ............... . .. . ............... . . . ....... D. José Lama Pérez

Consejero 9. º ....................................... ....... D. José Gutiérrez Gordillo.

Consejero 10. 0 ............................................ D. Jerónimo Blanco y Blanco -

Secretario .......... .. ........................................ D. Juan Duran Lemos

Por carta del Director Gerente, D. Ildefonso Garay Ortiz, al Director de la su­cursal del Banco de España en Bad ajoz, de 18 de mayo de 1926, sabemos que aquel año, aún mantenían sus cargos el Presiden­te y el Vocal l.º

cienda de 29 de diciembre de 1910 la co­rrespondieron, por las Actas d e la Visita efectuada a la institución los días 12-14 de marzo de 1923, obtuvo en esta su primera etapa al menos un premio nacional:

III.- Levadura y Á rbol Frondoso.

Caja Rural de Los Santos, además de los beneficios y exenciones legales, que en virtud de la R.O. d el Minis terio de Ha-

« .. . habiendo obtenido también di-cha Caja ... , en el Concurso de Asociacio-nes Agrarias de España que el Jurado la otorgase el Primer Premio de 500 pesetas, por su recta manera de funcionar».

. 633 .

Page 132: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

En contestación del Presidente ac­cidental de la Caja, con fecha 13 de diciem­bre de 1929, al Alcalde Constitucional, D. Narciso Rico Durán, nos consta que Caja Rural de Los Santos, con fecha 30 de no­viembre de 1928 contaba con 1307 socios, lo que nos da una elocuente idea del enor­me arraigo de la institución en el pueblo y posiblemente en la comarca.

IV:- I/ll y IIr' Etapa.

Al final de la década del desarrollismo franquista, en Asamblea de 26 de octubre de 1968, con asistencia de 165 socios, se constituye la Cooperativa del Campo. Caja Rural de Ahorros y Présta­mos, que en Junta General aprueban nue­vos Estatutos.

La nueva Cooperativa, al servicio de la Cooperativa del Campo «Nuestr-ª Se­ñora de los Angeles» quedaba sujeta a la ley del 2 de enero 1942 y Reglamento del 1 de noviembre de 1943.

El Jefe de la Junta Rectora Provi­sional fue don José Gordillo Carvajal y, pos­teriormente don Javier Carrasco Romero. La aprobación ministerial se efectuó con fe­cha 31 de marzo de 1969, publicada en el BOE del 3 de abril, la misma fecha de apro­bación en que lo fueron las Cooperativas de Crédito Agrícola Caja Rural «Frexnense», de Fregenal y Caja Rural de Segura de León.

Su domicilio social'está enclavado en plaza de Calvo Sotelo, 3 (el mismo de hoy en la actualmente denominada Plaza Chica).

En 1976 nuestra Cooperativa entra en la órbita de Caja Rural Provincial de Badajoz, con lo que nuestra Caja se provincializa, regionaliza y adquirirá in­cluso una dimensión nacional.

En Caja Rural Provincial de Badajoz entra en 1988 un nuevo equipo dirigente que va a tratar de recuperar y poner en práctica aquel «plus» humanístico y de solidaridad con el que soñó y por el que trabajó denonadamente nuestro don Ezequiel, mediante la educa­ción y promoción al cooperativismo. Al año siguiente cambia. la denominación an­terior por Caja Rural de Extremadura que en 1997 tenía:

Oficinas Balance Empleados Socios

1997 57 35.000ML 145 12.000

Pros¡xxtiva 2COO 90 80.000 ML 260 -

Caja Rural de Extremadura y, por lo tanto, Caja Rural de Los Santos, están integradas, a nivel del estado español en la Asociación Española de Cajas Rurales y en el ámbito de la comunidad autónoma comparten participación societaria en 8 empresas, con la que es su «perla» y niña

. 634.

Page 133: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

de sus ojos, la gran cooperativa ACOREX (Agrupación de Cooperativas de Regadíos de Extremadura) que cuenta al día de hoy con:

Nº de cooperativas

de 1° grado 47

Nº de socios 7.500

Cifra en negocios 21.000

(mill)

Actividades Suministros

Hortofructicola

Cereales. Ganadería

(Para una aproximación al Cooperativismo en Extremadura, Cfr. Gómez Cabranes. L. y Otros, en Situación. Extremadura. Zapata Blanco, S., Coord. BBV Madrid, 1997, pp. 307326.

La visión del Gerente de ACOREX, José Mª Monteagudo Cebrián, sobre el potencial de desa­rrollo de Extremadura, Ibid. , pp. 415-417.)

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Caja Rural

COLE:CCIÓN CAJA RURAL.

fs:crifura de cons:fifución de la CEja Rual de Los: !1anfos: de Maimona en el año 1909 .

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Page 135: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

cou::cc1óN CAJA RURAL.

Junta Rectora y Funcionariog de la Caja Rural de fog ~anfog en el año 1962. La fotografía ge realizó en el ~alón de Acfog de la Caja .

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Page 136: Estampas para el recuerdo - Parte II

C «jaRural

COU~CCIÓN CAJA RURAL.

lm:falacioneg del grupo de colonización promovido degde la Caja Rural y Cooperativa del Campo para aderezo de aceifunag {añog 60) .

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Page 137: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

COLE:CCIÓN CAJA RURAL.

la!: mi!:ma!: in!:falat!ione!: de l!fagiffoal!ión de al!eifuna!: para aderezo .

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Page 138: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

/

tOll~ttlON tAJA RURAL

Cmyunfo de «casas nuevas» construidas con financiación de C~a Rural en los años 50 .

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Page 139: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rrtral

/

COLE;CCIÓN CAJA RURAL.

Acto de la Bendición del !1alón de Actog de la Caja Rural en la Plaza Chica {año 1962) por parle de D. Antonio Manzano {Cura Párroco} .

. 641 .

Page 140: Estampas para el recuerdo - Parte II

\ Caja Rural

COL~CCIÓN CAJA RURAL.

Aspecto exforior de los almacenes de la Caja Rural en Visfahermosa .

. 642 .

Page 141: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rnral

COLfCCIÓN CAJA RURAL.

!!alón de Actos de la C-aja Rural en su edificio de la Plaza Chica. -hoy desaparecido-.

. 643 .

Page 142: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

COLECCIÓN CAJA RURAL.

A!:pecfo del pafio de operacioneg de fag antigua!: in!:falacione!: de la Caja Rural

on la Plaza Chica .

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Page 143: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

1

C.:Hlll>A µoR ('.AJA RURAL.

fgfa eg la fachada de la Caja Rural a finafeg de fog añog gegenfa.

S1u ubicación corregponde a la actual en la plaza Chica. Anteriormente egfuvo en la migma plaza. cagi onfrenfe .

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Page 144: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

crnlDA POR C..UA RURAL.

Interior del antiguo almal!én de la Caja Rural en Vi!:fahermos:a {años: 50). Primero fue molino de al!eife de Anas:fas:ia González. luego Almal!én de la Caja Rural

y en la al!fualidad tienda de muebles: .

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Page 145: Estampas para el recuerdo - Parte II

CqjaRural

CWIDA POR CAJA RURAL

Antiguo almacén de la Caja Rural en Vi!:fahermos:a {años: 60) .

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Page 146: Estampas para el recuerdo - Parte II

Caja Rural

C.WIDA POR JQgÉ: CAgTILLA.

Vino dl! honor trag la inauguración dll unos nul!vos locafos dl! la Caja Rural {años 60). !:@fados. l!nfrn ofrof1: fl Jul!z. Cipriano Tinoco. lll Párroco. D. Antonio Manzano.

Francif1co Murillo (alcaldll) y Javillr Carrasco {módico}. ººpió: Juan Murillo. Anglll Gutiórrnz. S:anfiago Zapata. Narci~o Gordillo.

Francisco Marcos y Luis fomos .

. 648 .

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COLH'.CIÓN CAJA RURAL.

Caja Rural

Año 1955. ~orillo dl! «Casas N@vas» por parfo dº la Caja Rural

a las pl!rnonas más nl!cl!sifadas dº Los ~antos.

la imagen dl!/jornaforo qul! rncogl! su título de propil!dad rnflqja a las claras las pl!nurias l!conómicas .

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Page 148: Estampas para el recuerdo - Parte II

La economía santeña a lo largo de un siglo

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,, .

La econontía santeiia a lo largo de ur1 siglo

7aDAVÍA es necesario una aproximación más para entender las formas de vivir en Los Santos de Maimona por quienes han sido, en defini­tiva, los protagonistas de este libro. El profesor de la Universidad de Extremadura -y santeño de nacencia- Santiago Zapata Blanco, nos aporta un documentado estudio «socieconómico» a lo largo de un siglo.

Nuestro pueblo -que se ha sustentado económicamente en la pro­ducción del campo- ha sufrido una profunda transformación del sector agrí­cola pasando de las arboladas dehesas de hace unos siglos a la amplísima campiña de viñas y olivares que, fundamentalmente, dibujan el mapa agrí­cola de Los Santos de Maimona .

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La el·u110 11iia sanle iín a lo largo d e llfl s ig lo

FOTO CEDIDA POR JULIO HERNÁNoi;z .

la magnífica pm:tal aérea que abre e!:ta!: página!: !:obre economía no!: pre!:enta una vi!:fa de lo!: ~anta!: de Maimona y parle de !:U término municipal

a principio!: de lo!: año!: !:e!:enfa. Ya humeaban lo!: fogone!: de la recién inaugurada

Fábrica de Cemento!: y. en el «camino de la Virgen». no !:e había comenzado a con!:truir. la!: huerta!: daban un encanto e!:pecial a un puí!blo que.

arquifectónicamente. había crecido poco .

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Historia Económica de Los Santos en el siglo XX: Cuatro apuntes de brocha gorda

Santiago Zapata Blanco PROFESOR DE LA UNIVERSlDJ\D DE F.XTREMADURA

EN la vida de un pueblo, como en la de nna persona, se juntan muchas cir­cunstancias y siempre es difícil averiguar cuáles han sido las que más han influido en su evolución. Los cuatro asuntos de los que va a tratarse son importantes, pero sólo nos dan una ligera idea de la trayectoria económica de Los Santos. Tampoco se pre­tende más con estos apuntes de brocha gorda.

Una propiedad de la tierra muy repartida.

Es frecuente oir que en Los Santos, a diferencia de lo que sucede en otros pue­blos extremeños o andalu ces, hay muchos pequeños y medianos agricultores y que esto ha sido una de las causas de la estabi­lidad económica y social del pueblo.

Es verdad. Y ello se debe, princi­palmente, a hechos que se remontan a 1834, cuando el gobierno de la nación, ante una situación socioeconómica crítica, autorizó a los ayuntamientos que lo solicitaron a vender, por un módico precio, algunas de­hesas de sus tierras de propios entre los ve­cinos más necesitados.

Algunos de estos nuevos pequeños agricultores (los que recibieron lotes en la Dehesa del Moral, muy alejada del pueblo) no soportaron las dificultades de coyun­turas adversas y, a finales del siglo pasa­do, El Moral ya estaba en manos de una familia de grandes propietarios. En cam­bio, sí prosperaron otros pequeños agricul­tores (los que compraron sus fincas en la Dehesa Vieja y en la Dehesa Nueva) y sen­taron las bases de un crecimiento econó-

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Page 152: Estampas para el recuerdo - Parte II

l~a 1->co11011tía sc111/1>1la a lo largo de un siglo

mico y sociwl más equilibrado que en olr<1s

poblaciones de la coméHCcl.

La emigración.

Por las fechas en que tuvo lugar la venta de las dehesas de propios, Los San­tos debía de tener unos -1.500 habitantes. A comienzos del siglo XX, ya se había alcan­zado la cifra de 7.000 hé.1bitantes y, en 1969, se llegó a 9.500 habitantes, un rápido cre­cimiento derivado de un largo período de bonanza de una economía basada, sobre todo en la agricultura y, de forma secun­daria, en algunas industrias agroa ­limentarias.

Pero la población de 1960 ha sido la mayor que ha tenido Los Santos en toda su historia. Después de un siglo y medio de ascenso ininterrumpido, vinieron unos años de una fulminante sangría migratoria, primero, hacia Alemania, Suiza, Francia ... y luego hacia Bilbao, Barcelona, Calella, Madrid ... Ahora la población no sólo ne crecía, sino que disminuía, de tal manera que en 1986 el pueblo volvió a tener unos 7.000 habitantes: ¡Los mismos que a prin­cipios del siglo XX!.

Los demógrafos (que son los cien­tíficos que estudian el comportamiento de las poblaciones) dicen que nadie emigra por gusto. Que la gente sólo abandona su tierra si en ella se dan factores de expul­sión y, a la vez, hay en otros lugares facto­res de atracción que se consideren alcanzables. Sin duda, ésta era la situación de nuestro pueblo (y de muchos otros pue-

blos españoles, especialmente en las regio­nes del sur) entre los años de 1950y1975-80.

La base agraria, muy tradicional, en que se había apoyado el crecimiento económico de Los Santos (corno el de la mayoría de las poblaciones extremeñas), se fue desmoronando a medida que jornale­ros y pequeños campesinos comprobaron que en los núcleos urbanos e industriales se les ofrecían condiciones de vida mucho mejores que la que podían obtener en su tierra.

Hagamos un poco de economía­ficción. Supongamos que no se hubiera producido emigración. Los Santos tendría hoy unos 12.000 habitantes, 4.000 más que los 8.000 con que cuenta en la actualidad ¿De qué podrían vivir hoy esas 4.000 per­sonas?.

La fábrica de ceniento.

El ruinoso edificio de la fábrica de cemento es el testigo rri.udo de unos años muy especiales en la historia económica de Los Santos. La fábrica se inauguró en 1956, para abastecer de cemento a las obras del Plan Badajoz y, cuando éstas llegaban a su término (a principios de los años 1970), Asland, la empresa propietaria, decidió cerrar. las instalaciones, haciendo oídos sordos a las protestas de todo el pueblo, encabezadas por los trabajadores de la fá­brica y por el Ayuntamiento.

Algunos pensaron que la fábrica, que llegó a tener cerca 400 empleados, iba

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Page 153: Estampas para el recuerdo - Parte II

La eco11011i ía. santeña. a lo largo da un siglo

a cambiar profundamente la economía del pueblo haciéndola más industrial. Todo fue un espejismo. Asland sólo se guió por la obtención del beneficio fácil e inmediato que le proporcionaba el Plan Badajoz. Y el cierre de la fábrica, que aceleró la emigra­ción, se vivió en Los Santos con la amar­gura de una derrota colectiva ante una empresa, tan grande como despótica.

Las viñas.

Se dice que las viñas son la princi­pal riqueza del pueblo. Una riqueza adqui­rida en el siglo XX y, sobre todo, en los úl­timos cincuenta o sesenta años.

Hace un siglo, en 1880, en el térmi­no de Los Santos había poco más de 300 hectáreas de viñedo. Y es que, entonces, todas las viñas de la provincia de Badajoz no llegaban a 15 .000 hectáreas (en Almendralejo, por ejemplo, había unas 600). Pero, desde comienzos del siglo-XX, la expansión del viñedo ha sido constante en varias comarcas pacenses, especialmen­te en Tierra de Barros y zonas limítrofes.

Nuestro pueblo tiene hoy 3.300 hectáreas de viñas, diez veces más que hace un siglo, que han dado y siguen dando sustento a muchas familias vinculadas al sector agrícola, a la industria y a los servi­CIOS.

Hubo una época (hace unos veinte años) en que se instituyó una Fiesta de la Vendimia, que se celebraba en los días an­teriores a la feria de la Virgen de la Estre-

lla. El porvenir del pueblo parecía asegu­rado por las viñas, sobre todo por nuestra singular uva de mesa «Eva o Beba de Los Santos», de una calidad insuperable, según se decía.

Éste fue otro espejismo, que, como el de la fábrica de cemento, tardó poco en disiparse. Hoy sabe todo el mundo que la u va de mesa de Los Santos es incapaz de competir en los mercados de las grandes ciudades con las u vas de las provincias levantinas y que su comercialización se hace por empresas o individuos ajenos al pueblo.

En este terreno, como en otros (el aceite de oliva, el aumento y actualización de las industrias existentes, la mejora de los servicios, ... ), hay mucho camino por recorrer. No sería bueno conformarse con la sopa boba de las subvenciones, que to­davía llegan de todas partes ¿O acaso pen­samos que estas ayudas van a durar inde­finidamente? Nuestro pueblo, como los demás pueblos de Extremadura, sólo po­drá solucionar sus problemas económicos actuales y futuros contando, como ha he­cho tantas veces a lo largo de su historia, con sus propias energías y recursos.

Badajoz, mayo 1998

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Epílogo

Feliciano Correa DOCTOR EN H lSTORIA

~ pide Lucio Poves que ponga un Epílogo a estas Estampas santeñas para el recuerdo. ¿Cómo hacerlo?. Un epílogo es un compendio,un resumen de lo dicho y eso no es fácil en un libro tan entreteni­do, variado, divertido, nostálgico, añorante, vital, familiar, extremeño y ... por lo tanto, nuestro. Las 6-stampas que hemos visto en esta formidable colec­ción pertenecen a un mundo que se fue. Quiero explicarme; ya sabemos que todos los mundos se van, pero este que se escapa a lomos de la burra del abuelo, cierra una larga página que empezó a andar en el cuaternario y ha llegado hasta nuestros días: es el mundo agrario, el mundo rural. Sí, el mun­do del pastoreo y del cultivo, algo sencillote, repetitivo, hecho a mano como la calceta, como el pan en el horno casero, como el duro bastón de acebuche que se dobla verde, se ata, se deja secar y luego sirve para ayudarnos a cami­nar. Lo recogido tan cuidadosamente en esta publicación pertenece a un tiempo que aún retenemos en la esquina de la memoria pero que no llegará a ser ni siquiera un leve rumor que merodee en La mente de las nuevas generaciones.

Las Estampas ... son como un cofre guardado en el «doblao», entre aperos, archiperres, jáquimas viejas, tajos de corcho, artesas de matanzas, y bieldos. El nuevo papel de este libro ha desempolvado el blusón grotesco y vemos retratado el lugar del convento que ya no está porque hay pisos

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Los Santos de Mai111011a uEstampas para e l Recuer<lon

construídos, y nzirmnos con cierta extraiieza la reunión junto a la fuente del jardín.

Me encanta que la imprenta imprima el dato, y también la fotogra­fía. Siento gozo cuando se atrapa su vuelo para que llegue al mañana. Es valioso que se fije aquello que sucedió como se sujeta una mariposa a la vitrina del museo; así se puede preservar de la muerte total al hecho que fue, a la vestimenta que lo arropó, al coche que rodó, a los jornaleros que sudaron en la siega, a la devoción que congregó a la gente junto al Cristo para achicar el hambre con la Je.

Este esfuerzo recopilador es placer para el antropólogo, deleite para el paisano, sorpresa para ese vecino que había ya olvidado aquello y, sin embargo vuelve a revivir ahora aquella estampa ¡qué hermoso el deleite de vivir recordando!.

Han resultado gratos entre el repaso ilustrado de tanta imagen los remansos reflexivos que se intercalan en el libro. Así la aportación de Aniceto Samino León, historiador que nos adentra en El último cuarto del siglo XIX en Los Santos. Apoyan sus consideraciones las actas del ayuntamien­to, en cuyo archivo_-como en otros- siempre lamentamos las pérdidas, hurtos y deterioros.

Tal vez, por ese «pudor literario» que a veces se siente cuando se tiene la tentación de poner por escrito asuntos menores, Lucio Poves es par­co en la glosa que nos muestra a pie de foto. Persona tan metida en las costu­ras del vecindario santeño podría aportar anécdotas, hechos y comentarios qu_e añaden a la historia ese color delicioso de la novela. A veces, a base de querer ser puros notarios, relatores sin alma, construimos una historia esca­sa de aliento y queda así, expuesta, como un cadáver, totalmente de cuerpo presente para que el curioso lo contemple. No es que sea este el caso pero me parece oportuno señalar que el purismo narrativo en lo tocante a lo histórico es a veces pobre, poco literario. Pues bien debería al historiarse -y puede hacerse-, distinguir entre el hecho y los juicios, o incluso entre el hecho mis­mo y los comentarios fundados que a raíz de ese hecho resultan perfectamen­te concordantes.

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Los Santos de Jl1airnona «Estanipas /Jara el R ecu erdo#

Pero en algunos pies de fotos Lucio Poves acierta de pleno. Precisa­mente cuando le pone nombre a los protagonistas y cita hechos que en su día tuvieron fuerza aunque ya se fueron; ese viejo coche que hacía el «servicio de correos» el carro que transportaba el «oro blanco» de la harina ...

¿Recuerdan ustedes aquellas siestas veraniegas?, sí, usted que ron­da los cincuenta años o más. Sólo el zumbido moscón y monocorde movía el aire, o el resoplar de alguna bestia próxima. Había un silencio gordo, aplas­tante. Luego, cuando el calor permitía el primer respiro, aparecía la oferta del carro de helados, era el maná para suspirar un ratito degustando el fresco atusado con el limón, la vainilla o el chocolate. Los mayores se hacían ni11os con la gol asina. Los vecinos eran ingenuos por un real y en torno al helado el comentario. Pues también está en la red de este libro esa estampa, con los mozos cortejando el manjar junto al pobre rucio-todoterreno, burro todo­tiempo, silencioso y mansurrón soportando las moscas cuando en el ultra­marino todavía no se vendía el spray. Paciente y pardo, con sus orejas apla­nadas, sus ojos muy entornados en. esa hora cadenciosa, donde el dios del cielo, más que ofrecernos un sol de justicia parecía mandarnos un sol de venganza.

Cantareras en burro, burro para el reparto del pan ... ¡ay! ¡qué hu­biera sido de los camperos sin el amuleto barato del asno!.

La vestimenta, la decoración, el perfil urbano, las tiendas por den­tro, los talleres de costura, la rudimentaria y manual maquinaria de mani­vela para hacer andar a esas limpiadoras de pulso y coraje. Se precisaba ágil bombeo del corazón para mover y separar la paja del grano. Tantos y tantos oficios que se fueron; que se van. Hortelanas que perfuman la esquina madrugándole al día, con el producto recién cogido, verdura ajena al truco de las conservas e ignorantes por vida del tratamiento liofilizado. Mañanas de ordeño y peso de ganado con pulso, romana y palo. Todo ello era el tic-tac de una época, con.junto de estampas que pertenecen al calendario amarillo de nuestros abuelos.

En este libro que hemos repasado despacio hay inauguraciones, re­cortes de prensa con noticias del abuelo que van dando un repertorio com­pleto de escenas y de actores. Todo ello es un caleidoscopio para interpretar

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Los Santos de Mai111011a «Esta1npas para el Recuerdo»

la sociedad, la política, la economía, el mundo agrario. Sus instantáneas son un atillo romántico de otra época; cuando el ferrocarril era de carbonilla, el teléfono negro y de operadora al otro lado del hilo. En aquel entonces, a los niños raquíticos en vez de darles filetes de ternera, fruta, aceite de oliva y otros alimentos, le ponían inyecciones de calcio y le hacían beber aceite de hígado de bacalao, ¡qué malo estaba! porque esto último era más barato que la carne. Y, por si fuera poco ... ¡para sabañones, los de antes!.

Parón literario merece también la obra de don Ezequiel, «el Cura de Los Santos» un educador social que dejó rastro . En este caso, glosado por una especialista en el mundo educativo extremeii.o,.cual es la ilustre profeso­ra y buena amiga Felicidad Sánchez Pascua. El repaso de su texto y la ilus­tración de aquella época a buen seguro que son muestras desconocidas para las geraciones de hoy. Ese personaje, don Ezequiel, animó aquellos años de principios de siglo, tan oscuros, tan de medio luto, donde incluso «los felices veinte» llegaron tarde y descafeinados.

Los santeños ilustres y otros paisanos de menor notoriedad, incluso poco conocidos, se encartan bajo el titular Fotos de familia. Ello nos per­mite comprender recovecos del ambiente doméstico e incluso esa «pose de foto» tan querida, tan temida, donde los personajes sentían a un tiempo el rubor y complacencia por ser retratados. ¡Otra ingenuidad ante el invento!.

Estampas religiosas era el pan de cada día y el motivo principal del festejo. Todo giraba en torno al santo, a los ritos, y, en gran parte, se corteja­ba a la jerarquía eclesiástica que influía mucho ¡pero que mucho! sobre la autoridad civil, en todos los largos años de la postguerra civil de nuestro siglo. El abrazo entre el trono y el altar, tan consagrado en el antiguo régi­men se reproducía con fuerza bajo el mandato del General Franco. El gran espacio que en el libro se dedica a tales asuntos religiosos refuerzan lo que decimos. Baste, como colofón de ello la nómina de curas-párrocos recogidos aquí y glosados por otro párroco, don Ángel Muñoz Ramírez.

Recuerdos de «la guerra de papá» y escenas del falangismo, ya con Los Santos «liberado de rojos» ayudan a comprender aquel período. El Auxilio Social aparece bajo el término de Acción Social, denominación posterior que se usó tímidamente en el tardofranquismo .

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Los Santos de Maimona «Estampas para el Recuerdo»

Miguel Murillo nos hace aterrizar en otra isla de reflexión. El pres­tigiado autor teatral, que aparece inmaculado y tierno (ahora es más barbu­do y redondo), nos relata con acierto esos parajes o paisajes de tiza y pizarra; de palmeta y mapas de hule que aparecían ahorcados en la pared con una cuerda cutre. Eran horas de leche y mantequilla, de polvo americano para hace el milagro del agua a la leche; eran a su modo las bodas de Caná yan­quis, en las horas en que los niños con los niños y las niñas con las niñas salían al recreo. Todo un aporte este de Educación, incluyendo la semblan­za que sobre don Cayetano, maestro, escribe su alumno Anselmo Caray,

• completándose luego la visión de lo educativo con La Academia vista por Antonio Montoya.

Y de ahí, a los Homenajes. A falta de pan ... homenajes. Con ocasión y sin ella. Banquete para las autoridades y circo para todos. Día sin escuela y discursos siempre heróicos y con bendiciones. Todo ello es, querámoslo o no, parte de nuestra historia. Y en este capítulo documentado y con intere­santes reseñas, me quedo con la alusiva a <<El Padre Luis», hombre de bon­dades probadas, que lo entregó todo e incluso perdió su apellido, Rubiales, y ganó el aprecio del pueblo que se quedó con el nombre: Padre Luis.

Todo un ensayo merecerían los pintores santeños que aquí vemos ¿es la luz del pueblo? ¿es su morfología? ¿es la herencia genética? No lo sé, pero buenos y muchos pintores se han sucedido en ese lugar que acuna la blancura y el arte.

Toreros, música, feria, estudiantinas, carnavales, romerías, vendi­mias, estampas deportivas van completando el costumbrismo entrañable de este pueblo en la publicación que han tenido la posibilidad de leer y ver. Todo un relato (de Pepe Tovar y Leandro Carrasco) sobre la caza -la caza de antes­abre el capítulo que titula Lucio Poves La caza y los cazadores, de gran curiosidad, brindando términos en desuso, degustando al lector con aquel otro modo de cazar. Y sumado a esto el Diario de un cazador, con el que contribuye a esta obra Leandro Carrasco.

El agua y el camino, dos razones. Una para vivir y otra para avan­zar: Pilares y Fuentes se apiñan es este espacio con la acertada denomina­ción de Los nombres del agua .

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Los Santos ele Mui111ona ~<Eslcunpa~· paro el Re<·1Jercfo,.,.

Y para que no se pierda la memoria de la gestión pública se recoge un capítulo en Alcaldes de este siglo, in traducido por don Francisco Murillo de la Calzada. Muchos rle ellos con fotografías. Y el actual alcalde, Cipriano Tinaco nos aparece en una de ellas, realizada en 1971, con pulcro porte de Rodolfo Valentino, de ahí el sobrenombre que tuvo de «El solterón de oro» con que fue conocido durante la época «ucedea». Pero él ... duro de pelar, quieto en la mata.

Concluye Lucio Poves con una colecciótz de fotografías que en los ai1os cincuenta se encontraban en el ayuntamiento.

Tal vez el lector pueda preguntarse ¿para qué sirve un libro así? Amigo mío, yo te diré para qué valen estos papeles manchados de letras, caras, paisajes y cacharros: sólo sabemos de dónde venimos si miramos hacia atrás. Sólo tenemos conciencia del árbol propio conociendo las raíces. Eso configura también nuestro talante humano, esa referencia que nos remueve el espíritu y la mente para distinguir lo propio de lo ajeno. Cuando pasa el tiempo y hojeamos el ayer sabemos que no somos huérfanos ni expósitos abandonados en una esquina. Pero sobre todo sabemos que pertenecenws a un pueblo antiguo,..a un lugar de aflejos campanarios, de ermitas tan ancia­nas que se mueren de viejas. Pertenecemos a un lugar de minas con sabor a sal y a lágrima, y a campos de vino y pan. Por ello, la virtud de los ojos no es sólo la de ver sino la de saber mirar para poder comprender lo que tenemos ante nosotros.

Aquellas misiones rudimentarias que los hijos de nuestros pueblos plantaron en el nuevo mundo, y que luego se convirtieron en ciudades mo­dernas, nos miran desde el otro lado del océano con curiosidad y envidia. Muchos son ricos, sí, son del nuevo mundo, sí, pero envidian, sobre todo, nuestra solera. Porque esta no se improvisa y porque, como la veteranía en los hombres, en los pueblos, la antigüedad es un grado, esto es largueza histórica. Con ese poco de tiempo en las alforjas, aún en los períodos de penumbra, florece la nobleza de la gente sencilla, de la gente de bien .

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Anexo

Page 161: Estampas para el recuerdo - Parte II

Anexo

1 ' { y . ~

Mongeñor Fray Francigco Luna Pachón. nacido en fog S!anfog el 29-Vl/-1881. Acólito de la /g/egia Parroquial N. ª !!. ª de Jog Ángeleg durante 6 añog.

lngregó en la Orden Francigcana en 1896. Marchó a Bolivia en 1905.

Ordenado gacerdote en la Paz ege migmo año y en 1926 Obigpo Titular de Titópo/ig y Vicario Apogtólico en el departamento del Beni.

Falleció en f!ucre el 14-111-1967 .

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FOTO CWIDAD POR R. CONTRERM!.

Jogé Hernández Vázquez.

- conocido como «Pepe Luterio» -de profogión

zapatero y mús:ico ademág dí! cons:umado

pí!rdigoní!ro.

Aparece con í!I rnclamo y la es:copeta.

Principiog dí! ~iglo.

Anexo

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José Silva Cam_i>oS, "El Tt!lo~, rey de · los cl~n• · sa.nteiíos, hambre ca-b&l.· recientemente

.f &ll.eeJ4o .

Rí!producimos: la fotografía que el pí!riodigta Antonio García Orio-Zabala

publicó í!n un í!xfra del

Diario Rí!gional

Hoy í!n fog añog 70.

dí!dicado a Los: ~anfog.

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Anexo

e URIOSA imagen de la Fuente de la Iglesia construida por el Ayuntamiento que presi­día D. Juan Murillo a finales de los años 20.

Se le colocó un monoli­to con faroles que, en su base, lle­vaba los caños por donde fluía el agua proviniente de la llamada «Madre del Agua» en la calle «Las Huertas» y cuya conduc­ción atravesaba la Plaza de Espa­ña.

Este monolito, con pos­terioridad, fue trasladado a « Vistahermosa» comen­zándosele a llamar «El Faro de Chipiona». Ahora se encuentra en la Plaza Antonio José Hernández y las barandas en la Fuente Garrafa.

El agua que sobraba de esta fuente de la Iglesia abastecía a la «Bomba» de San Lorenzo y al Pilar de Espantaburros.

FOTO CIDIOA POR F. ACEDO. En cuanto a las casas

que se ven en la fotografía: en la primera a la derecha con venta­

nilla, vivió la Sra. Casilda que vendía dulces caseros; luego fue sede de la Asociación de Agricultores y ahora es Casa Parroquial.

La casa del centro fue, en sus tiempos, barbería y en los altos (los dos balcones) se instaló la academia de la Banda de Música.

La tercera casa, a la izquierda perteneció a la familia Carrasco Castañón .

• 668.

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Anexo

FOTO COLE:CCIÓN ANDRH! GUTIÉRRE:Z.

Alumnos de las Escuelas de D. Ezequiel y miembros del !!indicafo rodean al Padre Juan y el Padre Manolifo {años 20).

FOTO COLE:CCIÓN ANORH! GUTIÉRRE:Z.

Años 20. D. Ezequiel Fernández !!antana rodeado de alumnos de sus escuelas y del !!indicafo .

• 669.

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Anexo

FOTOGRAFÍA COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Cagimiro Cordillo. alumno de D. Antonio Calvo. Año 51. '

FOTOGRAFÍA COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Manija de la Cruz. alumna de Dña. María luiga Megfre. Año 1950.

FOTO CEDIDA POR BERNARDINO CORRA~.

Mari Carmen !1errano.

Treg muegfrag de fag fípfoag fotografíag ~gl!olareg de /og añog 50 .

. 670.

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Anexo

COLECCIÓN F. ACEDO.

Años 40. Comedor Auxilio !!ocia/: las voluntarias «meten la peina» y asean a los «niños de la guerra».

COLECCIÓN F. ACEDO.

Una mlljer con «mantón» entrega el niño a una voluntaria de auxilio social .

• 671.

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Anexo

FOTO A. ALVARE:Z.

Aurora. una hortelana de vuelta de la Plaza de Aha!:fo {fina/e!: año!: 50).

COLECCIÓN CMIMIRO GORDILLO.

Hortelana!: en la Plaza de Aha!:fo {prinl!ipio!: de lo!: 60).

FOTO CWIOA POR P. GARCIA.

Típica e!:tampa de lo!: año!: 50: 2 moza!: vuelven de por agua con lo!: cantaros en el cuadril y el !:ocorrido «piche»:

e!: verano de 1953 y e!:tánjunfo a la antigua Fuente de la lgle!:ia. !!e trata de Julia Hernández y Purificación García .

. 672 .

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Anexo

CE:DIDA POR ANGH MAGRO.

Los Reyes Magos y sus p~es en los años 60. !:entados.junto a ellos: Angel Magro.

{!:al!ri!:tán) Julián Vat!á!: y el Padre «Miguelón».

FOTO COLECCIÓN CAglMIRO GORDILLO.

Oratorio de la l!a!:a de la familia Murillo. gifuada en la Plaza de &paña. El !:al!erdote e!: D. Antonio Manzaño y el monaguillo

Enrique Gordillo. {Fina/e!: año!: 50).

FOTO CEDIDA POR BERNARDINO CORRALE!!.

Camino de la l!a!:a del mayordomo de !:an Rafael para el «refresl!o» tra!: la

prol!e!:ión. {Año 1952). Bernardino Corra/e!: {mayordomo). el

Padre Pepe. D. Antonio Manzano {Párrol!o) y Lorenzo Magro.

. 673.

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Vista Panorámica-aórea de la fábrica de Cemento reción inaugurada y reproducida en unm:: almanaqueg a principiog de /og añog 60.

FOTO RECOGIDA DE LA IMPR~IÓN DE UNA CAJA DE CERIL!.M.

fn la ingtantánea de finafeg de log añog 60 ge puede ver la ya desapararecida frmita de ~an Jogó y -la por enfonceg reción inaugurada- Fuente de la Bellota .

. 674.

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FOTO PUBLICACIÓN M!LAND.

f/ Gtmeral Franco y ofrag auforidadeg recorren fag indalacioneg de la fábrica de cemenfog el día de gu inauguración. (7 de Octubre de 1956).

FOTO PUBLICACIÓN M!LAND.

f/ General Franco en la inauguración de la fábrica de cemenfog de la fmprega Agland. accionando el mecanigmo de la puegfa en marcha .

. 675.

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f/ padre Pepe en 1953 con log componenfeg de un equipo de fútbol

de acción católica.

COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

f/ maegfro D. Antonio Calvo. con gug alumno!: en log añog 50.

f nfre ello!:. el pintor Manuel S:anfiago Morato.

COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Anexo

. 676 .

A la izquierda de la fotografía -tomada a principio!: de log gefenfa­

aparece «el fío fnrique». un hombre muy popular

en fog ~nfog por !:u quiogco de pipa!:. Completan la ingfanfáneajugadoreg

de la f gfrella. aficionado!:, directivo!:, jóveneg y niño!:.

COLECCIÓN ~COLMTICA LLERENA.

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COLECCIÓN FERNANDO ACEDO.

As:pecfo del pafio del !!anfuario de Ntra. f!ra. de la fs:frella en uno de lo!: días: grandes: de «La Virgen». f!e aprecia el quios:co de la mú!:ica en madera y el «corro» del Ramo de la Virgen.

FOTO COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Llegada de la imagen de Nfra. f!ra. de la fs:frella a la Plaza de &paña en uno de los: fras:lados: coincidente con la mis:ión del año 1953. Concretamente fue el 6 de Diciembre: s:e celebró la mis:a de

enfermo!: colocándola Virgen junto a un alfar s:ifuado en la puerta de la ca!:a de D. Narcis:o Rico .

. 677 .

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FOTO CE.DIDA POR BE.RNARDINO CORRALffi.

Carroza de !!an l!:idro en la Romería de 1966. !!u título «Guerra y Paz».

las chicas que sostienen las banderas son: Mari Rando. loli Garrido. Julia González y loli.

FOTO COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Carroza del día de !!an Isidro -finales de los años 60- en la Plaza dl! España.

Anexo

+ ¡

FOTO COLECCIÓN CM!IMIRO GORDILLO.

Carroza dl! !!an Isidro -a ml!diados dl! los cineul!nta-.

Rl!producía l!I aspl!cfo dl! la l!rmita qul! Sl! coml!nzó a l!onsfruir l!n la !!il1rra del Castillo.

Típica l!stampa l!n la Roml!ría dl! !!an Isidro dl!laño56.

A lomos dl! la mula. Aurora y Manolo. FOTO CEDIDA POR A. ALVAREZ .

. 678.

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/

FOTO CE:DIDA POR R. CONTRfRM!.

Una imagen muy típica de «canfínerm:» en unas fiestas de la Virgen de la ~strel/a -finales de los años 50- posando en la «barra» de la cantina: los zapateros Merino. Rafael y

Juanifo. entre otros. eon sus familias.

COLE:CCIÓN HRNANDO ACEDO.

Rafael «~I del acordeón» camino de una fiesta campera. {Años 50)

. 679.

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Este libro se acabó de imprimir en los talleres de

Imprenta UNIÓN-4 de Los Santos de Maimona el día 24 de Junio de 1998

festividad de San Juan .

. 667 .

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David Canseco Sánchez, J. Antonio Berzal Orti~Martín Pizarro Iglesias, J. Luis Pérez Roblas, Toni González de Toro, Manuel Patilla Montaño, Araceli Gordillo Pedrera y José Montaño Santiago.

En agradecimiento a quienes hicieron posible con su trabajo en Imprenta Unión-4

de Los Santos de Maimona la edición de este libro.

Los defectos en la impresión de algunas páginas no se deben a su pulcra labor, sino al estado en que nos entregaron algunos originales fotográficos.

El autor.

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