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Pieza del Mes en el Museo de la Alhambra- 2011 FEBRERO UNA GORRONERA NAZARÍ. ESTUDIO, EVOLUCIÓN E HIPÓTESIS SOBRE SU CRONOLOGÍA Y PROCEDENCIA M. Carmen López Pertíñez Ed.: Purificación Marinetto Sánchez ISSN: 2174-9884

ESTUDIO, EVOLUCIÓN E HIPÓTESIS SOBRE SU CRONOLOGÍA Y ... · madera decorada que se encargan de embellecer el papo de tirantas y dinteles en los pórticos, salas linternas, vanos

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Pieza del Mes en el Museo de la Alhambra- 2011

FEBRERO

UNA GORRONERA NAZARÍ. ESTUDIO, EVOLUCIÓN E HIPÓTESIS SOBRE SU CRONOLOGÍA Y PROCEDENCIA

M. Carmen López Pertíñez

Ed.: Purificación Marinetto Sánchez

ISSN: 2174-9884

M. C. López Pertiñez - Una gorronera nazarí. Estudio, evolución e hipótesis … 1

ISSN: 2174-9884

UNA GORRONERA NAZARÍ. ESTUDIO, EVOLUCIÓN E HIPÓTESIS

SOBRE SU CRONOLOGÍA Y PROCEDENCIA

M. Carmen López Pertíñez Doctora en Historia del Arte

INTRODUCCIÓN

Como comentábamos en el texto de presentación de esta gorronera, junto a su compañera, registradas con los nº de registro: 41.228 y 41.227 del Museo de la Alhambra, son unas piezas de nueva adquisición que pudimos contemplar en la pasada exposición organizada por el Patronato de la Alhambra en la primavera de 2010, “La Alhambra crece”. Es una suerte que hoy se encuentren entre los fondos y que excepcionalmente hayamos podido contemplar una de ellas, durante unos meses, en la sala 7 del Museo de la Alhambra. La que nos va a servir de referencia puntual en toda nuestra exposición es la nº 41.227 (lám. 1), que es la que se ha expuesto, aunque vamos a hacer referencia a las dos de forma genérica. Lo excepcional en ambas, frente al resto de las piezas conocidas de este tipo, es que se encuentran completas; tanto su parte externa, como la interna, la que iría embutida en la obra, se conservan sin alteraciones significativas mostrándonos toda su envergadura y su característico extremo en forma de “arpón”. En la cabeza aparece el orificio de sección circular, con sus paredes protegidas por un cilindro de hierro, para el gorrón. La pareja de gorroneras está realizada en madera de nogal, lo que permitió una talla minuciosa, casi como encaje. Recogemos aquí las dimensiones de la nº de registro 41.227, que son muy similares a las de su compañera: el vuelo (la zona que queda visible, fuera del muro) es de 22 a 23 cm. Curiosamente presentan una huella por presión y una señal incisa a continuación de la cenefa de rosetas que debe corresponder a su asiento en la obra. El costado alcanza los 11 cm., el papo 17 cm. El diámetro interno del orificio para el gorrón, incluyendo el grueso de la chapa es de 7,5 cm.; cabe señalar que la chapa metálica que hace de “forro” de estos orificios, forma un cilindro, dejando visible la madera de la propia pieza en el fondo; la protección del fondo no es necesaria debido a que el gorrón no llega a rozar en esta zona por la holgura (diferencia mínima de longitud) que debe existir, entre la longitud del eje y la distancia entre la quicialera y la gorronera, para hacer factible el montaje de la puerta. El diámetro externo del mismo, que se genera al doblar la chapa y clavarla alrededor del orificio en la madera, es de 10,5 cm. La longitud total de la pieza es de 63 cm., de los cuales 40 cm. irían embutidos en la obra. En la zona de la cola el costado y el papo disminuyen un poco sus proporciones, hasta conseguir mediante unos cortes, una forma parecida a la cola de milano, o arpón, como la hemos denominado anteriormente, con la que se contribuiría a mejorar el anclaje de la pieza en la fábrica.

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Lám. 1: Gorronera nazarí del Museo de la Alhambra, (nº registro: 41.227). Dibujo de Manuel López Reche. Foto: M. C. López Pertíñez

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Como hemos comentado en otras ocasiones, denominamos “gorronera”, al elemento que alberga el gorrón (parte superior del eje) de una puerta, para facilitar su sujeción y giro, sin intervenir en exceso en el movimiento de la misma (de ahí su nombre) (lám. 2). En la bibliografía más antigua, no se suele hacer diferenciación entre gorronera (la parte superior) y quicialera (la parte inferior) en la que se embuten las terminaciones correspondientes del eje de una puerta, pero hoy se ha llegado a diferenciar entre ambas, ajustándose con el término una mayor precisión de contenido1.

Lám. 2: Partes de una puerta. Dibujo M. C. López Pertíñez. Fotografías de la gorronera (arriba) y la quicialera (abajo) de la puerta de Dos Hermanas. (foto: M. C. López Pertíñez) Estas piezas irían terminadas con elementos metálicos que facilitarían el giro, muy similares a los que ya se utilizaban en época romana, y que son los habituales en las construcciones del área mediterránea durante toda la época Antigua. Normalmente, los mecanismos y soluciones más simples, se ocupaban de cerrar los espacios de tipo doméstico, con puertas de poca envergadura y peso, que sufrían numerosas remodelaciones y adecuaciones en intervalos de tiempo relativamente cortos. Mientras que las puertas defensivas, en las murallas de las ciudades, o en los castillos fortificados, eran de gran tamaño, estaban reforzadas con más elementos metálicos, incluso las había 1 TORRES BALBÁS, L.: “Quicialeras hispanomusulmanas.”, Al-Andalus (C.A.E.M. XXXIX). Madrid, 1956, nº 2, vol. XXI, pp. 359-373. / PAVÓN MALDONADO, B.: “Quicialeras califales”, Al-Andalus (C.A.E.M. LX). Madrid, 1967, pp. 439-444.

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chapadas con placas de hierro o bronce, y tenían un uso continuado durante siglos. Esto ha hecho que algunas de estas últimas, se conserven en todo o en parte hasta nuestros días, quedando más o menos intactos sus sistemas de movimiento en la quicialera2, aunque lamentablemente son muy esporádicos los casos en que se han llegado a conservar las zonas altas de la propia puerta y por ende las gorroneras. Por último cabe señalar la importancia a nivel arqueológico, de estos elementos, especialmente de las quicialeras, ya que, son indicativas de la presencia de un vano-puerta dentro de una construcción. Lamentablemente, el mayor deterioro de los muros y paramentos, especialmente en las partes altas, hacen desaparecer la información que éstos pueden ofrecernos sobre las gorroneras, entre otros elementos. Para nuestra suerte, encontramos edificios completos de época nazarí de diverso carácter, en los que se mantienen en uso ejemplos de gorroneras en su contexto original que aportan datos sobre sus variantes y excelente adecuación a las necesidades concretas de cada espacio. Como venimos diciendo, su denominador común es el ser piezas lo suficientemente potentes y bien instaladas, como para mantener la verticalidad de una puerta, y facilitar su movimiento. Podríamos agruparlas o clasificarlas en función de varios aspectos: por un lado el aspecto mecánico (paralelas al muro o perpendiculares al muro), por otro sus características físicas y materiales (ménsulas, dinteles, capialzados, alfarjes, etc.), y por último el aspecto decorativo (talladas, mocárabes, ataujeradas, pintadas, etc.). En todas ellas encontramos una característica invariable: un bloque de madera que se introduce en el muro (paralelo o perpendicularmente a éste), es el que alberga la caja para el gorrón, la verdadera gorronera. Para intentar encuadrar coherentemente las piezas que nos ocupan, haremos un pequeño repaso por los ejemplos nazaríes que encontramos in situ, señalando los requerimientos vinculados a sus respectivas ubicaciones y poniéndolos en relación con sus características físicas. Los capialzados-gorronera y las rastras-gorronera Son muy frecuentes en las construcciones nazaríes que han llegado a nuestros días. Como en otras ocasiones hemos comentado, los capialzados son simples planchas de madera decorada que se encargan de embellecer el papo de tirantas y dinteles en los pórticos, salas linternas, vanos de puertas o ventanas. En los dinteles de las puertas, los capialzados pueden presentar los orificios cilíndricos que permiten la entrada del gorrón. En esos casos les denominamos “capialzado-gorronera”. Dado el poco grueso de la madera en que está realizado el capialzado, insuficiente para hacer la función de gorronera, la pieza que realmente sujeta a la puerta va oculta bajo el capialzado, como dintel (rastra paralela al muro) o como rastra transversal (en sentido del ancho del muro) (lám. 3). El capialzado-gorronera es por lo tanto en esencia el dintel de un vano, “camuflado” bajo una plancha o techillo de madera decorado, al que se le ajustan en sus extremos los orificios que realizarán la función de gorronera para una puerta. Podemos decir que este sistema de acondicionamiento de la parte superior de un vano para albergar en su dintel

2 Dos artículos que recogen estos temas con más detalle: MESEGUER SANTAMARÍA, S.; GARCÍA MARTÍNEZ, E.: “Elementos arquitectónicos: goznes de puerta en la provincia de Albacete” Centro de Estudios de Castilla la Mancha. consulta web: <http://www.google.es/#hl=es&source=hp&biw=1089&bih=728&q=meseguer+santamar%C3%ADa&aq=f&aqi=&aql=&oq=&fp=9708003f46ce7f22> / SERRA I RAFÓLS, J de, C: “Sobre unos ejes o quicios de la puerta de la ciudad de Baetulo (Badalona)” , Archivo Español de Arqueología (Varia). Madrid, 1942, nº 46, pp 71-75.

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la gorronera de una puerta, es el más simple, asequible, efectivo y utilizado desde la Antigüedad. En esencia es el que adoptan las puertas defensivas, independientemente de que sean vanos adintelados o en forma de arcos ya que las hojas de la puerta abren hacia adentro, permitiendo, al ser cerradas, su apuntalamiento desde el interior, para reforzar el cierre, ayudándose para ello de las mochetas de fábrica en que queda inscrito el vano, que responden, con sus resaltes, a la anchura del muro.

Lám. 3: Capialzado-gorronera. Dibujo: Manuel López Reche. Fotografía de la puerta de entrada al Peinador de la Reina, con sombreado mostrando las dos posibles disposiciones de las piezas de sujeción (gorroneras) que quedan ocultas bajo el capialzado. (Foto: M. C. López Pertíñez). Normalmente las hojas de la puerta vienen a tener el mismo ancho que el muro, quedando al abrirse embutidas y enrasadas en éste. Así un vano aparentemente con forma de arco, puede albergar en su interior un sistema adintelado con su puerta incluida. La solución de capialzado-gorronera la podemos encontrar en la puerta de entrada al Corral del Carbón (al-Funduq al-Yadida), en la del Oratorio del Partal, en las puertas de la Fachada de Comares, en la de entrada en el Mexuar, y otras muchas en la Alhambra. No es de extrañar que hoy encontremos más cantidad de gorroneras este tipo, ya que, además de su mayor proliferación, por cuestiones evidentemente funcionales, las características estructurales que las conforman favorecen su conservación.

En algunos casos el dintel o las rastras de sujeción quedan vistas, acompañadas del correspondiente capialzado, dejando patente la organización del sistema estructural que quedaba oculto en los casos anteriores. Podemos encontrar dos variantes que corresponden a las dos posibilidades de orientación de la rastra que quedaban apuntadas en el caso anterior reflejado en la lámina 3. Por un lado tenemos la función de gorronera en la rastra dintel, paralela al muro sobre la puerta, acompañada de un capialzado decorado, como puede verse en la puerta de acceso al jardín desde el Pabellón N. del Patio de la Acequia (lám. 4), y por otro lado encontramos las dos rastras acopladas en el ancho del muro y perpendiculares a éste, con el capialzado decorando y

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tapando el espacio intermiedio, como puede verse en el mirador central a Oeste del Patio de la Acequia (lám. 5).

Lám. 4: Rastra-gorronera (dintel) con capialzado adosado. Pórtico Norte del patio de la Acequia, lado oeste. Puerta de acceso a jardín inferior. (Dibujo: M. López Reche. Foto: M. C. López Pertíñez)

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Lám. 5: Rastra-gorronera perpendiculares al muro y capialzado ataujerado. Mirador Oeste del Patio de la Acequia. (Foto: Javier Algarra).

Una variante de este último tipo sería el sistema que encontramos en el Patio de los Leones, en las puertas de la Sala de Dos Hermanas y Abencerrajes. Las dimensiones de estas puertas y las diferencias de altura que se salvan tras el arco de entrada, impiden su instalación dentro del muro que cierra la Sala al Patio, eligiéndose como emplazamiento de las puertas y del desarrollo de su movimiento, la zona del pórtico. Como en otros puntos similares de los palacios nazaríes (pórtico Norte y Sur del Patio de Comares, pórtico del Pabellón Norte del Generalife, pórtico del Partal), su función es de cierre de una sala hacia un patio (aislante de frío, calor, privacidad), no exigiendo resistencia ni otras cualidades de tipo defensivo. Las tirantas de fábrica que se suceden por el pórtico del Patio de los Leones, aparecen pareadas sobre dichas puertas, funcionando como prolongación de la caja del vano. Las rastras en las que se incluyen las gorroneras, están embutidas en estas tirantas, perpendiculares al muro y al vano, pero fuera de éstos (lám. 6) y funcionando como una gran ménsula, cuya dimensión mayor se prolonga en la zona exterior al muro (recorrido de la tiranta).

Ménsulas-gorronera

Como en los casos anteriores, las ménsulas con función de gorronera, existen desde la Antigüedad, encontrándonos ejemplos diseminados a lo largo del tiempo. Llamamos así a las piezas cúbicas o paralelepípedas que sobresalen perpendicularmente al muro a ambos lados de un vano para servir de gorronera. Podemos encontrar variaciones e “híbridos”, realizados en época moderna, entre este tipo de gorroneras y las anteriores. Pero los ejemplares más genuinos, tienen unas características físicas muy similares al caso que nos ocupa (lám. 1). Entre otros muchos ejemplos, citaremos las gorroneras de piedra en el “Patio de la casa del primer ministro” o “casa de Yā´far” de Madinat al-Zahrā´ (s. X), algunas de época taifas como la del convento de Santa Fe de Toledo, conservada en el Museo Arqueológico Nacional, otras hudíes, como las que debieron ostentar (hoy pueden verse restituidas) las puertas del arco que se abre al pórtico N. en el Alcázar

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Seguir, actual Museo de Santa Clara en Murcia y por último, y también en muchos casos restituidas, las que podemos encontrar en el patio del las Doncellas y en el patio del Yeso, del Alcázar de Sevilla.

Lám. 6: Rastra-gorronera perpendicular y exterior al muro de la Puerta de la Sala de Dos Hermanas. Dibujo: Manuel López Reche. (Foto: M. C. López Pertíñez)

Ya del periodo nazarí contamos excepcionalmente con una pareja de ménsulas-gorroneras de mármol, pertenecientes a la Casa de Chapiz en Granada, y conservadas también en el Museo de la Alhambra3. Pese a la mayor durabilidad de la piedra frente a la madera, estas piezas son las únicas que se conservan de este material. Para nuestro estudio son especialmente interesantes por presentar en su forma unos rasgos que

3 MARINETTO SÁNCHEZ, P.: “Gorronera: cimacio”, Arte islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra. Granada, Comares, 1995, p. 390.

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veremos repetidos en las ménsulas-gorroneras de madera. Además constituyen la versión en piedra de las gorroneras de mocárabes de madera, que como veremos son una variedad decorativa dentro de lo que estamos llamando ménsulas-gorroneras.

Lám. 7: Gorroneras de mocárabes. Sección de la gorronera de mocárabes del Cuarto Dorado (dibujo: Manuel López Reche). Cavidades interiores y aspecto exterior, antes de la restauración, de la gorronera de mocárabes del Cuarto Dorado (fotos: M. C. López Pertíñez). Gorroneras de mocárabes de la sala de la Barca y del pórtico del Pabellón Norte del Generalife (fotos: M. C. López Pertíñez) Las gorroneras de mocárabes funcionan en esencia como las ménsulas-gorroneras (lám. 7). Una pieza paralelepípeda de madera que se introduce en el muro y queda oculta en la parte inferior del cuerpo de mocárabes, es la que realiza realmente la función de gorronera. El cuerpo de mocárabes es puramente decorativo4. Como ocurre con las ménsulas-gorroneras, estas piezas acompañaban a puertas de carácter decorativo que no exigen un trabajo defensivo, generalmente de cierre a un patio dentro de un pórtico o en una galería, quedando totalmente protegidas de la intemperie. Además de las gorroneras de mocárabes del Cuarto Dorado, conservadas desde los años 60 en el

4 ARANDA PASTOR, G.: “Gorroneras del Cuarto Dorado”. Pieza del mes del Museo de la Alhambra, 2010.

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Museo de la Alhambra, encontramos algunos ejemplares aún in situ, ubicados en puntos de evidente importancia protocolaria dentro de los palacios nazaríes de la Alhambra, como las gorroneras de la Sala de la Barca, en el pórtico Norte del Patio de Comares y sus simétricas en el pórtico Sur, y las del Pabellón N. en el patio de la Acequia del Generalife (lám. 7). La mayor parte de las ménsulas-gorroneras de madera que debieron existir en época nazarí, se han perdido, quizás por ser piezas que sobresalen del muro, que pueden estropearse con más facilidad, o por tener elementos decorativos llamativos y resultar accesibles (hay muchos ejemplares aserrados). En muchos casos queda constancia de su existencia, por la huella característica que se queda en la pared, como encontramos en Alcázar Genil, la Casa de los Girones (Granada), Casa de los Gigantes (Ronda), el pórtico oeste del patio del Harén (Alhambra), en la alcoba Este de la Sala de las Dos Hermanas, entre otras. Algunas fueron sustituidas por gorroneras modernas para solucionar la continuidad en el funcionamiento de cierre correspondiente; de otras solo se conserva la huella en la pared; como muchas de estas huellas se camuflaban después bajo paneles de yesería, hay un gran número de ellas de las que no tenemos ni siquiera constancia de su existencia. En cambio si se han conservado más cantidad de ménsulas-gorroneras en casas nazaríes del siglo XV y moriscas de los primeros momentos del siglo XVI, como las que pueden verse en el Palacio de Dār al-Hurra, Casa nazarí de Zafra, Casa Horno de Oro, … o la desaparecida Casa de las Monjas o Beatas, cuyos restos se conservan, en su mayor parte, entre los fondos del Museo Arqueológico Provincial de Granada. Los dos únicos ejemplares de ménsulas-gorroneras de madera que se han conservado hasta nuestros días y que conocemos por el momento, fechables en el s. XIV, son las conocidas como gorroneras del Oratorio del Partal, actualmente en el Museo de la Alhambra5, y las gorroneras que son objeto del presente estudio. Ambas se realizaron en el mismo taller, posiblemente por los mismos artesanos, y en las mismas fechas. Las gorroneras del Oratorio del Partal, fueron consideradas como de Yūsuf I6, por asociación a dicho edificio, en el que estuvieron instaladas como un elemento decorativo más de su fachada, no sabemos desde qué fecha, acompañado a una puerta de dos hojas con talla de pergamino en los cuarterones (lám. 8). Aunque no encontramos referencias al respecto en el Diario de Obras7, probablemente fuese el propio Torres Balbás quién desmontó dichas gorroneras durante los procesos de restauración que realizó en este edificio hacia el año 1930, pasándolas, por esa circunstancia, a los fondos del Museo de la Alhambra. Con motivo de dicha intervención se llegaría a reconstruir el cierre original del Oratorio con unas puertas con gorronera-capialzado, en el interior del grueso del muro, como hoy las vemos, cuyos restos debían ser evidentes bajo los alicatados y los adornos del intradós del arco de entrada, al ser desmontados durante los trabajos de restauración del edificio. Por la presente revisión hemos contrastado los datos correspondientes a dichas gorroneras y comprobado que debieron estar reutilizadas en este edificio en un momento reciente (s. XIX); posiblemente se incluyeron en el muro, junto al resto de los adornos y yeserías, en unas obras de remodelación de cariz “romántico”, realizadas en época moderna. Estas dos gorroneras, a las que seguiremos llamando del Oratorio del Partal, están realizadas en madera de nogal y presentan cortes en la zona de la cola que afinan su extremo a la vez que acortan la longitud total de la pieza. Para el caso del número de registro 2679, la longitud máxima es de 32,4 cm. y el 5 LÓPEZ PERTÍÑEZ, M. C.: La carpintería en la arquitectura nazarí. Granada, Instituto Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez-Acosta, 2006, p. 351. 6 LÓPEZ PERTÍÑEZ, M. C.: La carpintería en la arquitectura nazarí. … 2006, p. 353-354. 7 TORRES BALBÁS, L.: “Diario de obras en la Alhambra: 1930-1936”, Cuadernos de la Alhambra. nº 5. Granada, Patronato de la Alhambra, 1969. p.76.

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vuelo es de 24,5 cm. El papo es de 20,4 cm. y el costado de 7,8 cm. En este ejemplar encontramos una tocadura sobre el contrapapo, como techillo, que debió colocarse en la reutilización moderna. Su compañera debió tener otro añadido del mismo tipo, tal como vemos en la fotografía histórica de la lámina 8, pero hoy se ha perdido.

Lám. 8: Gorroneras del Oratorio del Partal. Arrriba: Foto del Oratorio del Partal h. 1920 (Archivo fotográfico del Patronato de la Alhambra) y fotografía del estado actual de la fachada del Oratorio (Foto: M. C. López Pertíñez) Abajo: Foto general y de detalles de la gorronera nº registro 2679, procedente del Oratorio del Partal y conservada en el Museo de la Alhambra (fotos: M. C. López Pertíñez)

En algún momento, quizás para facilitar su colocación en el Oratorio, se recortaron en el extremo, rebajándose el volumen y llegando a hacer desaparecer, no solo la cola sino también parte de la decoración de las piezas; presumiblemente éstas, como las gorroneras que son motivo del presente trabajo, debieron tener una cenefa de rosetas enmarcando la decoración de cada cara. En las fotos de los costados que presentamos en la lámina 8, pueden verse, entre otros deterioros, las líneas incisas de parte de la cinta de lo que fue la cenefa de rosetas. Además de estas alteraciones relacionadas con arreglos y reutilizaciones, encontramos un desgaste general sobre toda la superficie decorada de estas piezas, que ha hecho que las aristas de la talla se hayan suavizado

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hasta quedar romas llegando a “emborronarse” los detalles del dibujo, dando la impresión de estar “rodadas”; posiblemente estuvieron aguantando las inclemencias meteorológicas durante mucho tiempo, quizás desde antes de ocupar el lugar por el que recibieron su nombre (lám.9).

Lám. 9.: Las dos ménsulas gorroneras del siglo XIV. Izquierda, gorronera del Museo de la Alhambra nº registro 41.228. Derecha, gorronera del Oratorio del Partal del Museo de la Alhambra, nº registro 2679. Dibujos: Manuel López Reche. Fotos: M. C. López Pertíñez.

Conclusiones finales Los únicos ejemplares de ménsulas-gorroneras del siglo XIV que han llegado hasta nuestros días son las conocidas como del Oratorio del Partal y las nazaríes del presente estudio, ambas conservadas en el Museo de la Alhambra. Sus similitudes son evidentes, pudiéndose afirmar por el momento, que pueden ser piezas realizadas en un mismo momento y posiblemente en un mismo taller. Las principales incógnitas que nos plantean estas piezas son su cronología y su procedencia.

A nivel cronológico hoy podemos descartar que sean piezas vinculadas al reinado de Yūsuf I, asociación motivada por la ubicación que hasta los años 1920-1930 tuvieron las

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llamadas gorroneras al Oratorio del Partal; esta asociación queda desmantelada no solo por la evidencia que dejó clara Torres Balbás con su intervención en dicho edificio, sino también por las alteraciones observables en estas piezas provocadas, muy posiblemente y en su mayor parte, por su descontextualización y posterior reutilización, en época moderna, dentro del Oratorio.

Lám. 10: Los elementos decorativos. Arriba (dibujo de la gorronera de M. López Reche), con coloreado de algunas palmetas. A: panel de yesería del Generalife (s. XIII-XIV) conservado en el Museo de la Alhambra (nº registro: 1345 y1346) (foto M. C. López Pertíñez). B: Cenefa de palmetas festoneadas del zócalo de pintura mural del Patio del Haren (dibujo M.C. López Pertíñez). C: Palmeta festoneada del canecillo nº registro 1548 del Museo de la Alhambra (dibujo de M. López Reche). D: Pimiento con palma festoneada de uno de los canecillos del Mirador del Partal (dibujo M. López Reche).

Revisando las características formales de los temas decorativos que estas cuatro piezas ostentan, hemos podido encontrar grandes similitudes con rasgos estilísticos de algunas yeserías, hasta el punto de poder pensar que fue algún artesano familiarizado con los trabajos de yeso quién las realizara. En el trazado de los temas vegetales encontramos una clara disposición organizada de cada uno de sus elementos según una composición cuyas líneas generales se trazarían con escuadra y compás. Sobre esas directrices, y como ocurre en otros trabajos decorativos nazaríes, se desarrollarían los tallos y palmetas, permitiendo pequeñas variaciones en sus terminaciones. Palmas y tallos son de talla lisa, sin estriaciones ni modulaciones en su interior; aunque pudieron tener división de foliolos, volutas, etc. marcadas por la terminación polícroma, hoy prácticamente desaparecida. Los motivos son de pequeño tamaño y están tallados sin juego de planos sobre un fondo excavado de poca profundidad. Tal como mostramos en

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la lámina 10, las palmas dentadas son las predominantes en esta composición (en el dibujo de la gorronera nazarí de lámina 10, señaladas como ejemplo en color rojo). Son unas palmas similares a las lenticuladas, habituales en las yeserías; en este caso sus hojas quedan semiahuecadas, disponiéndose en su interior los foliolos como sucesión de pequeños semicírculos. Estos forman por si mismos lo que venimos llamando palmas festoneadas (lám 10-C y en el dibujo de la gorronera nazarí de lám. 10 señaladas como ejemplo en verde), cuyo perfil marca de forma bulbosa cada foliolo. La composición de palmas festoneadas que encontramos en las yeserías de Muhammad II del Generalife (lám10-A), son las mismas que hemos coloreado en verde en el dibujo de nuestra gorronera. El matiz de arcaísmo que denotan las palmas festoneadas envueltas por su propio tallo, de las que hemos encontrado paralelos tanto en las citadas yeserías, como en los canecillos del Mirador del Partal (lám. 10-D), y en los antiguos canecillos del a Posada del Pan, queda patente en toda la composición de las gorroneras trasladando su cronología al primer periodo nazarí (Muh ammad II o Muh ammad III).

Aunque hayamos podido concretar la cronología de estas piezas en la primera década del siglo XIV, sigue siendo un misterio su procedencia. En el caso de las gorroneras del Oratorio del Partal, cabe pensar que aunque no fueron de este edificio, si pudieron ser de alguno de los palacios de Muhammad III, adyacentes al Partal, o incluso de alguna otra parte de la Alhambra de cronología similar.

En el caso de las gorroneras nazaríes de reciente adquisición, cualquier intento de ubicarlas es pura especulación. En el Instituto Gómez Moreno8 se conservan unas fotografías de estas piezas, tomadas en las inmediaciones del Hotel Alhambra Palace, presumiblemente en las fechas en que fueron desmontadas de su lugar original; si las fotos pueden fecharse por su aspecto y contexto, entre los años 1920 a 1940, ese mismo intervalo, aunque demasiado amplio, sería aplicable por el momento, a la fecha de aparición, descubrimiento o “extracción” de las gorroneras. Lo más probable es que pertenecieran a algún edificio, de propiedad privada de la Alhambra (Generalife o Partal), sin descartar la opción de que se encontraran en alguna otra construcción de la ciudad, quizás un conocido monumento del primer periodo nazarí (Cuarto Real de Santo Domingo), o quizás alguna casa de aspecto más humilde que las pudiera guardar en su interior reutilizadas, fuera de la vista, como ocurrió en los casos de aquellas piezas que se encontraron en una casa de la Calle Alamillos o en la Placeta de Villamena, entre tantas otras. Mientras los datos y noticias sobre la procedencia de estas piezas, no desvelen algo más sobre esos aspectos, no dejaremos de movernos en el campo de la hipótesis.

BIBLIOGRAFÍA ARANDA PASTOR, G.: “Gorroneras del Cuarto Dorado”. Pieza del mes del Museo de la Alhambra, 2010. GÓMEZ-MORENO, M. Guía de Granada. Granada, 1892. GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, M. La carpintería en Granada. Granada, Instituto Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez-Acosta, 2001. FERNÁNDEZ PUERTAS, A.: “Puertas chapadas hispanomusulmanas”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Granada, Universidad, 1980-81, pp. 163-176. LÓPEZ PERTÍÑEZ, M. C. La carpintería en la arquitectura nazarí. Granada, Instituto Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez-Acosta, 2006. MARINETTO SÁNCHEZ, P.: “Gorronera: cimacio”, Arte islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra. Granada, Comares, 1995, p. 390.

8 Archivo del Instituto Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez-Acosta. (carpeta “maderas”, s/r)

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ISSN: 2174-9884

MESEGUER SANTAMARÍA, S.; GARCÍA MARTÍNEZ, E.: “Elementos arquitectónicos: goznes de puerta en la provincia de Albacete” Centro de Estudios de Castilla la Mancha. consulta web: <http://www.google.es/#hl=es&source=hp&biw=1089&bih=728&q=meseguer+santamar%C3%ADa&aq=f&aqi=&aql=&oq=&fp=9708003f46ce7f22> [14, 02, 2011]

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