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El inventario MCMI-II, derivado de la teoría sobre la persona- lidad de Millon (Millon y Davis, 1998), incluye en su adaptación española diez escalas básicas de personalidad, tres de personalidad patológica, ocho síndromes de gravedad moderada y tres síndro- mes graves. Siempre que las puntuaciones de las diferentes esca- las sobrepasan los puntos de corte establecidos, se considera que existe una mayor rigidez en el estilo de personalidad y, en su caso, una mayor severidad o gravedad del trastorno al que hacen refe- rencia. El Manual de la adaptación española del test (Millon, 2004) in- vita a la aplicación de la prueba para todo tipo de informes peri- ciales, observando que no es un instrumento de evaluación de la personalidad para ser utilizado con poblaciones normales, y que es aplicable solamente a personas que manifiestan síntomas psicoló- gicos o que se encuentren involucradas en un programa de evalua- ción psicodiagnóstica o en psicoterapia. El MCMI-II es uno de los instrumentos más utilizados en la investigación para describir la personalidad de diferentes muestras de sujetos relacionados con delitos violentos, entre ellos, agresores, homicidas y población pe- nitenciaria en general. Dentro de un contexto penitenciario-terapéutico, Ruiz y Expó- sito (2008), en su estudio sobre intervención o tratamiento a pena- dos por delitos de violencia de género, recogen los resultados del MCMI-II obtenidos en una muestra de 70 internos en 18 institu- ciones penitenciarias españolas. En su análisis informan que el porcentaje de sujetos con tasa base (TB) superior a 75 para la es- cala de personalidad compulsiva es del 69% y para la de depen- diente del 50%. Ambas escalas correlacionan positivamente entre ellas y negativamente con los rasgos antisocial y agresivo. Consi- deran entonces la presencia de dos grupos de maltratadores pena- dos, siendo el dominante (70% de la muestra), o «perfil básico de maltratador», el caracterizado como de sujetos Compulsivo-De- pendientes. Igualmente, Ortiz-Tallo, Fierro, Blanca, Cardenal y Sánchez (2006) en un estudio sobre factores de personalidad y delitos vio- lentos en una muestra de penados por malos tratos, robo con le- siones, violaciones, asesinato y homicidio, en la prisión de Alahu- rín de la Torre (Málaga), realizando el análisis de 42 protocolos Evaluación de trastornos de personalidad mediante el Inventario Clínico Multiaxial (MCMI-II) en una muestra forense Máximo Winberg Nodal y Ramón J. Vilalta Suárez* Instituto Medicina Legal de Asturias y * Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Asturias En este estudio se analiza mediante el Inventario MCMI-II de Millon la presencia de trastornos de per- sonalidad en una población forense. La muestra estuvo compuesta por 86 sujetos del ámbito civil y pe- nal: demandantes en asuntos de familia y denunciantes y denunciados en diferentes delitos, principal- mente violencia de género. Los resultados muestran un elevado número de protocolos indicadores del Trastorno de Personalidad Compulsivo, que llega al 70% de los sujetos, independientemente de que sean del área civil o penal, o de su condición de denunciante o denunciado. Se concluye que este inventario parece carecer de validez estadística para este uso, que la prueba podría describir únicamente las ca- racterísticas propias de la evaluación forense, más que la personalidad de los sujetos evaluados, y que, por tanto, es excesivamente sensible al contexto; siendo posible que las conclusiones derivadas de los resultados del MCMI-II en el ámbito forense estén considerando válidos a perfiles distorsionados o inespecíficos. Assessment of personality disorders with the Millon Clinical Multiaxial Inventory (MCMI-II) in a forensic sample. In this paper, the presence of personality disorders in a forensic sample is analysed using the Millon Clinical Multiaxial Inventory (MCMI-II). The sample was made up of 86 individuals from both civil and criminal settings: plaintiffs in family cases and complainants and defendants in various crimes, especially in partner abuse. The results reveal a great number of records of Compulsive Personality Disorder, reaching 70%, regardless of whether they were from the civil or the criminal setting or whether they were a plaintiff or a defendant. It is concluded that this inventory seems to lack statistical validity for this purpose. Moreover, this test may only describe the typical characteristics of forensic evaluation rather than the personality of the individuals assessed, and it is oversensitive to context; hence, the conclusions derived from the use of the MCMI-II in the forensic field may accept as valid a great deal of distorted or unspecific profiles. Fecha recepción: 2-4-09 • Fecha aceptación: 30-6-09 Correspondencia: Ramón J. Vilalta Suárez Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Oviedo 33071 Oviedo (Spain) E-mail: [email protected] Psicothema 2009. Vol. 21, nº 4, pp. 610-614 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG www.psicothema.com Copyright © 2009 Psicothema

Evaluación de Trastornos de Personalidad Mediante El Inventario Clínico Multiaxial MCMI-II en Una Muestra Forense

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  • El inventario MCMI-II, derivado de la teora sobre la persona-lidad de Millon (Millon y Davis, 1998), incluye en su adaptacinespaola diez escalas bsicas de personalidad, tres de personalidadpatolgica, ocho sndromes de gravedad moderada y tres sndro-mes graves. Siempre que las puntuaciones de las diferentes esca-las sobrepasan los puntos de corte establecidos, se considera queexiste una mayor rigidez en el estilo de personalidad y, en su caso,una mayor severidad o gravedad del trastorno al que hacen refe-rencia.

    El Manual de la adaptacin espaola del test (Millon, 2004) in-vita a la aplicacin de la prueba para todo tipo de informes peri-ciales, observando que no es un instrumento de evaluacin de lapersonalidad para ser utilizado con poblaciones normales, y que esaplicable solamente a personas que manifiestan sntomas psicol-gicos o que se encuentren involucradas en un programa de evalua-

    cin psicodiagnstica o en psicoterapia. El MCMI-II es uno de losinstrumentos ms utilizados en la investigacin para describir lapersonalidad de diferentes muestras de sujetos relacionados condelitos violentos, entre ellos, agresores, homicidas y poblacin pe-nitenciaria en general.

    Dentro de un contexto penitenciario-teraputico, Ruiz y Exp-sito (2008), en su estudio sobre intervencin o tratamiento a pena-dos por delitos de violencia de gnero, recogen los resultados delMCMI-II obtenidos en una muestra de 70 internos en 18 institu-ciones penitenciarias espaolas. En su anlisis informan que elporcentaje de sujetos con tasa base (TB) superior a 75 para la es-cala de personalidad compulsiva es del 69% y para la de depen-diente del 50%. Ambas escalas correlacionan positivamente entreellas y negativamente con los rasgos antisocial y agresivo. Consi-deran entonces la presencia de dos grupos de maltratadores pena-dos, siendo el dominante (70% de la muestra), o perfil bsico demaltratador, el caracterizado como de sujetos Compulsivo-De-pendientes.

    Igualmente, Ortiz-Tallo, Fierro, Blanca, Cardenal y Snchez(2006) en un estudio sobre factores de personalidad y delitos vio-lentos en una muestra de penados por malos tratos, robo con le-siones, violaciones, asesinato y homicidio, en la prisin de Alahu-rn de la Torre (Mlaga), realizando el anlisis de 42 protocolos

    Evaluacin de trastornos de personalidad mediante el InventarioClnico Multiaxial (MCMI-II) en una muestra forense

    Mximo Winberg Nodal y Ramn J. Vilalta Surez*Instituto Medicina Legal de Asturias y * Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Asturias

    En este estudio se analiza mediante el Inventario MCMI-II de Millon la presencia de trastornos de per-sonalidad en una poblacin forense. La muestra estuvo compuesta por 86 sujetos del mbito civil y pe-nal: demandantes en asuntos de familia y denunciantes y denunciados en diferentes delitos, principal-mente violencia de gnero. Los resultados muestran un elevado nmero de protocolos indicadores delTrastorno de Personalidad Compulsivo, que llega al 70% de los sujetos, independientemente de que seandel rea civil o penal, o de su condicin de denunciante o denunciado. Se concluye que este inventarioparece carecer de validez estadstica para este uso, que la prueba podra describir nicamente las ca-ractersticas propias de la evaluacin forense, ms que la personalidad de los sujetos evaluados, y que,por tanto, es excesivamente sensible al contexto; siendo posible que las conclusiones derivadas de losresultados del MCMI-II en el mbito forense estn considerando vlidos a perfiles distorsionados oinespecficos.

    Assessment of personality disorders with the Millon Clinical Multiaxial Inventory (MCMI-II) in aforensic sample. In this paper, the presence of personality disorders in a forensic sample is analysedusing the Millon Clinical Multiaxial Inventory (MCMI-II). The sample was made up of 86 individualsfrom both civil and criminal settings: plaintiffs in family cases and complainants and defendants invarious crimes, especially in partner abuse. The results reveal a great number of records of CompulsivePersonality Disorder, reaching 70%, regardless of whether they were from the civil or the criminalsetting or whether they were a plaintiff or a defendant. It is concluded that this inventory seems to lackstatistical validity for this purpose. Moreover, this test may only describe the typical characteristics offorensic evaluation rather than the personality of the individuals assessed, and it is oversensitive tocontext; hence, the conclusions derived from the use of the MCMI-II in the forensic field may acceptas valid a great deal of distorted or unspecific profiles.

    Fecha recepcin: 2-4-09 Fecha aceptacin: 30-6-09Correspondencia: Ramn J. Vilalta SurezJuzgado de Vigilancia Penitenciaria de Oviedo33071 Oviedo (Spain)E-mail: [email protected]

    Psicothema 2009. Vol. 21, n 4, pp. 610-614 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEGwww.psicothema.com Copyright 2009 Psicothema

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  • MCMI-II vlidos, obtuvieron resultados en los que destacaban co-mo grupo o clster principal al dependiente-compulsivo.

    Otro estudio similar realizado con poblacin penal juvenil deBarcelona es el de Mohno, Kirchner y Forns (2008), en el que em-pleando el MCMI-II realizan un anlisis de componentes princi-pales. Uno de los cuatro clusters que obtienen se caracteriza poruna clara elevacin de la escala compulsiva, que coincide con eldenominado psicpata controlado.

    Fernndez-Montalvo y Echebura (2008), en un trabajo sobretrastornos de personalidad y psicopata en hombres condenadospor violencia grave contra la pareja, obtuvieron con el MCMI-IIunos resultados en los que el 57,8% de los sujetos superaban la TB84 en la escala de trastorno compulsivo, el 34,2% en la de trastor-no dependiente y un 25% en la del trastorno paranoide de la per-sonalidad. No mencionan resultados de la escala deseabilidad so-cial (Y) que podamos comparar, pero s indican que en el anlisisno aparecen diferencias significativas en la tasa de trastornos depersonalidad entre homicidas y no-homicidas, ni entre los quepuntuaban en psicopata en la escala de Hare (14,4%) y los que no.En sus conclusiones sealan que: la excesiva dependencia emo-cional, la obsesividad y la atribucin sistemtica de los males pro-pios a otras personas hacen ms probable la aparicin de la vio-lencia grave contra la pareja (Fernndez-Montalvo y Echebura,2008). Finalmente se muestran prudentes en continuar con susconclusiones, dado que el 86,8% de los sujetos presentaba al me-nos un trastorno de personalidad.

    Underwager y Wakefield (1990) ya advirtieron que hay que sermuy prudentes en la interpretacin del MCMI-II cuando es usadofuera del mbito propiamente clnico-psiquitrico, debido a su ten-dencia a sobrediagnosticar trastornos. Consideran que el resultadode usar interpretaciones automatizadas exagera las patologas delos sujetos evaluados, quiz porque las puntuaciones de las tasasbase que sirven de punto de corte en el MCMI-II diagnostican de-masiadas patologas (Fernndez-Montalvo y Echebura, 2008;Jensen, Mortensen y Lotz, 2008).

    Mercerreyes (1999), examinando el uso forense de las pruebaspsicomtricas con adultos en los Juzgados de Familia, tambin ad-vierte al respecto de este inventario: en la experiencia con el ins-trumento destaca la impresin de un sesgo de elevacin para de-terminadas escalas (para la obsesivo-compulsiva, por ejemplo),que pudiera ser bien atribuible a caractersticas propias del instru-mento o bien reflejo de aspectos psicolgicos idiosincrsicos de lapoblacin que accede a este contexto de evaluacin.

    Un estudio de Caldera y Olmo (2008), con drogodependientesingresados en comunidad teraputica, encuentra en dos aplicacio-nes sucesivas del MCMI-II que los resultados destacados(TB>74) en la escala de compulsividad y en la de abuso de alco-hol son los nicos que se mantienen elevados tras tres meses detratamiento.

    Fuera del mbito jurdico-forense, Martn, Prez, Moreno,Aguirregoikoa y Barrenetxea (2008), en un estudio con 30 muje-res consideradas normales y donantes de ovocitos, encontraronperfiles de destacada deseabilidad social, compulsividad, histrio-nismo y narcisismo. Cuestin que les lleva a proponer como noidneo este instrumento para evaluar a donantes de ovocitos.

    No todos los estudios encuentran estos resultados. Dentro de uncontexto ms clnico-teraputico, Lpez y Becoa (2006), en unestudio sobre patrones y trastornos de personalidad en 102 sujetosinternos para tratamiento de su dependencia de cocana, encuen-tran un 25,5% de sujetos con TB superior a 75 en la escala desea-

    bilidad social; y porcentajes elevados (con TB>85) en los trastor-nos pasivo-agresivo (33,3%), antisocial (22,5%) y narcisista(18,6%). Los porcentajes de sujetos con trastorno compulsivo(2,9%) y dependiente (5,9%) aparecan como irrelevantes.

    Volviendo al mbito de evaluacin forense, McCann y Dryer(1996) abogaban por el uso del MCMI-II para abordar un amplioespectro de asuntos forenses del mbito civil y criminal.

    Rogers, Salekin y Sewell (1999), en su estudio sobre la validezdel MCMI-II en este mismo mbito judicial, afirman, sin embar-go, que las escalas del MCMI-II no permiten realizar un diagns-tico directo en trminos DSM-IV. Sealan que nicamente ofrecenbuena validez de constructo y permiten ofrecer datos descriptivossobre estas alteraciones, la escala fbica, la escala de personalidadesquizotpica y la de personalidad lmite. La escala peor parada es,precisamente, la escala de personalidad compulsiva que, segn es-tos autores, no demuestra ni validez discriminante ni convergente,y no debera ser utilizada en la interpretacin clnica.

    El objetivo de nuestro estudio ser analizar la validez forensedel MCMI-II con sujetos sometidos a evaluacin psicolgica fo-rense dentro del mbito civil y penal.

    Mtodo

    Participantes

    La muestra de este estudio estuvo compuesta por 86 sujetos (40mujeres y 46 hombres), con una edad media de 36,54 aos (rangoentre 18 y 75 aos), que fueron evaluados psicolgicamente en elmbito forense y en cuya evaluacin se incluy la aplicacin delinventario MCMI-II. Sus protocolos fueron recogidos en dos pe-rodos temporales diferentes de 24 meses, procedentes de asuntosoficiados al Instituto de Medicina Legal o al Equipo de los Juzga-dos de 1 Instancia e Instruccin de Oviedo. Los cuestionarios fue-ron aplicados y valorados por los psiclogos adscritos a la Conse-jera de Justicia del Principado de Asturias en el ejercicio de susfunciones periciales, cumpliendo con los requisitos de aplicacinde la prueba, y en sus despachos de los Juzgados. La muestra in-cluy un total de 86 sujetos, 33 de ellos con asuntos civiles (12mujeres y 21 varones), que eran demandantes en cambios en laguarda y custodia o en el rgimen de visitas de sus hijos menores.Los restantes 53 sujetos, incursos en asuntos penales, eran 30 de-nunciantes (28 mujeres y 2 hombres) y 23 denunciados (varones)por delitos de violencia de gnero, abusos sexuales, violacin uhomicidio. No se administr la prueba a aquellas personas que nocumplan con los requisitos de aplicacin recogidos en el manualde la versin espaola.

    Instrumentos y procedimiento

    Se emplearon los 86 protocolos referidos del Inventario Mul-tiaxial de Personalidad MCMI-II de Theodore Millon, en su edi-cin espaola de 2004. Todos los cuestionarios disponan de co-rrecta validez y, aunque uno superaba el ndice de sinceridad(X>590), fue incluido igualmente en el estudio.

    Slo se consider la presencia de trastorno de personalidadcuando la puntuacin en la tasa base (TB) del MCMI-II era supe-rior a 84, como ya fuera propuesto por Weltzler (1990) como cri-terio ms conservador. Utilizamos los baremos espaoles tomandola puntuacin de corte ms elevada de entre hombres y mujeres,adoptando por tanto una postura ms conservadora an si cabe.

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  • Anlisis de datos

    Las puntuaciones directas obtenidas en los protocolos del MC-MI-II se analizaron mediante el paquete estadstico SPSS paraWindows (versin 12.0) y sus resultados se compararon con losdatos del grupo normativo de la prueba en su adaptacin espao-la. Se obtuvo una matriz de correlaciones (Pearson), y se realizun anlisis de varianza (ANOVA) con la correccin de Levene en-tre los subgrupos de hombres y mujeres, de asuntos civiles y pe-nales, y entre los subgrupos de denunciantes y denunciados enasuntos penales.

    Resultados

    En la tabla 1 se indican los porcentajes de sujetos que obtuvie-ron resultados significativos de Tasa Base (TB>84) en toda lamuestra.

    Empezando por las escalas de control, puede observarse cmoel porcentaje ms elevado corresponde a la escala de deseabilidadsocial, con un 41,9% de la muestra por encima del punto de cortede referencia, que prueba la fuerte necesidad en el mbito forensede ser bien visto y socialmente deseable, sean demandantes o de-mandados, del mbito civil o del penal.

    En cuanto a las escalas bsicas de personalidad, es extremo elresultado en la escala compulsiva, al superar el punto de corte pa-

    ra diagnstico de este trastorno (TB>84) el 67,4% de nuestramuestra. Esta escala describe a sujetos forzados a aceptar las con-diciones que les imponen los dems; su conducta prudente, auto-controlada y perfeccionista deriva de un conflicto entre la hostili-dad hacia los dems y el temor a la desaprobacin social;resuelven esta ambivalencia suprimiendo el resentimiento, sobre-aceptndose y estableciendo elevadas exigencias sobre s mismosy los dems.

    La siguiente escala bsica de personalidad relevante, con el36% de la muestra por encima del punto de corte para diagnstico(TB>84), es la escala dependiente. El Manual del MCMI-II (Mi-llon, 2004), describe a sujetos sumisos que han aprendido a vol-verse hacia otros como fuente de proteccin, esperando pasiva-mente que su liderazgo les proteja.

    La escala de personalidad compulsiva correlaciona positiva-mente con deseabilidad social y con delirio, y negativamente conpersonalidad disocial. Existe una correlacin estadsticamente sig-nificativa entre la edad y la escala compulsiva.

    No existen diferencias entre los porcentajes del grupo de hom-bres y del de mujeres que superan TB>84 en las escalas compul-siva y dependiente. Como se observa en la tabla 3, el 71,7% de losvarones y el 65% de las mujeres obtienen puntuaciones superioresa TB>84 en la escala del trastorno compulsivo. Tampoco existendiferencias estadsticamente significativas entre las medias dehombres y mujeres para la escala referente al trastorno dependien-te, que es superior a la TB>84 en el 37% de los varones y en el35% de las mujeres. Igualmente sucede con la escala de deseabili-dad social. Las escalas con diferencias estadsticamente significa-tivas en las medias de hombres y mujeres son superiores para losvarones en disocial (p84 Punto corte TB>84

    Y. Deseabilidad 41,9 016Z. Alteracin 08,1 031

    Escalas bsicas de personalidad1. Esquizoide 24,4 0292. Fbica 14,0 0383. Dependiente 36,0 0374. Histrinica 14,0 0375. Narcisista 18,6 0436A. Antisocial 10,5 0416B. Agresivo-Sdica 12,8 0417. Compulsiva 67,4 0408A. Pasivo-Agresiva 05,8 0478B. Autodestructiva 10,5 038

    Escalas de personalidad patolgicaS. Esquizotpica 12,8 032C. Lmite 11,6 054P. Paranoide 19,8 038

    Sndromes clnicos de gravedad moderadaA. Ansiedad 11,6 030H. Histeriforme 10,5 035N. Hipomana 10,5 032D. Neurosis depresiva 09,3 046B. Abuso de alcohol 17,4 028T. Abuso de drogas 12,8 043

    Sndromes clnicos gravesSS. Pensamiento psictico 18,6 023CC. Depresin mayor 09,3 035PP. Trastorno delirante 30,2 018X. Sinceridad 14,0 494

    Tabla 2Correlaciones significativas de la Escala de Personalidad Compulsiva

    Compulsiva (7)

    Validez -.245*Deseabilidad (Y) .493**Esquizoide (1) .225*Dependiente (3) .244*Disocial (6A) -.306**Paranoide (P) .259*Delirio (PP) .278**Edad .279*

    * p

  • significativas en las escalas de control, aunque en los sujetos delmbito penal las medias de las escalas de control sinceridad y al-teracin son ligeramente superiores a las de los civiles. En las es-calas clnicas objeto de este estudio (dependiente y compulsiva)tampoco aparecen diferencias estadsticamente significativas. Porotro lado, las diferencias entre las medias de los sujetos con asun-tos de tipo civil y penal slo resulta estadsticamente significativala mayor incidencia en el grupo penal del trastorno de personali-dad pasivo-agresivo (p
  • Discusin y conclusiones

    Cabra esperar que la aplicacin en el mbito forense de unaprueba de deteccin de psicopatologa, como es el MCMI-II, sir-viera para detectar sujetos con determinadas patologas. Es ms,podramos razonablemente pensar que la prueba sirviese para dis-criminar entre distintos grupos objeto del trabajo pericial. La im-presin de los profesionales del mbito forense haba ya advertidosobre la exagerada ocurrencia de determinados perfiles (Mercerre-yes, 1999). Nuestro estudio, con la cautela que recomienda unamuestra tan pequea, ratifica estas sospechas.

    La presencia de perfiles susceptibles de diagnstico del trastor-no de personalidad compulsivo se ve confirmada en nuestra muestraforense con un 70% de sujetos con elevaciones significativas de laescala compulsiva, lo mismo en el mbito civil que en el penal, yasean demandantes, denunciantes o denunciados, ya sean hombres omujeres, incluso cuando se trata de grupos tan dispares como el delos agresores (en delitos de violencia de gnero, abusos sexuales,violacin u homicidio) y sus vctimas o denunciantes. Tambin en-contramos otra escala, la dependiente, que llega a incluir como tras-torno al 36% de la muestra. Nuestros resultados coinciden amplia-mente con varios estudios ya citados (Fernndez-Montalvo yEchebura, 2008; Ortiz-Tallo et al., 2006; Ruiz y Expsito, 2008).

    Corroboramos las advertencias sobre la tendencia del MCMI-IIa sobrediagnosticar trastornos (Jensen et al., 2008), razn por laque ha sido cuestionada su fiabilidad y validez para la evaluacinforense. En el inventario MCMI-III tambin se ha encontrado quecuatro de cada cinco diagnsticos para trastornos del eje II son fal-sos positivos (Retzlaff, 1996). Esta cuestin se aclaraba en el meta-anlisis ya citado (Rogers et al., 1999), referente a 33 estudios so-bre el MCMI y MCMI-II, en el que se afirmaba que no puedeconsiderarse a esta prueba como una rplica equivalente a los diag-nsticos DSM-IV. Estos autores apoyaban la validez de constructode las escalas fbica, esquizotpica y lmite. Sealaban varias otrasescalas con una validez de constructo modesta, a saber: esquizoide,dependiente, histrinico, narcisista, antisocial, agresivo-sdica, pa-sivo-agresiva, autodestructiva y paranoide; argumentando que los

    clnicos podran ofrecer hiptesis, pero no conclusiones basadas enlos resultados de estas escalas. Por ltimo, eran contundentes alconsiderar que la escala referente al trastorno de personalidad com-pulsivo no ha demostrado validez convergente ni discriminante yno debe ser usada en una interpretacin clnica (Rogers et al.,1999, p. 439). Nuestros resultados son compatibles con estas tesis.

    Lo que puede estar sucediendo con el uso generalizado de esteinventario es la descripcin de casi todos los usuarios de cualquiermbito judicial como sujetos con caractersticas de personalidadcompulsiva, conformistas y pasivos, diagnosticables con dichotrastorno. Ello resulta poco razonable, sobre todo cuando en nues-tro estudio se comprueba que tanto la vctima de una violacin co-mo su supuesto agresor acaban siendo descritos con las mismascaractersticas psicolgicas. Parece que en el mbito forense elcontexto de evaluacin pone de manifiesto con ms fuerza la de-bilidad estadstica de la escala compulsiva.

    Por otra parte, estos resultados estn siendo utilizados para laelaboracin de diferentes programas teraputicos dirigidos a dis-tintas poblaciones del mbito forense y penitenciario, con lo quese estara arrastrando el error diagnstico al mbito del tratamien-to. Pensemos, por ejemplo, en un programa de tratamiento disea-do para compensar caractersticas de tipo compulsivo en condena-dos por violencia de gnero, cuando el diagnstico ha sido basadoen un perfil que se revela inespecfico.

    La potencia de nuestra evaluacin psicolgica est relacionadacon la calidad de los instrumentos empleados, ms necesaria si cabeen el mbito forense, rea de fuerte desarrollo profesional, de clarautilidad y relevancia de la Psicologa aplicada. A este respecto, Mc-Cann (2002) ya advierte, refirindose al Inventario MCMI-III, quelos psiclogos forenses deben estar preparados para reconocer las li-mitaciones del test, y que deberan utilizar los resultados del mismode modo que puedan ser respaldados por la evidencia emprica.

    Por supuesto, son necesarios nuevos estudios con muestras depoblacin distintas y ms amplias que confirmen o no nuestros ha-llazgos, que sirvan para mejorar la validez de las escalas del in-ventario, o que precisen el alcance de los resultados de la evalua-cin con este instrumento.

    MXIMO WINBERG NODAL Y RAMN J. VILALTA SAREZ614

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