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Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011Fecha de recepción: 15 de agosto de 2011Fecha de aceptación: 19 de septiembre de 2011
Etnobotánica médica de las “ligas” (Loranthaceae sensu lato)entre indígenas y criollos de Argentina
Gustavo F. Scarpa1* y María C. Montani2
1 Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CONICET), Paraguay 2155 piso 16º (1121) Ciudad Autónoma deBuenos Aires. República Argentina.
2 Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de San Juan, Ignacio de la Roza 590 (O)(J5402DCS), Rivadavia, San Juan. República Argentina.
* Autor a quien dirigir la correspondencia. Correo electrónico: [email protected].
Resumen
Los usos medicinales de las “ligas” (Loranthaceae sensu lato) entre la población argentina se hallan pocodifundidos y se encuentran dispersos en publicaciones de diversa índole, a pesar de la importanciafarmacológica y fitoquímica de este grupo vegetal. El objetivo de esta contribución es efectuar una compila-ción exhaustiva de las aplicaciones medicinales de las “ligas” por parte de 14 grupos humanos argentinoscon una comparación intercultural entre los usos criollos e indígenas. La información proviene de 7 gruposcriollos y 7 indígenas e incluye tanto datos originales inéditos, como bibliográfícos. Se registró un total de93 datos (17 de ellos inéditos) sobre la etnobotánica médica de 8 especies de Loranthaceae sensu lato, lascuales son empleadas para el tratamiento de 37 tipos de trastornos en total. Se indican sus nombres científi-cos y vulgares, aplicaciones medicinales específicas, formas de uso, grupos humanos de referencia y lafuente de cada dato. Estas plantas se emplean principalmente como oxitócicas, abortivas, hipotensoras,emenagogas y cardiotónicas. La mayor diversidad de usos y citas registradas corresponde a Struthanthusuraguensis, Tripodanthus acutifolius, Phoradendron bathyoryctum y Ligaria cuneifolia. La comparaciónintercultural evidencia coincidencias generales en las categorías mayores de uso medicinal (sistemas corpo-rales) y también diferencias marcadas en las aplicaciones medicinales específicas entre criollos e indígenas.Se sugiere el emprendimiento de estudios farmacobotánicos sobre S. uraguensis.
Medical ethnobotany of “ligas” (Loranthaceae sensu lato)among indigenous and criollo people of Argentina
Summary
Medicinal uses of wild mistletoes (Loranthaceae sensu lato) among Argentinean people are little known and theyare scattered in publications of various kinds, in spite of their pharmacological and phytochemical importancethey have. The aim of this contribution is to make a comprehensive review of medicinal applications of wildmistletoe species by 14 human groups of Argentina, and to compare between folk and indigenous uses. Informa-tion comes from 7 folk groups and 7 indigenous groups, and involves both unpublished as bibliographical data.
Palabras clave: Etnomedicina - hemiparásitas - Viscaceae - Loranthaceae - Argentina.Key words: Ethnomedicine - hemiparasitic - Viscaceae - Loranthaceae - Argentina.
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Scarpa y Montani
A total of 93 data (17 of them from unpublished data) on the medical ethnobotany of 8 species of Loranthaceaesensu lato, were recorded. These are used for the treatment of 37 types of health disorders. Scientific and vernacu-lar names, specific medicinal applications, modes of use, human groups who use them and the sources of eachdata, are mentioned. These plants are mainly used as oxitocic, abortive, emmenagogic, cardiotonic, and to nor-malize blood pressure. Most uses and quotations recorded are about Struthanthus uraguensis, Tripodanthusacutifolius, Phoradendron bathyoryctum, and Ligaria cuneifolia. Intercultural comparison shows some coinci-dences at the major medicinal categories level (body systems), but marked differences at the level of specificmedicinal applications. It is suggested to carry out pharmacobotanical studies on S. uraguensis.
Introducción
Las especies pertenecientes a la familia Loranthaceaesensu lato (incluidas las actuales Viscaceae yEremolepidaceae) del Viejo Mundo han sido exten-samente estudiadas en su composición química y suspropiedades farmacológicas, especialmente Viscumalbum L., sobre la cual se han identificado propieda-des inmunomoduladoras y antitumorales (Hajto,1986; Portalupi, 1987; Jurin y col., 1993).
Respecto a las especies que crecen en la Argenti-na se han hallado efectos hipotensores e hipertensoresen Ligaria cuneifolia (Ruiz y Pav.) Tiegh. según elárbol hospedante (Varela y col., 2000; Varela y col.,2004), de la misma manera que en ciertas especiesdel género Phoradendron Nutt. que han sido emplea-das contra afecciones cardíacas (Cáceres, 1996; Pöll,2006). También se han registrado propiedades desin-fectantes en Tripodanthus acutifolius (Ruiz y Pav.)Tiegh. (Daud y col., 2005; Daud y col., 2006) y ac-ciones citostáticas e inmunomoduladoras en Ligariacuneifolia (Varela y col., 2000; Fusco y col., 2004).En esta última especie y en T. acutifolius se ha regis-trado además acción antiinflamatoria y propiedadesantibacterianas (Soberón y col., 2006); acciónantiinflamatoria, diurética, analgésica y antipiréticaen T. acutifolius y efectos antiespasmódicos en Ph.piperoides (Kunth) Trel. (Dias y col., 2007).
Según Varela y col. (2004), los estudiosfitoquímicos e inmunoquímicos en torno a Ph. liga(Gillies ex Hook. & Arn.) Eichler indican que exis-ten altas posibilidades de emplearse de manera com-plementaria y alternativa contra ciertos tipos de cán-cer, tal cual se utiliza en la actualidad Viscum album.Los hallazgos hasta aquí mencionados, si bienpromisorios, han sido registrados solo para 6 de las24 especies de “ligas” que crecen silvestres en laArgentina según el catálogo de la Flora del ConoSur (Zuloaga y col., 2009).
La amplia difusión del empleo terapéutico de es-tas plantas en la medicina popular, como sus autoresse ocupan de señalar, fue lo que en parte ha motivadoe inspirado muchas de estas investigacionesfitoquímicas y farmacológicas. En efecto, esos usosse remontan a miles de años atrás cuando griegos,romanos, druidas, germanos y chinos –entre otros–los incluían en sus farmacopeas como lo registranDioscórides y Plinio hacia el siglo I de nuestra erapara Europa (Font Quer, 1962; Frazer, 1994) y ShenNong Bec Cao Jing (Zee Cheng, 1997) para Asia. Seempleaban mayormente contra la epilepsia, para fa-vorecer la concepción, como antiulcerosos y comovivificantes en general, y llegaron a ser consideradoscomo verdaderas panaceas entre los druidas y losactuales ainos del Japón (Frazer, 1994).
Respecto a la medicina folk latinoamericana, se des-taca el empleo de especies de los géneros PsittacanthusMart., Struthanthus Mart. y Phoradendron comoantiinflamatorios, contra trastornos varios del sistemarespiratorio y contra el reumatismo en distintas zonasde Brasil (Hashimoto, 2002); el uso como hipotensorde varias especies de la familia Viscaceae para Guate-mala (Cáceres, 1996; Pöll, 2006) y como emenagogo,abortivo, diurético, purgante, vulnerario e hipotensorpara las Lorantáceas de Colombia (Dueñas-Gómez yFranco-Roselli, 2001), entre otros. En cuanto a la Ar-gentina, trabajos fitoquímicos y farmacobotánicos(Hieronymus, 1882; Domínguez, 1928; Ratera y Ra-tera, 1980; Toursarkissian, 1980; Sorarú y Bandoni,1986; Varela y Gurni, 1998, 2003; Fusco y col., 2004;Lahitte y col., 2004; Barboza y col. 2006) mencionanalgunos usos en “medicina popular” sin especificar elgrupo cultural ni la región donde fueron tomadas lasinformaciones. La mayoría de ellos –a excepción deltrabajo de Barboza y col. (2006)–, aluden principal-mente a los usos como hipotensores y contra fracturasde L. cuneifolia, Tripodanthus acutifolius, T. flagellarisy Psittacanthus cordatus (Hoffmanns. ex Schult. f.)
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Blume. En líneas generales, estas obras coinciden enafirmar el escaso conocimiento y la utilización de lasespecies sobre las que realizan sus estudios –e inclusosobre las “ligas” argentinas en general– en la medicinapopular del país (Varela y col., 2000; Alonso yDesmarchelier, 2005).
Por otra parte, estos datos tienen escaso valordesde el punto de vista etnobotánico por su falta decontextualización cultural, lo cual, además de igno-rar la contribución relativa de cada grupo étnico, nopermiten comprender ni interpretar cabalmente lafinalidad última para la que se utiliza determinadoremedio vegetal.
Sin embargo, una rápida ojeada a datos etno-botánicos inéditos o publicados recientemente so-bre estas especies, indica una situación completa-mente diferente a la señalada. Estos datos revelaronla presencia de un número significativamente ma-yor de especies de Loranthaceae (sensu lato) a losque pueden adjudicarse un número también supe-rior de aplicaciones medicinales que las considera-das hasta el momento (Arenas 1981, 1983, 1987;Filipov, 1994; Scarpa, 2000, 2004a).
Por lo expuesto, el objetivo de esta contribuciónes compilar y aportar datos originales inéditos acer-ca de las aplicaciones medicinales de las especiesde “ligas”; analizar las particularidades culturalesde su uso en términos generales y de manera com-parativa entre criollos e indígenas de la Argentina,así como demostrar la subutilización y la importan-cia potencial del conocimiento popular sobre estasplantas para futuros estudios farmacobotánicos.
Las especies argentinas de Loranthaceae sensu lato
Las plantas conocidas en territorio argentino como“ligas” pertenecen actualmente a tres familias delorden Santalales: Loranthaceae sensu stricto,Viscaceae y Eremolepidaceae (Zuloaga y col.,2009). Dado que anteriormente estas familias fue-ron consideradas como subfamilias de lasLoranthaceae sensu lato (Loranthoidae, Viscoidaey Eremolepidoideae), a lo largo del trabajo semantiene esta clasificación solo con finesexpositivos. En la Argentina estas plantas estánrepresentadas por 7 géneros y 24 especies, de lascuales aquí se presenta información etnobotánicamédica acerca de 8 especies correspondientes a 5géneros.
Estas plantas se distribuyen preferentemente enla zona templado-cálida, subordinándose a ambien-tes con presencia arbórea del centro y norte del país.Se caracterizan por ser hemiparásitas fotosin-tetizadoras, generalmente semiarbustivas, así comopor desarrollarse sobre vástagos leñosos (dependendel hospedante para vivir) desde donde obtienen elagua y los nutrientes minerales mediante raíces es-pecializadas llamadas haustorios (Abbiatti, 1943).
Tanto los criollos como los indígenas valoran aestas plantas principalmente por sus aplicacionesmedicinales, aunque lo hacen de manera diferen-ciada debido a las características distintivas de susacervos etnomédicos. Mientras los criollos practi-can una medicina de corte principalmente natu-ralístico, de raigambre humoral y que presenta nu-merosos elementos de la medicina popular medie-val española (Scarpa, 2004b), los indígenas practi-can otra de tipo básicamente chamánico con menorgravitación de la farmacopea vegetal (Arenas, 2000),aunque esto último pueda variar según el grado deadquisiciones recientes que tengan de la herbolariacriolla (Scarpa, 2009). Entre los criollos estas espe-cies también son consideradas como forrajes de granvalor para los ganados vacuno y caprino (las cualesrecolectan o “liguean”) y se emplean además en ve-terinaria para los mismos fines que en humanos.
Materiales y métodos
En esta comunicación se incluyen informacionesetnobotánicas correspondientes a 14 grupos hu-manos de la Argentina. Estos datos fueron obte-nidos de la bibliografía como también de infor-maciones registradas de primera mano que fue-ron recopiladas a lo largo de trabajos de campocon grupos indígenas y criollos. Estos últimosinvolucran aborígenes qom-ñachilamole’ek(“toba-pilagá”) de la provincia de Formosa,tapiete y chorote de la provincia de Salta y a crio-llos de la provincia de San Juan.
Con respecto a los datos recopilados a partirde la bibliografía se procuró que las fuentes fue-ran confiables, tanto desde el punto de vista de lainformación botánica como de su contex-tualización etnomédica. En total se refiere infor-mación sobre 7 grupos criollos y 7 aborígenes,cuya localización geográfica se puede observaren el mapa (Figura 1).
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Scarpa y Montani
A excepción de los mbyá, los demás grupos in-dígenas son pueblos típicamente chaquenses; losdatos correspondientes a la nación qom o “toba” sedistinguen según las respectivas parcialidadesdialectales de donde provienen. Se considera “crio-llo” al típico mestizo latinoamericano cuya confor-mación cultural se remonta a la mixtura de colonosespañoles e indígenas durante los siglos XVI, XVIIy XVIII, los cuales tienen ciertos rasgos culturalesdiferenciales según el lugar del país donde habitan(Palavecino, 1959; Scarpa, 2000). En cuanto a lospueblos indígenas entrevistados todos habitan en elextremo norte del país, son descendientes de anti-guos cazadores-recolectores-pescadores, y su len-gua y ciertas instituciones clave de sus culturas(como el chamanismo) tienen un alto grado de vi-gencia, aunque actualmente se hallan en proceso deasimilación cultural, respecto a los criollos vecinos.
Dado que este trabajo se enmarca en la etno-botánica, se consideran como datos individualescada una de las aplicaciones medicinales específi-cas que realiza cada grupo humano determinado. Eneste sentido la descripción de las particularidadesculturales de los usos de las “ligas” incluyen apli-caciones medicinales y veterinarias específicas decada grupo, las partes utilizadas, las formas de ad-ministración y la influencia del hospedante. Estasinformaciones se presentan en forma de tabla y grá-ficos por medio de estadística descriptiva.
Las comparaciones entre los usos criollos e in-dígenas se efectúa: en primer lugar, en un nivel ge-neral de sistemas corporales de aplicación medici-nal mediante estadística descriptiva gráfica; y ensegundo lugar, en el nivel de las aplicaciones medi-cinales específicas mediante la técnica de ordena-miento de Cluster (sobre la base del algoritmo ave-rage linkage y el índice de distancia euclideana),calculado sobre una matriz de presencia-ausenciade 37 x 2. Esta última matriz resulta de considerarlas 37 aplicaciones medicinales totales que fueronidentificadas entre las 2 categorías de grupos hu-manos aquí considerados (indígenas y criollos).
Resultados
Nomenclatura criolla e indígena
Los nombres vernáculos más difundidos entre crio-llos argentinos corresponden a los términos genéri-cos de “liga” y, en menor medida, “corpo”. Segúnlos datos disponibles la voz “liga” aludiría a la per-cepción háptica de la condición pegajosa de las sus-tancias gomosas de sus frutos, que los criollos aso-ciarían, según la doctrina de la signatura, con suscapacidades de “ligar” o “unir” los huesos en casosde fracturas, trastornos contra los cuales sonprescriptas estas plantas (Hieronymus, 1882;Villafuerte, 1961; Montani, inédito). La voz “corpo”,en cambio, tiene una connotación religiosa ya quealude a la época de floración de la especie con flo-res más vistosas (T. acutifolius), que coincide conla fecha de la celebración cristiana del CorpusChristi (en junio) ocasión en la que sus flores sonempleadas para adornar cruces y calvarios (al igualque en Semana Santa).
Estudios etnobotánicos realizados a principio delsiglo XXI han registrado nombres vernáculos espe-cíficos para cada una de las especies, los cuales seconforman añadiendo a los genéricos mencionadosun epíteto específico que consiste en el nombre vul-gar del árbol donde crecen (i.e. “liga del mistol” enalusión a Ziziphus mistol Griseb., o “corpo del palosanto” con referencia a Bulnesia sarmientoi Lorentzex Griseb.), tal como se puede observar en la tabla 1.Esto significa que algunos grupos criollos suelendistinguir, en general, las particularidades morfo-lógicas macroscópicas de las distintas especies deLorantáceas.
Figura 1.- Localización de grupos aborígenes y criollosconsiderados
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Tabla 1. Aplicaciones medicinales de las especie de Loranthaceae sensu lato
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Tabla 1. (cont.)
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Los nombres asignados por indígenas de Salta yFormosa en sus respectivas lenguas están asociadosmayormente a la observación del consumo de susfrutos por ciertos pájaros (su significado es “comi-da del pájaro X”), a quienes también aluden comolos responsables de su diseminación. Debido a quelos espíritus de estas especies de pájaros suelen serayudantes o auxiliares de sus chamanes –en formade anunciadores–, consideran que estas plantas tam-bién tienen un espíritu con el cual ellos se comuni-can a través de “cantos” o invocaciones específicas(al menos entre indígenas chorote). Estos gruposemplean además, el mucílago viscoso de sus frutospara cazar pájaros (Scarpa, inédito).
Aplicaciones medicinales
Se registra un total de 93 datos (17 de ellos inédi-tos) sobre la etnobotánica médica de 8 especies deLoranthaceae sensu lato, empleadas por 14 gruposhumanos para el tratamiento de 37 tipos de trastor-nos en total. En la tabla 1 se enumeran para cadaespecie sus nombres vernáculos, aplicaciones me-dicinales, formas de preparación y administración,grupo étnico y fuente del dato respectivo. Del totalde datos compilados, 47 se obtuvieron entre gruposcriollos (en su mayoría, del Chaco noroccidental deFormosa y Salta) y 46, entre representantes de gru-pos indígenas (principalmente chorote, toba-pilagáy pilagá).
En la figura 2 se grafica la participación porcen-tual de los usos por cada especie. El mayor númerode aplicaciones medicinales se registra paraStruthanthus uraguensis (Hook. & Arn.) G. Don (27usos), y en menor medida, para Tripodanthusacutifolius (17 usos); Phoradendron bathyoryctumEichler (15); L. cuneifolia (13); Ph. liga (11);Tripodanthus flagellaris (5); Ph. argentinum Urb.(2) y Tristerix verticillatus (Ruiz et Pav.) Barlow etWiens (1 uso). El género botánico con mayor canti-dad de aplicaciones totales fue Phoradendron con28 usos.
En la figura 3 se grafica la participación porcen-tual de los datos ordenados por categorías mayoresde uso medicinal (sistemas corporales) en las quese agrupan las aplicaciones medicinales específicas.Bajo la categoría “otros” se incluyen todas las apli-caciones contra trastornos o síntomas que no afec-tan a un sistema corporal en especial, como fiebre,
insolación, hipotermia, gripes, tumores y el “sobre-parto” (diversos trastornos puerpéricos).
Se destacan las aplicaciones de las “ligas” sobreel aparato reproductor con casi la mitad de los usostotales registrados, contra trastornos del sistema cir-culatorio, contra los que no afectan a ningún sistemacorporal en especial y contra afecciones de la piel.
En la figura 4 se grafican las principales apli-caciones medicinales específicas de las “ligas” se-gún el número de datos compilados para cada uso.
Figura 2.- Número de datos de uso medicinal por especie
Figura 3.- Aplicaciones medicinales totales por aparatoo sistema corporal
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Scarpa y Montani
Figura 4.- Número de datos por aplicación medicinalespecífica
Figura 6.- Comparación intercultural respecto a lasformas de administración
En función de lo expresado se destaca su uso comooxitócico (para tratar la atonía uterina humana y ani-mal), hipotensor, como emenagogo y abortivo.
En la figura 5 se comparan gráficamente las ca-tegorías mayores de uso medicinal de las “ligas”entre criollos y aborígenes. En términos generalesse observan coincidencias cualitativas en relacióncon las categorías de uso consideradas, a excepciónde las correspondientes a la “piel” y a las “enferme-dades infecciosas” (usos exclusivamente indígenas)y al sistema circulatorio y reproductor, en veterina-ria (usos casi exclusivamente referidos por criollos).
Como se aprecia en la figura 6 los usos criollostambién se distinguen de los indígenas por una pro-porción sustantivamente mayor de aplicaciones in-ternas con respecto a las externas.
En el dendrograma de la figura 7, obtenido de lacomparación de las aplicaciones medicinales espe-cíficas entre criollos y aborígenes según la técnicade Cluster, se identifican tres conjuntos de aplica-ciones medicinales, dos de los cuales representanusos exclusivos de cada uno de estos grupos huma-nos, mientras que el restante corresponde a usoscompartidos o mixtos.
En términos cuantitativos se puede apreciar queel número total de aplicaciones medicinales exclu-sivas de ambos grupos (28) superan holgadamentea las de carácter mixto (9). La mayoría de las últi-mas (6) afectan a los sistemas reproductivo y circu-latorio.
Los informantes entrevistados a campo indicanque existe un hospedante “ideal” para que cada espe-cie rinda todo su potencial curativo. Para L. cuneifoliay especies de Phoradendron se registró un importan-te consenso entre informantes criollos acerca de unamayor efectividad –como normalizadores de la pre-sión sanguínea– de las plantas que crecían sobreGeoffraea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn.)Burkart en relación con las que lo hacían sobre otrohuésped. Representantes de etnias indígenas –qom–coincidieron con esta misma observación, aunqueseñalaron como hospedantes ideales a Prosopis albaGriseb. y a P. nigra (Griseb.) Hieron.
Discusión y conclusiones
Merecen destacarse las similitudes halladas enesta compilación respecto a las cantidades tota-les de usos medicinales registrados (47 y 46) y a
Figura 5.- Comparación intercultural de categorías deuso medicinal
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Figura 7.- Dendrograma resultante de comparar los usos medicinales específicos criollos con los indígenas
los tipos de aplicaciones médicas de las Loran-táceas sensu lato (21 y 25) entre criollos e indí-genas respectivamente. También resultaron simi-lares en términos cualitativos las categorías ma-yores de uso medicinal registradas. Sin embargo,estas coincidencias serían claramente aparentesy fruto del azar ya que los resultados de la com-paración intercultural de las aplicaciones medi-cinales específicas evidencian que los usos crio-llos son marcadamente diferentes a los indígenas;solo resultan coincidentes en el 24% de los ca-
sos: 9 trastornos (Figura 7). Gran parte de estosusos (7), a su vez, corresponden a categorías deuso medicinal (aparatos reproductor, circulatorioy digestivo) para las cuales se ha comprobado lamayor proporción de préstamos culturales que ungrupo indígena habría adquirido de los criollos,según los resultados de análisis comparativos de-tallados de la etnobotánica médica de ambos gru-pos (Scarpa, 2009), por lo que se podría hipo-tetizar que la mayoría de los usos “mixtos” iden-tificados serían de origen criollo.
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Scarpa y Montani
Otra razón que sustenta esta última hipótesis esque, acorde con la menor importancia relativa deremedios vegetales en la etnomedicina tradicionalaborigen respecto de la criolla (Arenas, 2000;Scarpa, 2009), hubiera sido de esperar una menorcantidad de aplicaciones medicinales específicasindígenas. Acorde con lo expuesto, se ha registradoexclusividad indígena con respecto a los usos me-dicinales agrupados en las cateogrías “trastornos dela piel” e “infecciones cutáneas”, que corresponde-rían al acervo ancestral propio de estos grupos.
Como era también de esperar, de acuerdo conlas características generales de su etnomedicina, losusos criollos se distinguen de los indígenas además,por una mayor proporción de aplicaciones internascon respecto a las externas.
En cuanto a las plantas hospedantes se concluyeque los grupos criollos aquí estudiados –y al menoslos qom de la provincia de Formosa–, repetirían entodos los casos la misma concepción registrada enel Viejo Mundo en cuanto a relacionar la efectivi-dad de la acción terapéutica folk de estas plantascon un árbol o arbusto huésped ideal sobre las quecrecen (especies de Salix y Quercus para esta últi-ma región) (Frazer, 1994).
Incluso, esta observación empírica ha sido de-mostrada experimentalmente para L. cuneifolia(Varela y col., 2000), lo cual constituye otra valida-ción farmacológica más para informaciones proce-dentes de fuentes de carácter etnobotánico. De estamanera, se revela la importancia adaptativa que losnombres vulgares de estas plantas tendría para sususuarios en tanto incorporan el del huésped especí-fico que le otorga su efectividad medicinal (i.e. “ligadel chañar”, a pesar de que la especie así denomina-da suela crecer también sobre otro huésped).
Al comparar la información farmacobotánica ymédico-farmacológica citada sobre las Lorantáceascon los datos aquí presentados, se evidencia unaclara subutilización de la información etnobotánicadisponible. El caso más destacado al respecto loconstituye la gran diferencia evidenciada entre lavariedad de aplicaciones medicinales registradapara S. uraguensis –27– (máximo número regis-trado entre todas las especies analizadas) y la nulainformación farmacobotánica hallada para esta es-pecie, situación que justificaría ampliamente elemprendimiento de estudios farmacobotánicos so-bre S. uraguensis.
Desde el punto de vista estrictamente etnobo-
tánico merecen especial mención los usos medici-nales registrados para T. acutifolius (“corpo”). Sibien esta planta constituye la segunda especie delas Lorantáceas en importancia según el númerode aplicaciones medicinales registradas (17), sususos medicinales tienen una significación culturalsustancialmente superior a todas las demás paralos criollos del país. Ello se debe a que el “corpo”tiene variadas connotaciones religiosas dada la con-junción de características vinculadas con su flora-ción (como se expresó, la aparición de sus floresvistosas con perfume penetrante ocurre alrededorde la fecha de la celebración del Corpus Christi) ycon la condición de efectividad casi sobrenatural–asociada a su nombre vernáculo– que reviste suhospedante exclusivo: el “palo santo” –Bulnesiasarmientoi– (no solo desde el punto de vista tera-péutico sino también por la imputrescibilidad desu leño con el que se confeccionan las cruces aña-didas a las tumbas). Dada la íntima relación de-mostrada entre los aspectos religiosos y terapéuti-cos en la etnomedicina criolla, los fenómenos se-ñalados son interpretados como “reforzadores” dela efectividad terapéutica de esta planta o como“adjunción de potencia” según las categorías de laantropología médica (Laplantine, 1999).
Consideramos que el manejo de estos datos nosolo permitirá abrir nuevas líneas de trabajo tendien-tes a testear experimentalmente aspectos fito-químicos y farmacobotánicos de especies deLorantáceas que no han sido analizadas, sino tam-bién de nuevas aplicaciones de plantas ya estudia-das, y así, acortar a la vez los tiempos y recursosque suelen demandar estas investigaciones. En vir-tud de esto último, se destaca la necesidad de reali-zar estudios etnobotánicos exhaustivos que inclu-yan entre sus objetivos el registro de usos medici-nales asignados a las restantes 16 especies deLorantáceas que no han sido incluidas en este tra-bajo, así como también entre los grupos humanosque no han sido considerados aquí.
Agradecimientos
En primer lugar agradecemos a los criollos e indí-genas de las diferentes comunidades donde se hatrabajado, quienes proveyeron parte de los datos aquíutilizados. A Pastor Arenas y Mariángeles Gaviornopor su aporte de datos inéditos; a Gustavo Martínez
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por acercarnos sus datos publicados, a Ula Karlinpor corregir el manuscrito y al Consejo Nacional deInvestigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)por proveer la beca de investigación y el marcoinstitucional en el cual realizar nuestro trabajo.
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