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5. REDACCIÓN Y ESTILO Además de una correcta presentación, un trabajo de curso ha de tener un contenido serio. Esto no significa que el alumno deba demostrar que sabe más que nadie sobre el tema. A veces esa meta impulsa a algunos imprudentes a copiar despiadadamente sin citar, es decir, a plagiar. Y eso, como dije citando la ley de propiedad intelectual (1/1996), es denunciable. Hay que aprender a redactar trabajos decentes, meta fácil de conseguir con la práctica. Las siguientes sugerencias y correcciones guían en el proceso de redacción. Se basan en los usos que recomienda la Real Academia de la Lengua, y se contraponen a los errores más frecuentes que he corregido en cuantiosos trabajos de curso universitarios, que incluso gente muy sabia comete, aunque luego sea el máximo especialista en una materia de investigación. Lejos de ser propios de la universidad, muchos de esos errores están extendidos por la sociedad gracias a los medios de comunicación. Al cometerse en infinitos círculos poco recomendables desde el punto de vista lingüístico, es difícil combatirlos. Además, según voy comprobando haciendo “trabajo de campo”, muchos de estos errores ya estaban presentes en las películas de los años cincuenta del siglo pasado, sobre todo, en traducciones al español. Es sorprendente el contagio pandémico de los malos usos del lenguaje. Mi opinión es pesimista al respecto: pienso que todo lo malo se pega en la lengua. Así, sucede que incluso académicos sorprendentemente cultos caen en su uso erróneo. En cambio, sería anómalo que un gañán empezase a hablar como Cervantes de un día para otro después de leerse El Quijote. Pero aún no está la batalla perdida, sólo hay que dedicarle un poco de trabajo a intentar desintoxicarse de los vicios más comunes de hoy día. Un trabajo de curso ha de ser correcto en la forma y en el fondo, con una redacción clara y concisa. Para empezar, es aconsejable hacer frases cortas, siguiendo un orden básico, compuesto por sujeto, verbo y complementos. Los párrafos también han de ser comedidos, de unas seis a diez líneas, con una idea por párrafo . La exposición de ideas ha de ser coherente, no ha de tener contradicciones y ha de seguir un orden lógico . Los verbos se deben usar evitando los bailes constantes entre el presente y el pasado en los

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Page 1: Estilo de Redaccion

5. REDACCIÓN Y ESTILOAdemás de una correcta presentación, un trabajo de curso ha de tener un contenido serio.

Esto no significa que el alumno deba demostrar que sabe más que nadie sobre el tema. A

veces esa meta impulsa a algunos imprudentes a copiar despiadadamente sin citar, es decir,

a plagiar. Y eso, como dije citando la ley de propiedad intelectual (1/1996), es denunciable.

Hay que aprender a redactar trabajos decentes, meta fácil de conseguir con la práctica.

Las siguientes sugerencias y correcciones guían en el proceso de redacción. Se basan en los

usos que recomienda la Real Academia de la Lengua, y se contraponen a los errores más

frecuentes que he corregido en cuantiosos trabajos de curso universitarios, que incluso

gente muy sabia comete, aunque luego sea el máximo especialista en una materia de

investigación. Lejos de ser propios de la universidad, muchos de esos errores están

extendidos por la sociedad gracias a los medios de comunicación. Al cometerse en infinitos

círculos poco recomendables desde el punto de vista lingüístico, es difícil combatirlos.

Además, según voy comprobando haciendo “trabajo de campo”, muchos de estos errores ya

estaban presentes en las películas de los años cincuenta del siglo pasado, sobre todo, en

traducciones al español.

Es sorprendente el contagio pandémico de los malos usos del lenguaje. Mi opinión es

pesimista al respecto: pienso que todo lo malo se pega en la lengua. Así, sucede que incluso

académicos sorprendentemente cultos caen en su uso erróneo. En cambio, sería anómalo

que un gañán empezase a hablar como Cervantes de un día para otro después de leerse El

Quijote. Pero aún no está la batalla perdida, sólo hay que dedicarle un poco de trabajo a

intentar desintoxicarse de los vicios más comunes de hoy día.

Un trabajo de curso ha de ser correcto en la forma y en el fondo, con

una redacción clara y concisa. Para empezar, es aconsejable hacer

frases cortas, siguiendo un orden básico, compuesto por sujeto, verbo y

complementos. Los párrafos también han de ser comedidos, de unas seis a

diez líneas, con una idea por párrafo. La exposición de ideas ha de ser

coherente, no ha de tener contradicciones y ha de seguir un orden lógico.

Los verbos se deben usar evitando los bailes constantes entre el presente y el pasado en los

mismos párrafos. Eso, además de confundir al lector, convertirá en erróneas numerosas

expresiones escritas.

La redacción ha de seguir un ritmo ágil, que se preste a una lectura

rápida. Recuérdese que se ha de tender al ahorro de palabras, a

la sencillez del lenguaje, y no rellenar el texto de florituras innecesarias.

Page 2: Estilo de Redaccion

Se han de evitar expresiones enrevesadas que a veces parece que ni el

autor entiende. Las negaciones contribuyen a hacer el texto críptico

y complican la comprensión (“No por ello ha de pensarse que el

autor no decía eso”; “El presidente acudió, no sin antes haberlo

leído”). Si la frase se redacta en afirmativo, se facilita su

comprensión (“El autor decía eso” o “El autor no decía lo otro”; “El

presidente acudió tras haberlo leído”).

Se evitarán reiteraciones injustificadas de frases, ideas o palabras. Pero si

el verbo o el sustantivo al que se refiere una frase queda lejano o poco

claro, es mejor volver a repetirlo. También son prescindibles expresiones

pleonásticas comunes hoy día (“para ser breve y concisa y no alargarme

demasiado”; “para finalizar, ya por último, hemos de terminar diciendo

que”). En el polo opuesto, también es conveniente huir del estilo telegrama,

tan de moda en comentarios epigráficos y numismáticos (“Forma:

rectangular. Materia: mármol”; en vez de “El epígrafe es de mármol y tiene

forma rectangular”).

El autor -el alumno en este caso- ha de adoptar una forma homogénea de

presentarse, siguiendo un mismo criterio, y ha de evitar cambiar

constantemente el sujeto. Por ejemplo, sería erróneo que la investigación

empezara por: “Esta investigación afirma”, unos párrafos después dijera

“sobre esta teoría pienso”, y continuase con “aquí defendemos”. Con

respecto a la forma de redactar, es cansino recalcar el sujeto (“la

fotonos muestra”, “los datos nos demuestran que”). Basta con decir “la foto muestra” o “los datos demuestran que”.

Acaso el uso del ordenador para redactar y la configuración de las páginas digitales sean lo

que hayan motivado que los alumnos piensen que hay un arriba y un abajo en sus

trabajos, como si de un antes y un después se tratase (“como ya dije

arriba”, “como explico abajo”). Pero esa concepción no se corresponde con el

resultado impreso de un trabajo, en el que, por así decirlo, su cada arriba y cada abajo se

encuentran en cada folio independiente, de forma que es fácil que esa expresión acabe

siendo errónea. En vez de usar esas expresiones, vale decir con “según se

citó”, “como exlicaré”, pues el verbo en pasado o en futuro hace

sobrentender la acción. Si se quiere especificar, cabría referirse a lo que

“anteriormente se citó” o a lo que “en el capítulo X se explicará”. Por

supuesto, ni que decir tiene que la palabra “alante” no existe, aunque es bastante usada

para referirse a adelante.

Page 3: Estilo de Redaccion

Además de los errores generales recién vistos, remito a la pestaña 6 titulada errores

frecuentes, donde se explican otros relativos  a los signos ortográficos, a la sintaxis y a la

gramática.

[1] LÁZARO CARRETER, F. (1997). El dardo en la palabra. Barcelona: Galaxia-Gutemberg,

p. 440.

[2] En estas notas sigo las directrices impartidas por José Garrido en los Cursos de

redacción y estiloFuentetaja, a quien agradezco todas las sugerencias y puntualizaciones

dadas.

[3] En casos como el citado, cuando el artículo forma parte del nombre propio, nunca se

contrae con del.

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