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Cap tul o 20 EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA EL COMPORTAMIENTO SOCIAL Y HABITACIONAL EN LA AMAZONíA PREHISTÓRICA BETTY J. MEGGERS ',rnrlhsor1lan Instrtutron. Washington Oc. USA Betty(cilNMNH.SI.EDU EURICO TH. MILLER ELETRONORTE. Brasilia DF. Brasil [email protected] Desde la llegada de los primeros europeos, la Amazonía ha permanecido como objeto de fascinación. Empezando con las descripciones de Carvajal y Ralegh en el siglo XVI, la ilusión que laforesta exuberante esconde riquezas sin igual ha persistido, no obstante el fracaso de todos los esfuerzos por encontrarlas. Cientos de personas perdieron sus vidas buscando El Dorado, pero fue solamente a fines del siglo XVII que el gigantesco Lago Parima en el medio de las Guianas, que fue la ubicación de la ciudad de Manoa, fue eliminado de los mapas (Figura 1). Figura I Mapa del Siglo XVI mostrando el Lago IJanma en el medio de la GUiarla, supuesta sede de Manoa, la capital de El Dor¿¡do, y un dibUJOde la C1ud¿¡dpublicado en i 603 (Alexander 1976: 172, Bettex i 960: 152)

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Cap tul o 20

EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARAEL COMPORTAMIENTO SOCIAL Y HABITACIONALEN LA AMAZONíA PREHISTÓRICA

BETTY J. MEGGERS',rnrlhsor1lan Instrtutron. Washington Oc. USA

Betty(cilNMNH.SI.EDU

EURICO TH. MILLERELETRONORTE. Brasilia DF. Brasil

[email protected]

Desde la llegada de los primeros europeos, la Amazonía ha permanecido como

objeto de fascinación. Empezando con las descripciones de Carvajal y Ralegh en el siglo

XVI, la ilusión que laforesta exuberante esconde riquezas sin igual ha persistido, no obstante

el fracaso de todos los esfuerzos por encontrarlas. Cientos de personas perdieron sus

vidas buscando El Dorado, pero fue solamente a fines del siglo XVII que el gigantesco

Lago Parima en el medio de las Guianas, que fue la ubicación de la ciudad de Manoa, fue

eliminado de los mapas (Figura 1).

Figura IMapa del Siglo XVI mostrando el Lago IJanma en el medio de la GUiarla, supuesta sede de Manoa, la

capital de El Dor¿¡do, y un dibUJOde la C1ud¿¡dpublicado en i 603 (Alexander 1976: 172, Bettex i 960: 152)

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326 fktlyl MeqclCr<., / [¡meo Th rv~¡:llc¡

Aunque la exploración, colonización, recolección de caucho, actividad misionaria,

construcción de líneas de energía y carreteras, senso remoto y deforestación masiva fallaron

en encontrar evidencia de poblaciones densas precolombinas, ha surgido entre los

antropólogos la confianza en la credibilidad de las crónicas antiguas, Están apoyando la

existencia de grandes establecimientos permanentes a lo largo de los tributarios, de ciudades

con millares de habitantes en el Medio Amazonas y la isla de Marajó y un nivel estatal de

complejidad social en las Guianas, Según Heckenberger (1992), "es posible que la várzea

amazónica fuera una de las áreas más densamente pobladas de las Américas antes del

contacto europeo" (Whitehead 1994, Roosevelt 1993, Stah12002, Balée 1994, Myers et

al. 2003, Heckenberger et al, 2003, Neves et al. 2003, Erickson 2003),

Paraevaluar la credibilidad de estas interpretaciones, arqueólogos brasileños hicieron

reconocimientos sistemáticos a lo largo de los principales afiuentes del río Amazonas

durante lasúltimas tres décadas bajo el Programa Nacional de InvestigaCionesArqueológicas

en la BacíaAmazónica (PRONAPABA), La existencia de datos comparables de zonas muy

separadas, cronologías relativas detalladas y fechados radiocarbónicos numerosos permite

identificar comunidades prehistóricas, reconstruir su comportamiento residencial y social

y correlacionar sus distribuciones temporales y espaciales con rasgos ambientales y

fiuctuaciones climáticas, Estos datos indican que aldeas pequeñas igualitarias, semejantes a

las comunidades indígenas tradicionales sobrevivientes, se desarrollaron al menos tres mil

años antes del contacto europeo y que constituyen una adaptación sostenible a las

limitaciones ambientales inherentes y fiuctuantes,

Después de una breve explicación de los procedimientos de campo, criterios de

clasificación y perspectivas teóricas, vamos a describir el comportamiento residencial y

social reconstruido desde la evidencia arqueológica en dos regiones de la terra firme

ampliamente separadas, Después, vamos a resumir datos ambientales que explican el

desarrollo y la persistencia de este comportamiento, Queremos enfatizar que las

interpretaciones se basan en las prospecciones y clasificaciones de todos los participantes

del PRONAPABA, Ondemar Dias, Eurico Miller, Mario Simoes y Celso Perota, quienes

también hicieron las identificaciones preliminares de las fases,

Metodología

Metodología de Campo

Al comienzo del PRONAPABA, la mayor parte de la BacíaAmazónica era desconocida

y la primera tarea fue la construcción de una armazón temporal y espacial de las culturas

precolombinas, La prospección se concentró en los tributarios principales que han servido

como rutas de comunicación hastay desde las regiones vecinas, Existe ahora información en

sectores del Tocantins (Simoes & Arauja Costa 1987), Xingu (Perota 1992, Perota & Botelho

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EVidencia arqueológica 327

1987), Tapajós (Perota ms); Madeira (Simóes & Lopes 1987, Miller 1992, 1999), jamarí

(Miller et al. 1992), Guaporé (Miller 1983), juruá (Dias ms), Purus (Perota ms), Negro

(Simóes 1974, Simóes & Kalkmann 1987) y Uatumá-jatapu (Simóes & Correa 1987, Simóes

& Machado, Miller et al. 1992; mapas se encuentran en Kern et al. 2003). Ellos hicieron

recolecciones no seleccionadas de la cerámica de superficie en todos los sitios encontrados

y una o más excavaciones estratigráficas de 2 x 2 m en niveles de 10 cm en diferentes partes

de los sitios grandes.

Clasificación y Seriación

Como los tiestos sin decoración normalmente constituyen entre 90 y 100 por

ciento de una muestra no seleccionada, representan una fuente significativa de información.

Visto que las diferencias en el tratamiento de la superficie frecuentemente son obliteradas

por erosión, se clasifican los tiestos sin decoración en base del antiplástico, que puede ser

arena, cariapé, cauixí, cariapé y cauixí, concha triturada o tiestos triturados. La frecuencia

relativa de cada tipo en cada nivel se calcula en base del total del nivel y los resultados son

dibujados en orden estratigráfico para cada excavación (Figura 2). La existencia de diferencias

Figura 2

SITIO, CORTE& NIVEL

TIPOS No·oeCORAOOS TIPOS DECORADOS

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Cambios en las frecuencias relativas de tipOS ordinarios y decorados en dos cortes del sitio RO-PV-

I I del Rio Jamarí y su interdigitación. Las diferencias significativas de un nivel de 10 cm al siguiente

en la presencia o frecuenCia relativa de muchos de los tipOS Implican discontinuidad de ocupación

de la localidad

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328 Betty J Mcggers / funco Th Mlilcr

significativas entre niveles consecutivos, aún en los raros tipos decorados, sugiere que 10cm aproxima la acumulación durante un solo episodio de ocupación (d. Zeidler 1983: 182).Niveles con tendencias y frecuencias relativas compatibles se interdigitan para producir

una secuencia seriada, que representa una cronología relativa. Los sitios incluidos identifican

una fase, que corresponde a una comunidad endógama (Meggers 1990).

Consideraciones Teóricas

Las tendencias paulatinas de aumento o disminución en las frecuencias relativas de los

tipos mayores no decorados son el producto de la deriva evolucionaria inconsciente (Amold 1112003:36, Abbot 2000). Aunque la deriva ha recibido menos atención que la selección natural,

es un proceso significativo de cambio en rasgos biológicos y culturales con valor adaptivo

neutral. L.a interacción entre los miembros de una comunidad humana endógama mantiene

un conjunto de elementos genéticos y lingüísticos distinto de las otras comunidades endógamas

de la misma tradición cultural y filiación lingüística. Si se rompe la interacción entre los miembros,

los segmentos no poseen la misma representación de los rasgos ancestrales y este efecto

fundador se aumenta por la deriva evolucionaria independiente. Se ha documentado muchas

veces la diversificación inconsciente en mitos, ritos, canciones, preparación de comida y otros

rasgos culturales sin significación adaptativa entre comunidades amazónicas endógamas de

antecedentes comunes como consecuencia del aislamiento social (e.g., Bellier 1991, Colson

1983-84, Gross 1983, Henley 1982, Seeger 1981, Conklin 200 1,Wagley 1977). Aunque los

detalles de decoración y forma de las vasijas pueden ser intencionales (Bowser 2000), la

existencia de variación inconsciente se ha demostrado por experimento (Hodges 1965) y se

ha observado en los productos de ceramistas tradicionales en comunidades autónomas de la

misma tradición cerámica y entre mujeres aisladas por residencia matrilocal (Amold 1993, Roe

1981, Wüst 1994, Graves 1985, L.ongacre 1985, Reina & Hill 1978, Meggers 2001 J08).

(Para más discusiones, ver Araujo & Marcelino 2003, Barros 1982, Duff 1996, L.ipo et al.

1997, Neff 1992, Purdy 1996, Zeidler 1983).

Evidencia Arqueológica

Las regiones con la evidencia arqueológica más detallada son el1ocantins, el tributario

oriental del lado derecho del bajo Amazonas, y el Jamarí, un tributario del lado derecho del alto

Madeira en el suroeste. Ambas son regiones de tierra firme drenados por ríos de agua clara.

Río Tocantins

El reconocimiento del Tocantins se limitó al sector sujeto a inundación por la construcción

del embalse hidroeléctrico en Tucuruí (Simóes & Araujo Costa 1987: I 1-27, Miller et al. 1992).La clasificación de la cerámica de recolecciones de superficie y excavaciones estratigráficas en 35

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Evidenciaarqueológica 329

sitios identificó cinco fases restringidas a sectores diferentes del río (Figura 3). La publicación una

década después del análisis arqueológico, de lascaracterísticas físicasdel cauce, cambios estaci6nales

en el volumen del agua, productividad de los recursos acuáticos y densidad demográfica reveló

diferencias regionales significativas correlacionadas con los límites de los territorios prehistóricos.

implicando que las medidas para maximizar la explotación de los recursos en cada región no

funcionaban con el mismo éxito en las regiones adyacentes (Merona 1990).La inspección de la secuencia seriada de la Fase Tucuruí reveló una fluctuación errática en

la frecuencia relativa de algunos de los tipos decorados que no se puede explicar por error del

muestreo. Separando las muestras en base de la presencia de más o menos 5 por ciento de

Tucuruí Pintado produjo dos seriaciones contemporáneas y la inspección de la localización de los

sitios reveló que todas menos dos fueron ocupados y reocupados exclusivamente por una de

las sub-fases (Figura 4). En los sitios compartidos. la localización de la aldea fue diferente. La

Figura 3

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Secuencias seriadas de las fases Tauarí, Itupiranga y Marabá del río Tocantins y los territorios

correspondientes. Aunque los mismos tipos ordinarios y decorados ocurren en las tres fases, las

tendencias y frecuencias relativas no permiten su interdigitaci6n, Las fronteras de los territorios se

correlacionan con diferencias significativas en las características del río y los recursos acuáticos de

subsistencia (Revisado de Simóes & Araujo-Costa 1987)

Page 6: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

330 Betty J. Meggers / Eurico Th. Miller

diferencia cuantitativa en la presencia de decoración roja se explica por deriva evolucionaria

independiente e implica el aislamiento de las mujeres por residencia matrilocal. La existencia de

dos seriaciones contemporáneas indica que cada mitad mantenía el derecho de reocupar sus

sitios anteriores.

La permanencia de la frontera entre los territorios de las fases Tauá y Tucuruí, a pesar de la

proximidad entre los sitios, es significante porque coincide con el primer rápido en el Tocantins yconstituye el límite sur de penetración del agua amazónica con su fauna acuática variada y abundante.

Aunque los recursos acuáticos del territorio de la Fase Tucuruí son menores y sujetos a fluctuaciones

estaciónales, no existe evidencia de esfuerzos para expansión a través de la frontera. Al contrario, la

concentración de los sitios en el norte y la existencia de algunos tiestos de cerámica con la decoración

característica de la FaseTauá en sitios de la FaseTucuruí implican que lasrelaciones entre lascomunidades

fueron amistosas y que la reciprocidad fue un remedio para escasez más viable que la invasión (á. Kelly

1995: 194).

Figura 4

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Las seriaciones de las Mitades A y B de la Fase Tucuruí del Tocantins y la ubicación de los sitios

correspondientes. La frontera con la Fase Tauá en el norte coincide con el primer rápido y la

máxima penetración del agua blanca amazónica con sus abundantes y variados recursos proteínicos

Page 7: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

Evidenciaarqueológica 331

Río Jamarí

La evidencia más detallada sobre el patrón precolombino de establecimiento estásuministrada por la prospección intensiva del Jamarí (Figura 5). Se registraron 121 sitios en unadistanciade 260 km arriba del primer rápido, representando 16ocupaciones precerámicas, 16talleres líticos, 89 habitaciones cerámicas, 8 campamentos con cerámica y 2 habitaciones

neobrasileñas.Muestras de cerámica no seleccionadasexisten de 42 recolecciones de superficie,

nueve excavaciones estratigráficas en 22 sitios (total de 593 niveles de 10 cm). La clasificaciónidentificó tres fasesprecerámicas y cinco fasescerámicas. Lacronología relativa se complementacon 137fechados de carbono-14 (Miller et al. 1992).

Figura 5

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El río Jamarí, un tributario del lado derecho del alto Madeira, la ubicación de los sitios de la Fase

Urucurí, la primera fase cerámica en el río Jamarí y las seriaciones de las Mitades A y B

Page 8: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

332 Bctty J Mcgqcrs / tumo Ih Mdb

LaOcupación Precerámica

La primera ocupación está representada por la Fase ltapipoca en seis sitios con cuatro

fechados de carbono-14 que se extienden desde 8230± 100 hasta 6970±60 años AP

(fechados no calibrados). El inventario lítico consiste en bifaces grandes, raspadores laterales y

terminales. martillos. nLJCleosagotados y lascas con y sin retoque. La siguiente Fase Pacatuba se

identificó en cinco srtios con cuatro fechados extendiéndose desde 6090± 130 hasta 521 O± 70

AP. Los artefactos líticos consisten en raspadores pequeños, martillos. núcleos. lascas y

microlascas. Los campamentos de ambas fases se encuentran en barrancos por sobre el nivelde inundación y no muestran cambio del color del suelo (Miller et al. 1992:36-37).

La Fase Massangana se identificó por depósitos de terra preta con artefactos líticos

debajo de ocupaciones cerámicas en 20 sitios distribuidos por toda el área prospectada.

Treinta fechados de carbono-14 se extienden desde 4880±60 hasta 2500±90 AP.Además

de lascas. raspadores. núcleos y martillos, el inventario lítico incluye piedras de yunque.

morteros y manos. muelas impregnadas con hematita y hachas. La presencia de hachas y

morteros indica un cambio en la subsistencia y la existencia de terra preta implica la

adopción del comportamiento habitacional semi-sedentario asociado con la agricultura

de roza y quema. Esta interpretación está apoyada por la evidencia genética (micro-

satélite) de la domesticación de la mandioca en la región (Olsen & Schaal 1999. 200 1).

Fases Cerámicas

Lacerámica fue introducida ca 2400 Ap,dos mil quinientos años después de la adopción

de la agricultura. Las secuencias seriadas y fechados de carbono-14 identifican cinco fases de la

misma tradición cerámica con distribuciones territoriales y duraciones temporales diferentes.

Todas se dividen en dos mitades matrilocales que ocupaban sitios diferentes.

La Fase Urucurí (2400-1500 AP). La Fase Urucurí se ha identificado en 18 sitios,

13 por la presencia de cerámica y 5 por medio de fechados de carbono-14 (Figura 5).

Trece son reocupaciones de sitios de la Fase Massangana, lo que sugiere que la cerámica

pudiera haber sido adoptada por la población existente en vez de ser introducida por

inmigrantes. Elcomplejo cerámico consiste en dos tipos no decorados. uno con antiplástico

de arena y el otro con antiplástico de cariapé. y dos tipos decorados. uno con baño rojo

y el otro con incisión. La presencia o ausencia de incisión divide la secuencia seriada en

dos mitades. ambas distribuidas en todo el territorio. Cinco sitios fueron ocupados

exclusivamente por la Mitad A, seis solamente por la Mitad B y dos por ambas mitades (la

filiación de cinco sitios identificados por fechados se desconoce).

La Fase jamarí (1500-750 AP). Cerca de 1500 AP, la Fase Urucurí fue suplantada

por la Fase jamarí en el norte y la Fase Cupuí en el sur (Figura 6). Se identificaron 14 sitios

de la Fase jamarí. 12 de los cuales reocuparon sitios de las fases Massangana o Urucurí.

Page 9: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

Evidencia arqueológica 333

Figura 6

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Sitios de lasfasesJamarí y Cupuí que ocuparon territorios contiguos con diferencias en la abundancia

de los recursos acuáticos. y las secuencias seriadas de las Mitades A y B de la FaseJamarí

Los dos tipos principales no decorados tienen antiplástico de arena o cariapé. pero el cauixí

existe en menor frecuencia o solo o combinado con cariapé, La decoración más común es baño

rojo, seguidapor engobe rojo. Pintura, incisión fina y ancha, roletes no apagadosy excisión ocurren

erráticamente en menor frecuencia durante toda lasecuencia. Lasdiferencias en lasfrecuencias

relativas del baño rojo y engobe rojo identifican dos mitades matrilocales. Cinco sitios fueronocupados exdusivamente por laMitad A 6 solamente por la Mitad B Ydos por ambas mitades (una

se identificó por un fechado de carbono-14).La FaseCupuí ( 1400-730 AP). Aproximadamente a los 1400 AP, la Fase Urucurí fue

suplantada por la FaseCupuí en la parte sur del territorio (Figura 6). Once de los 14 sitios estánen nuevos lugares,dos reocupan sitiosde la FaseMassanganay uno un sitio de la FaseUrucurí. Los

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334 Betty J. Meggers / Eunco Th. Miller

tipos principales no decorados tienen antiplástico de arena o cariapé, pero lastendencias y frecuencias

relativas son opuestas a las de la Fase jamarí. La escasa decoración consiste en baño rojo o incisión.

La presencia o ausencia de cerámica con antiplástico de cauixí o cauixí +cariapé identifica dos

mitades. Cinco sitios fueron ocupados por la Mitad Ay 8 por la Mitad B (uno se identificó por un

fechado de carbono-14).

La Fase Matapí (700-400 AP). Aproximadamente hacia el 700 AP, la Fase jamarí fue

suplantada por la Fase Matapí en el norte (Figura 7). Se la identificó en 22 sitios, nueve están

en nuevos lugares, 10 reocupaban sitios de la Fase jamarí. dos reocupaban sitios de la Fase

Urucurí y uno un sitio de la Fase Massangana. Las tendencias y frecuencias relativas de los

Figura 7

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Sitios de las fases Matapí y Topazlo, que reemplazaron las fases Jamarí y Cupuí en los mismos

territorios y las secuencias seriadas de las Mitades A y B de la Fase Matapí

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Page 11: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

EVidencia arqueológica 335

dos tipos mayores, con antiplástico de arena o cariapé, son semejantes a la FaseJamarípero no

existe decoración. La presencia o ausencia de dos tipos menores con antiplástico de cauixí o

cauixí+cariapé identificandos mitades. Cinco sitiosfueron ocupados exclusivamente por la Mitad

A, I I solamente por la Mitad B ydos por ambas mrt:ades(4sitiosse identificaron por fechados de

carbono-14).

La Fase Topazio (800-400 AP). Hacia el 800 AP, la Fase Cupuí fue suplantada por

la Fase Topazio en la parte sur de la región (Figura 7). Se identificaron 8 sitios, cuatro

reocuparon sitios de la Fase Urucurí, 2 reocuparon sitios de la Fase Cupuí y dos son

nuevos. Lastendencias de los tipos no decorados son al revés de lasde la FaseCupuí y las

frecuencias relativas del antiplástico de arena y del baño rojo son mayores que en cualquiera

de las otras fases. Dos mitades se distinguen por diferencias significativas en la frecuencia

relativa del tipo con antiplástico de cariapé. Tres sitios fueron ocupados exclusivamente

por la Mitad A y cuatro solamente por la Mitad B; la afiliación de un sitio identificado por

un fechado de carbono-14 no se conoce.

Comportamiento Habitacional

La existencia de un armazón temporal y espacial detallado permite la reconstrucción

del comportamiento residencial y social a lo largo del río Jamarí después de la adopción

de la cerámica hacia el 2400 AP Solamente la FaseUrucurí, la más temprana, se distribuye

en toda la región. La diferenciación de lasfases Jamarí y Cupuí cerca de 1500 AP identifica

dos comunidades contemporáneas con territorios contiguos. La correlación de la frontera

entre sus territorios con diferencias en la abundancia y variedad de los recursos acuáticos

implica el desarrollo de adaptaciones especializadas, como ocurrió en el Tocantins. Aunque

existe una pequeña superposición entre los territorios de las fases Jamarí y Cupuí, que

refieja la transición ecológica más gradual, la frontera general se mantenía entre las fases

Matapí y Topazio subsiguientes.

Reocupación.

Una comparación de las ubicaciones de los sitios de las fases cerámicas revela que

solamente 6 de los 49 fueron ocupados durante tres fases seguidas. Diecisiete fueron

ocupados por dos fases y 26 fueron ocupados intermitentemente por una sola fase (Figura

8). Las fases se diferencian en la permanencia de aldeas y frecuencia de reocupación de

sitios anteriores. Por ejemplo, mientras que todos los sitios de la FaseJamarí menos dos

reocupaban sitios de la Fase Urucurí. la mitad de los sitios de la Fase Matapí están en

nuevos lugares.

Durante cadafase, la mayoría de los sitiosfue ocupada y reocupada por la misma mitad.

Algunos fueron ocupados por ambas mitades de la misma fase o reocupado durante una fase

posterior. En ambos casos, la aldea típicamente se ubicó aliado en vez de sobre la basura

anterior. Por ejemplo, nueve excavaciones en RO-PV- 26, un sitio de la FaseJamarí midiendo

Page 12: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

336 Betty J. Meggers / Eurico Th. Miller

Figura 8

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o TOAAZIO

Ubicaciones de los sitios reocupados por tres fases consecutivas y los sitios ocupados durante una

sola fase. Se nota que los sitios reocupados se ubican cerca de las fronteras de los territorios

Figura 9

La ubicación de los cortes

estratigráficos en RO-F\l-26 y la

secuencia seriada, que identifica

ocupaciones de las Mitades A y

B de la Fase Jaman.

Comparación de las frecuencias

de los tipos mayores con las

seriaciones completas de la fase

indica que el sitio fue ocupado

primero por la Mitad B en los

cortes 8 y 9. La reocupación

por la Mitad A aumentó el

tamaño del sitio sin perturbar la

ocupación anterior. La

semejanza entre las frecuencias

relativas de algunos niveles en

cortes diferentes sugiere la

existencia de dos casas durante

algunos episodios

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Page 13: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

Evidencia arqueológica 337

500 X 200 m, identifican ocupaciones de la Mitad A en los Cortes I hasta7 Yde la Mitad B en

los Cortes 8 y 9 (Figura9). Lasecuenciaseriadasugiere que laocupación de la Mitad Bfue más

temprana y menos intensiva.Lasfrecuenciasrelativasde algunosde los nivelesen laseriacióndelaMitad A son suficientemente semejantes parasugerir lapresenciade dos o tres casasdurantealgunos episodios, mientras que las diferencias entre los niveles de la Mitad B sugierendiscontinuidad.

Una segregación espacial semejante ocurre en los sitios reocupados por fasesdiferentes. Seis excavaciones en RO-PV-54, midiendo 260 x 180 m, indican que fue

ocupado primero por la Mitad B de la FaseJamarí en los Cortes 2, 3, 4 Y 6 (Figura 10).Una reocupación posterior por la Mitad B de la Fase Matapí, identificada en los Cortes Iy 5, aumentó significativamente las dimensiones de la terra preta.

Figura 10

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Las ubicaciones de seis cortes estratigráficas en RO-PV-54 y las secuencias seriadas que identifican

ocupaciones, primero por la Fase Jamarí en los cortes 2, 3, 4 Y 6 Y después por la Fase Matapí en

los cortes I y 5. Como en el caso de RO-PV-26, la semejanza de las frecuencias relativas en

algunos niveles sugiere la existencia de dos casas durante la Fase Jamarí

Page 14: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

338 Betty J. Meggers / Eurico Th. Miller

Aquí también, la semejanza en lasfrecuencias relativas de algunos niveles (e.g" Cortes 3 y

6, YCortes 3 y 4) sugiere laexistencia de casascontemporáneas, Otra posibilidad es laconstrucción

de una nueva casadentro del sitio cuando la casaanterior dejó de funcionar.

Duración de la Ocupación

La interdigitación de los niveles de los cortes en RO-Pv'- 54 en lasecuencia seriadacompleta

de la Mitad B sugiere que la zona del Corte 6 fue ocupado intermitentemente durante la mayor

parte de la FaseJamarí, que tenía una duración de casi750 años, mientras que lasocupaciones en

los Cortes 2 y 3 se concentraron durante la segunda mitad de lafase y la ocupación en el Corte 4

Figura 11

30 33

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28•

Una comparación de la secuencia seriada de RO-PV-54 con la seriación completa de la Mitad B de

la Fase Jamarí, que indica que el sitio fue ocupado durante casi toda la fase, que duró unos 750

años. La separación entre los niveles iniciales de los cortes 6, 4 Y 2 sugiere ocupaciones cortas de

una sola casa. El agrupamiento de niveles de los cortes 2, 3, 4 Y 6 en la parte media de la secuencia,

en cambio, sugiere la existencia de varias casas o una ocupación más prolongada del sitio, La

ausencia de ocupaciones contemporáneas en los otros sitios de la Mitad B es notable

Page 15: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

Evidenciaarqueológica 339

fue esporádica (Figura I 1). Elcontraste entre lasdistribuciones aisladasde los niveles en la parte

inferior y el agrupamiento de niveles de cortes diferentes en la parte media de lasecuencia sugiere

un aumento en el tamaño y laduración de laaldea.Sehan identificado otros 6 sitioscon ocupaciones

por la Mitad B que parecen tener duraciones menos prolongadas, pero se tiene que tomar encuenta que son representados por menos cortes estratigráficos.

Composición Estratigráfica.

La evidencia cerámica de una discordancia entre el tamaño de laaldea y lasdimensiones delaterra preta estáapoyada por lasdiscrepanciasen laantigüedad de losfechados de carbono- 14de

la misma profundidad a través del sitio. Nueve fechados de cuatro excavaciones en RO-PV-35muestran diferencias horizontales y verticales significativas,al contrario de lo que se debe esperar de

una aldea grande y permanente (Figura 12). Fechados de niveles consecutivos de 10 cm difieren

por 1500, 900 Y 120 años y fechados de la misma profundidad en excavaciones diferentestambién difieren por cientos de años.

Figura 12

~3'i¡'~;::"Q""';::::"':;;:¡;"~"';:;;'''=~~~=IZC:::¡¡¡R1.:o::~O.PClV:¡::-3::::::~~It.¡.o1

310t60 70t60190t60 510t80

1050t60

500t90

5250t80 3130t110

Discrepancias en los fechados de carbono-14 en niveles consecutivos de 10 cm y niveles de la

misma profundidad en cortes diferentes en RO-PV-35, que apoyan la evidencia cerámica para una

ocupación discontinua del sitio por aldeas pequeñas

2500t90

......-------------- .•.......•...... '"

// \I CORTE 1 CORTE 3 CORTE .e CORTE 2 \

loo o o J\ /'...... ....../

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Page 16: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

340 Bctty J Mcggcrs / Eunco Th Mi1lcr

Además de confirmar laocupación discontinuadel sitio. lamagnitud de estasdiscrepancias

llama laatención a una característicaimportante de laestratigrafíanatural de los sitiosamazónicos,

que consisteen laausenciade una acumulación de suelo estérildurante períodos de abandono, al

contrario de lasituaciónen lasregionestempladas.Como consecuencia.el carbón de campamentos

precerámicos se ha incorporado en las ocupaciones iniciales de comunidades ceramistas,

produciendo fechados demasiado tempranos para lacerámica. Discrepanciasentre unafechay el

contexto resultantambién de laintrusiónde carbón de ocupacionesposterioresen nivelesanteriores.

Estasituación complica lascorrelaciones entre los fechados y lassecuenciasseriadas.

Algunas diferencias entre las Fases.

Existen diferencias marcadas entre las duraciones de las fases, el total de sitios

ocupados y la proporción entre sitios reocupados y sitios nuevos. La existencia de 14

sitios para las fases Jamarí y Cupuí, que perduraron unos 700 años, y 22 para la Fase

Matapí con una duración de 300 años, implica menor permanencia de la aldea durante la

Fase Matapí. Otro desacuerdo existe en la frecuencia de reocupación de sitios de fases

anteriores. Mientras que solamente un sitio de la FaseJamarí está en un nuevo lugar, 9 de

los sitios de la Fase Matapí son nuevos.

Analogías Etnográficas

Una revisión de las publicaciones etnográficas indica que aspectos del

comportamiento residencial y social reconstruido a partir de la evidencia arqueológica se

mantienen entre comunidades indígenas que conservan sus modos de vida tradicionales.

Estos incluyen: 1) territorios contiguos ocupados por comunidades endógamas que

mantienen derechos exclusivos a los recursos; 2) cambio periódico de la localización de la

aldea con prioridad de reocupación de sitios anteriores; 3) residencia matrilocal y 4)

evitación de los sitios de grupos anteriores.

Territorios Endógamos

La existencia de territorios contiguos bisectados por ríos y ocupados por

comunidades endógamas, se ha registrado entre los Akawaio (Figura 18; Colson 1983-

84), Achuar (Uriarte 1985), Cubeo (Goldman 1979 186) Y Siona-Secoya (Vickers 1983).

Los límites frecuentemente son estables y coinciden con tributarios o rápidos. La explotación

de los recursos se restringe a la comunidad y los derechos son respetados o defendidos

por sanciones sobrenaturales en vez de por guerra (Arhem 1981 :90, Basso 1973). Entre

los Akawaio, "los derechos de usufructo de los ocupantes son respetados por otros hasta el

punto que muchas veces prefieren negociar por una mercancía en vez de tratar de conseguirla

directamente" (CoIson 1983:84-1 10). Entre los Cubeo, "El río es siempre una ruta abierta para

Page 17: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

tVlclrnCI<1 (lrr:¡uc'ologl({J 341

viajar y los viajantes pueden pescar y cazar libremente. No tienen el derecho de construir

instalacionespermanentes, como presaso mostrar otras señalesde residencia como pescando

regularmente en el mismo lugar sin permiso. No existen fronteras en el lado de lafloresta afuera

del claro mismo" (Goldman 1979:45, Conklin 200 1).Entre los Kalapalo, "los miembros de la

aldeatienen derechos exclusivos a los recursos del territOriO. Solamente ellos pueden cortar la

vegetaciónparaplantacionesde mandioca, cosecharcaña,colectarfrutassalvajesy otros productos

vegetales, y explotar recursos acuáticos" (Basso 1973:43).

Traslado y Reocupación de Aldeas

Lasaldeastípicas amazónicas consisten en una sola casacomunal, circular o extendida,

que cambia de lugar cada 10 años aproximadamente por varias razones que incluyen el

deterioro de la casa, el agotamiento de laspresas o de la tierra de cultivo o la muerte de un

ocupante. Elpiso estierra y aunque barrido frecuentemente. tiestos y carbón son implantados

por pisoteo. La investigación de una casa Achuar recientemente abandonada reveló una

acumulación hasta una profundidad de siete centímetros durante unos cuatro años de

ocupación (Zeidler 1983, Stahl & Zeidler 1990, Evans & Meggers 1960:248).

Los residentes originales y sus descendientes conservan los derechos de explotar

sus sitios anteriores de habitación y cultivo, así mismo cuando no los utilizan durante varias

generaciones (Ruddle 1974, Basso 1973:44-45, Butt 1977:5, Zent 1992). La reocupación

de sitios anteriores se ha reportado entre los Kalapalo (Basso 1973:44-45), Tapirapé

(Wagley 1977); Cubeo (Goldman 1979), Akawaio (Butt 1977), Piaroa (Zent 1992),

Yanomami (Hames 1980), Waiapi (Gallois 1981) Y Trumai (Murphy & Quain 1955). Los

Siona-Secoya siguen un circuito durante unos 50 años (Vickers 1983). Los Cubeo reocupan

sitios anteriores después de 10-15 años (Goldman 1979). Los Akawaio "dicen que les

gusta vivir en un lugar porque sus padres o abuelos estaban ahí" (Butt 1977:9) y los Waiapi

quieren regresar donde se han enterrado sus antepasados (Gallois 1981: 16).

Residencia Matrilocal

La residencia matrilocal es característica a través de toda la terra firme y el desarrollo

de variaciones menores en la producción de la cerámica como consecuencia del aislamiento

entre las mujeres y deriva evolucionaria se ha observado repetidamente. Entre los Shipibo,

"existe una interacción intensiva dentro de las residencias o grupos de casas matrilocales y

poca entre ellos. Como resultado de los patrones residenciales que aseguran que las niñas

aprenden de sus madres y otras mUjeres co-residentes, cada comunidad se hace el foco de

un micro estilo permanente" (Roe 1981:65). Entre los Bororo, la aldea está divida entre

dos mitades que muestran diferencias menores en decoración y formas de vasija (Wüst

1987-9). Entre los ceramistas tradicionales de Guatemala, donde la unidad de producción es la

casade familia, lasmuchachasaprenden de un pariente másviejOcon el resu~adoque cadagrupo

local tiene un estilo distintivo (Reina & Hill 1978:21).

Page 18: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

342 Betty J Meqqers I tlJWO Ih M,lIer

Diferencias menores en la frecuencia relativa o la distribución de rasgos cerámicos se

han utilizado por arqueólogos norteamericanos para inferir residencia matrilocal en un sitio

Mohawk prehistórico en el este de América del Norte (Brumback 1985)Y un pueblo prehistórico

en el sudoeste (Longacre 1964).

Evitación de Sitios de Grupos Anteriores.

Aunque se ha prestado poca atención al hecho de evitar sitios antiguos por los

grupos recientes, existen algunos ejemplos. Los Kalapalo no reocupan los sitios de habitación

de los Trumai, que ellos reemplazaron en el alto Xingu (Basso 1973). Entre los Tukano del

oriente de Colombia, "los campos de cultivo o sitios de habitación antiguos, aunque no se

conocen los dueños, constituyen una categoría muy especial del ecosistema. Los Tukano

modernos tienen conciencia que fueron ocupados una vez por 'otra gente' [yJ los aproximan

con admiración reverente. Ninguna de lasplantascomestibles debe ser comida: su consumo

provocaría disentería severa, pero se puede usar todas las semillas. Consecuentemente,

tienen que tomar precauciones durante una visita a un sitio antiguo, tienen que decir un

encanto [yJ observar restricciones dietéticas antes que se pueda aprovechar de la herencia

de los ancianos" (Reichel-Dolmatoff 199680-100).

Comportamiento de Cacería.

La conservación de otros rasgos generales del comportamiento residencial y social

entre grupos contemporáneos sugiere que aspectos de la cacería también pueden ser

una herencia del pasado. Estos incluyen: 1) concentración en pocas de las especies

aprovechables; 2) disminución de la intensidad con el aumento de la distancia de la aldea,

y 3) desplazamiento temporal de todos o algunos miembros de la comunidad hasta una

parte distante del territor-io (Leeuwenberg & Robinson 2000, Johnson 1989, Sponsel

1986, Vickers 1988, 1989). Aunque la mayoría de estos rasgos son intangibles, se puede

evaluar la existencia del patrón concéntrico de intensidad de explotación decreciente con

el aumento de la distancia de la aldea observado entre los Yanomami (Good 1987),

Siona-Secoya (Vickers 1991) Y Yuquí (Stearman 1990).

El poblado Yuquí en el oriente de Bolivia se fundó hace 22 años, durante los cuales

la población ha aumentado desde 73 hasta 103 personas (Figura 13). Su territorio consiste

en un núcleo con un diámetro de 10 km y una ampliación circundante de 5 km, todo

bisectado por el curso ondulado del Río Chimoré Todos de los 358 episodios de cacería

durante 1983 menos dos y todos de los 371 durante 1988 menos 19 se realizaron dentro

del núcleo. Durante este período, una reducción en la caza preferida dentro del núcleo

se compensó por un consumo aumentado de roedores. Esta disminución se atribuye a la

intrusión de colonos dentro de laextensión, que aumentó significativamente la mortalidad de la

fauna y eliminó la región como una fuente de reemplazo en el área nuclear.

Page 19: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

EVidencia arqueológica 343

Figura 13

f:ltell'torlO eJeuna comunidad Y,Jqul en el onente de Bolivia, que consiste en una zona nuclear (A)

mil un diámetro de unos 10 km. donde se realizan la rllilyoría de las cacerías, y una extensión

CllumdzHlte m) Stealman 1990)

Aunque la distribución de los sitios ocupados durante la Fase Jamarí da la impresión que

el territorio fue sub-poblado, la proyección de un área nuclear con un diámetro de 10 km

produce una superposición entre la mayoría de los sitios (Figura 14), Una explotación sostenible

hubiera dependido de la existencia de una densidad humana compatible con la productividad del

núcleo y el acceso a la región circundante para la rotación de zonas de cacería y el reemplazo

natural del área nuclear.

Una estimación independiente de la capacidad de carga humana sostenible fue suministrada

por los biólogos preocupados por el impacto creciente de la cacería comercial. La combinación de

la edad de reproducción, número de progenie, longevidad, impacto de otros predadores, muerte

natural y otras variables para cada especie permite calcular el número máximo de individuos por

kilómetro cuadrado que se puede extraersosteniblemente, Convirtiendo el resultado en biomasa

y dividiendo el total por el requisito nutricional de un consumidor humano establece el tamaño de

la población del núcleo que se puede sostener (Alvard et al, 1997),

Page 20: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

344 Betty J fv10qqers I EurlCO Th Mili"

Varios enfoques, empleando criterios diferentes llegaron a la conclusión que una densidad

humana mayor que I;km2 no es sostenible y que lacapacidad de carga verdadera es probablemente

0.2/km2 o menos (Slade 1998, Clark & Uhl 1984, Robinson 2000, Robinson & Bennett

2000:24, Milner-Gulland etal. 2003, Milner-Gulland &Ak~akaya 200 1:692, Alvard etal. 1997,

Hill & Padwe 2000, Pires 2000). No es probable que el acuerdo entre este resultado y las

densidades de una docena de comunidades indígenas que mantienen adaptaciones sostenibles,

10 de los cuales varían de 0.03 hasta 0.5;km2 y 2 que son menos de 2;km2, sea una coincidencia

(Tabla 1), especialmente en vista de las numerosas prácticas biológicas y culturales que impiden

un aumento demográfico (Meggers 1996: 178-180). La rigidez de este límite se refieja también

en la rápida degradación ambiental que sigue al abandono de las prácticas tradiciona!es y el

establecimiento de aldeas permanentes, mismo con menos de 200 habitantes (Henley 1982,

Yost 1981, Descola 1981, Triana 1987, Kane 1995, Eden 1974, Correa 1987).

Fluctuaciones Climáticas

La existencia de "limitaciones ecológicas persistentes" sobre la agricultura intensiva se ha

documentado extensivamente y confirmada por el fracaso repetido de esfuerzos recientes de

intensificación sostenible de la agricultura (e.g., Alvim 1980, Fearnside 1987, Leopoldo 2000,

Moran 1984, Northcliff & Dias 1988, Perelra & Salinas 1982, Weischet & Caviedes 1993).

Además de las limitaciones de suelo y clima sobre la capacidad de carga humana, laAmazonía ha

Figura 14

lJ

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.• A• 8• A + 8

Los SitiOS de la Fase Jamari del río

de 10 km el modelo de los YlJqul. La

pobi;-¡Clórl

Page 21: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

EVidencia arqueológica 345

Tabla IDensidad humana sostenible de grupos amazónicos.

Densidad Referencia

Estimada con base en la cacería sostenible< l;km2

0.2;km2

< l/km2

<0.2;km2

Bennett & Roblnson 2000: 14Hill & Padwe 2000Milner-Guiland et al. 2003: 351Phlllips 1993 :30-31

Observada0.087;km2

0.17;km2

0.9-1.8;km2

< l/milla2

0.2;km2

0.5;km2

0.03;km2

0.2;km2

0.3/km2

0.025;km2

1.5;km2

0.2;km2

Piaroa: Zent 1998Achuar (Interior): Descola 1981 :628Runa: Irvlne 1989:225Ye'kwana, Yanomamo: Hames 1980:33Siona-Secoya: Vickers 1991:77Huaorani: Mena et al. 2000:58Aché: Hill & Padue 2000:56Tucanoan: Jackson 1983:21Machiguenga: Johnson 1989:215Waorani: Yost & Kelly 1983: 192Yukpa-Yuka: Ruddle 1974:28Ka'apor: Balée: 1994:2

sufrido sequías intermitentes con duraciones e intensidades variadas durante los últimos cinco

mil años como resultado de episodios del fenómeno de ElNiño. Observaciones de los impactos

de conflagraciones provocadas por los episodios relativamente suaves registran la devastación a

corto plazo de la biota y de las poblaciones humanas dependientes (Carvalho 1952, Foster

1982, Carvajal etal. 1998, Saldarriaga & West 1986:363, Meggers 1994, Wright etal. 1999).

Durante el episodio breve de 1972, ladestrucción por incendio de losjardines de una comunidad

Yanomami los forzaron de abandonar la aldea y seguir una existencia nómada de cazadores y

recolectores hasta que lascondiciones se normalizaran (Lizot 1974).Sequíassuficientemente prolongadas para cambiar lavegetación son atribuidas a episodios

mega-Niño ca 1500, 1000,700 Y 400 AP.Una muestra de polen del LagoArarí en el centro de

Marajó en la boca del Amazonas registró el reemplazo de foresta por savana durante estos

periodos (Absy 1982). La existencia de discontinuidades contemporáneas en lassecuencias

arqueológicas desde Bolivia a través de lastierras bajashastael Orinoco indican que comunidades

humanasadaptadasafluctuaciones menores en los recursos de subsistenciano pudieron mantener

su modo de vida tradicional (Figura 15). Estetrastorno se refleja también en los fechados léxico

estadísticospara ladiversificación de lafamilia lingüísticaArawaca y los otros idiomas amazónicos

(Migliazza 1982).

Page 22: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

346 Bctty J MrqCJers! [urreo lh Mrller

Conclusión

La evidencia arqueológica que los indígenas amazónicos conserven comportamiento

residencial y social adoptado hace por lo menos cuatro mil años cuestiona el consenso general

entre los antropólogos que son remanentes diezmados, quienes sub-explotan significativamente

sus recursos de subsistencia (Allen & Tizon 1973, Arhem 1976, Descola 1994, Lizot 1980,

Wagley 1977). Evaluaciones ecológicas y biológicas de la capacidad de carga humana indican que

Figura 15

I I BAJO I NAÑOS LLANOS DE JAMARI BAJO MARAJO I ORINOCO I ::'5

I--_A_P_+-_M_O_X_O_S_-t-__ .__ -+ __ XINGU ~ ,~~ .... ~I~:c:~a~n::~ ~

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Page 23: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

BISLIOTECAfue alcanzada una adaptación sostenible a las condiciones climáticas normales, pero las

discontinuidades arqueológicas y lingüísticasindican que lasmedidas no fueron suficientes para

superar lasrarassequíasde largaduración (Lizot 1993, Price 1990, Schultes 1977). Laexistencia

de una fuerte presión selectiva para que medidas contra las infrecuentes crisis severas sean

incorporadasen ritualesy mitos y desarrollenramificacionesdentro del sistemasocialsehaenfatizado

repetidamente (Halstead & O'Shea 1989, Hill 1984, Posey 1993, Zent & Zent 2002, Eden

1974, Ceron Solarte 1988, Baksh&Johnson 1990, Gross 1975:539, Naikiai 1987:29, Reichel-

Doimatoff 1976, 1990). Enresumen, laevidenciaarqueológica, etnográfica, lingüística,ecológicay

biológicarefuer7-'luno aJotro en lareconstruccióne interpretaciónde laadaptaciónculturaJprehistórica

en laAmazonía.

Mientras que nuestra reconstrucción se basa en patrones inferidos de la evidencia

arqueológica e interpretados en el contexto de teoría evolutiva, comportamiento etnográfico

y limitaciones ambientales, la "premisa básica" de los proponentes del Paradigma Revisado

es "que los nativos amazónicos no se adaptaron a la naturaleza, sino que crearon el mundo

que querían" (Erickson 2003 :457). En base de la hipótesis que las dimensiones de la terra

preta son correlacionadas directamente con el tamaño y la duración de la aldea, ellos

concluyen que "las sociedades urbanas pre-colombinas inventaron métodos exitosos y

eficientes para sostener poblaciones grandes y densas, producir excedentes y manejar basura"

(Erickson 2003: 466. 487). Aunque la terra preta se considera el producto de residencia

permanente, la proponen como la solución de agricultura intensiva. También consideran

que el combustible fue abundante y disponible, aunque reconocen que "esto es extraordinario

en vista de las poblaciones grandes y densas que habitaban los establecimientos

precolombinos" y la probabilidad de deforestación extensiva alrededor de los sitios.

Del mismo modo, aunque la cantidad de material orgánico contribuida a la

formación de la terra preta por la descomposición de cientos de casas se considera

"asombrosa," su origen no se toma en cuenta (Erickson 2003 :478.480). Un establecimiento

permanente de cientos de casas hubiera necesitado una provisión continua de material

para construcción y combustible para cocción. La magnitud de esta demanda está ilustrada

por una sola casa comunal de los Barí en la cuenca del Maracaibo, que contenía 750,000

frondas cortadas de 125,000 palmeras de Geonomo spp., obtenidas de una región midiendo

40 km2 (Beckerman 1977). El techo de una casa Pumé, que contenía 13.498 frondas de

Mouritio ~exuoso, tenía que ser renovado cada 2-3 años (Gragson 1995). La escasez de

palmeras para renovar el techo provoca el abandono de la casaAchuar después de unos doce

años (Descola 1996:60). El mantenimiento de cientos de casas en una sola aldea durante

cientos de años hubiera necesitado un abastecimiento constante de millones de palmeras,

simultáneamente agotando una fuente significativade subsistencia.

Tampoco sepuede asumir simultáneamente que el combustible fue abundante y accesible

y que laselva primaria y secundaria alrededor de laaldea fue remplazada por cultivos y huertas

(Erickson2003). Esinteresante notar lasugerenciaque ladeforestación y consecuente significante

Page 24: EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PARA ELCOMPORTAMIENTO …

348 Bctty J MCYC¡C'ls / tunco Th Mlllel

disminución en la provisión de leña fue un factor en el abandono de la ciudad Maya de Copán,

que tenía una población máxima de unos 12,000 personas (Abrams & Rue 1988, Webster

1997: 149), También, en base de un inventar-io de los árboles en un área de 314 km alrededor

de la ciudad de Cahokia en el valle del Mississippi, se sugiere que la escasez de leña y madera para

construcción fue un factor significativo en su declino (Lopinot& Woods 1993, Milner 1998: 123),

Estas y otras contradicciones tienen que ser resueltas antes que la existencia de poblaciones

densas y sedentarias en la Amazonía pueda ser aceptado,

La reconstrucción del desarrollo cultural en laAmazonía representa un desafio excepcional

para los arqueólogos, comparable al desafío enfrentado por los habitantes indígenas para conseguir

una explotación sostenible de la complejidad ambiental, La escasez de la evidencia arqueológica

hace necesaria la extracción de la mayor cantidad de información posible de las características de

la cerámica y su distribución temporal y espacial. El análisis cuantitativo y la seriación constituyen

un enfoque: los detalles de decoración y forma de vasija proveen un segundo: la teoría de deriva

evolutiva representa un tercero, Una comparación de las interpretaciones resultantes con la

evidencia ambiental, biológica y climática llama la atención a correlaciones que no son evidentes

desde la perspectiva local. Esperamos que los arqueólogos sean incentivados de aceptar el

desafío de refinar los métodos y elaborar las interpretaciones que hemos desarrollado,