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Estudio de cultura y conciencia históricas en las Escuelas Normales Públicas ¿Cómo se estudia la Historia? Desde el mes de marzo del año 2009 la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación de la Subsecretaría de Educación Superior (DGESPE) de la Secretaría de Educación Pública (SEP), inició el proyecto de reunir a un grupo de profesores que impartían asignaturas relacionadas con la historia en las escuelas normales públicas del país. Dando lugar a la creación de la Comunidad Normalista para la Educación Histórica (CONEHI). El propósito de este proyecto era y sigue siendo proveer de oportunidades de desarrollo profesional para dichos profesores y así elevar la calidad de la enseñanza de la historia en las Escuelas Normales. En este marco, la DGESPE desarrolló diversas acciones entre ellas el Estudio de cultura y conciencia históricas en las Escuelas Normales Públicas ¿Cómo se estudia la Historia? Esta investigación pretende responder a las preguntas: ¿Cuál es el nivel de cultura y conciencia históricas de los estudiantes normalistas? Y ¿Cómo perciben los estudiantes normalistas la docencia de la historia a la que tienen acceso en las Escuelas Normales? La investigación se planeó en dos etapas. La primera, que se realizó en marzo del 2011, consistió en la aplicación de una encuesta representativa aleatoria a 2,598 estudiantes de las licenciaturas en educación primaria y secundaria con especialidad en historia de 65 escuelas normales públicas de las 32 entidades del país. Esta encuesta la realizó la DGESPE con la asesoría de la consultora especializada Alduncin y asociados.

Estudio de cultura y conciencia históricas en las ... · cultura y conciencia históricas en las Escuelas Normales Públicas ¿Cómo se estudia ... enfoque de la materia escolar

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Estudio  de  cultura  y  conciencia  históricas  en  las  Escuelas  Normales  Públicas  ¿Cómo  se  estudia  la  Historia?  

Desde el mes de marzo del año 2009 la Dirección General de Educación Superior para

Profesionales de la Educación de la Subsecretaría de Educación Superior (DGESPE) de

la Secretaría de Educación Pública (SEP), inició el proyecto de reunir a un grupo de

profesores que impartían asignaturas relacionadas con la historia en las escuelas

normales públicas del país. Dando lugar a la creación de la Comunidad Normalista para

la Educación Histórica (CONEHI). El propósito de este proyecto era y sigue siendo

proveer de oportunidades de desarrollo profesional para dichos profesores y así elevar la

calidad de la enseñanza de la historia en las Escuelas Normales.

En este marco, la DGESPE desarrolló diversas acciones entre ellas el Estudio de

cultura y conciencia históricas en las Escuelas Normales Públicas ¿Cómo se estudia

la Historia?

Esta investigación pretende responder a las preguntas: ¿Cuál es el nivel de cultura y

conciencia históricas de los estudiantes normalistas? Y ¿Cómo perciben los

estudiantes normalistas la docencia de la historia a la que tienen acceso en las

Escuelas Normales?

La investigación se planeó en dos etapas. La primera, que se realizó en marzo del 2011,

consistió en la aplicación de una encuesta representativa aleatoria a 2,598 estudiantes

de las licenciaturas en educación primaria y secundaria con especialidad en

historia de 65 escuelas normales públicas de las 32 entidades del país. Esta encuesta

la realizó la DGESPE con la asesoría de la consultora especializada Alduncin y

asociados.

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La segunda etapa, de corte cualitativo, buscará analizar evidencias producidas por

maestros y alumnos de las asignaturas “La educación en el desarrollo histórico de

México”, “Seminario de temas selectos de la historia de la educación y la pedagogía” y

“La historia y su enseñanza”. La finalidad de esta segunda etapa es la de documentar y

analizar las representaciones que sobre la historia y la docencia han desarrollado estos

actores fundamentales del proceso educativa. Resulta de obligada mención el hecho de

que el Dr. Joan Pagès, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona conducirá

al lado de la Dra. Belinda Arteaga investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional

y el personal adscrito a la DGESPE ésta segunda fase del proyecto de investigación que

se desarrollará en el marco de la CONEHI.

Presentación

Tal como se ha señalado líneas arriba, el Estudio de cultura y conciencia históricas en

las Escuelas Normales Públicas ¿Cómo se estudia la Historia? Está encaminado por

un lado a conocer la cultura histórica que los estudiantes normalistas han desarrollado a

lo largo de su trayectoria escolar, así como las ideas que expresan sobre la docencia y la

enseñanza de la historia como disciplina científica y asignatura escolar en las

instituciones formadoras de docentes en México en el momento actual.

Concretamente se busca conocer y analizar la forma en la que los actores que participan

en el proceso educativo de las escuelas normales abordan las asignaturas relacionadas

con la historia y su enseñanza/aprendizaje, las nociones que estos sujetos sostienen

sobre dicho tema, así como sus discursos y prácticas en relación con el mismo.

Contar con información sobre estos temas permitirá a las autoridades federales, locales

y de las escuelas normales tomar decisiones pertinentes y sustentadas que permitan

mejorar no solamente la enseñanza de la historia en las escuelas normales, sino dirigir

acciones que permitan alentar en los estudiantes normalistas la conciencia de que su

3

comportamiento como profesionales de la educación se enmarca en procesos históricos

y por ende, constituye el futuro de la profesión docente y de la educación en México.

La información obtenida permitirá, además, orientar la propuesta de reforma curricular

de las licenciaturas normalistas en el área de contexto histórico de la formación de

docentes, así como en el área de enseñanza de la historia o educación histórica.

Finalmente, pero no por ello de menor importancia, los resultados de este estudio en sus

dos etapas, permitirá a los profesores normalistas contar con una guía que les brinde

oportunidades para mejorar su trabajo cotidiano.

Antecedentes y justificación

La historia como asignatura escolar ha tenido a nivel internacional desde la fundación

de los Estados Nacionales, un lugar en la educación de los niños y los jóvenes

(Carretero: 2006, p. 40 a 55.).

Este lugar no siempre ha sido el mismo, puesto que la amplitud con que se ha estudiado,

la importancia que se le ha conferido, el espacio que la historia ha ocupado en la

estructura curricular, los tiempos, los espacios y los apoyos con que ha contado para su

abordaje en las aulas, ha sido fluctuante y diverso, y ha estado frecuentemente asociado

a los usos públicos que los bloques de poder y los regímenes en turno le han concedido.

El caso mexicano no es una excepción (Vázquez: 1975), pues en los periodos de

fundación nacional, ligados a la culminación de la Guerra de Independencia, de

Reforma y de Revolución, el Estado y los grupos sociales fijaron su mirada en la

educación histórica con la idea de hacer uso de ella para “hacer patria y formar

ciudadanos”.

Durante los 70 años del Siglo XX se llegó, por ejemplo, a hablar de la “Historia de

Bronce”, para referirse a la historia que con fines ideológicos y de legitimación,

construyó e implantó el gobierno en marcos oficiales como las escuelas, ceremonias

4

cívicas, y celebraciones. Esta manera de ver la historia se dio de forma prolija y extensa,

aunque no estuvo exenta de contradicciones.

La Historia oficial, historia que se escribe con mayúscula y que nos habla de los ritos

del poder y su pasado, no se ha extinguido, pues a decir de Mario Carretero sigue ahí,

viva y eficaz en su afán de contagiar entusiasmos y rencores, plena de oropeles,

mentiras y verdades a medias, por lo menos desde el punto de vista de la historia

académica.

En contraste, el discurso académico sigue sin poder encontrar los canales de

comunicación adecuados para llegar a la sociedad a la que se debe, según Andrea

Sánchez Quintanar y Eric Hobsbawm.

En el mundo contemporáneo historiadores, profesores, expertos en la enseñanza de a

historia y grupos de la sociedad civil reflexionan en torno al papel que debe jugar la

educación histórica en la formación de los niños y jóvenes que serán los ciudadanos del

mañana.

Ken Osborne (2004, 2006) ha (…) identificado tres concepciones de lo que

significa enseñar y estudiar historia: la primera se centra en transmitir la

narrativa de la construcción de la nación; la segunda se centra en el análisis de

los problemas contemporáneos en el contexto histórico (más cercano con el

enfoque de la materia escolar de las ciencias sociales); y la tercera tomando la

educación histórica “como el proceso por el cual los estudiantes llegan a

comprender la historia como una manera de investigar desde la disciplina

(histórica) y por lo tanto aprenden a pensar históricamente” (Osborne, 2006, p.

107).

5

Actualmente podemos encontrar visos de consensos de lo que debe significar la

enseñanza de Clío en las aulas. ello tiene que ver con la posibilidad de llevar historias

alternativas a la escuela:

Para entender que la historia que enseñemos puede y debe ser algo más que un

adoctrinamiento patriótico y social (…) es necesario usar nuestra capacidad de

recuperar los elementos de nuestra memoria común, de las experiencias vividas

por nuestra comunidad, para contribuir a la formación de una conciencia

colectiva que corresponda a las necesidades del momento en que vivimos (…)

(Fontana, Josep: 2009, p. 5)

En México en el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica emprendida por

la SEP a la enseñaza de la historia se le atribuyen múltiples beneficios, propósitos y

obligaciones, por ejemplo, se habla de la formación de una conciencia histórica para la

convivencia democrática; del desarrollo del pensamiento histórico; de las nociones,

conceptos o competencias históricas que alimentan a ambos. Todo ello se desarrollará

en los estudiantes de primaria, secundaria, bachillerato y educación superior o terciaria

sin que los medios para llegar a dicho fin estén del claros aún. Los avances son tan

incuestionables como los retos que tenemos frente a nosotros en el frente de batalla por

la memoria de nuestro pueblo.

Uno de estos retos, quizá el que articula al resto es la cuestión de lo que deben saber y

saber hacer los maestros para lograr estos fines. En otras palabras, ¿qué competencias

profesionales deben desarrollar los futuros docentes y los docentes en servicio para

poder lograr que sus alumnos adquirieran una conciencia histórica y desarrollen el

pensamiento histórico?

La lógica explícita de esta visión de la historia es que el estudio de la misma, permite

desarrollar las competencias del pensamiento crítico, de la reflexión y el análisis.

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También parece haber cabida, en cierto grado, para el aprendizaje de la historia como

tal, es decir de una cierta educación histórica que permita a los ciudadanos actuar con

conciencia de que el pasado nos constituye y que el presente en el que actuamos

constituye a su vez el pasado del futuro. Lo que hacemos hoy como seres humanos,

como miembros de una colectividad regional o nacional, como miembros de un

colectivo profesional, será lo que habrá de configurar el futuro de nuestro grupo. Por

ende, somos seres históricos y hemos logrado desarrollar la conciencia histórica.

Este cambio de paradigma, esta ruptura con el pasado del estudio del pasado, tiene

ondas implicaciones para la concepción de la historia y de la educación.

Entendida así la naturaleza de la historia, nuestra función al enseñarla a nuestros

alumnos no debe ser la de inculcarles una serie de verdades establecidas sobre el

pasado, sino la de alimentar sus mentes, no sólo con conocimientos históricos

concretos para que puedan operar con ellos, sino contribuyendo a formar un

sentido crítico que les lleve a entender que son ellos quienes deban utilizar este

aprendizaje para juzgar, con la experiencia adquirida, el paisaje social que les

rodea, sin admitir que se les diga que es el producto de una evolución lógica,

natural e inevitable, y que debe, por tanto, aceptarse sin discusión, crítica ni

resistencia. (Fontana, 2009. P. 7)

La siguiente cuestión a dilucidar tiene que ver con lo que acontece en las aulas a las que

Clío es convocada. En este sentido y no obstante la gran importancia atribuida a la

enseñanza de la historia en la educación básica como parte de la educación formal en

nuestro país (y en otros muchos, como señalan Carretero 2006, Ferro 1994, Lee,

Wineburg, Stearn, Seixas, 2000, entre otros) pocos han sido los esfuerzos investigativos

sistemáticos realizados en México que permitan profundizar en el conocimiento de la

educación histórica entendida como asignatura escolar, pero también como un conjunto

7

de conocimientos de naturaleza específica y como una serie de experiencias de

aprendizaje situadas en los contextos escolares.

Cuando hablamos de investigación en el campo de las prácticas o de las

representaciones o concepciones sobre la historia y sobre la enseñanza de la misma

entre los estudiantes normalistas, destaca el hecho de que en nuestro país, este esfuerzo

de la Secretaría de Educación Pública es el primero en llevarse a cabo.

Llenar este vacío debía resultaba necesario si se entiende la gran importancia que tiene

el contar con investigaciones que permitan entender mejor los procesos que tienen lugar

cuando se prepara a sujetos que irán a enseñar historia a las aulas de las primarias, las

secundarias, pero que también serán convocados a desarrollar actividades para el

público de los museos, particularmente para los niños que acuden por miles todos los

años a estos “templos” de la cultura (Bourdieu: 2003, p. 18).

Como un simple ejemplo de esta carencia de conocimiento sistemático y científico

sobre Clío en la acción educativa, cabe mencionar que en el Estado del Conocimiento

organizado por el COMIE en 2003, Taboada y Díaz Barriga concluían que la

investigación en la enseñanza de las ciencias sociales y la historia en México se ha

centrado en la educación básica en detrimento de la investigación referida a la

educación media superior y superior.

En aquel entonces las investigaciones en cuanto a la historia y su enseñanza centradas

en la formación inicial de docentes en las Escuelas Normales (instituciones en las que se

ofrecen licenciaturas desde 1984), eran inexistentes. Cabe mencionar el hecho de que

este escenario no se ha modificado.

Así pues, cabe insistir en la importancia de la necesidad de acercarse de manera

sistemática a los procesos, los actores, los discursos y las prácticas involucradas en las

asignaturas que aluden a la historia en la formación de los futuros profesores de

8

educación básica, sobre todo si tomamos en cuenta el papel central en los procesos

educativos que tienen estos actores en las aulas en las que ejercen la docencia.

Cabe aclarar que en los planes y programas de estudio de educación normal vigentes, no

se incluyen asignaturas de historia, lo que priva en los planes y programas vigentes son

las asignaturas especializadas de historia de la educación y la pedagogía, así como de

didáctica de la historia.

Si se conviene en que es necesario y posible acercarse a la realidad de los procesos

educativos para construir conocimientos científicos, que nos indiquen lo que ocurre en

las aulas cuando se aborda la historia, se convendrá también que desde ese develar no

sólo de los contenidos curriculares, sino de las representaciones que los alumnos

desarrollan, de las prácticas y discursos que los profesores ponen en juego, se puede

intentar transformar estos procesos para conducirlos hacía formas alternativas que

impliquen entre otras cosas “privilegiar la investigación como experiencia vital de

aprendizaje(…) y no tanto memorizar la totalidad del proceso histórico del hombre”

(Galván: 2006, p. 230).

También se pretende que el trabajo en las aulas normalistas contribuya a desarrollar una

conciencia histórica que permita a los futuros docentes trabajar en ese mismo sentido

con sus alumnos.

En resumen se apuesta por una educación histórica que permita a los profesores generar

en sí mismos y sus alumnos un pensamiento histórico crítico, profundo, que les permita

reconocerse en la diversidad de las historias humanas.

9

Metodología

Tal como se ha señalado, la encuesta sobre cultura y conciencia histórica se aplicó

durante el mes de marzo del año 2011 en 65 Escuelas Normales públicas de la

República Mexicana a 2598 alumnos de las licenciaturas de educación primaria y

secundaria de la especialidad de historia.

Respondieron los cuestionarios 1,653 alumnos de la Licenciatura en Educación Primaria

(LEP), lo que representó al 63.6 % de la muestra y 945 alumnos de la Licenciatura en

Educación Secundaria(LES), especialidad en Historia, lo que representó el 36.4 % del

total.

Cuadro 1. Número y porcentaje de estudiantes entrevistados, por licenciatura.

Entrevistas Porcentaje Margen Error

Primaria 1,653 63.6 +/-1.9%

Especialidad Historia 945 36.4 +/-2.6%

Totales 2,598 100.0 +/-1.5%

Cabe destacar el hecho de que la matrícula total de la especialidad en historia de la

LES en Escuelas Normales públicas para el momento del levantamiento de la encuesta

era de 2096 alumnos de todos los semestre, por lo tanto la muestra de 1653 alumnos

fue del 79% del total de los alumnos de la especialidad.

El total de la matrícula de la Licenciatura en Educación Primaria era de 38, 369 por lo

que el porcentaje de alumnos entrevistados fue de 5.4% para un muestreo válido y

representativo en términos estadísticos.

Se realizó una encuesta de acuerdo con un marco conceptual amplio el cual incluye un

perfil socio-demográfico y económico de la población objetivo lo cual permite

proporcionar resultados para cada segmento: por nivel y grado, así como regionales y

10

para las variables socio demográficas y económicas que definen el perfil de los

estudiantes de las escuelas normales: género, edad, escolaridad de los padres, ocupación

de los padres, nivel socioeconómico, ingreso familiar mensual, así como variables

actitudinales como su interés en la enseñanza de la historia entre otros. El marco

conceptual se determinó por el personal de la DGESPE con la asesoría del consultor.

El marco de muestreo consiste en un esquema aleatorio estratificado basado en una

probabilidad de selección proporcional al tamaño de las escuelas normales en cada

estrato. Estos son dos: estudiantes de escuelas normales con carrera normalista en

educación primaria y secundaria con especialidad en historia. La aplicación de las

entrevistas se realiza en forma personal en los domicilios de las escuelas normales

seleccionadas por medio de auto aplicación a grupos de varios estudiantes. El margen

de error es de +/-1.5% con un nivel de confianza del 95%.

Cuadro 2. Número y porcentaje de estudiantes entrevistados por región.

Región Entrevistas Porcentaje Margen Error

Noroeste 234 9.0 +/-5.1%

Occidente 362 13.9 +/-4.1%

Centro 869 33.4 +/-2.7%

Noreste 612 23.6 +/-3.2%

Sureste 521 20.1 +/-3.4%

Totales 2,598 100.0 +/-1.5%

El cuestionario (Anexo 1) constó de 48 preguntas y se basó en dos estudios previos. El

primero de ellos lo realizó la especialista en enseñanza de la historia de la Universidad

Nacional Autónoma de México, Dra. Andrea Sánchez Quintanar. El estudio de Sánchez

Quintanar dio lugar a un libro: “Reencuentro con la historia. Teoría y praxis de su

11

enseñanza en México”, publicado por la UNAM en 1996, con varias reediciones que

implicaron revisiones de la autora.

El segundo estudio de referencia fue el realizado por Ronald Evans en 1988:

“Concepciones del maestro sobre la historia”, publicado en español en 1991 por el

boletín de la Asociación Universitaria de Profesores de Didáctica de las Ciencias

Sociales de España.

Debido al marco determinado las preguntas giraron en torno tres temas fundamentales:

el perfil sociodemográfico de los estudiantes normalistas, sus concepciones, valores y

conocimientos sobre la historia y sobre la docencia o enseñanza de la misma.

Un resumen pormenorizado de los resultados puede verse en el Anexo 2 del presente

documento, aquí presentaremos solamente algunas reflexiones sobre dichos resultados.

Llama la atención en primer lugar que los alumnos normalistas aprendieron sobre la

historia mayoritariamente en la escuela (entre el 85 y el 92% de los que respondieron),

esto coincide con las respuestas que ofrecieron las personas que fueron entrevistadas

por Alduncin para el estudio de Sánchez: en nuestro país la historia se aprende en la

escuela y minoritariamente en otros medios, como son museos, Internet o libros.

Debemos reconocer que el hecho de que los estudiantes normalistas encuestados

aseveren que a las personas “no les gusta la historia(…) porque es aburrida” y que su

enseñanza “ se basa en nombres y fechas” (sumados ambos rasgos nos dan un 80% de

incidencia), resulta problemático y en relación con el la referencia de que se aprende

historia en la escuela, nos indica la forma en la que los estudiantes han sido expuestos a

un tipo de historia escolar que privilegia la memorización de nombres y fechas y que

resulta aburrida.

Para cerca del 60% de los alumnos que respondieron el estudio el estudio de la historia

en la escuela normal es útil para entender el mundo en el que vivimos. Y para la mitad

12

de la muestra los hechos históricos son aquellos que “afectaron la vida de uno o más

pueblos”, respuesta que contrasta con la idea de que en México los mexicanos hemos

podido decidir el destino de nuestro país (…) a veces, opinión sostenida por el 65 % de

los estudiantes de la LEP y el 59% de los estudiantes de la LES.

Para la mitad de los estudiantes (49% de la LES y 56% de la LEP) el estudio de la

historia es narrativo, mientras que este es referido como un estudio científico por el 35%

(LES) y 23% (LEP). Esta respuesta también conlleva implicaciones sobre la forma en la

que se ha estudiado historia en la escuela, como una narración que intenta atrapar la

atención de los alumnos, lo que a su vez refiere a una forma expositiva de enseñanza y

por ende a visualizar al estudiante como un espectador pasivo que recibe la narración

por parte del docente (Evans, 1991).

Preocupante resulta que a pesar de los estudiantes recibieron su educación en escuelas

públicas en rangos que rozan el 90%, para el 20% de los encuestados la historia inicia

“cuando Dios creó al mundo”. Esta visión religiosa encuentra como referente al tipo de

docente que piensa que la historia es un eterno retorno dictado por una deidad, en este

tipo de visión de la historia la responsabilidad de los hombres está limitadas por la

palabra divina. Es obvia la contradicción entre el marco legal vigente en México y esta

visión, pero lo que realmente preocupa es que si los docentes y los ciudadanos

renuncian a su responsabilidad como autores la propia historia y la dejan en manos de

otros, ya sean estos dios, el destino o los héroes, es muy difícil que una sociedad logre

los niveles de compromiso ciudadano que se requieren en los entornos complejos de la

realidad contemporánea.

En el área de conocimiento histórico debemos resaltar dos cuestiones: por un lado

destaca el hecho de la mayoría de los estudiantes fueron incapaces de relacionar

adecuadamente una serie de procesos históricos con sus respectivas coordenadas

13

temporales y por el otro lado que no se registraron diferencias considerables entre las

respuestas que los estudiantes de la LEP, que impartirán historia entre otras serie de

asignaturas y los de la LES que impartirán historia de forma exclusiva a nivel

secundaria.

Este nivel de ubicación temporal implica un serio riesgo para el desempeño de

profesional de los futuros docentes, puesto que una de las competencias fundamentales

de la historia en la educación básica es precisamente la de ubicar procesos históricos en

coordenadas en el tiempo. Esta competencia supera de varias formas la memorización

de fechas, pues implica un ejercicio complejo en el que demanda al alumno relacionar

dos elementos diferentes: tiempo (fecha) y proceso histórico.

En contraste con lo anterior es notoria la capacidad de los estudiantes de memorizar las

fechas exactas de eventos que se conmemoran con días de asueto (efemérides) que a

decir de Mario Carretero constituyen la materia de los recuerdos de los adultos que han

aprendido historia en la escuela. Esta capacidad de recordar las efemérides de ninguna

manera contribuye a construir una explicación coherente de la historia, por el contrario,

implica una manera de construir recuerdos inconexos que impiden la creación de

eventos, procesos complejos, coordenadas temporales y su devenir.

Para concluir nuestra presentación analizaremos el apartado de preguntas que tienen que

ver con las concepciones sobre la docencia que los estudiantes normalistas han

desarrollado.

Cuadro 3. Porcentajes de respuestas a la pregunta: ¿Cuáles son las actividades más

comunes que realizas en la escuela normal en las materias de historia?

Primera Mención

14

Segunda Mención

Como podemos observar en el cuadro número 3, el 55% de los estudiantes expresaron

en primera mención revisar diversas fuentes de información como la actividad principal

0   20   40   60   80   100  

Buscar  información  en  Internet  

Ver  videos  o  películas  

Revisar  investigaciones  en  museos,  bibliotecas  y  archivos  

Escuchar  al  profesor  

Copiar  y  resumir  partes  del  libro  de  texto  

Revisar  diversas  fuentes  de  información  sobre  un  tema  y  contrastarlas  

1  

3  

8  

10  

29  

50  

1  

2  

11  

10  

19  

55  

1  

3  

9  

10  

26  

52  

General  Especialidad  Historia  Primaria  

0   20   40   60   80   100  

Revisar  diversas  fuentes  de  información  sobre  un  tema  y  contrastarlas  

Buscar  información  en  Internet  

Revisar  investigaciones  en  museos,  bibliotecas  y  archivos  

Ver  videos  o  películas  

Escuchar  al  profesor  

9  

14  

17  

19  

40  

5  

16  

22  

21  

36  

8  

15  

19  

20  

38  

General  Especialidad  Historia  Primaria  

15

que se desarrolla en sus clases de historia. En segundo lugar el 29% de los alumnos de

la LEP refirió copiar y resumir partes del libro de texto, mientras que el 19% de los

estudiantes de la LES refirieron realizar dicha actividad.

En segunda mención el 36% de los estudiantes de la LES mencionaron escuchar al

profesor, mientras el 21% mencionaron ver películas y videos. En el caso de los

estudiantes de la LEP el 40% mencionó escuchar a su profesor en las clases de historia,

el 19% ver películas y videos y el 17% realizar investigaciones en muesos y archivos.

Estas respuestas pueden ser revisadas a la luz de las respuestas que los estudiantes

proporcionaron al responder a la pregunta abierta: “¿Cuáles son los libros más recientes

de historia que has leído?” La dispersión de las respuestas y los títulos mencionados

induce a pensar que nuestros estudiantes no tienen una guía constante en la revisión de

bibliografía especializada, de hecho, prácticamente ninguno de los títulos de la

bibliografía básica de las asignaturas de historia de los planes y programas vigentes fue

mencionado por su nombre. Es importante destacar que estas respuestas fueron

proporcionadas por estudiantes sin una sugerencia en el cuestionario, es decir, como se

ha mencionado la pregunta era abierta.

En este mismo sentido también llama la atención que a la pregunta abierta sobre páginas

Web y revistas para el estudio de la historia los estudiantes fueron incapaces de

mencionar un solo ejemplo de sitio Web o revista especializada, resulta grave que los

alumnos consultan en cambio sitios Web y revistas de dudosa calidad académica y cuya

información sería difícil convalidar en un análisis riguroso. Al respecto véase el anexo

de porcentajes de respuestas.

Cuadro 4. Respuestas a la pregunta: “¿Cuáles son los libros más recientes de historia

que has leído?”

16

Libros Historia General Especialidad

Historia Primaria

Libros de Texto (SEP) 10 7 12

Historia Mínima de

México 8 5 10

Historia de México 7 6 8

México Bárbaro 2 4 1

Historia Para Qué 2 2 2

Historia Universal 2 2 2

La Revolución Mexicana 2 2 1

Arma tu Historia 2 1 2

Bicentenario 2 1 2

Arrebatos carnales 2 3 1

Anti manual del Mal

Historiador 1 4 0

Aztecas 1 2 1

México Mutilado 1 1 1

México ante Dios 1 2 0

Arma la Historia 1 1 1

Otros 56 58 55

Siguiendo la tipología de los docentes de historia de Evans, se realizó la pregunta: ¿Qué

oración refleja mejor tus propias ideas sobre la enseñanza de la Historia?

17

Los porcentajes de respuesta la misma pueden verse en el cuadro siguiente:

Cuadro 5. ¿Qué oración refleja mejor tus propias ideas sobre la enseñanza de la

Historia?

Primera Mención Segunda Mención

Para la interpretación de estos datos es necesario considerar que Evans plantea la

siguiente tipología: “el narrador de historias, el historiador científico, el

reformador/relativista, el filosofo cósmico y el ecléctico. estas tipologías,

basadas en la concepción del maestro sobre la historia, combinan enfoque

pedagógico y una epistemología. el factor dominante parece ser una concepción

sobre el objetivo (de la enseñanza de la historia). cada categoría pone de relieve

una concepción claramente diferente de los objetivos del estudio de la historia

(…) la mayoría de maestros estudiados poseían elementos de más de una

0   20  40  60  80  100  

La  combinación  de  varias  de  las  cuatro  enunciadas  

previamente  

Dar  a  los  estudiantes  la  oportunidad  de  entender  que  

existen  algunas  leyes  generales  de  la  historia  y  que  a  partir  de  este  análisis  es  posible  entender  que  la  historia  en  cíclica  

Enseñar  a  los  estudiantes  que  es  posible  encontrar  leyes  del  comportamiento  histórico  a  la  luz  de  la  

evidencia  y  que  el  estudio  de  la  historia  sirve  para  prever  algunos  acontecimientos  y  

Narrar  a  los  estudiantes  detalles  fascinantes  sobre  las  personas  y  los  eventos  del  pasado  con  la  intención  de  lograr  que  se  interesen  por  el  

estudio  de  la  historia  

Proveer  a  los  estudiantes  de  los  elementos  y  

herramientas  que  les  permitan  interpretar  y  explicar  la  historia  para  

poder  entender  el  presente  

10  

6  

9  

33  

42  

8  

7  

11  

27  

46  

9  

6  

9  

31  

44  

General  

Especialidad  Historia  Primaria  

0   20  40  60  80  100  

La  combinación  de  varias  de  las  cuatro  enunciadas  

previamente  

Dar  a  los  estudiantes  la  oportunidad  de  entender  que  existen  algunas  leyes  generales  de  la  historia  y  que  a  partir  de  este  análisis  es  posible  entender  que  la  

historia  en  cíclica  

Narrar  a  los  estudiantes  detalles  fascinantes  sobre  las  personas  y  los  eventos  del  pasado  con  la  intención  de  lograr  que  se  interesen  por  el  estudio  de  la  historia  

Enseñar  a  los  estudiantes  que  es  posible  encontrar  leyes  del  comportamiento  histórico  a  la  luz  de  la  

evidencia  y  que  el  estudio  de  la  historia  sirve  para  prever  algunos  acontecimientos  y  

Proveer  a  los  estudiantes  de  los  elementos  y  

herramientas  que  les  permitan  interpretar  y  explicar  la  historia  para  

poder  entender  el  presente  

3  

17  

25  

26  

30  

4  

19  

23  

28  

26  

3  

18  

24  

27  

28  

General  

Especialidad  Historia  Primaria  

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tipología, aunque también la mayoría exhibía una tendencia dominante” (Evans,

1989).

De acuerdo con Evans el maestro narrador de historias se centra en una metodología

centrada en el enseñante, parte de la premisa de que la clave de la enseñanza de la

historia es mantener el interés de los estudiantes mediante la narración de detalles

curiosos y fascinantes, este maestro enseña historia es conservar el mundo existente

(esencialismo según la tipología de Brameld citado por Evans). Esta tipología se

representó en la pregunta 41 mediante la primera opción de respuesta: Narrar a los

estudiantes detalles fascinantes sobre las personas y los eventos del pasado con la

intención de lograr que se interesen por el estudio de la historia.

El maestro científico estaría cerca de las posturas positivistas, ello implica un énfasis

hacía la investigación y la objetividad en la historia. Estos docentes emplean un

lenguaje sofisticado y complejo, sus miras pedagógicas son academicistas, centradas en

prácticas formales, más que en el aprendizaje de los alumnos. Pregunta 41, respuesta 3.

“Enseñar a los estudiantes que es posible encontrar leyes del comportamiento histórico

a la luz de la evidencia y que el estudio de la historia sirve para prever algunos

acontecimientos y tomar decisiones”.

El relativista/reformistas considera que se debe enseñar historia con la finalidad de

preparar a los estudiantes para que sean capaces de entender y transformar el mundo en

el que viven, “mejorar el mundo mediante la educación”, sería la divisa de estos

docentes que por tanto enfocan el estudio de la historia en la comprensión de los

problemas del presente y la construcción del futuro. Pregunta 41, respuesta 2: “Proveer

a los estudiantes de los elementos y herramientas que les permitan interpretar y explicar

la historia para poder entender el presente”.

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Para el filósofo cósmico la historia tiende a repetirse, la esencia de la condición

humanan es permanente, la mirada hacía la historia se identifica con la nostalgia, “todo

tiempo pasado fue mejor”. Respuesta 4: “Dar a los estudiantes la oportunidad de

entender que existen algunas leyes generales de la historia y que a partir de este análisis

es posible entender que la historia es cíclica”.

Finalmente, el maestro ecléctico tiene un enfoque de la enseñanza pragmático, centrado

en las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, a cambio de lo cual sacrifica la

coherencia de sus posturas teóricas, este maestro es capaz de buscar las combinaciones

de teorías y estilos de enseñanza que resulten eficaces en el aula, es flexible y por tanto

se adapta con facilidad a las circunstancias variables de la práctica cotidiana. Respuesta

5: “La combinación de varias de las cuatro enunciadas previamente”.

De acuerdo con las respuestas de los alumnos podemos ver que en las escuelas normales

prevalece un modelo de docente narrador de historias, con el que los estudiantes no

necesariamente se identifican puesto que en primera mención el 46% de los estudiantes

de la LES y el 42% de la LEP respondió sentirse identificado con la opción 2: “Proveer

a los estudiantes de los elementos y herramientas que les permitan interpretar y explicar

la historia para poder entender el presente”. Es decir una idea más cercana a la del

maestro relativista reformista.

Por otro lado para el 33% de los encuestados de la LEP la idea del docente de historia

tiene que ver con el maestro narrativista, lo mismo que para el 27% de los estudiantes

de la LES.

En segunda mención, es decir, cuando se insistió a los estudiantes con esta pregunta, las

respuestas fueron consistentes, puesto que el 26% de estudiantes de la LES y el 30% de

la LEP consideraron la opción como mejor respuesta; el 28% de los encuestados de la

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LES y el 26% de primaria mencionaron la opción del maestro científico y el 23% de los

estudiantes de la LES y el 25% de la LEP optaron por la opción el modelo del maestro

narrativista.

Conclusiones

La DGESPE, en colaboración con una asesor externo ha producido un estudio que

aporta información pertinente y oportuna sobre la forma en la que se enseña la historia

en las Escuelas Normales públicas de México.

El estudio mostró que las prácticas docentes en las escuelas normales que perciben los

estudiantes se relacionan con un modelo conservador, que pretende entretener, que se

encuentra centrado en la exposición magistral y en el trabajo docente en detrimento de

la comprensión y el análisis de procesos, como parte del aprendizaje de los estudiantes.

Los conocimientos históricos de los estudiantes normalistas resultan fragmentarios y

basados en la memoria, en detrimento de la comprensión, lo que concuerda con el

modelo docente al que se ven expuestos.

Para los estudiantes normalistas la forma en la que se les enseña la historia resulta

aburrida y poco significativa para enfrentar los problemas académicos que enfrentan en

el mundo contemporáneo.

A pesar de ello, los estudiantes normalistas muestran gusto e interés por la historia,

comprenden que el estudio de la misma es relevante en la educación básica y en su

propia formación y se identifican con modelos de docencia distintos a los que se ven

expuestos.

Todo ello nos lleva a segurar que la propuesta de reforma curricular que la DGESPE ha

convocado y en la que los docentes normalistas de diversas especialidades han

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contribuido, redundará en una formación que se adecue con mejor suerte al entorno

complejo al que se enfrentan los estudiante normalistas en la actualidad.

En particular en el área de historia, la reformar a los planes y programas de estudio,

responde a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes normalistas, aprovechando

las fortalezas con las que en este campo de las humanidades los docentes normalistas.

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Referencias

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en un mundo global. Buenos Aires: Paidós, 2006.

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