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UNIVERSIDADE DE VIGO DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA, GENÉTICA E INMUNOLOGÍA Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía tiroidea según la especialización del equipo quirúrgico. TESIS DOCTORAL Memoria para optar al grado de Doctor Presentada por MARTA SALGADO VÁZQUEZ Director de tesis: Doctor Manuel García García Vigo, 2015

Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía

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UNIVERSIDADE DE VIGO

DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA, GENÉTICA E INMUNOLOGÍA

Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía tiroidea según la

especialización del equipo quirúrgico.

TESIS DOCTORAL

Memoria para optar al grado de Doctor

Presentada por MARTA SALGADO VÁZQUEZ

Director de tesis: Doctor Manuel García García

Vigo, 2015

UNIVERSIDAD DE VIGO

DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA, GENÉTICA E INMUNOLOGÍA

D. MANUEL GARCÍA GARCÍA, Doctor en Medicina. Jefe del Servicio de Cirugía

General y del Aparato Digestivo del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense.

CERTIFICA:

Que el trabajo titulado “Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía

tiroidea según la especialización del equipo quirúrgico”, realizado por Dña. MARTA

SALGADO VÁZQUEZ, licenciado en Medicina y Cirugía y Especialista en Cirugía

General y del Aparato Digestivo, ha sido llevado a cabo bajo mi dirección y se

encuentra en condiciones de ser presentado y defendido como Tesis Doctoral ante el

tribunal correspondiente para aspirar al grado de Doctor en Medicina y Cirugía.

Y para que así conste, firmo el presente informe en Ourense a 07 de Septiembre de 2015

Dr. Manuel García García

Al Dr. Manuel García García, por su sabia orientación, valiosa crítica e infinita paciencia.

A todo el Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Complexo Hospitalario

de Ourense (CHOU) y, en especial, al Dr. Pedro Trillo, promotor ideológico de este trabajo.

A mi alma gemela, por enseñarme a vivir la vida con pasión.

A mis hermanos y mi cuñado, juntos las penas son menos duras y las alegrías más intensas.

A mi ahijado, tu llegada a alegrado nuestras vidas y las llena de sentido.

A mi padre, porque su fuerza y entereza me sirven de ejemplo cada día y me llenan de

orgullo.

A mi madre, te llevo siempre en el corazón y, desde allí, donde estés, sé que me acompañas

en el duro camino de la vida y que nunca me abandonarás.

ÍNDICE

ÍNDICE  

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN 1

1.1 ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA GLÁNDULA TIROIDES 3 1.1.1 VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN DEL TIROIDES 5 1.1.2 DRENAJE LINFÁTICO 6

1.1.2.1 TERRITORIOS LINFÁTICOS QUIRÚRGICOS 9 1.2 FISIOLOGÍA DEL TIROIDES 10 1.3 ENFERMEDADES DE LA GLÁNDULA TIROIDES 12

1.3.1 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES 14 1.3.1.1ENFERMEDADES BENIGNAS DEL TIROIDES 14

1.3.1.1.1 ENFERMEDADES AUTOINMUNES   14 1.3.1.1.2 HIPERTIROIDISMO   15 1.3.1.1.3 ENFERMEDAD DE GRAVES-BASEDOW   16 1.3.1.1.4 ENFERMEDAD DE PLUMMER (BOCIO MULTINODULAR TÓXICO) 17 1.3.1.1.5 ADENOMA TÓXICO   18 1.3.1.1.6 HIPOTIROIDISMO   19

1.3.1.1.6.1 HIPOTIROIDISMO AUTOINMUNITARIO   19 1.3.1.1.6.2 HIPOTIROIDISMO YATROGÉNICO 21 1.3.1.1.6.3 HIPOTIROIDISMO POR DÉFICIT DE YODO   21

1.3.1.1.7 BOCIO   21 1.3.1.1.7.1 BOCIO DIFUSO NO TÓXICO (SIMPLE)   22 1.3.1.1.7.2 BOCIO MULTINODULAR NO TÓXICO 23 1.3.1.1.7.3 BOCIO MULTINODULAR TÓXICO 24

1.3.1.1.8 NÓDULO SOLITARIO   25 1.3.1.2 ENFERMEDADES MALIGNAS DEL TIROIDES   28

1.3.1.2.1 CARCINOMAS DIFERENCIADOS DE TIROIDES   31 1.3.1.2.1.1 CARCINOMA PAPILAR   31 1.3.1.2.1.2 CARCINOMA FOLICULAR   32

1.3.1.2.2 OTROS TIPOS DE CARCINOMAS TIROIDEOS   33 1.3.1.2.2.1 CARCINOMA MEDULAR   33 1.3.1.2.2.2 CARCINOMA ANAPLÁSICO   34 1.3.1.2.2.3 LINFOMA TIROIDEO 35 1.3.1.2.2.4 SARCOMA TIROIDEO   35 1.3.1.2.2.5 METÁSTASIS DE OTROS CARCINOMAS EN EL TIROIDES   35

1.3.2 MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LA PATOLOGÍA TIROIDEA 36 1.3.2.1 HISTORIA CLÍNICA Y EXPLORACIÓN FÍSICA 36 1.3.2.2 PRUEBAS DE LABORATORIO 37 1.3.2.3 PUNCIÓN ASPIRACIÓN CON AGUJA FINA (PAAF) 37 1.3.2.4 ECOGRAFÍA 38 1.3.2.5 PRUEBAS ISOTÓPICAS 39 1.3.2.6 RADIOGRAFÍA DE TÓRAX 40 1.3.2.7 TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Y RESONANCIA MAGNÉTICA 40 1.3.2.8 TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES 40 1.3.2.9 ESTUDIOS MOLECULARES 41

   ÍNDICE  

     

1.4 TRATAMIENTO QUIRÚRGICO EN LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES 42

1.4.1 TÉCNICAS QUIRÚRGICAS 45 1.4.1.1 HEMITIROIDECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS TOTALES 48 1.4.1.2 LOBECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS SUBTOTALES   48 1.4.1.3 TIROIDECTOMÍAS AMPLIADAS 50 1.4.1.4 TÉCNICAS ENDOSCÓPICAS 52 1.4.1.5 VACIAMIENTO GANGLIONAR 53 1.4.1.6 BIOPSIA DEL GANGLIO CENTINELA 54

1.4.2 CUIDADOS Y VIGILANCIA POSTOPERATORIA 55 1.5 COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA TIROIDEA 56

1.5.1 COMPLICACIONES PRECOCES 57 1.5.1.1 HEMORRAGIA POSTOPERATORIA 57 1.5.1.2 DISNEA POSTOPERATORIA 57 1.5.1.3 DISFONÍA PERSISTENTE 58 1.5.1.4 INSUFICIENCIA PARATIROIDEA AGUDA 59 1.5.1.5 GRAN CRISIS TIROPRIVA 60 1.5.1.6 SEROMA 60 1.5.1.7 INFECCIÓN 60

1.5.2 COMPLICACIONES TARDÍAS 61 1.5.2.1 PARÁLISIS PERMANENTE DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE 61 1.5.2.2 INSUFICIENCIA TIROIDEA 62 1.5.2.3 HIPOPARATIROIDISMO CRÓNICO 62

1.6 TRATAMIENTO MÉDICO DE LA PATOLOGÍA TIROIDEA 63 1.6.1 TRATAMIENTO ABLATIVO CON RADIOYODO 63 1.6.2 TRATAMIENTO SUPRESOR DE TIROTROPINA 67 1.6.3 TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD PERSISTENTE O AVANZADA 67

1.7 SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDADES TIROIDEAS 68 1.7.1 TIROGLOBULINA SÉRICA 69 1.7.2 TIROTROPINA RECOMBINANTE HUMANA 70 1.7.3 ECOGRAFÍA CERVICAL 70 1.7.4 RASTREO CORPORAL TOTAL 71 1.7.5 OTRAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS 71 1.7.6 PROTOCOLO DE SEGUIMIENTO 72

1.7.6.1 SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO 72 1.7.6.2 SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO                                                                                                                                                            

72

2. JUSTIFICACIÓN  

74

2.1. OBJETIVOS  

75

3. MATERIAL Y MÉTODOS

77

3.1. MATERIAL 78 3.2. MÉTODOS 78

3.2.1 TÉCNICA MICROQUIRÚRGICA 79 3.2.2 RECOGIDA DE DATOS 79 3.2.3 ESTUDIO ESTADÍSTICO 82 3.2.4 ASPECTOS ÉTICOS 82

   ÍNDICE  

     

 

4. RESULTADOS

84

5. DISCUSIÓN  

100

6. CONCLUSIONES  

114

7. BIBLIOGRAFÍA  

116

8. ANEXOS  

131

8.1 ANEXO I 132 8.2 ANEXO II 134

 

1. INTRODUCCIÓN

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

2  

1 INTRODUCCIÓN.

En la actualidad, los múltiples avances metodológicos en el estudio de la

glándula tiroidea y sus enfermedades han logrado un diagnóstico más sencillo y preciso

de aquellas patologías que requieren un tratamiento quirúrgico. Así mismo, este

progreso tecnológico facilita las intervenciones quirúrgicas sobre el tiroides

disminuyendo las complicaciones de las mismas, aunque no han conseguido por el

momento abolirlas en su totalidad.

Este trabajo se propone investigar la frecuencia de complicaciones sufridas en

una serie de pacientes operados y comparar las distintas técnicas utilizadas para valorar

de manera objetiva la efectividad de las mismas.

Para visualizar con mayor exactitud el problema objeto de nuestro estudio, se

han incluido dentro de esta revisión los siguientes apartados:

1.1. Anatomía quirúrgica de la glándula tiroides.

1.2. Fisiología del tiroides.

1.3. Enfermedades de la glándula tiroides.

1.4. Tratamiento quirúrgico en las enfermedades del tiroides.

1.5. Complicaciones de la cirugía tiroidea.

1.6. Tratamiento médico de la patología tiroidea.

1.7. Seguimiento de los pacientes con enfermedades tiroideas.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

3  

1.1. ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA GLÁNDULA TIROIDES

Tiroides es una palabra con origen griego, thyreoeides, y cuyo significado es

escudo. Así la glándula tiroidea recibe este nombre por su forma bilobulada y porque la

consideraban el escudo de la laringe1. En 1656, el anatomista Thomas Wharton

identifica esta glándula y la describe en su texto Adenographia1. Leonardo da Vinci la

representa en varios de sus dibujos, como dos glándulas separadas a ambos de la

laringe. Albrecht von Haller1 la describe en 1776 como una glándula sin conducto.

El tiroides es un órgano impar, localizado a nivel cervical anterior, en la unión

del tercio inferior con los dos tercios superiores, apoyándose en la parte anterior del

conducto laringotraqueal. Su concavidad se dirige hacia atrás, abrazando estrechamente

a esófago y tráquea.

La glándula tiroidea representa una de las glándulas endocrinas de mayor

tamaño, con unas dimensiones de 7 cm de ancho por 3 de alto y 18 mm de espesor, que

varía en función de los individuos, edad y sexo. Su peso habitual en un adulto, oscila

entre 25 a 30 gramos. Su consistencia es intermedia.

Presenta una cápsula tiroidea, extensión de la aponeurosis cervical, que le ayuda

a mantener su posición y la cual posee tres ligamentos: uno medio, que se extiende

desde la laringe a la parte media del tiroides, y dos laterales, que va de los lóbulos

laterales a la tráquea y al cartílago cricoides. También le ayudan a mantenerse en su

posición los vasos tiroideos con sus vainas conjuntivas, que desde la cápsula tiroidea se

dirigen a la vaina de los vasos del cuello.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

4  

Se diferencia una parte central más estrecha correspondiente al istmo y dos

lóbulos laterales:

ISTMO: Sus dimensiones son 1 cm de alto por 5mm de espesor, y

lateralemente se continúa con los lóbulos. La cara anterior está en contacto con los

músculos infrahioideos. Y la cara posterior, de forma cóncava, se asienta sobre el

cricoides y los primeros anillos traqueales. Su borde inferior, se encuentra a nivel del

segundo anillo traqueal y el superior, se sitúa a la altura del primer anillo de la tráquea.

Este bode superior presenta una prolongación, la pirámide de Lalouette, hacia arriba

llegando hasta el borde superior del cartílago tiroides; puede presentan diferentes

formas como bifurcada en “V” o en “Y” invertida y una una cuarta parte de los

individuos carecen de ella. Morfológicamente, corresponde a la porción inferior del

conducto tirogloso, el cual en el embrión, comunica la base de la lengua con el vestigio

tiroideo medio.

LÓBULOS LATERALES: Tienen forma de pirámide triangular con una base

inferior, presentando una base, un vértice, tres caras y tres bordes.

-BASE: Con disposición convexa, se sitúa a 2 cm por encima del esternón, a la

altura del sexto anillo traqueal.

-VÉRTICE: Redondeado y romo, se encuentra a nivel del borde posterior del

cartílago tiroides.

-CARAS: Son tres, interna, externa y posterior. La cara Interna es cóncava y

abraza la parte lateral de la tráquea, laringe, faringe y esófago. La cara

Externa,con forma convexa, se encuentra cubierta por tres planos

musculares (esternotiroideo, esternocleidohioideo y omohioideo y

esternocleidomastoideo), por la aponeurosis cervical superficial, el

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

5  

plano cutáneo y la piel. Y la cara Posterior, se relaciona con el paquete

vasculonervioso del cuello.

-BORDES: Anterior, posteroexterno y posterointerno. El borde Anterior con

un trayecto oblicuo del vértice del lóbulo al istmo de la glándula

tiroides; comparte su trayecto con la arteria cricotiroidea y el nervio

laríngeo externo. El borde Posteroexterno se relaciona con la yugular

interna. Por último, el borde Posterointerno, se relaciona con la

arteria tiroidea inferior, el nervio recurrente, insinuándose entre la

carótida primitiva y el conducto laringotraqueal.

1.1.1. VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN DEL TIROIDES

La vascularización de la glándula tiroides es llevada a cabo,

fundamentalmente, por dos arterias2:

• Arteria tiroidea superior: Primera ramificación de la arteria carótida externa,

e irriga, fundamentalmente, la parte superior del tiroides2.

• Arteria tiroidea inferior: Rama principal del tronco tirocervical, que se

origina en la arteria subclavia2.

La glándula tiroidea presenta un flujo sanguíneo muy alto en proporción a su

tamaño (4 a 6 ml/min/g). En un 10% de los casos existe una tercera arteria, la Arteria

Tiroidea Ima, media o de Neubauer, cuyo origen es el cayado aórtico o el tronco

braquiocefálico.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

6  

El drenaje venoso es a través de tres venas: vena tiroidea superior, media e

inferior, que desembocan en la venas yugulares internas2. Se extienden alrededor de la

glándula para formar un rico plexo venoso.

La glándula tiroides presenta dos tipos de inervación:

• Simpática: La cual proviene del simpático cervical.

• Parasimpática: A través del nervio laríngeo superior y del nervio laríngeo

recurrente, ambos procedentes del nervio vago.

Esta inervación regula el sistema vasomotor, el cual controla la irrigación de la

glándula.

1.1.2. DRENAJE LINFÁTICO

El drenaje linfático de esta glándula difiere con la estructura convencional de

drenaje, debido a varios motivos, siendo el principal la existencia de una red

perifolicular de vasos linfáticos con múltiples anastomosis, lo cual permite que la linfa

de la glándula tiroidea pueda drenar hacia los diferentes grupos ganglionares

peritiroideos, incluyendo los contralaterales, y la red submucosa endotraqueal. Estas

direcciones no siempre se corresponden con las de los vasos sanguíneos que irrigan o

drenan la glándula tiroides, que, de forma constante, se disponen en sentido transversal

y longitudinal. Chevrel1 describió en 1965 las rutas de drenaje linfático de la glándula

tiroides. Siendo fieles a esta descripción clásica, las rutas linfáticas son esquematizadas

del siguiente modo:

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

7  

• Colectores medianos supraístmicos:

§ Grupo medial. Frecuentemente representado por el ganglio délfico.

Origen de las vías linfáticas que desembocan en el grupo ganglionar

superior (II) de la cadena yugular interna.

§ Grupo lateral. Representa las vías de drenaje que también drenan en el

grupo superior de la cadena yugular interna. Pueden presentar un

trayecto entre los músculos esternocleidohioideo y esternotiroideo y,

ocasionalmente, desembocar en el grupo medio (III) de la cadena

yugular interna

• Colectores medianos infraístmicos:

Se originan en el borde inferior del istmo tiroideo, son satélites de las

venas tiroideas medianas y desembocan en los ganglios pretraqueales. Estas vías de

drenaje son constantes aunque varían el nivel de drenaje, el cual puede ser en los

ganglios pretraqueales próximos al borde inferior del tiroides, en el espesor del

timo e incluso en la confluencia de los troncos venosos braquiocefálicos. Son

frecuentes conexiones transversales hacia las cadenas cervicales transversas.

Existen diversas vías anastomóticas las cuales comunican ambas regiones medianas

a través de colectores verticales.

• Colectores laterales:

Corresponden a colectores transversos satélites de la vena tiroidea

media y de la arteria tiroidea inferior.

§ Colectores de la vena tiroidea media. Son constantes y su origen se

localiza en las partes laterales de la glándula tiroides, en la región de

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

8  

la vena tiroidea media. Desembocan en los ganglios del grupo medio

de la cadena yugular interna.

§ Colectores de la arteria tiroidea inferior. Originados en las porciones

laterales de los polos inferiores de la glándula, son satélites de la

arteria tiroidea inferior, y su trayecto se dirige hasta los ganglios de

la cadena cervical transversa o hacia el grupo inferior de la cadena

yugular interna

• Colectores posteroinferiores:

Prácticamente constantes, su desembocadura en los ganglios

laterotraqueales, forma la clásica cadena recurrencial, continuándose hacia el

mediastino con los ganglios paratraqueales. Pueden presentar anastomosis con el

grupo pretraqueal, en ocasiones.

• Colectores posterosuperiores:

Su origen se localiza en las partes laterales de los polos

superiores y, con trayecto hacia el espacio retrofaríngeo, desembocan en los

ganglios linfáticos prevertebrales. No son constantes, con un porcentaje de

aparición del 20%.

Otras vías de drenaje linfático fueron descritas:

• Originadas en el polo superior de la glándula, se dirige hacia ganglios

linfáticos localizados por detrás del glomus carotídeo, acompañando a la arteria

tiroidea superior.

• Hacia la red submucosa traqueal.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

9  

1.1.2.1.TERRITORIOS LINFÁTICOS QUIRÚRGICOS:

Bajo un punto de vista quirúrgico, podemos dividir el drenaje linfático de la

glándula tiroides en cuatro compartimientos1. Ésta división territorial se ha desarrollado

basándose en la cirugía por compartimientos del cáncer medular de tiroides. Los cuatro

compartimientos descritos son:

1.1.2.1.1. Compartimento Cervical central:

Este compartimento corresponde al área ocupada tanto por la glándula tiroides

como las glándulas paratiroides. Además, incluye, la zona de tránsito de las vísceras

cefálicas hacia el interior del mediastino. Es esta comunicación entre la región cefálica

y mediastínica la que condiciona las técnicas quirúrgicas debido a que las áreas de

drenaje linfático son compartidas por las vísceras cervicales y además, existen puntos de

confluencia entre el drenaje de las vísceras cefálicas y las mediastínicas. Diversos

autores consideran que la denominación de este compartimento debería ser

“compartimiento visceral del cuello”, puesto que define con mayor exactitud los

elementos que lo forman y su conexión con las regiones vecinas.

Los límites del compartimento cervical son: cranealmente el hueso hiodes, distalmente

el tronco venoso innominado, lateralmente los paquetes vasculo nerviosos del cuello. El

límite anterior lo forma el plano anterior de los músculos infrahioideos y el posterior, la

aponeurosis prevertebral.

Todo esto implica, a nivel quirúrgico, que el vaciamineto cervical central

completo en la cirugía del cáncer de tiroides, debe incluir todo el tejido linfograso

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

10  

localizado en esta área, invluyendo el timo y el plano profundo de la musculatura

infrahiodea.

1.1.2.1.2. Cervicolateral derecho:

Corresponde a los niveles II, III y IV del vaciamiento ganglionar cervical.

1.1.2.1.3 Cervicolateral izquierdo:

Se corresponde con los niveles II, III y IV del vaciamiento ganglionar cervical.

1.1.2.1.4 Mediastínico:

El orden en esta clasificación está basado en la frecuencia de localización de

metástasis ganglionares. No obstante, presenta dos inconvenientes: a) la frecuencia de

metástasis en el compartimiento cervical central es ligeramente más elevada que la del

compartimiento cervicolateral homolateral, y b) la diferenciación de los

compartimientos cervicolaterales derecho e izquierdo no se corresponde con la

ordenación en frecuencia de la localización de metástasis1.

1.2 FISIOLOGÍA DEL TIROIDES

La glándula tiroides es un órgano endocrino que contribuye a la producción de

hormonas, particularmente tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas se

encargan de regular el metabolismo basal, influyendo en el crecimiento y funcionalidad

de otros sistemas del organismo. El componente esencial para la formación tanto de T3

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

11  

como para T4 es el yodo. La glándula tiroidea, además, sintetiza la hormona calcitonina,

que desempeña un papel fundamental en la homeostasis del calcio. El tiroides es

regulado por el hipotálamo y la pituitaria.

La unidad básica del tiroides es el folículo, constituido por células cuboidales

que, además de producir, rodean el coloide, cuyo componente fundamental del mismo

es la tiroglobulina, molécula precursora de las hormonas. La síntesis hormonal se

encuentra regulada enzimáticamente y para que se lleve a cabo es necesario un

oligoelemento esencial, el yodo, que se obtiene de la dieta en forma de yoduro. Éste es

almacenado en el coloide y para poder formar T3 o T4, se debe unir con fragmentos de

tiroglobulina. Cuando la concentración de yodo es mayor que la ingesta requerida, la

formación tanto T4 como de T3 es inhibida. A este fenómeno se denomina efecto Wolff

Chaikoff.

La liberación de hormonas está regulada por la concentración sérica de T4;

cuando ésta es baja en sangre se libera TSH, la cual estimula la endocitosis del coloide,

su digestión por enzimas lisosómicas y la consiguiente liberación de T4 y T3 al torrente

sanguíneo. Ambas hormonas circulan por la sangre unidas a proteínas. De estas

proteínas, la más importante es la globulina, que transporta tiroxina.

Los efectos de las hormonas tiroideas recaen sobre, prácticamente, todos los

tejidos del organismo. Aumentan la termogénesis y el consumo de oxigeno, y son

imprescindibles para la síntesis de muchas proteínas. Debido a ello, son esenciales

durante el crecimiento y para la organogénesis del sistema nervioso central. Además,

influyen en el metabolismo de los hidratos de carbono y lípidos.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

12  

La hormona T4 representa el 93% de las hormonas metabólicamente activas, y

es convertida en T3 en los tejidos periféricos. Por su parte, la T3 representa el 7% de las

hormonas metabólicamente activas.

La secreción de TSH está regulada, principalmente, por la retroalimentación

negativa llevada a cabo por las hormonas tiroideas a nivel de la hipófisis. Y, en menor

proporción, por factores hipotalámicos como la TRH.

1.3 ENFERMEDADES DE LA GLÁNDULA TIROIDES

Las enfermedades del tiroides son relativamente frecuentes, encontrándose en

diversas series una frecuencia en torno a un 45%. Tienen una gran importancia debido

a que la mayoría de estas enfermedades son susceptibles de tratamiento médico o

quirúrgico3. Sus principales manifestaciones son en forma de tirotoxicosis

(hipertiroidismo), hipotiroidismo y aumento de tamaño difuso o focal de la glándula

(bocio).

El nódulo solitario de tiroides es una patología común, que se encuentra

presente en el l 1,5% de los hombres y 6,4% de las mujeres, de edades entre 30 y 59

años3, y cuya prevalencia se va incrementando con la edad de manera significativa. Esto

conduce a que un 90% de las mujeres por encima de los 60 años presente nódulos

tiroideos y un 60% de los varones por encima de los 804. Entre un 5-10%

aproximadamente de los carcinomas se van a presentan como nódulos solitarios y el

3% como nódulos múltiples.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

13  

El carcinoma tiroideo es la neoplasia endocrina de más frecuente5, y

representa, aproximadamente, el 1% de todas las neoplasias malignas6. Su incidencia se

calcula en torno a 2-20 casos/100.00 hab/año7, aunque ésta es muy variable según la

población estudiada. En Europa, la incidencia de carcinoma en los varones varía entre el

0,7% de Reino Unido y el 1,8% de Alemania e Italia; mientras que, en las mujeres

oscila entre el 1,3% de Reino Unido y el 4,8% de Italia8. En España, las tasas de

incidencia oscilan dependiendo de las zonas geográficas estudiadas y se halla en torno

al 3,6-4,9% en mujeres y entre el 0,6-1,3% para los varones8. Los datos que ha

publicado la Sociedad Americana del Cáncer para el carcinoma de tiroides en 2009,

muestran 37.200 nuevos casos de cáncer de tiroides (27.200 en mujeres y 10.000 en

varones) y 1.630 muertes (940 en mujeres y 690 en varones)9. El aumento de la

incidencia de cáncer tiroideo es del 7% al año en EEUU y de este incremento, el 50%

corresponde a carcinomas papilares menores de 1 cm6.

La tasa de supervivencia a 5 años se encuentra, aproximadamente, en torno al

97% para todos los carcinomas9. A pesar de que la tasa de curación es elevada, las

recurrencias clínicas aparecen en un 5-20% de los pacientes y entre 10-15% de ellos van

a desarrollar metástasis a distancia8. Estas recurrencias afectan, principalmente, a

personas jóvenes. Por lo que, casi 2 de cada 3 casos suceden en individuos cuya edad se

encuentra entre los 20 y 55 años5.

Los carcinomas diferenciados, tanto papilares como foliculares, constituyen

más del 80% del total y presentan un mejor pronóstico que los carcinomas no

diferenciados (anaplásicos y medulares)6.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

14  

1.3.1 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES

La patología tiroidea se divide en dos grandes grupos de enfermedades: las

enfermedades benignas del tiroides y la patología tumoral.

1.3.1.1 ENFERMEDADES BENIGNAS DEL TIROIDES:

En este grupo de enfermedades se engloban aquellos trastornos de la glándula

causados por procesos autoinmunes, los cuales o bien estimulan la sobreproducción de

hormonas tiroideas (Tirotoxicosis) o son los causantes de una destrucción glandular

con la consiguiente producción deficiente de hormonas tiroideas (Hipotiroidismo)10.

Además, también se incluyen en este grupo el nódulo solitario y los agrandamientos

focales o difusos de la glándula tiroidea.

1.3.1.1.1 ENFERMEDADES AUTOINMUNES:

La autoinmunidad tiroidea provoca diversas formas de tiroiditis causantes de

hipotiroidismo además de enfermedad de Graves. Se han detectado tiroiditis focal en el

20-40% de las autopsias10, asociándose con pruebas serológicas de autoinmunidad,

principalmente, la presencia de anticuerpos frente a la peroxidasa tiroidea (TPO). Estos

anticuerpos frente a la peroxida tiroidea son entre 4 y 10 veces más frecuentes en el

sexo femenino, por lo demás sanas10. Aproximadamente, alrededor de un 5% de las

mujeres10 presenta una tiroiditis puerperal (silente) en los meses siguientes al embarazo,

frecuentemente, con síntomas clínicos transitorios. Este trastorno se relaciona con la

presencia de anticuerpos frente a la TPO anteparto. Hasta el 20% de las mujeres que han

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

15  

padecido un episodio de tiroiditis puerperal pueden presentar hipotiroidismo

permanente 5 a 10 años tras el parto10. El hipotiroidismo de causa autoinmune afecta

aproximadamente, al 5-10% de las mujeres de mediana edad y ancianas, en función de

la localización geográfica y los criterios diagnósticos10. La enfermedad de Graves se

presenta con una frecuencia 10 veces menor al hipotiroidismo y tienda a afectar a

sujetos más jóvenes10.

1.3.1.1.2 HIPERTIROIDISMO:

La tirotoxicosis es el síndrome clínico resultante de la exposición tisular a un

exceso de hormonas tiroideas y puede ser desarrollado por varios mecanismos:

§ Exceso en la producción y secreción hormonal por la glándula tiroidea.

§ Vertido excesivo de hormonas preformadas a la sangre desde el tiroides.

§ Presencia de unos niveles elevados de hormonas tiroideas cuyo origen es

no tiroideo.

El hipertiroidismo es la situación clínica causada por el exceso de producción y

secreción de hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), por la glándula

tiroidea. Se caracteriza por una captación gammagráfica de yodo aumentada en el

tiroides, lo que lo distingue de los otros grupos de enfermedades que provocan

tirotoxicosis.

La enfermedad de Graves-Basedow es la causa más frecuente de

hipertiroidismo, siendo la causante de más de 80% de éstos11. El bocio multinodular

tóxico o enfermedad de Plummer supone entre el 10 y el 30% de los casos de

hipertiroidismo y el adenoma tóxico en torno a un 10%12.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

16  

1.3.1.1.3 ENFERMEDAD DE GRAVES-BASEDOW:

Se caracteriza por la tríada: hipertiroidismo, bocio difuso y oftalmopatía13,11.

Su incidencia varía en función de las poblaciones estudiadas y es más elevada en zonas

geográficas con una ingesta de yodo mayor12. En Estados Unidos es la enfermedad

autoinmune más prevalente, afectando a un 0,4% de la población12. La incidencia anual

en las mujeres, con un periodo de seguimiento de 20 años, es en torno al 0,5%, siendo

más frecuente en la tercera y cuarta décadas de la vida12. Afecta con más frecuencia a

mujeres, en una proporción de 7:1 en las zonas no bociógenas, mientras que en las

zonas de bocio no endémico, esta relación es menor, 3:1, a partir de los 45 años; por

debajo de los 8 años afecta en la misma proporción a ambos sexos12.

CLÍNICA: el hipertiroidismo es característicamente cíclico, con fases de

exacerbación y de remisión, cuya duración y presentación imprevistas. La

intensidad de los síntomas es variable, dependiendo del tiempo de evolución,

edad y gravedad de la tirotoxicosis. Las manifestaciones clínicas las podemos

agrupar en dos: generales, derivadas de la tirotoxicosis (nerviosismo,

hiperactividad, insomnio, sudoración, intolerancia al calor, palpitaciones,

pérdida de peso, aumento de apetito,…) y específicas de la enfermedad de

Graves, que incluyen el bocio difuso, oftalmopatía, hiperplasia linfoide,

dermopatía, y acropaquia.

DIAGNÓSTICO: el diagnóstico clínico de hipertiroidismo está basado en un

alto índice de sospecha. La confirmación diagnóstica viene dada por los niveles

aumentados de T4 libre y la supresión de TSH10. En algunas ocasiones, si la

TSH se encuentra suprimida y la T4 libre es normal, se usará el valor de la T310.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

17  

La determinación de los anticuerpos antirreceptor de la TSH (TSI) puede ser de

utilidad en el diagnóstico diferencial con otras causas de hipertiroidismo. La

curva de captación de iodo radiactivo y la gammagrafía tiroidea son útiles para

el diagnóstico diferencial de la tirotoxicosis10.

TRATAMIENTO: actualmente coexisten tres modalidades de tratamiento para

la enfermedad de Graves-Basedow: los fármacos antitiroideos, el radioyodo y

la cirugía11,13,14. Las indicaciones absolutas para la realización de cirugía son la

presencia de un nódulo sospechoso de malignidad, oftamopatía, el mal control

de la enfermedad con antitiroideos, los síntomas de compresión local y la

recurrencia tras la administración de tratamiento médico, embarazo14,15,16,17.

Ninguno de estos tratamientos ha demostrado diferencias significativas en

cuanto a calidad de vida a largo plazo12. El tratamiento ideal debería cumplir

los objetivos siguientes: controlar precozmente los síntomas, obtener con

rapidez el eutiroidismo y mantenerlo, presentar una mínima morbimortalidad y

conseguir una relación coste-eficacia baja10.

1.3.1.1.4. ENFERMEDAD DE PLUMMER(BOCIO

MULTINODULAR TÓXICO):

La tirotoxicosis se desarrolla en, aproximadamente, un 10% de los bocios12 de

larga evolución cuando uno o varios de los nódulos tiroideos se convierten en focos de

función autónoma. Esto ocurre, fundamentalmente, en mujeres con una edad superior a

los 60 años12.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

18  

CLÍNICA: puede variar desde una forma larvada (TSH disminuída y T3 y T4

libres normales) hasta la tirotoxicosis franca10. Su aparición puede ser

desencadenada por situaciones en las que se produce un aumento de la ingesta

de yodo, como estudios con contraste yodado, administración de amiodarona o

tras el tratamiento con hormona tiroidea del bocio multinodular.

TRATAMIENTO: las opciones terapéuticas existentes son la cirugía, el

radioyodo y los antitiroideos.

1.3.1.1.5 ADENOMA TÓXICO:

Consiste en un nódulo tiroideo con funcionamiento autónomo, produciendo

hormona tiroidea en cantidades suprafisiológicas y, como consecuencia, la supresión de

TSH10. En adenomas de larga evolución, el tejido tiroideo adyacente se halla atrófico.

La secuencia de su desarrollo funcional es de nódulo templado, caliente y tóxico. En la

última fase hay una producción hormonal incrementada con inhibición de la TSH y,

típicamente, en la gammagrafía no se produce captación de isótopo por el tejido sano10.

Se estima que, alrededor, de 1 de cada 10 ó 20 nódulos solitarios se presenta con

hipertiroidismo10. Tiene una frecuencia mayor en Europa que en Estados Unidos y

muestra una preferencia por el sexo femenino, con una proporción de 5:112.

DIAGNÓSTICO: Es útil para confirmar el diagnóstico, la presencia de un

nódulo tóxico o caliente en la gammagrafía realizada con tecnecio o yodo 10.

TRATAMIENTO: El riesgo de cáncer en un nódulo tóxico o caliente es muy

bajo10, por lo que no es necesario actuar cuando se trata de un nódulo caliente.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

19  

Hay varias opciones para el tratamiento definitivo de un nódulo tóxico: la

hemitiroidectomía, el radioyodo y, más recientemente, la esclerosis con etanol.

Los antitiroideos no están indicados dado que los síntomas de tirotoxicosis

reaparecerían al suspender la medicación10. Tanto el radioyodo como la cirugía

obtienen resultados excelentes, con una tasa mínima de hipotiroidismo

posterior10. La esclerosis con etanol resulta ser una técnica relativamente

nueva, segura y barata10.Aún no se ha realizado ningún estudio que la compare

con la cirugía y el radioyodo, por lo que está indicada, solamente, en pacientes

ancianos, pluripatológicos, o en pacientes jóvenes en los cuales el radioyodo

está contraindicado10.

1.3.1.1.6. HIPOTIROIDISMO:

La causa más frecuente de hipotiroidismo en todo el mundo sigue siendo el

aporte deficitario de yodo10. En las zonas geográficas donde el aporte es suficiente, la

enfermedad autoinmune (tiroiditis de Hashimoto) y la iatrogenia (tratamiento del

hipertiroidismo) son las causas más frecuentes de hipotiroidismo10.

1.3.1.1.6.1. HIPOTIROIDISMO AUTOINMUNITARIO:

Se Caracteriza por niveles disminuidos de T4 y elevados de TSH10. Puede

asociarse a bocio (Tiroiditis de Hashimoto o bociosa) o, en fases más avanzadas, a

tejido tiroideo residual mínimo (Tiroiditis atrófica)10.

Su incidencia media anual es de 4 por 1000 mujeres y 1 por 1000 varones10.

Es más frecuente en determinadas poblaciones, como la japonesa, posiblemente en

relación con factores genéticos y una dieta rica en yodo10. El promedio de edad cuando

se diagnostica está en torno a los 60 años, incrementando su prevalencia con la edad10.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

20  

CLÍNICA: Su comienzo puede ser larvado y los pacientes no ser conscientes de

los síntomas. A continuación, se expone una tabla con los síntomas y signos

del hipotiroidismo, en orden decreciente de frecuencia:

SÍNTOMAS SIGNOS

CANSANCIO, DEBILIDAD

SEQUEDAD DE PIEL

SENSACIÓN DE FRÍO

CAÍDA DEL PELO

DIFICULTAD PARA

CONCENTRARSE

MALA MEMORIA

ESTREÑOMIENTO

AUMENTO DE PESO Y ESCASO

APETITO

DISNEA

VOZ RONCA

MENORRAGIA

PARESTESIAS

DÉFICIT AUDITIVO

PIEL SECA Y BASTA

EXTREMIDADES FRÍAS

MIXEDEMA

ALOPECIA DIFUSA

BRADICARDIA

EDEMA PERIFÉRICO

RETRASO DE LA

RELAJACIÓN DE LOS

REFLEJOS

TENDINOSOS

SD DE TÚNEL

CARPIANO

DERRAMES DE

CAVIDADES SEROSAS

Tabla1: signos y síntomas de hipotiroidismo10

DIAGNÓSTICO: Se realiza mediante la determinación de niveles elevados de

TSH y T4, que se encuentran disminuidos10, aunque en el hipotiroidismo

subclínico o leve estos pueden ser normales. En torno a un 25% de los

pacientes tienen niveles de T3 libre normales10, por lo que su determinación no

está indicada para el diagnóstico.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

21  

1.3.1.1.6.2 HIPOTIROIDISMO YATROGÉNICO:

Es una causa frecuente de hipotiroidismo. Alrededor de los 3-4 meses

posteriores tras el tratamiento con yodo radiactivo se puede desarrollar un

hipotiroidismo transitorio10 como consecuencia de lesiones reversibles provocadas por

la radiación, más que a la destrucción celular. En este caso, el tratamiento con tiroxina a

bajas dosis podría suspenderse si se lograse la recuperación.

Como consecuencia del hipertiroidismo los niveles de TSH se encuentran

suprimidos, por lo que los de T4 libre son una mejor medición de la función tiroidea en

los meses siguientes al tratamiento con yodo radiactivo.

El hipotiroidismo leve tras una tiroidectomía subtotal también puede

solventarse tras varios meses, debido a la estimulación del resto de la glándula tiroides

por unos niveles aumentados de TSH.

1.3.1.1.6.3 HIPOTIROIDSMO POR DÉFICIT DE YODO:

Un aporte deficitario de yodo es el responsable del bocio endémico y del

cretinismo10, pero se trata de una causa infrecuente de hipotiroidismo en el adulto,

excepto si el aporte es excesivamente bajo o si existen factores complicentes, como son

el consumo de tiocianatos en la mandioca o el déficit de selenio. Aunque se podría tratar

con tiroxina, es debido aplicar medidas de salud pública encaminadas a mejorar el

aporte de yodo10.

1.3.1.1.7 BOCIO:

Consiste en el aumento de tamaño del tiroides, que puede ser debido a

defectos de biosíntesis, déficit de yodo, enfermedad autoinmune y enfermedades

nodulares10. Afecta entre un 5% y un 7% de la población mundial, siendo la segunda

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

22  

endocrinopatía más frecuente a nivel mundial18. Tiene tres formas clásicas de

presentación: bocio difuso no tóxico o simple, bocio multinodular no tóxico y bocio

multinodular tóxico.

1.3.1.1.7.1 BOCIO DIFUSO NO TÓXICO(SIMPLE):

Consiste en un aumento de tamaño de la glándula tiroidea de forma difusa, sin

la presencia de nódulos ni hipertiroidismo10. Su principal causa en todo el mundo es el

déficit de yodo, y se denomina bocio endémico cuando afecta a más de un 5%18 de la

población, siendo, por lo general, más frecuente en mujeres18.

DIAGNÓSTICO: Cuando la función tiroidea está conservada, la mayoría son

asintomáticos10. La exploración muestra un aumento difuso y simétrico de la

glándula, normalmente de consistencia blanda, no hipersensible y sin nódulos

palpables. Si el agrandamiento es importante, se puede producir compresión de

la tráquea o el esófago15 y puede aparecer el signo de Pemberton, consistente

en síntomas de desfallecimiento con signos de congestión facial y obstrucción

venosa yugular al elevarse los brazos por encima de la cabeza, debido al

desplazamiento que provoca esta maniobra del tiroides al estrecho torácico

superior15. Para evaluar el bocio retroesternal cuando los pacientes tienen

síntomas o signos de obstrucción, se deben utilizar medidas de flujo

respiratorio y tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética nuclear

(RMN)10. En todos los pacientes con bocio se deben realizar pruebas de

función tiroidea que permitan excluir una tirotoxicosis o hipotiroidismo.

TRATAMIENTO: Cuando la causa es el déficit de yodo, el yodo o la

administración de hormonas tiroideas induce una regresión del bocio

variable10. En el tratamiento de otras causas de bocio difuso no tóxico, puede

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

23  

administrarse levotiroxina como intento de reducir el tamaño. La cirugía en

raras ocasiones está indicada, solo se realiza si existe compresión traqueal,

obstrucción del estrecho torácico superior, disfagia y disfonía, las cuales

posiblemente estén asociadas a bocios multinodulares tóxicos. La técnica

quirúrgica de elección es la tiroidectomía total18, ya que elimina el riesgo de

recurrencia sin aumentar de manera significativa el riesgo de

hipoparatiroidismo permanente o de lesión recurrencial18. Tras la realización

de esta, está indicado realizar un tratamiento supresor suave con levotiroxina,

para evitar la reaparición del bocio. El yodo radiactivo provoca una reducción

aproximadamente del 50% del bocio en la mayoría de los pacientes10. Si no se

administra levotiroxina posteriormente al tratamiento con radioyodo, es

obligatorio el seguimiento de los pacientes para detectar el desarrollo de

hipotiroidismo10.

1.3.1.1.7.2 BOCIO MULTINODULAR NO TÓXICO:

El bocio multinodular (BMN) tiene una incidencia del 1-2%, siendo más

frecuente en mujeres y cuya prevalencia se ve incrementada con la edad18,19.Suele ser

más habitual en áreas con déficit de yodo, aunque también puede aparece en regiones

con suficiente yodo, lo que evidencia la multiplicidad de factores genéticos,

autoinmunitarios y ambientales que influyen en la patogenia10.

La mayoría de los pacientes con BMN no tóxico se encuentran asintomáticos y,

por definición, eutiroideos10. Generalmente, el BMN se desarrolla durante años, y es

descubierto en la exploración física sistemática o debido a que el paciente advierte un

aumento de tamaño en la región cervical. Si el bocio presenta un tamaño considerable

puede provocar síntomas compresivos como dificultad para deglutir, dificultad

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

24  

respiratoria (por la compresión traqueal) o plétora (congestión venosa), aunque estos

síntomas son infrecuentes15.

DIAGNÓSTICO: Generalmente la función tiroidea es normal, aunque se debe

determinar la TSH para descartar un hipo o hipertiroidismo subclínico10.

Pueden realizarse pruebas de función respiratoria para valorar efectos

funcionales de la compresión y detectar traqueomalacia15. Para la evaluación

de la anatomía del bocio y el alcance de su extensión retroesternal puede

recurrirse al TC o a la RM.

TRATAMIENTO: La mayoría pueden tratarse de forma conservadora10. La

supresión con T4 en raras ocasiones se muestra eficaz en la reducción del bocio,

aumentando el riesgo de tirotoxicosis10. En la actualidad, se está

incrementando el uso de yodo radiactivo ya que, a menudo, logra reducir el

bocio y puede suprimir, de manera selectiva, regiones de autonomía15. La

cirugía continua siendo muy eficaz, aunque no exenta de riesgos, motivo por el

que se reserva para pacientes con síntomas compresivos, hipertiroidismo

clínico o subclínico o ante la sospecha de malignidad15,19.

1.3.1.1.7.3 BOCIO MULTINODULAR TÓXICO:

Su patogenia se asemeja a la del BMN no tóxico, siendo la diferencia principal

la presencia de autonomía funcional en el BMN tóxico10.

DIAGNÓSTICO: La presentación clínica del BMN tóxico, además de las

características del bocio, consiste en un hipertiroidismo subclínico o

tirotoxicosis leve10. El paciente suele tener una edad avanzada y puede

aparecer en la consulta con fibrilación auricular o palpitaciones, taquicardia,

nerviosismo, temblores y/o disminución del peso20. La exposición reciente al

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

25  

yodo, bien a través de contrastes u de otras fuentes, puede desencadenar o

empeorar la tirotoxicosis20. Los niveles de TSH son bajos y los de T4 pueden

ser normales o discretamente aumentados; la T3, con frecuencia, se halla

aumentada en mayor grado que la T410. La gammagrafía tiroidea muestra una

captación heterogénea con múltiples regiones de captación aumentada y

disminuida; la captación de yodo radiactivo de 24 horas puede no

incrementarse.

TRATAMIENTO: los fármacos antitiroideos en combinación con los

betabloqueantes pueden normalizar la función tiroidea y tratar las

manifestaciones clínicas de la tirotoxicosis, aunque este tratamiento provoca

una estimulación en el crecimiento del bocio20. El radioyodo se puede emplear

para tratar las áreas de autonomía y para reducir el volumen del bocio20. Una

alternativa reciente en el tratamiento, es la instilación de etanol en los nódulos

tóxicos, guiada por ecografía20. La cirugía tiroidea es el tratamiento definitivo

tanto de la tirotoxicosis subyacente como del bocio, pero para realizarla es

necesario que los pacientes se encuentren eutiroideos y, para ello, se utilizan

los fármacos antitiroideos antes de someterse a la intervención20.

1.3.1.1.8 NÓDULO SOLITARIO:

Un nódulo tiroideo puede corresponder a un adenoma benigno o a un

carcinoma, puede presentarse como sólido o quístico y ser normofuncionante,

hipofuncionante o hiperfuncionante12. Además, se puede presentar en el contexto de

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

26  

otras patologías tiroideas como la enfermedad de Graves-Basedow o la tiroiditis de

Hashimoto10.

Su prevalencia en la población general se encuentra cercana al 5%, siendo 4

veces más frecuente en mujeres21.

El porcentaje de cáncer presente en los nódulos tiroideos palpados como

solitarios es próximo a un 5%15 y la prevalencia de malignidad es más elevada en niños

y mayores de 65 años. Así, un nódulo tiroideo solitario en niños de edad inferior a 14

años, tiene una probabilidad del 50% de ser un carcinoma15. Aunque los nódulos

solitarios son más frecuentes en mujeres, en los varones tienen un riesgo casi duplicado

de malignidad12. Se han descrito varios factores que aumentan el riesgo de malignidad

en un nódulo12 y estos deben ser investigados durante la anamnesis y la exploración

física de todo nódulo tiroideo. Así, una historia familiar de neoplasias endocrinas nos

sugiere el diagnóstico de carcinoma tiroideo, con mucha probabilidad de histología

medular, y es un factor de riesgo bien establecido12. El antecedente de irradiación

cervical, especialmente en la infancia, conlleva un riesgo de malignidad de entre el 30 y

50% y debe ser investigado de forma rutinaria12. El crecimiento rápido de un nódulo

tiroideo sugiere malignidad, así como la presencia de parálisis recurrencial sin cirugía

tiroidea previa o enfermedad respiratoria12. La fijación del nódulo a planos profundos o

superficiales, o la palpación de adenopatías cervicales, típicamente unilaterales, son

factores de riesgo aumentado de malignidad12,21.

DIAGNÓSTICO: La mayoría de los nódulos tiroideos asientan sobre glándulas

funcionalmente normales10. La Ecografía Tiroidea ha permitido definir cuatro

características que se relacionan con el riesgo de malignidad12: la

multinodularidad, la naturaleza del nódulo (sólida, quística o mixta), la

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

27  

presencia de calcificaciones intranodulares y el aspecto ecográfico del nódulo

(márgenes mal delimitados, forma irregular, hipoecogenicidad, ausencia de

halo de seguridad o margen no regular, espiculado). La ecografía se trata del

único método fiable para el seguimiento del crecimiento de un nódulo tiroideo

que se ha decidido no operar12. Además, es de utilidad para guiar la punción

aspiración con aguja fina (PAAF). La Gammagrafía Tiroidea clasifica en dos

categorías los nódulos, según su capacidad de captación. Así, son nódulos

calientes cuando captan más isótopo que el tejido tiroideo circundante y fríos

cuando no captan isótopo. Un nódulo caliente puede ser el asiento de un

carcinoma papilar. En la actualidad, su indicación queda restringida a la

comprobación de que un nódulo tiroideo palpable en el seno de un

hipertiroidismo no autoinmune, es o no hiperfuncionante12. La PAAF es el

método de elección para determinar si un nódulo tiroideo es benigno o

maligno, con una sensibilidad mayor al 85% y una especificidad entre el 70-

99%12. A pesar de todo esto, la PAAF presenta tres limitaciones: es

examinador dependiente, no distingue entre adenoma y carcinoma folicular y

presenta una tasa de material inadecuado para el diagnóstico entre el 6-18%, lo

que obliga a repetirla12.

TRATAMIENTO: Depende del resultado obtenido en la PAAF12. Una PAAF

concluyente para malignidad obliga a cirugía realizándose tiroidectomía total,

excepto que el resultado sea de carcinoma anaplásico, linfoma tiroideo o

metástasis tiroideas. Si el resultado de es compatible con lesión benigna se

realizará control anual, que incluye una ecografía para vigilar el crecimiento

del nódulo y una determinación de los niveles de TSH. En una proporción

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

28  

pequeña de pacientes, se realizará cirugía a pesar de la benignidad, debido a la

ansiedad generada por una cancerofobia incontrolable o debido a criterios

estéticos. Si el resultado de la PAAF es sospechosa la recomendación más

extendida defiende realizar una hemitiroidectomía. Cuando la PAAF es no

diagnóstica se debe repetir. Si en la segunda PAAF no se obtiene material

suficiente, la recomendación más lógica sería considerarla como sospechosa y

realizar una hemitiroidectomía12.

1.3.1.2 ENFERMEDADES MALIGNAS DEL TIROIDES:

El carcinoma de tiroides es la neoplasia endocrina más frecuente22. Las

neoplasias tiroideas pueden originarse en cualquiera de los tipos celulares de la

glándula, incluidas las células foliculares, las células C productoras de calcitonina, los

linfocitos y los elementos estromales y vasculares. Además, pueden ser debidas a

metástasis de otras localizaciones22.

Los dos tipos más frecuentes de cáncer de tiroides son el carcinoma papilar y

el carcinoma folicular22, siendo los dos tumores diferenciados. Los carcinomas

foliculares presentan una mayor mortalidad que los papilares, siendo ésta a los 10-15

años alrededor del 10-50% en tumores invasivos o con metástasis a distancia en el

momento de su diagnóstico10.

Existen otros tipos de cáncer de tiroides, menos frecuentes, como son el

carcinoma medular de tiroides, el carcinoma anaplásico y el linfoma tiroideo22.

Se han estudiado diversos factores que pueden aumentar de riesgo de un carcinoma

tiroideo9. Los más importantes se detallan a continuación:

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

29  

• SEXO Y EDAD: Por razones no bien aclaradas, los cánceres tiroideos son

alrededor de tres veces más frecuentes en las mujeres9. La mayor incidencia

de los carcinomas, tanto papilar como folicular, se sitúa entre los 20 y 60

años9.

• DEFICIT DE YODO: Los carcinomas foliculares de tiroides tienen mayor

frecuencia en las regiones del mundo donde hay un deficit de yodo9.

• RADIACIÓN: La exposición a la radiación se ha demostrado como factor de

riesgo para el cáncer tiroideo9. El origen de la radiación puede ser

tratamientos médicos, accidentes nucleares y precipitación radiactiva de

armas nucleares. Así, haber sido sometido a tratamientos con radiación en la

región cervical o la cabeza en la infancia representa un factor de riesgo del

cáncer de tiroides. Generalmente, el riesgo de desarrollar un cáncer tiroideo

es tanto mayor cuanto menor ha sido la edad en el momento de administrarse

el tratamiento9.

• CONDICIONES HEREDITARIAS: Alrededor de uno de cada cinco

carcinomas medulares de tiroides (MTC) es debido a una alteración

genética10, y se denomina carcinoma medular de tiroides familiar (FMTC).

El FMTC puede aparecer solo, o asociarse con otros tumores. La asociación

de FMTC con tumores de otras glándulas endocrinas es denominada como

neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2), Existiendo dos subtipos, MEN

2a y MEN 2b:

o MEN 2a, donde el carcinoma medular de tiroides se asocia a

feocromocitomas y tumores de las glándulas paratiroides.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

30  

o En la MEN 2b, el carcinoma medular de tiroides está asociado con

feocromocitomas y neuromas. Este subtipo es mucho más infrecuente

que el MEN 2a.

En las formas hereditarias del carcinoma medular tiroideo, éstos tienen, a

menudo, un desarrollo durante la infancia o en adultos jóvenes. Además, el carcinoma

medular de tiroides que se presenta en el síndrome MEN 2b es más agresivo.

Los factores pronósticos que se relacionan con el cáncer diferenciado de

tiroides son: edad superior a 50 años, tamaño del tumor, grado de diferenciación y

variedad histológica, presencia de invasión capsular y vascular, invasión linfática y

presencia de metástasis a distancia 12.

La UICC y la AJCC, conjuntamente, han consensuado un sistema de estadiaje

del cáncer tiroideo23. Esta clasificación ha sido basada en el sistema TNM: T (tamaño y

extensión de la lesión), N (presencia o ausencia de adenopatías) y M ( presencia o

ausencia de metástasis a distancia). Su utilización postoperatoria es de gran utilidad para

definir la conducta a seguir en estos pacientes23, la cual es de gran importancia debido al

porcentaje elevado de recurrencia que presenta el carcinoma tiroideo23. En el Anexo 1

se reproduce la clasificación TNM junto con el estadiaje tumoral.

Se han hecho varios intentos para clasificar el carcinoma diferenciado de

tiroides en grupos basándose en distintos índices pronósticos12. Así, se identifican las

variables con una relevancia pronostica mayor, y se les asigna una puntuación. La suma

total de las variables proporciona el índice pronóstico. Algunos de estos índices son: el

de la Organización Europea de Investigación del Tratamiento del Cáncer (EORTC), el

cual utiliza la edad, sexo, diferenciación histológica, extensión extratiroidea y

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

31  

metástasis; el AMES que valora la edad, metástasis, extensión inicial y tamaño;

DAMES, ACIS, AGES….

1.3.1.2.1 CARCINOMAS DIFERENCIADOS DE TIROIDES:

El origen de los carcinomas diferenciados de tiroides son las células

foliculares12. Por este motivo, en estos cánceres, las células tumorales se asemejan al

tejido normal en el análisis histológico.

1.3.1.2.1.1 CARCINOMA PAPILAR:

Alrededor de 8 de cada 10 carcinomas tiroideos son adenocarcinomas

papilares5. Los carcinomas papilares, típicamente, tienen un crecimiento muy lento12 y

generalmente, afectan únicamente a un lóbulo de la glándula tiroidea, aunque en

ocasiones, aparece en ambos lóbulos18. A pesar de su crecimiento lento, a menudo se

diseminan a los ganglios linfáticos cervicales. Aún así, en la mayoría de los casos, su

pronóstico e bueno, con una supervivencia a los 5 años de seguimiento superior al 98%5,

18. La presencia de metástasis en ganglios se relacionada con la recurrencia sin influir en

la mortalidad cuando los pacientes son menores de 45 años, mientras que a partir de los

45 años la afectación ganglionar se asocia a una mayor recurrencia y mortalidad18.

En el análisis histológico del carcinoma papilar se pueden distinguir diferentes

variantes. De éstas, la variante folicular (o también llamada variante folicular-papilar

mixta) es la que aparece con mayor frecuencia12. Tanto la forma habitual de carcinoma

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

32  

papilar como esta variante folicular comparten el mismo tratamiento y poseen el mismo

pronóstico5. Otras variantes del carcinoma papilar (variante de células altas, la variante

de células cilíndricas y la variante esclerosante difusa) son menos frecuentes y más

agresivas, con tendencia a crecer y a propagarse con más rapidez5.

1.3.1.2.1.2 CARCINOMA FOLICULAR:

El carcinoma folicular el segundo tipo más común de cáncer tiroideo24. Es

menos frecuente que el papilar, constituyendo aproximadamente, 1 de cada 10 cánceres

de tiroides12, presentando una mayor incidencia en los países con déficit de yodo24. A

diferencia del carcinoma papilar, los carcinomas foliculares, por norma general, no se

diseminan a los ganglios linfáticos, aunque si pueden metastatizar a otros órganos,

como los pulmones o los huesos12,25. Aunque, el pronóstico no es tan favorable como el

del carcinoma papilar, sigue siendo favorable en la mayoría de los casos, presentando

una tasa de mortalidad a largo plazo que varía entre el 3 y 5% en los mínimamente

invasivos12.

El carcinoma de células de Hürthle o carcinoma de células oxífilas, variante

del carcinoma folicular12, supone alrededor de 4% de los cánceres de tiroides. Su

pronóstico es menos favorable que el del carcinoma folicular típico. Esto se debe a que

es más difícil de diagnosticar y tiene una mayor resistencia al tratamiento con yodo

radioactivo24.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

33  

1.3.1.2.2. OTROS TIPOS DE CARCINOMAS TIROIDEOS:

1.3.1.2.2.1 CARCINOMA MEDULAR:

El carcinoma medular de tiroides (MTC) representa, aproximadamente, el 5%

de los cánceres de la glándula tiroides4. Su origen está en las células C de la glándula

tiroidea, y es consecuencia de una mutación en el protooncogen RET, que se localiza en

el cromosoma 10q11.2. La localización típica de este carcinoma en la glándula es en el

tercio medio de los lóbulos, donde, por norma general, son más abundantes las células

C10. En algunas ocasiones, se puede diseminar a los ganglios linfáticos, los pulmones o

al hígado, incluso antes de detectarse un nódulo tiroideo12. Normalmente, estos cánceres

producen calcitonina y antígeno carcinoembrionario (CEA), que se detectan mediante

análisis de sangre10. Suele ser resistente al yodo radiactivo y su pronóstico no es tan

favorable como en los carcinomas diferenciados de tiroides4.

Existen 2 variantes de carcinoma medular de tiroides. El primero, aparece en 8

de cada 10 casos4 y se trata del carcinoma medular de tiroides esporádico. El

carcinoma medular de tiroides esporádico, no hereditario, aparece en adultos de edad

avanzada principalmente y se desarrolla solamente en un lóbulo tiroideo12.

La otra variante de carcinoma medular de tiroides es hereditario y puede aparecer en

cada generación de una familia10. Frecuentemente, el carcinoma medular de tiroides

familiar se presenta en la niñez o en la edad adulta temprana10. Por lo general, en estos

pacientes, el cáncer se desarrolla en ambos lóbulos de la glándula tiroidea y en varias

áreas de cada lóbulo. A menudo, se asocia a un riesgo aumentado de otros tipos de

tumores10.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

34  

El tratamiento de elección es la cirugía, tiroidectomía total asociada a

linfadenectomía, seguido de tratamiento hormonal sustitutivo con levotiroxina12.

Debido a su resistencia al radioyodo, no está indicado utilizarlo en el tratamiento, ni en

rastreos con yodo ni como tratamiento supresor. La radioterapia podría estar indicada en

pacientes con una cirugía incompleta con extensión extratiroidea y linfática. Para el

tratamiento de la enfermedad metastásica está indicada la radioterapia y la

quimioterapia con dacarbazina o combinaciones que lo incluyan. Si se demuestra

enfermedad locorregional se debe realizar tratamiento quirúrgico, pudiendo necesitarse

la radioterapia en aquellas lesiones irresecables como primera opción. Cuando aparecen

metástasis a distancia sintomáticas, se deben considerar diferentes tratamientos locales

como resecciones paliativas, ablación mediante radiofrecuencia o radioterapia.

El seguimiento del carcinoma medular de tiroides comienza a los 3-6 meses

tras la cirugía y se realiza determinaciones basales de calcitonina y CEA12. Unos niveles

de calcitonina elevados a los 6 meses de la cirugía son indicativos de enfermedad

residual, así como, un marcador de mal pronóstico12. En este caso, es mandatorio la

realización de técnicas de imagen para la localización de la lesión residual (ecografía

cervical, TC torácico y abdominal, gammagrafía ósea).

1.3.1.2.2.2 CARCINOMA ANAPLÁSICO:

El carcinoma anaplásico (o carcinoma indiferenciado) es una variedad

histológica poco frecuente de cáncer de tiroides, constituyendo alrededor del 2% de los

cánceres de tiroides4. Es un carcinoma agresivo que invade rápidamente el cuello y se

extiende, con gran frecuencia, a otros órganos del cuerpo26. Tiene un pronóstico

infausto, siendo su mortalidad en torno al 90-100%4 y presenta un índice de

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

35  

supervivencia de 3-6 meses tras ser diagnosticado. Suele ocurrir en personas mayores,

generalmente, de más de 60 años, siendo más frecuente en el sexo femenino con una

proporción de 1,5:14. Su tratamiento en la mayoría de los casos es paliativo. En un

porcentaje escaso de pacientes, la combinación de radioterapia y doxorrubicina ha

conseguido controlar localmente la enfermedad.

1.3.1.2.2.3 LINFOMA TIROIDEO:

El linfoma se desarrolla en ocasiones limitadas en la glándula tiroides12. En la

mayoría de los casos son linfomas de células B y son considerados, con frecuencia,

linfomas MALT. Los pacientes con tiroiditis de Hashimoto presentan un riesgo 60

veces mayor de desarrollarlo12 y es más frecuente en las mujeres12. El tratamiento de

elección es la quimioterapia combinada y posteriormente, radioterapia del lecho

tiroideo. La cirugía no aporta ningún beneficio en este tipo de tumor.

1.3.1.2.2.4 SARCOMA TIROIDEO:

Se trata de un tipo de cáncer poco común, cuyo origen está en las células de

sostén de la glándula tiroidea. Frecuentemente, son cánceres agresivos con mal

pronóstico4.

1.3.1.2.2.5 METÁSTASIS DE OTROS CARCINOMAS EN EL TIROIDES:

Diversos tumores pueden desarrollar metástasis en la glándula tiroidea como

los melanomas, los carcinomas de mama, colon, pulmón, gástrico, pancreático, renal,

los linfomas y otros tumores de cabeza y cuello4.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

36  

1.3.1 MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LA PATOLOGÍA TIROIDEA:

Están basados en una buena anamnesis y exploración física y se complementan

con pruebas de imagen y estudios hormonales y moleculares.

1.3.1.1 HISTORIA CLÍNICA Y EXPLORACIÓN FÍSICA:

Hay una serie de síntomas y signos clínicos que nos pueden hacer sospechar la

malignidad de un nódulo:

§ Datos que lo convierten en altamente sospechoso: Nódulo duro y

adherido a estructuras vecinas, con un rápido crecimiento. Disfonía con

parálisis de la cuerda vocal. Historia familiar de cáncer de tiroides.

Presencia de adenopatías locorregionales y síntomas de invasión de las

estructuras vecinas12.

§ Datos que lo convierten en sospechoso: Edad menor a 15 años y superior

a 45. Pertenecer al sexo masculino. Nódulo de tamaño inferior a 4 cm. de

diámetro. Presencia de un quiste mayor de 4 cm. o quiste complejo.

Historia de radiación previa o de enfermedades asociadas a carcinoma

tiroideo12.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

37  

1.3.1.2 PRUEBAS DE LABORATORIO:

La medición de los niveles de tirotropina (TSH) sérica, tiroxina libre (T4L),

triyodotironina libre (T3L), así como de los anticuerpos antiperoxidasa ofrecen un

escaso valor para el diagnóstico diferencial de los nódulos tiroideos4. La Tiroglobulina

(Tg) sérica no tiene valor diagnóstico debido a que sus niveles se correlacionan con el

tamaño del nódulo pero no con su naturaleza4. Con respecto a la Calcitonina, los niveles

elevados de la misma son casi sinónimo de carcinoma medular de tiroides4, y por tanto,

se recomienda medirla en el estudio inicial de cualquier nódulo tiroideo4.

1.3.1.3 PUNCIÓN- ASPIRACIÓN CON AGUJA FINA(PAAF):

Es la prueba de elección en un paciente con un nódulo tiroideo único o con uno

dominante en un bocio multinodular12,27.

Se trata de un procedimiento sencillo, seguro y poco invasivo. En los casos en

los cuales la lesión es difícil de identificar se debe realizar guiada por ecografía. Si la

lesión es de naturaleza quística debe drenarse totalmente y realizar estudio citológico.

En la práctica quirúrgica nos podemos encontrar con un diagnóstico

anatomopatológico de malignidad tras la realización de una hemitiroidectomía por

patología tiroidea que inicialmente fue informada como benigna o no maligna en el

estudio de PAAF28.

Los diagnósticos posibles tras la realización de la PAAF son los siguientes:

§ No diagnóstica.

§ No maligna.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

38  

§ Sospechosa de malignidad: pueden ser necesarias otras pruebas y en

los tumores diferenciados sería conveniente realizar tratamiento

quirúrgico.

§ Diagnóstica de malignidad.

§ Lesión folicular: la PAAF es en una técnica limitada a la hora de

distinguir entre lesiones foliculares benignas y malignas28. En los

carcinomas foliculares y de células de Hürtle, la PAAF no es

efectiva en la determinación de la invasión tumoral, lo que obliga a

un diagnóstico característico. La probabilidad diagnóstica de un

carcinoma folicular mediante PAAF está en torno al 20 %. Por este

motivo, la escisión está recomendada en este grupo de pacientes28.

Para la clasificación de las neoplasias foliculares tiroideas se realizaba el

análisis intraoperatorio de una muestra congelada con el fin de determinar la benignidad

o malignidad del tumor28. Sin embargo, diversos estudios han probado que esta técnica

es de una mínima utilidad clínica, puesto que los hallazgos que aportan solamente

contribuyen al manejo del paciente en un 3.4% de los casos28.Por este motivo, sería

importante el empleo de técnicas moleculares que ayudasen al diagnóstico de las

neoplasias foliculares.

1.3.1.4 ECOGRAFÍA:

La identificación de un nódulo solitario hipoecoico, sólido, con margen

irregular, textura interna homogénea y discontinuidad o ausencia de halo sugiere un

carcinoma. La hipervascularización también es considerado un dato significativo.

Cuando evidenciamos una masa hipoecoica con ecoestructura heterogénea y asociada a

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

39  

calcificaciones en anillo nos encontramos ante un carcinoma altamente invasivo.

Múltiples estudios han demostrado la utilidad de la ecografía tiroidea en la toma de

decisión quirúrgica cuando es difícil la realización de PAAF o el análisis

intraoperatorio de muestra congelada28.

En función del grado de invasión, el carcinoma folicular se puede clasificar en

mínimamente invasivo o altamente invasivo; esta diferenciación posee un importante

impacto en el pronóstico. Los hallazgos sonográficos ayudan a diferenciar el grado de

invasividad y por tanto, el uso de la ecografía es de utilidad para el diagnóstico

preoperatorio en estos casos ya que podrá determinar el manejo quirúrgico27.

1.3.1.5 PRUEBAS ISOTÓPICAS:

Están reservadas para circunstancias especiales tanto en el preoperatorio como

en el seguimiento y tratamiento postoperatorio12. No tiene ninguna utilidad en el

carcinoma medular de tiroides puesto que no capta yodo12. Las gammagrafías con

Talio-201, Tecnecio-99m-sestamibi y el octreoscan son de utilidad en la detección de

metástasis de carcinoma folicular que han perdido la capacidad para concentrar yodo y

no necesitan la supresión de tratamiento con levotiroxina4.

Las gammagrafías con yodo radioactivo tienen un funcionamiento mejor si los

pacientes presentan niveles altos de TSH. Estos niveles pueden ser aumentados

suspendiendo el tratamiento con hormona tiroidea varios días o semanas antes de

realizar el estudio. Esta elevación produce niveles bajos de hormona tiroidea y estimula

a que la glándula pituitaria segregue más TSH, lo que induce a las células cancerosas a

absorber el yodo radioactivo. A pesar de que este hipotiroidismo intencional es

temporal, puede provocar síntomas como cansancio, somnolencia, aumento de peso,

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

40  

depresión, dificultad para concentrarse, estreñimiento y dolores musculares. En la

Actualidad hay disponible una forma inyectable de tirotropina que aumenta los niveles

de TSH en el paciente antes de la gammagrafía con yodo radioactivo, por lo que no es

necesario suspender el tratamiento con hormona tiroidea por un período de tiempo

prolongado.

La gammagrafía nos evidencia la presencia de nódulos hipo, iso o

hipercaptantes o bien la presencia de una captación difusa de toda la glándula (como

ocurre, por ejemplo, en la enfermedad de Graves-Basedow). Los nódulos hipocaptantes,

también llamados fríos, suelen ser benignos, aunque tienen una incidencia de

malignidad en torno al 15%6, superior a los nódulos hipercaptantes o calientes.

1.3.1.6 RADIOGRAFÍA DE TORAX:

Va a detectar la presencia de metástasis pulmonares, así como una desviación

traqueal en lesiones tiroideas de gran tamaño.

1.3.1.7 TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Y RESONANCIA MAGNÉTICA:

Se utiliza para la evaluación global de carcinomas en los que se sospecha la

existencia de metástasis.

1.3.1.8 TOMOGRAFIA POR EMISIÓN DE POSITRONES:

La PET-FDG (con F18-fluordesoxiglucosa) es una herramienta diagnóstica útil

en la detección de enfermedad persistente y recurrente o metastásica en los pacientes

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

41  

con un carcinoma diferenciado de tiroides, que tienen una concentración elevada de Tg

plasmática y con RCT con I-131 negativo4. No resulta de utilidad en la diferenciación

de lesiones benignas y malignas, siendo el método diagnóstico de elección la ecografía

y la PAAF. También se ha demostrado la utilidad de esta prueba en la localización

preoperatoria de metástasis de partes blandas y de adenopatías cervicales9.

1.3.1.9 ESTUDIOS MOLECULARES:

En el carcinoma folicular, en ocasiones, es difícil determinar

citopatológicamente si existe invasión vascular o capsular9. Por este motivo, un

marcador molecular diagnóstico sería crucial para identificar preoperatoriamente el

carcinoma folicular.

El “Trefoil Factor 3 (TFF3)” representa el mejor indicador para el diagnóstico

de carcinoma folicular10. Se trata de una nueva familia de péptidos, los cuales son

segregados a nivel de las células epiteliales secretoras de mucina y cuya función se basa

en la reparación y defensa de la mucosa; Además, actúa como supresor tumoral.

Diversos estudios han demostrado su utilidad para la diferenciación entre adenoma

folicular y carcinoma. De hecho, sus niveles se hallan disminuidos en el carcinoma.

Por tanto, las exploraciones complementarias preoperatorias fundamentales en el

estudio de la patología tiroidea son cuatro6: la determinación de hormonas tiroideas, la

ecografía, la gammagrafía y la punción aspiración con aguja fina.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

42  

1.4 TRATAMIENTO QUIRÚRGICO EN LAS ENFERMEDADES DEL

TIROIDES:

La cirugía de la glándula tiroides fue siempre un procedimiento peligroso con

tasas extremadamente elevadas de mortalidad12. El primer relato de una intervención de

tiroides data de 1170, realizada por Roger Frugardi15. Para la mitad del siglo XIX,

aparecieron importantes avances en anestesia, antisepsia y en el control de la

hemostasis, lo que permitió a los cirujanos operar el tiroides con unas tasas de

mortalidad reducidas15,29,30. Los cirujanos de tiroides más conocidos de esta época

fueron C. A. Theodor Billroth (1829-1894) y Emil Theodor Kocher (1841-1917)12,31.

La introducción de múltiples métodos sofisticados de hemostasia no afectaron

a las tiroidectomías, siendo el único avance desde la década de 1970 la adopción del

electrobisturí12. Un avance técnico a comienzos de la década de 1990 ha sido el

desarrollo de un dispositivo activado ultrasónicamente que incluye tijeras y un bisturí, y

permite al cirujano cortar tejidos y controlar la pérdida de sangre al mismo

tiempo32,33,34. El bisturí armónico usa energía mecánica de alta frecuencia y bajo

voltaje, lo que produce una menor dispersión térmica evitando el daño a tejidos

vecinos(nervios, glándulas paratiroides)34,35, para cortar y coagular los tejidos y vasos

simultáneamente sin la necesidad de realizar ligaduras, lo que evita el rechazo del

material de sutura y disminuye la reacción tisular postoperatoria36,37 . Dado que la

tiroidectomía es una cirugía que requiere un gran número de maniobras de ligadura de

los pequeños vasos tiroideos, el uso de este dispositivo puede conseguir una reducción

del tiempo, costos y morbilidad30,35. Las publicaciones sobre el uso del bisturí armónico

son alentadoras, mostrando una reducción significativa del tiempo operatorio32,33,37,38.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

43  

En la actualidad y durante los últimos años la cirugía endoscópica ha ido

ganado importancia. Las primeras publicaciones realizadas sobre cirugía endoscópica

de cuello aparecieron en la década del año 199015 y desde entonces, se han descrito

varias técnicas, bien completamente endoscópicas o bien videoasistidas. Debido a esto,

la cirugía endoscópica tiroidea aún es considerada un procedimiento en desarrollo15.

Los objetivos del tratamiento quirúrgico del carcinoma tiroideo diferenciado son, por

una parte, la exéresis total del tejido tumoral y metástasis linfáticas, y por otra parte, el

diagnóstico definitivo de aquellos nódulos cuya citología es “sospechosa de

malignidad” o “no diagnóstica” y la estadificación postoperatoria del tumor, siendo esta

determinante para el seguimiento12.

La técnica quirúrgica de elección es la tiroidectomía total o casi total, la cual

requiere de un cirujano muy experto para evitar complicaciones que comprometan la

calidad de vida del enfermo39. Está indicada en todos los nódulos con diagnóstico

histológico de malignidad y en los mayores de 4 cm con histología sospechosa de

carcinoma papilar o atipias marcadas, enfermedad nodular bilateral o en pacientes con

antecedentes de riesgo, debido a la alta probabilidad de tratarse de lesiones malignas40.

La hemitiroidectomía o lobectomía con istmectomía ipsilateral está reservada

únicamente para carcinomas foliculares o papilares con histología de bajo riesgo,

menores de 1 cm, unilaterales, ausencia de metástasis linfáticas y en pacientes sin

antecedentes personales o familiares de riesgo40. En nódulos cuya citología es “no

diagnóstica” o “sospechosa de neoplasia folicular o de células de Hürthle” inferiores a 4

cm y unilaterales, puede plantearse la lobectomía como primera opción quirúrgica para

la obtención de un diagnóstico definitivo. Pero esta se debe completar con una

tiroidectomía total si se obtiene un diagnóstico postoperatorio de malignidad y que no

cumplen las características antes descritas40. Las ventajas de la tiroidectomía totales

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

44  

incluyen la disminución del riesgo de recurrencia local, facilita la ablación con

radioyodo y el seguimiento mediante la medición de tiroglobulina sérica39. Las ventajas

de la lobectomía son una cirugía menos agresiva y con una menor tasa de

complicaciones. En pacientes de bajo riesgo, el pronóstico es excelente.

La disección linfática rutinaria del compartimento cervical central es un tema

que se encuentra en debate; muchos autores consideran que podría estar recomendada

en los carcinomas papilares y de células de Hürthle, debido a la alta frecuencia de

micrometástasis linfáticas en este tipo de tumores y a su utilidad en el estadiaje

postoperatorio40. En cualquier caso, la microdisección por compartimentos de los

ganglios linfáticos debe realizarse en caso de sospecha preoperatoria y/o evidencia

intraoperatoria de metástasis ganglionares.

En cuanto al tratamiento quirúrgico de las enfermedades benignas, la

indicación de tiroidectomía total o subtotal en el caso de los bocios nodulares o difusos,

aún es controvertida41. Los inconvenientes de una tiroidectomía total serían una mayor

tasa de hipocalcemia, aunque esta es sólo transitoria y no definitiva41. Diversos estudios

han demostrado que no hay diferencias estadísticamente significativas en cuanto a las

tasas de complicaciones para la tiroidectomía total, subtotal unilateral y bilateral42. Sin

embargo, el riesgo de recidiva, tanto del hipertiroidismo como del bocio, es mayor en

las tiroidectomías subtotales, lo que supone un aumento de las complicaciones propias

de las tiroidectomías en las reintervenciones. Debido a todo esto, en la actualidad se

tiende a recomendar la realización de tiroidectomía total para el tratamiento quirúrgico

de las enfermedades benignas43, añadiendo a las ventajas antes descritas, un mejor

tratamiento y seguimiento del cáncer inesperado en estas patologías.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

45  

1.4.1. TÉCNICAS QUIRÚRGICAS:

La cirugía tiroidea exige al cirujano que la practica un enfoque

multidisciplinario incluyendo un perfecto control de la anatomía cervical; un

conocimiento profundo de las variedades anatomopatológicas tumorales que van a

condicionar el tipo de intervención, una comprensión clara de los fenómenos

endocrinológicos para identificar los síntomas y dirigir la medicación tanto

preoperatoria como postoperatoria, nociones precisas de las exploraciones funcionales y

una precisión microquirúrgica en la búsqueda de los pedículos vasculonerviosos40.

Independientemente de la técnica quirúrgica empleada se debe realizar una

cuidadosa hemostasia, visualizar y respetar el nervio recurrente durante la disección y

comprobar la presencia de, al menos, una de las glándulas paratiroideas viable44.

• TIPOS DE TÉCNICAS

1. Hemitiroidectomía

2. Tiroidectomía total

3. Lobectomías y tiroidectomía subtotal «adaptadas»

4. Tiroidectomía ampliada

5. Técnicas endoscópicas

6. Vaciamiento ganglionar

7. Biopsia selectiva del ganglio centinela

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

46  

Indistintamente de la técnica quirúrgica empleada, hay una serie pasos básicos

que se deben seguir en todas ellas.

La posición más habitual del paciente en la mesa del quirófano es en decúbito

supino con hiperextensión cervical.

La incisión se realiza 3-4 cm por encima del hueco supraesternal, intentando

que coincida con algún pliegue cutáneo. La longitud de la incisión y su posición varían

en función de las características de cada caso. Se incide piel, tejido celular subcutáneo y

platisma colli. A continuación, se aborda el plano entre el platisma y la fascia cervical

superficial sin seccionar las venas yugulares anteriores, disecando un colgajo superior

hasta por encima del cartílago tiroides y uno inferior hasta el hueco supraesternal.

Los músculos infrahioideos se separan en la línea media. Para facilitar el

acceso al polo superior, puede ser útil seccionar el tendón del musculo esternotiroideo.

Una vez visualizado el istmo tiroideo, se diseca el espacio cricotiroideo, evitando el

nervio laríngeo superior en el extremo superior. Seguidamente, se expone el borde

lateral del polo superior y se liga el pedículo vascular.

Las glándulas paratiroideas siempre deben preservarse44, aunque esto no

implica necesariamente su identificación (más que buscarlas, hay que encontrarlas). Las

paratiroides superiores se suelen localizan posteriores al polo superior del tiroides, entre

su tercio superior y los dos tercios inferiores, en un área de 2 cm de diámetro y a 1 cm

por encima del cruce de la arteria tiroidea inferior con el nervio laríngeo recurrente. Una

vez que se identifica la glándula paratiroides, se diseca cuidadosamente, conservando su

vascularización. Las paratiroides inferiores se localizan en la cara dorsal del polo

inferior de la gándula tiroides o en el timo, siempre por delante del nervio recurrente, en

el ligamento tirotímico y, ocasionalmente, adosadas a la glándula tiroides en posición

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

47  

subcapsular. Se debe evitar la ligadura de la arteria tiroidea inferior en el tronco para

asegurar la irrigación de las paratiroides45.

La identificación del nervio recurrente es crucial y obligatoria en cualquier

técnica empleada44,46. La resección tiroidea a ciegas se acompaña de una lesión

recurrencial hasta en el 10% de los casos40. El nervio discurre en un triángulo

delimitado por la tráquea y el esófago medialmente, la arteria carótida lateralmente y el

lóbulo tiroideo en la vertiente superior. El ligamento de Berry es otra estructura

anatómica importante para la preservación del nervio47. Este une al cartílago cricoides y

los anillos traqueales superiores con la porción posteromedial del lóbulo tiroideo. El

nervio recurrente atraviesa el ligamento en profundidad. La localización más fácil del

nervio laríngeo recurrente es próxima al cruce de la arteria tiroidea inferior con el borde

externo del polo inferior de la gándula tiroides45,47. La palpación es otra forma de

identificación que, sin sustituir la identificación visual, puede ayudarnos de manera

ocasional. La neuromonitorización puede resultar de gran utilidad para identificar el

nervio en casos complicados como reintervenciones, bocios grandes y fijos y

carcinomas localmente avanzados48,49,50. Además, tiene un alto valor predictivo

negativo y, por tanto, es capaz de predecir una función nerviosa postoperatoria normal

(97-99%)51. Consiste en la detección de potenciales electromiográficos generados en la

musculatura laríngea resultantes de la estimulación del nervio recurrente48.

Antes del cierre de la incisión, se le solicita al anestesista que instaure una

presión positiva para detectar focos de posible sangrado. La correcta hemostasia es

esencial en la cirugía cervical.

La colocación de drenes es un tema controvertido52 y, en la actualidad, cada

vez se colocan menos drenes y de forma más selectiva, debido a que la mayoría de los

estudios publicados han demostrado que el uso de drenes no evita ni previene la

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

48  

hemorragia, que ésta ni se trata ni se diagnostica más precozmente por el empleo de los

mismos y que cuando la hemorragia es de cuantía significativa, el dren tiende a

obstruirse por los coágulos27,52. Además, su empleo alarga la estancia hospitalaria, no

ofrece beneficios en la cirugía cervical no complicada y ésta es segura sin dren52. No

obstante, el dren se continua recomendando en los casos que asocien un vaciamiento

cervical a la tiroidectomía40.

1.4..1.1 HEMITIROIDECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS TOTALES:

La tiroidectomía total difiere de la hemitiroidectomía solamente en su

bilateralidad. El objetivo de ambas es extirpar la totalidad de uno o de ambos lóbulos

tiroideos realizando una ligadura extracapsular de los pedículos vasculares. Sus

indicaciones son:

§ HEMITIROIDECTOMÍA: gran nódulo frío y carcinoma papilar bien

lateralizado.

§ TIROIDECTOMÍA TOTAL: carcinoma papilar de localización media o

lateral que invade el borde de sección ístmico, cáncer vesicular y algunos

cánceres indiferenciados.

1.4.1.2 LOBECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS SUBTOTALES:

Estas dos intervenciones se describen conjuntamente puesto que la

tiroidectomía subtotal solamente difiere de la lobectomía subtotal en su bilateralidad. El

istmo y la pirámide de Lalouette se resecan en su totalidad en ambas técnicas.

Como indicaciones, se pueden admitir las siguientes:

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

49  

§ La LOBECTOMÍA SUBTOTAL se indica tanto en el bocio nodular único,

bien individualizado como en el adenoma tóxico único y bien delimitado.

§ La TIROIDECTOMÍA SUBTOTAL está indicada en tres situaciones:

o En el bocio multiheteronodular no tóxico: donde la intervención

consiste en realizar la exéresis de la parte distrófica del bocio

respetando al máximo el tejido sano para poder mantener una

mínima autorregulación tiroidea.

o En el bocio multiheteronodular tóxico: la exéresis de los nódulos

fríos guiada por gammagrafía representa el único medio de prevenir

las complicaciones tirotóxicas.

o En la enfermedad de Basedow: donde la intervención se impone

ante el fracaso del tratamiento médico, las recidivas, la intolerancia

a los antitiroideos de síntesis y cuando el contexto social o étnico

impiden tratamientos médicos rigurosos y prolongados. Por otra

parte, la intervención se sigue justificando debido a su rapidez de

acción, a la frecuencia escasa de complicaciones y a la relativa

rareza de variaciones hormonales después de 3 años40.

La intervención consiste en reducir el volumen total de tejido secretor40: la

cantidad de tejido que debe dejarse es crítica, puesto que ocasiona recidiva si es

demasiada o hipotiroidismo si es insuficiente. Como término medio, se admiten valores

comprendidos entre 6-10 g.

Existen dos técnicas contrapuestas en cuanto a la cantidad de tejido tiroideo

que debe dejarse: la primera consiste en conservar una lámina de parénquima posterior

que proteja al recurrente y a las dos paratiroides; la segunda, se basa en conservar uno o

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

50  

dos muñones superiores vascularizados por los vasos tiroideos superiores. Esta última

técnica presenta ventajas e indicaciones frente a la de la pared posterior o protectora:

§ La creación de un muro posterior en una glándula tiroidea hipertrófica y

hemorrágica suele ser difícil y peligrosa con respecto a las estructuras

nerviosas y glandulares que hay que proteger.

§ La apreciación del volumen restante por la técnica de la doble pesada

comparativa tiene mayor dificultad en el muñón posterior que en el polo

superior.

§ La totalización secundaria, obligada o bien por la recidiva del proceso

hipertiroideo o por el descubrimiento fortuito de un cáncer asociado, suele

ser más difícil en la técnica del muro protector puesto que los cambios

fibrosos del lecho posterior hacen muy delicada la nueva disección

nerviosa.

1.4.1.3. TIROIDECTOMÍAS AMPLIADAS:

Se aplican a aquellos carcinomas que han sobrepasado los límites de la celda

tiroidea.

Si el cáncer sobrepasa los límites de la cápsula, resulta indispensable la

resección, uni o bilateral, de los dos músculos infrahioideos. Esta resección no plantea

ningún problema e, incluso, facilita la exéresis en bloque de la glándula tiroidea

subyacente.

La aparición de disnea o hemoptisis en un paciente portador de nódulo tiroideo

reciente hace sospechar la invasión traqueal y obliga a la realización de una tomografía

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

51  

computarizada (TC) y traqueoscopia con biopsia ante la menor duda. Sin embargo, la

invasión traqueal, en ocasiones, se descubre durante la intervención. De manera clásica,

se proponen resecciones limitadas, que se adapten a la extensión de la zona invadida y

que no interrumpan la continuidad traqueal. La resección extramucosa limitada,

aconsejada en caso de adherencia simple del tumor tiroideo a la pared traqueal, conlleva

la resección lateral o medial de los primeros anillos traqueales con la fibrosa que los

une, despegando la mucosa con cuidado de no abrirla. Cuando la extensión de la

invasión es inferior a 1 cm, está recomendada la resección vertical parcial de un flanco

traqueal y la sutura inmediata de la brecha mediante puntos que consigan evertir los

bordes; en casos de resecciones más intensas pero no circulares, la brecha puede

rellenarse con un injerto de la fascia lata recubierta por esternocleidomastoideo fijado

por delante de la plastia, o bien con un injerto de piel reforzado con hilos metálicos.

Cuando la resección se extiende a más de la mitad de la circunferencia

traqueal, algunos cirujanos realizan una traqueotomía provisional, la cual se cierra más

adelante mediante un colgajo cutáneo a partir de tejidos vecinos. En la actualidad, cada

vez se realiza con más frecuencia, la resección y anastomosis debido a los avances de la

cirugía traqueal y de la reanimación. Se han descrito, incluso, resecciones de diez

anillos, con sutura inmediata, asociadas a procedimientos de descenso de la laringe y de

liberación del árbol bronquial.

Cuando aparece una invasión de la laringe, se deben considerar dos casos:

§ Invasión neoplásica que sobrepasa la articulación cricotiroidea y/o afecta

al cartílago tiroides, en cuyo caso, la única solución sería la laringuectomía

total. Algunos autores proponen, en caso de afectación únicamente

cricoidea, la resección completa del cricoides con anastomosis

traqueotiroidea seguida de radioterapia.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

52  

§ Invasión que afecta a la parte anterior de la lámina cricoidea, respetando la

articulación cricotiroidea y sin afectación recurrencial. En este caso, se

realizaría la resección cricoidea parcial anterior.

1.4.1.4. TÉCNICAS ENDOSCÓPICAS:

Desde 1997, se han ido describiendo diferentes técnicas de cirugía

endoscópica15, cuyo propósito consiste mediante vídeo, reducir el tamaño de la cicatriz

cervical, disminuir el dolor postoperatorio y acortar la estancia hospitalaria40,53,54.

Miccoli et al describieron la tiroidectomía endoscópica mínimamente

invasiva43 (TEMI), que se realiza bajo anestesia general, con el paciente colocado en

decúbito dorsal sin hiperextensión cervical. Se practica una incisión de 1,5 cm,

aproximadamente 2 cm por encima de la escotadura supraesternal y una incisión en la

línea blanca avascular de, al menos, 3 cm. Los músculos infrahioideos son rechazados

con un separador que se situa en su cara profunda, mientras que otro separador se

coloca directamente sobre el lóbulo tiroideo, dirigido hacia la línea media. La disección

del lóbulo tiroideo se realiza con los instrumentos quirúrgicos convencionales a través

de la incisión cutánea, mientras los dos separadores mantienen este espacio de

disección. A partir de esta fase operatoria, la intervención se resuelve por vía

endoscópica, sin disección gaseosa, empleándose para ello un endoscopio de 30° y 5

mm de diámetro. Los criterios de selección para realizar este tipo de intervención son:

tamaño del nódulo menor de 30 mm, volumen del lóbulo tiroideo inferior a 20 ml y

ausencia de antecedentes de cirugía cervical, tiroiditis o irradiación.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

53  

Se han descrito otras técnicas endoscópicas, bien a través de incisión

submandibular, por incisión de 2-3 cm en la escotadura supraesternal, o mediante

incisión cervical lateral asociada a incisión infraclavicular en cada lado, pero estas

técnicas reúnen menos casos40. En los últimos años se ha empezado a utilizar la técnica

3D que ofrece una visión en 3D del campo quirúrgico, facilitando una disección más

fina que protege de lesiones nerviosas55.

1.4.1.5. VACIAMIENTO GANGLIONAR:

Si un tumor presenta extensión extratiroidea, debe incluirse en la cirugía la

linfadenectomía del grupo IV56( adenopatías localizadas a nivel del tercio inferior de la

vena yugular interna), y en los casos donde se comprobase que haya afectación cervical

lateral (que viene ocurriendo en el 10% de los carcinomas foliculares y en el 25% de los

carcinomas de células de Hürthle) o en aquellos pacientes con un carcinoma

diferenciado de tiroides con alto riesgo de recidiva y mortalidad56, parece ser

recomendado realizar la disección del compartimento central (nivel VI: adenopatías

peritiroideas, paratraqueales, perirecurrenciales y delfiana) y la disección ipsilateral o

bilateral radical modificada56( niveles II-V: ganglios linfáticos que se localizan a nivel

de la vena yugular superior y que incluyen los yugulodigástricos, ganglios linfáticos de

la cadena yugular media, ganglios a nivel del tercio inferior de la vena yugular interna,

y los ganglios localizados en el triángulo posterior del cuello que, a su vez, se subdivide

en dos niveles: ganglios localizados por delante del nervio espinal y ganglios por detrás

del nervio espinal).

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

54  

Algunos autores defienden que, aunque la incidencia de las metástasis linfáticas

iniciales es en torno al 17%1, se debería incluir en todos los casos la disección del

compartimento central y extenderse, de manera opcional, al espacio lateral en los

tumores con estadio T3 y T4, puesto que tienen una gran importancia pronóstica en

relación a la recidiva56,57. De todos modos, este proceder no tiene una clara influencia

sobre la supervivencia1.

Las linfadenectomías extensas tienen una tasa de hipoparatiroidismo permanente

mayor (14-17%)56, lo que hace necesario la realización una técnica quirúrgica

meticulosa que permita identificar y preservar las glándulas paratiroides y, si fuese

necesario, proceder al autotrasplante de las mismas56,58.

1.4.1.6.BIOPSIA DEL GANGLIO CENTINELA:

La definición de ganglio centinela consiste en el primer ganglio que va a recibir

el drenaje linfático de un tumor. Si en este ganglio linfático no se confirma la presencia

de metástasis, no debería encontrarse metástasis a distancia en otros ganglios59. La

utilidad de este concepto se encuentra bien demostrada en los cánceres de mama y

melanoma22. Su aplicación a pacientes con carcinoma papilar de tiroides se ha

publicado en varios estudios59, debido a la alta tasa de metástasis linfáticas cervicales en

este tipo de carcinomas tiroideos. Aunque es menos frecuente la aparición de metástasis

linfáticas en el carcinoma folicular de tiroides, también se han publicado estudios para

determinar la validez de la biopsia del ganglio centinela en el diagnóstico correcto de

las metástasis linfáticas y así, si esta biopsia es negativa, evitar disecciones linfáticas

innecesarias59.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

55  

1.4.2. CUIDADOS Y VIGILANCIA POSTOPERATORIA:

El paciente que se ha sometido a cirugía tiroidea debe permanecer un mínimo de

seis horas bajo vigilancia estricta, preferentemente en el área de reanimación

postquirúrgica27, y con monitorización del pulso, de la presión arterial, temperatura y

de la saturación de oxígeno para el control de la función respiratoria y poder detectar

eventuales sangrados40, debido a que la hemorragia que presenta un hematoma

compresivo obliga a una actuación inmediata. Desde el punto de vista analítico,

después de cualquier tiroidectomía total o subtotal debe solicitarse la calcemia a las 24

horas tras la intervención. Tanto el tratamiento médico como las determinaciones

sucesivas de dicha calcemia dependerán del resultado inicial12.

En un postoperatorio convencional, la tolerancia oral se inicia a las seis horas de

la intervención y si tolera, se retira la sueroterapia49. La vía venosa se mantiene

heparinizada 24 horas para la administración de analgesia y por si fuese necesario

administrar calcio intravenoso. La antibioticoterapia carece de utilidad casi siempre40.

En algunos estudios se ha probado el beneficio de utilizar en el postoperatorio

inmediato oxígeno al 80% FiO2, reduciendo el dolor, las naúseas y vómitos60. Para la

reducción de las náuseas y vómitos postoperatorios también es eficaz la administración

preoperatoria de dexametasona61.

Por lo general, durante los primeros días postoperatorios, el paciente suele presentar

disfagia dolorosa. La disfonía que se observa, a menudo, durante este período, traduce

el traumatismo que produce la sonda de intubación. En los casos de cirugía cervical no

complicada, el alta se produce en el mismo día o en las primeras 24-48 horas40.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

56  

Actualmente, la cirugía tiroidea se está realizando, con frecuencia creciente y en

pacientes seleccionados, a través de régimen de cirugía mayor ambulatoria62,63,

produciéndose el alta hospitalaria entre las 6 y las 8 horas tras la intervención12.

1.5. COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA TIROIDEA:

En la cirugía tiroidea la mortalidad prácticamente ha desaparecido, hallándose

en torno al 1% e, incluso, en algunas series es nula64. Debido a esto, lo que más

preocupa al cirujano es la morbilidad65.

Las principales complicaciones de esta cirugía son las lesiones nerviosas47,66,67,,

tanto del nervios laríngeo inferior como superior, y el hipoparatiroidismo68,69. También

pueden aparecer complicaciones no específicas, como la hemorragia, infección, seroma

o una cicatriz queloidea. La hipocalcemia representa la complicación más frecuente tras

la tiroidectomía total68,70. El resto de complicaciones son muy infrecuentes y se calcula

que la incidencia de parálisis del nervio laríngeo inferior se encuentra en valores del

1%68 .

En raras ocasiones es necesario realizar una cirugía tiroidea urgente debido a

compresión traqueal y distress respiratorio como consecuencia bien del sangrado de un

nódulo tiroideo, inflamación aguda del tiroides o por edema en las vías respiratorias

precipitada por una infección respiratoria71. En estas situaciones, la cirugía tiroidea de

urgencia está gravada con un mayor riesgo de complicaciones que la cirugía electiva71.

Otro factor que influye en un aumento del riesgo de complicaciones es la cirugía de

rescate en los tumores tiroideos secundarios en comparación con los primarios72.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

57  

Las complicaciones de la cirugía tiroidea se pueden clasificar, según su presentación, en

precoces y tardías.

1.5.1. COMPLICACIONES PRECOCES:

Las complicaciones precoces que pueden aparecer son:

1.5.1.1.HEMORRAGIA POSTOPERATORIA:

Se trata una complicación temible puesto que amenaza la vida del paciente73,74

debido al poco espacio y la poca distensibilidad de la región cervical que provoca que se

produzcan hematomas sofocantes75. La incidencia varía entre 0,4-4,3%75. Se manifiesta

de manera precoz, entre las 12 y 18 primeras horas, con un pico máximo en torno a las

6-8 horas después de la intervención76. Sus síntomas consisten en disnea, dolor,

sensación de opresión cervical, disfagia, disfonía y estridor. Sus signos son aumento del

volumen cervical, alto débito del dren (aunque se pueden obstruir por coágulos y no ser

de utilidad) y salida de sangre por la sutura de la incisión75. El tratamiento de la

hemorragia obliga siempre a la reintervención para evacuar el hematoma y controlar el

foco de sangrado73,77. Para su prevención es necesario realizar una técnica meticulosa

con una hemostasia rigurosa74.

1.5.1.2.DISNEA POSTOPERATORIA :

La disnea es de tipo inspiratorio y suele traducir la parálisis bilateral de los

nervios recurrentes en cierre78. Esta complicación, poco frecuente, es la más grave en la

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

58  

cirugía tiroidea, y, a menudo, hace necesaria la realización de una traqueotomía

inmediata 79,80,81. Una causa muy infrecuente de obstrucción respiratoria es la aparición

de edema laríngeo65. La laringe, las cuerdas vocales y la úvula están predispuestas a

edematizarse con cierta facilidad y, como consecuencia, obstruir el paso del aire. Una

intubación difícil del paciente, la manipulación indebida o necesaria de la tráquea y las

enfermedades asociadas, como la traqueomalacia, representan los principales factores

determinantes de la aparición de esta complicación82. Otro factor de riesgo a tener en

cuenta en la aparición de esta complicación, es la existencia de un bocio subesternal de

más de 5 años de evolución82.

1.5.1.3.DISFONÍA PERSISTENTE:

Traduce, a menudo, la lesión unilateral del nervio recurrente y el paciente

presentará la clásica voz bitonal66,79,80. Algunos autores han propuesto la reintervención

precoz para retirar una ligadura traumática, evacuar un hematoma compresivo o suturar

el nervio si este ha sido seccionado83. Sin embargo, la recuperación vocal suele ser

espontánea, y es debida a la restauración de la función nerviosa o a la compensación por

parte de la cuerda vocal contralateral84. En ocasiones, el trastorno vocal es limitado a

una discreta modificación del timbre, a la ausencia de potencia vocal, especialmente en

los tonos agudos, o a una fatigabilidad inhabitual84. La exploración minuciosa mediante

laringoscopia indirecta no siempre detecta una alteración evidente de la movilidad

laríngea83. En estos casos, se debe sospechar la existencia de una lesión en la rama

externa del nervio laríngeo superior83, cuya incidencia se calcula en torno al 0,4-3% y

para la que puede resultar útil la rehabilitación vocal83.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

59  

1.5.1.4.INSUFICIENCIA PARATIROIDEA AGUDA:

Se trata de la complicación postquirúrgica más frecuente68,85, suele aparecer en

torno a las 24-72 horas tras intervenciones bilaterales, sobretodo si se asocian a la

realización de linfadenectomía central86, con una frecuencia del 2-33%70. Las

hemitiroidectomías raramente producen hipocalcemias76, con una incidencia en torno al

0,2%83. A menudo, se observan hipocalcemias sin manifestaciones clínicas y de carácter

temporal87; con menor frecuencia se manifiestan los signos clínicos de la tetania

paratiropriva, como son hormigueos en los miembros, fasciculación muscular y

contracturas de las manos o de los pies. Muy pocos pacientes desarrollan síntomas a

nivel del sistema nervioso central como convulsiones o mioclonias88.El signo de

Chvostek y el de Trosseau con frecuencia son positivos69,75. El tratamiento de esta

insuficiencia paratiroidea aguda está basado en dos puntos40: la administración de

gluconato o carbonato cálcico, por vía oral a razón de 4-6 comprimidos de 500 mg/d, o

por vía intravenosa a dosis de 1-2 ampollas al día, y la administración la vitamina D

(dihidroxicolecalciferol) a dosis de 0,25-5 µg por vía oral. La duración de este

tratamiento debe mantenerse durante diez días, hasta la desaparición total de los

síntomas y la normalización de las cifras de calcemia40. Todo accidente paratiroideo

exige una vigilancia prolongada86. Algunos estudios están evaluando la utilización

rutinaria de calcio oral y suplementos de vitamina D tras tiroidectomías bilaterales y

tiroidectomías asociadas a vaciamientos cervicales centrales para prevenir las crisis

hipocalcémicas86.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

60  

1.5.1.5. GRAN CRISIS TIROPRIVA:

Se desarrolla como consecuencia de la cirugía del hipertiroidismo y suele

presentarse como una brusca aceleración del pulso, elevación de la temperatura corporal

hasta 39-40 °C, polipnea acompañada de agitación, sudores, temblor y vómitos41.

Actualmente, una preparación preoperatoria médica rigurosa y sistemática de cualquier

hipertiroidismo, prácticamente, ha suprimido este tipo de complicación40.

1.5.1.6.SEROMAS:

Se manifiesta como un aumento de volumen fluctuante en la herida quirúrgica

consecuencia de la presencia de un acumulo de líquido en el lecho quirúrgico.

Habitualmente se detecta durante el 5º día postoperatorio75. Si son de pequeño tamaño

se puede optar por una actitud expectante y esperar a que se reabsorban de forma

espontánea. Si son de un tamaño mayor se puede o bien puncionar y aspirar el líquido o

abrir un extremo de la incisión para que drene. El drenaje espontáneo del seroma puede

provocar una dehiscencia del platisma con el riesgo de producirse una cicatriz

inestética75.

1.5.1.7. INFECCIÓN :

Es una complicación poco frecuente ya que se trata de una cirugía limpia,

presentando una incidencia entre el 0,3-1% de los casos89 y siendo más habitual en la

cirugía oncológica y en el hipertiroidismo debido a la inmunosupresión que existe en

este contexto y a una excesiva manipulación de la glándula75. Se puede manifestar como

una celulitis, apareciendo eritema en la región de la cicatriz con aumento de calor local

y de la sensibilidad de la piel en esa zona, o bien, como un absceso40. Un absceso

superficial se diagnostica por fluctuación y sensibilidad de la zona quirúrgica y a un

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

61  

absceso profundo se puede asociar fiebre, dolor, leucocitosis y taquicardia. La celulitis

se trata con antibioterapia con cobertura frente a Gram-positivos (estafilococos y

estreptococos) y el tratamiento del absceso requiere drenaje y antibioterapia de amplio

espectro75.

1.5.2. COMPLICACIONES TARDÍAS:

1.5.2.1.PARÁLISIS PERMANENTE DEL NERVIO LARÍNGEO

RECURRENTE:

La incidencia de parálisis del nervio laríngeo inferior no es fácil de cuantificar83,

puesto que un cierto número de estudios no incluyen la laringoscopia postoperatoria

sistemática; se estima que oscila entre un 0,23 y un 2,38% de los casos83 y las

variaciones anatómicas en las ramificaciones extralaríngeas del nervio influyen en este

resultado90. Se han identificado factores que aumentan el riesgo de lesión83 como la

extensión de la disección quirúrgica y la dificultad técnica, siendo mayor la incidencia

en las reintervenciones, las tiroidectomías totales o casi totales, la tiroidectomía por

carcinoma, el bocio intratorácico y en los hematomas postoperatorios que precisan

reintervención, incrementando su incidencia hasta el 4,6%67,83. En la mayoría de los

estudios se concluye que las lesiones iatrogénicas del nervio laríngeo recurrente podrían

minimizarse si se realiza una tiroidectomía extracapsular donde se identique, exponga y

siga cuidadosamente su trayecto, sin una excesiva esqueletización ni tracción del

mismo65,75,91,92, sin haberse demostrado en la actualidad que la neuromonitorización

intraoperatoria del nervio recurrente disminuya la incidencia de parálisis en

comparación con la visualización solamente del mismo 49,50,58,66,93.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

62  

1.5.2.2.INSUFICIENCIA TIROIDEA:

Aparece algunas semanas o meses tras las tiroidectomías amplias, realizadas

para tratar el bocio multinodular y el cáncer de tiroides, más que para tratar el

hipertiroidismo40. Su vigilancia clínica y analítica consiste en la determinación de T3, T4

y de la hormona estimulante del tiroides (TSH) o tirotropina a los 3 meses, al año y a

los 2 años12. En algunas situaciones puede estar indicado un seguimiento más

prolongado: cuando en los exámenes de laboratorio postoperatorios la concentración de

TSH está elevada a pesar de valores normales de T3 y T4, o cuando existe un aumento

considerable de la TSH durante la prueba de la thyroid releasing hormona (hormona

liberadora de tirotropina o TRH); Cuando en la histología se identifica una infiltración

linfocítica intensa o adenocarcinoma94. En los demás casos, se puede finalizar el

seguimiento después de 2 años, tras informar a los pacientes de los síntomas clínicos de

hipotiroidismo y de la necesidad de consultar ante la aparición de los mismos.

1.5.2.3.HIPOPARATIROIDISMO CRÓNICO:

También denominado permanente y se define como aquel hipotiroidismo que

dura más de 6-12 meses95,96,97. Suele ser relativamente frecuente, en torno a un 2%

cuando nos referimos solamente a la forma persistente o definitiva85,98, tras una

tiroidectomía total o subtotal, con un mayor riesgo si ésta se realiza por un carcinoma de

tiroides o por enfermedad de graves-Basedow95,99. Puede ser más grave cuando se

presenta de manera poco sintomática y sin manifestación de deprivación paratiroidea

postoperatoria (la cual merecería vigilancia y estudio fosfocálcico sistemático)40. Debe

sospecharse siempre ante la aparición de crisis de tetania, aunque estas sean frustradas,

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

63  

trastornos cutáneos, signos oftalmológicos, o trastornos neuropsiquiátricos (irritabilidad,

depresión o franca psicosis) en un paciente de edad avanzada y tiroidectomizado99.

1.6. TRATAMIENTO MÉDICO DE LA PATOLOGÍA TIROIDEA.

1.6.1. TRATAMIENTO ABLATIVO CON RADIOYODO:

El objetivo de la administración postquirúrgica de algunas dosis ablativas de

I131 es la destrucción de todo tejido tiroideo residual facilitando la monitorización

sensible y específica para el seguimiento del tumor, especialmente para establecer la

persistencia o recurrencia de la enfermedad12,94. La ablación de tejido tiroideo residual

normal permite utilizar tiroglobulina circulante en ausencia de anticuerpos

antitiroglobulina y el rastreo terapéutico con la máxima sensibilidad para el

seguimiento94.

La administración de I131 tiene una clara indicación en aquel grupo de pacientes

con un alto riesgo12: presencia de metástasis a distancia, resección tumoral incompleta o

completa pero con un alto riesgo de recurrencia por la extensión tumoral fuera de la

cápsula tiroidea o afectación de los ganglios linfáticos. En estos pacientes, el

tratamiento ablativo con radioyodo disminuye la mortalidad específica por carcinoma y

por otras causas relacionadas94. Además, en varios estudios se ha confirmado la

reducción de recurrencias en aquellos pacientes tratados con radioyodo94.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

64  

En los pacientes de bajo riesgo a los que se ha realizado cirugía total o

intencionalmente total, con tumores unifocales inferiores o iguales a 1cm de diámetro

(microcarcinomas), o con una histología favorable, no existe ninguna evidencia de que

el tratamiento adicional con radioyodo obtenga beneficio en la mortalidad específica ni

en la recurrencia locorregional94.

Para que el tratamiento con 131I sea efectivo es preciso que la TSH esté

estimulada y alcance unos niveles superiores a 30 UI/ml94; para ello, la dosis de yodo

radiactivo debería ser administrada idealmente a las 3-4 semanas tras la intervención,

sin haber utilizado durante ese tiempo tratamiento sustitutivo. Alternativamente, se

podría iniciar tratamiento sustitutivo con LT4 que debe ser interrumpido durante las 4-5

semanas previas a la administración del I131, iniciándose, entonces, tratamiento con T3

durante 3 semanas, que habría de suspenderlo 2 semanas antes de la ablación. En

determinados casos la estimulación de TSH podría realizarse sin la necesidad de retirar

el tratamiento hormonal, a través de la administración de TSH recombinante humana

(TSHrh). Es recomendable seguir una dieta pobre en yodo (menos de 50 g/día) durante,

al menos, los 7-14 días anteriores y los 4 siguientes a la ablación, con el fin de aumentar

la efectividad del tratamiento, debiendo evitarse huevos, pescados, lácteos y algas, así

como la utilización de contrastes yodados y de fármacos ricos en yodo (amiodarona,

povidona yodada, etc.). En la Actualidad, debido a su escasa utilidad y la posibilidad del

fenómeno de stunning o “aturdimiento”, el cual disminuye la efectividad del tratamiento

ablativo posterior, no está recomiendado el uso rutinario del rastreo diagnóstico

previo94.

La dosis recomendada en los pacientes de alto riesgo es de 100-200 mCi de I131

tras la supresión del tratamiento con hormona tiroidea94.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

65  

Entre los 3-5 días posteriores a la ablación debe realizarse un RCT, tras el cual se

comenzará el tratamiento con pequeñas dosis de LT4 (en especial en personas de edad

avanzada) y se irá aumentando la dosis de 25 a 50 mcg cada 2-3 meses hasta alcanzar la

dosis óptima. El rastreo con dosis terapéuticas de I131 es capaz de detectar metástasis a

distancia, lo cual será útil para la estadificación tumoral y el seguimiento. El I131 está

contraindicado tanto en el embarazo como en la lactancia, por lo que debe evitarse la

gestación hasta transcurridos 6-12 meses.

El tratamiento con radioyodo puede tener efectos secundarios perjudiciales:

• Tumores primarios secundarios: Como leucemia, melanoma, carcinoma de

mama in situ, carcinoma de próstata, carcinoma de riñón, carcinoma de

glándulas salivales y cáncer colorrectal94. Se han descrito incidencias

variables en distintos estudios, que oscilan entre el 2,5% con un seguimiento

medio de 4,5 años y el 7,5% con un seguimiento de 10 años39. De todos

estos tumores, la leucemia es el que se ha asociado con una mayor

probabilidad al tratamiento con I13139.

• Leves alteraciones de función reproductora: Están descritas alteraciones del

eje gonadal con características de leves y transitorias, como amenorrea o

irregularidad menstrual transitoria en el 17% de los sujetos tratados9. A pesar

de ser difícil establecer el riesgo de infertilidad relacionado con el

tratamiento de radioyodo, se ha hecho una aproximación que indica que

podría ocurrir en el 0,2% de las mujeres tratadas39. Se han descrito también

elevaciones transitorias de la folitropina (FSH) y descenso transitorio de

inhibina, pero en ningún caso se ha confirmado una alteración permanente.

Tampoco se ha demostrado ningún riesgo de anomalías congénitas cuando la

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

66  

gestación ha ocurrido después del tratamiento con radioyodo con un

intervalo superior a 6 meses en varones y de más de 12 meses en mujeres39.

Aunque con una baja evidencia científica, se ha recomendado banco de

semen en varones cuando la dosis acumulativa es superior a 500 mCi, en

pacientes jóvenes y con metástasis a distancia, particularmente, de

localización pelviana39.

• Sialoadenitis: Aparece con frecuencias que oscilan entre el 30 y el 50% en

distintos estudios39. Los síntomas más frecuentes son dolor e hinchazón

bilateral, sobretodo de localización en parótidas, que aparece de forma

inmediata y transitoria y, en algunos casos, de manera duradera y progresiva.

Es más frecuente en las mujeres y en algún estudio, se ha puesto en relación

con la dosis de radioyodo por kg de peso39.

• Xerostomía : Se han descrito casos de xerostomía crónica sin poder

establecerse una frecuencia clara ni los factores de riesgo implicados9. En los

últimos años se ha publicado, con una mayor frecuencia, casos de

obstrucción del drenaje nasolacrimal, particularmente, en sujetos con dosis

acumuladas altas39.

• Otras disfunciones de glándulas salivales y lacrimales: Alteraciones

transitorias del sabor, infecciones bucofaríngeas, caries, estomatitis y

candidiasis.

• Leve alteración de medula ósea: En algunos estudios donde se ha

administrado radioyodo tras la retirada T4, se ha descrito una disminución

transitoria del recuento periférico de hematíes, plaquetas y leucocitos9. Esta

alteración se ha puesto en relación con la dosis de radioyodo administrada39.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

67  

1.6.2. TRATAMIENTO SUPRESOR DE TIROTROPINA:

La TSH favorece el crecimiento del tejido tiroideo tanto normal como tumoral si

existiese, por lo que debe mantenerse en unos niveles bajos a través de la administración

de LT4 de por vida. Hace unas décadas, el nivel de supresión se exageró causando los

efectos propios del hipertiroidismo iatrogénico (pérdida de masa ósea y complicaciones

cardíacas)4. En la actualidad, todas las guías (ETA, ATA) aconsejan una supresión más

leve (TSH 0,1-0,5 UI/ml) para individuos de bajo riesgo, y niveles de TSH inferiores a

0,1 UI/ml para los pacientes de alto riesgo4. Siempre hay que tener en cuenta que se

debe utilizar la dosis mínima de LT4 para un efecto óptimo y no cambiar la dosis en

intervalos de tiempo cortos e, incluso, repetir la determinación de THS y T4L antes de

modificarla. En los pacientes que padezcan enfermedades concomitantes importantes el

nivel de supresión se ha de trasladar a un segundo plano.

1.6.3. TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD PERSISTENTE O

AVANZADA:

• CIRUGÍA: Siempre que sea posible, será el tratamiento de elección12

(metástasis óseas, cerebrales, pulmonares solitarias, y, sobre todo,

adenopatías cervicales).

• QUIMIOTERAPIA: De poca utilidad en el carcinoma folicular de tiroides4.

En ocasiones, se utiliza doxorrubicina sola o en combinación con cisplatino.

Debido a la alta toxicidad de estos fármacos, su empleo está restringido a

aquellos pacientes con enfermedad progresiva, no controlada ni por la

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

68  

cirugía, ni por I1314. La respuesta a la quimioterapia suele ser parcial y

transitoria, y no prolonga la supervivencia4.

• RADIOTERAPIA: Indicada para la enfermedad irresecable con infiltración

de estructuras adyacentes100, como la tráquea, el esófago, los grandes vasos,

mediastino y/o de tejido conjuntivo, siendo considerada una terapia de

primera línea o paliativa101. La dosis de radiación es de 6000-6500cGy.

Además, la radioterapia incrementa el control locorregional de la

enfermedad residual en pacientes con carcinoma tiroideo localmente

avanzado y puede emplearse en carcinomas recurrentes100 ,los cuales ya no

responden a la terapia con radioyodo.

En el postoperatorio puede radiarse el lecho quirúrgico del tumor para

disminuir el riesgo de recurrencia locorregional101. Además es de utilidad en

el tratamiento de las metástasis óseas para aliviar el dolor4.

En estudios recientes se ha comparado la radioterapia convencional con

técnicas más novedosas, como la radioterapia en 3-D o la radioterapia de

intensidad modulada obteniendo mejores resultandos en cuanto a

morbilidad102.

1.7. SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDADES

TIROIDEAS.

Consiste en la realización de una anamnesis, exploración física y datos

complementarios que incluyen tiroglubulina sérica, tirotropina recombinante humana,

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

69  

ecografía cervical y rastreo corporal total. Debe ser realizada por un equipo

interdisciplinario y mantenerse de por vida.

Su objetivo consiste en vigilar la aparición de recurrencia tumoral (para ser

tratada precozmente) y, por otro lado, identificar aquellos pacientes libres de

enfermedad para evitarles un sobretratamiento con I131, o una supresión excesiva con

LT4.

1.7.1. TIROGLOBULINA SÉRICA:

La tiroglobulina sérica (Tg) es producida tanto por tejido tiroideo normal como

tumoral y es el marcador específico para el carcinoma de tiroides en aquellos pacientes

a los que se les realizó una tiroidectomía total y fue completada con I131 y tiene

anticuerpos antitiroglobulina (AcTg) negativos4 (puesto que los AcTg positivos

interfieren en los inmunoensayos). Transcurridos 2-3 meses desde la cirugía

(inicialmente tras la cirugía se mantienen elevados) deberían tener unos niveles

indetectables12. Tanto los AcTg (20-25%) como una concentración excesivamente alta

de Tg (efecto hook) invalidan su valor diagnóstico4.

Los anticuerpos disminuyen y desaparecen en los pacientes con una remisión

completa, aunque pueden transcurrir varios años hasta que desaparecen4. La persistencia

o el aumento de su título pueden estar indicando una recurrencia4. El aumento gradual

de los niveles de Tg presenta un valor predictivo positivo mayor(> 80%) que una

determinación aislada (50%)4.

La TSH modula su producción y, por tanto, su sensibilidad diagnóstica, lo que

implica que también debe determinarse, a la vez que la Tg y AcTg12.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

70  

1.7.2. TIROTROPINA RECOMBINANTE HUMANA:

La introducción de la TSHrh ha supuesto un gran avance en el seguimiento del

carcinoma diferenciado de tiroides, con respecto a la mejoría en la calidad de vida4. Se

trata de una forma recombinante altamente purificada de TSH denominada Thyrogen®

(Genzyme) –tirotropina alfa–, la cual incrementa los niveles séricos de TSH sin la

necesidad de retirar LT4, lo que evita las molestias del hipotiroidismo. Los efectos

adversos (cefalea, náuseas, etc.) son infrecuentes, mínimos y transitorios7.

El incremento de los niveles de Tg indica una recidiva de la enfermedad4(el

aumento de la Tg estando el paciente con LT4 siempre es indicativo de recidiva, aunque

no sea detectado con otros métodos de imagen, y susceptible de tratamiento con I131

seguido de RCT terapéutico). Si la Tg es detectable pero con niveles bajos, debe

estimularse con TSHrh, y según la respuesta obtenida (Tg > 2 ng/ml) se procederá al

tratamiento con I131 y/o realizar otros procedimientos diagnósticos de imagen. Si la Tg

no se estimula, se continuará con la revisión anual que incluye ecografía y Tg basal4.

Actualmente, su empleo está limitado al “uso compasivo”67.

1.7.3. ECOGRAFÍA CERVICAL:

La ecografía cervical es la técnica de diagnóstico por imagen más sensible para

detectar metástasis locorregionales12.

La combinación de Tg estimulada con TSHrh y ecografía cervical está

considerada como la prueba diagnóstica con una mayor sensibilidad (96%) y mayor

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

71  

valor predictivo negativo (> 99%)4 en la monitorización de pacientes con carcinoma

folicular de tiroides.

1.7.4. RASTREO CORPORAL TOTAL:

El rastreo corporal total (RCT) diagnóstico se realiza 2-3 días tras la

administración de 2-5 mCi de I131, previa estimulación de TSH. Debida a su escasa

sensibilidad, no se recomienda su uso de manera rutinaria4.

El RCT con dosis terapéuticas de I131 (RCT terapéutico) presenta una mayor

sensibilidad para la detección de metástasis a distancia y es el único tratamiento posible

de las mismas4.

1.7.5. OTRAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS:

Otras pruebas diagnósticas utilizadas para la detección de metástasis a distancia

cuando la Tg se encuentra elevada y el RCT terapéutico es negativo son la TC

cervicotorácica, la resonancia magnética ósea y cerebral y la 18F-FDG-PET.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

72  

1.7.6. PROTOCOLO DE SEGUIMIENTO:

El protocolo de seguimiento utilizado en los pacientes con patología tumoral

maligna sometidos a tratamiento quirúrgico con intención curativa consiste en:

1.7.6.1. SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO:

A los 6-12 meses de haberse realizado el tratamiento quirúrgico y ablativo debe

valorarse la Tg y los AcTg basales y con TSH estimulada por encima de 30 U/ml y ha

de realizarse la primera ecografía cervical12.

Los criterios de remisión incluyen: niveles de Tg indetectables con TSH

suprimida y estimulada, con AcTg negativos, RCT terapéutico negativo y ninguna

evidencia clínica de tumor12.

En los casos donde la Tg es detectable, es decir con un nivel igual o inferior a 2

ng/ml, o AcTg positivos, es obligado repetir las determinaciones con TSH estimulada al

año y valorar su tendencia12.

En aquellos pacientes con una ecografía cervical negativa y unos niveles de Tg

superiores a 2 ng/ml, debe administrarse una nueva dosis ablativa de I131 tras la

retirada de LT4, y realizarse un RCT posterior4.

1.7.6.2. SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO:

En los pacientes que permanezcan en remisión, se deberá determinar cada 6-12

meses los niveles Tg, AcTg y TSH con tratamiento hormonal supresor y se deberá

realizar una ecografía cervical anual, al menos, durante los primeros 3-5 años y siempre

ante la aparición de hallazgos sospechosos12.

 

 

 INTRODUCCIÓN  

     

73  

En los pacientes con niveles de Tg superiores a 2 ng/ml y RCT terapéutico

negativo estará indicada la realización de otras pruebas de imagen, entre ellas, la 18F-

FDG-PET, cuya sensibilidad aumenta si se realiza con TSH estimulada, para localizar

metástasis a distancia4.

 

 

 

2. JUSTIFICACIÓN  

 

 

 

 

 JUSTIFICACIÓN  

     

75  

2. JUSTIFICACIÓN.

En este trabajo de tesis, se ha realizado un estudio sobre las complicaciones

postoperatorias tras la realización de diversas técnicas quirúrgicas empleadas para la

cirugía de las enfermedades tiroideas.

Desde el comienzo de la cirugía tiroidea, la técnica quirúrgica se ha ido

perfeccionando lo que tuvo como consecuencia la disminución de la mortalidad desde

tasas del 40% hasta ser en la actualidad menor del 1% 13,77. Sin embargo, aunque la tasa

de complicaciones se ha ido reduciendo con el desarrollo de una técnica quirúrgica más

sofisticada, no se ha abolido totalmente. Se aceptan tasas de las principales

complicaciones no mortales en rangos que varían del 6,5% al 25% 64,78: hipocalcemia

transitoria o permanente, hemorragia postoperatoria, disfonía o afonía, infección de la

herida quirúrgica, etc.

En nuestro trabajo pretendemos estudiar si estas complicaciones postoperatorias

varían según la experiencia y la especialización del equipo quirúrgico. Uno de los

puntos clave es determinar si una técnica microquirúrgica en manos de un mismo

cirujano experto en cirugía tiroidea presenta una disminución en la tasa de

complicaciones asociadas a este tipo de cirugía.

2.1. OBJETIVOS

Los objetivos directores que queremos alcanzar a través de este estudio se

enumeran a continuación:

 

 

 JUSTIFICACIÓN  

     

76  

1. Conocer la incidencia de complicaciones tras la cirugía tiroidea en nuestro

medio sanitario y comparar nuestros resultados con los publicados a nivel

mundial.

2. Estudiar la influencia de la técnica microquirúrgica en manos de una cirujano

experimentado en las tasas de complicaciones en la cirugía del tiroides.

3. Definir los factores de riesgo que pueden incrementar la incidencia de

complicaciones de la cirugía tiroidea.

4. Comparar la tasa de complicaciones de la cirugía tiroidea por enfermedad

benigna y maligna.

5. Conocer la incidencia de hipocalcemias en las tiroidectomías por enfermedad

benigna o maligna, y la influencia de la reimplantación de la glándula

paratiroidea en la aparición de hipocalcemia.

 

 

3. MATERIAL Y MÉTODOS  

 

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

78  

3. MATERIAL Y MÉTODOS:

3.1. MATERIAL:

Para la consecución de los objetivos anteriores se diseñó un estudio en el cual se

incluyen a pacientes diagnosticados de patología tiroidea, tanto benigna como maligna,

y que precisan cirugía para el tratamiento de su enfermedad tiroidea, en el Área

Sanitaria que abarca el Complexo Hospitalario de Ourense entre enero de 2011 y

diciembre de 2011.    

 

3.2. MÉTODOS:

Se  realizó un estudio observacional prospectivo a través de la recogida de datos

de las Historias Clínicas de los pacientes con patología tiroidea. El criterio de inclusión

en el estudio fue todo paciente con patología tiroidea que requiere intervención

quirúrgica realizada en nuestro hospital ,durante el año 2011, siendo el total de

pacientes incluidos 108. Se excluyeron del estudio: menores de 18 años, pacientes

embarazadas y aquellos pacientes que se nieguen a participar en el estudio o bien no

aceptan entrar en el estudio. El número total de excluidos fue 0.

Los pacientes seleccionados para la realización del estudio, se subdividieron en

dos grupos: el primero formado por aquellos pacientes intervenidos por un mismo

cirujano endocrino experto y a los que se les realizó una técnica microquirúrgica y, en el

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

79  

segundo grupo integrado por pacientes que fueron operados por cirujanos generales y

no se les realiza una técnica microquirúrgica.

3.2.1. TÉCNICA MICROQUIRÚRGICA

Todos aquellos pacientes intervenidos por el mismo cirujano experto en cirugía

endocrina del tiroides, independientemente del tipo de resección tiroidea practicada,

ésta era llevada a cabo con técnica microquirúrgica, que consiste en la utilización de

gafas lupas de 2,5 aumentos por parte del cirujano para la visualización y disección del

nervio laríngeo recurrente y la identificación de las glándulas paratiroides.

3.2.2. RECOGIDA DE DATOS

Para la realización del estudio se recogieron de las historias clínicas las

siguientes variables en una hoja de datos confidencial agrupándose en 7 apartados

definidos (Anexo I):    

 

1. ANTECEDENTES PERSONALES:

Que incluyen las enfermedades previas que padece el paciente, si en algún

momento recibió radioterapia y si se le practicó algún tipo de cirugía tiroidea.

2. ANTECEDENTES FAMILIARES:

De patología tiroidea tanto benigna como maligna y el grado de parentesco con

el paciente.

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

80  

3. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS:

Que incluyen pruebas de imagen, estudio hormonal, biopsia y estudio

otorrinológico.

a) PRUEBAS DE IMAGEN: recogemos si se realizó TC, RMN y Ecografía

y en ésta última si en la exploración se hallaron microcalcificaciones o

hipervascularización en la glándula tiroidea.

b) ESTUDIO HORMONAL: previo a la intervención quirúrgica, donde se

analiza los niveles de TSH,T3, T4 y tiroglobulina.

c) PAAF: especificando si benigna, positiva para malignidad y que extirpe

tumoral es o si no es concluyente para el diagnóstico histológico.

d) ESTUDIO OTORRINOLÓGICO: preoperatorio, indicando si las

cuerdas vocales son móviles o si hay paresia de alguna de ellas.

4. DIAGNÓSTICO HISTOLÓGICO:

Definitivo tras la exéresis quirúrgica de la glándula tiroides.

5. INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA:

Indicando el tipo de resección quirúrgica, el cirujano que la llevó a cabo, si se

realizó microcirugía y si fue necesario la reimplantación de alguna glándula

tiroidea y cuantas se reimplantaron, la duración de la cirugía y la fecha en que se

realizó.

6. COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS:

Donde se recogen las complicaciones más frecuentes y de mayor importancia.

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

81  

a) SEROMA: se recoge la existencia o no de seroma y de haberse formado

si fue necesario su evacuación a través de punción y si la cantidad

extraída de la punción fue mayor o menor de 15centímetros cúbicos.

b) HEMATOMA: especificando su existencia o no, si provoca asfixia o no

y si para su evacuación es suficiente drenarlo o es necesario reintervenir

al paciente.

c) INFECCIÓN: de la herida quirúrgica subsidiaria de tratamiento

antibiótico.

d) PARÁLISIS DEL NERVIO LARÍNGEO SUPERIOR: anotando si se

produce y si ésta es temporal o permanente.

e) PARÁLISIS DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE:

especificando si es temporal y su duración en meses, o si es permanente

y si la causa de lesión fue por sección del nervio o desconocida.

f) HIPOCALCEMIA: se recoge si existe o no hipocalcemia, la duración de

ésta y su carácter temporal o permanente analizando los niveles de calcio

sérico postoperatorios (en las primeros días tras la intervención

quirúrgica) y a los seis meses de la cirugía.

7. ESTADO ACTUAL DEL PACIENTE:

Indicando si el paciente está libre de enfermedad o si por el contrario de produjo

una recidiva y cuando se detectó ésta, o si se produjo el éxitus del paciente y si

está relacionado con la patología tiroidea o fue por otras causas. La duración del

seguimiento ha sido de 3 años

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

82  

3.2.3. ESTUDIO ESTADÍSTICO

Inicialmente se realizó un análisis descriptivo donde las variables cualitativas se

expresaron como frecuencia y porcentaje. Las variables continuas se expresaron como

media ± desviación estándar, mediana [mínimo-máximo].Para conocer la normalidad de

las variables se realizaron los test de Kolmogorov- Smirnov/ Shapiro-Wilk.

Se realizaron pruebas paramétricas / no paramétricas para determinar la

asociación potencial entre las variables de estudio (Chi-Cuadrado, T-Student, U de

Mann- Whitney, Anova de un factor y Kruskal Wallis),

En todos los análisis consideramos estadísticamente significativas las diferencias

con p <0.05.

Los análisis se realizaron utilizando SPSS 15.0, Epidat 4.1 y el software libre R

(http://www.r-project.org)

3.2.4. ASPECTOS ÉTICOS:

La investigación realizada cumple los principios fundamentales establecidos en

la Declaración de Helsinki, en el Convenio del Consejo de Europa relativo a los

Derechos Humanos y la Biomedicina, así como los requisitos establecidos en la

legislación española en el ámbito de la investigación biomédica, la protección de datos

de carácter personal y la bioética.

Todos los pacientes incluidos en este trabajo han sido informados por escrito de

las características del estudio y han firmado un documento de consentimiento informado

 

 

 MATERIAL  Y  MÉTODOS  

     

83  

específicamente elaborado, de acuerdo con los protocolos del Comité Ético de

Investigación Clínica de Galicia.

La gestión de los datos recogidos como el manejo de las historias clínicas han

cumplido en todo momento con las exigencias de la Ley Orgánica de Protección de

Datos (15/1999) y el RD 994/99.

 

 

4. RESULTADOS  

 

 

 

 RESULTADOS  

     

85  

4. RESULTADOS

En nuestro estudio se han incluido un total de 108 pacientes diagnosticados de

alguna patología tiroidea subsidiaria de intervención quirúrgica. La media de edad fue

de 53,5 años (DS=± 15,86). En cuanto al sexo, un 82,4 % son mujeres y un 19% son

varones (Figura 1).

                                                       

FIGURA 1: Distribución por sexo de los pacientes.

En referencia a los antecedentes personales de nuestros pacientes, un 41,7%

presenta alguna enfermedad previa en el momento del diagnóstico de su patología

tiroidea, siendo la más frecuente la HTA con un 27,8%, seguida de la DM presente en

un 10,2% de los pacientes y las enfermedades respiratorias en un 9,3%. Solamente un

0,9% de todos los pacientes estudiados ha sido expuesto a algún tipo de radiación en la

región de cervical. En esta nuestra poblacional, un 3,7% ha sufrido alguna cirugía

tiroidea uni o bilateral previa tanto por patología benigna como maligna.(figura 2). Un

8,3% de nuestros pacientes tienen familiares en primer grado con alguna patología

tiroidea, siendo ésta maligna en un 0,9% y benigna en el 7,4% de los casos. (figura 3)      

 

BENIGNA  77%  

MALIGNA  23%  

SEXO  

 

 

 RESULTADOS  

     

86  

       

FIGURA 2: Antecedentes personales

   

                         FIGURA 3: Antecedentes familiares

El diagnóstico anatomopatológico tuvo como principal exponente la hiperplasia

nodular(bocio) con un 54,6%, seguido del carcinoma de tiroides de cualquier tipo

histológico 20,4% y del adenoma folicular con un 17,6%. En último lugar se hayan los

hipertiroidismos con un 6,5% (figura 4).Un análisis más detallado de los carcinomas

tiroideos, nos muestra que el carcinoma diferenciado de tiroides es más frecuente en

nuestro medio, dado que no se ha hallado ningún caso de carcinoma anaplásico de

tiroides de los 22 pacientes que padecieron un carcinoma en nuestro estudio.

0  

50  

ANTECEDENTES  PERSONALES  

ENF.  PREVIA  

RADIACIÓN  

CIR.TIR.  PREVIA  

BENIGNA   MALIGNA   NO  CONCLUYENTE  

54,6  

16,7   22,2  

ANTECEDENTES  FAMILIARES  

 

 

 RESULTADOS  

     

87  

El estudio preoperatorio llevado a cabo en nuestro estudio consiste en la

realización de alguna prueba de imagen, que incluye la ecografía cervical , la

tomografía computarizada(TC) o la resonancia magnética nuclear(RMN); la realización

de pruebas hormonales y un estudio otorrinolaringológico para la visualización de las

cuerdas vocales. Además también se utilizó la punción aspiración con aguja

fina(PAAF)para el diagnóstico histológico.

En cuanto a la realización de pruebas de imagen, a un 94,4% de los pacientes se

les realizó una ecografía cervical. Ésta mostró en el 40,7% la presencia de

microcalcificaciones y en el 14,8% hipervascularización de la glándula tiroidea. La

tomografía computarizada se realizó en un 21,3% y la resonancia magnética nuclear

solamente se le realizó a 1 paciente (0,9%).

En el análisis de las hormonas tiroideas, se recogieron los valores de 4

hormonas: Tiroglobulina, TSH, T3 y T4 previos a la intervención quirúrgica.

BENIGNA  

MALIGNA  

NO  CONCLUYENTE  

54,6  

16,7  

22,2  

DIAGNÓSTICO  ANATOMOPATOLÓGICO  

FIGURA  4:  Tipos  histológicos  

 

 

 RESULTADOS  

     

88  

El estudio otorrinolaringológico se llevó a cabo en el 73,1% de los pacientes,

con el hallazgo de parálisis de alguna cuerda vocal en el 0,9% de los casos, siendo en el

72,2% restante el estudio normal.

Un total de 101 pacientes del estudio fueron sometidos a una PAAF preoperatoria,

siendo su resultado de patología benigna en el 54,6% de los casos, maligna un 16,7% y

no concluyente en un 22,2% (figura 5).

El tipo de cirugía que con mayor frecuencia se realizó en nuestro estudio fue la

tiroidectomía total ,con un 57,4% de los casos, seguida de la hemitiroidectomía con un

28,7%. La tiroidectomía total asociada a linfadenectomía central se llevó a cabo en un

9,3% y la asociada a linfadenectomía funcional en un 3,7%. En 1 paciente de nuestra

muestra(0,9%) se realizó otro tipo de cirugía tiroidea: presentaban una tiroiditis y

solamente se realizaron biopsias (figura 6).En un 5,6% de las tiroidectomías totales con

BENIGNA  

MALIGNA  

NO  CONCLUYENTE  

FIGURA  5:      

Resultados  de  la  PAAF  

 

 

 RESULTADOS  

     

89  

o sin linfadenectomía se les realizó durante el acto quirúrgico la reimplantación de 1

glándula paratiroidea. La duración media de la intervención quirúrgica fue de 112,20

minutos(DS=±56,9).

Uno de los puntos clave de nuestro estudio es determinar si una técnica

microquirúrgica en manos de un mismo cirujano experto en su realización presenta

alguna ventaja sobre la técnica tradicional en virtud de la morbimortalidad asociada a la

cirugía. Para ello dividimos a nuestra muestra poblacional en dos subgrupos: a uno se

les realizó la cirugía con una técnica tradicional llevada a cabo por varios cirujanos, en

este grupo de incluyeron 71 pacientes (65,7%); el segundo grupo está formado por

pacientes intervenidos por un mismo cirujano y a los que se les practica una técnica

microquirúrgica y se incluyen un total de 37 pacientes (34,3%) (figura 7).

0  

10  

20  

30  

40  

50  

60  

70  

COMPL.  MAYORES  

COMPL.  MENORES  

NO  COMPL.  

FIGURA  6:  

Tipos  de  cirugía  realizada  

 

 

 RESULTADOS  

     

90  

FIGURA 7: Técnica quirúrgica empleada.

En relación a las complicaciones postoperatorias, las hemos dividido en 2

grandes grupos: las complicaciones mayores, por su frecuencia más elevada y mayor

repercusión clínica, que incluyen la lesión del nervio laríngeo recurrente y la

hipocalcemia. Las complicaciones menores incluyen el seroma, el hematoma, la

infección de la herida y la lesión del nervio laríngeo superior. El porcentaje de

complicaciones registrado en nuestro estudio es del 33,3%, siendo el 28,7% para las

complicaciones mayores. Solamente un 6,5% presentó algún tipo de complicaciones

menores(figura 8).

66%  

34%  T.  CONVENCIONAL  

T.MICROQx.  

 

 

 RESULTADOS  

     

91  

Una de las complicaciones más frecuentes es la hipocalcemia postoperatoria,

observada en el 16,7% de los pacientes estudiados, con unos valores medios de calcio

postoperatorio de 8,08 (DS=±0.86) y a los 6 meses de 9,19 (DS=±0,54), siendo

permanente(duración mayor a 12 meses) en el 1,9% de los casos (figura 9).

28%  

6%  66%  

COMPL.  MAYORES  

COMPL.  MENORES  

NO  COMPL.  

FIGURA  8:  Complicaciones  de  la  cirugía  tiroidea  

 

 

 RESULTADOS  

     

92  

FIGURA 9: Niveles de calcemia postoperatorios y a los 6 meses.

Si comparamos la tasa de hipocalcemia con el tipo de patología tiroidea

intervenida, observamos que los pacientes con enfermedades malignas tienen una

tendencia a tener hipocalcemia, 36,3% frente a un 11,7% de hipocalcemias en los

pacientes con enfermedades benignas, siendo el valor p =0,021 estadísticamente

significativo(tabla 2). Otro factor de riesgo para el desarrollo de hipocalcemia es el tipo

de cirugía realizada (tabla 3), siendo más frecuente en las tiroidectomías totales

asociadas a linfadenectomía con un porcentaje del 50%, siendo permanentes el 7,1%;

seguidas de las tiroidectomías totales, apareciendo la hipocalcemia en un 17,7% de los

pacientes, de las cuales permanentes son el 1,6%; y no se detectó ningún caso de

 

 

 RESULTADOS  

     

93  

hipocalcemia en las hemitiroidectomías (p=0.001). Otro factor de riesgo relacionado

con la hipocalcemia postoperatoria sería la realización de reimplante de alguna glándula

paratiroides durante el acto quirúrgico. En este estudio se realizó reimplante a 6

pacientes de los 108 y presentaron hipocalcemia 3, es decir, el 50% frente al 17,24% de

pacientes que padecieron hipocalcemia y no se les reimplantó ninguna paratiroides, con

un valor de p = 0,153 (tabla 4).

BENIGNA MALIGNA TOTAL

HIPOCALCEMIA NO Recuento

% de histología

76

88,4%

14

63,6%

90

83,3%

SI, TEMPORAL

Recuento

% de histología

9

10,5%

7

31,8%

16

14,8%

SI, PERMANENTE

Recuento

% de histología

1

1,2%

1

4,5%

2

1,9%

TOTAL Recuento

% de histología

86

100%

22

100%

108

100%

TABLA 2: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y enfermedad benigna o maligna.

TIPO DE CIRUGÍA

 

 

 RESULTADOS  

     

94  

TT+LINF TT HT TOTAL

HIPOCALCEMIA NO Recuento

% tipo cirugía

7

50,0%

51

82,3%

31

100%

89

83,2%

SI,TEMPORAL Recuento

% tipo cirugía

6

42,9%

10

16,1%

0

0%

16

15%

SI, PERMANENTE

Recuento

% tipo cirugía

1

7,1%

1

1,6%

0

0%

2

1,9%

TOTAL Recuento

% tipo cirugía

14

100%

62

100%

31

100%

107

100%

TABLA 3: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y el tipo de cirugía realizada

HIPOCALCEMIA

NO SI, TEMPORAL

SI, PERMANENTE

TOTAL

INJERTO PARATIROIDES

NO Recuento

% injerto paratiroides

87

85,3%

14

13,7%

1

1%

102

100%

SI Recuento

% injerto paratiroides

3

50%

2

33,3%

1

16,7%

6

100%

TOTAL Recuento

% injerto paratiroides

90

83,3%

16

14,8%

2

1,9%

108

100%

TABLA 4: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y reimplante de paratiroides.

 

 

 RESULTADOS  

     

95  

La segunda complicación mayor es la parálisis del nervio recurrente, presente en

el 14,8% de los pacientes, siendo esta lesión de carácter temporal(duración entre 1-12

meses tras la intervención) en un 7,4% de los casos. La causa de esta lesión fue la

sección del nervio en un 2,8% de los casos. Si comparamos el porcentaje de parálisis del

nervio recurrente con la histopatología de las enfermedades tiroideas, observamos

mayor incidencia de parálisis cuando las lesiones intervenidas son malignas, 45,5%

frente al 7% cuando se trata de enfermedades benignas, con un valor de p <0,001 (tabla

5). Así mismo, si lo que comparamos es el tipo de cirugía realizada con la tasa de

parálisis del nervio recurrente, está es mayor cuando se practica una tiroidectomía total

asociada a linfadenectomía (42,9%), seguida de tiroidectomía total (16,2%) y siendo

nula cuando se realiza una hemitiroidectomía (p=0,002)(tabla 6).

BENIGNA MALIGNA TOTAL

PARÁLISIS DEL N. RECURRENTE

NO Recuento

% de histología

80

93,0%

12

54,5%

92

85,2%

SI, TEMPORAL

Recuento

% de histología

2

2,3%

6

27,3%

8

7,4%

SI, PERMANENTE

Recuento

% de histología

4

4,7%

4

18,2%

8

7,4%

TOTAL Recuento

% de histología

86

100%

22

100%

108

100%

 

 

 RESULTADOS  

     

96  

TABLA 5: Tabla de contingencia que muestra la relación entre parálisis del nervio recurrente y enfermedad benigna o maligna.

TIPO DE CIRUGÍA

TT+LINF TT HT TOTAL

PARÁLISIS DEL N. RECURRENTE

NO Recuento

% tipo cirugía

8

57,1%

52

83,9%

31

100%

91

85,0%

SI,TEMPORAL Recuento

% tipo cirugía

4

28,6%

4

6,5%

0

0%

8

7,5%

SI, PERMANENTE

Recuento

% tipo cirugía

2

14,3%

6

9,7%

0

0%

8

7,5%

TOTAL Recuento

% tipo cirugía

14

100%

62

100%

31

100%

107

100%

TABLA 6: Tabla de contingencia que muestra la relación entre parálisis del nervio recurrente y el tipo de cirugía realizada.

Si comparamos la tasa de complicaciones mayores, tanto la incidencia de

hipocalcemia como de parálisis del nervio recurrente, con el tipo de lesión tiroidea

susceptible de intervención quirúrgica, observamos que existen diferencias

estadísticamente significativas (p<0,001) entre las enfermedades malignas y benignas y

la tasa de complicaciones mayores,   las malignas tienen una mayor tendencia de

complicaciones, con un porcentaje del 63,6% frente al 19,8% en las enfermedades

benignas (tabla 7).Si esta misma comparación la realizamos entre la tasa de

complicaciones mayores y el tipo de cirugía tiroidea realizada, observamos que los

 

 

 RESULTADOS  

     

97  

pacientes sometidos a una tiroidectomía total con o sin linfadenectomía asociada,

poseen mayor riesgo de complicaciones mayores(p<0,001)(tabla 8).

BENIGNA MALIGNA TOTAL

COMPLICACIONES MAYORES

NO Recuento

% de histología

69

80,2%

8

36,4%

77

71,3%

SI, Recuento

% de histología

17

19,8%

14

63,6%

31

28,7%

TOTAL Recuento

% de histología

86

100%

22

100%

108

100%

TABLA 7: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones mayores y la histopatología de la enfermedad tiroidea.

 

 

 RESULTADOS  

     

98  

TIPO DE CIRUGÍA

TT+LINF TT HT TOTAL

COMPLICACIONES MAYORES

NO Recuento

% tipo cirugía

4

28,6%

42

67,7%

30

96,8%

76

71,0%

SI Recuento

% tipo cirugía

10

71,4%

20

32,3%

1

3,2%

31

29%

TOTAL Recuento

% tipo cirugía

14

100%

62

100%

31

100%

107

100%

TABLA 8: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones mayores y el tipo de cirugía tiroidea realizada.

Otra comparación llevada a cabo es la relación entre las complicaciones y el

empleo de una técnica microquirúrgica desarrollada por un mismo cirujano. En nuestro

estudio observamos que el porcentaje de complicaciones es menor al emplear la técnica

microquirúrgica(44,4%) que al realizar la técnica tradicional(55,6%) con un valor de

p=0,115, no significativo.(tabla 9)

 

 

 RESULTADOS  

     

99  

COMPLICACIÓN

NO SI TOTAL

MICROCIRUGÍA NO Recuento

% tipo cirugía

51

70,8%

20

55,6%

71

65,7%

SI Recuento

% tipo cirugía

21

29,2%

16

44,4%

37

34,3%

TOTAL Recuento

% tipo cirugía

72

100%

36

100%

108

100%

TABLA 9: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones y el empleo de la técnica microquirúrgica en la cirugía tiroidea.

En nuestro estudio se realiza un seguimiento a todos los pacientes de 3 años

desde que se han sido sometidos a la intervención quirúrgica. Durante este seguimiento,

el 98,1% se encuentran libre de enfermedad tiroidea, un 0,9% presenta algún tipo de

recidiva de su enfermedad y solamente 1 de los pacientes es éxitus, siendo el motivo del

mismo ajeno a su patología tiroidea (figura 10). Por tanto, el porcentaje de éxitus en

relación con las complicaciones de la propia cirugía es nulo.

FIGURA 10: estado actual de los pacientes del estudio.

 

SIN  ENFERMEDAD  

RECIDIVA  

EXITUS  

 

 

 

5. DISCUSIÓN  

 

 

 

 

 DISCUSIÓN  

     

101  

5. DISCUSIÓN

Las enfermedades del tiroides son relativamente frecuentes, encontrándose en

diversas series una frecuencia en torno a un 45%. Su importancia radica en que la

mayoría de ella van a ser susceptibles de tratamiento quirúrgico13.

El carcinoma tiroideo es la neoplasia endocrina de más frecuente77,

representando el 1% de todas las neoplasias malignas101. Su incidencia se calcula en

torno a 2-20 casos/100.00 hab/año67, aunque ésta es muy variable según la población

estudiada. En Europa, la incidencia de carcinoma en los varones varía entre el 0,7% de

Reino Unido y el 1,8% de Alemania e Italia; mientras que, en las mujeres oscila entre el

1,3% de Reino Unido y el 4,8% de Italia23. En España, las tasas de incidencia oscilan

dependiendo de las zonas geográficas estudiadas y se halla en torno al 3,6-4,9% en

mujeres y entre el 0,6-1,3% para los varones23.

En cuanto a las enfermedades benignas del tiroides, el bocio afecta entre un 5%

y un 7% de la población mundial, siendo la segunda endocrinopatía más frecuente a

nivel mundial52. Graves es la enfermedad autoinmune más prevalente, afectando a un

0,4% de la población59. La incidencia anual en las mujeres, con un periodo de

seguimiento de 20 años, es en torno al 0,5%, siendo más frecuente en la tercera y cuarta

décadas de la vida59. Afecta con más frecuencia a mujeres, en una proporción de 7:1 en

las zonas no bociógenas, mientras que en las zonas de bocio no endémico, esta relación

es menor, 3:1, a partir de los 45 años; por debajo de los 8 años afecta en la misma

proporción a ambos sexos59.

 

 

 DISCUSIÓN  

     

102  

En nuestro estudio se han incluido un total de 108 pacientes diagnosticados de

alguna patología tiroidea subsidiaria de intervención quirúrgica. La media de edad fue

de 53,5 años (DS=± 15,86). En cuanto al sexo, un 82,4 % son mujeres y un 19% son

varones. Por lo tanto, coincidimos con los estudios publicados en una mayor incidencia

de la patología tiroidea en las mujeres, con un pico máximo en la 5ª década.

En cuanto al diagnóstico anatomopatológico, se obtuvo un mayor porcentaje de

hiperplasia nodular (bocio) con un 54,6%, seguido del carcinoma de tiroides de

cualquier tipo histológico 20,4%. En último lugar se hayan los hipertiroidismos con un

6,5%. Un análisis más detallado de los carcinomas tiroideos, nos muestra que el

carcinoma diferenciado de tiroides es más frecuente en nuestro medio, dado que no se

ha hallado ningún caso de carcinoma anaplásico de tiroides de los 22 pacientes que

padecieron un carcinoma en nuestro estudio.

La cirugía de la glándula tiroides comenzó siendo un procedimiento peligroso

con tasas extremadamente elevadas de mortalidad59. El primer relato de una

intervención de tiroides data de 1170, realizada por Roger Frugardi47. Hacia la mitad del

siglo XIX, aparecieron importantes avances en anestesia, antisepsia y en el control de la

hemostasia, que permitieron a los cirujanos operar el tiroides con unas tasas de

mortalidad reducidas12,14,47; así se ha ido descendiendo la tasa de mortalidad desde el

40% hasta ser en la actualidad del 1%, siendo nula en algunas series mundiales57,65,87.

Un avance técnico a comienzos de la década de 1990 ha sido el desarrollo de un

dispositivo activado ultrasónicamente que incluye tijeras y un bisturí, y permite al

cirujano cortar tejidos y controlar la pérdida de sangre al mismo tiempo48,50,102. El

 

 

 DISCUSIÓN  

     

103  

bisturí armónico usa energía mecánica de alta frecuencia y bajo voltaje, lo que produce

una menor dispersión térmica evitando el daño a tejidos vecinos(nervios, glándulas

paratiroides)60,102, para cortar y coagular los tejidos y vasos simultáneamente sin la

necesidad de realizar ligaduras, lo que evita el rechazo del material de sutura y

disminuye la reacción tisular postoperatoria44,62 . Dado que la tiroidectomía es una

cirugía que requiere un gran número de maniobras de ligadura de los pequeños vasos

tiroideos, el uso de este dispositivo puede conseguir una reducción del tiempo, costos y

morbilidad14,60. Diversos estudios publicados sobre el uso del bisturí armónico

demuestran su beneficio en cuanto son una reducción significativa del tiempo operatorio

y de los costos sin encontrarse diferencias estadísticamente significativas en las tasas de

complicaciones48,50,54,62.

En nuestro estudio, todos los pacientes han sido intervenidos utilizando este

dispositivo.

Sin embargo, aunque la tasa de complicaciones se han ido reduciendo con el

desarrollo de una técnica quirúrgica más sofisticada85, no se han abolido totalmente. En

relación a las complicaciones postoperatorias, las hemos dividido en 2 grandes grupos:

• Las complicaciones mayores, por su frecuencia más elevada y mayor

repercusión clínica, que incluyen la lesión del nervio laríngeo recurrente y

la hipocalcemia27,65, 87.

• Las complicaciones menores incluyen el seroma, el hematoma, la infección

de la herida y la lesión del nervio laríngeo superior.

 

 

 DISCUSIÓN  

     

104  

Se aceptan a nivel mundial tasas de las principales complicaciones en rangos

que varían del 6,9% al 25%27,29,65,75,87 en la hipocalcemia transitoria y rangos para la

hipocalcemia permanente que oscilan entre el 2% y el 25%27,29,65,75,87.En cuanto a la

lesión del nervio recurrente, ésta varía del 0% al 14%27,43,65,75,79,87y la disfonía

transitoria entre el 2,5% y el 30%43,65,75,79,87.

Con respecto a las complicaciones menores, la hemorragia postoperatoria y el

hematoma tienen tasas que oscilan entre el 1,2% y el 1,6%, mientras que la infección

de la herida quirúrgica ocurre entre el 0,3 y el 1%65,75,87.

En nuestro estudio, tras analizar 108 casos, obtuvimos una mortalidad general

del 0,9%. Si de este porcentaje excluimos las muertes por causas ajenas a la patología

tiroidea, obtenemos una mortalidad del 0% y , por tanto, el porcentaje de éxitus debido

a complicaciones de la propia cirugía es nulo. Por lo tanto, podemos afirmar que

nuestra tasa de mortalidad es comparable a la publicada a nivel mundial.

En referencia a las complicaciones de la cirugía tiroidea registradas en nuestro

estudio, observamos que la tasa de complicaciones totales es del 33,3%, siendo del

28,7% para las complicaciones mayores y del 6,5% para las complicaciones menores.

Desglosando este porcentaje total en cada una de las complicaciones analizadas, nos

encontramos unas tasas de complicaciones menores del 0% para el seroma, el

hematoma aparece en el 5,6% de los casos y la infección de la herida quirúrgica en el

0,9%. Comparando nuestros resultados con los revisados en la bibliografía, observamos

un ligero incremento de nuestras complicaciones menores en relación al hematoma,

con respecto a las consideradas válidas a nivel mundial.

 

 

 DISCUSIÓN  

     

105  

A continuación, analizamos más detalladamente, las dos complicaciones

consideradas mayores: la hipocalcemia y la lesión del nervio recurrente27,65,87

1. HIPOCALCEMIA:

Definimos hipocalcemia como una disminución de los niveles calcio sérico por

debajo de 8,00 mg/dl65 o como la aparición de síntomas o signos en el paciente de

hipocalcemia aunque las cifras de calcio estén en límites normales65,87.Consideramos

hipocalcemia transitoria cuando la duración de la insuficiencia paratiroidea es menor a

12 meses y definitivo cuando su duración es mayor de 12 meses65.

Nuestra casuística muestra una tasa de hipocalcemia transitoria del 14,8% de los

casos y de hipocalcemia permanente en torno al 1,9%. Ambos porcentajes se

encuentran en los rangos publicados a nivel mundial.

Si comparamos nuestras tasas de hipocalcemia con el tipo de patología tiroidea

que hemos intervenido, observamos que los pacientes operados de enfermedades

malignas tienen un mayor porcentaje de hipocalcemia con respecto a los intervenidos

por patología benigna, siendo esta diferencia estadísticamente significativa.

Las glándulas paratiroideas siempre deben preservarse5, aunque esto no implica

necesariamente su identificación (más que buscarlas, hay que encontrarlas). Así mismo,

se debe evitar la ligadura de la arteria tiroidea inferior en el tronco para asegurar la

irrigación de las paratiroides56.

 

 

 DISCUSIÓN  

     

106  

Una técnica mundialmente aceptada cuando, durante la cirugía, se produce una

resección inevitable o inadvertida de una glándula paratiroidea o daños en su

vascularización, es el autotransplante de la glándula paratiroidea en un bolsillo realizado

en el músculo esternocleidomastoideo o en el antebrazo57,65.El grupo de Harvard81

asigna importancia a los reimplantes pero sin poder demostrar que favorezca la

hipocalcemia como señalan otros estudios. Esto mismo le ocurre al grupo de Pardo57.

Por otro lado, Asari y cols. consideran que el reimplante de las glándulas paratiroides no

influye en la aparición de hipocalcemia postoperatoria75.

En nuestro estudio, se reimplantó alguna paratiroides en 6 pacientes(5,6%). De

éstos, 3 (50%)sufrieron hipocalcemia y otros 3 (50%) no. Si embargo si comparamos

las tasas de hipocalcemia de los pacientes a los que se les realizó algún reimplante y a

los que no fue necesario, observamos que el porcentaje de hipocalcemias es mayor en el

grupo al que se les practicó el reimplante (50% frente al 17,24%) no siendo esta

diferencia estadísticamente significativa. En base a estos resultados, concluimos que

aunque no es estadísticamente significativo, los pacientes con reimplante de la

glándula tiroidea parecen tener mayor riesgo de hipocalcemias.

2. LESIÓN DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE:

La lesión del nervio laríngeo recurrente es la complicación postoperatoria más

grave de la cirugía tiroidea27,43,65,79,87, puesto que una lesión bilateral puede provocar

obstrucción de la vía respiratoria por parálisis de las cuerdas vocales y ser necesaria la

 

 

 DISCUSIÓN  

     

107  

realización de una traqueotomía urgente65,79,87. La incidencia de este tipo de lesión varía

de unos estudios o otros con una oscilación amplia desde 0,5% al

30%87,65,43,79,75incluyendo las lesiones transitorias y definitivas. Si hablamos solamente

de las parálisis definitivas del rango se encuentra entre 0% y el 14% 27,43,65,75,79,87.

Nuestra casuística muestra una incidencia de parálisis recurrencial global del

14,8%, que desciende hasta el 7,4% de los casos cuando se trata de una lesión

temporal(cuya duración es inferior a 12 meses). Cuando nos referimos a una lesión del

nervio laríngeo recurrente permanente, es decir, de más de 12 meses de duración, el

porcentaje es también del 7,4%. Estos resultados son comparables a otros estudios

publicados y dentro del rango aceptado a nivel mundial.

La identificación del nervio recurrente es crucial y obligatoria en cualquier

técnica empleada5,18. La resección tiroidea a ciegas se acompaña de una lesión

recurrencial hasta en el 10% de los casos19. La palpación es otra forma de identificación

que, sin sustituir la identificación visual, puede ayudarnos de manera ocasional.

La neuromonitorización del nervio recurrente consiste en la detección de

potenciales electromiográficos generados en la musculatura laríngea resultantes de la

estimulación del nervio recurrente16. Su uso es un tema contorvertido, aunque diversos

estudos han demostrado su utilidad para identificar el nervio en casos complicados

como reintervenciones, bocios grandes y fijos y carcinomas localmente

avanzados16,20,74. Además, tiene un alto valor predictivo negativo y, por tanto, es capaz

de predecir una función nerviosa postoperatoria normal (97-99%)9. Sin embargo, un

meta-análisis reciente llevado a cabo por Pisanu y cols68 no encuentra diferencias

 

 

 DISCUSIÓN  

     

108  

estadísticamente significativas en la incidencia de lesiones recurrenciales entre la

utilización intraoperatoria de la neuroestimulación o simplemente la visulización del

nervio recurrente. Esto mismo concluye Popescu en su estudio llevado a cabo en 222

pacientes68. Polak tras un estudio prospectivo realizado de Junio de 2010 a Junio de

2012 y que incluye 94 pacientes intervedios de tiroides, concluye que la

neuromonitarización puede ayudar a identificar las variables anatomónicas del nervio

recurrente y disminuir el tiempo operatorio pero no sustituye a una cuidadosa disección

y visualización del nervio69.

La técnica microquirúrgica consiste en la identificación y disección rutinaria del

los nervios laríngeos recurrentes ,con la mínima manipulación posible75, durante la

realización de las tiroidectomías, asistido el cirujano por unas gafas lupa que magnifica

todos los elementos anatómicos del campo operatorio. Desde que Lahey87 publicó un

artículo en 1938 sobre la disección del nervio recurrente en las tiroidectomías, esta

técnica ha estado llena de controversias. Wade43 publica en 1995 que los nervios

recurrentes son muy sensibles y que debería evitarse su disección y manipulación. Sin

embargo, Bergamaschi y cols43 demuestran que la parálisis del nervio recurrente tanto

temporal como permanente no está asociada a la disección de los mismos. Así mismo,

Casella y cols. sostienen que las variaciones anatómicas en relación a las ramificaciones

extralaríngeas del nervio influyen en la aparición de lesión permanente del nervio75.

Actualmente, la mayoría de las publicaciones recogen que las lesiones el nervio

recurrente debidas a la propia cirugía podría minimizarse si en las tiroidectomías se

identifica y expone el nervio recurrente sin una excesiva manipulación87. Mattig y col43

muestran un descenso en la incidencia de parálisis permanente de las cuerdas vocales

 

 

 DISCUSIÓN  

     

109  

desde el 5,9% al 0,8% en las cirugías donde se identificaron los nervios recurrentes. Así

mismo, Karlan y col43 realizaron 1000 tiroidectomías con disección rutinaria del nervio

recurrente, sin registrar ningún tipo de complicación. Un trabajo publicado por Sancho

Fornos y col87 en 2001, compara varios artículos en los que identifican el nervio

recurrente con otros en los que no llevan a cabo esta disección, constatando una menor

tasa de parálisis recurrencial con significación estadística a favor de la identificación

rutinaria del nervio, incluyendo tanto los casos de parálisis temporal como permanente.

Uno de los puntos clave de nuestro estudio es determinar si una técnica

microquirúrgica en manos de un mismo cirujano experto en su realización presenta

alguna ventaja sobre la técnica tradicional en virtud de la morbimortalidad asociada a la

cirugía. Para ello dividimos a nuestra muestra poblacional de la siguiente manera: de

108 pacientes estudiados, practicamos una disección rutinaria del nervio laríngeo

recurrente en 37 pacientes (34,3%) ,llevada a cabo esta técnica microquirúrgica, como

se comentó con anterioridad, por el mismo cirujano endocrino. La incidencia de

parálisis recurrencial, tanto temporal como permanente, en este grupo fue del 21,62% (8

pacientes) frente a una incidencia del 11,27% (8 pacientes de 108) en los pacientes a los

que no se realizó una disección rutinaria del nervio recurrente. Con los datos obtenidos

en nuestro estudio no podemos demostrar el beneficio de la técnica microquirúrgica

para disminuir la tasa de parálisis del nervio laríngeo recurrente.

Si englobamos las lesiones recurrenciales y las hipocalcemias, tanto temporales

como permanentes, en complicaciones mayores de la cirugía tiroidea y comparamos su

tasa de ocurrencia en pacientes a los que se les practicó una técnica microquirúrgica y a

los que se les realizó cirugía convencional observamos que de 71 pacientes a los que no

 

 

 DISCUSIÓN  

     

110  

se realizó microcirugía, 19 tuvieron alguna complicación mayor, es decir, el 26,8%. En

el grupo de técnica microquirúrgica, formado por 37 pacientes, el 32,4% (12 pacientes)

presentó algún tipo de complicación mayor. Por lo tanto, aunque no es estadísticamente

significativo, en nuestro estudio parece haber un ligero incremento de las

complicaciones mayores cuando a un paciente se le realiza la técnica

microquirúrgica.

Sin embargo, si analizados el porcentaje global de complicaciones, tanto

mayores como menores, observamos que éste es menor al emplear la técnica

microquirúrgica (44,4%) que al realizar la técnica tradicional (55,6%) con un valor de

p=0,115, no significativo; y, por tanto, podemos concluir que hay una ligera tendencia

a aumentar la tasa de complicaciones cuando no se emplea la técnica

microquirúrgica, sin que esa ésta estadísticamente significativa.

Un factor a tener en cuenta cuando hablamos de complicaciones en cirugía

tiroidea, es si la intervención quirúrgica se lleva a cabo por patología benigna o

maligna. Muchos estudios recogen que en las intervenciones realizadas por cáncer de

tiroides tienen una mayor probabilidad de alguna lesión nerviosa con parálisis de las

cuerdas vocales87,65,43.

Nuestra casuística muestra una tasa de complicaciones mayores del 19,8% en la

intervenciones llevadas a cabo por lesiones benignas del tiroides, es decir, de 86

pacientes con diagnóstico histológico definitivo de benignidad, solamente 17

presentaron algún tipo de complicación mayor. De los 22 pacientes sometidos a cirugía

 

 

 DISCUSIÓN  

     

111  

tiroidea por cáncer,14 sufrieron alguna complicación mayor, con un porcentaje del

63,6%. En base a los datos obtenidos, afirmamos que las enfermedades malignas son

un factor de riesgo para la aparición de complicaciones mayores, con significación

estadística.

La literatura publicada recoge diversas situaciones en las que el riesgo de sufrir

alguna complicación mayor se ve aumentado43,65,87.Las reintervenciones por diferentes

causas implican inflamación de los tejidos, adherencias y fibrosis que distorsionan la

anatomía y dificultan la disección ye identificación de estructuras anatómicas

importantes43,87.

En nuestra muestra poblacional de 108 pacientes incluidos, 4 habían sido

sometidos a algún tipo de cirugía tiroidea previa, con un porcentaje del 3,7%. De estos 4

pacientes, 1 presentó alguna complicación de tipo mayor en su segunda intervención,

con una tasa del 25%. Los 104 restantes no sometidos a ninguna cirugía tiroidea con

anterioridad, muestran una tasa de complicaciones mayores del 28,8% (30 pacientes

sufrieron alguna complicación considerada mayor). Comparando ambos porcentajes,

observamos un incremento de la incidencia de complicaciones en las reintervenciones,

siendo esta diferencia no estadísticamente significativa. Por todo ello, podemos afirmar

que, en nuestro estudio, aunque no es estadísticamente significativo, la presencia de

cirugía tiroidea previa parece ser un factor de riesgo para el desarrollo de

complicaciones consideradas mayores.

Una segunda situación recogida por la literatura con un mayor riesgo de

complicaciones para la cirugía tiroidea aplicada es la irradiación cervical65 a los que

 

 

 DISCUSIÓN  

     

112  

algunos pacientes se pueden ver sometidos con anterioridad, provocando, también,

fuerte fibrosis y desestructuración de los tejidos. En nuestro estudio solamente 1

paciente de los 108 había sido sometido a radioterapia con anterioridad a la cirugía,

presentando en el postoperatorio alguna complicación de las llamadas mayores. Por lo

tanto, tenemos un porcentaje del 100% en cuanto a complicaciones mayores en relación

a la irradiación cervical previa, frente al 28% en aquellos pacientes que no recibieron

radioterapia previa. Aunque estos datos no son estadísticamente significativos, parece

haber una tendencia a la aparición de complicaciones mayores en relación a la

irradiación cervical previa.

En nuestro trabajo comparamos los antecedentes personales de los pacientes

incluidos con la tasa de complicaciones. Como antecedentes personales a considerar

recogimos la presencia de enfermedades previas no relacionadas con el tiroides, si el

paciente había recibido cualquier tipo de radiación a nivel cervical previa a la fecha de

la intervención y, en tercer y último lugar, si el paciente ya había sido sometido a

cirugía tiroidea con anterioridad, sin especificar el tipo de cirugía que se le había

realizado y si el motivo de la segunda intervención era por recidiva o aparición de una

nueva enfermedad tiroidea , tanto benigna como maligna. De los pacientes analizados,

48 presentaban alguno de los tres antecedentes personales y 60 no tenían ningún

antecedente de interés. De los 48 pacientes con antecedentes, 15 tuvieron alguna

complicación , es decir, el 31,2%. De los 60 pacientes sanos previamente a la cirugía,

14 padecieron algún tipo de complicación mayor (23,3%), frente a los 17 de 48

pacientes que sufrieron alguna complicación mayor con antecedentes (35,4%). La

diferencia entre los dos grupos no es estadísticamente significativa, por lo tanto,

 

 

 DISCUSIÓN  

     

113  

aquellos pacientes que habían tenido alguna enfermedad previa, habían sido

sometidos a irradiación cervical o a una cirugía tiroidea previas, parece poseer un

mayor riesgo de tener una complicación mayor.

La tasa de supervivencia a 5 años se encuentra, aproximadamente, en torno al

97% para todos los carcinomas7. A pesar de que la tasa de curación es elevada, las

recurrencias clínicas aparecen en un 5-20% de los pacientes y entre 10-15% de ellos van

a desarrollar metástasis a distancia23. Estas recurrencias afectan, principalmente, a

personas jóvenes. Por lo que, casi 2 de cada 3 casos suceden en individuos cuya edad se

encuentra entre los 20 y 55 años77.

Los carcinomas diferenciados, tanto papilares como foliculares, constituyen

más del 80% del total y presentan un mejor pronóstico que los carcinomas no

diferenciados (anaplásicos y medulares)101.

En nuestro estudio se ha realizado un seguimiento a todos los pacientes de 3

años desde que se han sido sometidos a la intervención quirúrgica. Durante este

seguimiento, el 98,1% se encuentran libre de enfermedad tiroidea, y sólo un 0,9% ( 1

paciente) presenta algún tipo de recidiva de su enfermedad. Se trata de un varón joven

de 37 años diagnosticado de un carcinoma papilar ( T3N1b) que presentó una recidiva

ganglionar 6 meses tras la cirugía y que fue sometido a una nueva intervención. Al

finalizar el estudio el paciente se encuentra libre de enfermedad.

De los 108 pacientes incluidos en nuestro estudio, únicamente 1 de ellos fue

éxitus, siendo el motivo del mismo ajeno a su patología tiroidea. Por tanto, el porcentaje

de éxitus en relación con las complicaciones de la propia cirugía es nulo.

 

 

 

 

 

 

6. CONCLUSIONES  

 

 

 

 

 CONCLUSIONES  

     

115  

6. CONCLUSIONES

1. La cirugía tiroidea desarrollada en nuestro hospital es una cirugía segura puesto

que la tasa de mortalidad es comparable a la publicada a nivel mundial. Lo

mismo ocurre con la incidencia de complicaciones mayores, con un ligero

incremento de las complicaciones menores, en relación al hematoma.

2. La técnica microquirúrgica es útil en la cirugía tiroidea, reduciendo el

porcentaje de complicaciones; aunque, en nuestro medio, no reduce la tasa de

parálisis del nervio laríngeo recurrente.

3. La presencia de cirugía tiroidea previa parece ser un factor de riesgo para el

desarrollo de complicaciones consideradas mayores. La existencia de alguna

enfermedad previa o el haber sido sometido a irradiación cervical, también

parecen incrementar el riesgo de tener una complicación mayor.

4. La cirugía tiroidea llevada a cabo por enfermedades malignas presenta una

mayor tasa de complicaciones mayores, con respecto a las patologías benignas .

5. La incidencia de hipocalcemia transitoria y de hipocalcemia permanente se

encuentra en los rangos publicados a nivel mundial, aumentando de manera

estadísticamente significativa en las cirugías realizadas por enfermedades

malignas. Esta incidencia también tiene se incrementa cuando se realizan

reimplantes de la glándula tiroidea, aunque no de manera estadísticamente

significativa.

 

 

7. BIBLIOGRAFÍA  

 

 

 

 BIBLIOGRAFÍA  

     

117  

7. BIBLIOGRAFÍA

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8. ANEXOS  

 

 

 

 

 ANEXOS  

     

132  

8. ANEXOS:

8.1. ANEXO I: Estadios TNM del carcinoma de tiroides y sistema de estadiaje establecido

por el American Joint Committee on cáncer.

T (Tumor primario)

El tumor primario puede ser único o multicéntrico; y en este último caso, el nódulo de tamaño mayor determina la clasificación

TX El tumor primario no puede ser evaluado T0 Sin evidencia de tumor primario T1 Tumor igual o menor de 1 cm, limitado al tiroides T2 Tumor mayor de 1 cm y menor de 4 cm, limitado al tiroides T3 Tumor mayor de 4 cm limitado al tiroides T4 Tumor de cualquier tamaño que se extiende más allá del tiroides N ( Adenopatías locorregionales) Incluye las cervicales y las del mediastino superior NX Los ganglios regionales no pueden ser evaluados N0 Ausencia de adenopatías N1 Presencia de adenopatías

N1a Adenopatías ipsilaterales N1b Adenopatías bilaterales, en la línea media o

contralaterales M ( Metástasis a distancia) Mx No pueden ser evaluadas M0 Ausencia de metástasis M1 Metástasis a distancia

 

 

 ANEXOS  

     

133  

ESTADIO FOLICULAR O PAPILAR MEDULAR ANAPLÁSICO Edad <45 Edad >45 Cualquier edad - I M0 T1 T1 - II M1 T2-3 T2-4 - III T1 N1 - IV M1 M1 Cualquiera

 

 

 ANEXOS  

     

134  

8.2. ANEXO II

PROTOCOLO CIRUGÍA DEL TIROIDES ANTECEDENTES PERSONALES ENFERMEDADES PREVIAS RADIOTERAPIA PREVIA CIRUGÍA TIROIDEA PREVIA SI ---- NO

SI NO

SI ---- TOTAL SUBTOTAL IPSILAT CONTRAL NO

ANTECEDENTES FAMILIARES ENFERMEDAD TIROIDEA GRADO FAMILIAR NO SI ---- BENIGNA / MALIGNA

PADRE / MADRE HERMANOS

DIAGNÓSTICO NÓDULO BOCIO CARCINOMA HIPERTIROIDISMO ----- GRAVES-BASEDOW / ADENOMA TÓXICO / DIFUSO MÉTODOS DIAGNÓSTICOS PRUEBAS IMAGEN HORMONAS PAAF ESTUD ORL PREOP ECO TAC RMN TIROG ---

TSH --- T3 --- T4 ---

NO SI --- NORMAL PARÁLISIS D I

NO SI-- MICROCa HIPERVAS

NO SI

NO SI

INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA

               Nº  DE  CASO  

 

 

 ANEXOS  

     

135  

TÉCNICA Qx INJERTO PTH MICROQx N.RECURRENTE FECHA Qx LOBECTOMÍA DUNHILL T. TOTAL TT+L CENTRAL TT+L FUNCIONAL TT+L RADICAL

NO SI ----1 2 3 4

NO SI

CIRUJANO DURACIÓN (MIT)

COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS SEROMA HEMATOMA INFECCIÓN PARÁL

N.L. SUP. PARÁLISIS RECURRENTE

HIPOCALCEMIA

NO SI – PUNC NO <15cm >15cm

NO SI –ASFÍS NO ASF DRENAJE REOPERAC

NO SI

NO TEMPOR PERMAN

NO TEMP--- 1-3 m 3-6 m 6-12m PERMANENT

NO TEMP--- 1-3 m 3-6 m 6-12m PERMANENT

CAUSA LES Ca POST---- SECCIÓN DESCONOC

Ca 6 MESES

ESTADO ACTUAL DEL PACIENTE SIN ENFERMEDAD TIROIDEA

RECIDIVA ÉXITUS