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A Y U N T A M I E N T O D E M U R C I A

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ESTE EJEMPLAR, POR SU TAMAÑO Y/O

ESTADO DE CONSERVACIÓN NO SE PUEDE FOTOCOPIAR

Acuerdo Comisión de Gobierno: 27 de octubre, 1988

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DONA V ACEVEDO. ROMANCE TRAGICO.

Donde se refieren ios arrogantes úsu amante y á su esposo, con lo

J 3 e t e n t e pluma, y r e p a r a , «jue antes de chárchar el püeg© d e í o pedir que i lumine a mi rudo entendimiento ti mo rendido suplica y humildemente ie ruego »i Increado S-eñor, Criador del U n i v e r s o , y la Virgen S o b e r a n a , Madre d e l Div ino V e r b o , KUien todas mis potencias, P '^aescr ib i r con acierto

caso mas horroroso, l t l a s atroz y mas t remendo

' *jüe e j e c u t a ha podido muger el denuedo,

la Ciudad de Almería , es un retrato del Cielo,

J® cr ió{ bravo p r o d i g i o ! ) ••»Joña Victoria Acevcdo, ^j* de m u y nobles padres, an hermosa, que no puedo

P inta r l a , porque me faltau .^presiones para hacer|&, y seria ofender sus „gracias, ^ k s á mi taleiit®,

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hechos de eíta Doncella, como mato demás que verá el Curioso, Lector.

y asi tengo por mejor dejarlo todo al s i lencio. E n declarar á su padre, no es preciso detenernos, busta decir que su nombre es Don Anlcn io Acevedo. Lle^ó esta niña a tener tres lustros, y en el momento el I M Í S M O D ios del Amor dos (lechas le t iró ai pecho, por mano del masgqlan , r

y pu l ido Cabal lero, # 5-mas prudente,, y mas afoble, que hay en todo el universo , Don F lorenc io de Granada,, «e llama estn Caballero. Requebraban se de amores con grandísimos entremos. £ n este tiempo su Padre le busca á la niña dueño , ella lo resiste, y dice, que todavía no es tiempo; v iendo que el Padre p< í¡>, sin saberlo Don Florencio , porque está ausente en el < *nspo, hizo X un papt l mens^gero,

y le cuenta lo que pasa erj tan peligroso aprieto. No lie^ó el papel á manos de este noble Caballero; pasó el término citado, y l legando el plazo puesto por fuerza se desposó con m u y grande sentimiento. E l mismo dia descuidado se presentó Don Florencio. , y sabiendo su desdicha, quejas exalaba al v iento , y suspiros daba al a3/re, U>do era tr istes lamentos. En estOjDoña Victor ia , que iba á gozar de Himeneo con su Coposo, se metió en la cama un fuerte acero, y cogiendo á su marido dormido en el pr imer sueño, sacó la daga veloz, y le cercenó el pescuezo: s d t ó de? la cama abajo, púsose un vestido nuevo riel ya d i f u n t o , l l evando las dos pistolas de l muerto p j i a su de fensa , y guarda} cubr iese de un ferrerue lo , partió en casa de su amante, pregunta por Don F l o r e n c i o , este se levantó al punto, y asi que la v io , an el cuello le echó los brazos gozoso, »o sabiendo lo que h» hecho, "Viendole en la mano sangre, le pregunta : Qué es aquesto? E l l a respondió: el hombre . que mi marido le hicieron, muerto q u e d a , y asi imparta nos npreheríaos al momento} luya 1 3 á r d a m e ahora, qu< y o por -i hice este arresto.

Parten por la calle aWifl; l lego la Honda, «.íiciea.li : ¿Quien va aqui al Corregidor?

Y ellos con mucho denuedo echaron mano á las armas, y tal cuidado tuvieron, que mataron dos Ministros, y al C o r r e g i d o r hir ieron. A Don Florencio lo cogen, y en la Cárcel lo metieron ella se escapo entre todos, y en el campo busca puerto. Metióse en un bosqne oculto, y encontró diez Vandoleros j v iedo estos que tenian disposición el mancebo, en la quadri l la lo acogen, tomándole juramento, y á pocos dias, mirando sus valerosos arrestes, la eligen por Capitan estos fuertes Quadr i l leros ; y estando comiendo un din,' br indando á su buen acierto, d i x o e l i a : A. mi me importa que esta noche con si lencio entremos en la Ciudad, y de la cárcel saquemos un pre.so de gran valor y que corre mucho riesgo. T o d o s dijeron al pur t© v a m o s , pues, sin detenernos, Tendió la noehe su manto, parten todos al momento, entraron en la Ciudad, van á la cárcel l igeros, l legan y a la puerta l laman, y respondió el Carcelero; Quien es que á estas horas l lama Abra al Corregidor perst®, Y a v o y , señor, y perdone el que haya a n d a i o groser® :

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A b r i ó , y er.tró la q m d r i l l a , pidiéndola al carcelero las l laves de las pris iones, ds calabozos, y cepos; d i n con Don F l o r e n c i o , entonces Doña Victoria le ha puesto Una pistola en la mano, y le ha d icho, eompañero, y a estas l ibre y con nosotros emplearás tus esfuerzos. Todos los presos se h u y e n , tanbien h u y ó el Carcelero , dejando la Cárcel sola, y sin acompañamiento: la quadri l la sa va al monte, y con ella Don F lorenc io . Querer de les dos amantes, d>scir los muchos estreñios que hicieron de la alegría, era menester mil pliegos; pero todo mi Auditor io tne suplirá este defecto. P o r este suceso andaba la Ciudad con grande estruendo, discurriendo de que modo prenderán a Don F lorenc io ; pero todo ha sido en va lde porque lo guarda su aliento. En este t iempo la Dama, "viendo le aprieta su dueña por gozar de su hermosura, ^ijo: sin que nos cansamos, S e r á imposib le , y tu trata poner á tu gusto f reno , ^ue tiempo vendrá que goces de tu pasión el deseo, h iendo la resolución

la Dama, formó empeña satisfacer su gusto

bien ó raal; para «l io íes ccwató lo que pasaba ^ dos de su-e compañ¿ros ,

rogándoles le ayudaran pana sal ir con sa empeño; El ía 'pie siempre tenia cinco ó seis armas de fuego sin apartar las de sí aunque estubi fse durmiendo, p * r cierto aviso que tuvo de uno de los compañeros recelo alguna traición de su amante Don F lorenc io , y asi se fingió d o r m i d a , y los tres con gran silencio á la media noche entraron á donde tenia su lecho, y viendo se le acercaba el traidor ya sin respeto, le disparó una pistola, y le abrió puerta en el pecho por donde salió su alma bien de prisa á los inHernos: los otros dos por infames la misma pena sufr ieron; y montando en un caballo la valerosa Acevedo h u y ó de a l l i , porque estaba y a descubierto su sexo. E n el careino encontró tres Gi tanos , que quis ieron robarle lo que l levaba, y e l la , con un valor fiero, poniendo mano á sus armas, & todos tres .dejó muertos . V i e n d o esta dama que y a sus delitos van c r e c i e n d o ,

y que no puede volver á su casa, por los deudos . del pr imer marido s u y o que la buscan muy resueltos para quitarle la vida por el delito tan f«o de asesinarle en la cama, al que. agregándose luego

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los cometidos despues entre les diez V ndoler-08, d iscurr ió que i© mejor seria en un Regimiento temar plaza de soidado con otro nombre supuesto para v iv i r de este modo segura de todo riesgo. Con efecto sentó plaza, siguiendo su pensamiento, y todos los Capitanes cuando vieron el aspecto del rec luta , pretendían en su compañía tenerlo, pero el Coronel dispuso que el Capitán Don Anselmo de F o r r e s , se io l levase, que era un valiente sugeto. E n t r ó en esta compañía, dónde es lavo mes y medio de su Capitan q u e r i d o , y de la fatiga e sento , pues asi se lo mando el Capitan al Sargento^ y tanto se aficionó á este J ó v e a Don Anse lmo, que llegó á dudar si acaso pertenecía al bello sexo : con estas dudas un d í a , lo l ia"llamado á su aposento, y le ha d icho , que es preciso satisfacer su d e s e o , porque si fuese, muger espera gozar su c ie lo : ella lo negó , y él trató de reconocerlo ; entonces,, v iendo que y a se deseudria el s e c r e t o ,

y que por mas.persuacíonPs que fe hacia. no k : . ; < cogió la espacia del > «t,u Capitan, y con resuelto va lor le dio uñá'estoc ida que ca} o en el suelo muerto Con el m a y o r dis imulo sa l ió y ctfri ó el aposentoj tomó el camino y se fue a refugi r.á un Convento de SBIJ F r a n c i s c o , qut* estaba 1( j«s de al l í en un desierto pretendiendo le admitieran para Religioso lego. A Iii estubo algunas días, y arrepentida en esUeóio de su mala vida, quiso eonfesar sus muchos y e r r o s , para que Dios la perdone sus terr ib les desaciertos. Con el Padre Guardian se confesó por estenso, con lágrimas de dolor y grande arrepent imiento , y le pidió la pusiera en una cueva , en que siendo cgemplo de penitentes, ' acabase con acierto los dias qne le quedaban para merecer el Cie lo . . C o m o lo pidió lo hizo. «1 G u a r d i a n , escociendo tina de las mt chas cuevas que tenia aquel desierto: la pus© en e l l la , y al l í acabó cón tanto egempl© ap vida t que llegó á ser de Anacoreta modelo .

M U R C I A :

Imprenta de la V i u d a é hijo de D o * J o s é S a n t a m a i í a , año 1 8 i l .

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