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103 ISBN 978-9962-614-26-5 Memorias de Conferencia Estrategias para la Restauración a Escala de Paisaje en el Trópico Enero 26-28, 2012 Universidad de Yale New Haven, CT Memorias, Conferencia de la Sociedad Internacional de Forestales Tropicales 2012, Capítulo Estudiantil de Yale

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ISBN 978-9962-614-26-5

Memorias de Conferencia

Estrategias parala Restauracióna Escala de Paisajeen el Trópico

Enero 26-28, 2012Universidad de YaleNew Haven, CT

Memorias, Conferencia de la Sociedad Internacional de Forestales Tropicales 2012, Capítulo Estudiantil de Yale

Estrategias para la Restauracióna Escala de Paisaje en el Trópico

Memorias de la Conferencia de la Sociedad Internacional de Forestales Tropicales,

Capítulo Estudiantil de Yale

Enero 26-28, 2012Universidad de Yale, New Haven, CT

Patrocinado por

Iniciativa de Liderazgo y Capacitación AmbientalComité de Asuntos Estudiantiles de la Escuela de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale

Fondo Cullman del Jardín Botánico de Nueva York Instituto de Recursos Tropicales de Yale

Consejo de Estudios del Sudeste Asiático de YaleConsejo de Estudios Latinoamericanos e Ibéricos de Yale

Consejo de Estudios Africanos de YaleSenado de Estudiantes Profesionales y de Posgrado de Yale

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Esta es una publicación de la Iniciativa de Liderazgo y Capacitación Ambiental (ELTI), un programa conjunto de la Escuela de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale (F&ES) y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).

www.elti.orgTeléfono: (1) 203-432-8561 [US]Correo electrónico: [email protected] o [email protected]

Textos y Edición: Gillian Bloomfield, Alicia Calle, Ryan Sarsfield, Sarah Wyatt

Traducción: Luz Pérez, Alicia Calle

Diagramación: Alicia Calle

Fotografías: Rachel Kramer: portada, pp. 5, 24, 28, 41, 44, 58, 62, 68, 83, 87, 88, 93Vanessa Lamars: pp. 63, 69, 74, 79, 84, 90Austin Lord: pp. 17, 25, 33, 39, 45, 50, 54Felipe Milanez: pp. 60Cassiano Carlos Marmet: pp. 75Osvaldo Luis de Sousa: pp. 77Archivo fotrográfico de CIPAV: pp. 32, 38Archivo fotrográfico de ELTI: otras imágenes

Cita sugerida: Bloomfield, G.S., Calle, A., Sarsfield, R.P. y Wyatt S., eds. 2012. Resumen de la Conferencia de Yale ISTF Estrategias para la restauración a escala paisaje en el trópico. Iniciativa de Liderazgo y Capacitación Ambiental. New Haven, CT: Universidad de Yale; Ciudad de Panamá: Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.

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ELTI agradece el apoyo del Fondo Arcadia, cuya generosidad ha hecho posible esta publicación.

ELTI también reconoce a los líderes del Capítulo Estudiantil de ISTF Rachel Kramer, David Ross, Ryan Sarsfield y Sarah Wyatt por su papel fundamental en la organización de la conferencia. Los miem-bros de Yale ISTF 2011-2012 son: Ellen Arnstein, Liliana Dávila Stern, Tania Ellersick, Julia Fogerite, Angel Hertslet, Monte Kawahara, Mio Kitayama, Rachel Kramer, Lee Nara, Karen Petersen, Danielle Rap-paport, David Ross, Lucía Ruiz, Rebecca de Sá, Ryan Sarsfield, Tina Schneider, Serchan Sumana, Sharon Smith, Max Tattenbach, Teodoro Varns y Sarah Wyatt. Los moderadores de los páneles incluyeron a: Alder Kellerman, Chad Oliver, Tim Rollinson y Jeffrey Stoike.

El Capítulo Estudiantil de ISTF en Yale también agradece el apoyo financiero de las siguientes organizaciones, sin el cual esta exitosa conferencia no habría sido posible:

• Iniciativa de Liderazgo y Capacitación Ambiental

• Comité de Asuntos Estudiantiles de la Escuela de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale (F&ES)

• Fondo Cullman del Jardín Botánico de Nueva York (NYBG) y Yale (F&ES)

• Instituto de Recursos Tropicales de Yale

• Consejo de Estudios del Sudeste Asiático de Yale

• Consejo de Estudios Latinoamericanos e Ibéricos de Yale

• Consejo de Estudios Africanos de Yale

• Senado de Estudiantes Profesionales y de Posgrado de Yale

Agradecimientos

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AGRA Agricultura Africana en CrecimientoBARCA Brinkman y Asociados Reforestación Centro América

CAPPRU Cooperativa Alternativa de Pequeños Productores Urbanos y Rurales de Xingu, Brasil

CIPAV Centro de Investigación en Sistemas Sotenibles de Producción Agropecuaria

COP Conferencia de las Partes

GPFLR Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal

ELTI Iniciativa de Liderazgo y Capacitación AmbientalGEI Gases de Efecto InvernaderoICRAF Centro Mundial sobre Agroforestería IMAFLORA Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola

ISA Instituto SocioambientalISTF Sociedad Internacional de Forestales Tropicaes LERF Laboratorio de Ecología y Restauración Forestal

ONG Organización No Gubernamental

PFNM Productos Forestales No Maderables

PSA Pagos por Servicios Ambientales

REDD+ Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques

MFS Manejo Forestal SostenibleSSP Sistemas SilvopastorilesSTRI Instituto Smithsonian de Investigaciones TropicalesUCS Unión de Científicos Interesados

PNUD Programa de las Naciones Unidas para el DesarrolloCMNUCC Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre

Cambio Climático

FNUB Fondo de las Naciones Unidas sobre los Bosques

WWF Fondo Mundial para la Naturaleza

Lista de Acrónimos

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Table of Contents

Resumen Ejecutivo 9 Gillian Bloomfield / ELTI

Introducción 13Restauración de Bosques Tropicales a Gran Escala: Algunas Políticas Necesarias y Preguntas de Investigación ImportantesDavid Lamb / Universidad de Queensland, Brisbane

Conferencia Magistral 1 17Rediseñando el Paisaje y los Bosques para la GenteJan McAlpine / Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques

Conferencia Magistral 2 25Cómo Facilitar el Éxito de la Sucesión en los Bosques Tropicales Robin Chazdon / Universidad de Connecticut

Panel 1RegeneracióndeBosquesenPaisajesModificadosporelHombre

Una Estrategia para la Multiplicación de los 33 Sistemas Silvopastoriles en ColombiaZoraida Calle / CIPAV

Patrones de Largo Plazo en la Restauración de 39 la Diversidad y Estructura del Bosque tras la Quema, Siembra y Tala en el Parque Nacional Kibale, Uganda Aerin Jacob / Universidad de McGill

La Agricultura de Subsistencia Propicia la Restauración de 45Bosques Tropicales: Rodales Mixtos con Valor Comerical como Resultado de la Tala y Quema en Quintana Roo, MexicoLaura Snook / Bioversity International

Panel 2LaParticipacióndelSectorPrivadoenlaRestauracióndeBosques

Reforestación con Pueblos Indígenas y Pequeños Propietarios 50Chris Meyer / Planting Empowerment

Iniciativas de Restauración en Tierras Tropicales 54Bajas de Centroamérica Ricardo Luján / Brinkman & Asociados Reforestación Centro América

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Panel 3ViabilidadEconómicadelasIniciativasdeRestauracióna Escala de Paisaje

Cacao Certificado como Estrategia para la Restauración 59en el Bosque Amazónico de São Félix de Xingu, Pará, BrasilMatheus Couto / IMAFLORA

El Papel de los Mapas Antiguos y los Empresarios de Viveros 63en la Restauración de Bosques del Sur y Este del África Jens-Peter Barnekow Lillesø / Bosques y Paisajes Dinamarca, Universidd de Copenhague

Panel 4Multiplicación:AplicandolasLeccionesAprendidas

El Pacto por la Restauración del Bosque Atlántico: 69Un Esfuerzo Importante de la Sociedad Brasileña para Restaurar y Transformar su Bioma más Amenazado Pedro H.S. Brancalion / Universidad de São Paulo

Siembra Mecanizada de Bosques en Xingu, Brasil Central 74Eduardo Malta Campos Filho / Instituto Socio Ambiental

Retos y Oportunidades de las Políticas Internacionales 79para la Restauración de Bosques Tropicales Pipa Elias / Unión de Científicos Interesados

Restaurando Paisajes, Gobernando el Espacio 84Cora van Oosten / Universidad y Centro de Investigación Wageningen

Panel de Discusión en GrupoElCaminoHaciaAdelante:MultiplicarlosÉxitosde Restauración a Escala de Paisajes 89Moderador: Tim Rollinson / Comisión Forestal del Reino Unido

Información de Contacto de los Ponentes 94

Glosario de Términos 96

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9

Del 26 al 28 de enero de 2012, el Capítulo Estudiantil de la Socie-dad Internacional de Forestales Tropicales (ISTF) en Yale celebró su 18ª Conferencia anual en la Escuela de Silvicultura y Estudios Am-bientales de la Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut. La conferencia titulada Estrategias para la restauración a escala paisaje en los trópicos, reunió a más de 200 profesionales e investigadores de la academia, el gobierno y las organizaciones ambientalistas para discutir maneras para implementar iniciativas a gran escala para res-taurar los bosques y sostener los medios de vida de sus habitantes.

En la conferencia se identificaron ampliamente tanto las dificul-tades biofísicas como las sociopolíticas, así como las oportunidades para la restauración forestal en los trópicos. Expositores de todo el mundo compartieron ejemplos de proyectos innovadores que bus-can enfrentar los retos de la restauración, y multiplicar esos esfuer-zos para transformar el paisaje. Las palabras de apertura estuvieron a cargo de David Lamb, profesor de la Universidad de Queensland, quien presentó una serie de opciones a considerar en la restauración. Hizo hincapié en la importancia de no descartar ciertas estrategias de restauración sin antes examinar la ciencia y las políticas que influyen sobre un área determinada.

Hubo además dos presentaciones magistrales complementarias. La primera estuvo a cargo de Jan McAlpine, directora del Foro de las Na-ciones Unidas sobre los Bosques, quien destacó la importancia de las alianzas público-privadas y la cooperación intersectorial para avanzar en la construcción de voluntad política y social para la restauración. En la segunda Robin Chazdon, profesora de la Universidad de Con-necticut, definió el marco para comprender los patrones ecológicos de regeneración de los bosques como una forma de evaluar las opciones de gestión disponibles para la restauración.

En el primer panel, Regeneración del bosque en paisajes modifi-cados por el hombre, Zoraida Calle del Centro para la Investigación de Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV), dio ejemplos de cómo la implementación de sistemas silvopastoriles in-

Resumen Ejecutivo

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tensivos ha brindado beneficios tanto ecológicos como económicos a los ganaderos en Colombia. Aerin Jacob, estudiante de doctorado en la Universidad de McGill, presentó resultados de su investigación en Uganda, demostrando que distintos usos del suelo en una misma región pueden dar lugar a resultados diferentes en cuanto a la regen-eración y restauración. Laura Snook, de Bioversity International, pro-puso una estrategia para la regeneración de caoba y otras maderas preciosas en México, mediante el uso de técnicas de restauración que emulan el régimen de perturbación natural de la región.

En el segundo panel, Participación del sector privado en la res-tauración forestal, Chris Meyer de Planting Empowerment y Ricardo Luján de Brinkman y Asociados presentaron ejemplos exitosos de proyectos de reforestación con fines de lucro en América Central. Ambos destacaron la importancia de incorporar en sus modelos de negocio estrategias para mejorar los medios de subsitencia locales, específicamente para beneficiar a las comunidades.

En el tercer panel, Viabilidad económica de las iniciativas a escala de paisaje, Matheus Couto del Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (IMAFLORA) presentó un programa para apoyar a pequeños agricultores en el cultivo de cacao certificado en la Ama-zonía brasilera. La capacidad de la organización para unir esfuerzos e impulsar la producción de cacao, ha tenido un impacto positivo en las condiciones de vida de las comunidades locales así como sobre la restauración de la cobertura boscosa en una región previamente deforestada. Posteriormente, Jens-Peter Lillesø, de Bosque y Paisaje Dinamarca, describió el trabajo de su equipo para proporcionar her-ramientas técnicas y promover la formación de una red de productores de semillas que fomente la distribución de material genético de cali-dad para proyectos agroforestales y de restauración.

El cuarto panel, Multipicación-aplicación de las lecciones apren-didas, abordó cuestiones referentes a la gobernanza, el financiamiento y la participación de las partes interesadas. Estos son elementos nece-sarios para que la restauración vaya más allá de un conjunto de inicia-

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tivas basadas en pequeños proyectos, y logre avanzar hacia esfuerzos coordinados a escala de paisaje. Pedro Brancalion de la Universidad de São Paulo presentó el contexto y los métodos empleados por el Pacto para la Restauración del Bosque Atlántico en Brasil. Eduardo Malta Campos Filho del Instituto Socio Ambiental (ISA) explicó un proyecto innovador para fomentar la cooperación entre grupos indí-genas y campesinos, para la restauración de la calidad del agua. Pipa Elias, de Unión de Científicos Interesados, abordó la importancia del rol potencial que juega la restauración en los acuerdos internacionales para financiar la reducción de las emisiones globales de carbono. Por último, Cora Van Oosten de la Universidad de Wageningen hizo un llamado a aumentar los esfuerzos de restauración y a trabajar no sólo a través de diferentes escalas de gobernanza, sino también de diferentes tipos de relaciones sociales.

La conferencia concluyó con una activa discusión de grupo donde participaron todos los ponentes, moderada por Tim Rollinson, direc-tor general de la Comisión Forestal del Reino Unido y presidente de la Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal (GPFLR). Dos temas que surgieron del debate fueron la necesidad de mejorar la comunicación entre científicos y profesionales, y la impor-tancia de considerar la agricultura y los medios de subsistencia como parte importante de la restauración forestal.

Luego de tres días de conferencias magistrales, mesas redondas y otras actividades, las siguientes ideas fueron identificadas como in-gredientes importantes para el éxito de la restauración:

• Cada proyecto de restauración requiere una cuidadosa adaptación de las estrategias a las condiciones ecológicas, el contexto social y los objetivos del manejo del sitio específico.

• La recolección local de semillas y el manejo de viveros pueden ser un medio adicional para que las poblaciones locales se beneficien de la restauración. Para ser eficaces, estas redes deben tener en cuenta la calidad del material vegetal.

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• La restauración puede generar verdaderos beneficios económico, y en muchos casos para ponerla en marcha sólo se requiere de asistencia técnica y una inversión inicial, en lugar de pagos per-manentes.

• Estimular la participación de los propietarios y las comunidades y fomentar su apropiación de los proyectos es clave para el éxito de la restauración a largo plazo.

En general, la conferencia destacó que a la restauración a escala de paisaje es posible, pero requiere de mucha creatividad para: (i) lograr un equilibrio entre la estandarización de los métodos de restau-ración del paisaje y la consideración de las condiciones locales en la toma de decisiones; y (ii) fomentar el diálogo y participación conjunta de grupos dispares como agricultores/ganaderos, pueblos indígenas, profesionales de la conservación y científicos, para lograr el objetivo común de la restauración.

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IntroduccIón

Restauración de Bosques Tropicales a Gran Escala: Algunas Políticas Necesarias y Preguntas de Investigación Importantes

Como introducción a la conferencia, David Lamb, de la Univer-sidad de Queensland en Brisbane, fue invitado a dar una videocon-ferencia en vivo con el fin enmarcar el tema de la restauración de los bosques tropicales, presentando las preguntas fundamentales para orientar la investigación y las políticas a futuro.

Lamb inició su presentación explicando que el aumento en las grandes extensiones de tierras degradadas en los trópicos suele ser el resultado de la tala de los bosques naturales. Ese proceso de desmonte y degradación no sólo genera una serie de problemas ambientales, sino también puede tener efectos negativos sobre las comunidades locales con menos recursos que dependen del funcionamiento de los ecosiste-mas forestales para su subsistencia. Lamb afirmó que la reforestación y la restauración tienen el potencial de ayudar a resolver ambos prob-lemas, la pobreza y la degradación del medio ambiente. Para que esto suceda con éxito, sin embargo, las opciones deben ser atractivas para los propietarios de la tierra y deben involucrar a los diversos actores, desde los pequeños agricultores y las comunidades hasta el sector in-dustrial. En la misma línea, destacó que “la reforestación no va a fun-cionar igual en todas partes y debe ser considerada como parte de un mosaico de usos del suelo.” En cambio, los programas de restauración a gran escala deben contemplar un conjunto de opciones intermedias entre la restauración puramente ecológica y la plantación de monocul-tivos industriales a gran escala.

Históricamente, algunos gobiernos de Asia como los de Corea del Sur, Vietnam y China, han planificado grandes proyectos de restau-ración en más de un millón de hectáreas de tierras deforestadas. En tales iniciativas nacionales, los gobiernos jugaron un papel primordial de coordinación, pues estaban en posición de garantizar la tenencia de la tierra por parte del gobierno, el flujo de recursos y el apoyo financiero en el largo plazo, así como la diversidad de objetivos de manejo, incluyendo la producción de madera y la provisión de ser-vicios ambientales. Si bien los gestores individuales o comunitarios de la tierra tuvieron un papel más importante que la industria privada

David Lamb

Universidad de Queensland, Brisbane

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en la implementación de esos esfuerzos, muchas veces no tuvieron el reconocimiento de los gobiernos, aseguró Lamb.

La restauración exitosa también requiere de políticas bien pensa-das y cuidadosamente elaboradas. Lamb abordó este punto con un ejemplo de Tanzania. En un intento por proporcionar mejores servi-cios públicos, el gobierno de Tanzania implementó una política lla-mada “aldea-ización”, animando a la gente a establecerse en aldeas en lugar de estar dispersos por todo el territorio. La política, sin embargo, tuvo una consecuencia imprevista: la ruptura de las prácticas tradicio-nales del uso de la tierra, incluyendo el mantenimiento de las reser-vas forestales como fuente de PFNM y forrajes. En última instancia, mediante la alteración de la estructura tradicional de manejo forestal, esta política condujo a la degradación generalizada del suelo. Recono-ciendo los impactos negativos sobre el uso del suelo de su política, el gobierno dio marcha atrás a su decisión, evitando así más degradación de los bosques, y posteriormente comenzó a revertir el daño.

Lamb pasó a discutir algunas preguntas fundamentales que deben abordarse en el diseño de políticas de restauración:

¿Dóndeycuántoterrenosedeberestaurar? La extensión de tierra necesaria para llevar a cabo un proyecto de restauración depende de cuánto bosque se mantiene aún en el paisaje, de los costos de opor-tunidad para el propietario que quiere restaurar los bosques en su propiedad, y de los objetivos del manejo del proyecto de restauración. El área necesaria para establecer una operación maderera sostenible y rentable no es la misma que la requerida para proteger una cuenca hidrográfica o para restablecer hábitat para la fauna. Los objetivos de manejo también afectan la ubicación. Por ejemplo, Lamb sugirió que para el manejo maderero, tiene más sentido restaurar cerca a las carreteras, lo que facilita la cosecha; para la protección de cuencas hidrográficas, tiene más sentido dar prioridad a las laderas empinadas y áreas ribereñas; y para la conservación de la vida silvestre, la clave es recuperar la cobertura entre los parches de bosque remanentes para aumentar la conectividad del hábitat. Lamb advirtió, sin embargo, que

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identificar los objetivos de la restauración para la gestión de la vida silvestre es especialmente complicado, porque las acciones dependen de si se busca mejorar el hábitat para una especie en particular o para la biodiversidad en general.

¿Quétipoderestauraciónforestal? El tipo de restauración depende en gran medida de las necesidades de los dueños de la tierra y de las condiciones ecológicas del sitio. Los administradores de tierras pueden elegir entre una amplia gama de opciones, entre ellas: (a) permitir la regeneración natural, (b) facilitar la regeneración natural con o sin siembras de enriquecimiento, (c) establecer plantaciones de múltiples especies, y (d) establecer plantaciones de monocultivos con rotaciones cortas. También es importante reconocer las diferencias en el potencial de restauración ecológica de cada sitio, que depende de factores como el nivel de degradación y la capacidad de las espe-cies para regenerarse naturalmente. Además, las preferencias de los usuarios de la tierra en cuanto a los diferentes productos y servicios deben tenerse en cuenta al momento de seleccionar una estrategia de restauración.

¿Quiéndecideyquiénejecuta? Lamb explicó que la historia está llena de ejemplos fallidos de planes de reforestación que fracasaron porque el gobierno impuso esquemas de monocultivos industriales o proyectos con objetivos estrictos de conservación poco flexibles, que fueron de poco interés para los usuarios de la tierra. Por su parte, los propietarios y usuarios de tierras a menudo toman decisiones sobre el uso del suelo que tienen un claro beneficio propio pero que tienen un costo, especialmente de tipo ambiental, para otros actores. Con el fin de encontrar un equilibrio, la planificación de la restauración debe incluir procesos de toma de decisiones que aseguren que los costos y beneficios de la reforestación se compartan de forma equitativa.

Dado que estas cuestiones importantes deben abordarse de forma individual en cada caso, cada proyecto de restauración requiere dife-rentes estrategias. Por lo tanto, Lamb recalcó que cada programa debe incluir una coordinación participativa, colaborativa, y facilitadora, un

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manejo adaptativo de largo plazo, y cuando sea necesario, una com-pensación. También planteó la necesidad de revisar las políticas con regularidad, y contemplar mecanismos alternativos para hacer frente a los problemas que inevitablemente surgirán a lo largo del tiempo. Por último, planteó preguntas para guiar futuras investigaciones sobre estrategias de restauración:

• ¿Cómo pueden los propietarios de las tierras maximizar los be-neficios recibidos por reforestar, de modo que esta actividad les resulte más atractiva?

• ¿Cuáles son las mejores formas para apoyar a los propietarios de las tierras de modo que se facilite la reforestación a gran escala?

• ¿Qué diseños de plantación podrían mejorar los medios de subsis-tencia, además de generar beneficios para la conservación?

• ¿Qué tan efectivos son los diferentes tipos de bosque restaurado para proveer servicios ambientales?

• ¿Incentivarán los mercados de carbono los monocultivos indus-triales más que a otras estrategias?

• ¿Cuál es la manera más simple de identificar las mejores combina-ciones de especies complementarias para las plantaciones mixtas?

• ¿Cómo diseñar mosaicos de paisajes para conservar la biodiver-sidad regional?

• ¿Cuáles son los principios de diseño para la reforestación de tie-rras degradadas de cara al cambio climático?

Lamb cerró su presentación con una invitación a desarrollar una visión de restauración a largo plazo que beneficie los medios de sub-sistencia y al mismo tiempo mejore de la integridad de los ecosiste-mas. Como él mismo señaló: “alcanzar esta visión requerirá el uso de distintas estrategias y sistemas disponibles con un enfoque particular en los pequeños agricultores, la regeneración natural y las plantacio-nes de especies mixtas”.

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La apertura de la conferencia estuvo a cargo de Jan McAlpine, di-rectora del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB). El texto, reproducido aquí en su totalidad, sentó las bases para muchos de los temas que fueron abordados por los ponentes y en los diferen-tes paneles. En particular, McAlpine destacó la importancia de los bosques en la vida de las comunidades rurales, la cooperación entre diferentes sectores, y el gran potencial de la restauración forestal a escala de paisaje.

Compañeros Forestales, Señoras y Señores:

Es un placer estar aquí esta noche, en la 18ª Conferencia Anual de la Sociedad Internacional de Forestales Tropicales, Capítulo Estu-diantil de Yale. Me gustaría dar las gracias a la Escuela de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale por acoger este importante diálogo so-bre Restauración del Paisaje.

El FNUB es un organismo mundial compuesto por los 193 países de la ONU, y cuyo papel es facilitar y catalizar la participación y el for-talecimiento de los vínculos intersectoriales al interior del sistema de las Naciones Unidas así como con socios externos. Desde su creación en 2000, el FNUB ha promovido una visión amplia en lo conciernente a los bosques, reconociendo la necesidad de llevar el debate sobre los bosques más allá de la deforestación y reforestación, a un plano más amplio que abarque sus valores económicos, ambientales y sociales.

A menudo me gusta señalar que los bosques son la piedra angular de un paisaje más amplio que incluye los humedales, los cultivos agrí-colas, las montañas, las tierras áridas, los ríos, la biodiversidad y las personas. Son una fuente esencial de medios de subsistencia, alimen-tación, agua, y medicinas para alrededor de 1,600 millones de perso-nas, un cuarto de la población mundial.

Todos sabemos que los bosques son fundamentales para el bienestar humano y la reducción de la pobreza, en diversos paisajes y sectores económicos. Muchas comunidades rurales dependen de los beneficios y funciones que les brindan los bosques para su subsistencia, inclu-

conferencIa MagIstral 1

Rediseñando el Paisaje para los Bosques y para la Gente

Jan McAlpine

Foro de Naciones Unidas sobre los Bosques -FNUB

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yendo por ejemplo, el abastecimiento de alimentos, combustible, agua, y medicinas, así como los valores culturales y espirituales tan funda-mentales para los habitantes de diferentes países. Consi de rados en conjunto, todos estos elementos refuerzan la idea de que los bosques son vitales para la supervivencia y el bienestar de las personas en to-das partes, todos los 7 mil millones de habitantes.

Si enfocamos nuestra atención a nivel nacional podemos entender mejor las necesidades de las comunidades dependientes del bosque. Tomemos como ejemplo la energía. En muchos países en desarrollo, se estima que más del 80% del consumo total de energía proviene de la leña. El comercio nacional en muchos países es también una fuente importante de empleo, contribuyendo a la mitigación de la pobreza en las zonas rurales. En Camerún, casi la mitad del valor generado por la industria forestal mediante la tala en las zonas rurales regresa a esas mismas comunidades en forma de ingresos.

Atender las necesidades de las comunidades que dependen de los bosques requiere un enfoque intersectorial. En pocas palabras, este enfoque consiste en derribar las barreras institucionales y trabajar de manera transversal con instituciones de diversos sectores, incluyendo la agricultura, las comunidades, el desarrollo rural y la gestión de los recursos naturales, para mencionar algunos.

Un gran ejemplo del enfoque intersectorial es la restauración del paisaje, que reúne a las comunidades que dependen de los bosques, el sector privado y los gobiernos locales, para identificar y poner en marcha sistemas de uso del suelo que ayuden a restaurar las diversas funciones de los bosques en un paisaje determinado. En la práctica, el concepto de paisaje busca lograr un cambio de enfoque desde uno que sólo busca maximizar los beneficios económicos y ambientales, a uno que optimice los beneficios sociales, económicos y ambientales de los bosques dentro del paisaje más amplio, y que incluya la agricultura, las montañas, las tierras secas, los ríos, los humedales, la biodivers-idad y las personas.

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La restauración del paisaje sólo se logra cuando las instituciones privadas, las comunidades locales y los gobiernos trabajan juntos por el Manejo Forestal Sostenible (MFS). Hacia futuro, el desafío es explorar los mecanismos institucionales que se adapten mejor a las condiciones dinámicas de cada país, ya que no hay una solución única para todos. Cada gobierno nacional debe determinar sus propias prio-ridades. En este proceso de identificación de prioridades es esencial un enfoque práctico para la reforma de las instituciones públicas que refuerce la cooperación intersectorial, inlcuso mediante alianzas pú-blico-privadas, utilizando incentivos de mercado.

Para lograr un MFS, es necesario ir más allá del enfoque pura-mente silvicultural en el manejo de los bosques. Atrás ha quedado la época en que los bosques sólo eran valorados por su producción ma-derera. Ahora debemos integrar la agricultura al manejo forestal; es una prioridad fundamental. Ésta es la nueva visión, y sin ella simple-mente no será posible tener bosques sostenibles para las generaciones futuras, y tampoco se logrará el desarrollo sostenible esperado.

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En muchos países, el sector privado está a la vanguardia ofre ciendo productos forestales a sus clientes finales; esas acciones influyen di-rectamente en el comportamiento del consumidor. El apoyo de los con-sumidores a productos que provienen de bosques manejados de manera sostenible puede contribuir a restaurar el paisaje forestal. De igual manera, las instituciones públicas están en condiciones de implemen-tar mecanismos que incentiven al sector privado a efectuar los cambios que se requieren para satisfacer las necesidades de las comunidades dependientes de los bosques. Será preciso emplear incentivos de mer-cado por medio de medidas como los códigos de conducta voluntarios para la industria, la certificación y el etiquetado de productos de ori-gen sostenible, y el pago por servicios ambientales.

Cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2011 como el Año Internacional de los Bosques, generó una oportuni-dad para destacar el valor de los bosques, así como los beneficios y valores sociales, económicos y ambientales que proporcionan. El tema del Año fue ‘Bosques para la gente’, motivo que sigue siendo el centro de las actividades de divulgación del Secretariado del FNUB.

El mensaje del Año es que la humanidad tiene un conexión innata con los ecosistemas forestales. Por lo tanto, es fundamental una parti-cipación activa en su manejo sostenible para garantizar nuestro futuro compartido.

La Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal (GPFLR) es una iniciativa de la cual el equipo de FNUB forma parte activa. Como lo dice su sitio web, se estima que en el mundo hay 1,600 millones de hectáreas de bosques que son aptas para la restauración a escala de paisaje. Hoy por hoy, esta área contribuye poco al bienestar de la biodiversidad, de la gente, y de la economía. Pero tiene un po-tencial enorme para hacerlo, superando nuestras visión limitada hasta alcanzar resultados increíbles—a escala del paisaje, globalmente.

En el lanzamiento mundial del Año de los Bosques 2011, Ruanda anunció un plan para restaurar su paisaje de frontera a frontera a lo

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largo de los próximos 25 años. Es la primera vez en que un proyecto de tal magnitud abarca todo un país. La definición de ‘paisaje’ com-prende no sólo los bosques, sino también los árboles en cultivos de subsistencia, la protección de los recursos hídricos y la planificación de otros ecosistemas. Este enfoque de paisaje es fundamental para el medio ambiente natural, pero también para la economía y las personas que habitan la tierra.

La restauración del suelo requiere paciencia y visión: es un proceso largo y complejo. Sin embargo, es una solución probada que brinda beneficios, incluso en lugares donde los bosques ya no existen. En la meseta de Loess de China, un proyecto financiado por el Banco Mun-dial empleó acciones innovadoras que llevaron a la regeneración de un paisaje árido que fue degradado por siglos de agricultura insostenible. Las comunidades trabajaron para reemplazar la práctica del sobrepas-toreo, construyendo terrazas y sembrando árboles. En tan sólo una década, la meseta seca y polvorienta se convirtió en un paisaje mixto de bosques y campos, una hazaña increíble en la recuperación de una superficie aproximadamente del tamaño de Bélgica, 640,000 km2. Esta restauración además contribuyó a que 2.5 millones de personas salie-ran de la pobreza.

El Año Internacional de los Bosques, celebrado a partir de febrero de 2011, puso a la gente de nuevo en el ‘mapa de los bosques’. Como parte de las actividades para promover historias de los Bosques para la gente a lo largo del Año Bosques 2011, la Secretaría del FNUB lanzó el Programa Héroes del Bosques y sus premios, para reconocer la labor de los individuos que dedican sus vidas a apoyar los bosques. Quiero compartir las historias de dos de nuestros candidatos preselecciona-dos: Shigeatsu Hatakeyama, y Rhiannon Timtishen y Vorva Madison.

Shigeatsu Hatakeyama, pescador de ostras, sembró los primeros árboles de hoja ancha para limpiar el hábitat fluvial de las ostras en la Bahía de Kesennuma (Japón), tras descubrir la relación entre los bosques y el agua limpia. A lo largo de dos décadas, su trabajo con la organización sin fines de lucro Kaki no Mori wo Shitau Kai (Recons-

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trucción de la tierra hacia el mar) ha inspirado las actividades anuales de reforestación e impulsado una mayor conciencia ambiental en la comunidad. Sin embargo, el tsunami destruyó la mayor parte de los bosques y criaderos de ostras. Si bien ambos se pueden recrear por ser recursos renovables, ésta es una muestra más de que las acciones no deben ocurrir de forma aislada.

Rhiannon y Madison, dos niñas exploradoras, iniciaron una cam-paña para exigir que en la elaboración de las galletas de las niñas scouts se utilizara sólo aceite de palma sostenible. Su campaña con-siguió que las Girl-Scouts EUA se comprometieran a exigir a sus proveedores de galletas el uso exclusivo de aceite de palma de fuentes sostenibles. El efecto neto fue un aumento en los esfuerzos para con-trolar la deforestación causada por el establecimiento de plantaciones de palma de aceite.

Héroes cotidianos como Shigeatsu, Rhiannon y Madison nos recuer-dan que vivimos en un paisaje interconectado, que debe ser abordado mediante enfoques intersectoriales e interinstitucionales.

Es preciso facilitar las condiciones para el MFS, impulsando la colaboración entre las áreas de finanzas y comercio de los produc-tos forestales sostenibles, facilitando la transferencia de tecnologías amigables con el ambiente, construyendo capacidades y gobernanza, promoviendo la tenencia segura de la tierra, así como la toma de de-cisiones coherentes y participativas y la distribución de los beneficios. También es preciso cooperar con otros sectores para ayudarlos a al-canzar sus objetivos, identificando posibles conflictos de esos sectores con el futuro de los bosques, y colaborando para encontrar soluciones efectivas a los objetivos de cada área. No se trata de crear nuevas insti-tuciones sino más bien de fortalecer instituciones y sistemas de gober-nanza existentes, de ampliar la cooperación y de trabajar en conjunto.

Es innegable que la pérdida del bosque tiene muchas raíces, como la tala ilegal, la urgencia de asegurar los alimentos que genera el uso de malas prácticas agrícolas, o la construcción de carreteras y las ac-

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tividades mineras que se llevan a cabo en los bosques naturales. Los valores económicos mal entendidos y la presión de una población cada vez mayor, nos están costando nuestro entorno natural y cada vez más relegan a las personas más vulnerables y a los bosques a los márgenes de la sociedad.

Me gustaría terminar este discurso con un pensamiento final. Los bosques son un reflejo de la evolución de las necesidades humanas, dinámicas y cambiantes. En nuestro caso, es común utilizar la estadísti-ca para transmitir la magnitud de la importancia de los bosques para la humanidad. Es una manera efectiva para comunicar la importancia de los bosques o de la agricultura por ejemplo, y de lo que debemos hacer. Pero el verdadero valor de los bosques se entendería mejor en el contexto de su impacto sobre la vida de las personas que dependen de ellos, de forma que las personas sin conocimiento técnico puedan com-prenderlo. Debemos trabajar juntos para cruzar este nuevo horizonte.

Tengo certeza de que la discusión y el intercambio recíproco de bue-nas prácticas beneficiará a todos en esta conferencia.

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conferencIa MagIstral 2

Cómo Facilitar el Éxito de la Sucesión en los Bosques Tropicales

Robin Chazdon

Universidad de Connecticut

En sus palabras de apertura, la Dra. Robin Chazdon, profesora de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Connecticut, pre-sentó un resumen conceptual de la sucesión forestal y cómo los admi-nistradores de tierras pueden facilitar la restauración de bosques. Con numerosos ejemplos de la literatura, Chazdon presentó los trabajos pioneros que ha servido como base para la comprensión de la ecología de la sucesión en el bosque tropical.

Su primer ejemplo vino de Uhl y Jordan1, quienes en 1970 estu-diaron la regeneración tras la tradicional tala y quema en la amazo-nia venezolana. Tras sólo cinco años, el crecimiento de las especies de sucesión temprana ya había alcanzado su máximo y comenzó a declinar, mientras que las especies de sucesión tardía empezaron a crecer en el sitio. Era claro que muy temprano en la sucesión, el bosque estaba estableciendo su propio patrón de crecimiento. En un estudio de cronosecuencia2 de 23 sitios de diferentes edades, Saldarriaga et al.3 revelaron que 80 años después del abandono, aproximadamente entre el 70-80% de la biomasa y de las especies se había recuperado. Sin embargo, los autores estimaron que tomaría aproximadamente 190 años para que la biomasa alcanzara los niveles encontrados en los bosques maduros sin talar en esa misma región.

Chazdon proporcionó otros ejemplos de estudios que demuestran cómo la historia del uso del suelo y el método utilizado para la tala (quema, bulldozer, etc) impactan la colonización inicial y la natura-leza de las asociaciones de especies durante la sucesión. En Ghana, Swaine y Hall4 encontraron que tres años después del abandono de la

1 Uhl, C. y C. F. Jordan. 1984. Successional and nutrient dynamics following forest cutting and burning in Amazonia. Ecology 65:1476-1490.

2 Un estudio cronosecuencia evalúa bosques similares de diferentes edades. Es un método para estudiar de la sucesión forestal en un período de tiempo menor al que se necesitaría para evaluar la sucesión que ocurre en un sitio a lo largo de décadas a siglos.

3 Saldarriaga, J. G., D. C. West, M. L. Tharp, y C. Uhl. 1988. Long-term chronosequence of forest succession in the upper Rio Negro of Colombia and Venezuela. Journal of Ecology 76:938-958.

4 Swaine, M.D. y J.B. Hall. 1983. Early succession on cleared forest land in Ghana. Journal of Ecology 71:601-627.

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tierra, la regeneración fue prolífica en todas partes, excepto allí donde el suelo había sido removido con bulldozer. A partir de su estudio en la Amazonía, Moran et al.5 concluyeron que las diferencias en la regene ración a nivel interregional a menudo se puede atribuir a la fer-tilidad del suelo; sin embaego, dentro de cada región estas diferencias se deben a otros factores. Encontraron, por ejemplo, que el número de veces que un sitio fue quemado tiene un gran impacto en la trayec-toria de la sucesión. Mesquita et al.6 obtuvieron hallazgos similares. Observaron que en sitios quemados con menor frecuencia, la regen-eración estuvo dominada por árboles de Cecropia con un sotobosque compuesto por diversas especies no pioneras, mientras que en sitios donde las quemas fueron frecuentes, la regeneración fue de árboles de Vismia con un sotobosque menos diverso.

Chazdon explicó que el sistema de rotación de cultivos, citado a menudo como ejemplo de uso de la tierra insostenible, no es ne-cesariamente lo es. Por ejemplo, un estudio realizado por Lawrence et al.7 demostró un efecto muy claro de la longitud del barbecho sobre la regeneración del bosque. Los barbechos más largos favorecen una mayor reposición de las especies y los servicios ecosistémicos. En Madagascar, Styger et al.8 encontraron que con cada reducción suce-siva en el barbecho, la regeneración del bosque se hizo cada vez más pobre. En última instancia, el bosque fue incapaz de recuperarse, y la gente no pudo de producir más alimentos.

Sin embargo, Chazdon advirtió que la longitud del período de bar-becho no es el único factor. Según Lawrence, las poblaciones locales

5 Moran, E F., Brondizio, E., Tucker, J.M., da Silva-Fosberg, M.C., McCracken, S. y I. Falesi. 2000. Effects of soil fertility and land-use on forest succession in Amazônia. Forest Ecology and Management 139:93-108.

6 Mesquita, R.C.G., Ickes, K., Ganade, G. y G. B. Williamson. 2001. Alternative successional pathways in the Amazon Basin. Journal of Ecology 89:528-537.

7 Lawrence, D., Radel, C., Tully, K., Schmook, B. y L. Schneider. 2010. Untangling a decline in tropical forest resilience: Constraints on the sustainability of shifting cultivation across the globe. Biotropica 42:21-30.

8 Styger, E., Rakotondramasy, H., Pfeffer, M., Fernandes, E. y D. Bates. 2007. Influence of slash-and-burn farming practices on fallow succession and land degradation in the rainforest region of Madagascar. Agriculture, Ecosystems, and Environment 119:257-269.

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han acumulado una riqueza de conocimiento ambiental que les per-mite manejar mejor la tierra, lo que a la larga explica diferencias entre sitios que la longitud del barbecho por sí sola no puede explicar. Hay varios ejemplos de conocimiento ecológico indígena aplicado a la re-generación. El pueblo Kayapo en Brasil usa la misma palabra para referirse al bosque y al campo, pues para ellos la tierra es una sola entidad con muchas dimensiones. El pueblo Dayak en Borneo ve el bosque como un ciclo regenerativo en sí mismo. El cultivo de caucho en Kalimantan se hace emulando la sucesión natural, con largos ciclos de barbecho de 40 a 70 años. En Yucatán, los árboles de balso (Ochro-ma pyramidale) se utilizan para facilitar la sucesión y controlar la invasión de malezas como el helecho. Chazdon destacó que “éstos y otros pueblos ya estaban reforestando mucho antes de que existiera el concepto [en Occidente] ... hay mucho que aprender de ésto”.

Para ayudar al público a comprender los múltiples componentes de la regeneración y restauración de bosques, Chazdon proporcionó una lista de verificación de los elementos ecológicos y las condiciones que deben existir para que la sucesión siga su curso:

• La capaorgánicadelsuelo es un ingrediente básico para la rege-neración y debe estar presente en el sitio.

• Un fragmentodebosque preferiblemente grande, bien conserva-do, y cercano, es necesario como fuente de semillas.

• Los rebrotes otorgan una ventaja en la regeneración del bosque.

• Las semillasdeespeciesleñosastempranasytardías deben es-tar presentes en el banco y la lluvia de semillas.

• Las oportunidadesparalacolonizacióncontinuadeespeciesnativas comunes y raras en la lluvia de semillas deben existir de forma permanente, y no sólo al comienzo del proceso.

• La supresión de lasmalezas debe ocurrir rápidamente tras el abandono del sitio para evitar que lo dominen.

• Se necesita una diversidad de animales (insectos, vertebrados)

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que sirvan como polinizadores y agentes de dispersión para resta-blecer el sistema trófico del bosque.

• La proteccióncontraincendios es necesaria para evitar que el fuego impida la regeneración hasta el punto de permitir que los pastos resistentes al fuego prevalezcan e impidan la sucesión.

• La cazaylarecolecciónexcesivadeproductosforestales deben ser evitadas.

Además de esta lista de verificación, Chazdon destacó el concepto de memoria ecológica, que abarca todos los componentes bióticos del paisaje que actúan como ingredientes en la regeneración del bosque. Esta memoria incluye la red de las especies, las interacciones entre sí

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y con el medio ambiente, y la combinación de estructuras que posi-bilitan la reorganización después de la perturbación.

Chazdon ilustró este punto con dos ejemplos de regeneración a gran escala, donde la presencia de los elementos de la lista permitió la regeneración natural satisfactoria. En la provincia de Guanacaste en Costa Rica, el bosque se recuperó desde un mínimo de cobertura fores tal del 23% en 1979, hasta una cobertura del 47% en 2005. En la isla de Krakatoa cerca de Sumatra, una erupción volcánica en 1883 eliminó toda la cubierta vegetal, esterilizando totalmente el sitio. Con el tiempo, las semillas dispersadas por el viento, las aves y los mur-ciélagos colonizaron el sitio, y el bosque volvió a crecer. Chazdon explicó que “Cuando nos fijamos en los bosques, los vemos como sistemas que están en proceso... como obras en construcción, y bási-camente, si las herramientas de construcción están presentes en el si-tio, el bosque vuelve a crecer.”

En algunos casos, sin embargo, la regeneración del bosque no se produce naturalmente o tan rápido como se espera. Por lo tanto, además de la lista de verificación, Chazdon proporcionó opciones de manejo que pueden catalizar la regeneración del bosque, aún cuando algunas de las condiciones necesarias para el éxito de la sucesión no están da-das. Estas herramientas para la regeneración natural asistida incluyen la supresión de malezas, la protección contra el fuego, y el control de la ca ce ría ilegal o la sobreexplotación de productos del bosque, que podrían limitar las fuentes de semillas para la regeneración. Si fuera necesario, la siembra de semillas (siembra directa) o plántulas de es-pecies forestales cultivadas en vivero, y que no están presentes en el banco o en la lluvia de semillas, también puede ayudar al proceso de regeneración. Sugirió plantar los árboles nativos en parches en vez de distribuirlos uniformemente, pues esos parches sirven como focos de dispersión de semillas por parte de aves y mamíferos. En algunos casos, las especies exóticas que son buenas para restaurar la fertilidad del suelo y ayudar a crear sombra para excluir malezas y pastos, tam-bién se pueden plantar para impulsar la sucesión.

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Chazdon citó otros ejemplos de manejo que se han utilizado con éxito para ayudar al crecimiento de los bosques, incluso cuando la sucesión natural ha fallado. En Uganda, la extinción de incendios fue utilizada para permitir la regeneración del bosque; en China, el esta-blecimiento de eucaliptos exóticos ayudó a catalizar la regeneración natural. En Brasil, la regeneración en una mina de aluminio ya ex-plotada se facilitó mediante la adición de la capa orgánica del suelo, la hojarasca, y el banco de semillas proveniente de los bosques cerca-nos. Una cubierta de bosque denso y diverso se desarrolló en tan sólo cuatro años, una vez se proporcionaron los ingredientes necesarios.

Además de los requerimientos ecológicos, Chazdon habló de la importancia de considerar los objetivos, tanto los comunes como los divergentes, de los diversos actores que participan en la reforestación. Por ejemplo, parecería que el interés de los agricultores en la res-tauración se limita a la extracción de madera y la restauración de la fertilidad del suelo, mientras que los conservacionistas pueden es-tar pensando más en la biodiversidad y la captura de carbono. Sin embargo, los diferentes grupos pueden tener objetivos comunes: los agricultores pueden beneficiarse de la biodiversidad y de los pagos potenciales por almacenamiento de carbono, y los conservacionistas podría estar interesados en mejorar de la fertilidad del suelo y propor-cionar medios de subsistencia sostenibles. Estas metas compartidas crean oportunidades para colaborar y empoderan a las comunidades para mejorar los métodos de regeneración natural asistida.

Chazdon también sugirió que para promover la restauración y la regeneración a gran escala, es necesario tener diferentes habilidades. Según explicó, “un grupo de ecologistas no son suficientes para re-solver esto... necesitamos geógrafos, politólogos y economistas... para trabajar en conjunto buscando formas de entender los factores que impulsan la reforestación, identificando lo que hay que hacer para que funcione y avance, y combinando esfuerzos para hacer algo realmente significativo y que no sea sólo un esfuerzo aislado.” En respuesta a esta necesidad, Chazdon y su equipo están buscando fi-

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nanciamiento para el Proyecto NeoSelvas, que espera proporcionar un espacio donde los especialistas de diferentes disciplinas puedan reunirse a discutir qué información tienen, qué necesitan, y qué se puede hacer para avanzar.

El objetivo de NeoSelvas es reunir a la gente adecuada para pro-porcionar a los forjadores de políticas con la información que necesi-tan, de modo que el proceso avance de manera significativa. En ese sentido, Chazdon terminó con una idea tomada de Hillary Clinton: “se necesita una aldea para criar a un bosque”. Explicó que el éxito de la restauración no sólo depende de las características del sitio o del suelo, sino que requiere que las personas trabajen en conjunto con el bosque. Sólo a través de relaciones mutuas y efectivas entre las partes interesadas y los bosques, es posible lograr lo que ella llama una “his-toria socio-ecológica de éxito”.

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Panel 1: regeneracIón de Bosques en PaIsajes ModIfIcados Por el HoMBre

Una Estrategia para la Multiplicación de los Sistemas Silvopastoriles Intensivos en Colombia

Zoraida Calle habló sobre la experiencia de su organización en el desarrollo e implementación de sistemas silvopastoriles (SSP) en Colombia. En América Latina las pasturas para ganadería son uno de los usos más comunes del suelo, y a menudo van de la mano con la de-forestación y la degradación del suelo a gran escala. Los sistemas ga-naderos convencionales basados en el monocultivo extensivo difieren mucho en estructura y función de los diversos ecosistemas tropicales naturales. Sin embargo, no hay razón para pensar que la ganadería va a disminuir en un futuro próximo, no sólo porque es una actividad de gran importancia económica, sino también porque forma parte inte-gral de la cultura de la región, con raíces en la herencia española y portuguesa. Existe entonces una necesidad inmediata de desarrollar estrategias que mejoren los sistemas ganaderos con el fin de reducir su impacto ambiental, de modo que el ganado puede dejar de ser visto como el ‘enemigo de los bosques’, y asuma un nuevo papel que Calle definió memorablemente como “convertidor catalítico móvil impul-sado por energía solar”.

Según CIPAV, los sistemas de ganadería sostenible pueden jugar un papel clave en la transformación del paisaje, ayudando a restaurar tierras degradadas y facilitando la conectividad del bosque. Sin em-bargo, un primer paso importante en esta transformación es recono-cer la ineficacia de los actuales sistemas de gandería extensiva. En América Latina, el promedio de carga animal por hectárea es de sólo 0,59 cabezas. Con una productividad tan baja, Calle explicó que no debe sorprender que la ganadería genere tan pocas oportunidades de empleo rural.

La estrategia de CIPAV para transformar la producción ganadera tiene cuatro componentes clave:

• aumentar la biomasa vegetal y la biodiversidad;

• frenar la pérdida de suelo y facilitar su recuperación;

• proteger las fuentes de agua y promover el uso racional, y

• aumentar la productividad animal por hectárea (no por animal).

Zoraida Calle

Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria -CIPAV

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Si se abordan estos componentes, es posible mejorar la productivi-dad y rentabilidad de los sistemas ganaderos en las tierras más aptas. Al mismo tiempo se disminuye la presión sobre las tierras más vul-nerables que podrían ser dedicadas a la conservación, mejorando así la generación de bienes y servicios ambientales. El resultado serían sistemas productivos transformados que proveen tanto servicios am-bientales como bienestar humano.

Los SSP utilizan una combinación de pastos productivos, plantas forrajeras y árboles, que mejoran la nutrición animal y pueden diver-sificar la generación de ingresos a través de la madera y la produc-ción de frutos. Las especies de árboles y arbustos son cuidadosamente seleccionadas para crear un sistema de mayor complejidad biológica, con altos niveles de productividad primaria, fijación de nitrógeno, y estabilización del suelo. La columna vertebral de los SSP ‘intensivos’ es el uso de arbustos forrajeros de rápido crecimiento que aumentan la productividad del sistema ganadero. El girasol mexicano (Tithonia di-

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versifolia), sembrado de manera intensiva, ha sido utilizado para com-plementar el valor nutritivo de los pastos. Entre los forrajes estudiados hasta ahora, Calle destacó la Leucaena leucocephala pues es particu-larmente eficaz no sólo como una fuente de alimento de calidad para el ganado, sino también por su capacidad para facilitar el crecimiento de otras plantas dentro el sistema, debido a que retiene la humedad en el suelo, puede acceder a los nutrientes de las capas más profundas, y fija nitrógeno. Como resultado, la cantidad de forraje producido en estos sistemas integrados puede ser comparable o incluso superior a la producida en monocultivos convencionales de pasto, pero sin el uso de fertilizantes químicos.

Con ejemplos de diferentes climas y escalas de implementación, Calle ilustró cómo los SSP están cambiando el paradigma de la pro-ducción ganadera tropical. La finca ‘El Hatico’, ubicada en el de-partamento del Valle del Cauca, Colombia, ejemplifica el potencial productivo de la ganadería sostenible. En la década de 1970, los propietarios iniciaron la transformación de sus pastos convenciona-les a SSP, aumentando de manera gradual la cobertura arbórea, desde menos de 10 hasta entre 30 y 60 árboles y palmas por hectárea, y sem-brando arbustos forrajeros en densidades altas. Este cambio no sólo creó un ambiente mucho más propicio para la fauna silvestre dentro de la finca, sino que generó un impresionante aumento en la produc-ción de leche, desde 7.436 a 18.436 litros por hectárea, al tiempo que se redujo la superficie destinada para la producción.

Más recientemente, CIPAV ha facilitado el establecimiento de SSP en las sabanas secas del Caribe, en el departamento de Cesar, donde la precipitación anual es de 1000-1200 mm. Degradadas por décadas de monocultivo extensivo de algodón, estas tierras fueron luego con-vertidas en pastizales para ganadería convencional, con una produc-tividad baja debido a la pérdida de la capa superficial del suelo y la ausencia de biomasa comestible durante la estación seca. En tan sólo siete meses, el establecimiento de SSP permitió un aumento sustancial en la carga animal, que pasó de 1.2 a 5.1 animales por hectárea, y en la

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producción diaria de leche, que aumentó de 1.7 a 4.1 litros por vaca. Además, las temperaturas en el interior de las parcelas silvopasto-riles fueron hasta 12°C más bajas que en las pasturas convencionales cercanas, una diferencia significativa que ayuda a reducir el estrés térmico en el ganado, y demuestra el potencial de los SSP para la adaptación al cambio climático1.

Más allá de la escala de finca, Calle describió como los SSP también se pueden integrar con esfuerzos de restauración y conservación en paisajes ganaderos, brindando hábitats más complejos que funcionan como corredores de conectividad, e incorporando especies arbóreas endémicas y amenazadas. Por ejemplo, en las colinas húmedas del departamento de Meta, CIPAV ha implementado SSP incorporando en los pastizales árboles de Mimosa trianae, una especie muy vulnerable. En la región del bosque seco del departamento de Tolima, suelos que fueron degradados por años de monocultivo del arroz y sobrepastoreo han recuperado su productividad mediante una combinación de ban-cos de forraje para corte y acarreo2, cercas vivas, y SSP que incorpo-ran árboles maderables valiosos como la teca (Tectona grandis). En comparación con las pasturas convencionales, estos sistemas pueden sostener cargas de hasta siete veces más vacas lecheras y cinco veces más ganado de carne por hectárea. Con 1036 kg de carne por hectárea, la producción de esta finca es 14 veces mayor al promedio regional de 74 kg por hectárea, y 51 veces mayor al promedio latinoamericano de sólo 20 kg por hectárea. En palabras de su propietario, esta finca pasó “de desierto a paraíso.”

Según Calle, si bien fincas piloto como las mencionadas ejempli-fican el potencial de los SSP, multiplicar su uso con el fin de restaurar paisajes completos es un desafío mayor, pues requiere un cambio de

1 Rueda, O., Cuartas C., Naranjo J., Córdoba C., Murgueitio E. y Anzola H. 2011. Comporta-miento de variables climáticas durante estaciones secas y de lluvia, bajo influencia del ENSO 2009-2010 (El Niño) y 2010-2011 (La Niña) dentro y fuera de sistemas silvopastoriles intensi-vos en el Caribe seco de Colombia. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias 24(3): 512.

2 Bancos forrajeros de corte y acarreo son áreas sembradas con una alta densidad de pastos o arbustos forrajeros, donde no se permite el pastoreo directo; en su lugar, el productor cosecha la biomasa vegetal del banco, y lo acarrea a otro sitio donde lo suministra al ganado.

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mentalidad a todos los niveles, desde investigadores hasta producto-res, y desde extensionistas hasta decisores. Con esto en mente, CIPAV ha desarrollado una estrategia de 5 componentes para lograr el cambio a gran escala:

1. Investigación participativa para adaptar los SSP a las diferentes condiciones locales;

2. Fincas piloto para facilitar el aprendizaje de productor a productor;

3. Desarrollo de capacidades en todos los niveles;

4. Proyectos piloto para probar la eficacia de diferentes incentivos; y

5. Grandes proyectos basados en las lecciones aprendidas.

Por ejemplo, entre 2001 y 2007 el proyecto piloto llamado En-foques Silvopastoriles Regionales Integrados para el Manejo de Eco-sistemas (RISAEM) puso a prueba el papel de los pagos por servicios ambientales (PSA) para promover la adopción de SSP. Los resultados mostraron una respuesta favorable de los productores al PSA, quienes implementaron los cambios promovidos. Además, tras la implemen-tación muchos productores entendieron que los SSP no sólo eran rentables de por sí, pero además proporcionaban una variedad de ben-eficios adicionales. La lección, según Calle, es que no siempre es nec-esario el pago directo para incentivar el uso de SSP; en su lugar, los créditos para cubrir los costos iniciales y la asistencia técnica pueden ser herramientas más apropiadas.

En 2010, CIPAV lanzó un gran proyecto denominado Ganadería Colombina Sostenible, con el apoyo del Fondo para el Medio Am-biente Mundial (GEF) y el Banco Mundial. El proyecto se enfoca en zonas con alta biodiversidad, y su objetivo es transformar 45.500 hectáreas de pasturas sin árboles en sistemas productivos que sean a la vez favorables para la biodiversidad y más rentables para los produc-tores. Para lograr este objetivo, el proyecto está utilizando cobertura arbórea, cercas vivas, y SSP intensivos con Leucaena para intensificar la producción en las mejores tierras, liberando los corredores ribere-ños y las zonas más frágiles para la conservación y restauración de

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bosques, incorporando especies amenazadas y creando corredores de conectividad en el paisaje. Aplicando las lecciones del proyecto piloto RISAEM, este nuevo proyecto aborda dos barreras principales a la adopción de SSP. En el tema del capital financiero, el proyecto ofrece préstamos flexibles de bajo interés para la implementación de SSP, y utiliza PSA para compensar a los productores que transforman sus pasturas en bosques u otros usos que favorecen la biodiversidad. Para cerrar la brecha de conocimiento, tema que Calle destaca como cru-cial, CIPAV coordina y apoya el trabajo de los agentes de extensión agrícola, proporcionando capacitación y asistencia técnica para la implementación del programa. En el fondo, este proyecto tiene como objetivo demostrar a escala nacional la idea que CIPAV ha promovido de tiempo atrás: que la ganadería sostenible puede ser un medio para mejorar las condiciones de vida en el campo, conservar de la biodiver-sidad, y restaurar los paisajes.

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Patrones de Largo Plazo en la Restauración de la Diversidad y Estructura del Bosque tras la Quema, Siembra y Tala en el Parque Nacional Kibale, Uganda

Aerin Jacob, de la Universidad de McGill, habló de su trabajo doc-toral investigando cómo la historia de uso del suelo influye en las trayectorias de restauración de los bosques en África de Este. Explicó el ciclo de deforestación en África, donde los bosques tropicales y su biodiversidad se están perdiendo rápidamente a causa de la extrac-ción maderera y la expansión agrícola. El uso de prácticas agrícolas insostenibles a menudo causa una rápida degradación de los suelos, disminuyendo la rentabilidad de la actividad agrícola, y en últimas, conduciendo al abandono de las tierras, lo que facilita la regeneración del bosque secundario. Según Jacob, una mejor comprensión de la relación entre la diversidad de árboles, la estructura de los bosques y las fuentes de alimento para la fauna silvestre en los bosques en rege-neración, puede contribuir a la toma de decisiones que favorezcan a la fauna silvestre mediante el buen manejo y restauración de estas tierras.

La investigación de Jacob se realiza en el Parque Nacional Kibale, en el este de Uganda. Establecida como reserva forestal en 1932 y declarada Parque Nacional en 1993, esta zona de 795 km2 tiene una historia diversa de uso del suelo. En la década de 1960 hubo cosecha de madera en la parte norte del parque, muy intensa en algunas zonas y menos en otras. Entretanto, los pastizales fueron reemplazados por plantaciones de pino que fueron cosechadas en 1993. En la década de 1970, un área aproximada de 146 km2 a lo largo del corredor sur fue invadida de forma ilegal y usada para agricultura de subsistencia. A principios de 1990, entre 9.000 y 170.000 colonos fueron desalojados, y algunas de las zonas agrícolas fueron reemplazadas por plantaciones de cinco especies de árboles nativos. Es así como el equipo de Jacob ha tenido la oportunidad única de estudiar la regeneración en zonas contiguas de bosques con historias de uso diversas, que incluyen:

• bosque sin talar,• bosque secundario en recuperación tras la tala selectiva,• bosque secundario en recuperación tras la tala intensiva,• bosque secundario en recuperación tras la cosecha de pino culti-

vado,

Aerin Jacob

Universidad de McGill

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• regeneración temprana de bosques en pasturas protegidas del fuego,• regeneración temprana de bosques en tierras antes cultivadas, y• tierras agrícolas convertidas en plantaciones de árboles nativos.

Para comparar la recuperación en la diversidad y estructura de diferentes bosques en proceso de regeneración, el equipo de Jacob es-tableció transectos para identificar las especies de árboles y medir su tamaño en cada uno de los tipos de uso del suelo. Calcularon la diver-sidad utilizando múltiples índices, y midieron parámetros de estruc-tura incluyendo densidad de árboles, área basal acumulada, y biomasa leñosa aérea. Según sus resultados, la riqueza de especies en áreas no taladas, ligeramente taladas e intensamente taladas fue significativa-mente mayor a la de los bosques que están regenerando en pastizales, plantaciones de pino, y antiguas tierras agrícolas con y sin plantacio-nes de especies nativas. No hubo diferencias significativas entre las áreas poco taladas y sin talar en términos de la densidad de árboles y de área basal, pero ambos parámetros fueron significativamente más altos en estos dos usos del suelo que en los otros sitios. Sin embargo, el análisis de los valores de abundancia especies individuales1 mostró que los sitios con tala intensa eran más similares a sitios no talados que a los sitios ligeramente talados.

Jacob resaltó la importancia de considerar tanto las preferencias alimenticias de los animales como la estructura del bosque cuando se restaura específicamente para conservar la vida silvestre. Si bien un bosque en regeneración puede contener muchas de las especies de árboles que componen la dieta de un primate, los árboles deben tener el tamaño suficiente para que estos animales tengan acceso a los alimentos. Combinando sus propios datos sobre la composición de especies y la estructura de los bosques con otros datos abundantes sobre la dieta de los primates en Kibale, el equipo de Jacob desarrolló modelos para comparar la cantidad de alimento para primates (por

1 Chao, A., Chazdon, R. L., Colwell, R. K. y Shen, T. 2005. A new statistical approach for as-sessing similarity of species composition with incidence and abundance data. Ecology Letters 8: 148–159.

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ejemplo, hojas y frutos) disponible en cada uno de los bosques en regeneración. Mediante un análisis de cluster jerárquico, evaluaron la similitud entre los tipos de uso del suelo a partir de datos de diferen-tes variables. El primer análisis examinó sólo las especies de árboles que consumen los monos colobos rojos (Procolobus [Piliocolobus] rufomitratus tephrosceles), y mostró que los bosques talados y no ta-lados se agruparon por tener mayor capacidad que otros usos del suelo para proveer alimentos. Un segundo análisis incluyó la abundancia y tamaño de los árboles, y mostró tres grupos distintos: bosque sin talar, bosque talado de ambos tipos, y otros usos de la tierra. Jacob planea combinar esta información con los datos de monitoreo de largo plazo

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de la población de primates de Kibale, para investigar los mecanis-mos que regulan la densidad de primates en las diferentes partes del bosque con diferentes historias de usos del suelo.

Los resultados de la investigación de Jacob sobre la regeneración y su potencial para proveer alimento a la fauna pueden ser aplicados para adaptar las prácticas de manejo a las condiciones específicas del sitio. Dejan en claro la importancia de utilizar métodos multivariados, y de enfocarse en las especies de plantas que tienen relación directa con la calidad del hábitat para la vida silvestre cuando se evalúa el éxito de la restauración. El estudio reveló que, cuarenta años después, los bosques sometidos a tala intensiva tienen una composición de especies similar, pero una estructura muy diferente a los bosque sin talar, lo que resalta la necesidad de intervenciones más activas cuan-do el objetivo es promover la restauración en éste tipo hábitat. Estu-dios previos en Kibale han mostrado que en muchas partes del bosque sometidas a tala intensiva, los árboles nuevos no logran establecerse porque la interacción entre el arbusto de rápido crecimiento Acanthus pubescens y las poblaciones de elefantes2 impiden la sucesión.

Jacob citó ejemplos de otros estudios que ilustran por qué la gestión y planificación de la restauración deben considerar factores especí-ficos de sitio y uso de la tierra, y cómo los diferentes métodos para medir la diversidad pueden arrojar diferentes resultados. Por ejemplo, un estudio realizado en Madagascar encontró que en sitios talados en diferentes épocas, la regeneración era similar pero la diversidad de especies era menor, había menos árboles grandes y una mayor inva-sión de especies exóticas que en sitios con bosques remanentes.3 Otro estudio en Borneo halló niveles similares de diversidad a este estudio, pero diferencias en la composición y un menor reemplazo de las espe-

2 Paul, J.R., A.M. Randle, C.A. Chapman, y L.J. Chapman. 2004. Arrested succession in log-ging gaps: Is tree seedling growth and survival limiting? African Journal of Ecology 42:245-251.

3 Brown, K.A. y Gurevitch, J. 2004. Longterm impacts of logging on forest diversity in Mada-gascar. Proceedings of the National Academies of Science USA 101: 6405-6409.

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4 Berry, N.J., Phillips, O.L., Ong, R.C. y Hamer, K.C. 2008. Impacts of selective logging on tree diversity across a rainforest landscape: the importance of spatial scale. Landscape Ecology 23: 915-929.

5 Aide, T. M., J. K. Zimmerman, J. Pascarella, J. Marcano-Vega, y L. Rivera. 2000. Forest regeneration in a chronosequence of tropical abandoned pastures: implications for restoration ecology. Restoration Ecology 8:328-338.

6 Lugo, A.E. y Helmer, E. 2004. Emerging forests on abandoned land: Puerto Rico’s new for-ests. Forest Ecology and Management 190:145-161.

cies.4 Otro estudio realizado en un pastizal en Puerto Rico encontró que, aún 60 años después de ser abandonado, el bosque en regenera-ción tenían menos árboles grandes y endémicos, con menor área basal que los bosques sin talar.5,6

Por último, Jacob comparó la eficacia de la siembra de árboles y de la regeneración natural como métodos para facilitar la restau-ración en áreas degradadas. Hasta el momento, su investigación no muestra diferencias significativas en la diversidad o el área basal de los árboles en zonas sembradas y sin sembrar, e indica que proteger los pastizales contra el fuego puede conducir a la regeneración del bosque. Dados los altos costos financieros de la siembra activa de árboles, Jacob se preguntó si estrategias como la protección contra el fuego no serían un uso más eficiente de los recursos, al menos desde la perspectiva específica de la restauración. Sin embargo, reconoció que algunos estudios predicen una acumulación más rápida de biomasa en áreas plantadas, por lo que puede haber beneficios ecológicos que provienen de facilitar la sucesión de árboles y el movimiento de la fauna. Además, los programas de siembra de árboles nativos tienen beneficios socioeconómicos, como la creación de empleo para las co-munidades locales que rodean el parque. Por lo tanto, Jacob insistió en la necesidad de llevar a cabo futuros estudios y experimentos. Sin embargo, en general su trabajo cuestiona las ideas tradicionales acerca de la restauración, y promueve una evaluación más exhaustiva de la necesidad de resembrar, y del impacto de las acciones de restauración sobre las especies más importantes de animales.

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Laura Snook inició con una introducción a la región de México donde ha realizado estudios1 sobre la restauración de la caoba (Swie-tenia macrophylla) desde que era estudiante de la Universidad de Duke, y luego desde CIFOR y Bioversity International. El estado mexicano de Quintana Roo, famoso por sus playas, también es digno de mención por conservar una cobertura boscosa del 80%. Hace parte del bosque tropical más extenso de Mesoamérica, conocido como ‘la selva maya’, que se extiende hasta Guatemala y Belice, y alberga ja-guares, tapires, monos, tucanes, y más de 100 especies de árboles.

Gran parte de las tierras en Quintana Roo fueron asignadas por el gobierno mexicano a los ejidos, grupos comunitarios que tienen dere-chos de tenencia colectivos sobre estas tierra. Muchas de las casi 150 comunidades agrarias gestionan sus extensos bosques, y han estab-lecido cerca de 800,000 hectáreas de reservas forestales permanentes. Practican la agricultura de subsistencia, pero también han diversifica-do sus economías con base en múltiples recursos que incluyen PFNM como chicle látex (Manilkara zapota), palmas para techos, y miel. Además comparten los ingresos por extracción de madera, principal-mente caoba y otras maderas preciosas, y trabajan en el desarrollo de mercados para otras especies maderables.

Ya que las comunidades protegen los bosques que les dan sustento, la tasa de deforestación en las reservas forestales de los ejidos es más baja que en las áreas protegidas aledañas. Con la ayuda de técnicos forestales, los ejidatarios manejan sus reservas en un sistema policí-clico, con ciclos de 25 años, y cada año cosechan un área de corte y realizan inventarios de aproximadamente 20 especies para determinar los volúmenes de cosecha. En cada temporada cosechan todas las cao-bas de más de 55 cm de diámetro, y especies adicionales sólo cuando hay mercado para éstas.

La práctica de extracción de árboles grandes, conocida como tala selectiva, es muy diferente al régimen de perturbación natural de es-

Laura Snook

Bioversity International

La Agricultura de Subsistencia Propicia la Restauración de Bosques Tropicales: Rodales Mixtos con Valor Comercial como Resultado de la Tala y Quema en Quintana Roo, México

1 Esta investigación se llevó a cabo en colaboración con Patricia Negreros-Castillo y Capitanio Raimondo, entre otros.

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tos bosques. La península de Yucatán es frecuentemente azotada por huracanes severos que derriban muchos árboles a la vez, dañando el dosel y produciendo una gran cantidad de residuos vegetales. En la región son comunes los incendios post-huracán, alimentados por los abundantes desechos de madera y hojas. Históricamente, la caoba se ha regenerado bien en éstas áreas, gracias a su resistencia al fuego y su capacidad para crecer a pleno sol. Sin embargo, el cambio en el régimen de perturbación de huracanes y fuego a claros creados por la cosecha, ha afectado la capacidad de la especie para regenerarse. Ante este problema, los ejidos han ensayado diversos tratamientos de regeneración que incluyen la recolección y reserva de semillas, el establecimiento de viveros, y la siembra de enriquecimiento en los claros, las vías de arrastre y demás sitios con poca vegetación.

La caoba es una especie que gusta del sol, y por lo tanto la luz parece ser el principal factor que limita la regeneración en los claros pequeños y sombreados. Para entender mejor esta situación, Snook y su equipo midieron y monitorearon los claros formados tras la ex-tracción de 183 árboles. Encontraron que los claros creados por la cosecha de la caoba abarcaban tan sólo el 2.5% de la superficie total del bosque, y en sólo cuatro años su tamaño se reducía en un 90%. Además, notaron que las plántulas de caoba sembradas directamente en los claros tenían bajas tasas de supervivencia y crecimiento. Para evaluar el efecto del tamaño los claros en el crecimiento de las plántu-las, crearon un conjunto de claros artificiales replicados de 500 y 5000 m2, donde sembraron plántulas de caoba. Según sus resultados, las plántulas responden al tamaño del claro y a los niveles de luz asocia-dos, logrando un crecimiento dos veces mayor en los claros de 5,000 m2 que en los de 500 m2.

Sin embargo, Snook advierte que “no es sólo la luz lo que impor-ta.” Por eso, en 1996 su equipo de investigación decidió comparar los métodos de limpieza de la tierra, creando claros replicados mediante tres métodos diferentes: 1) limpieza mecanizada, 2) tala de árboles, y 3) tala seguida de quema. Esta última técnica de tala y quema es el

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método más utilizado en la región para desmontar las tierras de cul-tivo. Luego de la limpieza, sembraron semillas y plántulas de caoba en cada uno de los claros.

Diez años después, el crecimiento y la supervivencia de la caoba fueron superiores en los claros creados mediante la tala y quema. Se encontraron más de 90 especies de árboles regenerando de manera natural en los claros, y no hubo diferencias estadísticamente signifi-cativas entre los tratamientos en términos de riqueza de especies, área basal, o densidad de los tallos. Sin embargo, se encontró una diferen-cia en el origen de la regeneración, con una presencia importante de rebrotes a partir de tocones y raíces en las parcelas donde hubo tala sin quema. Contrario a lo esperado, el equipo también encontró que los tallos generados a partir de semillas crecieron más rápido que los que se originaron por rebrote. En general, hubo un mejor crecimiento en el tratamiento de quema, hecho que Snook atribuyó a la presencia de nutrientes liberados después del fuego, y que explica por qué “las comunidades locales utilizan la técnica de tala y quema para preparar los terrenos para la agricultura.”

Dado que la producción de madera es un incentivo para la con-servación de estos bosques, el equipo de Snook también evaluó el valor de la madera en pie en los rodales regeneradas. Encontraron diferencias en la proporción de especies con valor comercial entre los tratamientos. En los tratamientos de desmonte mecanizado y de roza y quema, alrededor de 60% del área basal de los árboles era, efectivamente, madera con valor comercial. En cambio, en el trata-miento de sólo tala, menos de 50% del área basal eran árboles de especies con valor comercial, y muchos de ellos eran rebrotes de ta-llos de baja calidad, y por ende, poco valor comercial. Los métodos también mostraron diferencias en cuanto a su factibilidad de uso: el desmonte mecanizado requiere el uso de maquinaria costosa, com-bustible y operadores capacitados. Por su parte, la tala y quema es la técnica menos costosa y mejor conocida por las comunidades locales, y proporciona beneficios adicionales como preservar los nutrientes de

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la capa orgánica del suelo superficial, y liberar los nutrientes de los árboles talados.

Los estudios de Snook revelaron que, en el contexto de los bosques de Quintana Roo, el desmonte mediante la tala y quema puede favore-cer la rápida regeneración de bosques ricos en especies de valor co-mercial. Por lo tanto, ella sugiere que además de la cosecha selectiva de árboles, los tratamientos de regeneración deben incluir el uso de tala y quema para crear claros definidos de aproximadamente 5000 m2. Esta técnica puede ayudar a mantener la diversidad de los bosques, porque facilita la reproducción de las especies que están siendo cosechadas y que no consiguen regenerarse en claros más pequeños.

En Quintana Roo los bosques son grandes y la densidad humana es baja, por lo cual Snook considera que sería viable practicar la agri-cultura en los claros dejados por la tala selectiva por uno o dos años, y luego permitir la regeneración durante décadas, o de ser posible, hasta cien años. Este método, conocido como ‘agricultura itinerante’, recrearía el régimen de perturbación que favorece la regeneración de las especies comercialmente viables y podría fortalecer los medios de subsistencia de los ejidos. Aunque Snook señaló que las actuales políticas de conservación forestal prohíben la quema y la agricultura en reservas forestales y podrían impedir el uso de esta técnica, ella considera que este problema se puede resolver. Al momento de esta-blecer sus reservas forestales, los ejidos se comprometieron a prohibir la agricultura para prevenir el riesgo de expansión hacia los bosques. Ahora, con 25 años de experiencia en el manejo forestal, estas comu-nidades entienden que sus bosques valen más en pie que si se con-vierten permanentemente en zonas agrícolas. Dadas las condiciones de tenencia segura de la tierra, de reservas forestales establecidas, y la experiencia de las comunidades en el control del fuego, Snook re-comienda hacer una excepción para permitir el uso temporal de los claros para agricultura como un tratamiento de regeneración.

Snook también señaló que la atención que actualmente recibe el tema del cambio climático podría tener algunas consecuencias im-

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previstas. En 2010, cuando México fue anfitrión de la COP 16 en Cancún, el país aprobó una nueva legislación que restringe el uso del fuego para el manejo forestal y el desmote de tierras agrícolas, en un esfuerzo por demostrar su liderazgo ambiental. Aunque bien intencio-nadas, muchas de estas políticas están tendiendo consecuencias nega-tivas no previstas sobre la regeneración de los bosques y los medios de subsistencia.

Como lo demuestra su investigación, la cosecha selectiva y con-tinuada y las restricciones al uso del método de tala y quema podrían tener efectos adversos importantes. Snook concluyó explicando que “si las especies heliófilas de este bosque no se regeneran, entonces el bosque se convierte en una fuente pobre de madera, y si la valiosa cosecha madera no es sostenible, ¿cómo va el bosque a competir con otros usos del suelo?”

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Panel 2: la PartIcIPacIón del sector PrIvado en la restauracIón forestal

Reforestación con Pueblos Indígenas y Pequeños Propietarios

Chris Meyer presentó el trabajo de reforestación de Planting Em-powerment, una empresa privada con sede en Panamá que se dedica a proyectos de reforestación con beneficios sociales y ambientales. La compañía opera en la región del Darién, que hasta la década de 1980 estaba compuesta principalmente de extensos bosques manejados por comunidades indígenas. Con el fin de promover la co lo nización de esta región, el gobierno de entonces estableció políticas que requerían el ‘mejoramiento’ de la tierra mediante su desmonte, lo que incentivó la deforestación. Desde entonces, el Darién ha sido un semillero de conflictos territoriales entre las comunidades indígenas locales y los grupos de inmigrantes conocidos como colonos.

Planting Empowerment trabaja tanto con los colonos como con la comunidad indígena Arimae. Los pueblos indígenas poseen título co lectivo sobre sus tierras, pero han desarrollado un sistema inter-no para dividirlas y aprovecharlas. Según sus intereses individuales y variables como la proximidad a los mercados, los miembros de la comunidad se dedican a diferentes actividades como cultivos comer-ciales, agricultura de subsistencia, ganadería, gestión sostenible de los bosques y extracción maderera. Por su parte, los colonos tienen títulos individuales sobre la tierra y se dedican a sistemas productivos indi-viduales. En su mayoría, los colonos se dedicaron primero a la extrac-ción de madera para la venta, luego a la agricultura de subsistencia con el sistema de tala y quema, y por último a la ganadería.

Los cuatro fundadores de Planting Empowerment, incluyendo a Meyer, fueron voluntarios del Cuerpo de Paz en la región y han vivi do y trabajado con estas comunidades. Presenciaron la llegada de los monocultivos industriales de teca a la región, que originó al-gunos conflictos por las tierras. Las plantaciones industriales fueron estable cidas en propiedades compradas a pequeños y medianos colo-nos, quienes luego de vender empezaron a ocupar otras tierras, casi siempre de propiedad de los indígenas. Estos empresarios procedieron luego a vender, cobrando hasta US $30.000 por hectárea de plantación de teca, valor muy superior al de los árboles sembrados. Los socios de Planting Empowerment vieron allí una oportunidades para establecer

Chris Meyer

Planting Empowerment

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un modelo de negocios rentable, pero económicamente más inclu-yente de la población local.

Planting Empowerment se estableció en 2006 como una empresa con fines de lucro, con inversionistas en Estados Unidos y otros países. No compran la tierra sino que la arriendan para trabajar en asocio con las comunidades locales. El primer paso es consultar al pequeño propietario sobre su interés en arrendar parte de su tierra, entre 5 y 10 hectáreas sin árboles de una propiedad de 20 a 50 hectáreas. Después de la negociación, la empresa establece y maneja una plantación mix-ta de especies nativas, y paga por la preparación de los terrenos, la siembra, la poda y el mantenimiento de los árboles. Al momento de cosechar (las plantaciones de Planting Empowerment aún no han lle-gado a la madurez), las ganancias serán para los inversionistas, pero también habrá un retorno para los propietarios de la tierra.

Planting Empowerment opera bajo el supuesto de que ofreciendo un precio competitivo por el arriendo de la tierra es posible lograr que algunos propietarios siembren árboles en vez de dedicar su tierra a otros usos. Por ejemplo, un colono que normalmente ganaría US $10-12 mensuales por hectárea arrendando sus tierras para ganadería, con Planting Empowerment ahora recibe US $13 al mes por cada hectárea dedicada a la siembra árboles. Recibirá US $65 al mes, ajustados a la inflación cada cinco años, y además un 4% de los ingresos netos generados al momento de cosechar la plantación. Además, el 2% de esos ingresos retornarán a la comunidad como parte de una estrategia de inclusión social que busca asegurar el compromiso de todos los miembros con el éxito del proyecto. Esto también ayudará a prevenir el robo de madera, porque genera conciencia de que los beneficios del proyecto no son sólo para el propietario y para Planting Empower-ment. Según Meyer, los pagos son suficientes para competir con el costo de oportunidad de la ganadería, el cultivo de arroz y el cultivo de maíz para subsistencia en esta región.

Con las comunidades indígenas el proceso es diferente. Primero, Planting Empowerment consulta con varios individuos de la comuni-

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dad para asegurar que todos los miembros entienden el compromiso que están adquiriendo. Meyer explicó que si Planting Empowerment pagara a la comunidad US $60 por hectárea al mes, al dividir esa suma entre las 50 o 100 familias que colectivamente poseen las cinco hectáreas, el impacto sería insignificante. En cambio, el dinero se acu-mula y se paga en dos cuotas. El primer pago de US $2000 por hec-tárea, para un total de US$10.000 por las cinco hectáreas, se hace al momento de establecer la plantación. Planting Empowerment trabaja con la comunidad para asegurar una distribución transparente de esos fondos. Más adelante, al momento de la cosecha, la comunidad reci-birá el 10% de los ingresos netos. Como los colonos, los indígenas no pagan ninguno de los costos asociados al establecimiento o adminis-tración de la plantación.

Meyer destacó la importancia de reconocer e incoporar a su mode-lo de negocios el papel fundamental que tiene la tierra en la vida de es-tos pueblos. En general, ni los indígenas ni los colonos pueden darse el lujo de tomar grandes riesgos, porque viven al día y no tienen más activos que sus tierras. Por eso es importante que tengan algún tipo de ingreso para sostenerse durante los años que la plantación trada en madurar y empieza a generar un retorno en efectivo. Según Meyer, “ésta es una mejor estrategia para evitar que pongan todos sus hue-vos en la misma canasta; es preferible alquilar sólo parte y no toda la parcela para que puedan mantener alguna producción de alimentos y otras actividades que ya practican”.

Meyer resaltó la importancia de tener en cuenta el interés y la capa-cidad de los diversos propietarios para participar en el proceso. Algu-nos pueden tener una buena capacidad para el manejo de sus bosques, mientras que otros pueden necesitar la ayuda de un administrador profesional, durante la fase de establecimiento y a más largo plazo, por diez o quince años. Planting Empowerment contrata profesion-ales forestales para trabajar en el campo y asesorar a los propie tarios. Además ha creado un programa de aprendices, donde los profesion-ales forestales actúan como mentores de adultos jóvenes de las comu-nidades interesados en el sector forestal, ayudando a desa rro llar sus

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habilidades y a construir las capacidades locales que se necesitan para la óptima administración de las tierras.

Por último, Planting Empowerment también ha apoyado el proceso de conseguir contribuciones indirectas para proyectos en beneficio de la comunidad. Por ejemplo, ayudaron a desarrollar una propuesta de proyecto para el PNUD, con la se financió el establecimiento de un vivero de árboles nativos. El uso de plántulas producidas localmente en las plantaciones representa un beneficio económico adicional para la comunidad, y un ahorro para Planting Empowerment que así evita los altos costos de transportar árboles jóvenes desde otros viveros.

Las cuatro lecciones principales que Planting Empowerment ha aprendido de su experiencia en este proyecto son:

1. Las empresas deben hacer lo posible para reducir el riesgo cuando trabajan con pequeños productores y pueblos indígenas. Esto se logra generando un flujo de caja desde etapas tempranas del pro-yecto, y minimizando la inversión inicial por parte del propietario.

2. Dado que la tierra es uno de los únicos activos que tienen estos grupos, es fundamental que puedan mantener su propiedad. Así se preservan el patrimonio neto futuro y la capacidad de los grupos para beneficiarse de las ganancias económicas que se generan.

3. Incluir a la comunidad en el capital del proyecto contribuye a ge-nerar apoyo local para, pues crea un vínculo directo entre el éxito del proyecto y los beneficios personales.

4. Aunque la escala de las necesidades varía entre poblaciones y re-giones, la empresa debe estar en capacidad de plantear un mode-lo que proporcione la asistencia técnica necesaria durante 10-15 años, con el fin de maximizar los beneficios económicos.

Planting Empowerment espera que estas prácticas demuestren la viabilidad de su modelo de negocios, y permitan ofrecer rendimien-tos competitivos a sus inversionistas, producir beneficios ecológi-cos a partir de la reforestación, y generar impactos positivos, en lo económico y social para los propietarios de la tierra.

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Ricardo Luján habló sobre sus experiencias desarrollando proyec-tos de producción de madera y restauración en Centroamérica. Luján trabaja para Brinkman y Asociados, una empresa maderera con sede en Canadá y con proyectos a lo largo de Norteamérica, que también opera en Centro y Sur América con el nombre BARCA. Su trabajo en la compañía ha sido en gran parte dentro del programa tropical, que se enfoca en agroforestería, manejo de bosques para propietarios indígenas, y restauración de ecosistemas.

Para empezar, Luján describió un proyecto de restauración ubica-do en la costa del Pacífico central de Costa Rica. Allí BARCA esta-bleció una plantación que tiene 50-60% de árboles de teca (Tectona grandis)1 mezclados con otras especies como palo de rosa (Dalbergia retusa) y otros de las familias Meliáceae y Fabáceae (caoba y legu-minosas, respectivamente). Según Luján, con el establecimiento de la plantación el sitio dejó de ser un pastizal para transformarse en un bosque joven, en cuyo sotobosque hoy crecen especies made rables de valor económico y ecológico. Con un retorno estimado de 6% sobre la inversión, el proyecto se considera un éxito financiero. Sin embargo, los inversionistas también querían ver resultados en tér minos de res-tauración ecológica y generación de ingresos para las comunidades locales. El hecho de que la zona esté atrayendo cazadores debido al aumento en la presencia de vida silvestre, incluyendo pacas, pecaríes y felinos pequeños, pone en evidencia el progreso de la restauración. Por otro lado, los administradores de algunas de las plantaciones per-mitieron a los empleados sembrar fríjol en las etapas previas al cierre del dosel, cuando todavía había luz disponible. Esto benefició el pro-ceso de restauración, pues las plantas de fríjol controlan las malezas y añaden nitrógeno al suelo. Además proporcionó un ingreso adicional para los trabajadores que, según Luján, tuvieron un incentivo para hacer un control más efectivo de las malezas, lo que ayudó a los ár-boles jóvenes.

Iniciativas de Restauración en Tierras Tropicales Bajas de Centroamérica

Ricardo Luján

Brinkman & Asociados Reforestación, Centro América -BARCA

1 La plantación de teca (Tectona grandis), especie nativa de India, se ha expandido notable-mente en el neotrópico debido a su rápido crecimiento y el valor de su madera.

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En otro proyecto de restauración en Costa Rica, BARCA trabajó con la ONG Conservación de la Osa para sembrar árboles a lo largo de los corredores que conectan los parques nacionales. Han hecho siembras de enriquecimiento para diversificar las especies en áreas dominadas por teca y otros monocultivos. Las especies de enriqueci-miento seleccionadas incluyeron árboles en peligro como Platymis-cium pinnatum, y otros nativos como Aspidosperma grandiflorum y Cojoba arborea. BARCA está trabajando en la ampliación de este proyecto, que busca promover el cambio de uso del suelo de pasturas a bosques y de paso crear corredores para unir los Parques Nacionales de Costa Rica. Para tal fin, su estrategia es movilizar fondos privados de inversión para proyectos que promueven la conectividad y la res-tauración, pero a la vez generan retorno económico.

En la región del Darién en Panamá, Luján ha trabajando con la co-munidad indígena Kuna de la Comarca Madugandí, desarrollando un programa de plantación en mosaico que incorpora una mezcla de 21 especies nativas. Mediante la regeneración natural asistida, se busca crear bosques mixtos con especies tanto tolerantes como no toleran-tes a la sombra. Colaborando estrechamente con los Kuna, BARCA desarrolló un plan de gestión a 35 años con diferentes rotaciones de cosecha que cumplen objetivos diversos. Este tipo de manejo permite la cosecha selectiva de árboles específicos en diferentes años, pero asegura la cobertura forestal permanente, y minimiza el impacto visu-al y ambiental. La comunidad participó directamente en la selección de especies, eligiendo árboles que ellos valoran para usos específicos, como madera para la construcción de puentes y hojas para techar. El proyecto también generó algunos empleos femeninos en los viveros, y permitió a la comunidad intercalar sus cultivos de yuca, fríjol y maíz con los árboles jóvenes.

Luján también tocó el tema del mejoramiento genético y la selec-ción del material vegetal para la siembra, que considera de extrema importancia para el éxito de la restauración. En el caso de especies maderables de alto valor, a menudo los árboles que están disponibles

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para la cosecha de semillas son precisamente los que fueron dejados pie por su baja calidad o características no deseables. Por lo tanto, es importante ubicar específicamente los individuos de alta calidad que servirán como fuentes de semillas, con el fin de mantener las caracter-ísticas deseables en la reserva genética de la especie. Es por esto que BARCA selecciona y propaga los árboles más adaptados y con mejor fenotipo de sus plantaciones, para vender sus semillas. Sin embargo, al momento de seleccionar las especies y los fenotipos genéticos para sembrar, también hay que considerar las condiciones del micrositio. Como señaló Luján, ésto es parte del reto de multiplicar esfuerzos a nivel de paisaje.

Luján expresó su deseo de expandir el uso de especies nativas ma-de rables en los esfuerzos de restauración y plantación de la compañía. Hasta ahora han identificado varias especies de árboles nativos que crecen más rápido que la teca, pero todavía hay vacíos grandes en el conocimiento sobre su potencial de crecimiento, las propiedades de su madera, y sus perspectivas de mercado. Luján espera forjar alianzas

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con las universidades para poder llenar algunos de estos vacíos, a fin de avanzar en la identificación de los mejores individuos y especies para la restauración. A- la fecha, Brinkman y Asociados ha logrado la certificación de Forest Stewardship Council (FSC), según la cual sus plantaciones deben seguir las mejores prácticas para tener acceso a mejores mercados. Luján espera que la certificación ayude a abrir futuros mercados para las especies de árboles nativos.

Finalmente, Luján destacó que todavía hay oportunidades para aumentar la rentabilidad de las plantaciones de árboles nativos. Por ejemplo, hay un mercado sin explotar para la producción de PFNM, especialmente plantas medicinales. También ve un buen potencial para la restauración en tierras indígenas y comunitarias, siempre y cuan do las comunidades tengan participación en todo el proceso de toma de decisiones. Es optimista sobre el prospecto de que, mediante una combinación de actividades generadoras de ingresos, los esfuer-zos de restauración logren competir con usos del suelo menos dese-ables como la agroindustria.

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Matheus Couto decribió el trabajo de IMAFLORA, una orga-nización sin fines de lucro establecida en 1995 para promover cam-bios sociales y ambientales en los sectores forestal y agrícola de Brasil. Los esquemas de certificación son una estrategia focal de la organización, que en la década de 1990 trabajó con el Consejo de Manejo Forestal (FSC) para establecer el primer esquema de certi-ficación forestal en Brasil. IMAFLORA también es miembro de la Red de Agricultura Sostenible y gestiona las auditorías de certifi-cación de Rainforest Alliance en Brasil.

IMAFLORA viene desarrollando un proyecto de certificación para pequeños agricultores en São Félix do Xingu, municipio re-moto al sureste del estado de Pará en la Amazonia. Ubicado en el ‘arco de deforestación’, Xingú es considerado como uno de los ‘puntos calientes’ de la deforestación. La degradación se inició en 1910-1912 con la extracción de caucho, seguida de minería de casi-te rita y aluminio, y más tarde de la tala de maderas preciosas, espe-cialmente caoba y cedro. Las vias construidos para esos proyectos facilitaron la llegada de los agricultores, tanto grandes hacendados como pequeños productores, y para 2010 São Félix do Xingu era el municipio brasileño con mayor número de cabezas de ganado. Según Couto, esta mezcla de grandes haciendas, pequeñas parce-las, territorios indígenas, y áreas protegidas federales y estatales, ha originado frecuentes conflictos entre los diversos actores.

IMAFLORA ha trabajado para promover la producción de cacao en São Félix como una alternativa a la ganadería. Según Couto, el cultivo de cacao tiene sentido en São Félix porque se adapta bien a los suelos y al clima. El cacao de la región tiene un alto contenido de grasa y un alto punto de fusión, dos rasgos muy valorados en la industria del chocolate. A diferencia de otros productos perecederos, el cacao es viable en esta zona remota porque una vez cosechado pue de aguantar más de una semana, hasta ser transportado para ser vendido en el mercado de Bahía a dos días de viaje. Además, como se puede cultivar bajo una cubierta de bosque más densa que la uti-

Panel 3: vIaBIlIdad econóMIca de las InIcIatIvas de restauracIón a escala de PaIsaje

Cacao Certificado como Estrategia para la Restauración de Ecosistemas en el Bosque Amazónico de São Félix de Xingu, Pará, Brasil

Matheus Couto

Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola-IMAFLORA

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lizada en la ganadería convencional, el cacao podría tener un efecto muy positivo sobre la conservación del amenazado ecosistema de la cuenca del Amazonas.

IMAFLORA viene trabajando con CAPPRU, una cooperativa de productores creada y administrada por pequeños agri cultores de São Félix para promover la producción de cacao. Los 170 produc-tores que componen la cooperativa producen 900 toneladas al año. Para fomentar la siembra de cacao entre los pequeños productores, el gobierno brasileño ha distribuido semillas de variedades más pro-ductivas y resistentes a enfermedades. En 2010, los productores so-licitaron la ayuda de IMAFLORA para producir cacao certificado de alta calidad, por el cual los fabricantes de chocolates europeos pagan primas hasta de 200%.

Cuoto explicó que en los últimos dos años el objetivo de IMAFLO-RA ha sido preparar a los productores para la certificación. Actual-mente trabajan con un grupo piloto de 46 productores en cinco aldeas

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muy distantes, donde sólo hay dos agentes de extensión agrícola. El proceso comenzó con una evaluación rural participativa, donde se ob-servaron prácticas de manejo deficientes como la siembra directa del cacao en pasturas degradadas, malas prácticas de fermentación, y uso escaso de podas, fertilizantes y sombrío en los cultivos. De otro lado, IMAFLORA también encontró que el 76% de los productores ya eran orgánicos debido al costo excesivo de los fertilizantes agroquímicos.

Comparando las ganancias generadas por los dos principales pro-ductos de la región, IMAFLORA encontró que un productor de cacao gana más en siete hectáreas del cultivo que un ganaderos en 37 hec-táreas de pastos. El cultivo de cacao en São Félix do Xingu hoy genera hasta US $1196,72 por hectárea por año, mientras que la ganadería genera US $164,44. Además, Cuoto añadió que los cultivadores de cacao mantienen una mayor cobertura de árboles en la región, lo que a su vez reduce la presión sobre los fragmentos remanentes.

Según Cuoto, los productores enfrentan muchos retos adicionales, entre ellos el mal estado de las vias, la falta de agua potable y trata-miento de residuos, las pocas oportunidades de educación, las malas condiciones de vivienda, y la escasez de formación y asistencia téc-nica en mejores prácticas agrícolas. Pese a estos problemas, la pro-ductividad de estas fincas es superior al promedio brasileño.

Como parte del proyecto, IMAFLORA creó una comisión de agen-tes de extensión y un grupo de agricultores para “capacitar a los ca-pacitadores”. Una vez capacitados, estos agricultores se encargan de enseñar a los demás, pues hablando su mismo idioma se entienden mejor. Para fortalecer la asistencia técnica en la región, IMAFLORA también lleva a cabo inspecciones internas para identificar las opor-tunidades de mejoría. Por ejemplo, las capitaciones sobre buenas prácticas en el proceso de fermentación y secado buscan producir un cacao de óptima calidad que pueda tener acceso a mejores mercados. Uno de los objetivos principales de las capacitaciones es convertir a São Félix en un centro de difusión de conocimientos y prácticas en el cultivo de cacao certificado para la región amazónica.

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Más allá de los objetivos de mejorar la producción y comer-cialización de cacao, IMAFLORA también busca fomentar la res-ponsabilidad social y ambiental. El cacao bajo sombra crea un sistema agroforestal más diverso y los productores están interesa-dos en sembrar más árboles con el cacao, entre ellos varias espe-cies nativas de valor económico como açaí (Euterpe edulis), caucho (Hevea brasiliensis), castaña (Bertolletia excelsa), caoba (Swietenia macrophylla) y copoazú (Theobroma grandiflorum). La ley brasile-ña exige a las escuelas públicas comprar los alimentos a pequeños productores locales, por lo que la cooperativa ha podio vender las pulpas de estas frutas a la escuela pública local. También tienen la meta de construir una unidad de procesamiento de nuez de Brasil, que actualmente compran a los pueblos indígenas. Una vez mejo-ren su capacidad de procesamiento podrán vender el producto a un mayor precio.

Por último, Cuoto describió el trabajo que IMAFLORA adelanta con los productores en la restauración de bosques en partes de sus tierras, principalmente para cumplir con las normas de certificación y con la legislación brasileña. El Código Forestal1 exige que a par-tir de 2012 los propietarios en la Amazonía conserven el 80% de cobertura de bosque nativo en sus tierras, que pueden explotar de forma sostenible. El método preferido es la regeneración natural por encima de la siembra de árboles, por su menor costo. En sólo cinco años, las áreas cercadas muestran buena regeneración, y las zonas ribereñas donde se sembró sólo açaí han mostrado su buen poten-cial de recuperación. En general, Couto destacó que reemplazar la ganadería por el cultivo de cacao no sólo facilita la regeneración natural, sino que también es una manera rentable de ganarse la vida y restaurar la salud de los ecosistemas de la región.

1 El Código Forestal cambió el 25 de mayo de 2012, pero todavía hay algunos párrafos sujetos a negociación. Para São Félix do Xingu, uno de los efectos posibles es que el requisito actual de mantener el 80% de la cubierta forestal podría cambiar a un 50%. Esto haría que la norma de certificación fuera más exigente que la norma legal, lo que reduciría el incentivo legal para la restauración de bosques como parte de la producción de cacao.

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El Papel de los Mapas Antiguos y los Empresarios de Viveros en la Restauración de Bosques del Sur y Este del África

Jens-Peter Barnekow Lillesø

Bosques y Paisajes Dinamarca, Universidad de Copenhague

Jens-Peter Lillesø, de la Universidad de Copenhague, describió la colaboración institucional con el Centro Mundial sobre Agrofores-tería (ICRAF) para apoyar a pequeños agricultores mediante mejores herra mientas para el establecimiento exitoso de sistemas agrofores-tales. Se enfocan en entender la variación en la distribución natural de especies de árboles y tipos de vegetación a lo largo del paisaje, así como en estrategias para identificar los árboles óptimos para cada sitio según sus características genéticas. Lillesø y sus colegas también buscan mejorarar los sistemas de distribución de semillas con el fin de que los pequeños agricultores puedan adquirir material de calidad para restauración y agroforestería.

Lillesø comenzó explicando que una de las fallas en los actuales proyectos de reforestación y siembra de árboles con pequeños agri-cultores en África es el uso de especies, procedencias, o variedades poco adaptadas a los sitios específicos donde se van a sembrar. Si bien en las regiones templadas es común el uso de pruebas de crecimiento para seleccionar las especies má adaptados, en el trópico la enorme diversidad de especies con potencial para crecer en cada lugar hace poco factibilidad el uso de estas pruebas de selección, que son cos-tosas y requieren tiempo. Lillesø y sus socios creen que es posible diseñar métodos más inmediatos para identificar las especies y proce-dencias que más probabilidades tienen de sobrevivir en un área dada. Por eso el equipo está dedicado a crear mapas que guíen los esfuerzos de reforestación, vinculando espacialmente cada sitio con las especies que pueden estar mejor adaptadas a los tipos de vegetación ya pre-sentes. Por ejemplo, Prunus africana es una especie que se encuentra en siete diferentes tipos de vegetación. En lugar de cosechar semillas indistintamente en cualquiera de esos tipos de vegetación, los mapas pueden ayudar a identificar sitios con una vegetación similar a la lugar de siembra para cosechar allí las semillas.

Existen dos bases de datos ecorregionales generadas por Nature Serve y WWF que muestran los tipos de vegetación en África, pero los mapas generados a partir de éstas no tienen una escala lo sufi-

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cientemente fina como para ser relevantes en la toma de decisiones en el campo. Para apoyar los esfuerzos de restauración y agroforestería, el equipo de Lillesø está creando mapas a una escala más detallada, basados en antiguos mapas y registros de vegetación. Entre las fuen-tes utilizadas se encuentran los mapas creados por Frank White del Jardín Botánico de Kew, y otros botánicos europeos enviados a África a finales del período colonial. Los inventarios botánicos de aquella época eran muy detallados porque las especies y tipos de vegetación eran examinados muy de cerca para determinar cuáles recursos tenían potencial para ser extraídos de los bosques africanos.

Uno de los retos que enfrenta el equipo en sus esfuerzos de mapeo son los cambios en la vegetación original, producto de una larga his-toria de agricultura y uso del suelo en el este y sur de África. Lo que hoy son tierras agrícolas homogéneas antes era un mosaico de selvas, sabanas y bosques con condiciones ambientales muy diversas para el crecimiento de los árboles. Por eso, los datos antiguos son particular-mente útiles para determinar la cobertura vegetal original y descubrir lo que Lillesø llama la ‘potencial vegetación natural’ de cada sitio. Estos mapas también pueden ayudar a identificar regiones con más de un tipo de cubierta vegetal estable, como la región del Serengeti-Mara que ha oscilado de praderas a bosques a través del tiempo.

Los mapas de potencial de vegetación han sido digitalizados y analizados por el equipo de expertos de ICRAF y la Universidad de Copenhague, y por botánicos de siete países africanos. Estarán dis-ponibles para el público a través de Google Earth, y abiertos a los aportes de personas que trabajan sobre el terreno, en una modalidad de ciencia ciudadana. Información adicional sobre el uso de los mapas está disponible en el sitio web del proyecto1 y en artículos científicos publicados2.

1 Ver los mapas desarrollados por el equipo de Lillesø’s en: http://vegetationmap4africa.org22 Lillesø, J. B. L., Graudal, L., Moestrup, S., Kjær, E.D., Kindt, R., Mbora, A., Dawson, I.,

Muriuki, J., Ræbild, A. y Jamnadass, R. 2011. Innovation in input supply systems in small-holder agroforestry: seed sources, supply chains and support systems, Agroforestry Systems, vol. 83, no. 3, pp. 347-359.

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Lillesø también habló sobre los esfuerzos de su equipo para mejo-rar la distribución de semillas, a fin de proporcionar material vegetal de calidad a los pequeños productores. Los esfuerzos recientes para mejorar el acceso de los pequeños agricultores a las semillas agríco-las, se pueden clasificar en tres grupos según su etapa de distribución (adaptado de Lillesø et al 2011):

• Semillas de reproducción: primeras generaciones de semillas cosechadas y reproducidas.

• Semillas de origen: generaciones de semillas utilizadas por los productores de semillas.

• Semillas comerciales: generaciones de semillas vendidas a agri-cultores y minifundistas.

En cada etapas las semillas son diferentes, como también lo son las instituciones involucradas. En general, la empresa privada sólo parti-cipa en la tapa final del proceso. Un ejemplo ilustrativo es AGRA, una iniciativa de las fundaciones Gates y Rockefeller que busca fomentar el desarrollo de variedades de cultivos importantes para los pequeños agricultores en África. AGRA apoya a empresas medianas que pro-ducen semillas comerciales a partir de semillas de reproducción y de origen, y ayuda a distribuirlas a los pequeños agricultores a través de redes de puntos de venta.

A diferencia de las semillas agrícolas, las semillas de árboles para programas de reforestación con pequeños productores han recibido poca atención en cuanto al mejoramiento de su calidad y al estableci-miento de redes de distribución eficientes. En el caso de estas semillas, no hay una clara diferenciación en las etapas de su desarrollo ni en los sectores que participan en su distribución. Ya que producir generacio-nes sucesivas de material vegetal para la siembra para árboles es un proceso que toma tiempo, Lillesø sugiere que su mejoramiento debe considerar desde el inicio el área específica donde se van a utilizar la semillas, y que todo el proceso de desarrollo y distribución sería más eficiente si estuviera en manos de pequeños empresarios privados.

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Lillesø también explicó algunos de los problemas del modelo ac-tual de producción y distribución de plántulas en África. La reciente privatización de muchos centros nacionales de producción de semillas por parte de los gobiernos ha hecho que éstos dependan exclusiva-mente de sus ventas, eliminando así cualquier incentivo para distribuir semillas a quiénes no pueden pagarlas. Hoy en día, aproximadamente 90% de las semillas y plántulas utilizadas por los pequeños produc-tores es adquirido y distribuido por ONGs, que a menudo establecen sus propios viveros comunitarios y regalan las semillas para poder alcanzar sus metas, a veces muy ambiciosas, de número de árboles sembrados. Sin el apoyo de las ONGs, la mayoría de estos viveros no son viables, lo que a la larga perjudica directamente a los empresarios de pequeños viveros quienes intentan ganarse la vida con la produc-ción y venta de plántulas. Las ONGs a menudo no tienen en cuenta factores como la procedencia de las semillas o el sitio de siembra, y

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por lo gene ral obtienen sus semillas de árboles remanentes en tier-ras agrícolas porque son de fácil acceso, pero cuyas semillas son casi siempre de calidad inferior a las cosechadas en el bosque.

Para hacer frente a estos problemas, Lillesø recomienda la reorga-nización de funciones en las instituciones involucradas en la siembra de árboles con pequeños productores. Según él, en África hay miles de pequeños viveros privados que están en capacidad de producir y distribuir semillas de calidad de manera más eficiente. Si el gobier no y las ONGs dieran mayor participación a estos viveros en los programas de reforestación, esto los impulsaría y empoderaría para producir las semillas de calidad que estos programas tanto necesitan.

Para poner a prueba sus ideas sobre la reorganización de las redes de distribución de semillas de árboles, Lillesø y su equipo están tra-bajando en el suroeste de Kenia, donde la degradación de la tierra ha originado la escasez de agua en las zonas urbanas. Trabajando en co-laboración con el gobierno, las ONGs, y los empresarios, están usan-do los mapas de vegetación para proporcionar a los pequeños viveros la información precisa sobre los mejores sitios para cosechar sus se-millas, y fortaleciendo sus habilidades para administrar y mercadear sus viveros. Si este proyecto tiene éxito, servirá como ejemplo para otros países africanos. En resumen, mediante el desarrollo de mapas detallados de vegetación y mejores estrategias de distribución privada de semillas de calidad, Lillesø y su equipo esperan contribuir desde la base a los esfuerzos de restauración y agroforestería en África.

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Panel 4: MultIPlIcacIón: aPlIcando las leccIones aPrendIdas

El Pacto por la Restauración del Bosque Atlántico: Un Esfuerzo Importante de la Sociedad Brasileña para Restaurar y Transformar su Bioma más Amenazado

Pedro Brancalion, profesor de la Universidad de São Paulo, habló sobre el origen, la organización, los objetivos y el trabajo actual del Pacto por la Restauración del Bosque Atlántico. Este bosque algu-na vez cubrió la mayor parte de la costa de Brasil con un mosaico complejo y heterogéneo compuesto por bosques tropicales, bosques húmedos estacionales, bosques secos y hasta bosques templados en su extremo sur. Reconocido por su altísima biodiversidad, este eco-sistema tiene más de 20.000 especies de plantas y cientos de especies de animales, muchas de ellas endémicas.

Pese a su enorme biodiversidad, gran parte de los bosques en este bioma han sido eliminados o degradados como consecuencia del de-sarrollo costero y la expansión agrícola. Hoy en día sólo se mantiene el 12% de la cobertura forestal original, principalmente en fragmentos muy pequeños y aislados, y sólo el 2% de ese bosque está legalmente protegido. Con tan poco bosque remanente, Brancalion enfatizó que conservar y restaurar los bosques por fuera de las reservas forestales es fundamental, ya que en el largo plazo las áreas protegidas son insu-ficientes para conservar la biodiversidad.

Más del 60% de la población brasileña vive en esta región, y buena parte de la riqueza del país se ha producido a partir de los recursos hídricos y otros servicios proporcionados por los ecosistemas del bos-que atlántico. Esta conexión ya se entendía en 1862, cuando Ma nuel Archer sembró más de 100.000 plántulas para restaurar la cuenca de Río de Janeiro. Esto fue mucho antes del nacimiento de Aldo Leo-pold, considerado hoy como el padre de la restauración ecológica, por lo que Brancalion sugirió que “tal vez Archer debería ser considerado el abuelo de la restauración”.

En Brasil los esfuerzos de restauración se han multiplicado, princi-palmente como resultado de la legislación que utiliza la restauración ecológica como herramienta para mitigar los impactos ambientales sobre los recursos hídricos. Esta expansión tiene su origen en los es-fuerzos para cumplir con el Código Forestal, en la demanda del mer-cado con respecto a la certificación ambiental, y más recientemente,

Pedro H.S. Brancalion

Universidad de São Paulo

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en proyectos de pago por servicios ambientales (PSA). Sin embargo, el principal problema con la proliferación de pequeños proyectos es la falta de integración a nivel de paisaje. Si bien estas iniciativas repre-sentan un avance a nivel local, Brancalion explicó que a escala regio-nal no son más que “jardinería ambiental. No estábamos cambiando el paisaje, el bosque atlántico todavía estaba degradado a nivel de paisaje y había también un bajo nivel de participación de la sociedad en la restauración. La restauración se implementó como un requisito para cumplir con la ley, no como parte de una visión diferente del uso de la tierra, y no había una perspectiva realista sobre la multiplicación de estos esfuerzos de restauración.”

Para abordar estas cuestiones de escala, en 2006 surgió la idea de crear un pacto regional que fue lanzado en 2009 con elnombre de Pac-to por la Restauración del Bosque Atlántico. Es una red de organiza-ciones no gubernamentales, instituciones de investigación, gobiernos, empresas privadas y propietarios de tierras que realizan acciones de restauración en el campo. En tres años, el Pacto ha involucrado a más de 200 instituciones, desde gobiernos locales hasta algunas de las compañías más grandes de Brasil. En los tres años transcurridos desde su puesta en marcha, se han implementado proyectos de restauración a gran escala en más de 58.000 hectáreas, y hay proyectos adicionales que todavía no se han acogido al Pacto. A largo plazo, el objetivo del Pacto es recuperar 15 millones de hectáreas para el año 2050.

El Pacto en sí no siembra árboles; más bien identifica las estrate-gias que ya se han probado para la restauración a gran escala, y busca crear las condiciones para que sus miembros puedan llevar a cabo las acciones de restauración. El Pacto también facilita estos los esfuer-zos vinculando a quienes están interesados en hacer restauración con quienes poseen tierras que necesitan ser restauradas. A través de una base de datos regional, los propietarios que tienen tierras que necesi-tan restaurar pero carecen de los fondos para hacerlo, pueden ponerse en contacto con las empresas y ONGs que están buscando tierras para restaurar.

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Según Brancalion, las preguntas operativas y científicas que rigen el funcionamiento del Pacto son:

¿Dónderestaurar?Una estrategia fundamental del Pacto es determi-nar qué áreas son prioritarias para la restauración en el futuro cercano, ya sea porque son fáciles de restaurar o porque su restauración es clave. Una prioridad son las tierras deforestadas que están protegidas por la legislación brasileña, y cuyos propietarios están en la obliga-ción de restaurarlas. Otra prioridad son las pasturas degradados en zonas de pendientes pronunciadas, que son menos productivas que otras tierras agrícolas. Su enfoque para la restauración de pasturas se basa en su colaboración con CIPAV1, y consiste en mejorar la efi-ciencia productiva de estas tierras agrícolas mediante la aplicación de tecnologías que intensifican la producción en las zonas más ap-tas, de modo que las zonas poco productivas o marginales puedan ser liberadas para la restauración. El Pacto también ha elaborado mapas temáticos para orientar y difundir los esfuerzos de restauración, y ha contribuido a mejorar la productidad en las principales cuencas hi-drográficas y como parte de proyectos de PSA y carbono.

¿Cómorestaurar? Se han logrado grandes avances en el desarrollo de metodologías de restauración en zonas con diferentes historias de uso del suelo, incluyendo antiguas plantaciones de caña de azú-car, pasturas degradadas y antiguas minas de bauxita severamente degradadas. Hasta ahora, los métodos probados por el Laboratorio Ecológico de Restauración Forestal (LERF) para la restauración con siembras de alta diversidad que incorporan más de 100 especies de árboles nativos han sido exitosos. El Pacto ha generado una buena cantidad de estudios y artículos científicos sobre estos métodos de res-tauración. Brancalion y sus colegas también han escrito un libro sobre los conceptos y las acciones para la restauración del bosque atlántico, que sirve como una guía práctica basada en la experiencia previa y el conocimiento científico actualizado2. Los objetivos del libro son

1 See page 31 to learn more about CIPAV’s work.2 This work is freely available at the Pact’s website http://www.pactomataatlantica.org.br/

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evitar los errores del pasado, fijar directrices, y establecer una línea de base para el avance de la restauración basada en la ciencia.

¿Cómo monitorear y dar seguimiento a los avances de la restau-ración? En respuesta a la necesidad de un protocolo de evaluación estándar para todos los miembros del Pacto, Brancalion y el grupo de trabajo en Ciencia y Tecnología han desarrollado un protocolo de monitoreo basado en criterios sociales, económicos, ecológicos y de gestión de proyectos. Este protocolo ya está siendo usado por los miembros y está disponible en la página web del Pacto.

¿Cómocomunicareinvolucraralasociedadenelmovimiento?Brancalion recalcó que no basta con desarrollar métodos y restaurar las tierras, si los actores involucrados no tienen acceso a este cono-cimiento. Por esta razón, los miembros del Pacto han invertido mucho en la formación de capacidades. Por ejemplo, los recolectores de se-millas reciben capacitación que les permite a su vez brindar a otros la orientación básica para la producción de plántulas. Para los intere-sados en otros países, el Pacto tiene un sitio web y folletos en inglés, así como una página en Facebook, una cuenta en Twitter, y un boletín bimensual para sus miembros.

¿Dedóndeprovieneeldinero?Brancalion recordó a los asistentes que “cuando se habla de restauración a gran escala, en el fondo se está hablando de restaurar tierras que pertenecen a otros.” De los 15 millones de hectáreas que el Pacto quiere restaurar, más de siete millones son pasturas de baja productividad y laderas donde los pro-ductores ganan menos de US $100 por hectárea al año. Por lo tanto, sugirió que para convencer a los propietarios de cambiar el uso del suelo y permitir la recuperación de los bosques, es preciso desarrollar alternativas de restauración productiva que compensen los costos de oportunidad. Es por esto que el Pacto está desarrollando modelos de restauración ecológica que combinan la generación de ingresos por productos forestales maderables y no maderables con esquemas de PSA que generen ingresos hasta que los árboles maderables alcancen un tamaño comercial. La idea es restaurar el bosque atlántico y co-

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sechar algunas especies con el fin de mantener la cobertura boscosa. Según Brancalion, si las motivaciones económicas fueron el motor de la degradación, también deben ser el motor de la restauración.

Brancalion concluyó su presentación resaltando la necesidad de participación política, y citando algunos ejemplos donde ha sido exi-tosa. En el pasado, el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil finan-ció la deforestación a través de grandes proyectos de infraestructura. Los miembros del Pacto convencieron al banco para invertir US $200 millones en préstamos para la restauración del bosque atlántico, y el banco ha prometido fondos adicionales para apoyar los modelos de restauración que generen un buen retorno económico. El Pacto también ha participado activamente en los debates sobre el Código Forestal brasileño3, actualmente en proceso de reforma. Otro ejemplo está en el estado de Pernambuco, donde se está construyendo el puerto más grande del nordeste de Brasil que requerirá la tala de una exten-sión no despreciable de bosques. El gobernador del estado, Eduar do Campos, firmó recientemente un compromiso con el Pacto para res-taurar 4.000 hectáreas de bosque atlántico en el nordeste; a cambio, el Pacto proporcionará asistencia técnica para lograr la verdadera restau-ración ecológica con participación social y económica.

Por último, Brancalion señaló que si bien existen en el mundo varias propuestas de restauración a gran escala, persiste una brecha grande entre las intenciones y los resultados en campo. Según él, el Pacto es un modelo convincente de cómo transformar esas propuestas en realidad.

3 El Código Forestal brasileño prohibe la deforestación a lo largo de las márgenes de los río y requiere que las zonas ribereñas que ya han sido deforestadas sean reforestadas o restauradas. Actualmente el Código está bajo revisión, y el ancho de los corredores ribereños a ser protgi-dos podría ser ajustado.

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Siembra Mecanizada de Bosques en Xingu, Brasil Central

Eduardo Malta Campos Filho

Instituto Socio-Ambiental

Eduardo Malta Campos presentó el trabajo que el Instituto Socio-ambiental (ISA) ha llevado a cabo en los últimos seis años para la res-tauración ecológica de la cabecera del río Xingu, en Brasil. El Xingu nace en la sabana brasileña, desde donde recorre 2.000 kms hacia el norte hasta el río Amazonas, atravesando muchos ecosistemas inclu-ida la selva amazónica.

Esta región cuenta con extensos recursos hídricos, enorme bio-diversidad, así como diversidad cultural y lingüística. Los muchos pueblos indígenas que habitan la parte central de la cuenca utilizan el entorno de diferentes maneras, pero han logrado conservar el bosque en gran parte de sus tierras. En décadas recientes otros grupos han llegado a la región desde diferentes partes de Brasil, para asentarse en los alrededores. La diversidad de sus culturas se refleja en la variedad de los sistemas de cultivo que utilizan, que incluyen la agricultura de tala y quema, los sistemas de policultivo, el monocultivo de soya, y la ganadería. La tala ilegal, especialmente en zonas ribereñas, es común pese a que está específicamente prohibida por el Código Forestal .

Hasta la fecha, ISA ha mapeado 300.000 hectáreas de áreas ribere-ñas degradadas en la cuenca del Xingu con el objetivo de restaurar los bosques allí “sin importar cuánto tiempo tarde.” Campos explicó que el primer paso para la restauración de bosques en Xingu era buscar un consenso regional entre los varios grupos interesados, especialmente grupos indígenas y productores agropecuarios. Estos actores tienen una historia de conflicto que se origina en sus diferencias culturales y de valores. Sin embargo, también tienen un vínculo común —el agua—, porque según explicó, “a todos le gusta ir a pescar, a todos les gusta el agua transparente y cristalina. Los pueblos indígenas depen-den de ella para la pesca (de subsistencia), y los grandes terratenientes dependen de los recursos hídricos para el riego y para el ganado.”

En 2004, ISA convocó a una reunión con los diferentes actores locales para comenzar a construir consenso en torno a una campaña que busca mejorar la calidad del agua a través de acciones de restau-ración. Como ‘tarea’, las partes debían identificar maneras de lograr

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el objetivo de conservar y restaurar del agua en sus comunidades. Esta campaña, que ISA denominó de “responsabilidad social ambiental compartida”, tuvo tres componentes principales: 1) la restaura ción de bosques, 2) la educación a nivel de escuelas y medios de comuni-cación locales en temas de agroforestería, bosques, y los productos e ingresos que éstos pueden generar, y 3) la participación regional de ONGs, comunidades y las políticas públicas por una causa común.

Para enfrentar el desafío de promover acciones de restauración entre personas de orígenes tan diversos, ISA empleó la planificación participativa y ofreció un menú de opciones para que cada propietario pudiera elegir. Según Campos, “Si quieren sembrar plántulas, lo pue-den hacer. Si prefieren la siembra directa, o la regeneración natural

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asistida con enriquecimiento, también son opciones disponibles. Cada propietario debe elegir si prefiere sembrar árboles por sus frutos o su madera, y si lo hace para cumplir con la ley o por razones estéticas.” ISA también fue flexible en cuanto a permitir la integración de la res-tauración con la agricultura y la ganadería en la Reserva Legal y por fuera de las áreas ribereñas, donde la ley lo permitía. Algunos op-taron por sembrar un pequeño número de árboles de pequi (Caryocar brasiliense) en las pasturas, mientras que otros sembraron árboles de caucho mezclados con yuca. ISA ofreció asistencia técnica para facili-tar la integración de los objetivos de restauración con los intereses de manejo de los participantes.

Un componente esencial del proyecto fue el compromiso de cada propietario de participar en la planificación y siembra en su propia tierra. Con esto se buscó que los propietarios percibieran el bosque restaurado como propio, y no sólo como el resultado de las acciones de ISA. Como lo explicó Campos, “Ellos no tiene que esperar a que ISA les diga qué hacer, sino más bien ejecutar lo que ellos mismos planearon.” Los líderes locales involucrados en el proyecto luego son invitados a presentar su trabajo ante otras comunidades, y dado que se comunican en el mismo idioma, están en una mejor posición para defender las virtudes la restauración.

Los fondos iniciales para los proyectos piloto provenían de ISA, pero con el transcurso del proyecto los productores empezaron a inver-tir sus propios recursos en los sistemas que ellos consideraron renta-bles, como frutales, madera, etc. También se interesaron en cumplir con la Ley Forestal, pues ésto les permite obtener la certificación y facilita el acceso a los mercados europeos que pagan precios más altos. Fondos adicionales han llegado a través de proyectos de carbono y de algunas empresas brasileñas que decidieron participar como parte de su estrategia de mercadeo.

A lo largo de seis años se reforestaron un total de 2.400 hectáreas pertenecientes a 211 propietarios: 400 hectáreas fueron sembradas con

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plantones, 1000 con siembra directa, y 1000 se dejaron regenerar de forma natural. Las actividades se llevaron a cabo en fincas de todos los tamaños, desde enormes haciendas de 150.000 hectáreas hasta peque-ñas parcelas de una hectárea, ubicadas en diferentes municipios a lo largo de los 450 kilómetros que abarca la cabecera del Xingu. Campos explicó que, en general, los pueblos indígenas y pequeños propietarios tienen más disponibilidad de mano de obra por lo que preferieren los sistemas agroforestales, mientras que los grandes terratenientes suelen evitar las opciones que requieren uso intensivo de mano de obra y eli-gen los sistemas mecanizados o las estrategias de regeneración.

Los resultados obtenidos sólo fueron posibles porque se sentaron a la mesa a los diferentes grupos, y se dio valor al conocimiento y la capacidad que cada uno podría contribuir al objetivo común. ISA pidió a los grupos trabajar juntos, lo que generó oportunidades de co-laboración. Los indígenas aportaron sus conocimientos en la siembra directa de árboles, y los colonos aportaron su experiencia en el uso de maquinaria agrícola que normalmente emplean en la siembra exten-siva de soya y pastos. El resultado fue el desarrollo de una nueva téc-nica para la siembra mecanizada de bosques nativos. El sistema utiliza una mezcla co nocida como muvuca, compuesta de semillas de árboles nativos, cultivos agrícolas y abonos verdes1, que se siembra todos al tiempo usando maquinaria.

Según Campos, el sistema de muvuca ha mostrado excelentes resul-tados. Tres meses después de la siembra, las especies de crecimiento rápido forman una capa de dosel bajo la cual los árboles de crecimiento lento se pueden desarrollar, nutridos por el abono verde. Al cabo de un año, las especies perennes y las de crecimiento rápido mueren, dejando un nuevo dosel compuesto por arbustos. A los dos años y medio, todo el abono verde ha desparecido y las especies pioneras forman un dosel bajo el cual se desarrollan las especies no pioneras.

1 ‘Abono verde’ es un tipo de fertilizante vivo comuesto principalmente por hierbas, enreda-deras y arbustos leguminsos, como Cannavalia ensiformis, Crotalaria juncea, Crotalaria spectabilis, Cajanus cajan, entre otros.

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En su presentación, Campos destacó las múltiples ventajas de la siembra directa sobre la siembra de plántulas, tanto en términos de eficiencia como de supervivencia. Por esta razón, ISA ha evitado de-liberadamente patrocinar el establecimiento de grandes viveros, a dife-rencia de otras organizaciones que trabajan en restauración. Aunque todavía fomentan las siembras de enriquecimiento en áreas bajo re-generación natural o asistida, cuando se trata de reforestación a gran escala prefieren la siembra directa, porque ofrece:

• mayor protección más contra los herbívoros (que de manera natu-ral reducen la densa vegetación)

• variedad de capas de vegetación que crean variedad de hábitats y nichos

• mayor infiltración de la precipitación

• producción más temprana de flores y frutos

• mejor desarrollo de raíces y más resistencia a la sequía

• mayor diversidad de biomasa con mejor ciclaje de nutrientes y recuperación de suelo

• mayores tasas de crecimiento y supervivencia

• mayor eficiencia en la siembra, con hasta 20 hectáreas por día

Los proyectos de ISA también generaron una gran demanda de se-millas nativas, lo que llevó a la creación de la Red de Semillas de Xin-gu, compuesta por indígenas y pequeños agricultores que recolectan, procesan y venden las semillas nativas. La red se inició en 2006 y en 2011 ya tenía 200 miembros y producía unas 20 toneladas de semillas al año. Hasta el momento, la red ha trasferido US $250.000 directa-mente a las personas que trabajan en los bosques, y contribuyendo así a su conservación. La red también ha ayudado a crear una relación positiva entre grupos de personas que históricamente han estado en conflicto: los grandes terratenientes, los pequeños propieta rios, y los pueblos indígenas.

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Retos y Oportunidades de las Políticas Internacionales para la Restauración de Bosques Tropicales

Pipa Elias

Unión de Científicos Interesados

Pipa Elias de la Unión de Científicos Interesados (UCS) presentó un panorama actualizado sobre el estado de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) hasta enero de 2012, y su relevancia para los esfuerzos de restauración. Cuando se trata de restauración, el componente más importante de las negociaciones es el desarrollo de las reglas de REDD+ (Reduc-ción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal). El “+” en REDD+ se refiere a aquellos beneficios que van más allá de la reducción de las emisiones de carbono, tales como la captura de carbono y el manejo del suelo. Otro componente de REDD+ son las salvaguardias sociales y ambientales, destinadas a generar ingresos para las comunidades pobres y beneficios para la conservación de la biodiversidad. Actualmente, los programas de REDD+ y Preparación para REDD+ (‘REDD+ readiness’) están siendo implementados, por fuera de la CMNUCC, por el Banco Mundial, el Programa REDD de las Naciones Unidas, y otros programas de ayuda bilateral. Sin em-bargo, es probable que las normas que se desarrollen en el marco del CMNUCC eventualmente determinen el rumbo de los programas in-ternacionales de REDD, así como la inclusión o no de la restauración.

A nivel mundial, la deforestación y la degradación de la tierra ge-neran entre 15 y 20% de las emisiones totales de GEI, más de lo que genera todo el sector de transporte. Dadas las metas de reducción de emisiones acordadas en las sesiones 15ª y 16ª de la Conferencia de las Partes (COP) de la CMNUCC, será necesario incluir a REDD+ como parte de la estrategia global de reducción de las emisiones. Durante la COP 16 celebrada en Cancún, México en 2010, se firmaron acuer dos que orientan a los legisladores en el desarrollo de un modelo básico para los programas REDD+. Las potenciales transferencias de fondos desde países desarrollados hacia países en desarrollo para la imple-mentación de REDD+ podrían superar los 1000 millones de dólares al año. Con semejante cantidad de recursos en juego, es necesario implementar salvaguardias que garanticen que el logro de las metas ambientales no fomentará la violación de los derechos de las comu-nidades locales.

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Durante la COP 16 se diseñaron reglas para las salvaguardias am-bientales y sociales. Las salvaguardias ambientales buscan garantizar que no se otorguen créditos de REDD+ por la reforestación de bosques talados recientemente. Las salvaguardias sociales están destinadas a garantizar la participación de todos los actores, particularmente los pueblos indígenas, así como la transparencia de las operaciones. En la COP 17 en Durban, Suráfrica, el debate en torno a las salvaguardias se enfocó en el reto de ponerlas en funcionamiento sin comprometer la soberanía de cada nación. Según Elias, varias organizaciones con-sideraron que el lenguaje usado en el tema de salvaguardias no era lo suficientemente fuerte como para proteger efectivamente los derechos

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de las comunidades. También es de resaltar que durante esa misma COP, por primera vez se incluyó la agricultura en el acuerdo, y se espera que este tema tendrá cada vez mayor importancia en la agenda de futuras negociaciones de la CMNUCC.

Otro tema polémico durante la COP 17 fue el establecimiento de los niveles referencia de emisiones de GEI —es decir las emisiones proyectadas a nivel nacional y regional, de seguir las cosas como van— a ser utilizados como línea de base para medir el progreso de los programas REDD+. Tener unos niveles de referencia precisos es fundamental para que los ejecutores de proyectos tengan metas claras y los financiadores puedan estimar sus pagos, así como para poder ve-rificar la efectividad de REDD+ en la mitigación del cambio climáti-co. Como señala Elias, la UCS considera que el lenguaje utilizado por la COP 17 sí fue lo suficientemente fuerte, y se traducirá en el uso por parte de la mayoría de los países de tasas históricas de deforestación como línea de base para sus cálculos de deforestación futura.

Hasta ahora, sin embargo, la restauración ha sido virtualmente ignorada por los gobiernos y las ONGs en las negociaciones sobre cambio climático, incluida la discusión sobre REDD+. Entre las razones para esta omisión están el alto costo de la restauración, la dificultad para medir los beneficios de carbono de las diferentes ac-ciones de restauración, y el temor a generar incentivos perversos para la deforestación. En general, aunque esos desafíos han mantenido a la restauración por fuera de los diálogos sobre REDD+, recientemente países con alta tasas de deforestación como India han expresado su interés por incluir la restauración en los programas REDD+.

Dada la necesidad urgente de que los países tropicales logren re-ducir a cero las emisiones netas de sus bosques, Elías explicó que cualquier acción que reduzca las emisiones netas debe ser considerada como relevante para las políticas sobre REDD+. Para la UCS, la defin-ición de REDD+ es lo suficientemente amplia como para incluir una variedad de estrategias para restaurar bosques en tierras degradadas y/o para concentrar la producción de alimentos en tierras ya degrada-

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das con el fin de preservar los bosques que quedan en pie. El contexto local, las causas de la deforestación, y las oportunidades disponibles para la restauración deben ser considerados antes de determinar qué tipo de acciones son adecuadas para cada sitio. Sin embargo, Elias ad-virtió que en la actualidad se está dando un cambio desde la pequeña agricultura hacia la producción agroindustrial de gran escala para la producción de bienes de consumo, y éste cambio podría provocar una escasez de tierras para la restauración, pese incluso al aumento de la migración hacia las ciudades. Por lo tanto, es necesario desarrollar incentivos que hagan posible que la restauración compita efectiva-mente con otros posibles usos de la tierra, y destacó que los fondos de REDD+ pueden servir para ese fin.

Otro de los retos que deben ser abordados en las negociaciones de la CMNUCC es el tema del desplazamiento, es decir, cuando las actividades de deforestación se desplazan hacia zonas que no están cubiertas por las políticas de reducción de emisiones, porque de esa manera no se logra una reducción neta de las emisiones globales. Elias citó estudios que demuestran como, en el caso de Costa Rica y Vietnam, los esfuerzos de restauración y conservación generaron el desplazamiento de la deforestación hacia los países vecinos, aunque en una cantidad menor. En cuanto al papel que juega el cambio de usos del suelo, la restauración puede ayudar a incrementar la captura de carbono y también mejorar la provisión de productos forestales en tierras previamente deforestadas. Sin embargo vale la pena hacer una advertencia: si bien la intensificación de la productividad agrícola puede ayudar a reducir la presión sobre los bosques, también puede aumentar el valor de estas tierras para la agricultura, haciendo que sea demasiado costoso mantener esos bosques en pie, incluso con finan-ciamiento REDD+.

Antes de que REDD+ pueda avanzar de forma significativa, hay varios temas que necesitan ser resueltos. El financiamiento para REDD+ sigue siendo un desafío, en parte porque los actuales esque-mas de pago sólo valoran el carbono pero no reconocen otros benefi-

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cios como la protección de cuencas hidrográficas y la biodiversidad. La ejecución de los programas REDD+ también se ha visto retrasada por problemas políticos y preocupaciones en el tema de la gobernaza, para lo cual Elías recomienda tener paciencia porque REDD+, como cualquier programa nuevo, va a requier de tiempo para su implemen-tación. De momento, son pocos los gobiernos y las ONGs que están siquiera hablando sobre incluir el tema de la restauración como parte de REDD+, lo que resalta la necesidad de que haya más información y promoción sobre su potencial papel dentro de ese mecanismo. En conclusión, Elías asegura que la restauración puede y debe desem-peñar un papel más importante en las discusiones de REDD+, pero ad vierte que REDD+ es sólo una parte del conjunto de incentivos que será necesario aplicar si se busca promover la restauración de los bosques tropicales a una escala relevante.

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Restaurando Paisajes, Gobernando el Espacio

Cora van Oosten

Universidad y Centro de Investigación de Wageningen

Cora van Oosten, de la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen, habló sobre las oportunidades para ampliar los esfuer-zos de restauración a escala del paisaje y sobre el papel del gobierno en dichos esfuerzos. Para empezar, pidió a los asistentes compartir con sus vecinos de auditorio el recuerdo de un paisaje de su infancia o uno con el que tuvieran un vínculo fuerte. Luego les pidió considerar el sentimiento que les genera ese paisaje, y su propio sentido del lugar. Según ella, a menudo tenemos una conexión con los espacios natu-rales, pero esa conexión se ha perdido en muchas partes del mundo debido a actividades humanas como la urbanización, la agricultura, y la movilidad, entre otras.

La dramática reducción en la cobertura forestal ocurrida en déca-das recientes está ligada a la expansión industrial, agrícola y ganadera, lo que ha generado un mosaico de usos de la tierra a través del paisaje. Dentro de ese mosaico, señaló van Oosten, “hay un enorme poten-cial biofísico para la restauración, pero el potencial biofísico no lo es todo, porque como sabemos, revertir una tendencia va más allá de las condiciones biofísicas. La Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal (GPFLR) está enfrentando el tema mediante la creación de las condiciones sociales necesarias para la restauración, bajo el lema ‘las ideas transforman los paisajes’.”

Dado que la degradación de la tierra y la pérdida de bosques están estrechamente relacionadas con la pobreza y la agricultura de subsis-tencia, la restauración puede ser una estrategia para mejorar tanto las condiciones ambientales como las socioeconómicas. Como ejemplo mostró un video de la meseta de Loess en China, cuyos residentes han construido terrazas y sembrado vegetación nativa en las laderas, re-duciendo la pérdida de suelo y facilitando la acumulación de biomasa, restaurando de paso sus bosques y sus medios de subsistencia. John Liu, director del video, anota que para restaurar paisajes forestales a escala global es necesario no sólo transferir tecnología y capital, sino también empoderar a la gente. Van Oosten precisó que ese empodera-miento a gran escala es tal vez parte más difícil.

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Según van Oosten, trabajar a escala del paisaje implica mirar más allá de los diversos mosaicos de uso suelo; es preciso considerar las redes sociales específicas del sitio y las complejas estructuras de gobernanza a múltiples niveles. Sin embargo, señaló que los diferen-tes elementos que componen las escalas de gobernanza, de biogeo-grafía y de relaciones, no necesariamente coinciden, lo que dificulta el flujo entre escalas:

Escalasdegobernanza: Comunidad → Provincia → Distrito→ País → Región → Mundo

Escalasbiogeográficas:Árbol → Bosque →Región → Continente → Planeta

Escalas de relaciones: Familia → Colegas →Sociedad→ Trans-sociedad

El reto está en que las estructuras de gobernanza en general no están conectadas con las complejas redes sociales que conforman los paisajes, y por lo tanto, no guardan relación con el sentido del lugar que tienen las personas. Para que la restauración sea efectiva, van Oosten hizo un llamado por la ‘espacialización’ de la gobernanza, queriendo decir con ello que la toma de decisiones ambientales tiene que conec-tar nuevamente con la lógica de la construcción social del paisaje. Sin embargo, esto requiere un cambio de mentalidad para trascender las estructuras formales de gobernanza a fin de implementar el aprendiza-je a través de los paisajes, aprovechando la multiplicidad de redes so-ciales presentes en ellos. Por lo tanto, considera que formar redes que atraviesen las diferentes escalas puede ser una estrategia más efectiva que las formas tradicionales de multiplicar esfuerzos.

Un desafío compartido por muchas iniciativas de restauración es encontrar ese elemento clave que inspire y motive a la gente para actuar. Como ejemplo, van Oosten citó la construcción de una carre-tera en la región transfronteriza conocida como MAP, que comprende Madre de Dios (Perú), Acre (Brasil) y Pará (Bolivia) en el suroeste de la Amazonia, y cómo de manera indirecta ese proyecto desencadenó

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un proceso de restauración. La región MAP se ha convertido en un importante polo regional para el desarrollo de infraestructura de trans-porte, y ha generado la creación de nuevas empresas y empleos, con la subsecuente migración. Si bien los residentes de la región podían reconocer los beneficios de la nueva carretera en términos de conec-tarlos con los mercados globales y sus cadenas de valor, también anticiparon con profunda preocupación los posibles efectos negati-vos sobre su identidad comunitaria. En busca de una solución a este problema, la comunidad sostuvo una serie de diálogos regionales y creó su propio mapa de la región, un ejercicio que según van Oosten les brindó la oportunidad de redefinir y literalmente ‘hacer’ su lugar. Como parte del esfuerzo por mantener su propia identidad cultural, la coalición se embarcó en una serie de iniciativas de restauración forestal que incorporan el uso de árboles de caucho. Aprovechando su acceso a las diferentes escalas de gobernanza y formulación de políti-cas, se conectaron con mercados potenciales para la exportación de caucho. También contactaron a fábricas locales y gestionaron recur-sos del gobierno brasileño para construir una fábrica de preservativos, creando la demanda para su materia prima. De esta forma, la coalición ha logrado tener un impacto a nivel de las redes de toma de decisiones tanto nacionales como internacionales.

Este ejemplo ilustra cómo, pese a tener intereses divergentes e in-cluso contrarios antes de la construcción de la carretera, fue a través de su identidad compartida del paisaje que esta comunidad logró identificar una preocupación común que los impulsó a tomar acciones concretas. Explicó que “un factor importante del éxito del proyecto fue que los residentes compartieron información, tecnologías y opor-tunidades de mercado más allá de las fronteras nacionales, creando así redes de aprendizaje a lo largo y ancho del paisaje, e integrándose de manera inteligente a un nivel alto de toma de decisiones políti-cas y cadenas de valor. De esta forma los habitantes aprovecharon las oportunidades ecológicas y geográficas para crear instituciones a nivel del paisaje integradas en la política de escala.” En este caso, la restauración del bosque se produjo, no mediante una iniciativa de con-

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servación exógena, sino más bien como resultado de factores locales que generaron conexiones entre las diferentes escalas sociales y de gobernanza.

Para concluir, van Oosten subrayó que según su experiencia, gene-rar oportunidades para que las personas construyan un sentido de lugar y de propiedad puede ser una estrategia efectiva para promo ver la conservación y la restauración. Su organización, la GPLFR, fomen-ta el aprendizaje dentro de y entre paisajes, con el objetivo de crear la voluntad política para estimular el intercambio de experiencias entre los diversos actores y las diferentes escalas de gobierno.

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Panel de dIscusIón en gruPo

El Camino Hacia Adelante: Multiplicar los Éxitos de Restauración a Escala de Paisajes

Moderador

Tim Rollinson

Comisión Forestal del Reino Unido, Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal (GPFLR)

Para cerrar la conferencia, Tim Rollinson moderó una mesa redonda donde todos los ponentes reflexionaron sobre los temas planteados en los dos días previos. Entre los temas tratados se discutieron maneras de:

• cerrar las brechas en la comunicación entre académicos y profe-sionales de campo que trabajan en restauración, y

• motivar a la comunidad ambiental a integrar la agricultura y la seguridad alimentaria en su enfoque actual de bosques y carbono.

La mesa redonda comenzó con comentarios detallados y debate so-bre el papel que la comunicación eficaz y el intercambio de ideas pue-den jugar en la promoción de la restauración a escala del paisaje. Robin Chazdon inició el diálogo, preguntando al panel de qué manera la abun-dante investigación científica de calidad que no llega a ser publicada en revistas arbitradas podría ser compartida con académicos y profesion-ales de campo. En la misma línea, Ricardo Luján preguntó cuál sería la manera de compartir el valioso conocimiento indígena y tradicional que ya existe en muchas comunidades, que han desarrollado soluciones relevantes en el tema de la reforestación. Doug Boucher, de la Unión de Científicos Interesados y asistente a la conferencia, sugirió la crea ción de un sitio web de acceso abierto para compartir manuscritos inédi-tos, entrevistas de campo, DVDs, y otro tipo de información. Gillian Bloomfield, del la Iniciativa de Liderazgo y Capacitación Ambiental (ELTI), describió una herramienta en línea que ELTI ha desarrollado, y que sirve como biblioteca virtual para el intercambio de recursos sobre restauración y reforestación de bosques tropicales1.

Tanto Tim Rollinson como Cora van Oosten advirtieron sobre el riesgo de perder el interés de algunas audiencias cuando se habla de restauración de una forma muy técnica y compleja. Sugirieron más bien comunicar el tema de forma que evoque una conexión personal y posi-tiva con la restauración. El uso de medios culturales ha sido una estrate-gia exitosa para cerrar esta brecha en algunas regiones. Matheus Couto

1 El Centro de Información sobre Reforestación con Especies Nativas de ELTI está disponible en http://reforestation.elti.org.

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describió el uso de un DVD para agricultores de Xingu, que emplea un lenguaje coloquial porque las tasas de alfabetización son bajas, pero según él “todo el mundo tiene un reproductor de DVD.” Zoraida Calle también mencionó cómo se ha usado la música para difundir mensajes técnicos sobre sistemas silvopastoriles a través de canciones en los diferentes estilos musicales de las regiones de Colombia. Las cancio-nes se enfocan en diferentes especies de plantas útiles, describiendo sus usos y beneficios con diálogos llenos de humor. Como puntualizó Ro-llinson, el uso de mensajes sencillos sobre las funciones beneficiosas de los árboles ha sido eficaz con audiencias que van desde niños en edad escolar hasta políticos.

En algunos casos, el idioma para la comunicación puede ser en sí un problema. Pedro Brancalion mencionó la dificultad que representa publicar en revistas académicas para quienes no tienen el inglés como lengua materna. Aerin Jacob sugirió que un sistema formal de colabo-ración entre investigadores de habla inglesa y quiénes no lo son, podría mejorar esa situación y ayudar a consolidar redes científicas. Como ejemplo de las dificultades de traducción, Jan McAlpine mencionó la frase ‘tala ilegal’, cuya traducción al francés es más complicada de lo que parece pues no existe una frase de uso común con ese mismo sig-nificado.

El reto de vincular el conocimiento práctico de campo con el cono-cimiento académico fue un tema central. Brancalion señaló que la brecha entre la investigación académica rigurosa y la práctica de la re-forestación se debe en parte a que muchos profesionales de campo no

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tienen tiempo ni motivación para publicar; simplemente no es parte de su trabajo. Otro problema señalado por Eduardo Campos es la in-compatibilidad entre la manera convencional de presentar resultados científicos y recomendaciones de manejo, y el lenguaje local de la gente común. Es importante cerrar esa brecha porque, por ejemplo, es poco probable que un agricultor incorpore el análisis estadístico en su proceso de toma de decisiones.

Brancalion sugirió que los científicos deberían buscar temas y prio-ridades de investigación en los profesionales que trabajan en el campo. Como ejemplo, Laura Snook citó un estudio en plantaciones de espe-cies mixtas donde los técnicos ofrecen oportunidades de investigación a los académicos para evaluar las interacciones entre diferentes especies. A su vez, los resultados de esos estudios pueden informar a los técnicos en el establecimiento de futuras plantaciones. De forma similar, Cecilia del Cid de ELTI sugirió que estudiantes de posgrado de instituciones como Yale, que tienen requisitos de investigación, deberían buscar pre-guntas prácticas para guiar su investigación académica.

Varios ponentes expresaron que las demandas académicas pue den ser, en parte, culpables de esta brecha entre investigación y práctica. McAlpine señaló que la presión académica por publicar bajo normas rígidas y predefinidas impulsa el ‘efecto silo’, limitando la interacción productiva entre ambos campos. Jacob expresó la necesidad de cam-bios a nivel de los comités académicos, para que a la hora de tomar de-cisiones sobre el escalafón de los docentes den más peso a temas como el servicio, la divulgación, y el trabajo no académico. Asimismo, Lu-ján propuso que quienes participen en la generación de conocimientos prácticos, incluidos los conocimientos tradicionales, deberían figurar como coautores de los artículos publicados.

Pasando a otro tema, el panel también discutió el traslape entre agri-cultura y bosques. Lillesø reconoció que la comunidad ambiental tiene un sesgo hacia los bosques y tiende a hacer una distinción conceptual entre lo forestal y lo agrícola. Según explicó, se trata de una distinción

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artificial que no existe para los cientos de millones de personas cuya subsistencia depende de los bosques y la práctica de la agroforestería. Para ellos, bosques y agricultura son diferentes estados de una misma entidad. Pipa Elias compartió algunos de los desafíos inherentes a los intentos de establecer un acuerdo multilateral sobre carbono. En su opi-nión, inlcuir la agricultura en las negociaciones sobre carbono y cambio climático puede contribuir a ampliar el marco conceptual, y ayudar a evitar el énfasis excesivo sobre el carbono forestal que hasta ahora ha dominado las discusiones.

McAlpine se refirió al reciente Foro Económico Mundial en Davos, Suiza (enero 25-29 de 2012), donde la seguridad alimentaria ocupó un papel central. Campos y Brancalion coincidieron en que producción de alimentos y restauración deben ser abordados de forma conjunta, pues es problemático abordarlos por separado o como contradictorios. Recordaron, sin embargo, que la investigación en agro pecuaria es en buena parte financiada por empresas de maquinaria e insumos quími-cos, que tienen poco incentivo para estudiar el papel de los árboles en la producción de alimentos. De otro lado, la narrativa de la segu-ridad alimentaria ha sido utilizada como argumento para minimizar la importancia de los bosques y la restauración, como se ha visto en los debates sobre la reforma al Código Forestal de Brasil. En muchos casos este argumento es insostenible; por ejemplo, Brancalion explicó que si parte del 75% de las tierras deforestadas actualmente usadas para ganadería extensiva y otros usos fueran restauradas, la seguridad alimentaria podría mejorar mucho. De forma similar, las vastas tierras que hoy se usan para producir café y caña de azúcar no contribuyen directamente a fortalecer la seguridad alimentaria.

Rollinson finalizó el panel con una nota positiva, afirmando que pese al pesimismo, la restauración es una opción viable, más si se la compara con otras de las propuestas para mitigar el cambio climático. Relató la anécdota de una visita a un proyecto de reforestación en la India, donde preguntó a los aldeanos “¿Qué beneficios proporciona el bosque?” A lo que ellos le respondieron, de forma simple pero profunda, “el aire está limpio, y tenemos agua.”

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PedroH.S.BrancalionUniversidad de São Paulo [email protected]

Zoraida CalleCentro de Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV)[email protected]

EduardoMaltaCamposFilhoInstituto Socio Ambiental (ISA)[email protected]

RobinChazdonUniversidad de [email protected]

MatheusCoutoInstituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (IMAFLORA)[email protected]

PipaEliasUnion de Científicos Interesados (UCS) [email protected]

AerinJacobUniversidad de [email protected]

DavidLambUniversidad de Queensland [email protected]

Información de Contacto de los Ponentes

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Jeans-Peter Barnekow Lillesø Bosques y Paisajes DinamarcaUniversidad de Copenhague [email protected]

Ricardo Luján Brinkman & Asociados Reforestación Centro América [email protected]

JanMcAlpineForo de las Naciones Unidas sobre [email protected]

ChrisMeyerPlanting [email protected]

Tim RollinsonComisión Forestal del Reino [email protected]

Laura Snook Bioversity [email protected]

Cora van OostenUniversidad y Centro de Investigación [email protected]

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AbonoverdeCultivos de cobertura que se siembran junto con las semillas o plán-tulas como parte las estrategias de restauración, por su capacidad para mejorar la fertilidad mediante la fijación de nitrógeno, reducir la erosión, proveer sombra y aumentar la producción de hojarasca.

Banco de semillasSemillas viables presentes en la capa orgánica del suelo, que tienen el potencial para germinar tras una perturbación o un cambio en las condiciones ambientales.

DesplazamientooFugaTérmino que describe una situación en la cual las políticas orientadas a prevenir la deforestación en un área promueven la deforestación más allá de la jurisdicción de dichas políticas.

EcorregiónUn área geográfica definida por sus características ambientales.

ForrajeMaterail vegetal que sirve de alimento para el ganado, incluyendo ramas cortadas, hojas, tallos o pastos.

Lluvia de semillasSemillas dispersadas en un sitio por medio del viento, el agua, la gravedad y/o los animales (grandes y pequeños).

PeríododebarbechoPeríodo de descanso que se deja entre dos ciclos de cultivo para permitir la recuperación del suelo. En tierras cultivadas con fines co-mer ciales, el barbecho puede durar uno o dos ciclos de cultivo, pero en la agricultura de subsistencia (tala y quema) puede llegar a ser de 10 hasta 50 años, o más incluso.

ReduccióndeEmisionesporDeforestaciónyDegradacióndeBosques (REDD y REDD+)

Mecanismo que utiliza incentivos de mercado o financieros de otro tipo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero pro-venientes de la deforestación y la degradación de bosques. REDD+ amplía el alcance de las actividades elegibles para incluir la conser-vación, la gestión sostenible de bosques, y el aumento de las reser-vas forestales de carbono.

Glosario de Términos

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ReforestaciónProceso de sembrar árboles en zonas degradadas y deforestadas. La reforestación con especies nativas específicamente incorpora árbo-les autóctonos de la región a los programas de plantación.

RestauracióndebosquesProceso intencional de iniciar o acelerar la recuperación de un eco-sistema forestal después de que ha sido degradado, dañado, transfor-mado o destruido totalmente por una perturbación.

Servicios ecosistémicosBeneficios para la humanidad que provienen de los recursos y pro-cesos que provee un ecosistema dado, en este caso los bosques.

SiembradeenriquecimientoPráctica silvicultural que consiste en la siembra de plántulas de las especies deseadas para incrementar su prevalencia en una zona de regeneración o un bosque degradado.

SiembradirectaTécnica de reforestación o restauración de bosques mediante la cual las semillas se siembran directamente en el sitio, sin pasar por viveros.

Agricultura de tala y quemaForma de agricultura de subsistencia en el cual la siembra de culti-vos es precedida por el corte, secado y quema de material vegetal en el sitio, y seguida de un período de descanso durante el cual la tierra no se cultiva.

SistemassilvopastorilesSistemas productivos que integran el pastoreo de ganado con la presencia o el cultivo de árboles.

SucesióninterrumpidaEstado de un ecosistema forestal en recuperación que difiere mucho de la cobertura forestal original, y que se mantiene por efecto de una perturbación continuada (fuego, pastoreo, etc.) y/o por competencia con especies herbáceas.

ToleranciaalasombraCapacidad de las especies arbóreas para crecer y sobrevivir donde la luz solar es escasa, bajo el dosel de los árboles del estrato superior.

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ELTI es un programa conjunto de la Escuela de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale

y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales

www.elti.orgTeléfono: (1) 203-432-8561 [US]

Correo electrónico: [email protected] or [email protected]

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